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1 ·'·

CUADERNILLOS DE POESI A
Dirigidos por Simón Latino

l. GUILLERMO VALENCIA
2.. JULIO FLOREZ
3. ]OSE ASUNCION SILVA
4. PABLO NERUDA
5. RAFAEL POMBO
6, RUBEN DARlO (fin de la la. Serie)
7. PORFIRIO BARBA·]ACOB
8. ]OSE SANTOS CHOCANO
9. RIVERA, CASTILLO, RASCH ISLA
10. ISMAEL ENRIQUE ARCINIEGAS
11. FEDERICO GARCIA LORCA
12. AMADO NERVO (fin de la 2a. Serie)
13. ANTONIO MACHADO
14. Al'JRELIO MARTINEZ MUTIS
15. ·FRANCISCO LUIS BERNARDEZ
16. EDUARDO CARRANZA
17. GABRIELA MISTRAL
18. LUIS C. LOPEZ (fin de la 3a. Serie)
19. RICARDO NIETO
20. JUAN RAMON j/MENEZ
21. ALFONSINA STORNI
22. ANDRES ELO Y BLANCO
23. OBESO, GUILLEN, ARTEL Y OTROS
24. MEDARDO ANGEL SILVA, CARRERA
ANDRADE, DA VILA ANDRADE (fin de
la 4a. Serie). .
25. ]. E. CARO, DIEGO FALLON, JORGE
ISA A CS.
Siguen todos los demás poetas de renombre.
Con el Cuadernillo No. 6 concluye la primera Serie
de esta colección, con el No. 12 la segunda, con el
la
No. 18 la tercera y con el 24 4a. La Librería tiene
a la venta las Series completas, primorosamente
empastadas.

EDITORES Y DISTRIBUIDORES

Carrera 7a. No. 18-70. Apartado 3606, Tel. 21-359

PRE C10: S 0.60


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
Mf!DARDO ANGf!L SILVA
jORGf! CARRERA ANDRADE
Cf!SAR DAVILA ANDRADE

sus MEJORES
V E ,R S O S

CUADERNILLOS
DE POESIA
DIRIGIDOS POR
SIMO¡'q LATINO

24

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


~~~~~~~A~üU
YfTn'"fnl'~'tTrn'VVY~~VYVV~~YV'fV"ffVV'tt

TRES POETAS ECUATORIANOS


por CRISTOBAL GARCES LARREA

Los poetas Medardo Angel Silva, jorge Carrera Andrade y


César Dávila Andrade, representan las cifras sustantivas de tres
momentos de la poesía ecuatoriana contem;)oránea.
Se puede decir, sin temor a eq11ivocaciónes, que es a partir de
la generación de Medardo Angel Silva que aparece en el Ecuador
un movimiento lírico de trascendencia indiscutible. Es claro que
antes brillaron recios temoeramentos poéticos --el Padre Aguirre,
por ejemplo, en la Colonia; y ]osé ]oaqufn de Olmedo, en las pri-
meras horas de la Independencia--, pero solo fueron voces espo-
rAdicas perdidas en la profunda tiniebla !frica de la Colonia y de
la Independencia.

La generación de Medardo Angel Silva irrumpe al comienzo
del siglo y la integran a más de Silva los más finos y dolorosos
poetas que haya tenido mi patria: Arturo Borja, Ernesto Noboa
Caamaño, Humberto Fierro y ]osé Maria Egas. Cruzaron breve
mente por el escenario de la poesía. Llevaban el trágico sino de
los «fin de Raza», Eran trágicos, enfermos de melancolfa e ínadao-
tados al rudo medio ·ecuatoriano y realfzaron una honda ooesfa
enlutada, de insatisfacciones, de temor a la vida y de ansias de
evasión. Vivieron una vida intensa, agitados por recias tempes-
tades secretas en medio de paraísos artificiales y versos de Ver-
laine, Samain, o Bauddaire.
Dejaron pocos libros. Pocos pero definitivos. Medardo Angel
Silva, aJ)enas dos: «El Arbol del Bien y del Mal» y «Marta jesús»,
el primero, de poesfa y el segundoJ' una novela.
La poesfa de Silva revela una alma torturada. Casi siempre
está presente el deseo de morir, la insatisfacción de vivir, el tedio
y la melancolía. En uno de sus poemas expresa su perenne eshdo
de alma:
¡Oh, vida inútil, vida triste,
que no sabemos en qué emplear!
Nos cansa todo lo que existe
oor conocido y por vulgar.
¡Nuestro mal no tiene remedio
y por siempre hemos de sufrir
la cruel mordedura del tedio
y la ignominia de vivir!
Y cuando tenia la fama a sus plantas, cuando su pueblo, el de
Guayaquil, cantaba su poesfa en tristes serenatas, una tarde, de
un pistoletazo, se fugó de la vida. A esta generación dolorosa e
inconforme, Raúl Andrade la bautizó con el nombre de «la genera-
ción decapitada".


En 1923 aparece otra generación de poetas apegados a su
tierra~ Por eso alguna vez aseguramos que con ellos nace la verda-
dera poesfa «ecuatoriana» y nos estábamos refiriendo a lo ecuato-
riano-- telúrico, a las hondas ralees de la poesfa nutriéndose de
h!IVIH !!(~uatoriana. Por primera vez se asoma a la ventana dé la

(Continúa en la cubierta interior de atrás)

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


iüüAAü~D=::::~~¡
3 JORGE CARRERA ANDRADE f
~ CESAR DAVILA ANDRADE ~

JSUS MEJORES ~
~V E R S O S f
~ ~
j • f
~

~
CUADERNILLOS
. DE POESIA
DIRIGIDOS POR
~ SIMON LATINO ~

j 24 i
~ ~
~ LA GRAN COLOMBIA - BOGOTA ~
................. ~~~"""...........V~T'f'V'Y'f'l'"YVrn

LSGADo

· EÑRIQUE COLOMA SILVA


MAIHA ELENA nONUSO I)AMMER
Quito, muyo 2009

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


~~~Ullll&.6.~~üllA..oU.Aü..U.~

~""""""""nTnyyt'~""'f"'f"'n"'fV~~

POESIA V VIDA EN EL ECUADOR

SILVA DAVILA CARRERA


La colección "CUADERNILLOS DE POESIA 11 rinde un
grato homenaje al Ecuador presentando en este número una
selección de la obra de sus tres más conocidos poetas con-
temporáneos. Fue nuestro deseo mostrar un panorama más
amplio de la lírica ecuatoriana, desde Olmedo, pero lo re-
ducido del espacio disponible puso límite a esa ambición.
Apesar de las hondas diferencias que los separan, estos
tres poetas son el índice de tres generaciones que han vi-
vido, como todo el mundo actual, demasiado aprisa, en
medio de la tragedia de una civilización de la que no es
exacto decir que se derrumba, siendo más justo afirmar que
se transforma. Silva es el símbolo del romanticismo deca-
dente de principios del siglo, que para .ponerse más a tono
con su destino, puso fin a sus días románticamente. Carrera
es el poeta cósmico, objetivo, que intenta presentar 11 las co-
sas, o sea la vida11 , a través de un temperamento insatisfe-
cho. Dávila es humano, tiernamente humano, y por lo mis-
mo, hondamente trágico.
Quien no vea en ellos lo que ha sido y puede ser el Ecua-
dor, es porque no se ha detenido a meditar en el destino
de una tierra por cuyo paralelo pasa la catástrofe renova-
dora, como signo de días mejores para la humanidad ator-
mentada.
En ningún país se halla la poesía más de acuerdo con la
vida que en el Ecuador. Nada más engañoso que decir-
como lo dijo Goethe-que la poesía y la realidad se con-
traponen, cuando la verdad es que la poesía es la realidad
que se sueña, 11 realidad más cabal que el sueño", como di-
ce el mismo Carrera. El signo de la poesía ecuatoriana es
la angustia, lo mismo en el amor que en la tragedia. Estos
tres poetas así lo muestran. Pero su angustia· no es, en for-
ma alguna, negativa: ella contiene gérmenes de insatisfacción,
que son semillas de vitalidad, surcos en que el Hombre,
impulsado por la tragedia hacia la muerte, rebelándose con-
11"11 el destino, fructifica en una nueva vida.
F,eundor, tierra sedienta, es, por eso mismo, tierra de re-
1ll•[i/,11 y de poesÍa. SIMON LA TINO

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


~~~AAA~~~Uli~~
'nTf'n~V'f"VV'V'n'VVVV'VVVYY~"'"9VYl"Y'PY'n'~~

MEDARDO ANGEL S1LV A

ESTAMPA ROMANIICA

La noche es un suspiro azul .que tiembla


sobre el oscuro sueño de la tierra.
El parque es un silencio perfumado .... Aletea
<:omo un pájaro herido, torpe, la brisa negra;
$e corta la'palabra de la fuente reseca
en la taza de piedrá.

Se va a acabar la vida ...• Soñolientas


las hojas cabecean;
y sobre el alma cae la tristez:1
igual que sobre un muerto un puñado de tierra.

SE VA CON ALGO MIO


Se va con algo mío la tarde que se aleja;
mi dolor de vi,·ir es un dolor de amar;
y . al s6n de la garúa, en la antigua calleja,
me invo.de un infinito deseo de llorar.

Qlle son cosas de niño, me dices; quién me diera


tener una. perenne inconsciencia infantil;
ser del reino· del dfa y de la primavera,
-del ruiseñor que canta y del alba de Abril.

Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave;


trino, perfume o canto, crepúsculo o auroral
Como la flor que aroma la vida ·y no lo sabe,
como el astro que alumbra las noches y lo ignora.

CANSANCIO
Mi coraz6n solloza en su pns10n sombr!a
y endulza suspirando la noche de su encierro;
mi alma es un ave lírica de un parque de armonía,
cuyas alas cautivas golpean contra el hierro;

Señor! ¿no saldrá mi alma de su prisi6n os~ura?


tnunca veré el celeste país que me ofreciste .. ,.?
Ansío paz, la paz que tu evangelio augura ....
¡tan grande es mi cansancio de todo lo que existe!
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184 MEDARDO ANGEL SILVA

BOLIVAR V El TIEMPO

El huracán aullaba como un mastín de caza


a la noche invasora ... .la niebla era una gasa,
velando el rostro puro del día, se dijera
que el hálito del viento apagaba la hoguera
del sol.. .. La sombra inmensa de los montes trecla
como haciendo la noche .... Cada cumbre fingía
una mano extendida para coger estrellas.
Alzaba sobre el mundo la más altiva de ellas
un pabellón de llamas. Viéndola se diría
que de aquella montaña fuera a salir el día!

El Chimborazo alzaba su cabeza de abuelo


entre todos. El viejo monte vecino al cielo
conoda la voz del Padre de las cosas,
El alba filialmente encendía de rosas
su frente de patriarca. El sol era su hermano;
otro gigante lo era también: el Oceanol
Su actitud al Titán rememora del mito:
quizás pensó robar un astro al Infinito
y la mano de Dios, frustrando la aventura,
lo inmoviliza a tiempo que escalaba la altura!,. ..

De súbito, un rumor, levísimo, tan !ove


como. el caer de una hoja sobre el tapiz de me ve
de la montaña. Aquel rumor creda lento.
El silencio se hacia, momento por momento,
tan grande que, atendiendo a mil ocultos sones,
se hubiera o\do el paso de las constelaciones.

Era de pies humanos aquel suave rüido.


El Chimborazo alz6 la faz, semidormido;
y vi6 un hombre parado enfrente del vado.
Y el monte sinti6 algo como un escalofrío! ....

La túnica de ese hombre era d~ llama, cielo


y sangre. Lo envolvía como si, en vez de velo,
fuera su propia carne; su frente despedía
un fulgor parecido al del naciente día;
su mano era capaz de doblar al Destino:
le circundaba un halo de prestigio divino
como una emanaci6n de sí. Cuando el sonido
de su voz rasg6 el aire, se oyó como un rugido
armonioso: y el Tiempo refren6 su carrera,
en la nevada cúspide, para mirar lo que eral

Y sobre la montaña, al prodig o propensa,


se detuvo un instante la Eternidad suspensa.
Nunca, desde el T abor, se vió mayor grandeza
humillando de un monte la vetusta cabezal

Y aquellos dos gigantes se hallaron frente a frente:


los siglos como en una fugitiva corriente,
circundaban las sienes del viejo; su corona
eran los muertos días; en su mano temblonn
llevaba una hoz por cetro ....

Y In fiv,um luum,ricn
era Sim6n Bolívar, Libertador do 1\ml,denl
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
SUS MEJORES VERSOS 185

ESTANCIAS

Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista


soberbia, en el decoro de tu vestido rosa;
inefable, irreal, melodiosa, imprevista,
como si abandonara su plinto alguna diosa.
Y perfumando la hora de lilas, te perdiste
al fondo de la calle, cual tras una áurea gasa •.••
mis ojos te segulan, con la mirada triste
que lanza un moribundo a la salud que pasa!

11

¡Qué rosas de armonía de~hojas a la tarde,


cuando sobre las teclas- lirios blancos y negros-
insinúan tus manos, en un llrico alarde,
las finas carcajadas de los locos allegrosl

La agonía del sol pone de oro la estancia,...


los verdinegros árboles son vagamente rojos, ...
y, desde el corazón, -búcaro de fragancia--
sube un dulzor de lágrimas que hace nublar los ojos.

111

Feuille d' Album

Tienes esa elegancia lánguida y exquiSita


de las palidas vírgenes que pintó Burne Jones;
y así pasas, como una visión prerrafaelita,
por los parques floridos de mis vagas canciones ....
Y sí el cielo azulado tu mirar extasía,
cuando el Poniente riega sus fantásticas flores;
eres como esos ángeles, que alabando a María,
se ven en los retablos de los viejos pintores!

VI

Dulzuras maternales de la hora matutina ....


bajo cielos que evocan los caprichos de Goya,
mueven los frescos árboles su copa esmeraldina
que el sol de primavera fastuosamente enjoya ....

Suenan voces de niños .... cristales de agua clara,.,.


trina el mirlo .... en la calle, cruje la diligencia ....
En esta hora parece que del azul bajara
una sedosa lluvia de paz y de inocencia ....

VII

Mon ame est un beau lac solitaire qui


tremble ....
ALBERT SAMA!N
Ni un ansia, ni un anhelo, ni siquiera un deseo,
agitan este lago crepuscular de mi alma.

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186 MEDARDO ANGEL SILVA

Mis labios estan húmedos del agua del Letheo.


La muerte me anticipa su dón mejor: la calma.

De todas las pasiones llevo apagado el fuego,


no soy sino una sombra de todo lo que he sido.
buscando en las tinieblas, igual a un niño ciego,
el mágico sendero que conduce al olvido!

X
Sueño (en el jardín)

Inmóvil duerme el agua del estanque aceituna


bajo las melodiosas cúpulas florecidas,
y, como Ofelia en Hamlet, ve el cuerpo de la luna
inerte, sobre el lecho de la• ondas dormidas ....
Las dos .... soñando en ella, por la avenida voy ....
mis brazos la presienten y mi labio la nombra, .• ,
Inútil idealismo! si únicamente soy
una sombra que busca las huellas de otra sombra!

XII

Sur votre Jeune sem laissez


rouler ma tete.
PAUL VERLAINE
Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza,
como un mundo cargado de recuerdos sombríos;
y dime la palabra santa y única, esa
palabra que consuela mis perennes ha,tíos ....

O, mejor, calla .... deja qu• en el silencio blando


de la extinguida tarde, sobre divanes rojos,
me sienta agonizar lentamente mirando
cómo se llenan de astros los cielos y tus ojos!

Xlll

Por donde ella pasaba la tragedia surgla;


tenía la belleza de una predestin¡¡da
y una noche de otoño febril apareda
en sus ojos inmensos y oscuros retratada ....

Y fué bajo el auspicio del padrino Saturno


que deshojé a sus plantas mi juventud florida ....
Desde entonces padezco de este mal taciturno
que hace una n'oche eterna del alba de mi vida!

XIV

VELADA DEL SABADO

Marcha la luna trágica entre nubes de gasa ....


sin que nadie las toque se han cerrado las puertas ....
el miedo como un lobo, pasea por la casa ....
se pronuncian los nombres de personas ya muertas.
El abuelo las lámparas por vez OGtava prende,
se iluminan de subito semblantes aturdidos:
es la hora en que aíraviesa las alcobas el duende
que despierta llorando a los niños dormidos.

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SUS MEJORES VERSOS 187.

'CANClON DE TEDIO
¡Oh vida inutil, vida triste
<que no sabemos en qué emplead
!Nos cansa todo lo que existe
¡por conocido y por vulgar!
Nuestro mal no tiene remedi~
y por siempre .hemos de sufrir
:la cruel mordedura del tedio
y la ignominia -del vivir!
F rlvolos labios de mujeres
'nos brindan su 11echizo fatal;
1nfeliz del que oyó en Citeres
Ha voz del weoado mortall
Vuelan las almas amorosas
:ttacia los ojos de abenuz,
e igual a incautas mariposas
-queman sus alas en la luz.
Pero no tienta al alma mla
-dulce mirar o labio pulcro ••••
yo pienso en el tercer día
de permanencia 'tln ·el sepulcro.
Tras de los éxtasis risueños
-con luna y a:ves a .la ·brisa;
>se deshacen nuestros ensueños
-como palacios d<; ceniza;
oeso es hacer ,casa en la arena
•como -no"B di. ce .la Escritura.
lnvariable sók el Jastidio,
:siempre ~. él viejo spleen eterno,.
-el negro lago del suicidio
•es la antesala del infierno.
Idealiza,. ten el anhelo
•del águila o de 1as gaviotas;
ya volverás a:l duro suelo,
llcaro, con .1as a1as rotas.."
Un palimpsesto "s nuestra vida~
!Dios en él borra, escribe, altera .. _
mas, la última hoja es conocida:
•una cruz y •tma calávera" ..
Señor, cua'J 'Goethe ·no te pido
la luz celeste con que asombras;
idame la noche del olvido:
:yo quiero sombras, 'Sombras, sombras.~
Y o estoy sediento del human&
-consuelo para mi afliccihn;
'l)uiero en el lirio .de {u man<>
>abandonar mi oorazón.
Como una inú'tit alimaña
•que se ar.roja lejos de .sí,
<anhelo ar~anca!lnle la enlrañs.
•que ,palpita dentro ·de mí!
Y ·c'On aquella ·calma fría
•del que un .precipicio no ve,
•iré a .buscar mi paz sombría,
mo impot~a ·a dónde, pero iré ......
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188 MEDARDO ANGEL SILVA

REMINISCENCIA GRIEGA
Pan recobró su otoñal caramillo
y hace vibrar la dorada floresta,
y es-en un clar-o del bosque amarillo~
danza 1osada de ninfas en fiesta.
Sombras desnu-daS temblando en la brisa
•iempre más fina,_ más suave; más leve,
mientras el agua la imagen precisa
de piernas, rosas y cuerpos de nieve.
De lo mas negro d~l bosque fragante
como la sangre se .va de la herida,
suena la voz pastorif y galante
del armonioso instrumento panida.
Suave se irisa la hierba menuda
bajo el jazmín de los pies nacarados
y va borrando la danza desnuda
la sombra gris de los sueños pasados.
Y es un dolor armonioso, una angusti&
imprecisable, amarga y ambigua:
ver tan lejana la dulce edad mustia
y la belleza de esta tarde antigua.

DANSE o· ANITRA
Va ligera, va pálida, va fina,
cual si una alada . esencia poseyere.
Dios mío, esta adorable danzarina
se va a morir, se va a morir..•• se muere.
Tan aerea, tali leve; tan divina,
•e ignora si danzar o volar quiere;
y se torna su cuerpo un ala fina,
cual si el soplo de Dios lo sostuviere.
Sollozan perla a perla cristalina
las flautas en aml>iguo miserere ....
Las arpas lloran y la guzla trina, ...
¡Sostened a la leve danzarina,
porque se va a morir.... porque oe muere 1

LA RESPUESTA
Muda· a mis ruegos, impasible y fría,
en el sofá de: rojo terciopelo
un. pálido jazmín hecho de hielo
lu enigmático rostro parecía.
La hostia sola.-, en roja eucaristía,
se ocultabá en ek mar; y; al dulce cielo,
el divino <;:hopin su desconsuelo
en un sollozo Iré-mulo decía.
Y cuando, poi" oír esa palabra
que eternos lutos o venturas labra;
te hablé de tu desdén y mi agonía,
con ademán de reina mancillada
me clavaste· el puñal de tu mirada,
mudn a mis ruegos, impasible y frfa.

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SUS MEJORES VERSOS 189

ANIVERSARIO
Hoy cumplir.; veinte años. Amargura sin nombre·
de dejar de ·ser niño y empezar a ser hombre;
de razonar con l6gica y proceder según
los Sanchos, profesores del sentido común.

Me son· duros mis años y ape~as si son veinte-


ahora se envejece tan prematurameqte;
:se vive tan de prisa, pronto se va tan lejos
que repentinamente nos enconiramos viejos
en frente de las sombras, de espaldas a la aurora
y solos con la esfiqge siempre interrogadora.

¡Oh madrugadas rosas, olientes a campiña


y a flor virgen; entonces estaba el ·alma niña
y el canto de la boca flula de repente
y el reir sin motivo era cosa corriente!

Iba a la ~scuela por el más largo carninG


tras dejar soñoliento la sábana de lino ·
y la cama bien tibia, cuyo recuerdo halaga
sólo al pensarlo ahora; aquel San Luis G~nzag;¡'
de pupilas azules y rubia cabellera
que velaba los sueños desde la cabecera.

Aunque íbamos des¡Íasio; al fin 'la callejuela


acababa y estábamos ·enfrente de la escuela
con el "Mantilla" bien oculto bajo el brazo
y haciendo en el umbral mucho más lento· el paso,
y entonces era el ver la calle más .bonita,
más de oro el sol, más fresGa la alegre mañanita.

Y después, en el aula con qué mirada inquieta


se observaban las huellas rojas .de la palmeta
sonriendo, no sin cierto medroso e~caJ.ofrÍo,
de la calva del d6mine y su ceño sqmbrío.

Pero, ¿quién atendía a las expliGaciones?


Hay tánto que observar en los negros rincones
y, además, es mejor contemplar los gorriones
en los nidos, seguir el áureo derrotero
de un· rayito de sol o el girar bullanguero
de un insecto vestido de seda rubia o una
mosca de vellos de oro y alas colar de luna.

El sol es el amigo más bueno de la infancia;


nos miente tántas ·cosas bellas a la distancia,
tiene un brillar tan lindo de onza nueva 1 Reparte
tan bien su oro que nadie se queda sin su parte;
y por él no atendíamos a las explicaciones.

Ese brujo Aladino evocaba visiones


de las mil y una noches-de las mil maravillas-
y beodas de sueño nuestras almas sencillas
sin pensar, extendían sus manos suplicantes
como quien busca a tientas puñados de brillantes.

Oh, los líricos tiempos de la gorra y la blusa


y de la cabellera rebelde .que rehusa

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


l90 MEDARDO ANGEL SILVA

la armonía de aquellos .peinados. maternales,


cuando íbamos vestidos de ropa nueva a Misa
dominical, y pese a los serios rituales,
al ver al monaguillo soltábamos la risa.

Oh, los juegos eon novias de traje a las rodillas,


los besos inocentes que se dan a hurtadillas
a la bebé amorosa de diez o doce años,
y los sedeños roces de los rizos castaños
y las rimas primeras y las cartas primeras
que motivan insomnios y producen ojeras.

Adolescencia mía 1 te llevas tántas cosas,


que dudo si ha de darme la juventud más rosas!,
y siento como nunca la tristeza· sin nombre,
de dejar de ser niño y empezar a ser hombre 1

Hoy no es. la adolescente mirada y risa franca


sino el cansado gesto de precoz amargura,
y está el alma, que fuera una paloma blanca,
triste de tántos ·súeños y de tánta lectura .... !

ROMANZA

Dime que .lodo ha sido mentira;


yo tengo miedo de mi soledad;
que mi corazón extraviado delira;
que es una pesadilla, ¿no es verdad~

Mejor es no pensarlo nunca; deja


que me suma en la cálida ebriedad
de tu alado vestido que se aleja
como un perfume entre la oscuridad.

Tu alma no siente ya 'lo que sentía,


lo has olvidado todo, ¿no es verdad?
me oye• y sigues silenciosa y fría:
ven, miente, dí que me amas todavía,
yo tengo miedo de mi soledad.

AMOR, DÍ

Amor, dí (.qué senderos se gozan con tu paso?


(.cuáles los reyes magos a que sirves de gula?
¿qué rubicunda aurora, qué sonrosado ocaso
vio tu carro de fuego en el triunfo del día .... ?

Ah! si tu alma luéiera para mi nod10 Ofi<:urnl


si mis rosas se abrieran temblorosas 11 vorl"l
se endulzada el hondo cáliz de mi 11111111«111'11
eón el néctar con que haces tun 111111\lJlo lu muerte!

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS 191

MARINA
La mañana es alegre, rosada y deliciosa,
como una colegiala que_ goza en vacaciones;
se enguirnaldan las almas de nuevas ilusiones,
y el mar canta a los cielos un aria cadenciosa.
Súbita en las arenas tu figura gloriosa
yérguese ante un inm6vil coro de adoraciones,
y prorrumpen ·las ondas en alegres canciones,
acariciando en éxtasis tus contornos de rosa.

Toda tu c~rne joven vibra nerviosa y ágil


besada por la espuma como un . pétalo frágil.
El piélago se esponja, salta, solloza, grita.
Ciñen velos nupciales el raso de tus hombros
y piensan los marinos entre mudos asombros
que va a surgir del fondo la gracia de Afrodita.

LO TARDIO
Madre: la vida triste y enferma que me has dado
· no vale los dolores que ha costado;
no vale tu sufrir intenso, madre mía,
este brote de llanto y de melancolía!
¡Ayl ¿Por qué no exp{ró el fruto de tu amor,
así como -agonizan tantos frutos en flor~
¿Por qué, cuando s~ñaba mis sueños infantiles,
en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,
de un ángulo del cuarto no sali6 una serpiente
que, al ceñir sus anillos a mi cuello inocente,
con la flexible gracia de una mujer querida,
me hubiera libertado del horror de la vida .... ?

Mas valiera no ser a este vivir de llanto,


a este amasar con lágrimas el pan de nuestro canto,
al lento laborar del dolor exquisito
del alma ebria de luz y enferma de Infinito!'

LAMENTACION DEL MElANCOUCO


Dulce Jesús, comprendo: toda sabiduría
que de Ti nos aleja causa nuestra amargura,
y nuestras alas débiles sobre la tierra oscura,
se agitan vanamente hacia el eterno día.

Nuestra mentira, nuestra verdad: cuánta ironia


ante el amor que pasa y el dolor que perdura,
hasta venir la Reina cuy a regi6n sombria
empieza donde acaba todo lo que no dura!.

Y o también como TÚ, por piedades divinas


tengo mi cruz y tengo mi corona de espinas,
y una sed infinita que mitigar no puedo.

Y como Tú, sollozo, Jesús Crucificado!:


Padre mío ¿por qué me habéis abandonado?
Sufro tanto.... estoy solo, Señor.... y tengo miedo, ...

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


192 MEDARDO ANGEL SILVA

EN El UMBRAL DE LA ,NOCHE
Infinito deseo de alas,
eontimias nostalgias de vuelo,
corazón ralo que te exhalas
czom~ grano de mirra al cielo ..
Besos. rosas, mujer y lira:
yace la vanidad de todo;
sé de la sierpe que conspira
contra l¡i estrella d·esde el lodo.

Qe la penumbra· en que su flech~··


aguza deidad vengativa;
det ojo del caos que acecha
nuestra miseria fugitiva.
Oh, la ternu•a permanente
de caminar, ciego, en la sombra,
y el temor de ver de repente
la faz de la que no se nombra V.
Aquella angustia deliciosa
de esperar --,;in hora ni día-
a la Emperatriz silenciosa
que viene en la barca sombría.
Pues la fatal Guadañadora.
tan recatada y dulce llega,
que no se ve la Segadora
sino la siega .... l

AMANECER CORDIAl
Ah 1 no- abras la ventana todavía;
es tan vulgar el sol! La luz incierta'
eonviene tanto a mi melancolía 1
Me fastidia el rumor con que despierta·
fa gran ciudad. -Es tan vulgar el di a n
¿Y para qué la luz~ En la discreta
penumbra de la alcoba hay otro dla
dormido en tus pupilas de violeta 1
Un beso más para mi boca inquieta.
y no abras la ventana toda vía 1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


~~~~~uu~ ............ ~
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JORGE CARRERA ANDRADE

El OBJETO -V SU SOMBRA
Arquitectura fiel del mundo,
realidad, más cabal que el sueño.
La abstracción muere en un segundo:
sólo basta un fruncir del ceño.
Las cosas. ·O sea la vida.
Todo el universo es presencia.
La sombra al objeto prendida
(modifica acaso su esencia?
Limpiad el mundo--ésta es la clave-
de fantasmas del pensamiento.
Que el ojo apareje su nave
para un nuevo descubrimiento.

lOS AMIGOS DEl PASEO


Lo• sauces son buenos amigos
en el paseo solitario;
tiemblan, recuerdan y son tristes
como almas ante lo• fracasos.
Pensativos tocan el agua
apenas como sombras verdes,
y el corazlm va como un pa]aro
hacia su tenuidad doliente.
Tienen rumor de pies de seda
sobre el agua atenta a su st.teño.
La sombra de Bion los inclina
y oyen su flauta en el recuerdo.

Dan al mal viento un olor triste


y a In vida un sabor bucólico,
y en su silcneio verde Ol:ultan
las viejas somhnm dd eoloquio.
Y así los sauces me c<mvenccn
en el solitario paseo
de que hay un placer dulce y fino
en dar el corazón al viento.

CONCHA MARINA
Entre la arena, es la cocmcha
lápida recurdativa
de una difunta gaviota.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


194 JORGE CARRERA ANDRADE

BIOGRAFIA PARA USO DE LOS PAJAROS


Nací en el siglo de la defunción de la rosa
cuando el motor ya habla ahuyentado a los ángeles.
Quito vela andar la ultima diligencia
y a su paso corrían en bu,n orden los árboles,
las .cercas y las casas de las nuevas parroquias,
en el umbral del campo
donde las lentas vacas rumiaban el silencio
y el viento espoleab-a sus ligeros caballos.
Mi madre, revestida de poniente,
guardó su juventud en una. honda guitarra
y sól<> algunas tard es la mostraba a sus hijos
envuelta entre la música, la luz y las palabras.
Y o amaba la hidro gralfa de la lluvia,
las amarillas pulgas del manzano
· y los sapos que hacían sonar dos o tres ve<:es
su gordo cascabel de palo.

Sin cesar maniobralla la gran vela del aire.


Era la cordillera un litoral del cielo.
La tempestad venía, y al batir del tambor
.:argaban sns mojad os regimientos;
mas, luego el sol c<>n sus patrullas de oro
restauraba la paz agmria y trasparente.
Yo veía a los hombres abrazar la cebada,
sumergirse en el cielo unos jinetes
y bajar a la ~osta olorosa de mangos
los vagones cargados de mugiélores bueyes.
El valle estaba allá con sus haciendas
donde prendía el a-lba su ~eguero de gallos
y al oeste la tierra donde ondeaba la caña>
de azúcar su pacifico banderín, y el cacao
guardaba,. en un esluche su fortuna secreta.
y ceñían, la piña su coraza de olor,
la banana. desnuda su túnica de seda.
Todo ha pasado ya, en sucesivo oleaje,.
como las vanas cifr ~s de la espuma.
Los años van sin prisa enredando sus líquenes
y el recuerdo es apenas un nenUiar
que asoma entre. dos aguas
su rostro de ahogp.do..
La guitarra es tan sóto ataud de canciones
y se lamenta herido eri la cabeza el gallo.
Han emigrado todo-s los ángeles terrestres,
hasta el ángel moreno del cacao.

M IC RO G RA M AS
LA ARAÑA
Araña del suelo~
~barretera
caída del homb-ro del tiempo.
HABITANTE DE LA MESETA
Venado:
tu ojo es una burbuja del silencio
y tus cuernas floridos son agujas.
para ensartar luceros.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS

VIDA DEL GRilLO


Inválido desde siempre,
ambula por el campo
con sus muletas verdes.
Desde las cinco
el chorro de la estrella
llena el pequeño cantaro del grillo.
Trabajador, con las antenas hace
cada día su pesca
en los ríos del aire.
Por la noche, misántropo,
cuelga en su casa de hierba
la lucecita de su canto.
JHoja enrollada y viva,
la música del mundo
conserva dentro escrita!

LA EXTREMA IZQUIERDA
La compañera cigarra canta
con una astilla en la garganta.
Conspira entre la verdura
·contra la humana dictadura.
•<;anito dañado, tumbo a tumbo,
la cigarra niarcha sin rumbo:
Predica y anda.
Es Secretaria de Propaganda.
Publica en una hoja de col:
La vida es dura y tuesta el sol.
Tienes razón, cigan:a obrera,
de minar el Estado con tu canto profundo.
Los dos· formamos, compañera,
la extrema izquierda de este mundo.

El DESAYUNO DEL MUNDO


Las cuatro horas desnuditas
parten en cuatro tajadas
la mañana de sandía.
Un ojo ozul se abre en la altura.
Aprenden los niños del mundo
el catecismo del azucar .
.Del teatro de terciopelo .de la noche
~alen las ventanas
con los ojos bañados en lágrimas.
Los relojes no cesan de cantar
su c~nto de polilla
dentro de un hueco de la eternidad.,
Van haciéndose agua
en el cielo de sándía
U1s estrellas azucaradas.
Toma el mundo recién lavada
sus cucharadas. de luz
.con rebanadas de campo.
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
~96. JORGE CARRERA ANDRADE

EDICION DE. LA TARDE


La larde lanza su primera edici(m de golondrinas
anunciando la nueva política del tiempo,
fa escasez de las espigas de la luz,
fos navíos que salen a flote en el astillero del cielO>,
el almacén de sombras del poniente,
tos motines y des6rdenes del viento,
el cambio de domicilio. de los pájaros.
la hora de apertura• de los luceros.
La súbita defunei6n de las cosa~
en la marea de la noche ahogadas,
los débiles gritos de: at.~ilio de los astroS'
des:le su prisi6n de infinito y de distancia,
la marcha incesante de los ejércitos del sueño
contra la insurrecci6n de los fantasmas
y, al filo de las bayonetas de la luz,. el orden nuevo
implanmdo en el mund<> ¡¡>or el alba.

SOLEDAD· Y GAVIOT.Al
Cuaderno albo del mar,,
la gaviota o mensaje
se despliega al volar
~n dos hojas de viaje.

Su marítima hermana•
la soledad, la mira
y, en una espera vana,,
en la costa suspira.
Insectos, végetales,
ae enredan en el suelo::
torcidas inie:iales
de un subterráneo anhelo.
Aquí, en el centro, mvru
con las aves · marinas,.
<:le mí mismo cautivo,.
«ompañere. de ruinas,.
y mirando y oyendo·
s6lo la lluvia armada.
la soledad batiendo
con su líq,uída espada.

ABRIL. AGUAS Mil


Tiempo en que el coraz6n quiere saltar descafzco
y en que al ár.bol le salen senos como a una niñ"'-
Nos asalta el deseO de escribir nuestr~s cesas
~tonpluma de golondrina.
Estos charcos apenas son cepas de agua clall&
que arruga un aletazo o un canuto de hierba
y es el aire de vidrio una marea azul
dbnde el lento barquito del insecto navega ..
Chapotean a gusto las sandalias· del agua •.
Los mosquitos parece que ciernen. el silencie.
y los gorriones cogen en el pico. la perla.
del buen tiempo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS 197

V1DA PERFECTA
¡Conejo: hermano tímido, mi maestro y fíl6sofo!
'
Tu vida me ha enseñado la lecci6n del silencio.
Como en la soledad hallas tu mina de oro
no te importa la eterna marcha del universo.
Pequeño buscador de ·la sabiduría,
hojeas como un libro la col hnmilde y buena,
y observas las maniobras que hacen las golondrinas,
eomo San Sime6n, desde tu oscura cueva.
Pídele a tu buen Dios una huerta en el cielo,
una huerta con coles de cristal en la gloria,
un salto de agua dulce para tu hocico tierno
y sobre tu cabeza un vuelo de palomas.
TÚ vives en olor de santidad perfecta.
Te tocará el cordón del padre San Francisco
el día de tu muerte. ¡Con tus largas orejas
jugarán en el cielo las almas de los niñosl

CANCION DE lA MANZANA
Cielo de tarde en miniatm·a:
amarillo, verde, encarnado,
con luceros de azucar
y nubecillas de raso,
manzana de seno duro
eon nieves .lentas para el tacto,
ríos dulces para el gust~,
ciel~s finos para el olfato.
Signo del conocimiento.
Portadora de un mensaje alt<3:
La ley de la gravitaci6n
o la del sexo enamorado.
Un recuerdo del paraíso
es la manzana en nuestras manos.
Cielo minúsculo: en su torno
un ángel de olor está volando.

El VIAJE INFINITO
Todos los seres viajan
de distinta manera hacia su Dios: .
La raíz baja a pié por peldaños de agua.
Las hojas con suspiros aparejan la nube.
Los pájaros se sirven de sus alas
para alcanzar la zona de las eternas luces.
El lento mineral con invisi bies pasos
recorre las etapas de un círculo infinito
.que en el polvo comienza y termina en el astro
y al polvo otra vez vuelve
recordando al pasar, más bien soñando
sus vidas sucesivas y sus muertes.
El pez habla a su Dios en la burbuja
.que es un trino en el agua,
grito de ángel caído, privado de sus plumas.
El hombre s6lo tiene la palabra
para buscar la luz
o viajar al país sin ecos de la nada.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


f198· JORGE CARRERA ANDRADE

REGIMEN DE fRUTAS,
La naranja es el día o la mejilla fresca.
aorbo de claridad, co¡;>a def. clima;
la pera ahonda sus heridas de agua
con memoria de tempano• y agujas de delicia,
y los melocotones
acumulan su rubiO material d'e ·alegLÍa.

La manzana sobrina, fragante del corozo,


a morir se resiste· en· vano entre lms dientes,.
Sus congeladas lágrimas
muestran las uvas de mirada verde.
Cascabeles de azúcar,
repican sin rumor los mirab~les.

Todo el sol en redbm:as encerrado,


lodo el aire en volúmenes vertido,
toda el agure y la tierra: en· vegetales moldes;,
penetran en mi interno laberinto
y un• mundo d~mental se disuelve en· mi sangr"'
q;ue. acan-ea despojos de cielo como un rlo ..

):'. apresura su viaje a· bocanadas.


por sus ínfimas redes
entre una: geografía pa:lp,-itanfe
de músculos y nervios,. sin· ~nunca. detenerse;.
eambiando en luz or;gániBa y en. azúcar de gozG
!ns· gestos de las cosas y e t esplendot terrestre ..

IHOGR.AFIA.
I:.a ventana nacio. de un deseo de cielo
y en la muralla negra se ¡¡os6 ~.omo• un ángell..
Es amiga del hombre:·
y portera del aire ..

Conversa· con los cl\arcos de la tierra,.


eon los espejos niños de las habitaciones
y con los tejados en huelga.

Desde su· altura, las ventanas


orientan. a. las multitudes.
son sus arengas diáfanas ..

La ventana maestra
difunde sus luces en la nocl1e.
Extrae la raíz cuadrada de un meteorO',
suma. columnas de. consrelaciones ..

La· ventana es la borda del barco efe la tierra~


fli ciñe mansamente un oleaje de nubes.
El capitán Espíritu busca la isla de Dios
y los ojos- se lavant en tormentas azules,

La ventana reparte entre• todos los hombres


una cuarta de luz y un. cubo de aue ..
Ella es, arada de nubes.
la, pequeña propiedad del cielo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS 199

PROMESA·. DEL RIO GUAYAS


Interminable, estás al. mar saliendo,
Río Guayas, cargado de horizontes
y de naves sin prisa. descendiendo
tus jibas de cristal, líquidos montes.

Hasta el tiempo en tu curso se disuelve


y corre con tus aguas confundido.
El dia tropical que nunca vuelve
sobre tus lomos rueda hacia el olvido.

Los años que se extinguen gradualmente,


las migraciones lentas, las edades
has mirado pasar indiferente,
¡oh pastor de riberas y ciudades!

La nave del comercio o de la guerra,


la de la expedici6n o la aventura
has llevado mil veces hasta tierra
o has hundido en tu m6vil sepultura.

S6lo turba el sosiego de tu vida


algún grito de tí petrificado
o tus sueños: la planta sumergida
y el pez ligero y a la vez pesado.

Mirando sin cesar tus propiedades


cuentas bueyes, haciendas, grutas verdes.
Paseante de tus hondas soledades,
entre los juncos húmedos te pierdes.

¡Oh rlo agricultor que el lodo amasas


para hacerlo fecundo en tu ribera
que los árboles pueblan y las casas
montadas en sus zancos de madera!

¡Oh coraz6n fluvial, que tu latido


das a todas las cosas igualmente:
a la caña de azúcar y al dormido
lagarto, de otra edad sobreviviente!

En tu orilla, de noche, deja huell.as


la sombra del difunto ·bucanero,
y una canoa azul pescando estrellas
boga de contrabando en el estero.

¡Memoria, oh río o soledad fluyente!


Pasas, mas permaneces siempre, urgido,
igual y sin embargo diferente
y corres de ti mismo persegilldo.

A tus perros de espuma y ag11a arrojo


mi falsa y forastera vestidura
y a tu promesa Hqillda me acojo,
y creo en tu palabra de Jres·cura.

¡Oh río, capitán de grandes rlosl


Es igual tu fluír ancho, :Ínéesante,
al de mi sangre llena de navíos
que vienen y se van a cada instante.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


200 JORGE CARRERA ANDRADE

NADA NOS PERTENECE


Cada · día el mismo árbol rodeado
de su verde familia rumorosa.
Cada día el latir de un tiempo niño
que el péndulo mece en la sombra.
El río da sin prisa su naipe transparente.
El silencio camina a un inminente ruido.
Con sus deditos tiernos
la semilla desgarra sus pañales de limo.
Nadie sabe por qué existen los pájaros
ni tu tonel de vino, luna llena,
m la amapola que se quema viva,
ni la mujer del arpa, dichosa prisionera.
Y hay que vestirse de agua, de d6ciles tejidos,
de cosas invisibles y cordiales
y afeitarse con, leves despojos de palomas,
de arcoiris y de imgeles.
Y lavar el escaso oro del día
contando sus pepitas cuando el poniente herido
quema todas sus naves y se acerca la noche
capitaneando sus oscuras tribus.
Entonces hablas, Cielo:
Tu alta ciudad nocturna se ilumina.
Tu muchedumbre con anlúrchas pasa
y en silencio nos mira.
Todas las formas vanas y tenestres:
El joven que cultiva una estatua en su lecho,
la mujer con sus dos corazones de paJaro,
la muerte clandestina disfrazada de insecto.
Cubres toda la tierra, hombre muerto, caído
como una rota jaula
o cascar6n quebrado
o vivienda de· cal de una monstruosa araña.
Los muertos son los monjes de la Orden
de los anacoretas subterráneo-s.
¿La muerte es la pobreza suma
o el reino original reconquistado?
Hombre nutrido de años y cuerpos de mujeres:
cuando Dios te espolea te arrodillas
y s6lo la merp.oria de las cosas
pone un calor ya inútil en tus manos vacías.

COLIBRI
El colibrí,
aguja iornasol,
pespuntes de luz rosa
dá en el tallo tembl6n

con la hebra de azúcar


que saca de la flor.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS 201

JUAN SIN e1El o


Juan me llamo, Juan todos, habitante
de la tierra, más bien su prisionero,
sombra vestida, polvo caminante,
el igual a los otros, Juan Cordero.
Sólo mi mano para cada cosa
-mover la rueda, hallar hondos metales-
mi servidora para asir la rosa
y hacer girar las llaves terrenales.
Mi propiedad labrada en pleno cielo
-un gran lote de nubes era mío-
me pagaba en azul, en paz, en vuelo
y ese cielo en añicos: el rocío.
Mi hacienda era el espacio sin linderos
oh territorio azul siempre sembrado
de maizales cargados de luceros-
y el rebaño de nubes, mi ganado.

Labradores los pájaros; el día


mi granero de par en par abierto
con mieses y naranjas de alegría,
maduraba el poniente como un huerto.
Mercaderes de espejos, cazadores
de ángeles llegaron con su espada
y, a cambio de mi hacienda- mar de flores-
me dieron abalorios, humo, nada ....
Los verdugos de cisnes. monederos
falsos de las palabras, enluta dos,
saquearon mis trojes de luceros,
escombros hoy de luna congelados.
Perdí mi granja azul, perdí la altura
-reses de nubes, luz recién. sembrada-
¡toda una celestial agricultura
en el vado espacio sepultada!
Del oro del poniente perdí el plano
-Juan es mi Nombre, Juan Desposeído-;
En lugar del rocío hallé el gusano
¡un tesoro de siglos he perdido!
Es s6lo un peso azul lo que ha quedado
sobre mis hombros, cúpula de -hielo ...•
Soy Juan y nada más, el desolado
herido universal, soy Juan sin Cielo.

MICROGRAMAS
OSTION
Ostión de dos tapas:
lu cofre de calcio
guarda el manuscrito
de algún buque naúfrago.
LO QUE ES_ EL CAAACOL
Caracol:
mínima cinta métrica
conque mide el campo Dios,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


202 JORGE CARRERA ANDRADE

CUADERNO DEL PARACAIDISTA


S6lo encontré dos pájaros y el viento,
las nubes con sus mapas enrollados
y unas flores de humo que se abrían bu•cándome
durante el vertical viaje celeste.
Porque vengo del cielo
como en las profecías y en los himnos,
emisario de lo alto, con mi uniforme de hojas;
mi provisi6n de vidas y de muertes.
Del cielo voy bajando como el d{a.
Humedezco los párpados
de aquellos que me esperan: he seguido
la ruta de la luz y de la lluvia.
Buen arbusto, protéjéme.
Dile, tierra, a tu surco mojado que me aco¡a
y a ese tronco caldo
que me enseñe el calor, la forma inerte.
¡Aquí estoy, campesinos europeos!
Vengo en nombre del pan, de las madres del mundo
de toda la blancura degollada:
la garza, la azucena, el cordero, la nieve.
Fortalecen mi brazo ciudades en escombros,
familias mutiladas, dispersas por la tierra,
niños y campos rubios viviendo, desde hace años,
siglos de noche y saegre.
Campesinos del mundo: he bajado del cielo
como una blanca umbela o medusa del aire.
Traigo ocultos relámpagos o pruvisi6n de muertes,
pero traigo también 1as cosechas futuras.
Traigo la mies tranquila sin soldados,
las ventanas con luz otra vez, persiguiendo
la noche para siempre derrotada.
Y o soy el nuevo ángel de este siglo.
Ciudadano del aire y de las nubes,
poseo sin embargo una sangre terrestre
que conoce el camino que entre a cada morada,
el camino que fluye debajo de los carros,
las aguas que pretenden ser las mismas
que ya pasaron antes,
la tierra de animales y legumbres con lágrimas
donde voy a encender el día con mis manos.

MICRO GRAMAS
GUACAMAYO

El tr6pico le remienda
con candelas ·y oro su manto
hecho de todas las banderas.
NUEZ
Nuez: sabiduría comprimida,
diminuta tortuga vegetal,
cerebro de duende
paralizado por la eternidad

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


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CE S AR DAVILA ANDRADE

ESPACIO, ME HA.S VENCIDO


&pacio, me has vencido. Y a sufro tu distancia.
Tu cercanía pesa sobre mi corazón.
Me abres el vago cofre de los astros perdidos
y hallo en ellos el nombre de todo lo que amé.
Espacio, me has vencido. Tus torrentes oscuros
brillan al ser abiertos por la profundidad,
y mientras se desfloran tus capas ilusorias
conozco que estás hecho de futuro sin fin.
Amo tu infinita soledad simultánea,
tu presencia invisible que huye su propio limite,
tu memoria en esferas de gaseosa constancia,
tu vacío colmado por la ausencia de Dios.

Ahora voy hacia tf, sin mi cadáver.


Llevo mi origen de proflJnda altura
bajo el que, extraño, r.adeció mi cuerpo.
Dejo en el fondo de los bellós días
mis sienes con sus rosas de delirio,
mi lengua de escorpiones sumergidos,
mis ojos hechos para ver la nada.
Dejo la puet·ta en que vivió mi ausencia,
mi voz perdida en un abril de estrellas
y una hoja de amor, sobre mi mesa.
Espacio, me has vencido. Muero en tu eterna vida.
En tí mato mi alma para vivir en todos.
Olvidaré la prisa en tu veloz firmeza
y el olvido, en tu abismo que unifica las cosas.
Adiós claras estatuas de blancos ojos tristes.
Navíos en que· el cielo, su alto azul infinito
volcaba dulcemente como sobre azucenas.
Adiós canción antigua en la aldea de junio,
lardes en las que todos, con los ojos cerrados
viajaban silenciosos hacia un país de incienso.
Adios, Luis von Beethoven, pecho :lespedazado
por las anclas de fuego de la música eterna.
Muchachas, las mi amigas. Muchachas extranjeras.
Dulces niñas dt- Francia. Tiernas mujeres de ámbar.
Os dejo. La distancia me entreabre sus cristales.
Desde el fondo de mi alma me llama una carreta
que baja· hasta la sombra de mi memoria en calma.
Allí quedará ella con sus frutos extraños
para que un niño ciego pueda encontrar mis pasos..,.
Espacio, me has vencido. Muero en tu inmensa vida.
En tí muere mi canto, para que en todos cante.
Espacio, me has vencido ....

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


W4 CESAR DAVILA ANDRADE

CARTA DE LA TERNURA DISTANTE

Estoy solo. La niñez vuelve a veces


con sus blancos cuadernos de ternura.
Oigo entonces el ruido del molino
y siento el peso de los días caer desde la torre de la iglesia
<;on un sonido de aves de ceniza.
Pienso que harás ahora frente al camino blanco
por el que cierto día pas6 mi soledad.
¿En d6nde estás? ¿Qué haces?
¿Bajas aón al pueblo los domingos?
¿Y a la feria de rosas de castilla?

Recuerdo: tenían tus pupilas color de té y de arenilla


y bullían en el fondo de tus ojos
esos mínimos puntos luminosos
con que escriben los mósicos
las más azules y hondas melodías.

C6mo recuerdo tu cabello, hecho con las pano¡as del estío


y con la leve arborecencia fina
de la miel del topacio,
y de la crencha ardiente de la espiga.

Tenías creo ya sobre los senos


dorados terroncitos
y algo como el azul de la azucena,.,,
Tenías creo ya sobre las sienes '
la sagradá blancura de la nieve
y una hebra distante y tan delgada que moría en el cielo.

¿Tienes aún ese hoyo de nardo en la sonrisa?


¿Y ese nudo de rosas que te rodeaba los tobillos ?

¿Por qué tu andar me ha parecido siempre


el temblor de un jilguero entre los mimbres?
¿Recuerdas esos barcos de papel cargados de semillas
que, a veces, pusimOs. en el río?

Llevaban como en éxtasis .nuestras más dulces lilas.


Todas han muerto en soledad y en frío.

¿Y el pan que abrimos juntos con los dientes?


Sali6 de él como un ángel su perfume.
Aquí hay pan abundante, pero no tiene aroma
y la ternura esc_onde como un niño las manos.
Que extraño e~ todo lo que me rodea!
Volveré algun día.
El maestro de capilla de la aldea
tocará para los dos aquella música
que tiende sobre .un río siete puentes de rosas.

Y por ahora basta. Volvere algún día.


Afuera son las nueve de la noche.
Se esconden poco a poco mis palabras ....

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VE.RSOS 205

ELOGIO DE LA GRACIA ILUMINADA

Cuando vagamos en las hondas criptas,


en la imprecisa antípoda del sueño;
con purpúreo sonido de espejos encendidos
aparece ella en la impaciente libertad de la pupila.

Viene de un mundo de blancas columnatas


y paralelogramos de alabastro
labrados con los bloques de la luna.
Se yergue en el fino aire celeste
que mece las semillas,
y llega en una clara f!uencia de libélula;
en una suave brisa de ruedas vegetales,
flotando en la descalza porcelana del píe.

juventud inasible de la brisa,


ápice iluminado,
incorpórea espiga cristalina;
mínima estrella sobre una vara de agua.
Tallo de luna y vidrio !lorecido,
leve espuma de lirio,
yema de nácar sensitivo,
llama turgente de flores encendid&sl

Líquida luz de musica en movimiento,


ala huidiza, en evasión pere.n11e.
Perfil de nube que bajo· el sol asciende;
ánfora iluminada por incoloro . fuego;
matinal .epidermis del acuario ....

En la voluble orla de su falda


reviven los diagramas del zodiaco;
y se encienden los ágiles fosfatos
que aprisiona la tierra.
Deja en su breve huella un vago impulso
de alondras refrenadas en el vuelo,
y el tenue tornasol que el pez. agita
al morir en la arena.

Hombros de leve nube, perfumados;


piel de calor arcangélica.
Diadema de panojas del verano
en sus cabellos de ligero incienso
q\ie SOÍI COmO el temblor reminiscente
de los más puros vinos caste.llanos,
en el nudo de miel de su peinado.
Diadema y danza de la luz dorada
sobre el cristal ileso de sus sienes ....

Tiene la grácil inquietud de las gramíneas


heridas por el viento de Septiembre
sobre el bisel de\ las llanuras.
Sus dedos tintinean en un vie11to de plata;
y, una nupcial canción de oro tenue
se alza en sus manos de certeras flechas.
La translúcida sal de su sonrisa
inaugura en celdillas;

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


206 CESAR DAVILA ANDRADE

la claridad de los diamantes


y el ámbar de las mandarinas, ...
El brocado de mieses del estío
le dará una brizma de oro cristalino;-
el pedernal oscuro: un grano. sensitivo;
el plenilunio: una lmfora de vidrio
y el tímpano del aire, su apasionado trino!

CARTA A UNA COLEGIALA


Para leer esta carta
baja hasta nuestro río.
Escucharás, de pronto, una cosecha de aire
pasar sollozando en la corriente.
Escucharás la desnudez unánime
del agua y el sonido.
Y el rumor del minuto más antiguo
formado con el átomo de un dia.
Mas, de repente, escucharás, oh bella música femenina,
la catarata inmóvil del silencio.
Entonces, te hablaré desde las letras:
Era enero. Salimos del colegio.
Veo tu blusa de naranja ilesa.
Tus principiantes senos de azucena,
y siento que me duele la memoria.
Bella aprendiz de cartas y de melancolía,
con los ojos cerrados y las bocas unidas,
tomamos esa tarde una lección de idiomas
sobre el musgo que habla.ba de la cartognifla.
¿Cómo has pasado estas vacaciones?
¿S entes alguna vez entre los labios
ese azúcar azul de la distancia?
Mañana son dos· años, siete meses.
Te conod con toda mi alma ausente;
sufría entonces, por la primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo.
Recuerdo: produdas con los labios
un delgado chasquido de violeta.
Pienso en la estatua de aire de tu olvido
mirándome de todas las esquinas,
mi colegiala mía, música femenina.
Tú, en el divino campo. Yo, en la ciudad terrestre.
La calle pasa con su algarabía.
Un fraile. Unas mujeres <le la vida .. ..
Un niño con un cesto de hortalizas .. ..
Un carro lento dividido en siglos ....
Mañana entramos ya en el mes de junio.
Flotarán en su cielo de anchos aires
objetos de uso azul como las aguas;
y una lejana inquietud de rosas
habrá en el horizonte de la tarde.
En este claro mes de agua plateada
te conod. Entonces yo sufría
una enfermedad de primavera,
un bellísimo mal que ya no tengo .....

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


SUS MEJORES VERSOS 207

CANCION A TERESITA
(Apasionadamente)
Pálida Teresita del Infante Jesús,
quién pudiera encontrarte en el trunco paisaje de las estalactitas,
o en esa nube que baja, de tarde, a los dinteles,
entre manzanas blancas, en una esfera azul.
Caperucita parda,
quién pudiera mirarte las palmas de las manos,
la raíz de la voz.
Y hallar sobre tus sienes nifnimos crucifijos,
bajando en la corriente de alguna vena azul.
Colegiala descalza,
aceite de\ silenció,
violeta de la luz.

Cómo siento en la noche ta frente de muchacha,


encristalada en luna bajar hasta mi sten.
Cómo escucho el silencio de tu paseo en niebla,
bajando la escalera de notas del laúd.

Cuando amanece el!ero, con su frío de nácar,


sé que tu pecho quema su materia est~lar;
y que la doble nube de tus desnudos hombros
se ampara en la esquina delgada de la cruz.
Cómo escucho en la noche de caídos termómetros,
volar, rotas las alas, el ave de· tu tos;
y llorar en la i•la de una desierta estrella
a jóvenes arcángeles enfermos como tú.

Teresita:
esa hierba menuda que viene de puntillas
desde el cielo a las torres;
ese borde de guzla que nace en los tejados;
esa noción de beso que comienza en los párpados;
la trémula angostura del abrazo en los senos:
todo lo que aún no irisa la sal de los sentidos
y es sólo aurora de agua y antecede a la gota,
y tiene únicamente matriz en lo invisible;
lo mínimo del límite, lo que aún no hace línea,
eres tú, Teresita, castidad del espectro.
La comunion primera de la <;arne y el cielo.

Cuando el olivo orea su ba3anza de nidos,


cuando el agua humedece la niñez del oxígeno,
cuando la tiza entreabre en las manos del joven
la blancura de un lirio que expiró en la bot6.nku,
allí estás tú, Teresita, víspera del rocío,
en la hornacina pura de un nevado corpiilo,
con tu fantasma tenue, concebido en In Hnm1
ligera y sensitiva en que nacen las sll{idml.
Suave, sombra, cclesto,
soledad silenciosa.

tQuién te entreabrió eso hoyo d<l dnliu NI lu rtuntiM1;1


tQuién te vistió de clara Cll.noln I'IHIII(IIitu
como a una mariposa?
tQuién colocó en tus plnnltu

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


208 CESAR DAVILA ANDRADE

los descalzos patines de celuloide y ámbar}


¿Quién te ungio las manos de divina tardanza
para que no pudieras
iamás herir las cosas~
Tenue, tímida, tibia,
translúcida, turgente.

Por tu amor, la madera se vuelve una sortija


y la niebla, sonata al pasar por los álamos.,
Por tu amor, en el éler se conservan los trinos,
las plegarias se tornan cascabeles azules
y la espiga, una trenza de! color de los cálices.
Delgada, dulce, débil,
divina, delicada.

r u doncellez intacta crea nardos ílews .


sobre ese fino valle del aire en los cristales,
cuando s6lo es un tremulo sonido que no alcanza
a esbozar en el tímpano el espectro del canto.
Novia que viajas sola
en un velero de hostias.
Enamorada pura en la edad de la garza.
Niña, nupcial, nerviosa,
nívea, naciente, núbil.

Cómo veo ,tus manos pasar por los bordados


y abrir una acuarela de anclas y corazones;
tus , ojos que conocen esos duendes de cera
que andan con las abejas al pie de los altares.
Cómo siento tus trenzas ocultas en una gruta,
donde se agrupa el oro bajo un toldo de lino
Ideal, ilusa, íntima,
irreal, iluminada.

¿Quién podrá olvidar tu nombre, T eresita?


¿Tu nombre que comienza en una noche de estrellas
y ha cambiado el sentido de la lluvia y las rosas}
Lo pronuncian los niños ai llamar a las aves,
o al decir que las cosas les nacen en los ojos.
Las bellas colegialas que recogen en coro
una llovizna azul en el hoyo de las faldas,
Las novicias que cantan entTe muros de meve
y crucifijos pálidos.
Los monjes que hicieron de su sangre una nube
para guardar los campos con escuadrillas de ángeles.

Por tu finura de ángel con alas de violeta


y tu ternura inmensa que, a veces, se hace pena,
un Amor Infinito escribió en el cielo
la inicial de tu nombre con un grupo de estrellas .


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
SUS MEJORES VERSOS 209

CANCION PARA UNA MUCHACHA DE OJOS VERDES


Mujer de ojos verdes, como el recuerdo dulce de la vida campestre.
Arbo:illos de leche tiemblan en lll retina
Junto a islas de verde su.tancia evaporada.

El más páliclo aire, reverdece a tu paso;


Como un libro de alfombras y nardos deshojados;
Como un ángel desnudo en un claro del bosque;
Como el color muriente que atraviesan !os nómades ....

TÚ, en las manos que imploran. al caer, con los náufragos;


En las alas que arrastran los sauces caminantes;
En el sulfato ileso del oceano amargo;
En la albúmina tierna que roen las cigarras;
En el ramo erizado que abrazan las novicias
Muriendo como lirios, en soledad de sexo."'

TÚ en el agua viajera, redonda como el .mundo,


En el éxtasis breve de la hierba naciente;

Suavidad en la escala más tierna del Domingo.


Ligera como un ala de menta en las falanges.
Ligera como el hoyo de un nido en los manzanos.

Vaporosa nodriza de una cuna de tréboles,


Ala de margarita gne retoña las hadas ....

Tu mirada es la infancia dé! color. de la tierra.


El camino de azúcar que abre la primavera.
Con una cuadrilla: exacta de golondrinas ágiles
En la dara materia que alimenta los campos ....

VARIACIONES DEL ANHELO INFINITO


Si alguna azul mañana de febrero,
Iras una larga noche de tormenta,
encontraran tus manos
el cadáver de un angel en el campo ....

Si alguna vez, hacia la media. noche,


con tu sagrado sexo en las tinieblas,
te me acercaras tanto,
que pudiera oír cómo cae de tus labios
una dulce minuscula sin letra ....

Si alguna vez, después de haber leído


una carta de amor, fueras descalza
hasta el río qutl amaste cuando niña
y escuchnms d trf111sito de mi n!ma ....

Si ulgunn vez VIHÍnrns sin lll()tivo


la dircccilm ddwuln ,¡,,lun trcnl.llll
y te ainiÍN116 111111 joV<>II IIIWVII
con 111111 dindmnn ;¡,1 1\IIVillnn y heno,. ..

Si nltlllllll V<Jt. tun tniiiiOll M:l ni<IVntnn


tanto lwdil .d nim quo no IIHH'IIII materia
sino nu t!Mn!'O <In Hlllltir ni nlmn
cel<•nl" y nil~ueioftn .¡., lnn eoMn,.,.

Si nl¡ttln dlt1 111 Vol. (l11 qll<1 conot,i'o),


nltnV<'Iil\1'11 nolu ••niln i<f!Hlllrnn,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


210 CESAR DAVILA ANDRADE

encontrara una fuente silenciosa


y le enseñara a pronunciar tu nombre,N,
Y, si pasaran siglos, muchos siglos,
y noso!ros no fuéramos l<ls mismos
después de tanto sueño en otras vidas;
sÍ-, entonces,. te encontrara de repente
en una ciudad que todavía no existe
y lograra acercarme y estrecharte
con este amor que ahora n<> es posible.. .,

POEMA Na. 1
Ahora s\ Tú puede& ya mirarme.
Soy compañero de los ofendidos;
de las almas oscuras que transitan
la profunda llanura de la· noche,.
amando tristemente los abismos
y las jaurías cárdenas del vino.
khora sí, Tú puedes._-ya mirarm<i ....

Padezco el peso puro de la tierra¡


sobre mi corazón buscador de ángeles,
sobre mi alma: hechizada por el río
azul e inmóvil que atravies.a el cielo
con invisibles olas siderales
y con mil bateas de humo pensativo.
Una vez quise abrir lu paraíso
.:on una aguja débil de rocío.
Hoy amo el cielo humano de la arcilla.
poblado e fantasmas que tiritan.
Amo la soledad, la sed, el frío,
la carne vestidora de incurables,
el pecado y su fina tisa de ámbar.
Sí: ya puedes mirarme.
Enterré ya los niarmoles que amaba.
Duermen en él los ángeles helados
en ·ocultos tropeles ateridos.
y a se odiar berí!os y zafiros,
-parásitos brillantes de la roca-.
No deseo admirar tus vestiduras
salpicadas de signos y asteroides.
Amo la desnudez de ' los caminos.
Sí: ya puedes mirarme.

Pot la llanura de la noche cruza


una pequeña luz que cabecea:
ella es mi pecho roto en el que tiembla
la fiebre iJJextinguible.

Y a puedes IÚ mírarla;
Tú que vives aniba:
y que talvez no eres inconmovible.
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SUS MEJORES VERSOS 211

TU, lA FURIOSA V MATERNAL AMADA !


Esta tierra muerde a sus hijos mientras los dioses
consultan cartas estelares, cerraduras volcánicas,
o agrupan nuevas ágtiilas en el ramaje
de los diluvios y las catedrales.

Esta tierra atrapa al niiío y su rueda de alquiler


perseguida por el constante 11 ya voy 11 del corazón,
pero vomita la simiente que hubiera sido:
"Gracias os damos .... "

Esta tierra engulló al hortelano y al labriego


cuando el ma{z y el álamo alcanzaban
la estatura estival, el ~friso de oro~
que golpean en coro los caballos
en el sonoro pozo de las eras.

Y o" estuve a la mesa, frente a la garrafa


y el agua, de pronto, como falda viva
agitóse a la altura de sus. muslos.

Porque esta tierra nos siembra vivos


y nos cosecha en débil grano expósito.

Ayer, el abuelo y el siglo contertulio


fumaron juntos, rodeados de mazorcas y de espigas.
Torre de papagayos y tambores edificaron
para los molinos.
La abeja construyó el paulatino tabique
dulccmer.tc dillcil.
Los meses rccorrian ruedas puntuales,
agujas de asiduo pestañear.
Llenaban los dedab en que hoy escarba el hueso.
Cumplfan con la dichosa piel del lomo
y el pulimento fraternal de la madera.

Pero esta tierra mtierde como una loha ciega


cuando la mano extiende su parpadeante búsqueda.

Ayer no mas, decían: "Sembrado hemos.


Ya vendrá Agosto.
Los graneros tendrán hasta las cejas .... "
Oh mes violento, torrencial sepulcro
del hombre, del ganado y del alero!

La cruz que quiso asirse de lotl bordea


penetró de costado y el sacrist1Ín dd nlbn
desayunó las luces subternínens d" lo11 muerton.
El campanario dcrram ó Ion nido11 y Ion Hn\:lw"
pulgares de los vic¡os nlbmlib.
La casa azul quecloso sin nnquinn y In plnw,
despedazada y sola, rctom{, n In prndem
revuélta del guijarro y d<: Ion ..,,.,rvon.

Porque esta timru amwrd" ni m"udiH<>


innumerable que In l>cau

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212 CESAR DAVILA ANDRADE

y da vivienda nocturna al roedor


y azul enmarañado a hs murciélagos.
Oh tú, furiosa y matemal amada,
d6nde está el alfarero? En qué cuneta
yace el hortelano?
D6nde está el fiel espía del cereal luminoso
o el centinela oscuro de tu nieve?
Hoy nace el sembrad<>r, patria impaciente,
y tú, ya le cosechas paTa dentro!

CANCION A lA BELlA DISTANTE


Para Laum
No era mi poesía. Mis poemas no eran.
Eras tú solamente, perfecta como un surco
abierto por palomas.
Eras tu solamente como un hoyo de lirios
o como una manzana q>ue se abriera el corpiño.
Eras tú, oh distante presencia del olvido 1
Clara como la boca del cristal en el agua,
tierna como las nubes· que atraviesan el trigo
por los lados de mayo.
Dulce como los ojos dorados de la abeja;
nerviosa como el viaje primero de la alondra.
Eras tu y tenías delgadas de esperanza
las manos que me huyel'on.
En tu sien, extraviadas, bullían las sortijas.
En tus perfectos ojos abril amaneda.
Estoy tan impregnado de tu voz siempreviva
que hasta esta inmensa noche parece que sonríe
y percibo el borde líquido de tu alma.

Andabas como andan ·en el árbol los astros.


Rezabas en silencio como una margarita.
Oh qlj.ién te viera abriendo esos libros que amabas
con el alma inclinada a la luz de las fábulas 1
Qué viñeta de rosas tenían tus mejillas
cuando abrías los labios de amor de las palabras.
Y qué resplandeciente ciudad de serafines
descubrías, de pronto, en el cielo de estío.
Quiero besarte ín legra como luna en el agua.
Mañana en los delgados calendarios de ausencia
te encontrare l uscando una pedrezuela tierna
para marcar una hora lejana que aún espero.
Recuerdo aquella tarde cuando quise besarte.
r enían los cristales un fondo de mimosas
y la antigua ventana mecía los jardines.
Las llamas de los árboles se tornaban oscuras
y un ángel de eucalipto se apoyaba en el muro.
Escuchamos de prontp la carreta profunda
que atraviesa los prados con su carga de junio.
Pienso en aquella tarde y me encuentro más solo l
Las casas recogían la lllz del occidente,
los caminos bajaban como arroyos en llamas,
la brisa estaba fija en el borde del álamo.
Pienso en aquella tarde y no sé por qué lloro ....

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SUS MEJORES VERSOS

CANCION A LA CADENA DEL BLANCO AMOR


Ayer te volví a ver, barrio de mis onc' años
y encontré la mitad de mi nostalgia
apoyada en una clara cruz de malva,
custodiando una sal de blanca usanza,
-sobre el delgado muro de tu casa.
Miré tu monasterio en la colina,
con tres siglos de paz en los aleros
y con palomas que abren en el cielo
su coraz6n de musical garbanzo.
Oí cantar los gallos, como entonces,
con sus sombreros de oro y hojas frescas;
mire la casa en que moría siempre
por hambre, por olvido y por decoro,
un caballero macilento y solo.
Y ví un copo de lana que nevaba
en la biografía de la abuela.
El ángel de la rueca tenía sueño
y en sus alas de pana, la tristeza
había doblado en dos la antigua rueda.
C6mo te recordé, dulce Luda muerta,
con tu cesto de pim fuera Je tiempo,
llorando de vacío en la vereda ....
Desde entonces estás blanca de enero,
perdida en la salud azul del cielo
y para ya no despertarte.... sueño.

LA CASA· ABANDONADA
(Entré al &tardecer, con sol perdido).
El patio lloraba una estatua vada.
Profundos caballos de polvo viajaban
hacia los lugares más vagos del moho.
Un hoyo remoto pasaba a la nada.
El vado entraba con sus muchedumbres
y con sus inmensas campanas ya mudas.
Oí un paso dado en otra centuria
y ví en una cisterna el muñ6n de mi alma.
Un viento blanqufsimo dormía doblado
en un seco lienzo de aves olvidadas.
Un reloj yacía en ácidos pcofundos
y el peso de un pájaro recorría el muro.
Una niña muerta soñaba en· un cuento
dicho desde una alta ventana de niebla.
Hacia atrás viajaba un abecedario,
los días antiguos eran los primeros
por una pequeña compuerta de naipes ....
(En un muro blanco, hallé esta leyenda:
"El 7 de marzo muri6 Maria Eugenia"),
Arriba en la tarde flotaban obispos
con lámparas llenas de azufre y de trigo.
Arriba en la tarde,
Y no era yo mismo el que habla vuelto.
Era un extranjero al que a veces lloro
y en el que ya he muerto ....

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214 CESAR DAVILA ANDRADE

DES PUES DE NOSOTROS


Mañana, después de nosotros,
volverá a la pradera, en dulce péndulo,
a recorrer la música, .un delirante festival.

Las alcobas cerradas


pasarán cabeceando hacía los arrecifes
de una ancha rosa azuL
{Quién mirará en silencio ,
cruzar por los cristales detenidos
las cosas que terminan con la lluvia~

¿Quién abrirá de noche la un1mime


novela que se lee alma adentro,
para buscar el fuego de: los días
en la ardorosa y blanca intimidad?

¡_Y, quién ven\ en las· noches de diciembre


salir, al través de las ventanas,
la música delgada de Fr~nz Schuberl
que, sollozando, cae en los jardines?

Ah, mañana, después. de nosotros 1

Cuando la primavera alce sus hojas,


qué luminosas potras de topacio
se empínarán de amor
sobre nuestros sepulcros apagados 1

Sobre ttosotros pasarán en junio


misas de punta azul y espuma blanca,
los gaseosos orfebres del crepusculo
y el agua circular de (as carretas
que marchan a carr.bia.- largas hileras
de música con pensativas cosas.

Oh, si esta tierra inexoFable


que hoy me cose los párpados, amada;
si t:sta tierra, al fin, se aclarara,
lloraría, temblando, sobre tus manos blancas
como cuando la fiebre me adelgazaba el alma •.,.
Pero ~s!a honda noche, se hace tarde l

Ah, y otra vez, errantes, los gitanos


volverán una tarde a nuestra aldea.
Sé que preguntarán por nuestras manos ••••
Les dirán que ya nadie puede leer en ellas,
que tenemos la línea de la vida
borrada por dos años de azucenas.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


~~~.t.AüüüAA.AA ........... ü.t. .. ü.U•.t.4..t.UAAAAAAAA.t..t.A.AAA
'9''t'YYTTYY~nvvvYY9~"'f'"'f"t'Y"Y'f"t'TYY,1''0'nf't"Y'IYYYf'Y1'Y'f'f'f'f'f

1N D 1C E

TRES POETAS ECUATORIANOS, POR CRISTOBAL GARCES


LARREA, {en el interior de la, cubierta).
POESIA Y VIDA EN ECUADOR, POR SIMON LATINO p. 182

MEDARDO ANGEL SILVA

Estampa romántica............................................................ 183


Se va con algo mío la tarde que se aleja........................ 183
Cansancio........................................................................... 183
Bolívar y el Tiempo........................................................ 184
Estancias............................................................................ 185
Canción de tedio................................................................ 187
Reminiscencia griega,......................................................... 188
Oansa d. Anitra................ ..... ........... .................... .... ........ 188
La respuesta,.,, ............................................................ ,.,. ... 188
Aniversario .............. ;.......................................................... 189
Romanza .................................,,......................................... 190
Amor, dí qué senderos 'se gozan con tu paso................. 190
Marina ........................ :........... ........ .... .... .... .... .... ........ .... ... 191
Lo tardío................................ .... .... .... ............ .... ........ .... ... 191
Lamentación del melancólico............................................. 191
En el umbral de la noche................................................ 192
Amanecer cordial................................................................ 192

JORGE CARRERA ANDRADE

El objeto y su sombta............ .... .................... .................... 193


Los amigos del paseo........................................................ 193
Concha marina .... ........................ .... ........................ .... .... 193
Biografía para uso de los pájaros .................................... 194
Microgramas: La araña - Habitante de la meseta ........ 194
Vida del grillo ................ ................................................ 195
La extrema izquierda ............ ....... :.... ............ ............ .... .... 19 5
El desayuno del mundo,................................................... 195
Edición de la tarde .... ........ .... ................ .... .... ............ .... 196
Soledad y gaviota ............................................ .... ............ 196
Abril, aguas mil.................... .... .... .... .... ........ .... ................ 196
Vida perfecta .... ............ .... .... ........ .... .... .... .... ........ .... .... .... 197
Canc!ó.n ~e .1~ manzana .... .... ................ .... ........................ 197
El Vta]C mhmto ................................................................ 197
Regimen de frutas .... .... .... .... .... .... ........ .... .... .... .... .... ........ 198
Biografía .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... 198
Promesa del Río Guayas ............ ................ ............ ........ 199
Nada nos .pertenece .... .... .... .... .... ................ .... .... .... .... .... 200
Colibrí................................................................................ 200
Juan sin Cielo.................................................................... 20 1
Microgramas: Ostión- Lo que es el caracol ........... .... 201
Cuaderno del paracaidista ................................................ 202
Microgramas: Guacamayo--- Nuez ................................ 202

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SUS MEJORES VERSOS 216

CESAR DAVILA ANDRADE

Espacio, me has vencido ........................................... :..... 203


Carta de la ternura distante. .... .... .... .... .... .... .... .... ........ .... 204
Elogio de la gracia iluminada .... .... ........ .... .... .... .... .... .... 205
Carta a una colegiala........................................................ 206
Canción a Tere5Íta .................................. ·.......................... 207
Canción para una muchacha de ojos verd<:s ........ ............ 209
Variaciones del anhelo infinito........................................ 209
Poema No.! .................................................................... 210
Tú, la furiosa y mate•nal arnacb! .................................... 211
Canción a la bella distante .... .... ............ ........ .... .... .. .... 212
Canción a la cadena del b!a.nco amor ........ .... .... .... .... .... 213
La casa abandonada . .. . .. ... ... .. . . . .. . .. .. . .. . . ... . . .. ... . . . . . . .. . .. . . .. .. 21 3
Después de nosotros . . .. . . . . . .. . .. .. . .. . . . .. .. . . . . .. . . .. ... . .. .. . . .. .. .. .... 214

Impreso en la ).':ditorial Oran Colombia - Teléfono 16-759- Bogotá

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TRES POETAS ECUATORIANOS
(Viene de la cubierta antmior)

poesía el verde paisaje ecuatorial. Se canta al río Guayas y al


Chimborazo. La nota melancólica de la poesía de los <<decapitados»
es sustituida por un acento optimista, lleno de vida, a veces épi·
co, con la tónica de himnos. Militan en este grupo, Jorge Carrera
flndrade, Gonzalo Escudero, Miguel Angel León, Aurora Estrada,
MatHtcl Agustin Aguirre y Hugo Mayo.
Carrera Andrade es la voz máxima de J;t poesía ecuatoriana
cotttcutporánea. Se le sitiu, con frecuencia, en el mismo plano que
los gwndes poetas de América: Neruda, Vallejo, Barba Jacob,
Nicolas Guillén. Trotamundos empecinado, su poesía es un reflejo
de su largo y constante peregrinaje sin olvidar nunca a la tierra
natal. De allí la razón de algunos titulas de sus libros: «Lugar de
Origen", por ejemplo; o «Ecuador del Corazón». En su última obra,
((Aqui yace la espuma», plantea en su poenta «]uan sin Cielo» la
tremenda tragedia de nuestras generaciones frente a un mundo que
se desquicia, frente a la agonía ·-talvez definitiva·· del hombre y
sus valores esenciales.
Un critico francés, Lucien Poyet. al referirse a la poesía de
Carrera Andrade, ha dicho: «Un dia dilemas Carrera Andrade, co-
mo hoy decimos Claudel. Este hombre del Ecuador tiene genio,
y mis manos tiemblan de admiración y fervor, cuando pagina por
pagina, leo sus libros, pasando de deslumbramiento en deslum·
bramiento»,

Cesat Davila Andrade representa el movimiento poético mas


joven del Ecuador. En 1944, en un café de Quito, un conjunto de
estudiantes, en sú mayoría universitarios, fundaron un grupo cu:-
tural con el nombre de «M'adrugada», Davila Andrade habla lle·
gado de Cuenca, su ciudad natal, e on una fiebre intensa de poe-
sía, una desorbitada e incorregible vida bohemia y una pureza es·
píritllal cuasi arcangélica. De mayor edad que sus compañeros de
«Madrugada», ··Edgard namirez Estrada, Maruja Echeverria López,
llafael Diaz lsaza, Miguel A. Egas, Alejandro Velazco, Galó René·
l'érez, Eduardo Ledesma, Carlos E. Carrión, jacinto Cordero, Cris·
• tilbal .Garcés Larrea y otros,-· Davila Anctrade es estrictamente un
epígono de la generación de «Eian» y «Hontanar>> aparecida aire·
dctlor de 1933. Davila formó lila con ellos, pero partió luego a su
provincia a sumirse en un largo parentésis de silencio, del que
Hnlló, con grandes bríos, en 1914 al fundarse "Madrugad1". Desde
entonces, helllos tenido a Daviia comJ nuestro maxilllo poeta
joven.
Davila Andrade trajo a la poesía ec~atoriana un virginal tem·
blor nunca antes presenciado. Mucha melancolía en el fondo, y
una azul y prístina ternura, Sus temas favoritos, en uu primer mo-
tncnto, fueron el de los seres inanimados: el espejo, el arbol de-
nii.Htdo, el viaje al fondo de la tierra, que sólo los grandes poetas
pueden intuir en sus alucinaciones magicas. Mas tarde encontró en
el hombre el principio y el fin de su poesía y publicó su primer
llhro, "Espacio, me Itas vencido", transido de amargura y ternura
lufluitas. Ricardo Ariel, al reunir a los poetas del «Grupo Madru·
[(ada>> en una Antología, al referirse a la obra de César Dávila An·
drndc, decia: "Profundo. thtscador de mundos en los granos de
nrcna o en las ímagenes de los espejos. Vigia en el mastil mas
alto, para abarcar en sus ojos una cosmogonía infinita". Y León
Jlellpc aseguró que frente a Davíla Andrade teniamos presente al
llt:tH atto. poeta joven de América.
Cti!ST013AL GAriCilS LA!l!IEA
llogota, agosto de 1950.

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