Ensayo - 8° Habito de La Efectividad y La Grandeza
Ensayo - 8° Habito de La Efectividad y La Grandeza
Honduras.
CLASE:
Calidad Total
TRABAJO:
Ensayo
CATEDRATICA:
ALUMNO:
Un hábito es una acción repetida de forma constante o periódica por parte de una
persona, ya sea consciente o inconscientemente. Los hábitos más que ninguna
otra cosa nos definen como personas, es decir, la persona que eres actualmente
es producto directo de tus hábitos actuales. Los hábitos son individuales y
normalmente cambian, se agregan unos y se desechan otros, durante la vida de
una persona.
El octavo habito supone escuchar nuestra propia “voz interna” y enseñar a los
demás a identificar la suya propia. Se trata de enseñarle a los demás el arte de
sacarle provecho a lo que es propio de cada individuo; de modo que cada
persona se vuelva indispensable en la organización en virtud de sus capacidades
irrepetibles.[ CITATION Ste04 \l 18442 ]
Es importante saber que de acuerdo a las capacidades que podamos expresar en
una organización, nos volveremos indispensables, aunque sabemos que los
paradigmas son muy poderosos. El viejo paradigma de la Era Industrial sostenía
que la gente no era más que un insumo, parecido a ciertas materias primas como
el acero o la energía. Por tanto, las personas eran tratadas como cosas, y no
como individuos integrales dotados de corazón, mente, cuerpo y espíritu; eran
como objetos que debían ser controlados y de los cuales se debía desconfiar.
Pero, si bien las circunstancias han cambiado desde entonces, el paradigma
básico continua entre nosotros. Los trabajadores son objetos que deben ser
controlados para que se desempeñen efectivamente.
Esta es una visión realmente disfuncional en la Era de la Información y el
Conocimiento. En el antiguo paradigma, los trabajadores estaban sometidos a
mucho dolor y frustración independientemente de si eran exitosos o no.
Afortunadamente, el paradigma laboral está cambiando hoy en día, y el “octavo
hábito” es una expresión de tal cambio.
El octavo hábito no significa añadir otro hábito a los siete que habían sido
planteados con anterioridad. Significa aplicarle una “nueva dimensión” a los
Siete hábitos de la gente altamente exitosa, que mejora el desempeño de cada
uno de ellos.
El octavo hábito supone “encontrar nuestra voz y ayudar a los demás a encontrar
la de ellos”. En este contexto, “voz” se refiere al valor intrínseco de cada persona
en el ámbito laboral.
Encontrar nuestra voz supone cumplir con nuestro potencial interior. Es decir,
encontrar aquel trabajo que verdaderamente aproveche nuestro talento y
alimente nuestra pasión.
El mayor don que recibimos al nacer es la capacidad de decidir si
desarrollaremos o no nuestro potencial. Esta es una elección que podemos hacer
entre acción y acción. Es preciso reflexionar y determinar cuál será́ nuestra
reacción.
La capacidad para entender nuestra libertad para elegir nos abre la puerta a
cuatro habilidades o inteligencias:
Para encontrar nuestra voz, es preciso entrar en contacto con los cuatro
elementos que forman a una persona: mente, cuerpo, corazón y espíritu.
Normalmente, las personas exitosas logran elevar cada una de dichas
inteligencias a su mayor expresión:
Estimular
¿Por qué́ debemos estimular a los demás para que encuentren su propia voz?
Consideremos las alternativas. Es posible mantener un férreo control sobre los
demás, pero eso no suele ser muy fructífero. Por el contrario, podemos darles
responsa- vialidades a los demás, y permitirles hacer lo que quieran. Pero eso
tampoco es muy prudente.
La solución es dar a los demás una “autonomía dirigida”, es decir, trabajar con
los demás para establecer sus objetivos y, luego, darles la autonomía necesaria
para lograrlos.
Un acuerdo ganar-ganar no es un contrato legal ni una descripción de cargo. Es
un contrato psicológico y social escrito en el corazón y la mente de la gente. Este
tipo de acuerdos propicia que los colegas se comprometan con los más altos
objetivos de la compañía.
Ejecutar mejor: incluye los roles de “alinear” y “estimular”. Para lograrlo debe:
Alinear los objetivos y los sistemas. Darle poder a los demás.
Tendiendo puentes
Es preciso superar seis brechas para que el estímulo sea algo más que palabras:
Falta de claridad: el viejo paradigma de la Era Industrial suponía que
cuando se anunciaba un programa a la fuerza laboral, esta debía
entenderlo y acatarlo sin más. La Misión de la compañía era el resultado
de la iniciativa de los expertos. Fijar la misión y visión era meramente un
asunto de relaciones públicas. Los trabajadores debían esperar siempre a
ver qué pasaba. Pero en la Era de las Comunicaciones, es preciso que los
trabajadores tengan iniciativa y se involucren en el negocio.
Falta de compromiso: en vez de “venderle” nuevas ideas a la fuerza de
trabajo, el octavo habito respeta a las personas como un todo. Las
organizaciones que han asumido el paradigma de la Era de las
Comunicaciones toman en cuenta el bienestar de la mente, el cuerpo, el
corazón y el espíritu.
III. Bibliografía
Covey, S. R. (2004). El Octavo Hábito De la efectividad a la grandeza. PAIDOS
IBERICA.