ASP - Eticos y Legales. Eleuterio Gandia. Normas de Comportamiento. Enfermeria 2017
ASP - Eticos y Legales. Eleuterio Gandia. Normas de Comportamiento. Enfermeria 2017
Carrera
LICENCIATURA EN ENFERMERIA
Asignatura
ASPECTOS ETICOS Y LEGALES
Material de lectura
9- “Normas De Comportamiento.
Deontología Profesional”
Eleuterio Gandia. Legislación y Etica Profesional.
Compilación de Cátedra. 2003-2004
Equipo Docente
Lic. Fabia Paz
Dr. Abog. Alejandro Robledo
Dr. Abog. Marcela Otazúa
NORMAS DE COMPORTAMIENTO. DEONTOLOGÍA PROFESIONAL
1.- DEONTOLOGICISMO
En la práctica, los códigos de ética profesional en nuestro país, son elaborados por
los Colegios Profesionales que, tal como los define la ley, “son corporaciones de derecho
público, amparadas por la ley y reconocidas por el Estado, con personalidad jurídica propia
y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines, entre los que se encuentra la
ordenación del ejercicio de las profesiones”.
En la ordenación del ejercicio profesional los códigos han venido cumpliendo una
triple función:
a) Fijar una serie de criterios, de carácter científico-funcional, para el ejercicio de la
profesión de que se trate al objeto de dar operatividad y eficacia a las actividades
ejercidas en el ámbito cubierto por las normas establecidas. Esta función es hoy muy
poco relevante ya que otro tipo de instituciones, asociaciones u organismos la han
asumido en perjuicio de los colegios profesionales.
b) Refundir orientaciones éticas para el ejercicio de la profesión y plasmarlas en
códigos de deontología profesional. En la actualidad es una de las funciones
relevantes de los colegios profesionales. Esta deontología profesional se impone a
los colegiados, aunque no agota las convicciones morales del ejerciente, que pueden
dar lugar a actuaciones que sin contradecir el código, sean de distinto signo, más o
menos exigentes. Así se considera, por ejemplo, que la deontología médica
propugna la abstención en la práctica de la interrupción del embarazo o en
cuestiones de reproducción humana y por otra parte se declara no sancionable al
médico que dentro de la legalidad intervenga en abortos.
c) La posibilidad de imponer sanciones disciplinarias a los colegiados que incumplan
los dictados de los códigos deontológicos. Esta función tiene la particular
singularidad de conferir a éstos relevancia jurídica estatal, lo que viene a conferir a la
deontología ciertas coincidencias con el Derecho en lo que se refiere a la utilización
de un procedimiento típicamente judicial, aunque realizado por autoridades
profesionales en vez de por jueces.
3.- DEONTOLOGÍA PROFESIONAL Y ENFERMERÍA
El profesor Gafo recurre a una obra escrita hace más de sesenta años, como la de
Aikens: Studies in Ethics for Nurses, para hacer referencia a los grandes cambios que se
han operado tanto en la problemática ética como en la imagen de la enfermería.
Probablemente no sea preciso volver la vista tantos años atrás para constatar estos
cambios; como muestra valga un ejemplo, se trata de la promesa firmada que en 1972
realizaban las enfermeras con el título de Ayudante Técnico Sanitario cuando accedían a la
condición de colegiadas en el Colegio Provincial de Valencia, la mayoría de las cuales
siguen actualmente en activo.
El texto literal es el siguiente: “Prometo solemnemente ante Dios, llevar una vida
pura y ejercer mi profesión con devoción y fidelidad. Me abstendré de todo lo que sea
perjudicial o maligno y de tomar o administrar a sabiendas ninguna droga que pueda ser
nociva para la salud. Haré cuanto esté en mi poder para elevar el buen nombre de mi
profesión y guardar inviolable el secreto de todas las cuestiones personales que se me
confíen y asuntos de familia de que me entere en el desempeño de mi cometido. Con
lealtad procuraré auxiliar al facultativo en su obra y me dedicaré al bienestar de todos los
que estén encomendados a mi cuidado”.
El texto, como puede comprobarse, denota una imagen de la enfermería bastante
distinta de la actual. Esto es debido al intento de la profesión desde hace
aproximadamente dos décadas por definirse así misma y por buscar sus propios modelos
de identidad, cuyo resultado es bastante diferente al que se refleja en el texto transcrito.
Los cambios profesionales que se han producido han ido acompañados también de
cambios en la problemática ética de la enfermería, y es lógico que esto haya sido así
porque desde siempre ha sido inherente a la profesión una profunda convicción sobre la
dimensión moral y la relevancia de las actitudes éticas en su trabajo, como fácilmente se
comprueba si realizamos un breve bosquejo histórico.
A grandes rasgos, esta profesión, en el ámbito occidental, hasta finales del siglo
XIX, ha estado muy vinculada a determinadas órdenes y congregaciones religiosas. En
consecuencia, la ética y la práctica de la enfermería estuvo hasta entonces, como puede
suponerse, muy vinculada a la moral católica ya que entre otras cosas el predominio de las
personas que desempeñaban la profesión era el de las enfermeras religiosas.
Este tipo de enfermera religiosa ha dejado una impronta muy marcada en la
profesión. La obediencia por ejemplo, uno de los votos religiosos de la casi totalidad de
órdenes y congregaciones, fue altamente valorada y sentó las bases para actitudes de
subordinación al médico y a la institución hospitalaria, al mismo tiempo que lo que se
esperaba de las enfermeras es que fueran virtuosas y entregadas totalmente a su trabajo.
A finales del siglo XIX se inicia lentamente lo que podemos llamar el proceso de
secularización de la enfermería. Existe bastante acuerdo en la afirmación de que este
proceso empieza a cobrar importancia bajo el impulso de Florence Nightingale y la
creación de la Escuela de Formación de Enfermeras.
Como consecuencia de este proceso se producen también cambios en la
problemática ética y moral de la enfermería apareciendo a partir de 1900 en EE.UU. los
primeros trabajos escritos que tratan sobre la ética para enfermeras. Se caracterizan todos
ellos por poner el énfasis en las reglas de conducta que deben observar, siendo las más
importantes la educación, dedicación al enfermo y obediencia a los médicos y a las
instituciones; consecuencia clara como hemos apuntado de la impronta dejada por la
enfermera religiosa.
3.2.- APARICIÓN DE LOS CÓDIGOS ÉTICOS DE ENFERMERÍA
Esa preocupación por las reglas de conducta que debían observar las enfermeras
que se inicia junto con el proceso de secularización va acabar viéndose plasmada en
compilaciones de reglas o normas de conducta a modo de códigos éticos.
Aunque se ha señalado que el primer código ético incidiendo en las virtudes de
obediencia y fidelidad de las enfermeras y reflejando las características del Juramento
hipocrático de los médicos, fue elaborado en 1893 en un hospital de Detroit; lo cierto es
que la aparición del primer código de la profesión con cierto carácter de oficialidad, hay que
situarlo en 1953.
Efectivamente, el Consejo Internacional de Enfermeras que se había creado en
1899 mostró desde su andadura un interés que fue en aumento por los problemas éticos
de la profesión. Este interés se vio plasmado en un Código Ético Internacional que fue
aprobado en el Congreso de Sao Paolo de 1953. Este código aparecía cuatro años
después de que lo hubiera hecho el de los médicos y se caracterizaba por seguir una línea
esencialmente similar al de ética médica y que, por tanto, insistía en actitudes vocacionales
y de servicialidad.
En 1973, el Consejo Internacional de Enfermeras, consciente de que se habían
producido importantes cambios en la forma de entenderse a sí misma la profesión, adoptó
en la ciudad de México un nuevo código que presentaba con respecto al anterior
importantes modificaciones.
Entre sus características más destacadas señalamos la impronta
predominantemente profesional en contraste con la vocacional del anterior y,
consecuentemente, el paso de una ética de la virtud a una ética del deber. Como deberes
propios de la profesión se señalan el respeto a la vida, la dignidad y derechos de la
persona; el significado no sólo individual sino también familiar y comunitario del servicio de
enfermería; y el claro deseo de hacer desaparecer la relación vertical que mantenían los
médicos con las enfermeras, buscando formas de colaboración más horizontales.
Este código de 1973 es el que venía siendo asumido por los profesionales de
enfermería de nuestro país, y así ha sido hasta 1989, año en que fue aprobado el Código
Deontológico de la Enfermería española que, según creemos, merece una atención
especial en este mismo tema.