Dislalia y Sus Repercusiones en El Aprendizaje

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DISLALIA Y SUS REPERCUSIONES EN EL APRENDIZAJE

Por Néstor Antonio Pardo Rodríguez


Terapeuta del Lenguaje / Fonoaudiólogo
[email protected]

Tradicionalmente se define la Dislalia o Trastorno Fonológico como una alteración o trastorno


del habla, entendiéndose ésta como el acto motor que conlleva la articulación de sonidos en la
expresión oral o modalidad comunicativa audio – oral. NO ES un trastorno del Lenguaje.

DISLALIA O TRASTORNO FONOLÓGICO

Los prefijos como "dis" tratan de establecer parámetros clínico – patológicos (criterios de
enfermedad) a hechos que muchas veces son solo producto del normal desarrollo de la persona,
o no son tan graves como podría pensarse. El profesional debe ser cuidadoso al emitir estos
diagnósticos, ya que producen generalmente ansiedad a los padres de familia. Es mejor hacer
una explicación sencilla sobre su caracterización y la manera de abordarlo desde el hogar y la
consulta.

Algunos niños con ―Dislalia o Trastorno Fonológico presentan un retraso significativo,


respecto a otros individuos de su edad, en la adquisición y maduración de los esquemas
motrices del habla y en la producción de la palabra.

Es de anotar que los sonidos del habla, al igual que todos los que se producen en la naturaleza
no son tonos puros, sino complejas mezclas que se congregan en un espectro, por lo cual el oído
debe ser capaz no sólo de captarlos, sino de analizarlos y enviarlos al cerebro para que éste
identifique los mensajes que portan.

Para Cromer (1978), Di Nicola (1979) y otros, siguiendo un proceso evolutivo, los órganos del
hombre destinados primariamente a la respiración y a la alimentación han desarrollado la
función adicional de proferir una rica sucesión de sonidos, cuyo uso es aprendido desde la más
temprana infancia y se utilizan simbólicamente con otras personas que tienen la misma lengua y
están en capacidad de percibirlos y comprenderlos. Por esto, al habla se la conoce algunas
veces como ―función superpuesta.

DISLALIA FONÉTICA:

Es la más típica y fácil de reconocer por parte de padres, educadores o especialistas. El niño o
la niña pronuncian inadecuadamente ciertos sonidos, de una manera sistemática y repetitiva.
Estos errores tienen un origen fonético / práxico: les falta dominio de las praxias
bucofonoarticulatorias, o pueden tener malos hábitos de masticación, deglución y respiración.
Se les dificulta encontrar el punto y modo de articulación de los sonidos del habla, sin que esté
afectada notoriamente la capacidad de reconocer los fonemas o existan alteraciones
significativas en la información que llevan los pares craneales a los músculos de las estructuras
fonoarticulatorias.
Ocasionalmente podrían presentarse dificultades en la habilidad motora, existiendo una
relación directa entre problemas psicomotores y el habla. Los patrones inadecuados van
desapareciendo al tiempo que la persona adquiere mayor habilidad en las destrezas motoras
finas. En este sentido, el tratamiento irá enfocado no solo a las estructuras orofaciales, sino a
todo el aspecto psicomotor del sujeto y a otros factores intervinientes desde lo socio –
emocional, etc.

DISLALIA PURA:

Según la concepción de Bloomfield (1933), los fonemas de una lengua no son sonidos, sino
conjuntos de rasgos sonoros que los interlocutores se hallan adiestrados en producir y
reconocer dentro de la corriente sonora del habla. Esto ha sido comprobado por diferentes
autores, entre ellos Bailey (1983), para quien los diferentes sonidos del habla se distinguen
acústicamente por la envoltura del espectro, y particularmente por la frecuencia de los picos
espectrales. Estos surgen de las resonancias del tracto vocal y se denominan formantes,
identificados por medio de un número (f1, f2, f3, f4, etc.), siendo el primer formante el de más
baja frecuencia. Es decir, que el conjunto de formantes (rasgos sonoros) conforma un espectro
cuyo corpus o envoltura es en sí lo que constituye el sonido del habla que cognitivamente
reconoce el ser humano como fonema.

Cuando las dificultades en articulación del habla se deben a fallas en las habilidades de
reconocimiento, discriminación y organización del inventario de los fonemas en un sistema que
le sirva para manejar las diferencias de significado, estaríamos hablando de problemas
fonológicos y no meramente fonéticos que afectan la pronunciación.

Dentro de la Dislalia Pura podríamos ubicar la Dislalia Audiógena, ya que los niños con pérdidas
auditivas, sean permanentes o intermitentes por un largo tiempo, no se benefician
suficientemente de la estimulación normal del lenguaje para mantenerse dentro de los
parámetros temporales normales para la adquisición de éste. Diversos investigadores han
reportado que el aprendizaje se retrasa en niños con estas patologías (Eisen, 1962; Holm y
Kunze, 1969; Kaplan, Fleshman y Bender, 1973; Katz y Ullmer, 1972; Needleman, 1977). Esto
podría explicarse teniendo en cuenta los estudios de Werker (1982), Werker, Gilbert,
Humphrey y Tees (1981); Werker y Tees (1984) los cuales han demostrado que durante la
segunda parte del primer año, los infantes pueden gradualmente perder capacidad para
distinguir contrastes sonoros no usados en su idioma nativo.

De otro lado, Stark (1988) estudió el desarrollo fonológico de 45 bebés, con edades entre los
2 y los 18 meses, aparentemente normales de acuerdo con los reportes del nacimiento y
antecedentes pediátricos. Ella examinó a 30 de éstos cuando estaban en segundo grado y
concluyó que las subsecuentes dificultades en la lectura podrían predecirse sobre la base de la
identificación temprana de un retraso en el desarrollo fonológico. Sugirió que un significativo
incremento en la latencia del desarrollo de las habilidades motoras del habla debería
considerarse como predictor de la dificultad para la lectura. Broman, Bien y Shaughnessy
(1985) en una investigación sobre los niños con bajos niveles de adquisición de la lectura
notaron que éstos tienden a presentar una historia de problemas en la producción e
inteligibilidad del habla, sugestiva de un retraso en la maduración del sistema nervioso central.
DISLALIA PSICÓGENA:

Nelson (1985), demostró que los niños que gozaban de la oportunidad de salir más a menudo de
sus casas, tenían mayores niveles de adquisición de lenguaje que otros niños. Las salidas y el
cambio de actividades rutinarias dentro del hogar, pueden generar diversas experiencias que
proporcionan tanto el contenido como la motivación para compartirlas mediante el discurso.

Corresponde a la familia el establecimiento de unas relaciones reforzantes, la creación de un


ambiente de estimulación desde períodos tempranos del desarrollo lo que repercute
significativamente en la competencia social, salud, bienestar emocional, desempeño intelectual
e independencia personal, entre otros. Los trastornos de tipo afectivo pueden incidir sobre el
desarrollo general del niño o la niña y específicamente en el lenguaje o habla.

Por otra parte, algunos autores proponen dentro de la Dislalia o Trastorno Fonológico
Psicógena aquellos errores de articulación del habla originados por deficiencia intelectual.
Pensamos que no se deben confundir situaciones y entidades. En estos casos, es obvio que el
desarrollo fonético y fonológico se caracteriza por estar desfasado en el tiempo, incompleto y
con deficiencias significativas en la discriminación fonemática, pero muchas de las dificultades
que complejizan la expresión oral son de origen disártrico y producen además una deficiente
modulación vocal.

DISLALIA ORGÁNICA (DISGLOSIA).

Se genera como secuela de malformaciones de las estructuras del mecanismo fono –


articulador del habla. Obviamente deben comenzar a solucionarse con la corrección de tales
malformaciones.

RELACIÓN DE LA DISLALIA O TRASTORNO FONOLÓGICO CON LA LECTURA Y LA


ESCRITURA

Para Tsvétkova (1977), la lectura es un proceso que tiene mucho en común con la escritura y
que a la vez se distingue de ella en muchos aspectos. Mientras que la escritura va desde la
representación de la expresión que procede anotar, pasa por su análisis sónico y termina en el
recifrado de los sonidos (fonemas) en letras (grafemas), la lectura comienza por la percepción
del conjunto de las letras, pasa por su recifrado en sonidos y termina con la identificación del
significado de la palabra. Tanto la escritura como la lectura son procesos analíticos - sintéticos
que comprenden el análisis fonológico y la síntesis de los elementos del discurso.

A menudo, y de manera popular, se dice que escribimos como hablamos. Esto indicaría que
todos los niños que presentan Dislalia o Trastorno Fonológico serían malos lectores y
escritores. La realidad nos demuestra algo diferente. Hay una relación estrecha entre la
conciencia fonológica y la lectura o la escritura y no con lo meramente fonético.

Aunque en español hay una gran cercanía de transcripción de las letras o grafemas con su
correspondiente sonido, esto no es así en todos los casos. Presentamos algunos ejemplos a
continuación, con una representación figurada de la articulación de los sonidos. Como se ve, no
todos los grafemas coinciden plenamente con los sonidos del habla. Algunos no suenan como la h
o la u en que o gue. Igual, hay cambios en la pronunciación de g y j o x. De otro lado, debemos
analizar cómo hacemos para comprender un texto en otro idioma si no somos competentes en
su pronunciación. Si lo fonético fuera la base, no podríamos comprenderlo.

La edad ideal para iniciar una terapia logopédica o del habla formal, es hacia los 4 años. Antes
de ello, la familia, con una adecuada asesoría por parte del Terapeuta del Lenguaje,
Fonoaudiólogo o Terapeuta del Lenguaje o Fonoaudiólogo, puede ayudar al niño a superar el
problema.

La intervención terapéutica debe ser específica para cada persona y en lo posible


transdisciplinar, centrándose primero La intencionalidad e inteligibilidad del discurso. El
tratamiento debería concluirse antes de la vinculación del niño a un programa escolar, para
prevenir y evitar dificultades en el aprendizaje de la lectura y en el proceso de asociación
fonema - grafema.

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