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LA PERCEPCION DEL LENGUAJE

plantear hasta qué punto la percepción del habla se basa en procesos


psicológicos especialmente diseñados para realizar esta tarea o, por el
contrario, descansa en mecanismos auditivos inespecíficos, emplea­
dos en la percepción de cualquier clase de estímulos acústicos.

3.1. Etapas en la percepción del habla

Las etapas en que se divide el proceso de percepción del habla son, en


principio, de naturaleza lógica o teórica, es decir, se apoyan en
consideraciones más lingüísticas que psicológicas. Por esta razón, no
se postularon inicialmente como estadios temporalmente discretos y
funcionalmente autónomos, sino más bien como una caracterización
de las sucesivas transformaciones que sufre la información desde que,
como señal física de habla, llega a los órganos receptores hasta que,
en un formato más abstracto (i.e. fonológico), se emplea en procesos
superiores de acceso al léxico y comprensión del lenguaje. No obstan­
te, a pesar de su carácter teórico, hay evidencia empírica en favor de
la división de los procesos de percepción del habla en cuatro etapas.
Estas son (cfr. Studdert-Kennedy, 1974, citado en Pisoni y Luce, 1987;
Clark y Clark, 1977): 1) análisis auditivo periférico, 2) análisis
auditivo central, 3) análisis acústico-fonético y 4) análisis fonológico.

1. Análisis auditivo periférico. En esta primera etapa, se produce


una descodificación preliminar de las señales de habla en el sistema
auditivo periférico o, lo que es lo mismo, las estructuras anatómicas y
neurales del oído realizan un primer análisis de las propiedades
acústicas relevantes de la señal. Los mecanismos de descodificación
investigados en este nivel son de dos clases: por una parte, mecanis­
mos neuroacústicos, como por ejemplo patrones de descarga de fibras
nerviosas que sintonizan con atributos de la señal de habla que se
hallan presentes, por ejemplo, en las consonantes oclusivas de inicio
de sílaba (vg. Zpa/, /ba/, /ta/, /da/,/ga/, /ka/); y por otra, mecanis­
mos psicoacústicos, definidos en términos más abstractos, esto es,
con independencia de sus correlatos fisiológicos. Un ejemplo de
estos mecanismos son los llamados «filtros paso-banda», que efec­
túan transformaciones de la señal mediante el análisis de algunos de
sus componentes (vg. la resolución de las frecuencias mas bajas del
espectro, para separar el l.cr y el 2.° formante, y de las mas elevadas,
para determinar el valor temporal de las explosiones, en las conso­
nantes oclusivas). En estudios relativamente recientes se ha podido
constatar que el sistema auditivo periférico humano posee unas
capacidades de filtrado de las señales acústicas que, aunque no
sirven por sí solas para identificar fonemas, contribuyen a aislar
algunos componentes básicos de la señal de habla y con ello a
reducir el problema de la ausencia de invarianza anteriormente
aludido.
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PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. INVESTIGACION Y TEORIA

2. Análisis auditivo central. El cometido de este análisis es


extraer de la señal tina serie de patrones espectrales (vg. frecuencia
fundamental, dirección de las transiciones de los formantes) y tempo­
rales (vg. el desfase entre ciertos eventos que ocurren durante la
emisión de la señal) y almacenarlos en una memoria auditiva de muy
breve duración (la llamada «memoria ecoica»). Del análisis de estos
parrones se obtienen unas «claves acústicas» o propiedades que se
combinan para dar lugar a los fonemas. No obstante, como ya se ha
señalado, la relación entre las claves acústicas y los segmentos
fonéticos no siempre es directa, esto es, cada segmento fonético no
siempre está constituido por las mismas claves acústicas. Así, por
ejemplo, la sonoridad de las consonantes oclusivas iniciales de sílaba
(vg. que permite distinguir entre sonoras como /ba/, /da/, /ga/ y
sordas como /pa/, /ta/, /ka/) viene dada indistintamente por claves
como el «tiempo de emisión de voz» (véase punto 3.2), la «frecuencia
de la transición del primer formante» o la «amplitud de la explosion
—burst—» (Abramson y Lisker, 1965; Suárez Buratti, 1991; para una
revisión, véase Pisoni y Luce, 1987). En suma, las claves acústicas que
nos permiten identificar propiedades fonéticas son, en su mayoría,
dependientes del contexto acústico. No obstante, algunas claves
acústicas sí parecen estar directamente asociadas con rasgos fonémi-
cos específicos; se trata, en este caso, de claves independientes de
contexto o propiedades invariantes de la señal (Blumstein y Stevens,
1979, 1980). Entre ellas cabe destacar el «ruido fricativo» presente en
consonantes «estridentes» (vg. /s/, /z/, /s/, /z/, /c/), o ciertas configu­
raciones espectrales asociadas al punto de articulación de las conso­
nantes (vg. relevantes para la distinción entre labiales /b/, alveolares
/d/ y velares /g/).
3. Análisis acústico-fonético. Este es el primer nivel de análisis
en que se efectúa un procesamiento propiamente lingüístico de la
señal. El objetivo de esta etapa es identificar los segmentos o fonemas
del habla. En ella las claves acústicas se acoplan a los rasgos
distintivos fonéticos, esto es, a las propiedades acústico-articulatorias
en que se descomponen los fonemas de la lengua. Los rasgos fonéti­
cos son, por tanto, representaciones abstractas que sirven de media­
dores entre los planos físico (acústico) y lingüístico (fonético). Asi­
mismo, en esta etapa se verifica la categorización perceptiva del
habla, es decir, se descubren las constancias perceptivas que nos
permiten identificar sonidos discretos, resolviéndose los problemas de
segmentación y variabilidad anteriormente aludidos. Algunos investi­
gadores (vg. Miller y Nicely, 1955; Eimas y Corbit, 1973) han
propuesto la existencia en este nivel de unos «detectores de rasgos», o
mecanismos neurales especializados en la identificación de rasgos
fonémicos distintivos (vg. sonoridad, nasalidad, estridencia, dura­
ción, etc.) (véase Clark y Clark, 1977, para una descripción de estos
detectores de rasgos). En el punto 3.4 de este capítulo examinaremos

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IA AEtCfACION DEL LENGUAJE

la evidencia aducida por algunos investigadores en favor de la exis­


tencia de estos detectores.
4. Análisis fonológico. En esta última etapa, los rasgos y seg­
mentos fonéticos identificados en la etapa anterior son convertidos en
segmentos fonológicos, es decir, en representaciones abstractas de los
sonidos que se someten a reglas combinatorias para formar unidades
superiores, tales como las sílabas y las palabras. En este nivel, ciertas
distinciones fonéticas (vg. la distinción entre la oclusiva /b/ inicial de
palabra, vg. #/[bj/esartl, o interna a una palabra, vg. ttsa/[bl/ertl)
dejan de ser fonológicamente relevantes para convertirse en variacio­
nes alofónicas del mismo fonema (i.e. el mismo sonido con dos
variantes o «alófanos»). Asimismo, ciertos fenómenos de asimilación
o transformación fonética que aparecen vinculados a procesos de
derivación morfológica (vg. el cambio /0/-*/k/ en #electri/0/idad#
-»#eléctri/k o#, o / x /—»/g/ en flma/ x /ia# —*#ma/g/o#) se explican
en virtud de reglas fonológicas que operan en este nivel. El resultado
del análisis fonológico es una secuencia lineal de fonemas organiza­
dos en una estructura jerárquica de constituyentes fonológicos. Esta
organización jerárquica viene dada por la estructura de la sílaba, que
comprende los siguientes elementos constituyentes: el «inicio» u
onset, formado por una consonante o grupo consonantico inicial de
carácter opcional, y la -rima» o rime, que a su vez se divide en dos
constituyentes menores, el -núcleo» vocálico y la «coda» o termina­
ción consonantica, también opcional (cfr. Trciman, 1983). La figura
8.2 muestra la estructura de algunas silabas del castellano: a)
tftrans#, en -transporte»; b) #a#, en -ave»; c) #ka#, en «casa»; y d)
#an#, en «antiguo».
Como señalábamos al comienzo de este punto, no parece haber

Figura 8.2.—Algunos ejemplos de estructuras silábicas del castellano, correspondientes


a las silabas ü transit (CCVCC), tt att (V), tt katt (CV) y ttanlt (VC). (S = sílaba; O =
onset; R = rima; N = núcleo; C = coda).

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PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. INVESTIGACION Y TEORIA

acuerdo sobre la realidad psicológica de cada uno de estos niveles de


procesamiento en la percepción del habla, como tampoco sobre el
curso temporal de estos cuatro procesos y sus posibles interacciones.
Por ejemplo, hay autores (Klatt, 1980) que consideran inadecuado
postular un nivel independiente de representación fonética, debido a
la dificultad de hallar un acoplamiento sistemático entre claves
acústicas y segmentos fonéticos. Por ello, optan por aplazar la
resolución del problema de la ausencia de invarianza hasta un nivel
superior de procesamiento, es decir, hasta los procesos de acceso al
léxico (cfr. capítulo 9). Como han observado Pisoni y Luce (1987), si
se elimina el nivel fonético, tampoco habrá razones para postular un
nivel fonológico de procesamiento, dado que en tal caso careceríamos
de la representación de entrada a este nivel. Quienes así piensan,
consideran que las representaciones fonética y fonológica son cons-
tructos lingüísticos que no juegan un papel psicológicamente necesa­
rio durante el procesamiento de la señal, sino en todo caso a
posteriori, es decir, sólo si y cuando el oyente hace uso de este tipo de
información para efectuar determinadas tareas (vg. detección de
fonemas en contextos experimentales, uso de información fonética en
tareas de discriminación perceptiva, lectura de palabras desconocidas
o poco frecuentes, etc.). Pese a todo, vamos a ignorar por el momento
este punto de vista y a centrarnos en las explicaciones de la percep­
ción del habla que sí postulan procesos de transformación acústico-
fonética. Es preciso recordar, en este punto, que las así denominadas
«representaciones fonémicas» no se encuentran presentes en la señal
de habla, sino que, de algún modo, son suministradas por el propio
perceptor a partir de información de que dispone en su memoria. Así
pues, aunque los procesos de transformación acústico-fonética estén
dirigidos inicialmente por propiedades de la señal (es decir, aun
cuando sean procesos de «abajo-arriba»), también dependen del uso
de información «superior», es decir, transmitida de «arriba-abajo».
Entre las pruebas comúnmente aducidas en favor de la existencia de
procesos de transformación acústico-fonética, cabe resaltar las inves­
tigaciones sobre la «percepción categorial» de segmentos fonéticos y
sobre los mecanismos de detección de rasgos.

3.2. La percepción categorial

En las tareas perceptivas habitualmente utilizadas en psicología, al


sujeto se le puede pedir que efectúe dos clases de juicios: juicios de
discriminación, consistentes en señalar la diferencia entre dos o más
estímulos x e y; y juicios de identificación, que consisten en indicar si
un estímulo x pertenece o no a una categoría X. En ambos casos, lo
que se le pide al sujeto es que efectúe un juicio categorial, es decir,
que clasifique un estímulo dentro de una determinada categoría. La

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LA PERCEPCION DEL LENGUAJE

palabra en todos sus componentes elementales (sílabas, letras) para


poder identificarla.
El efecto experimental sin duda más contundente a favor del
modelo de reconocimiento global de palabras es el llamado «efecto de
superioridad de la palabra», descubierto hace ya casi un siglo (Cat-
tell, 18«6 o Pillsbury, 1897, citados en Cuetos, 1990) y replicado en
numerosas ocasiones (Reicher, 1969; Johnston y McClelland, 1974).
Según este efecto, la latencia de reconocimiento de una letra (vg. la
letra «L») es mas breve, y superior el porcentaje de identificaciones
correctas de la misma, cuando esa letra forma parte de una palabra
(vg. ABRIL) que cuando forma parte de una no-palabra (vg. IRBAL)
o incluso cuando se presenta aisladamente (en el mismo punto del
espacio que ocuparía si formara parte de una palabra, vg.--------- L)
(Reicher, 1969). ¿Como puede explicarse este efecto? Según Pollatsek
y Rayner (1989), caben dos interpretaciones alternativas: una en
términos estrictamente «de arriba-abajo» y otra de carácter interacti­
vo. La primera interpretación afirma que el sistema de reconocimien­
to dispone de unas «plantillas» o representaciones internas globales
de las palabras a las que se acopla la entrada sensorial, sin que haya
intervención de representaciones intermedias (vg. de rasgos y/o le­
tras). La interpretación interactiva, por su parte, explica el efecto de
superioridad de la palabra apelando a un procesamiento en paralelo
de letras y palabras, de tal modo que la identificación de una palabra
facilita la identificación de las letras que la componen. Esta interpre­
tación ha sido formulada en términos de un modelo conexionista o de
activación interactiva (McClelland y Rumelhart, 1981; McClelland,
1987), en el que existe un flujo de activación multidireccional entre
los niveles de las palabras, las letras y ios rasgos visuales, según se
ilustra en la figura 8.7. A raíz de la presentación de un estímulo
visual, se produce una activación en cascada de los nodos de rasgos,
letras y palabras que configura un patrón de activación global en el
sistema. Las unidades que alcanzan niveles superiores de activación
son «seleccionadas» para la decisión perceptiva, es decir, para la
identificación. Así, puede suceder que una palabra alcance el nivel
requerido de activación antes que algunas de las letras que la inte­
gran, o que una determinada letra consiga sumar más activación (por
electo del flujo descendente procedente del nivel de la palabra)
cuando se halla incluida en una palabra que cuando está aislada o
pertenece a una no-palabra (que, como es lógico, carece de represen­
tación en la red de nodos).
Los modelos de plantillas han sido reiteradamente criticados en
psicología de la percepción por su incapacidad para librarse de los
rasgos más superficiales e irrelevantes de los estímulos y, en conse­
cuencia, para dar cuenta del uso de propiedades abstractas de los
misinos en el proceso de categorizacion perceptiva. Parece incuestio­
nable que nuestra memoria no puede almacenar tantas plantillas

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RECONOCIMIENTO Y CO
MPRENSION DE PALABRAS

procesos de acceso visual a las entradas léxicas almacenadas en la


memoria.

4. MÉTODOS DE ESTUDIO DE LA COMPRENSIÓN DE PALABRAS


Y DESCRIPCION DE LOS PRINCIPALES EFECTOS REGISTRADOS

El reconocimiento de palabras, al igual que la practica totalidad de


las actividades de comprensión humana del lenguaje, es una actividad
difícilmente observable de forma directa. Mientras escuchamos o
leemos, apenas exhibimos manifestaciones de conducta que resulten
útiles para esclarecer la naturaleza de los procesos que están en
funcionamiento al comprender el lenguaje. Por ello es preciso diseñar
procedimientos indirectos (y a veces extremadamente sofisticados)
que permitan hacer emerger a la superficie de nuestra conducta las
consecuencias más inmediatas de las operaciones mentales de recono­
cimiento. Casi todos estos procedimientos se basan en la observación
y registro del tiempo invertido por oyentes o lectores en realizar
tareas de identificación lingüistica, tareas que, casi invariablemente,
exigen la emisión de respuestas aceleradas o bajo presión de tiempo.
En condiciones ideales de máximo control, se supone que el
tiempo invertido en realizar dichas tareas muestra el grado de com­
plejidad de los procesos que las subyacen. Algunas de estas tareas
permiten examinar los procesos subyacentes de forma simultánea y
concurrente a su desarrollo en tiempo real; se trata de las llamadas
tareas en curso, sobre la marcha o simultáneas (on-line, en inglés).
Otras, en cambio, recogen respuestas inmediatamente posteriores, o
incluso con una mayor demora, a la ejecución de los procesos, en
cuyo caso se les denomina procedimientos fuera de curso o sucesivos
(off-line). La mayoría de los procedimientos empleados en la investi­
gación sobre reconocimiento léxico que vamos a relatar aquí son,
grosso modo, aplicables por igual a las modalidades visual y auditiva,
dándose por válido el supuesto de que los mecanismos asociativos de
reconocimiento léxico son virtualmente idénticos en la vision y la
audición. Sin embargo, hay unas pocas tareas que han sido especial­
mente diseñadas para investigar alguna modalidad particular de reco­
nocimiento. También haremos referencia a estas últimas.

4.1. Procedimientos de medición del tiempo


de reconocimiento léxico
Procedimientos de medición fuera de curso o sucesivos (off-line).
1 ntre estos procedimientos figuran rodos aquellos que exigen al
sujeto perceptor producir una respuesta motora consciente (verbal o
no) ante un determinado estimulo. El más tradicional de ellos es la
identificación taquistoscópica de estímulos visuales, consistente en

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PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. INVESTIGACION Y TEORIA

presentar al sujeto secuencias de letras (palabras, no-palabras o


secuencias aleatorias) con períodos muy breves de exposición que se
van alargando progresivamente, a fin de observar lo que el sujeto es
capaz de identificar con cada tiempo de exposición, es decir, su
umbral de identificación para distintas clases de estímulos. Como
señala Forster (1990), este procedimiento presenta un serio inconve­
niente, pues lejos de forzar al sujeto a proporcionar una respuesta
rapida (al sujeto no se le obliga a responder lo más rápido posible),
facilita la intervención de toda clase de estrategias post-perceptivas de
adivinación o reconstrucción del estímulo conforme a expectativas o
impresiones de todo punto incontrolables.
Una variante de la técnica taquistoscópica que intenta soslayar
este inconveniente es la tarea de decisión léxica. En ella, se le muestra
al sujeto una secuencia de letras (o fonemas) para que éste la clasi­
fique a la mayor brevedad posible como palabras o no-palabras, pul­
sando un botón para las palabras y otro para las no-palabras. Nor­
malmente, las palabras y las no-palabras aparecen entremezcladas en
listas aleatorias y en cada ensayo se presenta una sola secuencia para
su identificación. El supuesto que subyace a esta técnica es que para
poder efectuar la tarea, el sujeto tiene que consultar su léxico mental
a fin de decidir si el estímulo que le ha sido presentado se encuentra
representado en su diccionario interno. Naturalmente, para hacer una
estimación adecuada del tiempo de reconocimiento es preciso sustraer
al tiempo total invertido en tomar la decisión léxica (cifrado en un
promedio de 550 mseg.) el tiempo (hipotéticamente constante) em­
pleado en la preparación de la respuesta motora y en su posterior
ejecución. Pese a sus indudables ventajas sobre la tarea de identifica­
ción taquistoscópica, la tarea de decisión léxica no ha logrado
erradicar del todo el riesgo de la presencia de efectos post-léxicos en
la respuesta del sujeto, como es lógico al tratarse de una tarea de tipo
'-decisional».
El único modo de eludir este problema es rebajar al máximo la
necesidad de tomar decisiones conscientes durante la identificación.
Esto es lo que se pretende con el procedimiento de denominación
(naming), consistente en pronunciar en voz alta, y también lo más
rápido posible, un estímulo verbal presentado visualmente. Mediante
un sensor de voz o «llave vocal» contectado al medidor del TR se
registra el tiempo transcurrido entre la presentación del estímulo y la
emisión de la respuesta. Esta tarea no exige la toma de decisiones
conscientes, ni tan siquiera que el sujeto advierta si el estímulo es o
no una palabra. El supuesto básico es que el tiempo necesario para
pronunciar el estimulo viene determinado por la disponibilidad de
representaciones léxicas que correspondan a la entrada sensorial, de
tal modo que cabe esperar una ventaja de las palabras sobre las no-
palabras, o de las palabras más frecuentes sobre las menos familiares.
En la medida en que los resultados de estas dos técnicas coincidan,

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RECONOCIMIENTO Y COMPRENSION DE PALABRAS

tendremos evidencia convergente sobre los determinantes de la com­


plejidad de los procesos de acceso al léxico mental.
Procedimientos en curso o sobre la marcha (on-line). Una variante
Je las tareas de decisión examinadas antes son los procedimientos de
detección de estímulos (monitoring). En este caso, la tarea del sujeto
es responder (con un botón) cada vez que identifique un estimulo
lingüístico (fonema, sílaba o palabra) estipulado de antemano. El
tiempo de detección se interpreta como reflejo de la carga computa-
cional o trabajo cognitive que el sistema está realizando en el
momento de detectar el estímulo, razón por la cual esta tarea se
considera comparativamente más simultánea o en curso que las de
decision léxica o denominación. A menudo se la emplea en combina­
ción con tareas de reconocimiento de palabras, ya de forma aislada o
en contexto. A modo de ejemplo, y como mencionamos antes, la
detección de sílabas se ha utilizado con bastante éxito en estudios
sobre la naturaleza de las representaciones de acceso al léxico
(Segui, Frauenfelder y Mehler, 1981); asimismo, como tendremos
ocasión de comentar más adelante, la detección de fonemas se ha
empleado también en experimentos sobre reconocimiento de pala­
bras ambiguas en contexto (Foss y Jenkins, 1973; Cairns y Kamer-
man, 1975).
Otros procedimientos. Por último, sólo resta mencionar dos
métodos específicos de modalidad que han resultado enormemente
fructíferos en la investigación sobre reconocimiento léxico. Uno de
ellos, empleado en la modalidad auditiva, es el llamado paradigma de
apertura sucesiva (traducción del inglés gating paradigm, que signifi­
ca la selección de partes de la onda sonora de un estimulo en
términos de tiempo o amplitud), y consiste en la presentación sucesi­
va de segmentos cada vez mayores de la onda sonora de una palabra,
en incrementos del orden de 30 mseg. cada uno. La tarea del sujeto es
simplemente intentar identificar el estímulo que se le presenta en cada
ensayo (Grosjean, 1980). El objetivo fundamental de esta técnica ha
sido el de destacar los determinantes prosódicos del reconocimiento
léxico en la modalidad auditiva, y, con ello, la dependencia contex­
tual que guía la identificación de palabras habladas, en franco
contraste con lo que sucede en el reconocimiento visual de palabras
(Grosjean, 1985; Grosjean y Gee, 1987). Por otra parte, un procedi­
miento cada vez más utilizado en los estudios de procesamiento
visual de palabras es el registro de los movimientos oculares, al que
ya dedicamos un amplio comentario al final del capitulo anterior.
Naturalmente, el mayor atractivo de esta sofisticada técnica de
registro es la mínima demanda de decisiones conscientes que le exige
al sujeto y, consiguientemente, su mayor cercanía a las condiciones
naturales en que se desenvuelven los procesos de reconocimiento de
palabras en la lectura. Por contra, su mayor inconveniente es la
dificultad de discriminar aquellos aspectos de los movimientos y las
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PSICOLOGIA DEL LENGUAJE. INVESTIGACION Y TEORIA

fijaciones oculares atribuibles a cada una de las innumerables varia­


bles a las que se halla sometida esta clase de respuestas motoras.
4.2. Efectos experimentales registrados en la investigación
A continuación vamos a hacer una breve exposición de los principales
efectos observados mediante el empleo de estos y otros procedimien­
tos de recogida de datos. Los fenómenos a los que nos vamos a
referir, repetidamente contrastados y replicados en la literatura expe­
rimental, pueden caracterizarse como factores determinantes del
tiempo de reconocimiento o de acceso a las palabras del léxico mental
(Garnham, 1985; Forster, 1990). Se trata de los siguientes:
1. Frecuencia de uso de las palabras. Las palabras más familia­
res o de uso más frecuente en el idioma tienden a ser reconocidas con
mayor rapidez que las palabras menos familiares o frecuentes (Ru­
benstein, Garfield y Millikan, 1970; Forster y Chambers, 1973; Fors­
ter, 1976; Morton, 1979; Garcia-Albea, Sánchez-Casas y del Viso,
1982). El efecto de frecuencia se mantiene relativamente constante a
través de distintas tareas experimentales; así, las palabras de menor
frecuencia de uso presentan no sólo mayores latencias de decisión
léxica, sino que también tardan más en ser nombradas (siempre y
cuando se mantengan constantes otros factores, como la longitud, el
acento o el numero de vecinos de las palabras examinadas), si bien se
ha observado que la magnitud del efecto de frecuencia es menor sobre
la tarea de denominación que sobre la de decisión léxica (Forster y
Chambers, 1973).
Un asunto que ha desatado una viva polémica en las investigacio­
nes sobre el acceso al léxico es el presunto efecto diferencial de la
frecuencia de uso en los vocabularios de clase abierta y de clase
cerrada. Así, Bradley (1978; Bradley y Garrett, 1980) observó que el
efecto de frecuencia tan sólo afecta a elementos léxicos de clase
abierta (nombres, verbos y adjetivos) y no a los de clase cerrada
(artículos, preposiciones, conjunciones). Este resultado, que ha sido
replicado con materiales en castellano (Sánchez-Casas y García-Al-
bea, 1986), justifica la hipótesis de que existen mecanismos indepen­
dientes de acceso a estas dos clases de vocabulario: las palabras de
contenido se reconocen mediante mecanismos (de activación, selec­
ción o búsqueda) sensibles a la frecuencia, en tanto que las palabras
funcionales serían identificadas en el contexto estructural de la
oración por mediación de procesos de análisis sintáctico. Una prueba
adicional aducida en apoyo de esta hipótesis es la observación de que
los pacientes agramáticos, esto es, que sufren una alteración selectiva
del procesamiento sintáctico (cfr. capítulos 12 y 15) no muestran esta
sensibilidad diferencial de los vocabularios abierto y cerrado al efecto
de frecuencia, típico de los sujetos normales, siendo ambos tipos de
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