Aproximacion A Gabriel Ferrater
Aproximacion A Gabriel Ferrater
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Los últimos años de su vida los dedicó a dar clases en la Uni-
versidad Autónoma de Barcelona y al trabajo en una editorial, escri-
biendo numerosos estudios críticos de gran interés, prólogos y otros
trabajos. Había emprendido también un ambicioso estudio sobre la
lengua catalana, proyectaba una gramática generativa, algo que nadie
ha hecho aún; pero apenas publicaba poemas, revisando su obra com-
pleta y analizando su absoluta coherencia. Casi me atrevería a decir que
ya había escrito cuanto «quería» expresar. En actos culturales y confe-
rencias, sus oyentes quedaban encantados. Tenía un físico de aspecto
sobrecogedor, debido a que padecía del hígado y de los ríñones, a
lo que unía una delgadez extrema. En contra de su aspecto, era un
hombre amable con todos aquellos que se le acercaban, y no dudaba,
como hizo en muchas ocasiones, en hablar de temas muy íntimos a
desconocidos, sin la menor afectación. En una de sus últimas alocu-
ciones en el cine-club Informe 36, a donde había ido a hablar de la
simbología concretada en El perro andaluz, acabó refiriéndose pri-
mero a su obra Teoría deis cossos y finalmente a su vida. Dijo en-
tonces que dependía de él el día en que iba a morir. Si algún día
consideraba que la vida no le deparaba ya nada Interesante, sin nin-
guna tragedia, dejaría de vivir. Algunos meses después, con la pla-
cidez anunciada, una bolsa de plástico alrededor del cuello le impedía
respirar. A la mañana siguiente, o la misma mañana, su asistenta
hallaba el cadáver. La noticia saltó a diarios y revistas, que se
apresuraron a escribir semblanzas sobre el poeta fallecido. Deseo
describir, para perfilar su personalidad humana, las fotografías que
las revistas publicaron las semanas siguientes. En una de ellas, Fe-
rrater está sentado en el suelo y apoyada su espalda en la pared,
calzado con zapatillas de baloncesto, vestido con pantalones vaque-
ros y una camisa desabrochada; otra, que figura en la portada de su
obra completa, es un primer plano del rostro, lleva unos lentes negros
y muestra una sonrisa amable y dolorida.
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nucioso de Borges o Lowel. Tampoco su vocabulario es excesivamen-
te amplio, aunque sí preciso. Usa expresiones y vocablos corrien-
tes y vulgares en el catalán familiar, de difícil paralelo con el cas-
tellano, que le permiten precisar el significado deseado, al mismo
tiempo que se olvida de las palabras consideradas poéticas.
Ferrater, a lo largo de su obra, no exclusivamente poética, nos
va recordando sus maestros o sus escritores preferidos. Destaque-
mos los poetas catalanes Carner y Foix, a los que prologó sus res-
pectivos libros Nabí y Eis Iléons transparents, de los que era un
profundo conocedor y estudioso. Brecht fue el poeta cuya lectura in-
dujo a Ferrater a escribir definitivamente; es, pues, indudable su in-
fluencia y el coincidir de ideas estéticas. También manifestó repe-
tidas veces sus preferencias por los poetas ingleses T. S. Eliot,
Robert Graves, Yeats, aunque el posible influjo sobre su obra sea
más improbable. Entre los poetas castellanos, sólo un nombre: don
Antonio Machado.
La guerra civil llena muchos de sus poemas, vista desde la niñez,
como en su perfecto y sobrecogedor poema In memoriam, que enca-
beza su primer libro, o la influencia de la posguerra en la juventud,
como en su Poema Inacabat.
Ferrater contempla el paso de los días y de las horas, mientras
su inteligencia gusta de entender ese mundo que se le ofrece. La
mente madura del poeta, cuando contempla los días que han huido
de su alcance, lo hace sin dolor, sin odio. Están llenos de ternura
los poemas en que revive los sufrimientos de la infancia. «Da nuces
puerls, dad nueces a los niños, porque a los niños les gustan las
nueces; no escondáis este sabor agradable a su paladar, porque ellos,
como nosotros, tienen derecho a la felicidad.» Esa ternura alcanza
también a la juventud en el Poema Inacabat, sobre el que volveremos
luego, o a los seres que considera desgraciados, como la chávala
no bella, indudablemente virgen, que practica el juego erótico de
buscar el contacto de su brazo con otros brazos, el del poeta, en
el metro, gracias a la impunidad que la masificación puede otorgarle.
A veces, el análisis se vuelca sobre la propia existencia; entonces
nos ofrece sus versos más terribles, entonces el horizonte puede ser
una línea trágicamente verídica, o simplemente una desconsolada alu
sión al engaño que impera en nuestros presumidos conocimientos, ese
terror con que los hombres veneran la verdad.
El tema amoroso en Ferrater es de la máxima importancia. Su idea
estética de romper toda artimaña en la expresión hace que se olvide
de ese ser mítico que suele ser la amada; nada, por tanto, de oler
como una flor, ni de expresiones como «la rosa de tu pubis». No; la
amada es un ser verídico, que yace muy cerca del poeta, que suele
pensar de otra manera o que es mucho más joven. Sus palabras a
veces escuecen por dolorosas; es en suma una individualidad defi-
nida, con vida propia. Sin embargo, la emoción del instante está per-
fectamente conseguida; ello se debe, sin lugar a dudas, a la pericia
técnica del poeta. Estamos, pues, ante una poesía erótica de nuevo
cuño, que es posiblemente el gran hallazgo expresivo que el método
de Ferrater, adquirido en la lectura de poemas y crítica literaria de
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otros autores, nos ha brindado al romper con la artificiosidad, a veces
cursi e ingenua, de la poesía amorosa.
Gabriel Ferrater está relacionado, por edad y por amistad, con
muchos de los poetas catalanes de la generación sin nombre de
la posguerra, tales como Gil de Biedma, Barrai, etc. Especialmente
con Gil de Biedma, las muchas charlas amistosas de ambos poetas
estuvieron llenas de intercambios de ideas sobre lo que debía ser
la poesía, lo cual se ha hecho patente en la semejanza relativa de
la obra de estos dos poetas, siendo de caracteres tan distintos. Tam-
bién coincide, a mi modo de ver, con el poeta valenciano Francisco
Brines, aunque estos dos poetas no llegaran a conocerse: por un lado,
en la idea de que la poesía debe comunicar algo íntimo y propio de
la persona; por otro, en la profunda intensidad y delicadeza en los
poemas sin hacer uso de imágenes excesivamente ostensibles.
EL «POEMA INACABAT»
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tillas de baloncesto (tal y como se dejara fotografiar una vez); nos
habla de sus pasiones políticas, de sus tribulaciones, del sufrimien-
to de aquellos años, pero subraya que en aquélla, como en cualquier
otra circunstancia, hay muchos momentos de felicidad, aunque me-
dita lo azarosa que resulta al joven conseguirla: «Querría creer esto
que me dice / tu tiempo, que se han encontrado caminos / de aho-
rrar al joven agonías / de dudas y remordimientos.» El poema luego
aborda la visión de una familia catalana de posguerra, y desea des-
cribirnos su heroína, a la que, voluntariamente, deja apenas esbozada.
Acaba el poema con un deseo, con una despedida a Elena, y a todos
los jóvenes que lo leen: «Barca nueva, que tengas buen viento.»
En este poema, como en toda su obra, Ferrater mantiene una
distancia respecto a la narración; también en él encontramos exce-
lentes muestras de ternura, como en el verso final ya transcrito,
con respecto a la juventud naciente. El poema sigue un curso sinuo-
so, dentro del rigor de su narración, brindándonos a veces unos
versos irónicos y sarcásticos (como cuando se refiere a un verso
de Maragall, burlándose de los burgueses, que estos mismos, años
después, graban en una lápida, nos viene a la memoria un poema
de Cernuda hablando de otra lápida para Rimbaud y Verlaine en su
ocasional y sobradamente conocido domicilio en Londres), o en oca-
siones nos sobrecoge con algún verso hablando del alcohol, de la
morfina, del dolor humano, del suicidio... Y nos ofrece serios mo-
tivos de meditación; no se limita, ni mucho menos, a referir ideas que
conozcamos por otros o posible fruto de una meditación que en
todos tiene las mismas tesis; muy al contrario, nos ofrece modelos
de comportamiento muy diferentes a los comúnmente aceptados como
razonables; digo «razonables», no «buenos», como algún digamos con-
testatario puede suponer. Yo retengo en mi memoria estos versos,
que me dolieron bastante la primera vez que los leí:
Prou et deurà si va aprenent
que es art llarga fer-se decent
i decent vol dir solitarl
lluny de strip-tease fraternaris
Suficiente te adeudará si aprende
que es arte larga hacerse decente
y decente significa solitario
lejos de strip-tease fraternarios.
Esos strip-tease están a la orden del día en la rica edad del vacile
cotidiano respecto a un mundo que nos, o me, resulta difícil asumir.
Pero ésta es una muestra, tal vez excesivamente personal, de lo
que el poema consigue. Yo pido disculpas al lector porque tal vez
le haya ofrecido una lectura del Poema inacabat excesivamente par-
cial que sólo puede ser útil a la generación de veinteañeros; induda-
blemente, son posibles otras lecturas del poema más acordes con la
circunstancia del lector, pero no dudo que en lo anterior podrá en-
contrar claves suficientes para abordarla.
ANGEL TERRÓN HOMAR
Calle Obispo Calanellas, 104
PALMA DE MALLORCA
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BREVE ANTOLOGÍA TRADUCIDA
UTERO
SIGNO
ÍDOLOS
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CONOCIMIENTOS
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le perdonas su miedo, le agradeces
que, ¡unto contigo, se haya dejado llevar
hasta el remolino donde el miedo que os arrastraba
de lejos a ligaros, no se reconoce
—¿volverás a llamarlo vida? ¿No vale más
que caiga un invierno?)
Y todavía, los trenes de noche
cómo pitan al pasar, crueles de proyectos, y tuercen
una sonrisa al hombre que, por siempre, querría
saber, para siempre feliz, que la vida ha sido toda,
que nada no será.
TANTO NO ATORMENTA
LA CIUDAD
[GABRIEL FERRATER]
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