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Abandonar lo imaginario para insertarse en lo real.

Es necesaria la verdad para que el paciente que acude a sesiones de psicoterapia se cure.

Verdad, unidad, armonía, equilibrio, normalidad.

Nodet: Lo que no es verdadero no es real ni vigente. El hombre frente a lo que no es real no puede
establecerse: siente angustia. La conocida idea de Platón de que el espíritu, o el alma, anhela el ser tiene
absoluta validez. Todos buscamos lo verdadero porque las falsificaciones, las máscaras, nos angustian.
Queremos ver lo que es (p. 10).

Nodet demuestra no conocer la moral tradicional (p.11)

Para los clásicos la moral [ética] “es un llamado de la naturaleza. La norma está adentro, no es a priori, la
pide toda la realidad humana”. (p.11)

Los siete pecados capitales son siempre grandes anomalías pedagógicas y psicológicas, no solamente éticas.

Acedia como tristeza profunda de la condición humana, y esto porque el hombre no quiere ser lo que debe
ser.

Ética

p.12

Etimología de la palabra ética.

El gran desastre de la moral actual es el desastre de la moral kantiana y no de la ética realista. La ética
realista demanda esfuerzos, pero se tratan de esfuerzos que no reprimen la naturaleza humana, sino que
solo eliminan el desorden liberando con esto la naturaleza. La virtud, que es disposición permanente de
obrar el bien, tiene que transformar y ordenar el material pasional y no simplemente reprimirlo.

La Ética es el estudio del bien humano, no solamente del bien espiritual, material o religioso sino de todo
bien humano.

Entendemos lo racional no en sentido racionalista sino realista, que significa acuerdo con la verdad de las
cosas, de las circunstancias, de las situaciones.

La verdad es muy poderosa y nunca puede ser totalmente eliminada; aún dentro de un error se impone la
verdad. Metafísicamente hablando, no es posible un error total. Si el error fuera total no podríamos
referirnos a este. Un error total es una total nada.

Hay un sentido caudaloso de verdad en el hombre que puede ser usado como fuerza energética.

Existe una jerarquía de bienes o valores.

Nadie puede ser bueno si no está bien ubicado respecto al bien común. (p.16)
Unidad y verdad

La mentira es lo opuesto a la verdad. El que miente sabe cómo es la verdad, por lo menos de una manera
oscura, porque si no supiese nada de la verdad no podría ser tachado de mentiroso. El mentiroso sabe
cómo es la verdad y dice lo opuesto: hay en él un desdoblamiento. Toda mentira es en sí misma ausencia
de verdad y por eso mismo ausencia de unidad. Todo lo que es pérdida de unidad es pérdida de ser. Verdad
y unidad están íntimamente conectadas. El capítulo de los trascendentales afirma: el ser, lo uno, lo
verdadero, lo bueno y lo bello son términos permutables; se trata de distintos aspectos de lo mismo.

Nodet llama voluntad de sentido a la voluntad más profunda de ser, que es anterior a toda voluntad
explícita, deliberada y a la especificación de los objetivos y de los fines. Los griegos distinguen entre la
voluntad espontánea (thélesis) y la voluntad deliberada (búlesis). Es la voluntad primitiva, en terminología
escolástica es la voluntas ut natura, es decir voluntad como naturaleza. Se trata de la voluntad primitiva,
espontánea, sobre la cual no tenemos iniciativa porque forzosamente buscamos el bien, la unidad, el ser.

El enfermo no se calma hasta que no adquiere la verdad y expulsa todas las mentiras de su corazón.

En la terapia no hay evolución, sino educación. De lo contrario el enfermo progresaría automáticamente.

Normalidad y norma

La normalidad se relaciona con la norma, con lo que debe ser. La normalidad no puede establecerse solo
socialmente, ni solo personalmente, ni solo con la época, sino que tiene que ser la normalidad que
corresponde a este sujeto, teniendo presente las peculiaridades de este sujeto y las exigencias universales
de la persona humana. Puede haber adaptaciones a ciertas sociedades y épocas, pero respetando las
exigencias individuales y universales de la persona humana.

Si hay norma es porque hay esencia y si hay esencia hay orden en las cosas, un orden natural. De ahí que
muchos no quieran hablar de la normalidad o la relativizan totalmente.

La norma no es la norma estadística sino la ideal.

Amathía

Amathía es conocer el bien y no realizarlo. En Platón se traduce por indocilidad o ignorancia.

Para Sócrates todo vicio es ignorancia.

Para Santo Tomás todo pecado supone cierta ignorancia en el intelecto.

Amathía es no querer ver aquello que de veras es bueno. Esta ignorancia es muy destructora. Platón afirma
que fue la causa de la caída de Esparta.

En la línea bíblico-griega, en el pensamiento patrístico griego, en el escolástico el acto propiamente malo,


es decir, ver el bien y hacer el mal, está precedido de una confusión, por un no querer ver y entonces un no
ver, una amathía y luego se continúa con un lavarse las manos y no tomar responsabilidad.
Confusión por no querer ver el bien -> ver el bien y elegir el mal (amathía) -> elección del mal -> no hacerse
responsable.

En el relato del pecado original del Génesis hay un ejemplo de amathía.

El demonio actúa de mala fe.

Solución a la amathía:

1. Planteos claros.
2. Toma de decisión consciente.
3. Hacerse cargo de la decisión.

Algunas inmadureces pueden ser consentidas. La inmadurez es un no querer ver, no aceptar


responsabilidades.

El hombre madura enfrentándose a la realidad. Este enfrentamiento primero es cognoscitivo y después


moral: aceptación de la responsabilidad.

Valor y vigencia

El contacto con la realidad es contacto con el ser real, con lo que de veras existe, con algo firme y no
ilusorio. Si la realidad fuese solamente un conjunto de hechos en los cuales no encontramos ningún
sentido, sería difícil entonces, hablar de verdad. Si fuese un conjunto de hechos tomados empíricamente,
nominalísticamente, carentes en sí mismos de orden, jerarquía, de sentido, obligaría al sujeto a elaborar
una jerarquía para aplicarla a esta realidad, y poder así organizarla desde afuera. Pero aquí no conviene
hablar mucho de verdad, porque la verdad ha sido fácticamente construida y, como tal, de poca
importancia. En efecto, a esta verdad fáctica, se la podría modificar un poco más, se la podría organizar en
otro sentido ya que en sí misma carece de un modo de ser propio.

Las cosas tienen un sentido intrínseco y por tanto evocan un valor. Por el contrario, las cosas que carecen
de sentido, en general, carecen de valor. Donde hay sentido hay valor y viceversa.

Donde hay sentido hay valor (también llamado vigencia).

El conjunto de sentidos en el cual vivo es también el conjunto de valores, de vigencias.

Si no veo el sentido de las cosas, ni su valor, mi mente carecerá de alimento, no se desarrollará, no vivirá, y
mi voluntad y mi afectividad no se sentirán estimuladas por la atracción de los valores. Se originará un
problema energético: todas las cosas serán medios para mí, y el único valor, quizás, que surgirá en ese
desierto de valores, seré yo mismo. El único valor será el yo, y éste se constituirá en único fin. Si a este
hombre le ocurre un problema grave, ese monovalor puede caer, y con él todo, porque no habrá otro valor
que pueda sostenerme. Por eso la verdad de las cosas es también para mí fuente de energía, fuente de
vigencia, porque me libera del desierto del monovalor.

Para Edith Stein el hombre vive en un conjunto de sentidos que es, también un conjunto de vigencias.
Vigente es aquello que de veras existe.
Si me ilusiono es porque no busco la verdad. (p.26)

El alma siempre anhela lo real, el ser.

Como el alma anhela el ser, lo verdadero, la pérdida de la verdad lo deja a uno en el aire. (Sigue el párrafo)

Dinamismo significa que hay una tendencia, una voluntad que busca permanentemente la verdad. Que el
hombre, por más que no quiera saber nada de la verdad, no puede sino buscarla. (sigue)

La vigencia es el aspecto objetivo y el dinamismo como un aspecto subjetivo.

Lo que el hombre necesita es descansar sobre algo, estar seguro. Por eso busca la verdad en el
conocimiento científico, religioso, político. En el fondo al alma humana le interesa el ser, desea el ser, ontos
on, lo que de veras es. Lo ilusorio, los envoltorios, tarde o temprano se caen.

Escepticismo y decisión

No es posible vivir en el escepticismo.

Skeptein, en griego, significa considerar. Considerar es una palabra latina. Sidus, sideris significa estrella,
luz, y considerar significa concentrar toda la luz sobre un objeto, verlo por todos lados.

Dentro del acto humano hay distintas fases. Primero hay una primera intención, después una deliberación,
una comparación, y en un momento dado se llega a la consideración. Consideramos posibilidades entre las
que cuales podríamos elegir o decidir. Una vez hecha la consideración nos damos cuenta de que una
posibilidad nos gusta por tal cosa, otra por otra, comparamos, elegimos, tomamos la decisión y ejecutamos,
con lo que el acto humano termina su ciclo. La consideratio es una fase del acto completo. Esta consideratio
en griego se llama skepsis, es decir, miramiento. El escepticismo consiste en separar, desglosar una frase, la
consideratio, y hacer de esta un fin en sí mismo.

El escepticismo es para Lavelle fundamentalmente afectivo y no cognoscitivo.

No estoy ni en pro, ni en contra, ni con esto ni con lo otro. No me decido, sólo miro, porque en el fondo no
quiero decidir. Si la teoría de Lavelle es justa, una gran parte del escepticismo cognoscitivo obedece a un
escepticismo anterior que es afectivo y de tipo valoral. Esto puede constituirse en una verdadera
perversión.

Aquellos que confunden las cosas se proporcionan buenas bases para la amathía, pero hacen un mal
negocio. La amathía perturba al sujeto mismo y a los demás, porque nos ata a una permanente
indefinición, a un permanente desgaste, porque la gente vive y tomo como plenitud lo que no es. La
expansión humana tiene que ser pagado con el esfuerzo de alcanzar la verdad. Toda cerrazón a la verdad es
en el fondo un autobloqueo.

La elección o decisión implica siempre un abandono, una renuncia.

A las personas jóvenes que no han sido acostumbradas a una cierta disciplina, a una cierta mortificación, a
una cierta templanza, les cuesta decidirse, porque toda decisión implica una renuncia.
La elección o decisión también es un salto en lo oscuro, en la no seguridad, implica un riesgo y exige cierta
valentía. Aquel que ha sido demasiado protegido y jamás corrió riesgos tampoco podrá decidirse bien, al no
ser capaz de afrontar los riesgos.

La elección también implica responsabilidad.

En toda elección hay dos términos: el bien que invita a nuestra voluntad adherir y nosotros que adherimos.
Toda decisión se plantea en términos de conveniencia, en el sentido de que con-viene, viene junto, coincide
con lo que nosotros necesitamos. Cuando elegimos nos decidimos por un valor, pero también elegimos
nuestra conveniencia, o sea, elegimos y nos elegimos. Una fila de malas decisiones significa una fila de
actos en los cuales nosotros no nos hemos aceptado, no nos hemos afirmado y no nos hemos encontrado,
sino que más bien nos hemos descolocado en mayor o menor medida. Una fila de malas decisiones no
aumenta la seguridad, sino que la disminuye. Si elegimos bien, esto nos coloca en una buena posición
porque estamos cada vez mejor asentados dentro de nuestro ser, de nuestras posibilidades. También nos
vemos más seguros, lo cual permite no depender del aplauso de afuera, de las burlas o del qué dirán, pues
tenemos paz interior.

La inmadurez se manifiesta en la incapacidad de elegir bien. Cuando no hay verdadera decisión, tampoco
hay verdadera aparición de lo que uno es, o puede ser de veras. En cambio, una mala decisión suele mucho,
pero como se la tomó de veras se sufre de veras. Pero si las decisiones no han sido tomadas de manera
clara, la exigencia de la propia personalidad no se ve, ni positiva ni negativamente, la realidad personal ni
protesta ni queda satisfecha.

El hombre busca la verdad y, en la búsqueda, la verdad se le impone como tal. La verdad no se puede
manipular sin que deje de ser verdad, exige acatamiento, aceptación de que es así y no de otra. La verdad
es absoluta. El descubrimiento de la verdad exige sacrificios y esfuerzos, pero alcanzarla nos instala en un
terreno de paz. Elegir lo conveniente hace que no desvaloricemos las otras cosas que son buenas pero que
no nos convienen. (p. 30)

Frustración

El que quiere ver la verdad tiene menos posibilidades de equivocarse al elegir y de caer en la frustración.
Frustración significa originariamente engaño. Supone un problema de impulso, de energía, pero por haber
caído en el error. (p. 31)

Si no conozco la verdad acerca de mí mismo no puedo elegir bien.

Si no me acepto, si huyo de mí mismo, si no quiero aceptar ciertas obligaciones, entonces voy camino a la
amathía, a la ignorancia querida.

Toda la vida ética tiene dos principios: Conócete a ti mismo y sé lo que eres. Sé actualmente lo que ya eres
potencialmente.

Perfección
El hombre bueno es un hombre perfecto. Todo esfuerzo ético es un esfuerzo de perfección. Debo saber qué
soy para saber qué puedo hacer, para que mis talentos se realicen.

Etimología palabra perfección: realizarse hasta el fondo de las posibilidades.

Evangelios: “Sed perfectos como mi Padre celestial…”

En el fondo no se puede ir contra el ser de uno. Nuestra astucia hace calculo errado cuando dice: “Yo
miento para los demás, pero piso tierra firme”. Si no se anda en la verdad se pierde la verdad y se vive en
sueños, ilusiones y mentiras. Si no quiero la verdad se me va a escapar, y es falso que cuando se me antoje
llamarla ella estará allí.

Lo que no es real no es susceptible de crecimiento. Se puede pulir la falsa imagen, pero esta será dura,
inmóvil, no va a crecer. Puedo crecer cuando mis esfuerzos colaboran con algo que es previo y también
natural.

Estar en el centro o en lo propio

La moral realista es ante todo no represora. La moral exclusivamente social sí lo es. La moral realista
tradicional exige mortificaciones, porque es necesario podar lo que se desvía, no para que no haya mucha
vida, sino para que abunde la vida. La mortificación está al servicio de la vivificación.

El amor verdadero, propio y hacia los demás, ayuda a ubicarse en el lugar justo, a llegar a ser lo que
debemos ser. El amor es expresión de que queremos que sean como verdaderamente son.

Adler afirmaba que el chico mimado y el abandonado tienen los mismos defectos, porque en el fondo su
ser en tanto tal no es querido.

Perfección es liberación, seguridad, realización.

La inmadurez es en el fondo y a menudo descolocación.

Cuando no estamos seguros, estamos inciertos, con mala conciencia y cualquier cosa fuerte de fuera nos
causa perjuicio.

Cuando estamos instalados en lo propio podemos medir mejor nuestras reacciones afectivas. Cuando
estamos bien ubicados podemos ver lo propio y lo otro. Ver esto requiere una alta movilización de energía.

Sin verdad no podemos vivir porque sin ella nos movemos sobre terreno falso.

Santo Tomás: los buenos vuelven con alegría a su propio corazón.

El que no se enfrenta a sí mismo no puede volver a su propio centro, forzosamente tiene que estar en la
periferia, huyendo de sí mismo.

El que miente sabe cuál es la verdad, dentro de sí mismo, de su conciencia no se puede mentir.

El prototipo bíblico del pecado es la mentira. Satanás es el padre de la mentira y el primer homicida.

El mentiroso tiene que sacar del horizonte aquello que le molesta, debe ignorar ciertas cosas.
Cuando cierta presencia molesta sobremanera se puede llegar a suprimirla. Así de la mentira se puede
llegar al homicidio. Caín mato a Abel.

El que miente es malo, por eso no puede volver con alegría a su corazón. Huye, no está instalado en sí
mismo.

Corazón es una palabra metafórica que significa el centro de iniciativa de la personalidad, es el yo o la


integridad en la cual la persona está instalada y en la cual se refugia.

El malo no resiste la soledad. Pascal: Acaso todas las desgracias del mundo provienen de un solo hecho:
que el hombre no aguanta estar a solas en su habitación.

En otras palabras, no aguanta su propia verdad. En el fondo siempre se busca la verdad, pues sólo lo
verdadero es vigente y atractivo de manera plena.

La primera medida de una política social es procurar que haya sanas personalidades.

Lenguaje y comunicación

El lenguaje nos puede unir, es vehículo de unión, pero la verdadera unión es de corazón a corazón.

En un mundo totalmente absurdo, como sería el de la filosofía de Sartre, podemos preguntarnos si todavía
quedan sanos y enfermos.

Sartre afirma que el mundo es un absurdo y que la aventura humana es inútil.

Si nada tiene sentido ¿cómo se puede rectificar la conducta de un enfermo psicológico?

Todo es absurdo, no tiene lógica, no hay comunicación.

Toda la literatura de Sartre es una absoluta incomunicación.

Si suceden las cosas sin orden, sin razón, es imposible hablar del intento de descubrir quién soy, para qué
sirvo, cuál es el sentido de la vida, cuáles son mis verdaderos objetivos. Sin un orden objetivo, la
psicoterapia no es posible.

Una filosofía subjetivista del puro devenir tampoco sirve de base fundamentadora.

Verdad como vigencia y dinamismo. Nuestro ser tiene una voluntad de verdad, hacia la cual tiende y esto
constituye un dinamismo. Vigencia porque la verdad es así y no de otra manera, está al abrigo de
decisiones e interpretaciones arbitrarias, es vigente.

El diálogo es posible cuando además de los dialogantes está presente la verdad. De lo contrario el diálogo
se convierte en negociación, regateo, acomodo o arreglo.

Los dialogantes no deben imponer su punto de vista, sino buscar someterse a la verdad. (p.37)

Conversión a la verdad
Conversión es cambio de actitud en el hombre. Tiene que salir de sí mismo, de su encapsulamiento.

Dos actitudes cognoscitivas fundamentales: la de Kant y Hegel.

Ir detrás de las sombras de los ídolos hace al hombre insaciable por no llenarse de aquello que
verdaderamente es, de aquello que es capaz de llenarnos y ubicarnos.

La verdad es inexorable

La mentalidad actual es relativista, pero esto es un vicio. Las cosas no se toman en serio, en su verdad
inexorable.

En sentido estricto, relativo significa relacionado. Si algo es relativo a tal cosa, depende de tal cosa, si hay
mucha relatividad, hay mucha dependencia.

Absoluto significa absuelto, desatado. Lo que vale de por sí, no está relacionado, no es dependiente, lo cual
no disminuye la libertad, sino que la aumenta.

Lo que es relativo lo es en la vinculación y la dependencia.

La inexorabilidad de la verdad crea a menudo situaciones difíciles: uno tiene que decidir, tomar posiciones,
optar. Es más fácil quitar a la verdad su carácter de inexorable. En todo juego hay responsabilidad, en el
fondo sabemos que la verdadera belleza de la vida radica en su carácter profundamente serio e inexorable.
Parece una tesis dura, pero otorga vida y fuerza, pues cuando uno juega no se moviliza nunca, nunca saca
de su fondo todas sus posibilidades: mariposea, juega y no se compromete, no vive de veras.

Es el carácter inexorable de una decisión, de una verdad que hay que acatar, lo que nos obliga a vivir
plenamente. Siempre hay una cierta irresponsabilidad infantil, la de no enfrentar los problemas de la vida.
El hombre madura enfrentando los problemas de la vida, y si rehúye a sus responsabilidades su maduración
no progresa.

La tolerancia

Lutero se equivocaba, pero buscaba la verdad. Erasmo es prototipo del hombre moderado en el mal
sentido. Nunca se comprometía a fondo, tenía frente a la vida una actitud libresca, burguesa. Erasmo
patriarca del espíritu tolerante del no jugarse jamás. Nunca aceptar riesgos grandes, no enfrentar nada, y
reírse a su vez un poco de todo. Reírse significa ejercer cierta superioridad. Las personas que no están
sólidamente arraigadas en la verdad se ponen del lado del burlador y lo imita.

Tolerancia en sentido realista significa dos cosas. En primer lugar, tolerancia con respecto a lo diverso y lo
distinto. El mundo es muy diversificado, los hombres son muy distintos entre sí. A veces lo distinto nos
choca y por eso es un deber ser tolerante. La tolerancia es el precio de la amplitud y la persona que no
soporta lo distinto termina encerrándose en lo mismo, no ve nada, porque lo distinto no siempre es
interesante, no siempre nos calma, al revés, a menudo es chocante. Muchas veces rechazamos lo que no
entendemos y lo tomamos por absurdo o ridículo. A veces nos refugiamos en la risa porque tomamos dos o
tres ideas que tenemos en la cabeza como patrón universal. En el fondo no se tiene paciencia, la tolerancia
es una forma de paciencia.

El segundo campo de la tolerancia es la miseria humana, los defectos, vicios, deslealtades. Hay que gente
que quiere cortar cabezas cuando ve defectos en otros. Todos tenemos muchos defectos. La miseria
humana ha sido distribuida muy equitativamente en este mundo. El que tiene conciencia de su propia
miseria tolera mejor las ajenas. Las miserias son muchísimas y no es fácil ver la realidad tal cual es. Vivir
realísticamente supone ver las miserias propias y ajenas.

Hay otro tipo de tolerancia distinta a las anteriores, la eramista. Esta tolerancia considera que ninguna
verdad es verdad, solamente hay interpretaciones.

Ejemplo del auto que choca e interpretaciones. (p.44) La verdad del hecho es una.

Las interpretaciones no crean la realidad. Decir que hay sólo interpretaciones me dispensa de adoptar una
actitud y de tomar una decisión. Este indiferentismo neutralista no es útil al hombre, sino perjudicial.

Kierkegaard: “donde nada se decide, nada pasa”. Allí no hay un centro. La persona que no decide se
despersonaliza. Allí está la verdad con su inexorabilidad; nosotros nos podemos mentir, huir, mirar para
otro lado, pero la verdad está ahí, es lo único consistente y dentro de nosotros las potencias del alma pujan
en el sentido de la verdad. Esto de no ver el carácter inexorable de la verdad es una de las represiones más
grandes y más graves. Se reprime la voluntad de verdad sin la cual no hay ninguna auténtica expresión de la
persona humana.

A una ciudad se la puede ver de distintas maneras, pero la ciudad es una. Estas visiones no pueden entrar
en contradicción. La misma verdad puede ser reflejada en distintas almas con distintos matices, pero en el
fondo es la misma verdad.

La verdad del alma debe ser restablecida, porque el relativismo en el hombre significa destrucción de las
posibilidades de la paz interior y destrucción de las posibilidades reales del hombre, es la verdad la que nos
liberará y salvará.

Evangelio: Venid a mi todos, agobiados y fatigados, y yo os aliviaré. Cristo es la Verdad, el Logos.

Las mentiras nos pesan y cansan. (p. 45)

Verdad y presencia

Si no hay verdad, hay fuga. Aquél que no conoce la verdad no miente sino que está en el error. El mentiroso
no puede instalarse en sí mismo. La mentira suele sostenerse frente a los demás. En el corazón, en la
interioridad, es imposible sostener la mentira, de allí que el que está en la mentira forzosamente tiende
hacia fuera. Pero tiende hacia afuera no porque le interesen los demás, sino porque no puede estar consigo
mismo. La falsedad termina siempre en lo externo, fuera, entonces uno no está presente a sí mismo y por
esto no puede estar presente al otro. La verdad fundamenta la presencia y si no hay verdad no hay
presencia.

Disturbios estudiantiles de los años 67 y 68 se realizaron por falta de titulares en las cátedras.
La cuestión de la presencia es de vida o muerte.

En la falsa amplitud no hay fin, hay rodeo, no ley ni prevaricación (S. Bernardo), no hay seguridad, es un
medio de evasión.

¿Qué es la Psicoterapia?

Es el desmantelamiento detallado, perfecto, de unas construcciones de mentiras vitales para que las cosas
vuelvan a su lugar y se produzca la sencillez que es el signo de la verdad. La complicación se combate con la
verdad, no con la simplificación, que es sólo poda de la mentira.

Las elecciones en la verdad dan energía.

La verdad objetiva no es un lujo gnoseológico, no es sólo importante para el conocimiento, sino también
para la voluntad y la afectividad.

La verdad me es impuesta y no hay aquí creatividad. La verdadera creatividad empieza con la colaboración
con la verdad dada.

Verdad y sociedad

Guardini: sólo el silencio abre muertos oídos a la música que resuena en todas las cosas (animales, árboles,
montes, nubes...).

Callar no es ser mudo. El verdadero silencio es el correlativo vivo del recto hablar.

El hablar crea comunidad; por la palabra recibimos y compartimos. La verdadera palabra libera. El silencio
es la fuente del hablar.

El hombre que posee la capacidad de la palabra, adquiere la comunidad con los demás en la verdad.

La convicción interior en la verdad es importante. El maquiavelismo, la propaganda, el manejo, no crean


verdadera sociedad.

Cuando estamos instalados en lo nuestro, en la verdad, podemos estar en lo social.

El hombre es social por naturaleza, es falso el contrato social.

A veces se busca lo social, el ruido, para no estar en lo propio.

Relación entre perfección y sociedad. El hombre no nace como criatura completa sino que es un cierto
esbozo, tiene que hacerse. Toda la naturaleza del hombre reclama esta perfección, quiere completarse, ser
madura, crecer, ser verdaderamente hombre, explicitar sus virtualidades, realizarse. Esto es una exigencia
de la naturaleza y un dinamismo, imposible de realizar fuera de la verdad.
Aristóteles enseña que la verdadera amistad solo se da entre personas virtuosas que buscan la persfección,
no entre mediocres y quienes no se desarrollan.

Quien se queda estancado en un nivel no tiene novedades, no hay vida en él, y tampoco verdadera
atracción.

Platón: Procrear en la belleza.

La perfección, hacia arriba, ayuda a la relación en dirección horizontal (sociedad).

Fides

Fidelidad a la palabra, en latín fides. Un romano que no mantenía su palabra, perdía el honor, una palabra
dada era vínculo social. Ej. de Atilio Régulo.

¿Cómo se puede ser fiel a la palabra dada, si todas las cosas pueden ser reinterpretadas, si la verdad no es
inexorable, si no hay verdad en los seres, si todo se puede modificar?

Sin verdad no hay fidelidad, ni paz ni seguridad, ni individual, ni social.

La misma energía con la cual me construyo (naturaleza como voluntad), me puede destruir.

Ex terminatio

Estar en los propios límites. Todo lo que sale fuera de su lugar se anula.

La mentira es la madre del homicidio.

Entre dos polos que son la verdad como dinamismo y como vigencia se desarrolla toda la vida del hombre,
y la tragedia humana consiste en el hecho de que en virtud de su libertad el hombre puede no acatar la
verdad de las cosas, pero no puede nunca conseguir que lo que no es verdadero sea verdadero.

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