Williams Linchamientos
Williams Linchamientos
INTRODUCCIÓN
Definición
1
Vitalino Similox Salazar, “La problemática de los linchamientos desde
una perspectiva pastoral protestante” (Guatemala: CIEDEG, 14 de mayo de
1998).
2
Conferencia Episcopal de Guatemala, “Comunicado de la Conferencia
Episcopal de Guatemala: No a los linchamientos, a los robos y a la impuni-
dad” (Guatemala: CEG, 16 de agosto de 2000).
3
Coloj puntualiza: “Al no producirse la muerte del sujeto pasivo no hay
linchamiento, sino vapuleo…”. Francisco Coloj Mazate, “El linchamiento
como expresión de la ineficacia del sistema judicial guatemalteco” (tesis de
licenciatura, Universidad de San Carlos de Guatemala, marzo de 1998), pág.
36.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
29
MINUGUA, para sistematizar los hechos observados, ha registrado
como un sólo caso de linchamientos los hechos de violencia tumul-
tuaria contra las personas, independientemente de que se realice
contra una o más víctimas y que el resultado de los mismos conlleve
o no a su muerte, y de si ésta no se produce por el desistimiento de
los “linchadores” o porque fue impedido por autoridades u otras
personas. La Misión ha verificado casos de linchamientos donde no
se produjo la muerte de la o las víctimas, pero sí lesiones graves y
gravísimas, incluyendo secuelas permanentes.4
Algunas estadísticas
4
Minugua, Informe de verificación. Los linchamientos: un flagelo contra
la dignidad humana (Guatemala: Minugua, diciembre 2000), párr. 4. Para una
lista de otros informes de la Minugua y sus suplementos que comentan el
fenómeno de los linchamientos, ver Minugua, Suplemento al décimo informe
sobre derechos humanos de la Misión de Verificación de las Naciones Uni-
das en Guatemala: Situaciones sobre derechos humanos (Guatemala: Mi-
nugua, enero de 2000), párr. 50. A esta lista agréguese ahora no solamente el
informe citado al principio de esta nota, sino también el Undécimo informe
sobre derechos humanos de la Misión de Verificación de las Naciones Uni-
das en Guatemala (Guatemala: Minugua, septiembre 2000), párrs. 68-71. Los
informes de la Minugua están disponibles en http:\\www.minugua.guate.net.
5
Luis Felipe Polo, Carlos Caballero Velásquez y Bethzabé Chinchilla Es-
cobar, Una aproximación a la “barbarie” de los linchamientos en Guatemala
(Cuaderno de estudio 2; Guatemala: Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la Universidad Rafael Landívar, julio de 2000), pág. 4. Para unos antecedentes
históricos del reciente oleaje de linchamientos, ver Coloj, “El linchamiento”,
págs. 1-5.
30 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
6
Minugua, Los linchamientos, párr. 5. El informe no define “tentativa de
linchamiento”. ¿Se referirá a hechos de violencia tumultuaria que no conducen
a la muerte de las víctimas (pero el párrafo 4 del mismo documento incluye
este tipo de acción en la definición de “linchamiento”), o tentativas que no
produjeron ni muertos ni heridos de consideración?
7
No he leído ni escuchado ninguna teoría para explicar la mengua en el
año 2000. ¿Realmente hubo menos linchamientos, o los datos abarcan sólo
una parte del año?
8
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 43.
9
Minugua, Los linchamientos, párr. 9.
10
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 42.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
31
étnico mixto.11 Según los datos manejados por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Rafael Landívar,
casi el 90% de los linchamientos se cometieron en el área rural,
el 75% en comunidades indígenas, el 22% en comunidades
ladinas y el 3% en comunidades mixtas.12
Llama la atención que el mayor número de los linchamien-
tos ha ocurrido en el área rural, en comunidades de mayoría
indígena y en regiones que fueron golpeadas duramente por los
36 años de conflicto armado interno.13 Por otro lado, el fenó-
meno de ninguna manera se limita a tales lugares.14
Autores
11
Ibid., párr. 43.
12
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 6.
13
Sobre este último factor, ver, entre otros, Minugua, Los linchamientos,
párrs. 9-10; idem, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 56.
14
Para muestra, un botón: “Dos hombres resultaron ayer agredidos y ba-
leados por una turba de vecinos, después de que supuestamente fueron sor-
prendidos cuando saqueaban una casa localizada en [la] zona 18 de la capital”
(Janett Recinos, “Turba intenta linchar a presuntos asaltantes”, Siglo Vein-
tiuno, 7 de febrero de 2001, pág. 8).
15
Minugua, Los linchamientos, párr. 6.
16
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 49; idem, Los lin-
chamientos, párr. 8.
17
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 49; idem, Los lin-
chamientos, párrs. 8, 15. Sin embargo, los reportajes de la prensa dan la
impresión que generalmente la mayoría de la turba apoya el linchamiento.
18
Minugua, Los linchamientos, párr. 6.
32 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
Víctimas
19
Ibid., párr. 8; para ejemplos concretos, ver Minugua, Situaciones sobre
derechos humanos, párr. 47.
20
Minugua, Los linchamientos, párr. 8.
21
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 48.
22
Ibid., párr. 46b; Minugua, Los linchamientos, párr. 8.
23
Myriam Larra, “Persecución penal en caso de linchamientos es casi nu-
la”, Prensa Libre, 23 de enero de 1998, pág. 2.
24
Ibid.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
33
25
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 53.
26
Minugua, Los linchamientos, párr. 7.
27
He aquí algunos ejemplos. El 13 de noviembre de 1996 en Totonicapán
unos tres mil vecinos lincharon al pastor evangélico Erwin De León Soto y
tres varones de su iglesia, todos ellos de San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango.
Fueron confundidos con los asaltantes de un autobús porque, como iban de
cacería, estaban armados (Prensa Libre, 14 de noviembre de 1996, págs. 1, 3,
10). El 17 de marzo de 1998 cuatro varones fueron linchados en la aldea
Buenos Aires, en San Cristóbal Ixchiguán, por una turba que los confundió
porque dieron jalón a los supuestos asaltantes de un camión repartidor de
cerveza (Julio López y Claudia Argueta, “Linchamientos: Justos pagan por
pecadores”, Siglo Veintiuno, Guatemala, 17 de marzo de 1998, pág. 3). El 29
de abril de 2000 en Todos Santos Cuchumatán, un turista japonés y el piloto
guatemalteco del autobús de turismo fueron ultimados por una turba que les
atribuía pretender robar un niño para sacrificios satánicos (Minugua, Undéci-
mo informe sobre derechos humanos, párr. 69; “El fanatismo de los margina-
dos”, El País (España), 20 de mayo de 2000.
28
Minugua, Los linchamientos, párr. 7. Para algunos ejemplos concretos,
ver idem, Situaciones sobre derechos humanos, párrs. 44-45; Julio Vásqez,
“San Marcos: Linchado por decisión de tribunal popular”, Siglo Veintiuno,
12 de septiembre de 2000, pág. 10.
29
“Turba lincha a juez”, Siglo Veintiuno, 14 de marzo de 2001, pág. 3.
34 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
30
“Turba libera a Quej en Alta Verapaz”, Siglo Veintiuno, 18 de enero de
2001, pág. 6; “Quej: Les incitaban a que me lincharan”, Prensa Libre, 19 de
enero de 2001, pág. 8.
31
Ibid. Hubo un caso similar el año pasado en el Petén; ver “Petén: Inten-
tan linchar a cuatro concejales”, Siglo Veintiuno, 20 de septiembre de 2000,
pág. 10.
32
“Editorial: Urge seguridad y respeto”, Siglo Veintiuno, 30 de marzo de
2001, pág. 14.
33
Maynor Caballeros y Jorge Jiménez, “Chajul, Quiché: Intentan linchar a
auditores”, Siglo Veintiuno, 4 de abril de 2001, pág. 8.
34
Jorge Jiménez, “Turba lincha a un hombre”, Siglo Veintiuno, 10 de
abril de 2001, pág. 10.
35
“Alcalde tomado de rehén”, Siglo Veintiuno, 26 de abril de 2001, pág.
8.
36
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 46a; idem, Los
linchamientos, párr. 6.
37
Minugua, Los linchamientos, párr. 6; Mario Ramos, “Linchados serían
víctimas planificadas”, Siglo Veintiuno, 30 de abril de 2001, págs. 2-3
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
35
participación directa de agentes o ex agentes del Estado”.38 En
los primeros once meses del año 1999, en sólo el 32% de los
casos verificados por la Minugua la violencia de la turba fue
una reacción espontánea; el 43% fueron actos planificados y
organizados; y en el 25% la Minugua no logró determinar si
fueron espontáneos o premeditados.39 Casi todos los lincha-
mientos en que hubo más de dos víctimas obedecieron a accio-
nes planificadas.40
Teorías
cia [sic] nacional”, Siglo Veintiuno, 31 de julio de 2000, pág. 18; Vásqez,
“Linchado por decisión de tribunal popular”; Javier Méndez, de la Procuradu-
ría de los Derechos Humanos, según Julio Vásquez, “San Marcos: Tribunal
popular a la caza de asaltantes”, Siglo Veintiuno, 14 de septiembre de 2000,
pág. 8; Rocael Cardona, comisionado presidencial para la descentralización,
citado en “Admiten ingobernabilidad”, Siglo Veintiuno, 30 de marzo de 2001,
pág. 4.
45
Acisclo Valladares, entonces Procurador General de la Nación, citado
en Nancy Avendaño y Manolo García, “El poder de la costumbre”, Prensa
Libre, 3 de agosto de 1997, sección “Actualidad”, págs. 9-10; Víctor Ferrigno,
del Programa de Justicia de la Agencia Internacional para el Desarrollo, según
“Linchamientos”, Siglo Veintiuno, 14 de agosto de 2000, pág. 3; “Minugua
cuestiona linchamientos”, Guatemala, elPeriódico, 10 de octubre de 2000,
pág. 3.
46
Avendaño y García, “El poder de la costumbre”, pág. 10. Este factor
podría expresarse igualmente a la inversa: la dificultad que los jueces tienen
con los idiomas indígenas. Aparentemente esta dificultad influyó en la absolu-
ción del ex comisionado militar Cándido Noriega Estrada, acusado por qui-
chés monolingües de 156 delitos (Coloj, “El linchamiento”, pág. 47).
47
Avendaño y García, “El poder de la costumbre”, págs. 9-10.
48
Ibid., pág. 10; Coloj, “El linchamiento”, págs. 36-46; Julie López y
Claudia Argueta, “Obispo de San Marcos: Un hecho absurdo e irracional”,
Siglo Veintiuno, 19 de marzo de 1998, pág. 3; Similox, “La problemática de
los linchamientos”, pág. 2; Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos,
pág. 9; Edgar René Sáenz, “Querían lincharlos”, Prensa Libre, 14 de febrero
de 2001, pág. 34.
49
Avendaño y García, “El poder de la costumbre”, pág. 10; Mario Anto-
nio Sandoval, “Libres por buena conducta”, Prensa Libre, 31 de diciembre de
1997, pág. 10; Sáenz, “Querían lincharlos”; Alfred Kaltschmitt, “El síndrome
de Senahú”, Siglo Veintiuno, 22 de marzo de 2001, pág. 11.
50
Procurador de los Derechos Humanos Julio Arango Escobar, Procurador
General de la Nación Acisclo Valladares Molina, Vicepresidente de la Repú-
blica Luis Flores Asturias y diputado Vinicio Villar Anleu, citados en “Diver-
sas reacciones al violento ataque”, Prensa Libre, 23 de enero de 1998, pág. 3;
“Lapidan y queman a un hombre en San Marcos”, Prensa Libre, 2 de enero de
1998, pág. 7; Miguel Ángel Albizures, “Linchamientos: Un problema a en-
frentar”, elPeriódico, 19 de junio de 1998, pág. 11; Similox, “La problemática
de los linchamientos”, pág. 2; “elEditorial: Los linchamientos son síntomas de
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
37
de autoridades oficiales legalmente constituidas en las co-
munidades rurales,51 el reciclaje de agentes de la PNC,52 y
el vacío de autoridad causado por la disolución de las PAC
y los comisionados militares y el cierre de algunos destaca-
mentos militares.53
2. Falta de oposición decidida a los linchamientos de parte de
líderes “(periodistas, intelectuales, partidos políticos, deno-
minaciones religiosas, autoridades tradicionales, institucio-
nes de gobierno, organizaciones no gubernamentales)”54 y
de parte del pueblo.55 La impunidad de los linchamientos
alienta su reiteración.56 En varios casos no sólo los instiga-
dores sino también autoridades locales o personas con un li-
derazgo moral en la comunidad han pretendido legitimar el
linchamiento moralmente.57 El Estado poco ha hecho para
investigar los linchamientos y sancionar a los culpables a
58
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 53; idem, Los lin-
chamientos, párrs. 20, 22.
59
Larra, “Persecución penal en caso de linchamientos es casi nula”; idem,
“Impunes 84 casos de linchamiento”, Prensa Libre, 25 de enero de 1998, pág.
3; Albizures, “Linchamientos: Un problema a enfrentar”; Minugua, Situacio-
nes sobre derechos humanos, párr. 52; idem, Los linchamientos, párrs. 22, 23,
25; Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 6.
60
Minugua, Los linchamientos, párrs. 15, 27; “elEditorial: No cesan los
linchamientos”.
61
Coloj, “El linchamiento”, págs. 47-48.
62
Para un caso, ver Minugua, Undécimo informe sobre derechos huma-
nos, párr. 70; idem, Los linchamientos, párr. 24.
63
Minugua, Los linchamientos, párrs. 17, 18.
64
Larra, “Persecución penal”. Según Larra, escribiendo en enero de 1998,
el hecho que la mayoría de los linchamientos se ha producido en aldeas indí-
genas “ha llevado a que estudiosos en la materia y sociólogos señalen que
estas acciones son producto del derecho consuetudinario indígena”.
65
Minugua, Los linchamientos, párr. 10.
66
Ibid., párr. 31; Jesús Gómez, “Reactivación de autoridades mayas: Fin a
los linchamientos”, Siglo Veintiuno, 22 de marzo de 2001, pág. 11.
67
Minugua, Los linchamientos, párr. 32; Polo et al., La “barbarie” de los
linchamientos, pág. 7; Avendaño y García, “El poder de la costumbre”, págs.
8-10.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
39
parte de la definición que se da al término “linchamiento”.
Las sentencias aplicadas por el derecho indígena han llega-
do a azotes públicos,68 pero aparentemente ninguna senten-
cia de muerte ha sido pronunciada por dicho sistema. Por
otro lado, las penas aplicadas en base a la ley consuetudina-
ria aparentemente violan el artículo 203 de la Constitución
Política de la República de Guatemala: “La función juris-
diccional se ejerce, con exclusividad absoluta, por la Corte
Suprema de Justicia y por los demás tribunales que la ley es-
tablezca”.69
5. La imposición, comenzando durante el enfrentamiento ar-
mado, por la influencia tanto del Ejército como de la guerri-
lla, de un modelo social militarizado, “que valoró las con-
ductas agresivas y defensivas y el verticalismo jerárquico,
en lugar del diálogo democrático y la construcción de con-
sensos”.70 “Los modelos de convivencia y la distribución del
poder social, que existían antes del enfrentamiento, resulta-
ron destruidos y aún no ha sido posible reestructurar el teji-
do social y los modelos y mecanismos de la convivencia
grupal”.71 Generalmente esta causa se vincula con la im-
plantación de estructuras contrainsurgentes durante el pe-
ríodo de conflicto, las cuales todavía tienen poder.72
6. La cultura de violencia, fruto de los casi 36 años de conflic-
to interno, que propicia una actitud social de revanchismo y
venganza.73
68
Jorge Jiménez, “Otro caso de aplicación de ley maya en Quiché”, Siglo
Veintiuno, 23 de agosto de 2000, pág. 23; “Líderes indígenas defienden apli-
cación de ley maya”, Siglo Veintiuno, 24 de agosto de 2000, pág. 8.
69
“Editorial: ¿Dos sistemas de justicia?”, Siglo Veintiuno, 24 de agosto de
2000, pág. 14.
70
Minugua, Los linchamientos, párr. 10; cp. “Reactivación de autoridades
mayas: Fin a los linchamientos”, pág. 11.
71
Minugua, Los linchamientos, párr. 10; ver idem, Situaciones sobre de-
rechos humanos, párr. 56.
72
Minugua, Los linchamientos, párrs. 9-10; idem, Situaciones sobre de-
rechos humanos, párr. 56; CEG, “No a los linchamientos”; Adrián Zapata,
“Las raíces contrainsurgentes de los linchamientos”, Siglo Veintiuno, 21 de
marzo de 2001, pág. 10.
73
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 8; Alvaro Ramaz-
zini, obispo de San Marcos, citado en López y Argueta, “Un hecho absurdo e
40 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
83
Minugua, Los linchamientos, párr. 10.
84
Ibid.
85
Albizures, “Linchamientos: un problema a enfrentar”.
86
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 8.
87
Similox, “La problemática de los linchamientos”, pág. 2.
88
Minugua, Los linchamientos, párr. 28.
89
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 7.
90
Novales, citado por Interiano, “Novales: Sectores no quieren justicia”.
91
Según Arístides Crespo Villegas, entonces diputado del Frente Republi-
cano Guatemalteco (FRG), “los linchamientos nunca habían existido hasta que
llegó al poder el Partido de Avanzada Nacional” (citado por Larra, “Impunes
84 casos de linchamiento”, 25 de enero de 1998).
92
Leonel López Rodas, secretario general del PAN, comentando la tenta-
tiva de linchamiento contra el Ministro de Ambiente Haroldo Quej Chen,
llamó al partido de gobierno (FRG) a satisfacer las necesidades de la pobla-
ción y así evitar estos incidentes (“Quej: Les incitaban a que me lincharan”).
93
Similox, “La problemática de los linchamientos”, pág. 1.
94
Ibid., págs. 1-2.
42 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
95
Ibid., pág. 2.
96
Ibid.
97
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 8.
98
Minugua, Los linchamientos; ver también “elEditorial: No cesan los
linchamientos”.
99
Para intentar legitimar moralmente los linchamientos, los instigadores,
autoridades locales y personas que ejercen una autoridad moral en la comuni-
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
43
1998, el 49% de los habitantes de la ciudad de Guatemala no
confiaba en ninguna de las instituciones del sistema de justi-
cia—la policía, el MP, los tribunales de justicia.100 La descon-
fianza ha de ser más profunda aún en otras partes de la repúbli-
ca. En su informe anual presentado en enero de 2001, Julio
Arango, Procurador de Derechos Humanos, reservó sus críticas
principales para la violencia, la inseguridad y la falta de medi-
das eficientes para combatirlas por parte del Gobierno.101
Podría pesar en contra de este punto de vista la afirmación
hecha por la Minugua en enero de 2000 de que los departamen-
tos con mayor incidencia de linchamientos son los que tienen
menor incidencia del fenómeno delictivo.102 Es difícil saber
cómo evaluar esta afirmación. La Minugua no la incluye en su
informe más completo sobre los linchamientos en diciembre de
2000.103 ¿La omitió porque la había descartado? Si la afirma-
ción está en lo correcto, se tendría que preguntar qué otro factor
podría engendrar en la población rural tanta desesperación
frente a la criminalidad. Quizás la tasa de criminalidad ha au-
mentado sensiblemente en esos lugares, o tal vez los pobladores
toleran menos la delincuencia que los habitantes de otras partes
del país. Sea como fuere, difícilmente se puede negar que los
ciudadanos de los departamentos más afectados explícitamente
expresan su desconfianza en el sistema de justicia para prote-
gerlos de los malhechores.
Otro de los factores que más alienta los linchamientos tiene
que ser la poca oposición decidida a ellos. A este elemento
muchos de los analistas le dan realce. Es una causa relativa-
mente específica, y por lo tanto un blanco que se puede atacar.
Dos causas importantes de los linchamientos, apenas men-
cionadas en la literatura sobre el fenómeno pero de especial
dad han esgrimido diversas justificaciones; “la más común es que el lincha-
miento es una respuesta frente a la ineficacia de la justicia” (Minugua, Los
linchamientos, párr. 12).
100
“Justicia: Población desconfiada y con poca información”, Prensa Li-
bre, 25 de enero de 1998, pág. 2.
101
Rosa María Bolaños, “Registra aumento de denuncias a PDH”, Siglo
Veintiuno, 31 de enero de 2001, pág. 10.
102
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 56.
103
Minugua, Los linchamientos.
44 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
104
CEG, “No a los linchamientos”. Con todo, hace falta que la CEG usara
en algún lugar la palabra “pecado”. Otros que han argumentado que el lin-
chamiento no se puede justificar, aunque desde una perspectiva secular,
incluyen a Minugua, Los linchamientos; José Joaquín Camacho, “Los asesina-
tos = linchamientos: Luces y sombras”, Siglo Veintiuno, 5 de agosto de 2000,
pág. 12 (Camacho también cita al Presidente Portillo en el mismo sentido); y
el editorialista que redactó “Nos hundimos en la barbarie”.
105
Minugua, Los linchamientos, párr. 12.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
45
atenuantes. Una encuesta realizada en agosto de 1996 indica
que el 58% de los guatemaltecos estaba “de acuerdo…que la
población ‘queme a los delincuentes’”, y que el 76% estaba de
acuerdo “en que la población ‘tome justicia por mano pro-
pia’”.106 Aun entre quienes denuncian estos actos como inmora-
les, crímenes e injustificados, pocos han dicho que son peca-
dos, ofensas contra Dios.107 Menos aún se ha hecho para de-
mostrar esto desde la Biblia. Semejante demostración hará más
mella que una condena de los linchamientos basada sólo en
conceptos y términos como “inmoralidad”, “derechos huma-
nos” y “valor de la vida”.
106
Prensa Libre, 27 de abril de 1997, pág. 2.
107
Coloj cita una excepción. Reprendiendo a la población de Patzún que
buscaba linchar a unos ladrones que robaban en el templo católico, el sacerdo-
te del lugar dijo, “El pueblo de Dios no debe hacer justicia por mano propia
porque es pecado”. Sin embargo, acota Coloj, mientras el cura hablaba, “uno
de los malhechores le apuntaba con la pistola a la cabeza” (Coloj, “El lincha-
miento”, pág. 57).
108
Para más información sobre los delitos que debían ser penados con la
pena capital según la Ley de Moisés, ver Gary Williams, “Los propósitos de
las penas mosaicas y modernas”, Kairós 18 (enero-junio 1996), pág. 49, n. 46.
46 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
109
Sin embargo, la pena capital se aplica más en Guatemala que en mu-
chos otros países; ver ibid., págs. 31, 48, nn. 34, 35.
110
Sobre la demora en los procesos penales, ver ibid., págs. 34-35.
111
Sobre la función disuasiva de las penas mosaicas, ver ibid., págs. 31-
36.
112
Minugua, Los linchamientos, párr. 28, califica esta creencia como
“errónea”, pero no conozco ningún estudio estadístico al respecto. Probable-
mente muchos guatemaltecos están de acuerdo, en algún grado, con los lin-
chadores de Nueva Concepción que dijeron: “Deseamos darles un ejemplo a
los delincuentes, de que ya no estamos dispuestos a soportarlos más” (Prensa
Libre, 23 de marzo de 1996, pág. 2).
113
Sobre la función purificadora de las penas mosaicas, ver Williams,
“Penas mosaicas y modernas”, pág. 42.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
47
víctima de un homicidio,114 y la lapidación debería ser no sola-
mente presenciada, sino también llevada a cabo, por la comuni-
dad (Lv. 20:2, 17; 24:14, 16, 23; Nm. 15:35; Dt. 13:9; 17:7;
21:21). El linchamiento se asemeja mucho más a esta legisla-
ción que la forma oficial de realizar la pena capital.
Algunos aducen que la hoguera (Lv. 20:14; 21:9), el empa-
lamiento (Nm. 25:4) y la horca (Dt. 21:22-23) se reconocían
como medios letales en la Ley de Moisés. Estos suplicios tam-
bién guardan cierta semejanza con los linchamientos. Sin em-
bargo, parece que estos castigos no se aplicaban al reo vivo,
sino sólo al cadáver, para dar más publicidad a la ejecución y
para intensificar la humillación del muerto.115
114
La palabra hebrea traducida “vengador” es go’el, que en otros contex-
tos se usa de la persona que socorre (o debe socorrer) a su pariente desampa-
rado en situaciones críticas (Lv. 25:25-26; Nm. 5:8; Rt. 2:20; 3:12; 4:1, 6, 8).
Ver Gary Williams, Dios permanece fiel: Jueces y Rut (Estudio Bíblico ELA;
Puebla: Ediciones Las Américas, 1995), pág. 111.
115
Para algunas evidencias, ver Williams, “Penas mosaicas y modernas”,
págs. 32-33.
116
El verbo hebreo literalmente significa “levantar”. Los intérpretes discu-
ten si aquí significa “aceptar” o “propagar”.
48 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
117
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 46b.
118
Ex. 22:8 y Dt. 21:1-9 reconocen que habrá casos de hurto y de homici-
dio en los cuales no será posible identificar al responsable, y exponen el
proceder a seguir en esos casos. Las maldiciones de Dt. 27:15-25 se pronun-
cian contra criminales impunes (cp. el uso de la maldición en Jue. 17:2).
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
49
Contaminan la tierra. Derramar sangre inocente debido a
la omisión del debido proceso contamina la tierra y al pueblo
ante los ojos de Dios (Dt. 19:10).
119
Así traduce la Versión Reina-Valera Actualizada. Ver también las no-
tas sobre Ex. 20:13 en La Biblia de las Américas y en la Reina-Valera 1995:
Edición de Estudio. Para una discusión más técnica y amplia, ver Brevard S.
Childs, The Book of Exodus: A Critical, Theological Commentary (Old
Testament Library; Filadelfia: Westminster Press, 1974), págs. 419-21.
50 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
120
Minugua, Los linchamientos, párr. 14.
121
Ibid., párr. 7. Las circunstancias agravantes se definen en el artículo 27
del Código Penal.
122
Edith Marilena Pérez Ordeña, entonces Juez Segundo de Primera Ins-
tancia de Chimaltenango, citada por Coloj, “El linchamiento”, pág. 30; Polo et
al., La “barbarie” de los linchamientos, pág. 5.
123
Ibid., pág. 6.
124
Coloj, “El linchamiento”, pág. 62.
125
Para más información sobre esta cuestión, ver Williams, “Penas mo-
saicas y modernas”, pág. 33.
126
Ver también Minugua, Los linchamientos, párr. 19.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
51
(Jue. 8:4-19),127 de los filisteos que quemaron a la ex esposa y
ex suegro de Sansón (Jue. 15:4-6), y de la congregación de
Israel que mató a todos los habitantes de Jabes-galaad (menos
cuatrocientas doncellas) porque esa ciudad no había apoyado la
desastrosa guerra contra Benjamín (Jue. 21:5-12).128
Cuando la Ley de Moisés receta la pena capital, en ningún
momento avala la tortura. Si bien la lapidación era más doloro-
sa que la pena de prisión que predomina hoy, y tal vez aun más
desagradable que los métodos modernos de aplicar la pena
capital (horca, fusilamiento, silla eléctrica, cámara de gas, in-
yección de drogas), la Biblia en ninguna parte aprueba los
crueles castigos físicos que comúnmente se infligen en el desa-
rrollo de los linchamientos.129
Conclusiones
135
Minugua, Los linchamientos, párr. 13.
136
Ibid., párrs. 20, 22, 39; Minugua, Situaciones sobre derechos huma-
nos, párr. 51.
137
Camacho, “Los asesinatos = linchamientos”.
138
Además de las fuentes periodísticas ya citadas, ver Eduardo Villatoro,
“Linchamientos tolerados”, Prensa Libre, 13 de febrero de 2001, pág. 15;
Carlos Escobar Armas, “Los linchamientos nunca son asociados de la justi-
cia”, Siglo Veintiuno, 22 de marzo de 2001, pág. 12. Minugua, Los lincha-
mientos reconoce el aporte positivo de los medios de comunicación social
(párr. 33), pero también los critica de avalar los linchamientos implícitamente
al llamarlos “actos de justicia popular”, etc. (párr. 34; ver también idem,
Situaciones sobre derechos humanos, párr. 55), de deshumanizar a las vícti-
mas y no efectuar análisis sobre las causas y posibles soluciones (párr. 35) y
de perpetuar el mito de que los linchamientos son parte de la “ley maya” (párr.
36).
139
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 57; idem, Undé-
cimo informe sobre derechos humanos, párr. 71; idem, Los linchamientos,
párr. 39; “Diseñarán programa pertinente contra linchamientos”, La Hora, 21
de febrero de 2001.
56 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
140
Carlos Arrazola, “La justicia llegó al área Ixil”, elPeriódico, 14 de
enero de 1997, pág. 4.
141
Minugua, Informe del Secretario General de las Naciones Unidas so-
bre la verificación de los Acuerdos de Paz de Guatemala: 1 de noviembre
1999 – 30 de junio 2000 (Guatemala: Minugua, septiembre 2000), párr. 66. El
mismo informe comenta las deficiencias del despliegue policial en los párrs.
66 y 69.
142
“Dudas sobre funcionamiento de juzgados comunales”, Prensa Libre,
23 de enero de 1998, pág. 3; “Ampliarán número de Juzgados Comunitarios”,
Prensa Libre, 25 de enero de 1998, pág. 3.
143
Ángel Alfredo Figueroa, entonces presidente de la Corte Suprema de
Justicia, citado en “Tribunales disminuirán linchamientos”, Prensa Libre, 24
de enero de 1998, pág. 2; Larra y Arellano, “De show califican plan de seguri-
dad”; “Ampliarán número de Juzgados Comunitarios”.
144
Minugua, Situaciones sobre derechos humanos, párr. 50.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
57
dades comunitarias convocaron a los pastores para escuchar
su criterio. Debido en parte a esa opinión pastoral, el lin-
chamiento no se consumó, sino que los acusados fueron en-
tregados a la Policía Nacional.145
2. En 1998 el pastor evangélico Eugenio Nij intentó detener el
linchamiento de dos mujeres en San Raymundo, Guatemala.
Como resultado, fue detenido y acusado de haber instigado
a los linchadores. Pasó meses preso antes de ser absuelto de
los cargos.
3. El 14 de mayo de 1998 Vitalino Similox, Secretario Ejecu-
tivo de CIEDEG, presentó un análisis de los linchamien-
tos.146
4. El 16 de agosto de 2000, la CEG emitió un Comunicado en
el cual expresó su total rechazo a los linchamientos y llamó
a los varios sectores de la sociedad a luchar para erradicar-
los.147
5. La Radio Cultural varias veces ha advertido a su auditorio
de no participar en los linchamientos.
6. La Iglesia Católica, la Iglesia Menonita y el Consejo Lati-
noamericano de Iglesias (CLAI) han venido atacando el
problema de los linchamientos indirectamente, mediante sus
esfuerzos para fomentar una cultura de paz en Guatemala.
La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Gua-
temala incluye los linchamientos como un subtema en sus
capacitaciones para promover una cultura de paz.
7. La monja Barbara Ann Ford, en los últimos meses antes de
su asesinato el 5 de mayo de 2001, desarrolló campañas
contra los linchamientos en el Quiché.148
8. Durante los últimos meses quien esto escribe ha tenido la
oportunidad de compartir las ideas aquí vertidas en una va-
riedad de foros, incluyendo el capítulo guatemalteco de la
145
Entrevista al pastor Antonio Pop González, Guatemala, 20 de febrero
de 2001.
146
Similox, “La problemática de los linchamientos”. El análisis no ha sido
publicado formalmente, pero se puede conseguir una fotocopia en la sede de la
CIEDEG en la ciudad de Guatemala.
147
CEG, “No a los linchamientos”.
148
Jorge Jiménez, “Caso de Ann Ford: La SAE ve crimen político”, Siglo
Veintiuno, 7 de mayo de 2001, pág. 8.
58 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
RECOMENDACIONES
149
Minugua, Los linchamientos, párr. 41; ver también idem, Situaciones
sobre derechos humanos, párr. 59.
150
Minugua, Los linchamientos, párrs. 53, 54
151
Ibid., párr. 30.
152
Ibid., párrs. 21, 39, 40, 42-52.
153
Ibid., párr. 37.
154
Polo et al., La “barbarie” de los linchamientos, págs. 9-10.
155
Ibid., págs. 10.
156
Minugua, Los linchamientos, párr. 49.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
59
ticas sólo cuando la Biblia les dé suficiente respaldo. Así que,
sin titubeos la Iglesia puede endosar la recomendación de que
la Dirección de la PNC “debería controlar severamente los
abusos y conductas antiéticas y delictivas de los policías en las
comunidades”,157 pero, ¿qué evaluación puede dar la Iglesia
institucional de la recomendación de reforzar la presencia de
agentes indígenas de la PNC en sus regiones de origen,158 o
sobre la idea que “un nuevo plan de emergencia contra la cri-
minalidad evitaría que la población siga tomando la justicia por
propia mano”?159 Los ministros y teólogos, en esos roles, son
competentes para ofrecer evaluaciones y propuestas para la
sociedad solamente si las pueden apoyar con revelación divina.
Los profetas antiguotestamentarios criticaron sin ambages
las injusticias y opresiones de sus tiempos, e instaron a las
autoridades y al pueblo a corregirlas. Sin embargo, no propu-
sieron programas o métodos para lograr los ideales que exigie-
ron, y generalmente no hicieron críticas específicas de los pro-
gramas y métodos empleados por los gobiernos. En cambio, fue
un gobernante, Nehemías, quien respondió a un clamor del
pueblo con una propuesta concreta (Neh. 5:1-13). En este sen-
tido, los cristianos como ciudadanos deben seguir el ejemplo de
Nehemías, pero la Iglesia como organización y sus representan-
tes deben ser imitadores de los profetas.
Los ministros deben repartir los misterios revelados por
Dios (1 Co. 4:1-2), no su supuesta sabiduría humana (1 Co.
1:17-3:20), y deben estar vigilantes para confundir lo menos
posible las dos cosas. Deben blandir ante el pueblo y los gober-
nantes principios derivados de las Sagradas Escrituras, y deben
relacionarlos con la vida real, incluyendo cuestiones del Estado,
pero en cuanto a lo que no se puede evaluar desde la Biblia,
deben callarse. Esto significa que tendrán que reservar para sí
sus opiniones personales sobre muchas cuestiones relacionadas
con los sistemas, programas y métodos que los gobiernos si-
157
Ibid., párr. 46.
158
Ibid., párr. 46.
159
Rosalina Tuyuc, entonces jefa de bancada del Frente Democrático
Nueva Guatemala, y Edmundo Mulet, secretario general de la Unión del
Centro Nacional, citados por Larra y Arellano, “De show califican plan de
seguridad”.
60 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
160
CEG, “No a los linchamientos”.
161
Similox, “La problemática de los linchamientos”, pág. 3; Novales, ci-
tado por Interiano, “Novales: sectores no quieren justicia”.
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
61
13) como en los injustos (Lc. 18:1-5). Aun un gobernante de
bien como Nehemías puede ser insensible a la desespera-
ción de los pobres; para que se despierte hace falta que los
afligidos levanten la voz (Neh. 5:1-6).162
7. Que los operadores de justicia sean sabios y, valga la redun-
dancia, justos (Dt. 1:13-17; Ex. 18:21; Lv. 19:15).
162
“¿Se le habría ocurrido a Nehemías hacer la reforma sin ese clamor del
pueblo? Según el v. 6, parece que no… El poder político de Nehemías hace
posible y viable la reforma, sin embargo la iniciativa no viene de arriba sino
que surge de abajo. Es un hecho socio-político digno de atención”. José Seve-
rino Croatto, “La deuda en la reforma social de Nehemías (un estudio de
Nehemías 5:1-19)”, Revista de interpretación bíblica latinoamericana 5-6
(1990), pág. 35.
163
Para las recomendaciones que Similox hace a la iglesia, diferentes de
las nuestras, ver “La problemática de los linchamientos”, pág. 3.
62 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
164
Sobre los salmos imprecatorios, ver Williams, Salmos, págs. 103-110.
165
Minugua, Undécimo informe sobre derechos humanos, párr. 69.
166
Ibid.
167
Entre las causas de los linchamientos, un reportaje menciona la si-
guiente: “Algunos especialistas han destacado además la perversa influencia
de varias sectas religiosas arraigadas en Guatemala que exacerban el miedo
hacia lo diabólico y siembran la histeria” (“El fanatismo de los marginados”).
168
Coloj describe los linchamientos de la siguiente manera: “La captura
de los delincuentes generalmente se realizan [sic] en tumulto. Los gritos de las
víctimas alertan a los vecinos…y [es] entonces cuando hombres y mujeres,
ancianos y niños, mayas y ladinos, católicos y evangélicos, y todos provistos
de diferentes arma…se lanzan en auxilio de la víctima” (Coloj, “El lincha-
miento”, pág. 48, énfasis mío).
Los linchamientos en Guatemala: Una perspectiva bíblica
63
20:20, 27). La orientación debe incluir una contundente
condena de los linchamientos. Entre muchos sectores de la
población una condena basada en textos bíblicos será mu-
cho más persuasiva que una que se fundamenta en princi-
pios y términos filosóficos como “los derechos humanos”,
“el valor de la vida” y “la dignidad del ser humano”.
9. Confrontemos a los injustos, tanto los delincuentes en gene-
ral como los linchadores, con el castigo que recibirán de
Dios por sus acciones. Tal confrontación es peligrosa, pero
es lo que Dios exigió a Elías cuando el rey Acab tomaba po-
sesión de la viña de Nabot, víctima de un asesinato judicial,
y, sorprendentemente, el malvado Acab se arrepintió (1 R.
21:17-29).
10. Busquemos formas de ser pacificadores, especialmente en
las comunidades proclives a los linchamientos (Mt. 5:9).
11. Que los seminarios estudien el fenómeno de los linchamien-
tos, la participación de los evangélicos en ellos y formas
cómo la iglesia puede coadyuvar a refrenar el fenómeno. Es-
tos temas podrían ser puntos de tesis a nivel de licenciatura
o maestría.
12. Reconozcamos que la Biblia no da respuestas específicas
para todo aspecto del problema de los linchamientos, y que
la doctrina de la gracia común implica que los no cristianos
pueden aportar soluciones sabias (Ex. 18:13-27).
13. Proveamos cuidado pastoral para los sobrevivientes de
linchamientos y para los familiares y allegados de quienes
han perecido linchados. Tales personas son marcadas por
cicatrices emocionales y espirituales, desde el temor de una
repetición de los hechos hasta un odio vengativo contra los
linchadores. Tienen que perdonar a los victimarios (Mt.
5:44; 6:12, 14-15; Lc. 6:37; 11:4; 23:34; Hch. 7:60), pero
pueden requerir de tiempo y ayuda para llegar a ese punto.
14. Ministremos a los linchadores. Pueden ser miembros de
nuestras iglesias. Ayudémosles a reconocer su pecado, arre-
pentirse, recibir el perdón de Dios y hacer frente a las con-
secuencias de su acción. En lo posible guiémoslos a “resar-
64 KAIRÓS Nº 28 / Enero - Junio, 2001
169
Similox, “La problemática de los linchamientos”, pág. 3.