Farmacovigilancia en Anestesiologia
Farmacovigilancia en Anestesiologia
Farmacovigilancia en Anestesiologia
FARMACOVIGILANCIA
EN ANESTESIOLOGÍA
ERRNVPHGLFRVRUJ
XII Farmacovigilancia en anestesiología (Prólogo)
Farmacovigilancia
en anestesiología
Editor:
Acad. Dr. Raúl Carrillo Esper
Academia Nacional de Medicina. Academia Mexicana de Cirugía.
Profesor Titular de Posgrado de Medicina del Enfermo en Estado Crítico.
Expresidente del Colegio Mexicano de Anestesiología.
Expresidente de la Asociación Mexicana de
Medicina Crítica y Terapia Intensiva.
Jefe de la UTI, Fundación Clínica Médica Sur.
Editoras invitadas:
Q. F. B. Haidée Álvarez Alcántara
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Química.
Profesora de Asignatura (Farmacoterapia).
Centro de Investigación Farmacológica y Biotecnológica (CIFBIOTEC),
Hospital Médica Sur. Subgerente Laboratorio.
Editorial
Alfil
Farmacovigilancia en anestesiología
Todos los derechos reservados por:
E 2014 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e–mail: [email protected]
www.editalfil.com
ISBN 978–607–741–113–0
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Revisión editorial:
Berenice Flores, Irene Paiz
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
Abril de 2014
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colaboradores
V
VI Farmacovigilancia en anestesiología (Colaboradores)
Contenido
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Haidée Álvarez Alcántara, Miriam Zavaleta Bustos
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Raúl Carrillo Esper
1. Conceptos actuales: farmacocinética y farmacodinamia
en el paciente obeso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Jimena Muciño Bermejo
2. Interacciones farmacológicas en anestesiología . . . . . . . . . . . 17
Miriam Zavaleta Bustos
3. Modelo de farmacia hospitalaria e implementación
institucional de un modelo de farmacia hospitalaria . . . . . . . 31
Haidée Álvarez Alcántara
4. Impacto del profesional de farmacia hospitalaria en la
calidad y seguridad de la atención médica . . . . . . . . . . . . . . . 41
Adriana Muciño Bermejo
5. Farmacovigilancia en anestesiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Paola de Anda Licea
6. Errores de medicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Haidée Álvarez Alcántara
7. Prácticas seguras en anestesia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
Miriam Zavaleta Bustos
Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
VII
Introducción
Haidée Álvarez Alcántara, Miriam Zavaleta Bustos
IX
X Farmacovigilancia en anestesiología (Introducción)
XI
VIII Farmacovigilancia en anestesiología (Contenido)
1
Conceptos actuales: farmacocinética y
farmacodinamia en el paciente obeso
Jimena Muciño Bermejo
INTRODUCCIÓN
1
2 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 1)
diferencia entre el peso total menos el peso libre de grasa (peso magro). Las técni-
cas directas son más exactas en el cálculo de la grasa corporal del individuo; sin
embargo, su medición requiere equipo especial, que no siempre está dentro del
alcance o la capacitación del personal de salud. Las técnicas de medición de la
grasa corporal total incluyen las siguientes:
S Medición del peso por debajo del agua.4 En esta técnica el paciente es su-
mergido por completo en agua para cuantificar el peso/volumen de agua
desplazada. Esta información se combina con el peso del paciente fuera del
agua para calcular la densidad corporal total del individuo. Asumiendo una
densidad constante tanto de la grasa como de la masa magra, se puede calcu-
lar el porcentaje del peso corporal compuesto por grasa. Recientemente se
utilizó también la pletismografía por desplazamiento de aire, en la que se
emplea una cámara llena de aire en lugar de una cámara llena de agua.5
S Medición de pliegues cutáneos. La cantidad de grasa corporal total se co-
rrelaciona con el grosor de los pliegues en determinados sitios anatómicos,6
por lo que la medición del grosor de dichos pliegues proporciona la infor-
mación necesaria para calcular la cantidad de grasa corporal. Esta técnica
depende del operador, además de que en los pacientes con obesidad mórbi-
da pueden no ser suficientes los calibres de los clipómetros.
S Fracción de grasa corporal. Es el análisis por bioimpedancia (ABI). Es
probablemente la forma más utilizada en la actualidad para medir de mane-
ra directa la grasa corporal. En esta técnica se adhieren cuatro electrodos al
cuerpo y después se pasa una corriente eléctrica entre dos de ellos, mientras
que el otro par de electrodos registra el cambio de voltaje que se mueve a
través del cuerpo. La grasa y el hueso impiden el paso de la corriente eléctri-
ca, mientras que el tejido acuoso conduce la corriente gracias a su contenido
de electrólitos, por lo que se puede calcular el porcentaje de peso de grasa.7
S Absorciometría de energía dual de rayos X (DEXA). Se basa en que el
hueso, el tejido magro y la grasa tienen diferentes propiedades de atenua-
ción de los rayos X. En esta técnica se pasan dos haces de rayos X a través
del cuerpo. Según el grado de atenuación de cada uno de los rayos y el sub-
secuente radio de atenuación se usa para deducir la cantidad de hueso y te-
jido blando presente en el recorrido del rayo.8
Las técnicas indirectas de medición de la composición corporal se basan en atribu-
tos del paciente fácilmente medibles, como estatura, peso y sexo. Además del peso
corporal total (PCT), los indicadores de peso y talla utilizados en los estudios far-
macéuticos corresponden a técnicas indirectas de medición de la composición cor-
poral, incluyendo el índice de masa corporal (IMC), la superficie de masa corporal
(SMC), el peso corporal ideal (PCI), el porcentaje del PCI (PPCI), el peso corporal
ajustado, el peso corporal magro (PCM) y el peso normal predicho (PNP).
Conceptos actuales: farmacocinética y farmacodinamia... 3
El IMC es el indicador más utilizado y fácil de calcular, pero no es útil para dife-
renciar entre grasa corporal y peso corporal magro, por lo que no podrá distinguir
entre un IMC superior a lo normal a expensas de músculo (p. ej., en los atletas)
y uno a expensas de tejido graso, por lo que no se ha estandarizado su uso como
medida escalar de obesidad.
Igual que el IMC, el ASC se basa en la talla y no toma en cuenta el sexo. La ecua-
ción original se basa en el principio de que la ASC depende de la altura, el peso
y algunos valores constantes; se puede calcular mediante la fórmula:
El ASC es muy utilizada para el cálculo de las dosis de los medicamentos oncoló-
gicos; sin embargo, tiene utilidad como parámetro de referencia en pacientes obe-
sos, en especial cuando rebasan los dos metros cuadrados de ASC.9
Sin embargo, esta fórmula no es una medida escalar ideal para el cálculo de dosis
farmacológicas, ya que no toma en cuenta la composición corporal.11
Peso magro, o PM
El peso corporal magro es una medida del peso corporal libre de grasa. Está estre-
chamente relacionado con la masa libre de grasa, constituida por el líquido extra-
celular, los músculos, los huesos y los órganos vitales; ambos términos se pueden
usar de manera indistinta.12 Las ecuaciones más frecuentemente utilizadas para
el cálculo del peso magro son:13
S En hombres:
S PM (kg) = 1.10 x PCT – 0.0128 x IMC x PCT, o
S PM (kg) = (9 270 x PCT) / (6 680 + 216 x BMI).
S En mujeres:
S PM (kg) = 1.07 x PCT – 0.0148 x IMC x PCT, o
S PM (kg) = (9 270 x PCT) / (8 780 + 244 x BMI).
Absorción
Distribución
dades del individuo (peso, composición corporal) como de las propiedades fisi-
coquímicas del fármaco (peso molecular, liposolubilidad, grado de ionización,
unión a proteínas plasmáticas y tisulares, y capacidad para atravesar barreras bio-
lógicas). Además de un aumento en el peso corporal total y un aumento en la can-
tidad de tejido graso, la obesidad está asociada a cambios en las proteínas plasmá-
ticas, disminución en la perfusión tisular, peso magro, gasto cardiaco y flujo
sanguíneo esplácnico.
El volumen de distribución (Vd) es uno de los parámetros farmacocinéticos
que más se encuentran alterados en los pacientes obesos. Hanley18 sugirió que el
volumen de distribución esperado al peso ideal del paciente podría servir como
parámetro de comparación para calcular el volumen de distribución esperable pa-
ra el peso real del paciente; en caso de fármacos altamente lipofílicos el volumen
de grasa es un mejor marcador del volumen de distribución esperado. En resu-
6 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 1)
Metabolismo y eliminación
Hipnóticos
Opioides
Agentes inhalados
Bloqueadores neuromusculares
con obesidad mórbida, que presentan retención de CO2, requieren una can-
tidad mucho mayor de pancuronio que los sujetos delgados para mantener
un mismo nivel de relajación, pero cuando la dosis se calcula según el ACT
(que es una medición indirecta estrechamente relacionada con el líquido ex-
tracelular) los requerimientos totales de pancuronio no son significativa-
mente diferentes entre los pacientes obesos y los delgados, por lo que para
evitar un bloqueo neuromuscular prolongado se recomienda utilizar blo-
queadores neuromusculares de acción más corta —como el rocuronio, el
vecuronio o el cisatracurio— en pacientes obesos. En caso de que no existan
más opciones farmacológicas que el pancuronio se debe calcular la dosis
de pancuronio según el PM.46
4. Rocuronio: es un aminoesteroide débilmente lipofílico cuyo efecto dura,
en promedio, entre 30 y 45 min tras una dosis única para intubación de 0.6
mg/kg. Su grupo amonio cuaternario hace que el rocuronio esté altamente
ionizado, lo que limita su distribución fuera del espacio extracelular. Aun-
que se sabe que en los pacientes obesos el volumen de líquido extracelular
está aumentado, se desconoce la forma en que esto afecta la dosis de rocuro-
nio. La duración del efecto del rocuronio se duplica en los pacientes obesos
cuando la dosis se calcula con base en el PCT, en lugar del PCI.47
5. Cisatracurio y atracurio: son benzilisoquinolinas cuya acción tiene una
duración promedio de 30 a 40 min tras una dosis única para intubación de
0.15 mg/kg de cisatracurio y de 0.4 mg/kg de atracurio. Ambos se eliminan
de manera independiente del órgano mediante degradación de Hoffman, lo
que ha impulsado su uso en la población con función renal disminuida; su
acción se prolonga en los pacientes obesos si la dosis se calcula en función
del PCT y del PCI.48
Profilaxis antimicrobiana
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
17
18 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 2)
PREVALENCIA DE INTERACCIONES
Y FACTORES DE RIESGO
Otras situaciones de riesgo las constituyen los pacientes con hepatopatías, ne-
fropatías, terapia de uso crónico (VIH, epilepsia, diabetes), tratamiento en terapia
intensiva, trasplante, cirugía mayor o tratamiento por parte de más de un médico.5
El uso de ciertos fármacos condiciona una mayor probabilidad de tener interac-
ciones farmacológicas (cuadro 2–1).
Interacciones farmacodinámicas
Interacciones farmacocinéticas
Absorción
Distribución
Las interacciones en la fase de distribución se explican por su competición por
la unión a proteínas plasmáticas, desplazando uno al otro de acuerdo con su afini-
dad a la albúmina, por ejemplo. Estas interacciones son comunes; sin embargo,
su relevancia clínica se manifiesta cuando el paciente presenta hipoalbuminemia
o hiperalbuminemia, cuando el fármaco es de estrecho margen terapéutico o
cuando el ajuste de dosificación depende del monitoreo de los niveles plasmáti-
cos.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) con estructura química similar
a la de la fenilbutazona desplazan a la warfarina de su sitio de unión a proteínas,
causando un incremento temporal del anticoagulante en su forma libre. Asimis-
mo, la fenilbutazona inhibe el metabolismo de la warfarina. Ambos mecanismos
incrementan el riesgo de sangrado en el paciente.3
En los pacientes recién nacidos el uso de salicilatos provoca un desplazamien-
to de la bilirrubina de sus sitios de unión a proteínas plasmáticas, condicionando
la presencia de kernicterus en los neonatos.3
Otro posible mecanismo de interacción farmacocinética se manifiesta cuando
ambos fármacos son sustratos de la P–glucoproteína y compiten por ser transpor-
tados por ésta. En uno de los fármacos se reduce el transporte en ciertos órganos,
aumentando potencialmente la absorción gastrointestinal de los administrados
por vía oral, con lo que disminuye la secreción biliar o renal. Las interacciones
entre amiodarona y digoxina ocurren mediante este mecanismo. Algunos inhibi-
dores de la P–glucoproteína son el verapamilo, el diltiazem, la amiodarona, el ke-
toconazol, el itraconazol y la eritromicina.8
Metabolismo
El paso con mayor documentación sobre interacciones farmacocinéticas clínica-
mente significativas es el metabolismo o biotransformación. Las interacciones
se observan a través de una inhibición o inducción del metabolismo, especial-
mente en la fase I, en la que interviene el citocromo P–450, enzima que se presen-
ta en una variedad de 57 isoformas con afinidad por diversos sustratos. Las iso-
formas con mayor actividad metabólica de fármacos (casi 90%) son la CYP3A4,
la CYP2D6, la CYP2C9 y la CYP2C19.5 En el cuadro 2–3 se incluyen los fárma-
cos metabolizados por las isoenzimas mencionadas, que son de uso común en los
pacientes que requieren consulta en el campo de la anestesiología.
Los mayores inductores enzimáticos son el fenobarbital y la rifampicina, los
cuales pueden incrementar la tasa de metabolismo hepático, disminuyendo el tiem-
Interacciones farmacológicas en anestesiología 23
clínicas con este grupo de medicamentos afectan en mayor medida cuando el se-
gundo fármaco posee un estrecho margen terapéutico.5
Por ejemplo, los cumarínicos son inhibidores enzimáticos que en combinación
con la fenitoína pueden incrementar los niveles plasmáticos, aumentando el ries-
go de reacciones adversas. Otro ejemplo son los bloqueadores de los canales de
calcio, el verapamilo y el diltiazem —como inhibidores del CYP–450—, los cua-
les pueden disminuir la CAM de los anestésicos volátiles.1
Es importante recordar que en los diferentes grupos étnicos o entre individuos
pueden existir polimorfismos que afecten el metabolismo de los fármacos; es por
ello que la población de individuos con un metabolismo lento cuenta con un redu-
cido efecto de primer paso e incrementados efectos farmacológicos. Esta situa-
ción también puede afectar el impacto de las interacciones farmacológicas.5
Eliminación
La mayoría de los fármacos son eliminados por vía renal o biliar; durante la pri-
mera los cambios de pH pueden ocasionar el desplazamiento competitivo de fár-
macos, alterando la secreción tubular y reabsorción activa. En un pH alcalino los
fármacos que se comportan como ácidos débiles (pKa 3 a 7.5) se ionizan y son
hidrofílicos, con escasas posibilidades de difundirse a las células tubulares y, por
ende, de eliminarse. Los metabolitos que disminuyen el pH urinario (cloruro de
amonio) aumentan la tasa de eliminación de los fármacos básicos (pKa 7.5 a
10).2,5
Existen pocos estudios de interacciones en niños. Soriano11 estudió los efectos
farmacocinéticos del vecuronio y de anticonvulsivantes de uso crónico en niños
con un promedio de edad de 10 años. Se observó que el tiempo de vida media de
eliminación se redujo en quienes utilizaban fenitoína y carbamazepina vs. el gru-
po control.
Si el flujo sanguíneo renal está afectado durante la eliminación, por ejemplo,
a través de la inhibición de prostaglandinas vasodilatadores renales ante el uso
de AIN, los fármacos que dependen en gran medida de la eliminación renal
—como el litio— se verán afectados. Esto explica la necesidad del monitoreo de
niveles séricos en caso de esta combinación.5
Las interacciones también se pueden observar con los alimentos o con la acción
de plantas medicinales, aunque la información en este terreno es limitada. En el
Interacciones farmacológicas en anestesiología 25
Hasta ahora se han discutido las diferentes interacciones a diversos niveles del
proceso farmacocinético y farmacodinámico; sin embargo, se sabe que algunas
de ellas pueden no ocurrir en todos los individuos. Existen distintas clasificacio-
nes para medir la afectación potencial o real que las interacciones pueden tener
en el paciente, las cuales atienden a la severidad, el inicio del efecto y la fiabilidad
en la documentación de casos.6
Con respecto a la gravedad, los efectos puede ser menores (los efectos se con-
sideran tolerables y en la mayoría de los casos no se requiere intervención médi-
ca), moderados (se requiere intervención médica para tratar los efectos) y mayo-
res (los efectos desembocan en muerte, hospitalización, daño permanente o falla
terapéutica).
Por su inicio de acción se toma en cuenta el tiempo de aparición del efecto ne-
gativo con respecto al inicio del tratamiento. Los efectos se clasifican inmediatos
(0 a 12 h), rápidos (12 a 72 h) y retardados (más de 72 h).
La confiabilidad en la documentación también se puede considerar como una
clasificación de las interacciones, las cuales se dividen en excelentes (múltiples
estudios clínicos controlados —ECS— o un solo estudio clínico y más de dos re-
portes de casos), buenas (un ECS y un reporte de caso), escasas (cuando sólo se
reportan en la información para prescribir o dos reportes de casos, cuando no se
conoce el mecanismo de interacción), pobres (un reporte de caso, sin información
adicional que lo sustente) o teóricas (cuando no existe un caso reportado, pero pue-
Interacciones farmacológicas en anestesiología 27
HERRAMIENTAS INFORMÁTICAS
PARA IDENTIFICAR INTERACCIONES
EpocratesR14
S Contraindicadas.
S Evitar su uso o utilizar con precaución.
S Monitorear/modificar terapia.
S Se recomienda precaución.
Drugs.comR15
Lexi–comp OnlineR6
Además, cada interacción encontrada contiene una explicación de una a dos cuar-
tillas sobre el mecanismo, el monitoreo y otros medicamentos que, por el grupo
farmacológico al que pertenecen, podrían presentar una interacción similar.
Existe una aplicación de prueba para descargar en algunos teléfonos móviles
que opera durante 30 días de manera gratuita.
MicromedexR16
Es una base de datos con costo que posee una herramienta informática para agre-
gar desde 2 hasta 50 medicamentos en búsqueda de interacciones. El resultado
es presentado en términos de interacciones medicamento–medicamento, medi-
camento–alimento, medicamento–etanol, medicamento–tabaco, medicamento–
prueba de laboratorio, medicamento–embarazo, medicamento–lactancia y dupli-
cación de principio activo. Se puede ingresar por medio de la página https://www.
thomsonhc.com/hcs/librarian/PFDefaultActionId/pf.LoginAction/ssl/true, después
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de haberse registrado.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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14. Epocrates. http://www.epocrates.com.
15. Drug interaction checker. http://www.drugs.com/drug_interactions.html.
16. Micromedex Health Care Series. https://www.thomsonhc.com/hcs/librarian/PFDefaultAc-
tionId/pf.LoginAction/ssl/true.
17. Lubomirov HR, Guerra LP: Interacciones medicamentosas. Cap. 31. http://www.nor-
mon.es/media/manual_8/capitulo_31.pdf.
3
Modelo de farmacia hospitalaria e
implementación institucional de un
modelo de farmacia hospitalaria
Haidée Álvarez Alcántara
ÁMBITO INTERNACIONAL
31
32 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 3)
ÁMBITO NACIONAL
das a la salud y la seguridad de los pacientes. Una de las líneas de acción plasma-
das en el Plan Nacional de Desarrollo 2007 a 2012 y en el Plan Sectorial de Salud
2007 a 2012 fue la implementación de un modelo que sirviera de base para el de-
sarrollo de la farmacia en el ámbito hospitalario.1
Desde 2003 la Secretaría de Salud ha realizado diversos esfuerzos para atender
la demanda de la población al surtimiento completo de medicamentos, por lo que
se desarrollaron diversos proyectos para mejorar la prescripción tanto a nivel am-
bulatorio como en hospitalización.
En cuanto al ámbito hospitalario, en 2006 la DGPLADES diseñó un Modelo
de Gestión de Farmacia Clínica para los Hospitales Regionales de Alta Especiali-
dad, y en coordinación con la Dirección General de Calidad y Educación en Salud
(DGCES) inició las acciones para definir el futuro de la farmacia hospitalaria en
México, dando como resultado la propuesta por parte del grupo de expertos —el
documento emitido por la Dirección General de Planeación y Desarrollo en Salud
(DGPLADES) en 2006— adaptado al contexto nacional en México. En 2008 la
DGPLADES inició los trabajos para desarrollar un Modelo Nacional de Farma-
cia Hospitalaria, con el apoyo de un grupo de expertos conformado por autorida-
des en salud, profesionales en salud, químicos, farmacéuticos, académicos, in-
vestigadores y personas pertenecientes a grupos y asociaciones civiles, con lo
cual se logró el objetivo. El documento del Modelo Nacional de Farmacia Hospi-
talaria, se divide en dos secciones:1
1. Hace referencia a las acciones realizadas por la Secretaría de Salud, así
como a las que han de realizar todos los miembros del Sector Salud en el
largo plazo, para iniciar la implantación del modelo a nivel nacional.
2. Muestra la información básica necesaria requerida a nivel directivo y para
el resto del equipo de salud sobre la planeación y la operación en la farmacia
del hospital, haciendo énfasis en el profesional responsable de llevarlas a
cabo, en este caso el farmacéutico clínico.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Para ello el farmacéutico se puede encontrar con dos escenarios posibles: que los
errores de medicación o problemas relacionados con medicamentos ya hayan
sido identificados previamente o bien que no se conozca a ciencia cierta la fre-
cuencia de los mismos ni la magnitud de sus repercusiones; sin embargo, se intu-
ye cuál es la necesidad a cubrir, por ejemplo, el cumplimiento de la normatividad,
una certificación nacional o internacional, la disminución de costos erogados por
parte de la farmacia hospitalaria, el control del uso de medicamentos y el aumento
en el apego de una población específica, entre otros.
En el segundo caso se puede iniciar con una prueba piloto de identificación de
errores de medicación mediante el muestreo aleatorio de casos en los que se desea
incidir. Por ejemplo, si se requiere mejorar el uso de los medicamentos desde el
punto de vista clínico, un estudio de utilización de medicamentos sobre el esque-
ma terapéutico a través de la revisión del expediente permite obtener información
sobre la indicación, la dosis, el monitoreo de los niveles plasmáticos, la duración
del tratamiento,3 el apego a guías clínicas y el impacto de los errores de medica-
ción en el paciente que tengan que ver con la prescripción, transcripción y admi-
nistración.
La limitación de este tipo de recolección de datos es que se atiene a la informa-
ción registrada en el expediente, la cual puede estar incompleta y dificultar el es-
tablecimiento de la causalidad del impacto en el paciente debido al error de medi-
cación.4
Otra herramienta de utilidad para la definición del problema y sus implicacio-
nes es el análisis de modo y efecto de falla (AMEF). Se trata de una metodología
que identifica las formas en las que el proceso (en este caso el de medicación)
falla de manera potencial y las características que hacen fallar dicho proceso; asi-
mismo, pondera el peso de las mismas. Se eligen las causas que obtienen mayor
puntuación, con el propósito de darles prioridad para eliminarlas o de minimizar
el riesgo. En este documento se plantean los pasos generales para llevar a cabo
un AMEF; sin embargo, se recomienda que esta herramienta sea conducida por
un profesional con experiencia o conocimiento en esta materia y que participe un
Modelo de farmacia hospitalaria e implementación institucional... 35
Causa Efecto
Problema
Subcausa
Causa
principal
nosos
Formulaciones elaboradas Medir el número de medica- Número de mezclas intrave-
mentos preparados nosas preparadas
Devoluciones Medir el porcentaje de devolu- Número de mezclas devuel-
ción de mezclas tas/número de preparacio-
nes totales
Sistema de distribución de dosis unitarias
Cobertura Medir el grado de cobertura Número de camas con servi-
del servicio cio de dosis unitaria/núme-
ro de camas censables
Dispensaciones por paciente Conocer el promedio de dosis (Número de líneas de dispen-
unitarias en relación con sación/número de pacien-
los paciente atendidos tes atendidos) x 100
38 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 3)
REFERENCIAS
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40 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 3)
4
Impacto del profesional de farmacia
hospitalaria en la calidad y seguridad
de la atención médica
Adriana Muciño Bermejo
ANTECEDENTES
41
42 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 4)
Factores demográficos
Factores económicos
Factores tecnológicos
Factores sociológicos
Factores políticos
El estudio, la selección y la gestión del material sanitario son algunas de las fun-
ciones que la actual legislación encarga a los servicios de farmacia. El material
sanitario alcanza niveles técnicos de complejidad elevados, con un consumo en
recursos económicos que puede superar al gasto en medicamentos, tanto en valor
como en porcentaje de crecimiento. Sin embargo, el nivel de evidencia científica
que se solicita al fabricante de material sanitario es menor que el que se exige a
una especialidad farmacéutica, por lo que para muchos fabricantes es más renta-
ble la comercialización de determinados productos, como material sanitario en
lugar de medicamentos.
Por otro lado, por ser productos que en la mayoría de los casos no precisan ser
gestionados por los servicios de farmacia, escapan a los procesos de selección de
las comisiones de farmacia, por lo que difícilmente se valoran determinados as-
pectos de este material antes de su introducción en los hospitales, y la documenta-
ción aportada por la empresa dista mucho de la información mínima que acompa-
ña a cualquier medicamento.22
Almacenamiento y distribución
Prescripción y transcripción
Atención farmacéutica25
EL PROFESIONAL FARMACÉUTICO
Y LA ANESTESIOLOGÍA
Los errores derivados del mal uso de los fármacos anestésicos que habitualmente
son de alto riesgo constituyen uno de los principales problemas en la práctica co-
tidiana de la anestesiología. Por este motivo, el objetivo del profesional farma-
céutico es prevenir los problemas asociados a cualquier fase del proceso de uso
48 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 4)
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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5
Farmacovigilancia en anestesiología
Paola de Anda Licea
ANTECEDENTES
Con el objetivo de conservar o recuperar la salud los seres humanos hemos em-
pleado sinnúmero de recursos, algunos con más riesgos que otros. Entre los que
presuntamente poseen más beneficios que riesgos se encuentran los medicamen-
tos, como dice la Organización Mundial de la Salud1 (OMS): “No hay medica-
mentos exentos de riesgos. Una evaluación atenta de los riesgos y beneficios de
los medicamentos promueve la seguridad del paciente”. Los medicamentos alar-
gan la vida de muchas personas, contribuyen a mejorar la calidad de vida y pro-
porcionan beneficios de diversas maneras dependiendo de la condición del pa-
ciente, aunque en ocasiones son capaces de causar daños graves, muchas veces
poniendo en riesgo la vida del paciente. La OMS define la farmacovigilancia
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
51
52 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 5)
éter (utilizado hasta entonces), aunque en 1848 Hannah Greener, una joven de 15
años, murió en el noreste de Inglaterra durante una cirugía menor, probablemente
por fibrilación auricular provocada por el cloroformo. A consecuencia de este he-
cho se nombró una comisión que invitó a médicos de toda Inglaterra a relatar
muertes ocasionadas por anestésicos.3,4 Tal información salió a la luz en 1893,
con el objetivo de promover el reporte de casos de reacciones adversas a medica-
mentos (RAM).
No es posible hablar de la historia y los comienzos de la farmacovigilancia sin
recordar la llamada “tragedia de la talidomida”, ocurrida en 1960; fue comerciali-
zada como antiemético e hipnótico y se utilizó ampliamente en mujeres embara-
zadas durante los primeros meses de embarazo; cuatro años después de su intro-
ducción en el mercado se observó en varios países un gran incremento de la
frecuencia de focomelia (malformación congénita poco frecuente hasta enton-
ces, en la que los niños nacen con ausencia ósea y muscular de los miembros infe-
riores o superiores, o ambos). Con la ayuda de estudios epidemiológicos fue posi-
ble determinar que la causante era la talidomida, por tener un efecto teratógeno,
más las fallas en todos los procesos de comercialización, desde las nulas pruebas
que evaluarían el potencial teratogénico hasta el hecho de que los médicos no de-
tectaron la relación focomelia–talidomida de manera temprana.3 Los métodos de
farmacovigilancia permitieron también detectar efectos benéficos de la talidomida
al encontrar propiedades inmunomoduladoras y su uso en la enfermedad de Han-
sen, aprobado5 en 1998 por parte de la Food and Drug Administration (FDA).
Es inevitable pensar en el número de casos de focomelia que pudieron preve-
nirse; sin embargo, se dio un paso determinante para la implementación de proce-
sos sistematizados para la notificación de RAM, como fue la tarjeta amarilla (yel-
low card) de medicamentos en Gran Bretaña en 1964; en 1968 surgió el Programa
Internacional de Vigilancia de Medicamentos (UMC: Uppsala Monitoring Cen-
tre) de la OMS.3 Las tareas que actualmente desempeña el UMC6 incluyen las
siguientes:
a. Coordinar el Programa Internacional de Vigilancia de Medicamentos de la
OMS y el creciente número de países que lo integran.
b. Reunir, evaluar y comunicar información de los países miembros acerca de
beneficios, perjuicios, efectividad y riesgos de los medicamentos.
c. Informar a las autoridades reguladoras de los países miembros sobre pro-
blemas potenciales con la seguridad de los medicamentos.
d. Colaborar con los países miembros en el desarrollo y el ejercicio de la far-
macovigilancia, siendo la principal fuente de información la notificación
espontánea de RAM por parte de los profesionales de la salud.
En México la Norma Oficial Mexicana NOM–220–SSA1–2002,7 Instalación y
operación de la farmacovigilancia, establece los criterios y bases para la notifica-
Farmacovigilancia en anestesiología 53
ción de toda sospecha de reacción adversa a medicamentos por parte de los profe-
sionales de la salud (que ejercen actividades profesionales para proveer cuidados
a la salud en humanos), siendo de carácter obligatorio en caso de que se detecte
alguna en la práctica de la profesión.
La Secretaría de Salud lanzó en 2007 el Sistema Integral de Calidad en Salud
(SICALIDAD),8 encargado de elevar la calidad de los servicios de salud con un
enfoque en la mejora de la calidad técnica y la seguridad del paciente, la calidad
percibida y la calidad en la gestión de los servicios de salud por medio de la imple-
mentación de proyectos y lineamientos enfocados en las organizaciones, los pro-
fesionales de la salud y los usuarios. Las líneas de acción de SICALIDAD son
cuatro:
1. Calidad percibida.
2. Calidad técnica y seguridad del paciente.
3. Calidad en la gestión de los servicios de salud: institucionalización de la ca-
lidad.
4. Proyectos de apoyo y reconocimiento.
dar, orientar y monitorear dicha terapia, participando en todas las fases del proce-
so de medicación, con una mayor relevancia en la prescripción, la administración
y el monitoreo, por ser las fases en las que más errores se cometen en cuanto a
daño al paciente.
S Motivos no evitables:
S Los efectos que tienen las intervenciones médicas no se pueden predecir
con absoluta certeza.
S No existe intervención médica o medicamento que no tenga algún efecto
negativo o indeseable en alguna persona, en algún lugar o en algún mo-
mento.
S La información sobre acontecimientos poco frecuentes no estará dispo-
nible hasta que no hayan sucedido.
S Motivos evitables:
S Diagnóstico erróneo.
S Prescripción de medicamento erróneo para la enfermedad.
S Dosis erróneas de medicamento correcto.
S Desconocimiento o falta de comprensión de las especificaciones, indica-
ciones, riesgos y contraindicaciones del medicamento.
S Falta de apego al tratamiento por parte del paciente.
S Automedicación sin consejo profesional.
S Consumo de varios medicamentos (polifarmacia) o prescripción de tra-
tamiento a partir de varias fuentes (politerapia).
Farmacovigilancia en anestesiología 55
La OMS establece que al menos 60% de las RAM son evitables. Otras razones
evitables son el uso de medicamentos de calidad inferior a la norma (pudiendo
ser ineficaces y peligrosos) y el empleo de medicamentos falsificados (con ingre-
dientes equivocados que pueden causar incluso la muerte).6
Un evento adverso de la medicación (EAM) ha sido definido por la Internatio-
nal Conference on Harmonization of Technical Requirements for Registration of
Pharmaceuticals for Human Use (ICH)10 como “cualquier suceso médico des-
afortunado que se puede presentar durante el tratamiento con un medicamento,
pero que no tiene necesariamente una relación causal con dicho tratamiento”; en
términos más claros, es un evento que se relaciona en tiempo y forma con el uso
del medicamento. Así, algunos ejemplos de EAM son una prueba de laboratorio
fuera de los límites de referencia, la falta de eficacia e incluso un síntoma o una
enfermedad temporal no intencionada y asociada al tratamiento farmacológico,
por lo que es de crucial importancia diferenciarlos de una RAM.
Las notificaciones de RAM que se envían a la Comisión Federal para la Pro-
tección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) ya no son reevaluadas, pues se
supone que por ser llenadas por profesionales de la salud éstas son verdaderas
RAM; sin embargo, es necesario aprender a diferenciar lo que es una RAM de
lo que probablemente no lo sea. Frente a esta problemática, la OMS identificó
situaciones en las que la detección, notificación y clasificación de RAM es du-
dosa:11
ERRORES DE MEDICACIÓN
Bajo cualquiera de las definiciones anteriores, los seres humanos yerran constan-
temente en muchas de las actividades que realizan a diario, motivo por el cual es
necesario normalizar los procesos, con el fin de disminuir la incidencia de las fa-
llas humanas, en especial en la práctica médica, en la que constituye una necesi-
dad inherente para el cuidado y la mejora continua en la seguridad del paciente.
La definición de la OMS acerca del uso racional de medicamentos indica que
“los pacientes reciben la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las
dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un periodo de tiem-
po adecuado y al menor costo posible para ellos y para la comunidad”.14
Cuando hablamos de un error de medicación nos referimos a “cualquier inci-
dente prevenible que puede causar daño al paciente o dar lugar a una utilización
inapropiada de los medicamentos, cuando éstos están bajo el control de los profe-
sionales sanitarios o del paciente o consumidor”.11
Saul15 menciona que los errores en la práctica médica se presentan principal-
mente por la inexperiencia del personal y la introducción de nuevos procedimien-
tos, así como en pacientes en edades extremas (neonatos, geriátricos), áreas críti-
cas y estancias hospitalarias prolongadas. El número de eventos adversos
prevenibles es importante, porque aunados a los potenciales (cuasierrores) impli-
can un error médico.
El error médico en anestesiología está siempre latente y es multifactorial,
como lo cita López Rabassa,16 quien menciona que un incidente crítico implica
alguna de las dos situaciones siguientes:
El modelo del queso suizo de Reason ayuda a identificar al menos tres principios
que pueden estar presentes cuando ocurre un error en la medicación:
1. Omisión de administración.
2. Extradosis del medicamento indicado.
3. Intercambio de medicamentos: sustitución.
4. Medicamento no prescrito.
5. Dosis incorrecta del medicamento prescrito.
6. Vía de administración incorrecta del medicamento prescrito.
Los medicamentos, los analgésicos, los antibióticos, los sedantes, los antineo-
plásicos, los anticoagulantes y los medicamentos cardiovasculares son los que
están involucrados con más frecuencia en eventos adversos.15,21
Glavin22 reportó un estudio en el que se revisaron 124 260 prescripciones en
19 hospitales del noroeste de Inglaterra, encontrando una tasa de errores de 8.9
por cada 100 órdenes de medicación; aproximadamente 1.7% de esos errores fue-
ron potencialmente letales, pero fueron detectados y corregidos por médicos, en-
fermeras y farmacéuticos de hospital. Los cinco grupos de medicamentos involu-
crados fueron:
a. Analgésicos: 9.7 %.
b. Antibióticos: 6.2%.
c. Broncodilatadores: 5.7%.
d. Antianginosos: 5.3%.
e. Corticosteroides: 5.9%.
Los anestésicos generales (incluyendo benzodiazepinas y flumazenil) alcanzan
0.2%. Asimismo, se indica que un error frecuente es la omisión de la administra-
ción de medicamentos de uso crónico una vez hospitalizado el paciente (lo que
en farmacovigilancia se conoce como “falta de conciliación de medicamentos”),
con 29.8%, infradosis con 11.1%, sobredosis con 8.5% y alergia con 0.3%. La
falta de conciliación de medicamentos es muy riesgosa, especialmente durante
el periodo perioperatorio en pacientes que consumen medicamentos de uso cróni-
co, como los antihipertensivos y los fármacos antianginosos, aumentando consi-
derablemente la morbilidad y la mortalidad.22
El cuidado transanestésico es de suma importancia. Desde el inicio hasta la re-
cuperación posanestésica inmediata hay situaciones de alto riesgo que deben ser
superadas bajo el principio de medicina basada en la evidencia. Gran parte de esta
problemática está incluida en la NOM–170–SSA1–1998,23 por lo que forma par-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
CAPACITACIÓN Y CONCIENTIZACIÓN
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6
Errores de medicación
Haidée Álvarez Alcántara
63
64 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 6)
Prevenibles Potenciales
Reacciones Errores
adversas a potenciales
medicamentos
Errores Errores de
prevenibles medicación
2. Notificación
inmediata al
4. Notificación Ante un error... médico
responsable
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Análisis desde la
perspectiva del 3. Realizar acciones
sistema, es decir, necesarias para
como fallo del sistema resolver el error
y no de los individuos (minimizar el daño)
implicados
Dicho lo anterior, es necesario resaltar que la mejor forma de mejorar los siste-
mas y prevenir los errores radica en analizar los propios errores de medicación
que se producen, con el fin de identificar las causas que los originan.10 Se vuelve
fundamental la creación de un ambiente profesional no punitivo que deseche la
idea de culpabilidad y favorezca la comunicación de los errores que se producen,
el análisis de sus causas y la discusión de las estrategias necesarias para evitarlos.
Para el análisis de los errores de medicación que ocurren en el ámbito hospita-
lario es necesario entenderlos según su gravedad, causalidad y consecuencias,
principalmente. El NCCMERP ha publicado varias clasificaciones sobre errores
de medicación; en el cuadro 6–1 se describe una de las más representativas.11
Los EM se clasifican también en distintos tipos, según su naturaleza. En 1993
la American Society of Health System Pharmacists (ASHP) publicó las directri-
ces para la prevención de errores de medicación en los hospitales, en las que in-
cluyó una clasificación de los EM en 11 tipos (cuadro 6–2).12 El NCCMERP
publicó en 1998 la primera taxonomía de errores de medicación, con el fin de pro-
porcionar un lenguaje estandarizado y una clasificación estructurada de los EM
para su análisis y registro. Los EM se clasificaron en 13 tipos y varios subtipos,
incluyendo algunos no contemplados en la clasificación de la ASHP. Por su parte,
los errores de medicación que se han venido estudiando también se clasifican se-
gún la causa por la que se originaron. En la mayoría de los casos los errores son
multifactoriales, debido a que resultan de múltiples factores o fallas, tanto pre-
sentes en el sistema como relacionados con la organización o procedimientos de
trabajo, con las condiciones de trabajo, etc., y a su vez relacionados con los profe-
sionales que están en contacto directo con todos estos procesos (cuadro 6–3).13,14
Como acabamos de ver, las causas por las que ocurren los errores de medica-
ción son multifactoriales y no son propias del individuo. Antes de concluir este
tema cabe destacar la importancia de la cultura de prevención. En la actualidad
existen diversas instancias especializadas en lanzar estrategias de prevención de
errores como herramientas útiles para los profesionales de salud aplicadas a los
sistemas de salud en pro de la seguridad del paciente; entre ellas están el Instituto
para el Uso Seguro de Medicamentos (ISMP), el Institute for Healthcare Im-
provement (IHI), la Massachusetts Hospital Association (MHA), el Institute of
Medicine (IOM) y el National Quality Forum (NQF), entre otras. Las recomen-
daciones que emiten se basan en los principios fundamentales ya mencionados,
es decir, se enfocan en la reducción de los errores de medicación, en la mejoría
de los sistemas de salud y, a su vez, en la creación de una cultura de seguridad
en los hospitales.1
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
Los errores de medicación constituyen un riesgo latente en cada una de las etapas
del uso de medicamentos. Esto sucede debido a que intervienen un gran número
de profesionales, no sólo del área de la salud, sino de las áreas administrativas,
que además incluyen al paciente y su cuidador.
De acuerdo con el Instituto de Medicina de EUA, a finales de la década de 1990
se condujeron estudios con resultados impactantes para ese momento: un aproxi-
mado de 44 000 a 98 000 muertes por errores de medicación al año, dato obtenido
por la extrapolación del número de ingresos en los hospitales de ese país. Esto
representaba la octava causa de muerte en el mejor escenario y mortalidad por
encima del cáncer de mama, los accidentes automovilísticos y el SIDA.1
En el ámbito de la anestesiología, los errores se presentaron en 0.75% de los
pacientes. En 7.2% de los eventos presentados por un estudio prospectivo en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
71
72 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 7)
ciente, esto no puede ser intencional, sobre todo cuando se habla de los profesio-
nales de la salud, cuya premisa ética de trabajo es primum non nocere.
Ante la evidencia de la presentación de errores de medicación en el campo de
la anestesiología, y tomando que de manera general en los reportes del IOM entre
3 y 6% de los eventos letales antes señalados y la totalidad del resto de los eventos
fueron prevenibles,1 las instituciones y sus profesionales de la salud pueden im-
plementar estrategias que ayuden a minimizarlos, con el fin de disminuir su im-
pacto.
A lo largo del desarrollo de la cultura de seguridad en medicamentos han surgi-
do diversas instituciones internacionales enfocadas en estos esfuerzos.
La Alianza Mundial por la Seguridad del Paciente, encabezada por la Organi-
zación Mundial de la Salud,4 se estableció en 2004 para coordinar, difundir y ace-
lerar programas de mejora a nivel internacional en cuanto a la seguridad clínica.
En 2009 se enlistaron 50 áreas de prioridad, que entre las primeras seis incluyeron
los eventos adversos relacionados con la medicación y los errores de medicación,
así como la coordinación y comunicación que también aplica en el rubro de medi-
camentos, tanto para países en transición como desarrollados. Las actividades
coordinadas por dicha Alianza se orientan a la investigación, metodología de re-
porte y adaptación local de estrategias para disminuir riesgos.
El Institute for Healthcare Improvement (IHI)5 es una organización sin fines
de lucro asentada en Cambridge, Massachusetts, que provee modelos de buenas
prácticas para el cuidado de la salud. Su página de Internet brinda al profesional
de la salud herramientas de mejora en la práctica clínica, incluyendo metodolo-
gías del área de calidad, como el ciclo de Kaizen (planear–hacer–verificar–ac-
tuar) o el Análisis del Modo y Efecto de Fallas, con enlaces para capacitación en
seguridad clínica y boletines de alerta. Existe un apartado sobre seguridad en me-
dicamentos con estrategias para disminuir errores en la conciliación de medica-
mentos, medicamentos de alto riesgo y errores de administración, entre otras.
El Instituto para el Uso Seguro de Medicamentos (ISMP, por sus siglas en in-
glés), con sus divisiones en EUA,6 España,7 Canadá y Brasil, es una organización
con más de 35 años de experiencia que provee un medio para reportar errores de
medicación en los países organizadores, así como un conjunto de estrategias y
boletines especializados en la mejora de los procesos para disminuir los errores
relacionados con medicamentos. Además, la filial de EUA posee un área (MED–
ERSS) que colabora con la industria farmacéutica para evitar los errores que pue-
den ser debidos a etiquetado, marbete, empaquetado y diseño. Esta organización
provee un listado de medicamentos de alto riesgo y propensos a confusión, que
pueden ser la base para las herramientas a implementar en la práctica cotidiana.
La Anesthesia Patient Safety Foundation8 es una institución que brinda infor-
mación, educación, investigación y campañas para proveer seguridad de los pa-
cientes durante el cuidado de la anestesia.
Prácticas seguras en anestesia 73
Los recursos informativos con los que cuenta se centran en el uso de PCA, alar-
mas audibles para monitoreo del paciente, comunicación y protocolos sobre
eventos adversos. Provee una publicación periódica en la que se revisan temas
de seguridad en anestesia.
En México los Criterios de Certificación de Hospitales por parte del Consejo
de Salubridad General fueron homologados con los de la Joint Commission Inter-
national, con el objetivo de priorizar la seguridad clínica. Dentro de los estánda-
res, uno de los Capítulos con mayor importancia es el que habla del uso y el
manejo de medicamentos (MMU). Asimismo, se cuenta con un Capítulo de
Anestesia y Cuidados en Cirugía (ACC).9
tos, capacitación del personal clínico y tipo de notificación, entre otros factores.
Por el contrario, los indicadores obtenidos del sistema de detección de errores de
medicación debe servir para una comparación interna y procurar una disminu-
ción en determinado plazo de tiempo, por ejemplo, por un año.14
Etiquetado seguro
Etiquetado de jeringas15,19
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Durante la práctica anestésica las prescripciones verbales son muy comunes; sin
embargo, éstas pueden ser malinterpretadas, escuchadas o escritas de forma equi-
vocada. La base de datos de EUA, MEDMARXR, contiene cerca de 4 000 repor-
tes de errores de medicación ocasionados por órdenes verbales en todo tipo de
medicamentos.20 Otra fuente de notificación de errores en este mismo país señala
que este tipo de equivocaciones representan 25% de las notificaciones.21
Para minimizar los errores se propone que las instituciones consideren las si-
guientes estrategias:21
Los medicamentos de alto riesgo son aquellos que aun con un uso correcto pue-
den ocasionar un impacto severo en la salud del paciente; dicho riesgo se ve incre-
mentado cuando existe un error de medicación, causando daños graves e incluso
80 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 7)
la muerte. Es por ello que distintas organizaciones colocan este punto como uno
de los primordiales a señalar en la búsqueda de la seguridad en el proceso de la
medicación.
Existen listados de medicamentos de alto riesgo; sin embargo, el primer aspec-
to consiste en identificar los fármacos de alto riesgo en cada organización, los
cuales pueden o no coincidir con los propuestos por el ISMP, como ejemplo.23
Algunas de las medidas generales propuestas por organismos internacionales
para disminuir errores se incluyen a continuación:10,22,24
Uso de la tecnología
Actualmente uno de los apoyos más importantes para disminuir los errores huma-
nos es la utilización de la tecnología informática, sea para la verificación de pro-
cesos o para generar alertas cuando los parámetros son rebasados.
En el momento de elaborar una orden médica los sistemas computarizados de
prescripción (CPOE, por sus siglas en ingles) representan una excelente alterna-
tiva; sin embargo, su costo en términos de adaptación y rediseño del sistema es
importante, pero presenta grandes beneficios para evitar errores.31 Bates2 encon-
tró una disminución de los errores graves en 50% y corrección de dosis erróneas
en 81%, mientras que los eventos adversos no interceptados disminuyeron 84%.
La legibilidad aumenta en un grado importante; sin embargo, los errores debidos
a la falta de conocimiento o experiencia en el uso de medicamentos, los errores
de administración y de confusión de paciente o de medicamento no pueden ser
detenidos con esta estrategia.
La verificación mediante código de barras es un sistema que identifica de ma-
nera cruzada al paciente y el medicamento, generando un registro anestésico
electrónico. Esto se logra cuando todos los medicamentos cuentan con un código
de barras, pues el lector anuncia en una pantalla la medicación e identifica la dosis
y el horario. Éste puede ser modificado si se requiere.2 Esta tecnología se aplica
sobre todo para disminuir errores de administración. MEDMARXR obtuvo 600
reportes en los que aparecía el código de barras como elemento preventivo (70)
o como una causa del error (445). En el primer grupo 73% fue aplicado en la dis-
pensación y el resto en administración para prevenir acerca de un fármaco inco-
rrecto o una dosis errónea. Como se observa, no es una técnica infalible debido
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
a que está rodeada de factores humanos. Los errores reportados en esa serie se
debieron a la falta de etiquetado, etiquetado erróneo, imposibilidad de leer el có-
digo de barras y anular o ignorar las alarmas. Es por ello que este sistema se debe
acompañar de una cultura de doble verificación.29
Mantenimiento de la simplicidad
Los cambios en el sistema que tienden a la simplicidad o los que están basados
en un procedimiento simple son los más efectivos. Por ejemplo, el uso de letra
legible sin marcadores o plumas de gel, las estrategias educativas estandarizadas
y el involucramiento del farmacéutico en el equipo clínico, entre otros.2 Sin em-
bargo, se requiere un seguimiento de cada estrategia implementada y que ésta se
84 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 7)
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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Prácticas seguras en anestesia 85
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86 Farmacovigilancia en anestesiología (Capítulo 7)
A bupivacaína, 77
buprenorfina, 20
abacavir, 12
acidosis
láctica, 12 C
respiratoria, 11
cafeína, 6
adefovir, 12
cáncer de mama, 71
adrenalina, 77
carbamazepina, 23, 24, 26
alfentanilo, 23
cardiomiopatía, 8
alprazolam, 23
cefamandol, 12
amikacina, 6
cefazolina, 11
amiodarona, 22, 23
ciclosporina, 5, 25
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
anfotericina B, 20
cimetidina, 23
atazanavir, 12
cisatracurio, 11
atracurio, 11, 20, 77
cloranfenicol, 23
atropina, 77
cloroformo, 51, 52
colistina, 20
curarina, 20
B
benzodiazepina, 59 D
bloqueo cardiaco, 8
bradicardia, 8 dalteparina, 12
87
88 Farmacovigilancia en anestesiología (Índice alfabético)
daño médico, 57
hepático, 6 erupción cutánea, 48
renal, 7 espironolactona, 25
depresión respiratoria, 20 esteatohepatitis no alcohólica, 1, 6
dexametasona, 23 estradiol, 12
dexfenfluramina, 5 éter, 52
dexmedetomidina, 8 etomidato, 8
diabetes, 19 evento
mellitus, 1, 7 adverso, 57, 59, 72
diaforesis, 20 cardiovascular, 12
diazepam, 6, 23, 77 tromboembólico, 12
diclofenaco, 23
digoxina, 19, 22
diltiazem, 22, 24 F
disfunción orgánica, 54
dislipidemia, 1 falla
disulfiram, 23 hepática, 26
dobutamina, 82 orgánica múltiple, 8
dopamina, 82 fenilbutazona, 22
droperidol, 77 fenilefrina, 21
fenitoína, 19, 23, 24, 25, 26
fenobarbital, 18, 22, 26
fentanilo, 9, 20, 21, 77, 80, 81, 82
E fibrilación auricular, 52
flumazenil, 20, 59, 77
edema tisular, 22 fluoxetina, 23
efavirenz, 12 focomelia, 52
efedrina, 20, 77 fondaparinux, 12
emtricitabina, 12
enfermedad
coronaria, 12 H
crónica, 18
crónico–degenerativa, 54 haloperidol, 23, 77
de Hansen, 52 halotano, 6, 23
enflurano, 6 hemorragia subaracnoidea, 20
entecavir, 12 heparina, 77
epilepsia, 19 hepatotoxicidad por paracetamol,
epinefrina, 20, 21 43
eritromicina, 22, 23 hidroclorotiazida, 79
error hidrocortisona, 79
de medicación, 41, 63, 64, 71, hipema, 26
72, 75, 79, 80, 84 hiperalbuminemia, 22
Índice alfabético 89
hipertensión, 20 metformina, 12
arterial sistémica, 1, 7, 12 metoclopramida, 21
hipoalbuminemia, 22 metohexital, 18
hipotensión, 8 metotrexato, 79
metoxiflurano, 6
metronidazol, 82
I midazolam, 5, 23, 77
mitoxantrona, 79
ibuprofeno, 23, 43 morfina, 20, 21, 77, 81
infarto agudo del miocardio, 12
infección nosocomial, 47, 48
insuficiencia N
hepática, 19
renal, 19 nalbufina, 20
crónica, 10 naloxona, 20, 77
intoxicación por opioides, 20 naltrexona, 20
isocarboxazida, 20 naproxeno, 23
isoflurano, 10, 23 nefropatía, 28
isoniacida, 23, 25 neoplasia, 19
itraconazol, 21, 22, 23 neostigmina, 17, 77
nifedipino, 23
nitroglicerina, 21, 77
K norepinefrina, 20
nutrición parenteral, 46, 47
ketamina, 8, 77
ketoconazol, 21, 22, 23, 25
O
obesidad, 1, 5, 6, 10
L
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
mórbida, 3, 10, 11
omeprazol, 21, 23
lamivudina, 12 ondansetrón, 23
lesión renal aguda, 10, 43 osteoartritis degenerativa, 1
levodopa, 19 oxazepam, 6
lidocaína, 23, 77 oxitocina, 77
litio, 19
lorazepam, 6
P
M paciente
con deshidratación, 43
malnutrición, 43 con hepatopatía, 19
metadona, 20, 23 con hipotensión, 8
90 Farmacovigilancia en anestesiología (Índice alfabético)
ranitidina, 6
reacción adversa, 75 V
remifentanilo, 9, 82
riesgo de sangrado, 22, 26 vecuronio, 10, 20, 24, 77, 82
rifampicina, 22, 23, 25 venlafaxina, 23
risperidona, 12, 23 verapamilo, 6, 19, 22, 24
ritonavir, 12 VIH, 19
rizatriptán, 12
rocuronio, 11, 20
rosiglitazona, 12 W
ERRNVPHGLFRVRUJ