Discurso Sobre La Lengua Castellana - Ambrosio de Morales
Discurso Sobre La Lengua Castellana - Ambrosio de Morales
º 3/4 (1993)
habria de ser, sin embargo, el responsable de dar por primera vez a la estam·
pa esta pieza representativa del Humanismo español. Fue el cu rioso publi -
cista Cervantes de Sala za r 1 el artífice de la primera edición del Diálogo, pu-
blicada en 1546, a nombre del responsable de la impresión, como era frecuen-
te·. En ella Amhrosio de Morales incluye como prólogo a la obra de su tio
el que alcanzaría el titulo definit ivo de Discurso sobre la le"glro castellana, en
una versión que habrá de corregi r y aumentar años más tarde, cuando en
1S86 lo coloque de nuevo como prólogo al Diálogo en la edición de Las Obras
del Maestro Fernán P ére:: de Oliva, salidas de las prensas cordobesas de
Gabriel Ramos Bejarano s,
De este modo se funden en una trayectoria conjunta los textos de los dos
humanistas, en la que Ambrosio de Morales añadió a su actuación como edi -
tor la de autor de uno de los mas importantes textos teóricos sobre la consi -
deración de la lengua literari a castellana a lo largo del siglo XVI. La doble
redacción de este discurso prologal , con sus huellas de los cambios acaecidos
en cuatro rlécadas tra sce ndente ~, 10 convierten además en uno de los más sig-
nificativos de la serie ' . Como ocurriera con los textos (le los dos humanistas
cordobeses a lo largo de esa centuria, ambas facetas de Morales resultan in -
separables, por cuanto el Discurso, además de inspirarse en el texto de Oliva
al que precede y al que toma como objeto de su consideración , es pieza clave
en la labor editorial del huma nista, al plasmar la valoración cTÍtica y la con-
I Los datos más accuiblu de este autor pueden encontrarse en Vicente Gaos, " Cer-
vantes de Sainar como humanista", Tn1Ias )J problrmas d~ lo literatura ~spo;¡ olo, Ma-
drid, Guadarrama, 1959, págs. 35-91.
, El volumen llevaba como título Obras qu~ Froll cisto dr SOÚl::ar ha huno, glauo-
do y tradN=iJo (A lcalá de H enaru, por Juan de Brocar, 1546), e incluía junto al texto
de Oliva el A;61ago dr la ociosidad y ti trabaja , de Luis Mexía, con glosas y morali-
zación del ed itor, y la ¡"'rodu,,ión )J camino para la .1CJbiduría, traducido con adicioncs
de la obra de Vives. La ambigüedad de la de1lominaci6n está más motivada en esta edi-
ci6n que en otras semejantes, por cuanto Cervantes de Saluar man ipul6 ampliamente
los textos originales, añadiendo al Diálogo de Oliva un pasaje con el que pretendía ce-
rrar el final tan abierto del original.
s Analizo el desarrollo de esta edición, el papel de Morales y la orientación que le
dio a la misma en P . Ruiz Pérez. Ftr'nán Pért:: dI! O lioo y la crisis dtl R~"acimitNto,
Universidad de C6rdoba. 1987, Por 10 que se refi~re a la suerte del Discurso, tras la
edici6n de 1586, y retenida esta por la I nquisición, vuelve a ver la luz de la imprenta
al reeditar Cerdá y Rico en 1712 el volul'nen de Cervantes de Salazar. En su reedici6n
el erudito dieciochesco recoge las variantes entre las edieioflt:s de 1546 y 1586. señalán-
dolas tipográficamente o remitiéndolas a notas a pie de página. junto con otras anota-
ciones propi31.
• Para la noticia de estos textos, además de los estudios r~señados en la nota 1.
cfr. M. Romera-Navar ro, "La defensa de la lengua española en el siglo XVI" , Bvllttin
HisponiqlH, XXXI, 1929, págs. 204-255 , Los más destacados se encuentran recogidos en
José F. Pastor, lAs apologías dt la l~ngva casttllana tn d Siglo de Oro, Madrid, Clá-
sicos Olvidados, 1929; y Germán Bleiberg (ed.), Apología d~ dogl'os de la ItngtUJ tspa-
"ola, Madrid, Cultura H ispánica, 195 1. Más amplia y detallada es la recopilación del
Conde de la Viñau, Bibliotua histórica d~ la filología casullana, Madrid, 1893.
• Para las bases sociocultural~s que motivaron el cambio, v~ase Bernardo Blanco-
González, DtI cortesano al discreto . Esome,. de uno decadencia , Madrid. Gredas, 1962,
en el único tomo aparecido. Las bases conceptual~s det arquetipo renacentista son anali-
zadas por Margherita Morreale, CasJiglioll¡> y Boscán : el ideal co,tesano e,. ti RttJQci-
miento upañol. Madrid, RAE, 1959. En las I~tras ~spaf'iolas puede seguirse la evolución
del modelo renacentista al barroco a partir de la traducción de 1I Co,.legm1lo por Bos-
cán (1534), en El Scholástica de Villalón, El GalaIco tS~o l (c. 1586) de Lucas Gra-
cián Dantisco, El hlro¡> (1637) y El discr¡>to (1646) de Gracián, como hitos más desta-
cados.
u Viase Romera. Navarro. ob. cit., pág, 117; y Aubrey F , G, Bell, El R~lI(Jci,"i~,,
fo t spañol, Zaragoza, Ebro, 1944. págs. 128·129. En su amplio estudio El ; tnsamie"IO de
CtrtJO,Jtu (Barcelona, Noguer. 1972, p;ig. 186). Américo Castro descubre en el autor de
El Q Nijot~ ciertas vetas que lo entroncan directamente con la línea apuntada.
lJ Cfr. Luisa López Grigera . .. Estela del erasmismo en las teorías de la lengua y el
mismo alentaban en los propios Valdés y Villalón, y a estos impulsos hay que
atribuir la labor gramatical y de defensa del castellano de autores como Juan
Martín Cordero, Pedro Simón Abril, Francisco Thámara, Vergara, Palmi -
reno o el propio Venegas del Busto, asimismo autor de un prólogo a las obras
de Mexía, Vives y Oliva que Cervantes de Salazar recopiló en el volumen en
el que vio por primera vez la luz el Disc"rso de Ambrosio de Morales Il, La
difusión de estas ideas contribuyó de manera efectiva a la primacía de la efi-
cacia comunicativa, junto con determinadas condiciones materiales, a la hora
de escoger la lengua utilizada, como señala Domingo Ynduráin, recogiendo
entre otros testimonios las lamentaciones de Francisco López de VilIalobos
acerca de las dificultades qu~ ~ncuentra para imprimir una obra en latín ¡'.
En estas circunstancias, que no cabe ver como m~ram~nt~ anecdóticas o
aisladas y que confonnan la situación lingüística de mediados de la centuria,
inscribe Morales su defensa de la lengua castellana, más que con argumentos
polémicos, con aquellos que le permiten situar su razonamiento en una co ~
rriente gen~ral de preocupación por lo propio y natural , de la que luego trae·
rá los ejemplos de griegos, latinos e italianos. Comentando el carácter plató ~
nico de la defensa renacentista de la lengua vulgar, Américo Castro señala:
estilo en la Espafla del siglo XVI", El ~.f'a.rmi.sm o en España, ed. M . Revuelta Sañudo y
C. Mor6n Arroyo, Santander, Sodedad Menéndez Pelayo, 1986, págs. 491·500.
1S Referenc::ias a uta n6mina de erasmistas relacionados con la defensa del vulgar
~ encuentran en A. Ca.stro. ob. cit., pi.gs. 187-188.
1. Cfr. D. Ynduráin, ob. cit., págs. 2h-Z}.
II A. Castro. ob. cit., págs. 185· 186.
l' Fray Luis de León, .. Dedicatoria" del libro 111, De los nombrts de Cristo,
e:d. C. Cuevas, Madrid, Cátedra, 1980, pág. 497.
11 Bleiberg:" La gran afici6n"; 1586: .. La grande afficion". Cerdá y Rico: "La
grande afec:ión". 17.
muy bien escusar" 21). En cualquier caso, ni las quejas de estos autores ni las
de Morales debieron surtir mucho efecto, pues años después volvemos a en-
contrar los mismos lamentos y en términos muy similares en Herrera, quien
sigue denunciando "el descuido de los nuestros i la poca afeción que tienen
a honrar la (lengua) suya", en sus Anotaciones a la obra de Garcilaso 21,
mientras a su voz unen las suyas Francisco de Medina y fray Luis de León.
Vuelve en este punto el Discurso a la situación de los compases iniciales
de la lucha del castellano por afirmar su dignidad en abierta emulación del
prestigio del latin, una situación que de forma esporadica salpica toda la cues-
tión lingüística a lo largo de la centuria, como aparece en sus años finales,
motivando la respuesta de fray Luis en la "Dedicatoria" del libro III de su
diálogo De los nombres de Cristo. Cuando los ecos mayores de la polémica
parecían haberse diluido, él recoge este sentimiento de desprecio por la len-
gua castellana, al que se viene a superponer, agravandolo, el descuido de su
ejercicio :
y aún pudiera esto sufrir o disimular, sino hobiera venido en tanto menos-
precio, que basta ser un libro escrito en Castellano para no ser tenido en
nada (págs. 51-52).
111 Véase el comentario a estas quejas en Romera-Navarro, ob. cit., págs. 214-215.
11 Obras de Garcilaso d, la Vega co" Ano/aciones de Fernand o de Herrera, Sevilla,
1580 (ed. facsimil por A. Gallego Morell, Madrid, CSIC, 1973), pág. 74.
del siglo x VI, al tiempo que conduce hasta posturas extremas en la aprecia-
ción de la lengua, derivadas de una consideración teórica de la misma. Mien-
tras que en 1546 Morales se encuentra con una tradición gramatical que ape-
nas sobrepasa las Introduc tiones grammalicae (1533) de Bernab¿ Bustos, en
el momento de la versión definitiva del Discurso puede conocer ya la gran
floración de obras de este tipo que ofrece la segunda mitad de la centuria, a
partir de la S uma y erudición de Gramnuítica (1550) del bachiller Francisco
Thámara o la Gramática castelloPla (1558) de Villalón, hasta los Principios
de gramática (1583) de Luis de Pastrana, sin olvidar la aplicación de los
mismos principios del arte a la retórica y a la poética, como hiciera Miguel
Sánchez de Lima en su Arte poético en romance castellano (1580) u.
No hemos hecho alusión a la auroral Gramático de Nebrija, porque el
propio Morales ni siquiera la menciona, pero sobre todo porque se aleja dia-
metialmente de sus postulados. De una paite, el periodo de tiempo transcu-
rrido, casi un siglo entre 1492 y 1586, no ha pasado en balde, y las posicio-
nes del Humani smo renacentista que sustentaban la piopuesta nehiicense es-
tán piácticamente olvidadas en la nueva edad. De otra parte, la concepción
que justificaba paia Nebiija la necesidad de los estudios gramaticales, y ésta
es la raíz fundamental de la tiansformación opeiada, difeiÍa notablemente de
la que servía de base a la posición de Morales, hasta el punto de convert ir su
diveigencia en oposición.
El enfoque del sevillano es historicista y de un esencial pesimismo, pues,
"más se puede temei el decendimiento della (de la lengua castellana) que es-
perar su subida", COmo afiima en la dedicatoria de la ob ra. Maicado por la
visión histórica con que nace la filología renacentista, Neb¡jja diiige su mi -
iada hacia atiás y busca su modelo en estadios anteriOies de la lengua, res-
pecto a los cuales contempla una amenazante c.lecadencia, influido también en
esto poi la platonizante idea de lo natural, que sitúa en 10 primitivo, poi más
cerCo'mo a la naturaleza, la perfección. La lengua castellana, unida por defi-
nición al contexto político, se sitúa en los umbiales de la nueva era imperial
con la perlección de lo primero ; de ahí que ante ella sólo se abia la perspec-
tiva de la decadencia, si no se somete a las reglas del arte. El arte se concibe,
así, como un método de fijación y de detención de la marcha evolutiva del
idioma.. Como señaló Green, esta teoría decadentista se halla enonnemente
Mas antes que pase más adelante en esta mi querella, quiero mostrar dos
errores muy comunes de nuestros Españoles, que son como fuentes de do mana
todo este descuido y como disfamia de nuestro lenguaje. Piensan sin duda vul·
garmente nuestros Espal'ioles primero que naturaleza enseña perfectamente
nuestro lenguaje y que como es maestra de la habla, así lo es de la perfecci6n
de elta, sin que haya aventajarse uno de otro en esto, porque naturaleza en-
seña a todos todo lo que en la lengua natural hay que saber. De aqul nace el
otro error tambi¿n muy grande de tener por vicioso y afectado todo 10 que sale
de 10 común y ordinario (~g. 52).
piensan que todo lo que es t:locuencia y estudio y cuidado de bien decir cs para
la lengua Latina o Griega, sin que tenga que ver con la nuestra, donde será
superfluo todo su cuidado. toda su doctrina y trabajo (pág. 52) .
Sin tales exemplos -insiste Morales hablando del latín y del griego-
no se podía perfeccionar el uso de la lengua en aquella parte, y que a faltar lo
que proveían. faltaría el bien que deseaban; y 10 mismo es en las formas y
maneras particulares de hablar, que llaman 'phrasis', y en todas las otras par·
tes del lenguaje, donde ayudada naturalen con el mejor uso saca más ventaja
y perfección (pág. 53).
Yo no digo que afeites nuestra lengua Castellana, sino que le laves la cara.
No le pintes el rostro, mas quítale la suciedad ; no la vistas de bordados, ni
recamos, mas no le niegues un buen atavío de vestido (pág. 53).
Por esto será tan importante la existencia de buenos ejemplos, para renovar
y dignificar la lengua sobre el principio de aucloritas 216.
El tono didáctico heredado del primer Humani smo se continuó hasta la
última parte de la centuria en posturas como la de Malón de Chaide, cuando
afirma en el prólogo a La conve,.sión de la Magdalena (1588), siguiendo a
San Agustín, " huelgo que me reprenda el gramático, a trueque de que todos
me enti endan " , actitud que sustentaba el empleo del romance en detrimento
del latín. Frente a este componente, Morales establece con claridad que el
modelo de elocuencia se aparta de la afectación, pero también del habla co·
mún . como también hacia por esas fechas fray Luís de León. La idea es cla·
ra y generalizada. Se trata de hablar en una lengua vulgar. en romance, pero
no de seguir una tradición vulgar. El proyecto es la renovación y dignifica·
ción de la lengua por el esfuerzo personal , a través del ejercicio y el cultivo,
siguiendo el arte de los buenos modelos. El ejemplo de Cicerón, el mismo
inspirador del estilo más aceptado durante el primer Renacimiento, ilustra
perfectamente el ideal estilístico mantenido por Morales a partir de la forja
de las ideas anteriores, girando alrededor de la separación del habla común:
Las mismas palabras con que TuJio decía una cosa son las que usaba cual·
quier ciudadano de Roma, mas él con su gran juicio, ayudado del arte y del
mucho uso que tenia en el decir. hace que sea muy diferente su habla; no en
los vocablos y propiedades de la lengua Latina. que todos son unos, sino en
saberlos escoger y juntarlos con más gracia en el orden y en la composición,
en la variedad de las figuras. en el buen aire de las cláusulas, en la convenien·
te juntura de sus partes, en la melodía y dul:r:ura con que suenan las palabras
mezcladas blandamente sin aspereza ... (pág. 54) .
,. Cfr. Lore Terracini, "Tradi:r:ione iIIust.re e lingua letteraria nella Spagna del
Rinascimento", en Studi dI! Ll!tltratura Spag1f.Ola, 1, 1964. págs. 61·98; 11, 1965. págs. 9·
94. Se recoge como .. Tradi:r:ione ilIustre e Iingua leteraria, problema del Rinascimento
spagnolo (da Nebrija a Morales)", en Lingua comt problnna "' , ob. cit.
Más adelante vuelve a insistir en este ideal estilístico, que conserva del mo-
delo anterior el papel fundamental de la selección, pero poniendo un énfasis
especial en la dispo.ritio de esos mi smos materiales -el principio de combi -
nación- , pues es en esta composición donde radica la perfección de la elo-
cuencia:
tomemos sólo lo que loca a l lenguaj e y a l primor y a la gracia que cabe en el,
que llaman 'elocución' los Rhetóricos Latinos, y tooa se ocupa en degír las
palabras y mezdarlas con tal concierto en lo que se dice, que se les añada
mucho de eficacia, asl para representar las cosas que quieren darse a entender,
como para que con mayor deleite se escuchen (pág. 55).
u Cfr. R. Menéndez Pidal, "El lenguaje del siglo X VI " , ob. cit., págs. 67-73.
11A. Alonso, Casullano. upañol, iditmltl ,",ciollDl: hi.rtON6 espiritual de tres nom-
bru, ed. cit., pág. 81.
sicos -Quintil iano, Suetonio Tranquilo, Cornelio Tacho-- cuma a los Pa-
dres de la Iglesia )' a los tratadistas cristianos -Lactancia, San Cipriano,
San Jerónimo--, en un mismo conjunto de modelos de bien decir. En este
contexto de la tradición clas;ca es en el que podemos explicar los ecos hora-
cianos que se perciben en la incipiente distinciÓn de las funciones del lenguaje
que plantea el Discurso, trabadas en estrecha relación con la dicotomía pTe-
\'iamente establecida entre la propiedad y la elocuencia:
Las palabras con que uno se contentara decir alguna cosa de manera que lo
entendieRn, (1 (Cicerón) hado con quitarles y añadirles, con trocarlas y revol·
verlas. y ata viarias con todo ader(,lO ()(' elocuencia, que demás de dar a en-
tender lo que se prctende. las cojan los oídos con más suavidad y enRfíen al
entendimiento más sabrosamente y con más gusto (pág. 54) .
Sin duda alguna estamos ante una nueva formulaciÓn del IdiJe et dulce
de Horacio, en la que junto a la estricta función de comunicación se encuen-
tra la de expresar)' mover, nrovere el detectare. La relación de los terminas
contrapuestos es clara y precisa. La lengua hablada puede alcanzar por la na-
turaleza y el uso la propiedad, y con ella puede comunicar las ideas. Pero es
sólo cuando a la naturaleza y al uso se suma el arte en la lengua escrita, cuan-
do se alcanza la suma elocuencia , que es la que proporciona, adttnás del efec-
to conativo sobre el receptor, el placer estético, un factor en progresiva valo-
rizacíón según la literatura va desprendiéndose del predominio del compo-
nente uti litario adherido durante la Edad Media y preservado por una im-
portante corriente del Humanismo renacentista 29,
Con este planteamiento, cuya base es la misma que la de la defensa de la
lengua liter·aria alejada del habla común, Morales se aparta ya en 1546 de
los ideales estilísticos del Renacimiento mas temprano. en busca de una am-
pliación de las posibilidades expresivas y esteticas, que rebasa sobradamente
los limites impuestos por la preceptiva sencillez renacentista de Valdés y del
propio Garcilaso. Ello implica, naturalmente, una propuesta de transforma-
ción de la lengua poética recibida del periodo anterior, una transformación
que sólo se puede llevar a cabo siguiendo las reglas del arte:
:18 Frente al modelo medieval del raronamiento escolástico, que persigue la verdad
y la certeza, el Humanismo, que desplau la lógica por la retórica, se orienta hada la
persuasión y la probabilidad. Cfr. Vicente M uñoz Delgado, .. Nominalismo, lógica y Hu-
manismo", en El era.smi..rmo esPOiiol, ob. dt., págs. 109-174. }oscph Pérez plantea otra
perspectiva de estas relaciones en "Renacimiento y escolastica", en Litera/ura ffl lo ;po-
ca dl'l Emperador. Acadt"lflio Littrario ReMun/ista. V , Universidad de Salamanca, 1988,
págs, 9-20. Para. la. formación y consolidación de los tópicos horacianos, vtase Antonio
Garcia Berrio, .. La form ación del 'patrón' renacentista de Horacio y 105 tópicos teórico-
literarios del Siglo de Oro espafiol", en Actas dtl l V Congreso In/#!t'"tUUialtal tI#! Hispa-
nistos, Universidad de Salamanca, 1982, p6gs. 573-589.
Junto con ~sto (el arte) faltan en nuestra lengua buenos exemplos d~1 bien
hablar en los libros, QU~ es la mayor ayuda que puede haber para pt'rf~ccio
narse un I~nguaje: y donde falta el arte la imitaci6n con los buenos dechados
alcanza mucho (pág. 56).
• Cfr. A. Alonso, ob. cit., pago 73. Juan Montero (La "Controversia" sobre las
.. AlWtacioMs" herreriana.r, Ayuntamiento de Sevilla, 1987) da cu~nta de las "aprecia-
ciones literarias " d~1 sevillano (págs. 68-70).
Sl Werncr Bahnt:r, La li"giHsticIJ upa;¡ola d~1 Siglo de 0,.0, ed. cit.. pág. 66.
No ~ puede dar del todo a entender cuán grande fue el amor que tuvo a
nuestra lengua, mas entiénde~ mucho cuando se: considera cómo un hombre
que tan aventa;adamente podía escribir en Latín y hacer mucho más estimadas
sus obras, por estar en aquella lengua, haciendo lo que los hombres doc:tos (:O.
múnmente hacen, no quiso sino escribir siempre en lenguaje Castellano, em·
pld.ndolo en cosas muy graves, con propósito de enriquecerlo con lo más ex-
celente que en todo género de doc:trina se halla (pág. 63).
las palabras no son graves por ser latinas, sino por ser dichas como a la gra-
vedad le conviene, o sean espafiolas o sean francesas; que si porque a nuestra
lengua la llamamos vulgar se imaginan que no podemos escrivir en ella sino
vulgar y baxamente. es grandísimo error u .
Cri stóbal Cuevas, moderno editor del diálogo luisiano, sintetiza perfectamen -
te la opinión del autor:
Nos volvttnos a encontrar con la acusación del descuido sufrido por nues-
tras letras, pues "agudos y altos ingenios" no faltan; y, junto a ella, la mi -
rada al modelo italiano, la misma mirada y el mismo lamento que dirigiera
Garcilaso cuando enviaba a doña Gerónima la traducción de II Cortegiollo
por su amigo Boscán, otra muestra de la generalizada corriente aquí comen-
tada. En ella Morales, además de preservar la obra de su tío y fijar una ima-
gen critica de la misma, plantea. el modelo teórico de la nueva norma estilís-
tica. E l que para ello utilice bases teóricas extendidas -aun dejando al mar-
gen toda cuestión de prioridades e influencias--- no desmerece el valor de su
Discurso, sino que lo resalta, pues en lugar de una originalidad nunca perse-
guida por los humanistas, encontramos en él las claves que lo convierten en
si ntomático reflejo de un debate trascendente en las modernas letras españo-
las y una de las posiciones más claras y avanzadas en la resolución del mismo.
" P . Mexía, Silva dr varia lución, ed. A. Castro, Madrid, Cátedra, 1989, págs. 162-
163. Cfr. la situación de este pasaje en el contexto de las mencionadas polémicas sobre
la lengua romance en M. Garda Blanco, La lfflguo tspa;¡ola tft la ¡/loca dt Carlos V,
ed. cit .. pá¡. 37.