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Este documento discute los aspectos difíciles entre la Luna y Venus en la carta astral de una mujer, como la oposición y la cuadratura. Estos aspectos indican un conflicto interno entre lo maternal (Luna) y lo erótico (Venus). Este conflicto se origina a menudo en el modelo transmitido por la madre, quien puede reprimir su lado Venusino, generando celos e intentos de sabotear el despertar erótico de su hija. El reto para la mujer es conciliar estos dos lados opuestos de su feminidad.
Este documento discute los aspectos difíciles entre la Luna y Venus en la carta astral de una mujer, como la oposición y la cuadratura. Estos aspectos indican un conflicto interno entre lo maternal (Luna) y lo erótico (Venus). Este conflicto se origina a menudo en el modelo transmitido por la madre, quien puede reprimir su lado Venusino, generando celos e intentos de sabotear el despertar erótico de su hija. El reto para la mujer es conciliar estos dos lados opuestos de su feminidad.
Este documento discute los aspectos difíciles entre la Luna y Venus en la carta astral de una mujer, como la oposición y la cuadratura. Estos aspectos indican un conflicto interno entre lo maternal (Luna) y lo erótico (Venus). Este conflicto se origina a menudo en el modelo transmitido por la madre, quien puede reprimir su lado Venusino, generando celos e intentos de sabotear el despertar erótico de su hija. El reto para la mujer es conciliar estos dos lados opuestos de su feminidad.
Ciertos aspectos entre la Luna y Venus en la carta de una mujer,
(en particular la oposición y la cuadratura) indican un conflicto interno entre lo maternal (Luna) y lo erótico (Venus).
Son aspectos difíciles en cuanto al amor y las relaciones, porque
la necesidad de seguridad y afecto está en conflicto con los valores personales y eróticos; y a menudo se tiene la profunda e incómoda sensación de que uno debe escoger entre ambos o debe de oscilar entre ellos.
La Luna está relacionada con la herencia materna.
Un aspecto difícil con Venus implica un conflicto entre estos dos lados de la propia naturaleza femenina en la madre. Si se nos da un modelo así, al principio no veremos cómo se pueden reconciliar estos opuestos y terminaremos por decantarnos por uno y negar el otro.
En los hombres este contacto tiende a escindir lo femenino en 2
opuestos: las mujeres que son apropiadas para llevar la casa y tener hijos, y las que son buenas para llevarse a la cama.
En las mujeres el problema es el mismo pero la escisión se da a
nivel interno en vez de proyectarse en la pareja.
Cuando estos dos niveles de la feminidad, lo maternal y lo
erótico, están enfrentados, la reacción inmediata que tiene la hija no es la de intentar la integración ya que la tensión entre ambos se da por supuesta al ser transmitida por la madre.
El reto de esta posición astral está en conciliar estos dos opuestos.
Los patrones que la madre envía a la hija sobre la esencia de la feminidad suelen estar muy radicalizados; o bien debe ser un ser emocional, maternal y afectuoso o bien una perpetua cortesana siempre frívola, seductora y coqueta.
Es corriente que frente a estas amenazas veladas por parte de la
madre, la hija reaccione con un comportamiento auto-lesivo de cara a su propio cuerpo como la bulimia o la anorexia. El sabotaje de la autoconfianza erótica de la hija (Venus) por parte de la madre (Luna) es uno de los ingredientes básicos de la escisión que vengo de describir.
Si una madre reprime su lado venusino (sobre todo si este es
poderoso), como manda la tradición, en favor de la estabilidad de su familia y de la seguridad afectiva que le aporta su hogar, casi con toda “seguridad” se sentirá celosa cuando su hija llegue a la adolescencia.
Entonces la madre se convierte en la “bruja mala” celosa de “la
joven blancanieves” y trata de adormecer el despertar erótico de la hija lanzando sutiles “manzanas envenenadas”.
Es por eso que los contactos Luna-Venus sugieren una rivalidad
inconsciente entre madre e hija.
Entonces suelen ocurrir dos cosas, o la hija trata de evadirse de la
madre y se identifica con el Venus reprimido de esta relacionándose con los hombres de forma erótica e intelectual y acabando enredada en triángulos y relaciones con hombres casados, llevando la batalla materna a su vida afectiva adulta a través de la competencia erótica con otras mujeres, o bien es la joven la que suprime su propia dimensión erótica para salirse de la línea de fuego y acaba en el lado contrario; elige un hombre que la aprecie por sus cualidades afectivo-maternas (Luna) y acaba polarizando tanto la relación que su marido termina por buscar el nivel erótico en una amante-rival (Venus)
La imagen del principio femenino lleva siglos escindida entre la
Venus-Eva gozosa y pecadora, y la madre virgen sacrificada y purísima.
Pese a que la imagen colectiva de lo femenino está cambiando,
todavía se tienen que enfrentar demasiado a menudo con el desafío de unir a Venus y a la Luna.
Los contactos Luna-Venus plantean el reto de como combinar
estas dos facetas de lo femenino porque se poseen ambas en igual medida, y es necesario vivirlas a las dos.
Para una persona en cuya carta ambos símbolos astrológicos
formen un aspecto potente, este reto será de vital importancia en su vida.