MOLAS, Josep Montserrat - de Platonismo y Fenomenología PDF
MOLAS, Josep Montserrat - de Platonismo y Fenomenología PDF
Recibido: 31/05/2017
Aceptado: 08/06/2017
De platonismo y fenomenología
Resumen:
Palabras Clave:
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JOSEP MONTSERRAT MOLAS
DE PLATONISMO Y FENOMENOLOGÍA
Abstract:
After discussing the general situation of the Platonic studies and after some of the
ruptures ocurred in the battles for Plato’s interpretation, the paper shows some of the
latest developments of the research carried out by the research group “Eidos: platonisme i
modernitat”. In connection with the Platonic phenomenology of Jan Patocka, is shown the
intimate connection between Platonism, phenomenology and theater in the work of the
Czech philosopher, as well as his disciple Vaclav Havel. It presents now only a preliminary
development that will focus later on a reflection on the drama of Platonic dialogue.
Keywords:
§1/ Cada una de las vías comunes que pretende conquistar la hermética platónica ha
descrito con mayor o menor provecho una cara o faceta de los textos platónicos. En los
mejores casos, han percibido su propia parcialidad. Poco a poco se impone la necesidad
de un acceso múltiple que permita abrazar la totalidad de la enseñanza platónica como un
todo, en expresión de Jordi Sales Coderch: ¿Hay o no un todo de la enseñanza platónica y
dónde se encuentra1. Tal enseñanza platónica aparece vedada, al menos, por un laberinto
y por un muro: el laberinto resulta ser la naturaleza misma de los diálogos platónicos;
el muro, el que nos señala los límites del jardín de la Academia. El acceso al interior de
ambos ámbitos estaba considerablemente protegido por Platón; ya en su tiempo no
resultaba sencillo, pues se necesitaba, cuando menos, saber geometrizar. Hoy por hoy,
el segundo de ellos ya nos resulta absolutamente infranqueable. ¿Tiene sentido, pues,
luchar por acceder a la enseñanza de Platón? Resulte lo que resulte del empeño, siempre
estaremos ante un Platón irresolublemente ajeno. ¿Debemos pues renunciar y lamentar
nuestra invencible lejanía? ¿O cabe todavía una comprensión parcial que merezca el
esfuerzo? Por de pronto, consideremos el texto de la Carta séptima cuando precisamente
reflexiona sobre la inaccesibilidad inmediata del pensamiento. Según se desprende
del texto, el acceso a la enseñanza de “Platón” está vedado para aquel que no tenga
la paciencia de una larga preparación, la disposición de ánimo resuelta para una larga
travesía, la humildad para desprenderse de sus preciosas creencias y el ocio dispuesto a la
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§3/ Pero el acceso al texto platónico debe realizarse aún por otros motivos. La cuestión
acerca de Platón nos puede interesar, más allá de la especificidad académica sobre el
futuro de la filosofía porque es un tema al que somos aficionados los que de algún modo
estamos afectados, pero que dudo que sea de interés general (más bien temo que sea,
visto desde fuera, el anuncio esperado de su colapso), porque Platón ha visto mejor
que nadie que la filosofía necesitaba vivir en el juego de los discursos y los silencios, las
acciones y las omisiones. Y porque Platón ha mostrado mejor que nadie este juego de
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discursos y silencios, acciones y omisiones: esta mostración u ostensión son los diálogos.
Las mejores nuevas lecturas platónicas nos vuelven a situar ante la pregunta original (¿qué
es filosofía?) pero no tratan tanto de constatar la muerte de la filosofía, como de dilucidar
si es que nunca ha existido y cómo son de difíciles las condiciones de su posibilidad. Para
ello, resultan de gran ayuda las escenas platónicas en las que aquello que pretende ser
filosofía libra su combate en la vida cotidiana. Para ello resulta indispensable atender
que la simulación de las dificultades de la vida filosófica en la vida de la ciudad que son
los diálogos platónicos, es la forma escrita de comunicación que Platón escogió para
presentar la vida filosófica en la vida de su ciudad.
§4/ Harold Tarrant nos informa con claridad de cómo era ya de confusa la interpretación
de Platón en la antigüedad2. Tratando en la primera parte de su libro los problemas
principales sobre los cuales aún se debate nuestra actualidad platónica (“¿Qué tipo de
texto es éste?”, “¿Hay doctrinas?”, “¿Dónde busco las doctrinas de Platón?”), enseñando
en la segunda parte la lucha por apoderarse de Platón o por deshacerse de él y, en la
tercera, proporcionando una sistematización de los datos de la investigación sobre los
testimonios antiguos, Tarrant propone un recorrido por los intérpretes antiguos de Platón
que muestra cómo ellos se debatían exactamente sobre lo mismo que nosotros. Pero hay
algo que distingue nuestra posición de la antigua: hoy disponemos del texto platónico
con una facilidad que no era nada común en la antigüedad. El respeto por el texto en
su totalidad y en su detalle, el respeto por la cosa misma, hoy por hoy, es ineludible e
inexcusable.
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§5/ A grandes rasgos, puede hablarse de dos grandes tendencias en los estudios
platónicos4. El primero es el de aquellos estudiosos que sostienen que Platón defiende una
determinada doctrina positiva. Dentro de este grupo, unos creen encontrar tal doctrina
en los diálogos, y entonces se habla de teoría de la ideas, o de la teoría del conocimiento,
o de la doctrina del alma, o de la teoría del estado, etc.; y otros, basándose en la tradición
indirecta, sostienen que los diálogos aluden a una doctrina cuyos principios sólo habrían
sido transmitidos oralmente por Platón en la Academia. Ante éstos, el segundo grupo
de estudiosos, centrado en los diálogos, concluye que Platón no tiene una doctrina
positiva propia, sino que en cada una de sus obras lo que demuestra es precisamente
la imposibilidad de cualquier doctrina positiva. Platón resultaría, pues, un escéptico.
La lectura no doctrinal aporta las siguientes consideraciones: ¿contienen los diálogos
platónicos la filosofía de Platón o no? Si lo hacen, ¿de qué manera exactamente son obras
de filosofía (distintas de una obra, por ejemplo, de Sófocles)? ¿Cuál es específicamente la
naturaleza de su contenido filosófico y por qué tal contenido puede ser comunicado sólo
bajo la forma del diálogo? Sostenemos que la fenomenología dramática de los diálogos
apunta a la posibilidad de un conocimiento no proposicional. En este punto, debemos salir
del artefacto “literario” y enfrentarnos a la cosa misma: el diálogo platónico cumple su
objetivo más propio cuando desplaza al lector a la cuestión íntima que el diálogo plantea;
no a la cuestión con la que el lector accede al diálogo, sino a la cuestión que el diálogo
plantea. Que esto sea posible, que haya una cuestión propia del diálogo, es con lo que
debe enfrentarse los estudios platónicos.
Ante el texto platónico reconocemos dos peligros evidentes: por exceso y por defecto.
El peligro por exceso corresponde a no guardar la suficiente distancia. Es el peligro de una
muerte dulce, como el que relata Herman Melville en Moby Dick:
3 Jordi Sales Coderch, “Assistir al diàleg, assistir el diàleg”, presentación de Josep Monserrat Molas,
El polític de Plató. La gràcia de la mesura, Barcelona: Barcelonesa d’Edicions, 1999, pp. xv-xxiv.
4 Es de provecho seguir la propuesta de Francisco J. Gonzalez, “A la caça de Plató: una alternativa a
les interpretacions tradicionals”, Comprendre, 1 (1999/2): 127-140 [traducción de Josep Monserrat
Molas]. Cfr. Francisco J. Gonzalez (ed.), The Third Way. New Directions in Plato’s Studies, Boston &
Londres: Rowman & Littelfield, 1995.
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El peligro por defecto corresponde a mirar las cosas desde demasiado lejos. Es un
peligro amargo, fruto del resentimiento. Acostumbra a atribuir a Platón los defectos de
nuestra época (lógicos, políticos, estéticos, éticos o como sean) y que el comentarista,
claro está, no comparte. O acostumbra a atribuir a Platón las virtudes (lógicas, políticas,
estéticas, éticas o del ramo que sea) que al comentarista le agradaría que le atribuyesen a
sí mismo, a los suyos. Todo muy humano. Pero, en cualquier caso, ¿dónde queda Platón?
Debemos tomar como norma de lectura el respeto escrupuloso por las formas y
por la forma del diálogo: guardar distancia es indispensable para mantener las formas.
Tal respeto es lo único que puede evitar que caigamos en la cabeza de la ballena o que
quedemos enbalsamados en la miel de las abejas, y también puede evitar que el texto
quede sometido a nuestro capricho interpretativo.
5 “How many, think ye, have likewise fallen into Plato’s honey head, and sweetly perieshed there”
(Herman Melville, Moby Dick, cap. 77).
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§6/ Las decisiones metodológicas que han hecho estallar los estudios platónicos y que
inspiraron la trayectoria del grupo de investigación “Eidos: hermenéutica y platonismo”
fueron en su momento germinal la continuación de la filosofia husserliana de la crisis
europea en los escritos de Jan Patocka, especialmente Platón y Europa, que modificó
la manera de la tradición filosófica europea7, las aportaciones de la escuela de Tubinga,
que revalorizaron las fuentes de la tradición indirecta sobre las doctrinas no escritas
y renovaron el aspecto sistemático del platonismo, con las críticas pertinentes que
realizamos8, y la manera de trabajar propia de Leo Strauss, Jakob Klein o Stanley Rosen9,
6 Jordi Sales Coderch, “¿Diálogos ‘socràticos? ¿Con y sin areté?”, en Variaciones platónicas, vid.
supra nota 1.
7 Jan Patocka, Platón y Europa, Península, Barcelona, 1991; Ensayos heréticos sobre filosofía de
la historia, Península, Barcelona, 1988. Véase la antología de textos de Patocka y los estudios de
Francesc Fernández, Jan Patocka. La filosofia en temps de lluita, Barcelonesa d’Edicions, Barcelona,
1996, especialmente el texto de Patocka: ‘Platonisme negatiu’, pp. 102-154. La más reciente
aportación, sobre la que volveremos después, resulta la tesis doctoral de Jordi Casasampere,
dirigida por Josep Monserrat y presentada en la Universitat de Barcelona, 2017.
8 Algunas referencias sin ánimo exhaustivo: Hans J. Krämer, Platone e i fondamenti della metafisica,
Milán: Vita e Pensiero, 1982; H. J. Krämer, La nuova immagine di Platone, Nápoles: Bibliopolis,
1986; Konrad Gaiser, Platone come scrittore filosofico, Nápoles: Bibliopolis, 1984; K. Gaiser, Platons
ungeschriebene Lehre, Stuttgart: E. Klett, 1968; Giovanni Reale, Per una nuova interpretazione
di Platone, Milán: Università del Sacro Cuore, 19896; Thomas Alexander Szlezák, Platon und die
Schriftlichkeit der Philosophie. Interpretationen zu den frühen und mittleren Dialog, Berlín: Walter
de Gruyter, 1985. T. A. Szlezák, Comme leggere Platone, Milán: Rusconi, 1991. El libro fue pensado
para acompañar la edición práctica en un volumen de Platone, Tutti gli scritti, ed. a cura di G. Reale,
Milán: Rusconi, 1991. La obra principal de Szlezák es, con todo, la anterior. Debe destacarse la
oposición a tal posición en Alemania: Rafael Ferber, Platos Idee des Guten, Sankt Agustin: Academia
Verlag, 1989. Nuestras críticas a cada una, son accesibles en el Anuari de la Societat Catalana de
Filosofia ( http://revistes.iec.cat/index.php/ASCF ).
9 Leo Strauss, The City and Man, Chicago & London: The University of Chicago Press, 1964 (La ciutat
i l’home, traducció de Jordi Galí i Josep Monserrat, Barcelona: Barcelonesa d’Edicions, 2000); The
Argument and the Action of Plato’s Laws, Chicago & London: The University of Chicago Press, 1977;
Leo Strauss, El problema de Sòcrates, edició i traducció a cura de Josep Monserrat Molas i Vladimir
Olivares, Barcelona, Proa, 2000; Leo Strauss, Jerusalem i Atenes i altres assaigs, edició i traducció
de Josep Monserrat Molas, València: Edicions de la Universitat de València, 2017; Jacob Klein, A
Commentary on Plato’s Meno, The University of North Carolina Press, 1965; Jacob Klein, Plato’s
Trilogy, Chicago & London: The University of Chicago Press, 1977; Stanley Rosen, Plato’s Sophist,
New Haven & London: Yale University Press, 1987; Plato’s Symposium, New Haven & London: Yale
UP, 19872; Plato’s Statesman. The Web of Politics, New Haven & London: Yale UP, 1995; Stanley
Rosen, Filosofia fundadora. Estudis per a una metafísica del present, estudi introductori, edició i
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Saber guardar las distancias nos permite acceder poco a poco a la intimidad platónica
sin ser rechazados. El diálogo platónico no es un tratado ni el texto de una lección escolar.
Los diálogos son, por su origen remoto, una variación de las representaciones mímicas
de Sofrón y Jenarco. En los diálogos no cuenta sólo lo que se dice, sino también lo que
se calla y lo que se hace o se omite. Por otra parte, son variaciones respecto a los logoi
sokratikoi de los que toman las premisas, pero a los que supera en la competición por
conservar la memoria de Sócrates12. Los diálogos están entreverados de seriedad y
jocosidad, de comedia y de tragedia, y ambos aspectos son igualmente importantes13.
El lector asiste como participante mudo a la conversación que tiene lugar ante él:
corresponde al lector-auditor silencioso aceptar o rechazar aquello que se le presenta.
traducció de Xavier Ibáñez Puig i Josep Monserrat Molas, Barcelona: Proa, 2003. Cfr. Rémi Brague,
Le restant. Supplément aux commentaires du Ménon de Platon, Paris: Vrin, 1978 y Jordi Sales Estudis
sobre l’ensenyament platònic, I (1992), II (1996), ob. cit.
10 Antonio Lastra, La naturaleza de la filosofía política. Un ensayo sobre Leo Strauss, Leserwelt,
Murcia, 2000. Josep Monserrat Molas, “Leo Strauss i Plató”, introducción a la traducción de Leo
Strauss, ‘Sobre una nova interpretació de la filosofia política platònica’, en Anuari de la Societat
Catalana de Filosofia, XIII (2001): 49-76. Josep Monserrat Molas & Alessandra Fussi, “A propòsit
de Leo Strauss, Xenofont i Plató”, Anuari de la Societat Catalana de Filosofia, XXIV (2013): 181-196.
11 Al respecto, debe tenerse en cuenta un diálogo platónico muy desatendido, en el cual la pregunta
por lo que sea la filosofía ocupa un papel principal. Nos referimos al diálogo Rivales o también
conocido como Amantes. Cfr. Mi estudio “Rivals o amants: Rivals d’amor. Comentari al platònic
Anterastai”, en Josep Monserrat Molas, Estranys, setciències i pentatletes: Cinc estudis de filosofia
política clàssica, Barcelona: Barcelonesa d’Edicions, 2007.
12 Charles Kahn, Plato and the Socratic Dialogue. The Philosophical Use of a Literary Form,
Cambidge: Cambridge UP, 1996.
13 Es especialmente iluminadora la lectura del final del Banquete donde se nos narra como Sócrates
marcha despierto después de haberse dormido el representante de la tragedia y el de la comedia.
Cfr. Jordi Sales Coderch, Estudis sobre l’ensenyament platònic, vol. II: A la flama del vi, Barcelonesa
d’Edicions, Barcelona, 1996.
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Debe respetarse la distancia entre la escena y el lector para poder situar la mirada y ver
escuchando. El diálogo responde a una estrategia comunicativa que debe valorarse. Los
diálogos no son la expresión aproblemática de la doctrina o del sistema platónico y para
no caer en lo que Charles Kahn ha llamado “la falacia de la transparencia”14, debemos
prestar nuestra atención a un hecho evidente: Platón no aparece en los diálogos, sino
que nos presenta diferentes personajes en una conversación que quiere representar la
vida de la filosofía en la ciudad. No hay con claridad un portavoz platónico15. De poco
sirven las remisiones a otros diálogos si no se tiene en cuenta que el corpus platonicum no
conforma aproblemáticamente una unidad orgánica: el contexto dialógico particular de
cada texto es indispensable para entender cualquier sentencia. En cambio, cada diálogo
es una unidad indisociable de forma y contenido: de nada sirve recurrir a un fragmento
si no se atiende suficientemente al contexto dialógico de donde ha sido extraído y que
le proporcionaba sustento. Debe anotarse con cuidado todo lo que se dice y hace en
un diálogo, el llamado principio de necesidad logográfica: los detalles pueden esclarecer
más que los largos discursos. Es un principio hermenéutico considerar la posibilidad que
Platón no haya dicho nada en vano16. Debe distinguirse la ironía intradialogal entre los
personajes de la ironía platónica, aquella que Platón procura disponiendo la escena, los
personajes, los argumentos, etc.17
14 Ch. Kahn, ob. cit., p. 42. Cfr. Ch. Lamb, ‘On the Tragedies of Shakespeare, considered with reference
to their fitness for stage representation’ (1811), en J. Bate (ed.), The Romantics on Shakespeare,
Londres, Penguin Books, 1997, p. 112, citado por Antonio Lastra, “El carácter literario de las
obras de Shakespeare”, en Caracteres Literarios, II/2 (1999): 14: “Tal es la naturaleza instantánea
de las impresiones que recibimos por los ojos y los oídos en un teatro, comparada con la lenta y
minuciosa aprehensión del entendimiento en la lectura, que estamos dispuestos no sólo a sepultar el
dramaturgo en la consideración que pagamos al actor, sino incluso a identificar en nuestras mentes,
de una manera perversa, al actor con el personaje que representa”.
15 Para una discusión sobre el anonimato platónico, véase L. Edelstein, “Platonic Anonymity”,
American Journal of Philosophy 83 (1962): 1-22. Edelstein insiste con razón en que Platón no puede
ser identificado con ninguno de sus personajes, y en que Platón “always preserves his anonymity,
but conceals himself in various ways, just as he retains the dialogue form in all his works, although
he gives in many variations [...] This use of many marks constitutes a unique feature of Platonic
anonymity” (p. 16). Platón se menciona a sí mismo como presente en la Apología y como ausente
en el Fedón.
16 Jean-François Mattéi, Pythagore et les pythagoriciens, Paris: PUF, 1996, p. 112: “Platon et la
nature ne font jamais rien en vain”.
17 Charles L. Griswold, Platonic Writings, Platonic Readings, New York: Routledge, 1988.
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Mucho antes que Puchner, en su comentario al Sofista de 1983, Stanley Rosen había
usado la expresión ‘fenomenología dramática’, aunque responde a la manera como
entiende a Platón desde su comentario al Banquete de 1968. Para Rosen los diálogos
de Platón son una “medicinal rhetoric or psychiatry in the literal sense of the word”19.
La filosofía, como la retórica médica, se utiliza entre amigos como cura para preservar y
restaurar la salud, no para obtener poder. La filosofía, como Sócrates, dice cosas diferentes
a personas diferentes, mientras que la sofística identifica verdad con persuasión. Para la
18 Martin Puchner, The Drama of Ideas. Platonic Provocations in Theater and Philosophy, New York:
Oxford University Press, 2010.
19 Stanley Rosen, Plato’s Symposium, New Haven and London: Yale University Press, 1968. Aquí
Rosen afirma que una de las preguntas capitales de la interpretación de los diálogos es si Platón
creía haber superado a su maestro con el descubrimiento de la forma perfecta de escritura. A esta
pregunta, Rosen responde afirmativamente.
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Sócrates protegía la acción filosófica con la ironía, reflejada en el texto platónico, pero
el mismo texto platónico se protege con el requisito de una necesaria interpretación para
realizarse. El primer paso para leer a Platón es no leerlo con gafas aristotélicas. Así, el
interés socrático por la cuestión del alma, debe conjugarse con el interés del Forastero de
Elea por la estructura del logos.
La posición que permitiría un acceso al los diálogos de Platón se encontraría entre las
perspectivas de Sócrates y las del Forastero:
20 Ibid
21 Stanley Rosen, Plato’s Sophist, New Haven and London: Yale University Press, 1983, pp. 12-13.
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22 Ibid., p. 16.
23 Citamos de la traducción inglesa: “[S]ince where the reciprocal connexion of the parts and
their relation to the whole is missed, all correct insight into particulars, and all fundamental
comprehension, is rendered impossible.” (Friedrich Schleiermacher, Introductions to the Dialogues
of Plato, Nueva York: Arno Press, 1973, p. 169).
24 Josep Monserrat Molas, El ‘Polític’ de Plató. La gràcia de la mesura, Barcelona: Barcelonesa
d’Edicions, 1999, p. 43.
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25 Jan Patocka, “Criton”, Les Temps Modernes, 53 (1998): 86-87, traducción no autorizada de parte
del capítulo III de Platón. Prednásky z antické filosofie, cursos de 1947 a 1949.
26 Ibid., p. 84.
27 Xavier Ibáñez Puig, “Els testos s’assemblen a les olles. Jordi Sales i Coderch, filòsof»,en Lectures
sobre l’ensenyament platònics. Escrits en homenatge al professor Jordi Sales, Barcelona: Barcelonesa
d’Edicions, 2004, p. 270.
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§8/ Con todo, esta aproximación todavía no es suficiente porque seria necesario profundizar
en dos de los elementos tratados, ‘drama’ y ‘fenomenología’. Para ello deberíamos acudir
al contexto teatral que envuelve desde el inicio y hasta el final la obra de Jan Patocka29,
en primer lugar con algunas muestras de las reflexiones de Otakar Zich (1879-1934),
Jan Mukařovský (1891-1975) e Ivo Osolsobě (1928-2012) autores de teatro y teóricos
de la experiencia teatral que formaron parte del contexto fenomenológico de Patocka,
especialmente a través del Circulo Lingüístico de Praga. Sus reflexiones podrían situarse
como una elaboración de una fenomenología de la experiencia teatral con influencias del
estructuralismo y de la semiótica. Rastrear el interés de Patocka en el teatro nos llevaría
desde este momento germinal hasta su influencia en Vaclav Havel. El teatro resulta un
lugar adecuado para observar que significa la situación en la que los personajes actuan a
través de la acción y la palabra ante un público que debe interpretar su interpretación. La
Estética de Zich sistematiza desde una aproximación fenomenológica reflexiones sobre el
teatro que influirian en posteriores generaciones de teóricos de la escena. Uno de ellos,
Mukařovský, puso en diálogo fenomenología y estructuralismo con el “funcionalismo»,
en un estudio de la multifuncionalidad de las actividades humanas o de la autorealización
humana en el mundo, en la cual la estética es una función principal, como lo es la teórica
con la que se relaciona30. Para Osolsobě el teatro tiene una característica específica, que
es la ostensión. Para que el teatro signifique necesita algo más que mostrar cosas, debe
28 Carta de 1973 a Henry Decleve, citada por Erika Abrams, “Note de la traductrice”, en Jan Patocka,
Le monde naturel comme problème philosophique, Paris: Vrin, 2016, p. 270.
29 Jordi Casasampere, Patokca, Havel, Plató, tesis doctoral dirigida per Josep Monserrat, Barcelona:
Universitat de Barcelona, 2017.
30 Jan Mukařovský, “El lugar de la función estética entre las demás funciones» (1942), “Sobre
el estructuralismo» (1946), “El arte y la concepción del mundo» (1947), en Escritos de Estética y
Semiótica del Arte, Barcelona: Gustavo Gili, 1977, pp. 122-138, 157-170, 302-313.
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mostrar un orden (mundo, kosmos) y para ello debe crear una maqueta o modelo. La
especificidad del teatro está en la contemplación que permite de tal orden creado.
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y no socráticos, los que presenta, por ejemplo, el Forastero de Elea, en una síntesis que
conjugue eros y psykhé, logos y mathema, la posibilidad de la cual es, cuanto menos,
difícil, si no improbable.
En los diálogos hay más que literatura y hay más que sistema. Respecto a Platón,
debemos, primero, restaurar la consideración dramática de los diálogos en su función
de estrategia comunicativa. Platón utilizó la forma del diálogo y la llevó a su máxima
expresión según una estrategia para decir alguna cosa a alguién de alguna manera. El
acceso o vía posible a Platón es el diálogo, con esta dificultad añadida: son treinta y cinco
diálogos singulares. Una pluralidad de vías singulares, no una sola obra, nos informa de
la heterogeneidad noética. En segundo lugar, debemos superar la visión sistemática, no
rechazarla. Platón no ofrece un sistema en el sentido de un conjunto de proposiciones
que pueden derivarse de unos principios o axiomas según unas reglas, pero tampoco
una multiplicación sin orden ni concierto de tratamientos parciales de la realidad.
El problema del uno y lo múltiple son muchos problemas y un problema, el problema
sobre el que trabajamos realizando dicotomías o cualquier otro modo de partición: entre
análisis, dialéctica e intuición se mueve el saber humano. Saberlo situado nos ayudará a
comprender las condiciones materiales de su posibilidad. Atender a ellas no es lo menos
que debe hacer aquel que esté preocupado por la posibilidad de que la búsqueda de la
verdad no sea reabsorbida por la “posesión de la verdad” o la “decepción de la verdad”
en la que comúnmente vivimos33.34
1947, p. 348ss. Para Kojève, que la dialéctica platónica no se cierre en un Concepto la califica como
‘inacabada’; como hegeliano, concibe discursivamente la culminación del proceso y encuentra
imperfecta una dialéctica que deja la síntesis al lector. Ahora bien, si no hay Saber absoluto
(discursivo), que la síntesis final quede para el lector-contemplador y que deba ser silenciosa sería
en realidad la señal de la superioridad de la dialéctica platónica. Cada diálogo sería, entonces, no
sólo una imagen de la dialéctica socrático-platónica, sino una imagen del “todo”.
33 Cfr. Jordi Sales, Coneixement i Situació, edició a cura de Josep Monserrat Molas, Barcelona:
Edicions de la Universitat de Barcelona, 2014.
34 Esta ponencia se enmarca en los trabajos del grupo de investigación 2014SGR507: «Eidos:
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