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1.

ÍNDICE

2. ÍNDICE .................................................................................................................. 1
3. INDICE DE FIGURAS ............................................................................................ 2
4. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3
5. CONTENIDO ......................................................................................................... 4
4.1 DEFINICIÓN DE LA MATEMÁTICA COMO CIENCIA. ................................... 4
4.2 UBICACIÓN DE LA MATEMÁTICA DENTRO DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS
CIENCIAS ................................................................................................................. 5
4.3 CARACTERÍSTICAS DE LA CIENCIA MATEMÁTICA ................................... 6
4.4 EPISTEMOLOGÍA DE LA CIENCIA MATEMÁTICA ........................................ 8
4.5 Ramas de la Matemática ................................................................................ 9
Aritmética............................................................................................................... 9
Álgebra .................................................................................................................. 9
Geometría plana y del espacio .............................................................................. 9
Lógica .................................................................................................................. 10
Probabilidad ......................................................................................................... 10
Estadística ........................................................................................................... 10
Cálculo ................................................................................................................ 10
Conjuntos ............................................................................................................ 10
Matemática aplicada ............................................................................................ 10
4.6 Las matemáticas en la antigüedad ............................................................... 18
4.7 Las matemáticas en Grecia .......................................................................... 20
4.8 Las matemáticas aplicadas en Grecia .......................................................... 22
4.9 Los Mayas y las matemáticas ....................................................................... 23
4.10 Las matemáticas en la Edad media (siglo V y el XV) .................................... 32
4.11 Las matemáticas en el mundo islámico ........................................................ 32
4.12 Las matemáticas durante el Renacimiento ................................................... 33
4.13 Avances en el siglo XVII ............................................................................... 34
4.14 Situación en el siglo XVIII ............................................................................. 35
4.15 Las matemáticas en el siglo XIX ................................................................... 36
4.16 Las matemáticas a finales del siglo XX ......................................................... 38
4.17 Las matemáticas en la actualidad ................................................................. 39
4.18 Algunos grandes matemáticos de la historia ................................................. 40
6. CONCLUSIONES ................................................................................................ 91
7. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ..................................................................... 93
2. INDICE DE FIGURAS

Ilustración 1: Clasificación de las Ciencias ................................................................ 6


Ilustración 2 Los números en distintos alfabetos ..................................................... 19
Ilustración 3 Matemática en Grecia ......................................................................... 22
Ilustración 4 Tales de Mileto (Mileto, actual Turquía, 624 a.C. - 548 a.C.) ............... 41
Ilustración 5 Pitágoras (Isla de Samos, actual Grecia, h. 572 a.C. - Metaponto, hoy
desaparecida, actual Italia, h. 497 a.C.) .................................................................. 44
Ilustración 6 Euclides (330 a.C. - 275 a.C.) ............................................................. 48
Ilustración 7 Arquinedes (Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C. - id., 212 a.C.) ............ 51
Ilustración 8 Leonardo Bonacci o Fibonacci (Pisa, actual Italia, c. 1175 - id., c. 1240)
55
Ilustración 9 René Desartes (La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650) .. 57
Ilustración 10 Isaac Newton (Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642 - Londres, 1727) ..... 65
Ilustración 11 Gottfried Wilhelm Leibniz (Gottfried Wilhelm von Leibniz; Leipzig, actual
Alemania, 1646 - Hannover, id., 1716) .................................................................... 68
Ilustración 12 Galileo Galilei (Pisa, Toscana; 15 de febrero de 1564-Arcetri, Toscana;
8 de enero de 1642) ................................................................................................ 70
Ilustración 13 Blaise o Blas Pascal (Clermont-Ferrand, Francia, 1623 - París, 1662)
79
Ilustración 14 Paolo Ruffini (Valentano, 1765 - Módena, 1822) ............................... 82
Ilustración 15 Joseph-Louis de Lagrange (Turín, 1736 - París, 1813) ..................... 83
Ilustración 16 Karl o Carl Friedrich Gaus ( Alemania, 1777 - Gotinga, 1855) ........... 85
Ilustración 17 Augustin Louis Cauchy (París 1789 - Sceaux, Lion 1857) ................. 87
Ilustración 18 Jean-Baptiste Joseph Fourier (Auxerre 1768 -París 1830 ). ............ 88
3. INTRODUCCIÓN

La matemática tiene su historia, un desarrollo histórico en el tiempo y el


espacio de las formaciones económicas sociales, desde tiempos muy remotos fue de
importancia para el desarrollo del progreso de la humanidad en el Universo y que
continua aun en nuestros días, el conocimiento matemático dio al hombre la dimensión
de un ser pensante en todas sus formas y niveles. La matemática es una de las ciencias
más antiguas, la matemática desde su origen constituyo la base de los conocimientos
emergidos de la mente humana. La búsqueda de la perfección matemática hizo a los
grandes filósofos dedicar su vida a su estudio que son de gran aporte para la humanidad.

El surgimiento de la matemática en las ciencias de la naturaleza sucede como


resultado de la aplicación de la teoría matemática a los problemas prácticos existentes
y la elaboración de nuevos métodos para una solución satisfactoria que espera la
humanidad, de acuerdo al desarrollo de la tecnología se abrieron nuevas posibilidades
para resolver problemas complicados con la aparición de las computadoras en relación
del pensamiento abstracto y el mundo físico. En consecuencia la historia de la
Matemática esta íntimamente ligado al desarrollo de la Humanidad.
4. CONTENIDO

4.1 DEFINICIÓN DE LA MATEMÁTICA COMO CIENCIA.

Matemática. (del Latín mathematĭca, y éste del Idioma griego μαθηματικά,


derivado de μάθημα, Conocimiento) es una ciencia que, a partir de notaciones básicas
exactas y a través del razonamiento lógico, estudia las propiedades y relaciones
cuantitativas entre los entes abstractos (números, figuras geométricas, símbolos).
Mediante las matemáticas conocemos las cantidades, las estructuras, el espacio y los
cambios. Los matemáticos buscan patrones, formulan nuevas conjeturas e intentan
alcanzar la verdad matemática mediante rigurosas deducciones. Éstas les permiten
establecer los axiomas y las definiciones apropiados para dicho fin (Jourdain, 29 de abril
de 1988).

Carl Friedrich Gauss se refería a la matemática como "la reina de las ciencias".
(Waltershausen, 2010) Tanto en el latín original Scientiarum Regina, así como en
alemán Königin der Wissenschaften, la palabra ciencia debe ser interpretada como
(campo de) conocimiento. Si se considera que la Ciencia es el estudio del mundo físico,
entonces las matemáticas, o por lo menos Matemáticas puras, no son una ciencia.

Muchos filósofos creen que las matemáticas no son experimentalmente falseables, y,


por tanto, no es una ciencia según la definición de Karl Popper. (Shasha & Lazere,
1998) No obstante, en la década de 1930 una importante labor en la lógica matemática
demuestra que las matemáticas no pueden reducirse a la lógica, y Karl Popper llegó a
la conclusión de que "la mayoría de las teorías matemáticas son, como las de Física y
Biología, hipotético-deductivas. Por lo tanto, las matemáticas puras se han vuelto más
cercanas a las ciencias naturales cuyas hipótesis son conjeturas, así ha sido hasta
ahora". (Popper, 1995) Otros pensadores, en particular Imre Lakatos, han solicitado
una versión de Falsacionismo para las propias matemáticas.

Una visión alterantiva es que determinados campos científicos (como la Física teórica)
son matemáticas con axiomas que pretenden corresponder a la realidad. De hecho, el
físico teórico, J. M. Ziman, propone que la ciencia es conocimiento público y, por tanto,
incluye a las matemáticas (Ziman) . En cualquier caso, las matemáticas tienen mucho
en común con muchos campos de las ciencias físicas, especialmente la exploración de
las consecuencias lógicas de las hipótesis. La Intuición y la Experimentación también
desempeñan un papel importante en la formulación de Conjeturas en las matemáticas
y las otras ciencias. Las Matemáticas experimentales siguen ganando representación
dentro de las matemáticas. El cálculo y simulación están jugando un papel cada vez
mayor tanto en las ciencias como en las matemáticas, atenuando la objeción de que las
matemáticas se sirven del Método científico. En 2002 Stephen Wolfram sostiene, en su
libro Un nuevo tipo de ciencia, que la matemática computacional merece ser explorada
empíricamente como un campo científico.

Las opiniones de los matemáticos sobre este asunto son muy variadas. Muchos
matemáticos consideran que llamar a su campo ciencia es minimizar la importancia de
su perfil estético, además supone negar su historia dentro de las siete Artes liberales.
Otros consideran que hacer caso omiso de su conexión con las ciencias supone ignorar
la evidente conexión entre las matemáticas y sus aplicaciones en la ciencia y la
Ingeniería, que ha impulsado considerablemente el desarrollo de las matemáticas. Otro
asunto de debate, que guarda cierta relación con el anterior, es si la matemática
fue creada (como el arte) o descubierta (como la ciencia). Este es uno de los muchos
temas de incumbencia de la Filosofía de las matemáticas.

Los premios matemáticos se mantienen generalmente separados de sus equivalentes


en la ciencia. El más prestigioso premio dentro de las matemáticas es la Medalla Field,
fue instaurado en 1936 y se concede cada 4 años. A menudo se le considera el
equivalente del Premio Nobel para la ciencia. Otros premios son el Premio Wolf en
matemática, creado en 1978, que reconoce el logro en vida de los matemáticos, y el
Premio Abel, otro gran premio internacional, que se introdujo en 2003. Estos dos últimos
se conceden por un excelente trabajo, que puede ser una investigación innovadora o la
solución de un problema pendiente en un campo determinado. Una famosa lista de esos
23 problemas sin resolver, denominada los "Problemas de Hilbert", fue recopilada
en 1900 por el matemático alemán David Hilbert. Esta lista ha alcanzado gran
popularidad entre los matemáticos y, al menos, nueve de los problemas ya han sido
resueltos. Una nueva lista de siete problemas fundamentales, titulada "Problemas del
milenio", se publicó en 2000. La solución de cada uno de los problemas será
recompensada con 1 millón de dólares. Curiosamente, tan solo uno (la Hipótesis de
Riemann) aparece en ambas listas.

4.2 UBICACIÓN DE LA MATEMÁTICA DENTRO DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS


CIENCIAS

La ciencia se puede clasificar según, su objeto, su método, otros por su afinidad,


su complejidad y dependencia, sin embargo toda clasificación tiende a buscar los
vínculos o relaciones existentes entre las diferentes disciplinas o formas de
conocimiento, así una clasificación o división acertada implica la presencia del objeto
propio de cada ciencia y sus relaciones con otras áreas afines, el método o
requerimiento de cada ciencia para enfrentar su objeto, e igualmente su propósito para
los cuales produce el hecho de investigación.

Ilustración 1: Clasificación de las Ciencias

(https://slideplayer.es/slide/3393653/)

4.3 CARACTERÍSTICAS DE LA CIENCIA MATEMÁTICA

1. ÍNTIMA RELACIÓN CON LA LÓGICA


La lógica es una ciencia formal y una rama de la filosofía que estudia los
principios de la demostración e inferencia válida. La matemática es una ciencia que, a
partir de notaciones básicas exactas y a través del razonamiento lógico, estudia las
propiedades y relaciones de los entes abstractos (números, figuras geométricas,
símbolos).

Su relación consiste en lo siguiente:


a) La matemática y la lógica son una sola disciplina, la primera es un capítulo
de la lógica, la segunda es un capítulo de la matemática.
b) La matemática tiene afinidad con la lógica porque ambas son ciencias
formales que estudian estructuras y relaciones.
c) Se distingue de la lógica porque a ella le interesa la estructura del pensar y
a la matemática las relaciones entre números y si ésta estudia la estructura del
pensamiento, entonces deja de ser matemática, para ser lógica.
d) La lógica es la ciencia que estudia esas relaciones llamadas pensamientos,
pero la matemática es la ciencia que estudia las relaciones abstractas formales.

2.- UTILIZACIÓN DEL MÉTODO AXIOMÁTICO

Axioma procede de Axiou "valor positivo", "reconocimiento de la validez". Indica


un Principio – en forma de proposición- para otros enunciados que se deducen de él.

En lógica y matemáticas, un sistema axiomático consiste en un conjunto


de axiomas que se utilizan, mediante deducciones, para demostrar teoremas.

Modernamente se exigen estas condiciones para un sistema axiomático:

1. Constituido por un sistema formalizado de signos, cuyo significado o


interpretación no forma parte del sistema. La formalización permite deducir
de modo mecánico –cálculo- sin necesidad de “interpretar” los signos, sino
apoyándose en las reglas.
2. Los axiomas se definen exclusivamente por no ser deducibles en el sistema,
no por su evidencia.
3. Los axiomas son leyes y las reglas son indicaciones acerca de cómo
proceder.
4. Con el formalismo y la distinción entre leyes y reglas, no se habla de
deducibilidad si no es en el seno de un determinado sistema.
5. Junto con el sistema de los enunciados se formula el sistema de las
expresiones con sentido.

El método axiomático hace que la matemática sea un sistema de proposiciones


absolutamente seguro e indiscutible, una deducción lógica a partir de axiomas
(proposiciones fundamentales), sin tener ninguna relación con la realidad.
Problema del método axiomático: El principal problema de este método está
en la dependencia que tiene de la formalidad matemática, lo cual al momento de hacer
ciencia puede ser un gran limitante, no toda investigación requiere cumplir con todo el
rigor de la matemáticas ni toda investigación debe reducirse a términos matemáticos, si
bien la exactitud y la lógica de la matemática le da más veracidad al conocimiento, no
todo conocimiento se puede matematizar, reducir todo a un análisis matemático es
amenazar el mismo progreso de la ciencia en todos sus aspectos.

4.4 EPISTEMOLOGÍA DE LA CIENCIA MATEMÁTICA

De manera precisa, las nociones básicas de las matemáticas se constituyen en


realidad a partir de la relación sujeto-objeto, que posee una esencial dimensión material.
Con esto no presento más que una incursión metodológica en la que apunto los
componentes de la relación epistemológica.

El estrato de realidad al que me refiero como sujeto de las matemáticas no es


tampoco homogéneo. Precisamente cuando hacía antes referencia a la diversidad de
las matemáticas lo hacía como correlación a la diversidad de este estrato. Esta
diversidad es producto tanto de la multiplicidad del objeto exterior como de la
multiplicidad con la que el sujeto se relaciona con ese objeto.

En el conocimiento yo señalo tres factores claves: el sujeto, la sociedad o marco


social, y el objeto material. El conocimiento es producto de una síntesis del concurso de
estos tres elementos, eso sí, en una relación de influencias muy difícil de precisar
cuantitativamente.

El sujeto, biológico y físico, es activo, pero en una relación con el objeto, material
también, que actúa de manera dinámica. Los dos factores son activos, pero de maneras
diferentes y condiciones, incluso temporales, distintos. Su concurso interviene en el otro.
Y, por supuesto, el resultado solo se puede entender en la relación conjunta.

Esta relación epistemológica es en sí una realidad incluso material diferente a


cada uno de los constituyentes.

Esta relación debe entenderse, además, en un contexto social, que influye en el


movimiento del sujeto y, a veces, incluso modifica la realidad del objeto. Lo social como
factor epistemológico implica la historia, y le da una dimensión histórica a la construcción
cognoscitiva.
Esto que hemos reseñado se puede aplicar a todo el conocimiento, aunque de
una manera diferente en cada caso. O lo que es igual: el peso de cada factor es
diferente, en relación con cada sector del conocimiento considerado.

4.5 Ramas de la Matemática

Las matemáticas son una ciencia formal que nos acompaña desde que tenemos
uso de razón hasta el día de nuestra muerte. En total las ramas de las matemáticas son
10, y cada una de ellas se utiliza en diferentes campos.

Amadas por unos y odiadas por otros lo cierto es que sin las matemáticas no
podríamos haber avanzado como civilización.

Las principales ramas de las matemáticas y que suelen estudiarse son:

Aritmética

Que es la rama que estudia los números y las situaciones modeladas por ellos.
Su nombre proveniente de arithmos, significa habilidad con los números.

Álgebra

Que es la rama que estudia las cantidades generales, es decir, es una ampliación
considerable a los estudios realizados por la aritmética, basado en ella. Es considerada
una de las ramas esenciales y más importantes de la matemática, considero que es por
el nivel de abstracción que permite enfrentarse a otras ramas de la matemática con
mucha más facilidad.

Geometría plana y del espacio

Que es la rama que estudia las figuras y sus propiedades, basado en las
mediciones, y caracterizaciones de sus partes a través de la construcción. También
procede en un orden estricto a base de demostraciones de todas las propiedades. Y
tiene una estructura piramidal.

Geometría analítica
Que es la rama que estudia las curvas y sus propiedades a través de su
caracterización algebraica correspondiente en un plano o espacio cartesiano (u otros).

Lógica

Que es la rama que estudia los valores de verdad de situaciones y sus


equivalencias. En general estudia las formas validas de inferencia. Es la que entrega la
base para el pensamiento matemático.

Probabilidad

Que es la rama que estudia “el orden del azar”, busca de cierta manera expresar
de forma numérica las posibilidades de ocurrencia de un evento en que está envuelto el
azar. También estudia sus propiedades y complementa con teoría de conjuntos.

Estadística

Muchos consideran la probabilidad y estadística como una sola rama, pero la


estadística es una rama por si misma y estudia la recolección, análisis e interpretación
de datos

Cálculo

Que es quien estudia las funciones y las consecuencias de los cambios en ellas.

Conjuntos

Hay quienes no lo consideran una rama, es más hay quienes se atreven a decir
que son innecesarios, pero conjuntos no solo es una base pequeña para la aritmética
sino que concluye en situaciones tan complejas como las estructuras algebraicas.

Matemática aplicada

Y por último las matemáticas aplicadas como un resumen de las demás ramas,
pero que hace referencia a todos los métodos y herramientas matemáticas que pueden
ser utilizados en el análisis o solución de problemas pertenecientes al área de las
ciencias aplicadas o sociales
4.6 Clasificación de las matemáticas

Contrariamente a la percepción común, las matemáticas no consisten en solo


números o en resolver ecuaciones, hay ramas de las matemáticas que se ocupan de la
creación de ecuaciones, o el análisis de sus soluciones, y hay partes de las matemáticas
dedicadas a la creación de métodos para hacer cálculos. Además hay partes de las
matemáticas que no tienen nada que ver con números y ecuaciones.

Las áreas que considera la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, s.f.) de las matemáticas, está basado en un sistema de clasificación de
trabajos de investigación y tesis doctorales. Hay tres versiones del sistema, ofreciendo
diferentes niveles de refinamiento a través de códigos de dos, cuatro y seis dígitos. “Las
divisiones mayores se codifican con dos dígitos y se denominan campos; los campos
contienen varias disciplinas, codificadas con cuatro dígitos; éstas a su vez
incluyen subdisciplinas, codificadas con seis dígitos” (Enciclopedia Libre Universal en
Español, 2003) .
Atendiendo la nomenclatura de la UNESCO para los campos de la ciencia y la
tecnología (campo: código de dos cifras, asignado el 12 a matemáticas) las áreas
temáticas de las matemáticas (disciplinas, codificadas con cuatro dígitos) son:

 1201 Álgebra
 1202 Análisis y análisis funcional
 1203 Ciencias de la computación
 1204 Geometría
 1205 Teoría de números
 1206 Análisis numérico
 1207 Investigación de operaciones
 1208 Probabilidad
 1209 Estadística
 1210 Topología
 1299 Otras especialidades matemáticas

Algunas de las subdisciplinas correspondientes son:

1201. Álgebra.
 120101. Geometría algebraica.
 120102. Teor. axiomática de Conj.
 120103. Teoría de categorías.
 120104. Álgebra diferencial.
 120105. Cuerpos, anillos y álgebras.
 120106. Grupos.
 120107. Álgebra homológica.
 120108. Retículos.
 120109. Álgebras de Lie.
 120110. Álgebra lineal.
 120111. Teoría de matrices.
 120112. Álgebras no asociativas.
 120113. Polinomios.
 120114. Teoría de la representación.
 120199. Otras especialidades
pertenecientes al álgebra

1202. Análisis y análisis funcional.



 120201. Álgebra de operadores.
 120202. Teoría de la aproximación.
 120203. Álgebras y espacios de Banach.
 120204. Cálculo de variaciones.
 120205. Análisis combinatorio.
 120206. Convexidad y desigualdades.
 120207. Ecuaciones diferenciales.
 120208. Ecuaciones funcionales.
 120209. Funciones de una variable compleja.
 120210. Funciones de variable real.
 120211. Funciones de varias variables complejas.
 120212. Análisis global.
 120213. Análisis armónico.
 120214. Espacios de Hilbert.
 120215. Ecuaciones integrales.
 120216. Transformadas integrales.
 120217. Medida, integración y área.
 120218. Cálculo operacional.
 120219. Ecuaciones diferenciales ordinarias.
 120220. Ecua. Dif. en derivadas parciales.
 120221. Teoría del potencial.
 120222. Series y sumabilidad.
 120223. Funciones especiales.
 120224. Funciones subarmónicas.
 120225. Espacios lineales topológicos.
 120226. Series e integrales trigonométricas.
 120299. Otras especialidades

1204 Geometría
 120401 Geometría afín
 120402 Variedades compleja.
 120403 Dominios convexos
 120404 Geometría Diferencial.
 120405 Probl. de contorno
 120406 Geometría Euclides
 120407 Geometría finita
 120408 Fundamentos. de geometría
 120409 Geom. no euclideana
 120410 Geometría proyectiva
 120411 Geom. de Riemann
 120412 Análisis tensorial
 120499 Otras especialidades

1205 Teoría de números


 120501 T. algebraica de los num.
 120502 T. Analítica de los num.
 120503 Problemas diofantinos
 120504 Teor. Elemental de num.
 120505 Geom.de los números
 120599 otras especialidades

1206 Análisis numérico


 120601 Construcción de algoritmos
 120602 Ecuaciones diferenciales
 120603 Análisis de errores
 120604 Ecuaciones funcionales
 120605 Ecuaciones integrales
 120606 Ecuac. integro-diferenciales
 120607 Interpolación, aproximación y
ajustes de curvas
 120608 Métodos iterativos
 120609 Ecuaciones lineales
 120610 Matrices
 120611 Diferenciación numérica
 120612 Ecuac. Dif. ordinarias
 120613 Ec. Dif. en Deriv. Parciales
 120614 Cuadraturas
 120699 otras especialidades

1208 Probabilidad
 120801 Matemáticas actuariales
(mercantiles)
 120802 Teoría analítica de la
probabilidad
 120803 Aplicación de la
probabilidad
 120804 Fundamentos de la
probabilidad
 120805 Teoremas del limite
 120806 Procesos de Markov
 120807 Plausibilidad
 120808 Procesos estocásticos
 120809 Probabilidad subjetiva
 120899 otras especialidades

1209 Estadística
 120901 Estadística analítica
 120902 Computación en estadística
 120903 Análisis de datos
 120904 Teoría y procesos de decisión
 120905 Análisis y diseño de experiment.
 120906 Mét. Distrib. libre y no paramét.
 120907 Teor. de la distrib. y probab.
 120908 Fund. de la inferencia estadística
 120909 Análisis multivariante
 120910 Teoría y técnicas de muestreo
 120911 Teoría estocástica y análisis de
series temporales
 120912 Téc. de asociación estadística
 120913 Téc. de inferencia estadística
 120914 Téc. de predicción estadística
 120915 Series temporales
 120999 otras especialidades

1210 Topología
 121001 Espacios abstractos
 121002 Cohomología
 121003 Variedades diferenciales
 121004 Espacios fibrados
 121005 Topología general
 121006 Homología
 121007 Homotopía
 121008 Grupos de Lie
 121009 Topología lineal de entornos
 121010 Topología cuasilineal
 121011 Topología tridimensional
 121012 Grupos topológicos
 121013 Dinámica topológica
 121014 Recubrimientos topológicos
 121015 Variedades topológicas
 121016 Grupos de transformaciones
 121099 otras especialidades
La descripción del campo de acción de las áreas en matemáticas, rebasa este
artículo, pero mencionaré algunos de los contenidos que las conforman:

1201 Álgebra:

Grupos de permutaciones, aquellos en los que los elementos son permutaciones


de un conjunto, y la operación del grupo es simplemente una composición. Anillos
conmutativos y álgebras son conjuntos como el conjunto de los números enteros, lo que
permite la adición y multiplicación (conmutativa). De particular interés son varias clases
de anillos de interés en la teoría de números, teoría de campo, geometría algebraica, y
áreas relacionadas, sin embargo, otros tipos de anillos de surgir, y una teoría rica
estructura surge de analizar los anillos conmutativos en general, utilizando los conceptos
de los ideales, localizaciones y álgebra homológica. Grupos de Lie son una importante
rama especial de la teoría de grupos. Tienen estructura algebraica, tienen una
geometría, por lo que es posible hacer análisis en ellos (por ejemplo, resolver
ecuaciones diferenciales). los grupos de Lie y otros grupos topológicos se encuentran
en la confluencia de las diferentes áreas de la matemática pura.

1202 Análisis y Análisis Funcional

Funciones reales son las que se estudian en las clases de cálculo, la atención
se centra en las derivadas e integrales, y las desigualdades generales. Ecuaciones
diferenciales ordinarias son ecuaciones a resolver en la que el elemento desconocido
es una función, en vez de un número, y en el que la información conocida que se refiere
a la función de sus derivados. Pocas de tales ecuaciones admiten una respuesta
explícita, pero hay una gran cantidad de información cualitativa que describe las
soluciones y su dependencia de la ecuación de definición. Hay muchas clases
importantes de las ecuaciones diferenciales cuya información detallada se encuentra
disponible. Aplicaciones a la ingeniería y las ciencias abundan. Soluciones numéricas
están estudiando activamente. Las ecuaciones diferenciales parciales comienzan con la
misma formulación de las ecuaciones diferenciales ordinarias, excepto que las
funciones que se han encontrado son funciones de varias variables. Una vez más, uno
generalmente busca declaraciones cualitativas sobre la solución. Por ejemplo, en
muchos casos, las soluciones existen sólo si algunos de los parámetros se encuentran
en un conjunto específico (por ejemplo, el conjunto de los enteros). Esta área tiene una
estrecha relación con las ciencias físicas, la física en particular, termodinámica y la
mecánica cuántica. Teoría de la medida y la integración es el estudio de longitudes,
superficies, volúmenes y en los espacios generales. Esta es una característica
fundamental de un desarrollo completo de la teoría de la integración y, además,
proporciona el marco básico para la teoría de la probabilidad. Teoría de la medida es un
lugar de encuentro entre la aplicabilidad de funciones reales y las posibilidades de la
teoría de conjuntos. Este es el ajuste de los fractales. Análisis funcional ve el panorama
general de las ecuaciones diferenciales, por ejemplo, pensando en un operador
diferencial lineal como un mapeo en un gran conjunto de funciones. Así, esta zona se
convierte en el estudio de los espacios vectoriales (de dimensión infinita) con algún tipo
de estructura métrica o de otro tipo, incluidas las estructuras de anillo (álgebras de
Banach y C* álgebras por ejemplo). Generalizaciones apropiadas de medida, los
derivados, y la dualidad también pertenecen a esta área.

1204 Geometría

Se estudia desde muchos puntos de vista. Esta gran área incluye la geometría
clásica euclidiana y sintéticas (no euclidianas), geometría analítica, geometría de
incidencia (incluyendo planos proyectivos); propiedades métricas (longitudes y ángulos)
y geometrías combinatorias como las que surgen en la teoría de grupos finitos. La
geometría diferencial es el lenguaje de la física moderna, por lo general, se considera
que son conjuntos de colectores (es decir, a nivel local se asemejan espacio euclidiano)
y que están equipadas con una medida de distancias. En particular, esto incluye los
estudios clásicos de la curvatura de las curvas y superficies, cuestiones globales a
menudo invocan la topología algebraica.

1206 Análisis Numérico

El análisis numérico implica el estudio de los métodos de cálculo de los datos


numéricos. En muchos de los problemas que implica la producción de una secuencia de
aproximaciones, por lo que las preguntas involucran la tasa de convergencia, la
precisión (o validez) de la respuesta, y la exhaustividad de la respuesta (con muchos
problemas, es difícil decidir a partir de la terminación de un programa si existen otras
soluciones). Dado que muchos de los problemas a través de las matemáticas puede ser
reducido al álgebra lineal, esto también se estudia numéricamente, aquí hay problemas
significativos con la cantidad de tiempo necesario para procesar los datos iniciales.
Soluciones numéricas a las ecuaciones diferenciales no requieren la determinación de
unos pocos números, sino de una función entera y, en particular, la convergencia debe
ser juzgada por algún criterio global. Otros temas incluyen la simulación numérica,
optimización y análisis gráfico y el desarrollo del código de trabajo robusto.
Aproximaciones y expansiones se refieren principalmente a la aproximación de las
clases de funciones reales de funciones de tipos especiales. Esto incluye
aproximaciones de funciones lineales, polinomios (no sólo los polinomios de Taylor),
funciones racionales, y así sucesivamente; aproximaciones por polinomios
trigonométricos, como en el análisis de Fourier. Los temas incluyen los criterios de
bondad de ajuste, límites de error, la estabilidad en el cambio de aproximación de
familia, y la preservación de las características funcionales (por ejemplo,
diferenciabilidad) en el marco de aproximación. Las técnicas efectivas para tipos
específicos de aproximación también es apreciada. Este es también el área que cubre
la interpolación y splines.

1210 Topología

La topología estudia a los conjuntos sobre los que se tiene una noción de
"cercanía" lo suficiente para decidir qué funciones definidas en él son continuas. Por lo
tanto, es una especie de geometría generalizada (donde esferas y cubos, por ejemplo,
podríamos considerar que son "lo mismo"). La topología algebraica estudia objetos
algebraicos unidos a los espacios topológicos, los invariantes algebraicos reflejan parte
de la estructura topológica de los espacios. El uso de estas herramientas algebraicas
llama la atención sobre algunos tipos de espacios topológicos que están bien modelados
por el álgebra, lo que da lugar a la teoría de homotopía.

4.7 Las matemáticas en la antigüedad

Las primeras referencias a matemáticas avanzadas y organizadas datan del


tercer milenio a.C., en Babilonia y Egipto. Estas matemáticas estaban dominadas por la
aritmética, con cierto interés en medidas y cálculos geométricos y sin mención de
conceptos matemáticos como los axiomas o las demostraciones. Los primeros libros
egipcios, escritos hacia el año 1800 a.C., muestran un sistema de numeración decimal
con distintos símbolos para las sucesivas potencias de 10 (1, 10, 100…), similar al
sistema utilizado por los romanos. Los números se representaban escribiendo el
símbolo del 1 tantas veces como unidades tenía el número dado, el símbolo del 10
tantas veces como decenas había en el número, y así sucesivamente. Para sumar
números, se sumaban por separado las unidades, las decenas, las centenas… de cada
número. La multiplicación estaba basada en duplicaciones sucesivas y la división era el
proceso inverso.

Los egipcios utilizaban sumas de fracciones unidad (:), junto con la fracción _,
para expresar todas las fracciones. Por ejemplo, _ era la suma de las fracciones _ y _.
Utilizando este sistema, los egipcios fueron capaces de resolver problemas aritméticos
con fracciones, así como problemas algebraicos elementales. En geometría encontraron
las reglas correctas para calcular el área de triángulos, rectángulos y trapecios, y el
volumen de figuras como ortoedros, cilindros y, por supuesto, pirámides. Para calcular
el área de un círculo, los egipcios utilizaban un cuadrado de lado del diámetro del
círculo, valor muy cercano al que se obtiene utilizando la constante pi (3,14).

El sistema babilónico de numeración era bastante diferente del egipcio. En el


babilónico se utilizaban tablillas con varias muescas o marcas en forma de cuña
(cuneiforme); una cuña sencilla representaba al 1 y una marca en forma de flecha
representaba al 10. Los números menores que 59 estaban formados por estos símbolos
utilizando un proceso aditivo, como en las matemáticas egipcias. El número 60, sin
embargo, se representaba con el mismo símbolo que el 1, y a partir de ahí, el valor de
un símbolo venía dado por su posición en el número completo. Por ejemplo, un número
compuesto por el símbolo del 2, seguido por el del 27 y terminado con el del 10,
representaba 2 × 602 + 27 × 60 + 10. Este mismo principio fue ampliado a la
representación de fracciones, de manera que el ejemplo anterior podía también
representar 2 × 60 + 27 + 10 × (\), o 2 + 27 × (\) + 10 × (\)-2. Este sistema, denominado
sexagesimal (base 60), resultaba tan útil como el sistema decimal (base 10).

Con el tiempo, los babilonios desarrollaron unas matemáticas más sofisticadas


que les permitieron encontrar las raíces positivas de cualquier ecuación de segundo
grado. Fueron incluso capaces de encontrar las raíces de algunas ecuaciones de tercer
grado, y resolvieron problemas más complicados utilizando el teorema de Pitágoras. Los
babilonios compilaron una gran cantidad de tablas, incluyendo tablas de multiplicar y de
dividir, tablas de cuadrados y tablas de interés compuesto. Además, calcularon no sólo
la suma de progresiones aritméticas y de algunas geométricas, sino también de
sucesiones de cuadrados.

Ilustración 2 Los números en distintos alfabetos


(http://matematica.cubaeduca.cu/media/matematica.cubaeduca.cu/medias/interactividades/temas_4to/Te
mas_4to_para_subir/411Xnumerosnaturales/co/la_numeracion_3.html)

4.8 Las matemáticas en Grecia

Los griegos tomaron elementos de las matemáticas de los babilonios y de los


egipcios. La innovación más importante fue la invención de las matemáticas abstractas
basadas en una estructura lógica de definiciones, axiomas y demostraciones. Según los
cronistas griegos, este avance comenzó en el siglo VI a.C. con Tales de Mileto y
Pitágoras de Samos. Este último enseñó la importancia del estudio de los números para
poder entender el mundo. Algunos de sus discípulos hicieron importantes
descubrimientos sobre la teoría de números y la geometría, que se atribuyen al propio
Pitágoras.
En el siglo V a.C., algunos de los más importantes geómetras fueron el filósofo
atomista Demócrito de Abdera, que encontró la fórmula correcta para calcular el
volumen de una pirámide, e Hipócrates de Cos, que descubrió que el área de figuras
geométricas en forma de media luna limitadas por arcos circulares es iguales a las de
ciertos triángulos. Este descubrimiento está relacionado con el famoso problema de la
cuadratura del círculo (construir un cuadrado de área igual a un círculo dado). Otros dos
problemas bastante conocidos que tuvieron su origen en el mismo periodo son la
trisección de un ángulo y la duplicación del cubo (construir un cubo cuyo volumen es
dos veces el de un cubo dado). Todos estos problemas fueron resueltos, mediante
diversos métodos, utilizando instrumentos más complicados que la regla y el compás.
Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XIX para demostrar finalmente que estos
tres problemas no se pueden resolver utilizando solamente estos dos instrumentos
básicos.
A finales del siglo V a.C., un matemático griego descubrió que no existe una
unidad de longitud capaz de medir el lado y la diagonal de un cuadrado, es decir, una
de las dos cantidades es inconmensurable. Esto significa que no existen dos números
naturales m y n cuyo cociente sea igual a la proporción entre el lado y la diagonal. Dado
que los griegos sólo utilizaban los números naturales (1, 2, 3…), no pudieron expresar
numéricamente este cociente entre la diagonal y el lado de un cuadrado (este número,
f, es lo que hoy se denomina número irracional). Debido a este descubrimiento se
abandonó la teoría pitagórica de la proporción, basada en números, y se tuvo que crear
una nueva teoría no numérica. Ésta fue introducida en el siglo IV a.C. por el matemático
Eudoxo de Cnido, y la solución se puede encontrar en los Elementos de Euclides.
Eudoxo, además, descubrió un método para demostrar rigurosamente supuestos sobre
áreas y
volúmenes mediante aproximaciones sucesivas. Euclides, matemático y
profesor que trabajaba en el famoso Museo de Alejandría, también escribió tratados
sobre óptica, astronomía y música. Los trece libros que componen sus elementos
contienen la mayor parte del conocimiento matemático existente a finales del siglo IV
a.C., en áreas tan diversas como la geometría de polígonos y del círculo, la teoría de
números, la teoría de los inconmensurables, la geometría del espacio y la teoría
elemental de áreas y volúmenes.
El siglo posterior a Euclides estuvo marcado por un gran auge de las
matemáticas, como se puede comprobar en los trabajos de Arquímedes de Siracusa y
de un joven contemporáneo, Apolonio de Perga. Arquímedes utilizó un nuevo método
teórico, basado en la ponderación de secciones infinitamente pequeñas de figuras
geométricas, para calcular las áreas y volúmenes de figuras obtenidas a partir de las
cónicas. Éstas habían sido descubiertas por un alumno de Eudoxo llamado Menaechmo,
y aparecían como tema de estudio en un tratado de Euclides; sin embargo, la primera
referencia escrita conocida aparece en los trabajos de Arquímedes. También investigó
los centros de gravedad y el equilibrio de ciertos cuerpos sólidos flotando en agua. Casi
todo su trabajo es parte de la tradición que llevó, en el siglo XVII, al desarrollo del cálculo.
Su contemporáneo, Apolonio, escribió un tratado en ocho tomos sobre las cónicas, y
estableció sus nombres: elipse, parábola e hipérbola. Este tratado sirvió de base para
el estudio de la geometría de estas curvas hasta los tiempos del filósofo y científico
francés René Descartes en el siglo XVII. Después de Euclides, Arquímedes y Apolonio,
Grecia no tuvo ningún geómetra de la misma talla.
Los escritos de Herón de Alejandría en el siglo I d.C. muestran cómo elementos
de la tradición aritmética y de medidas de los babilonios y egipcios convivieron con las
construcciones lógicas de los grandes geómetras. Los libros de Diofante de Alejandría
en el siglo III d.C. continuaron con esta misma tradición, aunque ocupándose de
problemas más complejos. En ellos Diofante encuentra las soluciones enteras para
aquellos problemas que generan ecuaciones con varias incógnitas. Actualmente, estas
ecuaciones se denominan diofánticas y se estudian en el análisis diofántico.
Ilustración 3 Matemática en Grecia

(http://matematicosdeayer.blogspot.com/)

4.9 Las matemáticas aplicadas en Grecia

En paralelo con los estudios sobre matemáticas puras hasta ahora mencionados,
se llevaron a cabo estudios de óptica, mecánica y astronomía. Muchos de los grandes
matemáticos, como Euclides y Arquímedes, también escribieron sobre temas
astronómicos. A principios del siglo II a.C., los astrónomos griegos adoptaron el sistema
babilónico de almacenamiento de fracciones y, casi al mismo tiempo, compilaron tablas
de las cuerdas de un círculo. Para un círculo de radio determinado, estas tablas daban
la longitud de las cuerdas en función del ángulo central correspondiente, que crecía con
un determinado incremento. Eran similares a las modernas tablas del seno y coseno, y
marcaron el comienzo de la trigonometría. En la primera versión de estas tablas —las
de Hiparco, hacia el 150 a.C. — los arcos crecían con un incremento de 7°, de 0° a 180°.
En tiempos del astrónomo Tolomeo, en el siglo II d.C., la maestría griega en el manejo
de los números había avanzado hasta tal punto que Tolomeo fue capaz de incluir en su
Almagesto una tabla de las cuerdas de un círculo con incrementos de ° que, aunque
expresadas en forma sexagesimal, eran correctas hasta la quinta cifra decimal.
Mientras tanto, se desarrollaron otros métodos para resolver problemas con
triángulos planos y se introdujo un teorema —que recibe el nombre del astrónomo
Menelao de Alejandría— para calcular las longitudes de arcos de esfera en función de
otros arcos. Estos avances dieron a los astrónomos las herramientas necesarias para
resolver problemas de astronomía esférica, y para desarrollar el sistema astronómico
que sería utilizado hasta la época del astrónomo alemán Johannes Kepler.

4.10 Los Mayas y las matemáticas

Fray Diego de Landa, fraile Franciscano que llegó a Yucatán en 1549 y murió allí
en 1579, después de haber destruido códices, testimonios en piel de venado, ídolos de
diversos formas y objetos además de otros artículos mayas y afrontado un juicio por su
crueldad con los indígenas, decidió estudiar esa cultura y escribir “Relación de las cosas
de Yucatán”, con la que parcialmente reivindica su nombre. En esta obra, al referirse al
sistema numérico maya comenta: "Que su contar es de 5 en 5 hasta 20, y de 20 en 20
hasta 100, y de 100 en 100 hasta 400, y de 400 en 400 hasta 8 mil; y de esta cuenta se
servían mucho para la contratación del cacao. Tienen otras cuentas muy largas y que
las extienden ad infinitum contando 8 mil 20 veces, que son 160 mil, y tornando a 20,
duplican estas 160 mil, y después de irlo así duplicando hasta que hacen un incontable
número, cuentan en el suelo o cosa llana."

De esta manera sencilla, sin sorprenderse del sistema numérico maya y


probablemente sin realmente comprenderlo ni interesarse, Fray Diego de Landa indica
que los mayas podían efectuar operaciones con números pequeños para sus asuntos
domésticos y con números infinitamente grandes, como los necesarios para los cálculos
astronómicos. También reporta la razón de que no haya registros detallados de
operaciones matemáticas: "cuentan en el suelo o cosa llana". No obstante, se
encuentran muchos numerales en el Códice de Dresde y en el Códice Madrid.

Un sistema numérico es un conjunto de caracteres y reglas matemáticas que se


usan para representar un número o numeral. El principal sistema usado actualmente es
el decimal (base 10) aunque también se utilizan el binario (base 2), el octal (base 8) y el
hexadecimal (base 16), estos tres últimos en computación. Está ampliamente
demostrado que los mayas utilizaron el sistema vigesimal, basado en el número 20.
Los aspectos básicos del sistema numérico maya son:

a) la representación de los números 0 al 19, por medio de tres símbolos , y

,
b) la escritura de números mayores a 19 en una cuadrícula donde cada renglón
(leyendo de abajo hacia arriba) corresponde a un número creciente de potencias
de 20 (200, 201, …, 20n) y
c) la utilización de dicha cuadrícula para realizar operaciones. Calderón, en su
magnífico trabajo "Matemática Maya", describe la obtención de raíces cuadradas
y cúbicas, aquí nos limitaremos a las cuatro operaciones básicas; suma, resta,
multiplicación y división.
En este trabajo se demuestra que las reglas matemáticas mayas para realizar
operaciones aritméticas son aplicables a cualquier otro sistema numérico, lo cual es una
evidencia del alto desarrollo matemático logrado por ese pueblo.

LA ESCRITURA DE NÚMEROS DEL CERO AL 19.

La representación de cualquier número requiere sólo de tres símbolos: el uno


representado por un punto (semilla), el cinco por una barra (un pedazo de rama, la vaina
de alguna legumbre, etc.) y el cero por una concha que para los mayas significaba el
cerrar un ciclo, el todo; no la ausencia, como en la filosofía y numeración occidental
actual.

Con los tres símbolos mencionados se muestra a continuación la escritura del 1


al 19:

1= 8= 15 =

2= 9= 16 =

3= 10 = 17 =

4= 11 = 18 =

5= 12 = 19 =

6= 13 = 0=

7= 14 =
LA ESCRITURA DE NÚMEROS MAYORES A 19.

En los sistemas numéricos maya y decimal existe el "principio de posición" en el


cual cada símbolo numérico adquiere un valor determinado dependiendo de su posición
en el numeral. Por ejemplo, en el sistema decimal el símbolo 5 implica cinco unidades
pero si se le agrega un cero a la derecha, 50, entonces significa cincuenta unidades.

A continuación se explica el mismo principio en el sistema maya. En la cuadrícula


de la Fig. 1 se indica: el número de cada renglón; las potencias de veinte
correspondientes a cada renglón (que son el número de veces que 20 se multiplica por
sí mismo); el valor de esas potencias en sistema decimal y el número maya indicativo
de una unidad en cada posición.

El renglón indicado con el número 0, corresponde a 20º y tiene un valor decimal


de 1; si se multiplica este valor por el número de veces indicado por el número maya
entonces el valor decimal es 1 x 1 = 1. El renglón número 1 indica 201 = 20, que
multiplicado por da un valor decimal de 20 x 1 = 20, y así sucesivamente. De este
modo el valor de cada unidad maya depende de la posición en la que se encuentre
ubicada dentro de la cuadrícula.

Número de renglón Potencias de veinte Número maya Valor decimal

6 206 = 64 000 000 1 x 64 000 000

5 205 = 3 200 000 1 x 3 200 000

4 204 = 160 000 1 x 160 000

3 203 = 8 000 1 x 8 000

2 202 = 400 1 x 400

1 201 = 20 1 x 20

0 200 = 1 1x1

Como en la numeración actual, los números mayas se pueden escribir vertical u


horizontalmente.

Para transcribir cualquier número decimal al sistema numérico maya se


presentan dos métodos, utilizando como ejemplo a 117 206:
a) En el primer método se procede de arriba hacia abajo:

Se ubica el número a transcribir entre los valores decimales de las potencias de


veinte adecuadas, Fig. 1. En este caso 117 206 es mayor que 8 000 (tercer renglón,
203) y menor que 160 000 (cuarto renglón, 204), por lo que el número a transcribir se
puede expresar como “las veces” que 8 000 = 203 cabe entero en el número del ejemplo,
117 206.

Se divide 117 206 entre 8 000: 117 206 / 8 000 = 14.65075,

Se coloca el número maya 14, , en la casilla correspondiente a

203 = 8 000, lo cual equivale a escribir 14 veces 8 000 = 112 000,

La diferencia entre el valor exacto de la potencia de 20 obtenida y el número que


se está transcribiendo al sistema maya es: 117 206 - 112 000 = 5 206,

Se divide 5 206 entre el siguiente valor inferior de potencia, 202 = 400, quedando

5 206/400 = 13.015, el entero se coloca en la casilla de 202 = 400, lo que equivale


a 13 veces 400 = 5 200

Se resta 5 206 - 5 200 = 6. Al dividir este número entre 20 no se obtienen valores

enteros por lo que se coloca en la casilla correspondiente a 201 y el 6, , en la


casilla de 200 = 1, con lo que se termina de escribir el número 117 206.

b) En el segundo método se procede de abajo hacia arriba.

Se divide 117 206 entre 20:

5860
20 117206
172
120 el 6 del residuo se coloca en la posición 20 0 , .
006
6

El cociente 5 860 se divide entre 20:


293
20 5860 El residuo, cero , se coloca en la casilla 201= 20.
186
060
00

El cociente de la división b), 293, se divide entre 20

14
20 293
093 En la casilla 202 = 400 se coloca el residuo 13,
13

d) el cociente de c), 14, se divide entre 20,

0
20 14
14

Por último, en la casilla 203 = 8 000 se coloca el residuo 14, los resultados de ambos
métodos se presentan en la cuadrícula maya:

Potencia Valor decimal Numeral maya


203 = 8 000 14 x 8 000 = 112 000

202 = 400 13 x 400 = 5 200

201 = 20 0 x 20 = 0

200 = 1 6x1=6

TOTAL 117 206

OPERACIONES DE SUMA Y RESTA DE LOS MAYAS

El tercer aspecto del sistema numérico maya es la utilización de una cuadrícula


matemática para efectuar cualquier operación, tanto en el sistema vigesimal como en
cualquier sistema con otras bases. Lamentablemente existen pocos vestigios de estas
cuadrículas debido principalmente a su realización con materiales degradables y, tal
vez, a no tener la necesidad de guardar la huella de estas operaciones.

Se recomienda al lector efectuar los pasos indicados en cada operación para


una mejor comprensión.

1. LA SUMA.

Para sumar, por ejemplo, 11 + 3, se coloca el primer sumando en la


primera columna y el segundo en la siguiente. En la tercera columna se indican las
sumas de los puntos y las rayas

11 +3 = 14

La suma de números mayores sigue la misma lógica con ciertas reglas:

Se comienza a sumar del escalón de abajo hacia arriba.

Cada 5 puntos se transforman en una línea.

Cada cuatro líneas, o sea una veintena, se convierten en un punto del escalón
de arriba.

Durante todo este artículo se muestra un paso intermedio, producto de la


operación matemática que se esté efectuando, que llamaremos columna de trabajo, CT.

En la siguiente columna están los números escritos siguiendo las reglas de


escritura maya. Se desea sumar 526 + 3 470 + 9 837 = 13 833, se representan en la
cuadrícula maya:
526 + 3 470 + 9 837 CT
203 = 8 000
8 000 x 1 = 8 000

202 = 400
400 x 14 = 5 600

201 = 20 = =

20 x 11 = 220

+
200 = 1
1 x 13 = 13
+
Suma 13 833

La lógica de este sistema numérico permite realizar operaciones en sistemas


basados en otros números, la diferencia estriba en que en vez de que cada renglón de
la cuadrícula corresponda a un valor diferente de potencia de 20, corresponderá a una
potencia del número seleccionado como base. Por ejemplo:
a) Sistema decimal, base 10
En el sistema que usamos cotidianamente es más evidente que la lógica del
sistema maya es similar a la actual. Como en este caso la base es diez; cuando se
tienen diez unidades en una casilla que se transforman en un punto en la casilla
inmediata superior. Se presenta la suma anterior.

526 3 470 7 837 CT


104 = 10 000 10 000 x 1 = 10 000

103 = 1 000 1 000 x 3 = 3 000

102 = 100 = = 100 x 8 = 800

101 = 10 10 x 3 = 30

100 = 1 1x3= 3

Suma 13 833

b) Sistema octal (base 8)


En este sistema, al obtener ocho unidades en una casilla se cambian por un
punto en la casilla inmediata superior. Para ejemplificar este sistema se realizará la
misma suma que en el sistema anterior.

526 + 3 470 + 9 837 CT


84 = 4 096 4 096 x 3 = 12 288

83 = 512 512 x 3 = 1 536

82 = 64 = = 64 x 0 = 0

81 = 8 8x1= 8

80 = 1 1x1= 1

Suma 13 833

En el primer renglón (80 = 1) de la columna de trabajo se obtienen 17 unidades


por lo que 16 suben como dos puntos al renglón superior (81 = 8) y el remanente queda
en la misma posición. Los dos puntos que subieron al renglón (81 = 8) sumados a los
siete que ya están dan un total de 9 por lo que sube un punto al renglón (8 2 = 64) y
queda uno en (81 = 8), se continúa así hasta terminar la operación.

c) Sistema hexadecimal, base 16

La base de este sistema es 16, por lo que cada vez que se obtengan 16
unidades se transforman en un punto de la casilla superior, así esta suma es:
526 + 3 470 + 9 837 CT
163 = 4 096 4 096 x 3 = 12 288

162 = 256 256 x 6 = 1 536


+

161 = 16 = = 16 x 0 = 0

160= 1 1x9= 9
+

Suma 13 833

2. LA RESTA
Para efectuar esta operación, en la primera columna de una cuadrícula
se coloca el minuendo y en la segunda el sustraendo; se realizan los pasos contrarios
a la suma, es decir, se restan puntos de los puntos y rayas de las rayas. Si, en el sistema
vigesimal, se tiene menor cantidad de puntos en el minuendo que en el sustraendo, una
raya se transforma en 5 puntos y si aún no es suficiente un punto de la casilla superior
se transforma en 4 cuatro rayas al descender a la casilla de interés.

Se desea restar 5 520 de 8 642, indicados en la cuadrícula maya. Se


efectuarán las operaciones únicamente en sistema vigesimal ya que se sigue la misma
metodología para los otros sistemas, con las particularidades mencionadas en cada uno.
CT CT
8 642 - 5 520 = 8 642 - 5 520 Resta
203 = 8 000

202 = 400 400 x 7 = 2 800

201 = 20 = - = 20 x 16 = 320

200 = 1 1x 2= 2

Resta 3 122

4.11 Las matemáticas en la Edad media (siglo V y el XV)

En Grecia, después de Tolomeo, se estableció la tradición de estudiar las obras


de estos matemáticos de siglos anteriores en los centros de enseñanza. El que dichos
trabajos se hayan conservado hasta nuestros días se debe principalmente a esta
tradición. Sin embargo, los primeros avances matemáticos consecuencia del estudio de
estas obras aparecieron en el mundo árabe.
Los árabes proporcionaron a la cultura europea su sistema de numeración, que
reemplazó a la numeración romana. Este sistema prácticamente no se conocía en
Europa antes de que el matemático Leonardo Fibonacci lo introdujera en 1202 en su
obra Liber abbaci (Libro del ábaco). En un principio los europeos tardaron en reaccionar,
pero hacia finales de la Edad Media habían aceptado el nuevo sistema numérico, cuya
sencillez estimuló y alentó el progreso de la ciencia.

4.12 Las matemáticas en el mundo islámico

Después de un siglo de expansión en la que la religión musulmana se difundió


desde sus orígenes en la península Arábiga hasta dominar un territorio que se extendía
desde la península Ibérica hasta los límites de la actual China, los árabes empezaron a
incorporar a su propia ciencia los resultados de "ciencias extranjeras". Los traductores
de instituciones como la Casa de la Sabiduría de Bagdad, mantenida por los califas
gobernantes y por donaciones de particulares, escribieron versiones árabes de los
trabajos de matemáticos griegos e indios.
Hacia el año 900, el periodo de incorporación se había completado y los
estudiosos musulmanes comenzaron a construir sobre los conocimientos adquiridos.
Entre otros avances, los matemáticos árabes ampliaron el sistema indio de posiciones
decimales en aritmética de números enteros, extendiéndolo a las fracciones decimales.
En el siglo XII, el matemático persa Omar Jayyam generalizó los métodos indios de
extracción de raíces cuadradas y cúbicas para calcular raíces cuartas, quintas y de
grado superior. El matemático árabe Al-JwDrizm-; (de su nombre procede la palabra
algoritmo, y el título de uno de sus libros es el origen de la palabra álgebra) desarrolló
el álgebra de los polinomios; al-Karayi la completó para polinomios incluso con infinito
número de términos. Los geómetras, como Ibrahim ibn Sinan, continuaron las
investigaciones de Arquímedes sobre áreas y volúmenes. Kamal al-Din y otros aplicaron
la teoría de las cónicas a la resolución de problemas de óptica. Los matemáticos Habas
al-Hasib y Nasir ad-Din at-Tusi crearon trigonometrías plana y esférica utilizando la
función seno de los indios y el teorema de Menelao. Estas trigonometrías no se
convirtieron en disciplinas matemáticas en Occidente hasta la publicación del De
triangulis omnimodis (1533) del astrónomo alemán Regiomontano.
Finalmente, algunos matemáticos árabes lograron importantes avances en la
teoría de números, mientras otros crearon una gran variedad de métodos numéricos
para la resolución de ecuaciones. Los países europeos con lenguas latinas adquirieron
la mayor parte de estos conocimientos durante el siglo XII, el gran siglo de las
traducciones. Los trabajos de los árabes, junto con las traducciones de los griegos
clásicos fueron los principales responsables del
crecimiento de las matemáticas durante la edad media. Los matemáticos
italianos, como Leonardo Fibonacci y Luca Pacioli (uno de los grandes tratadistas del
siglo XV en álgebra y aritmética, que desarrollaba para aplicar en el comercio), se
basaron principalmente en fuentes árabes para sus estudios.

4.13 Las matemáticas durante el Renacimiento

Aunque el final del periodo medieval fue testigo de importantes estudios


matemáticos sobre problemas del infinito por autores como Nicole Oresme, no fue hasta
principios del siglo XVI cuando se hizo un descubrimiento matemático de trascendencia
en Occidente. Era una fórmula algebraica para la resolución de las ecuaciones de tercer
y cuarto grado, y fue publicado en 1545 por el matemático italiano Gerolamo Cardano
en su Ars magna. Este hallazgo llevó a los matemáticos a interesarse por los números
complejos y estimuló la búsqueda de soluciones similares para ecuaciones de quinto
grado y superior. Fue esta búsqueda la que a su vez generó los primeros trabajos sobre
la teoría de grupos a finales del siglo XVIII y la teoría de ecuaciones del matemático
francés Évariste Galois a principios del XIX.
También durante el siglo XVI se empezaron a utilizar los modernos signos
matemáticos y algebraicos. El matemático francés François Viète llevó a cabo
importantes estudios sobre la resolución de ecuaciones. Sus escritos ejercieron gran
influencia en muchos matemáticos del siglo posterior, incluyendo a Pierre de Fermat en
Francia e Isaac Newton en Inglaterra.

4.14 Avances en el siglo XVII

Los europeos dominaron el desarrollo de las matemáticas después del


renacimiento. Durante el siglo XVII tuvieron lugar los más importantes avances en las
matemáticas desde la era de Arquímedes y Apolonio. El siglo comenzó con el
descubrimiento de los logaritmos por el matemático escocés John Napier (Neper); su
gran utilidad llevó al astrónomo francés Pierre Simon Laplace a decir, dos siglos más
tarde, que Neper, al reducir el trabajo de los astrónomos a la mitad, les había duplicado
la vida.
La ciencia de la teoría de números, que había permanecido aletargada desde la
época medieval, es un buen ejemplo de los avances conseguidos en el siglo XVII
basándose en los estudios de la antigüedad clásica. La obra Las aritméticas de Diofante
ayudó a Fermat a realizar importantes descubrimientos en la teoría de números. Su
conjetura más destacada en este campo fue que no existen soluciones de la ecuación
an + bn = cn con a, b y c enteros positivos si n es mayor que 2. Esta conjetura, conocida
como último teorema de Fermat, ha generado gran cantidad de trabajos en el álgebra y
la teoría de números.
En geometría pura, dos importantes acontecimientos ocurrieron en este siglo. El
primero fue la publicación, en el Discurso del método (1637) de Descartes, de su
descubrimiento de la geometría analítica, que mostraba cómo utilizar el álgebra
(desarrollada desde el renacimiento) para investigar la geometría de las curvas (Fermat
había hecho el mismo descubrimiento pero no lo publicó). El Discurso del método, junto
con una serie de pequeños tratados con los que fue
publicado, ayudó y fundamentó los trabajos matemáticos de Isaac Newton hacia
1660. El segundo acontecimiento que afectó a la geometría fue la publicación, por el
ingeniero francés Gérard Desargues, de su descubrimiento de la geometría proyectiva
en 1639. Aunque este trabajo fue alabado por Descartes y por el científico y filósofo
francés Blaise Pascal, su terminología excéntrica y el gran entusiasmo que había
causado la aparición de la geometría analítica retrasó el desarrollo de sus ideas hasta
principios del siglo XIX, con los trabajos del matemático francés Jean Victor Poncelet.
Otro avance importante en las matemáticas del siglo XVII fue la aparición de la
teoría de la probabilidad a partir de la correspondencia entre Pascal y Fermat sobre un
problema presente en los juegos de azar, el llamado problema de puntos. Este trabajo
no fue publicado, pero llevó al científico holandés Christian Huygens a escribir un
pequeño folleto sobre probabilidad en juegos con dados, que fue publicado en el Ars
coniectandi (1713) del matemático suizo Jacques Bernoulli. Tanto Bernoulli como el
francés Abraham De Moivre, en su Doctrina del azar de 1718, utilizaron el recién
descubierto cálculo para avanzar rápidamente en su teoría, que para entonces tenía
grandes aplicaciones en pujantes compañías de seguros.
Sin embargo, el acontecimiento matemático más importante del siglo XVII fue,
sin lugar a dudas, el descubrimiento por parte de Newton de los cálculos diferencial e
integral, entre 1664 y 1666. Newton se basó en los trabajos anteriores de dos
compatriotas, John Wallis e Isaac Barrow, así como en los estudios de otros
matemáticos europeos como Descartes, Francesco Bonaventura Cavalieri, Johann van
Waveren Hudde y Gilles Personne de Roberval. Unos ocho años más tarde, el alemán
Gottfried Wilhelm Leibniz descubrió también el cálculo y fue el primero en publicarlo, en
1684 y 1686. El sistema de notación de Leibniz es el que se usa hoy en el cálculo.

4.15 Situación en el siglo XVIII

Durante el resto del siglo XVII y buena parte del XVIII, los discípulos de Newton
y Leibniz se basaron en sus trabajos para resolver diversos problemas de física,
astronomía e ingeniería, lo que les permitió, al mismo tiempo, crear campos nuevos
dentro de las matemáticas. Así, los hermanos Jean y Jacques Bernoulli inventaron el
cálculo de variaciones y el matemático francés Gaspard Monge la geometría descriptiva.
Joseph Louis Lagrange, también francés, dio un tratamiento completamente analítico de
la mecánica en su gran obra Mecánica analítica (1788), en donde se pueden encontrar
las famosas ecuaciones de Lagrange para sistemas dinámicos. Además, Lagrange hizo
contribuciones al estudio de las ecuaciones diferenciales y la teoría de números, y
desarrolló la teoría de grupos. Su contemporáneo Laplace escribió Teoría analítica de
las probabilidades (1812) y el clásico Mecánica celeste (1799-1825), que le valió el
sobrenombre de ‘el Newton francés’.
El gran matemático del siglo XVIII fue el suizo Leonhard Euler, quien aportó ideas
fundamentales sobre el cálculo y otras ramas de las matemáticas y sus aplicaciones.
Euler escribió textos sobre cálculo, mecánica y álgebra que se convirtieron en modelos
a seguir para otros autores interesados en estas disciplinas. Sin embargo, el éxito de
Euler y de otros matemáticos para resolver problemas tanto matemáticos como físicos
utilizando el cálculo sólo sirvió para acentuar la falta de un desarrollo adecuado y
justificado de las ideas básicas del cálculo. La teoría de Newton estaba basada en la
cinemática y las velocidades, la de Leibniz en los infinitésimos, y el tratamiento de
Lagrange era completamente algebraico y basado en el concepto de las series infinitas.
Todos estos sistemas eran inadecuados en comparación con el modelo lógico de la
geometría griega, y este problema no fue resuelto hasta el siglo posterior.

4.16 Las matemáticas en el siglo XIX

En 1821, un matemático francés, Augustin Louis Cauchy, consiguió un enfoque


lógico y apropiado del cálculo. Cauchy basó su visión del cálculo sólo en cantidades
finitas y el concepto de límite. Sin embargo, esta solución planteó un nuevo problema,
el de la definición lógica de número real. Aunque la definición de cálculo de Cauchy
estaba basada en este concepto, no fue él sino el matemático alemán Julius W. R.
Dedekind quien encontró una definición adecuada para los números reales, a partir de
los números racionales, que todavía se enseña en la actualidad; los matemáticos
alemanes Georg Cantor y Karl T. W. Weierstrass también dieron otras definiciones casi
al mismo tiempo. Un problema más importante que surgió al intentar describir el
movimiento de vibración de un muelle —estudiado por primera vez en el siglo XVIII—
fue el de definir el significado de la palabra función. Euler, Lagrange y el matemático
francés Joseph Fourier aportaron soluciones, pero fue el matemático alemán Peter G.
L. Dirichlet quien propuso su definición en los términos actuales. Además de fortalecer
los fundamentos del análisis, nombre dado a partir de entonces a las técnicas del
cálculo, los matemáticos del siglo XIX llevaron a cabo importantes avances en esta
materia. A principios del siglo, Carl Friedrich Gauss dio una explicación adecuada del
concepto de número complejo; estos números formaron un nuevo y completo campo del
análisis, desarrollado en los trabajos de Cauchy, Weierstrass y el matemático alemán
Bernhard Riemann.
Otro importante avance del análisis fue el estudio, por parte de Fourier, de las
sumas infinitas de expresiones con funciones trigonométricas. Éstas se conocen hoy
como series de Fourier, y son herramientas muy útiles tanto en las matemáticas puras
como en las aplicadas. Además, la investigación de funciones que pudieran ser iguales
a series de Fourier llevó a Cantor al estudio de los conjuntos infinitos y a una aritmética
de números infinitos. La teoría de Cantor, que fue considerada como demasiado
abstracta y criticada como "enfermedad de la que las matemáticas se curarán pronto",
forma hoy parte de los fundamentos de las matemáticas y recientemente ha encontrado
una nueva aplicación en el estudio de corrientes turbulentas en fluidos.
Otro descubrimiento del siglo XIX que se consideró abstracto e inútil en su tiempo
fue la geometría no euclídea. En esta geometría se pueden trazar al menos dos rectas
paralelas a una recta dada que pasen por un punto que no pertenece a ésta. Aunque
descubierta primero por Gauss, éste tuvo miedo de la controversia que su publicación
pudiera causar. Los mismos resultados fueron descubiertos y publicados por separado
por el matemático ruso Nikolái Ivánovich Lobachevski y por el húngaro János Bolyai.
Las geometrías no euclídeas fueron estudiadas en su forma más general por Riemann,
con su descubrimiento de las múltiples paralelas. En el siglo XX, a partir de los trabajos
de Einstein, se le han encontrado también aplicaciones en física.
Gauss es uno de los más importantes matemáticos de la historia. Los diarios de
su juventud muestran que ya en sus primeros años había realizado grandes
descubrimientos en teoría de números, un área en la que su libro Disquisitiones
arithmeticae (1801) marca el comienzo de la era moderna. En su tesis doctoral presentó
la primera demostración apropiada del teorema fundamental del álgebra. A menudo
combinó investigaciones científicas y matemáticas. Por
ejemplo, desarrolló métodos estadísticos al mismo tiempo que investigaba la
órbita de un planetoide recién descubierto, realizaba trabajos en teoría de potencias
junto a estudios del magnetismo, o estudiaba la geometría de superficies curvas a la
vez que desarrollaba sus investigaciones topográficas.
De mayor importancia para el álgebra que la demostración del teorema
fundamental por Gauss fue la transformación que ésta sufrió durante el siglo XIX para
pasar del mero estudio de los polinomios al estudio de la estructura de sistemas
algebraicos. Un paso importante en esa dirección fue la invención del álgebra simbólica
por el inglés George Peacock. Otro avance destacado fue el descubrimiento de sistemas
algebraicos que tienen muchas propiedades de los números reales. Entre estos
sistemas se encuentran las cuaternas del matemático irlandés William Rowan Hamilton,
el análisis vectorial del matemático y físico estadounidense Josiah Willard Gibbs y los
espacios ordenados de n dimensiones del matemático alemán Hermann Günther
Grassmann. Otro paso importante fue el desarrollo de la teoría de grupos, a partir de los
trabajos de Lagrange. Galois utilizó estos trabajos muy a menudo para generar una
teoría sobre qué polinomios pueden ser resueltos con una fórmula algebraica.
Del mismo modo que Descartes había utilizado en su momento el álgebra para
estudiar la geometría, el matemático alemán Felix Klein y el noruego Marius Sophus Lie
lo hicieron con el álgebra del siglo XIX. Klein la utilizó para clasificar las geometrías
según sus grupos de transformaciones (el llamado Programa Erlanger), y Lie la aplicó a
una teoría geométrica de ecuaciones diferenciales mediante grupos continuos de
transformaciones conocidas como grupos de Lie. En el siglo XX, el álgebra se ha
aplicado a una forma general de la geometría conocida como topología.
También los fundamentos de las matemáticas fueron completamente
transformados durante el siglo XIX, sobre todo por el matemático inglés George Boole
en su libro Investigación sobre las leyes del pensamiento (1854) y por Cantor en su
teoría de conjuntos. Sin embargo, hacia finales del siglo, se descubrieron una serie de
paradojas en la teoría de Cantor. El matemático inglés Bertrand Russell encontró una
de estas paradojas, que afectaba al propio concepto de conjunto.
Los matemáticos resolvieron este problema construyendo teorías de conjuntos
lo bastante restrictivas como para eliminar todas las paradojas conocidas, aunque sin
determinar si podrían aparecer otras paradojas —es decir, sin demostrar si estas teorías
son consistentes. Hasta nuestros días, sólo se han encontrado demostraciones relativas
de consistencia (si la teoría B es consistente entonces la teoría A también lo es).
Especialmente preocupante es la conclusión, demostrada en 1931 por el lógico
estadounidense Kurt Gödel, según la cual en cualquier sistema de axiomas lo
suficientemente complicado como para ser útil a las matemáticas es posible encontrar
proposiciones cuya certeza no se puede demostrar dentro del sistema.

4.17 Las matemáticas a finales del siglo XX

En la Conferencia Internacional de Matemáticos que tuvo lugar en París en 1900,


el matemático alemán David Hilbert expuso sus teorías. Hilbert era catedrático en
Gotinga, el hogar académico de Gauss y Riemann, y había contribuido de forma
sustancial en casi todas las ramas de las matemáticas, desde su clásico Fundamentos
de la geometría (1899) a su Fundamentos de la matemática en colaboración con otros
autores. La conferencia de Hilbert en París consistió en un repaso a 23 problemas
matemáticos que él creía podrían ser las metas de la investigación matemática del siglo
que empezaba. Estos problemas, de hecho, han estimulado gran parte de los trabajos
matemáticos del siglo XX, y cada vez que aparecen noticias de que otro de los
"problemas de Hilbert" ha sido resuelto, la comunidad matemática internacional espera
los detalles con impaciencia.
A pesar de la importancia que han tenido estos problemas, un hecho que Hilbert
no pudo imaginar fue la invención del ordenador o computadora digital programable,
primordial en las matemáticas del futuro. Aunque los orígenes de las computadoras
fueron las calculadoras de relojería de Pascal y Leibniz en el siglo XVII, fue Charles
Babbage quien, en la Inglaterra del siglo XIX, diseñó una máquina capaz de realizar
operaciones matemáticas automáticamente siguiendo una lista de instrucciones
(programa) escritas en tarjetas o cintas. La imaginación de Babbage sobrepasó la
tecnología de su tiempo, y no fue hasta la invención del relé, la válvula de vacío y
después la del transistor cuando la computación programable a gran escala se hizo
realidad. Este avance ha dado un gran impulso a ciertas ramas de las matemáticas,
como el análisis numérico y las matemáticas finitas, y ha generado nuevas áreas de
investigación matemática como el estudio de los algoritmos. Se ha convertido en una
poderosa herramienta en campos tan diversos como la teoría de números, las
ecuaciones diferenciales y el álgebra abstracta. Además, el ordenador ha permitido
encontrar la solución a varios problemas matemáticos que no se habían podido resolver
anteriormente, como el problema topológico de los cuatro colores propuestos a
mediados del siglo XIX. El teorema dice que cuatro colores son suficientes para dibujar
cualquier mapa, con la condición de que dos países limítrofes deben tener distintos
colores. Este teorema fue demostrado en 1976 utilizando una computadora de gran
capacidad de cálculo en la Universidad de Illinois (Estados Unidos).

4.18 Las matemáticas en la actualidad

Carl Friedrich Gauss consideraba a la matemática como reina de las ciencias,


pero la pregunta que se hacen muchos es si se debe seguir considerando así en la
actualidad, pues al parecer el avance tecnológico atribuye el desarrollo de las
ciencias a la herramienta base de este tiempo: La computadora con gran potencia de
cálculo. Lo que muchas personas no cercanas a la ciencias no saben es que en
realidad la matemática ha ganado sorprendentes espacios hasta el punto de
invadir muchos aspecto de nuestra vida.

Las matemáticas, como da cuenta su historia han evolucionado interactuando con los
nuevos descubrimientos científicos, lo que trajo como consecuencia una aceleración en
la investigación que continúa hasta la actualidad. En nuestro tiempo, las
matemáticas son una herramienta fundamental, pues se aplican en diversos campos
(ciencias naturales ,ingeniería, medicina, ciencias sociales, música, control de
mecanismos, etc). La aplicación de los conocimientos matemáticos en todo el mundo
es indispensable para el desarrollo de nuevos descubrimientos y nuevas disciplinas.
Aunque para muchos la computadora sea la reina del desarrollo de las ciencias
actuales, la realidad es que lo que le permite a la computadora hacer lo que hace son
las matemáticas aplicadas, complejas teorías matemáticas de la información, de la
mecánica de fluidos y gases, de la geometría computacional y muchas más.
Actualmente, todas las ciencias aportan problemas que son estudiados por
matemáticos, al mismo tiempo que aparecen nuevos problemas dentro de las propias
matemáticas.

Es de esta manera que actualmente la matemática aplicada sirve a otras disciplinas a


través de los modelos que se simulan en computadoras con el fin de predecir
resultados sin la construcción efectiva del objeto. Por ejemplo, uno de los grandes usos
de la matemática aplicada está involucrado con la matemática computacional en la
medicina; en los modernos aparatos de diagnóstico, en el diseño de cirugía ocular,
tomografía computacional, resonancia magnética, entre otros, los cuales se convierten
en valiosos artefactos matemáticos con el fin de reconstruir una imagen conociendo la
atenuación y el ángulo de los rayos. También se puede mencionar su gran utilidad en
campos de la ingeniería, para estudiar la aerodinámica del automóvil, temperatura en
un motor, señales y telecomunicaciones (análisis y optimización del tráfico de las redes
de comunicación e Internet), optimización y control, sistemas dinámicos, métodos
numéricos, mecánica celeste y astronomía, mecánica cuántica, teoría de códigos y
criptografía entre otros. Es así que la Matemática aplicada juega un papel importante no
sólo en los mencionados campos sino también en la reactivación industrial, pues las
industrias aun pequeñas, comienzan a necesitar la optimización de modelos.

En conclusión, es obvio que la matemática en la actualidad no está relegada por la


tecnología, sino que es cada vez más fuerte y vivaz porque es una manera para
entender el mundo y es una pieza fundamental en el desarrollo y aplicación de la
tecnología moderna (D., 2010).

4.19 Algunos grandes matemáticos de la historia

Algunos de los matemáticos más emblemáticos han sido:

Tales de Mileto
(hacia el 600 a.C.)
Ilustración 4 Tales de Mileto (Mileto, actual Turquía, 624 a.C. - 548 a.C.)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tales.htm

(Mileto, actual Turquía, 624 a.C. - 548 a.C.) Filósofo y matemático griego.
Iniciador de la escuela de Mileto, la primera de las escuelas filosóficas de la antigua
Grecia, es considerado el primer filósofo por su aspiración a establecer una explicación
racional de los fenómenos de la naturaleza, trascendiendo el tradicional enfoque
mitológico que había caracterizado la cultura griega arcaica. Tales fue el primero que
sostuvo la existencia de un arjé, es decir, de un principio constitutivo y originario común
a todas las cosas, que identificó con el agua; inauguró con ello un tema recurrente en la
filosofía presocrática y de vastas implicaciones en la tradición filosófica occidental.
La rica y próspera ciudad griega de Mileto, en la costa de la actual Turquía, fue
la cuna del pensamiento occidental; en ella se desarrolló, a lo largo del siglo VI antes de
Cristo, la actividad de los filósofos milesios, es decir, originarios de Mileto: Tales,
Anaximandro y Anaxímenes. El paso del mito al logos, a la razón, señala el comienzo
de los filosofía. Y los filósofos milesios fueron, en efecto, los primeros en prescindir de
las explicaciones mitológicas y religiosas de los fenómenos (los rayos son producto de
la cólera de Zeus, la peste es un castigo de los dioses) y en dar respuestas racionales
a las cuestiones. No por ello debemos percibir a los milesios como filósofos en el sentido
moderno del término, sino más bien como sabios interdisciplinares, interesados en lo
que actualmente serían campos diversos de la filosofía, la ciencia o la técnica, como la
astronomía, las matemáticas o la ingeniería.
La cuestión filosófica que más ocupó a los pensadores de Mileto fue la
del arjé (o arché), palabra que puede traducirse como «principio» en su doble sentido:
como principio constitutivo (aquello de que están hechas las cosas) y como principio
originario (aquello de lo que proceden todas las cosas). Es obvio que la fisis, la
naturaleza o universo físico, es un conjunto de seres de muy diversa índole; pese a ello,
Tales y los filósofos milesios supusieron que existía un principio constitutivo único, una
sustancia común a toda esta multiplicidad de seres. Pero a la hora de determinar cuál
podía ser este primer principio, cada uno de los pensadores de la escuela milesia dio
una respuesta distinta: para Tales de Mileto el arjé es el agua; para Anaximandro,
el ápeiron, lo indefinido; para Anaxímenes, el aire.

La disparidad y lo que hoy nos parece escasa fundamentación de las respuestas


no puede socavar la trascendencia de estas aportaciones en la medida en que suponen
el inicio de una actitud racional, es decir, filosófica. En este sentido, Tales representa el
primer intento de dar una explicación razonada del universo, introduciendo una hipótesis
que permitía explicar su origen y su composición y dar cuenta de la múltiple variedad de
seres y fenómenos. Es imposible reconstruir su pensamiento con precisión, porque,
aunque se le atribuyen algunas obras, no nos han llegado ni siquiera fragmentos de
ellas, ni tampoco es seguro que escribiera alguna; sólo disponemos de los breves
resúmenes y comentarios a su filosofía trazados por autores posteriores.

El genio griego se inclinaba a la observación y a la especulación (no así a la


experimentación, base de la ciencia moderna que se inicia en Galileo), por lo que cabe
la posibilidad de que Tales partiera de la observación de las transformaciones que la
materia puede experimentar: el tronco arde y se convierte en cenizas, el mosto de uva
fermenta y deviene vino, de ciertas rocas extraemos metales, los seres vivos se
descomponen al morir. Tal observación pudo conducirle a suponer que cualquier
sustancia puede transformarse en otra, y que ello era posible porque todas las
sustancias eran simplemente aspectos diversos de una misma materia; es decir, todas
procedían y estaban formadas por un principio común, el arjé.
Quedaba entonces determinar cuál era entonces ese principio constitutivo. Para
Tales de Mileto, el arjé es el agua: todo nace del agua, la cual es el elemento básico del
que están hechas todas las cosas. Aunque tampoco conocemos con certeza las razones
que le llevaron a establecer el agua como arjé, sus comentaristas coinciden en aventurar
algunas. El agua es la materia que se encuentra en mayor cantidad, rodea la tierra y
corre a través de los continentes; impregna la atmósfera en forma de vapor, que es aire,
nubes y éter, y del agua se forman los cuerpos sólidos al condensarse; por carecer de
determinaciones (estado, forma, color, olor), es apta para determinarse. El agua, por
otra parte, es condición necesaria de lo vivo: hace germinar las semillas y es
imprescindible para las plantas y los animales, hasta el punto de que la vida no es
posible sin ella. La Tierra, para Tales, era un disco plano que flota en un océano infinito,
cubierto por la semiesfera celeste.
La existencia de un primer principio fue asumida por los filósofos posteriores, a
pesar de que, como ya se ha indicado, no aceptasen que el agua fuera tal elemento. Lo
importante de la tesis de Tales es la consideración de que todos los seres se constituyen
a partir de un principio, sea el agua, sea cualquier otro. Y el hecho de buscarlo de una
forma racional, de extraerlo de una serie de observaciones y deducciones, es lo que ha
valido a Tales el título de «padre de la filosofía». La cuestión del arjé, en efecto, seguiría
siendo tratada no sólo por sus discípulos de la escuela de Mileto (Anaximandro y
Anaxímenes), sino también por otros destacados pensadores de la floreciente filosofía
griega,como Pitágoras, Jenófanes de
Colofón, Parménides, Heráclito, Empédocles, Anaxágoras, Leucipo o Demócrito, hasta
convertirse en uno de los motivos centrales de la filosofía presocrática, es decir, de la
anterior a Sócrates.
Para calibrar la importancia de la aportación de Tales debe tenerse en cuenta,
además, que la noción misma de arjé envuelve una serie de consecuencias que irían
explicitándose a lo largo del periodo presocrático y en las que reconocemos temas
fundamentales de la filosofía occidental. Así, por un lado, la existencia de un principio
constitutivo común implica que la multiplicidad de seres que observamos en la
naturaleza es sólo aparente; en consecuencia, el testimonio de los sentidos no es fiable.
Por otra parte, tal principio constitutivo es una esencia inmutable y eterna, propiedades
que no se manifiestan en la continua transformación de los seres individuales y que sólo
pueden ser aprehendidas por la razón, único instrumento que permite discernir lo
verdadero de lo aparente.
Un sabio legendario
De la vida de Tales de Mileto nos han llegado datos y anécdotas dispersas de
imposible verificación. Al parecer, en su juventud viajó a Egipto, donde aprendió
geometría de los sacerdotes de Menfis, y calculó la altura de la pirámides por la longitud
de sus sombras. También estudió astronomía, que posteriormente enseñaría con el
nombre de astrosofía; el historiador Herodoto afirma que predijo un eclipse acaecido en
el año 585 a.C. De vuelta a Mileto dirigió una escuela de náutica, construyó un canal
para desviar las aguas del Halis y dio acertados consejos políticos a los gobernantes.
En geometría, y en base a los conocimientos adquiridos en Egipto, Tales de
Mileto elaboró un conjunto de teoremas generales y de razonamientos deductivos a
partir de los primeros. Todo ello fue recopilado posteriormente por Euclides en su
obra Elementos, pero se debe a Tales el mérito de haber introducido en Grecia el interés
por los estudios geométricos. Son muy numerosas (seguramente demasiadas) las
aportaciones que se le atribuyen, probablemente por el inmenso prestigio de que gozó
ya en la Antigüedad: junto con el legislador Solón y otros nombres menos conocidos,
figuró siempre como el primero de los «siete sabios de Grecia».
En líneas generales, sin embargo, no cabe confiar demasiado en las
informaciones de que disponemos; de hecho, las distintas fuentes no coinciden ni
siquiera en su personalidad. Cuenta Platón que, andando absorto en la contemplación
del firmamento, Tales cayó en un pozo y fue por ello blanco de las burlas de una criada;
pero esta tópica e improbable imagen de sabio distraído contrasta con las anécdotas
que lo caracterizan como un hombre práctico y realista. Aristóteles refiere que, gracias
a sus conocimientos astronómicos, Tales supo que habría una buena cosecha de
aceitunas; por poco dinero alquiló en invierno cuantos molinos pudo, y llegado el
momento de la cosecha, ante la fuerte demanda, realquiló los molinos al precio que
quiso, obteniendo grandes beneficios. Con ello habría querido probar que el saber es
útil, y que si los filósofos no son ricos es porque se interesan más por el saber que por
el dinero.

Pitágoras
(582-500 a.C.)

Ilustración 5 Pitágoras (Isla de Samos, actual Grecia, h. 572 a.C. - Metaponto, hoy desaparecida, actual
Italia, h. 497 a.C.)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pitagoras.htm

(Isla de Samos, actual Grecia, h. 572 a.C. - Metaponto, hoy desaparecida, actual
Italia, h. 497 a.C.) Filósofo y matemático griego. Aunque su nombre se halla vinculado
al teorema de Pitágoras y la escuela por él fundada dio un importante impulso al
desarrollo de las matemáticas en la antigua Grecia, la relevancia de Pitágoras alcanza
también el ámbito de la historia de las ideas: su pensamiento, teñido todavía del
misticismo y del esoterismo de las antiguas religiones mistéricas y orientales, inauguró
una serie de temas y motivos que, a través de Platón, dejarían una profunda impronta
en la tradición occidental.

Se tienen pocas noticias de la biografía de Pitágoras que puedan considerarse


fidedignas, ya que su condición de fundador de una secta religiosa propició la temprana
aparición de una tradición legendaria en torno a su persona. Parece seguro que fue hijo
del mercader Mnesarco y que la primera parte de su vida transcurrió en la isla de Samos,
que probablemente abandonó unos años antes de la ejecución del tirano Polícrates, en
el 522 a.C. Es posible que viajara entonces a Mileto, para visitar luego Fenicia y Egipto;
en este último país, cuna del conocimiento esotérico, Pitágoras podría haber estudiado
los misterios, así como geometría y astronomía.

Algunas fuentes dicen que Pitágoras marchó después a Babilonia con Cambises
II, para aprender allí los conocimientos aritméticos y musicales de los sacerdotes. Se
habla también de viajes a Delos, Creta y Grecia antes de establecer, por fin, su famosa
escuela en la ciudad de Crotona, una de las colonias que los griegos habían fundado
dos siglos antes en la Magna Grecia (el actual sur de Italia), donde gozó de considerable
popularidad y poder. La comunidad liderada por Pitágoras acabó, plausiblemente, por
convertirse en una fuerza política aristocratizante que despertó la hostilidad del partido
demócrata, de lo que derivó una revuelta que obligó a Pitágoras a pasar los últimos años
de su vida en la también colonia griega de Metaponto, al norte de Crotona.

La comunidad pitagórica estuvo siempre rodeada de misterio; parece que los


discípulos debían esperar varios años antes de ser presentados al maestro y guardar
siempre estricto secreto acerca de las enseñanzas recibidas. Las mujeres podían formar
parte de la hermandad; la más famosa de sus adheridas fue Teano, esposa quizá del
propio Pitágoras y madre de una hija y de dos hijos del filósofo.

La filosofía de Pitágoras

Pitágoras no dejó obra escrita, y hasta tal punto es imposible distinguir las ideas
del maestro de las de los discípulos que sólo puede exponerse el pensamiento de la
escuela de Pitágoras. De hecho, externamente el pitagorismo más parece una religión
mistérica (como el orfismo) que una escuela filosófica; en tal sentido fue un estilo de
vida inspirado en un ideal ascético y basado en la comunidad de bienes, cuyo principal
objetivo era la purificación ritual (catarsis) de sus miembros.

Sin embargo, tal purificación (y ésta es su principal singularidad respecto a los


cultos mistéricos) se llevaba a cabo a través del cultivo de un saber en el que la música
y las matemáticas desempeñaban un papel importante. El camino hacia ese saber era
la filosofía, término que, según la tradición, Pitágoras fue el primero en emplear en su
sentido literal de «amor a la sabiduría»; cuando el tirano Leontes le preguntó si era un
sabio, Pitágoras le respondió cortésmente que era «un filósofo», es decir, un amante
del saber.

También se atribuye a Pitágoras haber transformado las matemáticas en una


enseñanza liberal (sin la utilidad por ejemplo agrimensora que tenían en Egipto)
mediante la formulación abstracta de sus resultados, con independencia del contexto
material en que ya eran conocidos algunos de ellos. Éste es, en especial, el caso del
famoso teorema de Pitágoras, que establece la relación entre los lados de un triángulo
rectángulo: el cuadrado de la hipotenusa (el lado más largo) es igual a la suma de los
cuadrados de los catetos (los lados cortos que forman el ángulo rectángulo). Del uso
práctico de esta relación existen testimonios procedentes de otras civilizaciones
anteriores a la griega (como la egipcia y la babilónica), pero se atribuye a Pitágoras la
primera demostración del teorema, así como otros numerosos avances a su escuela.

El esfuerzo para elevarse a la generalidad de un teorema matemático a partir de


su cumplimiento en casos particulares ejemplifica el método pitagórico para la
purificación y perfección del alma, que enseñaba a conocer el mundo como armonía.
En virtud de ésta, el universo era un cosmos, es decir, un conjunto ordenado en el que
los cuerpos celestes guardaban una disposición armónica que hacía que sus distancias
estuvieran entre sí en proporciones similares a las correspondientes a los intervalos de
la octava musical; las esferas celestes, al girar, producían la llamada música de las
esferas, inaudible al oído humano por ser permanente y perpetua.

En un sentido sensible, la armonía era musical; pero su naturaleza inteligible era


de tipo numérico, y si todo era armonía, el número resultaba ser la clave de todas las
cosas. Mientras casi todos sus predecesores y coetáneos (desde los filósofos
milesios Tales, Anaximandro y Anaxímenes hasta Heráclito y los
eleatas Jenófanes y Parménides) buscaban el arjé o principio constitutivo de las cosas
en sustancias físicas (el agua, el aire, el fuego, la tierra), los pitagóricos vieron tal
principio en el número: las leyes y proporciones numéricas rigen los fenómenos
naturales, revelando el orden y la armonía que impera en el cosmos. Sólo con el
descubrimiento de tales leyes y proporciones llegamos a un conocimiento exacto y
verdadero de las cosas.

La voluntad unitaria de la doctrina pitagórica quedaba plasmada en la relación


que establecía entre el orden cósmico y el moral; para los pitagóricos, el hombre era
también un verdadero microcosmos en el que el alma aparecía como la armonía del
cuerpo. En este sentido, entendían que la medicina tenía la función de restablecer la
armonía del individuo cuando ésta se viera perturbada, y, siendo la música instrumento
por excelencia para la purificación del alma, la consideraban, por lo mismo, como una
medicina para el cuerpo.

La santidad predicada por Pitágoras implicaba toda una serie de normas


higiénicas basadas en tabúes como la prohibición de consumir animales, que parece
haber estado directamente relacionada con la creencia en la transmigración de las
almas; se dice que el propio Pitágoras declaró ser hijo de Hermes, y que sus discípulos
lo consideraban una encarnación de Apolo. La creencia en la metempsicosis, idea
orientalizante y extraña a la tradición griega, implicaba la concepción del alma como
ente racional inmortal aprisionado en el cuerpo y responsable de sus actos, de forma
que de su conducta en la vida dependería el ser en el que se reencarnaría tras la muerte
del cuerpo.

Su influencia
Más de un siglo después de la muerte de Pitágoras, en el transcurso de un viaje
al sur de Italia efectuado antes de la fundación de la Academia, Platón tuvo
conocimiento de la filosofía pitagórica a través de sus discípulos. Se ha afirmado que la
concepción del número como principio de todas las cosas preparó el terreno para el
idealismo platónico; en cualquier caso, la influencia de Pitágoras es clara al menos en
la doctrina platónica del alma (inmortal y prisionera del cuerpo), que también en Platón
alcanza su liberación mediante el saber.
De este modo, a través de Platón, diversas concepciones pitagóricas se
convertirían en temas recurrentes o polémicos de la filosofía occidental; todavía en el
siglo XVII un astrónomo tan insigne como Kepler, a quien se debe el descubrimiento de
las órbitas elípticas de los planetas, seguía creyendo en la música de las esferas. Otros
conceptos suyos, como los de armonía y proporción, quedarían incorporados a la
música y las artes. Pitágoras ha sido visto también como el precursor de una aspiración
que tendría grandísimo predicamento a partir de la revolución científica de Galileo: la
formalización matemática del conocimiento.
Euclides
(aproximadamente 330 a.C. - 275 a.C.)

Ilustración 6 Euclides (330 a.C. - 275 a.C.)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/euclides.htm
(330 a.C. - 275 a.C.) Matemático griego. Junto con Arquímedes y Apolonio de
Perga, posteriores a él, Euclides fue pronto incluido en la tríada de los grandes
matemáticos de la Antigüedad. Sin embargo, a la luz de la inmensa influencia que su
obra ejercería a lo largo de la historia, hay que considerarlo también como uno de los
más ilustres de todos los tiempos.
Pese a que realizó aportaciones y correcciones de relieve, Euclides ha sido visto
a veces como un mero compilador del saber matemático griego. En realidad, el gran
mérito de Euclides reside en su labor de sistematización: partiendo de una serie de
definiciones, postulados y axiomas, estableció por rigurosa deducción lógica todo el
armonioso edificio de la geometría griega. Juzgada no sin motivo como uno de los más
altos productos de la razón humana y admirada como un sistema acabado y perfecto,
la geometría euclidiana mantendría su vigencia durante más de veinte siglos, hasta la
aparición, ya en el siglo XIX, de las llamadas geometrías no euclidianas.
Biografía
Poco se conoce a ciencia cierta de la biografía de Euclides, pese a ser el
matemático más famoso de la Antigüedad. Es probable que se educara en Atenas, lo
que permitiría explicar su buen conocimiento de la geometría elaborada en la escuela
de Platón, aunque no parece que estuviera familiarizado con las obras de Aristóteles.
Euclides enseñó en Alejandría, donde abrió una escuela que acabaría siendo la
más importante del mundo helénico, y alcanzó un gran prestigio en el ejercicio de su
magisterio durante el reinado de Ptolomeo I Sóter, fundador de la dinastía ptolemaica
que gobernaría Egipto desde la muerte de Alejandro Magno hasta la ocupación romana.
Se cuenta que el rey lo requirió para que le mostrara un procedimiento abreviado para
acceder al conocimiento de las matemáticas, a lo que Euclides repuso que no existía
una vía regia para llegar a la geometría. Este epigrama, sin embargo, se atribuye
también al matemático Menecmo, como réplica a una demanda similar por parte de
Alejandro Magno.

La tradición ha conservado una imagen de Euclides como hombre de notable


amabilidad y modestia, y ha transmitido asimismo una anécdota relativa a su
enseñanza, recogida por Juan Estobeo: un joven principiante en el estudio de la
geometría le preguntó qué ganaría con su aprendizaje. Euclides le explicó que la
adquisición de un conocimiento es siempre valiosa en sí misma; y dado que el
muchacho tenía la pretensión de obtener algún provecho de sus estudios, ordenó a un
sirviente que le diera unas monedas.

Los Elementos de Euclides


Euclides fue autor de diversos tratados, pero su nombre se asocia principalmente
a uno de ellos, los Elementos, que rivaliza por su difusión con las obras más famosas
de la literatura universal, como la Biblia o el Quijote. Se trata, en esencia, de una
compilación de obras de autores anteriores (entre los que destaca Hipócrates de Quíos),
a las que superó de inmediato por su plan general y la magnitud de su propósito.
De los trece libros que la componen, los seis primeros corresponden a lo que se
entiende todavía como geometría plana o elemental. En ellos Euclides recoge las
técnicas geométricas utilizadas en la escuela de Pitágoras para resolver lo que hoy se
consideran ejemplos de ecuaciones lineales y cuadráticas; se incluye también la teoría
general de la proporción, atribuida tradicionalmente a Eudoxo.

Los libros del séptimo al décimo tratan de cuestiones numéricas: las principales
propiedades de la teoría de los números (divisibilidad, números primos), los conceptos
de conmensurabilidad de segmentos a sus cuadrados y las cuestiones relacionadas con
las transformaciones de los radicales dobles. Los tres restantes se ocupan de la
geometría de los sólidos, hasta culminar en la construcción de los cinco poliedros
regulares y sus esferas circunscritas, que habían sido ya objeto de estudio por parte de
Teeteto.
De las restantes obras de Euclides sólo poseemos referencias o breves
resúmenes de comentaristas posteriores. Los tratados sobre los Lugares superficiales y
las Cónicas ya contenían, al parecer, algunos de los resultados expuestos
posteriormente por Apolonio de Perga. En los Porismas se desarrollan los teoremas
geométricos denominados actualmente de tipo proyectivo; de esta obra sólo
conservamos el resumen trazado por Pappo de Alejandría. En Óptica y Catóptrica se
estudiaban las leyes de la perspectiva, la propagación de la luz y los fenómenos de
reflexión y refracción.
Dos mil años de vigencia
La influencia posterior de los Elementos de Euclides fue decisiva; tras su
aparición, se adoptó de inmediato como libro de texto ejemplar en la enseñanza inicial
de la matemática, con lo cual se cumplió el propósito que debió de inspirar a Euclides.
Tras la caída del Imperio Romano, su obra fue preservada por los árabes y de nuevo
ampliamente divulgada a partir del Renacimiento.
Más allá incluso del ámbito estrictamente matemático, Euclides fue tomado como
modelo, en su método y exposición, por autores como Galeno, para la medicina,
o Spinoza, para la ética. Ello sin contar la multitud de filósofos y científicos de todas las
épocas que, en su búsqueda de sistemas explicativos de validez universal, tuvieron en
mente el admirable rigor lógico de la geometría de Euclides.
De hecho, Euclides estableció lo que, a partir de su contribución, había de ser la
forma clásica de una proposición matemática: un enunciado deducido lógicamente a
partir de unos principios previamente aceptados. En el caso de los Elementos, los
principios que se toman como punto de partida son veintitrés definiciones, cinco
postulados y cinco axiomas o nociones comunes.

La naturaleza y el alcance de dichos principios han sido objeto de frecuente


discusión a lo largo de la historia, en especial por lo que se refiere a los postulados y,
en particular, al quinto postulado, llamado de las paralelas. Según este postulado, por
un punto exterior a una recta sólo puede trazarse una paralela a dicha recta. Su
condición distinta respecto de los restantes postulados fue ya percibida desde la misma
Antigüedad, y hubo diversas tentativas de demostrar el quinto postulado como teorema.

Los esfuerzos por hallar una demostración resultaron infructuosos y prosiguieron


hasta el siglo XIX, cuando algunos trabajos inéditos de Carl Friedrich Gauss (1777-
1855) y las investigaciones del matemático ruso Nikolai Lobachevski (1792-1856)
evidenciaron que era posible definir una geometría perfectamente consistente (la
geometría hiperbólica) en la que no se cumplía el quinto postulado. Se iniciaba así el
desarrollo de las geometrías no euclidianas, de entre las que destaca la geometría
elíptica del matemático alemán Bernhard Riemann (1826-1866), juzgada por Albert
Einstein como la que mejor representa el modelo de espacio-tiempo relativista.

Arquímedes
(287-212 a.C.)

Ilustración 7 Arquinedes (Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C. - id., 212 a.C.)

Fuente: https://www.ivoox.com/arquimedes-siracusa-audios-mp3_rf_10444334_1.html

(Siracusa, actual Italia, h. 287 a.C. - id., 212 a.C.) Matemático griego. Los
grandes progresos de las matemáticas y la astronomía del helenismo son deudores, en
buena medida, de los avances científicos anteriores y del legado del saber oriental, pero
también de las nuevas oportunidades que brindaba el mundo helenístico. En los inicios
de la época helenística se sitúa Euclides, quien legó a la posteridad una prolífica obra
de síntesis de los conocimientos de su tiempo que afortunadamente se conservó casi
íntegra y se convirtió en un referente casi indispensable hasta la Edad Contemporánea.

Pero el más célebre y prestigioso matemático fue Arquímedes. Sus escritos, de


los que se han conservado una decena, son prueba elocuente del carácter polifacético
de su saber científico. Hijo del astrónomo Fidias, quien probablemente le introdujo en
las matemáticas, aprendió de su padre los elementos de aquella disciplina en la que
estaba destinado a superar a todos los matemáticos antiguos, hasta el punto de
aparecer como prodigioso, "divino", incluso para los fundadores de la ciencia moderna.
Sus estudios se perfeccionaron en aquel gran centro de la cultura helenística que era la
Alejandría de los Tolomeos, en donde Arquímedes fue, hacia el año 243 a.C., discípulo
del astrónomo y matemático Conón de Samos, por el que siempre tuvo respeto y
admiración.

Allí, después de aprender la no despreciable cultura matemática de la escuela


(hacía poco que había muerto el gran Euclides), estrechó relaciones de amistad con
otros grandes matemáticos, entre los cuales figuraba Eratóstenes, con el que mantuvo
siempre correspondencia, incluso después de su regreso a Sicilia. A Eratóstenes dedicó
Arquímedes su Método, en el que expuso su genial aplicación de la mecánica a la
geometría, en la que «pesaba» imaginariamente áreas y volúmenes desconocidos para
determinar su valor. Regresó luego a Siracusa, donde se dedicó de lleno al trabajo
científico.

Al parecer, más tarde volvió a Egipto durante algún tiempo como "ingeniero" de
Tolomeo, y diseñó allí su primer gran invento, la "coclea", una especie de máquina que
servía para elevar las aguas y regar de este modo regiones a las que no llegaba la
inundación del Nilo. Pero su actividad madura de científico se desenvolvió por completo
en Siracusa, donde gozaba del favor del tirano Hierón II. Allí alternó inventos mecánicos
con estudios de mecánica teórica y de altas matemáticas, imprimiendo siempre en ellos
su espíritu característico, maravillosa fusión de atrevimiento intuitivo y de rigor metódico.

Sus inventos mecánicos son muchos, y más aún los que le atribuyó la leyenda
(entre estos últimos debemos rechazar el de los espejos ustorios, inmensos espejos con
los que habría incendiado la flota romana que sitiaba Siracusa); pero son históricas,
además de la "coclea", numerosas máquinas de guerra destinadas a la defensa militar
de la ciudad, así como una "esfera", grande e ingenioso planetario mecánico que, tras
la toma de Siracusa, fue llevado a Roma como botín de guerra, y allí lo vieron
todavía Cicerón y quizás Ovidio.

La biografía de Arquímedes está más poblada de anécdotas sabrosas que de


hechos como los anteriormente relatados. En torno a él tejieron la trama de una figura
legendaria primero sus conciudadanos y los romanos, después los escritores antiguos
y por último los árabes; ya Plutarco atribuyó una «inteligencia sobrehumana» a este
gran matemático e ingeniero.
La más divulgada de estas anécdotas la relata Vitruvio y se refiere al método que
utilizó para comprobar si existió fraude en la confección de una corona de oro encargada
por Hierón II, tirano de Siracusa y protector de Arquímedes, y quizás incluso pariente
suyo. Se cuenta que el tirano, sospechando que el joyero le había engañado poniendo
plata en el interior de la corona, pidió a Arquímedes que determinase los metales de que
estaba compuesta sin romperla.

Arquímedes meditó largo tiempo en el difícil problema, hasta que un día,


hallándose en un establecimiento de baños, advirtió que el agua se desbordaba de la
bañera a medida que se iba introduciendo en ella. Esta observación le inspiró la idea
que le permitió resolver la cuestión que le planteó el tirano: si sumergía la corona en un
recipiente lleno hasta el borde y medía el agua que se desbordaba, conocería su
volumen; luego podría comparar el volumen de la corona con el volumen de un objeto
de oro del mismo peso y comprobar si eran iguales. Se cuenta que, impulsado por la
alegría, Arquímedes corrió desnudo por las calles de Siracusa hacia su casa gritando
«Eureka! Eureka!», es decir, «¡Lo encontré! ¡Lo encontré!».

La idea de Arquímedes está reflejada en una de las proposiciones iniciales de


su obra Sobre los cuerpos flotantes, pionera de la hidrostática, que sería estudiada
cuidadosamente por los fundadores de la ciencia moderna, entre ellos Galileo.
Corresponde al famoso principio de Arquímedes (todo cuerpo sumergido en un líquido
experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del volumen de agua que desaloja), y,
como allí se explica, haciendo uso de él es posible calcular la ley de una aleación, lo
cual le permitió descubrir que el orfebre había cometido fraude.

Según otra anécdota famosa, recogida entre otros por Plutarco, Arquímedes se
hallaba tan entusiasmado por la potencia que conseguía obtener con sus máquinas,
capaces de levantar grandes pesos con esfuerzo relativamente pequeño, que aseguró
al tirano que, si le daban un punto de apoyo, conseguiría mover la Tierra; se cree que,
exhortado por el rey a que pusiera en práctica su aseveración, logró sin esfuerzo
aparente, mediante un complicado sistema de poleas, poner en movimiento un navío de
tres mástiles con su carga.

Análoga concentración mental y abstracción en la meditación demuestra el


episodio de su muerte. Según se dice, los ingenios bélicos cuya paternidad le atribuye
la tradición permitieron a Siracusa resistir tres años el asedio romano, antes de caer en
manos de las tropas de Marcelo. Mientras saqueaban Siracusa los soldados de Marcelo,
que al fin habían conseguido expugnar la ciudad, el viejo matemático estaba meditando,
olvidado de todo, en sus problemas de geometría.

Sorprendido por un soldado que le preguntó quién era, Arquímedes no le


respondió, o, según otra versión, le respondió irritado que no le molestara ni le
estropeara los dibujos que había trazado en la arena; y el soldado, encolerizado, lo
mató. Marcelo se entristeció mucho al saberlo y mandó que le levantaran un
monumento, sacando su figura del tratado Sobre la esfera y del cilindro. Cicerón
reconoció por esta figura, muchos años más tarde, su tumba olvidada.
Esta pasión de Arquímedes por la erudición, que le causó la muerte, fue también
la que, en vida, se dice que hizo que se olvidara hasta de comer y que soliera
entretenerse trazando dibujos geométricos en las cenizas del hogar o incluso, al ungirse,
en los aceites que cubrían su piel. Esta imagen contrasta con la del inventor de
máquinas de guerra de que hablan los historiadores Polibio y Tito Livio; pero, como
señala Plutarco, su interés por esa maquinaria estribó únicamente en el hecho de que
planteó su diseño como mero entretenimiento intelectual.
El esfuerzo de Arquímedes por convertir la estática en un cuerpo doctrinal
riguroso es comparable al realizado por Euclides con el mismo propósito respecto a la
geometría. Tal esfuerzo se refleja de modo especial en dos de sus libros; en el primero
de ellos, Equilibrios planos, fundamentó la ley de la palanca, deduciéndola a partir de
un número reducido de postulados, y determinó el centro de gravedad de
paralelogramos, triángulos, trapecios y el de un segmento de parábola.
En la obra Sobre la esfera y el cilindro utilizó el método denominado de
exhaustión, precedente del cálculo integral, para determinar la superficie de una esfera
y para establecer la relación entre una esfera y el cilindro circunscrito en ella. Este último
resultado pasó por ser su teorema favorito, que por expreso deseo suyo se grabó sobre
su tumba, hecho gracias al cual Cicerón pudo recuperar la figura de Arquímedes cuando
ésta había sido ya olvidada.

Fibonacci
(1170-1240)
Ilustración 8 Leonardo Bonacci o Fibonacci (Pisa, actual Italia, c. 1175 - id., c. 1240)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leonardo_depisa.htm

(Leonardo Bigollo, llamado también Leonardo Fibonacci, Leonardo


Pisano, Leonardo Bonacci o Fibonacci; Pisa, actual Italia, c. 1175
- id., c. 1240) Matemático italiano que difundió en Occidente los
conocimientos científicos del mundo árabe, los cuales recopiló en el Liber
Abaci (Libro del ábaco). Popularizó el uso de las cifras árabes y expuso los
principios de la trigonometría en su obra Practica Geometriae (Práctica de
la geometría).

Considerado como el primer algebrista de Europa


(cronológicamente hablando) y como el introductor del sistema numérico
árabe, fue educado de niño en Argelia, donde su padre era funcionario de
aduanas, y donde aprendió "el ábaco, al uso de los indios". Después tuvo
manera, por razones de tipo comercial, de conocer todo lo que de esta
ciencia se enseñaba en Egipto, en Siria, en Sicilia y en Provenza.

Al material así reunido le dio un orden, una unidad de método y una


claridad de enseñanza en el Liber Abaci (Libro del ábaco), que, como modelo
de texto universitario, sirvió también, por su caudal de ejemplos, para la
compilación de manuales de aritmética para uso de los comerciantes.
Escrita en 1202 y ampliada en una segunda redacción en 1228, la obra
contiene quince capítulos. En el primero se expone la numeración de las
nueve cifras que Fibonacci llama "indias" y que, en efecto, son diez,
porque es necesario añadirles el cero "quod arabice zephirum apellatur".

En los capítulos siguientes Leonardo expone nociones suficientes


sobre el cálculo digital, tablas de adición y multiplicación, mostrando su
uso para realizar las cuatro operaciones con cifras de considerable
extensión, y dando a conocer los criterios de divisibilidad por dos, por tres
y hasta trece, reuniendo en tablitas a propósito los resultados de las
divisiones por estos números de algunos enteros no superiores al 200.

En el sexto y el séptimo capítulos trata de las fracciones, del


concepto y las aplicaciones del mínimo común múltiplo y de una "tabula
disgregationis" que, enseñando la descomposición de buen número de
fracciones ordinarias en fundamentales, revela la persistencia de la
logística egipcia. La segunda parte del libro, "Regla de Álgebra", contiene
las fórmulas para reconocer las ecuaciones de segundo grado, con las
demostraciones según el modo antiguo, mediante construcciones
geométricas, y numerosos problemas que se pueden resolver con
ecuaciones o con sistemas de ecuaciones reducibles a las de segundo
grado. Este libro, que debe considerarse como uno de los más importantes
de aquella época por la influencia que tuvo sobre la entonces renaciente
conciencia científica occidental, le procuró al autor vasta fama y llamó
sobre él la atención del emperador Federico II, que le invitó a su corte.
En 1220 dio a luz Práctica de la geometría, donde figuran una
introducción vinculada a las proposiciones fundamentales de Euclides,
reglas para la medida de longitudes, áreas y volúmenes y la división de
las figuras, y las demostraciones de tales normas, con aplicaciones
concretas y desarrollos de cálculo que constituyen un útil complemento
de la obra anterior.
Siguiendo el ejemplo de los maestros griegos, Leonardo de Pisa
modeló esta obra al estilo de los Elementos de Euclides, y enseñando los
procedimientos a seguir cuando se quiere medir una superficie o un
volumen o dividir una figura dada en partes sujetas a condiciones
propuestas, acompañó siempre su enseñanza con demostraciones y
cálculos debidamente desarrollados, a fin de poner de relieve que habla
realizado investigaciones semejantes a las contenidas en
la Métrica de Herón de Alejandría.
Si bien esta obra de Fibonacci tenía un carácter exclusivamente
didáctico, hay que convenir que constituye uno de los principales tratados
geométricos de la Edad Media. Por otra parte se encuentra en la misma
obra una parte intermedia dedicada a una teoría aritmética sobre los
radicales cuadrados y cúbicos, aparte de un método para la extracción de
las raíces cuadrada y cúbica de un número dado. Merece también
destacarse en el libro de Fibonacci la exposición de los procedimientos
ideados por Arquitas de Tarento, Platón y Herón de Alejandría para duplicar
el cubo, problema que junto con el de la cuadratura del círculo y la
trisección del ángulo, sedujo vanamente a generaciones enteras de
estudiosos.
Entre otros textos de Fibonacci conocidos figura un comentario al
libro de los Elementos de Euclides. Se sabe también que compuso un Libro
di merchatanti. Es asimismo célebre por el descubrimiento de la denominada
serie de Fibonacci, entre cuyas propiedades cabe citar su recurrencia en
numerosas formaciones orgánicas naturales.

René Descartes
(1596-1650)

Ilustración 9 René Desartes (La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650)
Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/descartes.htm

(La Haye, Francia, 1596 - Estocolmo, Suecia, 1650) Filósofo y matemático


francés. Después del esplendor de la antigua filosofía griega y del apogeo y crisis de la
escolástica en la Europa medieval, los nuevos aires del Renacimiento y la revolución
científica que lo acompañó darían lugar, en el siglo XVII, al nacimiento de la filosofía
moderna.

El primero de los ismos filosóficos de la modernidad fue el racionalismo;


Descartes, su iniciador, se propuso hacer tabla rasa de la tradición y construir un nuevo
edificio sobre la base de la razón y con la eficaz metodología de las matemáticas. Su
«duda metódica» no cuestionó a Dios, sino todo lo contrario; sin embargo, al igual que
Galileo, hubo de sufrir la persecución a causa de sus ideas.
Biografía

René Descartes se educó en el colegio jesuita de La Flèche (1604-1612), por


entonces uno de los más prestigiosos de Europa, donde gozó de un cierto trato de favor
en atención a su delicada salud. Los estudios que en tal centro llevó a cabo tuvieron una
importancia decisiva en su formación intelectual; conocida la turbulenta juventud de
Descartes, sin duda en La Flèche debió cimentarse la base de su cultura. Las huellas
de tal educación se manifiestan objetiva y acusadamente en toda la ideología filosófica
del sabio.

El programa de estudios propio de aquel colegio (según diversos testimonios,


entre los que figura el del mismo Descartes) era muy variado: giraba esencialmente en
torno a la tradicional enseñanza de las artes liberales, a la cual se añadían nociones de
teología y ejercicios prácticos útiles para la vida de los futuros gentilhombres. Aun
cuando el programa propiamente dicho debía de resultar más bien ligero y orientado en
sentido esencialmente práctico (no se pretendía formar sabios, sino hombres
preparados para las elevadas misiones políticas a que su rango les permitía aspirar),
los alumnos más activos o curiosos podían completarlos por su cuenta mediante
lecturas personales.

Años después, Descartes criticaría amargamente la educación recibida. Es


perfectamente posible, sin embargo, que su descontento al respecto proceda no tanto
de consideraciones filosóficas como de la natural reacción de un adolescente que
durante tantos años estuvo sometido a una disciplina, y de la sensación de inutilidad de
todo lo aprendido en relación con sus posibles ocupaciones futuras (burocracia o
milicia). Tras su etapa en La Flèche, Descartes obtuvo el título de bachiller y de
licenciado en derecho por la facultad de Poitiers (1616), y a los veintidós años partió
hacia los Países Bajos, donde sirvió como soldado en el ejército de Mauricio de Nassau.
En 1619 se enroló en las filas del Maximiliano I de Baviera.

Según relataría el propio Descartes en el Discurso del Método, durante el crudo


invierno de ese año se halló bloqueado en una localidad del Alto Danubio, posiblemente
cerca de Ulm; allí permaneció encerrado al lado de una estufa y lejos de cualquier
relación social, sin más compañía que la de sus pensamientos. En tal lugar, y tras una
fuerte crisis de escepticismo, se le revelaron las bases sobre las cuales edificaría su
sistema filosófico: el método matemático y el principio del cogito, ergo sum. Víctima de
una febril excitación, durante la noche del 10 de noviembre de 1619 tuvo tres sueños,
en cuyo transcurso intuyó su método y conoció su profunda vocación de consagrar su
vida a la ciencia.

Tras renunciar a la vida militar, Descartes viajó por Alemania y los Países Bajos
y regresó a Francia en 1622, para vender sus posesiones y asegurarse así una vida
independiente; pasó una temporada en Italia (1623-1625) y se afincó luego en París,
donde se relacionó con la mayoría de científicos de la época.

En 1628 decidió instalarse en Holanda, país en el que las investigaciones


científicas gozaban de gran consideración y, además, se veían favorecidas por una
relativa libertad de pensamiento. Descartes consideró que era el lugar más favorable
para cumplir los objetivos filosóficos y científicos que se había fijado, y residió allí hasta
1649.

Los cinco primeros años los dedicó principalmente a elaborar su propio sistema
del mundo y su concepción del hombre y del cuerpo humano. En 1633 debía de tener
ya muy avanzada la redacción de un amplio texto de metafísica y física titulado Tratado
sobre la luz; sin embargo, la noticia de la condena de Galileo le asustó, puesto que
también Descartes defendía en aquella obra el heliocentrismo de Copérnico, opinión
que no creía censurable desde el punto de vista teológico. Como temía que tal texto
pudiera contener teorías condenables, renunció a su publicación, que tendría lugar
póstumamente.
En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como prólogo a
tres ensayos científicos. Por la audacia y novedad de los conceptos, la genialidad de los
descubrimientos y el ímpetu de las ideas, el libro bastó para dar a su autor una inmediata
y merecida fama, pero también por ello mismo provocó un diluvio de polémicas, que en
adelante harían fatigosa y aun peligrosa su vida.
Descartes proponía en el Discurso una duda metódica, que sometiese a juicio
todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era
una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar
sólidamente el saber. Este principio lo halló en la existencia de la propia conciencia que
duda, en su famosa formulación «pienso, luego existo». Sobre la base de esta primera
evidencia pudo desandar en parte el camino de su escepticismo, hallando en Dios el
garante último de la verdad de las evidencias de la razón, que se manifiestan como
ideas «claras y distintas».
El método cartesiano, que Descartes propuso para todas las ciencias y
disciplinas, consiste en descomponer los problemas complejos en partes
progresivamente más sencillas hasta hallar sus elementos básicos, las ideas simples,
que se presentan a la razón de un modo evidente, y proceder a partir de ellas, por
síntesis, a reconstruir todo el complejo, exigiendo a cada nueva relación establecida
entre ideas simples la misma evidencia de éstas. Los ensayos científicos que seguían
al Discurso ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su
formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas.
Los fundamentos de su física mecanicista, que hacía de la extensión la principal
propiedad de los cuerpos materiales, fueron expuestos por Descartes en
las Meditaciones metafísicas (1641), donde desarrolló su demostración de la existencia
y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma, ya apuntada en la cuarta parte
del Discurso del método. El mecanicismo radical de las teorías físicas de Descartes, sin
embargo, determinó que fuesen superadas más adelante.
Conforme crecía su fama y la divulgación de su filosofía, arreciaron las críticas y
las amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y
eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. Nacidas en medio de
discusiones, las Meditaciones metafísicas habían de valerle diversas acusaciones
promovidas por los teólogos; algo por el estilo aconteció durante la redacción y al
publicar otras obras suyas, como Los principios de la filosofía (1644) y Las pasiones del
alma (1649).
Cansado de estas luchas, en 1649 Descartes aceptó la invitación de la
reina Cristina de Suecia, que le exhortaba a trasladarse a Estocolmo como preceptor
suyo de filosofía. Previamente habían mantenido una intensa correspondencia, y, a
pesar de las satisfacciones intelectuales que le proporcionaba Cristina, Descartes no
fue feliz en "el país de los osos, donde los pensamientos de los hombres parecen, como
el agua, metamorfosearse en hielo". Estaba acostumbrado a las comodidades y no le
era fácil levantarse cada día a las cuatro de la mañana, en plena oscuridad y con el frío
invernal royéndole los huesos, para adoctrinar a una reina que no disponía de más
tiempo libre debido a sus obligaciones. Los espartanos madrugones y el frío pudieron
más que el filósofo, que murió de una pulmonía a principios de 1650, cinco meses
después de su llegada.
La filosofía de Descartes
Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna
por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del
conocimiento que garantice su certeza, y como el filósofo que supone el punto de ruptura
definitivo con la escolástica. En el Discurso del método (1637), Descartes manifestó que
su proyecto de elaborar una doctrina basada en principios totalmente nuevos procedía
del desencanto ante las enseñanzas filosóficas que había recibido.
Convencido de que la realidad entera respondía a un orden racional, su propósito
era crear un método que hiciera posible alcanzar en todo el ámbito del conocimiento la
misma certidumbre que proporcionan en su campo la aritmética y la geometría. Su
método, expuesto en el Discurso, se compone de cuatro preceptos o procedimientos:
no aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza de que lo es;
descomponer cada problema en sus partes mínimas; ir de lo más comprensible a lo más
complejo; y, por último, revisar por completo el proceso para tener la seguridad de que
no hay ninguna omisión.

El sistema utilizado por Descartes para cumplir el primer precepto y alcanzar la


certeza es «la duda metódica». Siguiendo este sistema, Descartes pone en tela de juicio
todos sus conocimientos adquiridos o heredados, el testimonio de los sentidos e incluso
su propia existencia y la del mundo. Ahora bien, en toda duda hay algo de lo que no
podemos dudar: de la misma duda. Dicho de otro modo, no podemos dudar de que
estamos dudando. Llegamos así a una primera certeza absoluta y evidente que
podemos aceptar como verdadera: dudamos.

Pienso, luego existo


La duda, razona entonces Descartes, es un pensamiento: dudar es pensar.
Ahora bien, no es posible pensar sin existir. La suspensión de cualquier verdad concreta,
la misma duda, es un acto de pensamiento que implica inmediatamente la existencia del
"yo" pensante. De ahí su célebre formulación: pienso, luego existo (cogito, ergo sum).
Por lo tanto, podemos estar firmemente seguros de nuestro pensamiento y de nuestra
existencia. Existimos y somos una sustancia pensante, espiritual.
A partir de ello elabora Descartes toda su filosofía. Dado que no puede confiar
en las cosas, cuya existencia aún no ha podido demostrar, Descartes intenta partir del
pensamiento, cuya existencia ya ha sido demostrada. Aunque pueda referirse al
exterior, el pensamiento no se compone de cosas, sino de ideas sobre las cosas. La
cuestión que se plantea es la de si hay en nuestro pensamiento alguna idea o
representación que podamos percibir con la misma «claridad» y «distinción» (los dos
criterios cartesianos de certeza) con la que nos percibimos como sujetos pensantes.

Clases de ideas

Descartes pasa entonces a revisar todos los conocimientos que previamente


había descartado al comienzo de su búsqueda. Y al reconsiderarlos observa que las
representaciones de nuestro pensamiento son de tres clases: ideas «innatas», como las
de belleza o justicia; ideas «adventicias», que proceden de las cosas exteriores, como
las de estrella o caballo; e ideas « ficticias», que son meras creaciones de nuestra
fantasía, como por ejemplo los monstruos de la mitología.

Las ideas «ficticias», mera suma o combinación de otras ideas, no pueden obviamente
servir de asidero. Y respecto a las ideas «adventicias», originadas por nuestra
experiencia de las cosas exteriores, es preciso obrar con cautela, ya que no estamos
seguros de que las cosas exteriores existan. Podría ocurrir, dice Descartes, que los
conocimientos «adventicios», que consideramos correspondientes a impresiones de
cosas que realmente existen fuera de nosotros, hubieran sido provocados por un «genio
maligno» que quisiera engañarnos. O que lo que nos parece la realidad no sea más que
una ilusión, un sueño del que no hemos despertado.

Del Yo a Dios

Pero al examinar las ideas «innatas», sin correlato exterior sensible,


encontramos en nosotros una idea muy singular, porque está completamente alejada
de lo que somos: la idea de Dios, de un ser supremo infinito, eterno, inmutable, perfecto.
Los seres humanos, finitos e imperfectos, pueden formar ideas como la de "triángulo" o
"justicia". Pero la idea de un Dios infinito y perfecto no puede nacer de un individuo finito
e imperfecto: necesariamente ha sido colocada en la mente de los hombres por la misma
Providencia. Por consiguiente, Dios existe; y siendo como es un ser perfectísimo, no
puede engañarse ni engañarnos, ni permitir la existencia de un «genio maligno» que
nos engañe, haciéndonos creer que es real un mundo que no existe. El mundo, por lo
tanto, también existe. La existencia de Dios garantiza así la posibilidad de un
conocimiento verdadero.

Esta demostración de la existencia de Dios constituye una variante del


argumento ontológico empleado ya en el siglo XII por San Anselmo de Canterbury, y fue
duramente atacada por los adversarios de Descartes, que lo acusaron de caer en un
círculo vicioso: para demostrar la existencia de Dios y así garantizar el conocimiento del
mundo exterior se utilizan los criterios de claridad y distinción, pero la fiabilidad de tales
criterios se justifica a su vez por la existencia de Dios. Tal crítica apunta no sólo a la
validez o invalidez del argumento, sino también al hecho de que Descartes no parece
aplicar en este punto su propia metodología.
Res cogitans y res extensa
Admitida la existencia del mundo exterior, Descartes pasa a examinar cuál es la
esencia de los seres. Introduce aquí su concepto de sustancia, que define como aquello
que «existe de tal modo que sólo necesita de sí mismo para existir». Las sustancias se
manifiestan a través de sus modos y atributos. Los atributos son propiedades o
cualidades esenciales que revelan la determinación de la sustancia, es decir, son
aquellas propiedades sin las cuales una sustancia dejaría de ser tal sustancia.
Los modos, en cambio, no son propiedades o cualidades esenciales, sino meramente
accidentales.
El atributo de los cuerpos es la extensión (un cuerpo no puede carecer de
extensión; si carece de ella no es un cuerpo), y todas las demás determinaciones (color,
forma, posición, movimiento) son solamente modos. Y el atributo del espíritu es el
pensamiento, pues el espíritu «piensa siempre». Existe, por lo tanto, una sustancia
pensante (res cogitans), carente de extensión y cuyo atributo es el pensamiento, y una
sustancia que compone los cuerpos físicos (res extensa), cuyo atributo es la extensión,
o, si se prefiere, la tridimensionalidad, cuantitativamente mesurable en un espacio de
tres dimensiones. Ambas son irreductibles entre sí y totalmente separadas. Es lo que
se denomina el «dualismo» cartesiano.

En la medida en que la sustancia de la materia y de los cuerpos es la extensión,


y en que ésta es observable y mesurable, ha de ser posible explicar sus movimientos y
cambios mediante leyes matemáticas. Ello conduce a la visión mecanicista de la
naturaleza: el universo es como una enorme máquina cuyo funcionamiento podremos
llegar a conocer mediante el estudio y descubrimiento de las leyes matemáticas que lo
rigen.

La comunicación de las sustancias


La separación radical entre materia y espíritu es aplicada rigurosamente, en
principio, a todos los seres. Así, los animales no son más que máquinas muy complejas.
Sin embargo, Descartes hace una excepción cuando se trata del hombre. Dado que está
compuesto de cuerpo y alma, y siendo el cuerpo material y extenso (res extensa), y el
alma espiritual y pensante (res cogitans), debería haber entre ellos una absoluta
incomunicación.
No obstante, en el sistema cartesiano esto no ocurre, sino que el alma y el cuerpo
se comunican entre sí, no al modo clásico, sino de una manera singular. El alma está
asentada en la glándula pineal, situada en el encéfalo, y desde allí rige al cuerpo como
«el nauta rige la nave», por medio de los espíritus animales, sustancias intermedias
entre espíritu y cuerpo a manera de finísimas partículas de sangre, que transmiten al
cuerpo las órdenes del alma. La solución de Descartes no resultó satisfactoria, y el
llamado problema de la comunicación de las sustancias sería largamente discutido por
los filósofos posteriores.
Su influencia

Tanto por no haber definido satisfactoriamente la noción de sustancia como por


el franco dualismo establecido entre las dos sustancias, Descartes planteó los
problemas fundamentales de la filosofía especulativa europea del siglo XVII. Entendido
como sistema estricto y cerrado, el cartesianismo no tuvo excesivos seguidores y perdió
su vigencia en pocas décadas. Sin embargo, la filosofía cartesiana se convirtió en punto
de referencia para gran número de pensadores, unas veces para intentar resolver las
contradicciones que encerraba, como hicieron los pensadores racionalistas, y otras para
rebatirla frontalmente, como los empiristas.

Así, Nicolás Malebranche intentó, con su doctrina ocasionalista, conciliar el


cartesianismo con la filosofía de San Agustín. El filósofo alemán Gottfried Wilhelm
Leibniz y el holandés Baruch Spinoza establecieron formas de paralelismo psicofísico
para explicar la comunicación entre cuerpo y alma. Spinoza, de hecho, fue aún más
lejos, y afirmó que existía una sola sustancia, que englobaba en sí el orden de las cosas
y el de las ideas, y de la que la res cogitans y la res extensa no eran sino atributos, con
lo que se llegaba al panteísmo.
Desde un punto de vista completamente opuesto, los empiristas
británicos Thomas Hobbes, John Locke y David Hume negaron que la idea de una
sustancia espiritual fuera demostrable; afirmaron que no existían ideas innatas y que la
filosofía debía reducirse al terreno de lo conocido por la experiencia. La concepción
cartesiana de un universo mecanicista, en fin, influyó decisivamente en la génesis de la
física clásica, cuyo hito fundacional sería la publicación de los Principios matemáticos
de la filosofía natural (1687), obra en que Newton estableció los tres principios
fundamentales de la dinámica, también llamados leyes de Newton.

No resulta exagerado afirmar, en suma, que si bien Descartes no llegó a resolver


muchos de los problemas que planteó, tales problemas se convirtieron en cuestiones
centrales de la filosofía occidental. En este sentido, la filosofía moderna (racionalismo,
empirismo, idealismo, materialismo, fenomenología) puede considerarse como un
desarrollo o una reacción al cartesianismo.

Isaac Newton
(1642-1727)

Ilustración 10 Isaac Newton (Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642 - Londres, 1727)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/newton.htm
(Woolsthorpe, Lincolnshire, 1642 - Londres, 1727) Científico inglés. Fundador de
la física clásica, que mantendría plena vigencia hasta los tiempos de Einstein, la obra
de Newton representa la culminación de la revolución científica iniciada un siglo antes
por Copérnico. En sus Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) estableció
las tres leyes fundamentales del movimiento y dedujo de ellas la cuarta ley o ley de
gravitación universal, que explicaba con total exactitud las órbitas de los planetas,
logrando así la unificación de la mecánica terrestre y celeste.

Hijo póstumo y prematuro, su madre preparó para él un destino de granjero; pero


finalmente se convenció del talento del muchacho y le envió a la Universidad de
Cambridge, en donde hubo de trabajar para pagarse los estudios. Allí Newton no
destacó especialmente, pero asimiló los conocimientos y principios científicos y
filosóficos de mediados del siglo XVII, con las innovaciones introducidas por Galileo
Galilei, Johannes Kepler, Francis Bacon, René Descartes y otros.
Tras su graduación en 1665, Isaac Newton se orientó hacia la investigación en
física y matemáticas, con tal acierto que a los 29 años ya había formulado teorías que
señalarían el camino de la ciencia moderna hasta el siglo XX; por entonces había ya
obtenido una cátedra en su universidad (1669). Protagonista fundamental de la
«Revolución científica» de los siglos XVI y XVII y padre de la mecánica clásica, Newton
siempre fue remiso a dar publicidad a sus descubrimientos, razón por la que muchos de
ellos se conocieron con años de retraso. Newton coincidió con Leibniz en el
descubrimiento del cálculo integral, que contribuiría a una profunda renovación de las
matemáticas; también formuló el teorema del binomio (binomio de Newton).
Las aportaciones esenciales de Isaac Newton se produjeron en el terreno de la
física. Sus primeras investigaciones giraron en torno a la óptica: explicando la
composición de la luz blanca como mezcla de los colores del arco iris, formuló una teoría
sobre la naturaleza corpuscular de la luz y diseñó en 1668 el primer telescopio de
reflector, del tipo de los que se usan actualmente en la mayoría de los observatorios
astronómicos; más tarde recogió su visión de esta materia en la obra Óptica (1703).
También trabajó en otras áreas, como la termodinámica y la acústica.
La mecánica newtoniana
Pero su lugar en la historia de la ciencia se lo debe sobre todo a su refundación
de la mecánica. En su obra más importante, Principios matemáticos de la filosofía
natural (1687), formuló rigurosamente las tres leyes fundamentales del movimiento, hoy
llamadas Leyes de Newton: la primera ley o ley de la inercia, según la cual todo cuerpo
permanece en reposo o en movimiento rectilíneo uniforme si no actúa sobre él ninguna
fuerza; la segunda o principio fundamental de la dinámica, según el cual la aceleración
que experimenta un cuerpo es igual a la fuerza ejercida sobre él dividida por su masa;
y la tercera o ley de acción y reacción, que explica que por cada fuerza o acción ejercida
sobre un cuerpo existe una reacción igual de sentido contrario.
De estas tres leyes dedujo una cuarta, que es la más conocida: la ley de la
gravedad, que según la leyenda le fue sugerida por la observación de la caída de una
manzana del árbol. Descubrió que la fuerza de atracción entre la Tierra y la Luna era
directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia que las separa, calculándose dicha fuerza mediante el producto
de ese cociente por una constante G; al extender ese principio general a todos los
cuerpos del Universo lo convirtió en la ley de gravitación universal.
La mayor parte de estas ideas circulaban ya en el ambiente científico de la
época; pero Newton les dio el carácter sistemático de una teoría general, capaz de
sustentar la concepción científica del Universo durante más de dos siglos. Si todavía en
nuestros días resulta admirable la elegancia y sencillez de la mecánica newtoniana,
puede imaginarse el deslumbramiento que produjo en sus contemporáneos aquella
clarificación de un vasto conjunto de fenómenos; así lo expresó un compatriota suyo, el
poeta Alexander Pope: "La Naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche, pero dijo
Dios: ¡Hágase la luz!, y nació Isaac Newton".
Hasta que terminó su trabajo científico propiamente dicho (hacia 1693), Newton
se dedicó a aplicar sus principios generales a la resolución de problemas concretos,
como la predicción de la posición exacta de los cuerpos celestes, convirtiéndose en el
mayor astrónomo del siglo. Sobre todos estos temas mantuvo agrios debates con otros
científicos (como Edmund Halley, Robert Hooke, John Flamsteed o el citado Leibniz),
en los que encajó mal las críticas y se mostró extremadamente celoso de sus
posiciones.
Como profesor de Cambridge, Newton se enfrentó a los abusos de Jacobo
II contra la universidad, lo cual le llevó a aceptar un escaño en el Parlamento surgido de
la «Gloriosa Revolución» (1689-90). En 1696 el régimen le nombró director de la Casa
de la Moneda, buscando en él un administrador inteligente y honrado para poner coto a
las falsificaciones. Volvería a representar a su universidad en el Parlamento en 1701.
En 1703 fue nombrado presidente de la Royal Society de Londres. Y en 1705 culminó
la ascensión de su prestigio al ser nombrado caballero.

Gottfried Leibniz
(1646-1716)
Ilustración 11 Gottfried Wilhelm Leibniz (Gottfried Wilhelm von Leibniz; Leipzig, actual Alemania, 1646 -
Hannover, id., 1716)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leibniz.htm

(Gottfried Wilhelm von Leibniz; Leipzig, actual Alemania, 1646 - Hannover, id.,
1716) Filósofo y matemático alemán. Su padre, profesor de filosofía moral en la
Universidad de Leipzig, falleció cuando Leibniz contaba seis años. Capaz de escribir
poemas en latín a los ocho años, a los doce empezó a interesarse por la lógica
aristotélica a través del estudio de la filosofía escolástica.

En 1661 ingresó en la universidad de su ciudad natal para estudiar leyes, y dos


años después se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió matemáticas con E.
Weigel. En 1666, la Universidad de Leipzig rechazó, a causa de su juventud, concederle
el título de doctor, que Leibniz obtuvo sin embargo en Altdorf; tras rechazar el
ofrecimiento que allí se le hizo de una cátedra, en 1667 entró al servicio del arzobispo
elector de Maguncia como diplomático, y en los años siguientes desplegó una intensa
actividad en los círculos cortesanos y eclesiásticos.

En 1672 fue enviado a París con la misión de disuadir a Luis XIV de su propósito
de invadir Alemania; aunque fracasó en la embajada, Leibniz permaneció cinco años en
París, donde desarrolló una fecunda labor intelectual. De esta época datan su invención
de una máquina de calcular capaz de realizar las operaciones de multiplicación, división
y extracción de raíces cuadradas, así como la elaboración de las bases del cálculo
infinitesimal.
En 1676 fue nombrado bibliotecario del duque de Hannover, de quien más
adelante sería consejero, además de historiador de la casa ducal. A la muerte de Sofía
Carlota (1705), la esposa del duque, con quien Leibniz tuvo amistad, su papel como
consejero de príncipes empezó a declinar. Dedicó sus últimos años a su tarea de
historiador y a la redacción de sus obras filosóficas más importantes, que se publicaron
póstumamente.

La filosofía de Leibniz
Junto con su iniciador, René Descartes, Gottfried Wilhelm Leibniz es el más
destacado representante del racionalismo. Leibniz situó el criterio de verdad del
conocimiento en su necesidad intríseca y no en su adecuación con la realidad; el modelo
de esa necesidad lo proporcionan las verdades analíticas de las matemáticas. Junto a
estas verdades de razón, existen las verdades de hecho, que son contingentes y no
manifiestan por sí mismas su verdad.

El problema de encontrar un fundamento racional para estas últimas lo resolvió


afirmando que su contingencia era consecuencia del carácter finito de la mente humana,
incapaz de analizarlas por entero en las infinitas determinaciones de los conceptos que
en ellas intervienen, ya que cualquier cosa concreta, al estar relacionada con todas las
demás siquiera por ser diferente de ellas, posee un conjunto de propiedades infinito.

Frente a la física cartesiana de la extensión, Leibniz defendió una física de la


energía, ya que ésta es la que hace posible el movimiento. Los elementos últimos que
componen la realidad son las mónadas, puntos inextensos de naturaleza espiritual, con
capacidad de percepción y actividad, que, aun siendo simples, poseen múltiples
atributos; cada una de ellas recibe su principio activo y cognoscitivo de Dios, quien en
el acto de la creación estableció una armonía entre todas las mónadas. Esta armonía
preestablecida se manifiesta en la relación causal entre fenómenos, así como en la
concordancia entre el pensamiento racional y las leyes que rigen la naturaleza.

Las contribuciones de Leibniz en el campo del cálculo infinitesimal, efectuadas


con independencia de los trabajos de Newton, así como en el ámbito del análisis
combinatorio, fueron de enorme valor. Introdujo la notación actualmente utilizada en el
cálculo diferencial e integral. Los trabajos que inició en su juventud, la búsqueda de un
lenguaje perfecto que reformara toda la ciencia y permitiese convertir la lógica en un
cálculo, acabaron por desempeñar un papel decisivo en la fundación de la moderna
lógica simbólica.
Galileo Galilei
(1564-1642)

Ilustración 12 Galileo Galilei (Pisa, Toscana; 15 de febrero de 1564-Arcetri, Toscana; 8 de enero de 1642)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/monografia/galileo/

La revolución científica del Renacimiento tuvo su arranque en el heliocentrismo


de Copérnico y su culminación, un siglo después, en la mecánica de Newton. Su más
eximio representante, sin embargo, fue el científico italiano Galileo Galilei. En el campo
de la física, Galileo formuló las primeras leyes sobre el movimiento; en el de la
astronomía, confirmó la teoría copernicana con sus observaciones telescópicas. Pero
ninguna de estas valiosas aportaciones tendría tan trascendentales consecuencias
como la introducción de la metodología experimental, logro que le ha valido la
consideración de padre de la ciencia moderna.

Por otra parte, el proceso inquisitorial a que fue sometido Galileo por defender el
heliocentrismo acabaría elevando su figura a la condición de símbolo: en el craso error
cometido por las autoridades eclesiásticas se ha querido ver la ruptura definitiva entre
ciencia y religión y, pese al desenlace del proceso, el triunfo de la razón sobre el
oscurantismo medieval. De forma análoga, la célebre frase que se le atribuye tras la
forzosa retractación (Eppur si muove, 'Y sin embargo, la Tierra se mueve') se ha
convertido en el emblema del poder incontenible de la verdad frente a cualquier forma
de dogmatismo establecido.

Galileo Galilei nació en Pisa el 15 de febrero de 1564. Lo poco que, a través de


algunas cartas, se conoce de su madre, Giulia Ammannati di Pescia, no compone de
ella una figura demasiado halagüeña. Su padre, Vincenzo Galilei, era florentino y
procedía de una familia que tiempo atrás había sido ilustre; músico de vocación, las
dificultades económicas lo habían obligado a dedicarse al comercio, profesión que lo
llevó a instalarse en Pisa. Hombre de amplia cultura humanista, fue un intérprete
consumado y un compositor y teórico de la música; sus obras sobre teoría musical
gozaron de una cierta fama en la época.

De él hubo de heredar Galileo no sólo el gusto por la música (tocaba el laúd),


sino también el carácter independiente y el espíritu combativo, y hasta puede que el
desprecio por la confianza ciega en la autoridad y el gusto por combinar la teoría con la
práctica. Galileo fue el primogénito de siete hermanos de los que tres (Virginia,
Michelangelo y Livia) acabarían contribuyendo, con el tiempo, a incrementar sus
problemas económicos. En 1574 la familia se trasladó a Florencia, y Galileo fue enviado
un tiempo al monasterio de Santa Maria di Vallombrosa, como alumno o quizá como
novicio.

Juventud académica

En 1581 Galileo ingresó en la Universidad de Pisa, donde se matriculó como


estudiante de medicina por voluntad de su padre. Cuatro años más tarde, sin embargo,
abandonó la universidad sin haber obtenido ningún título, aunque con un buen
conocimiento de Aristóteles. Entretanto, se había producido un hecho determinante en
su vida: su iniciación en las matemáticas (al margen de sus estudios universitarios) y la
consiguiente pérdida de interés por su carrera como médico.

De vuelta en Florencia en 1585, Galileo pasó unos años dedicado al estudio de


las matemáticas, aunque interesado también por la filosofía y la literatura, en la que
mostraba sus preferencias por Ariosto frente a Tasso; de esa época data su primer
trabajo sobre el baricentro de los cuerpos (que luego recuperaría, en 1638, como
apéndice de la que habría de ser su obra científica principal) y la invención de una
balanza hidrostática para la determinación de pesos específicos, dos contribuciones
situadas en la línea de Arquímedes, a quien Galileo no dudaría en calificar de
«sobrehumano».

Tras dar algunas clases particulares de matemáticas en Florencia y en Siena,


trató de obtener un empleo regular en las universidades de Bolonia, Padua y en la propia
Florencia. En 1589 consiguió por fin una plaza en el Estudio de Pisa, donde su
descontento por el paupérrimo sueldo percibido no pudo menos que ponerse de
manifiesto en un poema satírico contra la vestimenta académica. En Pisa compuso
Galileo un texto sobre el movimiento que mantuvo inédito, en el cual, dentro aún del
marco de la mecánica medieval, criticó las explicaciones aristotélicas de la caída de los
cuerpos y del movimiento de los proyectiles.

El método experimental
En continuidad con esa crítica, una cierta tradición historiográfica ha forjado la
anécdota (hoy generalmente considerada como inverosímil) de Galileo refutando
materialmente a Aristóteles mediante el procedimiento de lanzar distintos pesos desde
lo alto del Campanile de Pisa, ante las miradas contrariadas de los peripatéticos. Casi
dos mil años antes, Aristóteles había afirmado que los cuerpos más pesados caen más
deprisa; según esta leyenda, Galileo habría demostrado la falsedad de este concepto
con el simple procedimiento de dejar caer simultáneamente cuerpos de distinto peso
desde lo alto de la torre y constatar que todos llegaban al suelo al mismo tiempo.

De ser cierto, podría fecharse en el episodio de la torre de Pisa el nacimiento de


la metodología científica moderna. Y es que, en tiempos de Galileo, la ciencia era
fundamentalmente especulativa. Las ideas y teorías de los grandes sabios de la
Antigüedad y de los padres de la Iglesia, así como cualquier concepto mencionado en
las Sagradas Escrituras, eran venerados como verdades indudables e inmutables a las
que podían añadirse poco más que glosas y comentarios, o abstractas especulaciones
que no alteraban su sustancia. Aristóteles, por ejemplo, había distinguido entre
movimientos naturales (las piedras caen al suelo porque es su lugar natural, y el humo,
por ser caliente, asciende hacia el Sol) y violentos (como el de una flecha lanzada al
cielo, que no es su lugar natural); los estudiosos de los tiempos de Galileo se dedicaban
a razonar en torno a clasificaciones tan estériles como ésta, buscando un inútil
refinamiento conceptual.

En lugar de ello, Galileo partía de la observación de los hechos, sometiéndolos


a condiciones controladas y mesurables en experimentos. Probablemente es falso que
dejase caer pesos desde la torre de Pisa; pero es del todo cierto que construyó un plano
inclinado de seis metros de largo (alisado para reducir la fricción) y un reloj de agua con
el que midió la velocidad de descenso de las bolas. De la observación surgían hipótesis
que habían de corroborarse en nuevos experimentos y formularse matemáticamente
como leyes universalmente válidas, pues, según un célebre concepto suyo, «el Libro de
la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático». Con este modo de proceder, hoy
natural y en aquel tiempo nuevo y escandaloso (por cuestionar ideas universalmente
admitidas y la autoridad de los sabios y doctores), Galileo inauguraba la revolución
metodológica que le ha valido el título de «padre de la ciencia moderna».
Los años fecundos en Padua (1592-1610)

La muerte de su padre en 1591 significó para Galileo la obligación de


responsabilizarse de su familia y atender a la dote de su hermana Virginia. Comenzaron
así una serie de dificultades económicas que no harían más que agravarse en los años
siguientes; en 1601 hubo de proveer a la dote de su hermana Livia sin la colaboración
de su hermano Michelangelo, quien había marchado a Polonia con dinero que Galileo
le había prestado y que nunca le devolvió (más tarde, Michelangelo se estableció en
Alemania gracias de nuevo a la ayuda de su hermano, y envió luego a vivir con él a toda
su familia).

La necesidad de dinero en esa época se vio aumentada por el nacimiento de los


tres hijos del propio Galileo: Virginia (1600), Livia (1601) y Vincenzo (1606), habidos de
su unión con Marina Gamba, que duró de 1599 a 1610 y con quien no llegó a casarse.
Todo ello hizo insuficiente la pequeña mejora conseguida por Galileo en su
remuneración al ser elegido, en 1592, para la cátedra de matemáticas de la Universidad
de Padua por las autoridades venecianas que la regentaban. Hubo de recurrir a las
clases particulares, a los anticipos e incluso a los préstamos. Pese a todo, la estancia
de Galileo en Padua, que se prolongó hasta 1610, constituyó el período más creativo,
intenso y hasta feliz de su vida.

En Padua tuvo ocasión Galileo de ocuparse de cuestiones técnicas como la


arquitectura militar, la castrametación, la topografía y otros temas afines de los que trató
en sus clases particulares. De entonces datan también diversas invenciones, como la
de una máquina para elevar agua, un termoscopio y un procedimiento mecánico de
cálculo que expuso en su primera obra impresa: Operaciones del compás geométrico y
militar (1606). Diseñado en un principio para resolver un problema práctico de artillería,
el instrumento no tardó en ser perfeccionado por Galileo, que amplió su uso en la
solución de muchos otros problemas. La utilidad del dispositivo, en un momento en que
no se habían introducido todavía los logaritmos, le permitió obtener algunos ingresos
mediante su fabricación y comercialización.
En 1602 Galileo reemprendió sus estudios sobre el movimiento, ocupándose del
isocronismo del péndulo y del desplazamiento a lo largo de un plano inclinado, con el
objeto de establecer cuál era la ley de caída de los graves. Fue entonces, y hasta 1609,
cuando desarrolló las ideas que treinta años más tarde constituirían el núcleo de
sus Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias (1638),
obra que compendia su espléndida contribución a la física.
Los descubrimientos astronómicos
En julio de 1609, de visita en Venecia (para solicitar un aumento de sueldo),
Galileo tuvo noticia de un nuevo instrumento óptico que un holandés había presentado
al príncipe Mauricio de Nassau; se trataba del anteojo, cuya importancia práctica captó
Galileo inmediatamente, dedicando sus esfuerzos a mejorarlo hasta hacer de él un
verdadero telescopio. Aunque declaró haber conseguido perfeccionar el aparato merced
a consideraciones teóricas sobre los principios ópticos que eran su fundamento, lo más
probable es que lo hiciera mediante sucesivas tentativas prácticas que, a lo sumo, se
apoyaron en algunos razonamientos muy sumarios.

Sea como fuere, su mérito innegable residió en que fue el primero que acertó en
extraer del instrumento un provecho científico decisivo. Entre diciembre de 1609 y enero
de 1610, Galileo realizó con su telescopio las primeras observaciones de la Luna,
interpretando lo que veía como prueba de la existencia en nuestro satélite de montañas
y cráteres que demostraban su comunidad de naturaleza con la Tierra; las tesis
aristotélicas tradicionales acerca de la perfección del mundo celeste, que exigían la
completa esfericidad de los astros, quedaban puestas en entredicho.

El descubrimiento de cuatro satélites de Júpiter contradecía, por su parte, el


principio de que la Tierra tuviera que ser el centro de todos los movimientos que se
produjeran en el cielo. A finales de 1610, Galileo observó que Venus presentaba fases
semejantes a las lunares, hecho que interpretó como una confirmación empírica al
sistema heliocéntrico de Copérnico, ya que éste, y no el geocéntrico de Tolomeo, estaba
en condiciones de proporcionar una explicación para el fenómeno.
Ansioso de dar a conocer sus descubrimientos, Galileo redactó a toda prisa un
breve texto que se publicó en marzo de 1610 y que no tardó en hacerle famoso en toda
Europa: El mensajero sideral. Su título original, Sidereus Nuncius, significa 'el nuncio
sideral' o 'el mensajero de los astros', aunque también admite la traducción 'el mensaje
sideral'. Éste último es el sentido que Galileo, años más tarde, dijo haber tenido en
mente cuando se le criticó la arrogancia de atribuirse la condición de embajador
celestial. Elogios en italiano y en dialecto veneciano celebraron la obra. Tommaso
Campanella escribía desde su cárcel de Nápoles: «Después de tu Nuncio, oh Galileo,
debe renovarse toda la ciencia». Kepler, desconfiado al principio, comprendió después
todas las ventajas que se derivaban de usar un buen telescopio, y también se
entusiasmó ante las maravillosas novedades.

El libro estaba dedicado al gran duque de Toscana Cosme II de Médicis y, en su


honor, los satélites de Júpiter recibían allí el nombre de «planetas Mediceos». Con ello
se aseguró Galileo su nombramiento como matemático y filósofo de la corte toscana y
la posibilidad de regresar a Florencia, por la que venía luchando desde hacía ya varios
años. El empleo incluía una cátedra honoraria en Pisa, sin obligaciones docentes, con
lo que se cumplía una esperanza largamente abrigada y que le hizo preferir un monarca
absoluto a una república como la veneciana, ya que, como él mismo escribió, «es
imposible obtener ningún pago de una república, por espléndida y generosa que pueda
ser, que no comporte alguna obligación; ya que, para conseguir algo de lo público, hay
que satisfacer al público».

No obstante, aceptar estas prebendas no era una decisión exenta de riesgos,


pues Galileo sabía bien que el poder de la Inquisición, escaso en la República de
Venecia, era notoriamente superior en su patria toscana. Ya en diversas cartas había
dejado constancia inequívoca de que su revisión de la estructura general del firmamento
lo habían llevado a las mismas conclusiones que a Copérnico y a rechazar frontalmente
el sistema de Tolomeo, o sea a preconizar el heliocentrismo frente al geocentrismo
vigente. Desgraciadamente, por esas mismas fechas tales ideas interesaban igualmente
a los inquisidores, pero éstos abogaban por la solución contraria y comenzaban a hallar
a Copérnico sospechoso de herejía.

La batalla del copernicanismo

En septiembre de 1610, Galileo se estableció en Florencia, donde, salvo breves


estancias en otras ciudades italianas, había de transcurrir la última etapa de su vida. En
1611 un jesuita alemán, Christof Scheiner, publicó bajo seudónimo un libro acerca de
las manchas solares que había descubierto en sus observaciones. Por las mismas
fechas Galileo, que ya las había observado con anterioridad, las hizo ver a diversos
personajes durante su estancia en Roma, con ocasión de un viaje que se calificó de
triunfal y que sirvió, entre otras cosas, para que Federico Cesi le hiciera miembro de la
Accademia dei Lincei, que el propio Cesi había fundado en 1603 y que fue la primera
sociedad científica de una importancia perdurable.

Bajo sus auspicios se publicó en 1613 la Historia y demostraciones sobre las


manchas solares y sus accidentes, donde Galileo salía al paso de la interpretación de
Scheiner, quien pretendía que las manchas eran un fenómeno extrasolar («estrellas»
próximas al Sol que se interponían entre éste y la Tierra). El texto desencadenó una
polémica acerca de la prioridad en el descubrimiento que se prolongó durante años e
hizo del jesuita uno de los más encarnizados enemigos de Galileo, lo cual no dejaría de
tener consecuencias en el proceso que había de seguirle la Inquisición. Por lo demás,
fue allí donde, por primera y única vez, Galileo dio a la imprenta una prueba inequívoca
de su adhesión a la astronomía copernicana, que ya había comunicado en una carta a
Kepler en 1597.
Ante los ataques de sus adversarios académicos y las primeras muestras de que
sus opiniones podían tener consecuencias conflictivas con la autoridad eclesiástica, la
postura adoptada por Galileo fue la de defender (en diversos escritos entre los que
destaca la Carta a la señora Cristina de Lorena, gran duquesa de Toscana, 1615) que,
aun admitiendo que no podía existir ninguna contradicción entre las Sagradas Escrituras
y la ciencia, era preciso establecer la absoluta independencia entre la fe católica y los
hechos científicos. Ahora bien, como hizo notar el cardenal Roberto Belarmino, no podía
decirse que se dispusiera de una prueba científica concluyente en favor del movimiento
de la Tierra, el cual, por otra parte, estaba en contradicción con las enseñanzas bíblicas;
en consecuencia, no cabía sino entender el sistema copernicano como hipotético.
Galileo ante la Inquisición

En 1616 Galileo fue reclamado por primera vez en Roma para responder a las
acusaciones esgrimidas contra él, batalla a la que se aprestó sin temor alguno,
presumiendo una resolución favorable de la Iglesia. El astrónomo fue en un primer
momento recibido con grandes muestras de respeto en la ciudad; pero, a medida que el
debate se desarrollaba, fue quedando claro que los inquisidores no darían su brazo a
torcer ni seguirían de buen grado las brillantes argumentaciones del pisano. Muy al
contrario, este episodio pareció convencerles definitivamente de la urgencia de incluir la
obra de Copérnico en el Índice de obras proscritas: el 23 de febrero de 1616 el Santo
Oficio condenó al sistema copernicano como «falso y opuesto a las Sagradas
Escrituras», y Galileo recibió la admonición de no enseñar públicamente las teorías de
Copérnico.

Consciente de que no poseía la prueba que Belarmino reclamaba, por más que
sus descubrimientos astronómicos no le dejaran lugar a dudas sobre la verdad del
copernicanismo, Galileo se refugió durante unos años en Florencia en el cálculo de unas
tablas de los movimientos de los satélites de Júpiter, con el objeto de establecer un
nuevo método para el cálculo de las longitudes en alta mar, método que trató en vano
de vender al gobierno español y al holandés.

En 1618 se vio envuelto en una nueva polémica con otro jesuita, Orazio Grassi,
a propósito de la naturaleza de los cometas y la inalterabilidad del cielo. Tal controversia
dio como resultado un texto, El ensayador (1623), rico en reflexiones acerca de la
naturaleza de la ciencia y el método científico, que contiene su famosa idea de que «el
Libro de la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático». La obra, editada por la
Accademia dei Lincei, venía dedicada por ésta al nuevo papa Urbano VIII, es decir, al
cardenal Maffeo Barberini, cuya elección como pontífice llenó de júbilo al mundo culto
en general, y en particular a Galileo, a quien el cardenal había ya mostrado su afecto.
La nueva situación animó a Galileo a redactar la gran obra de exposición de la
cosmología copernicana que había ya anunciado muchos años antes: el Diálogo sobre
los dos máximos sistemas del mundo (1632); en ella, los puntos de vista aristotélicos
defendidos por Simplicio se confrontaban con los de la nueva astronomía abogados por
Salviati, en forma de diálogo moderado por la bona mens de Sagredo, que deseaba
formarse un juicio exacto de los términos precisos en los que se desenvolvía la
controversia.
La obra fracasó en su intento de estar a la altura de las exigencias expresadas
por Belarmino, ya que aportaba, como prueba del movimiento de la Tierra, una
explicación falsa de las mareas, y aunque fingía mediante el recurso al diálogo adoptar
un punto de vista aparentemente neutral, la inferioridad de Simplicio ante Salviati (y por
tanto del sistema tolemaico frente al copernicano) era tan manifiesta que el Santo Oficio
no dudó en abrirle un proceso a Galileo, pese a que éste había conseguido
un imprimatur para publicar el libro en 1632.
La sentencia definitiva
Interpretando la publicación del Diálogo como un acto de desacato a la
prohibición de divulgar el copernicanismo, sus inveterados enemigos lo reclamaron de
nuevo en Roma, ahora en términos menos diplomáticos, para que respondiera de sus
ideas ante el Santo Oficio en un proceso que se inició el 12 de abril de 1633. El anciano
y sabio Galileo, a sus casi setenta años de edad, se vio sometido a un humillante y
fatigoso interrogatorio que duró veinte días, enfrentado inútilmente a unos inquisidores
que de manera cerril, ensañada y sin posible apelación calificaban su libro de «execrable
y más pernicioso para la Iglesia que los escritos de Lutero y Calvino».
Encontrado culpable pese a la renuncia de Galileo a defenderse y a su
retractación formal, fue obligado a pronunciar de rodillas la abjuración de su doctrina y
condenado a prisión perpetua. El Diálogo sobre los dos máximos sistemas del
mundo ingresó en el Índice de libros prohibidos y no salió de él hasta 1728. Según una
piadosa tradición, tan conocida como dudosa, el orgullo y la terquedad del astrónomo lo
llevaron, tras su vejatoria renuncia a creer en lo que creía, a golpear enérgicamente con
el pie en el suelo y a proferir delante de sus perseguidores: «¡Y sin embargo se mueve!»
(Eppur si muove, refiriéndose a la Tierra). No obstante, muchos de sus correligionarios
no le perdonaron la cobardía de su abjuración, actitud que amargó los últimos años de
su vida, junto con el ostracismo al que se vio abocado de forma injusta.
La pena fue suavizada al permitírsele que la cumpliera en su quinta de Arcetri,
cercana al convento donde en 1616 y con el nombre de sor Maria Celeste había
ingresado su hija más querida, Virginia, que falleció en 1634. En su retiro, donde a la
aflicción moral se sumaron las del artritismo y la ceguera, Galileo consiguió completar
la última y más importante de sus obras: Discursos y demostraciones matemáticas en
torno a dos nuevas ciencias, publicada en Leiden por Luis Elzevir en 1638.
En ella, partiendo de la discusión sobre la estructura y la resistencia de los
materiales, Galileo sentó las bases físicas y matemáticas para un análisis del
movimiento que le permitió demostrar las leyes de caída de los graves en el vacío y
elaborar una teoría completa del disparo de proyectiles. La obra estaba destinada a
convertirse en la piedra angular de la ciencia de la mecánica construida por los
científicos de la siguiente generación, cuyos esfuerzos culminarían en el establecimiento
de las leyes de la dinámica (leyes de Newton) por obra del genial fundador de la física
clásica, Isaac Newton. En la madrugada del 8 al 9 de enero de 1642, Galileo falleció en
Arcetri confortado por dos de sus discípulos, Vincenzo Viviani y Evangelista Torricelli, a
los cuales se les había permitido convivir con él los últimos años.
Casi trescientos años después, en 1939, el dramaturgo alemán Bertold
Brecht escribió una pieza teatral basada en la vida del astrónomo pisano en la que se
discurre sobre la interrelación de la ciencia, la política y la revolución social. Aunque en
ella Galileo termina diciendo «Yo traicioné mi profesión», el célebre dramaturgo opina,
cargado de melancólica razón, que «desgraciada es la tierra que necesita héroes». En
1992, exactamente tres siglos y medio después del fallecimiento de Galileo, la comisión
papal a la que Juan Pablo II había encargado la revisión del proceso inquisitorial
reconoció el error cometido por la Iglesia católica.

Blaise Pascal
(1623-1662)
Ilustración 13 Blaise o Blas Pascal (Clermont-Ferrand, Francia, 1623 - París, 1662)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/pascal.htm

(Blaise o Blas Pascal; Clermont-Ferrand, Francia, 1623 - París, 1662) Filósofo,


físico y matemático francés. Genio precoz y de clara inteligencia, su entusiasmo juvenil
por la ciencia se materializó en importantes y precursoras aportaciones a la física y a
las matemáticas. En su madurez, sin embargo, se aproximó al jansenismo, y, frente al
racionalismo imperante, emprendió la formulación de una filosofía de signo cristiano
(truncada por su prematuro fallecimiento), en la que sobresalen especialmente sus
reflexiones sobre la condición humana, de la que supo apreciar tanto su grandiosa
dignidad como su mísera insignificancia.
Su madre falleció cuando él contaba tres años, a raíz de lo cual su padre se
trasladó a París con su familia (1630). Fue un genio precoz a quien su padre inició muy
pronto en la geometría e introdujo en el círculo de Mersenne, la Academia, a la que su
progenitor pertenecía. Allí Pascal se familiarizó con las ideas de Girard Desargues y en
1640 redactó su Ensayo sobre las cónicas (Essai pour les coniques), que contenía lo
que hoy se conoce como teorema del hexágono de Pascal.
La designación de su padre como comisario del impuesto real supuso el traslado
a Ruán, donde Pascal desarrolló un nuevo interés por el diseño y la construcción de una
máquina aritmética para facilitarle el trabajo a su padre. La máquina, que sería
llamada Pascaline, era capaz de efectuar sumas y restas con simples movimientos de
unas ruedecitas metálicas situadas en la parte delantera; las soluciones aparecían en
unas ventanas situadas en la parte superior. Se conservan todavía varios ejemplares
del modelo que ideó, algunos de cuyos principios se utilizaron luego en las modernas
calculadoras mecánicas.
En Ruán comenzó Pascal a interesarse también por la física, en especial por la
hidrostática, y emprendió sus primeras experiencias sobre el vacío; intervino en la
polémica en torno a la existencia del horror vacui en la naturaleza y realizó importantes
experimentos (en especial el de Puy de Dôme en 1647) en apoyo de la explicación dada
por Torricelli al funcionamiento del barómetro.
Entretanto, en 1645 había abrazado el jansenismo, el movimiento reformista
católico iniciado por Jansenio que, basándose en la doctrina de San Agustín de
Hipona sobre la gracia y el pecado original, propugnaba un mayor rigorismo moral. Una
enfermedad indujo a Pascal a regresar a París en el verano de 1647. Los médicos le
aconsejaron distracción e inició un período mundano que terminó con su experiencia
mística del 23 de noviembre de 1654, su segunda conversión; convencido de que el
camino hacia Dios estaba en el cristianismo y no en la filosofía, Blaise Pascal suspendió
su trabajo científico casi por completo.
Pocos meses antes, como testimonia su correspondencia con Fermat, se había
ocupado de las propiedades del triángulo aritmético hoy llamado de Pascal y que da los
coeficientes de los desarrollos de las sucesivas potencias de un binomio; su tratamiento
de dicho triángulo en términos de una «geometría del azar» convirtió a Pascal en uno
de los fundadores del cálculo matemático de probabilidades.

En 1658, al parecer con el objeto de olvidarse de un dolor de muelas, Pascal


elaboró su estudio de la cicloide, que resultó un importante estímulo en el desarrollo del
cálculo diferencial. Desde 1655 frecuentó el más importante centro jansenista, la abadía
de Port-Royal, en la que se había retirado su hermana Jacqueline en 1652. Tomó partido
en favor de Antoine Arnauld, el general de los jansenistas, y publicó anónimamente
sus Provinciales (1656-1657), conjunto de dieciocho cartas en las que defendió el
jansenismo de los ataques de los jesuitas.
El éxito de las cartas lo llevó a proyectar una apología de la religión cristiana; el
deterioro de su salud a partir de 1658 frustró, sin embargo, el proyecto, y las notas
dispersas relativas a él quedaron más tarde recogidas en sus
famosos Pensamientos (Pensées sur la religion et sur quelques autres sujets, 1669).
Aunque Pascal rechazó siempre la posibilidad de establecer pruebas racionales de la
existencia de Dios, cuya infinitud consideró inabarcable para la razón, admitió no
obstante que esta última podía preparar el camino de la fe para combatir el
escepticismo.
Así, el sentido común nos indica que lo más lógico es obrar como si Dios
existiese, pues el beneficio que podemos obtener es infinitamente superior a toda
posible pérdida. La famosa apuesta de Pascal analiza la creencia en Dios en términos
de apuesta sobre su existencia: creyendo en Dios y observando una conducta virtuosa,
podemos ganar la vida eterna; si el hombre cree y finalmente Dios no existe, nada se
pierde en realidad. Pero, por más que razonemos, sólo se llega a la fe través del
corazón, del sentimiento, en una iluminación súbita que escapa a cualquier intento de
elucidación lógica: «El corazón tiene razones que la razón desconoce» es sin duda la
más conocida frase de Blaise Pascal.
De este modo, la tensión de su pensamiento entre la ciencia y la religión quedó
reflejada en su admisión de dos principios del conocimiento: la razón (esprit
géométrique), orientada hacia las verdades científicas y que procede sistemáticamente
a partir de definiciones e hipótesis para avanzar demostrativamente hacia nuevas
proposiciones, y el corazón (esprit de finesse), que no se sirve de procedimientos
sistemáticos porque posee un poder de comprensión inmediata, repentina y total, en
términos de intuición. En esta última se halla la fuente del discernimiento necesario para
elegir los valores en que la razón debe cimentar su labor.

Pero es acaso en la captación de la naturaleza humana donde reside el aspecto


que sentimos como más moderno y perdurable de la obra de Pascal. El filósofo acepta
tanto la grandeza como la miseria del ser humano, y de hecho lo define por esta doble
condición. El hombre es incapaz de comprender tanto la inmensidad del universo como
los diminutos mundos de cada partícula de materia; no puede concebir ni el todo ni la
nada; no es un ángel, pero tampoco un animal; tiene nobles aspiraciones que no puede
realizar. No obstante, pese a su insignificancia, posee la razón, y con ella conoce el
universo, y puede, al conocer sus propias limitaciones, tender a Dios; el hombre no es
más que un junco, una caña, pero es una «caña pensante».

Raramente, sin embargo, se enfrenta el ser humano a su propia naturaleza. Ante


las cuestiones críticas de la existencia, ante la infelicidad inherente a su propia condición
y ante el avance inexorable de la muerte, el hombre se evade de sí mismo y busca el
olvido en la febril actividad de la vida cotidiana, ahuyentando así lo que más teme: el
aburrimiento. Nada es más insoportable para el hombre que carecer de proyectos, de
compromisos o de distracciones; porque entonces, detenido en medio del tedio, no
puede sino tomar conciencia de la vacuidad de su vida y sumirse en la angustia o la
melancolía. La conciencia de sí mismo, cualidad que lo distingue y enaltece, es también
en el hombre fuente de desdicha, al recordarle su pobre condición.

Pero tampoco la actividad resuelve nada, pues no tiene otro objetivo que acallar
la conciencia de la finitud y llegar inadvertidamente a la muerte: «Quienes juzgan muy
poco razonable que la gente se pase el día entero corriendo detrás de una liebre que se
podría haber comprado en el mercado, no entienden nada de la naturaleza humana. La
liebre no nos impide la visión de la muerte y de otras miserias, pero la caza sí puede
hacerlo, porque nos distrae». Por ese camino llega Pascal a inesperadas afirmaciones
que sin embargo, a la luz de su examen sobre la naturaleza humana, cobran un profundo
sentido: «toda la infelicidad de los hombres viene de una sola cosa: su incapacidad de
permanecer tranquilamente a solas en una habitación». Una capacidad que sí posee (y
que a veces envidiamos), por ejemplo, un gato, es decir, un ser no consciente.

Leonhard Euler
(1707-1783)

Paolo Ruffini
(1765-1822)

Ilustración 14 Paolo Ruffini (Valentano, 1765 - Módena, 1822)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/ruffini.htm

(Valentano, 1765 - Módena, 1822) Matemático y médico italiano. Nacido en


Valentano, ciudad que pertenecía entonces a los Estados Pontificios, cursó estudios de
medicina en la Universidad de Módena, pero una vez finalizados se dedicó casi por
entero a la investigación matemática.

Desde 1787 ejerció la docencia como profesor de matemáticas en la Universidad


de Módena. Ganó la cátedra de análisis de la escuela militar de esta ciudad, que hubo
de abandonar en 1798 al ser expulsado por negarse a pronunciar el juramento de
fidelidad a la República Cisalpina creada por Napoleón Bonaparte. Fue restituido en su
puesto por las tropas austriacas un año más tarde. Tras recuperar sus dominios, el
duque de Módena le nombró rector de la Universidad de Módena (1814), en la que
ocupó las cátedras de clínica médica, medicina práctica y matemáticas aplicadas.

Paolo Ruffini es conocido como el descubridor del llamado método de Ruffini que
permite hallar los coeficientes del polinomio que resulta de la división de un polinomio
cualquiera por el binomio x-a. Sin embargo, no fue ésta su mayor contribución al
desarrollo de la matemática. Hacia 1805 elaboró una demostración de la imposibilidad
de la solución general de las ecuaciones algebraicas de grados quinto y superiores,
aunque cometió ciertas inexactitudes que serían corregidas por el matemático noruego
Niels Henrik Abel.

Resultado del trabajo de ambos matemáticos es el llamado teorema de Abel-


Ruffini, que demuestra definitivamente esa imposibilidad. También elaboró un pequeño
tratado en el que anticipó la teoría de grupos que sería desarrollada por Galois y Cauchy,
y estudió el tifus durante la epidemia de 1817. Entre sus obras destaca su Teoría general
de las ecuaciones (1798).

Joseph-Louis de Lagrange:
(1736-1813)

Ilustración 15 Joseph-Louis de Lagrange (Turín, 1736 - París, 1813)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lagrange.htm

(Turín, 1736 - París, 1813) Matemático francés de origen italiano. Estudió en su


ciudad natal y hasta los diecisiete años no mostró ninguna aptitud especial para las
matemáticas. Sin embargo, la lectura de una obra del astrónomo inglés Edmund
Halley despertó su interés, y, tras un año de incesante trabajo, era ya un matemático
consumado. Nombrado profesor de la Escuela de Artillería, en 1758 fundó una sociedad,
con la ayuda de sus alumnos, que fue incorporada a la Academia de Turín.
En su obra Miscellanea taurinensia, escrita por aquellos años, obtuvo, entre
otros resultados, una ecuación diferencial general del movimiento y su adaptación para
el caso particular del movimiento rectilíneo, y la solución a muchos problemas de
dinámica mediante el cálculo de variantes. Escribió asimismo numerosos artículos sobre
el cálculo integral y las ecuaciones diferenciales generales del movimiento de tres
cuerpos sometidos a fuerzas de atracción mutuas, completando así la formulación de
las leyes de Newton.
A principios de 1760 era ya uno de los matemáticos más respetados de Europa,
a pesar del flagelo de una salud extremadamente débil. Su siguiente trabajo sobre el
equilibrio lunar, donde razonaba la causa de que la Luna siempre mostrara la misma
cara, le supuso la concesión, en 1764, de un premio por la Academia de Ciencias de
París. Hasta que se trasladó a la capital francesa en 1787, invitado por Luis XVI, escribió
gran variedad de tratados sobre astronomía, resolución de ecuaciones, cálculo de
determinantes de segundo y tercer orden, ecuaciones diferenciales y mecánica
analítica. Durante la revolución francesa formó parte de la comisión encargada de fijar
un sistema universal de pesos y medidas.
En 1795 se le concedió una cátedra en la recién fundada École Normale, que
ocupó tan sólo durante cuatro meses. Dos años más tarde, tras la creación de la École
Polytechnique, Lagrange fue nombrado profesor, y quienes asistieron a sus clases las
describieron como «perfectas en forma y contenido». Sus enseñanzas sobre cálculo
diferencial forman la base de sus obras Teoría de las funciones analíticas y Resolución
de ecuaciones numéricas (1798). Nombrado senador y conde en tiempos de Napoleón,
en 1810 inició una revisión de su Teoría, pero sólo pudo concluir dos terceras partes
antes de su muerte.

Carl Friedrich Gauss


(1777-1855)
Ilustración 16 Karl o Carl Friedrich Gaus ( Alemania, 1777 - Gotinga, 1855)

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gauss.htm

El duque le proporcionó asistencia financiera en sus estudios secundarios y


universitarios, que efectuó en la Universidad de Gotinga entre 1795 y 1798. Su tesis
doctoral (1799) versó sobre el teorema fundamental del álgebra (que establece que toda
ecuación algebraica de coeficientes complejos tiene soluciones igualmente complejas),
que Gauss demostró.

En 1801 Gauss publicó una obra destinada a influir de forma decisiva en la


conformación de la matemática del resto del siglo, y particularmente en el ámbito de la
teoría de números, las Disquisiciones aritméticas, entre cuyos numerosos hallazgos
cabe destacar: la primera prueba de la ley de la reciprocidad cuadrática; una solución
algebraica al problema de cómo determinar si un polígono regular de n lados puede ser
construido de manera geométrica (sin resolver desde los tiempos de Euclides); un
tratamiento exhaustivo de la teoría de los números congruentes; y numerosos resultados
con números y funciones de variable compleja (que volvería a tratar en 1831,
describiendo el modo exacto de desarrollar una teoría completa sobre los mismos a
partir de sus representaciones en el plano x, y) que marcaron el punto de partida de la
moderna teoría de los números algebraicos.

Su fama como matemático creció considerablemente ese mismo año, cuando


fue capaz de predecir con exactitud el comportamiento orbital del asteroide Ceres,
avistado por primera vez pocos meses antes, para lo cual empleó el método de los
mínimos cuadrados, desarrollado por él mismo en 1794 y aún hoy día la base
computacional de modernas herramientas de estimación astronómica.
En 1807 aceptó el puesto de profesor de astronomía en el Observatorio de
Gotinga, cargo en el que permaneció toda su vida. Dos años más tarde, su primera
esposa, con quien había contraído matrimonio en 1805, falleció al dar a luz a su tercer
hijo; más tarde se casó en segundas nupcias y tuvo tres hijos más. En esos años Gauss
maduró sus ideas sobre geometría no euclidiana, esto es, la construcción de una
geometría lógicamente coherente que prescindiera del postulado de Euclides de las
paralelas; aunque no publicó sus conclusiones, se adelantó en más de treinta años a
los trabajos posteriores de Nikolai Lobachevski y Janos Bolyai.

Alrededor de 1820, ocupado en la correcta determinación matemática de la


forma y el tamaño del globo terráqueo, Gauss desarrolló numerosas herramientas para
el tratamiento de los datos observacionales, entre las cuales destaca la curva de
distribución de errores que lleva su nombre, conocida también con el apelativo de
distribución normal y que constituye uno de los pilares de la estadística.

Otros resultados asociados a su interés por la geodesia son la invención del


heliotropo, y, en el campo de la matemática pura, sus ideas sobre el estudio de las
características de las superficies curvas que, explicitadas en su obra Disquisitiones
generales circa superficies curvas (1828), sentaron las bases de la moderna geometría
diferencial. También mereció su atención el fenómeno del magnetismo, que culminó con
la instalación del primer telégrafo eléctrico (1833). Íntimamente relacionados con sus
investigaciones sobre dicha materia fueron los principios de la teoría matemática del
potencial, que publicó en 1840.
Otras áreas de la física que Gauss estudió fueron la mecánica, la acústica, la
capilaridad y, muy especialmente, la óptica, disciplina sobre la que publicó el
tratado Investigaciones dióptricas (1841), en las cuales demostró que un sistema de
lentes cualquiera es siempre reducible a una sola lente con las características
adecuadas. Fue tal vez la última aportación fundamental de Karl Friedrich Gauss, un
científico cuya profundidad de análisis, amplitud de intereses y rigor de tratamiento le
merecieron en vida el apelativo de «príncipe de los matemáticos».

Augustin Louis Cauchy:


(1789-1857)
Ilustración 17 Augustin Louis Cauchy (París 1789 - Sceaux, Lion 1857)

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Augustin_Louis_Cauchy
(París, 1789 - Sceaux, Francia, 1857) Matemático francés. Era el mayor de los
seis hijos de un abogado católico y realista, que hubo de retirarse a Arcueil cuando
estalló la Revolución Francesa. Allí sobrevivieron de forma precaria, por lo que el
pequeño Cauchy creció desnutrido y débil.

Fue educado en casa por su padre y no ingresó en la escuela hasta los trece
años, aunque pronto empezó a ganar premios académicos. A los dieciséis entró en la
École Polytechnique parisina y a los dieciocho asistía a una escuela de ingeniería civil,
donde se graduó tres años después.

Su primer trabajo fue como ingeniero militar para Napoleón, ayudando a


construir las defensas en Cherburgo. A los veinticuatro años volvió a París y dos más
tarde demostró una conjetura de Pierre de Fermat que no había podido ser probada por
matemáticos tan insignes como Leonhard Euler y Carl Friedrich Gauss.

Con veintisiete años, Augustin-Louis Cauchy era ya uno de los matemáticos de


mayor prestigio, y empezó a trabajar en las funciones de variable compleja, publicando
las trescientas páginas de esa investigación once años después. En esta época publicó
sus trabajos sobre límites, continuidad y sobre la convergencia de las series infinitas.
En 1830 se exilió en Turín, donde trabajó como profesor de física matemática hasta que
regresó a París (1838). Pasó el resto de su vida enseñando en La Sorbona.

Augustin-Louis Cauchy publicó un total de 789 trabajos, entre los que se


encuentran el concepto de límite, los criterios de convergencia, las fórmulas y los
teoremas de integración y las ecuaciones diferenciales de Cauchy-Riemann. Su extensa
obra introdujo y consolidó el concepto fundamental de rigor matemático.

Jean-Baptiste Joseph Fourier


(1768-1830)

Ilustración 18 Jean-Baptiste Joseph Fourier (Auxerre 1768 -París 1830 ).

Fuente: http://forohistorico.coit.es/index.php/personajes/personajes-
internacionales/item/fourier-jean-baptiste-joseph

Jean-Baptiste Joseph Fourier nació en Auxerre el 21 de marzo de 1768, hijo de


un humilde sastre. Su familia provenía de la Lorena. Huérfano a los ocho años, fue
recogido por el organista de la catedral y director de un pensionado, Joseph Pallais,
seguidor de las teorías de Rousseau quién le enseñaría a leer y escribir y le formaría en
sus mismos ideales. El buen comportamiento del pequeño Fourier fue observado por
una dama caritativa que lo recomendó al obispo para que lo admitieran en la Escuela
militar de Auxerre, dirigida por los monjes benedictinos de la congregación de Saint-
Maur. Es aquí donde Joseph Fourier destaca en todas las materias y especialmente en
matemáticas, cuyos problemas estudiaba durante la noche escondido en un armario.
Su brillante reputación hizo que los benedictinos quisieran que se uniese a su
congregación y fue enviado al noviciado de Saint-Benoit-sur-Loire, donde le encargaron
del curso de matemáticas.

Ante los movimientos revolucionarios de finales de 1789, que hacían temer el cierre de
las instituciones monásticas, sus superiores le propusieron tomara los votos para
conseguir una pensión cuando se clausurase el monasterio. Fourier rechazó la
proposición y regresó a la Escuela militar de Auxerre, donde los monjes lo acogieron
como su hijo predilecto, encargándole la cátedra de retórica y compartiendo la de
matemáticas con su antiguo profesor M. Bonnard.

A la edad de 14 años Fourier había completado el estudio de los seis volúmenes de la


Théorie générale des équations algébriques, redactada por el prestigioso matemático
Étienne Bézout, y un año más tarde fue premiado por su conocimiento del Traité
théorique et expérimental d'hydrodynamique y del Traité élémentaire de méchanique
statique, escritos por el matemático enciclopedista Charles Bossut. A los 20 años,
Fourier escribió una memoria sobre las ecuaciones algebráicas, que fue presentada a
la Academia de Ciencias, mereciendo el reconocimiento de Lagrange, Monge y Laplace.

Durante la revolución francesa fue nombrado miembro del Comité de Salud Pública de
Auxerre y, gracias a la caída del poder de Robespierre, se libró de ser guillotinado.

A finales de 1794 se incorporó a la Escuela Normal Superior de París donde contó con
profesores como Lagrange y Laplace. En 1795 ocupó la cátedra de Análisis y Mecánica
dejada por Lagrange. En 1798 el Directorio aprueba la Campaña de Egipto y
encomienda su dirección al general Bonaparte. Por el carácter científico añadido a su
carácter marcial, también es conocida como Expedición de Egipto, de la que Joseph
Fourier forma parte como consejero científico con rango diplomático. Posteriormente es
nombrado secretario del Instituto de Egipto, fundado por Napoleón con la misión de
debilitar la influencia inglesa en el Oriente. Fourier redactó el prefacio histórico de la
obra Description de l'Egypte. En 1801 Fourier regresó de Egipto con una amplia
colección de objetos, entre ellos una copia de la Piedra de Rosetta, que su amigo Jean-
François Champollion, lograría descifrar en 1822.

Ya en Francia, en 1802 Napoleón lo nombra director del departamento de Estadística


del Sena y prefecto del Departamento de Isère. En 1809 le concedió el título nobiliario
de barón. En 1810 crea la Facultad Imperial de Grenoble, de la que Fourier será rector,
y en 1815 la Academia del Delfinado.

Comenzó a investigar los fenómenos de propagación y difusión del calor que le


permitieron modelar la evolución de la temperatura a través de series trigonométricas.
Estos trabajos mejoraron el modelado matemático de fenómenos físicos y contribuyeron
a los fundamentos de la termodinámica.

Sin embargo, la simplificación excesiva que proponen estas herramientas fue muy
debatida, principalmente por sus maestros Laplace y Lagrange.

En 1815 Fourier dimite de sus cargos para trasladarse a París. Fourier sobrevive a la
caída de Napoleón y recibe honores de los Borbones. Es admitido en la Academia de
Ciencias de Francia en 1817 y cinco años más tarde es nombrado secretario perpetuo
de las secciones de matemáticas y física.

Fourier descubrió el teorema que lleva su nombre, que también puede ser empleado en
el estudio de la luz, del sonido y de cualquier fenómeno ondulatorio. Completó su estudio
sobre la teoría matemática de la conducción del calor, encontró que algunas series
sinusoidales relacionadas armónicamente eran útiles para representar la distribución de
la temperatura a través de un cuerpo y lo publicó en un libro llamado Théorie analytique
de la chaleur en 1822. Estas series infinitas de funciones trigonométricas, ahora
conocidas como las series de Fourier, constituyen la herramienta matemática básica del
análisis empleado para analizar funciones periódicas a través de la descomposición de
dicha función en una suma infinita de funciones sinusoidales mucho más simples (como
combinación de senos y cosenos con frecuencias enteras). Las series de Fourier
inspiraron a Ohm razonamientos análogos sobre el flujo eléctrico. Estas series fueron
de notable importancia posterior para el avance del análisis matemático y con
interesantes aplicaciones para la resolución de muchos problemas de física e ingeniería.
Es además una herramienta sumamente útil en la teoría matemática abstracta. Áreas
de aplicación incluyen análisis vibratorio, acústica, óptica, procesamiento de imágenes
y señales, y compresión de datos. En ingeniería, para el caso de los sistemas de
telecomunicaciones, y a través del uso de los componentes espectrales de frecuencia
de una señal dada, se puede optimizar el diseño de un sistema para la señal portadora
del mismo.

Otro trabajo importante del científico francés fue en el método de eliminación para la
solución de un sistema de desigualdades, teoría muy usada actualmente para
programación lineal.

Jean-Baptiste Joseph Fourier falleció en París el 16 de mayo de 1830.

Su nombre figura en la lista de los 72 científicos de la Torre Eiffel.

Un cráter lunar lleva el nombre de Fourier y un asteroide descubierto en 1992 fue


denominado (10101) Fourier.
Stephen Hawking considera a Joseph Fourier como uno de los más brillantes científicos
de la Historia.

5. CONCLUSIONES

1. Las matemáticas son una materia básica en una educación sólida, no sólo por los
conocimientos y técnicas que aportan, sino porque desarrollan cualidades
esenciales en el estudio, como el rigor, las capacidades de abstracción y de
resolución de problemas.
2. Las matemáticas gozan de una presencia destacada en la educación sin embargo,
siguen sin ser valoradas suficientemente porque apenas se percibe su papel como
base de los avances científicos y tecnológicos.
3. Las matemáticas egipcias y babilónicas fueron ampliamente desarrolladas por
la matemática helénica, donde se refinaron los métodos y se ampliaron los
asuntos propios de esta ciencia.
4. Muchos textos griegos y árabes de matemáticas fueron traducidos al latín, lo que
llevó a un posterior desarrollo de las matemáticas en la Edad Media. Desde
tiempos ancestrales hasta la Edad Media, las ráfagas de creatividad matemática
fueron seguidas, con frecuencia, por siglos de estancamiento. Pero desde el
renacimiento italiano, en el siglo XVI, los nuevos desarrollos matemáticos,
interactuando con descubrimientos científicos contemporáneos, fueron creciendo
exponencialmente hasta el día de hoy.
5. Por tanto hoy en día, las Matemáticas se usan en todo el mundo como una
herramienta esencial en muchos campos, entre los que se encuentran las ciencias
naturales, la ingeniería, la medicina y las ciencias sociales, e incluso disciplinas
que, aparentemente, no están vinculadas con ella, como la música (por ejemplo, en
cuestiones de resonancia armónica).
6. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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D., H. A. (10 de 09 de 2010). SIAM Student Chapter Manizales. Obtenido de
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