La Ciencia, Su Método y Su Filosofía
La Ciencia, Su Método y Su Filosofía
Para esto, Bunge inicia con una clasificación de los tipos de ciencia, tomando como
criterio al método, tipo de enunciados y sus referentes, estableciendo que así puede
ser formal como fáctica.
1
Bunge, Mario. La Ciencia, su método y su filosofía. P. 7
hechos, 5) es claro y preciso, puesto que su rigor científico así lo exige y distingue
del conocimiento no científico. Aquí, Bunge resalta que la ciencia tiene una
formulación clara del problema; luego lo complejiza, lo purifica y rechaza; define los
propios conceptos que utiliza; crea un lenguaje propio; y realiza un registro de sus
avances2.
2
Cfr., Ib., pp. 11-14
3
Cfr., Ib., pp. 14-23
genera conocimiento, la manera en que plantea problemáticas y pretende dar
solución a ellas.
Cuando se trata de una singular, su planteamiento puede hacerse del modo “este x
es p”, mientras que los particulares o existenciales serían “algún x es p”, y los
generales serían del modo “todo x es p”.
4
Ib., p. 33
El planteamiento de una hipótesis es necesario someterlo al análisis lógico para
comprobar su validez formal, pero, además de ello, es debido entender que la
hipótesis enunciada no debe ser sino analítica, porque por sí misma en modo no
analítico únicamente se puede dar un tratamiento formal, requiriendo de una
coincidencia con elementos empíricos para mantener su verificabilidad, mientras
que si se plantea analíticamente, se estará dando dentro de sí una probable
comprobación empírica.
5
Ib., p. 34
Bunge señala otras 2 reglas del método científico: recolección y manipulación de
datos conforme a estadística, y no existen respuestas definitivas como tampoco
existen respuestas finales.
De este modo, cuando se relaciona una serie de datos a una teoría, éstos quedan
apoyados por la misma y por su capacidad explicativa. De otro modo, si se tienen
datos de modo separado a la teoría, no se podría verificar puesto que tampoco se
pueden comprender.
La teoría siempre sirve de refuerzo a los datos empíricos, pero también las teorías
son susceptibles de someterse a verificación frente a nuevas teorías, luego de tal
verificación, se estará colocando una nueva confirmación o refutación de la teoría.
Para reforzar una hipótesis deben establecerse varios soportes, puesto que su
importancia radica en que “Cuanto más numerosos sean los hechos que confirman
una hipótesis, cuanto mayor sea la precisión con que ella reconstruye los hechos, y
cuanto más vastos sean los nuevos territorios que ayuda a explorar, tanto más firme
será nuestra creencia en ella, esto es, tanto mayor será la probabilidad que le
asignemos”6. Además, los soportes deben ser tanto racionales como empíricos,
puesto que de modo separado, ni uno ni otro permiten establecer una hipótesis lo
suficientemente fuertes como para ser aceptada.
6
Ib., p. 39
contraposición a los soportes racionales y empíricos, que se encuentran tendientes
a la objetividad.
Es este el motivo por el cual deben ser más decisivos los empíricos y racionales
que los extracientíficos. Y, esto explica el por qué el método experimental por sí solo
no permite una aceptación plena de una investigación puramente experimental por
parte de la comunidad científica.
Para Bunge, el arte no tiene contradicción con la ciencia, puesto que “Si "arte"
significa una feliz conjunción de experiencia, destreza, imaginación, visión y
habilidad para realizar inferencias del tipo no analítico, entonces no sólo son artes
la medicina, la pesquisa criminal, la estrategia militar, la política y la publicidad, sino
también toda otra disciplina. Por consiguiente, no se trata de si un campo dado de
la actividad humana es un arte, sino si, además, es científico”7.
Bunge entiende por extensibilidad del método científico al lugar que ocupa la
filosofía en las ciencias, en cuanto a que tiene una relación e importancia para el
trabajo científico, además, la ciencia misma permite que cobre relevancia la filosofía,
sea científica o no.
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7
Ib., p. 41
La extensibilidad de la ciencia es, entonces, hacia una multiplicidad de conocimiento
debido a que la filosofía de la ciencia le ha dado tal capacidad, no quedándose sólo
en el campo de lo natural, sino que ha llegado al social.
Aquí cabe la pregunta sobre si el hecho de pretender hacer extenso el uso del
método científico hacia todos los campos de conocimiento implica el concebir de
modo dogmático a la ciencia y a su método como único deber ser epistemológico.
Esto implica un debate serio porque la ciencia se caracteriza, entre otras cosas, por
mantener una refutabilidad del conocimiento, o sea, no se permite generar
conocimiento no susceptible de ser cuestionado por pretender ser verdad absoluta,
entonces, el cuestionar la coherencia interna de la ciencia y de su aplicación
específicamente su propia característica de ser perfectible y falible, implica
cuestionar si en realidad es o no es ciencia aquel conocimiento y método que se ha
aceptado como tal.
Conclusión
La ciencia ha nacido como un modo de entender los fenómenos a los que antes se
les atribuía un motivo dogmático, ya sea metafísico o no, ya sea a modo de leyenda
o mito, la ciencia ha permitido encontrar vías para el estudio y la generación de
conocimiento que no sean la vía fácil.
Fácil es decir que una fuerza más allá de lo tangible creó al mundo, puesto que tanto
se desconoce de éste que tal explicación cubre esa deficiencia, entonces, aparece
el dogma para cubrir sencillamente los vacíos que la razón pudiera dejar.
Vale terminar el presente trabajo con una cita que, si bien es extensa, permite
entender de la letra mano de Bunge la gran posibilidad de relaciones que puede
encontrarse entre la ciencia y la filosofía, demostrando que si bien se le ha dado un
trato muy variado, se debe entender que no todos son debidos ni aceptables, puesto
que cuando se utilizan ambas para un objetivo perverso, se estará frente a la
posibilidad de hacer un uso tendenciado, sesgado, arbitrario, fanático, irracional, y
parcial. Y este tipo de usos de la ciencia y filosofía han legitimado muchos
desenfrenos y atrocidades de la humanidad, tales como las guerras mundiales, la
colonización, o la inquisición, donde se han dado explicaciones no científicas
propiamente, pero sí se han legitimado con bases discursivamente aceptadas:
“Si decimos "filosofía de la ciencia", damos a entender que se trata del examen filosófico de la
ciencia: de sus problemas, métodos, técnicas, estructura lógica, resultados generales, etc.[…]
Por "filosofía en la ciencia” o, más exactamente, "filosofía de la filosofía en la ciencia" debiéramos
entender, quizás, el estudio de las implicaciones filosóficas de la ciencia, el examen de las
categorías e hipótesis que intervienen en la investigación científica, o que emergen en la síntesis
de sus resultados. […] Y ¿qué designa "filosofía con la ciencia"? Esta expresión sugiere —
ambiguamente— que se trata de una filosofía que acompaña a la ciencia, que no se queda detrás
de ella, que no especula sobre el ser y el tiempo al margen de las ciencias que se ocupan de los
distintos tipos de ser y de acaecer: que es, en suma, una disciplina que no emplea conocimientos
anacrónicos ni trata de forzar puertas ya abiertas. […], por último, la expresión "filosofía para la
ciencia". Sugiere una filosofía que no se limita a nutrirse de la ciencia, sino que aspira a serle útil,
al señalar, por ejemplo, las diferencias que existen entre la definición y el dato, o entre la verdad
de hecho y la proposición que es verdadera o falsa independientemente de los hechos” 8.
8
Ib., p. 62 y 63