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EL

JUEGO EMPEZÓ UN FIN DE SEMANA






Mi nombre no creo que aporte mucho, no es que me importe compartirlo,
pero he pensado en que sería mucho mejor utilizar el seudónimo de “Linda”.
Tengo treinta y siete años y estoy separada desde hace ya algunos años.
Físicamente no soy ninguna “top model” y lamento si eso provoca ya alguna
decepción, soy castaña, media melena, ojos marrones, delgadita, mis pechos no
soy muy grandes pero estoy segura de que no os disgustarían.
De mi os puedo contar que soy muy dulce, complaciente, cariñosa y que
tengo un carácter alegre. Me gustan los juegos de complicidad y hacer realidad
las fantasías más morbosas. En este sentido reconozco ser traviesa, juguetona y a
través de estos relatos espero compartir con vosotros algunas de mis
experiencias, algunas fantasías o mis sueños más morbosos.
Antes de separarme, la relación con mi marido había caído en esa rutina
aburrida de muchos matrimonios que solo tienen sexo algunos fines de semana.
Afortunadamente la comunicación no era un problema y decidimos dar un
giro a esa situación, sin normas, sin reglas predefinidas simplemente dejándonos
llevar por nuestros deseos y fantasías.
El juego empezó un fin de semana que aparentaba ser como uno más pero
que resultó ser muy morboso y excitante. De alguna forma, ese fin de semana
creo que empecé a cambiar hasta convertirme en la mujer que soy hoy.
La idea para esa mañana era salir a dar un paseo en coche, no parecía muy
alentadora hasta que mi marido me sugirió que quizás fuera buena idea empezar
a cambiar algunas cosas y me pidió que esa mañana me vistiera especialmente
provocativa.
Por mi parte me alegré de que el llevara la iniciativa y me pareció divertida
la idea de vestirme especialmente sexy para él.
La verdad es que no tenía gran cosa en mi armario para complacerle como
hubiera deseado, pero finalmente me decidí por probarme una corta faldita negra
que apenas me había puesto hasta entonces, unas medias negras con borla de
encaje y unos zapatitos negros de tacón. De ropa interior escogí un conjunto
formado por minúsculo tanga de color salmón pálido y un corpiño del mismo
tono…
Al mirarme al espejo para ver como quedaba me vi bastante sexy y se me
ocurrió que sería una sorpresa para mi marido que no me pusiera nada más…
salvo un abrigo de color rojo que escondiera mi secreto y no permitiera adivinar
que llevaba debajo.
El contraste del rojo con el negro de mis medias y falda se convirtió en todo
un acierto y cuando salí de la habitación así vestida ya pude escuchar un silbido
de mi marido que me aseguró que estaba arrebatadora.
Ya en el coche, no me quité el abrigo, aunque al ser muy corto, igual que la
falda, permitía que mi marido pudiera ver mis muslos que ese día lucían
especialmente bonitos.
Salimos de la ciudad para dirigirnos a las afueras y encontrar un poco de
tranquilidad en algún lugar de montaña.
Por el camino, las caricias de mi marido sobre mis muslos se repetían y
notaba como su excitación iba en aumento. Finalmente decidió parar en una
zona que parecía que no había nadie y me pidió que saliera del coche.
Yo me baje sensualmente, sin importarme que la corta falda permitiera
adivinar el color de mi ropa interior. El estaba embobado mirándome y yo me
sonreí porque todavía no le había descubierto mi sorpresa.
Cuando me abrí el abrigo, mostrándole el corpiño, de inmediato ví que la
idea le había encantado y que se encontraba complacido por mi elección.
Con voz entrecortada, como si le diera miedo que me pudiera molestar me
dijo que era precioso pero que le encantaría verme sin la faldita.
Yo le sonreí y no me hice de rogar, estábamos solos y no parecía que hubiera
riesgo de que alguien tuviera que aparecer.
Me quedé de pie frente a él vestida solo con el conjunto de lencería, las
medias y los zapatitos de tacón.
Sus manos se fueron directas a cogerme por la cintura, pero yo se les aparté,
el juego no había terminado pensé… y decidí darle un poco más de morbo
empezando a acariciarme frente a sus ojos que estaban ya locos de deseo.
Cuando colé mis dedos por el tanga el ya no podía evitar tocarse sobre el
pantalón que mostraba un enorme bulto…. y sintiéndome yo también excitada,
me bajé el tanga a medio muslo sin dejar de acariciarme y esperando que de un
momento a otro mi marido no pudiera frenar sus deseos de disfrutar de ese
momento.
No tardó mucho en acercarse para acariciarme, lo cual yo aproveché para
desabrochar su pantalón y sacar su polla de su prisión. La sentí enorme en mi
mano, estaba dura y caliente como a mi me gusta sentirla. Me puse de cuclillas
frente a él acercando mis labios para besársela, me encanta besarla, lamerla…
chuparla y no me hice de rogar.
Al poco rato se la estaba chupando con ganas, sintiendo como se hinchaba
cada vez más hasta que ya no pudo evitar correrse de placer y soltar toda su
leche en mi boca que yo saboreé como una dulce y traviesa gatita.
Su rostro reflejaba claramente lo complacido que estaba y más tarde me lo
recompensó con una larga sesión de sexo que no terminamos hasta la hora de
comer.

















CENA SORPRESA CON FINAL FELIZ





Tras ese fin de semana, se hacía difícil no pensar en cómo dar continuidad a
ese nuevo mundo inexplorado hasta entonces de juegos y travesuras. Por mi
parte no dejaba de darle vueltas en cómo podría sorprender a mi marido y
corresponder de esa forma a su iniciativa por cambiar las cosas. Quería
demostrarle que me había gustado su juego y que deseaba vivir nuevas
experiencias.
Así pues, fui yo la que se decidió por dar el siguiente paso y esa misma
semana decidí prepararle una cena romántica con una sorpresa reservada para
cuando el llegara del trabajo.
Antes de que llegara me estuve preparando para la ocasión, quería estar
especialmente sexy esa noche y por la tarde me dediqué a cuidar todos los
detalles para lograrlo…
A medida que se acercaba la hora yo me sentía cada vez más nerviosa, tenía
todo preparado para la cena. Como primer plato decidí preparar una ensalada de
rúcula (dicen que hace aumentar la libido), con aguacate, tomate cherry,
parmesano y vinagreta de miel (por lo de la luna de miel). Como segundo plato,
unos fideos con almejas al cava (no creo que haya de dar muchas explicaciones
sobre el por qué de las almejas, está claro que las almejas, como las ostras, se
identifican con una parte concreta de la anatomía femenina)
Finalmente, el postre quería que fuera especialmente provocador: Plátanos a
la brasa, a la papillote, con helado de vainilla (dicen que su aroma y sabor
incrementan la pasión) y chocolate fundido (dicen que el chocolate es
afrodisiaco).
Ya casi era la hora, yo estaba ansiosa por escuchar cuando abriría la puerta
de casa con su llave, pero sobre todo me sentía especialmente excitada por ver su
reacción al entrar en la cocina y verme terminar de preparar la cena
semidesnuda, con un corto delantal, unas medias y unos zapatitos de tacón como
únicas prendas que dejaban poco a la imaginación.
Por fin llegó la hora, desde la cocina pude escuchar como entraba en casa,
cerraba la puerta y sus pasos se dirigían a la cocina, donde yo me encontraba
aparentemente distraída con los últimos preparativos de la cena.
Deseaba darme la vuelta para ver su cara de sorpresa, pero resistí la tentación
esperando ver cuál era su reacción y esta no se hizo de esperar, sus manos
acariciaron mis nalgas desnudas antes de que sus brazos me rodearan por la
espalda y sus labios me besaran mostrándome su pasión. Su cuerpo pegado al
mío ya dejaba notar su excitación, pero me propuse resistir un poco más y seguir
con el juego que había preparado.
A regañadientes logré sentarlo para servirle la cena, no sin antes sentir como
sus manos se perdían acariciándome por todas partes. Yo reía divertida al sentir
su excitación y contenta porque mi sorpresa le hubiera gustado.
Me retiré a la cocina segura de que sus ojos intentaban no perder detalle y
me aseguré de que la puerta de la cocina quedara abierta mientras yo me
entretenía con los platos que ya estaban dispuestos para ser llevados a la mesa.
Esa situación en la que sentía que el deseo iba creciendo por momentos,
lograba que me mostrara especialmente provocativa ante los ojos de mi marido
que brillaban de satisfacción y lujuria.
Así fui sirviendo los platos sin prisas, disfrutando de ese momento cargado
de una tensión sexual contenida y preámbulo de lo que sin duda nos esperaba al
final de la cena.
Mi marido estaba embobado observando cómo me paseaba así semidesnuda
sirviendo los platos y antes de que yo también me sentara me quité el delantal
para cenar solo con las medias y mis zapatos de tacón.
La mesa acristalada le ofrecía una visión completa de mi desnudez a mi
marido, y yo me sentía especialmente sexy y provocadora.
A estas alturas, reconozco que también me sentía algo nerviosa e impaciente
por lo que no pude evitar sugerirle a mi marido que el también podía ponerse
algo más cómodo y le propuse que se quitara toda la ropa y que tan solo se
dejara puesta la camisa.
La idea le gustó y al poco rato ya estaba de nuevo sentado frente a mi,
vestido solo con su camisa blanca y mostrándome descaradamente su polla que
sin haberla tocado ya empezaba a estar como a mi me gusta verla.
Durante la cena no faltaron bromas picantes alrededor de las características
de los platos preparados y nuestras risas nerviosas delataban nuestra ansiedad.
Yo sentía como sus ojos se iban paseando por mis pechos desnudos y mirando
descaradamente a través del cristal de la mesa como yo entreabría las piernas
provocando que creciera aun más su deseo.
Por mi parte, no voy a negar que también me fijaba en como su polla iba
reaccionando bajo la mesa, creciendo y apuntando alto como un mástil duro y
grande.
Llego la hora del postre, el plátano a la brasa tenía una pinta deliciosa, el
helado de vainilla colocado en la base del plátano ofrecía una imagen que no
dejaba mucho margen a la imaginación y el chocolate fundido invitaba a
saborearlo…aunque a esas alturas yo deseaba saborear otra cosa…
Cogí mi plato y deslizándome bajo la mesa caminé a cuatro patas para
colocarme entre sus piernas como una dulce gatita deseando su plato de leche…
el me facilitó el paso abriendo sus piernas y mostrándome descaradamente su
polla que a estas alturas ya estaba enorme y muy excitada…
Yo también me sentí muy excitada, deseando saborearla y sentirla en mi
boca…pero antes decidí embadurnarla del chocolate fundido que acompañaba el
postre, prácticamente la cubrí entera de chocolate que poco a poco empezó a
gotear…y a ofrecerme una imagen irresistible para no poder evitar acercar mi
lengua y empezar a saborearla.
Estaba deliciosa, debo confesar que el chocolate me encanta y a estas alturas
supongo que también es fácil imaginar que disfruto saboreando una polla en mi
boca. Esa mezcla de placeres es indescriptible y estaba disfrutando del momento
tanto como mi marido que se había acomodado en la silla dejándose llevar por
ese momento…
Mis labios se acercaron a la cabeza de la polla para saborearla y disfrutar del
chocolate fundido que había colocado en la puntita. Su polla fueran entrando en
mi boca en mi boca caliente al tiempo que seguía saboreando todo el chocolate..
No tarde en tenerla entera en mi boca, deslizándose arriba y abajo y sintiendo
como se hinchaba dándome la señal de que estaba muy cerca de correrse…decidí
frenar un poco pues todavía no deseaba que se corriera…
Pero el cogió mi cabeza en sus manos mostrándome que no deseaba que
parara. Dejé que su polla entrara de nuevo tanto como pude en mi boca y
tragármela a fondo. Le ofrecí una mamada larga y profunda al tiempo que sus
gemidos fueron acompañados de una explosión de placer que llenaron mi boca
entremezclándose con los jugos del chocolate fundido…

Una de las cosas que siempre han apasionado a mi marido ha sido la
fotografía, ahí a donde hemos ido siempre se ha llevado la cámara de fotografiar
encima. Yo terminaba un poco cansadita de tanto tener que escuchar “ahora
ponte ahí, pero ponte así…no, no mejor ponte allí…” Pero con nuestros nuevos
juegos, la cámara se convirtió en cómplice de nuestras travesuras.
Normalmente salíamos de la ciudad y nos dirigíamos a la montaña o algún
parque, mi marido intentaba encontrar lugares en los que pudiéramos pasear sin
tener que cruzarnos a cada minuto con más gente…y aunque en ocasiones era
inevitable encontrarse con alguien, ya procurábamos apartarnos, o disimular ante
las situaciones más comprometidas.
Le encantaba que me vistiera con falditas muy cortas, con algo de vuelo para
que lograra despertar su imaginación…y quién sabe si adivinar esa prenda
íntima que había elegido para ese día especial.
A mi me gustaba que me pidiera cosas así. Siempre he pensado que tengo
unos muslos bonitos y sus caprichos me hacían sentir especialmente atractiva y
deseada.
Nos perdíamos entre los árboles, aprovechando cualquier situación para que
me hiciera alguna foto más menos provocativa o para besarnos apasionadamente
al tiempo de que sentía como sus manos se escapaban para acariciar mi cuerpo.
Sus peticiones pasaron a ser muy distintas y pasaron de “colócate ahí o
allí”…a ser deseos subidos de tono, acompañados de peticiones para que le
dejara fotografiar algo más de lo que ya se podía adivinar. Jugaba con su cámara,
haciéndome infinidad de fotos al tiempo que me hacía sentir una mujer especial.
Por mi parte debo reconocer que ese juego me divertía y me excitaba. Poco a
poco me fui sintiendo más desinhibida y me mostraba más provocativa
sorprendiéndome a mi mis misma posando de una forma atrevida.
En ocasiones levantándome la faldita descaradamente, en otras mostrándole
a la cámara mis pechos desnudos…me sentaba en una roca y posaba como el
deseaba…y no dudaba cumplir con sus deseos más morbosos que normalmente
se traducían en dejarme fotografiar medio desnuda por el bosque o que me
bajara las braguitas para seguir nuestro paseo sin ninguna prenda que impidiera
colar sus manos por debajo de mi faldita y acariciar mis nalgas desnudas lo que
provocaba mi excitación y me hacía mostrarme ante su cámara más descarada.
Los dos disfrutábamos con nuestros juegos, y aprovechábamos cualquier
espacio donde pudiéramos escondernos de las miradas indiscretas para besarnos,
acariciarnos y sentir el calor y la excitación de nuestros cuerpos…
Debo de confesaros que a mi me resulta muy fácil llegar al orgasmo, sea con
los dedos, con la lengua, con algún juguete y por supuesto con “mi juguete
preferido” que a estas alturas estoy segura de que ya habéis adivinado cuál es.
Soy multiorgásmica, así que esas tardes de fotografía y paseo, iban acompañadas
de una larga serie de orgasmos que me dejaban plenamente satisfecha y
provocaban en mi el deseo y la ansiedad de que se repitieran...
Yo no dejaba pasar ninguna ocasión para asegurarme de cuál era el estado de
mi “juguete preferido” y por supuesto aprovechaba esas ocasiones en las que nos
sentíamos protegidos de cualquier mirada para juguetear con el entre mis manos
o con mi boca…Me encantaba sentirla dura y caliente entre mis manos y mucho
más cuando sentía que se hinchaba dispuesta a explotar de placer…















































DESPERTANDO MI LADO MÁS MORBOSO




La relación con mi marido había cambiado radicalmente, lo que antes era
rutina y aburrimiento, ahora se había convertido en un juego de nuevas
sensaciones, donde el morbo y la pasión estaban siempre presentes.
Yo me mostraba totalmente complaciente con sus fantasías más morbosas,
pero también quería demostrarle que me gustaban nuestros juegos de
complicidad y que era capaz de sorprenderlo con nuevas fantasías.
Había recuperado de nuevo la ilusión y las ganas por arreglarme, comprarme
ropa, cuidar los pequeños detalles que con el tiempo parece que se vayan
olvidando…
Cuando salía de tiendas siempre estaba atenta a cualquier prenda que pudiera
dar juego a nuevas travesuras y así fui renovando mi vestuario e incorporando
prendas que nunca hubiera podido imaginar que sería capaz ni tan siquiera de
probarme…aunque por supuesto estas las reservaba para situaciones muy
especiales.
Uno de esos días me decidí a entrar sola en un sex shop, aunque parezca
increíble nunca se me había ocurrido entrar hasta entonces… pero ahora las
cosas habían cambiado mucho y sentí curiosidad por ver si encontraba alguna
cosa que pudiera incorporar a nuestros juegos.
El local parecía bastante grande y estaba repartido en tres plantas, estaba
distribuido por secciones y no parecía que hubiera mucha gente. Algunos
hombres solos que cuando me cruzaba con ellos me miraban como si no
hubieran visto nunca a una mujer y también alguna pareja que se mostraban
ajenos a todo como si estuvieran en su mundo particular.
Yo me sentía algo confundida por la cantidad de secciones que había y no
sabía muy bien por dónde empezar. La sección de juguetes era espectacular con
todo tipo de productos de todos los colores, tamaños, texturas que nunca pudiera
llegar a imaginar, vibradores con infinidad de funciones, consoladores de todos
los tamaños y algunos simulando un gran realismo, no solo por su forma sino
incluso por su tacto como pude comprobar, bolas chinas, una especie de balas
que al parecer se activaban a distancia…y que despertaron mi imaginación al
pensar que serían un complemento ideal para nuestros juegos…
De ahí pasé a la sección de lencería donde no solo encontré todo tipo de
conjuntos, medias, picardías, tangas, sino que también tenían una gran variedad
de vestidos muy atrevidos y disfraces eróticos que me parecieron una magnifica
opción para sorprender a mi marido en alguna ocasión.
Me gusto especialmente un minivestido de diosa griega de color blanco con
tonos dorados, muy fino y suave al tacto y también me fijé en los disfraces
clásicos de colegiala sexy, sirvienta explosiva…estaba claro que algunos de esos
disfraces también iban a formar parte de mi colección…
Decidí seguir mirando antes de comprar nada y me paseé por el resto de las
secciones, donde me sentía medio hipnotizada por todas las imágenes que se
iban cruzando ante mis ojos…y empezaba a notar sus efectos al sentir mis
mejillas acaloradas.
Sentí curiosidad por lo que habría en la planta inferior, aunque nunca hubiera
podido llegar a imaginar lo que me iba a encontrar…Para empezar la planta
estaba con las luces muy tenues, no es que tuviera dificultades para andar sin
tropezar, pero si parecía que la luz era la adecuada para dar la sensación de
mayor privacidad…
A un lado estaban unas cabinas para ver películas porno, lo cual era fácil de
adivinar por los gemidos que se oían al pasar por el pasillo, al fondo una
pequeña sala oscura donde al parecer se proyectaban películas y donde me
imaginé lo que podía llegar a pasar si alguien decidía entrar ahí…
Seguí un poco más lejos hasta encontrar un espacio con un montón de
puertas llamado “glory hole”, no tenía ni la más remota idea de lo que era
aquello y sentí curiosidad por averiguarlo…
Me metí hasta el fondo del pasillo pues me sentía algo avergonzada y no
quería que me viera nadie y entre en una de aquellas habitaciones, que no
parecía tener nada de especial, era un espacio bastante pequeño con una
banqueta y las paredes bastante sucias repletas de pollas dibujadas, olía bastante
mal y al parecer no había mucho más que ver. Me sentí algo desilusionada y no
acertaba a adivinar el sentido de esos espacios. Me senté en la banqueta por si
había algo que se me hubiera escapado y entonces fue cuando vi un agujero en la
pared de donde asomaba una polla negra muy grande, balanceándose como si
deseara llamar la atención…
Me quedé petrificada con la imagen y aunque deseaba seguir mirándola, algo
en mi interior me decía que saliera de ahí corriendo antes de que fuera
demasiado tarde.
Pero esa polla no dejaba de moverse, estaba enorme y mis ojos se habían
quedado clavados sin atreverme ni tan siquiera a respirar para no hacer ningún
ruido…
Seguía sentada en la banqueta y la imagen que tenía ante mis ojos era tan
tentadora que no pude evitar empezar a pensar en tocarla, solo un poquito
pensé…pero ya me sentía perdida…la rocé con mis dedos y rápidamente
reaccionó dando un respingo como si se alegrara de que estuviera ahí…
Era muy gruesa y mucho más grande que la de mi marido, demasiado
tentador como para evitar desear acariciarla con mis manos, y empezar a
masajearla sin saber quién podía estar en el otro lado de la habitación, pero de
donde escuchaba unos gemidos de placer…
Su polla seguía creciendo en mi mano, hinchándose cada vez más…
sencillamente estaba esplendida y demasiado tentadora para no desear saborearla
en mi boca…
Pero justo estaba pensando en dar ese paso cuando desde el otro lado los
gemidos empezaron a ser más continuos y fuertes…dando así una clara señal de
que se iba a correr de un momento a otro… decidí acelerar mis movimientos con
la mano y al poco un chorro de leche espesa salió disparado, pillándome de
sorpresa y teniendo que apartarme para que no me manchara la ropa ni mojara
mis mejillas…puse mi otra mano para frenar las siguientes corridas dejándome
la mano perdida…sencillamente impresionante, nunca antes había visto nada
igual.
Sali rápidamente de ese lugar buscando un baño donde poder limpiarme y
asegurándome de que nadie me viera salir…
Finalmente subí de nuevo a la primera planta, sintiendo que todavía me
temblaban las piernas e intentando disimular lo acalorada que estaba… Me
sentía muy excitada por todo lo que había ocurrido y necesitaba desahogarme de
alguna forma…Decidí coger los disfraces que me habían gustado y busqué un
probador para estar a solas y calmarme un poco…
Las imágenes que había vivido se repetían en mi cabeza y no podía pensar en
otra cosa que no fuera recordar esa enorme polla en mi mano explotando de
placer… No pude evitar acariciarme en el probador frente al espejo, recordando
lo sucedido e imaginando como se la hubiera chupado…
Muchas cosas fueron cambiando desde que el juego empezó y estaba claro
que yo ya no era la misma. Me sentía mucho más segura, más liberada, con
ganas de experimentar cosas nuevas, de seguir explorando ese nuevo mundo que
tanto me hacía disfrutar…
Una prueba de ello era los cambios que se iban produciendo en mi forma de
vestir donde de una forma progresiva las faldas y los vestidos que me iba
comprando era cada vez más cortos y atrevidos.
A mi marido no le disgustaba ese cambio, aunque no le hacía mucha gracia
que saliera sola vestida de esa manera, era algo celoso y siempre estaba
temiendo que pudiera surgir alguien que quisiera follarse a su mujercita.
Por supuesto no le había contado nada de mi primera visita al sex shop y de
los ocurrido en el “glory hole”, prefería mantenerlo en secreto pues estoy segura
de que no lo hubiera entendido y no le hubiera gustado…
Yo tan solo deseaba complacerlo y pensaba mil formas de sorprenderlo con
alguna nueva fantasía que le hiciera olvidarse de esas tonterías.
Una de esas tardes en las que salí sola de paseo para ir de tiendas, me crucé
con un grupo de chicos jóvenes que estaban sentados en la terraza de un bar, no
deberían tener más de 20 años y al pasar escuché claramente como uno ellos les
decía a los demás “mirar que bombón está pasando”, todos se giraron, y aunque
intenté disimular, me puse roja como un tomate al tiempo que escuché como otro
le respondía “vaya polvo que tiene”… al tiempo que los demás reían como si su
amigo hubiera contado un chiste.
No hace falta contaros que me sentí especialmente halagada al pensar que
despertaba el interés de unos chicos tan jóvenes a los que casi podía doblarles la
edad… y sus palabras se repetían en mi cabeza haciéndome sonreír como una
quinceañera.
Con esos pensamientos seguí mi paseo sintiendo que mis hormonas estaban
revoleteando hasta que decidí entrar en una tienda de moda…
No es que tuviera que comprar nada especial, pero uno de mis placeres
consiste en fisgonear por las tiendas a la búsqueda de nuevos trapitos que
ponerme.
Normalmente termino probándome un montón de cosas para no comprar
nada o quedarme con una o dos piezas…por esa razón prefiero ir sola de
compras, mi marido nunca ha compartido esa afición conmigo y siempre me
recrimina que me pruebe tantas prendas.
Finalmente, entre en uno de los probadores en el que había un gran espejo
frontal y otro mucho más estrecho en la parte trasera para poder visualizar
cualquier prenda desde diferentes perspectivas…
Me entretuve mirándome al espejo, retocándome el pelo y en ese momento
recibí un wasap de mi marido que me decía que todavía estaba en la oficina y me
preguntaba dónde estaba yo…
En vez de responderle, decidí enviarle una foto reflejada en el espejo a lo que
rápidamente me respondió: “guapa”.
Divertida por el juego que justo había iniciado, me levanté un poco la falda
para mostrar la borla de encaje de mis medias y hacerme una nueva fotografía
que se la envié dispuesta a mostrarme juguetona…
No hace falta deciros que la idea le gustó, respondiéndome que era una
“chica traviesa”. Su respuesta me hizo sonreír y me animó a continuar con el
juego…consiguiendo que le enviara fotos cada vez más sugerentes y subiditas de
tono que al parecer causaron su efecto porque me envió una foto mostrándome
lo “malito” que le había puesto provocándole una erección que escondía bajo la
mesa de su despacho.
Yo me sentía cada vez más alterada y caliente por todo lo que estaba
sucediendo esa tarde, la imagen de mi marido masturbándose bajo la mesa se
entremezclaban con las palabras de aquellos chicos que se seguían repitiendo en
mi cabeza.
Entrecerré mis ojos y dejé volar la imaginación dejando que mis manos
fueran por un momento las de esos chicos que me rodeaban desnudos y
manoseándome por todas las partes de mi cuerpo…al tiempo que también
imaginaba como mi marido se estaría masturbando bajo la mesa mirando las
fotos que le había enviado.
Me quité prácticamente toda la ropa quedando semidesnuda frente al espejo
y enviándole nuevas fotos a mi marido para que viera lo calentita que estaba su
esposa.
Mis manos acariciaban mis pechos desnudos, imaginando como serían eso
cuerpos jóvenes, como serían sus pollas juguetonas…las imaginaba duras y
firmes…deseaba tenerlas para mi, sentirlas en mis manos, en mi boca….estaba
muy caliente y deseaba ser follada por todos ellos…
Mis dedos se colaban entre mis piernas, me sentía muy excitada y mojada…
Mi marido me envió una nueva foto en la que me mostraba su polla, estaba
enorme y mojadita de la punta…como a mi me gusta tenerla para saborearla…
Imaginé que estaba bajo la mesa de su despacho, así desnuda a cuatro patitas
como una gatita entre sus piernas, dispuesta a tragarme entera esa rica polla y
sentirla bien dura y caliente en mi boca hasta lograr que explotara de placer…
Las imágenes se seguían entremezclando en mi cabeza, y era el turno de
imaginar a esos chicos turnándose para follarme, mientras los otros se corrían en
mi boca o se pajeaban hasta explotar de placer y mojando mi cuerpo desnudo…
Mis dedos hacían el resto, sintiendo como estaba creciendo un profundo
orgasmo en mi interior que daba los primeros síntomas con ligeros
estremecimientos de mi cuerpo al tiempo que una nueva foto de mi marido
entraba en mi wasap mostrándome como se había corrido entre sus manos…













MI PRIMERA VISITA A UN SEX SHOP





Quiero contar un pequeño secreto, no es que sea nada inconfesable pero no
se lo había contado a nadie hasta ahora.
De alguna manera todas esas experiencias vividas fueron provocando
algunos cambios en muchas facetas de mi vida. Algunas son fáciles de adivinar
por mis relatos anteriores, otras las iréis descubriendo poco a poco…, aunque
hoy os desvelaré uno de esos cambios que seguramente ya habréis intuido
Todo surge como consecuencia de esa excitante sensación que tengo al sentir
una mirada furtiva, unos ojos de deseo clavados en mi cuerpo, escuchar algunos
piropos o incluso, porque no, escuchar alguna grosería…
Para una mujer es importante sentirse guapa y atractiva y yo no soy una
excepción. Para mi, que ya no soy una jovencita, es muy importante sentir como
logro despertar vuestro deseo cuando paseo ante vuestros ojos, vestida con
alguna prenda más o menos provocativa pero siempre buscando ese punto
sensual y femenino que sé que os enloquece, acompañándolo de una pizca de
coquetería.
Una situación que me excita y me pone muy caliente, se produce cuando
estoy en el coche, parada ante un semáforo y justo al lado, se detiene un
motorista que me mira con más o menos descaro por la ventanilla.
Yo intento disimular, por supuesto, y aunque hago como si no me diera
cuenta, mi corazón palpita a toda velocidad. Siento sus ojos clavados en mis
bonitos muslos, descubiertos por una corta faldita, o intentado adivinar el color
de mi sujetador a través de ese botón travieso que por descuido se desabrochó…
En ese juego de miradas furtivas, en alguna ocasión he sido especialmente
traviesa saliendo de casa sin ropita interior y permitiendo que mi corta faldita
mostrara algo más de lo que debiera, o que mi escote dejara adivinar que ese día
no llevo sujetador.
En una de esas ocasiones …sentí como muchas miradas se colaban por la
ventana abierta del coche…yo me sentía excitada y juguetona desde que había
salido de casa y en mi bolso me había llevado una bala vibradora dispuesta a
utilizarla.
A medida que iba conduciendo, sentía en mi cuerpo los efectos de mi juego
notándome cada vez más excitada y dispuesta a “lucir mis encantos”, cosa que
hice en uno de los semáforos cuando se paró a mi lado una furgoneta bastante
alta en la que iban dos hombres.
El acompañante del conductor saco su cabeza por la ventanilla y mirándome
descaradamente me preguntó si deseaba que me follara como una zorrita…
Mis mejillas se sonrojaron y mi pulso se aceleró, pero no pude evitar
entreabrir mis muslos ligeramente para mostrarle que no llevaba braguitas bajo
la falda. El hombre creo que no daba crédito a lo que estaba viendo y empezó a
decirme todo lo que me haría si le dejaba subir al coche.
Arranqué el coche tan pronto el semáforo se puso en verde, al tiempo de que
el conductor de la furgoneta alertado por su compañero hacía sonar una bocina
estridente.
A estas alturas me sentía muy caliente y tenía la necesidad de calmarme, por
lo que decidí colocarme la bala vibradora y activarla para sentir ese rico
cosquilleo que tanto me satisface.
Me aseguré de que mi corta faldita ocultara lo que debajo estaba sucediendo
y seguí conduciendo lentamente permitiendo que mi excitación siguiera
creciendo y sin importarme lo que sucediera a mi alrededor.
Así fue como llegué a un precioso mirador, donde pude parar el coche
asegurándome que no había nadie más por la zona en ese momento.
Me quité la faldita para estar más cómoda y entrecerré los ojos imaginando a
ese hombre de la furgoneta mirándome con ojos de deseo desde su asiento, me
imaginaba que se sacaba la polla del pantalón y sin dejar de mirarme y decirme
todo lo que me haría se masturbaba ante mis ojos por la ventanilla al tiempo que
yo estaba acariciándome con mis manos.
El seguía masturbándose con los ojos muy excitados y seguí imaginando
como en el mismo instante en que yo me corría entre mis dedos, el se corría por
la ventanilla alcanzando mi mejilla y mi blusa.































PUTA POR UNA NOCHE





Un sábado por la noche después de haber cenado en casa y de haber bebido
yo algo más de la cuenta, empezamos a bromear con nuestras fantasías y el me
confesó que le daría mucho morbo que esa noche me vistiera como una fulana y
saliéramos a dar un paseo en coche.
Yo le seguí el juego divertida, me encantaba vestirme para él y ponerme la
ropa más atrevida que tenía.
Decidí ponerme unas medias negras semitransparentes, con encaje en el
muslo y ligueros…me miré en el espejo y me sentí verdaderamente sexy con
unos zapatitos negros de tacón como único complemento… perfecto para el
propósito de nuestro juego.
La noche era fresquita, así que antes de salir me puse un abrigo y un fular
para no coger frio y por supuesto evitar llamar la atención.
Mi marido me miró complacido y sus manos rápidamente se colaron para
darme una palmadita en las nalgas y acariciar mis pechos desnudos.
Ya en el coche, entreabrí mi abrigo permitiendo que mientras el conducía, su
mano acariciara mis muslos y se fuera colando entre mis piernas, al tiempo que
yo posaba mi mano en su entrepierna, acariciándola y sintiendo como crecía bajo
el pantalón.
Le bajé la cremallera pues supuse que eso era lo que se esperaba de una
“fulana” y porque estaba deseando tener su polla entre mis manos. El no puso
ningún reparo y me dejaba hacer lo que deseaba sin que en ningún momento
dejara de conducir.
Me dedique a masajearla con suavidad, sintiendo como su excitación iba
creciendo en mi mano y yo me iba sintiendo cada vez más caliente por la
situación.
Ya por las afueras de la ciudad, siguió conduciendo despacio y me decidí a
inclinarme para acercar mis labios a esa polla que apuntaba alta y firme. Me
encantó sentir su aprobación mientras la besaba antes de que se colara en mi
boca.
Debo de confesar que me gusta mucho chuparla, sentirla caliente y como
sigue creciendo para ponerse muy dura en mi boca. Es tan rico sentir como se va
hinchando cada vez más y escuchar los gemidos de placer que acompañan a mi
mamada….
Pero no quería que se corriera, deseaba prolongar ese momento de placer,
sentir como se volvía loco porque acelerara el ritmo de mi mamada… Yo
también estaba a mil, sintiendo su excitación y como con su mano iba
acariciando mi cuerpo desnudo.
Deseaba que parara el coche en cualquier lugar oculto de miradas furtivas, y
que me follara como lo hacíamos cuando éramos mucho más jóvenes…
Finalmente paró el coche y yo me reincorporé en el asiento para comprobar
que nos encontrábamos a las afueras de la ciudad en una zona bastante aislada,
próxima a un parque que a esas horas estaba muy poca iluminada.
Un lugar ideal para follar en el coche como yo había pensado, sin embargo,
mi marido me señaló una zona algo más alejada en la que si parecía que había
algunos coches circulando con lentitud como si estuvieran dando vueltas
buscando aparcamiento.
Nos acercamos un poco más, lo necesario para darme cuenta de que a pie de
calle también había mujeres semidesnudas o vestidas con prendas que dejaban
poco a la imaginación y que los coches circulaban despacio porque se paraban
ante ellas para observarlas.
Algunos bajaban sus ventanillas para que la chica se acercara y establecían
una corta conversación, que finalizaba cuando la chica subía al coche o bien se
daba media vuelta dejando que el coche siguiera su camino…
No sabía muy bien lo que pretendía mi marido al llevarme a esa zona, nos
encontrábamos lo suficientemente lejos para no formar parte de ese escenario,
pero al mismo tiempo lo suficientemente cerca para visualizar lo que ocurría.
Finalmente, y ante mi sorpresa me dijo que le daría mucho morbo que me
bajara del coche y que me hiciera pasar por una puta, comportándome como lo
hacían las otras chicas…
Antes de que pudiera responderle, me aclaró que no pretendía que subiera a
ningún coche, que solo deseaba que me comportara como ellas hasta que él
pasara con su coche y que se haría pasar por un conductor más en busca de sexo
fácil.
Yo le respondí que me daba un poco de miedo, pero el insistió en que tan
solo debía de pasearme como el resto de las chicas y si se paraba algún cliente
interesado en subirme al coche, responderle que se pasara más tarde porque ya
había quedado a esa misma hora con un cliente habitual y que estaba a punto de
pasar a recogerme. En cualquier caso, el estaría aparcado muy cerca
observándolo todo, así que eso me tranquilizó un poco.
No estaba muy convencida la verdad, pero finalmente me bajé del coche y
me dirigí hacía la zona donde estaban. Decidí quedar un poco alejada del resto
de las chicas pues no quería ningún conflicto con ellas, y aunque llevaba el
abrigo, sentía como el frio de la noche acariciaba mi cuerpo desnudo, estaba
tiritando, no sé si del frío, de los nervios, o de ambas cosas.
No tuve que esperar mucho rato para que un primer coche se acercara. Un
Mercedes que conducía un hombre ya bastante mayor y que paró delante de
donde yo estaba. Bajó su ventanilla, inclinando su cuerpo para verme mejor. Me
pidió que me abriera el abrigo… yo dudé por unos instantes, lo cual pareció
disgustarle y se marchó…
Una de las chicas que debió ver la escena, se acercó a donde yo me
encontraba, sentí un poco de miedo, pero ella tan solo quería curiosear un poco.
Entre ellas se conocían todas y yo era nueva en la zona…
Ella vestía con una minifaldita, amarilla y plisada, cortísima sin medias, unas
botas negras de tacón alto y una mini blusa atada por la cintura, suficientemente
escotada como para adivinar que no llevaba sujetador. Todo así parecía no sentir
el frío de la noche y me preguntó si era nueva, que no me había visto nunca y si
había llegado sola.
Yo le respondí que si, pero que solo estaría esa noche…Me miró con
curiosidad, como si intentara adivinar porque me encontraba ahí. Finalmente, me
dijo que había hecho bien en quedarme un poco más alejada, que cada chica
tenía su zona y que eso me evitaría problemas…También me dijo que si
necesitaba algo preguntara por Eli, que todo el mundo sabía quién era ella y que
podía contar con ella.
Le di las gracias y antes de que ella se diera la vuelta para regresar a su zona
me dijo que cuando se parara un coche me mostrara un poco más atrevida si
deseaba atraer algún cliente, me hizo un guiño y me sonrió antes de marcharse…
Volví a quedarme sola, observando como el coche de mi marido seguía
aparcado no muy lejos con las luces apagadas.
Al rato, se acercó una furgoneta que paró frente donde yo estaba. Llevaba la
ventanilla bajada y me resultó fácil ver que llevaba el pantalón desabrochado y
que su polla estaba en su mano…
Mostrándome descaradamente su polla me preguntó que cuánto cobraba por
chupársela…que le habían ofrecido veinte euros pero que solo quería pagar 10…
yo le respondí que siguiera buscando y me dijo que pagaría quince euros pero no
más…Me di la vuelta mostrando desinterés y arrancó para regresar a la zona
donde estaban las otras chicas.
No tardó mucho en acercarse otro coche, también con las ventanas bajadas y
con cuatro chicos jóvenes que iban bastante bebidos…el que iba sentado delante
de copiloto llevaba la voz cantante y me preguntó si era lo bastante zorra para
hacerlo con los cuatro…La verdad es que siempre ha sido una de mis fantasías,
pero por supuesto no estaba dispuesta a confesarlo en esos momentos…
Al parecer estaban de despedida de soltero, y me insistían en que subiera al
coche para “conocer” al que se iba a casar, que necesitaban desvirgarlo… entre
risas y más bromas subiditas de tono, el “jefe de la manada” me pidió que les
mostrara un poco de mis encantos y que así al menos se harían una paja a mi
salud… Yo me sentí complaciente y decidí entreabrir por primera vez mi abrigo
mostrándoles ligeramente que iba semidesnuda…enloquecidos, insistieron en
que subiera al coche, pero al comprobar que sus ruegos y proposiciones no
daban resultado, siguieron desilusionados en busca de otra chica…
Mostrarme así ante ellos me provocó una extraña sensación y no voy a negar
que en alguna de mis fantasías me hubiera subido a ese coche … y eso me llevó
a pensar que quizás no estuviera preparada para ese tipo de experiencias…
Con esos pensamientos se acercó un nuevo coche, otro Mercedes aunque en
esta ocasión llevaba las ventanas subidas supongo que para protegerse del frío y
hasta que no se paró frente a donde estaba yo, no pude ver quien había dentro. Se
trataba de un hombre de mediana edad, vestía con un traje y corbata, y pensé que
podría ser un hombre de negocios que estaría de paso por la ciudad quizás. Me
pareció un hombre atractivo, bajo la ventanilla y me pidió que me acercara…
Yo atendí a su petición acercándome a la ventanilla e inclinándome para
poder escucharle.
Intencionadamente permití que mi abrigo se entreabriera al inclinarme,
observando como sus ojos no perdían detalle de mi desnudez.
Me gustó como me miraba con deseo, y sus primeras palabras resultaron
todo un halago que me mostraron que se trataba de un hombre educado y al
mismo tiempo que su acento no era del lugar.
Me sentí halagada, y le pregunté si le gustaba lo que estaba viendo… el me
respondió que estaba muy complacido y que era una mujer muy atractiva…
De forma ya más atrevida, abrí un poco más el abrigo para que pudiera ver
mis pechos desnudos y el tono pálido de mi piel contrastar con el color negro de
mis medias y liguero…
Sentí como sus ojos descendían como si me estuvieran haciendo un examen
de arriba abajo, paseando su mirada por cada centímetro de mi cuerpo hasta que
sus ojos se situaron a la altura de mi sexo provocándome que sintiera un
excitante hormigueo.
Sus labios dibujaban una sonrisa de estar complacido por la visión que le
ofrecía y me preguntó cuánto pedía por subir a su coche, yo hubiera subido
gratis encantada creo, pero todo era un juego, una fantasía de mi marido y le dije
que lamentándolo mucho ahora no podía, que estaba esperando a un cliente
habitual y que llegaría de un momento a otro…
El me miró contrariado, pero rápidamente volvió a sonreírme y me preguntó
si estaría más tarde, que no le importaba tener que esperar…
Mi cuerpo estaba deseando entrar en ese coche y aunque sabía que no era
cierto le respondí que sería todo un placer…
Él se sintió de nuevo complacido por la respuesta, no dejaba de mirar mi
cuerpo desnudo y me pidió si podía acercarme un poco más…yo me acerqué
tanto como pude, colocando casi medio cuerpo por la ventanilla y permití que él
extendiera su mano para poder acariciarme los pechos.
No hice nada para impedirlo, su caricia fue suave y delicada como si deseara
obsequiarme con un preámbulo de lo que me esperaba cuando regresara…
Sentí como una oleada de calor subía por mi interior y ya no sentía el frío.
Hubiera deseado que continuara con sus caricias, pero retiré mi cuerpo del
interior del coche…
El seguía sonriendo, tenía las piernas entreabiertas y bajo su mano para
acomodar su entrepierna lo que hizo que me fijara en lo enorme que estaba.
Seguía hablándome de forma dulce y tranquila, pero ahora sus palabras
estaban calentando mi deseo… Me dijo que tenía unos pechos preciosos y que le
había encantado tocar la suavidad de mi piel…
Entonces me dijo que tenía un deseo y me pidió por favor que no se lo
negara, que tan solo deseaba poder ver mi coñito más cerca, para mantenerlo
caliente hasta que regresara…
Yo me sentía en esos momentos la mujer más deseada del mundo, y al
mismo tiempo me preguntaba si era eso lo que perseguía mi marido con ese
juego…
El sacó su cartera de la americana, la abrió y sacó un billete de quinientos
euros que me los mostró en señal de cuál sería mi recompensa si complacía su
deseo.
Yo no esperaba ni mucho menos aceptar ningún dinero, aunque debo de
reconocer que tampoco me esperaba que me ofrecieran quinientos euros solo por
lo que me estaba pidiendo. Pero no fue el dinero lo que me llevo a decidir
acercarme hasta sentir mis piernas pegadas a la puerta del coche, mi abrigo
estaba totalmente abierto y sentía el calor de la calefacción que salía del interior
del coche…el extendió de nuevo su mano, deslizando sus dedos por mis muslos
y acercándolos a mis labios que en esos momentos estaban locos de deseo…
cerré los ojos al sentir como lentamente sus dedos los rozaban, provocando que
me estremeciera…
Sus dedos se deslizaban lentamente, entreabriendo mis labios y sintiendo
como a su paso mi humedad los invitaba a seguir explorando…me sentía
empapada y sus dedos no tardaron en colarse en mi intimidad provocándome un
estremecimiento de gusto…
El debió notarlo, pero ante mi desesperación retiró sus dedos lentamente al
tiempo que me decía que cuando regresara deseaba tenerme tan calentita como
lo estaba ahora…
Yo me quedé con unas ganas locas de entrar en ese coche y seguir con lo que
había empezado, pero sabía que todo era parte de un juego y que no debía de
seguir…le sonreí complacida y cuando estaba a punto de despedirle con un hasta
luego me cogió la mano para obligarme a coger el billete de 500 euros…
Al poco rato vi que el coche de mi marido se paraba frente a mi, no sabía
muy bien lo que había podido ver mi marido en la distancia, pero fuera lo que
fuera no parecía disgustado.
Bajo la ventanilla del coche y su pantalón seguía entreabierto como lo había
dejado, y su polla estaba enorme pidiendo a gritos explotar de placer… yo me
acerqué haciendo mi papel de “puta” y el complacido por el juego hizo también
su papel de “cliente”…
Rápidamente nos pusimos de acuerdo con el “precio” y subí al coche con
unas ganas locas de que me llevara a cualquier sitio donde pudiéramos estar
solos.
Mi marido estaba muy excitado y solo sentarme a su lado me cogió la mano
para que comprobara lo dura que tenía su polla….yo creo que estaba igual o más
excitada que él, mi mano lo pajeaba lentamente mientras observaba como su
punta se iba mojando…
Finalmente paró el coche en una zona totalmente solitaria, pasamos a los
asientos de atrás para estar más cómodos, y yo me senté sobre el como si fuera
una amazona dispuesta a cabalgar…
Su polla me penetró de un golpe estremeciéndome de placer y provocando
prácticamente al instante mi primer orgasmo, mis caderas empezaron a moverse
pues como sabéis soy multiorgásmica y deseaba mucho más…
Mi marido gemía intentando controlarse para complacerme, pero yo estaba
demasiado caliente para dejar que se controlara, y mis caderas se movían
frenéticamente, cabalgando sobre su polla que se encontraba a punto de
explotar…
Mis orgasmos se iban repitiendo…y hubiera tenido muchos más si no
hubiera sido porque al poco rato mi marido empezó a gemir profundamente
gritando que se corría y que no podía aguantar más…los dos nos abrazamos en
un profundo orgasmo que me hizo sentir como su leche me llenaba y se
mezclaba con mis flujos…
Regresamos a casa comentando como habíamos vivido la experiencia, el me
confesó que se había sentido algo celoso cuando vio que me acerba tanto a ese
último coche y colaba mi cuerpo por la ventanilla pero que le gustó mucho ver lo
calentita que me había puesto ese juego…
También me dijo que me había hecho algunas fotos mientras estaba en la
calle haciendo de “fulana”, que nos servirían para recordar esa experiencia.
Yo no le di importancia a las fotos pues no era la primera vez que me hacía
fotos con poca ropa o semidesnuda y tampoco quise explicarle todo lo que había
sucedido, pues tan solo había sido parte de un juego sin más consecuencias que
despertar nuestra pasión.
Cuando llegamos a casa, yo no podía dejar de pensar en ese último coche y
lo que hubiera podido suceder si hubiera regresado. Me encerré en el baño para
darme una ducha y mi fantasía me llevo a imaginar que ese desconocido me
follaba repetidamente en su coche complaciendo todos mis deseos.





SUEÑO CALIENTE Y HÚMEDO; VOLVIENDO A SER PUTA





Las fantasías y los juegos morbosos se convirtieron en habituales entre
nosotros. Yo intentaba complacer todos sus deseos y caprichos. Reconozco que
me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la
pasión perdida.
Durante el día me sorprendía a mí misma pensando en nuevas fantasías que
realizar o nuevos juegos con los que sorprendería a mi marido. Mi imaginación,
al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en mis sueños algunas escenas
se repetían y en otras llegaban mucho más lejos.
La última fantasía de mi marido convirtiéndome en “puta por una noche”,
me hizo despertar algunas fantasías que nunca hubiera podido llegar a imaginar
y muchísimo menos que hubiera llegado a soñar como el que tuve a los pocos
días de disfrutar de esa inolvidable experiencia…
En mi sueño me veía conduciendo sola para regresar a esa zona a la que me
había llevado mi marido. Me sentía algo nerviosa al estar haciendo algo
prohibido y al mismo tiempo excitada al visualizar las imágenes que había
vivido.
Las imágenes se entremezclaban combinando algunas de las escenas que
sucedieron esa noche, con otras imágenes que surgían de mis sueños….
Me veo bajar del coche para andar algunos metros hasta colocarme algo
alejada del resto de las chicas y de donde estaban circulando lentamente algunos
coches. Todo parecía igual que esa noche…excepto yo misma, mucho más
segura y consciente del porque había conducido sola hasta esa zona, e
impaciente porque llegara el primer coche…
Mi caminar era provocador, contorneando las caderas a cada paso y sin
importarme que mi abrigo se mantuviera entreabierto mostrando descaradamente
mi desnudez bajo la pobre luz de una vieja farola.
Deseaba atraer el interés de algún conductor dispuesto a desviarse
ligeramente del circuito circular que se había formado y con la confianza de
reencontrarme con ese último conductor al que en aquella noche había
prometido mis servicios.
Pero al igual que sucede en la realidad, no todos los sueños se cumplen como
una desearía, aunque no por ello dejan de ser sueños…
Al poco rato, los primeros conductores que se dan cuenta de que hay una
chica nueva en la zona empiezan a variar su recorrido ampliando esa ruta
circular que se había formado y llevando al resto de los coches a que los
siguieran.
Observo complacida como una fila de coches circula lentamente frente a mí.
Los conductores me observan con ojos de deseo y lujuria y yo me muestro
descarada con todos ellos, exhibiendo mi cuerpo semidesnudo bajo el abrigo y
sonriéndoles como si les estuviera invitando a que pararan sus coches y disfrutar
de un momento inolvidable…
Un primer coche se detiene y me invita a subir, es un hombre de unos 50
años. Por el anillo que lleva adivino que es un hombre casado…pero no me
importa. Por la ventanilla me pregunta si le hago una mamada por 20 euros, yo
me siento excitada y pienso que se lo haría gratis, pero en mi sueño le respondo
que no …el insiste y me dice que al menos le haga una paja que está muy
caliente y que necesita correrse…
Yo veo que el hombre se encuentra totalmente empalmado y su polla asoma
dura por la bragueta abierta del pantalón…Esa imagen me excita y decido
aceptar con la intención de coger entre mis manos esa polla que esta deseando
explotar…. Nos alejamos ligeramente y al poco rato el hombre se encontraba
gimiendo al sentir el calor de mi mano masajeando su polla …lo hago con
rapidez y observo como cierra los ojos para dejarse llevar por una oleada de
placer que culmina con un chorro de leche que salpica el techo del coche y el
salpicadero. El hombre me mira complacido y agradecido, realmente estaba
necesitado y su rostro muestra relajación…
Han sido pocos minutos y me niego a aceptar los 20 euros. El hombre me
mira incrédulo e insiste en que los acepte depositándolos en mi mano…
Me bajo del coche y regreso andando al mismo lugar donde me había
recogido esperando y deseando que se acercara otro coche…
De nuevo los coches circulan frente a mi, despacio mientras sus conductores
me miran con obscenidad, algunos se detienen para decirme alguna guarrada
otros para conocer el precio de mis servicios como si estuvieran en un mercado,
el mercado del sexo…
En mi sueño, yo me veo cada vez más descarada y atrevida como resultado
de mi propia excitación. No parece importarme mostrarme casi desnuda ante los
ojos de todos esos hombres, ni tampoco escuchar todo tipo de obscenidades…
todo forma parte de un juego, donde yo soy la puta a la que desean follarse todos
ellos y en ese juego donde se mezcla el deseo, el morbo, la excitación yo me
siento disfrutar placenteramente deseando no despertar.
Se para un coche deportivo en el que hay tres hombres jóvenes, uno de ellos,
el que está sentado en el asiento de atrás parece africano por el color negro de su
piel… (al recordarlo se me cruza la imagen de esa deliciosa polla negra que vi en
mi primera visita al sex shop…sencillamente espectacular!)... Los otros dos
tampoco parecen españoles, tenían la tez muy morena, los tres parecían altos y
muy fuertes…Uno de ellos me pregunta cuanto les cobraría por ser la putita de
los tres y disfrutar como una verdadera zorra. Yo me acerco un poco más al que
me está hablando, sin dejar de mirar al africano que al verlo más cerca me parece
todo un semental…
El que conduce se da cuenta de donde esta fijada mi mirada y entre risas dice
a sus amigos que “a esa puta le gustan lo pollones de color” y los tres se ríen
como si hubieran escuchado un gran chiste… A mí no me importan sus
comentarios, me excita escuchar como suspiran por follarme y en mi sueño subo
a ese coche que se aleja de la zona para ir a una zona más aislada…
Durante el trayecto, el africano aprovecha para sobar todo mi cuerpo… sus
amigos no dejan de reír y le recuerdan que deje algo para ellos…
El se ríe con ganas mientras yo aprovecho para desabrocharle el pantalón y
comprobar que no me había equivocado al ver que una enorme polla salta
liberada de su prisión…
El africano pasa su mano por mi espalda obligándome a inclinarme para
chupársela, apenas me cabe en mi boca de lo gruesa que es, pero deseo tenerla
en mi boca para sentir lo dura y caliente que está… (desde que vi esa polla en el
sex shop no dejo de pensar y soñar con pollas negras como esa)
Esa polla me tiene muy excitada y la chupo con verdadero deseo de disfrutar
cada centímetro…
En mi sueño veo como el conductor no deja de mirar por el retrovisor
mientras conduce con una mano y con la otra se está masturbando…su otro
amigo esta de rodillas en el asiento, girado hacia atrás para mirar como se la
estoy chupando a su amigo…se ha sacado la polla mostrándomela dura y firme
como un palo…la cojo con mi mano si dejar de chupar la polla al africano y
empiezo a masajearla.
El africano está como loco y no deja de gemir como un animal al tiempo que
empieza a mover sus caderas para follarme la boca …. me coge la cabeza con las
manos y yo presiento que no tardará mucho en correrse.
La polla de su amigo también está a punto de explotar, sus gemidos son cada
vez más profundos y yo la masturbo con mi mano con mayor rapidez…
La polla del africano no puede resistir más y explota como un volcán en mi
boca, acompañando su corrida de uno gritos salvajes que me animan a
tragármelo todo y seguir mamándosela hasta la última gota al tiempo que siento
como su amigo se corre en mi mano disparando desordenadamente y dejándolo
todo perdido.
El que conduce parece mirar incrédulo todo lo que sucede y finalmente frena
el coche en una zona aislada rodeada de árboles que parecen figuras
fantasmagóricas en la oscuridad de la noche…
Me hace bajar del coche como poseído, su polla esta enorme por la
excitación…me lleva al capo del coche, obligándome a colocarme de espaldas,
inclinada, con el culito en pompa…siento como me sube el abrigo y me penetra
de un golpe para follarme como un animal furioso que desea desfogarse…Yo
también siento esa misma necesidad y mis caderas responden a ese ritmo
endiablado como una zorra en celo.
Los otros dos también bajaron del coche para presenciar como su amigo me
follaba. El africano es realmente espectacular, se ha quitado la camisa y muestra
un cuerpo de atleta, su piel negra brilla con luz propia y su polla está de nuevo
firme y enorme…yo me lo quedo mirando embobada mientras siento como crece
un profundo orgasmo en mi interior, al mismo tiempo que su amigo sin dejar de
follarme explota de placer entre gemidos.
El africano aparta a su amigo diciendo que es su turno, que está loco por
follarme y muestra desafiante su gran polla africana dispuesta a montarme…
Suspiro ante esa imagen esperando sentirme ensartada por ese enorme pollón
que no se hace esperar y que entra con una fuerza propia de un verdadero
animal. Gimo de placer con su primera embestida y a cada una de las que le
siguen…
A cada embestida siento como su polla se clava en mi interior ofreciéndome
oleadas de placer.
Sus otros amigos miran la escena también excitados, desean participar de la
fiesta y el africano me coge en sus brazos, manteniéndome empalada para
colocarme inclinada frente a ellos, me coge de las caderas y me folla con fuerza
al tiempo que sus amigos me ofrecen sus pollas…
Yo siento como esas oleadas de placer se van convirtiendo en orgasmos que
se van repitiendo uno tras otro poniendo a prueba mi capacidad
multiorgásmica…el placer y la excitación que siento es tan intenso que no dudo
en coger una de las pollas de sus amigos entre mis manos y la otra polla entra en
mi boca…
El africano esta como loco follándome sin parar al comprobar los múltiples
orgasmos que me está provocando, sus embestidas son cada vez más potentes y
me hacen gemir una y otra vez de placer…
A cada embestida siento como la polla que tengo en mi boca me llena hasta
la garganta y al igual que la polla que estoy masturbando en mi mano, las dos se
encuentran a punto de explotar de placer…
Es un sueño, es una fantasía, tres pollas enormes para mi sola que provocan
que me sienta muy excitada y mojadita en la cama…despierta sin abrir los ojos
como deseando que ese sueño no termine nunca…mis dedos se cuelan entre mis
piernas acariciándome e intentando recordar las escenas del sueño al tiempo que
intento imaginar como esas tres pollas se corren en el mismo instante que yo
siento un profundo orgasmo que me deja relajada y complacida en la cama.










































SOLA EN CASA NAVEGANDO POR INTERNET




Intentaba complacer todos sus deseos, caprichos y fantasías. Reconozco que
me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la
pasión perdida.
Durante el día me sorprendía a mí misma recordando algunos de nuestros
juegos, mi imaginación, al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en
mis sueños algunas escenas se repetían y en otras llegaban mucho más lejos.
Lamentablemente mi marido por cuestiones de trabajo viajaba mucho y
entonces me dejaba sola en casa. Yo intentaba de alguna forma superar esas
largas esperas, pensando en cómo sorprenderlo cuando llegara de su viaje y por
las noches me consolaba con alguno de los juguetes que había comprado en mi
primera visita al sex shop.
Me aficioné a navegar por internet para recoger nuevas ideas en los foros
para mujeres o me entretenía en las páginas de moda y lencería. Siempre me han
gustado las prendas que son sensuales e insinuantes, especialmente las que
llevan algún tipo de encaje y las que se pueden combinar de diferentes formas…
Me entretenía imaginando qué prendas eran las que más me podían favorecer y
con cuáles me podía sentir más sexy y atrevida.
Pero internet tiene mucho peligro y buscando lencería erótica pronto
descubrí otro mundo muy distinto que logró despertar mi curiosidad y que de
alguna forma se logró sumar en ese proceso de cambio personal.
Así fue como empecé a navegar por los foros de sexo, las páginas de relatos
eróticos, webs para adultos... y me di cuenta que esas páginas me ayudaban a
desarrollar nuevas ideas, fantasías y juegos que podría compartir con mi marido,
o simplemente me acompañaban en mis momentos de soledad.
Nunca antes el porno había llamado mi atención, pero ahora todo era distinto
y miraba esas fotos preguntándome cómo se sentirían esas mujeres posando de
esa forma y al mismo tiempo me imaginaba a mí misma posando como ellas…
Me excita la idea de ser yo esa mujer y me pongo en su lugar mientras
intento adivinar lo que ocurriría en mi mente si estuvieran fotografiándome o
filmándome desnuda, jugando con alguno de mis juguetes o con alguna polla
entre mis manos o en mi boca…
Las imágenes pueden estar pasando ante mis ojos y da igual si se trata de una
chica rubia, morena o de color…esa mujer, en ese momento en la que se la están
follando, soy yo…y con esos pensamiento siento como mi vibrador se cuela
entre mis piernas haciéndome sentir un excitante cosquilleo.
Con el tiempo he aprendido a disfrutar de esos momentos en la soledad y
todo un ritual me acompaña para crear la atmosfera necesaria para disfrutarlos
con intensidad.
Una luz calidad en la habitación, una música sensual que vaya despertando
los sentidos y una copita de vino que me acompañe para no sentirme tan sola …
Me gusta vestirme para la ocasión con algo de lencería, un picardías
semitransparente o una bata de seda son prendas muy apropiadas para estas
ocasiones especiales en los que tengo una cita conmigo misma.
El ritual prosigue con algunas imágenes sensuales o eróticas que van
despertando mi imaginación…y poco a poco provocan que suba la temperatura
al igual que haría un amante regalándome dulces caricias que persiguieran
encender mi fuego interior.
Con una mano muevo el ratón para buscar esa imagen o escena que logré
captar mi atención. Pollas de todos los tamaños y grosores pasean ante mis ojos
como si desearan sentir la suave caricia de mis manos, el calor de mi cuerpo o la
dulzura de mis labios.
Un vídeo en el que aparece un hombre salvaje llama mi atención. El salvaje
se encuentra en la selva y tan solo lleva un minúsculo taparrabos del todo
insuficiente para que una enorme polla vaya asomando a cada paso que da…
hasta que se topa con una mujer desvanecida en el suelo y de cuclillas se acerca
al cuerpo tendido en el suelo.
El salvaje actúa como si no hubiera visto antes una mujer, siente curiosidad
por el tono pálido de su piel blanca y por sus formas sensuales que se adivinan
bajo su ropa…
La mujer entreabre los ojos y se echa hacía atrás asustada al verse ante ese
salvaje que la había desnudado y que la mira con ojos incrédulos y la olfatea
como si se tratara de un olor desconocido para el…
Yo me veo sentada intentando tapar mi cuerpo desnudo con las manos ante
los ojos del salvaje…me tranquilizo al comprobar que no quiere hacerme ningún
daño.
Me señala su torso desnudo y luego señala mis pechos…como si quisiera
decirme que los míos son mucho más grandes… Comprendo que no ha visto
antes a ninguna otra mujer y le intento explicar que él es un hombre y yo una
mujer….
No sé si me comprende, pero observo que siente curiosidad por seguir
explorándome. Es una situación divertida, si no fuera porque debajo de ese
pequeño taparrabos… su polla ha crecido y asoma descaradamente ante mis
ojos…
El salvaje entonces señala mi sexo y a continuación me muestra
descaradamente el suyo agarrándolo con su mano….
Yo no puedo dejar de mirarlo, él lo mueve ante mis ojos con su mano como
si me lo estuviera ofreciendo y no puedo evitar acercar mi mano para agarrarlo
como lo estaba haciendo el…
En mi mano la siento todavía más grande, está durísima y el salvaje me mira
asustado como queriendo preguntar porque se le ha puesto así…
Yo intento tranquilizarlo con una sonrisa al tiempo que mi mano empieza a
masajear esa enorme polla que provoca rápidamente los gemidos de mi
salvaje…
Dudo si debo parar, pero el salvaje coge mi mano en una clara señal de que
no me detenga.
Veo esa escena como hipnotizada sintiendo como el calor de mis mejillas
delatan mi excitación, mis manos se deslizan sobre la suavidad del picardías
acariciando mis pechos al tiempo que entreabro mis piernas deseando sentir el
cosquilleo del vibrador…
La mujer mueve su mano con más rapidez sin poder dejar de mirar esa polla
que está deseando explotar de un momento a otro…
Acerca sus labios como si deseara besarla, pero el salvaje no adivina lo que
pretende hacer y reacciona retirándose ligeramente contrariado…
Ella le sonríe para tranquilizarlo, y moviéndose como una gatita, acerca
nuevamente sus labios para besar esa gran polla salvaje…
Entrecierro los ojos imaginando ser yo la que besa esa polla al tiempo que
siento como mi vibrador se ha colado en mi intimidad provocando que me
estremezca de placer…
La imagino entreabrir mis labios para entrar en mi boca y saborearla
mientras el salvaje gime como un animal en celo.
La imagino dura e hinchada en mi boca al tiempo que tiemblo de placer
sintiendo como llega mi orgasmo…
El salvaje grita de placer al tiempo que un primer enorme chorro de leche
inunda la boca de la mujer que apenas puede tragársela…entremezcla gritos y
gemidos sin dejar de disparar nuevos chorros de leche que la mujer intenta
controlar dirigiéndolos hacia sus pechos desnudos…
Con esas imágenes yo me dejo llevar por una ola de placer que me hacen
estremecer y cerrar los ojos para intentar retener esa última imagen que se me
quedó grabada en la retina…
Intentaba complacer todos sus deseos, caprichos y fantasías. Reconozco que
me encantaba hacerlo, era un juego sensual, excitante y que lograba recuperar la
pasión perdida.
Durante el día me sorprendía a mí misma recordando algunos de nuestros
juegos, mi imaginación, al igual que mis hormonas, andaba algo alterada y en
mis sueños algunas escenas se repetían y en otras llegaban mucho más lejos.
En mi último relato contaba como pasaba las noches cuando mi marido
viajaba por cuestiones de trabajo. Pero internet tan solo era una forma de calmar
mi soledad y yo lo esperaba ansiosa de retomar nuestros juegos.
Me subía por las paredes deseando que llegara el día en que regresara. En
ocasiones me sentía tan desesperada que me ponía a pensar en regresar a ese
“sex shop donde descubrí lo que era un glory hole”…Tan solo de recordar esa
enorme polla negra aparecer por el agujero ya mojaba mis braguitas…
Y cuando finalmente llegaba el ansiado día de su regreso, sentía mis
hormonas revoletear impacientes por descubrir alguna nueva fantasía que
“despertara mi lado más morboso” o algún nuevo juego como el que hizo
sentirme “puta por una noche”
Una de sus fantasías preferidas consistía en encontrarme disfrazada cuando
el llegara. No importaba mucho el disfraz que me probara y aunque entre sus
favoritos estaba el de una “seductora profesora”, también le gustaba que me
disfrazara de “enfermera atrevida”, “chica playboy”, “caliente azafata”,
“complaciente geisha” …para mi todos eran divertidos y por supuesto ya me
encargaba yo de darle ese toque atrevido que él deseaba.
Un sábado mientras él estaba leyendo, decidí vestirme como una inocente
universitaria que tenía que terminar sus deberes de dibujo…
Me puse una blusita blanca semitransparente, un jersey gris abierto de
botones y una minifaldita muy corta de color gris que combiné con unas medias
de color gris perla y unos mocasines negros de medio tacón…como ropa interior
escogí un tanga minúsculo de color negro y un sujetador negro transparente.
Así vestida me senté en el suelo del salón, dispuesta a empezar con mi
“dibujo” y sin que aparentemente me diera cuenta de que las trasparencias de mi
blusita o esa faldita traviesa provocaban las miradas de mi marido desde su
sillón…
Yo me sentía juguetona y divertida haciendo el papel de una estudiante de
dibujo artístico, pero me hacía falta el modelo que dibujar…así que le pregunté
si me podía ayudar posando para mí.
Tras algunas risas por la ocurrencia, el accedió a convertirse en mi modelo…
así que yo pase a ocupar su lugar en el sillón y él se colocó frente a mí, a corta
distancia, totalmente desnudo.
Retomé el papel de estudiante, y coloqué el bloc de dibujo sobre mis muslos
dispuesta a dibujar una “pequeña” parte de su cuerpo ?? que por supuesto
miraba con mucha atención…
Mostrándome tímida e indecisa para empezar, me preguntó que ocurría y yo
le respondí que se encontraba demasiado lejos y que no la veía bien…el volvió a
reírse y se acercó a muy pocos centímetros de donde estaba yo sentada,
plantando su polla frente a mis ojos golosos…ahora si que la veo bien le
respondí agradecida como si fuera una dibujante profesional…
Puse el bloc sobre el apoyabrazos del sillón para poder dibujar mejor y
segura de que sus ojos estarían fijados en el escote de la blusa y en esa traviesa
faldita que mostraba descaradamente mis muslos…
Yo seguía mirando descaradamente su polla, al tiempo que con mi mano
izquierda la iba cambiando de posición como si necesitara encontrar un mejor
ángulo…al tiempo que veía como se le iba poniendo morcillona.
Eso ya es otra cosa dije con voz triunfante sin soltarla y empezando a dibujar
unos primeros rasgos sobre mi bloc…
Poco a poco sentía como su polla seguía creciendo en mi mano que ahora la
rodeaba con mis dedos…mmm…me encanta esa sensación de sentir como va
creciendo y se va poniendo durita, sentir como se hincha, y como se pone muy
calentita…
Así de grande será más fácil de dibujar dije contenta al ver la reacción que
provocaba mi juego…
El me respondió que todavía podría estar más grande y que me sería mucho
más fácil de dibujar…
Le respondí incrédula, con un interrogante como si no lo supiera… sentía
como su excitación seguía creciendo en mi mano que ya había empezado a
masajearla… complacida, le respondí que tenía razón que ya estaba más grande
y que eso me ayudaría mucho…
El seguía mi juego… y me pregunto si aun quería verla más grande…yo me
seguía comportando como una universitaria inocente, indecisa…en manos de un
perverso profesor que hacía de modelo para aprovecharse de su estudiante de
dibujo…y tímidamente le respondía que si…
De forma decidida me abrió la blusa y me levanto descaradamente la faldita
sin encontrarse con ningún tipo de resistencia... sus manos empezaron a acariciar
mi cuerpo al tiempo que su polla balanceaba frente a mis labios…
Sus dedos lograron apartar el tanga y sin dificultad se colaron en mi
intimidad…yo me sentía mojadita por la excitación… y él lo aprovechó para
cambiar un poco el juego tratándome de estudiante calentorra …A mí no me
importaba que me llamara así pues entendía que era parte del juego de
complicidad que habíamos creado.
El continuó llamándome zorrita, mientras su polla ya rozaba mis labios y mi
deseo por sentirla en mi boca crecía por momentos…
Pero el llevaba otras intenciones y levantándome del sillón me colocó a
cuatro patitas en el suelo como una gatita en celo. Yo deseaba que me subiera la
faldita, que me arrancara el tanga, necesitaba sentir su polla dentro de mí, que
me penetrara de forma salvaje…
No se hizo esperar, el estaba tan ansioso como yo y no tarde en sentir su
polla explorando mi coño antes de que sentir como entraba de un empujón…
Gemí de placer al sentirla dentro de mí y mis caderas respondían deseando
acelerar el ritmo.
Sus empujones eran fuertes y mis pechos se balanceaban. Mi cuerpo se
estremecía de placer sintiendo como crecía en mi interior el primero de varios
orgasmos…a cada nueva embestida yo respondía con nuevos gemidos como una
clara señal de que deseaba sentir más polla y mis orgasmos se repetían…
El también se sentía próximo al final, no iba a resistir mucho más y sus
gemidos eran también una clara señal de que se iba a correr de un momento a
otro… sus manos me cogieron por la cintura, lanzando un profundo gemido que
me hizo sentir como explotaba de placer dentro de mí.





































POSANDO DESNUDA FRENTE AL FOTÓGRAFO




En mi relato “sola en casa, navegando por internet” ya os expliqué cómo me
entretenía en las ausencias de mi marido… de alguna forma cuando veía esas
películas o miraba esas fotos no podía dejar de pensar en que yo podía ser la
protagonista.
Me preguntaba como me sentiría frente a una cámara posando desnuda o
filmando alguna escena de sexo. Las chicas que veía por internet parecían
disfrutar y aunque algunas quizás podían ser verdaderas zorras, otras en cambio
parecían mujeres como yo y no parecía que de avergonzaran de posar desnudas o
teniendo escenas de sexo.
De alguna forma en mi fantasía me veo como esas mujeres, posando con
ropa sexy o desnuda. Me fijo en las poses que aparecen en las fotos más
profesionales y cuando estoy sola frente al espejo del baño o de mi habitación,
intento parecerme a esas chicas simulando que soy yo la que está posando
desnuda como lo hacen ellas.
Cuando fantaseo en ser una de esas modelos, me gusta tener un consolador
entre mis manos simulando que es una de esas pollas que esas mujeres tienen
entre sus manos o en sus labios… mientras no deja de oírse el clic de la cámara
que me hace una foto tras otra.
Aunque con mi marido he compartido alguna sesión de fotos como la que
expliqué en mi relato “despertando mi relato más morboso”, la sensación de que
fuera un desconocido el que me fotografiara me hace sentirme especialmente
caliente.
Me imagino ante ese desconocido, totalmente desnuda, quizás como única
prenda escogería unos zapatitos de tacón pues cuando me veo con ellos creo que
realzan mis piernas y mi figura…
El fotógrafo va disparando su cámara, sugiriéndome como debo de posar
para que cada foto ofrezca el resultado más sensual, más sexy, más excitante…
Ante ese espejo convertido en fotógrafo, ofrezco mis pechos desnudos
masajeándolos con mis manos e imaginando que no estoy sola en esa sesión….
Jugueteo con mi consolador, primero saboreándolo entre mis labios
imaginando que es una polla caliente y dura…me gusta poner carita de viciosa al
igual que las veo en las fotos de algunas chicas cuando se la están mamando a un
semental…
Deslizo el consolador entre mis pechos y entreteniéndome acariciando mis
pezones, que siento como se van poniendo más grandes y duritos por la
excitación…
Me gusta esa última imagen mientras mis dedos se cuelan entre mis piernas
para acariciarme y sentir la humedad de mi intimidad…
Doy la espalda al “fotógrafo” ofreciéndole una imagen de mis nalgas
desnudas que se ofrecen lascivamente al inclinarme ligeramente y entreabriendo
las piernas…
La “cámara” no pierde el detalle de como mi mano continúa entre mis
piernas y mis dedos se cuelan en mi interior sin dificultad…
Me encanta posar sentada en el suelo…abriendo provocativamente mis
piernas como si estuviera invitando a ese “fotógrafo” para que dejara su cámara
y se acercara para follarme…
Eso me hace preguntarme que deben sentir esos fotógrafos al hacer esas
sesiones. Me pregunto si se excitan haciendo su trabajo e imagino como podría
seguir mi sesión cuando observara que su entrepierna crece bajo el pantalón…
Me excitaría ver que se le ha puesto dura fotografiándome y que sin poder
evitarlo se la tuviera que sacar mostrándomela dura y caliente…
Mi consolador se convierte en esos momentos en la polla de ese “fotógrafo”
y jugueteo golosa con esa imagen…sentada con la piernas abiertas, su “polla”
me penetra haciéndome gemir de placer…
Me pongo a cuatro patitas como una gatita en celo al imaginar con deseo
como el fotógrafo acerca su polla y juguetea con entrar sin dejar de hacerme una
foto tras otra…
Me pregunto lo que deben sentir esas chicas mientras las fotografían cuando
son folladas por uno o varios hombres, e imagino que soy yo la afortunada
protagonista de esa escena en la que me veo rodeada de varios hombres locos
por follarme mientras el fotógrafo ya no puede evitar pajearse ante esa
situación…
Miro fijamente a su “cámara” e imagino que estoy tumbada en suelo siendo
follada por esos hombres uno tras otro, mientras los que esperan su turno me
ofrecen sus pollas para que las masajee con mis manos o les haga una deliciosa
mamada.
El “fotógrafo” gime de placer y sus gemidos se confunden con los míos…
Siento que me voy a correr de un momento a otro ante la “cámara” y en ese
pensamiento me acompaña la imagen de cinco pollas enormes corriéndose ante
mis ojos que estallan de placer al mismo tiempo que lo hago yo.











































ATADA A SU ANTOJO




Tras una semana de mucho trabajo, los dos esperábamos impacientes que
llegara el fin de semana. Mi marido había hecho crecer mi curiosidad
anticipándome que tenía una sorpresa preparada y aunque intenté que me diera
alguna pista, no logré sacarle ninguna palabra… No podía quejarme porque yo
hacía lo mismo cuando era yo la que le preparaba la sorpresa…
Yo me sentía impaciente, pero llegó el sábado por la mañana y quedé algo
decepcionada por que mi marido se ausento toda la mañana y no regreso hasta la
tarde. Llegó cargado con algunos paquetes y se encerró en la habitación
indicándome que no entrara bajo ningún pretexto…
Me quedé sola en el salón esperando pacientemente a que terminara con sus
“preparativos” sin saber que sorpresa me estaba preparando…No es que
transcurriera mucho tiempo, aunque a mí me pareciera una eternidad.
Finalmente salió de la habitación y me pidió que le dejara taparme los ojos
con una venda con el pretexto de que formaba parte del juego…
Le dejé hacer no muy convencida, pues a mi no me gusta la oscuridad y
mucho menos el no poder ver nada… pero no quedaba más remedio que pagar
ese “peaje” si quería descubrir su sorpresa.
El me acompañó hacía nuestra habitación y ahí me de dijo que me sentara en
la cama apoyando la espalda en el cabezal…no veía nada y estaba impaciente
porque me quitara la venda, pero aun tuve que esperar un poco más…
Me cogió de la muñeca y la acompañó hacía uno de los barrotes del cabezal
donde me esperaba una esposa aterciopelada, luego hizo lo mismo con la otra
muñeca en el otro extremo dejándome atada al cabezal.
Yo debo ser algo rarita lo reconozco, pero no poder ver nada y no poder usar
mis manos…no es el tipo de juegos que más me gustan…pero tampoco quería
aguarle la fiesta y deje que siguiera con el juego…
Afortunadamente podía oír y oler…y en eso si debo de confesar que acertó
plenamente… en la habitación sonaba una música sensual y flotaba una
fragancia suave y aromática que me invitaba a dejarme llevar por un dulce y
sensual juego.
Me dijo que me iba a quitar las sandalias y la falda que llevaba para estar
más cómoda y me dejó el resto de la ropa, unas braguitas rosas transparentes,
con topos blancos y una camiseta de fondo blanco con rayas horizontales de
color rosa…
Finalmente me quitó la venda de los ojos y entendí a que venían tantos
preparativos…. La habitación estaba iluminada únicamente por decenas de velas
de todos los tamaños que estaban repartidas por todos lados, le daba un ambiente
cálido y muy apropiado con la fragancia y la música de fondo…
Sobre la cama donde yo estaba sentada, una sábana de color salmón satinado
y una infinidad de pétalos de rosa que cubrían el pie de la cama…
Mi marido llevaba una especie de túnica blanca a medio muslo, atada por la
cintura como la que llevaban los romanos y por sus movimientos adivinaba que
no llevaba nada debajo. Se encontraba a los pies de la cama donde había
preparado una cámara de fotos y video y desde donde estaba inmortalizando mis
reacciones al ver todo lo que había preparado…A mi no me molestaba pues su
afición a fotografiarme me producía mucho morbo como pudisteis descubrir en
mi relato “despertando mi lado más morboso”
Dejó el video grabando y se acercó al borde de la cama para sentarse a mi
lado…en sus manos llevaba unas tijeras y su sonrisa traviesa le delataba que iba
ser un niño malo…
Colocó las tijeras sobre mi muslo y me pidió que me abriera de piernas…yo
lo miraba con cara de estar preguntándole que se proponía hacer, pero el me
aseguraba de que me iba a gustar…así que seguí con sus indicaciones algo
nerviosa por sentirme atada a su antojo…
Sentada y con las piernas abiertas el volvió a coger las tijeras y las paseo
como una caricia sobre mis braguitas…antes de que hiciera un ligero corte sobre
la prenda… de nada sirvieron mis protestas, pues estaba claro que no tenía
intención de que el juego terminara en ese punto…
Muy despacito fue recortando mis braguitas hasta dibujar un triangulo que
dejaba todo mi sexo expuesto a la cámara desde donde aprovecho para hace
algunas fotos antes de continuar recortando poco a poco toda mi ropa que
finalmente quedo hecha trizas y yo casi desnuda…
Entonces me pidió que le dejara poner de nuevo la venda en mis ojos…yo
accedí impaciente por saber lo que me tenía preparado…
Sentí un roce muy suave en los pies que ascendía por mis piernas, un roce de
una pluma con la que fue acariciando cada centímetro de mi cuerpo, mis piernas,
mis muslos…siguió subiendo hasta acariciar mis pechos y entreteniéndose en
juguetear con mis pezones, que sentía como iban reaccionando ante la delicadeza
de sus movimientos y la suavidad de la pluma …
Yo me dejaba llevar por la música, por la fragancia y por supuesto por esas
maravillosas caricias…no hubiera hecho falta la venda, pues hubiera cerrado los
ojos como si se tratara de un sueño que me llevara a sentir esa suave pluma entre
mis piernas provocándome un rico cosquilleo entre mis labios...
Mis manos seguían atadas y eso me molestaba pues hubiera deseado
comprobar si el también se encontraba excitado, saber si bajo esa túnica crecía
esa polla que tanto me gusta agarrar con mis manos para sentirla dura y caliente
entre mis dedos…
La pluma dejo de acariciarme por unos instantes para ser sustituida por un
pañuelo de seda que fue recorriendo el mismo camino y provocando que mi
cuerpo se estremeciera de deseo…
Sus labios besaron los míos y fueron descendiendo por el cuello con un dulce
hormigueo para seguir su camino y deleitarse con mis pechos antes de saborear
lenta y dulcemente cada uno de mis pezones…
Siguió descendiendo suavemente hasta colarse entre mis piernas y besarme
la parte interna de mis muslos. Con la punta de la lengua recorrió el breve
espacio que restaba hasta lograr rozar mi coño y besarlo con sus labios.
A estas alturas yo ya me encontraba como una gatita en celo, movía
ligeramente mis caderas en una clara señal de lo que estaba deseando…
El siguió besándome un poco más fuerte antes de usar su lengua para separar
los labios de me mi coño y colarla de arriba abajo…
Suavemente separó un poco mis piernas con sus manos sin dejar de pasear su
lengua por mi rajita antes de colarla nuevamente como si me estuviera follando
con ella…
Mi cuerpo se estremeció y mis gemidos se repetían en una clara señal de lo
mucho que estaba disfrutando…su lengua se movía cada vez con mayor rapidez
y mis caderas seguían su ritmo como si estuviera haciendo el amor… hasta que
sentí como crecía un profundo orgasmo en mi interior dejándome llevar por una
ola de placer que recorrió y estremeció todo mi cuerpo.

























EN LA SALA X DEL SEX SHOP






Mi primera visita al sex shop no resulto la única y desde que descubrí ese
cuarto en la que se me apareció esa enorme polla negra suspiro por volver a
reencontrarme con ella.
Imagino que alguno puede pensar que soy una zorra a la que le encanta
chupar pollas y quizás no le falte razón…pero de alguna forma debo confesar
que cuando se prolongaban las ausencias de mi marido y me quedaba sola en
casa navegando por internet, mis deseos por sentir una polla entre mis manos o
en mis labios…me provocaban una ansiedad difícil de controlar y que en el
anonimato de ese cuarto intentaba apaciguar.
No tenía la sensación de hacer nada malo ni de estar traicionando a mi
marido, aunque supongo que si él lo hubiera sabido no le hubiera gustado lo que
yo hacía.
En ese cuarto no se cruzaba ninguna conversación, no existían sentimientos,
no había la posibilidad de ofrecer o recibir ningún beso…tan solo se producían
suspiros, gemidos de placer y a lo sumo alguna expresión que relevaba el
momento de excitación que compartía con un desconocido que se encontraba en
el otro lado de la pared y que nunca llegaría a conocer.
Cuando me resistía y me quedaba en casa jugaba con un consolador que
había comprado en ese mismo lugar y que es tremendamente parecido a una
polla de verdad, su forma, su textura… es como si estuviera jugando con una de
verdad.
En mis fantasías, me gusta imaginar que esa polla aparece ante mis ojos
como en ese cuarto y me pongo muy caliente metiéndome el consolador en la
boca como si estuviera mamando una polla de verdad…aunque eso lo que
verdaderamente me ocasionaba era más ganas de tener una polla de verdad con
lo que finalmente no podía resistirme a la tentación y terminaba saliendo de casa
para encontrarme con una nueva polla desconocida.
Supongo que no debo ser la única mujer que guarda secretos de ese tipo y
como he intentado explicar no tengo la sensación de haber hecho nada malo o
haber hecho daño a nadie.
Sin embargo, en una de esas ocasiones en las que me encontraba caliente en
casa y me resistía a visitar el “glory hole”, una nueva idea empezó a surgir en mi
cabeza al recordar que ese local tenía otros espacios que todavía no me había
atrevido a descubrir.
La idea de visitar de nuevo el sex shop y descubrir lo que ocurría en la sala
de proyección de películas X se fue convirtiendo en una obsesión y un deseo
irrefrenable al que finalmente sucumbí.
Debo de confesaros que me invadía una mezcla extraña de excitación,
curiosidad, vergüenza y también algo de temor por no saber lo que podría
encontrarme. Quizás por ello decidí ponerme una peluca rubia que había
utilizado en alguna de las fantasías que había compartido con mi marido y
vestirme con ropa con la que no llamara la atención, una falda larga y holgada
con un jersey de cuello alto y una gabardina muy apropiada para una tarde
otoñal.
Al llegar al sex shop intenté comportarme como una compradora ocasional
paseándome por las distintas secciones e intentando no descubrir mi verdadero
destino.
De forma algo indecisa me fui dirigiendo a la escalera que conducía a la
planta inferior que tan bien conocía por ser la zona donde se encontraba el “glory
hole”… dejé a un lado las cabinas y me dirigí al fondo de la planta donde se
encontraba la sala de proyección de películas.
La luz tenue y familiar de esa planta me hizo sentirme algo más tranquila y
segura ante las miradas furtivas que me dirigían los pocos hombres que se
encontraban por esa zona.
Al llegar a la sala dudé en entrar, pensé en olvidar esa idea y dirigirme a la
zona del “glory hole” una vez más…pero la tentación que sentía por entrar era
irresistible y finalmente decidí abrir la cortina que me separaba de la sala y
entrar.
Mis ojos tardaron unos segundos para adaptarse a la oscuridad de la sala que
tan solo estaba iluminada por las escenas que se veían en una pantalla que no era
muy grande y en la que en esos momentos se veía una escena en la que un
hombre fuerte y fibrado, con una enorme polla, se corría a borbotones en el
rostro de una chica mulata.
Poco a poco mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de la sala lo cuál
agradecí pues temía tropezar con las sillas o con alguna persona que estuviera
viendo la proyección.
La sala no era grande, pero si era larga y estrecha, no olía muy bien y podía
escuchar perfectamente algunos gemidos que no provenían de la pantalla…
No quería estar mucho más tiempo de pie, quería pasar desapercibida y
decidí sentarme rápidamente sin llamar la atención… pensé en que ya habría
tiempo cuando estuviera sentada de fijarme en todos los detalles.
Con las prisas por sentarme no me quité ni la gabardina, cosa que luego
agradecí como podréis comprobar.
En la pantalla había empezado una nueva película en la que una chica joven
estaba siendo emborrachada por dos amigos de su marido que dormía agotado…
Empezaban a manosearla colando sus manos para levantarle la falda y
quitarle las bragas, al tiempo que se sacaban sus pollas ya duras y enormes…
Ella parecía como hipnotizada ante la situación y ellos se aprovechan
metiéndole mano y follándosela de todas las formas imaginables mientras su
marido seguía totalmente dormido.
Yo ya me sentía algo más tranquila y mis ojos podían ver mucho mejor la
sala en la que me daba la impresión de que todos eran hombres excepto yo…
alguno de ellos parecía estar masturbándose lo cual me pareció una imagen muy
morbosa e imagine lo excitante que sería tener su polla en mi mano…
También pude ver a dos hombres sentados juntos y como uno de ellos se
inclinaba para acercar su cabeza a la entrepierna del otro probablemente para
hacerle una felación, justo cuando en la pantalla uno de los hombres follaba la
boca de esa chica aturdida por el alcohol.
Yo debo de reconocer que ya había entrado en la sala excitada y ante esas
imágenes de la pantalla, los gemidos y las escenas que imaginaba… mi
excitación fue creciendo por momentos. Sentía las braguitas mojadas y unas
ganas enormes de colar mi mano por debajo de la falda, acariciarme y disfrutar
de ese momento… pero me sentía observada y sabía que cualquier movimiento
que hiciera no pasaría desapercibido, así que decidí estarme quietecita, pensé en
quedarme unos minutos más y luego dirigirme al glory hole que ya conocía y
donde me sentía más segura.
Justo en ese momento, observé como un hombre que estaba sentado en la fila
de atrás se había levantado para sentarse a mi lado. Yo me puse a temblar
nerviosa y pensé en levantarme y marchar.
Pero no me moví, me quedé quieta como una estatua incapaz de levantarme
ni de moverme, creo que incluso dejé de respirar jajaja…
Intenté simular prestando atención a la película que en esos momentos los
dos hombres se follaban por turnos a la mujer que a pesar del alcohol parecía
disfrutar de lo lindo…
De reojo y de forma furtiva miraba al hombre que se había sentado a mi lado,
parecía tener unos 50 años o quizás más, no parecía muy alto pues su cabeza me
pareció que estaba por debajo de la altura de la mía y también me pareció que no
estaba muy en forma pues su tripita era considerable…
De nuevo pensé en levantarme para no alimentar ninguna expectativa….
Pero justo cuando ya había decidido marchar el hombre se bajó la cremallera del
pantalón para sacarse una polla enorme que empezó a masajear mientras miraba
la pantalla y como si yo no existiera…
Yo no daba crédito a lo que estaba sucediendo y me resistía a mirar con más
atención. Pero esa imagen me mantuvo quieta en mi butaca sin poder evitar
seguir mirando de reojo como ese hombre se estaba masturbando lentamente a
mi lado.
Su polla me parecía enorme, la sostenía con una mano y estaba totalmente
empinada mirando al techo…el hombre se acomodó un poco en su asiento para
desabrocharse totalmente el pantalón… su polla se balanceaba ahora al dejar de
estar sujeta por su mano, como si me estuviera invitando a cogerla.
Yo sentía mis mejillas acaloradas y un deseo irrefrenable de coger esa polla
para hacerla mía….bajo mi falda sentía la necesidad de calmar mi ardientes
deseos…
Sentía la tentación demasiado cerca y reconozco que mi debilidad me llevo a
hacer algo que no hubiera imaginado.
Mis ojos ya dejaron de mirar la pantalla para pasar a mirar descaradamente
esa polla que seguí balanceándose de forma obscena y mi mano se acercó algo
insegura para tocarla.
Al sentir el roce de mis dedos con su polla me sentí ya irremediablemente
perdida y tan solo pude que cogerla con la mano para masajearla como le había
visto hacérselo a él mismo…
Confieso que me encontraba excitada y caliente como una gata en celo, tenía
ganas de polla y tenía una enorme entre mis manos que estaba deseando que la
hicieran disfrutar…. ¿Cómo iba a poder resistirme?
El hombre gimió complacido en una clara señal de que lo estaba esperando
con verdadero deseo y yo más tranquila seguí masturbando esa polla… mientras
en la pantalla los gemidos se repetían al tiempo las imágenes mostraban a uno de
los chicos follando a la chica a cuatro patas en el suelo y el otro chico estaba de
pie frente a la chica follándole la boca.
Esa polla me tenía hipnotizada, deseaba tenerla en mi boca y chuparla,
chupar una polla es un placer indescriptible y aunque haya mujeres que pueda
darle reparos yo disfruto haciéndolo.
Me recliné ligeramente en mi asiento para acerca mi boca y besarla, pero el
hombre la acercó moviendo sus caderas y mis labrios se entreabrieron para
recibirla con dulzura y excitación…
Efectivamente la polla de ese hombre era mucho más gruesa que la de mi
marido, y en mi boca la sentía dura como un mástil.
Yo me encontraba totalmente inclinada follando esa polla con mi boca
mientras sus manos intentaban manosear nerviosamente mis pechos alzándome
el jersey…
Me sentía disfrutar del momento y la polla de ese hombre parecía desear
explotar de un momento a otro. Justo entonces sentí como una mano se había
posado sobre mi falda acariciando mis nalgas descaradamente. Alguien que
seguramente había visto lo que ocurría se había sentado en el asiento que
quedaba a mi otro lado y me estaba manoseando intentando subir mi falda.
Intenté reincorporarme, pero el hombre al que le estaba mamando la polla lo
impidió cogiendo con sus manos mi cabeza para que no dejara de chuparla.
Sentía como las manos del otro hombre se movían con decisión, había
logrado alzar mi falda y sentía sus manos acariciar el interior de mis muslos
desnudos para hacerse camino hasta rozar mis braguitas que a estas alturas
estaban empapadas.

La polla que tenía entre mis labios seguía deliciosa y aunque parecía que iba
a explotar de un momento a otro, el hombre lograba controlarse intentado
prolongar su excitación.
Mi deseo me llevo a entreabrir mis muslos para facilitar el camino de mi
segundo “invitado” que no desaprovecho la ocasión para acariciarme con sus
dedos y apartando ligeramente la braguita para colarlos en mi intimidad.
Gemí de placer al sentir los dedos de ese desconocido, justo cuando sentí
unos fuertes resoplidos y una enorme corrida llenaba mi boca…no dejé de
chuparla para recibir varios chorros más que tuve que tragar para no ahogarme.
Los gemidos de ese hombre seguramente no pasaron desapercibidos al resto
de la sala que imagino que pasaron el centro de atención.
El hombre que se había terminado de correr se abrochó el pantalón como si
tuviera prisa y sin despedirse se marchó. Por mi parte me recompuse en mi
asiento sintiéndome con más ganas de seguir disfrutando, pero con la necesidad
de limpiar mi boca y acomodarme un poco…
Entonces pude ver a mi segundo “invitado” que se mantenía igual que yo
muy excitado esperando poder seguir disfrutando de la situación. Se trataba de
un hombre algo mayor que el anterior, iba vestido con un traje elegante, aunque
había aprovechado su espera para bajarse la cremallera del pantalón y sacarse la
polla que me pareció bastante más pequeña, aunque a esas alturas creo que poco
me importaba el tamaño y lo único que deseaba era más polla.
El aprovechó el tiempo y mientras yo me limpiaba un poco, me bajó las
bragas y me quitó la falda sin dejar de manosearme por todas partes, me abrió
los muslos y se colocó arrodillado entre mis piernas para saborear mi tesorito…
mmmm que deliciosa sensación tuve en ese momento al sentir como
rápidamente me lamía con su lengua …no tarde en correrme entre profundos
gemidos que supongo que volvieron a llamar la atención de la sala y un reclamo
para el resto de hombres que habían descubierto que había una mujer en celo en
el cine…
El se volvió a sentar a mi derecha ofreciéndome su polla que estaba dura y
mojada por la excitación y que yo empecé a masturbar con mi mano.
Yo me sentía extasiada por el profundo orgasmo y mantenía los ojos
entrecerrados saboreando aun esos momentos de placer y sin dejar de mover esa
polla que prometía explotar, arriba y abajo…
En la pantalla la chica seguía gimiendo al tiempo que uno de ellos ahora se la
follaba en un sillón mientras el otro se masturbaba al lado de la chica….sus
gemidos y gritos de placer eran cada vez más profundos…y estaba claro que sus
orgasmos también estaban cerca.
Yo masturbaba con mi mano la polla de mi invitado que parecía complacido
por como lo hacía y sin importarme que dos hombres se situaran cerca para
verlo.
En la pantalla el chico que se estaba masturbando se corrió soltando
abundantes chorros de leche sobre la cara de la chica, al tiempo que el otro chico
que la estaba follando también empezó a correrse al verlo…saco su polla del
coño de la chica y nuevos chorros de leche cayeron sobre ella….
La polla que masturbaba estaba a punto de explotar, estaba dura como una
piedra apuntando a lo alto y acompañado de un profundo gemido sentí como
soltaba todo lo que llevaba guardado salpicando mis manos y mi gabardina…
Los dos hombres que nos miraban intuyo que se estaban masturbando con la
escena, pero, aunque sentía ganas de más decidí que era hora de marchar.
Busqué mis bragas y mi falda pérdida en el suelo de la sala, pero en la oscuridad
y el nerviosismo del momento no encontré mis prendas que seguramente se
habían colado bajo alguno de los asientos…
Me despedí con un beso al aire de mi elegante caballero y abrochando mi
gabardina salí de la sala sin tiempo de que pudiera despedirse…

































DESCUBRIENDO MI CUERPO




No recuerdo muy bien la edad que tenía, eran mis primeros años de instituto,
y aunque yo por aquel entonces era una chica tímida, siempre abría bien los
oídos cuando mis amigas hablaban del tema o comentaban cosas sobre los
chicos.
Recuerdo que en la clase había una chica algo mayor que se llamaba Silvia y
que repetía curso, ella siempre se las daba de saberlo todo sobre los chicos y nos
contaba mil cosas que nosotras escuchábamos con mucha atención como si nos
estuviera dando una clase.
En el patío, nos juntábamos con mis amigas Ana Mari y Bea, y la
escuchábamos embobadas cuando nos explicaba que espiaba a su hermano
mayor cuando se masturbaba. Recuerdo, que en una ocasión en la que Silvia nos
estaba contando que había visto correrse a su hermano frente a un espejo…, Ana
Mari, que era muy inocente, se le ocurrió preguntar si la leche era como la que se
bebía ella cada mañana para desayunar…. Ninguna de nosotras tenía ni la menor
idea de cuál podría ser el sabor de una corrida, pero nos reímos como tontas.
Mi cuerpo ya había cambiado y yo me miraba cada noche con curiosidad
frente al espejo preguntándome si los chicos se fijarían en mí. Exploraba mi
cuerpo recorriéndolo con mis manos y me paraba tocándome los pechos
preguntándome si sentía algo más que un ligero cosquilleo…
Una mañana, nuestra amiga Silvia nos confesó que la noche pasada había
tenido un orgasmo acariciándose con sus dedos y que había sido una pasada.
Desde entonces cada mañana nos contaba que lo había repetido y que lo
teníamos que probar.
Nosotras la escuchábamos curiosas y nos reíamos cuando Ana Mari se le
ocurría preguntar alguna tontería del tipo si era malo, si podía enfermar…o cosas
parecidas.
Sea como sea, mi curiosidad iba en aumento y por la noche, cuando me
acostaba entre mis sabanas, no podía evitar rozarme con los dedos sintiendo un
rico cosquilleo pero sin llegar a más.
Silvia nos preguntaba cada mañana si lo habíamos probado, nos llamaba
tontas al saber que ninguna lo había hecho y seguía alimentando nuestra
curiosidad cuando nos contaba cosas sobre su hermano mayor.
Una mañana de clase, Silvia nos trajo una de las revistas que su hermano
utilizaba cuando se masturbaba. Creo que todas estábamos impacientes de que
llegara la hora del descanso para que Silvia pudiera enseñarnos la revista. Algo
nerviosas por la impaciencia, nos encerramos las cuatro en un baño como si
estuviéramos haciendo algo prohibido.
Silvia se reía de nosotras al vernos así de revolucionadas, pero finalmente
sacó la revista de su bolso mostrándonos las fotos que tanto deseábamos ver.
Por supuesto todas habíamos visto por televisión o en el cine alguna escena
de sexo pero ninguna de mis amigas excepto Silvia, habíamos visto hasta
entonces imágenes de sexo tan explícitas. Ante nuestros ojos, Silvia nos
mostraba fotos de mujeres totalmente desnudas que pajeaban pollas que nos
parecían enormes entre sus pequeñas manos.
No pudimos dejar escapar una exclamación de sorpresa al ver la foto de una
chica chupando una polla enorme y en la que en otra foto terminaba corriéndose
en su boca y en su mejilla.
Al ver nuestras reacciones, Silvia se mofaba de nosotras y entre risas y
bromas nos preguntaba si ya habíamos mojado las braguitas. La verdad era que
nosotras seguíamos mirando la revista con tanta atención que apenas le hacíamos
caso. Yo sentía las mejillas encendidas y me sentía acalorada…me hacía mil
preguntas tontas sobre las imágenes que estaba viendo y supongo que era
inevitable que me surgieran dudas acerca de si a mi me gustaría chuparla, si me
haría daño o cosas parecidas.
Abrimos nuestros ojos como platos al ver un mosaico de fotos en las páginas
centrales. En las fotos aparecía una chica rubia rodeada por un grupo de hombres
de color desnudos y excitados que de una manera u otra le ofrecían sus pollas
para que ella les pajeara con sus manos o con su boca…mientras esperaban el
turno para follarla y terminaban corriéndose en grupo sobre el cuerpo de la
mujer.
Silvia seguía divirtiéndose a nuestra costa, mofándose e intentando
levantarnos la falda con el pretexto de comprobar si habíamos manchado las
braguitas.
Finalmente regresamos a clase sin dejar de comentar entre bromas y risas las
fotos que habíamos visto…pero en el fondo debo de reconocer que mi deseo por
explorar y descubrir ese mundo nuevo iba en aumento.
Durante el resto de la clase apenas pude prestar atención, mis pensamientos
seguían en esas fotos que acababa de ver y si ello no fuera poco Silvia nos
pasaba papelitos en los que escribía que sabía en lo que estábamos pensando y
nos dibujaba una polla…
Cuando finalizó la clase, Silvia se me acercó y me ofreció prestarme la
revista con la condición de que se la devolviera al día siguiente y que le contara
lo que hubiera hecho.
Yo deseaba volver a ver esas fotos en la intimidad de mi habitación y sin
pensármelo mucho acepté y agradecí el ofrecimiento de mi amiga. Puse la
revista entre mis libros y no me demoré en regresar a casa.
Cuando llegué a casa le dije a mi madre que tenía que estudiar para un
examen que nos habían puesto para el día siguiente y me encerré en mi
habitación impaciente por sacar la revista y volver a ojearla.
Me tumbe en la cama y mientras miraba la revista, me preguntaba si yo me
parecía en algo a esas mujeres que salían fotografiadas. Todas aparecían muy
maquilladas y yo apenas utilizaba un ligero toque de colorete y alguna cremita
para ocultar alguna espinilla…
Sus pechos eran grandes, muy distintos a los míos que a pesar de que ya
habían crecido no eran ni mucho menos tan grandes como los de esas mujeres…
Sin dejar de mirar las fotos, ¡me empecé a mirar al espejo y una horrible idea
se cruzó por mi cabeza…no me veía atractiva…tierra trágame!!!!
Supongo que de una u otra manera afloraban mis inseguridades, pero yo
sentía la necesidad de averiguar si de alguna forma podía llegar a parecerme a
esas mujeres…
Me paré a fijarme en la ropa que llevaban cuando en alguna foto aparecían
aun vestidas. Todas ellas llevaban prendas muy sensuales, algunas aparecían
directamente con bonitos conjuntos eróticos de lencería donde las medias y
ligueros adquirían protagonismo, otras, llevaban algún minivestido con medias y
zapatos de tacón alto de aguja, que les daban una imagen elegante, sofisticada y
sensual…
Yo no tenía en mi armario ninguna prenda parecida y sentía como me estaba
deprimiendo por momentos.
Las fotos de nuevo iban pasando ante mis ojos y aunque me fijara en esos
detalles, mi atención se centraba en ellos, en sus cuerpos atléticos, sus
abdominales bien musculados, sus grandes espaldas, sus fuertes brazos y por
supuesto en sus enormes pollas…
De nuevo sentía mis mejillas acaloradas y no pude evitar colar mi mano por
debajo de mi falda para comprobar que efectivamente mis braguitas estaban
mojadas.
Me paré en un book de fotos de una chica universitaria que aparecía vestida
con una minifaldita escocesa plisada y una blusita blanca semitransparente en la
que se dibujaban claramente sus pezones oscuros.
La minifaldita era extremadamente corta y en alguna de las fotos en las que
seducía a un joven profesor se descubría que no llevaba braguitas…
En mi armario recordaba que tenía una falda parecida de mi época de
colegiala, por supuesto no la recordaba tan corta, pero yo tampoco era ya una
niña…así que decidí probármela para comprobar como me quedaba.
Cuando encontré la faldita me pareció mucho más pequeña de lo que
recordaba, afortunadamente el ajuste de velcro de la cintura permitía que pudiera
probármela sin problemas y cuando me vi frente al espejo no pude hacer otra
cosa que sonreír por el resultado…
La faldita me quedaba algo estrecha de cintura, pero el velcro hace
maravillas y aunque me parecía que era algo más corta que la chica de la foto no
me importaba porque tampoco pensaba salir a la calle así vestida.
También me cambié la camiseta que llevaba por una blusita, no sin antes
quitarme el sujetador y las braguitas para jugar frente al espejo imaginando que
yo era la chica de la foto…que deseaba seducir al profesor….
Me sorprendí a mí misma pensando en uno de mis profesores e imaginando
si su polla sería como la que tenía la chica entre sus manos …de nuevo sentí mis
mejillas acaloradas. Mis ojos ya no podían dejar de mirar esa polla que me
parecía enorme y que imaginaba tenerla entre mis manos...
Me tumbé en la cama sin dejar de mirar las fotos al mismo tiempo que mis
dedos ya habían empezado a rozar mis pechos, mis muslos…deseaba sentirlos
entre mis piernas, y acariciar mis labios con suavidad…me sorprendí de nuevo al
sentir lo mojada que estaba.
Mis dedos se fueron empapando por completo y mi deseo seguía
creciendo…comprendí que ya nada iba impedir que ese día descubriera lo que
significaba sentir un profundo estremecimiento de placer que convulsionó todo
mi cuerpo dejándome felizmente extasiada sobre la cama.
Al día siguiente le devolví la revista a mi amiga Silvia que acompañé con
una sonrisa como señal de que ya lo había probado… No hizo falta mucho más
en ese momento aunque más tarde me pidió que le explicara los detalles tal
como me había comprometido siendo el inicio de una bonita amistad plena de
confidencias y complicidades que espero ir contando en próximos relatos.

Mi amistad con Silvia me ayudó a superar algunos de mis miedos o temores,
al ser un año mayor que yo y su especial carácter, alegre y extrovertida, me
trasladaba seguridad y sobre todo nos contagiaba a mi ya mis amigas muchas
ganas por descubrir cosas nuevas.
Nuestro tema de conversación siempre eran los chicos, Silvia ya salía con un
chico algo mayor que ella y nosotras empezamos a tener nuestras primeras
salidas, nada serio por supuesto, pero para nosotras era toda una aventura que
luego compartíamos.
Muchas tardes después de clase, nos íbamos las cuatro a casa de Silvia. Ella
compartía con nosotras las revistas de su hermano y mientras mirábamos las
fotos, ella se hacía la mayor y nos explicaba cómo pajeaba a su novio y nos
advertía que había que tener cuidado para que no nos mancháramos cuando
llegaba el momento de la corrida.
También era algo habitual que pasáramos juntas la noche del sábado en
alguna de nuestras casas. Nuestros padres se conocían y se sentían más
tranquilos al saber donde estaban sus hijitas. Lo que no sabían eran cuáles eran
nuestros temas de conversación y por supuesto no sabían nada de lo que sucedía
en nuestras habitaciones.
Silvia siempre nos tenía reservada alguna sorpresa y cualquier pretexto era
bueno para hacer algo especial… en esas noches con mis amigas fue donde
probé mi primer porro o donde probé mi primer gintónic. En ocasiones, nos
maquillábamos unas a las otras con los estuches que todavía guardábamos de la
“señorita pepis” o con maquillaje de nuestras madres… Nos reímos como tontas
al ver nuestros labios de rojo carmín y nos sentíamos mayores al hacer esas
cosas.
Una de esas noches, Silvia nos invitó a una “fiesta de pijamas” en su casa y
tras compartir algún porro nos dijo que nos había reservado una sorpresa para
esa noche… sacó una “película X” de debajo de una almohada y nos lo mostraba
triunfante ante nuestros ojos…
Las cuatro estábamos emporradas y reímos con ganas por la nueva
ocurrencia de Silvia. Ella misma bajó la luz de la habitación mientras nos
acomodábamos en las dos camas pegadas que preparaba para nosotras.
Al poco rato estábamos viendo la película y haciendo bromas ante las
primeras escenas que aparecían en la pantalla donde aparecían un grupo de
mujeres bañándose desnudas en un río.
Se reían y jugaban con el agua hasta que aparece en escena un grupo de
soldados montados a caballo. Los soldados llevaban como única prenda unas
pequeñas túnicas con un cinto en la cintura, mostrando descaradamente sus
fuertes piernas y brazos. La túnica era tan corta que dejaba paso a imaginar lo
que podría ocultar…
Las chicas del río se asustaron al verlos y sus risas dejaron paso a un cruce
de miradas retadoras con los soldados…que rápidamente se convirtió en una
bacanal de sexo en el río.
Nuestras risas se apagaron cuando empezaron las escenas en las que las
mujeres del río utilizaban sus armas de mujer para desarmar a los soldados. Sus
manos y sus bocas se movían con rapidez descubriendo que bajo la túnica tan
solo guardaban el secreto de su hombría ahora convertida en un juguete en las
manos de las mujeres.
Las pollas que aparecían ante nuestros ojos eran de todos los tamaños y
colores… pero aun mirando la más pequeña a mí me parecía enorme.
Apenas hacíamos algún comentario entre nosotras excepto los que hacía
Silvia que siempre encontraba alguna tontería que decir ante cualquier escena…
y que lograba rebajar un poco el ambiente caldeado que respirábamos.
Poco a poco, también ella dejó de hablar y las cuatro nos sumergimos en
nuestra propia nube inmersas en las imágenes que se mostraban en la pantalla…
Yo me quedé hipnotizada ante una escena en la que una esclava era
entregada a un gladiador… Su cuerpo era como el de un gigante comparado con
el de la esclava, y su polla, sin estar erecta, ya me pareció enorme y muy
gruesa…parecía un animal dispuesto a comerse a su presa…
La esclava retrocedía al ver a semejante bestia que parecía que nunca hubiera
visto a una mujer. Al ver que no tiene escapatoria decide quitarse la única pieza
de ropa que llevaba, una túnica semitransparente dejando su cuerpo totalmente
desnudo frente a los ojos del gladiador…que ante la belleza de la esclava parece
turbado sin saber reaccionar…
Ella entonces se le acercó para empezar a acariciar su cuerpo musculado con
sus suaves manos… El gladiador se siente indefenso ante las manos y labios de
la esclava, que arrodillada frente a él, le estaba haciendo una mamada
desterrando cualquier otra opción que no fuera disfrutar de ese momento…
Yo tenía las mejillas encendidas al igual que me ocurría cuando me ponía
calentita en mi casa y sentía ese cosquilleo que tanto me gustaba sentir en la
intimidad de mi soledad.
Miré de reojo a mis amigas, había muy poca luz en la habitación, pero Ana
Mari y Bea estaban con los ojos bien abiertos viendo como la esclava le estaba
chupando la polla al gladiador… Silvia se había colocado de lado dándome la
espalda y no pude verla…
El gladiador en ese punto ya se le veía muy excitado y obligando a la esclava
a que se pusiera en pie, la volteó en el aire como si fuera un juguete, y la dejó
sobre la cama, de cuatro patas como una gatita en celo…
La esclava se dejaba llevar por la fuerza del gladiador y sin resistirse se
preparó para ser penetrada como si estuviera esperando ese momento…
El gladiador la embistió, penetrándola con fuerza con su enorme polla. Lo
hizo con tanta fuerza que nos hizo estremecer a las cuatro… pero que la esclava
respondió con un gemido de placer al que le siguieron muchos más como
respuesta a las continuas embestidas del gladiador…
Creí oír un gemido en la habitación o quizás los confundí con los de la
pantalla. Mire de nuevo de reojo a mis amigas y me pareció ver la mano de
Silvia escondida entre sus piernas… quizás fueron imaginaciones mías, pues yo
también sentía la necesidad de sentir mis dedos entre mis piernas…
Me tapé con una sábana y me puse de costado dando la espalda a mis amigas
que seguían hipnotizadas con las embestidas del gladiador y los gemidos de
placer de la esclava.
Me sentía muy caliente y no pude evitar colar mi mano por debajo de la
goma del pantalón del pijama, no sin antes asegurarme que era imposible que
mis amigas se dieran cuenta…
Intenté que mi cuerpo pareciera una estatua bajo la sábana y que el
movimiento de mis dedos entre mis piernas pasara totalmente desapercibido.
Mordía mis labios apagando cualquier gemido de placer y mis ojos miraban a la
pantalla llevándome a imaginar que yo era la esclava que estaba siendo follada
por el gladiador…
Sentía como mi deseo seguía creciendo y que deseaba sentir esa ola de placer
que había descubierto.
De nuevo me pareció oír un nuevo gemido en la habitación, pero no pude
prestar mucha más atención porque en ese momento el gladiador se echó hacia
atrás, entre profundos gemidos y sacó su enorme polla que no dejaba de sacar
chorros de leche sobre las nalgas desnudas de la esclava…
Con esa imagen, tuve un orgasmo entre mis amigas que no creo que se dieran
cuenta aunque también creo que no fui la única.























































MI PRIMERA EXPERIENCIA EN EL CINE




Una mañana de clase, Silvia vino muy alborotada y ansiosa por explicarnos
que la tarde anterior había estado con su novio y que se la había chupado en el
coche.
Ana Mari se la miraba incrédula y yo tampoco sabía si creerla porque sabía
que acostumbraba a exagerar un poco con sus peliculitas.
Ella nos lo contaba orgullosa, como si hubiera logrado escalar el Everest.
Consciente de que siempre iba por delante nuestro, nos iba contando todos
los detalles acompañando sus explicaciones con un ligero aire de superioridad.
A nosotras nos daba igual pues de alguna forma le reconocíamos ese rol de
amiga mayor y estábamos agradecidas que fuera amiga nuestra. Todo lo que
habíamos aprendido era gracias a ella y cuando nos contaba alguna cosa nueva
siempre la escuchábamos con mucha atención.
Silvia nos contó que no le había costado hacerlo y que le había gustado
escuchar los gemidos de su novio cuando se la estaba chupando…
Ana Mari le preguntó si no había sentido asco y ella soltó una risotada
respondiéndole que había disfrutado mucho, aunque reconoció que casi se
atraganta cuando su novio se corrió en su boca…
Nos aclaró que su novio no le avisó y cuando se dio cuenta ya era demasiado
tarde. Pero también nos dijo que el sabor no le resultó desagradable y que no le
había importado.
Ya en casa no dejé de pensar en lo que nos había contado y recordaba las
imágenes de mamadas que había visto en la película X en casa de Silvia y me
preguntaba si me gustaría.
Pensé en probar con un plátano y me llevé uno a la habitación que cogí de la
cocina.
Sentada en una silla frente al espejo y con el plátano en una mano, simulaba
besarlo y lamerlo pensando en cómo lo haría si fuera una polla, de los besitos y
lametones pasé a chuparlo como si fuera un helado que tenía en mi boca y sin
dejar de mirarme al espejo, ponía caras de estar disfrutando ese momento…
ahora me río de todas esas tonterías, pero por aquel entonces todo ello era muy
importante para mí.
En esa época también cambio mi forma de vestir y la forma en que me
maquillaba…mi padre siempre me iba diciendo que si esa faldita que me había
comprado era demasiado corta, o que a donde creía que iba a ir maquillada de
esa forma, afortunadamente mi madre estaba conmigo y le respondía que cuando
se daría cuenta de que ya no era una niña…
A mi daba igual lo que me dijera mi padre, para mi lo importante era que yo
me sentía mucho mejor conmigo misma, sobre todo cuando sentía las miradas de
los chicos del instituto y especialmente cuando eran mayores que los de mi
clase…
En alguna ocasión salía de casa con unos tejanos para no tener que escuchar
a mi padre y en el bolso llevaba la ropa que me gustaba ponerme para
cambiarme en el primer baño que encontraba.
Mis amigas hacían lo mismo y cuando lo compartíamos nos sentíamos
mucho mejor pues comprendíamos que no hacíamos nada malo ni nada extraño
para nuestra edad…
Pronto empezamos a flirtear con los chicos que revoleteaban a nuestro
alrededor en busca de una primera cita.
Nada serio por supuesto, pero fueron los primeros besos que siempre se
recuerdan de una forma especial…
Silvia, ya había roto con su novio y había empezado a salir con un chico que
tenía una moto y que también era mayor que ella… Por primera vez la vimos
indecisa cuando compartió con nosotras que su nuevo novio le pedía que
hicieran el amor…para ella eso era algo mucho más serio y recuerdo que nos
decía que una cosa esa una paja con la mano o con la boca y otra muy distinta y
mucho más seria era hacer el amor…
Yo tenía claro que cuando llegara esa primera vez tenía que ser con alguien
muy especial y quizás por ello comprendía muy bien los recelos de mi amiga.
Sea como sea, mis amigas y yo todavía no habíamos tocado una polla y lo
máximo que habíamos hecho con un chico era besarnos con lengua y dejar que
nos tocaran las tetas…
Por las noches cuando me encontraba sola en mi cuarto, fantaseaba como
seria y jugaba con mi imaginación.
Tras varios escarceos con chicos de mi edad, conocí en una fiesta a un chico
mayor que yo. Tenía 19 años y recuerdo que cuando quedaba con él siempre me
esmeraba con el maquillaje para parecer un poco mayor.
Un sábado por la tarde me invitó a ir al cine, hasta entonces tan solo nos
habíamos besado y poca cosa más…yo me puse un vestido corto, sin mangas y
ajustado que estrenaba para la ocasión y unos zapatitos de tacón para parecer un
poco más alta… No iba muy cómoda porque constantemente tenía que estar
alargando la falda que se me subía al andar…
Al entrar en la sala me preguntó donde prefería sentarme y le dije que me era
igual, el respondió que prefería las últimas filas porque así veía mucho mejor la
pantalla.
La gente se acomodaba en las filas centrales, así que no se sentó nadie cerca
de nosotros. Yo me sentía algo nerviosa pero cuando las luces se apagaron el
cogió mi mano y me tranquilice un poco.
Al poco rato de empezar la película nos dimos un largo beso que hizo que el
calor subiera a mis mejillas, sentía como mi corazón latía a toda prisa y tuve que
apartar mis labios para recuperar un poco la respiración.
Tomo de nuevo mi mano con la suya y yo temía que se diera cuenta de que
estaba temblando. Intenté prestar atención a la pantalla, aunque mi cabeza estaba
pensando en otras cosas porque ni tan siquiera recuerdo que película era….
El también pareció centrarse en la película, aunque sus dedos no dejaban de
juguetear con la palma de mi mano…
A los pocos minutos el buscaba nuevamente mis labios para volver a
besarme, yo dejé que lo hiciera y sentí como su mano rozaba mi brazo
deslizando sus dedos con mucha suavidad que lograron ponerme la piel de
gallina.
Nos continuamos besando un buen rato mientras yo sentía como su mano
seguí acariciándome y acercándose cada vez más a mis pechos….Yo escuchaba
el latir de mi corazón que parecía resonar con más fuerza que el sonido de la
sala.
Su mano derecha siguió su recorrido hasta posarse sobre mi pecho y empezó
a acariciarlo por encima del vestido, yo dejé que lo hiciera y al no encontrar
resistencia continuó acariciándome los pechos sin dejar de besarme
acaloradamente.
Sin dejar de acariciarme los pechos, su otra mano se posó sobre mi muslo
acariciándolo hasta el límite de mi falda como si fuera la frontera que estuviera
tanteando sortear…
El recorrido de sus caricias era cada vez más largo, como si esa frontera
marcada por el límite de mi falda se fuera desplazando lentamente en un
retroceso que iba descubriendo descaradamente mis muslos.
Me sentía incapaz de pensar, todo sucedía demasiado rápido y de alguna
forma el pánico se apoderó de mi cuando sentí el roce de sus dedos acariciando
mis braguitas…
Como un resorte cerré mis muslos sin dejar de besarlo y el retiro su mano
para retornar al otro lado de la frontera sin renunciar al espacio ganado.
Sin dejar de acariciarme, siguió besándome con intensidad. Yo posé mi mano
sobre la que el mantenía sobre mis muslos con el fin de atajar nuevas
incursiones, que, aunque las deseaba no creía que fuera el momento adecuado.
Pareció disgustarse un poco y sus besos que tanto me gustaban se iban apagando
en mis labios…
Yo reaccioné y por un momento tomé la iniciativa con el fin de mantener
vivos esos besos. Nuestras lenguas chocaban en silencio y su brazo me rodeaba
para acercar mi cuerpo al suyo.
Permití que el brazo que me rodeaba por la espalda fuera descendiendo
sintiendo como su mano se posaba sobre mis nalgas para acariciarlas.
Su otra mano seguía sobre mis muslos aunque seguía bajo mi control no
permitiendo que avanzara de nuevo a realizar una nueva incursión bajo mi falda.
Sin dejar de besarme y magrearme las nalgas, el aparto la mano posada sobre
mis muslos y con ella acompañó mi mano hasta posarla sobre los suyos muy
cerca de su entrepierna en una clara señal de que también deseaba que lo
acariciara.
Yo me sentía muy calentita, mis mejillas ardían y un cosquilleo de excitación
que conocía muy bien crecía en mi interior…
Mantuve mi mano inmóvil sobre su muslo unos instantes, sintiendo como sus
besos eran cada vez más apasionados y sus dos manos me acariciaban las nalgas,
pechos, muslos…
Yo me sentía rendida a sus besos cálidos y apasionados, sus manos fuertes
me acariciaban también con pasión y yo respondía a sus besos con la misma
pasión y mi mano posada sobre su muslo empezó a moverse para acariciarlo
igual que lo hacía el…
Sentía como el recorrido de mi mano sobre su muslo se acercaba mucho a su
entrepierna y cuando parecía inevitable que diera ese paso, mi mano saltaba al
otro muslo para empezar un nuevo recorrido.
Por su parte, sus manos recorrían todo mi cuerpo sin llegar a cruzar la
frontera que había delimitado y cuando sentía su tentación a una nueva incursión
me bastaba con cerrar ligeramente los muslos para recordarle que era un terreno
prohibido.
Nos dejamos envolver por largos minutos en ese juego de besos y caricias en
el que yo me sentía cada vez más excitada y aunque deseaba ir un poco más
allá….no era capaz de dar ese paso.
Mi mano recorría insistentemente sus brazos, su torso, sus muslos…
acariciándolo como hacía el con mi cuerpo… sus besos me demostraban que
también el se encontraba cada vez más excitado, sobre todo cuando le acariciaba
sus muslos y mi mano se acercaba peligrosamente a su entrepierna… la distancia
era tan corta y la tentación era tan alta que no pude evitar algún ligero roce que
rápidamente me llevaba a retroceder la mano.
El me seguía comiendo a besos y yo suspiraba como si fuera un sueño. Sentí
como su mano cogía nuevamente la mía, entrecruzó sus dedos con los míos y sin
dejar de besarme la acompaño nuevamente a sus muslos pero en esta ocasión tan
cerca de su entrepierna que mi mano la rozaba descaradamente…
Sabía que era lo que deseaba, pero yo me sentía indecisa y mi mano se quedó
inmóvil ahí donde la había dejado. El me besaba con pasión descendiendo sus
labios por mi cuello y ascendiendo hasta el lóbulo de mi oreja donde se
entretenía mordisqueándolo…
Mi mano seguía paralizada, y de nuevo sentí como la tomaba con la suya
acompañándola hasta posarla descaradamente sobre su entrepierna que sentí
muy dura sobre su pantalón…
Era la primera vez que tocaba una polla y aunque fuera sobre el pantalón mi
corazón parecía estar disparado por la emoción.
Mi deseo seguía creciendo por momentos y mi mano reaccionó acariciándolo
suavemente, el se sintió complacido al ver mi reacción y me lo hizo notar con
ligeros suspiros de placer.
Yo me sentía insegura en esas primeras caricias pero sus besos y suspiros me
animaron a seguir acariciándolo sobre el pantalón que presentaba un bulto
considerable y que yo sentía duro como una piedra.
Una mezcla de excitación y curiosidad se entremezclaban en esas primeras
caricias que ya dejaban de ser tan inocentes y me descubrían los primeros pasos
para encontrar el camino del placer compartido.
Yo sentía como también su excitación seguía creciendo, su mano se posaba
sobre la mía acompañándola en su recorrido de caricias como si quisiera
mostrarme cuál era el camino que más le complacía.
Yo me dejaba llevar y disfrutaba tanto como él de ese momento. Sentía como
su polla palpitaba bajo el pantalón y empujaba como si quisiera salir de su
prisión.
El seguía acariciándome por todas partes y había subido mi vestido lo
suficiente como para que sintiera el calor de su mano en mis nalgas
semidesnudas por mis pequeñas braguitas…
En el recorrido de mis caricias me asaltaba la tentación de bajar la cremallera
del pantalón. El deseo que sentía era demasiado fuerte como para que pudiera
resistirme y finalmente, algo insegura por lo que estaba a punto de hacer, mis
dedos tomaron el tirador de la cremallera y la abrieron unos pocos centímetros
como si esperara alguna señal para poder continuar ese camino…
No hizo esperar mucho más porque viendo que yo me había quedado parada,
el decidió ayudarme y cogiendo mi mano termino de acompañarla hasta dejar la
cremallera totalmente abierta, se la acomodó con su mano y dejó abierto el
camino para que yo explorara lo que tanto deseaba.
Sentía como él también lo estaba deseando así que no dudé en colar mi mano
por la abertura abierta y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que su slip
blanco de algodón estaba completamente mojado. Recuerdo que llegué a
preguntarme si era posible que se hubiera corrido sin que yo me hubiera dado
cuenta, pero su polla parecía palpitar bajo el slip que se movía como si me
estuviera dando señales para que me fijara en ella.
No me importo mucho encontrarme con tanta humedad y pensé en que mis
braguitas estarían igual o aún más mojadas. El cosquilleo de mi excitación era
cada vez mayor pero intentaba no pensar en ello y me concentraba en lo que
estaba descubriendo.
Sentía como su polla palpitaba bajo el slip y como respondía a cada una de
mis caricias como si me estuviera invitando a que la conociera más de cerca…
Los gemidos de placer que escuchaba me daban la seguridad de que lo estaba
haciendo bien, sus labios seguían buscando mi boca con pasión y sus manos no
conocían el descanso buscando la forma de seguir conquistando terrenos
inexplorados…
Sus caricias encendían mi deseo por seguir acariciando su polla y mis dedos
sentían la tentación de colarse por debajo del slip para para poder sentir el calor
y el tacto por primera vez de una polla.
Sabía que él también lo deseaba y en el recorrido de mis caricias me
acercaba a la goma del slip jugueteando con mis dedos como si no supieran
encontrar el camino para colarse, aunque en el fondo, yo sabía que no tardaría
mucho en dar ese paso pues era lo que más deseaba en esos momentos.
Finalmente el deseo y la tentación acompañaron a mi debilidad y sin mayor
resistencia me aventuré a colar primero mis dedos y luego toda mi mano bajo el
slip donde me encontré con el calor de su polla que estaba muy dura y mojada.
No parecía que fuera tan grande como las que había visto en las revistas ni
en la película X, pero poco me importaba en esos momentos. Era la primera vez
que tenía una polla en mi mano y la tenía rodeada con mi mano sintiendo el
palpitar de su excitación.
El estaba descompuesto de placer y acercando sus labios a mi oído me pidió
que continuara, que no dejara de acariciarlo….
Una combinación de curiosidad y de excitación me animaron a continuar y
no me hice de rogar. Bajo el slip empecé a masajear su polla sintiendo como
palpitaba de placer…
Dejé que sus manos se colaran bajo mi vestido que a esas alturas lo tenía
subido hasta la cintura y sentía como sus manos se peleaban torpemente por
desabrochar el sujetador que se le resistía.
Sin lograr desabrocharlo, sus dedos intentaban hacerse un hueco que le
permitiera acariciar mis pezones que yo sentía como estaban endurecidos por la
excitación…
Yo intentaba apagar sus gemidos con mis besos sin dejar de masajearle la
polla. Mi mano estaba totalmente pringada y resbalaba al pajear esa polla que
estaba totalmente mojada de lo que luego averigüé que era liquido preseminal.
Deje que me magreara los pechos bajo el vestido pero justo cuando sentí que
mis resistencias se debilitaban y crecía el deseo de que fuera más allá…sentí
como sus gemidos se aceleraban y a los pocos segundos se corría dejando mi
mano y su slip totalmente pringado de leche que me pareció muy abundante.
Yo viví ese momento y así lo recuerdo ahora con felicidad. No solo porque
fue la primera vez que tocaba una polla, sino que también había descubierto que
sabía complacer a un hombre con la mano y de alguna forma eso daba respuesta
a alguna de mis inseguridades.
Es cierto que me quedé con las ganas, pero en ese momento no le di mayor
importancia y comprendí que después de como lo había dejado todo, el tenía que
ir al baño para asearse un poco. Yo aproveché para recomponer mi vestido como
si no hubiera pasado nada y por la noche ya en casa, recordé esos momentos para
tener mi final feliz.
Al día siguiente de mi aventura en el cine, me encontré con Silvia para
contarle todos los detalles como ella siempre hacía conmigo. Éramos muy
buenas amigas y llegamos a compartir muchos secretitos en una relación de
amistad y complicidad.
Cuando le expliqué que lo había pajeado sin necesidad de bajarle el slip, no
se lo creía, y cuando le conté cómo se llegó a correr dejándolo todo pringado
casi se me muere de risa.
Lamentablemente mi relación con ese chico duro muy poco, porque a los
pocos días una amiga me dijo que lo había visto por la calle besándose con otra
chica, discutimos por todo ello y decidí cortar…así que mi primera polla y mi
primera gran decepción...así es la vida…





































DISFRUTANDO DE LAS VACACIONES




Tras mi experiencia en el cine, mis amigas Ana Mari y Bea escuchaban mi
experiencia como si fuera su hermana mayor. Ellas no habían tocado todavía una
polla y aunque las dos habían tenido algún rollito, no habían pasado de los besos
y algunas caricias….
Las noticias corrieron como la pólvora por el instituto, entre otras cosas,
porque el chico con el que salí también lo compartió a su manera con sus amigos
y estos a su vez también lo fueron contando a su manera. Al parecer su versión
era que lo provoqué en el cine y que terminé chupándosela…y sus amigos iban
contando que se la chupaba al primero que me lo pidiera. A los pocos días creo
que no había nadie en el instituto que no lo supiera y me quedé con la etiqueta de
que era la guarrita de la clase por no decir otra cosa….
Mis amigas y yo sabíamos que muchas cosas de las que se contaban no eran
ciertas, pero de nada servía lo que yo pudiera decir y la gente iba contando su
película particular.
Sea como sea, las semanas que viví a continuación no fueron muy
agradables. Durante la clase los chicos me pasaban papelitos donde me escribían
guarradas y cuando salía de clase los chicos de otras clases me miraban y me
decían groserías de mal gusto.
Excepto mis amigas de siempre, el resto de las chicas se apartaban y me
evitaban…
Durante el resto del curso apenas salí de casa, sin ganas de tener contacto
con nadie excepto con mis amigas. Gracias a ellas, logré superarlo y al final dejó
de importarme lo que la gente decía o dejaba de decir.
¡Por fin llegó el fin de curso y las deseadas vacaciones!
Como cada año nos fuimos a la casa que mi familia tenía en la montaña
cerca de un río y ahí nos reencontrábamos con otras familias que al igual que
nosotros también iban cada año.
Al final siempre éramos más o menos los mismos, pero yo me lo pasaba muy
bien con mis amigos, que además al igual que yo habían dado un importante
estirón, y ese año a alguno de ellos los ví especialmente cambiados…
Aunque éramos más chicas que chicos, yo era de las mayores del grupo. En
los chicos en cambio, sus edades eran más parecidas a la mía y había varios que
me sacaban dos o tres años.
Nos conocíamos la montaña muy bien, todos sus paseos, el río donde íbamos
a bañarnos, una casa en ruinas donde por la noche encendíamos una hoguera y
contábamos historias de miedo y todos sus lugares “secretos” que finalmente se
convertían en nuestros puntos de encuentro…
Ese año yo me encontraba algo incomoda entre los chicos mayores que me
miraban y me trataban de una manera algo distinta. Supongo que era normal
porque yo también los veía diferentes y las miraditas se cruzaban como si
acompañaran alguna sensación turbadora que impidiera hablar y jugar como
siempre lo habíamos hecho.
Pronto los mayores del grupo, cinco chicos y dos chicas entre las que me
encontraba, fuimos apartándonos del resto del grupo para hablar de nuestras
cosas.
No es que hiciéramos nada especial, pero algunos de los juegos de los mas
pequeños ya nos aburrían y preferíamos sentarnos y charlar.
En ocasiones alguno de los chicos llevaba unas cervezas, algún porro que
nos hacía sentirnos mayores y también lograban que las conversaciones fueran
más desinhibidas y divertidas.
En nuestras charlas hablábamos un poco de todo, pero especialmente de
nuestras vidas en la ciudad, las relaciones que habíamos tenido y por supuesto de
una manera u otra el sexo siempre estaba presente.
A mi no me apetecía explicar mi aventura en el cine, así que normalmente
escuchaba a los demás y cuando me tocaba contar algo, explicaba anécdotas que
sabía o me habían explicado de otras personas…En el fondo, siempre tenía el
temor de que alguno ellos se lo contara a sus padres y estos se lo contaran a los
míos.
Así fue como me enteré de que mi amiga había tenido varios rollitos y que
algunos de los chicos, parecía que fuera un depredador sexual por lo que
contaba. Yo me inclinaba a pensar que exageraba, pero lo cierto es que lo
contaba con mucha gracia y todos lo escuchábamos con curiosidad y nos
partíamos de risa con sus cosas.
Yo me sentía atraída por dos de los chicos, ambos eran ligeramente mayores
que yo y cuando íbamos al río a refrescarnos me daba cuenta de que ellos
también me miraban de una forma especial.
Entre los chicos parecía que había cierta competencia por demostrar quién
era el más rápido o el más fuerte. Mi amiga y yo nos los mirábamos sentadas
mientras ellos hacían sus carreras en el río y nos reíamos divertidas cuando se
peleaban dentro del agua.
Entre nosotras había una buena amistad y compartíamos nuestras propias
cosas. Así fue como me enteré de que el “depredador sexual” andaba loco por mi
amiga y cuando me lo contaba yo me partía de risa y le decía que siendo así ya
sabía lo que esperaría…
De una manera u otra los cinco chicos intentaban flirtear con nosotras, cada
uno a su manera por supuesto, alguno de una forma más o menos atrevida y
otros les costaba un poco más porque eran un poco más tímidos.
A mi siempre me ha gustado sentir que un chico deseara flirtear conmigo,
incluso ahora que ya no soy tan jovencita, mejor dicho, ahora que soy menos
joven, me sigue gustando sentir el deseo y las miradas de los hombres.
Así fue transcurriendo el verano y finalmente un día me contó que había
caído en las garras del “depredador” jajaja…. No puedo dejar de reírme cuando
lo escribo porque según lo que me contó mi amiga, su decepción fue mayúscula
cuando resultó que tardó tan poco tiempo en correrse que prácticamente ni se
enteró de lo que había pasado. Me siguió explicando que el chico se sintió tan
avergonzado por lo que había ocurrido que se marchó corriendo dejándola sola.
Con el tiempo, averigüé que eso era bastante común y que le se llamaba
“eyaculación precoz”… Seguramente no es cosa de risa y disculparme por el
tono, pero es que el “eyaculador precoz” era el supuesto “depredador sexual” …
me parto de risa otra vez.
Al margen de esa divertida anécdota yo también había empezado a flirtear
con otro de los chicos. No era el que más me gustaba del grupo, pero es que el
que a mi me gustaba era probablemente el más tímido de todos ellos.
Cuando salíamos con el grupo guardábamos las apariencias pues convenimos
que era mejor que no se enterara nadie para evitar que pudiera llegar a mis
padres y me pusieran pegas para salir.
Supongo que no tenía mucho sentido, porque nuestras ausencias se repetían y
mi amiga que si sabía dónde me metía, me dijo que se hacían bromitas acerca de
nosotros y que corrían toda clase de rumores.
Nos escondíamos por la montaña, donde nos sentíamos seguros de que no
nos vería nadie, o subíamos por el río mucho más arriba de donde acostumbraba
a ir el resto del grupo.
Escondidos entre los arboles nos dimos nuestros primeros besos y algunas
tímidas caricias que conforme iban pasando los días se fueron convirtiendo en
algo más atrevidas, aunque sin que llegaran a mucho más.
De alguna forma creo me sentía algo escarmentada por lo ocurrido en aquel
cine y aunque pudiera estar deseándolo, mantenía la situación bajo un relativo
control hasta que sentía que lo estaba perdiendo, lo cuál significaba que era la
hora de regresar con el grupo o de volver a casa.
Ya en casa, entre mis sábanas, recordaba sus besos y sus caricias…cerraba
los ojos y me dejaba llevar por un intenso deseo que apaciguaba con mis propios
dedos y que me llevaba a alcanzar esa ola de placer que tanto me gustaba sentir
convulsionando todo mi cuerpo.
El calor del verano hacía que me pusiera ropa fresca para pasar el día, unos
shorts y una camiseta de tirantes era lo más adecuado para pasear por la montaña
o para ir en bicicleta, aunque en ocasiones, cuando el plan era ir a charlar en
algún rincón perdido, también me ponía algún minivestido de verano muy
fresquito…
Sea como sea, acostumbraba a llevar conmigo una bolsa con la toalla y el
bikini por si nos apetecía darnos un chapuzón… como ocurrió una mañana en la
que tras largos besos apasionados y algunas caricias que me hicieron sentir ese
calor en las mejillas que me advertían de que podía estar perdiendo el control y
se me ocurrió decir que me apetecía un chapuzón en el río para recuperarlo.
El pareció un poco turbado por la idea y porque supongo que estaba con
tantas ganas como yo de continuar con lo que estábamos haciendo. Pero insistí
en que hacía mucho calor y que me apetecía mucho. Le mostré la bolsa con la
toalla y el bikini y no le di ninguna opción…
Me cambié con rapidez las braguitas y dándole la espalda, terminé por
quitarme el vestido y poder cambiarme el sujetador, mientras, el también se
había quitado la ropa y cuando me di la vuelta, ya estaba metido en el agua hasta
la cintura.
El agua estaba helada y cuando mis pies la tocaron, se me quitaron todas las
ganas de darme el chapuzón. El insistía desde el agua en que no me lo pensara
tanto y que me tirara, pero yo preferí coger la toalla para colocarla en la orilla del
río y tomar un poco el sol mientras seguía escuchando sus protestas.
Tardó un buen rato en salir del agua y yo me quedé medio adormilada bajo
las caricias del sol hasta que sentí como unas gotas heladas caían sobre mis
piernas y su cuerpo se tumbaba a mi lado izquierdo para secarse bajo el sol.
Seguí sin abrir los ojos para que no me cegara el sol y con un poco de sorna
le dije que estaba segura de que ahora se sentía mejor.
No entendí muy bien lo que respondió, supuse que estaba molesto conmigo y
pensé que sería mejor que se calmara…
Volví a quedarme medio adormilada y había perdido ligeramente la noción
del tiempo. No sabía qué hora era y me incorporé para buscar el reloj en mi
bolsa que había dejado a mi derecha…todavía era temprano para regresar, pero
pensé que llevábamos demasiado tiempo bajo el sol y me giré con la intención
de darle un beso apaciguador pues sabía que no me había portado demasiado
bien.
Al darme la vuelta, sus ojos estaban cerrados y parecía adormilado. Me paré
a mirar como su piel morena brillaba bajo los rayos del sol y recorrí todo su
cuerpo con mis ojos que se detuvieron en el ajustado bañador negro que llevaba.
Me entretuve un buen rato mirando la forma de su polla escondida bajo su
bañador, era tan tentadora que me sorprendí mordiéndome los labios mientras la
imaginaba.
Me apetecía seguir mirándolo, pero otra idea mucho más excitante se cruzó
por mi cabeza. Busqué el bronceador que llevaba en la bolsa y puse un poco de
crema en mi mano que me propuse extender por su cuerpo al tiempo que le decía
que se iba a quemar por el sol…
El murmuró que lo había despertado, pero siguió con los ojos cerrados y dejó
que le esparciera la crema solar un poco a regañadientes…
Mi mano se movía despacio sobre su pecho y esparcía la crema en pequeños
círculos que se iban ampliando lentamente con el fin de ir abarcando una mayor
superficie.
Me entretenía mucho más de la cuenta como si no quisiera que ese momento
finalizara y deseando llevar mi mano mucho más allá de su ombligo como si me
sintiera atraída por un imán.
Mis ojos estaban clavados en su bañador y sentí que me engañaban cuando
me pareció ver un movimiento cuando mi mano se acercó a la goma del bañador.
Repetí el movimiento con mi mano abriendo un poco más el círculo y
rozando con mi dedo ligeramente el bañador.
No habían sido imaginaciones mías y de nuevo la forma de su bañador se
había movido ligeramente como si hubiera dado un golpecito para llamar la
atención.
Repetí el movimiento varias veces más y me excitaba comprobar como a
cada pasada, el movimiento se repetía al tiempo que crecía ligeramente de
tamaño.
Me tumbé inclinada en mi toalla reposando mi cabeza sobre su pecho al
tiempo que mi mano no dejaba de acariciarlo como lo había estado haciendo…
Mis ojos tenían una perspectiva para seguir disfrutando del espectáculo que
se iba repitiendo a cada pasada y que ahora se hacía mucho más evidente por el
tamaño que había tomado su polla…
Mis dejos ahora jugaban a cruzar ligeramente la goma del bañador que a
cada pasada se acercaban un poco más al destino deseado. Pero cuando parecía
inevitable que alcanzara el bañador, retrocedían y se deslizaban hacia sus piernas
para acariciar sus muslos donde iniciaban un nuevo recorrido que finalizaba
nuevamente muy cera de su abultada entrepierna.
Mi oído pegado a su pecho escuchaba con total claridad el latido acelerado
de su corazón que bombeaba con fuerza ansioso por que me decidiera a dar el
último paso.
Una vez más mi mano inició el ritual con el que se abría un circulo que
acariciaba su cuerpo y que se fue extendiendo tímidamente hasta posarse
finalmente sobre su bañador donde se entretuvo acariciando su polla dura que
parecía estar luchando por salir de su prisión.
Yo me sentía también excitada y aunque él se limitaba a acariciar mi espalda
con mucha suavidad, estaba dejando que fuera yo la que llevara en todo
momento la iniciativa.
Disfrutaba de cada caricia sintiendo como su polla se movía excitada,
trasladándome su deseo de que no parara…
Su bañador se había mojado de lo que supuse era el líquido preseminal que
ya conocía… yo me estaba poniendo malita por momentos y me sentía perdida
ante la tentación que tenía en mi mano.
Bajé ligeramente la goma del bañador para facilitar que asomara su polla al
exterior que apareció como un resorte viendo la luz…
Estaba tan dura y grande que su bañador retrocedió para permitir que
asomara prácticamente por completo.
Mi pequeña mano intentó cogerla rodeándola con los dedos, pero era
demasiado gruesa para poder cerrarla. Tenía la cabeza muy mojada y seguía
expulsando un hilo de ese líquido que me estaba pringando la mano.
Al empezar a mover mi mano para masajear la polla como había aprendido,
sentí un primer suspiro de placer al que le continuaron muchos más
respondiendo a los movimientos de mi mano.
Mis ojos no perdían detalle y me sentía como hipnotizada observando el
movimiento que seguía mi mano subiendo y bajando su polla.
El desabrochó el broche de la parte de arriba de mi bikini y sus manos se
deslizaron rodeando mi cuerpo para poder acariciar mis pechos y juguetear con
mis pezones…
Sus gemidos de placer eran cada vez más evidentes y yo sentía ese
cosquilleo entre mis piernas que tantas veces había sentido en la soledad de mi
habitación y que me invitaban a redescubrir el placer.
El dejó de acariciar mis pechos y poso su mano sobre mi cabeza para
acariciarla por detrás de la nuca y empujándola suavemente…
Yo me removí ligeramente para poder descender desde su pecho y terminé
posando mi cabeza muy cerca de su polla que apuntaba a mis labios. Aunque
sabía perfectamente lo que deseaba yo todavía no me sentía preparada para ello.
Todo así para complacerle rocé la punta varias veces con mis labios…lo que
nuevamente provocaba sus gemidos animándome a continuar…
Intentó con sus manos que acercara un poco más mis labios a su polla que
teniéndola ten cerca de mis ojos aun me parecía más grande pero yo continuaba
masturbándolo con la mano y no deseaba al menos en esa ocasión probar como
sabría una polla en mi boca.
El optó por retirar su mano de mi espalda y la colocó extendida a su lado
para acariciar mis muslos y acercar su mano a la parte de abajo de mi bikini. Yo
me sentía ansiosa y entreabriendo los muslos le facilité el camino para que me
acaricia en mi intimidad…
Aparto con sus dedos la pieza del bikini y sus dedos se colaron para
confundirse con la humedad de mis labios. Fue la primera vez que mi tesoro era
descubierto por unos dedos que no eran los míos y el placer que sentí en ese
momento se confundía con la ansiedad que sentía.
Sus dedos se movían con algo de torpeza, pero yo estaba disfrutando del
momento y movía con suavidad mis caderas para ayudarle a encontrar ese punto
mágico que me hacía perder la cabeza…
Sentía como su polla se hinchaba en mi mano como si quisiera explotar y el
placer que yo sentía entre mis piernas provocaban mis gemidos anunciando la
antesala de lo que sería mi primer orgasmo en las manos de un hombre.
No tardé en sentir ese rico estremecimiento de placer que desde que lo
descubrí ya no podía dejar de experimentar y gemí disfrutando de ese
maravilloso momento dejándome llevar por un sinfín de ricas sensaciones.
Justo en le momento que me corría de placer entre sus dedos, escuche de su
garganta un profundo gemido y una exclamación advirtiéndome que se iba a
correr…
La advertencia me llego algo tarde porque no pude evitar que el primer
chorro de leche mojara completamente mi mejilla y tan solo pude frenar los
siguientes chorros con mi mano que quedó totalmente pringada de su leche.
Los dos nos quedamos relajados unos minutos sobre la toalla disfrutando del
silencio de la montaña, nos lavamos con el agua del río y sonreímos por el nuevo
juego de complicidad que había surgido esa tarde y que sin duda se repetiría más
tardes como realmente así sucedió.




































TRABAJO PARA CLASE




Desde mi primer año de instituto, Silvia se convirtió en mi mejor amiga y no
teníamos secretos entre nosotras. Ella repetía curso y era un año mayor que yo.
Quizás por eso y también por su forma de ser mucho más decidida que yo,
especialmente alegre y extrovertida, yo intentaba seguirla en todo lo que hacía.
Lo compartíamos todo, nos intercambiábamos la ropa, yo la ayudaba con los
estudios y ella me explicaba y me enseñaba cosas que seguramente de otra forma
hubiera tardado más tiempo en descubrir.
Estaba encantada de ser su mejor amiga y aunque en ocasiones me
sorprendía con sus locuras, siempre lograba hacerme reír y terminaban por
parecerme las cosas más normales del mundo.
Ya estábamos en segundo año de instituto y en una ocasión al salir de clase,
me preguntó si quería pasar rato divertido. Sin saber de qué se trataba, yo ya me
estaba riendo segura de que se le había ocurrido alguna travesura.
La idea era salir a la calle y con el pretexto de estar haciendo un trabajo de
clase abordábamos a los chicos mayores y les hacíamos preguntas sobre sus
hábitos sexuales para nuestro particular estudio.
Entre las dos hicimos un breve cuestionario para aparentar que el estudio iba
en serio y acordamos que ella haría las preguntas y que yo llevaría un bloc en la
mano para anotar las respuestas.
En general los chicos no ponían pegas a participar y algunos sonreían con
aires de superioridad ante dos chicas más jóvenes a las que estaban seguros de
impresionar con sus respuestas.
Se les cambiaba la cara cuando mi amiga Silvia, se ponía en su papel de
“investigadora” y les preguntaba cosas del tipo ¿cuántas pajas te haces cada
día?, ¿te lavas las manos antes o después de hacerte una paja?, ¿te has lavado
hoy las manos?...¿antes o después?
Luego nos partíamos de risa y buscábamos otra presa fácil hasta que dimos
con dos chicos que nos parecieron guapetones y que tenían pinta de ser unos
vacilones…
Se partían con nosotras al escuchar las preguntas, hasta que Silvia les
preguntó, ¿quién de las dos la tiene más larga?, se quedaron parados ante esa
pregunta y se miraron sin saber muy bien que responder, nosotras nos partíamos
de risa al ver las caras que ponían. Finalmente, el más alto respondió que era el
quién la tenía más larga de los dos y su amigo rápidamente protestó diciendo que
no era cierto…
Silvia y yo nos seguíamos partiendo de risa al comprobar que esa pregunta
generaba una pequeña discusión entre los dos amigos y aun reímos mucho más
cuando Silvia, añadió que era una pregunta fácil pero que si no estaban seguros
siempre podían salir de dudas preguntándonos a nosotras.
El más alto no entendió muy bien lo que le estaba sugiriendo Silvia y le
respondió que ella no tenía ni idea. Pero Silvia no se amilanó e insistió en que si
lo deseaban podíamos dar nuestra opinión, aunque para ello las teníamos que
poder ver.
Yo nunca pude llegar a imaginar que con semejante tontería los dos chicos
accedieran a mostrarnos su polla, pero así fue.
Aprovechando que a esas horas los trabajadores de una obra ya se habían
marchado, nos colamos en una construcción y tras unos muros, se bajaron los
pantalones y su ropa interior, dejándola caer hasta sus tobillos para mostrarnos
sus pollas.
Mi amiga y yo mirábamos divertidas y nos reíamos por la situación pues no
estaba claro cual de las dos pollas era más grande lo cuál no parecía que fuera
del agrado del chico más alto.
Con ese pretexto, Silvia se acuclillaba para verlas más de cerca y me
preguntó si podía prestarle la regla que sabía que siempre llevaba en la bolsa.
Los chicos la miraban sorprendidos como si se preguntaran que se proponía
hacer.
Pero Silvia con toda la naturalidad y con la regla en la mano, cogió con su
mano primero una polla y luego la otra para hacerles una medición…
Yo no me lo podía creer, pero tratándose de Silvia, esas cosas y muchas más
que os iré contando era fácil que ocurrieran.
Finalmente dimos por ganador al chico más bajo, no por que la tuviera más
grande realmente, pero la regla nunca engaña































PASEANDO DE NOCHE EN EL PARQUE



Ya he contado lo de los continuos viajes de mi marido, pero quizás me
faltaba explicar que mi marido es bastante mayor que yo y que con los años ha
ido desarrollando algunos problemas de salud que han provocado que nuestras
relaciones hayan pasado de un juego apasionado de complicidades a una
situación donde las relaciones son muy esporádicas, puntuales, inexistentes...
A pesar de que ya no soy una jovencita yo me considero una mujer con
muchas ganas de vivir la vida, de disfrutarla y por supuesto todo ello tiene
mucho que ver con algunas de las experiencias que os estoy relatando.
En mis relatos tampoco sigo un orden cronológico de como se han ido
sucediendo los hechos, tan solo me limito a relatar escenas que por una u otra
razón me parecen morbosas de compartir y esa es la razón por la que os podéis
encontrar con escenas de mi adolescencia, de mi juventud, de mi vida en
matrimonio o de mi madurez como mujer.
En el relato de hoy me apetece contaros una experiencia muy caliente que
tuve con un desconocido en un parque en una noche de verano, una de esas
noches de calor sofocante, de no poder dormir, de tener la necesidad de
levantarme de la cama y distraerme con cualquier cosa que no fuera ver como
pasaban las horas del reloj.
Mi marido dormía profundamente, sus ronquidos hacían aun más difícil
poder conciliar el sueño y finalmente decidí levantarme sin hacer ruido, me
apetecía sentir el aire, caminar un poco y dejar de dar tantas vueltas en la cama.
Salí de casa vestida con ropa fresca de verano, una camiseta de tirantes, una
faldita y unas sandalias. Mi intención tan solo era pasear un poco por una zona
ajardinada que hay cerca de mi domicilio y que finaliza en un parque público.
Durante el día era una zona muy tranquila donde los más pequeños se lo pasan
en grande. Ahora, las risas y gritos de los niños habían dejado paso al silencio de
la noche. En los porches veía como algunos vagabundos se habían instalado para
dormir sobre los bancos, mientras otros se dejaban acompañar por una botella de
alcohol ajenos a todo lo que pudiera ocurrir a su alrededor.
Seguí caminando, y me cruce con un grupo de chicos jóvenes que regresaban
de su particular noche de fiesta y que al verme sola me invitaron sin éxito a que
los acompañara. Intentaron convencerme de que lo pasaría muy bien si me unía
a su fiesta, pero decidí seguir mi camino sin dar pie a que la conversación
continuara y sin poder evitar escuchar sus expresiones de desencanto
llamándome puta y estrecha...
Ya en el parque, todo volvía a estar en silencio y parecía casi desierto. Tan
solo alguna alma sonámbula como la mía se cruzaba en mi camino, mirándome
con curiosidad como si intentara adivinar mis pensamientos...
Me senté en uno de los bancos, para respirar la tranquilidad y sentir una
ligera brisa que acariciaba mi piel, apaciguando el calor de la noche.
Por el camino un hombre joven, vestido únicamente con un corto pantalón
blanco de deporte se acercaba corriendo, su torso desnudo me permitió apreciar
un bonito cuerpo atlético con unos abdominales bien marcados, mientras su
corto pantalón dibujaba un paquete tentador que me alegró la vista.
Sin dejar de correr, se me quedó mirando al pasar frente donde yo estaba
sentada, me sonrió y sin decir nada se fue alejando hasta que lo perdí de vista.
Disfrutaba del silencio, de la brisa, tan solo acompañada de mis propios
pensamientos sin que hubiera nada ni nadie que me interrumpiera...cerré los ojos
para saborear ese momento y mis labios dibujaron una sonrisa al sorprenderme
recordando la imagen del corredor que había despertado ligeramente mi
imaginación...
Así pase un buen rato y cuando ya estaba pensando en regresar a casa, vi de
nuevo al corredor que al parecer estaba haciendo alguna ruta circular y que sin
duda, no tardaría en volver a pasar frente a mi.
Decidí quedarme hasta que pasara de nuevo y volver a disfrutar de esa
imagen tentadora que ya se iba aproximando.
Sus brazos eran fuertes y tenia un cuerpo fibrado que parecía salir esculpido
de un gimnasio... Por supuesto que mis ojos también se fijaron en ese paquete
oculto debajo de su corto pantalón y me resultó gracioso comprobar como se
movía al compás de su carrera.
A medida que se acercaba, el hombre fue desacelerando su carrera hasta
pararse en una fuente que quedaba a pocos metros de donde estaba yo sentada.
Mojó su cabeza y su cuerpo con el agua de la fuente dejando que el agua
resbalara sobre su piel. Parecía como si deseara lucir su cuerpo ante mis ojos y
por supuesto yo no tenía nada mejor que hacer que seguir admirándolo.
Como si yo no estuviera ahí, el siguió su ritual...con sus manos mojadas por
el agua posó su mano sobre el pantalón acomodando su paquete y logrando que
su prenda mojada marcara descaradamente su entrepierna.
Yo seguía disfrutando del espectáculo y no dejaba de mirar cada uno de sus
movimientos. El en cambio, parecía totalmente ausente de mi existencia, apenas
alguna miradita de reojo, sin aparente interés, lo cual me molestó porque una
también tiene su orgullo, jajaja.
No parecía que le importara que lo estuviera mirando y se acercó al banco
que se encontraba frente al mío para realizar unas series de flexiones y
estiramientos que yo seguía mirando sin perder detalle y sin dejar de observar
como su mano acomodaba su paquete cada vez que cambiaba de posición.
Quizás fueron imaginaciones mías pero tenía la sensación de que lo hacía
expresamente para provocarme, como si supiera que su movimiento atraía
especialmente mi atención....y la verdad es que no andaba equivocado, jajaja...
Mi imaginación ya había empezado a volar y no podía dejar de tener
pensamientos tentadores que apenas lograba reprimir.
El parecía saber que estaba siendo el centro de mis pensamientos y su mano
se posaba de forma cada vez más frecuente en su paquete y se entretenía más de
la cuenta recolocándolo como si necesitara acomodarlo.
Finalmente si pareció centrar su atención en mi y acercándose a donde estaba
yo sentada me dejó helada cuando me preguntó si estaba disfrutando del
espectáculo.
Yo quedé un poco avergonzada, y comprendí que quizás me había pasada un
poco mirándolo con tanta atención. Le pedí disculpas por si le había molestado y
me levanté con la intención de marcharme.
El me agarró entonces del brazo preguntándome a donde iba tan deprisa y
que no podía dejarlo así. No me gustó que me cogiera del brazo, pero sus manos
eran fuertes y no pude soltarme. Me cogió de la mano llevándosela a que le
tocara el paquete que hacia breves minutos me había hecho suspirar y me
preguntó si no deseaba verla.
Me sentí perdida, mi mano ya no podía separarse de lo que estaba tocando y
sentía como crecía bajo el pantalón...el se carcajeo de mi al comprobar que no se
había equivocado y agarrándome de nuevo por el brazo me acompañó para
ocultarnos detrás de unos arbustos.
Yo lo seguí medio hipnotizada y también un poco atemorizada. Podía haber
gritado y llamar la atención de alguna forma, pero no lo hice...porque supongo
que de alguna forma estaba deseando ese momento.
El parecía estar nervioso y tan pronto se sintió seguro en el lugar que había
escogido, se bajo con rapidez su pantalón y su slip para mostrarme una potente
erección que salto al sentirse liberada.
Me hizo acuclillarme frente a su polla en una clara señal de lo que estaba
deseando. Me sentí por un momento indecisa y pensé de nuevo en gritar, pero no
hubo tiempo para más, cogió mi cabeza con sus fuertes manos y acerco mis
labios a su polla para recibirla con fuerza y obligándome a metérmela en la boca.
Casi me atraganto cuando empezó a follar mi boca con rapidez moviendo sus
caderas con fuerza.
No negaré que deseaba sentir esa polla dura y caliente en mi boca, aunque
quizás hubiera preferido que las cosas fueran de otra manera.
Ahí en el parque, de noche, oculta tras unos arbustos, acuclillada con la falda
casi por la cintura....me sentía como una zorra chupando la polla a un
desconocido. Una mezcla de morbo y excitación invadían mi pensamiento y me
impedían razonar. Sentía mis braguitas mojadas por esa excitación y sin dejar de
chuparle la polla una de mis manos de coló entre mis piernas para apartar las
braguitas y acariciar mis labios deseosos de placer.
No pude evitar gemir al sentir las caricias de mis dedos, y eso hizo que mi
amante nocturno se volviera loco de excitación explotando en mi boca al tiempo
que yo me dejaba llevar por un profundo orgasmo.

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