Dios Te Ama Con Tus Virtudes y Defectos
Dios Te Ama Con Tus Virtudes y Defectos
Capítulo 29:
12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento,
que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,
13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por
Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres
Abraham, Isaac y Jacob.
14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,
15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de
Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.
16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y
cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis
pasado;
17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de
plata y oro, que tienen consigo.
18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo
corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los
dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que
produzca hiel y ajenjo,
19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su
corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi
corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.
20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de
Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda
maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo
del cielo.
Dios nos ama con nuestras virtudes y defectos, pero, debemos ir cada
día en pos de enmendar nuestras faltas y vivir lo más puro y
limpiamente ante Dios. Nuestras virtudes, Dios las exalta, pero,
nuestros defectos, debemos entregárselos a Dios, para que El, en el
Taller del Maestro, quien es su Hijo, Jesucristo, nos repare el corazón y
la mente.
Ora todos los días a Dios, porque dice el Apóstol, Pablo, según la carta
que le escribió a los de Corintios: 2da. a los Corintios,
Capítulo 01:
9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no
confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los
muertos;
10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos
librará, de tan gran muerte;
11 cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para
que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don
concedido a nosotros por medio de muchos.
12 Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia,
que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino
con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más
con vosotros.