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Un Faro para Amelia Earhart

Amelia Earhart fue una de las primeras mujeres en pilotear aeroplanos y fue

la primera en intentar darle la vuelta al mundo en un avión a través de la línea

ecuatorial.

Nació en Kansas un 24 de Julio de 1897. Sus abuelos le dieron una vida

cómoda por muchos años, pero a Amelia no le gustaba el confort, ella quería

aventuras, escalaba arboles, se deslizaba en trineos, cazaba ratas con un rifle. De

hecho a los 10 años entró en contacto con su primer avión y su comentario se

redujo a que era “una cosa hecha de cables oxidados con madera, nada

interesante”.

Fue hasta que estalló la primera guerra mundial que Amelia se enamoró de

los aviones siendo enfermera voluntaria del Cuerpo Aéreo Real de Toronto

Canadá, pero su decisión se volvió definitiva cuando asistió a un espectáculo

aéreo en Long Beach y voló por 10 minutos sobre Los Ángeles. Ella misma

confesó “Tan pronto como despegamos supe que tendría que volar de ahora en

adelante.”

Dos años después ya había roto su primer récord de altirud al viajar a 14 mil

pies de altura, al año siguiente se convirtió en la decimosexta mujer en recibir su

licencia de piloto por la Federación Aeronáutica Internacional. De ahí en adelante

se convirtió en una de las mayores impulsoras de la aviación entre mujeres.

De 1932 a 1935 fue superando cada vez más y más records. Fue: La primera

mujer en realizar un vuelo solitario en el Atlántico, la primera persona en hacerlo


dos veces, la mujer con el mayor record de distancia de vuelo sin parar y con el

menor tiempo en cruzarlo.

Fue entonces que se propuso hacer un viaje alrededor del mundo trazando

la línea del ecuador. Para su hazaña contó con un Lockheed Electra 10 E, de

lograrlo sería la primer mujer en hacerlo y la mayor trayectoria posible

circunnavegando el globo terráqueo. Era el vuelo que debía realizar.

Fred Noonan, que también contaba con muchos records en su carrera, fue

su acompañante. Partió de Los Angeles a Florida el 21 de mayo de 1937. De

Miami volaron a Puerto Rico, luego a Venezuela, de Venezuela a África y de ahí a

Pakistán. Sus siguientes destinos fueron Calcuta, Brimania, Bangkok, Singapur y

Bandung, donde el mal tiempo averío su nave, obligándola a hacer una pausa

para repararla. En esa parada Amelia enfermo de disentería y para su viaje hacia

Australia ya no se encontraba en buenas condiciones. Al despegar de Australia

voló sin paracaídas, pues decía que ya no serían necesarios. Durante el viaje fue

perdiendo comunicación gradualmente hasta que se perdió todo rastro de ella a

las 8:00 GMT cerca de las islas Nukumanu.

El presidente Roosvelt autorizó una búsqueda por la zona con 9 barcos y 66

aviones, pero no se encontró rastro alguno de ella ni de su acompañante. Al año

siguiente, un faro fue construido en su honor en la isla que sería su próximo

destino.

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