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La Habana Elegante Año IX NR 2 1891
La Habana Elegante Año IX NR 2 1891
C R O N I C A D E I,O.S S A L O N E S
Vía:
RE:
O R I E N T A L Localización:
U
Imilnción de Hugo.
eKnfonio ^ a m f c r a n a .
(1) Soldado montañés griego en la época en que la Grecia peleaba por independizarse de Turquía.
I-A HABANA ELEGANTE
9 8) i M 0 t A
Todavía una toilette. L a de la madrina, madre de la novia.
L a señora de Giquel vestía un soberbio traje de brochado lila
con encajes de Inglaterra. Llevaba guantes avellana, de piel
de Suecia, un abanico de plumas y joyas de diamantes.
AI, COXDK KOHTIA, H e r lile hand wa« clasped in his; A la ceremonia religiosa siguió la civil, hoy indispensable.
(chntlliqtioilr) Tomó el puesto el juez, Sr. Bernal. L o s esposos firmaron
B n t , with a lover's foolish dread,
" T e l l mn ynu lovemo, dear.he oried. Para el buffet la novia cambió su traje por el de camino.
Y o n know it n o w " she said. Un pequeño viaje á una quinta no lejos de la Habana.
las ocho ya el salón de la señora de Giquel estaba Apareció vestida de brocatel salmón, adornado de raso del
lleno. No se habían hecho invitaciones; solamente mismo color y galones dorados. Un sombrero de peluch, que
los parientes y los íntimos. tenía dos grandes plumas y que ataba al rostro más delicioso
que pueda imaginarse, dos cintas del color del vestido. Lue-
Enrique Bachiller y Govin, el novio, pre- go un abanico regio, una j o y a que merecería un capítulo: plu-
sentaba sus convidados. L a señora de Giquel, es una hermo- mas d'autrouche y tnarabouts engarzados en nacar madre per-
sa dama que ha trasmitido á sus hijos la elegancia de su porte la. L'ideal dans le reve!
y la belleza de su rostro.
Algunos nombres: J u a n O-Naghten, Gabriel Sastre, Benito
Hacia, con mucha distinción, los honores. Aquella sala es- Maragliano, Alberto Riquelme, José Manuel Govin, Julio
taba preciosa. Es el gran salón de la casa que vive, en la cal- Bernal, Estanislao Vallés, Federico Soto Navarro. José Anto-
zada de la Reina, un soberbio batiment que tiene á la calle un nio del Castillo, Francisco Calvo, Enrique Delmonte, J o s é
gran balcón al que abren tres ventanas María Galvez, Antonio Echevarría, Dr. Ramos, Francisco Me-
Para la ceremonia religiosa se habia levantado un altar. So- diavilla, Alfredo Riquelme, Ramón Ayala, Dr. Raimundo
bre el mármol bruñido la gran alfombra y en el muro unas col- Castro, Rafael Morales, Ldo. Cárlos Párraga, Gabriel Forca-
gaduras de damasco de donde destacaba su pálida figura la de, Gusiavo Giquel, Antonio del Valle y Du-Quesne
imagen de Cristo. E n el altar habia luces y muchas flores,
A las once oia yo en la ópera el final de Norma. E n mi
como si la Primavera adelantándose á su época, quisiera pre-
mano tenía un ramito de azahares y miraba á los cantantes sin
sidir con sus risueñas esperanzas.
verlos.
Una tournee por el salón, de brazo, de miss Louise Carlota Campoamor tiene razón:
Govin, que ha vuelto á la Habana, donde dejó tan honda pe-
na por su último viaje.
¿Jamás en vuestros "desvelos
En el mió por al'í, presenté mis respetos á la marquesa viuda cerráis los ojos con calma,
de la Real Proclamación, una venerable señora de estirpe no- para ver, sólas, sin celos,
bilísima; á la señora de Párraga nacida Ponce de León, á la imágenes de los cielos
de O-Naghten que vestia de raso negro á rayas blancas, á la
de Berna], Felipa Orozco de Calvo, Tejada de Govin, de Sas- allá en el fondo del alma?
tre. Bachiller de Castro y fa marquesa de la Real Campiña. *
Casi todas las señoras vestian de negro, variaciones entre el
satín y el moaré con detalles de guantes de color de un gusto U n a nota mundana de elegancia.
esquisito. H o y se llevan guantes, aquí, en la Habana. M e refiero á
Las señoritas tenían preciosas toilettes. Mi compañera de los caballeros. E s a costumbre del mejor tono la han impuesto
brazo, miss Govin. vestia de /«/verde nilo y estaba espiritual. algunos. Goudie Guilló Calvo, Lafourcade, Cay,
Lolita Morales de surah rosa pálido medio escote al corpiño L e f t b r i d g e . . . . etc
y guantes de Suecia, color caña. L a petite marquesa estaba La Complaciente, ha hecho venir magníficos guantes de
encantadora Dei/ts, térra cotta, brouun, ocre fonceé los que más se lle-
Adelina Bachiller vestia de burato lila con adornos de plata. van en París. E s a casa es la única que los tiene en .la Haba-
Los galones de este metal, de oro ó de acero se llevan mucho na, como también una gran variedad de pieles para guantes
ahora, según he leído en e l M o n i t e u r . E l vestido d é l a señori- de señoras.
ta Bachiller era, á demi ouvert, al pecho y á la espalda y sin M e han dicho que los acaban de recibir.
mangas. Llevaba guantes hasta el codo, y un abanico de
pluma 1 ', todo lila como el traje.
*
Emilia Bachiller, iba de velo de religiosa, adornado con
brodrrie, blanco sobre blanco Guantes negros.
Dans le monde.
Alicia Riquelme, de bien palé. U n abanico de plumas en la E l lúnes ig receDción en casa de la Sra. Rita Du-Quesne
mano, flores al corpiño y mucho esprit en el. alma ¿Verdad del Valle.
Alice? E l 21 en casa de la Marquesa de Balboa.
Dos niñas ayer, hoy dos pequeñas demoiselles, lucían como
dos lirio-;. Eran las señoritas de Avala, hijas de la señora An-
*
tonia Mediavilla y don Ramón de Ayala, de cuya familia pue- E l capítulo de las bodas tiene esta semana otra página no
de decirse que es tan numerosa como distinguida. menos brillante que la que inicia esta crónica.
En un estremo del salón, al lado de la señorita Pepilla Te- E l viernes á las doce del día contrajeron matrimonio el
jada, estaba una señora con un traje "Margarita de Valois." Sr. Juan de Goicoechea y la Srta. Nieves Durañona, pertene-
Sumamente interesante. E r a la señora de José María Galvez cientes ambos á nuestra mejor sociedad. E l Sr. Goicoechea es
y Delmonte. Antes, señorita Mercedes Alum. hermano del diputado á Cortes D . Pascual, de su mismo ape-
llido, y de los Sres. I). Agustín, D. Fermín y D. Leopoldo,
Muy elegante- Adela Giquel de Echevarría.
cuya carrera política, este último, inicia j a con bastante éxito.
Un movimiento en la sala indicaba que iba á aparecer la
L a familia de Durañona es de lo más conocido en Cuba.
novia. 1 Jegó del brazo de su padre, que la presentó á las Sras.
L a Sra. Doña Antonia Otamendi, madre de la Srta. Nieves,
He aquí el traje:
era la providencia de los pobres en el estenso caserío de Ma-
Brochado blanco; el delantero cubierto de encages de In-
rianao, donde radica el famoso ingenio ''Toledo" que fundara
glaterra, los azahares en la falda, tirados á un lado y el clásico
el Sr. I). Francisco Durañona, su esposo.
velo, hermosísimo, prendido por la corona de fleitrs d'oranger.
L a Srta. Nieves [perdón, quería decir Madame de Goicoe-
J o y a s llevaba: un brazalete de brillantes, y dormilonas de chea] es una espiritual señora cuyas cualidades le harán brillar
gran tamaño de la misma piedra, notablemente limpias. La estraordinariamente en sociedad. H a unido su suerte á un ca-
nota más poética la tenía en la mano: un bouquet de garde- ballero tan correcto como distinguido que sabrá apreciar sus
nias, lindísimo. relevantes dotes.
4
" L A HABANA ELEÓÁkffei
I,.
Las ceremonias religiosa y civil se efectuaron en casa del 1 Va la compañía de Opera que cantará en el teatro de Payret
Sr. Agustín de Goicoechea, cuya esposa, la Sra. Juana Duraño- se encuentra entre nosotros. La //jWQí será monumental.
na, hermana de la novia, la apadrino, en compañía del señor Después, quizás el entusiasmo dure lo que las tlorq.s.
don Pascual de Goicoechea, hermano del liovio. La trouppe del señor Sieni canta boj- l ixvgtm ópera de
En la sala, sobre una alfombra cubierta de hojas de rosas, Wagner que ha despertado grandísimo interés en el mundo
levantábase el altar ante el que debían ser bendecidos. Ador- musical.
nado con encajes de Inglaterra con recogido d e j l t u r s d'oran- La instrumentación de las obras del maestro alemán es ver-
ge, naturales; estaba encantador. L a virgen del Carmen se daderamente portentosa hn'.sta d escremo de anular el canto,
alzaba entre sobeibios candelabros cuajados de bujías que.es- que viene á ocupar un lu^ar secundario en la composición.
! parcían débilmente su luz ténue y melancólica. Al p x del Lohengrin, romo 'Pristan e Isolda, Tanhauser y todas las del
altar había dos cojines bordados ricamente. v e contaron repertorio Wagneriano, son verdaderos poemas sinfónicos, to-
que aquellos almohadores era una prenda histórica. En ellos mados siempre de las poéticas baladas del Khin.
hincaron sus rodillas todos los que se habían casado en la fa-
milia. *
Ofició el padje prior de los Carmelitas Descalzos y presen-
ciaron el acto tan soio los parientes más allegados de ambas , El pe/i/ boulcrardde la calle del Obispo se vé diariamente
¡ familias, pues el luto bastanie reciente de la arta. Durañona, muy concurrido, ahora que el tiempo se muestra benigno y que
impidió hacer invitaciunes. los aires fríos amortiguan los ardientes rayos de nuestro sol.
E l traje de boda era de Paris, del más famoso modisto, Ya á pié deliciosamente cubieito el rostro por un velito, ó
Doucé, que ha superado al céiebre Worth. Raso blanco liso sombreados los ojos por Jas alas del sombrero, ya en carruaje,
con encajes de Inglaterra recojido con botones de azahares. és seguro encontiar muchas de nuestras más conocidas damas.
El velo que la cubría era de estraordinano valor; sujeto á la Es un paseo que tal vez tenga para alguno, las amarguras
cabeza por una diadema de azahares, estilo griego, caía j)or de una pasada historia, ptro así debe ser la vida, risueña para
delante hasta la cintura y hacia atrás pasando como un metro el moiñemo en que los labios enuncian una frase trivial ó la
de vestido de larga cola. Era notablemente ideal. cabeza se inclina indolentemente en un saludo
E l bonquet que llevaba en la mano lo formaban, entre enca-
jes de Inglaterra, rosas blancas y flores de naranja. El abani- *
co era igualmente de encajes sobre nácar blanco.
Las joyas, unas dormilonas notabies. Un regalo del novio Bienvenida.
tan poético corno valioso: dos grandes perlas blancas como l'ara Fructuoso Garcia Muñoz, que ha llegado á la Habana
las nieves. despues de algunos meses de ausencia pasados en Europa.
Hago notar, á propósito, que en esta fiesta todos los caballe-
ros vestían de levita cruzada, (redingot) como es costumbre en
las bodas que se efectúan dans l'apres midi. Así he visto el
*
matrimonio del Uuque de Malbouroug con Lady Harmersley Una palabra para concluir.
en New York, el de Charles Webb Kemp, y el de Carlos de Estas crónicas están dedicadas á las señoras; si la trivialidad
Pedroso. En dos bodas, dans le monde, electuadas recientemen- predomina en mis frases culpa es mía y 110 de aquellas para
te en la Habana, noté que algunos caballeros iban de frac. Es- quienes escribo.
ta costumbre es notablemente de mal gusto, pues el frac no se Tal vez interprete mal un pensamiento de Elme Caro, que
lleva en absoluto durante el día. he leido en L'illustratión; dice así:
L a última nota de esta interesante boda, es aún otra nota de A las mujeres del presente gusta la filosofía un poco vaga,
elegancia. El traje de viaje de la novia era drapnoir bordado la filosofía poética y sentimental que se respira como un bou-
la laida, de seda; el corpino de vueltas como un smoking caía quet.
hácia atiás en forma de casaca. Las mangas, el cuello y las FLEUR D E C H I C .
solapas guarnecidas de plumas negras. L a toca, una capota
de Virot, el sombiero mas chic üe Paris, estaba envuelto en
un velo negro que sujetaba una perla del mismo color. E n JULIAN DEL CASAL.
suma, una agua fueite ue Rembraut, de poético é indefinible
toi.o.
Partieron para el campo. A un lugar cuyo nombre simbóli-
co es una esperanza, un sitio donde arrullan las paima's y es- ^ J ^ ^ 1 me decido á hablar de esta entidad lírica de la literatu-
ra
tieiide sus frondosas ramas la corpulenta y magesiuosa ceiba. Cv^S^Y habaneia, no es para decir que es poeta y que sabe
Aquel lugar se llama: La Providencia. Allí como en Hernani, J\X~)/M hacer veisos: es porque al leer sus primeras poesías he
habrá de mas: ^ ^ ^ ^ encontrado en ellas sentimiento, interés¡—cosa bien
rara en nuestros rimadores, pagados exclusivamente de la for-
ma. El público por otra parte conoce ya el juicio que le han
Un oiseau qui chanterait aux champs, meiecido las elucubraciones de Casal á persona tan docta y de
Un rossignulperdu ndans l'oinbre et dans la mousse.
* gusto crítico tan excelente como Don Enrique José Varona.
' h-sie es el más regio exequátur que podía obtener el poeta, si no
contara además, como cuenta, con las singulares dotes que re-
Un eco del gran festival de los estudiantes. vela en sus composiciones y ofreciese, al paladar aún no bien
Se efectuara difimtivamente el día ¿ de Lebrero y constará formado de los lectores cubanos, una poesía llena de positivo
de t o r n e o , carreias de sortijas, de obstáculos, y velocípedos y encanto, un si es no es mundana, personal, fruto exquisito del
un match de base ball. arte verdadero.
Las madrinas son las señoritas María Francisca y Chea El estro que ha producido Las Oceánidas permite adivinar
O'Reilly, Josefina y Elena Heirera, Mercedes Romeio, Ljzzie enseguida que lo corriente, lo inmediato, no despiertan en él la
Kohly, Juana de Dios del Valle, Maiía Amblard, María Luisa inspiración. L a patria, la humanidad, el progreso, la libertad,
y Elena Montalvo, Ernestina Uhva, María Carrillo, María ideales poéticos que según Lamartine 110 morirán nunca, a
Ojea, Dolores Lubas, Cristiana Granados, Consuelo Domínguez pesar de su máxima grandeza no han atraído la atención de
Paulina Güell, Maiía Cay y Margarita Ponce. Casal, bu musa original le ha conducido al campo siempre vir-
Con estos nombres se esta seguro de un gran éxito en cual- gen de las emociones personales, cuya transparencia y ondu-
quier empresa. L a que pruyectan los estudiantes lo tendrá en dulacíones se modifican sin cesar. Después oe haber realizado
sumo grado, pues se traía üe pagar una deuda de grautud y de audaces escursiones por la naturaleza, por la hisioria, por las
honor que ha contraído todo un país para con un solo hom- pasiones, iiase relugiado en su pensamiento solitario y allí con-
bre. templado, cariñoso, el espectáculo cambiante del alma para
Las señoritas que patrocinan la fiesta y cuyos nombres he luego reproducirlo en sonoras estrofas. Larea'idad familiar con
sus ternuras con su piadosa sencnléz, no ha solicitado su es-
tenido la honra de escribir, regalarán cada una, una cinta, sen-
píritu romántico y pesimista; puede ser muy bien que Casal
cillamente marcaua con su nombre o inicial. Dichas cuitas se-
na; a comprend do que estos asuntos para no resultar pueriles
rán ensartadas á la cairera por un anillo que puniera der un reclaman la pluma rapida y elegante de Custavo Droz ó la
estremo de ellas. gracia y la donosura de Pailleron y de Rastiboiine. Las muñe-
E n el torneo tomarán parte veinte jóvenes estudiantes que cas, la cuna y los niños—se habrá dicho—son temas fecundos,
vestirán á la inglesa, trajes de montar. inclables, sí, pero el (¡ue los desarrolle corre el riesgo de decir
En las carretas de caballos podran tomar parte todos los que muchas lon.eiías y de volverse enfadoso.
tengan á bien inscribirse en Lompostcla 1 1 3 donde está la be-
1 retaría. L o mismo para la de velocípedos. 1. uando de • sta suerte se escapa a la vulgaridad, todo aplauso
En el juego del base butltomaian paite Cárlos Maciáy los reabido se legitima y avalora, ya que los nonores, como sentía
mejoresplayers del actual Champion. un químico poeta—liuii'phry Davy—satisfacen cuando se pue-
Una m a t i n e s en I ? u b i l l o n e s .
I-A HABANA E L E G A N T E
den llevar. Apresurémonos por lo tanto á celebrar al mimado del, Gabriel Mourey, Paul Verlaine, toda la sucesión del tau-
de L A H A B A N A E L E G A N T E por haber marcado á sus tentativas maturgo lírico, de Baudelaire, y señaladamente con el sublime
dirección propia y apartada de los rumbos seguidos por la ge- Paul tíourget, en una palabra, con todo lo flamante francés;
neralidad. por más que ni Péladan con sus poemas kabalistas, ni Adolfo
Sí acaso estas apreciaciones meramente supositivas se esti- Retté con su poesía simbolista se hallan representados en la la-
man demasiado exajeradas, adviértase que la compensación bor asimiladora realizada por Casal; dicho sea todo sin ningún
al goce que nos hace experimentar un autor no puede expre- pensamiento de crítica, porque el poeta á que me refiero ha al-
sarse de otro modo que por el aplauso; y ahora que está en canzado merecida cousagración en el pensamiento de nuestras
boga proclamar los méritos de Casal, estos aplausos, mis que personalidades literarias. Fuere como fuesi, tengo el presen-
indiscreta alabanza, son una obra de justicia contra las enemis- timiento de que las producciones del joven poeta, tanto las pu-
tades de la envidia que á estas horas deben haber molestado blicadas como las que prepara, serán una fuente de sibaritis-
ya á nuestro poéla. Y por otro lado, ¿qué pueden aumentar el mos intelectuales, de superior fuerza y de peTecta serenidad.
caudal de ese rio sin cáucé que se llama opinión los entusias- Los que le conozcan podrán hablar de él con más seguridad
mos de un lector provinciano} L a literatura cubana, apartando y autoridad que yo. Si presento un Casal falsificado, lo deplo-
disentimientos que carecen de todo valor real, se reduce á la ro sinceramente, porque sentiría que no fuese en alma y carne
literatura habanera-, para el resto de la Isla el movimiento de el Casal auténtico igual al que yo me he imaginado.
las letras es como el de los átomos, que ni lo vé ni lo siente. EULOGIO HORTA.
Basta recorrer los periódicos para atestiguar lo que acabo de Cienfuegos.
decir. E l orgullo de localidad hará exclamar á muchos otra
cosa, pero ahí está la evidencia para desmentirlos. Así, pues,
poco debe mortificar á los envidiosos del éxito y nombre de RIMA.
Catal, y aun á éste mismo, cuánto de él se diga por acá.
8
'IA HABANA E L E G A N T E
gua castellana. Sobre todo, en lo atañadero al verso esencial- I bando del oloroso cáliz, é indignada por no hallar una salida,
1
mente personal ó sujetivo. ¡Qué poetas, sus cultivadores! Diría- fué á clavar su aguijón en los exangües labios de la d i f u n t a . .
se que han venido al mundo con la sola y pueril misión de Esta casi se extremeció! . . . L a abeja siguió revoloteando,
escribir tonterías, tamañas como templos. hasta caer abrasada en la llama de un cirio
Esto aparte, desde que yo (no sé si mal aconsejado) me in- Fin del prólogo.
ternaba á menudo, con ripios más 0 ménos sonantes, por esos ADOLFO C A R R I L L O .
campos accidentados y abrojosos de la poesía, hasta hoy que, San F r a n c i s c o (California).
amante de lo urbano, me quedo tranquilamente en casa, debo
asegurarte que, por haber llovido mucho, ha sufrido mi espíritu M . STEIN.
verdadera modificación. Tanto es asi, que hay momentos en
C a d a día gana más y más, en el concepto público, el exce-
que (¡sin recordar á Zara.goza'.) á la manera de Champfleuri,
lente establecimiento de sastrería que con el nombre que titula
ese enemigo del clasicismo exajerado (á lo Ponsard verbi gratia)
estas líneas se encuentra situado en la calle de Aguiar 92. Y
odio de corazón los versos y á ser posible, sin temer futuros
ts porque cada día se afana más y mayormente su propietario
remordimientos, sería capaz de desterrar á sus autores.
en montarlo á una altura hasta ahora no igualada entre noso-
N o es estraño, por consiguiente, que así discurriendo haya tros.
:
desde hace tiempo colgado los ripios (por 110 dec r la
Todas las novedades en materias de trajes que ofrecen las
lira) para de tarde en tarde oficiar de crítico, ctitiquillo ó cosa
mejores casas manufactureras de París y Londres as presenta,
que se le acerque. Y ya que tantas veces (menos de las que yo
sin pérdida de tiempo, el que tantas estimaciones ha sabido
deseara) he metido la hoz en miés agena, justo es que hoy la
captarse p >r su exquisito gusto y trato irreprochable, el simpá-
meta en la propia heredad. Allá van, pues, (y ya parió Catana)
tico húngaro Máximo Stein.
los desdichados versos, ciertamente generadores de este tam-
bién desdichado aunque verídico prefacio:
R I MILLA.
i
practico, mitad ideal? Clara, mi Clarita, cnando me casé conti-
go, eras tú una viuda, y entonces tenía celos, y los tengo más
ahora, de tu e s p o s o . . . . Sí, ahora, porque él, en la eternidad,
te estará besando en estos momentos "
Y don Sebastian, con los ojos estraviados, levantaba la
frente al cielo y exclamaba: l a a c a c i a . •i
— D i o s mío! eh que las almas, que los espíritus se besan?
b\ > CORES y HERMANO f
I
L a muerta, con los párpados hinchados y las facciones páli- %
das, de ese pálido amarillento de la cera, continuaba en su in- Ta JevePQS rmpGPbadGPSS,
movilidad estatuaria, la luz de los blandones temblando fan-
tásticamente en la rica tapicería del salón. Cestos de flores, á 1 2 SA.ET H A f A E L , ,
un lado y otro del mortuorio lecho viciaban la atmósfera con HABANA.
sus perfumadas exhalaciones: de repente, y cuando todos los
dolientes oraban fervorosamente, una abeja, oculta hasta en-
tonces en el pétalo de una flor, que había libado, salió zum- 1
Afronte eicliisivo para los anuncios franceses E a f a ^ l C ^ a g u a c e d a y N a v a r r o
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p r e p a r a d o , s e g ú n f o r m u l a d e l D r . G a n d u l , p o r el D r . R o v i r a , C a t e d r á t i c o d e l a U n i v e r s i d a d d e l a Habana
lia Papayina (pepsina vegetal) es superior & la pepsina, porque carece de olor repugnante y nauseoso que caracteriza
110 sólo ¡i la pepsina animal sino también ¡í todos los preparados de que forma parte; se emplea en las gastritis y en las en-
fermedades del pecho,
Kl I rino de papayina ron (jlicerina de Gandul es superior á los vinos análogos que nos vienen del extranjero, porque se
prepara con el producto peptonizador antes que haya sufrido ninguna alteración (el zumo del carica-papaya fermenta á las
seis lloras do extraído), mientras que los que se preparan en el extran jero 110 pueden estar en buenas condiciones, dado que
tienen que venir tí buscar á las colonias el zumo de la planta (carica papaya) que 110 existe en Europa. L a papayina (pepsi-
na vegetal) ha sido adoptada por el gobierno francés en los hospitales de niños, en los que lia producido siempre resultados
asombrosos, logrando disminuir la mortandad.
Los resultados extraordinarios que está produciendo el vino de papayina de Gandul en los niños, durante la lactancia,
sobre todo en los que padecen desarreglo de vientre así como también en los de mayor edad, nos autoriza á llamar la aten-
ción de las madres de familia y del público en general. Con este excelente vino 110 sólo se contienen las diarreas, facilitando
la digestión y evitando los vómitos en la primera edad, lo mismo que los dolores de vientre; sino que también les liace arro-
jar las lombrices, causa muy frecuente de muchos padecimientos.
Kl Vino dr papayina con ylicerina de Gandid reemplaza ventajosamente al aceite de hígado de bacalao, por poseer la
glicerina las mismas propiedades tónicas, nutritivas y reconstituyentes de dicho aceite sin sumal olor y sabor repugnante; y
es el único preparado que lia sido honrado con un brillante informe de la Academia de Ciencias de la H a b a n a .
, wiiruaiiv; ESPECIAL:
DEPOSITO üi¡>r.c,uiA.u: ALFREDO
AliiittiDU PEREZ
rüXüú UAÜÜILLO,
CARRILLO, NEPTUNO 233