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FALLOS ADMINISTRATIVO I

POTESTADES DISCRECIONALES Y REGLADAS

· "Consejo de Presidencia de la delegación Bahía Blanca de la Asamblea


Permanente por los Derechos Humanos" (1992): Hechos: El Consejo inicia
acción de amparo porque se le había cancelado la emisión de un programa en
una radio nacional. Corte: La CSJN sostuvo que no existen actos reglados ni
discrecionales cualitativamente diferenciables, sino que existen actos en los que
la discrecionalidad se encuentra cuantitativamente más acentuada que la
regulación, y viceversa. En cuanto a cuáles son los elementos reglados del acto
adminstrativo, la Corte sostuvo que el control judicial de los actos denominados
tradicionalmente discrecionales o de pura administración encuentra su ámbito de
actuación en los elementos reglados de la decisión, entre los que cabe
encuadrar, esencialmente, a la competencia, la forma, la causa y la finalidad del
acto, se traduce así en un típico control de legitimidad ajeno a los motivos de
oportunidad, mérito o conveniencia.

· "Zarlenga": Leer el word que esta en el moodle sobre el fallo con comentario de
Comti.

AUTONOMÍA, AUTARQUÍA Y DESCENTRALIZACIÓN

· "Rivademar c/ Municipalidad de Rosario" (1989): Hechos: Rivademar era una


pianista que había sido contratada en 1983 como empleada permanente de la
municipalidad. En 1984, por un decreto sancionado por el intendente, se deja sin
efecto todas las incorporaciones laborales, incluída la de Rivademar. Rivademar
impugna el decreto sosteniendo que es contrario a la ley provincial 9286. La
municipalidad, por su parte, sostiene que dicha ley es inconstitucional, ya que le
impide organizar su propio personal. Asímismo, va en contra del art. 5 C.N., ya
que afirma que la provincia al asumir funciones que corresponden a los intereses
de cada localidad, se desnaturaliza el régimen municipal, debido a que lo
referido al estatuto y escalafón del personal compete a la municipalidad y no a la
provincia. La Suprema Corte de Santa Fe falla a favor de Rivademar. La CSJN,
en cambio, entiende que una ley provincial no puede privar al muncipio de las
atribuciones necesarias para el cumplimiento de sus fines, entre los que se
encuentran las facultades de designar y remover a su personal. Sostiene que los
municipios son órganos de gobierno, con límites territoriales y funcionales, y no
meras delegaciones administrativas. Por lo tanto, resolvió a favor de la
Municipalidad de Rosario.

· "La Buenos Aires Compañía de Seguros c/ Petroquímica Bahía Blanca"


(1988): Hechos: La Buenos Aires S.A. demandó a la petroquímica con el objeto
de que se ordene otorgar vista de las actuaciones producidas por la demandada
en relación a la oferta presentada en una licitación pública. Corte: La CSJN
sostuvo que la demandada se encuentra regulada por un régimen mixto, ya que
se encuentra regulada por las normas del derecho privado y por las del público y
que, el carácter parcial estatal que tiene la petroquímica tiene como correlato la
sujeción a los principios propios de la actuación pública. Al ser una empresa con
participación estatal mayoritaria, y en la que la mayoría de sus directores eran
designados por el Estado, se interpretó que emitía actos equiparables a los de la
autoridad pública, por lo que también queda alcanzada por la obligación de dar
acceso a la información que le fuere peticionada. Por último, se estableció que
las sociedades anónimas de participación estatal mayoritaria pertenecen a los
organismos descentralizados del Estado. Por tal motivo, la Corte resolvió dar
traslado de las actuaciones por un plazo de 10 días a la demandante.

· "U.B.A. c/ Estado Nacional s/ inconstitucionalidad de decreto" (1991):


Hechos: La Universidad de Buenos Aires solicitó la declaración de
inconstitucionalidad de varias normas contenidas en la ley de Educación
Superior y en su decreto reglamentario, en el entendimiento que ellas vulneran
principios constitucionales de autonomía y autarquía de las universidades y
afectan la gratuidad de la enseñanza pública. Corte: La CSJN que a diferencia
de las provincias, que en nuestra estructura constitucional son las únicas
entidades autónomas porque se dictan sus propias normas las universidades
nacionales sólo están dotadas de autarquía administrativa, económica y
financiera, para adoptar y ejecutar por si mismas las decisiones que hacen al
cumplimiento de sus fines. La denominada autonomía universitaria no impide
que otros órganos controlen la legitimidad de sus actos ya que las decisiones
universitarias no escapan al ámbito de aplicación de las leyes de la Nación ni
confieren privilegios a los integrantes de sus claustros. Por otra parte, al ser el
presidente el jefe supremo de la nación, se le acuerda a la administración central
una actividad de contralor respecto a las entidades autárquicas y también sobre
las universidades nacionales. Por último, la Corte entendió que es dable inferir
que si los entes autárquicos no están legitimados para impugnar
administrativamente los actos de la administración central, menos pueden
hacerlo judicialmente ya que el sistema establecido por los arts. 23 y 25 de la ley
19.549 supone el previo agotamiento de las instancias administrativas. En
consecuencia, en mérito de las razones precedentemente expuestas, cabe
concluir que no hay en autos un "caso" a "juicio" propiamente dicho y no hay
materia justiciable que quepa a esta Corte decidir, por lo que rechazó la
demanda de la U.B.A.

· "Monges, Analía c/ U.B.A." (1996): Hechos: La actora demandó a la U.B.A.


solicitando la nulidad de la resolución 2314/95 por la que se dejó sin efecto el
Curso Preuniversitario de Ingreso a Medicina. Corte: La CSJN falló a favor de la
demandante, sosteniendo que la autonomía universitaria consiste en que cada
universidad nacional establezca su propio estatuto y se rija por ellos, elija sus
propias autoridades, designe a los profesores y la disciplina interna. Tal actividad
debe establecerse sin interferencia del poder legislativo y ejecutivo. Afirmó que
la diferencia entre autonomía y autarquía radica en el origen de las respectivas
potestades, y en modo alguno en la extensión de éstas. En la autonomía, las
potestades son inherentes al órgano, propias y originarias de él, con quien
nacieron concomitantemente. En cambio, en la autarquía, las potestades o
atribuciones que posee el órgano no fueron ni son originarias y propias de éste,
provienen de una adjudicación de competencia, de una imputación de funciones,
efectuada a su favor por el órgano o entidad extraño o superior. Por otra parte,
sostuvo que todo esto no obsta a que el Congreso Nacional establezca un
régimen de acceso a la enseñanza superior, pues de conformidad con el art. 13
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, son los
Estados los que tienen el poder y la obligación de garantizar este acceso a la
enseñanza.

· "Municipalidad de San Isidro c/ Provincia de Buenos Aires" (2014): Hechos:


La demanda buscaba que se deje sin efecto la ley provincial 11.757 que
regulaba el régimen de trabajo municipal, argumentando que dicha
reglamentación corresponde al muncipio y no a la provincia. Corte: La SCBA se
manifestó en contra de 60 de los 110 art. de la ley 11.757, afirmando que dicha
ley restringe y avasalla de manera desmesurada contra el legítimo margen de
maniobra municipal. Por lo tanto, el fallo reafirma la tan mentada autonomía
municipal que consagra la C.N. luego de la reforma de 1994.

· "Vadell c/ Provincia de Buenos Aires" (1984): Hechos: Vadell demanda a la


provincia de Buenos Aires reclamando la negligencia en el actuar del Registro
Inmobiliario por haberle otorgado un título de propiedad a una persona a la cual
no le correspondía. Corte: Afirmó que se encuentran claramente demostradas
las omisiones en las que incurrió el Registro, y que ello pone en juego la
responsabilidad extracontractual del Estado en el ámbito del derecho público.
Por lo tanto, no se trata de una responsabilidad indirecta la que en el caso se
compromete, toda vez que la actividad de los órganos o funcionarios del Estado
realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades de las que
dependen, ha de ser considerada propia de éstas, que deben responder de
modo principal y directo por sus consecuencias dañosas.

NULIDADES ADMINISTRATIVAS

· "Los lagos S.A. c/ Gobierno Nacional" (1941): Hechos: Los Lagos S.A. solicitó
la nulidad de un Decreto del Poder Ejecutivo Nacional (1917) por el que se
declaraba la caducidad de las ventas de unas tierras fiscales efectuadas por el
mismo gobierno en favor de la actora. El punto esencial sobre el que recae la
litis consistía en determinar cuál era el tipo de invalidez que afectaba al acto
administrativo que disponía la caducidad de las ventas realizadas, ya que ello
iba a determinar si la acción había prescripto o no. Corte: En primer lugar, la
CSJN entendió que corresponde aplicar mediante analogía las normas del
Código Civil referidas a las nulidades a los actos administrativos. Las nulidades
del derecho administrativo, al igual que las del derecho privado, se consideran
respecto de los elementos esenciales del acto, tales como la competencia,
objeto o causa. Por otra parte, estos actos administrativos por serlo tienen en su
favor la presunción de constituir el ejercicio legítimo de la actividad
administrativa y por consiguiente toda invocación de nulidad contra ellos debe
necesariamente ser alegada y probada en juicio; así sucede cuando se han
desconocido o vulnerado principios de derecho público o garantías individuales.
En virtud de esta característica de los actos administratos, el Poder Judicial no
puede decretar de oficio la nulidad de esta clase de actos, sino que deben ser
alegados o solicitados por el damnificado. Por lo tanto, la CSJN determina los
lineamientos del régimen de las nulidades absolutas en el derecho
administrativo, al establecer que no son susceptibles de saneamiento, que no
prescribe la acción para perseguir este tipo de nulidad, y que su declaración
produce efectos retroactivos.

· "Pustelnik" (1974): Hechos: Carlos Pustelnik y otros cuestionan un decreto


(5/1971) del Intendente Municipal de la Ciudad de Buenos Aire que dejó sin
efecto una resolución de la Secretaría de Obras Públicas que había autorizado a
Pustelnik a construir un edificio en el área de Palermo Chico, arguyendo que no
se ajustaba el proyecto a las normas urbanísticas de tal área. Corte: En este
caso, la CSJN abandona parte de la doctrina elaborada en "Los Lagos S.A.", la
cual establecía que la presunción de legitimidad de los actos administrativos
regía necesariamente en todos los casos. Sin embargo, en este caso la Corte
sentó como regla que la presunción de legitimidad no puede siquiera constituirse
frente al supuesto de actos que adolecen de una invalidez evidente y manifiesta,
es decir, los actos con vicios manifiestos no se presumen legítimos. Esta
invalidez manifiesta de los actos cuya ilegitimidad o irregularidad aparece
patente en los mismos, sin que sea necesario investigar vicio oculto alguno,
constituye un concepto general del orden jurídico, que sólo requiere una
declaración judicial o administrativa a su respecto, a diferencia de la invalidez
oculta que requiere el enjuiciamiento previo para que se torne visible. Sin
embargo, sigue el problema esencial del régimen de nulidades: aún un acto que
adolece de un vicio ostensible o manifiesto requiere una declaración judicial o
administrativa a su respecto, con lo cual nada cambia para el particular respecto
a lo establecido en "Los Lagos S.A.". El acto irregular sólo existe desde el
momento en que se lo califica como tal y ello solamente ocurre en la sentencia
de anulación o en el acto de revocación. La Corte diferenció los actos
administrativos en irregulares y regulares. Los primeros son aquellos que tienen
un vicio grave y manifiesto, por lo cual no tienen presunción de legitimidad.
Dicho acto irregular no ostenta apariencia de validez o legitimidad en virtud de
su título y ha de ser calificado como acto inválido por la gravedad y evidencia
que del vicio que contiene (art. 17 ley 19.549). El acto regular es aquel que aun
cuando traiga aparejados vicios de ilegitimidad, ostenta cierto grado de legalidad
que lo hace estable y produce la presunción de su legitimidad. En consecuencia,
no le es dable a la Administración Pública revocarlo por sí y ante sí en razón de
su ilegitimidad, sino que debe demandarla judicialmente o revocar el acto por
razones de mérito, oportunidad o conveniencia. Es decir, no priva de su carácter
regular al acto administrativo una causa de invalidez no manifiesta (art. 18 ley
19.549).

· "Almagro c/ Universidad Nacional de Córdoba" (1998)": Hechos: La Cámara


Federal de Apelaciones de Córdoba hizo lugar al recurso directo del art. 32 de la
ley 24.521 deducido por dos agentes -personal no docente- de la Universidad
Nacional de esa ciudad, declarando la nulidad de la resolución por la que el
consejo superior había dejado sin efecto la designación de aquéllos y condenó a
la universidad a reintegrarlas a los cargos y destinos que ocupaban. Contra esta
sentencia la demandada interpuso el recurso extraordinario cuya denegación
origina la consecuente queja, a la cual la Corte hace lugar, declarando
procedente el recurso extraordinario y revocando la sentencia cuestionada.
Corte: la Corte estableció que el art. 17 de la ley 19.549 establece
expresamente la obligación de la administración pública de revocar en sede
administrativa sus actos irregulares, salvo que el acto se encontrara "firme y
consentido y hubiera generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo",
supuesto en el cual "sólo se podrá impedir su subsistencia y la de sus efectos
aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad". Por su parte, el art. 18
de esa misma ley dispone que el acto regular del que hubieren nacido derechos
a favor de los administrados no podrá ser revocado en sede administrativa una
vez notificado, salvo -entre otras circunstancias- cuando el interesado hubiera
conocido el vicio. una interpretación armónica de los preceptos citados conduce
a sostener que las excepciones a la regla de la estabilidad en sede
administrativa del acto regular previstas en el art. 18 -entre ellas, el conocimiento
del vicio por el interesado- son igualmente aplicables al supuesto contemplado
en el art. 17, primera parte. De lo contrario, el acto nulo de nulidad absoluta
gozaría de mayor estabilidad que el regular, lo cual no constituye una solución
razonable ni valiosa. Una inteligencia meramente literal y aislada de las normas
antes indicadas llevaría a la conclusión de que habría más rigor para revocar un
acto nulo que uno regular cuya situación es considerada por la ley como menos
grave. Por lo tanto, se puede decir que la Corte entendió que el conocimiento del
vicio del acto nulo de nulidad absoluta por parte del interesado, habilita a la
Administración a suspender el mismo en sede administrativa, aun cuando haya
generado derechos subjetivos que se estén cumpliendo.

COSA JUZGADA ADMINISTRATIVA

· "Carman de Cantón" (1936): Hechos: Elena Carman de Cantón (viuda de


Eliseo Cantón) le inició juicio al Estado para que le otorguen el beneficio de la
pensión por ser viuda de Eliseo Cantón, pensión que le negaban porque decían
que el acto de otorgamiento de la pensión tenía errores de hecho y que por ello
tendrían que revisarlo y revocarlo. En primera y segunda instancia rechazan la
demanda. Corte: la CSJN estableció que un acto es irrevocable cuando: declara
un derecho subjetivo y cuando causa estado. La jubilación del Dr. Cantón no
puede ser revocada luego de su muerte perjudicando derechos pensionarios de
su vida porque no se trata de facultades discrecionales del PE, ni una gracia
demanda por un particular, ni un trámite arbitrario, ni de fondos del servicio
público general. Para que se de la estabilidad se deben tratar de actos dictados
en ejercicio de facultades regladas, que hubieren dado lugar al nacimiento de
derechos subjetivos, y siempre y cuando no exista una ley que autorice la
revocación de esta clase de actos en sede administrativa. Dichos actos, cuando
sean regulares y causen estado, generan una situación de cosa juzgada que
impide su revocación por parte de la Administración Pública. Este acto será
regular cuando cumpla los requisitos esenciales de validez, es decir, la forma y
la competencia.

RECURSOS ADMINISTRATIVOS, RECLAMO ADMINISTRATIVO PREVIO, SILENCIO


ADMINISTRATIVO Y AGOTAMIENTO DE LA VÍA ADMINISTRATIVA.
· "Byosystems S.A. c/ E.N. Ministerio de Salud - Hospital Posadas" (2014):
Hechos: En noviembre de 2004, la empresa Biosystems presentó reclamo
administrativo previo ante el Ministerio de Salud con el objeto de obtener el
cobro de una serie de facturas impagas derivadas de una relación contractual
correspondiente a los años 1999-2000. Transcurrido largamente el plazo con
que contaba el Ministerio para resolver ese reclamo, en marzo de 2007 la
empresa solicitó “pronto despacho” a fin de instar a la Administración a que se
pronunciara al respecto. A pesar de ello, el Ministerio no emitió ninguna decisión
sobre el reclamo. Ante la falta de respuesta al reclamo presentado, en abril de
2008 la empresa inició demanda judicia. Corte: La CSJN precisó los alcances
del artículo 31 de la Ley de Procedimientos Administrativos vigente en el orden
federal en cuanto a la aplicación del plazo de caducidad de noventa (90) días
hábiles judiciales previsto en artículo 25 de la LPA para iniciar la demanda contra
el Estado Nacional o sus entes descentralizados. La doctrina sentada por el fallo
en comentario es que el plazo de caducidad sólo resulta aplicable cuando la
Administración resuelve en forma expresa el reclamo administrativo interpuesto.
En cambio, en caso de que la Administración no se pronuncie sobre el reclamo
administrativo, incluso después de que el interesado haya pedido “pronto
despacho”, el plazo de caducidad no resulta aplicable y el interesado puede
promover la demanda en cualquier momento dentro del plazo de prescripción
que resulte aplicable.

· "Gorordo c/ Estado Nacional": Hechos: Antes a este fallo, la Corte en los fallos
"Roca, Agustín" (1944), "Caja Nacional de Ahorros y Seguros" (1974), "Cohen"
(1990) y "Construcciones Taddía" (1992), refiriéndose a la necesidad del
agotamiento de la vía admnistrativa y la facultad de los jueces de revisar o no de
oficio este requisito, estableció que ciertas exigencias procesales no son de
orden público ya que no desvirtúan la garantía del acceso a la justicia ni alteran
su organización y por lo tanto si la demandada acepta la sustanciación del juicio
sin que haya sustanciado la vía administrativa el pleito debe desarrollarse. La
Corte ratificó entonces que el agotamiento de la vía previa no era de orden
público, por lo que no cabía su análisis de oficio. Esto cambió recién en el fallo
Gorordo. Corte: La CJSN sostuvo que el examen de los presupuestos
procesales, que condicionan la admisibilidad de las pretensiones, puede ser
efectuado no sólo a requerimiento de la demandada, sino que también debe ser
analizado de oficio. La CSJN, en el considerando 14 dijo que la garantía de
defensa no ampara la negligencia de la parte que ha tenido amplia oportunidad
para ejercer sus derechos.

SITUACIONES JURÍDICAS SUBJETIVAS.


· "Rusconi c/ Municipalidad de La Plata" (1995): Hechos: Oscar Rusconi
promueve una demanda contenciosa administrativa contra la Municipalidad de
La Plata debido a la existencia de una actuación ilegal ya que esta había
autorizado el funcionamiento de una estación de servicio que infringía las
normas del planeamiento urbano. La municipalidad se opone a la acción ya que
considera que el actor no es titular de un derecho subjetivo que le brinde una
situación jurídica individualizada, sino que tenía un mero interés. Corte: La SCBA
aplica un criterio distinto al utilizado por la tesis restrictiva del "Caso Thomann",
que determinaba que para tener legitimación activa se requería la violación de
un derecho individual, no siendo suficiente el mero interés legítimo. De esta
forma, la SCBA estableció la apertura de la vía contencioso administrativa para
el administrado que ostente un interés legítimo. Establece que el actor acciona
como vecino y si bien inviste un carácter de tercero respecto de la relación de
derecho administrativo, que vincula a la Municipalidad y al establecimiento,
denuncia la concreta afectación de su situación jurídica a la par de la violación
de normas de derecho público.

· "Mendoza c/ Estado Nacional y otros" (2004): Hechos: un grupo de vecinos,


encabezados por Beatriz Silvia Mendoza y otras 16 personas, presentaron una
demanda reclamando la recomposición del medio ambiente y la creación de un
fondo para financiar el saneamiento de la cuenca, responsabilizando de daños y
perjuicios a los siguientes actores: el Estado Nacional, la Provincia de Buenos
Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 44 empresas aledañas por volcar
directamente al río los residuos peligrosos, por no construir plantas de
tratamiento, por no adoptar nuevas tecnologías y por no minimizar los riesgos de
su actividad productiva. El objeto de la demanda es la indemnización por daños
y perjuicios sufridos como consecuencia de la contaminación de la Cuenca
Matanza Riachuelo y el cese de la contaminación y recomposición del daño
ambiental colectivo. Corte: La CSJN dividió en 2 las afectaciones a derechos
que se produjeron: recomposición del ambiente dañado: eran derechos de
incidencia colectiva, ya que había un interés social, y la reclamación de daños y
perjuicios: no eran derechos de incidencia colectiva, ya que dependía de la
prueba que cada uno aportaba. A lo largo de tres años se realizaron cuatro
audiencias públicas, exponiéndose en ellas los distintos argumentos,
fundamentos y visiones de la problemática, recabándose información y dándose
participación a los distintos sectores involucrados. dictó un fallo histórico por
medio del cual determinó la responsabilidad que le corresponde al Estado
Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
en materia de prevención y recomposición del Daño Ambiental existente en la
Cuenca. Asimismo, estableció un programa de políticas públicas de
cumplimiento obligatorio, determinando quienes son los responsables de llevar
adelante las acciones y las obras de saneamiento, y el plazo en que las mismas
deberán ser cumplimentadas, dejando a discreción de la Administración los
medios para ello.

1. "Halabi" (2009): Hechos: Halabi, abogado de la matrícula, por sí y alegando su


calidad de usuario de telecomunicaciones y de ciudadano, impuso una acción de
amparo contra el Estado Nacional por considerar la inconstitucionalidad de la
ley 25.873 y el decreto 1563/04, que imponían a losprestadores de
servicios de telecomunicaciones la captación de las comunicaciones para su
observación remota a requerimiento del Poder Judicial o del Ministerio Público.
Consideraba que disponer la intervención de comunicaciones sin determinar en
qué casos concretos y con qué justificativos violaba el derecho a la privacidad
(condición de usuario) y el derecho a la confidencialidad. El Estado Nacional
sostuvo que la vía de amparo no era apta ya que no había accionado el
Defensor del Pueblo ni una asociación protectora de los derechos de usuarios y
consumidores; por ende no tenía legitimación activa un sujeto particular. Corte:
la CSJN para resolver esto creó una serie de clasificaciones o pautas para
distinguir las incidencias de los derechos de incidencia colectiva, creando así las
accionesde clase. Distinguió entre: 1) Derechos individuales: sobre bienes
jurídicos individuales son ejercidos por su titular por medio del amparo clásico.
Esta acción está destinada a obtener la protección de derechos indivisibles, no
homogéneos y se caracteriza por la búsqueda de la reparación de un daño
individual y propio de cada uno de los afectados. 2) Derechos de incidencia
colectiva: que tienen por objeto bienes colectivos indivisibles, son ejercidos por
el Defensor del Pueblo de la Nación, las asociaciones que concentran el interés
colectivo y el afectado. Se tutela un bien colectivo que pertenece a toda la
comunidad, en ningún caso existe un derecho de apropiación individual sobre el
bien. 3) Derechos de incidencia colectiva sobre intereses individuales
homogéneos: son derechos personales o patrimoniales derivados de
afectaciones al ambiente y a la competencia, de los derechos de los usuarios
y consumidores como de los derechos de sujetos discriminados. No hay un daño
a un bien colectivo, pero hay un hecho único que provoca la lesión a todos los
derechos individuales. De esta manera, se consideró que Halabi ejerció una
pretensión sobre derechos de incidencia colectiva referentes a los intereses
individuales homogéneos, representando los intereses de todos los usuarios
de los servicios de telecomunicaciones como también de todos los abogados.
Ademas, la Corte estableció que se requiere la precisa identificación del grupo
colectivo afectado, la idoneidad de quien pretenda asumir su representación y la
existencia de un planteo que involucre cuestiones de hecho y de derecho que
sean comunes y homogéneas a todo el colectivo. Estos requisitos son: A) una
causa fáctica común, B) una pretensión procesal enderezada al aspecto
colectivo de los efectos de ese hecho común, C) la comprobación de que el
ejercicio individual de la defensa del derecho no aparezca plenamente
justificado. Por último, la clasificación tripartita de situaciones jurídicas activas
clásicas (derecho subjetivo, interés legítimo, interés simple) se muestra
actualmente insuficiente, por cuanto a la par de derechos o intereses
individuales existen derechos colectivos o de incidencia colectiva (protección del
medio ambiente), y existen supuestos donde es posible reconocer en relaciones
individuales (usuario-prestador del servicio) la afectación masiva derivada de
una causa u origen común. Estos son los derechos individuales homogéneos,
que no resultan de incidencia colectiva por necesidad sino por razones de
conveniencia.

· "CEPIS c/ Ministerio de Energía y Energía" (2016): Hechos: el CEPIS


promovió una acción de amparo colectivo contra el Ministerio de Energia y
Mineria de la Nación con el objeto de que se garantizara el derecho
constitucional a la participación de los usuarios, previsto en el articulo 42 de la
Constitución Nacional, y de que, en forma cautelar, se suspendiese la aplicación
del nuevo "cuadro tarifario" previsto por la resolución MINEM 28/2016, hasta
tanto se diera efectiva participación a la ciudadania. En la demanda, estableció
que la clase afectada estaría conformada por "todo aquel usuario del servicio de
gas, quien no contó con la posibilidad de que sus intereses sean representados
con carácter previo al aumento tarifario". Corte: la CSJN establece que la
resolución se aplicará exclusivamente a los usuarios residenciales del servicio,
ya que en precedentes anteriores se estableció que las asociaciones de
usuarios y consumidores se encuentran legitimadas para iniciar acciones
colectivas relativas a derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos, incluso de naturaleza patrimonial, en la medida en
que demuestren: la existencia de un hecho único susceptible de ocasionar una
lesión a una pluralidad de sujetos; que la pretensión esté concentrada en los
"efectos comunes" para toda la clase involucrada; y que de no reconocerse la
legitimación procesal podría comprometerse seriamente el acceso a la justicia
de los integrantes del colectivo cuya representación se pretende asumir. En el
caso se cuestionan las resoluciones del Ministerio de Energía y Minería de la
Nación que fijan nuevos precios y tarifas para el servicio de gas. De manera que
se cumple con el recaudo relativo a que exista un hecho único susceptible de
ocasionar una lesión a una pluralidad de sujetos. La pretensión, por su parte,
está concentrada en los "efectos comunes" para todo el colectivo, es decir, la
necesidad de audiencia previa, lo que permite tener por configurado el segundo
requisito. Por el contrario, el recaudo de estar comprometido seriamente el
"acceso a la justicia", que resulta ineludible para la viabilidad de una acción
colectiva que tenga por objeto la defensa de intereses individuales homogéneos,
no se encuentra cumplido respecto de todos los miembros del colectivo cuya
representación se pretende asumir. Solo respecto de los "usuarios residenciales"
es posible sostener que el caso involucre un supuesto en el que se encuentre
comprometido el acceso a la justicia. Respecto a la necesidad de la participación
ciudadana en audiencia pública para las resoluciones del MINEM que fijaron un
aumento en las tarifas, la Corte dijo que la actual C.N. en vigencia reconoce en
esta materia la participación ciudadana en la toma de decisiones públicas con un
contenido amplio. En materia tarifaria la participación de los usuarios de un
servicio público no se satisface con la mera notificación de una tarifa ya
establecida, sino que por imperativo constitucional, es necesario garantizar la
participación ciudadana en instancias públicas de discusión y debate
susceptibles de ser ponderadas por la autoridad de aplicación al momento de la
fijación del precio del servicio. La participación de los usuarios con carácter
previo a la determinación de la tarifa constituye un factor de previsibilidad,
integrativo del derecho constitucional a una información "adecuada y veraz" y un
elemento de legitimidad para el poder administrador, responsable en el caso de
garantizar el derecho a la información pública, estrechamente vinculado al
sistema republicano de gobierno. Asimismo, otorga una garantía de
razonabilidad para el usuario. respecto de la audiencia pública invocada por el
poder administrador (del 2005), no es legítimo señalar que sea "adecuada" los
fines informativos de los usuarios en las actuales circunstancias. En
consecuencia, resulta claro que las decisiones adoptadas por el Ministerio de
Energía y Minería no han respetado el derecho a la participación de los usuarios
bajo la forma de audiencia pública previa. Por otra parte, debe distinguirse entre
el ejercicio del control jurisdiccional de la legalidad, razonabilidad y
proporcionalidad de las tarifas, y el ejercicio mismo de la potestad tarifaria, que
no compete a los jueces, sino al poder administrador, al que no cabe sustituir en
la determinación de políticas o criterios de oportunidad o, menos aún, en la
fijación o aprobación de tarifas por la prestación del servicio. Ante la situación
económica del país y ante la variación de los precios de la economía, con una
inercia de más de una década, se le impone al Estado una especial prudencia y
rigor a la hora de la determinación de las tarifas y de su transparencia, a fin de
asegurar su certeza, previsibilidad, gradualidad y razonabilidad.

COMPETENCIA CONTENCIOSO ADMINISTRATIVA. PROCESOS ESPECIALES.

· “Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca” (2002): El máximo


Tribunal abre su competencia originaria para entender pero no utiliza para
resolver la cláusula derogada de la constitución de 1934, ni la ley 12008, sino
que declara la operatividad del 166, último párrafo, aplicando la nueva cláusula
constitucional directamente en punto a la definición de “materia” contencioso
administrativa. Además consagra la ultractividad del Cód. Varela y la aplicación
supletoria del CPCC. La Corte considera que ella debe entender de manera
originaria y transitoria, ya que si bien la Constitución ha impuesto un diferimiento
a la puesta en funcionamiento del fuero, esto no implica que el enunciado del
artículo 166 no pueda regir de manera operativa. Sólo que cuando se instituyan
los tribunales especializados, ellos serán competentes en la materia. Por otra
parte, en pos de lograr la tutela judicial continua y efectiva que debe guiar todo el
procedimiento, el 166 importa una pauta de hermenéutica del sistema legal
vigente, que permite superar una interpretación restringida y, por consiguiente
posibilitar una legitimación activa amplia.

· "Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires" (2003): Hechos: el


Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires inició una acción de
amparo a fin de que se condenara a las autoridades de la Provincia a cumplir
con el mandato constitucional y poner en funcionamiento el fuero contencioso
administrativo. Corte: la SCBA hizo lugar a la acción, diciendo que la falta de
implementación del fuero contencioso administrativo constituye una omisión
arbitraria e injustificada, ya que se pretende mantener la vigencia de una ley
procesal incompatible, como es el Cód. Varela; y una competencia que ya no le
pertenece a la Suprema Corte, en aras de evitar un vacío institucional. Además,
se estaría vulnerando el principio rector de tutela judicial continua y efectiva,
consagrado en el art. 15, el cual debe regir en todo el procedimiento. La Corte
entiende que el Estado incurre en antijuricidad por omisión, sin tener respaldo ni
razón que lo justifique, lesionando con antijuricidad y arbitrariedad manifiesta
derechos, intereses y garantías consagrados por la Constitución. Por ello, y con
fundamento en el voto del Dr. Soria, que hizo mayoría en lo relativo al alcance
de la condena, se resolvió hacer lugar parcialmente a la pretensión,
declarándose manifiestamente arbitraria la demora de la Provincia de Bs. As. y
se la condena a poner en funcionamiento el fuero.

· "Colegio de Bioquímicos" (2008): la SCBA confirmó la sentencia de la


Cámara, declarando la incostitucionalidad del art. 74 CCA, sosteniendo que
dicho art. limita la impugnación que regula a un control restrictivo de legalidad,
cercenando la amplitud de debate y prueba propia de toda acción procesal.
Sostuvo la Cámara que si bien se ha aceptado únanimente las funciones
jurisdiccionales de los organismos administrativos, esto es pendiente a un
control judicial suficiente y efectivo, y el art. 74 CCA no asegura el "standard" de
control judicial suficiente sobre los actos administrativos de los colegios
profesionales, por lo que se declara su inconstitucionalidad. Al igual que en el
fallo "Estrada", se sostuvo que las funciones de los organismos administrativos
deben estar obligatoriamente limitadas a una posterior revisión mediante el
control judicial suficiente, a fin de que se garantice el debido proceso mediante la
imparcialidad y objetividad del juez.

· "Giannino c/ Colegio de Abogados de Buenos Aires" (2010): Hechos: El


mismo se refiere a la resolución de la Cámara de Apelación en lo Contencioso
Administrativo con asiento en La Plata, la cual dispuso que el recurso contra la
decisión del colegio profesional que impuso al abogado D. P. G. una sanción
disciplinaria tramitara por el procedimiento establecido en el art. 74 de la ley
12.008, texto según las modificaciones introducidas por la ley 13.101. Corte: la
Corte sostuvo que la creación de un “recurso directo” de apelación no satisface
el principio de tutela judicial continua y efectiva, ni el acceso irrestricto a la
justicia, menos aún en el marco del recaudo de control amplio y el juicio pleno
impuesto por el art. 166 de la Constitución provincial, expresando que “sostener
que cada poder es soberano en su esfera no equivale a prohibir al Poder Judicial
controlar la validez de los actos de los otros poderes del Estado, siempre que
ello ocurra en el marco de un caso puesto a su decisión.

· "Fallo Ginzo c/ Rizzo" (2006): Hechos: el actor promueve acción de daños y


perjuicios contra la Provincia de Buenos Aires y el doctor Domingo Vicente
Rizzo, quien se desempeña como juez en el fuero civil y comercial, pretendiendo
se le abone una suma de dinero en concepto de daños y perjuicios que fueron
ocasionados por el mencionado magistrado en ejercicio de su función
jurisdiccional. El magistrado que previno consideró que, en atención a la
calidad de la demandada y el objeto de la litis, podría hallarse comprometida la
competencia que le corresponde a la SCBA instancia originaria. En ese
entendimiento, elevó los autos a la SCBA, a fin de que dirimiese la cuestión de
competencia. Corte: Dado que la demanda se produjo antes de diciembre de
2003, corresponde a la SCBA resolver la cuestión de competencia. Sostuvo que
caso no se encuentra comprometida la competencia originaria y transitoria que
este Tribunal tiene asignada, por mandato constitucional, sobre la materia
contencioso administrativa, ya que como dispuso en "Consorcio de Gestión del
Puerto de Bahía Blanca", los casos en que pretende hacerse efectiva la
responsabilidad patrimonial de funcionarios y/o magistrados por el ejercicio de
funciones jurisdiccionales. La conducta que se reprocha a la Provincia (y al juez
demandado), no posee connotación administrativa sino que constituye el
ejercicio liso y llano de su actividad jurisdiccional. Por los motivos expuestos, por
mayoría, corresponde devolver las actuaciones al Juzgado en lo Civil y
Comercial Nº4 del Departamento Judicial de Junín, para continuar el trámite de
la causa.
· "V. C. G. y otro c/ Unidad Funcional Instrucción Nº 9 Y Otros s/ Daños y
Perjuicios" (2017): Hechos: C.G.V., L.A.V., y M.D.V. promueven demanda
contra la Policía bonaerense, la Provincia de Buenos Aires (Ministerio de
Seguridad y Ministerio de Justicia), el Ministerio Público Fiscal y el Poder Judicial
de la Provincia de Buenos Aires, con el objeto de obtener una indemnización por
los daños y perjuicios que aducen haber padecido al haber sido privados
preventivamente de su libertad en el marco de la investigación que tuvo lugar
por la presunta comisión de el delito de homicidio simple. La parte actora se
considera legitimada para obtener un resarcimiento económico, dada la
responsabilidad que le cabría a los órganos judiciales que intervinieron en el
proceso, como así también, a la fuerza de seguridad y a las autoridades
administrativas provinciales involucradas. La causa se inició ante el Juzgado de
Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo N°1 del Departamento
Judicial Lomas Zamora cuyo titular, en su primera providencia, se declaró
incompetente para entender en el asunto de conformidad con la doctrina
mayoritaria de esta Corte, sentada con su anterior integración, en orden al
tribunal que debe conocer y decidir en las actuaciones en las cuales se pretende
hacer efectiva la responsabilidad estatal por actividad jurisdiccional. Por tal
motivo, remitió las actuaciones al Fuero Civil y Comercial departamental. Corte:
la SCBA sostuvo que es competencia del Fuero en lo Contencioso
Administrativo, entender y resolver en las controversias suscitadas por la
actuación o la omisión, en el ejercicio de funciones administrativas, por parte de
los órganos mencionados en el art. 166 de la Constitución provincial y en
particular, las que versen sobre la responsabilidad patrimonial, generada por la
actividad lícita o ilícita de la Provincia, los Municipios y los entes públicos
estatales previstos en el art. 1, regidas por el derecho público, aún si se
invocaren o aplicaren por analogía normas del derecho privado. Agregó que los
arts. 1, 2 inc. 4°, 12 inc. 3°, 50 inc. 6° y concordantes del CCA, han expandido el
ámbito anterior de la jurisdicción contencioso administrativa, para abarcar una
variada gama de casos relativos a la responsabilidad patrimonial de la Provincia
así como de los restantes entes estatales y locales. Por lo tanto, la SCBA
sostuvo que resulta competente para conocer y decidir en el asunto el Juzgado
de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo N°1 del Departamento
Judicial Lomas de Zamora.

CONTRATOS ADMINISTRATIVOS

· "Dulcamara c/ ENTEL" (1990): Hechos: La empresa Dulcamara S. A promovió


demanda por considerar, en primer lugar, que el régimen de variación de costos
originariamente pactado por las partes sobre la base del denominado "índice
telefónico" no representaba adecuadamente la evolución de los valores en el
mercado, razón por la cual debía elaborarse un nuevo sistema de reajuste de
costos que tuviera en cuenta los insumos efectivamente empleados en la obra.
Solicitó, además, que se le reconociera el mayor costo financiero en que había
incurrido por la exposición del capital a la inflación. Por otra parte, la CSJN
diferenció claramente entre los contratos administrativos y los de derecho
privado. Corte: Fayt estableció los criterios de distinción entre ambos tipos de
contratos, argumentando que los contratos administrativos constituyen una
especie dentro del régimen general de los contratos, y que se caracterizan por el
hecho de que una de las partes intervinientes es una persona jurídica estatal,
que su objeto esté constituído por un fin o interés público, y que lleven insertas
implícita o explícitamente cláusulas exorbitantes del derecho privado. Además, el
Dr. Fayt sostuvo que las normas relativas a los contratos reguladas por el
Código Civil se aplican supletoriamente a los contratos administrativos.
Respecto a la teoría de la imprevisión aplicable a los contratos administrativos,
la CSJN sostuvo que los contratos son leyes para las partes, por lo cual no
corresponde pretender su modificación sobre la base de resultados mas
equitativos que se obtendrían aplicando una fórmula de reajuste diferente a la
convenida. La lesión sobreviniente, producida por un hecho extraordinario e
imprevisible, hace aplicable la teoría de la previsión, la cual se encuentra
implícita en todos los contratos, y debe tratarse de hechos que no hayan sido
posibles de ser previstos por las partes. Además, Dulcamara S.A conocía las
cláusulas de variación de costos que regirían el contrato desde la presentación
de su oferta, y se sometió voluntariamente al régimen instituído sin formular
reserva alguna. La demandante no probó que la distorsión por ella denunciada
haya sido consecuencia de hechos imprevisibles al momento de celebrarse el
contrato, por lo que su pretensión al respecto debe ser desestimada.

· "Cinplast c/ ENTEL" (1993): Hechos: Cinplast S.A. había resultado


adjudicataria de un contrato administrativo mediante licitación pública. La
adjudicataria, en el mes de junio de 1984, reclamó de ENTEL la regularización
de los pagos atrasados con referencia a materiales requeridos por la orden de
compra, en razón de haber efectuado las entregas previstas y del desequilibrio
financiero que ello provocaba en la empresa por las variaciones bruscas del
precio de la materia prima y la notoria escasez de financiación. Invocando el
incumplimiento y la mora de ENTEL, la empresa declara resuelto el contrato, con
reserva de reclamar daños y perjuicios e intereses derivados del incumplimiento
y los importes de la facturas pendientes reajustadas y mayores costos abonados
fuera de término. Corte: En primer lugar, la CSJN ratifica los criterios
establecidos por Fayt para distinguir cuándo hay contratos administrativos. Por
otra parte, en relación a la facultad de la demandante de aplicar la excepción de
incumplimiento, la Corte sostuvo que no se daban los requisitos para aplicarla,
ya que en la oportunidad en que la actora rescindió el contrato, se encontraban
pagas todas las facturas emitidas hasta junio de 1984 (el contrato lo rompió en
diciembre de 1984), por lo que al momento de ruptura la deuda no era de un
monto notable que permita la expcepción de incumplimiento. La mora en el
cumplimiento de las obligaciones de la demandada no habilitaba por si al
rompimiento, ya que no se daba objetivamente la razonable imposibilidad de
cumplir los compromisos pendientes.

· "Metalmecánica c/ Estado Nacional" (1976): Hechos: la importancia del caso


gira en torno a si los contratos administrativos son una especie de actos
administrativos o no. En el fallo en cuestión, se discutía si la incursión del actor
en el plan de promoción industrial se incluía dentro del régimen de contratos
administrativos, en cuyo caso la prescripción, al estar en el régimen contractual,
sería de 10 años, o si se trataba de un acto administrativo unilateral, en cuyo
caso la prescripción sería de 2 años. Corte: La Corte entendió que el acto
administrativo bilateral es equivalente al contrato administrativo. Es aplicable la
prescripción del art. 4023 del Cód. Civil a la acción por la cual la actora reclama
una indemnización por la falta de cumplimiento del Estado Nacional respecto del
régimen de promoción industrial de la ley 14.781, ya que se trata de una acción
que tiene su causa eficiente y generadora en un acto jurídico bilateral porque la
incorporación al citado régimen requería de la voluntad del interesado, mientras
que la voluntad de la administración, en conjunción con aquella, daba nacimiento
al acto administrativo. El acogimiento de una empresa al régimen de promoción
de la industria automotriz y la posterior aceptación por parte del Estado,
configuró un acto administrativo bilateral, creador de derechos y obligaciones.

· "Hotel Internacional Iguazú" (1986): Hechos: Sobre las formas de los


contratos administrativos, especialmente la licitación pública. En los hechos, se
había realizado una licitación pública para la construcción de un hotel
internacional en Iguazú, contratada por el Estado Nacional. El oferente que
resultó adjudicatario estableció en su oferta, además de lo que establecía el
pliego de condiciones, una nota aclaratoria en la cual establecia condiciones
particulares, las cuales no coincidían con lo dispuesto en el pliego de
condiciones general. La Administración no se expidió cuando debía hacerlo
sobre esas condiciones y le adjudicó la obra. Corte: la CSJN estableció que las
condiciones del particular se apartaban del pliego de condiciones, y que la
aceptación de las condiciones dispuestas por el oferente debía haber sido
aceptadas expresamente, ya que el silencio de la Administración no puede
entenderse en sentido positivo. El oferente debía haber entendido que se le
habían rechazado sus condiciones particulares ya que no formaban parte del
pliego de condiciones ni fueron aceptadas expresamente por la Administración.
La corte sostiene que en los contratos de la Administración se supedita su
validez y eficacia al cumplimiento de las formalidades exigidas por las
disposiciones vigentes en cuanto a la forma y procedimientos de contratación.
En caso de incumplimiento de este elemento, el contrato celebrado es
inexistente. Y en cuanto al pliego de condiciones, la corte sostuvo que la nota
del particular se apartaba de las condiciones del pliego de contratación y por
ende, su aceptación debió haber sido expresa. El silencio de la administración
no puede entenderse en sentido positivo, por lo que el particular debió haber
entendido que se le denegaba porque no formaban parte del pliego.

· "MAS Consultores c/ Provincia de Santiago del Estero" (2000): Hechos: La


provincia de Santiago del Estero había contratado una empresa consultora para
que designe el personal que iba a formar parte del ENRE. La contratación se
llevó a cabo omitiendo una formalidad esencial: la licitación pública, y se realizó
la designación por contratación directa, cuando la ley provincial establecía que
debía realizarse por licitación pública. La empresa MAS Consultores quiso
cobrar sus servicios, la provincia negó la existencia de contrato alguno. Corte: La
CSJN sostuvo que la prueba de la existencia de un contrato administrativo se
halla íntimamente vinculada con la forma en que éste queda perfeccionado,
razón por la cual, si la legislación exige una forma específica para su conclusión,
dicha forma debe ser respetada pues se trata de un requisito indispensable para
su formación. Por lo tanto, la Corte rechazó la demanda de MAS Consultores
S.A. ya que según su criterio el contrato nunca existió ya que el elemento formal
esencial (licitación pública) no estaba presente. La corte dijo que la validez y
eficacia de los contratos se supedita al cumplimiento de las formalidades
exigidas, en cuanto a la forma y procedimientos de contratación. Agrego que, de
las constancias surge que, en la contratación invocada no se observaron
procedimientos sustanciales pertinentes ni se contó con la habilitación
presupuestaria necesario para el gasto respectivo.

CONTRATO DE CONSECIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS. TARIFAS. ENTES


REGULADORES.

· "Prodelco c/ P.E.N." (1998): Hechos: Se desestima una acción de amparo


promovida por la Asociación de Protección al consumidor (Prodelco), que
pretendía la declaración de inconstitucionalidad del art. 2 del decreto 92/97 del
P.E.N., por el cual se habían aprobado las modificaciones a la Estructura
General de Tarifas del Servicio Básico Telefónico. Corte: la CSJN sostuvo que el
nuevo art. 43 C.N. reconoce legitimación para promover acción de amparo a
sujetos potencialmente distintos a los afectados en forma directa. Sin embargo,
de esta ampliación constitucional de los sujetos a quienes se reconoce
legitimación procesal no se sigue la aptitud para demandar sin que exista
cuestión susceptible de instar el ejercicio de la jurisdicción, hipótesis que en este
caso no se verifica, ya que admitir la legitimación en un grado que la identifique
con el generalizado interés de todos los ciudadanos en el ejercicio de funciones
de gobierno deformaría las atribuciones del Poder Judicial. Por ello sólo podrán
resultar beneficiados por la medida aquellos usuarios que revistan la condición
de asociados.

· "Maruba S.C.A. c/ Estado Nacional" (1998)": Hechos: mediante la ley 22.385 y


su decreto reglamentario 724/81, se dispuso la privatización de la Empresa Flota
Fluvial del Estado y la venta de sus bienes, condicionada de modo de mantener
sin interrupción la prestación de los servicios que realizaba la empresa, entre
ellos el de remolque de maniobra en puertos de jurisdicción nacional, declarado
servicio público por la ley 21.892, cuyo art. 5° establece que para la
determinación de las tarifas por la explotación del servicio, se atenderá a una
razonable rentabilidad del permisionario. En dicho marco normativo, se
efectuaron las licitaciones públicas en las que la firma Maruba S.C.A. Empresa
de Navegación Marítima resultó adjudicataria de las agrupaciones de
remolcadores de maniobra 3, 4, 5 y 8 correspondientes a los puertos de
Campana, Diamante, Santa Fe, Villa Constitución y Quequén. En los pliegos de
cláusulas particulares para ambas licitaciones se determinó que la venta de las
unidades se realizaba con la obligación a cargo del adquirente de destinarlas en
forma ininterrumpida a la prestación del servicio público de remolque maniobra
con sujeción a la normativa reglamentaria por el plazo mínimo de 10 años y en
su puerto de destino. Maruba S.C.A. demandó al Estado solicitando la
indemnización de los perjuicios derivados del incumplimiento contractual que
imputó a la demandada. Sostuvo que, durante la ejecución de los contratos, la
ex Secretaría de Intereses Marítimos y el Ministerio de Obras y Servicios
Públicos de la Nación modificaron las pautas tarifarias vigentes al momento de
perfeccionarse aquéllos, y que esas alteraciones sucesivas fueron deteriorando
la ecuación económico-financiera del contrato y diluyendo totalmente las
expectativas de obtener una razonable rentabilidad como contrapartida a la
prestación del servicio. Corte: la CSJN afirmó que en todo régimen de prestación
de servicios públicos por medio de concesionarios las tarifas son fijadas,
aprobadas o verificadas por el poder público conforme a lo que disponen la ley o
el contrato, atribución que tiene en mira consideraciones de interés público, tales
como asegurar la prestación del servicio en condiciones regulares y la
protección del usuario. En este marco y en atención a la finalidad perseguida, la
responsabilidad del Estado concedente y su autoridad no se detienen en el
momento del otorgamiento de la concesión y, por ello, resulta ilegítima la
pretensión de que un régimen tarifario se mantenga inalterado a lo largo del
tiempo si las circunstancias imponen su modificación, ya que ello implicaría que
la Administración renunciara ilegítimamente a su prerrogativa de control de la
evolución de las tarifas y, en su caso, de la necesidad de su modificación, y, por
otra parte, afectaría el principio de igualdad en la licitación, ya que los demás
oferentes, al momento de presentarse en aquélla, tuvieron en cuenta las pautas
de posible modificación tarifaria posterior, y sobre esas condiciones efectuaron
sus propuestas. Las tarifas modificadas durante la ejecución del contrato se
hallan suficientemente motivadas en orden a justificar las modificaciones
tarifarias por ellas establecidas. En efecto, en ellas se hace referencia a la
necesidad de dotar al servicio de una economicidad y flexibilidad acorde con las
necesidades de la actividad portuaria. En tales condiciones, para ser resarcida,
la actora debió acreditar el perjuicio que dice haber sufrido, exigencia con la que
no cumplió, ya que del informe pericial contable surge que, si bien las
resoluciones que modificaron las pautas tarifarias originarias produjeron "un
cierto menoscabo" de la rentabilidad empresaria los ingresos obtenidos por la
empresa por la explotación de las concesiones de los servicios de remolque
maniobra por el período comprendido entre noviembre de 1981 y noviembre de
1991, es decir, por el tiempo original en el que se extendía la concesión, habrían
sido razonables; y, asimismo, que no se detectaron elementos concretos según
los cuales la actora haya tenido quebrantos en la explotación de las concesiones
portuarias sino que, por el contrario, hubo utilidad en el acumulado. Por todo
esto, la Corte revoca la sentencia apelada, con costas en todas las instancias a
Maruba S.C.A.

· "Ángel Estrada c/ RESOL" (2005): Hechos: a fines de 1993 y comienzos de


1994, la empresa EDESUR interrumpió el servicio eléctrico durante un mes y
medio. El ENRE (organismo de contralor de las empresas que prestan el servicio
público de electricidad) sancionó a EDESUR por este incumplimiento y le impuso
una multa de casi 4 millones de pesos. “Estrada y Cia, S.A” demandó a
EDESUR ya que el incumplimiento del servicio durante ese tiempo había
impedido que funcionara su planta industrial. Por ello exigió que le indemnizara
los dañados causados por un total de $ 163.770 pesos. El caso llegó a la Corte
Suprema para que determinara si a EDESUR se le podía exigir que pagara esta
indemnización o, bien, si la ley y el contrato de servicio público limitaba la
responsabilidad de esta empresa al pago de la multa. La segunda cuestión que
debía resolver la Corte era si el reclamo por esta indemnización podía ser
resuelto por el ENRE o si sólo podía ser decidido por la justicia. Corte: la Corte
Suprema resolvió que EDESUR podía ser demandada por los daños y perjuicios
causados por no haber prestado el servicio de provisión de energía eléctrica en
las condiciones previstas en el contrato. Los jueces basaron su decisión en que
el contrato de servicio público con EDESUR expresamente establecía esta
obligación. Además, señalaron que la limitación a la responsabilidad civil sólo
podría surgir de una ley dictada por el Congreso que justificara, debidamente, la
razón de ser de esa medida. En segundo lugar, la Corte resolvió que este
reclamo no podía ser resuelto por el ENRE sino que correspondía que fuera
analizado y decidido por la justicia, excepto por Zaffaroni quien sostuvo que la
ley que regula la actuación del ENRE le otorga competencia para resolver este
tipo de reclamos y que ello no era violatorio de la división de poderes porque
existía la posibilidad de que la justicia revisara esa decisión. Sostuvo ademas la
Corte que el pago de multas por incumplimiento contractual no releva a la
distribuidora de los reclamos de daños y perjuicios, debido a que las previsiones
contractuales no son oponibles a terceros. La Corte sostuvo que, según ley
24.065 — marco regulatorio de la electricidad —, el ENRE fue creado para
resolver aquellas cuestiones de índole preponderantemente técnicas que
puedan suscitarse entre generadores, transportistas, distribuidores, usuarios y
grandes usuarios del sistema eléctrico. Para ese exclusivo fin fue creado y no
para sustituir a los jueces en la resolución de conflictos que caen dentro de su
normal ámbito de actuación, como lo es el dirimir una pretensión de daños y
perjuicios. Con respecto al otorgamiento de facultades jurisdiccionales a Entes
Reguladores, podrán ejercerla siempre y cuando los organismos de la
Administración dotados de jurisdicción para resolver conflictos entre particulares:
a) hayan sido creados por Ley b) su independencia e imparcialidad estén
aseguradas c) el objetivo económico y político tenido en cuenta por el legislador
para crearlos haya sido razonable d) sus decisiones estén sujetas a un control
amplio y suficiente. Con respecto a la posibilidad de que se limite por ley la
responsabilidad de las distribuidoras eléctricas, Budassi señala que la Corte
asigna prevalencia a la legislación especial sobre los principios generales de la
responsabilidad contractual en el código civil. En el caso en cuestión, si bien se
aplican los principios contractuales del Derecho Civil, ello es así en tanto su
vigencia no ha sido desplazada por ninguna otra norma contenida en el estatuto
legal específico que regula la prestación del servicio de electricidad. Ello permite
interpretar, a contrario sensu, que, de existir una norma en el estatuto legal
específico respecto a la responsabilidad de las distribuidoras, se aplicaría ésta y
no las normas del Código Civil.

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