____________________________________________Contextos (re)creativos en la era digital.

ESCRIBIR/LEER: CONTEXTOS (RE)CREATIVOS EN LA ERA DIGITAL.

Berta Rubio Faus
Hermeneia

Puesto que la escritura no nos ha vuelto ignorantes como predicaba Sócrates1,

parece obvio pensar que tampoco el ordenador, y demás dispositivos digitales,
vayan a volvernos analfabetos, a pesar de las prédicas alarmistas de muchos
tecnofóbicos2.

Es innegable que, como dice Jorge Urrutia, la aparición de distintos soportes de

escritura y lectura, viene modificando, modifica y modificará, no sólo la forma
física de las literaturas sino su esencia misma 3; de ello son testigo las
variaciones que sufrió la literatura oral con el paso a la literatura escrita y,
desde el advenimiento de ésta, los distintos cambios que han ido en gran parte
subyugados a los soportes de creación y distribución textuales:

“Una tablilla de barro escrita en caracteres cuneiformes no puede encerrar más

que un número limitado de líneas. Los rollos de papiro obligan a dividir las
obras en partes de longitud prevista. Cada entrega de una novela que a través

1
Paradójicamente, gracias a la constancia escrita que, de los diálogos de Sócrates, dejó
Platón, podemos conocer, hoy, el carácter ágrafo del maestro que citando el mito de Teut,
inventor de la escritura, dice que ésta no convertirá a los hombres en más sabios, sino en
ignorantes con apariencia de sabios. Platón, Fedro o de la belleza, versión de Patricio de
Azcárate, Madrid 1871. http://www.filosofia.org/cla/pla/azc02261.htm (consultado el 5/11/2010).
2
Si bien es verdad, como apunta Mercedes Álvarez Moreno, que “las voces en contra (de lo
digital) no resuenan ya tan alto como antes, sí es cierto que (se percibe) un cierto rechazo
implícito, encubierto en forma de “retraso” de las Humanidades respecto a las demás
disciplinas”. Mercedes Álvarez Moreno, “Enseñar en la cibercultura: competencia digital,
videojuegos, recursos abiertos y otras reflexiones” en IV Congreso de la Cibersociedad. Crisis
analógica, futuro digital.
http://www.cibersociedad.net/congres2009/es/coms/ensenar--en-la-cibercultura-competencia-
digital-videojuegos-recursos-abiertos-y-otras-reflexiones/813/
(Consultado el 5/11/2010).
3
Jorge Urrutia, “Tecnología de la literatura”, en: AA.VV: Teoría y análisis de los discursos
literarios. Estudios en homenaje al profesor Ricardo Senabre Sempere. Universidad de
Salamanca: Salamanca, 2009, págs. 451-457.

1
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de ellas se publique debe corresponderse con un capítulo y ocupar dieciséis

páginas. [...] Y es que una obra literaria es primeramente un objeto y no un solo
objeto lingüístico”4.

A pesar de la desazón que pueda provocar en los espíritus más románticos

esta desmitificación de lo literario, las consideraciones de Urrutia dan cuenta de
que muchos de los cambios fundamentales de la literatura han ido
intrínsecamente ligados a cambios tecnológicos de los soportes literarios, algo
que también se apunta en el artículo de The Atlantic, “10 reading revolutions
before e-books”5, en el que se ilustra como los cambios en las tecnologías de la
literatura, no sólo provocan cambios en la literatura misma sino también, a
medio o largo plazo, cambios culturales en las sociedades que las generan y
consumen.

Resulta evidente, pues, que son muchos los cambios en los soportes
documentales que han afectado la producción y recepción de los textos
literarios (eso es a las historias de las escrituras y las lecturas), por lo que se
deduce, también, que los nuevos soportes digitales comportarán (como
empiezan a comportar ya) cambios más que sustanciales en la literatura que
conocemos. Sin embargo, podemos ver cómo, a lo largo de los tiempos, esta
“afectación”, a pesar de lo que se haya pensado al principio de las distintas
“revoluciones”6, no ha sido hasta ahora negativa ni ha ido en detrimento del

4
Jorge Urrutia, op.cit, pág. 454.
5
The Atlantinc, 25 de agosto de 2010.
http://www.theatlantic.com/technology/archive/2010/08/10-reading-revolutions-before-e-
books/62004/ (Consultado el 5/11/10)
6
Como recuerda Octavio Kulesz: “En 1474, los copistas de Génova organizaron un boicot
contra la imprenta, ese peligroso invento traído de Alemania. En un intento sin precedentes, el
poderoso gremio solicitó la expulsión de los imprenteros. Pero el Senado intervino
oportunamente para anular la acusación, reconociendo que la nueva técnica tenía un efecto
positivo en la sociedad”.
Octavio Kulesz, “EL FUTURO DIGITAL DEL LIBRO. ¿Ya nunca me verás como me vieras?”,
Diario Perfil, 29 de noviembre de 2009.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0422/articulo.php?art=18385&ed=0422 (Consultado el
5/11/2010).

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conocimiento, sino más bien al contrario, como se desprende de la evolución,

al menos en el campo científico y de las letras, de nuestras sociedades7.

… “Querida, vivimos en una época de cambios”, dicen que susurró Adán a Eva
al ser expulsados del Paraíso. Manteniéndonos en el diálogo alegórico, se
desconoce, sin embargo, cuál fue la respuesta de Eva. ¿Se quedaría
bloqueada ante la puerta del Edén negándose a emprender la aventura de lo
desconocido (ergo, la aventura del conocimiento), o se lanzaría emocionada a
la conquista del saber? El caso es que, desconfiados o atrevidos, fueron
catapultados a un cambio del que, visto en perspectiva (y manteniendo el pacto
de ficción), no cabe sino alegrarse; un poco como suelen suceder todos los
cambios a los que nos vemos abocados8. Y es que la Historia de la Humanidad
y sus historias subyacentes (las de las culturas y, por consiguiente, las de las
literaturas), son historias de cambios y transiciones continuas a menudo ligadas
con evoluciones de carácter tecnológico que, grosso modo, nos han conducido
a un mundo más diverso, plural, cognitivamente rico e interesante.

Dicho esto, ¿por qué nos asusta un cambio de soporte textual que parece
apuntar a una mayor apertura del objeto literario, gracias a la facilidad de
transmisión y a la multiplicidad de códigos que puede encerrar?

7
Si hacemos caso a Cassany, “la invención de la escritura hace 3.000 años ensanchó las
prestaciones del habla y supuso avances incuestionables en el devenir humano”, por lo que, si
“el advenimiento del entorno digital en el uso de la escritura está cambiando de manera
profunda las prácticas comunicativas en los planos pragmático, discursivo y procesual”, es
difícil no imaginar que ello no vaya a tener interesantes efectos evolutivos.
Daniel Cassany, “De lo analógico a lo digital. El futuro de la enseñanza de la composición”, en
Lectura y Vida. Revista latinoamericana de lectura. Año XXI, nº2. Junio 2000. Págs 2-11.
8 “
El cerebro muestra una gran capacidad de adaptación, mucho más rápida que la voluntad
que revelan sus respectivos dueños. Un adagio de los científicos que trabajan sobre la
inteligencia social dice que el ser humano se resiste a los cambios, pero que se adapta
fácilmente a ellos. Lo que en principio nos cuesta, acaba por no resultarnos tan incómodo.
Habrá generaciones que no necesiten tal adaptación porque tendrán el hábito desde siempre”.
José Antonio Vázquez , “Nuevos hábitos de lectura. Lectura en pantallas”, en dosdoce.com
(http://www.dosdoce.com/articulo/opinion/3516/nuevos-habitos-de-lectura-lectura-en-pantallas/
-Consultado el 5/11/10)

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La historia de la literatura es y viene siendo una historia de alarmas: la creación

y expansión de la escritura escandalizaba a algunos filósofos que veían con
malos ojos el desprestigio de la memoria que el invento conllevaría, el paso del
rollo al libro tuvo también sus detractores, la aparición de la imprenta encendió
los ánimos de muchos y aún hoy hay autores que aseguran seguir escribiendo
en sus viejas Olivetti porque en pantalla no es lo mismo (¡pues claro que no es
lo mismo, es rematadamente más sencillo!).

Ante la más reciente de las controversias, la generada por el libro digital, nos
preguntamos ¿el libro digital ha puesto la literatura en crisis? ¡Al contrario! Lo
literario no había estado nunca tan de moda. En todo caso, lo que ha entrado
en crisis han sido los cimientos de la industria literaria, no la literatura en sí
misma.

La literatura, sencillamente, encuentra nuevas formas de expresión gracias a

los nuevos soportes en los que puede producirse y transmitirse 9. El tiempo dirá
si estos soportes digitales van a desbancar al papel, aunque es cierto que,
como apunta Bille Gates, “it is worth remembering that paper is only the latest
in a long line of reading "technologies" that were made obsolete each time an
improved solution emerged”10.

Y es que: ¿afectaría negativamente a la literatura la desaparición del papel?

¿Dejó el Cantar del Mío Cid de ser poema cuando del oral quedó fijado a lo
escrito –y por lo tanto quedó modificada su forma originalmente cambiante y su
performance? ¿La poesía deja de ser poesía porque entre en movimiento y se
complemente y enriquezca, tanto a nivel estético como interpretativo, con
sonidos e imágenes y/o manipulaciones que modifiquen/amplifiquen/re-creen el
texto meramente lingüístico?

9
Cómo hubiesen disfrutado Borges, Cocteau o Cortázar con un ordenador en las manos...

10
Bill Gates. “Beyond Gutenberg by Bill Gates” en “The World in 2000”, The Economist Group,
1999. http://www.microsoft.com/presspass/ofnote/11-19billg.mspx (Consultado el 5/11/10)

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Lejos de aceptar que el libro digital pueda, realmente, dejar obsoleto al libro
impreso, muchos son los que alegan que los soportes digitales y las
aplicaciones que permiten (Internet, principalmente), conllevan un descenso de
la lectura entre los jóvenes (a pesar de que las estadísticas indiquen lo
contrario11), o la incapacitación para la concentración en textos no
fragmentarios aunque la realidad es algo más compleja, como apunta José
Antonio Vázquez12:

“Los nuevos hábitos traerán una nueva configuración del pensamiento que no
tiene que ser necesariamente inferior. En las generaciones que han crecido con
los ordenadores se han detectado mayores índices de alfabetización y una
mayor capacidad para el razonamiento complejo. La lectura en Internet ha
resultado ser una gimnasia cerebral en muchos aspectos neurológicos. […] “A
pesar de” Internet, los índices de lectura infantil se han mantenido estables en
estos diez años, incluso han aumentado”.

Y es que los jóvenes leen, y mucho. Quizá más que nunca y mucho más de lo
que nos podemos imaginar, lo que pasa es que leen “otras cosas”, y bastante
más allá del texto lingüístico.

Como se dice en “Comunicación Cultural”13, haciendo una previsión de cómo

será la lectura y el acceso al conocimiento dentro de 10 años:

11
El “índice de hábito lector más elevado se da entre los 14 y 24 años”, como apunta Villar
Areliano en el tríptico “¿Jóvenes y lectura? Algunos interrogantes sobre la lectura en la
adolescencia”.
(http://blog.leer.es/files/2010/09/jovenesylectura.pdf -Consultado el 5/11/10)
12
José Antonio Vázquez , “Nuevos hábitos de lectura. Lectura en pantallas”, en dosdoce.com
(http://www.dosdoce.com/articulo/opinion/3516/nuevos-habitos-de-lectura-lectura-en-pantallas/
-Consultado el 5/11/10)
13
Rápida transformación de los hábitos de lectura y escritura. (16/3/2010)
http://www.comunicacion-cultural.com/2010/03/16/rapida-transformacion-de-los-habitos-de-
lectura-y-escritura/ (Consultado el 5/11/2010)

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“La alfabetización a través de las pantallas será evidente. La Información se

condensará en muchas partes pero en fragmentos pequeños; seremos, pues,
menos pacientes pero localizaremos mejor la información que realmente
necesitemos. […] Sólo las generaciones de más edad seguirán quejándose de
que los jóvenes no saben leer, a pesar de la evidencia de lo contrario: se va
escribir y leer más que nunca. Y si se lee y escribe más que nunca no se corre
peligro de analfabetismo. En 2020 va a crecer una sociedad multi-alfabetizada
que puede comunicarse con facilidad a través de una variedad de medios,
incluyendo el arte y la fotografía, animación, vídeo juegos y simulaciones, así
como el texto y otros códigos, todo integrado, hipervinculado, un potencial
reconocimiento explorativo que cambiará la naturaleza de la lectura e incluso
de las argumentaciones. […] Los lectores leen más en pantallas de lo que
sospechamos. Está teniendo lugar una rápida transformación de los hábitos de
lectura y escritura en la sociedad. Son muchos los argumentos que llegan
desde todo tipo de perfiles lectores como para negar o incluso temer estos
cambios”.

Como apuntábamos al principio de esta comunicación, no parece, pues, que

los soportes digitales vayan a derivar en analfabetismo, sino al contrario,
propiciaran un alfabetismo plural que no puede sino ser enriquecedor y cuyos
efectos se harán notar en todos los campos14.

Después de este complejo pero prometedor panorama, es fácil aseverar que

también la literatura se está modificando y que con ella cambian los roles que
hasta el momento tenía cada uno de los actantes literarios quienes, ahora,
deberán adaptarse a las nuevas reglas de juego. De todos ellos, los más

14
Aunque lo multimodal o multimedia no es característica exclusiva de lo digital (no hay más
que pensar en las miniaturas de los manuscritos medievales o, actualmente, en los numerosos
libros ilustrados dedicados, en su mayor parte, a la infancia), como apunta Cuevas: “La riqueza
de lo digital sobrepasa una mera rivalidad con el libro. El soporte digital, combinado con las
extraordinarias potencialidades del hipertexto, modifica y enriquece la lectura […]”.
Aurora Cuevas, Lectura, alfabetización en información y biblioteca escolar. Gijón. Trea, 2007
http://nuevasformasdelectura.wikispaces.com/file/view/conferencia_aurora_cuevas.pdf

6
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implicados, como mínimo a nivel conceptual, en esta nueva literatura

emergente son, el lector y el autor.

El lector, como se ha visto, gracias a los dispositivos digitales tiene ante sí un

texto multimodal y deberá saber leer los distintos lenguajes de las obras que se
le presenten (de lo que se desprende que el autor, individual o colectivo,
deberá, también, convertirse en autor multimodal e ir más allá del dominio
lingüístico15) pero, más aún, el lector/usuario se convierte también en co-autor
del producto (re-creador) pues, mayoritariamente, gracias al carácter
hipertextual e interactivo que permiten los soportes digitales, él mismo
configura su propio itinerario de lectura y, por lo tanto, es quien da forma
definitiva a la obra.

Dicho de otro modo, como dice Jay David Bolter en su libro, Writing Space, la
literatura electrónica reduce la distancia entre el autor y el lector, que se
convierte él mismo en autor, y modifica la relación de ambos con el texto16.

Ciertamente, la identificación del lector como co-autor o re-creador del texto no

es exclusiva al hipertexto, sin embargo, es en el contexto digital que el autor
queda desdibujado de un modo más explícito (más bien redefinido), ya sea
porque deja de convertirse en el que impone el itinerario de lectura17, ya sea
porque la autoría es colectiva (dada la gran cantidad de medios que entran en
juego), ya sea por las posibles particularidades de cada obra.

En todo caso, como apunta César Coll18:

15
“ El trabajo del creador ya no se limita a las palabras, su conocimiento y uso de la tecnología
es un factor esencial. Si para Aristóteles “el poeta es un imitador” y para Pessoa “el poeta es un
fingidor”, en la literatura electrónica el poeta es un programador”.
La sombra del membrillo (http://www.lasombradelmembrillo.com/litredjac2006.htm -Consultado
5/11/10)
16
Jay David Bolter, Writing Spaces. Computers, Hypertext and the Remediation of Print.
Routledge, 2001.
17
Aunque puede hacer propuestas a modo “Manual del Usuario”.
18
César Coll. “Lectura y alfabetismo en la sociedad de la información”. UOC Papers Nº1 | Sep.
de 2005. http://www.cerlalc.org/redplanes/secciones/biblioteca/nuevas_tecnologias_coll.pdf

7
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“Desde el punto de vista del autor, los formatos hipertextuales e hipermedia

abren el camino a formas de organización textual basadas en una lógica no
lineal, abierta, relacional, que sustituye la lógica lineal y deductiva típica de los
textos escritos en papel, y que permite la utilización de nuevos esquemas de
argumentación y de construcción del sentido. Desde el punto de vista unidades
textuales, y entre éstas y los sonidos e imágenes, le concede un amplio
margen de maniobra para recomponer el texto original –si es que aún puede
hablarse en este caso de «un» texto original concebido como una unidad– y
para construir significados no necesariamente previstos por el autor”.

Ante este elenco de posibilidades que parecen ofrecer los soportes digitales
para la creación y re-creación de la literatura por y para estos soportes,
debemos preguntarnos cuál es el estado real de la cuestión, preguntarnos en
qué momento de la evolución literaria en el marco de lo digital nos
encontramos.

Como sucedió en tiempos de Gutenberg (aunque no podamos decir que nos

encontremos ya en los inicios de lo que se viene llamado literatura digital19,
puesto que ha habido experimentaciones en el terreno literario desde los inicios
mismos de la informática), los nuevos soportes se usan, mayoritariamente,
igual como se utilizaban los hasta ahora conocidos, es decir que, por el
momento, la mayoría de lectores que leen en soportes digitales leen, por lo
general, textos digitalizados.

Cierto es, también, que la mayoría de productos de literatura digital, tanto a

nivel de creación como de recepción, se mueven en círculos académicos y
salen tímidamente de ellos (muchas veces debido a lo cerrado de estos

19
Aunque sigue recibiendo múltiples nombres: webliteratura, e-literatura, literatura electrónica,
etc., y que nosotros preferimos llamar literatura total, por la totalidad de medios y de actividad
por parte del lector y el autor que se ponen en juego.

8
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círculos, otras debido a lo complejo de las obras20), a pesar de la creciente

presencia de la literatura digital en congresos, revistas y otros medios no
especializados.

Hay, sin embargo, un sector en el que las cosas no funcionan exactamente del
mismo modo, un sector en el que, tanto autores como lectores, parecen
experimentar de un modo más espontáneo y natural: el de la literatura infantil.

Acostumbrados a obras de carácter más experimental y multimedia

(ilustraciones, sonidos, libros con solapas, con distintos finales posibles, etc.) y
amparados, quizás, en el desprestigio académico y literario de un género
crucial para la formación de futuros lectores pero mal considerado como menor,
los actores de la literatura infantil despuntan en el terreno digital, tanto a nivel
de oferta como de acceso a ella21, y son numerosas las páginas web de
descargas de cuentos musicales, interactivos y multimodales que deben ser
leídos/navegados/jugados en el ordenador, I-pad o smartphone22.

Parece que el mundo de la literatura infantil acepta de modo más natural

experimentos y novedades, una experimentación que no se permite en la
literatura para adultos, probablemente porque éstos aún no están tan
preparados para una lectura multimedia y ergódica como lo están sus hijos.

Cualquier lector o autor debe conocer a la perfección el lenguaje en el que lee

o crea para que una obra llegue a buen fin; por lo tanto, autores y lectores
(usuarios, re-creadores…) de literatura digital deben dominar distintos
lenguajes para la creación, re-creación, interpretación y comprensión de las
obras (el autor-programador, algunos más que el lector-recreador, se entiende).

20
Muchas veces son de un caràcter tan ideológico o hay tal profusión de códigos que el lector,
en general inmigrante digital, se ve desbordado por una obra a la que no consigue adentrarse
de un modo que le sea familiar y llevadero.
21
Algo que no sucede en la literatura digital para un público más adulto que, si bien también
numerosa, no termina de llegar a las masas por el intrincado acceso a ella.
22
Los cuentos infantiles interactivos disponibles en Apple Store, por ejemplo, se cuentan por
centenas, mientras que las experiencias en literatura digital para adultos son muy escasas.

9
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Puede que, debido a esta complejidad y a los prejuicios adquiridos ante lo que
es o lo que debe ser literatura, los adultos de hoy nunca terminen de entender
la literatura digital como tal, del mismo modo que Platón nunca concibió la
escritura como una herramienta a favor del conocimiento. Pero los adultos de
mañana son los niños que hoy crecen consultando vídeos de Youtube y
leyendo/escuchando/jugando/navegando por cuentos interactivos en los I-pads
i Smartphones de sus padres quienes, atónitos, sólo se maravillan de poder
llevar El Quijote digitalizado en el bolsillo de la chaqueta.

Estos niños de hoy serán, también, los autores y lectores adultos de mañana,
los verdaderamente preparados para la creación y re-creación de productos
literarios digitales, para quienes es posible que “escribir” en digital surja de un
modo tremendamente natural, y para quienes leer distintos códigos al mismo
tiempo no será un problema, ni al uso ni a nivel filosófico, pues, para ellos, leer
significará leer activamente y con todos los sentidos.

Puede que sea nuestro deber, de los que somos ahora adultos y observamos
todos estos cambios desde la incredulidad, la emoción y/o la desconfianza,
sentar las bases de lo que debería ser la literatura digital, puede que no. En
todo caso, ahora mismo, en nuestras manos está poder promocionar, desde la
escuela y desde las editoriales, esas nuevas formas de leer y de escribir; en
nuestras manos, dar las herramientas a los lectores para que sean
suficientemente críticos con las literaturas que vienen y el futuro que las
acompaña23, y a los autores para que tengan los medios suficientes para
ofrecer productos literarios de calidad que permitan sentar las bases de una
nueva sociedad multidisciplinar, activa y crítica.

El futuro literario más inminente se escribe en ceros y unos. En nuestras manos

está aprovechar positivamente el privilegio de ser testigos activos del cambio.

23
Según el psicólogo Howard Gardner, educar en el s.XXI, tendría que significar el fomento de
una mentalidad disciplinada, sintetizadora, creativa, respetuosa y ética, valores indispensables
para la convivencia en la Sociedad de la Información.

10