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Poesía.

Filosofía1
Ramón Xirau

A
ntes de hablar brevemente de las posibles relaciones o falta de ellas
entre filosofía y poesía, son necesarios algunos agradecimientos.
Agradecimiento, en primer lugar a Joan Maria Pujals, nuestro
Conseller, que ha hecho posible este acto; Pujals, quien ha escrito
mejor que nadie sobre mi poesía y también sobre mi pensamiento.2
Por otro lado, agradecimiento a los dos amigos que hoy han hablado sobre
mí: el filósofo Xavier Rubert de Ventós y el poeta y escritor Alex Susanna.
También doy las gracias a Vicenc Riera Llorca, excelente poeta de la nueva
generación, autor del prólogo a mis lecturas de este día.
Por lo demás, quiero recordar a Jordi Maragall, fallecido hace muy poco,
gran amigo, tan lleno de cultura en el más hondo sentido de esta palabra.
Poesía. Filosofía. Ciertamente no son lo mismo. ¿Qué relaciones hay entre
una y otra? No seré nada “teórico”. En una ocasión como esta daré nada más
algunas impresiones.
Sí, he practicado filosofía y poesía. Si alguien ha pensado que yo afirmaba
que ambas eran la misma cosa, he de decir que nunca he pensado cosa seme-
jante. Quiero aclarar este punto y lo haré de la manera más sencilla y espero
que no imprecisa.
En primer lugar, he escrito sobre filosofía para darla a conocer y hacer que
se entienda mejor. He estudiado a Platón, Descartes, Bergson, Sartre, Camus,

1
Palabras pronunciadas en el homenaje que me rindió la Generalitat de Catalunya,
en el Palacio de Gobierno, el 5 de octubre de 1999. El texto que hoy ofrezco refleja el
hecho de que fuera “hablado”.
2
Joan Maria Pujals, Conseller de Cultura, es, por lo demás, un magnífico escritor.
Por lo que ha mí se refiere ha escrito dos textos que agradezco de verdad: la amplia
introducción a mi Poesía completa (Columna, Barcelona, 1997) y parte del libro La
luna de Nissan, traducido al castellano y publicado en México por la Universidad
Veracruzana (1998). En este libro se estudian la poesía de Octavio Paz y la mía propia.

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136 Ramón Xirau

Wittgenstein. En este punto se sitúan algunos libros míos, tal vez, ante todo,
la Introducción a la historia de la filosofía y El desarrollo y las crisis de la
filosofía occidental.
En segundo lugar están mis ensayos de filosofía (ensayos, en verdad, y no
tratados), así en mis libros De ideas y no ideas, El tiempo vivido, De mística
y De la presencia (estos últimos todavía recientes).
Paralelamente a esta división entre “obra sobre” y “obra de”, están mis
estudios literarios, principalmente acerca de la poesía.
Primero, los poetas sobre los cuales he escrito. Son muchos. Ahora sólo
recordaré algunos de ellos: San Juan de la Cruz, el más alto poeta del mundo
ibérico, Maragall, siempre presente en memoria y obra, Juan Ramón Jiménez,
César Vallejo, Lezama Lima, García Lorca, José Goroztiza, Octavio Paz (sobre
quien escribí, y publiqué en 1970, el libro Octavio Paz: el sentido de la pala-
bra, primer libro dedicado al poeta).
Por lo demás, y esto es parte del acto de hoy, siempre he escrito poesía en
mi catalán natal.
Y aquí lo que he pensado sobre poesía y filosofía.
Las palabras “filosofía y poesía”, fueron las de un Seminario que di, prime-
ro en la Universidad de las Américas, después en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, a partir de los años
sesentas.
La poesía tiene mucho de inmediato y de intuitivo. Descubre, muestra y
ve sin argumentos de orden lógico. También ve la filosofía pero su lenguaje es
el de la argumentación y, de ser posible, el de la prueba. Las confluencias
entre filosofía y poesía se encuentran en la zona de las “concepciones del
mundo” y acaso en aquello que se llamó “filosofía primera” para llamarse,
después, metafísica.
Creo percibir que filosofía y poesía están sin duda presentes en Platón, poe-
ta-antipoeta, Agustín de Hipona, Kierkegaard, Nietzsche, Bergson, Heidegger...
Por otra parte, aquellos filósofos que quieren ser más racionales están
obligados a emplear metáforas, imágenes, paradojas cuando quieren referirse
al Absoluto. Éste es el caso de un Descartes o de un Kant que he estudiado a
fondo. El mismo Hegel, al final nada menos que de la Ciencia de la lógica,
escribe que la filosofía es “el círculo de los círculos” cosa que no deja de ser
una metáfora.
Vuelvo a la poesía. En ella reside algo esencial. El lenguaje del poema está
hecho, al mismo tiempo, de semejanzas y diferencias y tiene por nombre el
de intersubjetividad. Un poema, el mismo poema, es interpretable gracias a lo
que ya Dante llamaba “polisemia”. Y la relación de sujeto a sujeto es, en mi
lenguaje, presencia.
Me explico un poco.
Poesía. Filosofía 137

Un verso de Jorge Guillén —no me he cansado de repetirlo— fue para mí


revelador. Lo escribí en mi primer libro, Sentido de la presencia (1953,
reeditado en 1999). En aquellas páginas y algunas más recientes, daba yo es-
pecial importancia al verso de Guillén: “Soy; más, estoy, respiro”.
Y es que el verbo estar, que por cierto existe en pocas lenguas, nos dice
que estamos en el mundo y estar en el mundo es verdaderamente respirar y
aun aspirar.
El verso de Guillén nos dice que vivimos en presencia del mundo, de los
demás, de la divinidad misma.
En pocas palabras, la poesía no se limita a decir, sino que ve y piensa. ¿No
es este el caso de un Ramón Llull, un san Juan de la Cruz, un Maragall, un
Eliot?
Sí, es el caso de todos los grandes “poetas que piensan”, como diría Heideg-
ger. Pensamiento que es vivísima aspiración. Lo diré con Dante Alighieri, tan
filósofo y tan poeta, como poeta de poetas. Dante veía que el lenguaje poéti-
co es el más alto de los lenguajes. Tal vez, sobre todo, el que, sagradamente,
se encuentra entre el decir y el no decir.
Escribía Dante, al final del Paradiso: “Cómo es corto el lenguaje”. Se trata
de lo verdaderamente esencial y lo esencial, lo que funda al mundo y a la vida,
es visible pero no es del todo expresable.
Final del Paradiso. Aparecen tres círculos de tres colores en el misterio de
los misterios, el de la Trinidad. A “la fantasía le faltan fuerzas”. Sólo se puede
decir, maravillosamente: “mi voluntad es como una rueda... movida por aquel
que mueve al sol y las demás estrellas”.
Y esto es poesía, es pensamiento, es revelación de presencia en presencia
a la más alta de las Presencias.

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