Simón Royo: Nietzsche y El Romanticismo Tragedia y Filosofía.
Simón Royo: Nietzsche y El Romanticismo Tragedia y Filosofía.
Simón Royo: Nietzsche y El Romanticismo Tragedia y Filosofía.
“Sobre este camino se puede quizá reconocer que no hay un abismo insuperable entre el Nietzsche
estético y el Nietzsche político, pero se trata de una conexión que, por ahora, parece sólo entreverse y
cuya profundización puede bien considerarse uno de las tareas que constituyen el «destino» de nuestro
pensamiento, ciento cincuenta años «después» de Nietzsche”.
(Gianni Vattimo Nietzsche entre la estética y la política. Conferencia pronunciada en las Jornadas
nacionales Nietzsche, Buenos Aires, 1984. Traducción de Renée Girardi y revisión de Mónica B.
Cragnolini. Accesible en la Web: Nietzsche en castellano).
“El Romanticismo fue una reacción contra la Ilustración y, por tanto, estuvo
determinado por ella: fue uno de sus productos contradictorios, tentativa de la
imaginación poética por repoblar las almas que había despoblado la razón
crítica, búsqueda de un principio distinto al de las religiones y negación del
tiempo fechado de las revoluciones. El Romanticismo es la otra cara de la
modernidad: sus remordimientos, sus delirios, sus nostalgias de una palabra
encarnada. Ambigüedad romántica, exaltación de los poderes y facultades del
niño, el loco, la mujer, el otro no racional, pero los exalta desde la
modernidad1“.
1
democrático? Pero el Romanticismo tiene su propia especificidad y su propio suelo y
espacio nutricios, enlaza con mayor profundidad en la democracia griega que toda la
tradición ilustrada, secuestrada por la economía, para sostener, lejos de la sociedad de
masas y del espectáculo, una democracia radical, real, no fantasmagórica, nacida de una
vinculación del ser y el ente, de la fusión entre ontología y arte, de la comunión de
mundo y tierra, alumbramiento y ocultación.
¿Cómo nos puede llegar al oído o a la vista un pensamiento que no esté viciado,
corrupto, tergiversado por sus tránsitos a través de esferas deformantes? Averiguarlo es
la ingente tarea del filósofo y realizarlo es estrictamente la labor propia del genio. Se
trata de operar y descubrir los mecanismos de la sinestesia del pensar, esencia de la
creatividad y de la Estética ontológica: ser capaz de expresar el pensamiento a través de
un medio que no es el propio del pensar. Nietzsche ya en su temprano y famoso
opúsculo Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873) manifestaba que entre
sujeto y objeto no hay causalidad alguna sino “a lo sumo un comportamiento estético”,
“una traducción balbuciente a un lenguaje extraño”. El arte resulta así, inicialmente, el
mediador privilegiado, un médium de la reflexión como indicara Benjamín en su célebre
tesis doctoral; para luego impregnar el ser por completo del mediador y convertirse él
mismo en obra de arte, no en el sentido estético de adorno, sino en el sentido ontológico
de indiscernibilidad entre pensamiento y vida.
En esta vía, por tanto, la actitud que vamos a seguir en el presente trabajo se desprende
del pensamiento nietzscheano y se puede caracterizar como un vitalismo antiracionalista
que se propone: traspasar los límites de la razón, reivindicar el sentimiento como
vehículo de verdad y dinamitar la filosofía clásica moderna para buscar nuevas vías del
pensar y del conocer, esto es, colaborar en el surgimiento de un hombre nuevo.
Para llevar a cabo dicha empresa, en el Romanticismo, se formó una alianza que si bien
no es nueva nunca se había dado con tal intensidad. Se crea un estilo que viene
determinado por un pacto estético-ontológico, una fusión entre filosofía y poesía, he
aquí la santa alianza. Este será uno de los leit-motiv que nos van a acompañar durante el
camino de este escrito.
2
considera al primer Nietzsche como un pensador Romántico caído bajo la influencia del
músico Richard Wagner y del filósofo Arthur Schopenhauer.
3
añadiendo un hombre ético entre ambos, que surge, como se nos anticipaba en su
temprano opúsculo Sobre el pathos de la verdad (1871) de la “exigencia de que lo
grande debe ser eterno”. Por eso Apolo y Dionisos se necesitan, para que los
tradicionales trascendentales, Verdad, Belleza y Bien, no aparezcan analíticamente
separados en compartimentos estancos como la epistemología, la estética y la ética, sino
en su unión ontológica primordial. Apolo no puede vivir sin Dionisos y su confluencia
siempre se produce en mayor o menor grado, con predominio de uno sobre el otro y en
el más feliz de los casos en equilibrio inestable agonístico. La ebriedad es de algún
modo un estado onírico así como en el sueño padecemos de cierta ebriedad. El sueño es
la ilusión que penetra, ebria, la verdad, rasgando sin darse cuenta el velo de Maya.
Finalmente, el equilibro del sabio prudente y del artista entusiasta, produce que la
verdad acontezca en la plenitud de la auténtica obra de arte.
Desde muy joven experimentó Nietzsche que la música era un arte especial que podía
influir en el carácter (êthos) de las personas y configurar su ánimo: “La música también
alegra el ánimo y aleja los negros pensamientos5“. La música y la filosofía antigua se le
revelaron como una suerte de pharmakón tanto para el individuo como para la cultura,
con tal de que no fuesen reducidas a simple adorno o espectáculo y se las tomase con
toda radicalidad: “Si sólo se usa la música para el regocijo, o como un medio de
exhibirse entre los hombres, será pecaminosa e insana. Y es justamente esto lo que más
abunda: casi toda la música moderna acusa su huella. Algo que también es muy triste es
que casi todos los compositores modernos se empeñan en escribir con oscuridad 6“. Los
precedentes de la música contemporánea y del arte contemporáneo ya eran percibidos
por el aguzado olfato del joven Nietzsche, que buscará un estilo ensayístico para su
pensar que ha quedado como ejemplo y modelo para muchos de los pensadores que le
han tenido por maestro.
4
Jean Jacques Rousseau Essai sur l’origine des langues, où il est parlé de la Mélodie, et de l’Imitation
musicale. (1817).
5
Friedrich Nietzsche De mi vida. [Agosto-septiembre de 1858]. Valdemar, pág. 78. Madrid 1997.
6
Ibid.
4
por la poesía, la música y la gimnasia, culminando en la matemática, la dialéctica y la
filosofía. La jerarquización de las artes y las ciencias y la valoración de las mismas ha
dependido de quien las practicase, ya que usualmente se estima en mayor medida la
actividad de esta índole que se realiza sobre otras que realicen los demás. Pero
igualmente parece designio de cierta epocalidad la valoración y jerarquización de las
disciplinas intelectuales entre sí y del desarrollo de los cinco sentidos hasta su plenitud
en los seres humanos.
Desde la antigüedad se viene sucediendo simultáneamente tanto una Querelle entre las
artes como una apología o frente común entre las mismas, esto último correspondiendo,
a los momentos en los que la tendencia hegemónica de las ciencias las han amenazado
con la marginación o la muerte y en cuanto a las valoraciones individuales sobre la
superioridad e inferioridad de unas artes sobre otras vemos, por ejemplo, que para
Leonardo da Vinci, la pintura sería el arte supremo y estaría por encima de la música:
“La pintura es de nobleza sin par; permaneciendo única y preciosa, solamente ella hace
honor a su autor; no engendra nunca descendencia que la iguale, y esta singularidad la
hace sobresalir por encima de otras ciencias, que son reproducidas por doquier (…). La
música puede llamarse hermana de la pintura, ya que depende del oído, segundo sentido
en categoría (…). Pero la pintura sobresale por encima de la música y es de mayor
categoría, porque no se desvanece tan pronto como nace, cual es la suerte de la
desdichada música7“.
Leonardo, como buen hombre del Renacimiento, considerará a la vista como el sentido
supremo y a las artes plásticas como las más elevadas creaciones del intelecto, sin
diferenciar entre ciencias y artes. El posterior registro sonoro de la música en soportes
analógicos y digitales será un modo de reproducción que pudiera contra-argumentarse
contra la inconveniencia de su desvanecimiento; pero no se mantendría la singularidad
de ese modo, pues como diría Walter Benjamín, mediante su reproducción perdería el
aura, la irrepetibilidad de un acontecimiento tan único como toda existencia humana.
Con las teorías románticas del genio y el héroe, prefiguraciones del superhombre, bajo
la conexión entre la singularidad del actor individual de la Historia y los actores
colectivos a los que serviría de portavoz; se habría procurado romper la barrera entre lo
individual y lo colectivo, entendiendo lo excepcional de lo primero como manifestación
de lo segundo, esto es, como declaración del espíritu del pueblo o de la madre
Naturaleza. Lo que Nietzsche en ese entonces se esforzó en argumentar frente a la
7
Leonardo da Vinci Cuaderno de notas. Ed.M.E.1993, págs.94-95.
5
tradición analítica de la filología de su tiempo fue algo así como lo siguiente: «Puede
que Homero, Sócrates o Jesús de Nazaret, no fuesen personajes históricos, que no
existiesen nunca como tales. Puede que la filología y la historiografía moderna, la
crítica rigurosa y científica de las fuentes, hayan revelado inconsistencias en la tradición
que permitan dudar de tales hechos y aniquilar semejantes mitos; pero para algunos de
nosotros Homero seguirá existiendo, no como compositor de la Ilíada y la Odisea, sino
como alma y cuerpo de Grecia».
Cuando todo el mundo tiene en su casa un póster de Los girasoles de Van Gogh el
original ya puede subastarse por cualquier precio de mercado, porque con ello ha sido
vaciado de todo su intrínseco valor. La reproducción fotográfica o la copia de los
cuadros de Van Gogh genera una virtualidad en la que ya no alienta la verdad de la obra
de arte sino su simulacro. Luego lo que todos creen poder poseer en una copia barata al
final nadie lo capta, con lo cual, la democratización estética del todos somos artistas se
revela tan farsante como la democratización política del todos somos ciudadanos en el
contexto de un capitalismo que esgrime los derechos humanos con tanta obstinación
como los incumple. Con respecto a la música sucede entonces lo mismo, el registro
musical y su modificación electrónica destruye el alumbramiento de la voz natural
dejando tan sólo un lejano vestigio de ella; luego mientras cada uno cree que escucha un
verdadero canto lo único que se oyen son rebuznos tratados con mesas electrónicas de
mezclas. No obstante la tecnología resulta ambigua en el sentido en el que nunca tanta
gente pudo escuchar el canto de los grandes como a partir de la posibilidad técnica de la
reproducción por medio del gramófono, que si bien puede desvirtuar, también puede
promover un acercamiento.
6
característica de poder clasificarse como un neorromanticismo en virtud de sus
profundos vínculos con el Romanticismo alemán. La impronta y cercanía de autores
como Hölderlin, Schlegel, Schelling, Novalis y Herder en el pensador italiano es puesta
de manifiesto por Jacinto Rivera para evaluar su contraposición a Hegel y Kant. Y
aunque no puede ser negada dicha influencia decisiva lo que venimos defendiendo aquí
nosotros no es otra cosa sino la tesis de que todo ese aire de familia que convierte al
Heidegger y Vattimo de los análisis de la obra de arte en pensadores neorrománticos
está condensado ya en el joven Nietzsche de la tragedia y de la música.
Contra esta visión de las cosas que presentaba el joven Nietzsche se alzó la voz de la
filología analítica de su tiempo de la mano del joven doctor Ulrich von Wilamowitz-
Möllendorff, un gran erudito, versado en la ciencia de los estudios greco-latinos y
futuro autor, ya en su vejez, del libro de referencia La creencia en los helenos (1931-
1932). La célebre Polémica sobre el Nacimiento de la Tragedia10 surgida de la
publicación de la primera obra del filósofo contiene no pocos equívocos,
desentendimientos e incluso desprecios e insultos recíprocos; muestra de que incluso los
grandes han caído en todas las mezquindades del diálogo polémico (destructivo) en
lugar de en las virtudes del diálogo agonístico (constructivo11). Pero en cualquier caso
dan cuenta del devenir de la filosofía a través de sus controversias, de esas disputas que
nos dan las claves para la realización de una topografía del pensamiento
contemporáneo.
de Vattimo y su discusión con Kant y Hegel». [Citada a partir del manuscrito inédito cedido por el autor].
10
E.Rodhe, U. von Wilamowitz-Möllendorff, R.Wagner Nietzsche y la polémica sobre el Nacimiento de
la Tragedia. Edición de Luis de Santiago Guervós. Editorial Ágora. Málaga-Granada 1994.
11
Véase a este respecto: Miguel Matilla “An Agonistic Education. A commentary on the conception of
education in Nietzsche’s early work”, en: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/agonistic.pdf
12
Op.cit.p.47. «Erwin Rodhe, Reseña no publicada para la Litterarische Centralblatt».
13
Op.cit. p.50.
7
obra que sitúa a los griegos como fuente de una “edificación perpetua” y no como
curiosidad museística, calificándose la relación de Nietzsche y Wagner como “el
proyecto cultural más grande de la época 14“, una revolución del arte a través de la cual
revolucionar la cultura, los estudios de filología clásica y la sociedad entera de su
tiempo.
8
canónicamente admitidas por el círculo de los académicos: “Naturalmente, Aristóteles y
Lessing no comprendieron el drama, el señor Nietzsche si 19“. Y si Wilamowitz arremete
con tal furia en polémica, nos aclara él mismo, es porque Nietzsche se presenta como
“profesor de filología” lo que considera un atentado contra el saber de la Academia. Su
delito ha sido el de “injuriar al método histórico–crítico 20“, atreverse a pensar en un
mundo de glosadores impenitentes. La contraposición entre la función del profesor de
filología y la función del artista y el filósofo queda remarcada por el joven Wilamowitz
que la presenta como antitética en lugar de como complementaria.
Con todo, finaliza Wilamowitz su visceral ataque con la solicitud de que Nietzsche
abandone la enseñanza superior y la docencia en Basilea: “Señor Nietzsche (...) que baje
de la cátedra en la que él tiene que enseñar ciencia. Que reúna tigres y panteras a sus
pies, pero no a los jóvenes filólogos de Alemania 23“. La disputa entrañaba por tanto la
pugna por detentar la orientación de los estudios de grado superior y, de se modo, la
potestad de contribuir a la determinación del futuro de la disciplina por medio de la
adquisición de discípulos; a través la creación de una comunidad de jóvenes alrededor
de una serie de maestros que pudieran continuar esa labor colectiva que constituye todo
campo académico. La forma académica de perdurar más allá de la muerte, teniendo
hijos intelectuales como se tienen hijos biológicos.
19
Op.cit.pág.68.
20
Op.cit.pág.69.
21
Op.cit.pág.70.
22
Op.cit.pág.75.
23
Op.cit. 96–97.
24
“Cuando Rodhe se sintió herido por Ritschl, Nietzsche le escribió el 20 de noviembre [de 1868] (…)
«querido amigo mío, ¿qué tienen con lo que tú y yo hacemos los juicios que los demás puedan emitir
sobre nuestras personalidades»“. Curt Paul Janz Friedrich Nietzsche 1. Infancia y juventud. Alianza
Universidad. Madrid 1987, Capítulo 8, pág.217.
25
Polémica sobre el Nacimiento de la Tragedia. Op.cit. Richard Wagner «A Friedrich Nietzsche. Profesor
Ordinario de Filología Clásica en la Universidad de Basilea». Carta abierta publicada en la Norddeutsche
Allgemeine Zeitung del 23 de junio de 1872.
9
Richard Wagner, el gran músico, el amigo y mentor del joven Nietzsche en el terreno de
las artes, el ya a punto de recibir su consagración como grande entre los grandes de la
música de todos los tiempos, compañero de Nietzsche en el proyecto de renovación de
la cultura alemana imprimiéndole el espíritu que le habría arrebatado el
desencantamiento del mundo propio de la era moderna, sale en defensa del filósofo con
un escrito de indirecta respuesta a Wilamowitz. Se da el caso inverso al que le ocurrió a
Rousseau, que se veía obligado a contestar a una serie de agrias críticas y
descalificaciones, por ser persona de autoridad quien le enmendaba la plana, no en este
caso Voltaire, su más ilustre antagonista, sino una autoridad mayor en su momento: “He
de responderle, ya que usted mismo me fuerza a ello. Si sólo hubiera atacado mi libro,
le habría dejado decir cuanto quisiera; pero se mete usted también con mi persona y,
cuanto mayor es su autoridad entre los hombres, menos puedo callar ante su voluntad de
deshonrarme26“. Desde luego no es el caso análogo el de Wilamowitz sino que es
exactamente el caso inverso. Si bien de la posición de Rousseau en sus polémicas y de
toda la tradición de la dialéctica erística 27 se desprende que no hay que contestar a los
ignorantes, a los anónimos o a quienes sólo esgrimen el insulto sin argumentar, en este
caso la intervención del gran músico contestando al joven doctor prestigió para siempre
al erudito, cuyo nombre quedaría ligado al de los dos genios para la posteridad.
Con todo, Richard Wagner no dejará de ser duro con la ingerencia de la ciencia en los
asuntos de creación estética: “Sin citas y sin notas, sin el conchabeo mutuo de los
funcionarios de la filología, se pone al descubierto una miseria desoladora de toda la
ciencia, miseria que se ha convertido en su propiedad específica 28“, dice Wagner,
criticando que la Universidad sea la de la formación de comentaristas de las obras de
arte y no la de productores de obras de arte: “¿Son pues, por consiguiente, únicamente
los propios filólogos quienes se instruyen unos a otros, y -es de suponerse- sólo con el
objetivo de adiestrar una y otra vez únicamente filólogos, es decir, únicamente maestros
de enseñanza media y profesores de universidad?29“. En ese entonces Wagner ronda los
60 años y su maestría en el arte de la música es ya indiscutible, con lo cual, Wilamowitz
no se atreverá en su segunda intervención, a la que aludiremos un poco más adelante, a
descalificar su labor musical, ni siquiera a su persona, mostrando un respeto por el
músico, que no puede, sin detrimento de la propia validez de lo dicho, serle perdido.
En este punto otra vez el joven y extraordinario filólogo clásico amigo de Nietzsche
Edwin Rodhe, tras sus dos reseñas anteriores, intervendrá en la polémica con un escrito
26
J.J.Rousseau Escritos polémicos. Editorial Técnos. Madrid 1994. «Carta de J.J.Rousseau a Christophe
de Beaumont. Arzobispo de París, Duque de San Clodoaldo, Par de Francia, Comendador de la Orden del
Espíritu Santo, Director de la Sorbona, etc» [18 de noviembre de 1762].
27
Quizás en busca de la paz no fuese del todo útil conseguir negar del todo el concepto del “honor
caballeresco” que tan bien refuta Schopenhauer en su escrito Tratado sobre el honor, sino mantenerlo en
sus justos términos. Éste concepto parte de la raíz medieval-cristiana y supone que la valía o el honor de
uno mismo no depende de sus méritos, o ingenio, o buenos sentimientos, obras o acciones, sino de las
palabras que cualquiera, hasta el más necio, pueda proferir contra nosotros. A esta concepción tan
arraigada en nosotros, los occidentales modernos, opone Schopenhauer las de los antiguos, quienes tenían
por cierto que las palabras ofensivas y las malas obras sólo deshonran a aquellos que las profieren. Por
eso cuando insultaban a Buda éste respondía “los demás me insultan, pero yo no recibo el insulto”, o
cuando alguien dio una patada a Sócrates éste respondió sin casi inmutarse “Si un asno me hubiera
golpeado, ¿lo demandaría yo?” (Diógenes Laercio II, 36). Véase: a) Arthur Schopenhauer El arte de
hacerse respetar. Expuesto en 14 máximas. Alianza, Madrid 2004. Y: b) Arthur Schopenhauer Dialéctica
erística o el arte de tener razón expuesta en 38 estratagemas. Trotta, Madrid 1997.
28
Polémica sobre el Nacimiento de la Tragedia, Op.cit.pág.103.
29
Ibid.
10
titulado “¡Pseudofilología!30“ en el que responde a Wilamowitz diciendo que este critica
lo que no comprende, despreciando lo que ignora. De ahí que le diagnostique padecer de
“anaithesia” esto es, de falta de sensibilidad, de embotamiento racional de los sentidos
necesarios para poder captar y acceder al arte. La amonestación a los excesos del
erudito no deja de señalarse: “Tampoco debe extrañarnos que el señor Doctor desahogue
en su panfleto su incapacidad crítica con rabia venenosa, insultos, calumnias e
insinuaciones31“. Así como tampoco la contestación dialéctica de reacción opuesta en la
que se quiere resaltar la inferioridad del contrincante, llamando al filólogo científico
“zapatero remendón32“, para realizar un símil indicando que es un zapatero remendón el
que censura la escultura de bronce del artista porque ésta también lleva zapatos y
considera que no son los adecuados.
El fin de la polémica viene dado por un nuevo texto de Wilamowitz con el mismo título
que el anterior “¡Filología del Futuro! 2ª parte”, que quedará ya incontestado, en el que
si bien le trata con mayor deferencia que a los demás, llega a descalificar el estilo de lo
escrito por Richard Wagner: “me veo en la obligación de dar las gracias a R. Wagner –y
no sólo yo–, a pesar de su estilo taurino, que es algo inusual en él” pues “raramente se
nos ha permitido mirar en el taller del genio 35“. Constituye ésta última la mejor ironía
que logra hilvanar el erudito, ya que al ser una figura literaria, suele hurtarse de los
escritos científicos y ser en ese medio torpe y gruesa, vana o grosera. También tiene
parcialmente razón Wilamowitz, hay que reconocerle sus pocos aciertos, al criticar la
amalgama que realiza Nietzsche de Sócrates y Eurípides, insostenible filológicamente, y
nuevamente acude, acto seguido, a un argumento de autoridad, al recordar a sus
interlocutores que se enfrentan no ya a él, sino nada más y nada menos que a la doctrina
de Aristóteles sobre la tragedia. Buscaba así protección al amparo del prestigio y
autoridad de la teoría del estagirita.
30
Op.cit. «Erwin Rodhe Pseudofilología, Leipzig, 1872».
31
Op.cit.pág.111.
32
Op.cit.pág.114.
33
Véase a este respecto mi compilación de artículos “Filosofía sistemática vs. Filosofía edificante” en:
http://www.uned.es/dpto_fil/revista/polemos/articulos.htm
34
Polémica sobre el Nacimiento de la Tragedia, Op.cit.pág.119.
35
Polémica sobre el Nacimiento de la Tragedia, Op.cit.pág.161. «Ulrich von Wilamowitz-Möllendorff
¡Filología del Futuro! Segunda parte. Berlín 1873».
36
Op.cit.pág.182.
11
merced al paradigma científico-natural, sobre los griegos clásicos y todos los demás
pueblos y civilizaciones actuales o pretéritos.
La polémica fue agria en algunos momentos pero no sería del todo infructuosa ya que a
partir de Nietzsche comenzaría a desarrollarse una forma de estudiar el lado dionisíaco
de la cultura griega, estudios que mostrarían la falacia de haber considerado tan sólo los
aspectos apolíneos de la cultura griega bajo el modelo geometrizante y haber
considerado tan sólo el origen de la ciencia y la filosofía platónica como esencias y
especificidades fundamentales de la Grecia clásica, y, con ella, de la historia de Europa
y de la cultura Occidental37.
12
Nietzsche no abandonó nunca del todo su romanticismo de juventud, tomó distancias
respecto de él, criticó con su habitual contundencia todos los errores contenidos en él,
pero acabó por reformular su intuición originaria de la reconciliación, el logro de la
armonía y de la paz dentro de lo trágico a través de la obra de arte apolíneo-dionisíaca, n
su madurez, bajo la idea de un equilibrio entre la voluntad de poder y el eterno retorno
que llevase a la humanidad a la afirmación de la existencia, a la alegría y hacia lo
posthumano, esto es, el superhombre.
No obstante lo antedicho y a la vez, en cierta consonancia con ello, en Más allá del bien
y del mal dice Nietzsche cosas como la siguiente: “los judíos son, sin ninguna duda, la
raza más fuerte, más tenaz y más pura que vive ahora en Europa 42” y lo dice,
precisamente, de ese pueblo cosmopolita y sin Estado perseguido por los poderes de la
tierra en su tiempo bismarckiano y con anterioridad, a lo largo de la historia. Con lo
39
Friedrich Nietzsche Más allá del bien y del mal, §259.
40
Véanse a este respecto los siguientes textos:
Progreso, Cultura y Capitalismo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=19564
Teoría y praxis: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=21802
41
Afortunadamente no hay que suicidarse, como bien sabía Epicuro, ya que la proposición pesimista es
falsa. El dinero no lo puede ni lo podrá comprar todo nunca, ya que, así como hay lo alienable, también
existe lo inalienable. Véase a este respecto: El tiempo de la venalidad universal, en:
http://1libertaire.free.fr/SimonRoyoesp02.html
42
Friedrich Nietzsche Más allá del bien y del mal, §251.
13
cual, reseñar simplemente este pasaje deja en ridículo todas las críticas de aquellos que
nunca han leído a Nietzsche pero le tachan de antisemita. De donde se desprende que
una hermenéutica cabal e integral de Nietzsche desenmascara a todos aquellos fascistas
que han seleccionado y atendido sólo a los pasajes que podían justificar sus propios
prejuicios, como aquellos en los que se habla de la voluntad de poder, de la explotación
inevitable, de jerarquía de los valores o de una bestia rubia, en detrimento de los pasajes
que hubiesen podido conmover sus presupuestos pero que han quedado inatendidos.
Resulta por otra parte una forma de leer muy extendida y muy poco aristocrática aquella
que busca en un autor elementos con los que justificar lo que ya piensa de antemano en
lugar de aquellos que leen hermenéuticamente, esto es, exponiéndose a ser
transformados por el texto.
43
Rafael Larrañeta La interioridad apasionada. Verdad y amor en Soren Kierkegaard. Universidad
Pontificia de Salamanca, Salamanca 1990, pág.107. Tríadas kierkegaardianas como la del Amor (místico)
entendido como síntesis del Amor sensual y del Amor platónico, romántico; o la del Instante como cruce
de la Eternidad y el Tiempo, se pueden poner muy en relación y consonancia con las que planteamos a
partir de Nietzsche. También el filósofo danés fue calumniado e insultado en una recia polémica surgida a
raíz de sus primeros escritos, lo que le llevaría a publicar la mayoría de sus obras posteriores bajo
pseudónimo y por cuenta propia.
14
En la sección 9 de Más allá del bien y del mal, lo aristós -no de otra cosa se ocupaba la
paideia44 griega y Platón- aparece ligado al poder, a la fuerza, a la emergencia en lo
constituido, a algo que en sentido extramoral es lo mismo tanto cuando emerge para la
destrucción guerrera como cuando emerge para la creación de valores o de obras de
arte. Una moral de señores opuesta a una moral de esclavos, la de la extramoralidad,
indica que toda ética no sería otra cosa que todo ese sentimentalismo anti-espartano,
romántico pudiéramos decir con anacronismo, de los atenienses. Así, los aristócratas,
como clase social, son vinculados antes a lo apolíneo, a la ciencia, a la razón, al poder y
a la fuerza, que a lo dionisíaco, que atendiendo a una dialéctica del amo y el esclavo
posthegeliana; estaría vinculado a las clases populares.
Nietzsche mantuvo una distancia aristocrática con su labor de profesor en Basilea los
diez años que permaneció en el cargo, ya que siempre tuvo presente la distinción griega
44
Marx con el hombre nuevo del socialismo, Nietzsche con el superhombre del posthumanismo y
Kierkegaard con el hombre nuevo de la educación socrática y del evangelio, se puede llegar a decir pese a
sus diferencias, que caminan en la misma dirección hacia lo que consideran lo mejor (aristós): “Cuando
el discípulo es la no-verdad (si no, retornamos a lo socrático) sigue siendo hombre y, al recibir la
condición y la verdad, no se transforma en aquel primer hombre que ya era: se hace otro hombre, pero no
en sentido frívolo, como si fuera otro de la misma cualidad que antes, sino convirtiéndose en un hombre
de otra cualidad o, si así podemos llamarlo, en un hombre nuevo” (Soren Kierkegaard Migajas filosóficas
o un poco de filosofía. Editorial Trotta. Madrid 2001, pág.34).
15
entre el maestro asalariado y el pensador libre, además de haber recogido el testigo
schopenhaueriano de la crítica de la universidad45; cuestionando la misión de la más alta
institución de estudios académicos inaugurada por Platón. Por eso el propio Platón no
dejó de señalar que no es lo mismo el acto de tocar la cítara que el acto de enseñar a
tocar la cítara y que actividades como la música o la filosofía se pueden desarrollar epi
paideia o epi techne46, aunque no haya que descartar, mediante la tajante antinomia de
su dialéctica, la posibilidad de aunar ambas cosas.
El estagirita desarrollará las tesis de su maestro hasta diluir la línea divisoria entre los
sofistas y los filósofos: “los maestros creen haber conseguido su fin (télos) cuando han
mostrado a sus discípulos enseñando”, dirá Aristóteles 47. De donde se deduce que el
alumno de filosofía, frecuentemente, ya había alcanzado el fin, desde el principio, “pues
el que aprende a tocar la cítara, aprende a tocarla tocándola, y lo mismo les pasa a los
demás48”; siendo el acto de ser filósofo o músico anterior a la potencia conceptual y
sustancial que puedan llegar a alcanzar quienes se ejercitan en esas disciplinas. Cierto
que es siempre “desde lo existente en potencia que es generado lo existente en acto por
obra de algo existente en acto, por ejemplo, un hombre por otro hombre, un músico por
otro músico49”. La paideia es fundamentalmente ejemplo, ejemplar, parte de la
encarnación de un modelo que sólo puede ser ético. En el mismo sentido es que indicará
Nietzsche, ya al final de su Zaratustra: “Así aprenderás también de mí; sólo obrando se
aprende50”.
45
Cfr. Schopenhauer Sobre la filosofía de Universidad. Aunque ya tenía esa distancia
frente al trabajo desde su más temprana juventud:
-“Déjate contar de nuevo algo de tu hijo, (…) echo de ver con toda claridad que toda actividad, incluso la
más deseada, cuando es realizada «oficialmente» y «por profesión» constituye una cadena contra la cual
nos debatimos a veces impacientemente. Y entonces envidio a mi amigo Rohde, que vaga por la
Campagna y por Etruria, libre como un animal del desierto. Lo más pesado para mí, como puedes
imaginarte, es la masa terrible de los «respetados» colegas (…). De gran importancia en este aspecto ha
sido mi lección inaugural, pronunciada por mí con el salón de actos insólitamente lleno y que ha versado
«sobre la personalidad de Homero». Con esta lección la gente de aquí ha sido convencida de varias cosas,
y gracias a ella mi posición –como veo muy bien- ha quedado asegurada. Mucho más contento estaría si
tuviese aquí a mi amigo Rohde, pues es molesto tenerse que procurar de nuevo un consejero y amigo
íntimo. (…). Este amigo es Richard Wagner, igual de grande y singular como hombre que como artista.
Junto con él y con la genial señora von Bülow, la hija de Liszt, he pasado ya varios días felices, por
ejemplo, una vez más, los últimos sábado y domingo. (…). Lo pasamos juntos en la conversación más
sugestiva, en medio de una familia deliciosa, y completamente al margen de la acostumbrada trivialidad
social. Ello es para mí un gran hallazgo”.
(Friedrich Nietzsche Carta a su madre, Basilea, 16 de junio de 1869).
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Véase a este respecto: http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/platonrepublica0607.htm
47
Aristóteles Metafísica 8, 1050a, 18-19.
48
Aristóteles Metafísica 8, 1049b, 31-32.
49
Aristóteles Metafísica 8, 1049b.
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Friedrich Nietzsche Así habló Zaratustra. Libro IV, El más feo de los hombres: «So lernst du auch von
mir; nur der Täter lernt». Cfr. Wittgenstein: “Die Philosophie ist Keine Lehre, sondern eine Tätigkeit”
(Tractatus Logico-Philosophicus 4.112).
-Infidelidad, condición de maestría. -Es inevitable: cada maestro no tiene más que un solo alumno- y este
alumno le llega a ser infiel, pues está predestinado a la maestría”.
(F.Nietzsche «Miscelánea de opiniones y sentencias», Humano demasiado humano II, §357).
-“Nosotros hemos trastrocado lo aprendido. Nos hemos vuelto más modestos en todo. Al hombre ya no lo
derivamos del «espíritu», de la «divinidad», hemos vuelto a colocarlo entre los animales”.
(F.Nietzsche El Anticristo, §14).
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Y aunque siempre anheló una verdadera política de la amistad y nos legó su obra,
Nietzsche, no aprendió a vivir por fin, permaneciendo la mayor parte de su vida sólo,
solitario, enfermo, sin amigos y sin amor, no logró curarse con la potente medicina que
había fabricado para curar a la humanidad, pasando sus 11 últimos años en el silencio y
la locura:
“Compañeros de viaje vivos es lo que yo necesito (…). Una luz ha aparecido en mi horizonte: ¡no hable
al pueblo Zaratustra, sino a compañeros de viaje! (…). Compañeros para su camino busca el creador, y no
cadáveres, ni tampoco rebaños y creyentes (…). A los creadores, a los cosechadores, a los que celebran
fiestas quiero unirme: voy a mostrarles el arco iris y todas las escaleras del superhombre”.
(F.Nietzsche Así habló Zaratustra, Prólogo, 9).
-“Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para
superarlo? (…) El superhombre es el sentido de la tierra”.
(F.Nietzsche Así habló Zaratustra, Prólogo, 3).
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parcialmente, pudiera ser el hecho que nos ocupa un suceso ficticio, ya que el relato
tiene visos de haber sido un evento real, pero amplificado por la tradición oral, esto es,
el acontecimiento reúne todos los requisitos para que pueda tratarse de un mythos en
términos evemeristas.
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