20, Marx, K y E. J. Hobsbawn - Formaciones Económicas Precapitalistas PDF
20, Marx, K y E. J. Hobsbawn - Formaciones Económicas Precapitalistas PDF
HOBSBAWM
FORMACIONES ECONÓMICAS
PRECAPITALISTAS
EDITORIAL C R ÍTIC A
Grupo editorial 'Grijalbo
BARCELONA
hdición preparada por J oaquim Sempere
Traducción castellana:
G regorio O r t iz . Tavier P érez R oyo y W enceslao R oces
J. S. C.
INTRODUCCIÓN
I
2. —MARX-H0BS8AWM
18 ERIC J. HOBSBAWM
II
3. — U ARX-H OBSBAWU
34 ÉRTC J. HOBSBAWM
III
32. Como, por ejemplo, en las páginas 106, 108, 123. En El Capital, III,
se habla de ellas, en general, con este sentido. Véase, en la ed. de Berlín,
1936, las pp. 357, 665, 684, 873, 885, 886 y 937.
4. — MARX-HOBSBAWM
50 ERÍC J. H O BSBA W M
blémas éstos que cada; día han preocupado más a los historia
dores marxistás, comó lo demuestra la discusión que en el
plano internacional surgió en los primeros años de la década
del| 50, tomando comp base los Estudios sobre el desarrollo
del\ capitalismo, de M. H. Dobb, así como el debate pos
terior lacerca dé la ley «económica fundamental del feudalis
mo^ en la URSS. Cualesquiera hayan sido los resultados de
una y i otra;; discusión j— si bien los de la primera parecen
aventajar a los de la segunda— , ambas presentan el inconve
niente .indudable de la' inexistencia de indicaciones acerca de
las opiniones del propjo Marx sobre la cuestión. No hubiera
sidq imposible que se] hubiera manifestado upa coincidencia
ent(e la opinión de éste y la mantenida por J5obmen senti
do de ¡que k m j5nn.e^pUcativa.de la d ecad étw / feudd.iue
,«la ¡inéficacia del feudalismo como sistema de producción,
sumada a las crecientes necesidades de ingresos sentidas por
lí^ Í:la |§ +;Hdihináhtes a pesar de que Marx se cuida muy
¡ffiW^?Wsubrayár' la relativa inflexibilidad de las exigencias
tle la clase feudal dominante, y su inclinación a establecerlas
convencionalmente.35 También habría podido coincidir con la
opinión sostenida por R. H. Hilton de que «la lucha por la
Tentá-fue el TPn*or primordial d? Ia snríedad1^feudal»7 hipn
pdífnos 'CaKe “duda’de que habría rechazado/TomcTlimplifica-
ción exagerada, la opinión de PÓrshnev de que este motor
primordial fue la lucha simple de las masas explotadas. Ño
^obstante, ío Serio es que (M arino parece ciar en parte alguna
opiniones que anticipen a las de estos autores, y desde luego
donde no lo hace es en las Formen.
35. El Capital, III, cap .’47, secc. II, pp. 843-845. La cita de Dobb es
de Studies in the devélopment of cayitalism, Routledge and Kegan Paul,
Londres, 1946, p. 42 [hay trad. cast.: Estudios sobre el desarrollo del capi
talismo, Siglo X X I, Madrid,; 1976*]. La posterior cita de Hilton es del
volumen colectivo The transition from feudalism to capitalism, Londres,
s. d., p. 70 [hay trad. cast.: véase injra, nota 67].
INTRODUCCION 55
37. Términos tales como wiirdigcs Zuiifituesen («la dignidad del sis
tema gremial»), el «trabajo en parte artístico y, en parte, realizado por
sí mismo», stadtischer Gewerbefleiss («actividad artesanal urbana») son em
pleados constantemente. Todos ellos tienen matices emocionales y, por cierto
que, en general, de aprobación.
INTRODUCCION 57
IV
39. Engels se refiere a las esperanzas que los dos tenían en una revo
lución rusa en los últimos años de la década del 70, y, en 1894, prevé, espe
cíficamente, la posibilidad de que «la revolución rusa dé 1$ señal para la
revolución de los obreros en Occidente, de tal modo que se complementen»,
MEW, X V III, p. 668. Otras referencias: Marx a Sorge, 27-IX-1877; En
gels a Bernstein, 22-11-1882.
ou ERIC J. H OBSBAWM
40. D e una carta a Vera Sasulich, 1881. Hay cuatru borradores de esta
carta, tres de ellos impresos en MEW, X IX , pp. 384-406.
41. Postfacio a «Soziales aus Russland» {MEW, X V III, pp. 663-664).
42. El Capital, III, ed. cit., pp. 365-366.
43. Por ejemplo, cartas a Sasulich, loe. cit., pp. 387, 388, 402, 404.
INTRODUCCIÓN 61
5. —MARX-HOBSUAWM
66 E R IC J. H OBSBAWM
(1964)
ERIC J. HOBSBAWM
Introducción
KARL MARX
Formaciones económicas precapitalistas
E l p re se n te te x to de M arx fo r m a p a rte de lo s E le
m e n to s fu n d a m en ta le s p a r a la c r ític a de la eco
n o m ía p o lític a (G ru n d risse der K r itik d er P o li-
tis c h e n O k on om ie) cu y a ed ición en esp a ñ o l h em o s
publicado ín teg r a . D e le ctu r a s in du da d ifíc il, la s
F o r m a c io n e s ilu m in an lo s p u n to s de v is ta de M arx
r e fe r e n te s a l d esa rro llo econ óm ico de la so cied a d
h u m an a com o to ta lid a d , d esd e el com u n ism o p ri
m itiv o h a s ta el ca p ita lism o y el so cia lism o , y s o
bre el p roblem a de la p eriod ización y lo s e sta d io s
e v o lu tiv o s del d esarrollo econ óm ico. A p a r tir de
la con cep ción fu n d a m en ta l de M arx so b re la p ri
m a cía del d esarrollo econ óm ico, e s to s p u n to s de
v is ta p ru eb an ser b a sta n te m á s a b ie r to s y m en os
d o g m á tic o s o e ste r e o tip a d o s de lo que a v e c e s fu e
ron p resen ta d o s. E l co n ju n to de e s to s m a te r ia le s
prop orcion a n u ev a s fu e n te s de la m a y o r im p or
ta n c ia p ara to d o s aq u ello s in te r e sa d o s en el d e sa
rrollo d el p en sa m ien to m a r x is ta y en el problem a
g e n e ra l de la su c esió n h istó r ic a de la s fo rm a cio n es
eco n ó m ico -so cia les.
■i
&
ISBN 968-23-0051-7
pyp
_ magones
:CONOMICASr
RECAPITAUSTA9
KARL MARX Y
E.HOBSB/W
10a edición
A
CUADERNOS
II DE
PASADO Y
PRESENTE
20
pyp
primera edición, 1971
décima edición, 1982
© ediciones de pasado y presente
impreso y distribuido por siglo xxi editores, s. a.
av. cerro del agua 248-01000 méxico, d. f.
is b n 968-23-0051-6
Eric J. Hobsbawm
Introducción 5
Karl Marx
Formas que preceden a la
producción capitalista 49
Notas 99
Karl Marx
Formas que preceden a la
producción capitalista
;4 4 ,
Si un supuesto del trabajo asalariado y una de las condicio
nes históricas del capital es el trabajo libre y el cambio de este
trabaje^ Ubre . por dinero a_ fin de reproducid y . . v ^ ^ fil
¿ ñ é ro ^ a fin de ser consumido por el dinero como valor de
uso, no para el disfrute sino como valor de uso para el dinero,
3eTmismo modo, otro supuesto es la separapión.jdel. lrabajo
libre con respecto a la.s condiciones objetivas desu.realización
-con respecto al medio de trabajo y al material de trabajo. Por
lo tanto, ante todo, separación del trabajador con respecto a la
tierra como su laboratorio natural- y, por consiguiente, disolu
ción dé la pequeña propiedad de la tierra, así como también de
la propiedad colectiva de la tierra basada en la comuna oriental.
Bajo estas dos formas el trabajador se comporta con las condi
ciones objetivas de su trabajo como con su propiedad: estamos
ante la unidad del trabajo con sus supuestos materiales. En
consecuencia, el trabajador tiene una existencia objetiva, inde
pendientemente del trabajo. El individuo se comporta consigo
mismo como un propietario, como con ¿quien es! señor de las
condiciones de su realidad. Se comporta del mismo modo con
el otro y, según que este supuesto esté puesto como derivado
de la entidad comunitaria o de las familias individuales que
Constituyen la comunidad, se comporta con los otros como con
có-propietarios, como con tantas otras encarnaciones de la
propiedad común, o como con propietarios autónomos, junto a
los cuales la propiedad común misma, que antes todo lo absor
bía y dominaba, es puesta como un particular ager publicus®
diferenciado, junto a los muchos propietarios privados de la
tierra. y
En ambas formas, los individuos no se.comportan como
trabajadores sino como propietarios —y miembros de una enti
dad comunitaria, que' al' mismo''tiempo trabajan. El objetivo de
éste trabajo no es la creación de valor-^ aún cuando es posible
' que se gécúfé ^úsírabájó para..intercambiarlo por productos
del exterior, i.e.b por plusproductos —sino que sq nfqetivo es ftl
mantenimiento del propietario individual v de.su familia así
como de ™íá enficlád comunitaria global. El poner al individuo
como Trabador,'éff éstá~desñüdez, es en sí mismo un producto
histórico. ¡i:
En la primera de estas formas de propiedad de la tierra,*
51
aparece, ante todo, como primer supuesto una entidad comuni
taria resultante de un proceso natural. La familia o la familia
devenida tribu, por ampliación o por casamientos cruzados
entre familias, o una combinación de tribus. Dado que se puede
admitir que la vida p a sto ra l, o más en general el n o m a d ism o ,
constituyala primera forma de los modos de existencia, en la
cual la tribu no se instala en una sede determinada sino que
aprovecha para el pastaje lo que va encontrando —pues los
hombres no son por naturaleza sedentarios (para ello deberían
encontrarse en un ámbito natural tan especialmente fértil como
para que se establecieran en él al igual que monos en un árbol;
al no ocurrir esto, [andarán] roaming3 como las bestias salva
jes)^-, en consecuencia, la e n tid a d c o m u n i t a r i a tr ib a l la entidad
comunitaria natural, no aparece como r e su lta d o sino como
^E ií!^^JÍSjSL M W 5dpiacjún.Jialectixa ^temporariafrfe/ su elo y de
su u tiliza c ió n . Cuando finalmente se instalen, el que'está'colec-
tm aad originaria se modifique en mayor o menor grado depen
derá tanto de diversas condiciones externas, climáticas, geográfi
cas, físicas, etc., como de su particular disposición natural, etc.:
de su "carácter tribal. La colectividad tribal resultante de un
proceso natural, o, si se quiere, la horda - la comunidad de
sangre, de idioma, de costumbres, etc.-, es el primer supuesto
de la a p ro p ia c ió n d e las c o n d ic io n e s o b je tiv a s de su vida y de la
actividad de auto reproducción y de objetivación de ésta (activi
dad como pastores, rajadores, agricultores, etc.) La tierra es el
gran laboratorio, el arsenaf, que proporciona tanto el medio de
trabajo como el material de trabajo, como también la sede, la
buse_ de la entidad comunitaria. [ Los hombres] se comportan
con ella ingenuamente, ¡tratándola] como p r o p ie d a d efe la
e n tid a d c o m u n ita ria , de la entidad comunitaria que se produce
y reproduce a través del trabajo viviente. Cada individuo se
comporta com o p i& p ig ta r io ^ o p o s e e d o r sólo en ta n to miembro,
member, de esta comunidad. La a p ro p ia c ió n real a través del
proceso de trabajo ocurre bajo estos supuestos, los cuales no
son ellos mismos p r o d u c to del trabajo, sino que aparecen como
los supuestos naturales o d iv in o s de éste. Contando siempre con
esta misma relación fundamental.como base, esta forma puede
realizarse de maneras muy diversas. P. ej., de ningún modo está
en contradicción con ella el que, tal como en la mayor parte de
las formas fundamentales asiáticas, la u n id a d o m n ic o m p re n siv a ,
que está por encima de todas estas pequeñas entidades comuni
tarias, aparezca como el p r o p ie ta r io su p e rio r o como el ú n ico
a Vagabundeando.
52
propietario, de tal modo que las comunidades efectivas sólo
aparezcan como poseedores h ered ita rio s. Dado que la unidad es
el propietario efectivo y el supuesto efectivo de la propiedad
colectiva, ésta misma puede aparecer como algo particular por
encima de las muchas entidades comunitarias particulares y
efectivas y, en consecuencia, el individuo resulta en ellas des
provisto in fací de propiedad, o la propiedad- i.e. el comporta
miento del individuo con las condiciones n a tu ra les del trabajo y
de la reproducción como con [condiciones]) que le pertenecen,
objetivas, [que son para él ell cuerpo de su subjetividad pre
existente como naturaleza inorgánica -aparece mediada para él
por una franquicia que la unidad global— unidad que se realiza
en el déspota como padre de las muchas entidades comunitarias
-[otorga]] al individuo por intermedio de la comunidad parti
cular. El plusproducto -q u e además se ve determinado legal-
mente como consecuencia de la apropiación efectiva a través
del trabajo -pertenece entonces de por sí a esta unidad supre
ma. Por lo tanto, en medio del despotismo oriental y de la
carencia de propiedad que parece existir jurídicamente en él,
existe de hecho, como fundamento, esta propiedad comunitaria
o tribal, producto sobre todo de una combinación de manu
factura y agricultura dentro de la pequeña comunidad, que de
ese modo se vuelve enteramente self-sustaining* y contiene en
sí misma todas las condiciones de la reproducción y de la
plusproducción. Una parte de su plustrabajo pertenece a la
colectividad superior, que en última instancia existe como p e r
son a, y este plustrabajo se hace efectivo tanto en tributos, etc.,
como en el trabajo común destinado a exaltar a la unidad, en
parte al déspota real, en parte a la entidad tribal imaginada, ai
dios. Este tipo de propiedad comunitaria, en tanto se realiza
realmente en el trabajo, puede a su vez aparecer [de dos
maneras]]: por un lado, las pequeñas comunidades pueden vege
tar independientemente una al lado de la otra y en ellas el
individuo trabaja independientemente, con su familia, en el lote
que le ha sido asignado (un trabajo determinado para reservas
c o le c tiv a s, por así decirlo para in su ra n ceb , por un lado, y para
c o ste a r lo s g a sto s d e la e n tid a d c o m u n ita ria en cu a n to tal,
también para la guerra, para el servicio divino, etc.; el domi-
niumc señorial en su sentido más originario se encuentra prime
ramente aquí, p. ej. en las comunidades eslavas, en las rumanas,
etc. Aquí se da la transición a la prestación personal, etc.), o,
por el otro lado, la unidad puede extenderse hasta incluir
53
también el carácter colectivo del trabajo mismo, lo cual puede
constituir un sistema formalizado como en México, en especial
en Perú, entre los antiguos celtas, algunas tribus de la India.
Además, el carácter colectivo puede estar presente en la tribu
de modo que la unidad esté representada por un jefe de la
familia tribal o como la relación recíproca entre los padres de
familia. Según esto, la entidad comunitaria tendrá una forma
más despótica o más democrática. En consecuencia, las condi
ciones colectivas de la apropiación real a través del trabajo,! p.
ej.j] acueductos, muy importantes entre los pueblos asiáticos,
medios de comunicación, etc., aparecen como obra de la uni
dad superior, del gobierno despótico que flota por encima de
las pequeñas comunidades. En estos casos, las ciudades propia
mente dichas surgen junto a estas aldeas sólo en aquel punto
que es particularmente favorable para el comercio con el exte
rior o allí donde el gobernante y sus sátrapas intercambian sus
ingresos (plusproducto) por trabajo, gastan esos ingresos como
labour-funds. r?a
La segunda forma - la cual, como la primera ha dado lugar a
modificaciones esenciales, localmente, históricamente, qfc.—,
producto de una vida histórica más dinámica, de los avatáres y
de las modificaciones de las tribus originarias, tiene también
como primer supuesto la entidad comunitaria, pero no como en
el primer caso en tanto sustancia, de la cual los individuos son
meros accidentes o con respecto a la cual sólo constituyen
componentes naturales; tampoco supone la tierra como base,
sino la ciudad como sede ya desarrollada (centro3) como de los
campesinos (propietarios de la tierra). La tierra de cultivo
aparece como territorio de la ciudad, no ya la aldea como mero
accesorio de la ¡Hierra. La tierra en sí —y no importa qué
dificultades ofrezca para su laboreo, para su apropiación real-
no ofrece obstáculos para comportarse con ella como con la
naturaleza inorgánica del individuo vivo, como con su taller,
como con el medio de trabajo, objeto de trabajo y medio de
vida del sujeto. Las dificultades que encuentra la comunidad
sólo pueden provenir de otras comunidades, que ya han ocupado
esa tierra o que molestan a la comunidad en su ocupación. La
guerra es entonces la gran tarea común, el gran trabajo colecti
vo, necesario para ocupar las condiciones objetivas de la exis
tencia vital o para proteger y eternizar la ocupación de las
mismas. Por lo tanto, la comunidad compuesta de familias se
organiza en primer término para la guerra -com o organización
54
imitar y guerrera—, y ésta es una de las condiciones de su
como propietaria. La concentración de las viviendas
Z g e iste n c ia
Vn Ia ciudad es base de esta organización guerrera. La naturale-
za de la organización tribal lleva por sí misma a la Iconstitu-
ción 1 de linajes superiores e inferiores, diferenciación ésta que
se ¿desarrolla aún más por la mezcla con tribus sojuzgadas, etc.
La propiedad comunitaria -com o propiedad estatal, ager-publi-
cu s- se ve en este caso separada de la propiedad privada. La
«ropiedad de los individuos no es aquí inmediatamente y de
por sí propiedad comunitaria, como en el primer case», donde,
a su vez, tampoco es propiedad del individuo separado de la
Comunidad, pues éste es más bien su poseedor. Cuanto menor
sea el grado en que la propiedad del individuo requiera de
■hecho una valorización a través del trabajo común —como p. ej.
en el Oriente por los acueductos—, cuanto mayor sea el grado
en que a través de migraciones, a través del movimiento histó
rico, se haya roto el carácter natural de la tribu, cuanto más se
aleje la tribu de su sede original y ocupe tierra extraña y entre,
por tanto, en condiciones de trabajo esencialmente nuevas, con
un mayor desarrollo de la energía del individuo —su carácter
(Común aparece y debe aparecer hacia afuera sobre todo como
tínidad negativa-, tanto más están dadas las condiciones para 0
que el individuo se convierta en propietario privado del suelo,
de parcelas particulares, cuyo laboreo particular le corresponde
a él y a*su familia. La comunidad -com o Estado- es, por un
lado, la relación recíproca entre estos propietarios iguales y
Abres, su vínculo contra el exterior, y es, al mismo tiempo, su
fpfantía. La naturaleza de la entidad comunitaria se basa aquí
en el hecho de que sus miembros son agricultores de parcelas,
propietarios de la tierra que trabajan, y, en igual medida, la
Éutonomía de éstos resulta de su relación recíproca en tanto
miembros de la comunidad, ffde laj salvaguardia del ager publi-
cus para las necesidades colectivas y para la gloria colectiva,
etc. En este caso, sigue siendo presupuesto para la apropiación
del suelo el ser miembro de la comunidad, pero, en tanto
miembro de la comunidad, el individuo es propietario privado.
Se relaciona con su propiedad en tanto ésta es el suelo, pero, al
■mismo tiempo, en tanto ésta es su ser como miembro de la
/Comunidad, y el mantenimiento de sí mismo como miembro es
igualmente el mantenimiento de la comunidad y a la inversa,
etc. La comunidad, si bien ya es aquí un producto histórico no
sólo de fact sino también como algo reconocido como tal y
tí!
a Caso.
55
que por lo tanto tiene un origen, es supuesto de la propiedad
del suelo - e s decir de la relación del sujeto que trabaja con los
presupuestos naturales del trabajo, fdadosj como algo que le
pertenece—, pero esta pertenencia es mediada por su ser miem
bro del Estado» por el ser del Estado y, por lo tanto, por un
supuesto que es pensado como divino, etc. Concentración en la
ciudad, con el campo como territorio; economía campesina en
pequeña escala, que trabaja para el consumo inmediato; manu
factura como actividad doméstica accesoria de las mujeres e
hijas (hilar y tejer) o independizada sólo en algunas ramas
específicas (fabri • etc.). El supuesto de la perduración de estab
organización comunitaria es el mantenimiento de la igualdad
entre sus self-sustaining peasants0 libres y el trabajo propio
como condición para la perduración de su propiedad. Los
I individuos] se comportan con las condiciones del trabajo
como propietarios, pero, en realidad, estas condiciones aún
deben ser puestas constantemente por el trabajo personal como
condiciones y elementos objetivos de la personalidad del indivi
duo. Por otro lado, la orientación de esta pequeña comunidad
guerrera la empuja más allá de estos límites, etc. (Roma,
Grecia, judíos, etc.). “ Una vez que los augurios” , dice Niebuhr,
“ le aseguraron a Numa la aprobación divina de su elección, la
primera preocupación del piadoso rey no fue el servicio del
templo sino el de los hombres. Dividió las tierras que Rómulo
había ganado en la guerra y había dejado para que fueran
ocupadas: instauró el culto de Terminus. Todos los legisladores
antiguos, y sobre todo Moisés, fundaron el éxito de sus pres
cripciones en favor de la virtud, la rectitud y las buenas
costumbres sobre la propiedad de la tierra o, por lo menos,
sobre la posesión hereditaria segura de la tierra para el mayor
número posible de ciudadanos” . (Vol. I, 245, 2a. ed., Hist.
R o m )231 El individuo es placed in such conditions of gaining
his life as to make not the acauiring of wealth his object but
self-sustainance, its own reproduction as a member of the
community; the reproduction of himself as propietor of the
parcel of ground and, in that quality, as a member of the
communed. La perduración de la commune es la reproducción
56
(je todos los members de la misma como self-sustaining pea-
sants, cuyo plustrabajo, el trabajo de la guerra, etc., pertenece
igualmente a la commune. La propiedad del propio trabajo es
mediada a través de la propiedad de la condición del trabajo
_de la parcela de tierra, a su vez garantizada a través de la
existencia de la comunidad, y ésta a su vez a través del
plustrabajo bajo la forma de servicio guerrero, etc., de los
miembros de la comunidad. El miembro de la comunidad no se
reproduce a través de la cooperación en el trabajo wealth
producing®, sino a través de la cooperación en el trabajo para
tos intereses colectivos (reales o imaginarios) ligados al manteni
miento del nexo hacia afuera y hacia adentro. La propiedad es
quintaríab, romana, el propietario privado de la tierra sólo lo es
como romano, pero como romano es propietario privado de la
tierra.
Una [tercera]' forma de la- propiedad de las condiciones
naturales de su trabajo por parte de los individuos que trabajan,
selfsustaining members of the communityd, es la germánica. En
este caso no ocurre como en la forma específicamente oriental,
en el que el miembro de la comunidad es como tal copropieta
rio de la propiedad colectiva (donde la propiedad sólo existe
como propiedad de la tierra, el miembro individual como tal es
sólo poseedor de una parte específica, hereditaria o no, pues a
k ninguno le pertenece de por sí una fracción de propiedad, sino
1 como miembro inmediato de la comunidad, en tanto está en
J unidad directa con ella y no en tanto se diferencia de ella. En
Consecuencia, este individuo* es sólo poseedor. Sólo existe
propiedad colectiva y únicamente posesión privada. Los modos
de esta posesión en relación con la propiedad colectiva pueden
modificarse por completo histórica o localmente, etc., según
que el trabajo mismo ocurra a cargo del poseedor privado
aislado o, a su vez, esté determinado por la comunidad o por la
unidad situada por encima de las comunidades particulares).
Tampoco ocurre como en la forma griega, romana (en suma, en
la forma antigua clásica), en la cual la tierra es ocupada por la
comunidad y es suelo romano: una parte corresponde a la
comunidad como tal, en tanto diferente de sus miembros, ager
57
publicus en sus diversas formas; la otra parte es dividida y cada
parcela de tierra es romana en tanto es la propiedad privada, e]
dominio, de un romano, la parte que le pertenece del laborato
rio, pero, a su vez, él sólo es romano en tanto posee derecho
soberano sobre una parte de la tierra romana.
[[En la antigüedad, el comercio y los oficios urbanos eran
poco apreciados, mientras que la agricultura era altamente res
petada; en la Edad Media, la evaluación opuesta]l 238 |El
derecho a la u tiliza c ió n de la tierra comunitaria a través de su
p o se sió n le correspondía originariamente a los patricios; éstos
luego se lo otorgaron a sus clientes; la tra n sferen cia en p ro p ie
d a d [de tierras]) del ager publicus les correspondió exclusiva
mente a los plebeyos; todas las asignaciones en favor de los
plebeyos y compensación por una parte de la tierra comunita
ria. P ro p ie d a d te rrito ria l p r o p ia m e n te dicha, a excepción de la
situada al pie dea los muros de la ciudad, originariamente sólo
en manos de los plebeyos (comunidades rurales luego absorbi
das)]]239 [[Carácter esencial de la plebe romana como un
conjunto de campesinos, tal como se pone de manifiesto en su
propiedad quintaría. Los antiguos consideraban unánimemente el
trabajo de la tierra como la o c u p a c ió n p r o p ia del hombre libre,
la escuela de los soldados. Allí está contenido el antiguo tronco
de la nación, que se modifica en las ciudades, donde se estable
cen artesanos y comerciantes extranjeros y donde también
llegan los nativos atraídos por la ganancia. Donde existe escla
vitud, el liberto busca su subsistencia a través de tales ocupacio
nes, en las cuales a menudo reúne riquezas: de ta l . modo,
también en la antigüedad estos oficios se encontraban sobre
todo en sus manos y, por consiguiente, no eran decorosos para
el ciudadano; de ahí la opinión de que sería peligroso otorgar a
los artesanos la ciudadanía plena (por regla general, entre los
antiguos griegos estaban excluidos de ella).
OoSeñ étftv 'Poopato; oftne xónr¡\ov dure xctfi&réxvvv $¡ov éxeivb.
Los antiguos no tenían ni siquiera vagamente la idea de la
dignidad de la organización corporativa, tal como ésta aparece
en la historia de las ciudades medievales, e incluso en éstas, en
tanto las corporaciones vencieron a los linajes, el espíritu mili
tar declinó por completo y, por consiguiente, también el res
peto por la ciudad fuera de ella y su libertad.]]240 [[Las tribus
de los^estados antiguos estaban constituidas de dos maneras:
. .Kirw'í .
- •‘■U J------------------------------------ ____________________ ■
a “unter den”; en la edic. 1939, “um die" (“ alrededor de”), b A ningún
romano le estaba permitido dedicarse al comercio a l menudeo o ser artesano.
58
-obre la base de linajes o sobre la base de lugares. Las tribus
hasadas en linajes superan en antigüedad a las tribus basadas en
ej lugar y en casi todas partes fueron suplantadas por éstas. Su
forma más estricta, más extrema, es la organización de castas,
separadas las unas de las otras, sin derecho a matrimonio mixto
v enteramente diferenciadas en cuanto a su dignidad, corres?-
poniéndole a cada una un oficio exclusivo e incambiable. Las
tribus locales correspondieron originariamente a una división de
la tierra en distritos y aldeas, de tal triodo que, en el Atica bajo
Clístenes, aquél que en el momento de la división se encontra
ba en una aldea fue registrado como un demotes* de esa aldea,
miembro de la phyleb de la región a la que pertenecía la aldea.
La regla era que, de ahí en adelante, sus descendientes, sin que
importara ,su lugar de residencia, quedaran en la misma phyle y
el fnismo demos, con lo cual también esta división asumió una
apariencia de agrupación de parentesco241 . El linaje romanoc
no lera u n í parentesco de sangre: al nombre colectivo, Cicerón
agrega como indicación: “descendencia de [hom bresf\ li
bres”242 - Los sacra* comunes de los gentiles® romanos desapa
recieron más tarde (ya en tiempos de Cicerón). Lo que se
mantuvo más tiempo fue la herencia f conjunta! de los miem-\
bros$jdel linaje muertos sin deudos y sin testamento. En los
tiempos más antiguos, los miembros de la gens teman la obliga-
ción de ayudar a soportar cargas extraordinarias a aquéllos de
los suyos necesitados de asistencia243 . (Entre los alemanes
|esto se d al desde sus orígenes y en todas partes; máxima
persistencia entre los dithmarsos * 244. Las gentes9, corpora
ciones245 y En el mundo antiguo no existió ninguna organiza
ción más general que los linajes246 . Así, entre los galos, los
a ris to c rá tic o s Campbells y sus vasallos constituyen un
clanll247 . Dado que el patricio representa en mayor grado la
entidad comunitaria, él es el possessorn del ager publicus y lo
utiliza por intermedio de sus clientes, etc. (y también se lo va
apropiando gradualmente). La comunidad germana no se con
centra en la ciudad; la mera concentración —la ciudad como
centro de la vida rural, domicilio de los trabajadores de la tierra
e igualmente centro de la conducción de la guerra— otorga
entonces a la comunidad como tal una existencia externa,
59
diferente de la del individuo. La historia antigua clásica es
historia urbana, pero de ciudades basadas sobre la propiedad de
la tierra y la agricultura; la historia asiática es una especie de
unidad indiferente de ciudad y campo (en este caso las ciuda
des verdaderamente grandes deben ser consideradas meramente
como campamento señorial, como excrescencia superimpuesta a
la estructura propiamente económica); la Edad Media (época
germana) surge de la tierra como sede de la historia, Ihistoria]]
cuyo desarrollo posterior se convierte luego en una\ontraposi-
ción entre ciudad y campo; la [historial moderna es^urbaniza-
ción del campo, no, como entre los antiguos, ruralización de la
ciudad. \
a!Como resultado de la concentración en la ciudad, la comu
nidad como tal posee una existencia económica; la mera exis
tencia de la ciudad como tal es diferente de la mera pluralidad
de casas independientes. En este caso, el todo no consiste eri
sus partes. Es una especie de organismo autónomo. Entre los
germanos, entre quienes los cabeza de familia se establecen en
los bosques, separados por grandes distancias, la comunidad
solamente existe, considerada sólo e x te rn a m e n te , en virtud de
cada acto de reunión de sus miembros, aun cuando su unidad
e x is te n te en s i [misma]] está puesta en la ascendencia, la
lengua, el pasado y la historia comunes, etc. En consecuencia,
la c o m u n id a d aparece como una reu n ió n , no como una unión,
como acuerdo éntre sujetos autónomos que son los propietarios
de la tierra, no como unidad. Por ello la comunidad no existe
in fact como E sta d o , como e n tid a d esta ta l, tal como entre los
antiguos, porque no existe como ciu dad. Para que la comuni- 9
dad adquiera una existencia real, los propietarios libres de la
tierra deben reunirse en asam blea, mientras que en Roma, p.
ej., la comunidad e x iste , fuera de estas asambleas, en la presen
cia de la c iu d a d m ism a y de los funcionarios'que están a su
frente, etc. Sin duda, se da también entre los germanos el ager
publicus, la tierra comunitaria o tierra del pueblo, diferenciada
de la propiedad del individuo. Se trata de la tierra de caza,
praderas, reservorios de leña, de aquella parte de la tierra que
no puede ser dividida si es que ha de prestar servicios como
medio de producción en esta forma determinada. Sin embargo
este ager p u b lic u s no aparece, como entre los romanos, p. ej.,
60
como la existencia económica particular del Estado paralela
mente a los propietarios privados, de tal modo que estos
propietarios privados son tales en cuanto estaban excluidos,
estaban privados, tal como los plebeyos, Ide laj utilización del
ager publicus. Entre los germanos, el ager publicus aparece, más
bien, sólo como una ampliación de la propiedad privada indivi
dual y sólo figura como propiedad en tanto posesión común de
una tribu por la cual hay que luchar contra tribus enemigas. La
propiedad del individuo no aparece mediada por la comunidad,
sino que la existencia de la comunidad y de la propiedad
comunitaria aparecen como mediadas, es decir como relación
recíproca de los sujetos autónomos. Au fond,a el todo econó
mico está contenido en cada casa individual, la cual constituye
para sí un centro autónomo de la producción (manufactura
sólo como ocupación doméstica accesoria de las mujeres, etc.)
En el mundo antiguo, la ciudad con sus tierras colindantes es el
todo económico; (en el mundo germánico, el domicilio indivi
dual, que sólo aparece como, un punto en la tierra que le
pertenece; no una concentración de muchos propietarios, sino
fuña! familia como unidad autónoma. En la forma asiá
tica (por lo menos en la predominante), no hay propiedad*
Sino sólo posesión por parte del individuo; la comunidad | es!
propiamente el propietario efectivo —en consecuencia, propie
dad sólo como propiedad colectiva del suelo. Entre los antiguos
(losxromanos como el ejemplo más clásico, la cosa en la forma
más pura, más delineada), Jse da! la forma contrapuesta*de la
propiedad estatal y la propiedad privada, de tal modo qüe ésta
existe mediada por aquélla o la estatal misma existe en esta
forma doble. Por consiguiente, el propietario privado es al
mismo tiempo ciudadano urbano^) Desde el punto de vista
económico, la ciudadanía estatal se reduce a la forma simple
del campesino habitante de una ciudad. En la forma germánica,
el campesino no es ciudadano, del Estado, es decir, no es
habitante de la ciudad, sino qué' el fundamento es la vivienda
familiar autónoma, aislada, garantizada a través de su asociación
con otras viviendas familiares similares, de la misma tribu, y a
través de su reunión ocasional para la guerra, la religión, la
resolución de problemas legales, [de tareas] tales que afiancen
la seguridad mutua. La propiedad individual de la tierra no
aparece aquí como forma contrapuesta a la propiedad comuni
taria, ni tampoco como medida a través de ésta, sino a la
éí
___________ __ ________________________________ Qfr
a En fel fondo *
61
inversa. La comunidad sólo existe en la relación recíproca entre
estos propietarios individuales de la tia ra , en cuanto tales. La
propiedad comunitaria en cuanto tal sólo aparece como un
complemento comunitario de las redes de linajes individuales y
de las apropiaciones individuales del suelo. La comunidad no es
la sustancia con respecto a la cual el individuo aparece sólo
como accidente, ni tampoco lo general que, en cuanto tal, sea
una u n id a d e x is te n te como representación y a la vez como
presencia de la ciudad y de sus necesidades urbanas diferencia
das de las del individuo, o como suelo urbano, en tanto
existencia particular de la ciudad, la diferencia de la existencia
económica particular del miembro de la comunidad. \ Por el
contrario, la comunidad en sí, como comunidad en la lengua,
en la sangre, etc., es algo que, por un lado, constituye un
supuesto del propietario individual, pero, por otro lado, como
existencia sólo se da en su reu n ió n e fe c tiv a para objetivos
comunes y, en la medida en que tiene una existencia econó
mica particular a través del uso en común de zonas de caza,
praderas, etc., éstas son utilizadas por cada propietario indivi
dual en cuanto tal, no (como en Roma) en cuanto represen
tante del Estado; propiedad efectivamente común de los propie
tarios individuales, no de la asociación de estos propietarios,
que poseería en la ciudad misma una existencia separada de la
de cada uno como I propietario]) individual, «y» >
■
La cuestión es propiamente la siguiente: en todas estas for
mas en las que la propiedad de la tierra y la agricultura
constituyen la base del orden económico y, por consiguiente, el
objetivo económico es la producción de valores de uso, la
r e p ro d u c c ió n d e l in d iv id u o en aquellas relaciones determinadas
con su comunidad en las que él constituye la base de ésta, I en
todas estas formas! hay: 1) apropiación de la condición natural
del trabajo —de la tierra como instrumento originario de traba
jo y a la vez como laboratorio, como reservorio de materias
primas— no a través del trabajo, sino como supuesto del traba
jo. El individuo se comporta con las condiciones objetivas del
trabajo simplemente como con algo suyo, se comporta con ellas
tratándolas como naturaleza inorgánica de su subjetividad, en la
cual ésta ¿se realiza a sí misma; la principal condición objetiva
del trabajo no se presenta como p r o d u c to del trabajo, sino que
se hace presente como n a tu ra leza ; por un lado, [se d aj el
individuo viviente, por el otro, la tierra como condición obje
tiva de la reproducción de éste; 2) pero este c o m p o r ta m ie n to
con el suelo, con la tierra, [tratándolo! como propiedad del
individuo que trabaja —el cual, en consecuencia, ya desde un
62
principio no aparece, en esta abstracción, como mero individuo
que trabaja, sino que tiene en la propiedad de la tierra un
m o d o o b je tiv o d e e x isten cia , que constituye un su p u e sto de su
actividad, tal como su piel, sus órganos de los sentidos, a los
que sin duda también reproduce en el proceso vital, y los
desarrolla, etc., pero que, por su lado, constituyen un supuesto
de ese proceso de reproducción—, [este comportamiento] está
k igualmente mediado a través de la existencia natural, en mayor
■ o menor grado desarrollada históricamente y modificada, del
1 individuo como m ie m b r o d e una co m u n id a d , o sea fa través
1 dej su existencia natural como miembro de una tribu, etc. Así
* como un individuo aislado no podría tener lenguaje, tampoco
podría tener propiedad del suelo. Cuanto más, podría nutrirse
de él como sustancia, al igual que los animales. El comporta
miento respecto a la tierra como propiedad es siempre mediado
por la ocupación, amistosa o violenta, de la tierra por la tribu,
por la comunidad en cualquiera de sus formas en mayor o
menor grado naturales o ya resultado del desarrollo histórico.
En este caso, el individuo nunca puede hacerse presente en la
forma puntual con que aparece en tanto mero trabajador libre.
Si las condiciones objetivas de su trabajo están presupuestas
como pertenecientes a él, también él está presupuesto como
miembro de una comunidad, a través de3 la cual es mediada su
relación con el suelo. Su relación con las condiciones objetivas
del trabajo es mediada por su existencia como miembro de la
comunidad; por otro lado, la existencia efectiva de la comuni
dad está determinada por la forma determinada de su propie
dad de las condiciones objetivas del trabajo. Que esta propiedad
mediada por la existencia en la comunidad aparezca como
p r o p ie d a d c o le c tiv a , en la cual el individuo sólo sea poseedor y
no se dé propiedad privada alguna del suelo, o que la propiedad
aparezca en la doble forma de propiedad estatal y privada, la
una junto a la otra, de tal modo que esta última se presente
como puesta por la primera, y, en consecuencia sólo el ciuda
dano del Estado pueda y deba ser propietario privado, pero,
por otro lado, su propiedad como ciudadano del Estado tenga,
al mismo tiempo, una existencia particular, o que, finalmente,
la propiedad comunal aparezca sólo como ampliación de la
propiedad individual, pero ésta se presente como la base y la
comunidad en general no tenga existencia para sí fuera de la
asamblea de los miembros y de su asociación para objetivos
63
comunes, estas diversas formas de comportamiento de los
miembros de la comunidad o tribu con respecto al suelo de la
tribu - la tierra en la cual se ha establecido- dependen en parte
de las condiciones económicas bajo las cuales éste se comporta
con el saielo como propietario, es decir, bajo las cuales se
apropia por el trabajo de los frutos de éste, lo cual, a su vez,
dependerá del clima, de las características físicas del suelo, del
modo físicamente condicionado de su explotación, de su trato
con las tribus enemigas o vecinas y de los cambios producidos
por las migraciones, experiencias históricas, etc. Para que la
comunidad siga existiendo según el modo antiguo, como tal, es
necesaria la reproducción de sus miembros bajo las condiciones
objetivas presupuestas.) La producción misma, el progreso de la
población (la cual® támbién pertenece [al ámbito de2 la pro
ducción) suprimen gradual y necesariamente estas condiciones;
las destruyen en vez de reproducirlas, etc. y de ese modo se
desintegra la entidad comunitaria junto con las relaciones de
propiedad en que estaba basada. La forma asiática es necesaria
mente la que se mantiene con mayor persistencia y duración.
Esto está implícito en sus supuestos: que el individuo no llega
a ser independiente de lá comunidad, que [hay un] círculo
self-sustaining de la producción, una unidad de la agricultura y
la manufactura, etc. Si el individuo cambia su relación con la
comunidad, cambia de ese modo a la comunidad y actúa en
forma destructiva sobre ella, así como sobre su supuesto econó
mico; por otro lado, el cambio de este supuesto económico-
provocado por su propia’ dialéctica, empobrecimiento, etc. En
especial la influencia de la organización guerrera y la conquista,
que en Roma, p. ej., es esencialmente parte de las condiciones
económicas de la comunidad misma, destruye el vínculo real
sobre el cual ésta se basa. En todas estas formas, la rep ro d u c
ció n de las relaciones p re su p u e sta s entre el individuo y su
comunidad —relaciones en mayor o menor grado naturales o
producto de un proceso histórico, pero tradicionales— y de una
existencia o b je tiv a d e te rm in a d a , para él p r e d e te rm in a d a , tanto
con respecto a las condiciones del trabajo como con respecto
a sus compañeros de trabajo y de tribu, es el fundamento del
desarrollo, que, en consecuencia, es en adelante un desarrollo
lim ita d o , pero que, al traer la superación de los límites, repre
senta decadencia y ruina. El desarrollo de la esclavitud, la
concentración de la propiedad de la tierra, el intercambio, el
64
sistema monetario, la conquista, etc. [actuaron]] así entre los
romanos aún cuando todos estos elementos parecieron compati
bles con el fundamento y parecieron en parte ampliaciones
inofensivas de éste, en parte excesos derivados de él mismo.
Pueden darse aquí grandes desarrollos dentro de un ámbito
determinado. Los individuos pueden aparecer como grandes.
Pero no hay que pensar aquí en un desarrollo libre y pleno, ni
del individuo, ni de la sociedad, pues tal desarrollo está en
contradicción con la relación originaria.
Nunca encontraremos entre los antiguos una investigación
acerca de cuál forma de la propiedad de la tierra, etc., es la
más productiva, crea la mayor riqueza. La riqueza no aparece
como objetivo de la producción, aunque bien puede Catón
investigar qué cultivo del campo es el más lucrativo248 , o
Bruto prestar su dinero al mejor interés249 , La investigación
versa siempre acerca de cuál modo de propiedad crea los
mejores ciudadanos. La riqueza sólo aparece como fin en sí
mismo entre los pocos pueblos comerciantes -monopolistas del
carrying trade3- que viven en los poros del mundo antiguo, tal
como los judíos en la sociedad medieval. La riqueza es aquí,
por un lado, cosa, algo realizado en cosas, en productos mate
riales, a los cuales se contrapone el hombre como sujeto; por
otra parte, como valor, es mero control sobre trabajo ajeno,
pero no con el objetivo del dominio sino del goce privado, etc.
En todas [estas! formas se hace presente con la configuración
de cosa, trátese de una cosa o de relaciones entre las cosas, que
reside fuera del individuo y accidentalmente junto a él. Por eso,
la concepción antigua según la cual el hombre, cualquiera sea la
limitada determinación nacional, religiosa o política en que se
presente, aparece siempre, igualmente, como objetivo de la
producción, parece muy excelsa frente al mundo moderno
donde la producción aparece como objetivo del hombre y la
riqueza como objetivo de la producción. Pero, in fact, si se
despoja a la riqueza de su limitada forma burguesa, ¿qué es la
riqueza sino la universalidad de las necesidades, capacidades,
goces, fuerzas productivas, etc., de los individuos, creada en el
intercambio universal? ¿[Oué, sino! el desarrollo pleno del
dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto sobre las de
la así llamada naturaleza como sobre su propia naturaleza?
¿[Qué, sino! la elaboración absoluta de sus disposiciones
65
creadoras sin otro presupuesto que el desarrollo histórico pre
vio, que con/ierte en objetivo a esta plenitud total del desarro
llo, es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en
cuanto tales, no medidas con un patrón p r e e s ta b le c id o ? ¿ |
Qué, sino una elaboración como resultado de || la cual el || hom
bre! no se reproduce en su carácter determinado sino que
produce su plenitud total? ¿||Como resultado de [| la cual no
busca permanecer como algo devenido sino que está en el
movimiento absoluto del devenir? En la economía burguesa r-y
en la época de la producción que a ella corresponde- esta
elaboración plena de lo interno, aparece como vaciamiento
pleno, esta objetivación universal, como alienación total, y la
destrucción de todos los objetivos unilaterales determinados,
como sacrificio del objetivo propio frente a un objetivo com
pletamente externo. Por eso el infantil mundo antiguo aparece,
por un lado, como superior. Por otro lado, lo es en todo
aquello en que se busque configuración cerrada, forma y limi
tación dada. Es satisfacción desde un punto de vista limitado,
mientras que el |m undo! moderno no satisface o allí donde
aparece satisfecho consigo mismo es vulgar.
Lo que el Sr. Proudhon llama la génesis e x tra e c o n ó m ic a de
la propiedad por propiedad entiende precisamente propie
dad de la tierra250 - es la relación p reb u rg u esa del individuo
con las condiciones objetivas del trabajo y, sobre todo, con las
-condiciones objetivas del trabajo^ n atu rales, pues en tanto el
sujeto que trabaja !esfl individuo natural, existencia natural,
esta primera condición objetiva de su trabajo aparece como
naturaleza, como tierra, como su cuerpo inorgánico3; él mismo
no es sólo cuerpo orgánico sino también esta naturaleza inorgá
nica en tanto sujeto. Esta condición no es su producto, sino
algo dado previamente: le está presupuesta como existencia
natural fuera de él. Antes de que analicemos esto más en
detalle, agreguemos que el bueno de Proudhon no sólo podía,
sino que debía, acusar tanto al c a p ita l como al tra b a jo asalaria
d o -e n tanto formas de propiedad- de provenir de una génesis
ex tra ec o n ó m ic a . Pues la preexistencia de las condiciones objeti
vas del trabajo como algo separado del trabajador, como capi-
66
tal, y la preexistencia para el capitalista del trabajador como
desprovisto de propiedad, como trabajador abstracto, el inter
cambio tal como se da entre valor y trabajo vivo, representan
un p r o c e s o h istó ric o —por más que el capital y el trabajo
asalariado mismo reproduzcan esta relación y la elaboren tanto
en su alcance objetivo como en profundidad—, un proceso
histórico que, como hemos visto, constituye la historia de la
génesis del capital y del trabajo asalariado. En otras palabras: la
g én esis e x tr a e c o n ó m ic a de la propiedad no significa sino la
gén esis h istó rica de la economía burguesa, de las formas de
producción que alcanzan su expresión teórica o ideal a través
de las categorías de la economía política. El hecho de que la f
historia preburguesa, y cada una de sus fases, tenga también su
e c o n o m ía y un fu n d a m e n to e c o n ó m ic o de su movimiento, es
au fond la mera tautología de que la vida del hombre, d’une
maniere ou d’une autre3, descansó desde siempre sobre la
producción social, cuyas relaciones llamamos precisamente rela
ciones económicas.
Las c o n d ic io n e s origin arias d e la p r o d u c c ió n (o, lo que es lo
mismo, de lab reproducción de un número creciente de perso
nas a través del proceso natural de ambos sexos, pues esta
reproducción, si bien aparece, por un lado, como apropiación
de los objetos por el sujeto, por el otro aparece igualmente
como conformación de los objetos por un fin subjetivo, como
sujeción de los objetos a ese fin; transformación de estos
objetos en resultados y receptáculos de la actividad subjetiva)
originariamente no pueden s e r ellas m ism a s p ro d u cid a s, no
pueden ser resultados de la producción. Lo que necesita expli
cación, o es resultado de un proceso histórico, no es la u n id a d
del hombre viviente y actuante, |p o r un lado,l con las condi
ciones inorgánicas, naturales, de su metabolismo con la natura
leza, [por el otro,J y, por lo tanto, su apropiación de la
naturaleza, sino la sep a ra ció n entre estas condiciones inorgáni
cas de la existencia humana y esta existencia activa, una separa-
ción’jque por primera vez es puesta plenamente en la relación
etitre trabajo asalariado y capital. En la relación de esclavitud y
servidumbre esta separación no tiene lugar, sino que una parte
de la sociedad es tratada por la otra precisamente como mera
condición inorgán ica y n a tu ra l de la reproducción de esta otra
parte. El esclavo no está en ninguna relación con las condicio-*
67
nes objetivas de su trabajo, sino que el tra bajo mismo, tanto en
la forma del esclavo como en la del siervo, es colocado como
c o n d ic ió n inorgán ica de la producción dentro de la serie de los
otros seres naturales, junto al ganado o como accesorio de la
tierra. En otras palabras: las condiciones originarias de la pro
ducción aparecen como presupuestos naturales, como c o n d ic io
n es n a tu ra les d e e x iste n c ia d e l p r o d u c to r , exactamente igual
que su cuerpo viviente, el cual, por más que él lo reproduzca y
desarrolle, originariamente no es puesto por él mismo sino que
aparece como el p r e s u p u e s to de sí mismo; su propia existencia
(corporal) es un supuesto natural, que él no ha puesto. Estas
c o n d ic io n e s n a tu ra les d e e x isten cia , con respecto a las cuales
el se comporta como con un cuerpo inorgánico que le pertene
ce, son ellas mismas dobles: 1) de naturaleza subjetiva, 2) de
naturaleza objetiva. El productor preexiste como miembro de
una familia, de una tribu, de una tribu en el sentido romano,
etc., que luego a través de la mezcla y de la oposición con
otras toma una configuración históricamente diversa, y como
tal miembro se relaciona con una naturaleza determinada (diga
mos aquí todavía tierra, suelo) como con la existencia inorgá
nica de sí mismo, como con una condición de su producción y
reproducción. Como miembro natural de la entidad comunitaria
participa de la propiedad colectiva y tiene una parte particular
en posesión, así como, en tanto ciudadano romano de naci
miento, tiene un derecho ideal (at leastp al ager publicus y un
derecho real a tal o cual número de juggera*5 de tierra, etc. Su
p ro p ie d a d , es decir la relación con los presupuestos naturales de
su producción como pertenecientes a él, como su yo s, es media
da a través del hecho de ser él miembro natural de una entidad
comunitaria. (La abstracción de una entidad comunitaria en la
cual los miembros no tienen nada en común, a no ser el
lenguaje, etc. y apenas esto, es manifiestamente el producto de
un estado histórico muy posterior.) En relación con el indivi
duo es p. ej. claro que él mismo se comporta con respecto a la
lengua como con su p r o p ia lengua sólo en tanto miembro
natural de una comunidad humana. La lengua como producto
de un individuo es un absurdo. Pero en la misma medida lo es
fflal propiedad.
La lengua misma es tanto el producto de una entidad comu
nitaria, como, desde otro punto de vista, es ella misma la3
68
existencia de ía entidad comunitaria y la existencia de esa
comunidad en cuanto ella misma hablante. [[La producción
colectiva y la propiedad colectiva, tal como se presenta p. ej
en el Perú, es manifiestamente una forma secundaria, introduci
da y trasmitida por tribus conquistadoras, que conocieron ellas
mismas la propiedad común y la producción colectiva en la
forma antigua y más simple, tal como aparecen en India y
entre los eslavos. Igualmente, la forma que encontramos entre
los celtas en Gales, p. ej., parece ser una forma transmitida
secundaria, introducida por conquistadores en las tribus con
quistadas, que se encontraban en un nivel mas bajo, bl perfec
cionamiento y la elaboración sistemática de este sistema a
partir de un centro supremo muestra un origen posterior. De
igual modo que en Inglaterra el feudalismo importado alcanzo
una forma más acabada que en Francia, donde había surgido
naturalmente.]] [[En tribus pastoras nómades - y todos los
pueblos pastores son originariamente nómades- la tierra, ai
igual que las otras condiciones naturales aparece con un carác
ter ilimitado elemental, p. ej. en las estepas asiáticas y en las
altas mesetas asiáticas. Se la utiliza para pastaje, etc., es consu
mida por los rebaños, que a su vez son base de la existencia de
los pueblos pastores. Se comportan con la tierra como con su
propiedad, aún cuando nunca fijan esa propiedad. Lo mismo,
en la tierra de caza de las tribus indias salvajes de America, la
tribu considera a una cierta región como su zona de caza y
refirma esto por la violencia frente a otras tribus o trata de
expulsar a otras tribus de la región que ella misma reclama, en
las tribus pastoras nómades, la comunidad está de hecho siem
pre reunida, como grupo en movimiento, caravana, horda, y as
formas de super-n y subordinación se desarrollan a partir de las
condiciones de este modo de vida. -En este caso, de lo que ay
apropiación y reproducción es de hecho del rebaño y no de la
tierra, la que, no obstante, es siempre utilizada temporariamen
te en forma colectiva en los puntos en que se hace alto.]] bl
único límite que puede encontrar la entidad comunitaria en su
comportamiento con las condiciones naturales de la producción
- la tierra- (pasando ya directamente a la consideración de los
pueblos sedentarios) como con condiciones suyas, es otra enti
dad comunitaria que ya las reclame con su cuerpo inorgánico.
Por eso e¡s la guerra uno de los trabajos más origínanos de
todas estas entidades comunitarias naturales, tanto para la afir
mación de la propiedad como para la nueva adquisición de esta.
(En verdad podemos aquí contentarnos con hablar de pro
piedad originaria del suelo, pues entreoíos pueblos pastores la
69
propiedad de productos de la tierra naturalmente existentes
-la s ovejas f.i.a— es al mismo tiempo propiedad de las praderas
que transitan. En general, en la propiedad del suelo está com
prendida la de los productos orgánicos de éste.) [[Si al hombre '
mismo se lo conquista junto con el suelo, como accesorio
orgánico de éste, se lo conquista entonces como una de las
condiciones de la producción y así surge la esclavitud y servi
dumbre, que pronto falsifica y modifica la forma originaria de
toda entidad comunitaria y llega a convertirse en base de ésta.
De tal modo, la estructura simple resulta negativamente deter
minada.]]
P ro p ie d a d no significa entonces originariamente sino el com
portamiento del hombre con sus condiciones naturales de pro
ducción como con condiciones pertenecientes a él, suyas, p r e
su p u e sta s junto con su p r o p ia e x isten cia ; comportamiento con
ellas como con p r e s u p u e s to s n a tu ra les de sí mismo, que, por
así decirlo, sólo constituyen la prolongación de su cuerpo. No
se trata propiamente de un comportamiento respecto a sus
condiciones de producción, sino que él existe doblemente:
tanto subjetivamente en cuanto él mismo, como objetivamente
en estas condiciones inorgánicas naturales de su existencia. Las
formas de estas c o n d ic io n e s n a tu ra les d e la p r o d u c c ió n son
dobles: 1) su existencia como miembro de una entidad comuni
taria; en consecuencia, la existencia de esta entidad comunita
ria, que en su forma originaria es o rg a n iza ció n tribal, organ iza
ció n trib a l modificada en mayor o menor grado; 2) el compor
tamiento con el su e lo como con algo que es s u y o por interme
dio de la entidad comunitaria, como frente a una propiedad
territorial colectiva que, al mismo tiempo, es p o se sió n in d ivi
d u a l para el individuo o de tal modo que sólo se reparten los
frutos, pero el suelo mismo y su labranza permanecen en
común. Si bien las viviendas, etc., aunque se trate de los carros
de los escitas, siempre aparecen, no obstante, en posesión del
individuo. Una condición natural de producción para el indivi
duo viviente es su pertenencia a una s o c ie d a d natural, tribu,
etc. Esta es ya condición, p. ej. para su lenguaje, etc. Su propia
existencia productiva se da sólo bajo esa condición Su existen
cia subjetiva en cuanto tal está condicionada por esa condición,
al igual que lo está por su comportamiento con la tierra como
con su laboratorio. (Por cierto, la propiedad es originariamente
m ó vil, pues el hombre se apropia d’abord de los frutos disponi-
70
bles de la tierra, lo que incluye, entre otras cosas, a los
animales y para él, en especial, los domesticables. Aunque
incluso este estado —caza, pesca, pastoreo, recolección de los
frutos de los árboles, e tc .- supone siempre apropiación de la
tierra, sea para una residencia fija, sea para el roaming, sea para
el pastaje de los animales, etc.)
La p r o p ie d a d significa entonces p e r te n e c e r a una trib u (enti
dad comunitaria) (tener en ella existencia subjetiva-objetiva) y
por intermedio del comportamiento de esta entidad comunita
ria frente a la tierra, comportamiento del individuo con la
tierra, con la condición originaria de la producción —pues la
tierra es á la vez material en bruto, instrumento, fruto— como
con presupuestos correspondientes a su invididualidad, modos
de existencia de ésta. R e d u c im o s esta p r o p ie d a d a l co m p o rta r
m ie n to f r e n te a las c o n d ic io n e s d e la p ro d u c c ió n . ¿Por qué no
del consumo, ya que originariamente el producir del individuo
se limita al reproducir su propio cuerpo a través de la apropia
ción de objetos ya listos, preparados para el consumo por la
naturaleza misma? Incluso allí donde sólo hay que en c o n tra r y
d escu brir, esto ya muy pronto requiere esfuerzo, trabajo - ta l
como'* en la caza, la pesca, el pastoreo— y producción (i.e.
desarrollo) de ciertas «capacidadesvpor Aparte del sujeto. Pero
además, los^estados en que puede tomarse lo existente sin
instrumento alguno (por consiguiente incluso sin productos del
trabajo ya destinados a la producción), sin cambio de forma
(que ya tiene lugar incluso en el pastoreo), etc. deben conside
rarse como estados que muy pronto desaparecen y que de
ningún modo son normales; tampoco como estados originarios
normales. Por lo demás, las condiciones originarias de la pro
ducción incluyen por sí mismas materias consumibles directa
mente, sin trabajo, tales como frutos, animales, etc.; en conse
cuencia, el fondo de consumo mismo aparece como un compo
nente del f o n d o orig in a rio d e p ro d u c c ió n . *
La condición fundamental de la propiedad basada en la tribu
(a la que originariamente se reduce la entidad comunitaria)
—ser miembro de la tribu— hace a la tribu extranjera conquista
da por otra tribu, a la tribu sometida, una tribu sin p r o p ie d a d
y la reduce a f serj una c o n d ic ió n inorgán ica de la reproduc
ción, con la que la entidad comunitaria se comporta como con
una condición propia. Por ello, esclavitud y servidumbre son
sólo desarrollos posteriores de la propiedad basada en la organi
zación tribal. Modifican necesariamente todas las formas de
ésta. La forma a la que menos pueden afectar es la forma
asiática. En la unidad self-sustaining de manufactura y’ agricul-
71
tura, en la que se basa esta forma, la conquista no es condición
tan necesaria como allí donde la p r o p ie d a d d e la tierra, la
agricu ltu ra, predomina exclusivamente. Por otro lado, dado que
en esta forma el individuo nunca se convierte en propietario
sino sólo en poseedor, él mismo es au fond la propiedad, el
esclavo de aquello en que se hace presente la unidad de la
comunidad y aquí la esclavitud no elimina las condiciones del
trabajo ni modifica la relación esencial.
Está claro hasta aquí que:
La propiedad, en tanto es sólo el comportamiento consciente
*—y puesto para el individuo por la entidad comunitaria y
proclamado y garantizado como ley— con las condiciones de
producción como con condiciones su y a s y en tanto la existen
cia del productor aparece como una existencia dentro de las
condiciones objetivas a é l p e r te n e c ie n te s , sólo se efectiviza a
través de la producción misma. La apropiación efectiva no
ocurre primeramente en la relación pensada con estas condicio
nes, sino en la relación activa, real, el poner efectivo de éstas
como las condiciones de su actividad subjetiva.
Pero, en consecuencia, queda al mismo tiempo claro que
esta s c o n d ic io n e s se m o d ific a n . A través de la caza que las
tribus llevan a cabo, una región llega a convertirse en distrito
de caza, a través de la agricultura, la tierra, el suelo, es puesta
por primera vez como prolongación del cuerpo del individuo.
Después que fue construida la c iu d a d d e R o m a y las tierras
circundantes cultivadas por sus ciudadanos, las condiciones de
la comunidad pasaron a ser otras que las anteriores. El objetivo ®
de todas gestas entidades comunitarias es [su] conservación, es
d e c ir la re p ro d u c c ió n c o m o p r o p ie ta r io s d e lo s In d iv id u o s q u e
la c o m p o n e n , es d e c ir su r e p ro d u c c ió n en e l m ism o m o d o d e
e x iste n c ia ,e l cu a l c o n s titu y e a l m ism o tie m p o e l c o m p o r ta m ie n
to d e lo s m ie m b r o s e n tr e s í y p o r c o n sig u ie n te c o n s titu y e la
c o m u n id a d m ism a. P ero, a l m ism o tie m p o , esta re p ro d u c c ió n es
n ecesa ria m en te n u eva p r o d u c c ió n y d e stru c c ió n d e la fo rm a
antigua. Por ejemplo, allí donde cada uno de los Individuos
puede poseer un cierto número de acres de tierra, ya el mero
aumento de la población constituye un impedimento. Para
superarlo se hace necesaria la colonización y ésta hace necesaria
la guerra de conquista. Como resultado, esclavos, etc. También
ampliación del ager publicus p. ej. y patricios, que representan
a la comunidad, etc. De tal modo la conservación de la antigua
comunidad implica la destrucción de las condiciones en las que
se basa, se convierte en su opuesto. Si se pensara que la
productividad pudiera aumentarse dentro del mismo territorio,
72
i;
§ etc. a través del desarrollo de las fuerzas productivas (este
[desarrollo] muestra en la agricultura tradicional una lentitud
Í máxima), esto requeriría nuevos modos, combinaciones del tra
bajo, gran parte de la jornada dedicada a la agricultura, etc. y
de tal modo se eliminarían a su vez las viejas condiciones
| económicas de la entidad comunitaria. En el acto mismo de la
| reproducción no sólo se modifican las condiciones objetivas, p.
f ej. la aldea se vuelve ciudad, la tierra inculta, campo despejado,
etc., sino que también se modifican los productores, en tanto
despliegan nuevas cualidades, se desarrollan a sí mismos a través
de la producción, se transforman, construyen nuevas fuerzas y
nuevas representaciones, nuevos modos de interrelación, nuevas
i necesidades y nuevo lenguaje. Cuanto más tradicional el modo
de producción mismo —y éste perdura largamente en la agri
cultura, más largamente aún en la combinación oriental de la
agricultura y la manufactura— es decir, cuanto más permanece
igual a sí mismo el proceso efectivo de la apropiación, tanto
más constantes son las antiguas formas de propiedad y con ello
la entidad comunitaria en general. Donde [se da] ya separación
de los miembros de la comunidad como propietarios privados
con respecto a sí mismos como comunidad urbana y como
I propietarios de territorio urbano, se hacen presentes también
* condiciones a través de las cuales el individuo puede perder su
propiedad, es decir se da la doble relación que lo hace ciudada
no de igual nivel [que los demás], miembro de la entidad
comunitaria, y lo hace propietario. En la forma oriental esta
pérdida de la propiedad casi no es posible, excepto a través de
influencias completamente exteriores, pues el miembro indivi
dual de la comunidad nunca entra en una relación libre con
ella, tal que pudiera perder su nexo objetivo, económico, con la
'comunidad. Está definitivamente arraigado. Esto se basa tam
bién en la unión de manufactura y agricultura, de ciudad (la
aldea) y campo. Entre los antiguos, la manufactura aparece
: como una decadencia (ocupación de los libertini*, clientes,
extranjeros), etc. Este desarrollo del trabajo productivo (separa
do de la subordinación pura a la agricultura como trabajo
! «doméstico de gente libre, manufactura destinada sólo a la
j agricultura y la guerra o para el servicio divino y manufactura
utilizada por la entidad comunitaria —como construcción de
easas, de calles, de templos), que se desarrolló necesariamente
a través del trato con extranjeros, esclavos, del ansia de inter-
srf*"
a Libertos. ■O s k / l & í ,
73
cambiar el plusproducto, etc., disuelve el modo de producción
sobre el cual está basada la entidad comunitaria y [también]]
por lo tanto el individuo objetivo, esto es, el individuo determi
nado como romano, griego, etc. De igual modo actúa el inter
cambio, el endeudamiento, etcétera.
La unidad originaria entre una forma determinada de organi
zación comunal (tribal) y la correspondiente propiedad sobre la
naturaleza o comportamiento para con las condiciones objetivas
de la producción como con una existencia natural, como con la
existencia objetiva del individuo mediada por la comunidad
—esta unidad, que, por un lado, aparece como la particular
forma de propiedad, tiene su realidad viviente en un modo
determinado de la producción misma, un modo que aparece
tanto como comportamiento de los individuos entre sí cuanto
como comportamiento activo determinado de ellos con la natu
raleza inorgánica, modo de trabajo determinado (el cual es
siempre trabajo familiar, a menudo trabajo comunitario). Como
primera gran fuerza productiva se presenta la comunidad mis
ma; según el tipo particular de condiciones de producción (p.
ej. ganadería, agricultura) se desarrollan modos de producción
particulares y fuerzas productivas particulares, tanto subjetivas,
que aparecen como propiedades de los individuos, como obje
tivas.
Un estadio determinado del desarrollo de las fuerzas produc
tivas de los sujetos que trabajan, al cual corresponden relacio
nes determinadas de los mismos entre sí y con la naturaleza: a
eso se reduce en última instancia su entidad comunitaria, así
como la propiedad basada sobre ella. Hasta un cierto punto,
reproducción. Luego se trastrueca en disolución.
Propiedad significa entonces originariamente - y lo mismo en
su forma asiática, eslava, antigua, germánica- comportamiento
del sujeto que trabaja (productor) (o que se reproduce) con
las condiciones de su producción o reproducción como con
algo suyo. Tendrá, en consecuencia, distintas formas según las
condiciones^ de esta producción. La producción misma tiene
como objetivo la reproducción del productor en y con estas
sus condiciones objetivas de existencia. Este comportamiento
como propietarios —no en tanto resultado sino en tanto
presupuesto del trabajo, i. e. de la producción -presupone
una existencia determinada del individuo como miembro de
una entidad comunitaria o tribal (de la cual él mismo es
hasta cierto punto propiedad). La esclavitud, la servidumbre,
etc., donde el trabajador mismo aparece entre las condiciones
naturales de la producción para un tercer individuo o entidad
74
comunitaria (éste n o es p. ej. el caso en la esclavitud general
del Oriente; só lo [lo es] desde el point of view» europeo) y,
en consecuencia, la propiedad no es el comportamiento con
las condiciones objetivas del trabajo por parte del individuo
que trabaja él mismo, es siempre un resultado secundario,
nunca originario, aunque necesario y consecuente, de la
propiedad fundada sobre la entidad comunitaria y sobre el
trabajo en el seno de la entidad comunitaria. Es por cierto
muy fácil imaginarse [un individuo] poderoso, físicamente
superior, que primero captura animales y luego captura hom
bres, para capturar por medio de ellos más animales, que, en
suma se sirve del hombre como de una condición natural
preexistente de su reproducción al igual que se sirve de cual
quier otro ser natural (con lo cual su propio trabajo se reduce
al mando, etc.) Pero tal imagen es estúpida —por más correcta
que sea desde el punto de vista de entidades comunitarias o
tribales dadas- porque parte del desarrollo de hombres aisla
dos. El hombre sólo se aísla6 a través del proceso histórico. •
Aparece originariamente como un se r g en érico , un ser tribal, un
an im al gregario, aún cuando de ninguna forma como un
ftooy n o \iiu io v ce n el sentido político. El intercambio mismo es
un medio fundamental para este aislamiento. Vuelve superfluo
el carácter gregario y lo disuelve. No bien la cosa ha llegado a
tal punto que él como individuo aislado ya se relaciona sólo
consigo mismo, resulta sin embargo que los medios para poner
se a sí mismo como individuo aislado han llegado a consistir en
su volverse ser general y comunal. En esta entidad comunitaria,
la existencia objetiva del individuo como propietario, digamos
p. ej. como propietario de la tierra, está presupuesta y por
cierto bajo ciertas condiciones que lo encadenan a la entidad
comunitaria o que, más aún, lo convierten en un eslabón de esa
cadena. En la sociedad burguesa, el obrero p. ej. está presente
[de una manera] puramente subjetiva, desprovista de carácter
objetivo, pero la cosa, que se le c o n tra p o n e , ha devenido la
verdadera e n tid a d co m u n ita ria , a la que él trata de devorar y
por la cual es devorado.
Todas las formas (en mayor o menor grado naturales, pero
todas al mismo tiempo resultado también del proceso histó
rico), en las cuales la entidad comunitaria presupone a los
sujetos en una unidad objetiva determinada con sus condiciones
75
de producción, en las cuales se da una existencia subjetiva
determinada que presupone a la entidad comunitaria misma
como condiciones de producción, necesariamente corresponde
sólo a un desarrollo limitado,; limitado por principio, de las
fuerzas productivas. El desarrollo de las fuerzas productivas
disuelve a esas comunidades y tal disolución es ella misma un
desarrollo de las fuerzas productivas humanas. Se trabaja pri
mero a partir de un cierto fundamento "«primero natural, luego
supuesto histórico. Pero luego este fundamento o supuesto
mismo es eliminado o puesto como un preaipuesto que ha de
desaparecer y que se ha vuelto demasiado estrecho para el
despliegue de la masa humana en progreso.
En tanto la antigua propiedad territorial reaparece en la
propiedad parcelaria, ella debe ser incluida en la economía
política y nos ocupamos, de ella en el fragmento sobre la
propiedad de la tierra.
. ( y ° lv?r a todo esto más en detalle y con mayor pro
fundidad. )2S7 J *
77
I En la fórmula del capital, en la cual el trabajo vivo se
comporta con el material en bruto, tanto como con el instru
mento, como también con los medios de subsistencia requeri
dos durante el trabajo tratándolos como no—propiedad, de
manera negativa», d’abord e stá im p líc ita la n o -p ro p ie d a d d e la
tierra, es negado aquel estadonen el cual el individuo que
trabaja se comporta con la tierra como con algo propio, esto
es, que trabaja, que produce, como propietario del suelo. La
propiedad del suelo implica potencialmente tanto la propiedad
del material en bruto como la del instrumento originario, la
tierra misma, como también la de los frutos espontáneos de
ésta. Puesto esto en su forma más originaria, significa compor
tarse con la tierra como propietario, encontrar en ella material
en bruto como algo disponible, también instrumento y medios
de subsistencia no creados por sel trabajo sino por la tierra
misma. Una vez reproducida esta relación, los instrumentos
secundarios y los frutos de la tierra creados por el trabajo
mismo, aparecen como incluidos en la propiedad de la tierra en
sus formas más primitivas. En consecuencia, en la relación del
trabajador con las condiciones de trabajo en tanto capital, este
estado histórico [es] negado d’abord como comportamiento
que implica una relación más plena de propiedad. Este es el
estado histórico No I, el cual en esta relación es negado o es
presupuesto como históricamente disuelto. Pero, en segundo
lugar, allí donde |se da] la p r o p ie d a d d e l in stru m e n to , o el
comportamiento del trabajador con el instrumento como con
algo propio, allí donde el trabajador trabaja como propietario
del instrumento (lo cual a su vez presupone la subsunción del
instrumento bajo su trabajo individual, es decir que presupone
estadios particulares limitados del desarrollo de la productividad
del trabajo), allí donde está puesta esta forma del trabajador
c o m o p r o p ie ta r io o del p r o p ie ta r io tra b a ja d o r como forma
autónoma junto a la p r o p ie d a d d e la tierra y fuera de ésta
(testo es, donde se da] el desarrollo artesanal y urbano del
trabajo), no como en el primer caso en tanto accidente de la
propiedad de la tierra y subsumida bajo ésta (|[y¡| en conse
cuencia también el material en bruto y los medios de subsis
tencia son ahora m e d ia d o s en tanto propiedad del artesano,
mediados por su trabajo artesanal, por su propiedad del instru
mento),? fallí, entonces,] ya está presupuesto un segundo
estadio histórico junto y a la vez fuera del primero y el
78
primero mismo, a su vez, ya debe aparecer significativamente
modificado a través de la a u to n o m iz a c ió n d e e s te tip o d e
p r o p ie d a d o d e p r o p ie ta r io trabajador. Dado que el instrumento
mismo es ya producto del trabajo y, en consecuencia, el ele
mento que constituye la propiedad ya es puesto como resul
tado del trabajo, la entidad comunitaria ya no puede aparecer
aquí en la forma natural, como en el primer caso —la entidad
comunitaria, sobre la que está fundado este tipo de propie
dad—, sino como entidad comunitaria que ya es ella misma
producida, generada, secundaria, producida» por el trabajo
mismo. Resulta claro que allí donde la propiedad del instru
mento es el comportamiento con las condiciones de producción,
del trabajo como con una propiedad, el instrumento só lo apare
ce en el trabajo efectivo c o m o m e d io para el trabajo individual;
el arte de apropiarse efectivamente del instrumento, de mane
jarlo como medio de trabajo, aparece como una habilidad
particular del trabajador, la cual lo pone como propietario del
instrumento. En suma, el carácter esencial de la organización
corporativa gremial, del trabajo artesanal como sujeto de éste
en tanto» constituyente de propietarios, ha de reducirse al
comportamiento con el instrumento de producción —instru
mento de trabajo como propiedad— a diferencia del comporta
miento con la tierra, con el suelo (con la materia prima en
cuanto tal) como con algo propio. El que el comportamiento
con este momento singular de las condiciones de producción
constituya al sujeto trabajador como propietario, que lo haga
un propietario que trabaja, [o seaj este estado histórico Non
-q u e , de acuerdo con su naturaleza, sólo puede existir como
opuesto del primero o, si se quiere, al mismo tiempo como
ampliación del primero modificado— es algo que también es
negado en la primera fórmula del capital. La tercera fo rm a
p o sib le , o sea comportarse como propietario sólo con los
medios de subsistencia, encontrarlos a éstos, dados como condi
ción natural del sujeto que trabaja, sin comportarse con el
suelo ni con el instrumento ni tampoco con el trabajo mismo
como con algo propio, es su au fond la fórmula de la esclavitud
y servidumbre, que también es negada, que está puesta como
estado históricamente disuelto en la relación del trabajador con
las condiciones de producción como capital. Las formas origina
rias de la propiedad se reducen necesariamente a la relación con
79
los distintos momentos objetivos como propios; constituyen el
fundamento económico de formas distintas de entidades comu
nitarias y, de igual modo, tienen como supuesto, por su parte,
formas determinadas de entidad comunitaria. (Estás formas
[ son]] esencialmente modificadas al ser colocado el trabajo
entre las c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e la p r o d u c c ió n (servidumbre y
esclavitud) con lo cual se modifica y se pierde el carácter
afirmativo simple de todas las formas de propiedad incluibles
en el No I. Todas ellas contienen en sí la esclavitud como
posibilidad y, por ello, como su propia abolición. En lo que se
refiere a la No II, donde el tipo particular del trabajo —la
maestría en tal trabajo y correspondientemente la propiedad
del instrumento de trabajo = propiedad de las condiciones de
producción-, excluye por cierto esclavitud y servidumbre, pero
bajo la forma de la organización de castas puede contener un
desaiTollo análogo negativo.]] [[La tercera forma |la ] de la
propiedad de los medios de subsistencia, —cuando no se reduce
a la esclavitud y la servidumbre— no puede contener [[una]]
relación del individuo q u e trabaja con las condiciones de exis
tencia; sólo puede, en consecuencia, ser la relación del miembro
de la entidad comunitaria originaria, fundada en la propiedad
de la tierra, pero que ha perdido la propiedad de la tierra y
todavía no ha pasado al tipo II, tal como en el caso de la plebe
romana en la época del panes et circenses» [[La relación del
retainerb con su señor territorial, o la prestación personal, es
esencialmente diferente. Pues au fond, ella representa, sólo un
modo de existencia del propietario mismo de la tierrá, el cual
ya no trabaja, pero cuya propiedad incluye entre las condicio
nes de la producción a los trabajadores mismos como siervos,
etc. Aquí, la rela ció n señ o ria l como relación esencial de la
apropiación. Con el animal, con el suelo, etc. no puede tener
lugar au fond relación señorial alguna a través de la apropiación
aun cuando el animal pueda servir. La apropiación de una
v o lu n ta d ajena es supuesto de la relación señorial. Por cierto, lo
desprovisto de voluntad, como el animal p. ej., puede entonces
servir, pero no hace a su propietario señor. De lo visto resulta
que la rela ció n señ o ria l y la rela ció n d e s e rv id u m b re corres
ponden igualmente a esta fórmula de la apropiación de los
instrumentos de producción y constituyen un fermento necesa
rio del desarrollo y de la decadencia de todas las relaciones de
propiedad y de producción originarias, a la vez que expresan*
80
también el carácter limitado de éstas. Sin duda se reproducen
-e n forma mediada- en el capital y, de tal modo, constituyen
también un fermento para su disolución y son emblema del
carácter limitado de éste.]]
t “ La potestad de venderse a sí mismo y a los suyos por
necesidad fue un derecho penoso y general: tuvo vigencia en el
norte así como entre los griegos y en Asia; casi igualmente
difundido estaba el derecho del acreedor a tomar como su
siervo a aquél que se atrasara en el pago y a hacerle pagar hasta
donde pudiera con su trabajo o con la venta de su persona.”
{Niebuhr, I, p. 6 0 0 )]252
[[Niebuhr dice en algún lugar que, para los escritores griegos
que escribían en la época de Augusto, la dificultad y la falsa
comprensión de la relación entre patricios y plebeyos y su
confusión de esta relación con la relación entre patrones y
clientes253 provenía de que ellos “ escribían en una época en la
cual ricos y pobres eran las únicas clases verdaderas de ciuda
danos, en la cual el menesteroso, por más noble que pudiera ser
su origen, necesitaba un protector y el millonario, aun cuando
fuera un liberto, era buscado como protector. Difícilmente
pudieran ya reconocer siquiera rastros de relaciones hereditarias
de lealtad” . (I, 620)]]254 [[“ Los artesanos se encontraban en
ambas clases” -m etecos y libertos y sus descendientes- “ y el
plebeyo que abandonaba la agricultura pasaba [al tipo de]
ciudadanía a que aquéllos estaban limitados. Ni siquera estaban
privados de pertenecer a los gremios legales y sus corporaciones
eran tan altamente respetadas que su fundación fue atribuida a
(jMuma; eran 9: tocadores de pífano, orfebres, carpinteros, tinto
reros, talabarteros, curtidores, caldereros, alfareros y la novena
corporación, que reunía al resto de los otros oficios. .J) Algunos
de ellos eran ciudadanos autónomos, isopólitas*, que no depen
dían de ningún patrón (cuando tal derecho existía), y descen
dientes de siervos, cuyo lazo se había disuelto a través de la
extinción del linaje de sus patrones: todos ellos eran tan ajenos
a las disputas de los viejos ciudadanos y de la comunidad como
las corporaciones florentinas a las querellas entre linajes, tales
como [las de] los guélfos y gibelinos; probablemente los sier
vos estuvieran en su totalidad a disposición de los patricios.” (I,
623)]]255
Por un lado se presuponen procesos históricos que han
colocado a una masa de.individuos de una nación, etc., en una
M
a Ciudadanos con iguales derechos.
81
situación que, si bien en un primer momento no es la de
verdaderos trabajadores libres, es, no obstante, la de quienes lo
son bvvápei*, cuya única propiedad es su capacidad de trabajo
y la posibilidad de intercambiarlo por valores preexistentes,
individuos a los que todas las condiciones objetivas de la
producción se les contraponen como propiedad ajena, como su
no-propiedad, pero al mismo tiempo como intercambiables en
cuanto valores y por lo tanto hasta un certain degree» apropia-
bles a través de trabajo vivo. Tales procesos históricos de
disolución implican a la vez la disolución de las relaciones de
servidumbre que fijan al trabajador al suelo y al señor de la
tierra, pero presuponen fácticamente propiedad de medios de
subsistencia por parte del siervo: éste es, en verdad, su proceso
de separación de la tierra, disolución de las relaciones de
propiedad territorial que lo constituían como yeomanc, pe
queño propietario de la tierra, libre y que trabaja, o como
arrendatario (colonus), como campesino libre*; disolución de
las relaciones de corporación, que presuponen su propiedad del
instrumento de trabajo y el trabajo mismo como habilidad
artesanal determinada, como propiedad (no como fuente de
ésta); igualmente, disolución de las relaciones de clientela en las
diversas formas en que no-propietarios aparecen en el séquito
de su señor como consumidores conjuntos del surplusproduced ,
y que como equivalente llevan la librea de su señor, toman
parte en sus querellas, realizan prestaciones de servicios perso
nales, imaginarios o reales, etc. Un examen más detallado
mostrará que en todos estos procesos de disolución se disuelven
las relaciones de producción en que predomina el valor de uso,
la producción para el usce inmediato; el valor de cambio y la
producción del mismo tiene comot presupuesto el predominio
por parte de la otra forma: por consiguiente, en todas estas
relaciones predominan* las contribuciones en especie y los
servicios en especie sobre los pagos en dinero y las prestaciones
en dinero. Pero esto sólo lo mencionamos al pasar. Con una
consideración más circunstanciada se encontrará igualmente que
todas las relaciones disueltas sólo eran posibles dado un grado
82
determinado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales
(y, en consecuencia, también de las espirituales).
Lo que nos interesa aquí en primer lugar es esto: el proceso
de disolución que transforma a una masa de individuos de una
nación, etc., en trabajadores asalariados b v v á p e i (en individuos
obligados al trabajo y a la venta de trabajo sólo a través de su
carencia de propiedad), supone, por el otro lado, no que las
fuentes de ingreso y, en parte, las condiciones de propiedad de
estos individuos existentes hasta ese momento han d esa p a re
c id o , sino, a la inversa, que s ó lo su utilización ha cambiado,
que la índole de SU;>existencia se ha transformado, que han
pasado a otras manos como f o n d o lib re o también que han
quedado en parte en las m ism a s manos. Pero esto es claro: el
mismo proceso que ha separado a una multitud de individuos
de sus relaciones preexistentes afirmativas - d ’une maniere o
d’une au tre- con las c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e l trabajo, proceso
que ha negado estas relaciones y de ese modo ha transformado
a estos individuos en tra b a ja d o res libres, este mismo proceso ha
liberado b v v á p e i a estas c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e l trabajo
-suelo, material en bruto, medios de subsistencia, instrumento
de trabajo, dinero o todo esto Jen conjuntoJJ- de su ligazón
v ig en te hasta en to n ces^ con los individuos ahora separados de
ellas. Ellas aún e x iste n bajo otra forma: como f o n d o libre, en
el cual se han extinguido todas las viejas relaciones políticas,
etc., y que aún están contrapuestas a ese individuo desprovisto
de propiedad sólo bajo la forma de valores, de valores con base
firme en sí mismos. El mismo proceso que contrapone la masa,
como trabajadores libres, a las c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e p r o d u c
ció n , ha contrapuesto estas condiciones, como capital, a los
trabajadores libres. El proceso histórico, consistió en la separa
ción de elementos hasta entonces ligados: por consiguiente, su
resultado no consiste en que uno de los elementos desaparezca,
sino en que cada uno de ellos aparezca en una relación negativa
con el otro, el trabajador libre (en cuanto posibilidad), por un
lado, el capital (en cuanto posibilidad), por el otro. La separa
ción con respecto a las condiciones objetivas de las clases que
se ven transformadas en trabajadores libres, debe igualmente
aparecer en el polo contrapuesto como una autonomización de
estas mismas condiciones. . r
Si la relación de capital y trabajo asalariado no es considerada
como la relación ya de por sí determinante y que predomina
sobre el todo de la producción*, sino como una relación que se
83
genera históricamente, es decir, si se considera la transforma
ción originaria de dinero en capital, el proceso de intercambio
entre el capital existente sólo Svváfiei, por un lado, con el
trabajador libre existente sólo Svvánei por el otro, se’impone
naturalmente la simple observación, a la que los economistas
otorgan tanto peso, de que el lado que se presenta como
capital debe estar en posesión de materias primas, instrumentos
de trabajo y medios de subsistencia para que el trabajador
pueda vivir durante la producción, antes de que la producción
llegue a su término. Además, esto provoca la impresión de que
debe haber ocurrido previamente una acumulación -u n a acu
mulación previa al trabajo y no surgida de éste— por parte del
capitalista, la cual lo capacita para poner a trabajar a los
obreros y para mantenerlos efectivamente, para mantenerlos
como capacidad viviente de trabajo* . Este acto del capital no
puesto por el trabajo e independiente de él es trasladado luego
desde esa historia de su génesis hasta "el presente, se los trans
forma en un momento de su realidad y su efectividad, en un
momento de su autoformación. Luego, se deriva finalmente de
allí el derecho del capital a los frutos del trabajo ajeno o, más
bien, se deriva su modo de adquisición a partir de las leyes
simples y “justas” del intercambio de equivalentes.
La riqueza existente bajo la forma de dinero sólo puede
cambiarse por las condiciones objetivas del trabajo porque y
cuando éstas están separadas del trabajo mismo. Hemos visto
que en parte se puede acumular dinero a través del puro y
simple camino del intercambio de equivalentes.' sin embargo,
esto constituye una fuente tan poco significativa que, desde un
84
f punto de vista histórico, si se presupone que el dinero se ha
■ ganado a través del intercambio de trabajo propio, ni siquiera
merece ser mencionada. Esto ocurre más bien a través de la
usura —en particular ejercitada también con respecto a la pro
piedad de la tierra- y a través de un patrimonio móvil acumu
lado mediante las ganancias comerciales, patrimonio-dinero que
se transforma en capital en sentido estricto, en capital indus
trial. Más adelante tendremos oportunidad de hablar más larga
mente de ambas formas, en tanto ellas no aparecen como
formas propiamente dichas del capital, sino como formas más
i tempranas de patrimonio, como supuestos para el capital.
I; Tal como hemos visto, está presente en el concepto del
capital, en su génesis, el que surja del dinero y, por lo tanto,
del patrimonio que existe bajo la forma de dinero. Está allí
igualmente presente el que suija de la circulación, que aparezca
como producto de la circulación. La formación del capital no
proviene de la propiedad de la tierra (aquí [puede surgir! sobre
todo del arrendatario en tanto éste es comerciante en produc-
# tos agrícolas); tampoco de la corporación (aunque en este
último punto [hay] una posibilidad), sino del patrimonio mer
cantil y usurario. Pero sólo encuentra las condiciones para
comprar trabajo libre una vez que éste es separado de sus
í condiciones objetivas de existencia por el proceso histórico.
I Sólo entonces encuentra también la posibilidad de comprar
estas condiciones mismas. Bajo las condiciones de organización
corporativa, p. ej., el mero dinero, que no es él mismo corpora-
| tivo, que es de los maestros, no puede comprar telares para
‘ hacerlos trabajar, está prescripto cuántos puede trabajar un
maestro, etc. En suma, el instrumento mismo está aún tan
adherido al trabajo vivo mismo, aparece como su dominio hasta
tal punto, que verdaderamente no circula. Lo que capacita al
patrimonio-dinero para devenir capital es la presencia, por un
lado de los trabajadores libres; segundo, la presencia como igual
mente libres y vendibles de los medios de subsistencia y mate
riales, etc., que antes eran d’une maniere ou d’une autre pro
piedad de las masas, que ahora han quedado desprovistas de lo
objetivo. Pero, en este período previo o primer período del
capital, la otra condición del trabajo —una cierta habilidad,
instrumento como medio de trabajo, etc.— está ya presente
para ese patrimonio, en parte como resultado de la organiza-
85
ción corporativa urbana, en parte como resultado de la indus
tria doméstica o ligada a la agricultura como actividad acceso
ria. El proceso histórico no es el resultado del capital, sino el
presupuesto del mismo. A través de este proceso, el capitalista
se inserta como intermediario (histórico) entre la propiedad de
la tierra, o entre la propiedad en general, y el trabajo. La
historia nada sabe de las ilusiones sentimentales según las cuales
el capitalista y el trabajador establecen una asociación, etc.: de
ello no se encuentra rastro alguno en el desarrollo del capital
como concepto. Esporádicamente puede desarrollarse local
mente la m a n u fa c tu ra en un marco que corresponda aun a un
período completamente distinto, como p. ej. en las ciudades
italianas, ju n to a las corporaciones. Pero como forma generali
zada, predominante, de una época, las condiciones para el
capital deben estar desarrolladas no sólo localmente, sino en
gran escala. (No se opone a esto el hecho de que al ocurrir la
disolución de las corporaciones, algunos maestros se transfor
men en capitalistas industriales; no obstante, el caso es raro y
lo es de acuerdo con la naturaleza de la cosa. En conjunto, la
organización corporativa se arruina, el maestro y el oficial se
arruinan, allí donde surge el capitalista y el obrero.)
Es obvio —y esto se ve *examinando más circunstanciada
mente las épocas históricas de que aquí se habla- que, en
efecto, la é p o c a d e la d iso lu c ió n de loso modos previos de
producción y de los modos previos de comportamiento del
trabajador con las condiciones objetivas del trabajo es al
m ism o tie m p o una é p o c a en la que, por un lado, el p a tri
m o n io -d in e ro se ha desarrollado hasta alcanzar una cierta
amplitud y que, por otro lado, éste crece y se extiende en
virtud de las mismas circunstancias que aceleran esa disolu
ción. El mismo es también uno de los agentes de esa
disolución, así como esa disolución es una condición de la
transformación de ese patrimonio en capital. Pero la mera
existencia del patrimonio-dinero, e incluso el que éste gane
por su parte una especie de supremacy», no basta de nin
gún modo para que esa d iso lu c ió n resulte en capital. Si no,
la antigua Roma, Bizancio, etc., hubieran concluido su
historia con trabajo libre y capital o, más bien, hubieran
comenzado una nueva historia. También allí la disolución de
las viejas relaciones de propiedad estaba ligada con el des
arrollo del patrimonio-dinero -d e l comercio, etc. Pero en
vez de conducir a la industria, esta disolución condujo in
a Supremacía.
86
facto al predominio del campo sobre la ciudad. La fo rm a
originaria d e l c a p ita l no ocurre, como se piensa, porque el
capital a cu m u le medios de subsistencia e instrumentos de
trabajo y materias primas o, en suma, porque acumule las
condiciones o b je tiv a s de la producción separadas del suelo y
ya fundidas con el trabajo humano? El capital no crea las
condiciones objetivas del trabajo. Sino que su fo rm a c ió n origi
naria ocurre simplemente en tanto, a través del proceso histó
rico de disolución del antiguo modo de producción, el valor
existente como p a trim o n io -d in e ro adquiere, por un lado, la
capacidad de c o m p ra r las condiciones objetivas del trabajo, por
el otro, la de cambiarles a los trabajadores liberados el trabajo
vivo por dinero. Todos estos momentos se dan, su diferencia
ción misma es un proceso histórico, un proceso de disolución y
es é s te el que hace al dinero capaz de transformarse en capital.
El dinero mismo, en tanto participa activamente en este pro
ceso histórico, sólo es activo en cuanto él mismo interviene
como un medio de separación extremadamente enérgico y en
cuanto colabora en la producción de los tra b a ja d o res libres
desprovistos de lo objetivo, d e sp o ja d o s, pero, seguramente, no
porque crea para ellos las condiciones objetivas de su existen
cia, sino porque ayuda a acelerar su separación de éstas -s u
carencia de propiedad. Cuando, p. ej., los grandes propietarios
territoriales ingleses licenciaron a sus retainers, que consumían
junto con ellos el surplusproduce de la tierra, y, además, sus
arrendatarios expulsaron a sus pequeños campesinos sin tierra,
etc., arrojaron así, en primer lugar, una masa de fuerzas de
trabajo al m e rc a d o d e trabajo, una masa que era libre en un
doble sentido, libre de las antiguas relaciones de clientela o de¡
servidumbre y de las relaciones de prestación y, en segundo*
* Resulta claro a prim era vista qué círculo absurdo se daría si, p o r un
lado los t r a b a j a d o r e s que el capital debe p oner en acción para ponerse a
sí mismo com o capital debieran prim ero ser c r e a d o s , debieran ser llam a
dos a la vida, a través de la acum ulación del c a p i t a l , debieran esperar de
éste su ¡ que el trabajo sea! , m ientras, po r otra parte, el capital m ism o no
fuera capaz de a c u m u l a r s e sin trabajo ajeno; lo m áxim o que p o d ría hacer
sería acum ular s u p r o p i o t r a b a j o , es decir, existir entonces él mismo com o
n o - c a p i t a l y n o - d i n e r o , pues el trabajo antes de la existencia del capital
sólo puede valorizarse a sí mismo en form as tales com o la del trabajo
artesanal, la agricultura en pequeña escala, etc., en sum a, sólo en form as
que n o perm iten a c u m u l a r o sólo lo pem u ten • en escasa m edida, en
form as que sólo dejan un pequeño surplusproduce, al cual c o n s u m e n en
su m ayor parte. Finalm ente tendrem os que investigar m ás detenidam ente
esta imagen de la a c u m u l a c i ó n .
87
lugar, libre de toda posesión y de toda forma de existencia
como cosa, de toda forma de existencia objetiva, libre de toda
propiedad, a la que se le presentaba como única fuente de
recursos la venta de su capacidad de trabajo o la mendicidad, el
vagabundeo y el robo. Está históricamente comprobado que esa
masa intentó al principio esto último, pero que fue empujada
fuera de esa vía y hacia el estrecho camino por medio de la
horca, la picota, el látigo —de tal modo que los gobiernos f.i.
Henry VII, VIII, etc. aparecen como condiciones del proceso
histórico de disolución y como creadores de las condiciones
para la existencia del capital256 . Por otro lado, los medios de
subsistencia, etc., que los propietarios de la tierra antes consu
mían junto con los retainers, estuvieron ahora a disposición del
dinero que quisiera comprarlos para comprar trabajo through
their instrumentality». El dinero no había creado estos medios
de subsistencia, ni los había acumulado: tales medios estaban
allí, eran consumidos y reproducidos antes de que se los consu
miera y reprodujera por intermedio del dinero. Lo que había
cambiado no era otra cosa que el hecho de que ahora estos
medios de subsistencia eran arrojados al mercado de cambio,
eran separados de su conexión inmediata con las bocas de los
retainers, etc., y eran transformados de valores de uso en
valores de cambio, por lo cual caían bajo la supremacía del
patrimonio-dinero. Lo mismo ocurrió con los instrumentos de
trabajo. El patrimonio-dinero no descubrió ni fabricó la rueda
de hilar ni el telar. Pero, separados de sub tierra, los hilanderos
y tejedores con sus telares y ruedas cayeron bajo el imperio del
patrimonio-dinero, etc. Lo propio del capital no es otra cosa
que el acoplamiento de las masas de manos e instrumentos que
él encuentra preexistentes. Los aglomera bajo su imperio. Esa
es su verdadera acumulación: la acumulación de trabajadores en
ficiertos] puntos junto con sus instrumentos. De esto hemos de
tratar mas detenidamente al ocuparnos de la llamada acumula
ción del capital. El patrimonio-dinero —como patrimonio mer
cantil— ayudó sin duda a acelerar y disolver las antiguas rela-
cines de producción y le hizo posible al propietario de la tierra
p. ej., tal como tan bien lo mostró Adam Smith257 , cambiar
sus cereales, ganados, etc., por valores de uso traídos del extran
jero en vez de derrochar con retainers los valores de uso
producidos por él mismo y de encontrar0 en su mayor parte su
riqueza en la masa de retainers que consumían junto con él. Le
--------------------------------------— -—.................... .......................
* Por su intermedio.- 5 l-n el ms. figura otro pronombre posesivo.- '"linden”
Su significado es “encontrar”, que aquí no resulta muy claro.-
88
* ¿jo una mayor significación al valor de cambio del ingreso del
propietario de la tierra. Esto tuvo también lugar en lo que toca
¡
a sus arrendatarios, los cuales ya eran medio-capitalistas, pero
lo eran, no obstante, de una manera aún muy cubierta de
ornamentos. El desarrollo del valor de cambio -m erced al
d in e ro existente bajo la forma de una capa social de merca
deres— disuelve la producción más orientada hacia el valor de
uso inmediato y las formas de propiedad a ella correspon
dientes -relaciones del trabajo con respecto a sus condiciones
objetivas— y empuja así a la creación del m e rc a d o d e trabajo
(que no debe confundirse con el mercado de esclavos).
Sin embargo, incluso esta acción del dinero sólo era posible
bajo el supuesto, de la a c tiv id a d artesa n a l urbana, la cual no
I
estaba basada sobre el capital y el trabajo asalariado, sino sobre
la organización del trabajo en corporaciones, etc. El trabajo
urbano mismo había« creado medios de producción, para los
cuales las corporaciones eran tan génant3 como las antiguas
relaciones de propiedad de la tierra para una agricultura mejo
rada, que en parte era ella misma, a su vez, consecuencia de la
gran yenta de los productos agrícolas en las ciudades, etc. Las
otras circunstancias que, por ejemplo en el siglo XVI acrecen
taron la masa de las mercancías circulantes así como también la
del dinero, crearon nuevas necesidades y elevaron asi el valor
de cambio de los productos locales, subieron los precios, etc.,
todo lo cual estimuló, por un lado, la disolución de las antiguas
relaciones de producción, aceleró la separación del trabajador, o
del no trabajador pero capaz de trabajar, con respecto a las
I
condiciones objetivas de su reproducción y estimulo así la
transformación del dinero en capital. Nada más estúpido enton
ces que concebir esta fo r m a c ió n orginaria del capital como si
éste hubiera acumulado y creado las c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e la
p r o d u c c ió n —medios de subsistencia, material en bruto, instru
mentos— y las hubiera brindado a los trabajadores d e sp o ja d o s
de ellas. Más bien, el patrimonio-dinero ayudó* en parte a
despojar de estas condiciones a las fuerzas de trabajo de los
| individuos capaces de trabajar y en parte este proceso avanzo
I sin él. Una vez que esta formación originaria hubo alcanzado
i un cierto nivel, el patrimonio-dinero pudo colocarse como
I intermediario entre las condiciones objetivas de la vida asi
f liberadas y las fuerzas de trabajo vivas, liberadas, pero también
I aisladas y vacan tes, y pudo así comprar la una con las otras.
I Pero yendo ahora a lo que hace a la formación del patnmomo-
£ _____________ odv_________ ______________________ ; —-------
K a Molestas (aunque figura en singular en el texto).-
89
dinero mismo, antes de su transformación en capital, ella per
tenece a la prehistoria de la economía burguesa. La usura, el
comercio, el régimen urbano y el fisco que surge con él desem
peñan papeles centrales en este proceso. También el a teso ra
m ie n to por parte de los arrendatarios, campesinos, etc.; aunque
en menor grado. —Se ve aquí al mismo tiempo cómo el desa
rrollo del intercambio y del valor de cambio, que en todas
partes es mediado por el comercio, o cuya intermediación
puede ser llamada comercio (el dinero mantiene una existencia
autónoma en la capa mercantil, así como la circulación la tiene
en el comercio), trae consigo tanto la disolución de las relacio
n es d e p r o p ie d a d d e l tra b a jo s o b r e su s condiciones de existen
cia, como la disolución del tra b a jo m is m o tr a ta d o c o m o ■una de
las c o n d ic io n e s o b je tiv a s d e la p r o d u c c ió n *; sólo relaciones que
expresan un predominio tanto del valor de uso y de la produc
ción orientada al uso inmediato como de una entidad comuni
taria real, existente aún de manera inmediata como presupuesto
de la producción. La producción basada sobre el valor de
cambio y la entidad comunitaria basada sobre el intercambio de
estos valores de cambio supone y produce la separación del
trabajo con respecto a sus condiciones objetivas, (por más que
los valores de cambio tal como vimos en el capítulo acerca del
dinero, parezcan poner la propiedad puramente como resultado
del trabajo, parezcan ponerb como condición la propiedad
privada del producto del trabajo propio— y el trabajo como
condición general de la riquezac). Este intercambio de equiva
lentes tiene lugar, [si bienj es sólo la capa superficial de una
producción que descansa sobre la apropiación de trabajo ajeno
sin in te rc a m b io , pero bajo la aparien cia d e l in terca m b io . Este
sistema del intercambio descansa sobre el c a p ita l como su
fundamento y si se lo considera separado de él, si se lo
considera tal como se muestra en la superficie, como sistema
a u tó n o m o , lo que se da es una mera aparien cia, pero una
aparien cia necesaria. Por eso no debemos ya asombrarnos de
que el sistema de los valores de cambio —intercambio de
equivalentes medidos por el trabajo- se transmute o más bien
muestre como su trasfondo oculto la a p ro p ia ció n d e trabajo
a je n o sin in te rc a m b io , separación plena de trabajo y propiedad.
Precisamente el dominio del valor de cambio mismo y de la
90
1 producción que produce valor de cambio s u p o n e capacidad
í ajena de trabajo como valor de cambio - e s decir, separación de
la« capacidad viva de trabajo con respecto a sus condiciones
objetivas; comportamiento con éstas, o con su propia objetivi
dad, como con propiedad ajena; comportamiento con esas con-
■ diciones, en una palabra, f tratándolasJ y como, capital. Sólo
en los tiempos del ocaso de la organización feudal, donde no
obstante aún se lucha dentro de ésta - ta l como en Inglaterra
en el siglo XIV y en la primera mitad del X V -, se da la época
de oro del trabajo en proceso de emancipación. Para que el
trabajo otra vez vuelva a comportarse con sus condiciones
objetivas como con su propiedad debe aparecer otro sistema en
lugar del sistema del intercambio privado, el cual, como hemos
visto, pone el intercambio de trabajo objetivado por capacidad
; de trabajo y, en consecuencia, la apropiación del trabajo vivo
sin intercambio. La manera en que el dinero se transforma en
capital, se hace visible a menudo históricamente en forma por
completo simple y manifiesta como cuando el mercader, p. ej.,
hace trabajar para sí más tejedores e hilanderos los cuales hasta
ese momento trabajaban en el tejido y el hilado como actividad
accesoria de la agricultura, de tal modo que convierte su aeti-
! vidad accesoria en profesión central; pero de ahí en adelante
está más seguro de ellos y lo ha convertido en trabajadores
asalariados bajo su imperio. Mudarlos luego de sus lugares de
origen y reunirlos en una casa de trabajo es un paso posterior.
En este simple proceso se ve claramente que el capitalista no ha
preparado material en bruto, ni instrumento, ni medios de
I
subsistencia para los tejedores e hilanderos. Todo lo que él ha
hecho es limitarlos cada vez más a un tipo de trabajo, en el
cual se vuelven dependientes de la venta, del c o m p ra d o r, del
c o m e rc ia n te y finalmente sólo produce p a ra y p o r in te rm e d io
d e él. Originariamente éste sólo compraba trabajo a través de la
i compra del producto: no bien los trabajadores se han limitado
I a la producción de este valor de cambio y, por consiguiente,
deben producir valor de cambio inmediato, deben intercambiar
¡
todo su trabajo por dinero para poder seguir existiendo, caen
bajo el imperio del comerciante y finalmente desaparece tam
bién la apariencia de que ellos le ven dan a él sus productos. El
compra su trabajo y les quita primero la propiedad del produc
to, enseguida también la del instrumento o se la deja como
p r o p ie d a d a p a ren te, para disminuir sus propios costos de pro
ducción. -L as formas históricas originarias, en las cuales el
capital aparece al comienzo esporádica o lo c a lm e n te , ju n to a
los antiguos modos de producción, pero destruyéndolos cada
vez más por todas partes, incluyen por un lado, la verdadera
(aún no fábrica); ésta surge allí donde se produce
m a n u fa c tu ra
en masa para la exportación, para el mercado externo- o sea,
sobre la base d e l gran c o m e r c io m a r ítim o y terrestre, en los
emporios de éste, tales como las ciudades italianas, Constanti-
nopla, las ciudades de Flandes, las holandesas, algunas españo
las, como Barcelona, etc. En un comienzo, la manufactura no
somete a la llamada in d u stria u rbana, sino a la in d u stria ca m
p esin a accesoria, hilandería, tejido, al trabajo que requiere en
menor grado habilidad artesanal corporativa, formación artística
artesanal. Fuera de aquellos grandes emporios, donde la produc
ción existe ya basada en un mercado e x te r n o y está, en conse
cuencia, orientada n a tu ra lm en te , por así decirlo, hacia el valor
de cam bio- [[hay allí]) entonces manufacturas conectadas direc
tamente con el transporte por barco, la construcción misma de
barcos, e tc.-, ésta se instala primeramente no en las ciudades
sino en el campo, en las aldeas no corporativas, etc. La indus
tria campesina accesoria contiene la amplia base de la manufac
tura, mientras que la industria urbana requiere un mayor pro
greso de la producción para poder ser llevada a cabo dentro de
una organización fabril. Lo mismo ocurre con ramas tales de la
producción como las fábricas de vidrio, de metal, aserraderos,
etc., que desde un principio requieren mayor concentración de
fuerzas de trabajo, que desde un! principio utilizan más fuerzas
naturales, requieren producción en masa e, igualmente, concen
tración de los medios de trabajo, etc. Lo mismo, con las
fábricas de papel, etc. Por otro lado, el surgimiento del arren
datario y la transformación de la población agrícola en jornale
ros libres. Aunque esta transformación sólo más tardíamente se
impone en el campo hasta sus últimas consecuencias y en su
forma más pura, comienza allí más tempranamente. Los anti
guos, que nunca salieron de la industria propiamente urbana,
nunca pudieron por ello llegar a la gran industria. El primer
presupuesto de ésta es la inserción del campo en toda su
amplitud en la producción no de valores de uso, sino de valores
de cambio. Las fábricas de vidrio, las fábricas de papel, la
elaboración del hierro, etc. no pueden organizarse en forma
corporativa. Requieren la producción en masa, la venta en un
mercado general, p a tr im o n io -d in e r o por parte del empresario
- n o porque él cree las condiciones subjetivas u objetivas, sino
porque bajo las antiguas relaciones de propiedad y relaciones de
producción esas condiciones no pueden ser combinadas. La
disolución de las relaciones de servidumbre, así como el surgi
miento de la manufactura, transforman luego cada vez más
92
todas las ramas del trabajo en ramas movidas por el capital. Por
cierto, en sus peones y jornaleros ajenos a las corporaciones, las
ciudades mismas también contienen un elemento para la forma
ción del trabajo asalariado propiamente dicho.
Si, como hemos visto, la transformación del dinero en capital
supone un proceso histórico, que ha separado las condiciones
objetivas del trabajo, que las ha autonomizado contra los traba
jadores, por otra parte, el efecto del capital, una vez que él ya
ha surgido, y su proceso consiste en someter toda la produc
ción y en desarrollar y extender por todas partes la separación
entre trabajo y propiedad, entre el trabajo y las condiciones
objetivas del trabajo. Se verá en el desarrollo posterior cómo el
capital aniquila al trabajo artesanal, a la pequeña propiedad de
la tierra [en lal que [el propietario] trabaja, etc., y a sí mismo
en aquellas formas en que no aparece en oposición al trabajo,
en el p e q u e ñ o c a p ita l y en las especies intermedias híbridas,
situadas entre los modos de producción antiguos (o las formas
que éstos asuman como resultado de su renovación sobre la
base del capital) y el modo de producción clásico, adecuado,
del capital mismo.258
La única acumulación presupuesta en la génesis del capital es
la del p a trim o n io -d in e ro , que considerado en y por sí mismo es
enteramente improductivo, en tanto sólo surge de la circulación
y sólo a ella pertenece. El capital se forma rápidamente un
mercado interno a través de la aniquilación de toda la industria
campesina accesoria y así hila y teje para todos, a todos viste,
etc., en suma, otorga la forma de valores de cambio a todas las
mercancías antes creadas como valores de uso inmediato, un
proceso que se deriva por sí mismo de la separación de los
trabajadores con respecto al suelo y a la propiedad (aun cuando
sea bajo la forma servil) de las condiciones de producción. M‘-
En el caso de la artesanía urbana, por más que esté esencial
mente basada sobre el intercambio y la creación de valores de
cambio, el objetivo fundamental inmediato de esta producción
es la su b siste n c ia como a rtesa n o , c o m o m a e stro artesan o, en
consecuencia el valor de uso, no el e n riq u e c im ie n to , no el valor
d e c a m b io c o m o valor d e ca m b io . Por ello, en todas partes la
producción está subordinada a un consumo presupuesto, la
oferta está subordinada a la demanda y se amplía sólo lenta
mente.
L a p ro d u c c ió n d e c a p ita lista s y tra b a ja d o re s asalariados es
e n to n c e s u n p r o d u c to fu n d a m e n ta l d e l p r o c e s o d e va lo riza ció n
d e l capital. La economía usual, que sólo tiene en vista las cosas
producidas, se olvida de esto por completo. En cuanto en este
93
proceso el trabajo objetivado es puesto al mismo tiempo como
no-objetividad del trabajador, como objetividad de una subjeti
vidad contrapuesta al trabajador, como propiedad de una volun
tad ajena a él, el capital es al mismo tiempo necesariamente el
capitalista y la idea de algunos socialistas de que necesitamos el
capital, pero no los capitalistas, es enteramente falsa. En el
concepto del capital está puesto que las condiciones objetivas
del trabajo - y éstas son el propio producto del capital- asu
man frente a éste una personalidad o, lo que es lo mismo, que
sean puestas como propiedad de una personalidad ajena. En el
concepto del capital está contenido el capitalista. No obstante,
este error no es de ningún modo mayor que el de todos los
lnologos, p. g., que hablan de capital en la antigüedad, de
capitalistas romanos, griegos. Eso es sólo otro modo de decir
que en Roma y Grecia el trabajo era libre, lo que difícilmente
estos señores estarían dispuestos a afirmar. El que a los dueños
de plantaciones en América no sólo los llamemos ahora capita
listas, sino que lo sean, se basa en el hecho de que ellos existen
como una anomalía dentro de un mercado mundial basado en
el trabajo libre. Si se tratara de la palabra capital, que no
aparece entre los antiguos*, las hordas que aún vagan con sus
manadas por las estepas del Asia septentrional serían los mayo
res capitalistas, pues originariamente capital significa ganado
por lo cual el contrato de mediería que, por efecto de la falta’
de capital, es aún frecuentemente celebrado en el Sur de
hrancia se llama precisa y excepcionalmente» Bail de bestes a
T i av"nturüramos en un mal latín, nuestros
capitalistas o Capitales Homines serían aquellos “qui debent
censum de cap i te c 260 H
,Ja . ^eterm*nación del concepto de capital se presentan
dificultades que no existen en el caso del dinero; el capital es
_ 'V,u *
, u " * ntÍdo d,c cs,e adverbio cs oscuro en el original.- b Arriendo de ganado. La
palabra eheptel de) latín “capitale", designa tanto el contrato consistente en
encargar el cuidado del ganado a cambio de una parte en los beneficios, como el
Pjnado mismo.- c Hombres que pagan una contribución por cabeza, una capitación.
.1 adjetivo capitales no puede traducirse de otro modo, sino sólo como “aquéllos
que pagan la contribución por cabeza".-d 11 monto principal de lo prestado, o sea
n g-
parte principal de una deuda, el capital prestado, sin incluir (os intereses.-
1atece haber aquí un error hasta ahora no corregid» dado que la palabra griega
que tiene el significado de “fondo de capital" es O t p ')(Q C \Q V
94
esencialmente el c a p ita lista , pero, al mismo tiempo, es, a su
vez c a p ita l en tanto elemento diferente del capitalista o i sea
en tanto 1 producción en general. Así, encontraremos mas
adelante que bajo el c a p ita l se subsumen muchos l elementos J1
que de acuerdo con su concepto, no parecen entrar dentro de
él. Él capital se presta, p. ej. Se lo acumula, etc. En todas estas
descripciones parece ser una mera cosa y coincidir completa
mente con la materia en que consiste. Pero esto y otras cosas
se aclararán en el curso del desarrollo ![ del tema 1. (Notemos
al pasar y por diversión lo que sigue: el buen Adam Muller,
quien toma muy míticamente todas las maneras figuradas de
hablar, ha oído [ mencionar J en la vida corriente el ca p ita l
v iv ie n te en contraposición con el capital m u e r to y cubre esto
de atavíos teosóficos262 . El rey Ethelstan263 le podía haber
enseñado al respecto: Reddam de meo propno décimas Deo
tam in Vívente Capitali (ganado vivo), quam m mortuis fructi-
buT urrae- (frutos muertos de la tierra) *> ) El dinero perma-
nece siempre como la misma forma en el mismo sustrato y por
eso es fácil que se lo conciba como mera cosa. Pero una misma
cosa mercancía, dinero, etc. puede representar capital o ingre
so etc. De tal modo, resulta claro incluso para los economistas
que el dinero no es algo tangible, sino que la misma cosa puede
ser subsumida ya bajo la determinación del capital, ya bajo
otra determinación contrapuesta y que de acuerdo con esto es
o n o es capital. Es, entonces, manifiestamente una relación y
s ó lo p u e d e ser u na relación d e p ro d u cció n .
Hemos visto cómo la verdadera naturaleza del capital sólo se
hace presente al final del seg u n d o ciclo . Lo que ahora tenemos
que considerar es el c ic lo mismo o la r o ta c ió n d e l c a p ita l
Originariamente la producción parecía estar mas alia de la
circulación y la circulación más allá de la producción. El ciclo
del capital —la circulación puesta como circulación del capital
abarca ambos momentos. En él, la producción aparece como
punto final e inicial de la circulación y viceversa. La autonomía
de la circulación se ha rebajado a una mera apariencia, al igual
que el estar- más-allá de la producción.
a De mis recursos devolveré la décima parte a Dios, tanto en ganado vivo como
95
[El intercambio de trabajo por trabajo descansa sobre la caren
cia de propiedad por parte del trabajador.]
[[A lo anterior agregar aún una observación: el intercambio
de equivalentes, que parece suponer la propiedad del producto
del propio trabajo y, por lo tanto, parece poner como idénticas
la a p ro p ia ció n a través d e l trabajo, el efectivo proceso econó
mico del hacer-propio, con la p r o p ie d a d del trabajo o b je tiv a d o ;
lo que antes aparecía como proceso real, aquí, reconocido
como relación jurídica, es decir, reconocido como condición
g en era l de la producción y, por lo tanto, reconocido legal
mente, puesto como expresión de la voluntad general, se trans
muta, se muestra a través de una dialéctica necesaria como
separación absoluta de trabajo y propiedad y apropiación de
trabajo ajeno sin intercambio, sin equivalente. La producción
basada sobre el valor de cambio, en cuya superficie ocurre ese
cambio libre e igual de equivalentes es, en su base, intercambio
de tra b a jo o b je tiv a d o como valor de cambio por el trabajo vivo,
como valor de uso o, expresando esto de otra manera, compor
tamiento del trabajo con sus condiciones objetivas —y, en
consecuencia, con su objetividad creada por él mismo— como
con una propiedad ajena: a lien a ció n d e l trabajo. Por otro lado,
la condición.«del valor de cambio es su medición por medio del
tiempo de trabajo y, por ello, el trabajo vivo —no su valor—
como medida de los valores. El que la producción y en conse
cuencia la sociedad, en todos los estados de la producción,
descansa sobre el in te rc a m b io d e m e ro tra b ajo p o r trabajo es
una ¡ delusion3. En las diversas formas en que el trabajo se
comporta con sus condiciones de producción como con su
propiedad, la reproducción del trabajador no es puesta de
ningún i-modo a través del m e ro tra b a jo , pues su relación de
propiedad no es el resultado, sino el presupuesto de su trabajo.
En la propiedad de3 la tierra esto es claro; en la organización
corporativa también debe resultar claro que el tipo particular
de propiedad que constituye el trabajo, no se basa sobre el
mero trabajo o el intercambio de trabajo, sino sobre una cone
xión objetiva del trabajador con una entidad comunitaria y con
condiciones que él encuentra y de las cuales él parte como de
su base. Ellas son también producto de un trabajo, de un
trabajo histórico universal, el trabajo de la entidad comunitaria,
de su desarrollo histórico, que no parte del trabajo del indivi
duo ni del intercambio de su trabajo. Por ello el mero trabajo
no es tampoco presupuesto de la valorización. Un estado en el
a Ilusión.
96
cual se cambia mero trabajo por trabajo sea bajo la forma
directamente viva, sea como producto -supone la separación
del trabajo con respecto a su amalgama originaria con sus
condiciones objetivas, por lo cual, por un lado, aparece como
mero trabajo, por el otro, su producto, en tanto trabajo objeti
vado, logra frente a él una existencia enteramente autónoma. E l
in te rc a m b io d e tra b a jo p o r tra b a jo - a p a r e n te m e n te la c o n d i
c ió n d e la p r o p ie d a d d e l tr a b a ja d o r - d escan sa s o b re la carencia
d e p r o p ie d a d p o r p a r te d e l tra b a ja d o r en c u a n to base d e l
97
NOTAS
?>%V
{*,<
f
1 Para la explicación de Engels acerca de la evolución d d hombre a partir
del mono, y por tanto de la diferencia entre el hombre y los demás
primates, véase su borrador de 1876 titulado E l p a p e l t l e l t r a b a j o e n e l
p r o c e s o d e t r a n s f o r m a c i ó n d e l m o n o e n h o m b r e [en D i a l é c t i c a d e l a n a t u r a
l e z a , Ed. Grijalbo, México, 1961, pp. 142-154].
2 A diferencia de Hegel, Marx no se deja atraer por la posibilidad y, en
ciertas etapas de su pensamiento, por la necesidad de una presentación
abstracta y apriorista de su teoría. Cf. la parte rélativa al método de la
economía política-brillante, profunda y conmovedora como casi todo lo que
Marx escribió en ese período crucial de su pensamiento en la I n t r o d u c c i ó n a
C o n t r i b u c i ó n a l a c r i t i c a d e ¡ a e c o n o m í a p o l í t i c a , donde analiza la validez
de este procedimiento.
3 Marx tenía plena conciencia de la posibilidad de tales simplificaciones
y, aunque no les atribuía demasiada importancia, de su utilización. De ahí
su sugestión de que estudiar el crecimiento histórico de la productividad
podría ser un medio de otorgar cierto significado histórico a las obser
vaciones de Adam Smith relativas a las economía estancadas y progresivas.
(Véase su I n t r o d u c c i ó n a C o n t r i b u c i ó n a l a c r i t i c a d e l a e c o n o m í a p o l í t i c a . ) .
4 Esto es reconocido por los más capaces críticos del marxismo. Así, G.
Lichteim señala correctamente que las teorías sociológicas de Max Weber
(sobre religión y capitalismo o sociedad oriental) no se contraponen a las de
Marx. Fueron previstas por él, o pueden encajar sin dificultad en su estruc
tura. ( M a r x i s m , 1961; “Marx and the Asiatic mode of Production”, S t .
A n t o n y ’s P a p e r s , 1963.)
5 Carta a Joseph Bloch, 21/IX/l 890, [en Marx-Engels, C o r r e s p o n d e n c ia ,
ed. Cartago, Bs. Aires, 1957, p. 309].
6 Es evidente que existen ciertos límites: es improbable que una forma
ción económico-social basada, digamos, en un nivel tecnológico que exige
máquinas de vapor, pueda darse a n t e s de una que no las necesita.
7 M a r x u n d E n g e ls s u r D e u t s e h e n G e s c h i c h t e (Berlín, 1953).
8 Cf. Engels a Marx, 18 de mayo de 1853, acerca del origen de
Babilonia; Engels a Marx, 6 de junio de 1853. [ C o r r e s p o n d e n c i a , ed. cit. pp.
51, 52].
9 K a r l M a r x , C h r o n i k S e in e s L e b e n s .
10 Engels a Marx, 6 de junio de 1853. [ C o r r e s p o n d e n c i a , e d . cit., p. 51.]
11 Correspondencia del 18 de mayo y del 14 de junio. Entre otras
fuentes orientales mencionadas en los escritos de Marx entre marzo y
diciembre de 1853, están G. Campbell, M o d e m I n d i a (1852), i . Child,
T r e a t is e o n t h e E a s t I n d i a T r a d e (1681), J. von Hammer, G e s c h i c h t e d e s
o s m a n is c h e n R e i c h e s (1835), James Mili, H i s t o r y o f I n d i a (1826), Thomas
Mun, A D i s c o u r s o n T r a d e , f r o m E n g l a n d i n t o t h e E a s t I r i d i e s (1621), L.
*
Pollexfen, England and East India (1697), y Saltikov, Lettres sur l'Inde
(1848). También leyó y anotó varias otras obras e informes parlamentarios.
12 G. Hassen, Die Aufhebund der Leibeingschaft und die Umgestaltung
der gutsherrrlich-báuerlichen Verhaltnisse überhaupt inden Henogthümem
Schleswig und Hohtein (San Petersburgo, 1861); Augusto Meitzen, Der
Boden und die landwirstchaflichen Verhaltnisse des preussischen Staates
(Berlín 1866); G. von Maurer, Einleitung zur Geschichte der Mark, Hof,
Dorf und Stadverfassung und der Offentlichen Gewalt (Munich, 1854):
Geschichte der Fronhófe, etc., 4 vols. (Erlangen, 1862-63).
13 Marx a Engels, 14/IH/1868; Engels a Marx, 25/111/1868; Marx a Vera
Zasuiich, 8/111/1881; Engels a Bebe!, 23/XII/1882.
14 Engels a Marx, 15/XI1/1882; Marx a Engels, 16/XII/1882.
15 Thorold Rogers es elogiado en El capital como “la primera historia
auténtica de los precios” de aquel período. K. D. Huellmann, Stadtwessen
des Mittelalters (Bonn, 1826-29), es citado extensamente en El capital, III.
16 Tales como Huellmann; Vincard, Histoire du Travail... en Flanee
(1845) o Kindlinger, Geschichte der deutschen Hórigkeit (1818).
17 Engels a Marx, 25/111/1868.
18 A. Soetbeer, Edelmetall-Produktion und Werverhaltnis zwishen
Goldu, Silber seit der Entdeckung Amerikas... (Gotha, 1879), que Engels
conoció.
19 Marx-Engels, Werke, XIII [ Contribución a la critica de ¡a economía
política J, que, de paso, anticipa las críticas modernas de la explicación
puramente monetaria de las alzas de precios.
20 Ideología alemana [cf. edición EPU, Montevideo, 1868, p. 2 l l
21 Ibid., p. 22. y
22 No existe adecuada traducción inglesa del adjetivo standisch, porque
el termino medieval ' estáte” [heredad] puede introducir confusión. [En esp.
traducimos “por estamentos” pues nos parece la expresión más adecuada],
23 Ideología alemana [ed. cit., p. 23].
24 Ibid., p. 55.
25 Ibid, p. 60.
26 Ibid, p. 64.
27 Ibid, p. 68.
i >lincipalmente’ Maix a En6®ls> 2/VI/1853; Engels a Marx,
6/VI/1853; Marx a Engels, 14/VI/1853.
29 La desaparición de este nombre puede deberse al hecho de que sus
estudios posteriores de la literatura especializada condujeron a Marx a dudar
de que strdescripción anterior de la sociedad germánica fuera adecuada.
30 Cf. G. C. Hormans, “The Rural Sociology of Medieval England” , Past
and Present, 1953, para las diferentes tendencias de desarrollo de los pobla
dos comunales y de una sola familia.
31 En El capital t. III, se habla de ellas, en general, de esa manera
32 El capital, t. III.
33 Aun en El capital, III, donde se refiere con mayor extensión al tema
de la agneultura feudal, niega específicamente la intención de analizar la
propiedad de la tierra en ninguna de sus diferentes formas históricas
34 El capital, III (cap. 47, secc. II).
35 Esto no es negado en general por los marxistas, aunque no hay que
contundirlo con la opinión según la cual los sistemas de producción de
valores de uso son también, a veces, sistemas de economía natural.
36 Palabras como Würdiges Zunftwessen (“la dignidad del sistema de tos
gremios ), el trabajo como artístico en parte, y en parte ejecutado por el
trabajo mismo’ , Staditscher Gewerbefleiss (“actividad artesanal urbana”),
100
son usadas constantemente. Todas ellas tienen matices emocionales y por
cierto que, en general, aprobatorios.
37 Aquí Marx subestima la diferenciación de las artesanías urbanas en
virtuales patrones y virtuales jornaleros.
38 Engels mención?, las esperanzas de ambos en una revolución rusa en
los últimos años de la década del 70, y en 1894 prevé específicamente la
posibilidad de que “la revolución rusa dé la señal para la revolución de los
obreros en Occidente, de modo que ambas se complementen”. W erke,
XVIII. Otras referencias: Marx a Sorge, 27/IX/1877; Engels a Bemstein,
22/11/1882. .
,3 9 En una carta a Vera Zasulich, 1881. Sobreviven cuatro borradores de
esta carta, tres de ellos impresos en W erke, XIX, pp. 384-406.
40 N a e h w o r t (1894) zu “ Soziales aus Russland” (W erke, XVIII, pp.
663-4).
41 E l capital, III.
42 P. ej., cartas a Zasulich, op. c it., pp. 387, 388, 402, 404.
43 G. Lichteim (loe. c it.) tiene razón al llamar la atención respecto de
esta creciente hostilidad hacia el capitalismo y de ese cariño por las comuni
dades primitivas sobrevivientes, pero se equivoca al sugerir que el Marx de
1858 las había visto bajo una luz completamente negativa. Que el comunis
mo sería una recreación, en un nivel superior, de las vñrtudes sociales del
comunalismo primitivo, es una idea que pertenece a la primera herencia del
socialismo. Dijo Fourier: “El genio debe descubrir los caminos de esa
felicidad primitiva y adaptarlos a las condiciones de la industria moderna”
(citado por J. Talmon, Politicai Messianism Londres, 1960, p. 127 [hay
edic. en esp.: M esia n ism o p o lític o , Aguilar, México, 1969]). Para las opinio
nes del primer Marx, cf. D a s p h ilo s o p h is c h e M a n ife st d e r histo risch en
re ch tssch u le (1842) en W erke, I, p. 78: “Una ficción corriente del agio
XVIII veía el estado natural como el verdadero estado de la naturaleza
humana. Los hombres deseaban ver la idea del hombre-con sus propios
ojos, y por lo tanto crearon los “hombres naturales”, Papagenos, cuya
misma piel emplumada expresaba su candor. En las últimas décadas del siglo
XVIII se sospechó que los pueblos primitivos poseían la sabiduría original, y
se podía oír a los cazadores de aves imitar por todas partes la canción del
iroqués o del indio, en la creencia de que por esos medios sería posible
capturar a las aves mismas. Todas estas excentricidades se basaban en la idea
correcta de que las condiciones groseras son retratos ingenuos, por asi
decirlo a la manera holandesa, de condiciones verdaderas. ” Cf. también Marx
a Engels 25/III/1868, acerca de la contribución de Maurer a la historia.
44 Esta era una obra que Marx quería escribir y para la cual preparó
voluminosos apuntes, en los que se basó Engels. Cf. Prefacio a la primera
edición de su libro (1884) en W erke, XXI, p. 207. [En esp. O bras escogidas,
Moscú, s/f.. t. II, p. 177.1
45 Cartas a Vera Zasulich, loe. c it., passim .
46 “La esclavitud es la p rim era (subrayada por mí-E.J.H.) forma de la
explotación, la forma propia del mundo antiguo; le suceden la servidumbre,
en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Estas
son las tres grandes formas del avasallamiento que caracterizan las tres
grandes épocas de la civilización” (Origen, en W erke, XXI, p. 170 [en esp.
loe. c it., p. 342]). Según este texto es evidente que no se intenta incluir
aquí, en ninguno de los tres rubros, lo que Marx denominó el modo
“asiático”. Se lo omite como perteneciente a la prehistoria de la “civiliza
ción”.
101
47 W e rk e , III, pp . 29-30 [en esp. lo e . c it ., p. 27].
48 A n t i- D ü h r in g , O rig e n d e la f a m ilia , el breve ensayo
sobre L a m a r c a , y
L a s g u e rra s c a m p e s in a s e n A le m a n ia , son las principales
obras publicadas,
pero existen borradores y notas (por lo general incompletas) acerca d e la
historia medieval alemana e irlandesa. Cf. W e rk e , XVI, pp. 459-500- XIX
pp. 425-521; XXI, pp. 392-401.
49 O rig e n d e ¡ a f a m ilia , W e rk e , XXI, p. 144, [en esp. p. 316].
50 A n t i- D ü h r in g , W e rk e , XX, pp. 164, 220, 618.
51 O rig e n d e ¡a fa m ü ia , W e rk e , XX, pp. 148-9 [en esp. pp. 3/8].
53 Ib id ., pp. 146, 164 [en esp. pp. 318-319] L a m a r c a (Werke, XIX, pp.
324-5). [En esp. varías ediciones. Cf. en E l m o d o d e p r o d u c c ió n e s tá tic o cit.
pp. 153-178]
54 L a m a r c a , lo e . c it ., p p . 326-327. Sobre la necesidad de armas de
fabricación urbana, el borrador de Engels, U b e r d e n V e r fa U d e s F e u d a lis m u s
u n d d a s A u fk o m m e n d e r B o u r g e o is ie (W e r k e , XXI, p. 392).
55 L a m a rc a , lo e . c i t , pp. 326-7.
56 Engels a Marx, 15/H/1882; 16/XII/1882.
57 L a m a r c a —cuyo objetivo es referirse sólo de paso a los movimientos
de la agricultura feudal- fue planeado como un apéndice de 8 ó 10 páginas
para el A n t i- D ü h r in g , y el inedito U b e r d e n V e r f a ll como prefacio para una
nueva edición de L a s g u e rra s c a m p e s in a s e n A le m a n ia .
58 Cf. Z u r U rg e s c h ic h te d e r D e u ts c h e n , W e rk e , esp. pp. 450-60.
59 A n t i- D ü h r in g : notas preparatorias (W e r k e , XX, pp. 357-8)
60 ib id ., p . 5 8 8 .
61 Otado por L. S. Gamaiúnov, R. A. Ulianovski: “La obra del soció
logo ruso M. N. Kovalevski... y la crítica de su obra por K. Marx” , X X V
C o n g re s o In te r n a c io n a l d e O r ie n ta lis ta s , Moscú, 1960, p. 8.
62 A n t i- D ü h r in g , lo e . c it ., p. 164 [en esp. p. 1701.
63 Ib id ., p. 252 [en esp. p. 268].
^ 64 La totalidad de los pueblos recorren, en líneas generales, un mismo
camino... La sociedad avanza mediante una sucesión consecutiva, sujeta a
leves, de las formaciones económico-sociales”. O. Kuusinen, F u n d a m e n tá is
o f M a r x is m -L e n m is m (London, 1961), p. 153 [en esp. M a n u a l d e m a r x is m o -
le n in is m o , ed. Fundamentos, p. 122].
65 El temor de alentar el “excepdonalismo asiático”'y desalentar una
oposición lo bastante firme a la influencia imperialista (occidental) fue un
elemento fuerte, y tal vez decisivo, en el abandonó del “modo asiático” de
Marx por parte del movimiento comunista internacional, después de 1930.
Cf. las discusiones de 1931 en Leningrado, como se las describe muy
tendenciosamente) en A s ia t ic D e s p o tis m , de K. A. Wittfogel, 1957, pp.
l“ay edic. en esp.: D e s p o tis m o a s iá tic o , Guadarrama, Madrid, 1966
45 2-4J. Años atras, el Partido Comunista Chino ya había adoptado indepen
dientemente la misma actitud. Para sus puntos de vista, que parecen muy
normativos y esquemáticos, véanse las o b r a s e s c o g id a s de Mao Tse-tung.
66 Respecto de las discusiones soviéticas de 1950 y años siguientes cf
V o p r o s t I s t o r i i, 6 , 1953; 2, 1954; 2, 4, y 5,1955. En cuando a la discurión
occidental, acerca de la transición del feudalismo, que en parte toca temas
anulares, cf. T h e T r a n s itio n /r o m F e u d a lis m t o C a p ita lis m , por P M
Sweezy, M. H. Dobb, H. K. Takahashi, R. H. Hüton, C. Hill (Londres) fhay
edic. en español: ¿o tr a n s ic ió n d e l fe u d a lis m o a l c a p ita lis m o . Ciencia Nueva
Barcelona, 1967]. Cf.. ta m b ié n , G. Lefebvre, L a P e n s é e , 65, 1956- G
Procacci, S o c ie tá , I, 1955.
102
67 Cf. Guenther y Schrot, Problema théoriques de ¡a rociiti esclavo-
giste, en Recherche Internationale! a la lumiere du marxisme, Par*. 2,
p !*c¡! m i E. M- s - Namboodiripad, The National Question in Kerala
(BO$ * £ D5 Kosambi. An Introducen to the Study o f Indian History.
®° 70 VJ^Üs Internationale!, loe. cit. (1957), p ú a un» selección de
*“ n ° E . Zhukov, “The Periodization of Wold History”. Internatíond Histtr
rical Cóngress, Stockholm 1960. Rapport! I, pp. 74-88, esp. P;„77~ ■f
72 Cf “State and Revolution in Tudor and Stuart England , ,
Reviw, Julio de 1948. Sin embargo, esta opinión
especialmente J. J. Kuczynski (Geschichte <L Lage <L Arbeiter unter kem
^ n 'a ^ B o g d L o l', Short Coune o f Economic Setena, 1897, "visadoen
1919 (London, 1927) [hay edic. en esp.: Principios de
Ed. Pavlov, México, s/f.], y en forma iras sofisticada, K. A. Wittfoge,
Geschichte der bürgerlichen Gesellschaft (Viena, \ 9^ 195?
74 O. Lattimore, “Feudalism in History , Past and Present, 1Z, u tst.
75 E. Zhukov, loe. cit., 78. . .
^ 76 The Trensition from FeucklismtoCapitalism, Ioct, “‘; d
'* 7 7 Cf. Zur Periodisierung des Feudalismus und Kapitaaums un tur
Geschkhtíichen Entwicklung dar U.S.S.R., Berlín, 1952.
78 Aáaticus, “II modo de ptoduzione Asiático {Rinascita, Roma, oct.
Karl Marx
Formas <¡ue preceden a ta producción capitalista
,K ' 236 Las notas incorporadas a esta sección de las “formas que
104
imnresión: editorial meló, s. a. . •
r i ñ o de juárez 226-local d-granjassan antomo
delegación iztapalapa-09070 mexico, d. .
cuatro mil ejemplares y sobrantes
24 de septiembre de 1982