Carlos de Foucauld y El Misterio de Nazareth PDF
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Carlos de Foucauld y el
Misterio de Nazaret
Análisis comparativo de cuatro miradas
Matías Valenzuela ss.cc.
28 de enero de 2013
Istituto di Spiritualità. Corso di Storia della Spiritualità Moderna e Contemporanea, s. XVII – XX.
Porfessore P. José Carlos Coupeau S.J.
…Dedicado a la piccola sorella Annunziata di Gesù y a los hermanitos
y hermanitas de Jesús que continúan ahondando la huella de Carlos
de Jesús…
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I. Introducción. Intención del trabajo y metodología.
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septiembre de 1858, en Stasburgo, Alasacia. A los seis años perdió a sus padres,
y llevó una vida más bien desordenada y sin rumbo hasta que, habiendo dejado
el ejército, a los 24 años (1882), se embarca en un viaje de exploración a
Marruecos, donde comenzará un camino de conversión que lo marcará para toda
su vida. La cual, se extinguirá definitivamente el 1° de diciembre de 1916,
asesinado, por un grupo de nacionalistas islámicos que lo asaltan por su
condición de extranjero, perteneciente a la Francia colonizadora, y el joven que
lo custodiaba, por miedo a la llegada de soldados franceses, le dispara. Muere en
el desierto, que tanto amó, donde será enterrado y llorado por sus amigos
tuaregs.
Nazaret tiene que ver con la kenosis, con el abajamiento, con la pequeñez,
que parecen derrota, locura, absurdo, pero que, tras el misterio de la muerte y
resurrección de Jesucristo, se muestran como caminos de apertura a un modo
más pleno de vida. Esto lo podemos decir ahora, con la teología que disponemos
y los caminos que la Iglesia ha recorrido luego del Concilio Vaticano II. Veamos
cómo entendió y vivió Carlos de Foucauld este misterio.
Esta imitación del Modelo Único, Jesucristo, que podría parecer una rigidez,
en Carlos de Foucauld asume ciertos aspectos que la hacen fuente de mucha
vida. Por un lado, como ya dijimos, está fundada en el amor y lo conduce al
amor, pero a la vez, es una imitación conducida por el Espíritu Santo lo cual va
llevando a Carlos por caminos siempre nuevos e inesperados, de alguna manera
nunca queda fijado en un solo esquema. Parece contradictorio, pero este deseo
de imitación radical y la concentración en un punto del evangelio, la vida de
Jesús en Nazaret, hizo que Carlos, por un lado, estuviera en una búsqueda
constante, que le exigió flexibilidad, y a la vez, le hizo recorrer un proceso.
Podemos ver en el camino de Carlos un progresivo adentrarse en el misterio de
Nazaret, que implicó imprimir acentos diversos al seguimiento de Cristo. Por
otro lado, si bien, él descubre que su vocación es seguir a Jesús, en su vida
nazarena, que conocemos con el nombre de vida oculta, él, al mismo tiempo,
abraza todo el misterio de Cristo, que es misterio de redención, que sale al
encuentro de los más alejados y que se entrega definitivamente en la Cruz.
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¿Cómo llega Carlos de Foucauld a descubrir que su camino de seguimiento
consiste en la imitación de la vida de Jesús en Nazaret? Mandonico indica que
fueron tres los elementos que confluyeron en esta definición. Por un lado, las
palabras de Abbé Huvelin, que Carlos recordará toda su vida: el Cristo ha
elegido para sí el último puesto, de tal manera, que nadie se lo podrá arrebatar.
Esto hizo que Carlos viera a Jesús como un pobre y, más aún, como el último
entre los pobres.
En segundo lugar, hubo una experiencia, que puede parecer menor, pero que
habiéndola vivido en el tiempo de su conversión, cuando comenzó a buscar el
modo de consagrar su vida a Dios, lo marcó fuertemente. Visitó la abadía de
Fontgombault y fue recibido por un monje vestido de manera sucia y con la ropa
raída. Ese encuentro, muy simple, le causó tal impresión che alimentó su deseo
de imitar a Jesús en su condición de pobre obrero de Nazaret. Fue un progresivo
reconocer que ese era su camino, y el que Dios quería para él.
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En este período, comienza a meditar sobre la vida de Nazaret y la ve como un
hogar, muy íntimo, donde José y María, llenos de estupor, están
permanentemente en la contemplación de Jesús, no apartados en el desierto,
como Juan el Bautista, sino que en medio del quehacer cotidiano, y en medio de
su pueblo. Pero se trata de un estilo de vida silencioso, casi monástico. Es decir,
en este período de su búsqueda, Carlos transfiere al misterio de Nazaret, todo lo
que él valora de la vida contemplativa1. Caracterizándola, como una vida
cotidiana, regida por la ley del trabajo2, y en especial del trabajo manual, y, a la
vez, orientada por ciertos valores, en particular, la humildad, la pobreza y la
abyección, manifestada en la elección del último puesto3.
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bienamado hermano, él encuentra su vocación y su manera de participar, con
Cristo, en la obra de la redención”5.
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contrario, está jalonada por el anhelo de ir, y llevar a Jesús, a los últimos de la
tierra, es decir, hay un deseo de encuentro y de anuncio del evangelio, sin dejar
nunca su modo nazareno de realización. En Beni Abbès él se verá exigido por
mil requerimientos y será justamente la caridad fraterna la que comenzará a
romper el cuadro tradicional de la vida monástica, hasta el punto de que él en un
texto diga que si alguien quiere venir a acompañarlo tendrá que estar dispuesto a
vivir sin regla. Ahí comienza a vivir como hermano universal, haciendo de su
vida una pro-existencia, es decir, una vida entregada a Dios, en el don de sí
mismo a los hermanos. Como Jesús7.
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Tamanrasset se transforma en un lugar donde la vida de Nazaret se traduce en
un apostolado de humilde presencia, entre estos hermanos que siendo los más
alejados, están excluidos del anuncio de Cristo y de su evangelio. Aquél anuncio
que Carlos entiende encarnar y testimoniar en la gratuita oración de intercesión
y en el hacerse todo para todos, en el amor. Entre los tuaregs, Nazaret, llega a
ser una experiencia, en la normalidad de la vida de un pueblo perdido en el
desierto, se consagra para que también estos hermanos puedan descubrir la
salvación de Cristo9.
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III. Nazaret según Bazin, Six y Sequeri.
René Bazin
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soledad, la abyección, el trabajo muy humilde y la oscuridad completa,
abrazando así, “la existencia oscura del Dios obrero de Nazaret”13.
“Nosotros, los franceses, tenemos en África dos deberes esenciales que cumplir. El primero es
la administración y civilización de nuestro imperio del noroeste africano. Argelia, Marruecos,
Túnez, el Sahara y el Sudán, forman un inmenso y magnífico imperio de un solo bloque, que
tiene tal unidad por primera vez. ¿Cómo asegurarnos ese imperio? Civilizándolo, trabajando
en elevar a sus habitantes, moral e intelectualmente, hasta donde sea posible. Los hombres de
nuestro imperio africano son muy diversos: unos, los berberiscos, pueden llegar rápidamente a
parecerse a nosotros; otros, los árabes, son más lentos en asimilar el progreso; los negros son
muy distintos unos de otros. Pero todos se hallan capacitados para el progreso.
El segundo deber es la evangelización de nuestras colonias. Ahora bien; ¿Qué hacemos para
la evangelización de nuestro imperio noroeste africano? Puede decirse que nada. En Argelia,
Túnez y el Sahara, los únicos sacerdotes que se ocupan en la evangelización de los indígenas
son los Padres Blancos”. R. BASIN, Carlos de Foucauld, p. 369. “Al padre Foucauld se debe
que Tamarasset se halle en una situación relativamente floreciente; son sus consejos y su
ejemplo los que han inducido a numerosos tuaregs a cultivar la tierra generosa que les permite
vivir”. R. BASIN, Carlos de Foucauld, p. 382.
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momento. La carta es muy hermosa porque da cuenta de la estrecha relación y el
cariño que se estableció entre Carlos y las personas a quienes entregó su vida16.
El texto de René Bazin, que es una historia novelada, sigue siendo valioso
para acercarse a la figura de Carlos. Sabiendo que se inscribe, más bien, en el
género “vida de santos”. En cuanto al misterio de Nazaret, no muestra la
fraternidad como un aspecto de la búsqueda de Foucauld que se abre a
modalidades nuevas, en su fidelidad al amor. Entiende esto último como una
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consecuencia, en un camino donde la prioridad será más bien el silencio y la
soledad, en la dinámica del anonadamiento17.
Six, en 1958, escribe una obra que busca mostrar las raíces de la
espiritualidad de Carlos de Foucauld en la Escuela Francesa de Espiritualidad,
que habría bebido a través de su director espiritual, el Abbè Huvelin18. El texto
se ha convertido en un libro de referencia a la hora de conocer el camino del
hermano Carlos, pero a la vez ha sido criticado. Primero, porque estudia
ampliamente el tiempo en que Carlos habita en Nazaret dejando de lado el
período de el desierto. Habría, en el texto, además, una tendencia a
espiritualizarlo y descontextualizarlo. Olvidando, por otro lado, que en la Trapa
Carlos leyó también a los maestro españoles, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz.
Por último, está el hecho de que al enfatizar el vínculo con la escuela francesa,
que es indesmentible, de pasada desconoce la originalidad del recorrido de
Carlos, que se expresa, sobre todo, en la puesta en práctica de aquello que había
contemplado, llevándolo a una libertad y radicalidad cada vez mayor.
“El hermano Carlos acepta complacido desperdiciar su tiempo para atender a sus
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Veamos dos textos que muestran esa perplejidad, que tanto Six como Carlos
expresan, y que claramente Carlos vivió.
“Como en el momento de su llegada a Beni Abbés, fray Carlos – en Tamanrasset
- piensa poder vivir la vida solitaria de Nazaret. Ahora bien, por lo que a la
soledad se refiere, pronto se ve invadido por visitas tan frecuentes como en Beni
Abbés. Ante esta situación, no tiene sino que pronunciar su fiat, y el 16 de
septiembre escribe a su prima: ‘Mucho me felicito de haberme instalado en este
país y en este punto del país. Aquí hay pocos habitantes fijos, una veintena de
pobres chozas diseminadas sobre un espacio de tres kilómetros; pero hay muchos
nómadas alrededor. Es el corazón de la tribu nómada más fuerte del país. Los
nómadas y los escasos sedentarios han adoptado ya la costumbre de venirme a
pedir agujas, medicinas y los pobres, de cuando en cuando, un poco de trigo…
Estoy abrumado de trabajo, pues quiero terminar lo antes posible un diccionario
tuareg – francés y francés – tuareg. Como me veo obligado a interrumpir a cada
momento el trabajo para ver indígenas o realizar menesteres menudos, esto
adelanta poco. Trabajo poco de manos y tengo muchas ganas de hacerlo. Pero al
mismo tiempo que monje, soy sacerdote, sacristán, misionero’”19.
22 “Entre quienes han visto a Carlos de Foucauld como un militar asesinado en una colonia de
la madre patria por razones políticas (en sentido positivo) o como un espía al servicio de los
militares (en negativo) o como un ermitaño perdido en el desierto muerto a causa de su fe, o
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Pierangelo Sequeri
Por un lado, Sequeri, nos muestra el hecho que llevó a Carlos a dejar la
Trapa en búsqueda de una vivencia más radical de lo que reconocía como su
llamado. Fue el encuentro con un obrero que moría en condiciones de mucha
pobreza, frente al cual sintió que su vida monástica, con toda su ascesis, de todas
maneras resultaba más confortable que la de sus vecinos23. Esto lo lleva a
constatar que ninguna Congregación ofrecía la posibilidad de reproducir las
condiciones de vida que el Hijo había abrazado históricamente24. De este hecho
y de las palabras de Carlos Sequeri desprende dos reflexiones. Para Carlos
habría una relación inseparable entre la identidad de la forma histórica, es decir,
el modo concreto de vida, y la esencia cristológica de la misión del Hijo25. De
algún modo, en esa concreta manera de vivir, se realiza la misión del Hijo, y por
lo mismo, tiene un carácter teologal, no es una casualidad. Esa pobreza, esa
inmersión en el mundo humano, desde los más pequeños, estarían desde siempre
en el plan de Dios, y en el modo de llevar a cabo la Encarnación. Por otro lado,
la ascética no estaría dada por prácticas de piedad, sino más bien, por una
imitación de Nazaret, que encuentra su rigor en la normalidad del contexto,
como un sabio investigador y explorador que contribuyó a dar a conocer la cultura y la lengua
Tuareg, etc, en definitiva, la Iglesia ha encontrado una síntesis beatificándolo como sacerdote
y, por lo tanto, ni como un momje, ni como un eremita, ni como un científico, sino que todo
ello es asumido y superado en su ser sacerdote-alter Christus- ostensorio de Cristo”. Palabras
de Piccola Sorella Annunziata di Gesù, fallecida el 18 de enero de 2013, tomadas de una
conferencia dada a las Hermanitas de Jesús.
23 Cf. P. SEQUERI, Charles de Foucauld, il vangelo viene da Nazaret, p. 33.
24 Cf. P. SEQUERI, Charles de Foucauld, il vangelo viene da Nazaret, p. 29.
25 Cf. P. SEQUERI, Charles de Foucauld, il vangelo viene da Nazaret, p. 30.
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donde aquellas condiciones exigentes están ya dadas, siendo vividas por todos,
porque son las condiciones humanas de vida, y no reconstrucciones religiosas26.
Dejándose conducir hacia una forma doméstica de la vida religiosa y de la
evangelización27.
da Nazaret, p. 38.
31 P. SEQUERI, Charles de Foucauld, il vangelo viene da Nazaret, p. 18.
32 “En el imaginario espiritual de Fratel Carlos, Jesús de Nazareth es desde el inicio el Hombre
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haciendo suya nuestra carne y todas sus vicisitudes, sin escatimar nada, como
una semilla que cae en tierra, y es cubierta, pasando inadvertida,
transformándose ella misma en tierra, muriendo, posibilitando así que brote una
planta nueva. Nazaret es Encarnación y, por lo mismo, es salvación, porque Dios
salva asumiendo en sí todo lo que somos, incluido el pecado. Nazaret no es
preparación para la misión ni mera condición histórica, es ya cumplimiento de la
misión del Hijo, y no sólo prolongación de la infancia y de Belén, es misterio
del Jesús adulto33.
IV. Conclusiones.
Por otro lado, Nazaret, para Carlos, es estar junto a María y José en
la contemplación del misterio de Cristo, a través de la adoración
eucarística y la meditación del evangelio, colaborando de este modo en
la obra de redención.
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uno más, dejándose ayudar y sanar, reconociendo en la hermandad, la
necesidad de la reciprocidad. Se transforma en ocultamiento por
inmersión en la vida común, es uno más, porque es hermano de todos,
y es, como todos. Sabemos que Carlos fue ordenado sacerdote y amó
su ministerio por la posibilidad de celebrar la eucaristía, y llevar a
Jesús, en el sacramento, irradiándolo desde donde se encontraba, en
medio del desierto. Pero ese sacerdocio, lo vivió desde la condición de
hermano, siendo uno más, entre todos.
V. Bibliografía.
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