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Presentación

Bienvenidos/as a la guía para enfrentar la ansiedad y los ataques de pánico.


En primer lugar voy a presentarme y explicarte cómo puedo ayudarte a superar tu
ansiedad.
Mi nombre es Leslie Beebe, estoy formado en psicoterapia gestalt, life coaching e
inteligencia emocional. Llevo siete años acompañando a personas a superar su ansiedad
y sus miedos, para que así puedan recuperar su equilibrio emocional y su bienestar. Mi
actividad profesional se centra en las siguientes actividades; dar sesiones de terapia y
coaching individual y de pareja, organizar talleres de autoconocimiento personal, y ser
miembro del grupo de supervisión terapéutica en el centro Gestalt Dimensions de
Barcelona.
Aunque mi nombre es de origen inglés, yo nací en Barcelona, donde he vivido
prácticamente toda mi vida. A lo largo de mis 44 años de vida he pasado por épocas de
todo tipo, sin embargo existe un elemento común que siempre me ha acompañado, en
mayor o menor medida, y es la ansiedad. Desde mis primeros años en el parvulario ya
recuerdo la sensación de tener ansiedad y como luchaba para no sentirla, y sobre todo
el miedo que tenía a que otras personas se diesen cuenta de aquello que sucedía en mi
interior. En esos tiempos pensaba que la ansiedad era una condición que me hacía débil,
y tenía miedo a ser rechazado si las otras personas se daban cuenta de aquello que me
pasaba.
Con los años me hice un experto en disimular la ansiedad, aunque la procesión iba por
dentro. No obstante tanta represión emocional llego a su punto álgido a mis 18 años,
cuando sufrí mi primer ataque de ansiedad. En esos momentos me sentía realmente
perdido y no comprendía el origen de mi ansiedad; no sabía si era mi carácter, si padecía
de algún tipo de enfermedad, o bien si estaba haciendo algo mal en mi vida. A raíz de
ese primer ataque de ansiedad (con los años vinieron un par más), sentí que necesitaba
pedir ayuda. Fui a ver a una psiquiatra, la cual me recetó medicación, y empecé a ir a
sesiones de terapia. Al cabo de un tiempo mi situación mejoró, pues pude dejar la
medicación y mis niveles de ansiedad se redujeron, y así seguí unos años más.
No obstante, cuando tenía alrededor de 30 años sufrí una crisis existencial, a la cual se
le sumó una fuerte crisis de pareja y otra en el ámbito profesional. Como dice la cultura
china, las crisis son tiempos de peligro, pero también momentos en que se abren puertas
a nuevas oportunidades, y ese fue mi caso. Una persona conocida me habló de la
existencia de la psicoterapia humanista, en concreto de la terapia gestalt, y así inicié mi
andadura por este mundo de la psicoterapia y el autoconocimiento, de eso hace ya más
de 10 años. Primero empecé mi camino como paciente durante más de 5 años,
realizando también diversas formaciones que me llevaron a conocer más sobre mi
carácter. Después como profesional, al realizar la formación como terapeuta y descubrir
en este mundo mi vocación.
Pero bueno, voy a dejar de hablar de mí y presentarte esta guía. El objetivo de este
manual es darte pautas útiles que te ayuden a superar tus estados de estrés, ansiedad
e incluso los tan temidos ataques de pánico.
Todas las pautas y recomendaciones que encontrarás en este manual nacen de mi
experiencia personal con la ansiedad, así como de las horas de terapia realizadas en
estos años con mis clientes. Toda esta experiencia me ha servido mucho, por este
motivo he querido compartir estas pautas contigo. Obviamente también quiero serte
sincero, y decirte que superar la ansiedad es un camino; un proceso que lleva su tiempo
y que es aconsejable realizar con un profesional de la terapia. Como en otros aspectos
de la vida, soluciones mágicas no existen.
Las recomendaciones que vas a encontrar en este manual sobre como manejar la
ansiedad pretenden ser una guía orientativa, pero en ningún caso sustituir la terapia que
es recomendable en estos casos. Por la misma razón, esta guía tampoco pretende ser
un sustitutivo de las visitas médicas ni de la medicación recetada en los casos que haya
sido prescrita.
Espero disfrutes de este manual y del conocimiento que lleva consigo. Siéntete libre de
compartirlo con otras personas, qué como tú, sabes que sufren de problemas de
ansiedad y que necesitan ayuda.
¿Qué es la ansiedad?
Para empezar me gustaría aclarar dos conceptos clave; el primero es que a partir de este
momento hablaré de estrés y ansiedad con el único término de ansiedad. Aunque son
dos palabras que guardan algunas pequeñas diferencias entre sí, la verdad es que los
síntomas asociados a ellos son muy similares, y por tanto la línea que los separa es muy
delgada.
El segundo aspecto a tener en cuenta es que debemos abandonar la idea que la ansiedad
es mala como tal, pues todo depende de su grado. Existe una ansiedad saludable y otra
que no lo es, y es aquí donde debemos poner atención.
Cada vez hay más personas que sufren de problemas de ansiedad; se estima que 1 de
cada 14 personas en el mundo sufrirá algún trastorno de ansiedad en su vida.
Los motivos por los que una persona sufre ansiedad son diversos y diferentes según cada
individuo, pues depende de la conjunción de una serie de factores. Dentro de estos
factores podemos destacar la historia personal, es decir las experiencias que ha pasado
y el entorno familiar donde ha crecido una persona; un factor biológico, condicionado
por la herencia biológica y la genética de cada individuo, y finalmente un aspecto social,
influenciado por la sociedad en la que vivimos.
A continuación comentaré este último aspecto, pues mientras que el aspecto biológico
y el familiar son factores individuales (pues es prácticamente imposible encontrar dos
casos idénticos), el social es un aspecto colectivo, donde podemos encontrar
denominadores comunes en nuestra sociedad que inciden en los niveles de ansiedad.
Es una realidad que vivimos en una sociedad muy demandante, y uno de los factores
clave para entender esa exigencia es la evolución de las nuevas tecnologías. El desarrollo
tecnológico de los últimos tiempos ha permitido que cada vez dispongamos de una
mayor selección de opciones a nuestro alcance. Este amplio abanico de posibilidades en
todos los ámbitos de nuestra vida, aunque supuestamente nos debería aportar un
mayor grado de libertad, lo que hace es limitar nuestro grado de satisfacción y
acrecentar nuestra ansiedad. Con frecuencia cuando escogemos, no nos sentimos
satisfechos con nuestra elección, pues pensamos que podríamos haber escogido una
opción mejor; de esta forma nos culpabilizamos y castigamos creando en nosotros unas
expectativas de perfección difícilmente alcanzables.
Así mismo disponer de multitud de opciones muchas veces nos deja en la inmovilidad,
al no saber cual de ellas escoger. De esta forma desarrollamos en nosotros un crítico
interno muy severo, que no nos permite el error, y dicha presión por no fallar es uno de
los principales motivos que nos conduce a sufrir problemas de ansiedad.
Otro de los factores que ha contribuido al aumento de los casos de ansiedad como
consecuencia del desarrollo tecnológico es la impaciencia. Cada vez es más fácil obtener
aquello que deseamos con el menor esfuerzo posible, sin embargo esta facilidad
provoca que nuestra tolerancia a la frustración se reduzca, y que valores como la
paciencia o la constancia hayan desaparecido prácticamente de nuestro vocabulario,
mientras que estados como la ansiedad hayan aumentado.
El gran número de estímulos que recibimos cada día, la gran diversidad de opciones
ofrecidas en todos los sectores de nuestra vida, la facilidad con la que actualmente
conseguimos satisfacer nuestras demandas y una baja tolerancia a la frustración, son sin
duda factores que han contribuido a un aumento de la ansiedad en nuestra sociedad.
No obstante, y como he dicho anteriormente, debemos distinguir entre una ansiedad
saludable y otra que no lo es. La ansiedad saludable es aquella que nos permite estar
motivados ante los cambios constantes que se producen a nuestro alrededor.
Por ejemplo un cierto grado de ansiedad es aquel que nos permite estar alerta y
enfocados a la hora de preparar un examen. La ansiedad saludable también es aquella
que nos pone en aviso ante posibles peligros, para que así nuestro cuerpo pueda
responder a la amenaza percibida; por ejemplo si ahora entrase un tigre en la habitación,
nuestro cuerpo se pondría en alerta y concentraría todos los recursos disponibles para
huir del peligro.
Sin embargo cuando estos niveles de ansiedad se elevan a un grado en que nos
paralizan, apareciendo toda una serie de manifestaciones a nivel físico, mental y
fisiológico, entonces estaríamos hablando de lo que denominamos como ansiedad no
saludable. A diferencia de la saludable, este tipo de ansiedad se focaliza en peligros que
no se encuentran en nuestra realidad presente, sino que son anticipaciones que
nosotros realizamos de un hipotético escenario futuro; por tanto su origen se encuentra
en nuestros pensamientos. Lamentablemente nuestro cerebro aún no es capaz de
distinguir si estamos ante una amenaza real, o bien si es una amenaza que procede de
nuestra mente, por lo que la reacción del organismo es la misma, movilizando en ambos
casos la energía para enfrentar el peligro.
Obviamente nuestro cuerpo no está diseñado para vivir en una situación de tensión y
alerta constante, por lo que permanecer en un estado de ansiedad durante un largo
periodo de tiempo desgasta enormemente nuestro organismo y debilita nuestras
defensas, lo que nos hace más vulnerable a contraer enfermedades.
La ansiedad no saludable tiene graves repercusiones en nuestra vida; falta de
concentración en el trabajo, problemas de insomnio, trastornos intestinales, dolores
cervicales y musculares, miedos y tantos otros síntomas que nos dificultan nuestra vida
diaria. Si no ponemos atención en estos síntomas y dejamos que perduren en el tiempo,
pueden derivar en problemas más graves de salud como insuficiencia cardíaca,
depresión, diabetes o úlceras estomacales, por mencionar algunos de ellos.
Pautas para superar los estados de estrés y ansiedad
A continuación expongo algunas pautas y recomendaciones para ayudarte a superar los
estados de estrés y ansiedad.
1. Entiende tu ansiedad. Para mi es la pauta más importante, debes entender que
la ansiedad no es una enfermedad provocada por un virus, sino que en la mayoría
de casos es un síntoma de un desequilibrio emocional que estás viviendo. Los
orígenes pueden ser varios; necesidades que no te permites expresar y callas,
algún ámbito de tu vida con el que no estás satisfecho, o bien emociones
reprimidas; sea cual sea es tu responsabilidad averiguarlo. Piensa que la
ansiedad es un mensaje que te envía tu cuerpo para decirte que hay algo que no
funciona en tu vida. Imagínate la ansiedad como el indicador de gasolina del
tablero de un coche, el cual te indica que se te acaba la gasolina y que por tanto
deberías buscar una gasolinera para repostar. Al igual que este indicador, la
ansiedad es una señal informativa, un síntoma, pero es no la causa de tu
malestar.

“La ansiedad es insatisfacción condensada. Descubre lo que te prohíbes


satisfacer y házlo” Alejandro Jodorowsky

2. Permite equivocarte. Como he comentado anteriormente, nuestra búsqueda de


perfección y el no permitirnos un margen de error es uno de los principales
factores que contribuyen a aumentar nuestros niveles de ansiedad. Cuantas
veces no actuamos por miedos, o porque no nos sentimos lo suficientemente
preparados, posponiendo aquello que deseamos conseguir. Estas limitaciones
nos llevan a dudar ante la toma decisiones y nos inhabilitan para alcanzar
nuestras metas, lo que nos genera insatisfacción y ansiedad.
Recuerda que tienes el derecho a equivocarte, por este motivo la próxima vez
que pruebes a hacer algo nuevo, date espacio para el error, pues solo así
conseguirás aprender de la experiencia.

“Cualquier cosa que valga la pena hacer, vale la pena hacerlo mal la primera vez”
G.K. Chesterton

3. Aprende a perdonarte. Anteriormente he comentado el efecto que nuestro


crítico interno tiene en nuestros niveles de ansiedad. El crítico interno es aquella
voz que nos enjuicia constantemente, nos ordena y prohíbe, buscando la
perfección en nuestras acciones. Todos tenemos un ideal del yo, aquella imagen
que queremos dar al mundo, la cual creemos que si no cumplimos no seremos
aceptados por el resto de personas. De esta forma nuestro crítico interno nos
exige que seamos de una forma determinada para agradar y ser aceptados. Esta
tarea consume una gran cantidad de energía y nos genera ansiedad, pues nunca
llegamos a estar a la altura de las demandas de nuestro juez interno.

En consecuencia, no solo es importante conocer el mensaje que nos transmite


nuestra voz crítica, sino también la forma cómo nos lo dice. La manera en que
somos tratados por nuestro crítico interno es un claro reflejo de como nos
tratamos y respetamos a nosotros mismos.

En este sentido, y con el objetivo de reducir nuestra ansiedad, debemos empezar


a tratarnos con respecto, apoyándonos y dándonos ánimos para tirar hacia
delante, así como perdonándonos por nuestros errores. Si somos empáticos con
otras personas, ¿por qué no empezar a serlo con nosotros mismos?, y así darnos
el perdón que tanto merecemos.

“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio
bienestar” Dalai Lama

4. Busca el significado en tu vida. Para estar en paz con nosotros mismos, y reducir
nuestros niveles de ansiedad, es importante conocer el propósito de nuestra
vida, estableciendo retos y metas que nos impulsen a ir hacía delante. En virtud
de ello, es importante que los logros que consigamos estén relacionados con
aquello que otras personas necesitan. Dar amor y sentir que otras personas nos
necesitan, y se benefician de nuestros actos es fundamental para sentirnos
plenos.

“A las personas que creen que no hay nada más por lo que vivir, y nada más que
esperar de la vida, la cuestión es hacer ver a esas personas que la vida sigue
esperando algo de ellos” Victor Frankel
5. Guarda un espacio diario para ti mismo. Dentro del ritmo acelerado en el que
vivimos y en la cultura del “tener que hacer” es importante abrir un espacio, a
ser posible diario, dedicado a nuestra persona, para así simplemente dejarnos
ser. Este tiempo lo podemos invertir en hacer algo con lo que realmente
disfrutemos, sin tener que estar conectados con las exigencias que surgen de
nuestra mente. Las actividades son muy variadas y particulares; puede ser
practicar ejercicio físico, la lectura, la música o el arte, entre otros. En la sociedad
demandante en la que vivimos, dejarnos un espacio personal es básico para
recuperar la energía y recargar pilas, lo que nos ayudará a reducir nuestra
ansiedad.

“Deja que la mente se calme y el corazón se abra entonces todo será muy
diferente” Anónimo

6. Expresa tus necesidades. Uno de los principales orígenes de los problemas de


ansiedad es la dificultad de algunas personas para expresar sus necesidades, así
como su imposibilidad de poner límites ante las exigencias externas. Los miedos
a no ser aceptados y al juicio externo provocan que estas personas prioricen las
demandas externas a sus propias necesidades.

Si éste es tu caso, es importante que entrenes una comunicación asertiva,


mediante la cual expreses de forma directa, honesta y respetuosa lo que piensas,
sientes o deseas ante el resto de personas.

La asertividad es una habilidad fundamental para romper con la sensación de


tener que cumplir siempre con las exigencias externas, mientras dejas las tuyas
en segundo plano.

“Si quieres ser respetado por los demás lo mejor es respetarte a ti mismo. Sólo
por eso, sólo por el propio respeto que te tengas, inspirarás a los otros a
respetarte” Fedor Dostoievski

7. Optimiza tu tiempo. Las prisas y la mala gestión de nuestro tiempo son otros de
los principales motivos que influyen en nuestros niveles de ansiedad. Una
eficiente gestión de nuestro tiempo se traduce en llevar una agenda que se
corresponda con la realidad personal de cada uno. Es recomendable que seamos
coherentes con el número de actividades que podemos realizar en un día. Por
este motivo debemos aprender a priorizar, posponer y delegar, según cada caso.
Es importante comprender que no es aconsejable acelerarse, pues la rapidez no
convierte nuestras acciones en más eficaces, sino que el resultado final suele ser
el opuesto.
“Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas, es la persona que
logra que otros lo hagan” Ronald Reagan

8. Lleva unos hábitos de vida saludables. Cuando hablamos de hábitos de vida


saludables nos referimos a aspectos como llevar una dieta regular y saludable,
realizar ejercicio físico de 2 a 3 veces por semana y dormir las horas necesarias.
Todos estos factores tienen una gran influencia en nuestro estado emocional y
físico; no cumplir con estos hábitos puede favorecer de forma significativa el
aumento de nuestros niveles de ansiedad.

“Aquellos que piensan que no tienen tiempo para una alimentación saludable
tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad” Edward Stanley

9. Procura ocuparte y no preocuparte. Las preocupaciones excesivas respecto a


temas futuros, sobre los cuales no tenemos el control, suelen ser uno de los
principales orígenes de la ansiedad. Plantéate si tienes algún tipo de control
sobre la situación, y si puedes hacer algo en tu presente para solucionar o
encauzar aquello que te preocupa. Si éste no es el caso, y tu preocupación se
sustenta en inseguridades sobre aquello que vendrá, o en tus deseos de
controlar un futuro incierto, acepta que a veces es necesario tener paciencia y
aprender a sostener la incertidumbre respecto aquello que nos depara la vida.

"A cada día le bastan sus temores, y no hay porqué anticipar los de mañana"
Charles Péguy

10. Mírate la situación con perspectiva y deja entrar el humor en tu vida. En la


mayoría de ocasiones, aquellas situaciones que nos provocan ansiedad no son
tan tremendas ni tan graves cuando suceden, como nos habíamos imaginado
previamente. De esta forma toma distancia de la situación y plantéate si
realmente aquello que te preocupa es un tema tan importante en tu vida.
Pregúntate qué es lo peor que puede pasarte, y si así fuese como te sentirías.
Intenta ver la situación con algo de humor y ríete de ella y de ti mismo, si es
preciso.

Si observas la situación con humor, sin darle mucha relevancia al tema,


seguramente te darás cuenta que no es el fin del mundo, y que seguramente es
una preocupación que no requiere de tanta energía, ni tanto tiempo como el que
le estás dedicando. Piensa que en un gran número de ocasiones somos nosotros
mismos, quien a través de darle vueltas y más vueltas al tema, hacemos una
montaña de un grano de arena, provocándonos un mayor grado de ansiedad.

“No tomes la vida demasiado en serio, nunca saldrás vivo de ella” Elbert Hubbard
11. Supera tus miedos. Una de las principales situaciones que desencadena la
ansiedad es el miedo. El miedo como emoción es saludable, pues nos permite
ser precavidos para así evitar situaciones susceptibles de causarnos algún daño.
No obstante cuando este miedo se extiende a circunstancias en las que no existe
un peligro real, es cuando esta emoción se transforma en un obstáculo,
limitando en nuestra vida.

“Quien tiene miedo sin peligro, se inventa el peligro para justificar su miedo”
Alain

Un ejemplo de lo que acabo de comentar es la ansiedad social. La ansiedad social


se origina por una serie de miedos relacionados con nuestra facultad de
relacionarnos con el mundo; miedo a hablar en público, miedo a pedir o
preguntar, miedo a los acontecimientos sociales… Estos miedos en su punto
crítico pueden derivar en trastornos más graves como la agorafobia.

Cuando aparecen este tipo de miedos, nuestra reacción suele ser evitar las
situaciones susceptibles de generarnos ansiedad. Aunque esta actitud nos
aporta calma en un primer momento, con el tiempo se convierte en una trampa,
generando el denominado “miedo al miedo”, es decir que ya no tenemos miedo
a la situación en sí, sino a las reacciones de ansiedad que creemos van a
desatarse cuando enfrentemos la situación temida.

Progresivamente esta actitud de evitación nos conduce a la restricción de


nuestra libertad personal, y acaba perjudicando seriamente nuestra autoestima.
Si te reconoces evitando situaciones por miedo a tu ansiedad, debes tener claro
que la única forma de vencer tus miedos es enfrentándote a ellos. Piensa que
aquello que tanto temes, raramente se convierte en una realidad en el futuro.

La imaginación siempre nos lleva al peor de los escenarios, en consecuencia si te


atreves a enfrentarte a la situación temida, te darás cuenta que al final no es tan
terrible como tu imaginabas. Adoptar una actitud de confrontación te ayudará a
ir superando tus temores poco a poco, a ganar confianza en tus habilidades y a
aumentar tu autoestima. Si crees que no puedes enfrentarte a tus miedos solo,
pide ayuda. En este sentido la terapia puede ayudarte a superar tus miedos y a
recuperar tu libertad personal.

“La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio” Antoine de Saint-Exupery


12. Toma conciencia de tus pensamientos. La ansiedad viene originada porque
ponemos nuestro miedo ante una situación futura, y por tanto ficticia, en un
presente real. Nuestro pensamiento quiere controlar y anticipar un futuro
incontrolable e incierto, pues aún no existe. La sensación de ansiedad se
intensifica por los pensamientos sobre el futuro que la van alimentando. Para
ello es importante no dejarnos llevar por las fantasías futuras y tomar conciencia
de nuestros pensamientos.

De acuerdo con lo comentado, es importante que tomes nota de tus


pensamientos y de cómo estos te hacen sentir. Puedes llevar un “diario de
pensamientos” en el que escribas durante un par de semanas aquellos
pensamientos que asocias a tus estados de ansiedad, así como las sensaciones y
emociones que se derivan de estos pensamientos. Una vez anotados, plantéate
cómo de reales son estos pensamientos y qué alternativas de pensamiento
tienes ante ellos.

Así mismo, si sientes dificultad para desengancharte de tus pensamientos


futuros, una de las vías más eficientes para romper con esa tendencia es la
focalización en el momento presente. Una de las formas para traer nuestra
atención al presente es a través de la toma de conciencia de la respiración y del
cuerpo. Para ello puedes utilizar diversas técnicas como el mindfulness o la
meditación.

“Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos.


Con nuestros pensamientos construimos el mundo” Buddha
Pautas para superar un ataque de pánico

A continuación voy a hablar sobre las crisis de ansiedad, también denominadas


como ataques de pánico, y os daré algunas pautas sobre como poder
enfrentarlas.

La sintomatología de una crisis de ansiedad es variable según cada persona, pero


se considera que se ha vivido una crisis de ansiedad cuando se producen cuatro
o más de los siguientes síntomas:

Sensación de ahogo y respiración rápida.


Presión en el pecho.
Miedo muy intenso relacionado con la idea de poder volverse loco o poder morir.
Temblores, sudoración y escalofríos.
Ritmo cardíaco elevado.
Sensación de mareo.
Sensación de entumecimiento u hormigueo.
Molestias digestivas y náuseas.
Sensación de irrealidad.

Los motivos por los que puede aparecer una crisis de ansiedad pueden ser físicos,
como los relacionados con el consumo de drogas, o bien mentales, originados
por un trastorno como la agorafobia, no obstante la mayoría de casos suelen
tener su origen en un desequilibrio emocional.

“La ansiedad, la depresión, los ataques de pánico, no son signos de debilidad, son
signos de haber tratado de permanecer fuerte por mucho tiempo" Anónimo

Si has pasado por un ataque de ansiedad, sabrás lo angustioso y desagradable


que es esa experiencia, por este motivo, y para evitar llegar a ese punto, a
continuación te planteo unas pautas que pueden ayudarte cuando sientas que
la ansiedad te invade.

1. Cambia tu actitud. La actitud con la que solemos enfrentar un ataque de


pánico es desde la resistencia a sentir la ansiedad. Empezamos así una lucha,
que difícilmente ganaremos, pues como más queremos resistirnos a no sentir
sus síntomas, mayor es nuestro nivel de ansiedad. De modo que es
importante tomar conciencia de qué nos sucede en el momento que nos
invade la ansiedad y como reaccionamos ante ella. Seguramente te darás
cuenta que reaccionas queriendo controlar la situación, buscando porqués,
culpabilizándote… en definitiva negándote a aceptar lo que te está pasando.
Ante esta situación intenta adoptar una actitud de escucha y permite que la
ansiedad se quede contigo, para ello simplemente déjate fluir con la
sensación en el aquí y ahora.
Es importante que paralelamente a tu actitud de no lucha, también
encuentres pensamientos que te ayuden a aceptar la ansiedad, como pueden
ser:

“la ansiedad no es mala”, “si no lucho, la ansiedad disminuirá de aquí a poco”,


“me dejo fluir, sin controlar”, “no pasa nada por expresar lo que me está
pasando”, “no le pasa nada malo a mi cuerpo”, “mi salud está bien, es solo
ansiedad”, “la ansiedad es desagradable pero no es peligrosa”…

2. Focalízate en la respiración. Una vez adoptes una actitud de aceptación y no


resistencia, prueba a localizar donde sientes la ansiedad en tu cuerpo. Pon la
mano en esa zona y contacta con tu respiración. Cuenta hasta 6 en cada
inspiración, 3 en el momento de pausa y 9 en el momento de soltar el aire.
Recuerda de llevar tu respiración hasta el abdomen. Si sientes que tus
pensamientos quieren tomar el control, vuelve a focalizar tu atención en la
respiración y sigue con el ejercicio.

3. No te avergüences de tu ansiedad. Es común que cuando sentimos que la


ansiedad nos invade reaccionemos queriéndola ocultar, para así evitar que
las personas de alrededor se den cuenta de aquello que nos pasa. Creemos
erróneamente que si nos atrevemos a expresar abiertamente nuestro
malestar, vamos a parecer débiles y en consecuencia vamos a ser rechazados
por el resto de personas. Sin embargo con esta actitud de reprimir aquello
que sentimos, lo único que conseguimos es que la ansiedad aumente.

Poder expresar aquello que te sucede al resto de personas te ayudará a


reducir tus niveles de ansiedad. Debes tener claro que la ansiedad no es algo
malo de lo que debas avergonzarte, ni tampoco es síntoma de debilidad.
Piensa que muchas personas sufren de problemas de ansiedad, o bien si no
es así, conocen algún amigo o familiar que los sufre, por tanto seguramente
encontrarás más apoyo y comprensión por parte del resto de personas de lo
que imaginas.

4. Mentalízate que la ansiedad no es peligrosa. Las sensaciones desagradables


que sientes ante la ansiedad, no son más que una exageración de las
reacciones corporales ante los estados de estrés. Aunque desagradable
piensa que la ansiedad no es peligrosa, no vas a morir ni a perder el control,
ni tampoco sufres de ninguna enfermedad grave como un ataque al corazón.
Como he comentado anteriormente, debes adoptar una actitud de no lucha
ante la ansiedad, para así centrarte en aceptar la sensación por desagradable
que sea. Ten en cuenta que su intensidad se reducirá al cabo de un rato si la
dejas quedarse contigo.

5. Busca alternativas y no te presiones. Uno de los principales motivos que


intensifican las crisis de ansiedad son el tipo de pensamiento que tenemos.
Por ejemplo imaginemos que nuestra ansiedad se dispara cuando estamos
en sitios cerrados, por ejemplo un cine. Cuando nos encontramos ante esa
situación, es normal que aparezcan pensamientos del siguiente tipo: “no
puedo salir de aquí”, “tengo que estar sentado hasta que la película acabe”,
“no puedo moverme”… este tipo de pensamiento es combustible para tu
ansiedad, y lo único que hace es contribuir a aumentarla y que te sientas
peor. En consecuencia, antes de ir al cine, puedes plantearte alternativas a
estos pensamientos, del tipo: “Si me siento mal puedo levantarme y salir
fuera”, “a nadie le va importar si me levanto”, “tengo la libertad de moverme
si quiero”, etc…

Es importante que encuentres una vía de pensamiento que te funcione como


salvavidas en estas situaciones, aliviando la presión que te impones a ti
mismo, pues esta actitud contribuirá a reducir tus niveles de ansiedad.
Para terminar quiero comentar un par de aspectos respecto al tema de la
medicación prescrita para la ansiedad.

En primer lugar decir que es muy importante no automedicarse con los


fármacos destinados a reducir la ansiedad. Este tipo de fármacos únicamente
deben ser prescritos y supervisados por el profesional médico. El motivo es
que suelen ser medicaciones fuertes y mal utilizadas pueden generar
problemas de dependencia en el futuro.

En segundo lugar que aunque la medicación puede ser una muleta que nos
ayude a reducir los síntomas de la ansiedad, no es ninguna cura para ella. La
utilización de este tipo de fármacos debe limitarse a un periodo corto de
tiempo. Como he comentado al principio de esta guía la ansiedad es un
síntoma, pero no el origen de nuestro malestar.

Espero que esta guía orientativa te ayude a gestionar mejor tu ansiedad. No


obstante, en caso que necesites apoyo para superar tus problemas de
ansiedad, la terapia es el recurso que te ayudará a recuperar tu equilibrio
emocional y tu bienestar. Para ello estoy a tu disposición.

Puedes ponerte en contacto conmigo en el teléfono 645 368 714 (llamada


o whatsapp) o bien en el mail [email protected] y te atenderé con la
mayor brevedad posible.

Un fuerte abrazo.

Leslie
Psicoterapia Gestalt, Life Coaching e Inteligencia Emocional en Barcelona

Terapia Gestalt Vivir Mejor


www. ansiedad.barcelona

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