Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

Antagonismo moral entre capitalismo y socialismo

Por BARBARA BRANDEN

EL CAPITALISMO y el socialismo han sido considerados tradicionalmente como


sistemas opuestos exclusivamente en lo económico y en lo político. Por lo tanto,
es en términos de principios económicos y políticos como se ha librado la batalla
entre ellos. Ciertamente, cada sistema representa en verdad una teoría mutuamente
excluyente en cuanto a las funciones propias del gobierno y al verdadero
funcionamiento de una economía, pero si uno examina sus dogmas, descubrirá en
la raíz de sus doctrinas especificas y prácticas, que los separa un desacuerdo más
fundamental.

Es en sus conceptos opuestos sobre la naturaleza del hombre y de sus relaciones


propias con los demás hombres—en lo que cada uno sostiene que es lo bueno, lo
justo, lo moral—donde está el nudo del conflicto entre el capitalismo y el
socialismo.

¿Qué es el capitalismo? Económicamente, es un sistema en el cual los


instrumentos de la producción son de propiedad de los individuos particulares que
los explotan en beneficio propio. Las mercaderías y los servicios se intercambian
por medio de la libre comercialización en un mercado libre, un mercado que no
está regulado por decreto burocrático ni por lo que aquellos que pretenden
representar a la mayoría deciden que es bueno para el pueblo; sino que se rige por
la ley de la oferta y la demanda, lo que significa: por la decisión voluntaria de cada
hombre determinando qué productos está dispuesto a producir, a comprar, y a
vender, y a qué precio, dentro del contexto del mercado en el que negocia. La
fuerza motriz del capitalismo, la fuerza propulsora que lo hace funcionar, es la
voluntad de los hombres y el esfuerzo que realizan para utilizar su capacidad
productiva con el objeto de crear riqueza. El fin que persigue el capitalismo es la
obtención de lucro—un lucro privado, personal y egoísta—que pueden obtener
todos los hombres desde el gran industrial hasta el tendero o el minero, cada uno
en la medida de su capacidad, su esfuerzo y sus dotes personales. El capitalismo
no aspira a lo que sus oponentes llaman "el servicio del bien público". Está
interesado exclusivamente en el bien particular de los ciudadanos individuales, y
sostiene que el bien debe ser logrado por esos ciudadanos como individuos.
Espera que cada hombre alcance las alturas a que puede llegar en el trabajo que ha
elegido, cualquiera sea éste, por su propia inteligencia, su propia voluntad, su
propia virtud, y su propio esfuerzo. El capitalismo espera, y por su naturaleza
exige, que cada hombre actúe en razón de su lógico interés propio. Así como no
espera que un consumidor pague por cualquier producto un precio mayor que el
más bajo al cual ese producto se puede obtener—ni espera que un trabajador
acepte en retribución de su esfuerzo un salario menor que el que puede pagar el
mercado—tampoco espera que el dueño de una fábrica venda sus productos a un
precio menor que aquel que el público está dispuesto a pagar. Los dos motores del
capitalismo son el lucro y la realización, uno en función del otro; el lucro no está en
proporción a las intenciones, los anhelos, las necesidades, o los deseos del
hombre, sino que está en proporción a lo que éste hace en realidad.

El sistema político lógicamente implícito en el capitalismo y que éste necesita, es el


que limita la función del gobierno a la protección de los ciudadanos contra la
violación de sus derechos, por la fuerza o el fraude y contra la invasión exterior.
Así como sus principios económicos no tienen como objetivo el "bien público",
tampoco lo tienen sus principios políticos; no reconoce la validez del concepto; no
admite que el bien de alguien se pueda lograr dejando que algunos hombres
decidan lo que ha de hacerse con la vida, la energía y las ganancias de otros
hombres.

Reconoce que todo bien es sólo inherente a los hombres individualmente y que no
hay razón moral alguna por la que se pueda obligar a un hombre a aceptar como
finalidad de su trabajo y de su vida, el logro del bien de otro hombre.

¿Qué es el socialismo? Económicamente es un sistema en el cual los medios de


producción son propiedad del Estado, no de los particulares, y son explotados en
beneficio de la colectividad, no para que los productores obtengan ganancias
personales. El Estado, no el mercado libre, es el que determina cómo y por quién
deben ser producidas las mercaderías y prestados los servicios y cómo y entre
quiénes deben ser distribuidos. El Estado se considera a si mismo la voz y la
expresión de la mayoría de sus ciudadanos; identifica el bien del Estado con el
bien público, y en cuanto a lo que se estima atañe al bien individual, sostiene que
el bien del individuo debe lograrse sirviendo éste al bien del público—lo que
prácticamente significa: sirviendo al Estado--, lo que en concreto significa:
sirviendo al grupo de hombres en particular que está en el poder en un momento
dado.

El socialismo se basa en la premisa de que el hombre, por su naturaleza, no es


apto para la libertad, que no se le puede confiar que independientemente busque y
consiga lo necesario para su vida, que no se puede confiar en que posea y
comercie libremente lo que produce, que, si se les deja libres, los hombres viven
como animales salvajes. Por lo tanto, los socialistas decretan que los hombres
deben producir de acuerdo a las órdenes de una autoridad superior llamada el
público, la sociedad o el Estado, y deben permitir que esta autoridad superior
utilice el producto del trabajo de los hombres como crea conveniente. Según el
socialismo los hombres deben producir no con fines de lucro sino con fines "de
utilidad", la utilidad del público, sin tener en cuenta la ganancia de los que crearon
lo que se está utilizando.

Cada vida constituye un fin por sí misma

¿QUÉ PREMISAS MORALES opuestas están implícitas en las doctrinas del


capitalismo y del socialismo?, ¿del individuo y del colectivismo?. Fue Ayn Rand,
en sus novelas en favor del individualismo, The Fountainhead y Atlas Shrugged,
quien definió el antagonismo fundamental entre el individualismo y el colectivismo,
y afirmó que sus conceptos morales opuestos se manifiestan en sus respuestas a
esta simple pregunta: ¿tiene el hombre el derecho a existir por sí mismo?

El individualista contesta: sí. El colectivista contesta: no, y afirma que el hombre


existe, no por derecho, sino en virtud de un permiso que le ha sido otorgado por la
sociedad, un permiso que depende de los servicios que él preste a la sociedad.

El individualismo sostiene que una vida humana constituye un fin por sí mismo. El
colectivismo sostiene que la vida del hombre es un medio para llegar a un fin que
debe ser designado por la sociedad. El individualismo sostiene que el hombre
posee, por naturaleza, el derecho a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la
felicidad. El colectivismo sostiene que el hombre posee, por naturaleza, el deber de
sacrificar su vida, su libertad, y su felicidad cuando y dondequiera la colectividad
se lo exija. El colectivismo considera al hombre como propiedad cuyo título ha sido
firmado, sellado y entregado a aquellos que alegan representar a sus semejantes;
el hombre debe existir para ellos, debe estar a su servicio y a sus órdenes.

Por mucho que insistan los colectivistas en que el individuo en realidad se


beneficia con su sistema, ninguna otra premisa puede respaldar la coerción de que
es objeto el individuo por voluntad de la masa, como la que establece que el
hombre no posee el derecho a existir por si mismo; la premisa de que el interés y el
beneficio propios son perjudiciales. Todos los insultos y todas las críticas que se
han proferido contra la economía libre se han basado siempre en el supuesto de
que no es moral que los hombres busquen su provecho y que la moralidad
consiste en sacrificar el interés propio al bienestar de otros.

Las preguntas que todo hombre que predica el colectivismo debe formularse son
éstas: ¿Tengo el derecho de forzar a otros hombres a trabajar en beneficio mío?
¿Son mías sus vidas? Si yo no tengo ese derecho, si ellos no son bienes de mi
pertenencia, ¿tengo el derecho de forzarlos a trabajar en beneficio de otros? Y si
yo no tengo este derecho, ¿lo adquiero en virtud del hecho de que otros hombres
como yo que se llaman a sí mismos "el público" desean unirse a mi en la actividad
de forzar a los hombres a trabajar para otros fines que ellos han elegido
voluntariamente? ¿No es acaso el derecho del hombre a existir lo que me hace
considerar como nocivos los actos de un asaltante que coerciona y que roba? ¿Por
qué este razonamiento pierde validez cuando la coerción y el robo son cometidos,
no por un asesino individual, sino por el Estado?

Las decisiones de la mayoría nos dicen lo que la gente desea en ese momento; pero no lo que le
convendría desear, si estuviera mejor informada. Y esas decisiones carecerían de valor, si no
pudieran ser modificadas por medio de la persuasión. Al estarse en favor de la democracia, tiene
que ser supuesto previo que toda opinión minoritaria pueda convertirse en mayoritaria.

F.A. HAYEK "The Constitution of Liberty".

La idea de que el gobierno deba ser guiado por la opinión de la mayoría, sólo tiene sentido en el
caso de que aquella opinión sea independiente del gobierno. El ideal democrático se funda en la
creencia de que la opinión que debe dirigir la acción del gobierno, se origina en un proceso
espontáneo e independiente. Por tal motivo, requiere la existencia de un amplio sector,
independiente del control de la mayoría, dentro del cual los individuos puedan formar sus
opiniones.

F. A. HAYEK, "The Constitution of Liberty"

La gente cree que en la economía de mercado existen "patronos", que son independientes de la
buena voluntad y el apoyo del pueblo. Eso es una ilusión. Los verdaderos "patronos" son los
consumidores; si éstos dejan de comprar en determinadas empresas o un producto, esos
empresarios se ven obligados a cerrar o a ajustar sus actos al deseo de los consumidores.

LUDWIG VON MISES

Si la verdadera chispa de la libertad religiosa y civil fuera vigorizada habría de convertirse en llama.
El poder humano no puede extinguirla. Como el fuego central de la tierra, puede quedar oculta
algún tiempo; puede el océano apagarla; pueden comprimirla las montañas; pero su fuerza
inherente e inconquistable habrá de sobreponerse tanto al océano como a la tierra, y tarde o
temprano, en un sitio o en otro, el volcán surgirá llevando su flamear hasta los cielos.

Políticas progresivas y regresivas de seguridad ciudadana en


Venezuela
Las políticas de seguridad de Venezuela son progresivas, estas medidas son necesarias para
controlar la delincuencia, las opciones sociales genéricas, como mejoramiento familiar y
fortalecimiento de la educación, predominan entre la población de más alto nivel
socioeconómico, mientras el mejoramiento del empleo predomina entre los más pobres. Si bien
medidas de regresión son sugeridas por todos los sectores sociales, los de más alto nivel
socioeconómico parecen inclinarse por aquéllas más moderadas, que guardan relación con la
efectividad del sistema de justicia dentro del marco de su operación ordinaria, mientras los
más pobres parecen inclinarse por aquéllas más extremas, como permitir la pena de muerte,
restringir las garantías constitucionales y militarizar la lucha contra la delincuencia
Las políticas requieren ocuparse, por una parte de la reducción de la desigualdad social y el
incremento del empleo, y por la otra, del fortalecimiento de la policía, en particular, de su
sistema de coordinación e inteligencia, para lo cual se contaría con participación ciudadana. A
pesar que la familia, la escuela y los medios de comunicación son mencionados dentro
del concepto más general de "seguridad permanente", no hay nada dentro de las estrategias y
las políticas específicas que tomen en cuenta estas instancias dentro de un modelo preventivo
se encuentran centradas en el incremento de la presencia policial ostensiva como elemento
disuasivo, con lo cual pareciera estarse enfatizando el segundo término de la ecuación
preventiva: la presencia policial.
Los planes de desarme son una política centrada a corto plazo en un control estricto centrado
en el decomiso de armas de porte cotidiano por parte de la policía, evitando su reciclaje, puede
significar una reducción significativa de los episodios de violencia extrema. Y a mediano plazo,
en la distinción entre porte (no permitido) y tenencia (admisible en la residencia, bajo ciertas
condiciones) que puede favorecer la restricción de la circulación cotidiana de armas de fuego
sin crear mayores resistencias en cuanto a la disposición de armas para la defensa personal.
Una política sensata debería apuntar a la supresión del porte cotidiano de armas entre todos
los particulares, al registro de seriales y balístico de las armas orgánicas de los funcionarios
autorizados, y a la destrucción rápida de las armas ilegítimamente portadas o detentadas. Si
bien puede haber un subregistro en la información que suministra la gente sobre las armas que
declara tener para defenderse, la consistente baja proporción de personas que reporta tenerlas
sugiere que los particulares no ven como la opción más ventajosa armarse
para enfrentar la delincuencia.
Dentro del marco de propuestas de políticas públicas para el control de la criminalidad y la
violencia, el nuevo modelo policial propuesto en el Decreto Ley sobre Policía Nacional y
Servicio Policial apunta en este sentido, y dado que la policía es una instancia fundamental
para la seguridad ciudadana, su aplicación y consolidación en el tiempo podría contribuir con
ello, siempre que se respeten los principios de transparencia, coparticipación y consenso
informado.
También predomina una campaña de control funcional, mediante protocolos de reporte de
episodios que incluyen cualquier uso del arma de fuego y supervisión diaria y concentrada,
todo esto ha contribuido a la reducción de la participación funcional en actividades delictivas. A
mediano plazo, estos procedimientos pueden consolidarse para desarrollar una cultura de
operación policial controlada y a fomentar buenas prácticas policiales como medidas
complementarias a las sanciones más graves de retiro y enjuiciamiento penal.
Los datos recabados hasta ahora no sugieren que la gente quiera prescindir de la policía, sino
que desea contar con una policía más efectiva, menos maltratadora y más supervisada para
adecuar su desempeño a la tutela de los derechos de los ciudadanos.
Se ha observado también un mejoramiento de los procedimientos de registro
y comunicación de información entre diversos tribunales y la policía, en cuanto a sujetos
solicitados, beneficios otorgados y cumplimiento o no de las obligaciones impuestas, lo cual
puede contribuir a la aprehensión y reclusión de quienes violan las condiciones bajo las cuales
fueron otorgadas medidas cautelares sustitutivas o beneficios en el cumplimiento de las penas.
A mediano plazo, una revisión de la superposición de beneficios y de la expansión de las causas
para reducir el monto de la pena efectivamente cumplida, incluyendo los casos de
los adolescentes sancionados por la jurisdicción especial, puede contribuir a la certeza y
prontitud en la aplicación de sanciones, reduciendo los márgenes de impunidad. Esto debería ir
acompañado de una diversificación de las sanciones penales, del mejoramiento de las
condiciones de reclusión y diversificación de los centros de detención y de la restricción de las
penas de prisión para los hechos más graves, violentos y de reincidencia comprobada.
Finalmente, la intervención en familia y escuela, la supervisión primaria, en cuanto a los niños
y
adolescentes, es fundamental en el proceso de socialización. Uno de los rasgos actuales es la
pérdida de autoridad de padres y maestros para orientar y contener a los jóvenes durante los
periodos que permanecen, al menos desde el punto de vista formal, bajo su custodia y
supervisión. Por lo tanto, se han desarrollado campañas intensas para
reducir conflictos interpersonales como consecuencia de conductas como extorsión,
promiscuidad y porte de armas en el ambiente escolar, que pueden escalar hasta
confrontaciones fatales fuera del recinto escolar. A mediano plazo sería útil reforzar la
autoridad de los maestros para que mediante la disciplina y el respeto procuren condiciones
más apropiadas para la escolaridad, desestimulando la deserción y el vandalismo

Represión política
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Para otros usos de este término, véase Represión (desambiguación).

La represión o persecución política es la acción por parte de una entidad estatal de


controlar a la ciudadanía mediante la fuerza por razones políticas, particularmente con el
propósito de restringir o prevenir su capacidad de tomar parte en la vida política de una
sociedad y reducir así su posición respecto de sus conciudadanos.12
Reprimir es contener, detener o castigar, por lo general desde el poder y con el uso de la
violencia, actuaciones políticas o sociales;3 la represión política niega e impide el ejercicio de
los derechos civiles y de libertad
política: expresión, reunión, manifestación, asociación, sindicación que suelen considerarse
propias de los sistemas democráticos.4

1. Capitalismo y socialismo
Existen muchas formas de explicar las diferencias entre capitalismo y
socialismo, dos sistemas económicos y filosóficos opuestos. Empecemos por
definirlos a ambos.

CAPITALISMO: El capitalismo es un sistema que se basa en la propiedad


privada de los medios de producción y la acumulación del capital como una
vía hacia la riqueza de las naciones. En este sistema, la oferta y la demanda,
elementos que componen la lógica del mercado, son quienes regulan la
distribución del capital y, por lo tanto, la asignación de los recursos.

Surgió como consecuencia del ascenso de la burguesía como la clase dominante en


la Edad Moderna y sobre todo luego de la Revolución Industrial, que permitió el
surgimiento de la sociedad industrial de consumo.

SOCIALISMO: Por su parte, el socialismo es una doctrina política y económica


que promueve la propiedad social y comunitaria de los medios de
producción, así como su administración por la clase obrera, el proletariado, con el
fin de construir una sociedad desprovista de clases sociales, en la que impere la
igualdad en la repartición de recursos y oportunidades.
El socialismo también proviene de las Revoluciones Burguesas y
del Liberalismo nacido de la Ilustración Francesa, pero no sería hasta el siglo XX,
con los aportes de Karl Marx y Federico Engels, que el socialismo abrazaría una
lógica “científica”, es decir, un modelo y un procedimiento, y dejaría así de ser
simplemente un modo de criticar al sistema imperante.

Al socialismo también se le conoce como comunismo, si bien ambos términos no


son exactamente lo mismo.

Fuente: https://concepto.de/capitalismo-y-socialismo/#ixzz6CGwVSIpx

Las contradicciones del capitalismo

Prologo

Prologo a la versión Sueca

Introducción

los capitulos
capitulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6 PDF

capitulo 1
1. Valor y trabajo asalariado
Modos de explotación
La teoría del valor del trabajo
Contradicciones del valor
Trabajo asalariado
La ley de la desigualdad
2. La acumulación de capital
Plusvalía relativa
Concentración y centralización
El “comunismo capitalista”
La cuestión de la competencia
Competencia y valor
3. Las crisis del capitalismo
El ciclo de crisis
Subconsumo
Desproporcionalidad
La caída de la taza de ganancia
El dilema del valor

LRP-EEUU/OCCI
Página principal en español
Página principal en inglés
Escríbanos

1. Valor y trabajo asalariado


Para entender cualquier sociedad moderna es esencial investigar más allá de las apariencias e
iluminar las leyes económicas fundamentales que la gobiernan, tal como Marx lo hizo con el
capitalismo. Dado que el sistema soviético fue la consecuencia de la degeneración de una sociedad
transicional entre el capitalismo y el socialismo, las leyes del capitalismo son el punto de partida
obligado para su estudio, incluso cuando consideremos que el sistema soviético hoy en día no es
capitalista.

Un hecho interesante a considerar es que cuando el presidente norteamericano George Bush visitó
Hungría en 1989 la Universidad Karl Marx de Budapest no requería más el estudio del mayor
trabajo científico de Karl Marx, El Capital. La excusa para ello era que se necesitaban teorías más
modernas, y en todo caso el colapso económico de los regímenes soviéticos había desacreditado al
marxismo. Probablemente las autoridades húngaras hubieran necesitado más capital
que Capital para salvar sus economías. Sin embargo, para poder entender lo que ocurrió en los
países soviéticos no cabe otra alternativa que Marx.

Marx le dio al Capital el subtítulo, “Una Crítica a la Economía Política”. Este es de hecho un
trabajo altamente polémico, dirigido contra los economistas vulgares y apologistas burgueses de sus
días. Pero no sólo a ellos: es también una crítica a los populistas pequeño-burgueses y anarquistas
que encontraban el origen del funcionamiento y las crisis capitalistas en la distribución en lugar de
hacerlo en la producción. Esto se aplica igualmente a sus símiles actuales, los marxistas de clase
media quienes ven el origen de las fuerzas que gobiernan el capitalismo está en las relaciones
interburguesas.

Por el contrario, nosotros realzamos el rol de la lucha de clases dentro de la producción -- la


transformación conciente del mundo material -- como la base de las leyes de movimiento de la
sociedad burguesa. En el núcleo de la teoría marxista está el reconocimiento de que la realidad
social, al igual que la material, está siempre en un proceso de cambio. Las leyes de cualquier
sociedad de esta forma también se desarrollan y cambian por medio de sus condiciones internas.
Esto también contrasta con las concepciones estáticas de los marxistas de clase media.

Modos de explotación
El Capital comienza con el siguiente párrafo breve: “La riqueza de las sociedades en las que el
medio de producción capitalista prevalece se presenta a si misma como ‘una colección inmensa de
mercancías’, siendo su unidad la propia mercancía. Nuestro análisis debe comenzar por lo tanto con
el estudio de la mercancía”.

Marx comienza su análisis con las mercancías, y para muchos marxistas es allí donde también
termina. Sin embargo, la clave del real significado de la idea de Marx está en la frase se presenta a
si misma -- o en alguna traducción alternativa, aparece. Marx usa ese término deliberadamente,
para distinguir entre apariencia y esencia. Sus volúmenes de estudios económicos están dedicados a
estudiar la realidad que hay detrás de las apariencias. El factor determinante del capitalismo no es la
simple existencia de mercancías sino la mercantilización del trabajo. Esto define el modo específico
de explotación del sistema, la forma en que la clase dominante se apropia de la plusvalía creada por
los productores.

Para ver que esta fue la visión de Marx, nosotros primero remarcamos que la clave de cualquier
sociedad está en la lucha entre la clase dominante y la clase productora. Así el Manifiesto
Comunista comienza diciendo: “La historia de toda sociedad jerarquizada existente es la historia de
la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señor y ciervo, amo del gremio
y oficial -- en una palabra, opresor y oprimido -- estuvieron en constante enfrentamiento,
desarrollado en una lucha ininterrumpida, ahora escondida, ahora abierta; una lucha que siempre
terminó en una reconstitución revolucionaria de la sociedad o en la ruina común de las clases
contendientes”.

El principal campo de batalla de la lucha de clases es la plusvalía. Lo que distingue una forma de
sociedad de las otras es la forma en que la clase dominante explota a la clase productora, es decir, la
forma en que la plusvalía es apropiada: “La diferencia esencial entre las distintas estructuras
socioeconómicas, entre por ejemplo, una sociedad basada en el trabajo esclavo y una basada en el
trabajo asalariado, descansa sólo en la forma en que el plusvalor creado por el trabajo es apropiado
a sus productores”.

FUNCIÓN ECONÓMICA DEL ESTADO SOCIALISTA: actividad económico-organizadora del


Estado que se expresa en la transformación revolucionaria de la economía capitalista en economía
socialista, en el desarrollo y en el perfeccionamiento de la producción social, en la dirección
planificada de la economía del país, en el control sobre la medida del trabajo y sobre la medida del
consumo, en la formación de una nueva disciplina laboral y de una actitud comunista hacia el
trabajo. La actividad económica del Estado socialista se basa en la propiedad social sobre los
medios de producción y en las relaciones socialistas de producción condicionadas por dicho
régimen de propiedad. En su actividad práctica, el Estado parte de las exigencias de las leyes
económicas objetivas del socialismo, de las exigencias ya maduras de la vida material de la
sociedad, de las condiciones concretas de la situación interior y exterior, y orienta el
desenvolvimiento de la economía en interés de la edificación del socialismo y del comunismo. La
función económica del Estado socialista se amplia y se perfecciona a medida que se desarrolla la
economía y la sociedad avanza hacia el comunismo. En el período de transición del capitalismo al
socialismo, el Estado socialista constituye la palanca fundamental de la transformación
revolucionaria de la economía capitalista en socialista, del establecimiento de las nuevas
relaciones de producción. El Estado nacionaliza los medios de producción más importantes
pertenecientes a las clases explotadoras, ocupa los puestos de mando en la economía nacional.
La propiedad socialista estatal (de todo el pueblo), desde los primeros pasos empieza a
desempeñar el papel rector en toda la economía. Partiendo de esta base, el Estado lleva a cabo la
transformación socialista de toda la economía. Dirige el proceso de industrialización del país y la
colectivización de la agricultura, ayuda a los campesinos a unirse en cooperativas de producción.
Con la victoria del socialismo, con el establecimiento del dominio absoluto de la propiedad
socialista en sus dos formas (de todo el pueblo y cooperativo-koljosiana), el Estado concentra en
sus manos la masa fundamental de los medios de producción, y ello le permite convertirse en el
organizador del desarrollo de toda la economía del país. En estas condiciones, la función
económico-organizadora del Estado socialista se desarrolla en toda su plenitud, y su manifestación
concreta se refleja en lo siguiente: el Estado, a través de sus órganos de planificación y de
administración, dirige y administra la economía nacional sobre la base del principio leninista del
centralismo democrático. Planifica el volumen de la producción, sus ritmos de crecimiento y su
estructura, determina la magnitud y la estructura de las inversiones básicas, el emplazamiento de
las fuerzas productivas, etc. Orienta el desarrollo de la ciencia y de la técnica. A través del sistema
de empresas comerciales, el Estado orienta también el movimiento de la masa fundamental de
mercancías, dirige la actividad del comercio cooperativo, y en virtud de los derechos inherentes al
monopolio estatal lleva a cabo todas las operaciones del comercio exterior. El Estado organiza el
sistema de finanzas y la circulación monetaria en el país, ejecuta lo establecido en el presupuesto.
Fija los precios en el comercio estatal y los precios de compra sobre la producción agrícola.
Establece el sistema de salarios y el modo de abonarlos en concordancia con el principio socialista
de la distribución con arreglo al trabajo. La función económico-organizadora del Estado
comprende, asimismo, la preparación planificada de personal calificado y su distribución en las
ramas de la economía nacional. La función económica del Estado socialista se manifiesta en el
hecho de que organiza el trabajo de millones de personas, las educa en una nueva disciplina
laboral y forja la actitud comunista hacia el trabajo. El Estado socialista organiza una estrecha
colaboración y ayuda mutua económicas con los otros países socialistas en el marco de todo el
sistema económico socialista mundial, y ello sobre la base del desarrollo planificado de la división
socialista internacional del trabajo, de la coordinación de los planes de economía nacional, de la
especialización, y cooperación de la producción, del intercambio de experiencia técnico-científica,
etc. El Estado socialista presta ayuda económica a los países en desarrollo para que alcancen su
independencia económica frente al imperialismo. Manteniendo consecuentemente el rumbo
leninista de la coexistencia pacífica entre estados con diferentes sistemas político-económicos, el
Estado socialista establece asimismo lazos económicos con los países capitalistas. El Estado
socialista despliega su actividad económico- organizadora sobre bases rigurosamente científicas
bajo la dirección del Partido Comunista, fuerza organizadora, dirigente y orientadora de la
sociedad. La entrada de la sociedad socialista en el período de la edificación del comunismo en
todos los frentes exige que siga intensificándose la función económica del Estado. Se debe ello a
las crecientes dimensiones y al nivel técnico de la producción social, a la necesidad de resolver la
tarea histórica de construir la base material y técnica del comunismo, lo que requiere el
perfeccionamiento constante de las formas de dirección y de planificación de la economía. A
medida que se forja la sociedad comunista, en la gestión de la economía nacional se introducen
principios sociales, se incorporan a ella organizaciones sociales y amplias masas del pueblo, con lo
que se manifiesta el proceso de transformación gradual de la organización estatal socialista en
autogestión social comunista. En la sociedad comunista desarrollada, "los organismos de
planificación y contabilidad, los de dirección de la economía y de fomento de la cultura, que en la
actualidad son estatales, perderán su carácter político y se convertirán en organismos de
autogestión social" (Programa del P.C.U.S.).

Volver al Diccionario de Economía Política


de Borísov, Zhamin y Makárova

Volver al índice de Diccionarios de Economía y Finanzas

Volver al índice de la Enciclopedia de Economía EMVI

Problemas sociales en Venezuela


Los problemas sociales en Venezuela son de muy variada índole, y afectan a todos y cada uno
de los estratos sociales que conforman nuestra sociedad. El desempleo, el subempleo, la
marginalidad, la seguridad social, la seguridad personal, la delincuencia, la drogadicción, la
prostitución y el embarazo precoz, son sólo algunos de tales problemas, los cuales
serán tratados con cierto detalle en el presente trabajo. Como se verá en el desarrollo de este
trabajo, estos problemas están íntimamente interrelacionados.
Es de destacar que, a juicio de la autora de este trabajo, la mayoría, sino todos, estos problemas
tienen causas comunes, entre las que resaltan la falta de educación del grueso de la población
así como la corrupción que se ha instaurado en muchas instancias gubernamentales.
Venezuela es uno de los países de Latinoamérica que va en picada en todos los aspectos. Una de
las razones, a mi entender, es el populismo de las medidas implementadas por
el Gobierno Nacional, las cuales, hasta ahora, lejos de solucionar los problemas, los han
acentuado.
La pretensión del Presidente de la República de conducir al país hacia el Socialismo,
como sistema de gobierno, ha derivado en la expropiación de tierras productivas, por el solo
hecho que estaban en manos privadas. Asimismo, la estatización de empresas privadas, como
empresas de alimentos, textileras, cementeras, siderúrgicas, metalmecánicas, etc., ha devenido
en la disminución importante de la producción de éstas. En algunos casos, se ha causado la
paralización total de la producción y la necesidad de decretar vacaciones colectivas para el
personal de las mismas, como ocurrió en algunas empresas básicas de la Región Guayana.
Por otra parte, a pesar de la asignación de lotes de terrenos aptos para el desarrollo de
actividades agropecuarias a campesinos, los índices de producción de rubros importantes como
la leche, la carne y productos agrícolas en general, han disminuido o se han mantenido iguales
a las cifras de hace diez años.
Si bien es cierto que el Gobierno Nacional ha implementado las llamadas "misiones" como
mecanismos de distribución de ayuda a los sectores más necesitados, no menos cierto es que
el mantenimiento o disminución de los índices de producción de alimentos hace imposible la
cobertura del aumento de la demanda por parte de dichos sectores, provocando,
contrariamente, la afectación de los sectores que tradicionalmente eran abastecidos. Como
ejemplo de esta situación, se puede mencionar que casi todo el año 2007 hubo
una escasez notoria de alimentos básicos, como leche, huevos, carne, arroz, azúcar, harinas,
granos, café, etc.
Para cubrir estas deficiencias, el Gobierno Nacional ha incrementado considerablemente
la importación de tales rubros, al punto de que los representantes de los productores
nacionales, como el Presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (FEDENAGA) ha
expresado en repetidas oportunidades su preocupación por el sensible aumento en
las importaciones de carne y de leche, en tanto que el Gobierno Nacional insiste en desconocer
los pedidos de esta importante organización. Por otra parte, el sector empresarial, en voz del
Presidente de la Federación de Cámaras de empresarios (FEDECAMARAS), también ha hecho
públicas sus manifestaciones de rechazo a ciertas políticas tendentes a mermar
la productividad del sector privado de la Economía.
La construcción de importantes obras de infraestructura es concedida preferentemente a
empresas transnacionales, dejando de lado a las nacionales, como fuera el caso de la
construcción del segundo puente sobre el Orinoco y la reconstrucción del viaducto de la
autopista Caracas - La Guaira.
La contratación de estas obras no ha estado exenta de las críticas por sobreprecio y cobro de
comisiones por parte de funcionarios públicos. El caso más reciente que se ha conocido sobre
estas irregularidades lo constituye las irregularidades que se han dado a conocer a
consecuencia de los contratos establecido entre el Gobierno Nacional y la empresa alemana
SIEMENS, la compañía de ingeniería más grande de Europa, a la cual le fueran otorgados los
contratos del Metro de Maracaibo y de Valencia, con notorias comisiones millonarias en
dólares, que fueron pagadas por aquella empresa a altos funcionarios públicos y militares de
este país. El hecho de que la ganancia que obtendría SIEMENS, calculada en 643 Millones de
dólares, resulta grosera y desproporcionada, al punto que altos funcionarios de esta empresa
han sido enjuiciados tanto en Europa como en Estados Unidos, por la práctica de estas
conductas dolosas y antiéticas. Por contraste, la autoridades en Venezuela no se ha querido
abrir siquiera una investigación cobretales hechos.

También podría gustarte