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Análisis Del Poema ''Amor Constante... ''
Análisis Del Poema ''Amor Constante... ''
COLEGIO DE LETRAS
Contexto histórico previo al análisis de todo poema o lo que nos enseñan a hacer cada
semestre
La Literatura Española de los Siglos de Oro destaca por el portento y variedad de obras y
autores que la hacen relucir ante otras corrientes y etapas dentro de la Literatura Universal.
que, si un escritor dentro de los monstruos de la naturaleza existentes quiero destacar, entre
otros, no sería sino, comentaba Dámaso Alonso: ‘‘el mejor de la Literatura españolai’’. Si
bien lo anterior, creo todavía, debería discutirse sobremanera, parto del avasallador
pronunciamiento para pasar al análisis de uno de los, y aquí ninguna duda, mejores sonetos
de la historia. Síntesis previa a toda adulación, quiero indicar a detalle una de las mejores
obras de unos los mejores autores, según que, decía Borges: ‘‘Quevedo no es inferior a
nadieii’’. Lo que, todo caso, anuncia una intención… Quevedo sería superior a todos.
Amor constante más allá de la muerte: Cerrar podrá mis ojos la postrera / sombra que me
llevare el blanco día, / y podrá desatar esta alma mía / hora a su afán ansiosa y lisonjera //
mas no, de esotra parte, en la ribera, / dejará la memoria, en donde ardía: / nadar sabe mi
alma el agua fría / y perder el respeto a ley severa. // Alma a quien todo un dios prisión ha
sido, / venas que humor a tanto fuego han dado, / medulas que han gloriosamente ardido, //
su cuerpo dejará, no su cuidado; / serán ceniza, mas tendrá sentido, / polvo serán, mas
polvo enamorado. Ahora bien, para analizar el soneto expuesto desde una perspectiva más
allá de las generalidades, en el campo de sentidos literarios, debemos ubicarnos, ante todo,
en el contexto sobre el cual se enmarca, el Barroco literario español, los Siglos de Oro.
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Movimiento recorrido por los cambios y contrastes que vivía la sociedad española a causa
contraste y nuevas formas de expresión después del renacimiento. Sobre esto, comenta
vive en una época crítica y procesa numerosos datos que reelabora en claves diversas: nada
de extraño tiene que haya en su obra elementos muy diversos y hasta contrarios iii’’. Lo
contrarios en su significación por parte de Quevedo, rasgo, al mismo tiempo, propio del
Barroco; del igual modo que el tema y preocupación por la muerte, por el contrario del
Quevedo: ‘‘en el siglo siguiente (XVII) la conciencia humana, ‘‘aislada del tiempo
exterior’’, se siente separada de su propia existencia; de ahí que ‘‘se halla reducida a una
existencia sin duración. Es siempre conciencia del instante actualiv’’, y, agrega más
adelante: ‘‘por ello la existencia llega a ser un estado de perpetua oscuridad donde reina la
confusión entre los valores de la vida y los de la muerte. Aquí nos hallamos frente a una
observan cuestiones mucho más profundas rescatadas. De aquí que Emilia Navarro de
los conceptos metafísicosvi’’; es claro, tal como apunta Fernando Lázaro Carreter sobre el
poema, en su artículo: Quevedo, entre el amor y la muerte, indica: ‘‘nos acercamos, pues, a
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uno de los poemas hoy más leídos de Quevedo, y a uno de los pocos suyos bien e
Lo primero que tenemos que indicar es la composición métrica del texto, el que, sin
cambiar la tradición española del mismo, consta de versos endecasílabos, es decir, de once
sílabas cada uno, nótese, por supuesto, el uso de sinalefas y conteo silábico de la poesía. A
su vez, la estructura de la rima es ABBA y ABBA (abrazada) en los cuarteros, y CDC, DCD
(encadenada o alterna) en los tercetos; además de ser consonante en todos los versos.
Cabría mencionar también el uso contante del hipérbaton (cierta alteración sintáctica) en los
versos primero, tercero, sexto y octavo. En el sexto, por ejemplo, al mencionar: dejará la
memoria, en donde ardía. Asimismo, las metáforas son diversas: dos de ellas: la postrera
sombra por la muerte, y el blanco día por la eternidad. Al mismo tiempo, las
Es de mencionar, con todo lo anterior, el uso que Quevedo hace de tales metáforas y
alusiones con una fuerza y proporción inmensa, por ello que el autor tenga a la hipérbole
como uno de sus mayores recursos. Rasgo formal por el que Antonio Alatorre dijera que
‘‘de los recursos retóricos tradicionales, el más constantemente utilizado por Quevedo para
Sin embargo, para mayor énfasis en las cuestiones fonéticas derivadas del uso de cierto tipo
de acentuación y entonación en los versos, ampliemos el análisis del verso y sus partes.
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Las sílabas tónicas irán en negritas, y aquellas en que recaigan los acentos de intensidad
Ce-rrar-po-drá-mis-o-jos-la-pos-tre-ra.
Este endecasílabo “a minori”, se considera “a la francesa” con cesura épica tras la 4ª sílaba,
que es final de palabra, rasgo que mostrará el bellísimo efecto de este tipo de acentuación y
cesura). El verso acaba en un adjetivo que califica al sustantivo que inicia el verso 2º; se
“encabalgamiento”.
som-bra-que-me-lle-va-(re el)-blan-co-dí-a.
Endecasílabo enfático.
y-po-drá-de-sa-tar-es-(ta al)-ma-mí-a
procura situar los acentos de intensidad o principales al final de palabra aguda; tal como
sucede en la 3ª y la 6ª.
De nuevo un sáfico a la francesa con cesura épica tras la 4ª sílaba, final de la palabra aguda,
y no es casual sino muy buscado por los efectos embellecedores. También es de notar el
uso de la figura retórica del hipérbaton que anticipa (en un conceptista como Quevedo) su
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5 mas-no-(de e)-so-tra-par-(te en)-la-ri-be-ra
Endecasílabo “a minori”, sáfico a la francesa, aunque esta vez sin cesura épica.
7 na-dar-sa-be-mi-lla-ma-(la a)-gua-frí-a,
acento en la 3ª, contiguo al de intensidad en la 2ª, pero apenas altera para nada el ritmo pues
el acento en la 2ª, final de palabra aguda domina con autoridad al que le sigue dejándolo
8 y-per-der-el-res-pe-(to a)-ley-se-ve-ra.
De nuevo endecasílabo. “a minori”, sáfico a la francesa con cesura épica tras la 4ª sílaba,
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Sáfico a la francesa con dos peculiaridades según Francisco Redondoix:
segundo acento, que corresponde a la 8ª sílaba del verso, recae la intensidad especial
12 su-cuer-po-de-ja-rán,-no-su-cui-da-do;
Endecasílabo “a maiori” o heroico. A destacar la elegante eufonía que se atribuye, por una
parte, a la ausencia de sinalefas, y por otra, al caer el acento temático de la 6ª sílaba en final
de palabra aguda.
13 se-rán-ce-ni-za,-mas-ten-drá-sen-ti-do;
14 pol-vo-se-rán,-mas-pol-(vo e)-na-mo-ra-do
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Endecasílabo “a minori”, sáfico a la francesa con cesura épica tras la 4ª sílaba, final de
palabra aguda. Y este verso es quizá, como corresponde al verso final de uno de los mejores
Resumen:
FEMFFMHMSFFHSF
De todo ello cabe destacar la estructura polirrítmica del soneto en cuestión, con
predominancia de los versos sáficos, y con una clara insistencia en los sáficos a la francesa
con cesura épica tal como indica Francisco Redondox. No obstante, y una vez expuesto un
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Análisis de un posible significado o lo que Quevedo quiso decir de lo que, debe suponerse,
hemos descubierto
En primera instancia, debemos comprender como lo Americe Castro, que para Quevedo:
‘‘la vida presente es mero lugar de tránsitoxi’’, y como indica Navarro de Kelley: ‘‘la
muerte es para él una presencia inmediata en todo momento, y la vida se puede reducir a
Esto es nítido desde los primeros versos, en los que podemos notar la alusión al momento
de la muerte y lo que consigo viene: la eternidad. Sin embargo, para la segunda estrofa,
Quevedo expone la resistencia que el alma mía, la memoria, sabrá hacer frente a la muerte,
la que, en esta estrofa, es relacionada con el agua fría (con alusión a las aguas del
Tal ejemplo expone la antítesis puesta entre la memoria y el alma como llama, y la muerte
como agua gélida. Aspecto que reconoce Mauricio Molho al comentar que: ‘‘lo que el
que por su misma incomposibilidadxiii’’. Aunque, ¿por qué Quevedo se opondría a lo que,
como él mismo llama, es ley severa? El poeta nos permite observar con este ejemplo que él
mentira que se impone verbalmente a la verdadxiv’’. A partir de aquí, Quevedo comienza las
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venas, medulas… para retomarlo, en el último terceto, en la serie de oposiciones cuerpo /
Cada una de las oposiciones quevedianas da un sentido en cuanto a la intención que expresa
en ellas: niega cuerpo con cuidado porque juzga lo inservible que será dar atención de éste
ante la muerte; niega ceniza con sentido porque aún ante la muerte el cuerpo mismo habrá
de cumplir su motivo por la que ha estado vivo, y el último verso remata el porqué de ello
cuando niega polvo (polvo fuiste, polvo serás) por un polvo enamorado, según que lo
trascendente, el sentido más allá del cuidado en el cuerpo, es la prevalencia de que a través
Sopesa Lázaro Carreter: ‘‘sin duda una violenta obstinación, una magna rebeldía del poeta,
que resiste a entregarlo todo a la muertexv’’. De este modo, ¡de qué modo!, Quevedo se vale
de su ímpetu, al menos literario, para desafiar una situación común a todos los seres
humanos: la muerte. Indica Ignacio Arellano: ‘‘puede representar el mundo tal como lo ve
desenmascaradoxvi’’. Decimos, pues, abiertos y ardientes, tal como la llama cuando siente
el viento y reclina, pero, como los versos de Quevedo, no se extingue, sino extiende, cada
vez más fuerte y con más furia, la quema del tiempo en la poesía.
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Análisis de la Transcripción fonética en sus aspectos fonológicos y de significado o lo que,
vibrantes sonoros múltiples y simples para corresponder al efecto simbólico con la muerte
en los primeros tres veros (cerrar, podrá, postrera, sombra, llevare, podrá, desatar).
Esto puede esclarecerse, incluso desde la perspectiva muy conocida de que las vibrantes
de la salida del aire contra los alvéolos asemeja un movimiento tanto de tensión como de
daño. Situación a la que pudo atender Quevedo para utilizar palabras con tales fonemas en
los primeros versos que, como se ha ido ejemplificando, establecen relaciones simbólicas,
Por el contrario, y a decir de esto, en los siguientes versos cuatro versos, el cuarto de la
primera estrofa y los siguientes tres de la segunda, notamos un constante uso de vocales
abiertas, con mayor ejemplificación en la abierta central o neutra /a/ (a, afán, ansioso, la,
memoria, sabe, llama, agua), situación que, asimismo, corresponde con un sentido de
Podemos, luego, considerar que en estos versos, Quevedo impulsa un efecto de plenitud
más allá de todo castigo o fatalidad de la muerte. La salida del aire, por supuesto, es total,
armoniosa, por cierto, con el uso de fonemas con salida de aire lateral.
Incluso, y por incidir en un dato más preciso, son los versos que aseveran una posteridad o
indican un rasgo de futuro o encima de la condición de muerte los que suman, por número
de fonemas de vocales medias y abiertas, un total de treinta y cinco; treinta y cinco fonemas
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en sólo cuatro versos. Lo que nos da un porcentaje del casi 36% (35.7) de los fonemas
Venas, Médula.
Cada uno de estos elementos es descrito como simbolización: un paso entre lo terrenal y lo
anímico —por poner un término referente al sentido— es expuesto con sus propias
En la primera exposición, la del Alma, y casi como una demostración platónica de que el
alma se halla aprisionada en el cuerpo, Quevedo, de los doce grupos fónicos vocálicos en
este verso, utiliza cinco de ellos con el uso de la vocal cerrada anterior o palatal /i/, rasgo,
que más allá de ser consecuente a la enumeración de los elementos destacados, forma una
en la salida del aire: Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido (…).
Por otra parte, en el segundo verso, aquel que hace referencia a las venas, las dos sinalefas
realizadas a través de la vocal cerrada posterior o velar /u, permiten notar una muestra de
lo anteriormente especificado; empero, aquí también tendría que señalarse que el efecto de
aprisionamiento, de salida del aire, como paso de lo corpóreo a lo incorpóreo hace, tanto
una metaforización en la figura del humor y el fuego volátiles, instantáneos, como una
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La culminación de esta estrofa con el tercer verso, es, fiel al estilo de Quevedo en este
Este salto no es otro que el uso, una vez más, de la vocalización para hacer notar un ritmo
más fluido, y abierto, en el paso del aire, pues si contamos los hiatos formados, obtenemos
un total de siete fonemas vocálicos contra siete consonánticos, lo que, más allá de esas
prisiones expuestas en los versos pasados, es el tercero, al referirse a las medulas, cuando
increpa ese amor constante más allá de la muerte. Asimismo, la utilización de la asonancia
perenne, cuando Quevedo, por más sutil que lo parezca, consigue un efecto casi sublime, no
bien por cuestiones sólo fonéticas, sino porque, a través, de los sonidos, ensalza la
transformación del amor, de la memoria, de la presencia, de la fuerza deel cariño como algo
¿Cómo lo hace? Sopese usted, querido lector, que los tres versos de la última estrofa llevan
una coma, ligera pausa casi imperceptible, a decir verdad, en todas las declamaciones de la
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Pero que, no obstante, tiene una perfecta indicación inscrita: si contamos el número de
sílabas que antecede cada coma en cada verso, notamos seis en el primero, cinco en el
segundo y cuatro en el tercero, tal que las proposiciones o planteamientos de esta estrofa: su
cuerpo dejará, serán ceniza, polvo serán, construyen el relato de lo pasajero, lo mortal, lo
perecedero, en tanto que las posteriores, sus contrariedades: no su cuidado, mas tendrá
Si nos damos cuenta bajo atento cuidado, conforme van avanzando los versos, son las
segundas, las que hacen relación con lo imperecedero del amor más allá de la muerte las
que van aumentado en el número de sílabas que las exponen, cinco, seis, siete, contrario,
por supuesto, a las que las anteceden, como bien se había destacado.
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BIBLIOGRAFÍA CITADA Y DE CONSULTA (O COMO CORRER POR LOS
i
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Fernando Lázaro
Carreter, Quevedo, entre el amor y la muerte] Madrid: Altea. 1991., p. 291.
ii
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Jorge Luis
Borges, Quevedo] Madrid: Altea. 1991., p. 23.
iii
Francisco de Quevedo: la pasión por la literatura. España: Ínsula (Revista
especializada). Año LX, Número 648. (Diciembre, 2000). [Quevedo o la pasión por la
literatura, Ignacio Arellano.]., p. 1.
iv
OLIVARES, Julián. La poesía amorosa de Francisco de Quevedo. México: Siglo
Veintiuno. 1995., p. 143.
v
OLIVARES, Julián. La poesía amorosa de Francisco de Quevedo. México: Siglo
Veintiuno. 1995., p. 143.
vi
NAVARRO DE KELLEY, Emilia. La poesía metafísica de Quevedo. Madrid:
Guadarrama. 1973., p. 130.
vii
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Fernando Lázaro
Carreter, Quevedo, entre el amor y la muerte] Madrid: Altea. 1991., p. 300.
viii
Nueva revista de filología hispánica. México: Colegio de México. Tomo XLVII.
Número 2. 1999. (Revista especializada). [Quevedo: labios en vez de párpados, Antonio
Alatorre]., p. 375.
ix
REDONDO, Francisco. Análisis métrico del soneto "Amor constante más allá de la
muerte" de D. Francisco de Quevedo. Ciencia y Poesía de Francisco Redondo. Recuperado
de: http://ciposfred.blogspot.mx.
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x
REDONDO, Francisco. Análisis métrico del soneto "Amor constante más allá de la
muerte" de D. Francisco de Quevedo. Ciencia y Poesía de Francisco Redondo. Recuperado
de: http://ciposfred.blogspot.mx.
xi
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Americe Castro,
Escepticismo y contradicción en Quevedo] Madrid: Altea. 1991., p. 23.
xii
NAVARRO DE KELLEY, Emilia. La poesía metafísica de Quevedo. Madrid:
Guadarrama. 1973., p. 39.
xiii
MOLHO, Mauricio. Semántica y poética (Góngora y Quevedo) Madrid: Crítica. 1977.,
p. 175.
xiv
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Fernando Lázaro
Carreter, Quevedo, entre el amor y la muerte] Madrid: Altea. 1991., p. 312.
xv
SOBEJANO, Gonzalo. Francisco de Quevedo. El escritor y la crítica. [Fernando Lázaro
Carreter, Quevedo, entre el amor y la muerte] Madrid: Altea. 1991., p. 292.
xvi
Francisco de Quevedo: la pasión por la literatura. España: Ínsula (Revista
especializada). Año LX, Número 648. (Diciembre, 2000). [Quevedo o la pasión por la
literatura, Ignacio Arellano.]., p. 6.
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