Entrevista Martín Kohan - Sobre Glosa
Entrevista Martín Kohan - Sobre Glosa
transitó por temas como las tradiciones literarias, las funciones de la lectura y de la
escritura, la condición de
-Todo escritor que toma posición desde el campo de la izquierda se enfrenta a una
pregunta: ¿cómo se conectan la práctica
literaria con la práctica política? En nuestra tradición hay algunos modelos. Tal vez el
más emblemático sea la posición de
Rodolfo Walsh, pero es claro que existieron y existen otras estrategias para esa
articulación ¿Cómo te planteas vos este
problema?
–Lo veo como un problema, precisamente. Por lo pronto, si uno piensa desde Walsh
aparece una cuestión fundamental que es la
cuestión de la función literaria. Creo que está ahí el modelo de Sartre, esa formulación
del compromiso que se transformó
Ese problema me parece que se desglosa en lo que serían dos términos distintos pero
que a veces se usan como
intercambiable con la de escritor, pero que se pueden superponer) y lo que sería una
división política de los temas de la
literatura.
En el caso de Walsh, yo creo que esto es sintomático. En Operación Masacre se
propone un tipo de intervención que no sólo
efecto sobre el estado de cosas. Eso quiere decir que el propio Walsh percibe que para
dar potencia a esa intervención
tiene que dejar de lado la ficción. Y para mi ahí resuena la expulsión de la poesía por
parte de Sartre.
Durante mucho tiempo nos dispusimos a creer que a Walsh lo balean en la esquina de
Entre Ríos y San Juan como consecuencia
llevan, los militares no sabían todavía de la Carta. Creo que ese es el último momento
de confiar en la eficacia de la
lo llevan por eso, sino por su militancia política activa y su relación con la lucha
armada, me parece que es un momento de
-Si bien la posición de Walsh se vuelve más nítida, su generación produjo otras
posiciones desde el campo de la izquierda.
De Ricardo Piglia a David Viñas, pasando por Abelardo Castillo o Haroldo Conti. ¿En
qué tradición o con qué escritores te
-Yo abro el abanico a Viñas, a Piglia, porque no pienso la literatura como la pensaba
Walsh. Mis ideas van por el lado de
la mediación, de todo eso que parece un obstáculo, una demora. Creo que lo otro es la
ilusión de la eficacia. Yo creo que,
dictador que se preocupa. Porque su fantasía es que Rosas lo lee. Y, de hecho, piensa
que Rosas cae un poquito a causa de
como desalojada del problema. Lo que yo señalaría como lugar de articulación viene
por parte de un escritor que no sé si
paradigmática. Para mí Glosa es la mejor novela política que tenemos. Y alguien puede
preguntar: ¿Glosa? ¿Que tiene páginas
y páginas describiendo cómo un personaje baja un pie del cordón y pisa el asfalto?
¿Que tiene una página entera sobre cómo
suponer que desalojando la certeza del mensaje uno está desalojando la política. Esa
discusión se puede dar de muchos
modos. Uno es Saer, la lectura política de Saer. Hacer de Saer el escritor político. Piglia,
que hace algo parecido con
Macedonio Fernández, quien era leído como una especie de precedente de la tradición
Florida, los esteticistas, los
diría: Castelnuovo denuncia las injusticias sociales. Piglia dice: Macedonio. Ahí hay
política.
política –y sabemos que esto tiene sentidos múltiples, desde los políticos profesionales
hasta el campo popular- ¿qué tipo
sentido, etc. Pero en términos sociales, ¿qué incidencia puede tener si un libro de
literatura argentina contemporánea
ronda los setecientos lectores? Para tomar dimensión: hace un tiempo Telefé dio de
baja una novela que iba a las ocho de la
noche porque medía 1,5 de rating. Eso significa, digamos, 150 mil personas o algo así.
Ningún libro vende 150 mil
ejemplares. 1500 se considera muy bien. Estamos manejando una escala modestísima.
Un editor dice que un libro funcionó si
vendió mil ejemplares. ¿En cuánto? Si vende mil ejemplares en tres meses, estamos
hablando de un batacazo. Entonces, por un
lado podríamos pensar cómo la literatura altera un régimen de sentido, cómo altera
una idea de representación o, para
seguir con el ejemplo de Glosa, podemos pensar cómo politiza la literatura no desde el
realismo sino desde una posición
queremos pasar a otro tipo de articulación, que sería pensar cómo funciona todo esto
en la realidad política, la respuesta
es: nada. Porque aún en Glosa –que es la novela por la que yo me hubiera cortado una
mano por haber sabido escribir, y no
nada.
muchas veces sucede que ese prestigio funciona como obstáculo. El ejemplo de
Borges: cualquiera puede decir que es un genio
pero casi nadie lo lee porque, precisamente, es un genio y entonces es muy difícil.
Y es lo que uno percibe en la política –aunque habría que empezar por desglosar este
campo porque no es lo mismo la
izquierda, el kirchnerismo o el macrismo- pero hay algo de esto. El fetichismo por los
escritores –que a mí siempre me
parece siempre ridículo- pero sin lectura de por medio, que termina resultando una
admiración hueca. Detesto el culto al
escritor en tanto escritor, porque esa veneración vacía para lo único que sirve es para
satisfacer el ego de los escritores
escena típica de esto sería la interrupción de alguien que está leyendo cuando llega
otro y le dice: ya que no estás
haciendo nada… Creo que ahí hay una cuestión que es pensar la acción como un
mandato. Es la escena que ha trabajado Piglia
Lo mismo sucede con la politización de la literatura, porque si uno considera que hay
que politizarla es porque supone que,
de por sí, no es política. Y yo creo que la literatura sí es política y que no hay que
quitarle la dimensión formal para
politizarla, como tampoco creo que haya que pasar de la literatura a la acción. La
literatura es acción. Lo que no quita
-¿Y qué tipo de representaciones sobre la literatura creés que se podrían encontrar en
esos campos que nombrabas antes:
-Me ha tocado circular en algunas ferias de libro y los discursos inaugurales los hacen,
por lo general, los gobernadores,
o en textos preparados por un asesor. Habría que sistematizar esas intervenciones. Por
ejemplo, escuché el discurso
Cristina Kirchner en la Feria de Libro de Frankfurt. Yo pude notar ahí mi relación con el
kirchnerismo porque me motivó a
cómo hacen entrar a Cortázar ahí. También veo el retorcimiento con Borges porque no
pueden no nombrarlo, pero al mismo
tiempo no les cierra. ¿Qué hay detrás? El intrincamiento del peronismo con Borges.
Por eso decía que no es posible una única formulación. En el campo de la izquierda es
muy interesante el modo en que se
podemos pensar en los políticos que hacen discursos sobre literatura, como el caso de
CFK en Frankfurt, pero también
nos encontramos con que el gobierno no puede elegir una frase de Borges para poner
en el subte porque le atribuye una que
-Una de las formas para resolver esta articulación entre literatura y política es la idea
de considerar al escritor como un
productor y desde ahí se abren una serie de preguntas ¿El escritor es un trabajador?
¿Puede organizarse? ¿Es posible
-Hace poco circuló una declaración que yo no firmé porque tengo una enorme
cantidad de dudas. Estoy de acuerdo con la
formulación inicial y comenté con los compañeros que efectivamente estoy en contra
de todas las formas de
de enfrentar a los escritores que viven de rentas y tienen todo el tiempo del mundo,
porque eso es la desmaterialización no
solo corpórea sino económica del universo de la literatura y eso sólo puede verse
como un lujo de la gente que tiene plata.
para escritores. Estoy de acuerdo pero ¿con qué aportes?, ¿cuánto valor producimos?
Por supuesto que nos pagan menos que el
valor que producimos, en eso consiste la explotación. Pero si vendemos mil ejemplares
al año y aunque en vez del 8 por
ciento las editoriales nos dieran el 30 ¿Cuánto sería? Los escritores no producimos
guita. Tenemos una altísima producción
de valor simbólico pero la demanda no está en el nivel metafísico o abstracto sino que
intenta pensar la materialidad de un
trabajo. ¿Cuánto valor producimos? Si vos publicás una novela que se vende a 200
pesos y se venden mil ejemplares en el
año, estamos hablando de 200 mil pesos. Eso, a su vez, tienen que dividirse en 12
meses, ¿qué nos da? 16 mil pesos por mes.
Y esto desde una mirada optimista, desde una novela a la que podemos decir que le
fue bien. La pregunta es, en lo que es
plausible de ser generalizado, ¿cuánto producimos? Si tengo que aportar a una caja
para jubilarme como escritor tengo que
tiene un mercado.