Saliendo Del Laberinto
Saliendo Del Laberinto
LABERINTO
UN MODELO PARA MEJORAR NUESTRAS
RELACIONES INTERPERSONALES
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EL PROBLEMA:
SOMOS LOS PRISIONEROS DE UN LABERINTO
QUE NOSOTROS MISMOS HEMOS EDIFICADO
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dirección solo para descubrir que una y otra vez regresábamos al
punto de partida inicial. El huir no nos ha sacado del laberinto.
Así es, la realidad es que todos nosotros tenemos este problema y nos asalta en
el día a día sin siquiera reconocerlo.
-¿Sintió el deseo de ayudar a los niños con la tarea de la escuela pero luego
decidió no hacerlo para dejar la responsabilidad a su hijo mayor que después de
todo no hace nada por la vida?
-¿Iba a ceder el asiento a alguien pero antes de hacerlo reflexionó que usted
también estaba cansado y total no era su culpa que no hubieran suficientes
asientos?
-¿Pensó en pedir un aumento de salario pero se detuvo para elaborar toda una
serie de acusaciones mentales en contra de su jefe?
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-¿Ha discutido con alguien para luego pasar arrepintiéndose por lo que dijo o
calló por los siguientes meses o incluso años?
-¿Sufrió un abuso en la niñez y siente que jamás podrá superarlo, que la cicatriz
es demasiado profunda y por lo mismo no buscan una salida al dolor?
Pero no se asuste, aun los que hemos conseguido salir de esta prisión volvemos
de vez en cuando a descubrirnos atrapados en ella, y eso nos obliga a prestar
aun mayor atención a nuestra ruta y al mismo tiempo considerar con mucho
respeto la de los otros, por lo que le daremos aun mas detalles acerca del lugar
del que debemos salir, de modo que familiarizándose con su estructura de
paredes y corredores sea usted capaz de reconocer la ruta de salida cuando
esta se presente.
¿Que tal si le digo que ese laberinto no fue edificado por las personas que usted
acusa o que siente le hacen la vida miserable?
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¿DE DONDE SURGIO ESTE LABERINTO?
Se ha preguntado ¿Por que sin importar hacia a donde nos movemos siempre
parecemos estar en el centro del laberinto? ¿Se ha dado cuenta de que en cada
ocasión en que surge un problema usted siempre esta en medio?
Con el llanto aprenderá uno de los primeros mecanismos propios del instinto de
supervivencia: La manipulación del objeto de sus deseos (la madre o el
proveedor) como un medio para conseguir el control de su entorno. Sin
embargo, en la medida en que vaya creciendo y adaptándose, desarrollara una
relación mas armoniosa con el medio en que se desenvuelve, permitiéndole esto
co-existir con “los otros” sin la influencia constante del instinto de supervivencia,
desarrollando un sentido de la existencia y habilidades propias de lo social que
lo llevaran en el tiempo al reconocimiento de la humanidad de los demás y la
suya propia, así como la certeza de que vive protegido y seguro en medio de sus
hermanos humanos, y no solo sobrevive como el impulso inicial del instinto le
sugería.
YO LOS OTROS
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Dependiendo del vínculo afectivo y la educación que el pequeño reciba en su
periodo formativo, fluctuara su apreciación de “los otros” entre estos dos polos:
“¿Qué estuvo haciendo mi esposa todo el día?, de seguro estuvo hablando por
teléfono con su madre o perdiendo el tiempo en la computadora ¿Por qué tengo
yo que hacer la labor que a ella le corresponde? He pasado horas de horas
trabajando, regreso cansado y lejos de encontrar la casa limpia, hallo todo hecho
un desastre y ¿tengo que continuar trabajando aquí tan solo porque ella es una
perezosa? No es como que fuera la primera vez que esto ocurre. Cuando yo uso
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las cosas de la cocina inmediatamente dejo todo en orden, ¿es acaso mucho
pedirle que ella haga lo mismo? Ya bastante hago con todas las
responsabilidades que tengo como para encima venir a hacerme cargo de las
cosas de la casa que son su responsabilidad. No entiendo por que es tan
egoísta, debería ella darse cuenta de que todos tenemos un rol que cumplir. Ella
tendría que haber lavado estos platos…, yo no lo voy a hacer.”
Observen que él llegó aparentemente tranquilo del trabajo y de hecho tenia una
buena actitud que lo llevó a considerar el ayudar con los quehaceres de la casa.
Sin embargo, en el momento en que se detuvo de brindar la ayuda, surgieron
toda una serie de justificaciones del por que él no debía lavar los trastes.
Una vez que eso ha ocurrido tenemos que exonerarnos de la culpa que
sentimos por no ayudar y la única manera de hacerlo es arrojándole esta culpa a
alguien mas. Señalar culpables afuera de nosotros mismos.
Esto nos indica que nuestro ego individual en su esfuerzo por liberarnos de
la culpa, distorsiona la realidad exagerándola en los atributos negativos de
los otros y en los positivos propios, y es justamente esta distorsión de la
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realidad la que hace surgir las paredes de este laberinto-prisión en el que
nos descubrimos hoy atrapados.
-El cambiar nuestra conducta: Puede ser que escojamos actuar de manera
distinta a como operábamos antes, en la expectativa de que esto signifique
conseguir resultados positivos en nuestra relación con los otros; pero ¿cuantas
veces nos ha ocurrido que cambiamos nuestra manera de reaccionar con los
demás solo para descubrir la misma respuesta o aun una complicación al estado
de cosas?
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lejos de mostrarse satisfecha, la esposa empieza a recriminarle que en realidad
él no esta mostrando sus verdaderos sentimientos sino solo fingiendo para estar
en paz con ella, lo que desata su ira y por ende la condición contraria al
resultado que el marido esperaba.
Como ven entonces, cambiar la conducta no significa la salida del laberinto pues
la actitud interna no ha cambiado y resulta evidente que los otros, de alguna
manera, lo pueden percibir.
-El juzgar a los otros: ¿Cuantas veces nos hemos descubierto juzgando a los
demás a lo largo del día? Recordemos que esos juicios no son otra cosa más
que la proyección de nuestro propio sentimiento de culpa.
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realidad no siente cariño en absoluto, y que la meta de ser ingeniero era en
realidad el objetivo frustrado de su padre que, careciendo del apoyo del abuelo
para su educación, jamás pudo estudiar la carrera que amaba. El joven decide
abandonar la carrera de ingeniería y dejar la casa de su padre.
En principio esta actitud pareciera ser una solución y la salida al laberinto pero
en realidad no lo es, pues aun cuando he hecho una distancia física de mi
supervisor tratando de huir a la situación, continuo sin embargo criticándolo por
su actitud tan hostil y aun se lo he comentado a algunos compañeros de trabajo,
lo que pone en evidencia que al tratar de huir lo único que conseguí fue llevarme
el laberinto conmigo.
Y muchos de ustedes pensaran que no tiene nada de malo que uno se forme un
juicio severo de una persona tan difícil como este supervisor, pero las
repercusiones de estar en el laberinto respecto de esta persona afectan a todo
nivel.
Imaginemos que me toca trabajar ese día con el susodicho supervisor que me
cae tan mal, y observando su labor con cuidado, me percato de que se olvido de
hacer firmar unos documentos importantes, y si no corrige el problema lo antes
posible lo más probable es que se meta en un gran lío con el jefe. Se que podría
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ahora ayudarlo dejándole saber lo que pasa antes de que esto se convierta en
un problema mayor y él tenga que pagar por las consecuencias quizá con la
perdida de su posición de trabajo. Pero entonces recuerdo su actitud y huyo de
la situación justificándome con la idea de que al final él tendría que ser más
responsable con su trabajo.
Aun ahora algunos de ustedes pensaran que es valido actuar de esta manera,
pero si les preguntáramos cual era la finalidad del empleador de la fabrica al
contratarlos, se darán cuenta de que era la de mejorar la productividad,
aumentar el rendimiento, tener una oficina funcional, etc. Y sin embargo al
actuar ustedes enfocándose en el laberinto que han construido respecto del
supervisor, han olvidado la finalidad y el objetivo por el que fueron contratados
originalmente, y aun ha dejado de importarles el beneficio general de la empresa
asumiendo que lo más importante es castigar a aquel que ustedes señalan como
culpable.
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Algunos piensan que ciertas técnicas podría salvarnos de una situación
problemática, “quizá estudiar un poco de ciencias sociales nos ayudaría a
entender mejor la actitud de los otros” pensamos; algunos creen que un buen
conocimiento de las finanzas podría parchar los huecos o vacíos emocionales
causados por situaciones diversas, otros que una doctrina religiosa especifica,
sin embargo, si nos encontramos dentro del laberinto al tratar de servirnos de
estos nuevos conocimientos o aprendizajes, lo mas probable es que
empecemos a usarlos para justificar aun con mayor vigor nuestra distorsionada
rectitud frente a los errores de los otros, de modo que nuestras acusaciones se
harán mas duras, aumentadas ahora por las justificaciones que nuestro nuevo
aprendizaje nos provee. Y pensamos que el otro ocasiona todos estos
problemas porque carece de moral, porque profesa una religión distinta de la
mía, porque es un ignorante, porque no ha ido a la misma escuela o centro de
instrucciones, porque jamás ha leído los libros que yo, etc., etc.
Los nuevos conocimientos por tanto no nos garantizan que puedan sacarnos del
laberinto tampoco.
LA RUTA DE SALIDA
AL LABERINTO
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mas entusiasmo por conocerla si permanecemos en El Presente que si nos
concentramos en lo que creemos saber de ella o en las reacciones que
esperamos de esta persona en el futuro.
Sin importar si creemos ser responsables o no, debemos ser conscientes de que
no nos encontramos allí por accidente, y que algo tenemos que aprender de las
circunstancias que ahora se nos presentan, y ciertamente, la única manera de
aprender es haciéndonos responsables, lo que al suprimir nuestra acusación de
los otros nos abre sin resistencias a la humanidad de quien tenemos al frente.
Sin importar que tan justos creemos son nuestros reclamos, el hecho de
plantearnos cualquier forma de juicio severo en contra de la gente, pone en
evidencia que nos encontramos en el interior del laberinto respecto de ellos, y
por lo mismo no estamos viendo a los demás como humanos sino como objetos
de nuestro: Odio, frustración, envidia, celos, etc.
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Si realmente queremos salir del laberinto tenemos que desear estar fuera
respecto de la persona que se encuentra con nosotros en el instante en que el
problema se manifiesta y actuar acorde a ese sentimiento con la mejor buena
voluntad. En cualquier circunstancia en la que nos sintamos tentados de juzgar
debemos detenernos y cambiar la actitud acusadora por una de autentico
perdón, pues ciertamente no podemos sacar a nadie del laberinto con juicios y
acusaciones; sin embargo, el persistir en mantenernos fuera respecto de las
personas a través de la actitud del perdón, los invita a ellos también a operar de
la misma manera.
- Abandona cualquier forma de juicio a los otros: Varios años atrás leí una
cita del Doctor Sigmund Freud que decía: “El niño no busca atención de sus
padres, sino amor”, y comprendí que era cierto. Lo que muchos padres
habíamos interpretado como un comportamiento irritante en los niños, no era
otra cosa mas que un pedido de cercanía y afecto a sus progenitores. Y me
pregunté porque habría de ser distinto con los adultos que aunque más
sofisticados en lenguaje e intelecto muchas veces pareciéramos niños pequeños
en lo emocional.
Quizá nos sentiríamos tentados de pensar que si fuéramos capaces de ver a los
otros como niños, no daríamos demasiada importancia al problema, sin
embargo, tan acostumbrados como estamos a ignorar las exigencias de los mas
pequeños, pasaríamos rápidamente a convertir a nuestro interlocutor en un
objeto: El objeto de nuestra irritación por su actitud infantil.
El abandonar cualquier forma de juicio a los otros nos mantiene fuera del
laberinto.
Hasta aquí, han llegado a comprender como es que se origina este laberinto y
que debemos hacer para descubrirnos fuera de este, sin embargo a muchos aun
les asalta la duda de si serán capaces de mantenerse afuera siendo que las
otras personas no son ni siquiera conscientes de estar adentro, por lo que las
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acusaciones y juicios de los otros podrían hacerlos retornar al laberinto en el
mas pequeño de los descuidos.
Al inicio quizá descubramos que podemos permanecer más fácilmente fuera del
laberinto respecto de algunas personas que de otras, y mientras
experimentamos una bien ganada libertad en ciertas áreas de la vida, en otras
sin embargo parecerá que necesitaremos mucho mas trabajo. El mayor o menor
esfuerzo para permanecer fuera del laberinto respecto de alguien es sin
embargo una ilusión creada por la intensidad de nuestros juicios hacia los otros,
y bastara que deseemos honestamente mantenernos fuera del laberinto
respecto de esa persona para que la autentica comunicación empiece a
restaurarse y las cosas mejoren.
Y es solo natural que cuando han sido años de estar en el laberinto respecto de
alguien uno vuelva a repetir patrones de conducta y discursos de manera
automática; para ello, el mantenernos atentos al momento presente y aceptar
que nuestro no juzgar a los otros tarde o temprano los invitará a salir de su
propio laberinto, serán las principales herramientas para mantenernos afuera y
construir el mundo con el que siempre hemos soñado.
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