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El arte de ensoñar

brujería,
El arte de ensoñar, loc. 62-62

el acto de corporizar ciertas premisas especializadas, tanto


teóricas como prácticas, acerca de la naturaleza de la percepción y
el papel que ésta juega en moldear el universo que nos rodea.
El arte de ensoñar, loc. 64-65

también entre ciertas tribus de indios de Norteamérica, el cual


sostiene que un mundo ancestral e invisible de fuerzas
espirituales, benignas y malignas, predomina alrededor nuestro;
El arte de ensoñar, loc. 70-72

fuerzas espirituales que pueden ser convocadas o controladas


por practicantes, quienes son los intermediarios entre el reino
natural y el sobrenatural.
El arte de ensoñar, loc. 72-73

nuestro mundo, que creemos ser único y absoluto, es sólo un


mundo dentro de un grupo de mundos consecutivos, los cuales
están ordenados como las capas de una cebolla.
El arte de ensoñar, loc. 77-78

para poder percibir esos otros reinos, no sólo hay que desear
percibirlos, sino también poseer la suficiente energía para entrar
en ellos.
El arte de ensoñar, loc. 80-81
una serie de prácticas designadas a reacondicionar nuestras
capacidades energéticas de percepción.
El arte de ensoñar, loc. 85-86

el arte de ensoñar.
El arte de ensoñar, loc. 86-87

ensoñar es la manera práctica en que los brujos ponen en uso los


sueños comunes y corrientes.
El arte de ensoñar, loc. 90-91

‑El ensueño únicamente puede ser experimentado.


El arte de ensoñar, loc. 96-96

tener sueños, ni tampoco es soñar despierto, ni desear, ni


imaginarse nada. A través del ensueño podemos percibir otros
mundos, los cuales podemos ciertamente describir,
El arte de ensoñar, loc. 96-97

no podemos describir lo que nos hace percibirlos.


El arte de ensoñar, loc. 98-98

Ensoñar parece ser una sensación, un proceso en nuestros


cuerpos, una conciencia de ser en nuestras mentes.
El arte de ensoñar, loc. 98-99
Una vez le preguntamos a don Juan al unísono que nos sacara de
dudas. Dijo que tenía dos posibilidades explicativas. Una era
aplacar a nuestra malherida racionalidad diciendo que la segunda
atención es un estado de conciencia tan ilusorio como elefantes
volando en el cielo, y que todo lo que creíamos haber
experimentado en ese estado era simplemente un producto de
sugestiones hipnóticas. La otra posibilidad era no explicar pero sí
describir la segunda atención de la manera como se les presenta a
los brujos ensoñadores: como una incomprensible configuración
energética de la conciencia.
El arte de ensoñar, loc. 131-135

Don Juan solía decirme, muy a menudo, que todo lo que hacía y
todo lo que me estaba enseñando fue previsto y resuelto por los
brujos de la antigüedad. Siempre puso muy en claro que existía
una profunda distinción entre esos brujos y los brujos modernos.
Categorizó a los brujos de la antigüedad como hombres que
existieron en México quizá miles de años antes de la conquista
española; hombres cuya obra fue construir la estructura de la
brujería, enfatizando lo práctico y lo concreto. Los presentó como
hombres brillantes pero carentes de cordura. Por otro lado, don
Juan describió a los brujos de ahora como hombres renombrados
por su sobriedad y su capacidad de rectificar o readaptar el curso
de la brujería, si así lo juzgaban necesario.
El arte de ensoñar, loc. 154-160

Yo digo que los brujos de ahora están en busca de lo abstracto,


porque buscan la libertad y no tienen ningún interés en ganancias
concretas; ni tampoco en funciones sociales, como los brujos del
pasado. De modo que nunca los encontrarás actuando como
videntes oficiales, o como brujos con titulo.
El arte de ensoñar, loc. 171-173
Don Juan me explicó que el mayor logro de los brujos de antaño
fue percibir la esencia energética de las cosas.
El arte de ensoñar, loc. 178-179

una capacidad a la que llaman ver.


El arte de ensoñar, loc. 181-181

‑Significaría percibir energía directamente -me contestó‑.


Separando la parte social de la percepción,
El arte de ensoñar, loc. 183-184

Lo que percibimos es energía, pero como no podemos percibir


energía directamente, procesamos nuestra percepción para
ajustarla a un molde. Este molde es la parte social de la
percepción, y lo que se tiene que separar.
El arte de ensoñar, loc. 185-186

-Porque reduce el alcance de lo que se puede percibir y porque


nos hace creer que el molde al cual ajustamos nuestra percepción
es todo lo que existe. Estoy convencido de que el hombre, para
sobrevivir en esta época, tiene que cambiar la base social de su
percepción.
El arte de ensoñar, loc. 188-189

‑La certeza física de que el mundo está compuesto de objetos


concretos. Llamo a esto la base social de la percepción, porque
todos nosotros estamos involucrados en un serio y feroz esfuerzo
a percibir el mundo en términos de objetos.
El arte de ensoñar, loc. 191-193
El universo entero es energía. La base social de la percepción
debería ser entonces la certeza física de que todo lo que hay es
energía.
El arte de ensoñar, loc. 194-195

El universo entero es energía. La base social de la percepción


debería ser entonces la certeza física de que todo lo que hay es
energía. Deberíamos empeñarnos en un poderoso esfuerzo social
a fin de guiarnos para percibir energía como energía. Tendríamos
de este modo ambas alternativas al alcance de nuestras manos.
‑¿Es posible entrenar gente de tal manera? -pregunté. Don Juan
respondió que sí era posible. Y que esto era precisamente lo que
estaba haciendo conmigo y con sus otros aprendices. Estaba
El arte de ensoñar, loc. 194-199

-Nuestra manera de percibir es la manera en que un predador


percibe -me dijo don Juan en una ocasión‑. Una manera muy
eficiente de evaluar y clasificar la comida y el peligro. Pero esa no
es la única manera que somos capaces de percibir. Hay otro
modo; el que te estoy enseñando: el acto de percibir la energía
misma, directamente.
El arte de ensoñar, loc. 217-220

Para tales brujos, el acto más significativo de la brujería es el ver


la esencia del universo. De acuerdo a don Juan, los brujos de la
antigüedad, los primeros en verla, la describieron de la mejor
manera posible. Dijeron que se asemeja a hilos incandescentes
que se extienden en el infinito, en todas las direcciones
concebibles; filamentos luminosos que están conscientes de sí
mismos, en formas imposibles de comprender. De ver la esencia
del universo, los brujos de la antigüedad pasaron a ver la esencia
de los seres humanos. La describieron como una configuración
blanquecina y brillante, parecida a un huevo gigantesco. Y por ello
llamaron a esa configuración el huevo luminoso.
El arte de ensoñar, loc. 226-234

En el curso de sus enseñanzas, don Juan discutió y explicó


repetidamente lo que él consideraba el hallazgo decisivo de los
brujos de la antigüedad. Lo describió como la característica
crucial de los seres humanos como globos luminosos: un punto
redondo de intensa luminosidad, del tamaño de una pelota de
tenis, alojado permanentemente dentro del globo luminoso, al ras
de su superficie, aproximadamente sesenta centímetros detrás de
la cresta del omóplato derecho.
El arte de ensoñar, loc. 243-247

Dijo que después de ver lo que este punto hace, los brujos
antiguos lo llamaron el punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 250-251

-Nos hace percibir ‑contestó‑. Los brujos de la antigüedad vieron


que en los seres humanos ese es el punto donde la percepción
tiene lugar. Viendo que todos los seres vivientes tienen tal punto
de brillantez, los brujos de la antigüedad llegaron a la conclusión
de que la percepción en general ocurre en ese punto.
El arte de ensoñar, loc. 253-256

vieron que de los millones de filamentos de energía del universo


que pasan a través de la bola luminosa, sólo un pequeño número
de éstos pasa directamente por el punto de encaje, como es de
esperarse, ya que es pequeño en comparación con la totalidad de
la bola.
El arte de ensoñar, loc. 259-262
Después vieron que un resplandor esférico, ligeramente más
grande que el punto de encaje, siempre lo rodea, y que este
resplandor intensifica enormemente la luminosidad de los
filamentos que pasan directamente a través del punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 262-264

Y finalmente, vieron dos cosas; la primera, que el punto de encaje


de los seres humanos se puede desalojar del lugar donde
usualmente se localiza. Y la segunda, que cuando el punto de
encaje está en su posición habitual, a juzgar por el normal
comportamiento de los sujetos observados, la percepción y la
conciencia de ser, son usuales. Pero cuando el punto de encaje y la
esfera de resplandor que lo rodea están en una posición diferente
a la habitual, el insólito comportamiento de los sujetos
observados es prueba de que su conciencia de ser es diferente y
de que están percibiendo de una manera que no les es familiar.
El arte de ensoñar, loc. 265-270

La conclusión que los brujos de la antigüedad sacaron de todo


esto fue que cuanto mayor es el desplazamiento del punto de
encaje, más insólito es el consecuente comportamiento, y la
consiguiente percepción del mundo y la conciencia de ser.
El arte de ensoñar, loc. 270-272

Propusieron que en los seres humanos, la esfera resplandeciente


que rodea al punto de encaje se enfoca en los millones de
filamentos energéticos del universo que pasan directamente a
través de él; y al hacerlo, automáticamente y sin premeditación
alguna, junta a esos filamentos de energía, unos con los otros, los
aglutina, creando la percepción estable de un mundo.
El arte de ensoñar, loc. 284-287
Contestó que el punto de encaje y el resplandor que lo rodea son
la marca de la vida y la conciencia, y que no hay rastro alguno de
ellos en los seres muertos.
El arte de ensoñar, loc. 296-297

la conciencia, la vida y la percepción van juntas, y que están


inextricablemente ligadas al punto de encaje y al resplandor que
lo rodea.
El arte de ensoñar, loc. 298-299

sería preferible que los brujos se atuvieran únicamente a


describir lo que ven, pero que la tentación de sacarlo en limpio y
explicarlo, aunque sólo sea a sí mismos, es tan intensa que es
irresistible.
El arte de ensoñar, loc. 306-308

Los efectos del desplazamiento del punto de encaje fueron otra


configuración energética que los brujos de la antigüedad
El arte de ensoñar, loc. 309-310

cuando el punto de encaje se desplaza a otra posición un nuevo


conglomerado de millones de filamentos energéticos entran en
juego en esa nueva posición. Los brujos de la antigüedad, al ver
esto, concluyeron que ya que el resplandor de la conciencia está
siempre presente en cualquier lugar donde el punto de encaje se
encuentre, automáticamente la percepción se realiza en esa
ubicación. Por supuesto que el mundo resultante no puede ser
nuestro mundo de eventos cotidianos, sino que tiene que ser otro.
El arte de ensoñar, loc. 310-314
los brujos de la antigüedad distinguieron dos tipos de
desplazamiento del punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 314-315

Uno, era el desplazamiento a cualquier posición en la superficie o


en el interior de la bola luminosa; un desplazamiento al cual
llamaron cambio del punto de encaje. El otro, era el
desplazamiento a posiciones fuera de la bola luminosa; al cual
llamaron movimiento del punto de encaje. Descubrieron que la
diferencia entre un cambio y un movimiento estaba en la clase de
percepción que cada uno de ellos permite.
El arte de ensoñar, loc. 315-319

cambios
El arte de ensoñar, loc. 319-320

dentro
El arte de ensoñar, loc. 320-320

mundos aún dentro del reino de lo humano.


El arte de ensoñar, loc. 321-321

todos los billones de filamentos energéticos que pasan a través de


toda la bola luminosa.
El arte de ensoñar, loc. 321-322

movimientos
El arte de ensoñar, loc. 322-322
fuera
El arte de ensoñar, loc. 323-323

fuera del reino de lo humano.


El arte de ensoñar, loc. 323-324

sobrepasan toda comprensión;


El arte de ensoñar, loc. 324-324

‑Hay algo que puedes hacer ‑replicó‑. ¡Ve el punto de encaje! No es


tan difícil verlo. La dificultad está en
El arte de ensoñar, loc. 328-330

romper el paredón que mantiene fija en nuestra mente la idea de


que no podemos hacerlo. Para romperlo necesitamos energía. Una
vez que la tenemos, ver sucede de por sí. El truco está en
abandonar el fortín dentro del cual nos resguardamos: la falsa
seguridad del sentido común.
El arte de ensoñar, loc. 330-333

El papel que desempeñaba don Juan en el mundo de los brujos se


sintetizaba en el nombre titular que sus congéneres le otorgaban;
lo llamaban el nagual. Me explicaron que se puede otorgar el
nombre titular de nagual a cualquier persona, hombre o mujer,
dentro del mundo de los brujos, que posea una específica
configuración energética, semejante a una doble bola luminosa.
El arte de ensoñar, loc. 342-344

Los brujos creen que cuando una de tales personas entra en el


mundo de la brujería, la carga extra de energía se convierte en
capacidad para guiar. De esta manera, el nagual se convierte en la
persona más apropiada para dirigir, para ser el líder.
El arte de ensoñar, loc. 344-346

‑Puedes creer lo que se te dé la gana ‑contestó don Juan‑. El hecho


es que sin el nagual no hay partida. Yo sé y te lo digo. Así lo
dijeron todos los naguales anteriores a mí. Pero no lo dijeron
como asunto de importancia personal; ni yo tampoco. Decir que
sin el nagual no se puede encontrar el camino, se refiere por
completo al hecho de que el nagual es un nagual porque puede
reflejar lo abstracto, el espíritu, mejor que los demás. Pero eso es
todo. Nuestro vínculo es con el espíritu mismo y sólo
incidentalmente con el hombre que nos trae su mensaje.
El arte de ensoñar, loc. 356-361

Otro tópico de las explicaciones de don Juan fue lo indispensable


que son la cohesión y la uniformidad energética para el acto de
percibir. Su punto de vista era que la humanidad entera percibe el
mundo que conocemos, en los términos en que lo hacemos,
solamente porque compartimos cohesión y uniformidad
energética. Dijo que adquirimos estas dos condiciones
automáticamente en el transcurso de nuestra crianza; y que las
tomamos a tal punto por dadas que no nos damos cuenta de su
importancia vital sino al momento de enfrentarnos con mundos
distintos al mundo habitual. En esos momentos se hace evidente
que, para poder percibir de una manera coherente y total,
necesitamos una nueva, apropiada cohesión y uniformidad
energética.
El arte de ensoñar, loc. 416-421

Don Juan dio como ejemplo de una nueva uniformidad y cohesión


el caso de los brujos de la antigüedad. Cuando convirtieron su
forma energética en una línea, todos ellos, uniformemente,
mantuvieron su cohesión lineal. Uniformidad y cohesión, a ese
nivel lineal, les permitieron percibir un mundo nuevo y
homogéneo.
El arte de ensoñar, loc. 424-426

Explicó que el dominio humano, como masas energéticas, incluye


todos aquellos filamentos que pasan a través de la bola luminosa.
Normalmente, no percibimos todo el potencial humano sino quizá
solamente una milésima parte de éste. Si tomamos esto en
consideración, se puede apreciar la enormidad de lo que los
brujos de la antigüedad hicieron. Se extendieron en una línea de
energía mil veces más larga que un huevo luminoso, y percibieron
todos los filamentos que pasaban á través de esa línea.
El arte de ensoñar, loc. 434-439

‑Entender eso no es ciertamente un ejercicio para la razón


‑contestó, después de haber escuchado atentamente mis
argumentos‑. No hay manera de explicar lo que los brujos quieren
decir cuando se refieren a filamentos adentro o afuera de la bola o
huevo luminoso. Cuando los videntes ven, ellos ven una sola bola
o huevo de energía. Si hay otra bola al lado, la ven de nuevo como
una sola y aislada bola de energía. La idea de una multitud de
bolas luminosas te viene de las muchedumbres humanas. En el
universo de la energía, existen únicamente individuos solos,
rodeados por el infinito.
El arte de ensoñar, loc. 444-450

¿Qué significa, don Juan, arreglar la uniformidad y la cohesión?


‑Significa que uno entra en la segunda atención debido al acto de
retener el punto de encaje en una nueva posición, previniendo de
este modo que se deslice de regreso a su sitio original.
El arte de ensoñar, loc. 473-475
Don Juan me dio allí una definición tradicional de la segunda
atención. Dijo que los brujos antiguos llamaban al resultado de
fijar el punto de encaje en nuevas posiciones, la segunda atención.
El arte de ensoñar, loc. 476-477

Y que trataban a la segunda atención como a un área de total


actividad, de la misma manera que la atención del mundo
cotidiano es un área que incluye total actividad. Recalcó que los
brujos tienen realmente dos áreas absolutas para realizar sus
acciones. Una muy pequeña, llamada la primera atención o la
conciencia de nuestro mundo cotidiano, o la fijación del punto de
encaje en su posición habitual. Y otra área mucho más grande, la
segunda atención o la conciencia de otros mundos, o al acto de
mantener el punto de encaje fijo en cada una de las innumerables
nuevas posiciones que puede adoptar.
El arte de ensoñar, loc. 477-482

era tradicional e indispensable que los aprendices recibieran


conceptos y procedimientos básicos, en estados de conciencia
normal, y que se les dieran explicaciones abstractas y detalladas,
en la segunda atención.
El arte de ensoñar, loc. 488-490

Normalmente, los aprendices no recuerdan esas explicaciones en


su vida diaria, pero de alguna forma, las guardan intactas y
fielmente en lo que los brujos llaman el aparato de perceptividad.
Los brujos han utilizado esta aparente peculiaridad de la
percepción, y han convertido el acto de recordar todo lo que se les
enseñó en la segunda atención, en una de las tareas
tradicionalmente más difíciles y complejas de la brujería.
El arte de ensoñar, loc. 490-493
Los brujos explican que cada vez que uno entra en la segunda
atención, el punto de encaje se encuentra en una posición
diferente. Recordar, para ellos, significa situar de nuevo el punto
de encaje en la posición exacta en la que se encontraba en los
momentos en que ocurrieron las entradas a la segunda atención.
El arte de ensoñar, loc. 494-496

los brujos no solamente recuerdan sino que reviven todas sus


experiencias en la segunda atención, por medio del acto de volver
a situar su punto de encaje en cada una de las posiciones donde
estuvo.
El arte de ensoñar, loc. 497-498

‑Aprender algo en la segunda atención es como lo que


aprendemos de niños; permanece con nosotros toda la vida.
Decimos "es muy natural" cuando hablamos de algo aprendido
muy temprano
El arte de ensoñar, loc. 502-503

Otro descubrimiento monumental que los brujos antiguos


hicieron, que don Juan me explicó cuidadosamente, fue el darse
cuenta de que el punto de encaje se desplaza muy fácilmente
durante el sueño. Esta realización dio lugar a otra: que los sueños
están totalmente asociados con ese
El arte de ensoñar, loc. 511-514

desplazamiento.
El arte de ensoñar, loc. 514-514
-Los brujos consideran el ensoñar como un arte extremadamente
sofisticado ‑dijo‑. Lo llaman también el arte de desplazar el punto
de encaje de su posición habitual, a voluntad, a fin de expandir y
acrecentar la gama de lo que se puede percibir.
El arte de ensoñar, loc. 521-522

Dijo que los brujos antiguos construyeron el arte del ensueño


basándolo en cinco condiciones que vieron en el flujo energético
de los seres humanos.
El arte de ensoñar, loc. 523-524

Uno,
El arte de ensoñar, loc. 525-525

Dos,
El arte de ensoñar, loc. 527-527

Tres,
El arte de ensoñar, loc. 531-531

Cuatro,
El arte de ensoñar, loc. 533-533

cinco,
El arte de ensoñar, loc. 536-536

la segunda atención se podía definir como el producto de un


desplazamiento del punto de encaje. Un desplazamiento que debe
ser intentado, empezando por intentarlo como una idea, y
acabando por intentarlo como un estado de conciencia fijo y
controlado, donde uno se da cabal cuenta del desplazamiento del
punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 548-550

-Te voy a enseñar el primer paso hacia el poder -dijo don Juan al
empezar su instrucción en el arte del ensueño‑. Te voy a enseñar
cómo preparar el ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 550-552

-Preparar el ensueño quiere decir tener un comando práctico y


preciso de los sueños; no dejar que se esfumen o cambien. Por
ejemplo, puede que sueñes que estás en un salón de clases.
Preparar el ensueño significa no dejar que ese sueño se
transforme en otro. Es decir que controlas la visión del salón de
clase y no la dejas ir hasta que tú quieras.
El arte de ensoñar, loc. 553-556

El ensueño tiene que llevarse a cabo con integridad y cordura,


pero con risa y con la confianza de quien no tiene preocupación
alguna. Solamente bajo estas condiciones pueden nuestros
pinches sueños convertirse en ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 564-566

El propósito de este ejercicio no era encontrar una cosa específica


sino emplear la atención de ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 568-569

Don Juan describió la atención de ensueño como el control de los


sueños; control que uno adquiere al fijar el punto de encaje en
cualquier nueva posición a la cual se haya desplazado durante los
sueños normales. En términos más generales, llamó a la atención
de ensueño una faceta incomprensible de la conciencia, que
parece estar esperando el momento en que la convoquemos y le
demos propósito; la llamó también una facultad velada que todos
tenemos en reserva, pero que nunca nos atrevemos a usar.
El arte de ensoñar, loc. 569-573

‑Hay siete compuertas ‑dijo a manera de respuesta‑. Y los


ensoñadores tienen que abrirlas todas, de una en una.
El arte de ensoñar, loc. 576-576

Don Juan explicó que en el flujo energético general del universo


hay entradas y salidas, que funcionan a manera de compuertas; y
que en el específico caso del ensueño hay siete entradas; siete
obstáculos que los brujos llaman las siete compuertas del
ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 580-582

‑El intento o el acto de intentar es algo muy difícil de explicar. Yo,


o cualquier otro brujo, pareceríamos un par de idiotas si
tratáramos de explicarlo. Ten esto en cuenta cuando oigas lo que
te voy a decir a continuación: los brujos intentan cualquier cosa
que se proponen intentar, simplemente intentándolo.
El arte de ensoñar, loc. 588-591

El truco está en llegar al cuerpo energético. Para eso uno necesita


muchísima energía.
El arte de ensoñar, loc. 597-597

En el caso particular de la primera compuerta del ensueño, la


meta es, intentar que tu cuerpo energético se dé cuenta de que te
estás quedando dormido. No trates de forzarte para darte cuenta
de que te estás durmiendo. Deja que tu cuerpo energético lo haga.
Intentar es desear sin desear, hacer sin hacer.
El arte de ensoñar, loc. 640-642

Intentar abarca dos cosas: el acto de convencerte a ti mismo que


verdaderamente eres un ensoñador, aunque nunca hayas
ensoñado, y el acto de estar convencido.
El arte de ensoñar, loc. 648-649

Requiere imaginación, disciplina y propósito. En tu caso, intentar


significa que adquieres la indiscutible certeza corporal de que
eres un ensoñador. Sientes con todas las células de tu cuerpo que
eres un ensoñador.
El arte de ensoñar, loc. 652-654

Me aseguró que intentar la primera compuerta del ensueño era


uno de los medios descubiertos por los brujos de la antigüedad
para llegar al cuerpo energético y entrar en la segunda atención.
El arte de ensoñar, loc. 656-657

El ensueño es un asunto muy serio. Uno no puede darse el lujo de


pasos en falso. Ensoñar es un proceso de despertar, de adquirir
control. Nuestra atención de ensueño debe ser sistemáticamente
ejercitada, puesto que es la puerta a la segunda atención.
El arte de ensoñar, loc. 697-699

‑La segunda atención es como un océano, y la atención de


ensueño es como un río que desemboca en él. La segunda
atención es el estado de estar consciente de mundos completos,
completos como el nuestro es completo; mientras que la atención
de ensueño es el estado de estar consciente de los objetos de
nuestros sueños.
El arte de ensoñar, loc. 701-704

la atención de ensueño es la llave que abre todas las puertas en el


mundo de los brujos.
El arte de ensoñar, loc. 705-705

entre la multitud de objetos en nuestros sueños, existen


verdaderas interferencias energéticas; cosas que son colocadas
ahí por fuerzas ajenas a la nuestra.
El arte de ensoñar, loc. 705-707

contestar. ‑Los sueños, si no son una puerta, son una compuerta a


otros mundos ‑comenzó‑. Como tal, los sueños son un pasadizo
con tráfico de doble sentido. Nuestra conciencia cruza esa
compuerta y entra en otros reinos; y esos otros reinos mandan
exploradores que entran a nuestros sueños.
El arte de ensoñar, loc. 709-711

‑Cargas energéticas que se mezclan con los objetos de nuestros


sueños normales. Son estallidos de energía ajena que vienen a
nuestros sueños, y nosotros los interpretamos como objetos
conocidos o desconocidos.
El arte de ensoñar, loc. 713-714

una compuerta a otros reinos de la percepción. A través de esta


compuerta, se filtran corrientes de energía desconocida. Luego la
mente, o el cerebro, o lo que sea, se apodera de esas corrientes de
energía y las transforma en parte de nuestros sueños.
El arte de ensoñar, loc. 717-719
Si las seguimos a su fuente de origen, nos sirven como guías en
áreas de tal misterio que los brujos se estremecen con la sola
mención de tal posibilidad.
El arte de ensoñar, loc. 720-722

-Por medio del ejercicio y control de la atención de ensueño.


El arte de ensoñar, loc. 723-724

En un momento dado, nuestra atención de ensueño las descubre


entre los objetos de un sueño, se enfoca en ellas y entonces el
sueño entero se disuelve, dejando únicamente la energía ajena.
El arte de ensoñar, loc. 724-725

‑Lo más asombroso que les ocurre a los ensoñadores ‑dijo‑, es que
al llegar a la primera compuerta, también llegan al cuerpo
energético.
El arte de ensoñar, loc. 747-748

¿Qué es exactamente el cuerpo energético? -Es la contraparte del


cuerpo físico; una configuración fantasmal hecha de pura energía.
El arte de ensoñar, loc. 748-750

La diferencia es que el cuerpo energético tiene únicamente


apariencia, pero no masa. Ya que es pura energía, puede llevar a
cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.
El arte de ensoñar, loc. 752-753
‑Como transportarse en un instante a los confines del universo.
Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo
coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. "Por medio del
ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a
hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera
normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo
de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
El arte de ensoñar, loc. 754-758

El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía.


Hay tres formas en las que trata. Puede percibir energía a medida
que ésta fluye; puede usarla como un cohete para propulsarse
dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos
normalmente el mundo.
El arte de ensoñar, loc. 760-762

Reiteró que llegar a la primera compuerta del ensueño, de una


manera calculada y con control es llegar al cuerpo energético.
Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de
tener energía. Los brujos obtienen esa energía organizando, de
una manera ingeniosa, la energía natural que poseen y usan para
percibir el mundo cotidiano.
El arte de ensoñar, loc. 778-781

para rebuscar energía, los brujos reorganizan ingeniosamente la


distribución de su energía básica, descartando cualquier, cosa que
consideren superflua en sus vidas.
El arte de ensoñar, loc. 788-790

"el camino del guerrero".


El arte de ensoñar, loc. 790-790
es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se
puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho
más directa y eficiente que la conducta usual. Don Juan aseveraba
que era más eficiente porque estaba expresamente diseñada para
renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al
hecho de estar vivos.
El arte de ensoñar, loc. 791-793

‑Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos -dijo‑. Una es


rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando
contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra
situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias
configuraciones.
El arte de ensoñar, loc. 795-797

Dijo que su interés, como maestro, era involucrarme


completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivo; es
decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de
estar vivo, como una cuestión de cognición. ‑Cuando los brujos
hablan de moldear lo particular de la situación vital de uno
‑explicó don Juan‑, quieren decir moldear la conciencia de estar
vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente
energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el
cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la
dirección y consecuencias totales de nuestras vidas. Don Juan
terminó nuestra conversación pidiéndome que no solamente
pensara acerca de lo que me estaba diciendo, sino que convirtiera
sus conceptos, por medio de un proceso de repetición, en una
forma factible de vida. Reiteró lo que había dicho incontables
veces: que todo lo nuevo en nuestras vidas, tal como los conceptos
de la brujería en la mía, debe ser repetido hasta el agotamiento si
se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. Señaló que
la manera en que nuestros progenitores nos socializaron para
funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.
El arte de ensoñar, loc. 801-811

la atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando


se le da un propósito.
El arte de ensoñar, loc. 815-815

no ocurre de la manera en que uno normalmente entiende un


proceso:
El arte de ensoñar, loc. 816-816

más bien es un despertar. Algo que estaba inactivo, se convierte


de repente en algo funcional.
El arte de ensoñar, loc. 817-817

el elemento activo de tal entrenamiento es la persistencia y que la


mente, con todas sus defensas racionales, no puede defenderse de
la persistencia. Tarde o temprano, las barreras de la mente caen
bajo su impacto, y la atención de ensueño florece.
El arte de ensoñar, loc. 827-829

la energía necesaria para liberar nuestra atención de ensueño de


la prisión de la socialización se obtiene reorganizando nuestra
energía existente.
El arte de ensoñar, loc. 851-853

debemos reorganizar la existente mediante cualquier recurso


disponible.
El arte de ensoñar, loc. 855-855
el camino del guerrero es el mejor recurso
El arte de ensoñar, loc. 856-856

de todas las premisas del camino del guerrero, la más efectiva es


"perder la importancia personal".
El arte de ensoñar, loc. 857-857

Don Juan argüía que empleamos la mayor parte de nuestra fuerza


en mantener nuestra importancia, y que nuestro desgaste más
pernicioso es la compulsiva presentación y defensa del yo; la
preocupación acerca de ser o no admirados, queridos, o
aceptados. Él sostenía que, si fuera posible perder algo de esa
importancia, dos cosas extraordinarias nos ocurrirían. Una,
liberaríamos nuestra energía de tener que fomentar y sustentar la
ilusoria idea de nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de
suficiente energía para entrar en la segunda atención y
vislumbrar la verídica grandeza del universo.
El arte de ensoñar, loc. 860-865

Digamos que para los ensoñadores, hay otros mundos


disponibles; mundos completos. Algunas veces, entidades
energéticas de esos otros mundos completos vienen a nosotros.
La próxima vez que oigas durante tus sueños esa molesta
insistencia, ponte enojadísimo y grítale que
El arte de ensoñar, loc. 881-883

pare.
El arte de ensoñar, loc. 883-884
-Ya estás listo para llegar a la segunda compuerta del ensueño
‑dijo secamente.
El arte de ensoñar, loc. 890-891

Se llega a la segunda compuerta del ensueño cuando uno se


despierta de un sueño en otro sueño. Puede uno tener tantos
sueños como se quiera, o tantos como uno sea capaz de tenerlos,
pero se debe ejercitar un control adecuado y no despertar en el
mundo que conocemos.
El arte de ensoñar, loc. 927-929

Lo que quiero es que te despiertes con toda naturalidad cuando


hayas terminado de ensoñar; pero mientras estés ensoñando,
quiero que sueñes que te despiertas en otro sueño.
El arte de ensoñar, loc. 933-935

Lo que quiero es que te despiertes con toda naturalidad cuando


hayas terminado de ensoñar; pero mientras estés ensoñando,
quiero que sueñes que te despiertas en otro sueño. Me oí yo
mismo haciendo la nerviosa pregunta que le había
El arte de ensoñar, loc. 933-936

‑Hay un problema con la segunda compuerta


El arte de ensoñar, loc. 943-943

‑Considera esto por un instante. Has experimentado ya el exótico


placer de examinar el contenido de tus sueños. Imagínate la dicha
que será ir de sueño en sueño, observando todo, examinando cada
detalle. Es muy fácil transformar eso en un vicio y hundirse en
profundidades mortales. Especialmente si uno tiene la tendencia
de darse a los vicios.
El arte de ensoñar, loc. 945-948

Un ensoñador llega a su cuerpo energético al cruzar la primera


compuerta. De ahí en adelante, ya no es algo conocido lo que
atraviesa la segunda compuerta. Es el cuerpo energético quien va
saltando de sueño en sueño.
El arte de ensoñar, loc. 950-952

-Implica que al cruzar la segunda compuerta se debe intentar un


mayor y más serio control de la atención de ensueño: la única
válvula de seguridad para los ensoñadores.
El arte de ensoñar, loc. 954-955

el verdadero propósito del ensueño es perfeccionar el cuerpo


energético.
El arte de ensoñar, loc. 957-957

Entre otras cosas, un perfecto cuerpo energético controla tan


buenamente la atención de ensueño que la hace parar cuando es
necesario. Esta es la válvula de escape de los ensoñadores.
El arte de ensoñar, loc. 957-959

-Has entrado ahora en el aspecto más peligroso del conocimiento


de los brujos
El arte de ensoñar, loc. 1009-1010

Un verdadero espanto, una real pesadilla.


El arte de ensoñar, loc. 1010-1010
Mucho me temo que aquí es donde, probablemente, tú creas que
te estás volviendo loco.
El arte de ensoñar, loc. 1012-1013

Don Juan me explicó muy solemnemente que la vida y la


conciencia, siendo exclusivamente una cuestión de energía, no
son propiedad exclusiva de los organismos.
El arte de ensoñar, loc. 1013-1014

Dijo que los brujos han visto dos tipos de seres conscientes en la
tierra: los seres orgánicos y los seres inorgánicos;
El arte de ensoñar, loc. 1014-1015

Los seres inorgánicos son largos, parecidos a una vela, pero


opacos,
El arte de ensoñar, loc. 1017-1017

la vida de los seres inorgánicos es infinitamente más larga, y su


conciencia infinitamente más calma y profunda.
El arte de ensoñar, loc. 1019-1020

‑Los brujos no tienen ningún problema en interactuar con ellos


‑continuó don Juan‑. Los seres inorgánicos poseen el ingrediente
crucial para esta interacción: conciencia de ser.
El arte de ensoñar, loc. 1021-1022

‑Para los brujos, el tener vida quiere decir tener conciencia de ser.
Quiere decir tener un punto de encaje, con su resplandor de
conciencia; esta es una condición indicadora para los brujos de
que el ser que los enfrenta, ya sea orgánico o inorgánico, es
totalmente capaz de percibir. Los brujos toman la percepción
como clave de estar vivo.
El arte de ensoñar, loc. 1026-1029

esto quiere decir que los seres inorgánicos se acercarán a ti.


El arte de ensoñar, loc. 1039-1039

Tarde o temprano se nos presentan. Pero no como tú o yo lo


haríamos. Tienen una manera muy peculiar de hacerse notar.
El arte de ensoñar, loc. 1042-1043

‑Ensoñar es sostener la posición a la que el punto de encaje se


desplazó durante los sueños. Este acto crea una carga de energía
muy especial, la cual los atrae y atrapa su atención. Es como poner
cebo en un anzuelo; los peces se van tras él. Al llegar a las dos
primeras compuertas del ensueño y al cruzarlas, los brujos les
tiran el anzuelo a esos seres, y los obligan a presentarse.
El arte de ensoñar, loc. 1050-1053

‑Debes calibrar tus expectativas.


El arte de ensoñar, loc. 1059-1060

nuestra expectativa normal, cuando interactuamos con nuestros


semejantes o con otros seres orgánicos, es obtener una respuesta
inmediata a nuestro deseo de interacción.
El arte de ensoñar, loc. 1061-1062
Con los seres inorgánicos esa expectativa nuestra debe ser
recalibrada, puesto que están separados de nosotros por una
formidable barrera: energía que se mueve a una velocidad
diferente. Los brujos deben considerar esta diferencia y alargar la
duración de su deseo de interactuar con ellos y sostenerlo
durante todo el tiempo que sea necesario.
El arte de ensoñar, loc. 1062-1064

‑La práctica del ensueño es el único modo de interactuar con ellos.


El arte de ensoñar, loc. 1068-1068

La mayoría de las veces se materializan delante de nosotros.


Puesto que normalmente no tenemos ninguna experiencia con
ellos, en las primeras etapas del ensueño nos pueden saturar con
un miedo más allá de toda medida; un verdadero peligro para
nosotros. Pueden usar ese miedo para seguirnos hasta aquí, con
resultados desastrosos para nosotros.
El arte de ensoñar, loc. 1077-1080

Los seres inorgánicos pueden ser peor que la peste. Con el miedo
que nos hacen sentir, pueden fácilmente volvernos locos de
remate.
El arte de ensoñar, loc. 1082-1083

"El secreto es no temer a los seres inorgánicos, y esto se debe


hacer desde el principio. El intento con el cual se les debe encarar
es de poder y de abandono. En ese intento se debe codificar el
siguiente mensaje: 'no te temo. Ven a verme. Si lo haces, te daré la
bienvenida. Si no quieres venir, te voy a extrañar.' Con un mensaje
como éste les entra tanta curiosidad que no pueden dejar de
venir.
El arte de ensoñar, loc. 1087-1090
con su espléndida conciencia de ser, los seres inorgánicos ejercen
una tremenda atracción sobre los ensoñadores y pueden
transportarlos fácilmente a mundos indescriptibles.
El arte de ensoñar, loc. 1098-1100

"Los brujos de la antigüedad fueron los que les dieron el nombre


de aliados. Sus aliados les enseñaron a mover el punto de encaje
fuera de los límites del huevo luminoso, a un universo no humano.
Cuando transportan a un brujo, lo transportan a mundos más allá
de lo humano. Esa es la atracción de su inevitable presencia.
El arte de ensoñar, loc. 1100-1103

Por qué los llama usted mis amigos? -Te han elegido ellos mismos.
Cuando hacen eso quiere decir que buscan una alianza. Te he
mencionado que los brujos forman lazos de amistad con ellos. Tu
caso parece ser un ejemplo. Y ni siquiera tuviste que pedir nada.
‑¿En qué consiste una amistad de esa índole, don Juan? ‑Consiste
en un intercambio mutuo de energía. Los seres inorgánicos
proporcionan su conciencia superior, y los brujos proporcionan
su gran energía. El resultado positivo es un intercambio parejo de
energía. El negativo, es una dependencia de las dos partes. "Los
brujos antiguos amaban a sus aliados. De hecho, amaban más a
sus aliados que a los seres de su propia especie. Yo puedo
presagiar terribles peligros en eso.
El arte de ensoñar, loc. 1163-1171

menor intención consciente de hacerlo. Avancé mecánicamente


hacia las dos figuras; el corazón me palpitaba tan fuerte que
parecía salírseme del pecho. Agarré a la figura que estaba a mi
derecha. Sentí una descarga eléctrica de tal fuerza que casi me
hizo soltarla. Escuché la voz de don Juan, como si me hubiera
gritado desde una larga distancia: "si lo sueltas te lleva la
chingada", me dijo.
El arte de ensoñar, loc. 1192-1196

Por qué dijo usted, don Juan, que estoy obligado a conocer a uno
de esos antiguos? -Porque es imperativo; es vital que los conozcas
algún día. Por ahora, simplemente déjame que te cuente otra
historia traída de los cabellos acerca de uno de los naguales de mi
línea, el nagual Sebastián.
El arte de ensoñar, loc. 1309-1312

Don Juan comentó


El arte de ensoñar, loc. 1336-1336

que el indio no estaba en lo absoluto exagerando acerca de lo que


afirmó. Verdaderamente era uno de los brujos de la antigüedad,
conocidos como los desafiantes de la muerte. Aparentemente,
había sobrevivido hasta el presente, por medio de maniobras que
El arte de ensoñar, loc. 1336-1338

sólo él podía realizar. Lo que aconteció entre Sebastián y aquel


hombre se convirtió en la base de un acuerdo que ligó a los seis
naguales que siguieron a Sebastián. El desafiante de la muerte
mantuvo su palabra: a cambio de la energía que obtuvo de cada
uno de esos hombres, les hizo a cada uno de ellos una donación,
un regalo de poder. Sebastián fue el primero en recibirlo aunque
con desagrado. Todos los demás naguales, por el contrario,
aceptaron gustosamente sus regalos.
El arte de ensoñar, loc. 1338-1343
Don Juan concluyó su historia diciendo que los naguales de su
línea cumplieron con ese convenio por más de doscientos años,
creando así una relación simbiótica que cambió el curso y el
objetivo final de su linaje, y que, con el transcurso del tiempo, el
desafiante de la muerte llegó a ser conocido como el inquilino.
El arte de ensoñar, loc. 1343-1346

No estás enloqueciendo; simplemente oíste la voz del emisario del


ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 1378-1379

-Una carga de energía diferente a la nuestra. Es una energía


forastera que pretende ayudar a los ensoñadores diciéndoles
cosas. El problema con el emisario de ensueños es que
únicamente puede decirles a los brujos lo que ellos ya saben o
deberían saber, si realmente fueran brujos que valen la pena.
El arte de ensoñar, loc. 1382-1384

Tú sabes ahora infinitamente más de lo que racionalmente


sospechas acerca del misterio del universo. Pero esa es la dolencia
del género humano: saber más de lo que sospechamos acerca del
misterio del universo.
El arte de ensoñar, loc. 1406-1407

me explicó que el reino entero de los seres inorgánicos está


siempre dispuesto a enseñar. Dijo que quizá debido a que los
seres inorgánicos tienen una conciencia de ser más profunda que
la nuestra se sienten obligados a tomarnos bajo su tutela. -Yo no
encontré ninguna razón para convertirme en su alumno ‑añadió‑.
El precio de su instrucción es demasiado caro. -¿Cuál es su precio?
-Nuestras vidas, nuestra energía. Demandan total devoción hacia
ellos. En otras palabras, nos roban la libertad. -¿Pero, qué es lo
que ellos enseñan? ‑Cosas que atañen a su mundo. Del mismo
modo que nosotros les enseñaríamos, si fuéramos capaces de
enseñarles, cosas que atañen a nuestro mundo. Su método es
tomar nuestro ser básico como medida de lo que necesitamos, y
de acuerdo a eso enseñarnos. ¡Un método sumamente peligroso!
‑No veo por qué pueda ser peligroso. ‑Si alguien va a tomar a tu
ser básico como medida, con todos tus vicios, tus miedos y
avaricia y envidias, y toda tu porquería, y va a enseñarte lo que
satisfaga a ese desastroso estado de ser, ¿cuál crees que sea el
resultado? No tuve nada que responder. Pensé que había
comprendido perfectamente bien.
El arte de ensoñar, loc. 1427-1441

Reiteró que el arte del ensueño tiene que ver con el


desplazamiento del punto de encaje; y definió al acecho como el
arte de la fijación del punto de encaje en cualquier posición a la
cual se haya desplazado.
El arte de ensoñar, loc. 1484-1486

-Fijar el punto de encaje en una de las posiciones significa


adquirir cohesión ‑dijo‑. Eso es lo que has estado haciendo en tus
prácticas de ensueño: adquirir cohesión. -Yo creía que estaba
perfeccionando mi cuerpo de ensueño le dije, sorprendido por su
cambio de énfasis. -Estás adquiriendo cohesión -insistió‑. El
ensueño hace que eso ocurra al forzar a los ensoñadores a fijar el
punto de encaje. La atención de ensueño, el cuerpo energético, la
segunda atención, la relación con los seres inorgánicos y el
emisario, son todos productos de la fijación del punto de encaje
en diferentes posiciones de ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 1486-1492

-Estás adquiriendo cohesión -insistió‑. El ensueño hace que eso


ocurra al forzar a los ensoñadores a fijar el punto de encaje. La
atención de ensueño, el cuerpo energético, la segunda atención, la
relación con los seres inorgánicos y el emisario, son todos
productos de la fijación del punto de encaje en diferentes
posiciones de ensueño. ‑¿Qué es una posición de ensueño, don
Juan? -Una nueva posición a la que el punto de encaje ha sido
desplazado durante el sueño. -¿Cómo es que fijamos el punto de
encaje en una posición de ensueño? ‑Sosteniendo la vista de
cualquier objeto en los ensueños, o cambiando de ensueño a
voluntad. Con tus prácticas de ensueño estás realmente
ejercitando tu capacidad de cohesión; esto quiere decir que estás
ejercitando tu capacidad de sostener una nueva forma energética,
al mantener el punto de encaje fijo en la posición que adopta con
el ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 1489-1498

Cómo podemos saber que mantenemos la cohesión? -Lo sabemos


por la claridad de nuestra percepción. Cuanto más clara sea la
visión de nuestros ensueños, mayor es nuestra cohesión.
El arte de ensoñar, loc. 1503-1505

Con extrema paciencia don Juan señaló que la razón, el sentido


común, el buen juicio, fuentes de gran orgullo para nosotros,
porque las consideramos consecuencia directa de nuestro valor
personal, son meramente el resultado de la fijación del punto de
encaje en su posición habitual; cuanto más rígido y fijo, más
grande nuestra confianza en nosotros mismos; más grande
nuestra idea de que podemos explicar lo que fuera. Añadió que el
ensueño, al darnos fluidez para entrar en otros mundos, destruye
nuestra idea del yo que sabe todo. Llamó al ensueño una empresa
de dimensiones inimaginables que, después de hacernos percibir
todo lo que puede ser percibido, hace que el punto de encaje dé
un salto fuera del reino humano a fin de hacernos percibir lo
inconcebible.
El arte de ensoñar, loc. 1555-1562
la humanidad actual y los brujos de la antigüedad son las víctimas
de la posición del punto de encaje. La humanidad, por no saber
que el punto de encaje existe. Por no saberlo estamos obligados a
considerar a los productos de su posición habitual como cosas
finales e indiscutibles. Y los brujos antiguos, por saber que el
punto de encaje existe y que se le puede manejar con relativa
facilidad.
El arte de ensoñar, loc. 1565-1568

Dijo que al ver el punto de encaje de los niños, oscilando


constantemente y cambiando fácilmente de lugar como movido
por un temblor, los brujos antiguos llegaron a la conclusión de
que su posición habitual no es innata sino creada por los hábitos.
Viendo también, que es solamente en los adultos que éste se fija
en un lugar definido, supusieron que la ubicación específica del
punto de encaje promueve una manera específica de percibir. A
consecuencia del uso, esta manera específica de percibir se
convierte en un sistema para la interpretación de datos
sensoriales.
El arte de ensoñar, loc. 1606-1611

Dijo que al ver el punto de encaje de los niños, oscilando


constantemente y cambiando fácilmente de lugar como movido
por un temblor, los brujos antiguos llegaron a la conclusión de
que su posición habitual no es innata sino creada por los hábitos.
Viendo también, que es solamente en los adultos que éste se fija
en un lugar definido, supusieron que la ubicación específica del
punto de encaje promueve una manera específica de percibir. A
consecuencia del uso, esta manera específica de percibir se
convierte en un sistema para la interpretación de datos
sensoriales. Don Juan señaló que para existir, dicho sistema,
precisa de una leva general; todos nosotros los seres humanos, al
nacer, somos reclutados en él. Y nos pasamos una vida entera
ajustando imperiosamente nuestra percepción para que
concuerde con las demandas de este sistema. Por ello, tenían
razón los brujos antiguos al sostener que el acto de revocarlo y
percibir energía directamente es lo que transforma a una persona
en brujo.
El arte de ensoñar, loc. 1606-1615

Don Juan expresó su admiración, una y otra vez, por lo que llamó
el mayor logro de nuestra socialización básica como seres
humanos: inmovilizar nuestro punto de encaje en su posición
habitual. Explicó que una vez que su posición es fija, nuestra
percepción puede ser entrenada y dirigida a interpretar lo que
percibimos. Nuestro proceso de socialización empieza entonces a
guiarnos a percibir más en términos de nuestro sistema que en
términos de nuestros sentidos. Don Juan aseguraba que la
percepción humana es universalmente homogénea debido a que
el punto de encaje de toda la raza humana está fijo en el mismo
sitio.
El arte de ensoñar, loc. 1615-1620

Don Juan expresó su admiración, una y otra vez, por lo que llamó
el mayor logro de nuestra socialización básica como seres
humanos: inmovilizar nuestro punto de encaje en su posición
habitual. Explicó que una vez que su posición es fija, nuestra
percepción puede ser entrenada y dirigida a interpretar lo que
percibimos. Nuestro proceso de socialización empieza entonces a
guiarnos a percibir más en términos de nuestro sistema que en
términos de nuestros sentidos. Don Juan aseguraba que la
percepción humana es universalmente homogénea debido a que
el punto de encaje de toda la raza humana está fijo en el mismo
sitio. Don Juan dijo que los brujos prueban todo esto al comprobar
que lo que se percibe no tiene sentido alguno cuando el punto de
encaje se ha desplazado fuera de cierto nivel y nuevos filamentos
energéticos universales empiezan a ser percibidos. La razón de
ello es que los nuevos filamentos traen nuevos datos sensoriales,
que no son parte de dicho sistema.
El arte de ensoñar, loc. 1615-1623

‑Percibir sin nuestro sistema es, por supuesto, algo caótico ‑don
Juan continuó‑. Pero por más extraño que parezca, cuando nos
creemos realmente perdidos, nuestro sistema se recupera y viene
a nuestro rescate, transformando nuestra nueva e incomprensible
percepción, en un mundo totalmente comprensible. Exactamente
como te sucedió cuando fijaste tu mirada en las hojas del árbol de
mezquite. Tu percepción fue caótica. Por un momento todo se te
vino encima y tu sistema de interpretación no funcionó. Después,
el caos se aclaró, y ahí estabas: frente a un mundo nuevo.
El arte de ensoñar, loc. 1623-1628

Uniformidad es mantener al unísono la misma posición del punto


de encaje. Acechar la percepción era como los brujos antiguos
llamaban al acto de adquirir uniformidad y cohesión fuera del
mundo normal.
El arte de ensoñar, loc. 1635-1636

"El arte del acecho ‑continuó‑, como ya lo dije antes, tiene que ver
con la fijación del punto de encaje. A través de la práctica, los
brujos antiguos descubrieron que como es importante desplazar
el punto de encaje, es aún de mayor importancia hacer que se
quede fijo en su nueva posición, cualquiera que ésta fuere.
El arte de ensoñar, loc. 1637-1639

Dijo que la cohesión de los brujos antiguos era tal que les permitió
llegar a ser, perceptual y físicamente, todo lo que sus puntos de
encaje dictaban. Podían transformarse en cualquier cosa dentro
del inventario especifico que cada uno de ellos poseía.
El arte de ensoñar, loc. 1651-1653

ellos eso no era nada. Dijo que los brujos antiguos tenían tan
espléndida fluidez que todo lo que necesitaban era un ligero
desplazamiento de su punto de encaje, una mínima señal en su
ensueño para instantáneamente acechar su percepción; es decir,
para arreglar su cohesión y hacerla encajar en su nuevo estado de
conciencia, sea ésta la de un animal, otra persona, un pájaro, o lo
que fuera.
El arte de ensoñar, loc. 1656-1660

Pero, no es eso lo que los enfermos mentales hacen? ¿Crear su


propia realidad? -pregunté. -No, no es lo mismo -dijo‑. Los
dementes imaginan su propia realidad, porque no tienen, en lo
absoluto, un propósito preconcebido. Los dementes añaden caos
al caos. Los brujos, por el contrario, traen orden al caos. Su
propósito preconcebido y trascendental es liberar su percepción.
El arte de ensoñar, loc. 1661-1664

Los dementes añaden caos al caos. Los brujos, por el contrario,


traen orden al caos.
El arte de ensoñar, loc. 1663-1663

Los brujos no inventan los mundos que perciben; ellos perciben


energía directamente y luego descubren que lo que están
percibiendo es un mundo nuevo y desconocido; un mundo que se
los puede tragar enteros, porque es tan real como cualquier cosa
en nuestro mundo diario.
El arte de ensoñar, loc. 1664-1666
¡Créeme, existen mundos nuevos! Están envueltos los unos en los
otros, como las capas de una cebolla. El mundo en el cual
existimos no es más que una de esas capas.
El arte de ensoñar, loc. 1675-1676

Vamos a esos mundos solamente como un ejercicio.


El arte de ensoñar, loc. 1678-1678

Los brujos antiguos preferían los cambios del punto de encaje, por
lo tanto siempre se encontraban en territorios más o menos
conocidos o predecibles. Nosotros preferimos los movimientos
del punto de encaje. Los brujos antiguos iban en pos de lo
humanamente desconocido. Nosotros buscamos lo desconocido
que está fuera de lo humano.
El arte de ensoñar, loc. 1680-1682

desconocido que ya no es cuestión humana. ‑¿Qué puede ser lo


desconocido que no es cuestión humana? ‑Mundos inconcebibles
que están fuera de la banda del hombre, pero que aún podemos
percibir. La predilección de los brujos de hoy en día es entrar en
mundos fuera del dominio humano; mundos completamente
inclusivos, no meramente entrar en el reino de los pájaros, o en el
reino de los animales, o en el reino de los seres humanos, aunque
éste fuese el reino del hombre desconocido. Te estoy hablando de
mundos como en el que vivimos; mundos completos, con un sinfín
de reinos.
El arte de ensoñar, loc. 1696-1701

Digamos que los brujos llegan a esos mundos usando los


movimientos del punto de encaje, no simplemente los cambios.
El arte de ensoñar, loc. 1703-1704
La libertad es una aventura sin fin, en la cual arriesgamos
nuestras vidas y mucho más, por unos momentos que no se
pueden medir con palabras o pensamientos.
El arte de ensoñar, loc. 1711-1713

‑La búsqueda de la libertad es la única fuerza que yo conozco.


Libertad de volar en ese infinito. Libertad de disolverse, de
elevarse, de ser como la llama de una vela, que aun al enfrentarse
a la luz de un billón de estrellas permanece intacta, porque nunca
pretendió ser más de lo que es: la llama de una vela
El arte de ensoñar, loc. 1715-1717

Sin embargo, de vez en cuando, tal como don Juan lo había


descrito, una corriente de energía forastera, lo que él llamaba un
explorador, se introducía a mis sueños.
El arte de ensoñar, loc. 1744-1746

Cuando le conté a don Juan este ensueño, me dijo: -Aislaste a un


explorador. Los exploradores son más numerosos en nuestros
sueños comunes y corrientes. Los sueños de los ensoñadores
están extrañamente libres de exploradores. Al momento que
aparecen, son identificados por su extrañeza y la incongruencia
de su presencia.
El arte de ensoñar, loc. 1761-1765

"El primer explorador que aislaste, va a estar siempre presente de


una forma o de otra, igual que los detalles de tu ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 1781-1782
-En el nivel de ensueño en que te encuentras ahora, los
exploradores son rastreadores que vienen del reino de los seres
inorgánicos
El arte de ensoñar, loc. 1793-1794

Son muy rápidos, y esto quiere decir que no se quedan por mucho
tiempo.
El arte de ensoñar, loc. 1795-1795

‑Los rastreadores van en pos de las huellas que deja la conciencia


de ser a su paso. Los exploradores la exploran una vez que la
encuentran.
El arte de ensoñar, loc. 1799-1800

Qué cree usted que debería hacer para seguir a uno de los
exploradores? -pregunté. -¿Qué razón podrías tener para
seguirlos?
El arte de ensoñar, loc. 1819-1821

-Acuérdate que el reino de los seres inorgánicos era el terreno de


los brujos antiguos. Para llegar ahí, tuvieron que fijar tenazmente
su atención de ensueño en los objetos de sus sueños. De esa
manera, eran capaces de aislar a los exploradores. Y una vez que
tenían a los exploradores enfocados, gritaban su intento de
seguirlos. En el instante en que los brujos antiguos manifestaban
en voz alta su intento, una fuerza incontenible los jalaba.
El arte de ensoñar, loc. 1826-1829

Volé a través de un túnel oscuro, como si fuera yo un insustancial


insecto volador. La sensación de un túnel terminó de una manera
abrupta, exactamente como si yo hubiera sido arrojado fuera de
un tubo. El impulso me dejó, de un golpe, frente a una inmensa
masa física; me encontraba casi tocándola. En cualquier dirección
que mirara, no podía ver su fin.
El arte de ensoñar, loc. 1839-1842

direcciones. Formaban ángulos entre uno y otro; o iban hacia


arriba o hacia abajo en leves inclinaciones, grandes empinadas, o
verticalmente. La luz era muy tenue, sin embargo, todo era
perfectamente visible. Los túneles parecían estar vivos y
conscientes de sí; chisporroteaban. Al quedarme mirándolos
fijamente me di cuenta de que estaba viendo. Esos eran túneles de
energía. En el instante de comprender esto, la voz del emisario de
ensueño rugió en mis oídos, tan fuerte que no pude entender lo
que dijo. ‑¡Baja el tono! ‑grité con mi usual impaciencia, y
comprobé que si hablaba, bloqueaba la visión de los túneles y
entraba en un vacío en el cual lo único que podía hacer era
escuchar. El
El arte de ensoñar, loc. 1863-1871

-Estás adentro de un ser inorgánico. Escoge un túnel y hasta


puedes vivir en él.
El arte de ensoñar, loc. 1871-1872

El emisario moduló su voz y dijo: -Estás adentro de un ser


inorgánico. Escoge un túnel y hasta puedes vivir en él. -La voz se
calló por un instante y luego añadió -: eso es, si así lo
El arte de ensoñar, loc. 1871-1873

deseas.
El arte de ensoñar, loc. 1873-1873
-Los brujos antiguos aprendieron todo lo que sabían acerca del
ensueño, quedándose aquí con nosotros ‑dijo.
El arte de ensoñar, loc. 1887-1888

Lo único que los brujos antiguos tuvieron que hacer para vivir
adentro de ellos, fue decirlo; de la misma manera que lo único que
tuviste que hacer tú para llegar
El arte de ensoñar, loc. 1891-1892

-Ustedes dos ya se conocieron antes -dijo la voz del emisario.


‑¿Cómo dijiste? ‑pregunté. Entendí lo que me había dicho, pero no
podía comprender lo que quería decir con eso. -Ustedes dos
forcejeaban una vez, y por esa razón, ahora llevan consigo la
energía del uno y del otro.
El arte de ensoñar, loc. 1911-1914

Me da gusto que tengas familiares aquí entre nosotros.


El arte de ensoñar, loc. 1916-1917

‑Cuando se comparte energía, se crea un parentesco ‑contestó‑. La


energía es como la sangre.
El arte de ensoñar, loc. 1918-1919

Me sentí terriblemente perturbado y sorprendido cuando don


Juan no quiso escuchar mi relato.
El arte de ensoñar, loc. 1924-1924

El problema es que no puedo hablar de esta parte de tu ensueño.


Estás completamente solo en este asunto.
El arte de ensoñar, loc. 1927-1928
-Lo que te puedo decir es que no fue solamente un ensueño. Fue
un viaje a lo desconocido. Un viaje necesario, y extremadamente
personal.
El arte de ensoñar, loc. 1932-1933

Lo que descubrí fue que la voz del emisario no era solamente la


voz de un maestro sino la voz del más sutil de los vendedores
El arte de ensoñar, loc. 1942-1943

Lo que descubrí fue que la voz del emisario no era solamente la


voz de un maestro sino la voz del más sutil de los vendedores.
Repetía una y otra vez, en la ocasión y el momento precisos, las
ventajas que su mundo ofrecía. Sin embargo, también me enseñó
cosas de incalculable valor sobre diferentes aspectos del ensueño.
‑Para
El arte de ensoñar, loc. 1942-1945

La decisión de vivir en ese mundo es algo extremadamente


personal y final; una decisión que se finaliza en el instante mismo
en que se expresa en voz alta el deseo de vivir allí. Los seres
inorgánicos satisfacen los más íntimos caprichos de los
ensoñadores, con tal de que expresen tal deseo.
El arte de ensoñar, loc. 1998-2000

La decisión de vivir en ese mundo es algo extremadamente


personal y final; una decisión que se finaliza en el instante mismo
en que se expresa en voz alta el deseo de vivir allí. Los seres
inorgánicos satisfacen los más íntimos caprichos de los
ensoñadores, con tal de que expresen tal deseo. ‑Esto
El arte de ensoñar, loc. 1998-2001
-No digas nada ‑me aconsejó‑, pero sí entiende que si escoges
permanecer en ese mundo, tu decisión será final. Te quedarás allí
para siempre.
El arte de ensoñar, loc. 2011-2012

Don Juan dijo que o ajustamos nuestro sistema de interpretación


sensorial, o hacemos caso omiso de él.
El arte de ensoñar, loc. 2017-2017

Para don Juan, el ajustar nuestro sistema de interpretación


significaba renovarlo. Dijo que al vivir de acuerdo a las premisas
del camino del guerrero, los ensoñadores ahorran y almacenan la
energía necesaria para suspender todo juicio, y facilitar de esta
forma, la renovación del sistema de interpretación.
El arte de ensoñar, loc. 2018-2020

Explicó que si les da por renovarlo, la realidad se vuelve fluida, y


la esfera de lo que puede ser real aumenta sin poner en peligro la
integración de la realidad. Ensoñar abre la puerta a otros aspectos
de lo que es real.
El arte de ensoñar, loc. 2020-2022

Don Juan explicó mi cambio en términos de energía; dijo que mi


energía, la cual había estado aumentando continuamente, un día
alcanzó un nivel que me permitió ignorar las conjeturas y los
prejuicios sobre la naturaleza del hombre, la realidad, y la
percepción. Ese día me enamoré del conocimiento, sin considerar
su lógica o su valor funcional y, sobre todo, sin considerar mi
conveniencia personal.
El arte de ensoñar, loc. 2044-2047
"Hay algo que el emisario no se atrevió a decirte; que los seres
inorgánicos buscan nuestra conciencia, o la conciencia de
cualquier ser que caiga en sus redes. Nos dan conocimiento, pero
cobran su precio: todo nuestro ser.
El arte de ensoñar, loc. 2055-2057

‑Los seres inorgánicos no pueden forzar a nadie a que se quede


con ellos -prosiguió don Juan‑. Vivir en su mundo es un asunto
voluntario. Sin embargo, son capaces de aprisionarnos,
concediéndonos todos nuestros deseos, consintiéndonos y
llenándonos de mimos. Ten cuidado con la conciencia inmóvil. La
conciencia de ese tipo tiene que buscar movimiento, y como te
dije, lo hace creando proyecciones; proyecciones fantasmagóricas
en algunas ocasiones.
El arte de ensoñar, loc. 2062-2066

-Eso es exactamente lo que derribó a los brujos antiguos ‑dijo don


Juan‑. Los seres inorgánicos les hicieron lo mismo que te están
haciendo a ti; les hicieron sentir que eran únicos, exclusivos; y
algo aún más pernicioso: les hicieron sentir que tenían poder. La
sensación de tener poder y ser únicos es invencible como fuerza
de corrupción. ¡Ten cuidado!
El arte de ensoñar, loc. 2087-2090

‑La conciencia de los brujos se expande cuando ensueñan -


prosiguió‑. Y en el momento en que se expande, algo allá afuera
reconoce su expansión, y se propone conseguirla. Los seres
inorgánicos son los postores para esa nueva y expandida
conciencia. Los ensoñadores deben estar siempre alertas. En el
momento en que se aventuran en ese universo predatorio, se
convierten en presas. -¿Qué es lo que me sugiere que haga para
estar a salvo, don Juan? ‑¡No te descuides ni por un segundo! No
dejes que nada ni nadie decida por ti. Ve al mundo de los seres
inorgánicos, únicamente cuando tú quieras ir.
El arte de ensoñar, loc. 2095-2100

Dijo que el error en el cálculo del nagual Rosendo fue asumir que,
los seres inorgánicos no estaban en lo absoluto interesados en las
mujeres. Su razonamiento se basaba en la certeza que tienen los
brujos de que el universo, en su totalidad, es marcadamente
femenino, y que lo masculino, al ser una ramificación de los,
femenino, es escaso; por lo tanto, codiciado. Don Juan comentó
que quizá la escasez de lo masculino es la razón del injustificado
dominio de los hombres en nuestro planeta.
El arte de ensoñar, loc. 2131-2135

-Las maniobras de los brujos son mortales ‑continuó‑. Te suplico


que seas de lo más cauteloso. No dejes que te enceguezca la
estúpida sensación de confianza en ti mismo.
El arte de ensoñar, loc. 2161-2163

-Tienes que ser muy pero muy cuidadoso, porque estás a punto de
caer en manos de los seres inorgánicos
El arte de ensoñar, loc. 2172-2173

-Los seres inorgánicos están tramando algo ‑dijo‑. Lo siento en los


huesos,
El arte de ensoñar, loc. 2176-2177

-Debes considerar muy seriamente que los seres inorgánicos


tienen extraordinarios medios a su disposición -prosiguió‑. Su
conciencia de ser es espléndida. En comparación, nosotros somos
unos niños; niños con muchísima energía, la cual, por cierto, los
seres inorgánicos codician sin medida. Le
El arte de ensoñar, loc. 2180-2183

-La segunda compuerta del ensueño no se alcanza ni se cruza,


hasta que el ensoñador aprende a aislar y a seguir a los
exploradores.
El arte de ensoñar, loc. 2194-2195

Don Juan me aseguró que la habilidad de seguir a un explorador


era un gran logro, y que cuando los ensoñadores eran capaces de
llevarlo a cabo, la segunda compuerta se abría de golpe, y el
universo que existe detrás de ella se tornaba accesible para ellos.
Dijo que ese universo está ahí todo el tiempo, pero que no
podemos entrar en él, por falta de destreza energética; que la
segunda compuerta del ensueño es la entrada al mundo de los
seres inorgánicos; y que el ensueño es la llave que abre esa
compuerta.
El arte de ensoñar, loc. 2198-2202

Reiteró que al ser el ensueño una invención de los brujos antiguos


tiene que realizarse bajo sus reglas. Describió la regla de la
segunda compuerta como una cadena de tres eslabones: uno, por
medio de la práctica de cambiar sueños, los ensoñadores
descubren a los exploradores; dos, al seguir a los exploradores
entran en otro mundo real; y tres, a través de sus acciones en ese
universo, los ensoñadores descubren por si mismos las leyes y
regulaciones naturales que rigen y afectan a ese mundo.
El arte de ensoñar, loc. 2211-2214

Los seres inorgánicos no dejan ir a nadie; no sin una verdadera


contienda. -¿Pero qué le hace pensar que ellos desean retenerme?
-Te han enseñado ya demasiadas cosas. ¿De verdad crees que se
están tomando todas estas molestias simplemente para
entretenerse?
El arte de ensoñar, loc. 2219-2222

El camino del ensueño está repleto de trampas, y el evitar esas


trampas o el caer en ellas es un asunto individual y personal de
cada ensoñador, que no se puede discutir, porque es un asunto
final.
El arte de ensoñar, loc. 2229-2231

Lo ideal sería que los brujos no acepten nada de lo que ellos


ofrecen, más allá de cierto punto. ‑¿Y cuál es ese punto, don Juan?
-Ese punto depende de nosotros como individuos. El reto para
cada uno de nosotros es tomar de ese mundo únicamente lo que
es necesario y nada más. El saber qué es lo necesario es la virtud
de los brujos; pero tomar únicamente lo que es necesario es su
mayor triunfo.
El arte de ensoñar, loc. 2233-2237

"El universo de los seres inorgánicos está siempre listo a atacar


‑prosiguió‑. Pero también lo está nuestro propio universo. Por ello
es que tienes que ir a ese reino exactamente como si te
aventuraras en una zona de guerra.
El arte de ensoñar, loc. 2253-2255

Una vez que el ensoñador atraviesa el mundo que está detrás de


la segunda compuerta, o una vez que el ensoñador se rehusa a
considerarlo como una opción viable, se acaban los dolores de
cabeza.
El arte de ensoñar, loc. 2257-2258
En una ocasión, un explorador me guió rudamente por
innumerables túneles, como si estuviera buscando algo, o
tratando de extraer mi energía hasta dejarme exhausto. Cuando
finalmente se detuvo, parecía que estábamos en las afueras de ese
mundo, y yo me sentía como si hubiera corrido un maratón. No
había más túneles, solamente oscuridad.
El arte de ensoñar, loc. 2267-2270

distinguí vagamente unas formas oscuras moviéndose.


El arte de ensoñar, loc. 2271-2272

Diferencié tres tipos distintos:


El arte de ensoñar, loc. 2273-2273

Había cientos o quizá miles de ellas.


El arte de ensoñar, loc. 2275-2275

‑Somos la unidad móvil de nuestro mundo


El arte de ensoñar, loc. 2281-2281

‑Queremos que te unas a nosotros.


El arte de ensoñar, loc. 2284-2284

pasaron a través de mí y yo pasé a través de ellas como soplos de


aire encapsulados, creando una increíble sensación.
El arte de ensoñar, loc. 2288-2289
Eran entidades impersonales, frías, desapegadas; y eso me
gustaba inmensamente.
El arte de ensoñar, loc. 2296-2296

-Proyectaste demasiado sentimiento y los asustaste ‑dijo la voz


del emisario‑.
El arte de ensoñar, loc. 2302-2302

Cuál es la tercera clase de seres inorgánicos? ‑dije. El emisario


tosió y se rió entre dientes. Me pareció como si gozara el hacerme
preguntarle. ‑Oh, ese es nuestro aspecto más misterioso ‑dijo‑. La
tercera clase se les revela a nuestros visitantes sólo cuando
escogen quedarse con nosotros. ‑¿Por qué es eso? ‑pregunté. -
Porque se requiere de mucha energía para verlos ‑contestó el
emisario‑. Y nosotros somos los que tendríamos que proveer esa
energía.
El arte de ensoñar, loc. 2319-2325

La energía de este mundo es una clase diferente de energía; sus


características no coinciden con las características de la energía
de tu mundo, sin embargo, este mundo es tan real como el tuyo.
El arte de ensoñar, loc. 2375-2376

-El ensueño es el vehículo que trae a los ensoñadores a este


mundo ‑dijo el emisario‑, y todo lo que los brujos saben acerca del
ensueño se lo enseñamos nosotros. Nuestro mundo está
conectado al tuyo por una puerta llamada sueños. Nosotros
sabemos cómo cruzar esa puerta, pero los hombres no. Para
cruzarla, tienen que aprender cómo hacerlo. La voz del emisario
continuó explicándome lo que yo ya sabía.
El arte de ensoñar, loc. 2384-2388
De ahí en adelante, todos los miedos que pudieron interrumpir
mis prácticas se esfumaron. La idea que empezó a regirme era el
haber encontrado la fuente de una inigualable excitación. Todos
los días esperaba ansiosamente empezar a ensoñar y a que el
explorador me llevara al mundo de las sombras.
El arte de ensoñar, loc. 2403-2406

La atracción aumentó exorbitantemente cuando el realismo de


mis visiones del mundo de las sombras se acentuó aún más.
Juzgando por el criterio subjetivo de pensamientos ordenados,
ordenada percepción visual y auditiva, y ordenadas respuestas,
tanto del emisario como de las mías, mis experiencias eran tan
reales como cualquier situación en nuestro mundo cotidiano es
real.
El arte de ensoñar, loc. 2406-2409

Mientras más aguda se volvía mi necesidad de hablar con don


Juan, mayor era mi ansiedad; hasta empecé a sentir que algo se
estaba tramando, y a gran velocidad, en el reino de los seres
inorgánicos.
El arte de ensoñar, loc. 2412-2414

Para empeorar las cosas, la voz del emisario se introdujo en mi


conciencia cotidiana.
El arte de ensoñar, loc. 2415-2416

la escuché diciéndome una y otra vez, que cualquier intento de mi


parte para dar por terminadas mis prácticas de ensueño, sería
pernicioso para mis propósitos totales. Argumentó que los
guerreros no huyen de un reto, y que yo no tenía ningún motivo
válido para descontinuar mis prácticas de ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 2416-2419

Pero no solamente el emisario cambió; un nuevo explorador


apareció en escena.
El arte de ensoñar, loc. 2420-2421

me transportó a otra parte del reino de los seres inorgánicos: al


mundo de los tigres con dientes de sable.
El arte de ensoñar, loc. 2425-2425

‑Seres conscientes de todos los rincones del cosmos se quedan


aquí con nosotros -dijo el emisario, terminando su discurso‑. Y les
encanta quedarse aquí con nosotros; de hecho, nadie se quiere ir.
El arte de ensoñar, loc. 2434-2436

Nunca me había sentido cómodo con sirvientes o siendo servido.


El arte de ensoñar, loc. 2437-2437

Mi atención de ensueño se enfocó entonces en una masa de


energía un poco más grande que las entidades sombra. Era azul,
como el color azul en el centro de la llama de una vela. Estaba
completamente seguro de que esta configuración energética no
era una entidad sombra y que no procedía de ese lugar.
El arte de ensoñar, loc. 2440-2443

Al observarla fijamente, se convirtió en la figura de una persona;


muy pequeña, delgada, delicada y casi transparente.
El arte de ensoñar, loc. 2446-2447
Sentí una oleada de frustración al no poder romper la barrera que
nos separaba, y miedo de estar solo con alguien que podría ser un
enemigo.
El arte de ensoñar, loc. 2450-2451

sospeché que al fin el explorador me había puesto al frente de un


ser humano atrapado en ese mundo
El arte de ensoñar, loc. 2453-2453

Me desesperaba la posibilidad de que no fuéramos capaces de


comunicarnos, quizá porque ese desconocido era uno de los
brujos de la antigüedad y pertenecía a otro tiempo diferente al
mío.
El arte de ensoñar, loc. 2453-2455

Nos miramos el uno al otro por un instante fugaz. Era una niña de
seis o siete años.
El arte de ensoñar, loc. 2459-2460

la masa azul de energía era un prisionero en el mundo de los


seres inorgánicos.
El arte de ensoñar, loc. 2468-2469

Necesitaba el consejo de don Juan más desesperadamente que


nunca.
El arte de ensoñar, loc. 2469-2470
‑Estás más solo de lo que pensé, ya que no puedo discutir en lo
más mínimo tus prácticas de ensueño. Te encuentras en la
posición de los brujos antiguos. Lo único que puedo hacer es
repetirte que debes ejercer todo el cuidado posible.
El arte de ensoñar, loc. 2483-2485

-Te he dicho muchísimas veces que tu manera de ser es


peligrosamente parecida a la de los brujos antiguos.
El arte de ensoñar, loc. 2487-2488

Sabes cosas de ese mundo que ninguno de nosotros puede


siquiera imaginar.
El arte de ensoñar, loc. 2489-2489

Los seres inorgánicos llevan a los ensoñadores ahí únicamente


cuando están seguros de que se van a quedar en ese mundo.
El arte de ensoñar, loc. 2493-2494

Has llegado más allá del punto en el que podrías simplemente


dejar todo de lado.
El arte de ensoñar, loc. 2497-2498

‑Cuando los ensoñadores se dan cuenta de que los seres


inorgánicos no son tan simpáticos como parecían al comienzo
‑dijo‑, es generalmente demasiado tarde para ellos, porque para
ese entonces, los seres inorgánicos ya se los metieron en la bolsa.
El arte de ensoñar, loc. 2505-2507

-Estoy pensando que te van a tender una trampa


El arte de ensoñar, loc. 2511-2512
ni siquiera vas a notar o sospechar que es trampa. Son refinados.
Ahora hasta han inventado una niñita.
El arte de ensoñar, loc. 2512-2513

‑No existe ninguna niñita -dijo abruptamente‑. Esa masa de


energía azulina es un explorador. Un explorador atrapado en el
reino de los seres inorgánicos. Te he dicho que los seres
inorgánicos son como pescadores; atraen y atrapan a la
conciencia.
El arte de ensoñar, loc. 2514-2516

Don Juan me había dado instrucciones sumamente detalladas y


explícitas acerca de la recapitulación. Consistía en revivir la
totalidad de nuestras experiencias en la vida, haciendo un
recuento minucioso de todo detalle posible. Él consideraba la
recapitulación como el factor esencial para la redefinición y la
redistribución de la energía necesaria para ensoñar. ‑La
recapitulación libera energía aprisionada dentro de nosotros, y no
es posible ensoñar sin esa energía ‑fue su afirmación. Muchos
años antes, don Juan me ayudó a recopilar una lista de todas las
personas que yo había conocido en mi vida, empezando por el
presente. Ordenó mi lista de una forma coherente, dividiéndola en
áreas de actividad, como lugares donde trabajé, sitios donde viví,
escuelas a las que asistí. Luego me guió, ordenadamente y sin
ninguna desviación, a revivir cada una de mis interacciones con
las personas de mi lista, desde la primera hasta la última. Explicó
que la recapitulación comienza cuando la mente arregla todo lo
pertinente a lo que se está recapitulando. Arreglar quiere decir
reconstruir el acontecimiento, pieza por pieza, empezando por los
detalles físicos del medio ambiente, pasando luego a la persona
con quien se compartió lo ocurrido y, después, a uno mismo; al
examen de todo lo que uno sintió.
El arte de ensoñar, loc. 2960-2972

Don Juan me enseñó a acompañar la recapitulación con una


respiración natural y rítmica. Me guió a exhalar prolongadamente,
al mover la cabeza de manera lenta de derecha a izquierda; y a
inhalar profundamente, al volver a mover la cabeza de izquierda a
derecha. Él llamaba a esto "airear lo ocurrido". La mente examina
el acontecimiento de principio a fin, mientras que el cuerpo
continúa aireando todo aquello en lo que la mente se enfoca. Don
Juan dijo que los brujos de la antigüedad, inventores de la
recapitulación, consideraban la respiración como un vehículo
mágico; la exhalación para expulsar la energía ajena que se quedó
en uno durante el acontecimiento que se está recapitulando, y la
inhalación, para traer de regreso la energía que uno dejó en dicho
acontecimiento. Debido a mi entrenamiento académico, consideré
la recapitulación como un proceso de analizar la vida de uno. Pero
don Juan insistió en que era un asunto mucho más complejo que
un psicoanálisis intelectual. Postuló que la recapitulación era una
táctica de brujos para inducir un diminuto pero consistente
desplazamiento del punto de encaje. Dijo que bajo el impacto de
revisar las acciones y sentimientos pasados, el punto de encaje se
mueve entre su sitio presente y el sitio que ocupaba cuando el
evento recapitulado tuvo lugar.
El arte de ensoñar, loc. 2972-2983

Don Juan aseveró que la base fundamental de la recapitulación es


la convicción que tienen los brujos de que existe en el universo
una inconcebible fuerza disolvente, la cual da vida a los
organismos prestándoles conciencia. Esa misma fuerza también
hace que mueran, para poder disolverlos y extraerles la
conciencia que les prestó, la cual ha sido acrecentada a través de
las experiencias de la vida. Don Juan explicó que teniendo en
cuenta que esta fuerza anda detrás de tales experiencias, algo de
suprema importancia es que se le pueda satisfacer con un facsímil
de ellas: la recapitulación. Al obtener lo que busca, la fuerza
disolvente deja a los brujos libres para que expandan su
capacidad de percibir y alcancen con ella los confines del espacio
y del tiempo.
El arte de ensoñar, loc. 2984-2989

Don Juan me dio un nuevo modelo de recapitulación. Lo llamó


"recapitulación rompecabezas". Consistía en tomar diferentes
eventos de mi vida, sin un orden aparente. ‑Pero, va a ser un
desastre ‑protesté. -No, no lo va a ser ‑me aseguró‑. Sería un
desastre si dejas que tu mente escoja los eventos que vas a
recapitular. Ahora, si dejas que el espíritu decida, el resultado es
lo opuesto. Entra en un estado de silencio y deja que el espíritu te
señale el evento que debes seguir. El resultado de ese nuevo
modelo de recapitulación me asombró en muchos niveles. Fue
muy impresionante para mí descubrir que cada vez que silenciaba
mi mente, una fuerza al parecer independiente de mí me sumergía
inmediatamente en un poderoso y detallado recuerdo. Pero algo
aún más impresionante fue lo sistematizado que era esta
configuración. Lo que imaginé caótico resultó ser
extremadamente ordenado. Le pregunté a don Juan por qué no
me había hecho recapitular de esta forma desde el principio.
Contestó que la recapitulación consiste en dos partes básicas; a la
primera se le llama formalidad y rigidez; a la segunda, fluidez.
El arte de ensoñar, loc. 2998-3009

Don Juan dijo que cuando el cuerpo energético se mueve por


propios medios, los brujos asumen que la posición óptima del
punto de encaje ha sido alcanzada. El siguiente paso es acecharlo,
esto es, mantener fijo el punto de encaje en esa posición, para de
ese modo completar el cuerpo energético. Señaló que el
procedimiento es de una extraña simpleza: uno intenta acecharlo
y lo acecha.
El arte de ensoñar, loc. 3214-3217
‑Permite que tu cuerpo energético intente alcanzar la óptima
posición de ensueño ‑explicó‑. Luego permite que tu cuerpo,
energético intente quedarse en esa posición. Eso quiere decir
acecharlo.
El arte de ensoñar, loc. 3219-3221

ensoñar es el proceso por medio del cual intentamos encontrar


posiciones adecuadas del punto de encaje, posiciones que nos
permiten percibir elementos que generan energía en estados que
parecen sueños.
El arte de ensoñar, loc. 3276-3278

-El mundo es como una cebolla, tiene varias capas. El mundo que
conocemos es una de ellas. Algunas veces cruzamos los linderos
de estas capas y entramos en otra de ellas, en otro mundo, muy
parecido a éste, pero no el mismo. Y tú entraste en uno de esos
mundos.
El arte de ensoñar, loc. 3395-3396

Desde el punto de vista de los brujos, el universo está construido


de capas, y el cuerpo energético las puede cruzar. ¿Sabes dónde
existen los brujos antiguos hasta hoy en día? En otra capa de la
cebolla.
El arte de ensoñar, loc. 3398-3400

el viaje del cuerpo energético depende exclusivamente de la


posición del punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 3403-3403
algo que vas a considerar absurdo, pero que quizá cambie las
cosas -dijo‑. Repítete a ti mismo incesantemente que la clave de la
brujería es el misterio del punto de encaje.
El arte de ensoñar, loc. 3409-3410

en la brujería todo depende de la manipulación del punto de


encaje.
El arte de ensoñar, loc. 3415-3415

Don Juan explicó que el uso de la conciencia como un elemento


energético de nuestro ambiente es la esencia de la brujería.
El arte de ensoñar, loc. 3665-3666

Dijo que la trayectoria de los brujos era, primero, liberar la


energía existente en nosotros por medio de la recapitulación y la
disciplina del camino del guerrero; segundo, usar esa energía para
desarrollar el cuerpo energético por medio del ensueño; y tercero,
usar la conciencia como un elemento del medio ambiente para
poder entrar en otros mundos, no sólo con el cuerpo energético,
sino también con el cuerpo físico.
El arte de ensoñar, loc. 3666-3669

una de sus palabras. -Por ti solo no tienes suficiente energía para


llevar a cabo la última tarea de la tercera compuerta del ensueño -
prosiguió-; pero si te aúnas a Carol Tiggs, ustedes dos pueden
ciertamente hacer lo que tengo en mente.
El arte de ensoñar, loc. 3676-3678

acechar a los acechadores.


El arte de ensoñar, loc. 3682-3682
Usar la conciencia como un elemento del medio ambiente pasa
por alto la influencia de los seres inorgánicos, pero deja el paso
libre para usar su energía.
El arte de ensoñar, loc. 3682-3683

Te he dicho que los seres inorgánicos no persiguen a las mujeres,


van únicamente tras los hombres; pero también te dije que los
seres inorgánicos son femeninos, y que el universo entero parece
ser femenino.
El arte de ensoñar, loc. 3712-3713

Quizá esto es exactamente lo que nos está sucediendo a todos


nosotros en el mundo de la vida diaria. Estamos aquí, y la fijación
de nuestro punto de encaje es tan abrumadora que nos ha hecho
olvidar de dónde venimos y cuál era nuestro propósito al venir
aquí.
El arte de ensoñar, loc. 3893-3895

Don Juan explicó que en la cuarta compuerta del ensueño el


cuerpo energético viaja a lugares concretos y específicos, y que
hay tres maneras de usarla. Una es viajar a lugares concretos en
este mundo, otra es viajar a lugares concretos fuera de este
mundo, y otra es viajar a lugares que sólo existen en el intento de
otros. Aseveró que la última compuerta era la más difícil y
peligrosa de las tres, y que era, por cierto, la predilección de los
brujos antiguos.
El arte de ensoñar, loc. 3942-3946

Don Juan hizo entonces una última cita conmigo, dijo que era para
darme una despedida de brujo: el toque final de mis prácticas de
ensueño.
El arte de ensoñar, loc. 3952-3953

He anhelado alejarme del siseo de la mentira gastada y del grito


continuo del viejo terror que se torna más terrible a medida que
el día avanza y se desliza dentro del mar profundo. He anhelado
irme pero tengo miedo de que un pedazo de existencia aún
intacto, pudiera explotar al salir de la vieja mentira quemándose
en el suelo, y, reventando en el aire, me dejase medio ciego.
El arte de ensoñar, loc. 3960-3968

Con un fervor casi religioso, empezó a decir otra vez lo que ya me


había dicho tantas veces: que esos brujos, guiados por intereses
extremadamente egoístas, pusieron todos sus esfuerzos en
perfeccionar prácticas que los alejaron mucho de la cordura y el
equilibrio mental. Finalmente fueron exterminados, cuando sus
complejas estructuras de creencias y acciones se volvieron tan
difíciles de manejar que perdieron el equilibrio y se desplomaron.
El arte de ensoñar, loc. 4007-4010

‑Mi cuerpo energético siente que todo está en perfecto orden. La


obra se llevará a cabo esta noche. Tú eres el principal
protagonista. Yo soy un personaje con un papel secundario pero
significativo y salgo en escena sólo en el primer acto.
El arte de ensoñar, loc. 4026-4028

Un desapego total o una absoluta entrega a tus vicios es lo que te


espera esta noche. Es una decisión que cada nagual en mi linaje
tiene que hacer.
El arte de ensoñar, loc. 4036-4037
esta noche alguien te va a dar una lección de ensueño, en la forma
en que las lecciones de ensueño se solían dar, pero no soy yo
quien te va a dar esa lección. Otra persona más va a ser tu
maestro y te va a guiar esta noche.
El arte de ensoñar, loc. 4046-4048

Para los brujos antiguos, el desplazamiento del punto de encaje


era una consecuencia de su subyugación a otros: sus maestros,
quienes lograban desplazarlo con tenebrosas operaciones que
daban a sus
El arte de ensoñar, loc. 4059-4061

Para los brujos antiguos, el desplazamiento del punto de encaje


era una consecuencia de su subyugación a otros: sus maestros,
quienes lograban desplazarlo con tenebrosas operaciones que
daban a sus discípulos como regalos de poder. "Alguien con más
energía que nosotros nos puede influenciar sin medida -prosiguió
El arte de ensoñar, loc. 4059-4062

Para los brujos antiguos, el desplazamiento del punto de encaje


era una consecuencia de su subyugación a otros: sus maestros,
quienes lograban desplazarlo con tenebrosas operaciones que
daban a sus discípulos como regalos de poder. "Alguien con más
energía que nosotros nos puede influenciar sin medida -
prosiguió‑.
El arte de ensoñar, loc. 4059-4062

discípulos como regalos de poder. "Alguien con más energía que


nosotros nos puede influenciar sin medida
El arte de ensoñar, loc. 4061-4062
Con sus incesantes esfuerzos para controlar a otros, crearon una
situación de terror que pasó de maestro a discípulo.
El arte de ensoñar, loc. 4064-4065

Como resultado de todos esos años en el mundo de los brujos,


había aprendido, sin lugar a dudas, que lo único que existe en el
universo es energía; lo maligno es simplemente una configuración
de la mente humana abrumada por la fijación del punto de encaje
en su posición habitual.
El arte de ensoñar, loc. 4724-4727

Lo único que hay en el universo es energía, y la energía tiene


solamente aquí y ahora, un infinito y siempre presente aquí y
ahora.
El arte de ensoñar, loc. 4897-4898

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