Está en la página 1de 390

INTRODUCCIÓN A LA

HISTORIA DE LA

TRADICIÓN

EN OCCIDENTE

Ramon Guerra i Castells


www.ramonguerracastells.net
[email protected]
R.P.I: B-4659-09
Según lo estipulado por la Real Academia de la Lengua Española en su Ortografía de la
lengua española (2010), en español, se escribe con mayúscula inicial únicamente la
primera palabra del título de cualquier obra de creación literaria, mientras que el resto
de las palabras que lo componen deben de escribirse con minúscula. La cursiva, en estos
casos, es obligatoria (por ejemplo: «La Divina comedia de Dante»). Por lo que se refiere
a los libros sagrados la norma disiente, prefiriendo ser escritos en mayúsculas así como
en letra redonda en los textos en que se citan (por ejemplo: «Tal como podemos leer en
el Libro de los Muertos de los egipcios…»), dejando la cursiva en su uso como
referencia bibliográfica. En la lista de ejemplos de textos sagrados ofrecida por la
Ortografía aparece la Biblia, el Corán, el Talmud, los Evangelios, el Libro de Mormón,
la Tora, las Sagradas Escrituras... En el marco de nuestro estudio, hemos incluido bajo la
definición de escrituras santas a los Textos de las Pirámides, el Poema Babilónico de la
Creación, la Odisea, la Ilíada, la Eneida, la Teogonía, la Imágenes de los Dioses, las
Bucólicas, las Geórgicas, el Zohar, el Libro del Bahir, el Midrash, los Targums, la
Imitación de Cristo, la Divina Comedia así como El Mensaje Reencontrado, escritos por
tanto con mayúsculas y letra redonda, adaptando así la norma ofrecida por la Ortografía
a nuestro criterio más amplio en el momento de juzgar si un libro pertenece o no a la
categoría de libro santo.

Asi mismo, frente a la diparidad de criterios en el uso de las mayúsculas y cursivas con
fines metalingüísticos en los diversos autores citados en el presente trabajo, hemos
optado por trasladar las citas sin adaptarlas a las normas de la Ortografía, a pesar de la
evidente sensación de caos que pueda ofrecer al lector inadvertido. Por nuestra parte,
nuevamente aplicando un criterio menos restrictivo que el establecido en la
consideración de las mayúsculas por la RAE, hemos incluido Piedra y Mercurio de los
Filósofos… al lado de las divinidades como Dios, Yahvé, Alá… así como Gran Obra y
sus abreviaciones, con obvios fines metalingüísticos.
1
2
Dedicado a CMR, especialmente a
los creyentes de Pallandt, sin la obra
de los cuales poco o nada se hubiera
escrito de este trabajo.

3
4
ÍNDICE DE MATERIAS

PREFACIO, 11

INTRODUCCIÓN, 13
Los cuatro sentidos de la escritura. Lectura externa y lectura interna. Lectura histórica
y lectura moral. Lectura alegórica y lectura hermética. Sentido hermético.
Procedimientos de la Gran Obra. Libros santos y libros sabios. Santidad y sabiduría.
La unidad de la enseñanza.

MESOPOTAMIA, 25
El origen. Poder religioso / poder político. El primer imperio. El primer templo.
Evolución / involución.

POEMA BABILÓNICO DE LA CREACIÓN, 33


El mito de Marduk. Enuma Elis. El conflicto. La palabra creadora. El combate final. La
creación del mundo. La creación del hombre.

UGARIT, 39
Osiris, Marduk, Bahlu y Môtu. El mito de Bahlu. El combate entre Yammu y Bahlu.
Kôtaru, el dios de las forjas. La fraternidad entre los dioses. Supremacía de Bahlu.
Muerte de Bahlu. Resurrección.

EGIPTO, 47
Origen africano. Época predinástica. Períodos históricos. Síntesis teológicas. Textos
principales. Exégesis del conjuro CXXV. Origen de la creación en las diversas síntesis
teológicas.

Heliópolis, 59
Origen de la enéada heliopolitana. Nun y Atum. Shu y Tefnut. Isis, Osiris y Tifón.
Mito de Osiris. Exégesis hermética del mito de Osiris.

Menfis, 67
Ptah, Sejmet y Nefertum.

Hermópolis, 71
Thot y Ra.

5
Tebas, 75
Amón, Mut y Jonsú. Genealogía de Amón. Relación entre las diferentes síntesis.

TRADICIÓN JUDÍA, 79
Orígenes. La Historia Sagrada. Primer Templo. Segundo Templo. La diáspora. Edad
Media. Baal Shem Tob y Rabí Ashlag. Antiguo Testamento y hermetismo.

Antiguo Testamento, 87
La Tora. La beit y el reshit. Adán y Eva. La caída. Noé y el diluvio. La tierra aphar.
Abraham. Moisés y el Sinaí. Jacob y la visión de la escala. El nombre de Abram.
Jamor, ‘asno’. Sodoma.

TRADICIÓN GRIEGA, 101


Los pelasgos. Mito pelasgo de la creación. Exégesis del mito pelasgo. Edad Minoica.
Edad Micénica. La Ilíada de Homero. Las invasiones dorias y la Edad Oscura. La
Odisea. Hesíodo. Las fuentes del saber griego. Esplendor de la cultura griega y
Período helenístico. Siglo V. La Academia de Platón.

Los Cultos de Misterio, 113


Orfeo y mito órfico. Orígenes del orfismo.

Dionisio y Orfeo, 119


Muerte y resurrección de Dionisio. Matrimonio sagrado. Sacrificio y homofagia.

Los Misterios de Eleusis, 125


Deméter: matrimonio y agricultura. Dionisio iniciador. Pequeños y grandes misterios.

• Pequeños Misterios, 129


Alimentos mágicos. De la vida titánica a la vida olímpica. Sueño místico.

• Grandes Misterios, 133


El kikeón, alimento místico. Muerte y renacimiento. Lectura hermética.
Muerte iniciática.

• Iniciación a la Epoptía, 137


El niño divino. Hue-kue. Conocimiento real en los misterios eleusinos. La
cumbre de la jerarquía eleusina. El final de Eleusis.

TRADICIÓN LATINA, 143


Los orígenes de Roma. Monarquía. República. El Imperio.
Virgilio y la Edad de Oro, 147
Apunte biográfico. La herencia griega. Las Bucólicas. Las Geórgicas. La Eneida.

TRADICIÓN CRISTIANA, 181


Origen histórico y metafísico. Primeros cristianos. El concilio de Nicea. Una iglesia
externa. Gnósticos. Concilio de Trento. Los Padres de la Iglesia. Mito artúrico y Graal.
La Orden del Temple. Trovadores. Otras órdenes esotéricas. San Bernardo. La
Fraternidad Rosa-Cruz. La Masonería. Conclusión. La cadena iniciática.

6
La Escuela de los Filósofos, 217
Primeros maestros. El Renacimiento. La eclosión hermética. Conclusión. Últimos
nombres.

La Pseudotradición, 223
Éliphas Lévy y otros pseudomaestros. Definición de magia tradicional. Magia
pseudoesotérica. Mme. Blavatsky y la Sociedad Teosófica. El movimiento espiritista.
La influencia posterior de E. Lévy. Aliester Crowley y la Golden Dawn. Sexo y
regeneración. Conclusión.

NUEVO TESTAMENTO, 237


La Sagrada Familia. La Epifanía. Las bodas de Caná. El bautismo de Jesús. La doble
naturaleza de Cristo.

EL MENSAJE REENCONTRADO, 245


Kali-Yuga y juicio final. Louis Cattiaux. Helouiah. Falsos profetas. Finales de Kali-
Yuga. La disolución final. El Mensaje Reencontrado. África. Conclusión.

APÉNDICES TRADICIÓN GRIEGA

I LA TEOGONÍA, 265
Primeros dioses. Segunda generación de dioses. Tercera generación.

II DICCIONARIO MITO-HERMÉTICO, 269

APÉNDICES TRADICIÓN CRISTIANA

I SAN PABLO, 287


Lectura diacrónica y lectura sincrónica. La primera epístola. Circuncisión; ley
carnal y ley espiritual. Moral sexual, sexismo y homosexualidad. Esclavitud.
Pablo mistérico.

II LA NATURALEZA DEL PECADO, 305


El bien y el mal. La moral. La causa de la muerte. La Guerra Santa. La
blasfemia.

III LA IGLESIA INTERIOR, 311


La vía del santo. La entrada del Templo. El misterio de la cruz y el bautismo.
El santo del Templo. El sanctasanctórum. La palingenesia; Hombre de Dios.
Servidor de Dios y Hombre de Dios.

IV EL NORTE, 317
Cuerpo, espíritu y alma. La «puerta de los hombres» y la «puerta de los dioses».
El Norte. El Sur.

V MÍSTICA EXTRACORPÓREA, 323


Mortificación y cuerpo animal. Control del espíritu. Control mental. El éxtasis.
Conclusión.

7
VI LAS SIETE IGLESIAS DE ASIA, 245
Éfeso. Esmirna. Pérgamo. Tiatira. Sardes. Filadelfia. Laodicea.

LÁMINAS, 343
1) La pirámide de Unas. 2) La dama Teut. 3) La Sibila de Cumas. 4) El antro de la
Sibila de Cumas. 5) y 6) Mutus liber. 7), 7a), 7b), 8) 9), 9a) 10), 11) y 12) El martirio de
santa Eulalia. 13) Paracelso. 14) Mme. Blavatsky. 15) Annie Bessant. 16) Aliester
Crowley. 17) Louis Cattiaux. 18) María Paritura. 19), 20), 21) y 22) Dibujos de L.
Cattiaux.

BIBLIOGRAFÍA, 375

8
Pero aquéllos que adoran a los dioses, a los
dioses van, y aquéllos que adoran a los
antepasados, a los antepasados van. Aquéllos
que rinden culto a los espíritus inferiores,
hacia ellos se dirigen. Más aquéllos que me
adoran a Mí, con seguridad vienen a Mí.

KRISHNA

¡Ah! ¡Qué veo! ¡Qué alegría que jamás había


sentido mi corazón! El cristiano y el judío, el
turco y el pagano caminan juntos dándose la
mano. El lobo y el cordero están en las
praderas; el niño juega con la víbora, porque
las naturalezas enemigas están unidas por el
amor.

ECKHARTSHAUSEN

El Señor de vida bien se ha encarnado una


vez universalmente para la salvación de
todos, y también volverá una vez
universalmente para el juicio de todos; pero
debemos saber ahora que ha venido desde el
comienzo, que viene presentemente y que
aún vendrá en particular para la salvación de
algunos.
Es una nueva e inmensa revelación la que
hacemos aquí, a fin de que cada creyente
cobre ánimo y emprenda intrépidamente la
búsqueda de la salvación de Dios, siempre
presente y siempre posible en este mundo.

EL MENSAJE REENCONTRADO

9
10
PREFACIO

Nos hemos propuesto en este trabajo conseguir un objetivo harto arduo y arriesgado, y
es tratar de demostrar que las diferentes tradiciones religiosas que, a lo largo de casi
cinco mil años se han desarrollado en Occidente y Oriente Próximo, no han tenido otro
origen que el del misterio filosofal. Diferentes troncos que, salidos de una única raíz,
han dado su fruto a lo largo de estos cinco mil años.

Cada capítulo está dedicado a una tradición. Éste se abre con una breve introducción de
las circunstancias históricas y de la literatura propia de la tradición considerada. La
segunda parte no pretende ser otra cosa que un ejercicio de exégesis hermética.

Sin embargo, no se ha podido finalmente incluir aquí al Islam que es la última, pero no
por ello la menor, de entre las tradiciones religiosas aparecidas en el área geográfica
occidental. El noble Corán, Ibn’n Arabi, Geber… quedarán a la espera del futuro
capítulo que les corresponde. Mientras tanto el lector apresurado encontrará
información sobre este tema en la bibliografía colocada al final del trabajo.

Los libros utilizados como soporte para este trabajo de exégesis, estos han sido,
básicamente, los autores alquimistas que publicaron sus textos entre los siglos XIV y
XVII; son a los que hemos tenido un acceso más directo. De hecho, únicamente han
habido dos períodos históricos en los que ha aparecido literatura estrictamente
alquímica: uno es el ahora mencionado; el otro se sitúa en Alejandría entre los siglos III
y VIII dC. Antes de la escuela de Alejandría no hay nada, o no ha quedado nada;
después del siglo XVII no ha habido más suerte.

Debemos advertir que nuestra total ausencia de un conocimiento directo del misterio
filosofal, en cualquiera de sus grados, cuestiona de forma inevitable y definitiva todas
las conclusiones y opiniones emitidas en este estudio, ofrecido más como un punto de
referencia para la reflexión y para el diálogo que como un intento de «sentar cátedra».

Sea, finalmente, un homenaje de amor y de respeto a la tradición primordial, única y


verdadera herencia del hombre, y a los maestros que, a lo largo de los siglos, han dado
de ella fiel testimonio.

11
INTRODUCCIÓN

A lo largo de toda la historia de la humanidad numerosos sabios y profetas,


declarándose inspirados por un «ser supremo», nos han hecho llegar un voluminoso
cuerpo literario que no ha pretendido tener otra misión sino la de acercar a dicha
humanidad hasta la divinidad de la cual ellos aseguran dar testimonio.

Los grandes textos sagrados reconocidos hoy día como tales, y que aún son objeto de
culto en el mundo occidental, son tres: el Antiguo Testamento, formado por la Tora de
Moisés y los escritos de los profetas de Israel, los Evangelios de Jesucristo —escritos
por sus discípulos— y el Corán de Mahoma. Pero en el mundo occidental ha habido
otros textos y autores que han sido también objeto de culto e inspiración a lo largo de
los siglos. Se incluye aquí toda la tradición egipcia, con los Textos de las Pirámides, los
primeros textos religiosos como tal reconocidos; los antiguos textos de Babilonia, como
el Poema de la Creación o la Saga de Guilgamesh, y los de Ugarit (ciudad cananea),
todos ellos descubiertos por los arqueólogos el pasado siglo. Citemos finalmente la
tradición griega y latina, con obras tan extensas como las de Homero y Virgilio, la
Odisea, la Ilíada y la Eneida. Todos ellos forman lo que podríamos llamar la «tradición
sagrada de Occidente».

LOS CUATRO SENTIDOS DE LA ESCRITURA

Tradicionalmente, este inmenso conjunto de texto puede ser leído a cuatro niveles
distintos de lectura o comprensión. Dante, en su tratado El convite, los describe
extensamente:

[...] es necesario saber que los escritos se pueden entender y se deben exponer
principalmente en cuatro sentidos. Llámase el primero literal, [y es éste que no avanza
más allá de la letra de las palabras convencionales, como sucede en las fábulas de los
poetas. El segundo se llama alegórico], y éste es el que se esconde bajo el manto de esas
fábulas, y consiste en una verdad oculta bajo un velo de engaño. Como cuando dice
Ovidio que Orfeo con su cítara amansaba las fieras y llevaba tras sí los árboles y las
piedras, lo cual quiere significar que el hombre sabio con el instrumento de su voz
amansaría y humillaría los corazones crueles y movería de acuerdo con su voluntad a
los que carecen de la vida de la ciencia y del arte, pues los que no tienen vida racional
alguna son casi como piedras. [...] El tercer sentido se llama moral, y éste es el que los
lectores deben atentamente descubrir en los escritos, para utilidad suya y de sus
discípulos, como puede observarse en el Evangelio cuando Cristo subió al monte para
transfigurarse, pues de los doce apóstoles llevó consigo tres, en lo cual puede entenderse
que en las cosas muy secretas debemos tener poca compañía.

13
Introducción

El cuarto sentido se llama anagógico, es decir, sentido superior, y se tiene cuando se


expone espiritualmente un escrito. 1

Estos niveles, que pueden parecernos tan distintos a partir de la explicación de Dante,
constituyen realidades que se resumen en una sola que esconde o contiene a las demás.
En palabras de Dante:

Y al explicar estos sentidos, debe ir siempre delante el literal, por estar incluidos en éste
todos los demás y porque sin él sería imposible e irracional entender los demás.

E.H., 2 resumiendo el objeto de la cábala, dice:

Observemos que la palabra paraíso, (P.R.D.S.) [en hebreo ‫ ]פרדס‬está compuesta por las
iníciales de las cuatro palabras que se refieren a los cuatro sentidos de la Escritura:

Pchat (‫)פשט‬: el sentido sencillo

Remez (‫)רמז‬: la alusión (signo)

Derash (‫)דרש‬: la explicación

Sod (‫)סוד‬: el secreto, que constituyen el paraíso.

No se trata de cuatro sentidos distintos, puesto que están todos vinculados al secreto,
son como peldaños que conducen a él. Incluso el primer sentido, el sentido sencillo, ya
transmite el secreto. Hallar el paraíso es leer la Escritura como debe ser leída.

El espíritu reduccionista que triunfó con el Siglo de las Luces empezó por ignorar los
sentidos más allá del estrictamente literal y ha terminado, en la mayoría de los
ambientes intelectuales, por negarlo absolutamente.

LECTURA EXTERNA Y LECTURA INTERNA

Reorganizando y redefiniendo estos cuatro sentidos tradicionales, tal como los exponen
Dante y E.H., podríamos resumirlos en dos grandes lecturas: una llamada exotérica y la
otra esotérica. La exotérica —o externa— sería la lectura histórica y moral que de ellos
se puede hacer. La esotérica —o interna— correspondería a la lectura alegórica,
simbólica y secreta que así mismo se les puede extraer.

Podríamos pues definir a la lectura exotérica como el vasto conjunto de normas de


conducta y de leyes, en definitiva de códigos morales y legislativos, destinados a regular
y a encauzar la vida de los hombres en sociedad en este mundo, con el objetivo de
prevenir la anarquía y fomentar, a su vez, la esperanza de un encuentro con la divinidad
en el momento de la muerte, siendo éste el premio que el hombre recibirá por el hecho
de haber adecuado su vida a las normas establecidas por la divinidad. Estos códigos
éticos y jurídicos —incluso conservando una sorprendente unidad de fondo, como más
1
Obras completas de Dante Alighieri; p, 588.
2
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 260.

14
Introducción

tarde veremos— varían sin embargo de un texto a otro, dependiendo de las


idiosincrasias, las costumbres y de los contextos históricos en que fueron promulgados.

La lectura esotérica, contrariamente, es la misma en todos los textos, no es asimilable


por el hombre mediante los canales habituales de la razón y de la especulación
intelectual, y además no está destinada a la gran mayoría de los creyentes, sino
únicamente a un cierto número de elegidos. En el libro del Zohar, 3 uno de los
principales textos de la tradición hebrea-cabalística, podemos leer:

Desgraciado el hombre que sólo ve en la interpretación de la ley la recitación de una


simple narración, relatada en palabras de uso común. Si tan sólo fuera esto, nosotros no
tendríamos dificultad alguna en componer hoy una Tora mejor y más atrayente. Pero las
palabras que nosotros leemos son tan sólo la túnica exterior. Cada una de ellas contiene
un significado más alto que el que nos es aparente. Cada una contiene un misterio
sublime que nosotros debemos persistentemente tratar de penetrar. Los que toman el
vestido exterior por la cosa que ella cubre, no hallarán mucha felicidad en él.
Exactamente como los que tan sólo juzgan al hombre por su indumentaria exterior están
llamados a ser desilusionados, pues son el cuerpo y el espíritu los que hacen al hombre.
Debajo de la indumentaria de la Tora, que son las palabras, y debajo del cuerpo de la
Tora, que son los mandamientos, está el alma, que es el misterio oculto. Es el misterio
oculto el que hace la ley dada por Dios ser superior a todas las leyes hechas por el
hombre, incluso en el caso de que estas últimas puedan aparecer más grandes y parecer
más lógicas. Hay un alma dentro de un alma, que se alienta con la ley.

René Guénon, en unos comentarios al tratado de Ibn-Arabi —uno de los principales


maestros sufíes que vivió en el al-Ándalus del siglo XII— llamado La corteza y el
núcleo, 4 escribió:

La envoltura o la corteza (el-qishr) es la shariyâh, es decir, la ley religiosa exterior que


se dirige a todos y que está hecha para ser seguida por todos, como lo indica por lo
demás el sentido de gran camino que se atribuye a la derivación de su nombre. El
núcleo (el-lobb) es la haqîqah, es decir, la verdad o la realidad esencial que, al contrario
que la shariyâh, no está al alcance de todos sino que está reservada a los que saben
descubrirla bajo las apariencias y alcanzarla a través de las formas exteriores que la
revisten, protegiéndola y disimulándola a la vez.

De estos textos se puede fácilmente concluir que la relación entre esoterismo y


exoterismo es la de contenido y continente: la forma externa protege y transmite la vida
interna que, secretamente, anima al texto.

LECTURA HISTÓRICA Y LECTURA MORAL

La lectura histórica y la moral no pretenden tener por sí mismas un sentido trascendente.

Algunos historiógrafos, aferrándose a la literalidad de los textos, se afanan en tratar de


demostrar o refutar la veracidad de los hechos narrados en la Escritura a través de las

3
Juan José Olañeta Editor; p. 31.
4
Sobre el esoterismo islámico y el taoísmo; p. 21.

15
Introducción

más diversas fuentes. Sólo les interesa el mito religioso en cuanto que es posible
inscribirlo en la demostrada historia lineal de los pueblos. Para ello usan los
conocimientos adquiridos por los nuevos investigadores, particularmente arqueólogos y
lingüistas. Su investigación está absolutamente orientada hacia el exterior. Es en este
sentido que calificamos su estudio de «exotérico».

Los que se aferran al sentido ético y moral, a pesar de que reconocen un sentido
espiritual en la Escritura, de poco más les sirve, puesto que únicamente utilizan los
códigos morales y legislativos como una forma de organizar el mundo, a la vez que
canalizar, quizás mejor diríamos contener, los llamados «instintos primarios» del
hombre. Tratan de complacer a Dios intentando que todo a su alrededor y en sí mismos
esté perfectamente ordenado; construyen el «bien» con su voluntad particular. Si el
orden moral ha de ser un primer paso para canalizar la existencia humana hacia un
objetivo de orden superior, lo cierto es que el moralista raramente se plantea objetivos
demasiado trascendentes. Queriéndose organizar en el mundo acaba por instalarse en él,
dejando el problemático encuentro con la divinidad para el día de mañana, esto es, para
el momento de la muerte. Pretendiendo complacer a Dios, acaba por complacerse a sí
mismo. Si la Escritura intenta establecer un contacto real y directo entre el hombre y
Dios, la moral tan sólo lo pone en contacto con el mundo visible y con sus semejantes;
es, pues, un sentido netamente exterior.

LECTURA ALEGÓRICA Y LECTURA HERMÉTICA

Si dos son los sentidos externos, también son dos los internos: el sentido llamado
alegórico o simbólico y finalmente un sentido último, el más secreto de todos, el sentido
alquímico.

El sentido alegórico es un sentido destinado a la instrucción de los hombres. Describe el


estado real en que se encuentra el hombre en este mundo, que es oscuridad y muerte, y
su relación con Dios, que es la luz y la vida que se esconde tras la creación aparente.
Instruyéndose a la luz del sentido alegórico, el hombre se acerca espiritualmente a Dios
o, mejor dicho, atrae a Dios hasta su espíritu (hasta la sede interior de su ser espiritual,
para ser exactos, y de ahí su carácter netamente esotérico) por amor a su enseñanza,
creándose así una auténtica ósmosis entre el espíritu del hombre y el espíritu de Dios.
Describe, también, los misterios de la naturaleza desde un punto de vista macrocósmico,
como paso previo a la lectura microcósmica o alquímica.

SENTIDO HERMÉTICO

Finalmente, la lectura más esotérica de todas, la hermética o alquímica: el conocimiento


operativo y físico de la realidad divina en el cual está basado toda tradición verdadera.
Además, es gracias a esta posesión física de Dios que los profetas son profetas, y es
también por la ausencia de este conocimiento que las tradiciones degeneran.

16
Introducción

. . .

Ya hemos señalado la imposibilidad de penetrar los sentidos esotéricos por los medios
cognoscitivos habituales en el hombre. R.A. Schwaller de Lubitz, 5 estudioso
contemporáneo del esoterismo, lo explica de la siguiente forma:

Existe una Ciencia Sagrada y desde hace milenios y milenios, innumerables curiosos
han intentado en vano penetrar sus secretos. Como si, con un pico, quisieran cavar un
agujero en el mar. El instrumento debe ser el adecuado. Sólo se encuentra el Espíritu
con el Espíritu y el Esoterismo es el aspecto espiritual del mundo, inaccesible a la
inteligencia cerebral.

O como decía el venerable Thomas de Kempis, 6 monje alemán del siglo XV:

Hay que leer la Sagrada Escritura con el mismo Espíritu Santo con que fue escrita.

Sólo el estudio paciente de los textos, unido a la oración y al deseo sincero de conocer a
Dios ya desde este mundo, permitirá a un creyente buscador atraer hasta sí mismo,
imantándolo con su deseo, al espíritu universal y despertar así, paulatinamente, a la
comprensión del saber esotérico. De esto fácilmente se deducirá que el pleno
conocimiento de los sentidos interiores sólo será posible por una inspiración, o
revelación, directa de la divinidad. De los sentidos esotéricos nos ocuparemos
especialmente en este estudio, particularmente del alquímico. Baque de Bufor 7 escribe
con respecto a la alquimia:

Todas las ficciones relatadas en las obras de Píndaro, Orfeo, Homero, de los egipcios,
los griegos y los galos, no son más que alegorías sacadas de la materia, de las
manipulaciones y los efectos que producía el Arte Patriarcal; las relaciones esenciales
que se encuentran entre éste y los tratados herméticos de los Filósofos más modernos, al
mismo tiempo que sirven para penetrar los misterios unos por otros, no deben dejar
duda alguna a un hombre sin prejuicio sobre la existencia y la posibilidad de la obra de
los sabios.

En el florilegio de Louis Cattiaux, 8 leemos:

Quienes han estudiado seriamente la alquimia y conocen bien sus símbolos y su


terminología, reconocen y penetran a la primera las escrituras sagradas egipcias, que se
refieren formalmente a ello. El «Génesis» les es abierto, por decirlo de alguna manera,
así como los misterios religiosos e iniciáticos gracias a esta llave única, verdadera llave
maestra del conocimiento.

E. d’Hooghvorst 9 dice lo mismo, cuando escribe:

Todos los sabios filósofos, todos los profetas de oriente y de occidente no establecieron
los misterios iniciáticos, no escribieron las Santas Escrituras sino para transmitir a los

5
Esoterismo y simbolismo; p. 21.
6
La imitació de Crist; p. 47.
7
Concordancia mito-físico-cábalo-hermética; p. 25.
8
Florilegio epistolar; p. 36.
9
El hilo de Penélope. Tomo II; p. 281.

17
Introducción

hombres los elementos de este Arte agrícola. Quien los desprecia, desprecia su propia
vida y la perderá.

Resumiendo y sintetizando, pues, el objetivo y las operaciones de la alquimia,


resumiríamos y sintetizaremos, al mismo tiempo, el significado y el porqué últimos de
toda la tradición religiosa esotérica. A. Saboret, estudioso contemporáneo del tema,
resume claramente el objetivo en su precioso libro Qu’est-ce que l’alchimie?: 10

La alquimia verdadera, la alquimia tradicional, es el conocimiento de las leyes de la


vida en el hombre y en la naturaleza y la reconstrucción del proceso por el cual esta
vida, adulterada aquí abajo por la caída adámica ha perdido y puede recobrar su pureza,
su esplendor, su plenitud y sus prerrogativas primordiales: Es lo que, en el hombre
moral se llama redención o regeneración; reincrudación en el hombre físico;
purificación y perfección en la naturaleza, en fin, en el reino mineral propiamente dicho:
quintaesenciación y transmutación.

Y también...

Pues la suprema Gran Obra, la única que puede llamarse sin exagerar «La Vía del
Absoluto», es la reintegración del hombre en su dignidad primordial.

E. d’Hooghvorst en el Ensayo sobre el arte de la alquimia 11 escribe:

El Arte Hermético tiene por objeto la metamorfosis completa del ser en su totalidad,
alma, espíritu y cuerpo, en una indisoluble fusión que hace el milagro de una sola cosa,
la piedra de los sabios. Provisto desde aquí abajo del cuerpo glorioso de la resurrección,
el adepto que ha acabado la Gran Obra puede salir de este mundo cuando le place sin
pasar por ninguna muerte, o si muere, resucita al tercer día.

Innumerables son los males que aquejan al hombre en este mundo, incluso el más sano
y afortunado de entre ellos estará siempre sometido al dolor, a la enfermedad y,
finalmente, a la muerte y a la descomposición de su propio cuerpo. Toda su vida y sus
esfuerzos no le servirán aquí para nada. La propuesta de la tradición religiosa es que tan
sólo el encuentro con Dios, a través de sus profetas y de sus santos, puede dar
alternativa a tan lamentable proceso. Tan sólo atrayendo a Dios en nosotros es cómo
podemos ser liberados de la muerte. Escribía Louis Cattiaux: 12

Si pudiéramos contemplarnos después de haber meditado el Libro, estaríamos


sorprendidos ante nuestro propio espectáculo. En este caso, ¿cómo no han de estar
turbados los demás por estas mismas apariencias? Así, únicamente el Espíritu de Dios
es quien desenreda, en nosotros y en el mundo, la verdad de la mentira, y es por esta
razón que debemos pedir con insistencia la luz que nos alumbraba al comienzo y que
nos iluminará al final. (M.R. XV 39)

En el caso de que la búsqueda tenga éxito, la alquimia ofrece la práctica necesaria para
llevar esta liberación hasta sus últimas consecuencias.

Nuestro Dios es un Dios que se come, que se bebe, que comunica la vida, la mantiene,
la libera y la restituye en su primacía admirable. Es un Dios que se da para salvar en

10
En pp. 10, 11 y 12.
11
Op. cit.; p. 270.
12
El Mensaje Reencontrado.

18
Introducción

nosotros lo que subsiste de vida extraviada en la muerte. (M.R. XV 62’)

PROCEDIMIENTOS DE LA GRAN OBRA

Hasta aquí el objetivo. Intentemos ahora un resumen, aunque obligadamente muy


superficial, de las operaciones de la Gran Obra. Hay que recurrir para ello a los filósofos
herméticos, a los maestros del arte. Estos han dividido su Obra, básicamente, en tres
partes. Nos lo explica Pernety 13 en su Diccionario mito-hermético:

La primera […] es la preparación de la materia, la medicina de primer orden [...] es la


obra de la Naturaleza.
La segunda parte [...] es la preparación perfecta, la medicina de segundo orden, el elixir
y la obra del Arte.
La tercera es la multiplicación y la obra del Arte y la Naturaleza.

B. de Bufor, en su Concordancia mito-físico-cábalo-hermética, 14 parece ser más


explícito en las definiciones. Referente a la primera parte dice:

Es la solución de la materia en agua mercurial y la preparación de esa agua, hasta


convertirla en Mercurio de los Filósofos.

De la segunda explica:

Por medio de la corrupción, [el alquimista] hace la separación, la reunión y la


homogeneidad de las sustancias y […] acaba y determina la fijación de la materia
rubificándola.

También dice de la segunda parte que «no consiste más que en la ejecución meditada y
combinada con prudencia del axioma de los Filósofos “solve et coagula”; apenas es
necesaria la mano del artista y sólo lo es en la administración bien dirigida del fuego
exterior».

De la tercera dice:

Hay que coger una parte de la piedra fijada al rojo y haciéndola entrar otra vez en su
caos para una nueva disolución, volver a empezar el régimen de la segunda operación
que ésta se cumplirá en la mitad de tiempo.

La terminología es ardua y aparece como fantástica en extremo. Sólo un estudio


paciente de los textos, buscando allí donde todos concuerdan, permitirá proyectar
alguna luz en el laberinto de los filósofos. Estos aseguran que en la primera parte, en la
«obra de la naturaleza», es donde reside todo el secreto de su arte; respecto a ella
escribió Bernardo el Trevisano: 15

El fundamento del Secreto consiste en la primera Parte, no queriendo estos Filósofos

13
Art. «OEUVRE»; p. 347.
14
Op. cit.; pp. 35 y ss.
15
La palabra abandonada; p. 72.

19
Introducción

divulgar este Secreto, han escrito muy poco acerca de ella. Y creo que si no hubiese sido
para evitar que esta Ciencia pareciera falsa en sus Principios, habrían guardado un
profundo silencio sobre esta primera Parte y no habrían hecho mención alguna de ella.
[...] Como esta primera Parte es el Comienzo, la Clave y el Fundamento de nuestro
Magisterio, si se la ignora, la Ciencia permanece engañosa y falsa en la experiencia.

En realidad, parece que es imposible emprender la Gran Obra si previamente no se ha


recibido la iniciación de un maestro conocedor que comunique los secretos del arte; esto
es, con qué materia hay que trabajar, el agente con el qué hay que tratarla y, finalmente,
cómo manipularla. Son los tres grandes secretos nunca publicados. B. de Bufor 16
escribe:

La primera dificultad que experimentan los que comienzan a estudiar la Ciencia de la


Naturaleza es la de encontrar la verdadera materia; la segunda dificultad consiste en las
manipulaciones convenientes y la tercera es la de encontrar el fuego hermético.

Notamos en los escritos de los filósofos que, si de la materia y de su manipulación


hablan poco y de manera muy oscura y alegórica, del fuego secreto, de su origen y
práctica, prácticamente no hablan. Un filósofo anónimo dijo: 17

Debes saber pues que el secreto más elevado de este arte consiste en el fuego. No sin
razón los sabios nos han dejado en sus escritos: el fuego y el azogue bastan para
preparar la piedra.

El fruto de la primera obra es el famoso Mercurio de los Filósofos, el disolvente


universal, llamado así porque, según Pernety: 18

Se sirven de él los Filósofos para reducir los metales, los minerales, los vegetales y
todos los cuerpos a su primera materia.

El objetivo es «reincrudar el oro», tal como definen ellos, con el cual, resuelto ahora ya
en su naturaleza primera, confeccionan la famosa Piedra Filosofal. Es el objetivo de la
segunda obra. Pernety 19 escribe al respecto:

El oro vulgar, el más perfecto de todos los metales, no puede como tal ser llevado por el
Arte a un grado más alto; pero cuando es reducido a su primera materia por una vía
secreta y filosófica, el Arte, dice Filaleteo, puede entonces elevarlo a una perfección
mucho más extendida que la que ha recibido de la naturaleza. De muerto que estaba
antes de su reincrudación, se convierte en viviente por medio del mercurio de los
Sabios, el cual, siendo viviente, lo resucita.

Finalmente, la tercera obra, la llamada multiplicación, una repetición acelerada de todo


el proceso a fin de aumentar la virtud y el poder de su bendita Piedra. Así la describe
Pernety en el Diccionario mito-hermético: 20

Operación de la gran obra por medio de la cual se multiplica el polvo de proyección, sea
en calidad, sea en cantidad al infinito, según el buen parecer del Artista. Ella consiste en

16
Op. cit.; p. 33.
17
Instrucciones de un padre a su hijo sobre el árbol solar. Hilo de Penélope. Tomo II; p. 198.
18
Art. «MERCURE DISSOLVANT»; p. 295.
19
Op. cit.; art. «OR»; p. 355.
20
Op. cit.; art. «MULTIPLICATION»; p. 316.

20
Introducción

recomenzar la operación ya hecha, pero con materias exaltadas y perfeccionadas, y no


con materias crudas como al principio.

LIBROS SANTOS Y LIBROS SABIOS

De todo lo que hemos expuesto, y hablando en términos generales, vemos que, por un
lado, tenemos los libros de los profetas y sacerdotes y, por otro, los libros de los sabios
filósofos herméticos que pretenden recoger la explicación esotérica de los primeros.
Unos están destinados a la gran mayoría de los creyentes, a los que mantendrá en la
espera y la esperanza de la fe. Los otros están dirigidos a un restringido número de
escogidos, pues ofrecen los medios de la regeneración ya desde este mundo, incluso
físicamente, sin tener que esperar ni al momento de la muerte ni al del juicio general. Es
en esto justamente en lo que son selectivos. De todas formas, B. de Bufor 21 hace una
clara distinción referente al contenido implícito esotérico de los libros santos, por un
lado, y de los sabios, por otro:

Los Filósofos herméticos en los escritos que dejaron, hablaron muy poco de la primera
materia y del primer mercurio de la naturaleza; se extendieron mucho, aunque con
mucha ambigüedad, sobre los grandes principios del arte y sobre las formas progresivas
que toma la materia en la segunda operación, pero cubrieron con un velo impenetrable,
el primer agente ostensible, los primeros procedimientos y todo el curso de la primera
operación, hasta la perfección de su disolvente universal, que es la línea de demarcación
que se encuentra entre la primera y la segunda obra hermética. El Antiguo Testamento,
la teología egipcia, griega y la de los druidas casi no hablan, por el contrario, de la
segunda operación; pero se extienden tan prolijamente y de un modo tan variado sobre
la primera, que a fuerza de envolverla en parábolas, enigmas y ficciones, han formado
un laberinto en el que es casi imposible no perderse.

Así pues, según B. de Bufor, el secreto de la materia y de su manipulación hasta


convertirla en el Mercurio de los sabios está contenido en los libros santos de los sabios
profetas y está explicado en las diferentes síntesis teológicas de la antigüedad. Ésta
sería, justamente, su implícita enseñanza esotérica profunda. Los libros de los adeptos
alquimistas completarían esta enseñanza explicando el proceso por el cual el Mercurio
de los sabios se convierte en la Piedra Filosofal, la única sustancia capaz de resucitar en
el hombre su cuerpo de gloria. Los que deseen, pues, obtener la ciencia suprema, han de
saber unir la enseñanza de los libros santos por un lado y de los sabios por otro, en lugar
de separarlos como se hace habitualmente. Tendríamos que señalar que, a pesar de la
concluyente afirmación que se podría desprender del texto de B. de Bufor —y sin
querer cuestionar su innegable validez y la profundidad de la reflexión propuesta—, se
nos hace difícil aceptarla sin más, puesto que tanto en un grupo de textos como en otro
creemos encontrar enseñanzas tanto de la primera como de la segunda obra; sería éste el
caso, por ejemplo, de la historia de Osiris, en la que Pernety —lo veremos más
adelante— ve todo el proceso de la Obra de principio a fin, o el de la teología egipcia de
Menfis que parece referirse más especialmente a la segunda obra.

21
Op. cit.; p. 39.

21
Introducción

SANTIDAD Y SABIDURÍA

Hay aún otra precisión que no debe omitirse. En la vía del retorno hay dos etapas
diferenciadas: la primera corresponde a la regeneración espiritual, lo que conocemos por
santidad, y la segunda es la regeneración física, que correspondería a la sabiduría. E.H.
nos lo explica en su Ensayo: 22

No se puede ser alquymista 23 sin ser un santo místico, ya que la piedra es un don de
amor del Dios Altísimo, pero no todos los místicos y todos los santos son alquymistas.
Podemos decir incluso que, proporcionalmente entre los santos, el número de
alquimistas es tan ínfimo como el número de santos entre los hombres vulgares [...] el
santo se preocupa de la salvación de su alma por la unión de amor con Dios. [...] Su
verdadera realización es en espíritu, aunque pueda operar milagros en el mundo
sensible, por el Espíritu Santo. Su espíritu es un espejo de agua pura en el que el cielo se
refleja aquí abajo; pero el vaso que la contiene sigue siendo frágil, grosero y perecedero.

Los filósofos herméticos se han centrado de manera casi absoluta en la descripción de la


realización hermética del misterio, obviando la parte que podríamos llamar «teológica».
A lo sumo han comentado que su bendita Piedra «es un don de Amor del Altísimo». Son
dos realizaciones que se han de saber complementar la una con la otra, si queremos que
la regeneración sea integral. En el florilegio de Cattiaux 24 podemos leer:

«No hay que olvidar que la mística corre pareja con el hermetismo y que la primera
puede realizarse sola (santidad), mientras que el segundo no puede llevarse a cabo sin la
primera (sabiduría).»

«La vía mística y la vía hermética se complementan pero no se mezclan; sin embargo, la
enseñanza mística y la hermética siempre aparecen mezcladas en los grandes textos de
los sabios, pues van a la par.»

Este último comentario es importante, pues tener en cuenta que «la enseñanza mística y
la hermética siempre se ven mezcladas en los grandes textos» nos ha de evitar
confusiones y errores a la hora de inquirirlos y precisar su sentido.

Concluiríamos diciendo que la santidad parece corresponder a un paso previo: la


purificación del hombre, una suerte de catarsis que le permite fundirse en Dios por
amor; sería como una disolución en Dios que conllevaría una renuncia absoluta a sí
mismo, un dejar de ser, en definitiva una muerte. Ésta podría ser la enseñanza real de la
pasión y crucifixión de Cristo: una lenta agonía en este mundo, condición indispensable
para poder renacer en el otro.

La sabiduría correspondería a la resurrección de Cristo. Una sabiduría basada en el


22
Op. cit.; pp. 267 y 268.
23
Escrito con Y puesto que según el autor: «La letra Y era para los pitagóricos el signo de la
discriminación y de la elección. [...] Las dos astas de la Y evocan las dos enseñanzas posibles
contenidas en la misma letra: la vía de la izquierda es la vía ancha por la que muchos se pierden. La
otra, la de la derecha, es estrecha y espinosa, por ella unos pocos se salvarán; es la de la gnosis, tan
desacreditada, y con razón...» Hilo de Penélope. Tomo I; p. 49. Ver también Virgilio y la Edad de
Oro; nota 60.
24
Florilegio; pp. 36 y 67.

22
Introducción

conocimiento corporal de Dios; la sabiduría de la cual el apóstol Tomás da testimonio


con su propio dedo. Un conocimiento que sólo es posible en la más absoluta santidad
del ser. Alcanzar este conocimiento es el verdadero objetivo de la tradición. Un secreto
al que no se accede si no es por la puerta del estudio paciente e inspirado de la sagrada
escritura. Decía Cattiaux:

Debemos renunciar a nuestra voluntad ante Dios, pero a condición de saber bien antes
lo que deseamos de él.
La renuncia sin objeto nos reconduciría a la inconsciencia y a la disolución de los
limbos movedizos, mientras que la renuncia con el objeto nos conducirá a la conciencia
y a la coagulación de la creación fija. (M.R. XXXI 46-46´)

Sólo aquéllos llamados a ser testimonios en su propia carne de la resurrección de Cristo


podrán acceder a las operaciones requeridas frente a un horno. Sólo ellos podrán
disponer de la divina materia del arte que sólo Cristo —convertido en su hermano
mayor y compañero— les puede transmitir. Sólo ellos pueden acceder al conocimiento
del fuego sagrado —el terrible secreto de los sabios— sin daño alguno, ni para ellos ni
para el resto de los hombres.

Por otra parte la frase «la mística corre pareja con el hermetismo» también, en un
último extremo, puede leerse diciendo:

La comprensión de los textos van a la par con la experiencia, «el espíritu y el


entendimiento avanzan con el orden del horno», afirmó un antiguo maestro, es decir,
que van junto con la purificación y la cocción del electrum. Entonces la lectura de los
antiguos tratados se ilumina con el resplandor creciente del espejo de los filósofos. 25

LA UNIDAD DE LA ENSEÑANZA

Quisiéramos hacer aún una última precisión: si bien se considera que cada escritura
sagrada contiene en sí misma, ella sola, todo el misterio, y así pues un único texto es
suficiente para penetrarlo, el estudio comparado de unos con otros ha de ser fuente de
constantes aclaraciones pues, como decía un filósofo, «lo que uno calla, el otro lo
proclama abiertamente». Buscando las coincidencias entre los diversos textos es cómo,
poco a poco, se puede percibir la unidad de su enseñanza sin dejarse extraviar por la
multiplicidad de las cortezas que la recubren.

«La verdad se oculta bajo el velo de las fábulas y las parábolas. Es necesario un espíritu
muy recto y muy penetrante para descubrirla, así como se precisa un ojo muy ejercitado
para reconocer el diamante bajo la envoltura que lo protege. (M.R. III 17)»

«El Libro no nos dispersa en la multitud de las ramas, pues nos conduce a la única raíz.
El Libro tampoco nos dispersa en la multitud de raíces, pues nos conduce a la única
cima. (M.R. XXXVI 72)»

25
E.H. Hilo Penélope. Tomo II; p. 94.

23
MESOPOTAMIA

EL ORIGEN

La región de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, es aclamada como el origen
de la civilización tal como la entendemos hoy en día. Es allí donde el Neolítico dio paso
a la civilización y la cultura urbanas. El lento proceso iniciado en esa época tan
temprana de la humanidad, consistente en el abandono del medio rural por parte de la
población a fin de establecerse en el urbano, ha tenido un punto culminante en nuestra
década en la que por primera vez en la historia más de la mitad de la población mundial
vive en ciudades.

. . .

Una primera etapa mítica de su historia es bien conocida gracias a un famosísimo texto
historiográfico: la Lista real. F. Lara Peinado resume su contenido de esta forma: 1

La realeza descendió del cielo después de la creación del mundo, disponiendo los dioses
que se fijase en la ciudad de Eridú. Allí reinaron los reyes Alulim y Alalgar durante
64.800 años, formando la primera dinastía. Luego, tras aquella fabulosa cifra (las demás
lo serán también), la realeza pasó a la ciudad de Badtibira (Tell el-Medinah), en donde
gobernaron tres reyes (uno de ellos el divino Dumuzi, el ‘pastor’) durante 108.000 años.
A continuación, la ciudad de Larak (Tell el-Wilaya) alcanzó el gobierno, cuyo único
sobrerano, Enzi-paz-anna reinó 21.000 años, la misma cifra que el rey En-mer-dur-anna
de Sipur (abu Habba) dinastía que sucedió a la de Larak. Finalmente, la realeza estuvo
en Shuruppak (Tell Fara), con una dinastía formada por un solo rey (o dos según otras
fuentes) que gobernó 18.600. Dicho personaje fue Ubar-Tutu, padre de Ziusudra, el Noé
sumerio, que logró salvarse con su familia de la catástrofe diluvial por decisión divina.

Un diluvio universal puso fin a este primer período protohistórico:

A la etapa mítica sumeria, de casi 241.000 años de duración (o casi el doble si se


manejan otros textos), puso término, como se ha dicho, una terrible inundación (amaru)
que podría datarse hacia el 3000 o 2900 y que quedaría grabada en la memoria colectiva
de Mesopotamia (textos míticos e históricos) de donde pasaría a la Biblia como un
Diluvio Universal.

Las primeras dinastías reales mesopotámicas no míticas datan del 3000 aC, época de

1
El nacimiento de la civilización. Historias del viejo mundo nº 5; p. 14.

25
Mesopotamia

inicio de su llamado Período Histórico. A finales del tercer milenio, un noventa por
ciento de la población del sur de la zona, considerada culturalmente más avanzada que
la del norte, ya vivía en ciudades. Hacia mediados del primer milenio, Babilonia era la
mayor ciudad del mundo y su única metrópolis en el sentido moderno del término.
Alejandro Magno propuso convertirla en la capital del imperio —de una vastedad sin
precedentes— que había construido.

. . .

Los mesopotámicos fueron los primeros en todo. En Uruk, la primera ciudad jamás
construida (conocida como la «madre de las ciudades»), inventaron la escritura entre los
años 3500 i 3000 aC a fin de hacer frente a sus necesidades burocráticas. En un inicio
consistía en un sistema de pictogramas (simples dibujos simbólicos que representaban
objetos) para registrar animales y cosechas; hacia el 2400 ya se había transformado en
un complejo sistema capaz de expresar las complejidades gramaticales del lenguaje
hablado y su implicación emocional. Es la llamada escritura cuneiforme que diversas
lenguas adoptaron a lo largo de más de 3000 años. El último texto conocido escrito en
cuneiforme es un texto astronómico datado en una época tan posterior como es el siglo
II dC.

De este temprano período de la historia de Uruk, dice Julian Reade: 2

Mientras que uno de los temas del arte en Uruk era la caza de animales salvajes, que
representaba la protección de la civilización de la vida salvaje, otro era la muerte de
gente en la guerra. Con la institucionalización de la guerra, los habitantes de la
Mesopotamia prehistórica habían completado satisfactoriamente la transición del
salvajismo a la civilización.

Es decir, paralelamente a la escritura, inventaron la guerra.

PODER RELIGIOSO / PODER POLÍTICO

La permanente dicotomía entre poder espiritual y poder terrenal y sus posibles


combinaciones, enfrentamientos y fusiones en roles y responsabilidades, que tanto ha
condicionado la historia de nuestros gobernantes occidentales, tuvo un claro origen en
Mesopotamia. Las dinastías míticas que hemos mencionado más arriba fueron las
únicas que aunaron de forma natural ambos poderes (¡quizás por esta razón no
conocieron la rivalidad y por tanto tampoco la guerra!). Con la entrada en la historia la
cosa cambia.

Las primeras sociedades urbanas (uru = ciudad) se caracterizaban por su independencia


política y una ámplia autarquía económica, en las que la religión era, sin lugar a dudas,
el principal elemento de cohesión social. Las cuatro citas siguientes están sacadas de F.

2
Mesopotamia. The British Museum Press; p 37.

26
Mesopotamia

Lara, 3 y resumen claramente el origen del problema que ahora planteamos y su


evolución:

En realidad, ignoramos el grado de organización que alcanzaron dichas comunidades,


consideradas por los especialistas más como ciudades-templo (para las primeras etapas
históricas) que como entes políticos, en razón a que el templo fue el centro no sólo de la
vida religiosa, sino también de la económica y de la social.

Quien fuese que ocupara el lugar supremo de la escala social, ejercía una doble función.

Para la etapa protohistórica ignoramos el lugar de residencia del alto personaje que
habría de actuar como jefe religioso de la comunidad, personaje figurado con túnica y
turbante y designado con la palabra en ‘señor’. Se acepta que hubo de ser una
construcción (e-gal-makh = palacio sublime) que funcionaría al mismo tiempo como
templo y como palacio real, en razón de la duplicidad de poderes de su morador.
También en la etapa protodinástica el en habita en una dependencia del templo, el gi-
par, dado que en tal época dicha entidad seguía dominando el tejido social sumerio.

La unidad de poderes en un único protagonista no pudo durar mucho. La dicotomía que


se estableció entre poder religioso y político también fue una innovación para la
posteridad. En efecto:

Sin embargo, hubo entonces una innovación importante: el sumo sacerdote o señor (en)
tenía a su lado a otro personaje importante: el lugal (hombre grande = rey) que poseía la
más alta autoridad civil, la cual le habría sido concedida primero de modo temporal,
luego ya permanentemente, para hacer frente a situaciones excepcionales. Incluso llegó
a existir una tercera titulatura, ensi (príncipe), de importancia menor.

Finalmente, por primera vez, pero no la última, el inevitable conflicto:

En cualquier caso, estos tres personajes chocarían pronto al disputarse jerarquía y


contenidos políticos, suponiéndose que el cargo de lugal recaería en el en o ensi, y que
no faltarían ocasiones en que el lugal, si lo precisaba, usurparía los otros títulos.

EL PRIMER IMPERIO

El rey Sargón de Acad (2335-2279 aC), una de las ciudades más prósperas de la zona a
finales del III milenio, se valió del «invento» de la guerra para crear un imperio,
estableciendo un antes y un después en la cultura mesopotámica, así como un nuevo
modelo de estructura política para los futuros gobernantes de cualquier otra época o
nacionalidad.

Los tópicos literarios y la propaganda de los reyes posteriores de Mesopotamia nos


presentan a Sargón como el «hombre nuevo», de sangre no real, 4 capaz de labrarse su

3
El nacimiento de la civilización; p 27.
4
Sobre él leemos: «Se dice de Sargón, el primer emperador acadio, haber sido un hombre de oscuro
nacimiento. La leyenda mantenía que cuando era un bebé fue abandonado al igual que Moisés en una
canasta; rescatado y adoptado por un jardinero, creció como copero en la corte de Kish».
Mesopotamia; p. 63. Esto para decir que su origen no era «sagrado».

27
Mesopotamia

propio destino hasta llegar a dominar «las cuatro partes del mundo». La fuerte ruptura
con el pasado en el ámbito de la tradición arquitectónica y artística, la idea de un
imperio universal, la unidad de los contenidos iconográficos, el ideal heroico
ampliamente ilustrado por los programas figurativos y las inscripciones encomiásticas,
hace de Sargón una figura legendaria, necesaria para comprender las manifestaciones
posteriores del arte y propaganda de los reyes mesopotámicos. 5

A él se debe la primera gran gesta guerrera conocida: la destrucción de la ciudad de Ebla


en 2300 aC. Para crear su imperio ganó 34 batallas y sometió a 50 ensis, aniquilando el
antiguo sistema de ciudades independientes.

Finalmente, el rey que inicialmente nació como un soporte al gobierno del sumo
sacerdote, asumió (quizá sería mejor decir usurpó) él mismo los poderes divinos.

Los reyes acadios organizaron su Imperio bajo tres coordenadas que supusieron toda
una novedad: universalismo, militarismo y centralismo administrativo. Era la figura del
rey la que posibilitaba todo el proceso imperial (rey de las cuatro regiones), proceso que
llegó a su máxima expresión cuando se pudo divinizar en vida. 6

. . .

Por otra parte la capacidad inventora de los mesopotámicos no terminó. Además de


inventar la astronomía, la astrología, las matemáticas... en el año 2000 aC ya empezaron
a fundir hierro, aunque su uso extendido no se produjo hasta después del 1000 aC. En el
1600 aC descubrieron el arte de hacer vidrio. 7
Otro gran legado mesopotámico se lo debemos al rey babilónico Hammurabi (1792-
1750) creador del primer código legislativo que hizo grabar en una estela de dorita que
contiene hasta 282 artículos de ley que se refieren a la vida pública y a la privada. De él
leemos: 8

Hammurabi, aunque sucesor de Rim-Sin, no se divinizó, interrumpiendo así una


tradición que había empezado Naram-Sin. El soberano se separó de forma definitiva del
mundo divino, ya no formó parte de él, regresó a la esfera humana para guiarla hacia la
prosperidad. El rey era un simple «pastor» de su pueblo que no necesitaba afiliarse a un
dios para legitimar su poder político o su subida al trono. El rey se tornó benévolo y
justo en sus decisiones: su cometido principal era el de enjuiciar bien los pleitos de sus
ciudadanos, con arreglo a los principios expuestos en su código de leyes que, justos o
errados, deben ser ejemplares para detallar los aspectos esenciales de un «buen
gobierno», a la gloria del rey.

EL PRIMER TEMPLO

5
Grandes civilizaciones. Mesopotamia; p. 29.
6
El nacimiento de la civilización; p. 27.
7
A ellos debemos la división del cielo en signos astrológicos y sus nombres, así como la actual división
sexagenaria del tiempo y de la circunferencia, más útil que la decimal para los cálculos complejos al
ser el número 6 divisible por 2 y por 3.
8
Grandes civilizaciones; p. 114.

28
Mesopotamia

Cuando los dioses decidieron inaugurar su culto en Mesopotamia, eligieron un lugar


preciso e inequívoco: Eridú, un lugar ubicado en un emplazamiento geográficamente
privilegiado.

Es el enclave situado más al sur, en el mismo borde de la planicie aluvial [del río
Éufrates], cerca de los pantanos que configuran el delta [de los ríos Tigris y Éufrates
antes de desembocar al mar], la zona de transición entre el mar y la tierra, con sus
corrientes de agua siempre cambiantes, islas y profundos cañaverales. Al mismo tiempo,
el desierto al oeste, extendiéndose por centenares de quilómetros sin contener otra cosa
que dunas de arena y montones de piedras, lo suficientemente cercanos para amenazar
con engullir el lugar con su arena. Esta localización significaba que la antigua Eridú
tenía acceso inmediato a tres amplios sistemas físicos diferentes: el aluvión, el desierto
y los pantanos, y por lo tanto a sus diferentes modos de subsistencia: agricultura,
pastoreo nómada y pesca. Más importante aún, sin embargo, la ciudad contenía su
propio ecosistema, ya que fue construida encima de un altozano dentro de una depresión
de unos seis metros por debajo del nivel del suelo circundante, lo cual permite a las
aguas subterráneas recogerse. 9

Aclamada unánimemente como la ciudad más antigua de Mesopotamia, Eridú estaba


construida sobre una enorme burbuja de agua dulce:

Los más tempranos textos mesopotámicos, de principios del tercer milenio, subrayaban
la importancia de esta laguna. En sumerio era conocido como el abzu (en acadio Apsû).
En las regiones del sur, casi exentas de lluvia, la más obvia y crucial manifestación del
agua era el abzu. En Eridú, así lo dicen los textos, rodea el centro religioso y se
convierte en sinónimo con él. De acuerdo con la noción mesopotámica del cosmos, la
tierra era una sólida extensión en forma de disco dentro de un inmenso cuerpo de agua.
Bajo la tierra estaba el abzu, por encima de la tierra el cielo formaba una vuelta más o
menos impermeable sosteniendo el cuerpo superior del agua, el cual en ciertos lugares y
momentos caía como lluvia a través de agujeros en el techo del cielo. Eridú era el centro
de culto para el dios o la diosa del agua dulce. 10

A lo largo de su historia milenaria, los mesopotámicos se refirieron insistentemente a


este lugar como el lugar primigenio de la creación.

Una casa santa, una casa de los dioses en un lugar sagrado, no había sido construido,
el cañaveral no había brotado, un árbol no había sido creado,
un ladrillo no había sido dispuesto, un ladrillo de barro no había sido creado, una casa
no había sido hecha, una ciudad no había sido construida.
[...]
Todas las tierras eran mar.
La fuente en el mar era un canal de agua.
Entonces Eridú fue construida.
[...]
La ciudad santa, la residencia de la delicia de sus corazones [de los dioses],
solemnemente ellos la llamaron. 11

La tradición de que Eridú es la ciudad más antigua de Mesopotamia se recoge ya en los


primeros textos escritos a finales del cuarto milenio en los que el lugar encabeza las
9
Mesopotamia. The invention of the city. Gwendolyn Leick; pp. 2 y 3.
10
Op cit.; p. 3.
11
Op. cit.; p. 1.

29
Mesopotamia

listas de lugares geográficos. Fue en Eridú, ya lo hemos dicho, donde la realeza


estableció su sede al descender a la tierra: «después que la realeza hubo descendido del
cielo, Eridú se convirtió en la sede de la realeza». 12
En 1946, arqueólogos iraquíes escogieron el lugar para un primer proyecto nacional
en gran escala. Fue así como llegaron a excavar una sucesión de templos superpuestos,
hasta XVII diferentes niveles en profundidad, prueba de la continuada importancia que
Eridú tuvo como lugar sagrado en la dilatada historia mesopotámica. Es el último nivel
el que aquí nos interesa.

En el nivel más bajo, sobre una duna de arena limpia, se descubrió el edificio primero,
una capilla primitiva no mayor de tres metros cuadrados. Contenía un pedestal encarado
a la entrada y un nicho empotrado. La fecha propuesta para esta capilla es 4900 aC, 13
también llamado Ubaid nivel I.

Es decir, casi sin lugar a dudas, el primer lugar de culto nunca construido en Occidente.

Todo el edificio y sus niveles consecuentes fueron construidos con ladrillos cocidos al
sol. Si se tiene en cuenta que en esa época temprana de la cultura sur-mesopotámica la
forma típica de construir casas era con cañas entretejidas, un sistema todavía utilizado
hoy en día por los campesinos locales, «ha sido interesante encontrar tanta arquitectura
construida con ladrillo en los niveles más tempranos de Eridú, con todas las
estructuras importantes construidas en ladrillo»; 14 así pues, fue de los primeros
edificios, si no el primero, construido con voluntad de posterioridad.

El último edificio construido en Eridú, un ziggurat monumental, hacia el 2000 aC, fue,
finalmente, físicamente abandonado, pero la memoria de Eridú y su simbolismo 15
permanecieron intactos hasta finales de la cultura mesopotámica, y mucho más allá. En
palabras de G. Leik:

Cada templo en Mesopotamia tenía su propia versión artificial en miniatura de Apsu [el
dios de las aguas dulces venerado en Eridú] — sea con una pequeña piscina o
simplemente con un vaso pulido lleno de agua. Así el numen de Eridú pudo ser
representado simbólicamente en cualquier lugar, y quizás las fuentes y piscinas que
embellecen los patios de los edificios del Oriente Medio muchas centurias más tardes
conservaban una leve memoria del antiguo lago en el extremo sur de Mesopotamia. 16

EVOLUCIÓN / INVOLUCIÓN

Sin querernos extender en ello ahora, tan sólo apuntaríamos que en este sumario
histórico sobre Mesopotamia, en el que muchos verían descrito un inevitable proceso
evolutivo, para otros historiadores de las religiones, como podría ser Réné Guénon, lo
que aquí se describe es un proceso involutivo o de alejamiento de la fuente divina de

12
Lista sumeria de reyes. Gwendolyn; p. 3.
13
Esto es, casi dos mil años antes del llamado «protodinástico» egipcio.
14
Op. cit.; p. 6.
15
Notemos que en su periodo histórico, en Eridú nunca hubo reyes ni tampoco fue un centro de
importancia económica o estratégica, aunque si de peregrinaje en tiempos de prosperidad.
16
Op. cit.; p. 19.

30
Mesopotamia

que la todo emanó un día (y que por tanto afectaba a la forma de gobernar). Volveremos
sobre este tema al final de nuestro trabajo.

31
POEMA BABILONICO DE LA CREACIÓN

ENUMA ELIS

Los orígenes de este poema han sido fechados a finales del primer milenio y está
considerado como una de las obras capitales de la cultura mesopotámica. Es la época
del llamado Primer período babilónico (1890-1600 aC), época en la que dominaba en
Babilonia la cultura y etnia semíticas. Los semitas, a lo largo del Imperio acadio (2371-
2230) y del llamado Período neosumerio (2112-2006), ocuparán paulatinamente la zona
hasta desplazar a la población autóctona, los sumerios. De hecho, los inicios de esta
inmigración semítica a las tierras sumerias datan de mucho antes, pero es en las épocas
citadas cuando comienza a dominar en el país y a desplazar a la cultura autóctona. Este
desplazamiento no impidió que los semitas babilónicos asimilasen los dioses y los mitos
sumerios. Federico Lara Peinado, 1 autor de la versión del Enuma Elis que utilizamos,
dice de las producciones literarias de esta época:

Los semitas, que suceden en el tiempo y en el espacio mesopotámico a los sumerios, no


demostraron ningún espíritu innovador en sus producciones literarias, sino que se
contentaron —y esto es muy evidente— con traducir los textos sumerios a su propia
lengua [la acadia] o en combinar, todo lo más, varias obras literarias para obtener otras
nuevas o fijar definitivamente determinadas composiciones, que a su vez volverían de
nuevo a ser copiadas. Este proceso puede seguirse, sin apenas excepciones, durante casi
tres mil años.

El Poema de la Creación se sitúa en la mitad de estos tres mil años y si, por un lado,
recoge y fija en un texto toda la rica tradición sumeria anterior, por otro conseguirá
sobrevivir a lo largo de los 1500 años posteriores —hasta casi el siglo I aC— a los
diferentes imperios y culturas que dominarán la zona: kasitas, hititas, asirios,
neobabilónicos...

El estudio exegético de este texto presenta graves problemas, sobre todo a causa de las
siguientes circunstancias:

—No se conserva original alguno en perfecto estado de conservación. El texto de que


disponemos hoy en día es una reconstrucción a partir de diversas copias, todas ellas
fragmentarias, de un supuesto texto original que nos es desconocido. Los primeros
fragmentos se han fechado entre los siglos X y XI y han sido encontrados en Asur, la
antigua capital de Siria. Los últimos datan del año 139 aC, durante los tiempos de la

1
Poema Babilónico de la Creación; p.10.

33
Poema Babilónico de la Creación

dinastía Arsácida, en Babilonia.

—Otro aspecto del problema sería la dificultad de acceder a las representaciones


artísticas (pintura, escultura...) que los arqueólogos han rescatado en los últimos
decenios, y que siempre son de gran ayuda en la comprensión de los símbolos ligados a
una cultura.

—Y finalmente, la más importante de todas es que los principales autores herméticos


desconocían totalmente estos textos, recién descubiertos entre finales del siglo XIX
principios del XX. Sin la ayuda de los preciosos comentarios de un adepto o,
naturalmente, sin conocer por propia experiencia la causa primera y última que los
fundamenta, es muy arriesgado interpretar dioses y mitos.

Por todo lo aquí expuesto, el comentario hermético se ve forzosamente limitado a los


aspectos más generales.

EL MITO DE MARDUK

El mito narra la creación de los dioses a partir de un caos acuático y como uno de los
dioses creados, Marduk, en una lucha heroica contra el caos generador, lo vence y crea a
partir de él el mundo que conocemos, adquiriendo así la supremacía por encima de
todos los demás dioses. En realidad, Marduk es fruto de la fusión de dos de los
principales dioses del panteón sumerio: Enlil, dios solar, y Nimurta, su hijo. Enlil es un
dios que, al igual que Osiris, fue asesinado por sus enemigos y posteriormente
resucitado. Su hijo Nimurta, al igual que Horus hijo de Osiris, se encargará de vengar la
muerte de su padre derrotando a sus enemigos, que en este caso son Zû «el pájaro de la
tempestad» y otras fuerzas maléficas como Asakku o Enmâsarra. Dice F. L. Peinado: 2

La asimilación de los dioses (dios sufriente = Enlil, y dios vengador y triunfante =


Nimurta) en la figura de Marduk fue, pues, perfecta, lográndose así transmitir a este
dios babilónico una importancia capital en la historia de las religiones.

Así, podemos considerar a Marduk como si fuera un Osiris-Horus o, dicho de otro


modo, una anticipación de la figura crística tal como la conocemos. Sabemos que los
antiguos babilónicos celebraban también la muerte y la resurrección de Marduk. Estos
ritos estaban influidos por los de otro dios sumerio: Tammuz. 3

[...] según sabemos por un ritual encontrado en Assur, en el que se celebraba la muerte y
la resurrección de Marduk durante las fiestas del Año Nuevo. Tal ritual estaba muy
influido por el culto antiguo de Tammuz, divinidad que moría y resucitaba cada año con
la vegetación.

Este aspecto de Marduk no aparece en el Poema de la Creación, en el que hace la


función de dios creador y todopoderoso.

2
Op. cit.; p. 16.
3
Op. cit.; p. 16.

34
Poema Babilónico de la Creación

ENUMA ELIS

En el principio de los tiempos sólo existía un caos acuático compuesto por dos
divinidades. Una de ellas era Apsu, 4 el abismo acuático primordial, el elemento
P4F P

masculino, representando las aguas dulces de las fuentes y de los ríos: venía a ser la
inmensa masa de agua dulce que rodea al universo, y que también incluía al cielo, razón
por la cual de allí cae el agua dulce de la lluvia; su nombre en sumerio significa ‘casa
del saber’. Su esposa es Tiamat, el segundo principio cósmico, representando el agua
salada, el océano; en sumerio significa ‘mar’ y es un elemento caótico y destructivo; su
nombre en hebreo es ‫ תהם‬tehom (de la raíz thou, ‘caos, nada, masa informe’) y es el
mismo abismo acuático cubierto de tinieblas del que se habla en Génesis 1:2. Apsu y
Tiamat representan el caos primordial en el cual el bien y el mal, la luz y la oscuridad —
representada esta última por Tiamat— están mezcladas. La gesta guerrera del dios
triunfador Marduk consistirá en el triunfo definitivo sobre Tiamat. De la unión de las
aguas de Apsu con las de Tiamat nacerán en su seno dos espantosas serpientes divinas:
Lajmu y Lajamu, que a su turno engendran a la siguiente pareja de dioses: Anŝar y
Kîsar, literalmente en sumerio ‘todo el cielo y toda la tierra’.

EL CONFLICTO

Siguiendo con el Poema, Anŝar y Kîsar engendran a Anu, el dios del cielo: «Anu, el
primogénito de Anŝar, fue su igual» (v. 15 tablilla 1). Éste engendra a Nudimmud,
llamado también Ea «señor del océano», pero ya no se trata de un océano oscuro como
Tiamat, sino que será el padre de Marduk. Nudimmud significa ‘casa del agua’, en el
mismo texto es llamado «hijo de Anŝar», su abuelo, sin que esto sea motivo de
contradicción, pues entendemos que en realidad describen aquí diferentes aspectos o
evoluciones de una misma sustancia.

Volviendo al relato, surge el conflicto entre los nuevos dioses y los primordiales Apsu y
Tiamat.

Los divinos hermanos se concertaron entre sí,


y molestaban a Tiamat cuando se revolvían.
Pues turbaban el humor de Tiamat.
Por su jolgorio en lo alto de los cielos
Apsu no podía disminuir su clamor,
y Tiamat quedaba sin habla a causa de su (conducta). (v. 25 tab. I)

La alegría creadora de los nuevos dioses contrasta con la oscuridad del abismo caótico.
En el diálogo siguiente entre Apsu y Tiamat, éste dice:

El proceder de ellos me es insoportable.


¡De día no tengo reposo y de noche no puedo dormir!

4
Dios primordial venerado en Eridú.

35
Poema Babilónico de la Creación

¡Voy a destruir sus andanzas! ¡Voy a dispersarlos,


para que se calme el ruido, y podamos dormir! (v. 35 tab. I)

Los nuevos dioses, enterados de las noticias, temen, pero Ea, el océano, el más
inteligente y fuerte de entre ellos, gracias a sus artes mágicas infunde un sueño profundo
a Apsu, el agua dulce, y no sólo lo ata y le da muerte sino que incluso establece su
morada en su seno.

Ea y Damkira, su esposa, residían allí con esplendor. (v. 75 tab. I)

Este episodio puede simbolizar la siempre difícil fijación del volátil. Ea sería el fuego
secreto, el océano que rodea la tierra filosófica. Así lo describe un filósofo anónimo: 5

Nuestro fuego es suave, benigno y natural, encerrado, dorado, vaporoso, circulante,


envolviendo la materia, continuo, templado y tan nutritivo y vivificante como celeste.
[...] Este fuego es el verdadero baño maría de los Filósofos.

LA PALABRA CREADORA

Casado con Damkira, «señora de la tierra y del cielo», engendra en el seno de Apsu a
Marduk, el gran héroe, su nombre puede tener varios significados ‘ternera del sol, niño
del sol’ o también ‘hijo de la morada pura’; será él el encargado de llevar a término la
victoria definitiva sobre la agresiva Tiamat. De hecho ya es proclamado rey antes de
enfrentarse con Tiamat, y esto es gracias a que demuestra el poder de su palabra
creadora por medio de un suceso curioso:

Colocaron en medio de ellos un vestido,


y dirigieron a Marduk, el primogénito de ellos, la palabra:
«¡Señor, tu destino es el primero entre los dioses!
Decide arruinar o crear, habla y así será:
Abre la boca y el vestido se volverá intacto!»
[En efecto] habló con su boca y el vestido desapareció,
habló de nuevo y el vestido quedó restaurado.
Cuando los dioses, sus padres, vieron la eficacia de su palabra,
se alegraron y rindieron homenaje: «¡Marduk es rey!» (v. 19-29 tab. IV)

El poder creador de la palabra indica la plena madurez sexual, la capacidad de generar,


crear y procrear. Este misterio se reencuentra en todas las tradiciones. Así creaba Thot
entre los egipcios, de quien se aseguraba que era la lengua de Ptah, el gran creador, que
encuentra su correspondencia aquí abajo en aquel que ha culminado se regeneración
hasta el exterior y está capacitado para operar en el mundo sensible. En el M.R. X 63’ lo
encontramos explicado:

Aquél que modela la luz a


su voz y la anima
con su soplo
es como
5
Instrucciones de un padre a su hijo sobre el árbol solar. Hilo de Penélope. Tomo II; p. 200.

36
Poema Babilónico de la Creación

Dios.

EL COMBATE FINAL

Así pues nuestro sabio Marduk, armado de forma impresionante —con un arco en la
mano, una maza en la otra, un relámpago en la frente y el cuerpo lleno de llamas y
cabalgando una tormenta diluvial— se dirige a combatir a Tiamat, rodeado de huracanes
y tempestades; armas de fuego para vencer a las tinieblas. El combate es como sigue:

Cuando Tiamat abrió su boca cuanto pudo,


[Marduk] hizo penetrar el viento malo, de modo que no pudo cerrar sus labios:
En cuanto los terribles vientos llenaron su vientre,
su cuerpo quedó distendido, y su boca quedó totalmente abierta.
Entonces él soltó una flecha y atravesó su vientre;
cortó sus entrañas, y hendió su corazón.
Después de haberla reducido a la impotencia, acabó con su vida. (v. 95-100 tab. IV)

¿Podríamos leer que primero la disolvió soplando en su interior y después, de un


flechazo, la coaguló?

LA CREACIÓN DEL MUNDO

El dios triunfante se vuelve creador cuando utiliza los despojos de Tiamat como
«materia» para formar un nuevo mundo. Como dice el M.R.

Los malvados serán reducidos a cenizas y servirán de abono para la nueva plantación de
Dios. (XV 7’’)

El poema así lo narra:

Dividió la carne monstruosa, concibió ideas artísticas,


la cortó como si fuera un pescado en dos partes:
la mitad de ella la levantó y la puso como si fuera el cielo. (v. 135 tab. IV)

Nuevamente se inicia un proceso creador, empezando con una primera separación. La


historia sigue narrando esta creación del mundo por Marduk: el cielo, los palacios de los
dioses, las estrellas, el sol, la luna... Pero queremos entender que, por supuesto, no nos
habla de la creación exterior que conocemos, sino que habla de una creación perfecta,
filosófica.

Resumiendo diríamos que el Poema contempla dos etapas: una primera es la


purificación de las sustancias, separando lo bueno de lo malo; y una segunda de
creación a partir de sustancias puras. El M.R. IV 42 resume las dos etapas de una forma
precisa:

37
Poema Babilónico de la Creación

Cuando se efectúe la primera separación, sólo subsistirán el Ser y el no-ser, que será
rechazado.
Cuando la segunda separación se realice, permanecerá el Ser en unidad, que será
exaltado.

LA CREACIÓN DEL HOMBRE

Finalmente Marduk decide crear al hombre amasando su propia sangre con arcilla,
según cuenta la tradición. Pero su padre Ea le sugiere que utilice la sangre de Quingú,
lugarteniente de Tiamat, ahora en prisión. Está considerado como el incitador del odio
de Tiamat. Es pues el principio del mal el que es sacrificado y es con su sangre con la
que, finalmente, Ea modeló a la humanidad. Son varias las tradiciones sumerias que
afirman que los hombres y los animales han sido creados a partir de la sangre de un dios
inmolado amasada con arcilla. Una de estas tradiciones explica como la diosa Mani
forma catorce trozos de barro —reencontraremos esta cifra en el número de trozos en
los que Tifón cuarteó a Osiris— para crear a siete hombres y siete mujeres. De estos
trozos, mezclados con la sangre de un dios sacrificado, nacerían, con la ayuda de Ea, los
seres humanos. F. L. Peinado 6 comenta muy acertadamente estos mitos al mencionar:

La directa conexión del hombre con la divinidad, bien en descender directamente de


ella, bien en proceder de su propia sangre, lo que es un modo muy considerable de
destacar la categoría excepcional que tenía la Humanidad como tal.
Si el hombre ha sido formado a partir de algo tan frágil y deleznable como la arcilla, no
es menos cierto que el hombre queda magnificado al entrar en su compuesto un
ingrediente superior: la sangre de los mismos dioses, lo que justifica, en definitiva, la
dignidad personal del ser humano.

…aunque, personalmente, no estaríamos muy de acuerdo con esta última precisión


sobre la «dignidad del ser humano», puesto que notamos que en el Enuma Elis es la
sangre de un dios rebelde la que fue utilizada para formar al hombre, queriendo sin duda
expresar, de esta forma, el elemento impuro que corre por nuestras venas y que sólo el
poder de un Horus-Marduk puede aniquilar cuando éste se manifiesta victorioso.

6
Op. cit.; pp. 49 y 50.

38
UGARIT

Ugarit es una de las ciudades-estado que se desarrollaron en Canaán y Siria (separados


de Mesopotamia al oeste por el desierto sirio) durante el segundo milenio aC. La época
de esplendor de estas ciudades-estado se sitúa entre el 1500 y 1200 aC; en el caso de
Ugarit es significativo pensar que empezó a ser poblada a principios del 3000 aC, o
incluso antes. Situada en Siria, presentaba una fuerte influencia cananea. Los textos
encontrados en esta ciudad están considerados de gran importancia por los estudiosos
pues...

Los abundantes documentos literarios de Ugarit, escritos en un dialecto muy semejante


al cananeo y con un alfabeto especial de escritura cuneiforme, han arrojado mucha luz
por primera vez sobre la religión, la mitología, la narrativa épica y la poesía que eran la
herencia compartida de Siria y Palestina. 1

A lo largo de todo el milenio Palestina estuvo totalmente inmersa bajo la órbita política
y cultural de Egipto, y esto duró prácticamente hasta el año 1100 aproximadamente,
durante el reinado de Ramsés III. Los egipcios incluso llegaron a conquistar
militarmente Ugarit en alguna ocasión, durante una campaña del faraón Amenofis II,
hacia el año 1450. En su época de esplendor, Ugarit fue como una caja de resonancia de
todas y cada una de las diferentes culturas de la época como lo demuestra el hecho de
que los diferentes escritos encontrados en sus ruinas están redactados en siete sistemas
diferentes de escritura, correspondientes a otras tantas lenguas: egipcio jeroglífico, hitita
jeroglífico y cuneiforme, acadio, hurrita, micénico linear y chipriota, aparte,
naturalmente, de ugarítico.

OSIRIS, MARDUK, BAHLU Y MÔTU

El mito central de estos textos es el referente al dios Bahlu, dios de la lluvia y de la


fecundidad. Su historia, la de siempre: la vida, muerte y resurrección del dios y su
definitivo triunfo sobre la muerte, en este caso representada por Môtu, dios de la
esterilidad y la muerte. A la luz del mito del Osiris egipcio, dios de resucitado y que más
tarde analizaremos, del Enil-Marduk sumerio-semita y ahora el del Bahlu sirio-cananeo,
no podemos resistirnos a citar las palabras de E. d’Hooghvorst 2 cuando afirma:

Los sabios de todos los tiempos sólo han conocido un único misterio: el de la
encarnación, la muerte y la resurrección gloriosa del Señor de vida. Ahí coinciden

1
G. del Olmo Lete.
2
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 281.

39
Ugarit

todos. Ahí es donde son sabios. Bajo diferencias de temperamentos, climas o


expresiones que extravían a los espíritus superficiales, no han conocido más que a un
niño pequeño acostado en el hueco de un roble y a su madre que lo lleva, al principio,
con un gracioso saludo.

Todas las razones que anteriormente hemos mencionado para justificar la dificultad del
estudio del Poema Babilónico, las volvemos a encontrar aquí, pero ampliadas, pues el
único texto que sobre las hazañas de Bahlu nos ha llegado hasta hoy día presenta
algunas lagunas importantes que, en algunos casos, los especialistas han conseguido
reconstruir, en otros no. Seguimos la que es, a nuestro juicio, excelente presentación,
traducción y reconstrucción presentada por el profesor G. del Olmo Lete.

EL MITO DE BAHLU
COMBATE ENTRE YAMMU Y BAHLU

Comienza el poema con un lamento por la situación en que se encuentra el dios Yammu;
ciertamente no es una situación agradable...

[...] que no puede andar deprisa por la tierra


ni marchar con presteza por el polvo.
De desperdicios fangosos se alimenta
se le da de beber suciedad a raudales.

Su nombre significa ‘mar’ y es el dios del mar y de las aguas subterráneas.

Los filósofos llaman Mar a su Mercurio porque es agua marina, que tiene un salitre, es
decir, un agua que se petrifica. 3

En la descripción de este lamentable estado no es difícil ver uno de los temas


recurrentes en los filósofos: el mercurio silvestre hinchando las venas de la materia
corrupta que lo encadena.

Nuestra piedra [se refiere al mercurio], creada de la naturaleza, se encuentra todos los
días en sus propios estiércoles y en sus cloacas fétidas, no precisa de nada, sólo que se
separe lo que es heterogéneo en ella, o sea en su materia, que es vil y no preciosa, y que
se vende públicamente y a bajo precio en las boticas. 4

Ilu, el dios supremo, escucha este lamento y le promete a Yammu la edificación de un


palacio; pero, ¡atención!: el oro para la construcción de su palacio lo ha de conseguir de
Bahlu, el pretendiente al trono entre los dioses. El nombre de Ilu significa sencillamente
‘dios’, vive en el fondo de una montaña santa al lado de una fuente de aguas
primordiales. (Como el dios Atum, habitando el Nun). Bahlu significa ‘señor’.

Bahlu, que no es sólo el dios de la lluvia fertilizante, sino más genéricamente el dios del
cielo, el dios de la vida, la personificación de todas las fuerzas dadoras, conservadoras y

3
Guillaume Salomón; p. 255.
4
Refutación del anónimo Pantaleón; p. 14.

40
Ugarit

renovadoras de la misma. 5

Entendemos, pues, que es el oro celeste, el único que puede liberar a Yammu de su
miserable estado; en palabras del M.R.:

El alma prisionera no puede escapar a la desolación de la muerte, sin el auxilio de su


manantial que ha permanecido vivo y libre. (V 88)

Releemos aquí la historia de la celeste Isis y de su desdichado hermano Osiris que más
tarde analizaremos; aquí, sin embargo, el divino encuentro entre cielo y tierra será
narrado en forma de combate. En efecto, el mito sigue explicando cómo Bahlu, a fin de
consolidar su supremacía entre los demás dioses, ha de enfrentarse justamente con
Yammu. Cielo y tierra se atraen mutuamente necesitándose el uno al otro. Es la escena
del combate de Bahlu contra Yammu. En el primer choque Bahlu fracasa, pues…

En Yammu la calma no sufrió mengua,


a Yammu el pecho se le fortaleció.

KÔTARU, EL DIOS DE LAS FORJAS

Bahlu necesita ayuda y ésta se la proporciona Kôtaru, el dios de las forjas, el constructor
de los palacios, su nombre significa ‘hábil’. Sólo él puede proporcionarle el instrumento
de la victoria:

Kôtaru una maza doble hizo bajar.

«Hizo bajar» del cielo, naturalmente. Es el «acero de los filósofos», la llave de la


puerta, ha sido descrito así por el sabio filósofo Filaleteo: 6

Nuestro Acero es la verdadera llave de nuestra obra, sin la cual no puede ser encendido
la lámpara por ningún artificio. [...] el espíritu muy puro entre todos, es el fuego
infernal, secreto, extremadamente volátil en su género, el milagro del mundo, el
fundamento de las virtudes superiores en las inferiores, por lo cual el Todopoderoso lo
ha señalado con este signo notable por el cual la natividad fue anunciada por Oriente.

El texto completo dice:

Kôtaru una maza doble hizo bajar


y proclamó su nombre:
«Tú tienes por nombre Yagrûs,
Yagrûs el que expulsa a Yammu».

Yagrus es el nombre de un arma mágica: una maza doble como un arma de doble filo.
Refiriéndose a su fuego secreto, los filósofos lo describen como compuesto por dos
cosas. Según R. Llull: 7

5
G. del Olmo Lete; op. cit.; p. 149.
6
Introitus; p. 43.
7
Elucidación del testamento; pp. 33 y 34.

41
Ugarit

Alcanzar su conocimiento es conseguir el secreto más elevado, puesto que la revelación


de este don celeste no es humana sino angélica. [...] Hijo mío, aguza el oído a fin de
percibir que nuestro compuesto ígneo debe estar hecho de dos cosas. Efectivamente, el
fundador de todas las cosas creó dos cosas entre todo lo demás que son aptas para este
fuego, esto es, el estiércol de caballo y la cal viva, cuya composición causa nuestro
fuego. [...] Haz una pasta con este abono compuesto [con cal viva] y ponla en el horno y
dispón en medio nuestro vaso, que contiene la materia de la piedra; luego cierra
fuertemente tu horno y tendrás el fuego divino sin luz ni carbón.

Afortunadamente nos aclara que...

Este estiércol y esta cal son Filosóficos y se avienen a nuestra materia, la cual posee su
fuego interno y Divino. 8

Eugenio Filaleteo 9 parece referirse a lo mismo cuando escribe:

Te aconsejo que tomes la luna del firmamento, que es de naturaleza media, y que la
pongas de modo que cada una de sus partes pueda hallarse simultáneamente en dos
elementos; estos elementos deben también acompañar su cuerpo, es decir, no pueden
estar ni más lejos ni más cerca el uno que el otro. En la disposición de estos dos, hay
una geometría doble que hay que respetar, una natural, otra artificial. No puedo decir
más.

Bahlu golpea pues a Yammu con su arma doble, pero nuevamente sin éxito. Entonces
Kôtaru le indica el lugar donde ha de golpear, en este caso la cabeza, y así Bahlu
consigue abatirlo o como mejor dice el texto «expulsarlo», es decir, hacerlo salir de su
mina. No sólo le proporciona el instrumento, sino que también le indica la manera de
usarlo.

Saltó la maza de las manos de Bahlu,


como un águila de sus dedos;
golpeó en la mollera al Príncipe Yammu,
en la frente al Juez Naharu,
[y así] se desplomó Yammu,
cayó a tierra;
se doblaron sus artejos,
y se descompuso su facha.

LA FRATERNIDAD ENTRE LOS DIOSES

Pero nuestro héroe triunfador tiene un problema: también él necesita un palacio para
consolidar su posición (¿leamos su definitiva coagulación?). Para esto necesita el
permiso de Ilu y, para conseguirlo, pide ayuda a su hermana Anatu. A ésta se la
representaba como a una terrible diosa guerrera, siempre ávida de sangre. Bahlu le envía
un mensaje en el que le pide que pacifique su ansia guerrera, a lo cual ella acepta de
inmediato; la invita a venir a su palacio, pero no le dice el porqué, pues…
8
Esta parte de la citación en La Puerta nº 8; p. 22.
9
Tratado del cielo terrestre; p. 56.

42
Ugarit

«Es un asunto de madera y una charla de piedra: 10


el cuchicheo de los cielos con la tierra,
de los abismos con las estrellas
[...]
un asunto que no comprenden los hombres,
ni entienden las multitudes de la tierra.
Ven y yo te lo revelaré
en mi montaña divina, Sapanu,
en mi santuario, en el monte de mi posesión,
en el lugar de delicia, en la cumbre del triunfo.»

Encontramos ahora un bello ejemplo de poesía filosofal que no precisa muchos


comentarios. Cuando Anatu llega a la morada de Bahlu es gratamente agasajada:

Le sacaron agua y la lavaron


con rocío del cielo, aceite de la tierra,
con rocío que los cielos le vertieron,
con lluvia fina que le derramaron las estrellas.
Se ungió con esencia de ostras.

La fraternidad entre los dos hermanos aquí descrita corresponde a una química bien
precisa. En el Libro de los Salmos leemos:

¡Ved qué hermoso es y qué placentero


que en unidad los hermanos convivan!
Es cual sobre la testa el ungüento más fino,
barba de Aarón que baja
hasta el gorjal de sus vestiduras.
Es como rociada de Hermón,
que sobre las montañas de Sión descendiere;
[...]
la vida por los siglos. (Sal 133) 11

SUPREMACÍA DE BAHLU

Vemos luego cómo Anatu intercede delante de Ilu en favor de la construcción de un


palacio para Bahlu. Ilu acepta, pero le sugiere que ofrezca presentes a su esposa Atiratu.

«Cuídate, por favor, del agasajo


de la Gran Dama, Atiratu del Mar,
del obsequio de la Progenitora de los dioses.»

Nuevamente el mar... pero aquí no es un mar que coma excrementos y a quien haya que

10
Ver la cita 41 del apartado dedicado a Heliópolis. El versículo completo es: «Hendid la madera: yo
estoy allí; levantad la piedra, y me encontraréis allí».
11
Nos remitimos aquí al comentario que de Gerard Dorn hemos extraído para ilustrar los misterios de
Tiatira, en la nota 15 del apartado dedicado Las siete iglesias de Asia, lo creemos sumamente
elocuente, esta cita y la siguiente, sacada de Éxodo.

43
Ugarit

dominar, sino que es la «gran dama», esposa de Ilu, a la que debe agasajar con
regalos. 12 Estos regalos saldrán de la fragua de Kotaru. Atiratu, ciertamente complacida
por los preciosos presentes de oro, camas, doseles, escabeles, estrados, solios... —¡todos
ellos lugares donde reposar!— intercederá en favor de la construcción del palacio.
Entronizado en él, y creyéndose rey todopoderoso, Bahlu reta a Motu, el dios de la
muerte, el único que aún no se le ha sometido.

«Un correo voy a enviar


al divino Motu.
[...]
Yo soy el único que reinará sobre los dioses,
el que de veras engordará a dioses y hombres,
el que saciará a las multitudes de la tierra.»

Se revela aquí la verdadera intención de Bahlu, la de servir de alimento para toda la


creación, un alimento no sometido a la muerte. Ciertamente, el mensaje de Cristo, quien
1200 años más tarde nos ofrecería su carne y su sangre para salvarnos, no es muy
original a la luz de las intenciones de Bahlu. Sin embargo nuestro crístico Bahlu no sabe
calcular sus fuerzas frente a las de la muerte, pues del divino Motu se dice:

Si pone un labio en la tierra y otro en el cielo,


si extiende su lengua a las estrellas
entrará Bahlu en sus entrañas,
en su boca caerá cuando se agoste el olivo,
el producto de la tierra y la fruta de los árboles.

MUERTE DE BAHLU

Motu es el envidioso invierno-Tifón, congelando la vida osírica. Tiene poder para


someter a toda la creación. Ante esta perspectiva Bahlu no puede sino someterse.

Mensaje de Bahlu, el Victorioso,


palabra del más poderoso de los héroes:
«¡Salve, divino Motu,
siervo tuyo soy a perpetuidad!»

Bahlu baja, pues, a los infiernos sin oponer resistencia...

Muerto está Bahlu, el Victorioso,


pereció el Príncipe, Señor de la tierra!

La encargada de su venganza y de llevar a término su resurrección, ejerciendo el papel


de Isis, será su hermana Anatu, ayudada por Shapshu, la diosa del sol.

«Bahlu está muerto ¿Qué va a ser del pueblo?


¡El hijo de Daganu! ¿Qué será de la multitud?»

12
Recordemos aquí la diferencia entre Tiamat y Ea, ambas divinidades marítimas en el Poema
Babilónico de la Creación.

44
Ugarit

En pos de Bahlu hemos de bajar a la tierra.


Con ella bajó la Luminaria de los dioses, Shapshu.

El sol y la luna descienden para rescatar a la creación exiliada. Cuando encuentran el


cadáver lo llevan a su antigua morada, la montaña Sapanu, para darle sepultura, después
de lo cual Anatu hace un sacrificio en honor del dios difunto: seis especies diferentes de
víctimas, setenta víctimas por especie, en total cuatrocientas veinte víctimas. Anatu ha
recuperado y honorado el cadáver de su hermano convenientemente, pero esto no parece
ser suficiente pues ella desea resucitarlo y, para ello, ha de hurgar en las mismas
entrañas de la muerte.

Cogió a Motu por el borde del vestido,


le agarró por el extremo del manto,
alzó su voz y exclamó:
«¡Venga Motu, dame a mi hermano!»

A lo que Motu respondió:

«[...] yo mismo le puse como cordero en mi boca


como lechal en la apertura de mi esófago quedó triturado.»

Anatu deja pasar unos meses (¿el tiempo necesario para que se cumpla la disolución de
Bahlu?) y entonces con una facilidad sorprendente...

Cogió al divino Motu,


con un cuchillo le partió,
con un bieldo le bieldó,
en el fuego le quemó,
con piedras de molienda le trituró,
en el campo le diseminó.

RESURRECCIÓN Y VICTORIA SOBRE LA MUERTE

Una tremendamente inoportuna laguna de unas cuarenta líneas, una de las muchas del
texto, nos ha privado de la descripción de la resurrección de Bahlu, pero queda la señal
de que esta resurrección se ha cumplido. Esta señal es reclamada por Ilu:

«Pero si está vivo Bahlu, el Victorioso,


y si está en su ser el Príncipe, Señor de la tierra,
[...]
Los cielos aceite lluevan,
los torrentes fluyan miel,
para que sepa yo que está vivo Bahlu, el Victorioso.»

Y efectivamente...

Los cielos aceite llovieron,


los torrentes fluyeron con miel.

45
Ugarit

Mesías significa ‘ungido’, ungido con aceite, naturalmente. Según Pernety la miel
simboliza entre los alquimistas el disolvente universal, la única sustancia capaz de
separar en este mundo lo bueno de lo malo. Así pues, nuestro crístico Bahlu resucitado
ofrece de nuevo a la creación exiliada la posibilidad de su liberación de manos de la
muerte. Krishna 13 dijo:

Para así restablecer el reino de la Verdad, Yo vengo a este mundo era tras era.

Benditas tierras de Babilonia y Canaán, testimonios de sus primeras venidas a nuestra


historia de occidente.

Siete años después de la resurrección de Bahlu, según narra el mito, el infortunado


Motu se dirige a Bahlu para quejarse del estado lamentable en el que le dejó Anatu:
triturado, quemado, molido... pero, según parece, no muerto. Finalmente, ambos se
enfrentan en una gran batalla final.

se atacaron como bestias depredadoras


Motu era fuerte, Bahlu era fuerte
[...]
se arrastraron como alazanes
Motu cayó, Bahlu cayó sobre él.

En este momento interviene Shapshu, la diosa solar, y avisa a Motu de la imposibilidad


de vencer a Bahlu y, así, termina la historia, con el sometimiento de la muerte a la vida.

Se atemorizó el divino Motu,


tuvo miedo el Amado de Ilu, el Adalid;
se agitó Motu en su postración,
se humilló ante Bahlu,
que fue instalado en su trono regio
en el solio de su poder.

Por los siglos de los siglos... Notemos que Motu no ha sido muerto, sino sólo sometido,
el igual que lo será el Set de los egipcios que ahora veremos.

13
El Bhagavad Gita; cap. IV, vers. 8.

46
EGIPTO

La tradición egipcia está considerada por muchos como la madre de la tradición


occidental. De ella dijo Cattiaux: «los egipcios, ciertamente, conocieron toda la verdad
y no casi toda la verdad». 1

ORIGEN AFRICANO

El alma de la vida religiosa de Egipto es el Nilo y los textos jeroglíficos la expresión


gráfica, siempre sorprendente, de su cultura. El Nilo nace en el corazón de África y los
jeroglíficos, según apuntan los investigadores, también.

Excelsos son tus designios, ¡oh, Señor de la Eternidad! Un Nilo en los cielos es el
regalo que has hecho a los países extranjeros y todas las bestias de los montes que
caminan, como el Nilo que viene de la Duat hasta la tierra amada de Egipto. 2

Estos «países extranjeros» son las montañas que rodean al lago Victoria situado entre
Uganda y Tanzania, en la región de Ruanda. Lucie Lamy, 3 egiptóloga contemporánea,
nos ofrece una brillante descripción del nacimiento africano del Nilo:

Con su nacimiento en los picos de hielo y fuego de la zona ecuatorial y constantemente


alimentado por condensación durante todo el año, el Nilo Blanco desciende rápidamente
hasta el lago Alberto y a partir de allí se ensancha y fluye indolente por inmensas
llanuras, formando el Bahr-al-Yabal ‘el Mar de las Montañas’. Después, confluye con el
Bahr-al-Gazal ‘el Mar de las Gacelas’, conformando una región tropical pantanosa en la
que viven toda clase de animales.

Estas regiones pantanosas se sitúan al sur del Sudán.

La fertilidad del valle del Nilo era debida a la crecida anual que experimentaba el río en
el solsticio de verano (antes de la construcción de la presa de Asuán), «en los días del
Can, cuando Sirius sale al mismo tiempo que el Sol». Esta crecida era una verdadera
inundación del valle que era así fertilizado, año tras año, por el limo nutritivo que
depositaba el río. El color oscuro que este depósito de barro confería al valle dio origen
al nombre de Egipto, que significa ‘tierra negra’. La mayor parte del enorme caudal de
la crecida era debido a las lluvias torrenciales que se producen en las altas montañas que

1
Florilegio; p. 38.
2
Himno al «Señor de la eternidad» citado por Lucie Lamy en M. Eg.; p. 7.
3
Ídem; p. 7.

47
Egipto

rodean al lago Tara, en Etiopía, en la región de Abisinia y que alimentan al Nilo Azul y
a los ríos Sobat y Atbara, los tres grandes afluentes del Nilo. L. Lamy 4 nos informa de
un hecho curioso:

La causa de las imponderables lluvias en este punto determinado del planeta sigue
constituyendo un misterio, hasta tal extremo que en la actualidad se llevan a cabo
investigaciones con satélites artificiales con el fin de aclararlas.

El África negra también parece ser la fuente de inspiración directa de la cultura y lengua
egipcias. Frédéric du Portal, 5 prestigioso egiptólogo de principios del siglo pasado,
escribió:

Es un hecho generalmente admitido hoy en día que la religión y el sistema de escritura


de los egipcios se tomaron prestados de Etiopía.

L. Lamy 6 nos aporta más datos acerca de las raíces africanas de la cultura egipcia:

«No sólo resulta interesante que la mayoría de los animales que aparecen en la escritura
jeroglífica posterior proceda de estas regiones sino que, según E.A. Wallis Budge,
también determinadas costumbres funerarias tengan sus orígenes en ella, concretamente
en Uganda. Tales analogías no sólo obedecen a que estas tribus adoptaron diversos
elementos egipcios, sino a unas creencias comunes a toda África cuyas formas
esenciales se han mantenido desde el neolítico hasta nuestros días. Por ejemplo, la idea
del “doble” asociado al nacimiento de todo niño, tan característica de las creencias de la
época faraónica, también aparece en Uganda.»

«La mayoría de animales y plantas representados en la escritura jeroglífica tienen origen


meridional, nilótico; y los bajorrelieves del Imperio antiguo demuestran que gran parte
de las especies eran importadas de las regiones del Alto Nilo.»

ÉPOCA PREDINÁSTICA

La época de formación y gestación de la cultura egipcia es llamada predinástica, y esto


es antes del año 3200 aC en que aparece la primera dinastía. Poca cosa se sabe de esta
época predinástica, pero lo cierto es que:

No cabe duda de que, durante el reinado de la I dinastía, el grado de civilización de los


antiguos egipcios era muy superior si se les compara con los demás pueblos del mundo
conocido hacia el 3200 aC. 7

Pocos son los restos que la arqueología moderna ha podido rescatar de esta época tan
temprana de la civilización egipcia. Sin embargo, de lo poco encontrado, los mismos
arqueólogos extraen una conclusión precisa que aquí nos interesa resaltar. En su
Historia de las civilizaciones, Cyril Aldred 8 describe y comenta con detalle algunos de
4
M. Eg.; ídem.
5
Los símbolos de los egipcios; p. 13.
6
M. Eg.; pp. 7 y 73.
7
L. Lamy; p. 68.
8
P. 165.

48
Egipto

estos hallazgos; uno de ellos, una paleta de pizarra del rey Narmer, está considerada...

Como uno de los primeros documentos escritos de la historia de Egipto, que subrayan el
hecho de que entramos ahora en contacto con un Estado civilizado.

En él se describen los gloriosos hechos del faraón, pero lo que más llama la atención no
son precisamente las hazañas faraónicas:

No obstante, esta paleta tiene una significación algo más profunda. Si algo conmemora,
el divino poder del propio Narmer es lo que domina las escenas, ya en figura de
hombre, ya de halcón o de toro.

El análisis general de todos los restos encontrados refuerza la conclusión anterior.

La estatura jerárquica e importancia del Rey en estos primitivos monumentos muestran


claramente que era considerado más bien como un dios que como el representante
humano de un dios.

Los egipcios se vanagloriaban, más que nadie, de haber sido gobernados en sus tiempos
antiguos por los propios dioses. ¿No serían estos primeros monumentos un reflejo de
esta «época de oro», que entonces aún no debería ser demasiado lejana en el recuerdo?
Con la dinastía I nace también una estructura de estado, los ritos religiosos y las
ceremonias. ¿No sería éste el momento en que los reyes dioses dejaron de asumir el
gobierno público de las gentes para pasar al terreno del anonimato? Sólo su ausencia
justificaría el nacimiento del rito y de la estructura estatal: ellos no dejaron de existir,
pero lo harían escondidos tras las formas del exoterismo. Cabría preguntarse el porqué
de este proceso.

PERÍODOS HISTÓRICOS

La historia fechada en el antiguo Egipto comienza hacia el año 3315 aC, cuando el
faraón Menes funda la ciudad de Menfis, y se alarga hasta casi 30 siglos. Las
principales épocas en que se divide normalmente su historia son:

DINASTÍAS AÑOS

Época arcaica o tinita I-II 3200 - 2800

Imperio antiguo III-VI 2800 - 2300

Primer interreinado VII-XI 2300 - 2040

Reino medio XI-XII 2040 - 1800

Segundo interreinado XIII-XVII 1800 - 1590

Reino nuevo XVIII-XXXI 1590 - 330

49
Egipto

Estas fechas son aproximadas y el Imperio nuevo se subdivide, a su vez, en varios


períodos.

SÍNTESIS TEOLÓGICAS

Egipto desarrolla cuatro sistemas teológicos con sede en las cuatro principales ciudades
del país: Heliópolis, Tebas, Menfis y Hermópolis.

El de Heliópolis se desarrolló durante la III y IV dinastías, consiguiendo en la V el


predominio en la vida religiosa del país, con Ra como divinidad principal. La síntesis
teológica de Menfis se desarrolló durante las dinastías V y VI, y la tebana durante la
XII. En el reinado del faraón Amenenhet, esta última comenzó a adquirir gran
importancia con el crecimiento del poder político de la ciudad, alcanzando el máximo
esplendor durante la dinastía XVIII, en la cual Tebas se convirtió en capital del Imperio;
esplendor que se alargaría hasta el siglo VII aC, época en que fue arrasada por los
Asirios. La teología de Hermópolis se extendió por Egipto durante el del Primer
interreinado. Estos cuatro sistemas teológicos conviven tranquilamente a lo largo de la
historia, asimilando y asociando mutuamente los respectivos dioses, según las
exigencias históricas o políticas del momento. A pesar de esto, la que tuvo una
influencia más notable fue la teología de Heliópolis, con su mito sobre la vida de Osiris.

TEXTOS PRINCIPALES

Citamos y comentamos a continuación algunos de los textos principales donde se


exponen las diferentes doctrinas de estos sistemas teológicos:

Textos de las Pirámides: Son los primeros textos religiosos de Occidente. Fueron
grabados en las paredes de algunas pirámides de la V y VI dinastías, durante el Imperio
antiguo, en Saqqara. Eran textos redactados exclusivamente para el faraón y un
restringido círculo de miembros de la familia real.

Textos de los Sarcófagos: Obra fundamental que, aún persistiendo en ella muchos
elementos de la anterior, se verá enriquecida y ampliada con nuevas concepciones, la
más importante de las cuales es que la salvación después de la muerte por identificación
con los dioses ya no es patrimonio exclusivo del faraón o de su familia, pues cualquier
persona puede ahora identificarse con Osiris y conseguir, con ello, la inmortalidad.

Libro de los Muertos: Aparece a partir del Imperio nuevo. «No es propiamente un libro
[...] es una miscelánea compilación de fórmulas, un ‘grimoire’ mágico, cuya lectura
pretendía obtener unos efectos bien definidos.» 9

Estas son las tres compilaciones de textos más importantes y conocidas, pero no son las

9
El Libro de los Muertos de los antiguos egipcios. Traducido por Boris de Rachewiltz; p. 20.

50
Egipto

únicas.

Libro de las dos Vías: (dinas. XI). «El primer Baedeker para el difunto, constando de
un mapa topográfico de los Infiernos, con la indicación de las diversas entidades
demoníacas y con prescripciones útiles para superar los peligros correspondientes.» 10
Se le considera un texto de transición entre el Libro de los Sarcófagos y el de los
Muertos.

Libro de lo que hay en la Duat: también llamado el Libro del Infierno. Es asimismo
una descripción topográfica de los Infiernos. Describe el viaje de Ra en una barca
durante las horas nocturnas. El viaje está dividido en 12 horas o etapas, a través de las
cuales Ra se transforma en Khepri, el escarabajo solar. Es la historia de la encarnación y
transformación de Ra. Data de la XVIII dinastía, en el Imperio nuevo.

Libro de las Cavernas: «Se describen los misteriosos cubículos donde habitan
numerosas serpientes y también las oscuras profundidades en las que tiene lugar la
gestación del nuevo Sol.» 11

Libro de las Puertas: También data del Imperio nuevo. «El alma del difunto se
presenta ante cada una de estas doce puertas con sus respectivos dioses y guardianes y
expone sus conocimientos y sus méritos, a lo que responde el tribunal celeste
aceptándolo.» 12

El libro de Aker: Integrado por una serie de enigmáticas pinturas que prácticamente
sólo aparecen representadas en la tumba de Ramsés VI. «Según la tradición, Nut, el
cielo, devora al sol todas las tardes y lo pare por la mañana, más joven que el día
anterior.» 13 El misterio de esta regeneración constituye el tema del Libro de Aker. Data
de la XX dinastía.

De estas reseñas es fácil deducir la importancia que la vida de ultratumba tenía para los
antiguos egipcios. Su vida religiosa estaba centrada en el momento de la muerte,
considerada como un simple paso de este mundo al otro, y esto para que, una vez allí, el
difunto consiga ser «justificado» y alcance con ello la inmortalidad identificándose con
el dios Osiris. No dejamos de notar como toda la enseñanza incluida en los Textos de las
Pirámides que, según hemos visto, estaba destinada únicamente a la familia real, se
democratizó más tarde en el Imperio medio con los Textos de los Sarcófagos, para
extenderse, finalmente, entre el pueblo, durante el Imperio nuevo con el Libro de los
Muertos.

EXÉGESIS DEL CONJURO CXXV

El momento más importante que vive el difunto en su viaje hacia el reino de Osiris está

10
B. de R.; pp. 18 y 19.
11
L. Lamy; p. 29.
12
La Puerta. Egipto; p. 26.
13
L. Lamy; p. 29.

51
Egipto

descrito en el conjuro CXXV del Libro de los Muertos. 14 La llamada psicostasia o


‘pesada del alma’, cuando el difunto hace la famosa «confesión negativa». En ese
momento el alma del difunto se enfrenta a un tribunal de 42 dioses presidido por Osiris.
Delante de cada uno de ellos se confiesa inocente de 42 pecados diferentes, los
cometidos habitualmente por los hombres. Se llama a esto la «confesión negativa»
porque el difunto niega justamente el haberlos cometido. Enumerando algunos de estos
pecados podemos fácilmente desgranar el código de conducta ético y moral que los
dioses habían impuesto a los hombres en el antiguo Egipto.

Yo no he practicado el mal, no he cometido violencia, no he sido envidioso, no he sido


codicioso, no he matado a ningún hombre a traición, no he hecho trampas con las
medidas para el grano, no he robado las pensiones divinas, no he sido un mentiroso, no
he robado alimento, no he provocado lágrimas, no he cometido actos contranatura, no
he sido perezoso, no he sido colérico, no he sido un transgresor, no he degollado a los
animales sagrados, no he cometido perfidias, no he sido un ladrón de tierras, no he sido
un espía, no he hablado al azar, no me he irritado sin motivo, no he cometido adulterio
con una mujer casada, no he cometido actos impuros, no he blasfemado, [...] yo no he
ofendido al dios de mi corazón.

Después de esto viene la relación de actos que sí confiesa haber realizado el difunto en
vida. Así es presentado frente al tribunal de los dioses:

¡He aquí el Osiris-N [nombre del difunto] justificado que viene delante de vosotros! No
hay mentira, ni culpas ni pecados, ni acusación, ni oposición contra él. Él vive de la
Verdad, se nutre con la Verdad y ha hecho gozar al corazón. Él ha hecho lo que está
prescrito para los hombres y de lo cual gozan los dioses. Él ha propiciado al dios con lo
que ama: ha dado pan al hambriento, agua al sediento, vestidos al desnudo 15 y una
embarcación a quien no la tenía.

Finalmente, en el platillo de una balanza se coloca una jarra con el corazón del difunto
—el corazón es la sede de la voluntad y la conciencia moral— para verificar la
veracidad de sus afirmaciones. En el otro platillo hay una pluma de avestruz, atributo de
la diosa Maat, simbolizando la justicia porque según decía Omoplato «este pájaro, a
diferencia de los demás, tiene todas las plumas iguales». Thot y Anubis consultan la
balanza y, si el peso es equilibrado, Thot lo anuncia a Osiris y el difunto es llamado
«justo y justificado». Los que no pasaban la prueba, porque hubiesen llevado una vida
licenciosa y egoísta, eran devorados por la terrible diosa Amat, divinidad monstruosa
figurada con cabeza de cocodrilo, extremidades anteriores y tronco de leona y
extremidades posteriores de hipopótamo.

El código ético y moral que se desprende de la lectura del conjuro CXXV, y que
imperaba en el antiguo Egipto, será sustancialmente el mismo a lo largo de toda la
historia de la tradición de occidente: pureza de vida y control de las llamadas bajas
pasiones o instintos animales, y generosidad y caridad hacia los demás. Resumiendo
nuevamente la función del sentido ético y moral, podríamos decir que los actos de un
hombre durante su vida determinan su porvenir en el mundo de los muertos, o bien es
premiado y llega al reino de Osiris, o bien es castigado y devorado por una divinidad

14
Op. cit.; pp. 132 y ss.
15
Notemos la sorprendente concordancia tanto en discurso como en el contenido con las palabras de
Jesús: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregrino era y
me hospedasteis; desnudo, y me vestisteis». (Mt. 25:35-36)

52
Egipto

monstruosa. Este esquema se repetirá posteriormente en cada una de las grandes


tradiciones occidentales, variando únicamente los nombres y los contextos literales de la
historia.

. . .

Decíamos en nuestra Introducción que el sentido siguiente en profundidad al moral es el


alegórico. Exige una lectura atenta e inquisidora de los textos, se ha de saber sopesar
muy cuidadosamente el sentido de las palabras, todo lo cual resulta muy difícil si no se
conoce la lengua original en que han sido escritos. En un trabajo de exégesis como éste
es muy útil comparar los textos unos con otros buscando las coincidencias. Intentemos
un ejemplo con versículos del ya citado conjuro CXXV, centrándonos en el último de
los pecados negados por el difunto.

Yo no he ofendido al dios de mi corazón.

El lugar donde se sitúan habitualmente las residencias de los dioses suelen ser lejanas y
extrañas regiones, o bien las altas cumbres de ciertas montañas. Aquí, el texto nos
sugiere otro lugar: el corazón del hombre. En el M.R., Cattiaux escribió:

«En nuestros corazones es donde reposa la sabiduría oculta del Señor. (X 55’)»

«¿Quién admirará la parte más hermosa de sí mismo?


¿Quién se humillará ante Dios? (X 13’)»

«Dios vive y espera en cada uno de nosotros. (IV 80)»

Según se desprende del texto del conjuro, a este dios interno y personal que contiene el
hombre no hay que ofenderle, en consecuencia hay que saberlo complacer. Pero,
¿cómo? El M.R. nos da nuevamente respuesta.

Pedimos tres veces perdón a los que hemos ofendido o perjudicado durante el tiempo de
nuestra locura y pedimos mil veces perdón a Dios por nuestras ofensas y por nuestros
crímenes cometidos durante nuestro extravío.
¡Oh, milagro del amor divino! Los bien pensantes niegan tres veces su perdón, pero el
Señor de compasión concede el suyo a la primera petición, pues está ahí como un
mendigo a la puerta de nuestro corazón, esperando que consintamos abrirle. (XXXVII
33-33’)

En otra traducción del mismo versículo 16 del conjuro CXXV, leemos:

Yo no impedí a un dios que se manifestase.

Depende, pues, de la voluntad del hombre la presencia o ausencia de Dios en el interior


de su corazón. Decíamos que éste es el último pecado negado por el difunto; referente al
pecado, dice el M.R.:

[...] sólo hay un pecado: la falta de vida pura, olorosa y luminosa en nosotros. (XIV 29’)

16
Salida del Alma a la Luz del Día. Traduc. A. Laurent; p. 236.

53
Egipto

Podríamos resumir estas citas diciendo que la oscuridad del corazón, producida por la
ausencia de Dios en nosotros, es la marca indicadora de nuestro pecado y, lo que es más
importante, de nosotros depende su manifestación. Pero el texto del conjuro también
dice, refiriéndose al difunto:

Él vive de la Verdad, se nutre con la Verdad y ha hecho gozar al corazón.

¿Es que la verdad se come?

Los malvados y los locos pueden convertirse en santos y sabios, volviéndose hacia el
Dios que dormita en su corazón desde el comienzo de su extravío.
«El que come la vida heredará la vida.»
«El que come la muerte heredará la muerte.» (M.R. X 21)

Entramos en el misterio de la teofagia, la Piedra Filosofal y el elixir de la larga vida...

Comeremos el sol glorioso y estaremos vivos para siempre. (M.R. XII 69)

...y es justamente esto lo que hace «gozar al corazón». La comunión con el Dios-Verdad
tiene un efecto preciso...

¡Oh, mi Señor!, regocíjate en mí y así todo estará bien, pues tu alegría sumerge toda
ansiedad e incluso hace reír de la muerte. (M.R. XXIII 29)

El conjuro sigue diciendo...

Él ha hecho lo que está prescrito para los hombres.

Es lo que más tarde se llamará «hacer la voluntad de Dios», pero ¿cuál es realmente su
voluntad?

«La voluntad de Dios consiste en reconducir al hombre hasta la perfección de su propia


persona. (M.R. IX 49’)»

«Que el deseo y la voluntad de nuestro creador y dador, Padre santísimo y sapientísimo,


se realicen en nosotros perfectamente y que la pura unidad reencontrada de los tres
mundos nos introduzca en la presencia eterna del Viviente que ES. (M.R. XX 54)»

«Los tres mundos» —visto desde un punto de vista antropomórfico— son las tres partes
que, según la tradición, constituyen el hombre: un cuerpo terrestre, un espíritu celeste y
un alma divina. «La unidad reencontrada de los tres» forma lo que más tarde se llamará
el cuerpo inmortal de Adán o el cuerpo de gloria de Cristo. Esto, naturalmente, no es
posible si no se realiza en este mundo, pues en el de los muertos el cuerpo estará ausente
y el difunto deberá esperar allí lo que más tarde será conocido como la resurrección
general, en la que los cuerpos serán resucitados para un juicio general.

Para asegurar la inmortalidad del espíritu y del alma, los egipcios tenían la costumbre de
introducir en los sarcófagos un ejemplar del Libro de los Muertos especialmente
consagrado al difunto, en el que asociaban su nombre al de Osiris (Osiris-N...). Con
respecto al cuerpo físico, usaban de una elaborada técnica de momificación para

54
Egipto

impedir su corrupción. «Inmortalizado» de esta forma, lo podían consagrar al cuerpo


inmortal de Osiris. Con todo ello pretendían asegurar la inmortalidad física del difunto y
su unión espiritual con Osiris. En el Libro de los Muertos leemos:

¡Y ahora permitid que mi Alma pueda alcanzar vuestro séquito del horizonte oriental del
Cielo, y el Alma pueda seguir detrás del Ayer en paz hacia el occidente para ver a su
cadáver y unirse a su cuerpo momificado! ¡Que no perezca y que no se corrompa, por la
eternidad! (Conjuro LXXXIX)

En realidad, todo esto era como una parodia de la resurrección; en opinión de Carlos del
Tilo: 17

La momificación, pues, no es más que un simulacro y la imagen de la resurrección,


realizada por los sabios, siguiendo la Vía real de Osiris. La momificación es para los
muertos, la resurrección para los vivos.
¿Acaso este libro llamado de los muertos, no sería más bien El Libro de los Vivos?
«Este libro ha sido compuesto por Isis para su hermano Osiris, a fin de hacer revivir su
alma, reanimar su cuerpo y devolver el vigor y la juventud a todos sus miembros
divinos, a fin de que él sea reunido con el Sol, su padre.»

El versículo 37 del conjuro CXXV acaba diciendo:

Él ha propiciado al dios con lo que ama: ha dado pan al hambriento, agua al sediento,
vestidos al desnudo y una embarcación a quien no la tenía.

Haciendo la lectura moral de estas palabras se desprende una de las actitudes humanas
más encomiadas por todos los profetas: la caridad hacia el prójimo, es decir, dar a quien
no tiene; pero siguiendo el sentido alegórico, 18 ¿quién es el que no tiene? y ¿cómo
ayudarle realmente? Ya hemos hablado del Dios que habita como un mendigo a la
puerta del corazón del hombre, y hemos visto cómo su manifestación depende de la
voluntad del mismo. Dejemos al M.R. el resumen:

El insensato lo niega todo, el prudente ofrece el pan, el creyente da la comida y la


limosna, pero el sabio añade la hospitalidad para la noche. (XXXIV 19’)

No podemos dejar de notar con curiosidad la última referencia del conjuro:

Dar una barca a quien no la tenía.

Baque de Bufor 19 daría de esto una explicación que nos permite introducirnos de lleno
en el sentido alquímico. Comenta un pasaje de Apuleyo referente al día de la festividad
de la diosa Isis, en el que ésta dice…

Cuando las tempestades del invierno sean apaciguadas, que el mar agitado, revuelto y
tempestuoso sea calmado y sea pacífico y navegable, mis sacerdotes me ofrecerán una
navecilla como demostración de mi paso por mar en Egipto bajo el mando de Mercurio
dominado por Júpiter. Este es el gran secreto de los Filósofos herméticos para la
extracción de su materia y para la corrupción de donde debe nacer mi hijo Horus o el
niño Real filosófico.

17
La Puerta. Egipto; p. 18.
18
La cita evangélica de la nota 15 adquiere aquí toda una nueva dimensión.
19
Op. cit.; p. 65.

55
Egipto

B. de Bufor comenta al respecto:

No hay ningún pasaje en los tratados que han escrito los Filósofos herméticos, que sea
tan claro, tan verdadero e instructivo para el comienzo de la obra hermética como el que
ha relatado Apuleyo en relación con la festividad de Isis.

¿Termina pues el difunto confesando haber iniciado la Gran Obra? Después de sus
confesiones el corazón del difunto se contrapesa a la ligera resistencia de una pluma de
avestruz para verificar la veracidad de sus afirmaciones. El peso de la obra que el
difunto ha realizado en vida, y que reside en su corazón, debe ofrecer una resistencia
ciertamente ligera. ¿No tendría esto algo que ver con el «yugo del Señor» del que Cristo
dijo «mi yugo es suave y mi carga ligera»? 20 ¿No se estará valorando en esta pesada la
certeza del confesado conocimiento de la Obra de los sabios? El corazón del hombre es
el único lugar donde puede quedar registrado un tal conocimiento sin lugar a error, y es
por esto que es este órgano el que medirá su peso con el de la pluma. Es imprescindible
pasar esta prueba para poder alcanzar la inmortalidad, sólo el conocimiento de la Obra
de Dios en esta vida puede salvar al hombre de la muerte espiritual a la que está
condenado desde la caída adámica. Thot y Anubis ejercen de testigos en esta pesada.
Thot, de quien hablaremos más adelante, fue helenizado por los griegos con el nombre
de Hermes, el padre del arte hermético, luego ¿no se estaría aquí juzgando a uno de sus
discípulos? De Anubis, Carlos del Tilo 21 comenta:

Anubis: dios perro. El que abre los caminos. Dios del crepúsculo y del horizonte, lugar
donde el cielo y la tierra se mezclan. La unión del cielo y de la tierra.

A veces se le representa con la cabeza de un chacal, pero su color es siempre negro, ¿no
aludirían con ello al color que adquiere la materia al principio de la Obra? ¿Acaso no
son el artista y la divina materia del arte los únicos que pueden sopesar con justeza la
realidad de una confesión como la que aquí se trata?

ORIGEN DE LA CREACIÓN EN LAS DIVERSAS SÍNTESIS TEOLÓGICAS

Ya hemos comentado que cuatro fueron las síntesis teológicas desarrolladas por los
antiguos egipcios: la de Heliópolis, la de Menfis, la de Hermópolis y la de Tebas. Su
coexistencia pacífica y las asimilaciones mutuas de los respectivos dioses a lo largo de
su dilatada historia, en función de las exigencias políticas del momento, no harían sino
confirmar que, en realidad, para los egipcios se trataba de una misma sabiduría
explicada desde cuatro puntos de vista diferentes.

El origen de la creación para los sistemas de Heliópolis, Hermópolis y Menfis, era el


mismo: unas aguas primordiales. La diferencia estaba en explicar las diversas
manifestaciones que se derivaban de estas aguas primordiales, que varían de una síntesis
a otra. Estas manifestaciones siempre son en forma de dioses. Este agua primordial

20
Mt 12:30.
21
La Puerta. Egipto; p. 55.

56
Egipto

estaba representada por el dios Nun, 22 «el dios del abismo líquido primordial en el cual
estaban contenidos en germen todas las cosas existentes». Este abismo líquido
primordial era llamado por los filósofos su «caos», y de él extraían su famoso mercurio,
la materia de su obra. B. de Bufor 23 dice:

El Universo fue sacado del caos que, sin duda, no era más que un légamo compuesto de
tierra y agua.

y añade 24...

La tierra y el agua son los dos Elementos sensibles y contienen el aire y el fuego; de la
reunión de los dos primeros nace un légamo que la naturaleza utiliza para formar todos
los cuerpos. [...] Es una especie de «caos» donde los Elementos están confundidos.

El Cosmopolita 25 se expresa en el mismo sentido cuando describe al caos como…

La materia conteniendo a todas las formas en potencia. [...] Este cuerpo informe era
cáustico, y llamado por los griegos hylé, denotando por la palabra misma el agua y la
materia.

Hylé, en griego, significa, además de ‘agua’, ‘madera, bosque’, ‘caos, confusión’; con
este doble significado entendemos que querían señalar, no sólo lo que para los egipcios
sería el agua-Nun, llamado por los filósofos mercurio, sino también el lugar de donde se
extrae la llamada materia lejana, la materia de la cual, sencillamente, nadie habla.

22
El Libro de los Muertos; p. 222.
23
Op. cit.; p. 55.
24
Ídem; p. 63.
25
Carta filosófica; p. 25.

57
HELIÓPOLIS

ORIGEN DE LA ENÉADA HELIOPOLITANA

El dios supremo de Heliópolis era Atum, quien emergió de las aguas primordiales del
Nun en forma de colina también primordial; se consideraba que se había creado a sí
mismo. Según unos, primero creó a Ra, el Sol, y en forma de Atum-Ra engendra al resto
de los dioses; en otros textos aparece como creador solitario. Así lo describen los
papiros: 1

Uní mis miembros, que surgieron de mí. Tras producirme excitación con el puño, mi
deseo se realizó con mi mano. La simiente cayó de mi boca. Esputé a Shu, expectoré a
Tefnut. Mientras que antes era uno, ahora soy tres.

A Shu, principio del aire, se le representaba con una pluma en la cabeza. Tefnut estaba
representada con cabeza de león y coronada por un sol, indicando así su naturaleza
ígnea y solar. Ellos dos darán origen a la siguiente pareja de dioses: Geb, el dios de la
tierra, y Nut, la diosa de los cielos. Se representaba generalmente al dios Shu separando
a sus dos hijos Geb y Nut, para evitar una unión que él no aprueba; a pesar de esto y
gracias a la intervención de Thot, el principal dios de Hermópolis, Nut concibió de Geb
cuatro hijos: Osiris, Isis, Nefitis y Set. Tenemos así completa la llamada «eneada de
Heliópolis», al ser nueve los principales dioses de su panteón.

NUN Y ATUM

Volviendo al caos original, el Cosmopolita 2 dice:

El caos era un compuesto agitado de agua y de fuego vivificante. [...] Hay tres cosas que
observar en este Caos: 1) el agua primera e informe, 2) el fuego vivificante, por el cual
el agua ha sido agitada y 3) el modo por el que los seres particulares han sido
producidos de este caos o ser general.

Esta agua —primera e informe— y el fuego vivificante se necesitan y se complementan


en la obra de la creación. Seguimos leyendo en el Cosmopolita: 3

1
Cit. por L. Lamy; p. 15.
2
Op. cit.; pp. 25 y 26.
3
Idem; p. 26.

59
Heliópolis

Este agua informe e imperfecta era incapaz, sin el fuego vivificante, de producir nada.
[...] Este fuego [...] ha vivificado todo lo que se ha producido del caos; es el de la
Naturaleza; o para decirlo mejor, el espíritu del Universo sutilmente difuso en este agua
primera e informe. Se puede llamar a este fuego la forma, como al agua la materia,
confundidos conjuntamente en el caos. Este no subsistía separadamente del agua, que es
propiamente su habitáculo, o la materia y el vehículo que la contiene.

Es por esto que los antiguos egipcios decían que las aguas del Nun formaban la
residencia de Atum. Eugenio Filaleteo, filósofo químico del siglo XVII, hace una
descripción muy interesante de esta materia. 4

Es algo parecido a la plata viva vulgar [al mercurio] pero de un esplendor trascendente
celeste de lo que no existe comparación aquí abajo. [...] Es una Virgen muy pura y dulce
ya que todavía nada ha sido engendrado de ella y, si en cierto momento engendra, lo
hace por el fuego de la Naturaleza que es su esposo. [...] Su nacimiento es milagroso y
singular. [...] En su forma exterior o apariencia, se parece a una piedra, aunque no lo es,
pues la llaman Goma blanca, Agua del mar, Agua de vida, Agua pura y santísima y sin
embargo no quieren confundirla con agua de Nubes, ni con agua de fuentes, ni con rocío
sino resulta ser una cierta agua permanente y salada, una agua seca que no moja las
manos, una agua viscosa, cenagosa, engendrada por la fertilidad salina de la tierra.

Y añade...

Ningún fuego puede destruirla; [...] ya que ella misma es fuego y tiene una parte del
fuego universal de la naturaleza y un espíritu celeste secreto, animado y vivificado por
Dios mismo.

Es decir, Atum.

Esta agua regia estaba simbolizada por los egipcios mediante el Nilo, imagen del Nun
en la tierra según algunos textos, y representado en la mayoría de ellos por el dios
hermafrodita Happy. El Nilo sagrado que tenía, decían, dos fuentes, una en el cielo y la
otra en la tierra.

Decíamos que la primera manifestación de Atum en el Nun primordial es en forma de


colina primordial. En un texto de Eugenio Filaleteo titulado La montaña 5 leemos:

Hay una montaña situada en medio de la Tierra o centro del mundo, que es al mismo
tiempo pequeña y grande, blanda y más allá de toda medida dura y pétrea. [...] En ella
están escondidos los mayores tesoros que el mundo no es capaz de valorar.

Parece representar la primera coagulación corporal de las influencias celestes. Con la


montaña se evocaría, por un lado, la solidez; por otro, con su cumbre apuntando al cielo,
su origen celeste. Es a este sólido primero a lo que probablemente los filósofos han
llamado sal.

Hay una cierta sal central, principio radical de todas las cosas, que es el primer cuerpo
del que se reviste el espíritu universal, continente en sí misma de los otros principios.
[...] Es la sede fundamental de toda la naturaleza, por cuanto que es el centro en donde

4
Tratado del cielo terrestre; pp. 9 -11.
5
La Puerta. Simbolismo; p. 54.

60
Heliópolis

culminan todas las virtudes naturales. 6

De la sal ha escrito el autor de El rosario de los filósofos: 7

Aquel que conoce la sal y su solución, conoce el secreto escondido de los antiguos
sabios. Detén pues tu espíritu sobre la sal y no pienses en otra cosa. Pues en ella sola
están encerrados la ciencia y el arcano principal y muy secreto de los antiguos filósofos.

Se simboliza como una montaña, puesto que como escribe C. del Tilo: 8

Puede decirse que la montaña, por su elevación hacia el cielo, no sólo representa la
parte más pura de la tierra sino también el lugar misterioso donde se unen el cielo y la
tierra.

Esta montaña-Atum, de la que saldrán los dioses de Heliópolis, es en realidad la luz y el


calor celestes cristalizados en la tierra. A.J. Kirchwegen en la Catena aurea Homeri 9 lo
explica detalladamente:

Los Rayos Solares de luz no son otra cosa que un Nitro espiritual sumamente sutil que
gradualmente se vuelve más y más nitroso conforme se aproxima a la Tierra [...]
animando la atmósfera con fuego o vida. [...] Así, este Nitro espiritual [...] conforme se
aproxima a la atmósfera de los Cuerpos Celestiales [se refiere a los planetas] se vuelve
gradualmente más y más material, hasta que encuentra un principio pasivo alcalino en
donde se fija y forma el Nitro nativo, de modo que a partir del Nitro espiritual universal
se convierte en Nitro mineral.

A partir de este texto es fácil entender porqué en algunos papiros se considera a Ra, el
dios solar, y no a Atum, como el padre de los dioses. Aunque, en realidad, muy pronto
en la mayoría de los textos ambos se asociarían en un solo dios creador: Atum-Ra.

Tanto el Nilo-Nun como el fuego-Atum deben pues su origen al cielo.

El agua que lava y da la vida es un espíritu muy sutil que viene del cielo y se fija en la
tierra.
El fuego que anima y madura es un alma muy pura que viene del sol y que une el cielo
y la tierra. (M.R. I 44-44’)

Esta agua y este fuego sagrados son el fundamento de la tradición, el padre y la madre
del mundo. Dependiendo del estado en que se encuentran en la naturaleza, manifestado
o no, y dependiendo de las diversas transformaciones que estas divinas sustancias
tomarán en el vaso del artista —sublimándose o coagulándose, separándose o
uniéndose— darán origen a los diversos dioses de todas las tradiciones auténticas. Es
decir, que la larga lista de dioses y diosas de las más diversas tradiciones hace
referencia, única y exclusivamente, a la forma en cómo se encuentran estas sustancias
en la naturaleza y a las diversas formas que tomarán a lo largo de la Gran Obra. Esto es
importante porque no sólo explica la asimilación de los dioses unos a otros tan
fácilmente producida a lo largo de la historia, sino que explica también por qué a

6
Nicolás le Febure. Cit. por M. Algora Corbí. La tabla redonda de los alquimistas; p. 41.
7
Ídem; p. 73.
8
La Puerta. Simbolismo; p. 54.
9
Cit. por Algora Corbí; p. 448.

61
Heliópolis

menudo, en una misma tradición y particularmente en la egipcia, se atribuye a varios


dioses diferentes la máxima dignidad y el poder supremo, sin que ello sea causa de
conflicto dado que, ciertamente, no representaban sino una sola realidad. A esto
podríamos añadir que toda la llamada «historia sagrada» —narrada en la Tora de Moisés
y los profetas de Israel—, las fábulas mitológicas griegas, la vida legendaria de ciertos
personajes, la sabiduría popular —expresada en cuentos y refranes—, todo ello se
refiere, en último extremo, única y exclusivamente a estas sustancias o al misterio que
las envuelve.

SHU Y TEFNUT

Ya hemos explicado cómo de Atum, colina primordial, tierra santa de Egipto, nacen dos
dioses: Shu, dios aéreo, y Tefnut, la diosa con cabeza de leona. Vemos en ellos al fijo y
al volátil que componen el caos Nun-Atum y son llamados genéricamente por los
alquimistas mercurio y azufre. Baque de Bufor 10 nos explica acerca de su caos:

La sustancia mercurial y el azufre se encuentran allí con su fuego en peso y medida y


[...] sólo se abrazan débilmente, es decir que se separa sin dificultad el fijo y el volátil.

Y añade...

El volátil contiene el agua y sube con el aire; el fijo contiene la tierra y se queda con la
sal y el fuego.

La descripción es precisa, pero requiere una aclaración.

Sin embargo, no se ve más que la tierra y el agua.

Es decir, que lo que en realidad ve el artista es a Geb y a Nut, el dios de la tierra y la


diosa del cielo, los dos hijos de Shu y Tefnut. A Geb se le representaba con una oca
sobre la cabeza y se le llamaba «el gran aleteador» indicando así, probablemente, que
aunque representa al principio fijo tiene aún una naturaleza bastante volátil. En los
textos y en los papiros se representa a Shu separando a Nut y a Geb para impedir su
unión; ellos la desean fervientemente pero el aire-Shu se opondrá obstinado. Es sólo
gracias a la intervención de Thot que los desafortunados amantes se podrán unir, y así
Nut pudo concebir de su hermano Geb a sus hijos Osiris, Isis, Nefitis y Set. Aquí, el aire
ejerce como elemento separador, oponiéndose obstinado al libre curso de la Obra, hay
en él un elemento maligno. Una explicación química de esta parte de la leyenda la
creemos encontrar en Ireneo Filaleteo; éste, en la Introitus, 11 escribe:

En nuestro Microcosmos, hay aguas minerales salidas del centro que se manifiestan, 12
pero aquellas que están encerradas en el interior 13 escapan a nuestra vista y, sin
embargo, existen en realidad. [...] Así, del mismo modo que el aire hace una separación

10
Op. cit.; p. 125.
11
La entrada abierta al palacio cerrado del rey; p. 55.
12
Esto sería Nut.
13
Es decir, en el interior de su tierra, lo cual en este caso interpretamos de Geb, y de aquí que
probablemente su naturaleza sea aún muy volátil o inmanifestada.

62
Heliópolis

entre las aguas, así nuestro aire impide la entrada de las aguas extracentrales hasta
aquellas que están en el centro. Pues si entraran allí y se mezclaran, quedarían unidas
por una unión indisoluble.

La solución está en manos de un hábil artista conocedor de su arte, que en este caso es
Thot: el sabio alquimista que sabrá propiciar las bodas del cielo con la tierra. De esta
santa unión nacerán los demás dioses de Heliópolis: Osiris, Isis, Set y Nefitis.

ISIS, OSIRIS Y TIFÓN

Isis y Osiris acabaron teniendo tanta preeminencia entre los dioses del panteón egipcio
que, ellos solos, reunirán los principios principales implicados en la Obra, así como sus
fases más importantes. Refiriéndose al fijo y al volátil que componen el caos original,
B. de Bufor 14 dice:

Los sacerdotes egipcios personificaron estas dos sustancias; llamaron Osiris o fuego
escondido al principio activo, seco y caliente, al que atribuyeron las funciones del
macho; llamaron Isis al principio pasivo, frío y húmedo que hacía las veces de hembra.

Y añade...

Añadieron un tercero, al que dieron por nombre Tifón y del que supusieron que era el
hermano uterino de ellos. [...] Los Espíritus heterogéneos, impuros, accidentales y
terrestres representados por Tifón son los vapores de la tierra.

Observamos que, según explica B. de Bufor, la naturaleza del maligno Tifón es aérea y
vaporosa, como lo era la de Shu. Su intervención es de una importancia capital en el
proceso de la Obra. Dice de él B. de Bufor:

Cualquiera que sea la execración con la que la teología egipcia haya condenado a Tifón,
no es, sin embargo, menos verdad que, sin él, Isis y Osiris no podrían congelarse y
hacerse sensibles, de modo que es a esta deidad impura a quien los sabios deben el
conocimiento de su primera materia, que sin esta causa de condensación seguiría siendo
invisible e impalpable como lo es en el aire.

En un texto alquímico anónimo, titulado Preceptos e instrucciones del padre Abraham a


su hijo, hemos encontrado 15 lo que parece ser una descripción muy precisa de la
actuación de este aire insano tan importante en la Obra.

Como un Fénix renaciendo de sus cenizas, este espíritu se reviste de un cuerpo negro,
blanco y rojo con la ayuda del fuego elementario que actúa continuamente, pero por
grados, sobre esta materia primera, la cual, deseando separarse de la corrupción, se
reúne en lo más alto de la Esfera cristalina, de donde se ve obligada a bajar por los
vapores de los cuerpos putrefactos que, poco a poco, le quitan su volatilidad y la fuerzan
a tomar cuerpo con ellos.

14
Op. cit.; p. 63.
15
En la p. 8.

63
Heliópolis

Si primero decíamos que la malignidad del aire, representada por Shu, impedía la unión
del cielo con la tierra —elementos aún demasiado volátiles y sutiles— ahora tendríamos
que añadir que es precisamente este vapor impuro, aquí representado por Tifón, el que
permitirá la fijación definitiva de las divinas sustancias en forma de Isis y Osiris, de las
cuales ha de nacer Horus, el Mercurio de los Filósofos, el resultado de la primera parte
de la Obra. La habilidad del artista consiste precisamente en saber propiciar esta difícil
unión. (Esta «fijación-determinación» de la sustancia osírica por parte de Tifón, podría
estar también explicada en la historia del cofre que el propio Tifón construye «a la justa
medida» de Osiris, según veremos a continuación.)

MITO DE OSIRIS

Plutarco, en el Tratado de Isis y Osiris, explica cómo Osiris, en un principio, enseñó a


los hombres a cultivar la tierra y a elaborar el vino; les enseñó también las artes y la
música. Leemos todo esto como si estuviera escrito para decirnos que es el dios de la
Edad de Oro, del tiempo paradisíaco, tiempo de felicidad y juventud eternas. Cuando
Osiris vuelve de su misión, Tifón, con la ayuda de setenta y dos cómplices, se instruye
secretamente acerca de las medidas exactas de Osiris y le construye un excelente cofre;
astutamente, consigue que Osiris se introduzca en él. Inmediatamente sellan el cofre con
plomo fundido y lo lanzan al mar. Ya hemos propuesto una lectura de este suceso al
final del párrafo anterior; otra lectura posible sería que los sacerdotes egipcios
explicarían así el funesto incidente más tarde conocido como la «caída adámica». El
Adán-Osiris primordial, encerrado en un cofre sellado con plomo, representaría al dios
exiliado en este mundo, prisionero de la basta materia que lo compone: es «el dios de
nuestro corazón» que hemos de saber manifestar, «la semilla de los minerales» de los
alquimistas, la auténtica primera materia de su Obra. Él debería ser el objetivo
primordial de cualquier buscador.

Roguemos al Señor para que nos permita alcanzar el fondo de las cosas y de nosotros
mismos a fin de poder acceder a su grandeza divina y a su santísimo reposo. (M.R. XVI
39’)

Isis, representando al espíritu celeste que ha quedado libre en el cosmos, buscará,


desesperada, el cuerpo de su esposo; es la única que puede devolverle la vida al ser la
única sustancia equiparable en pureza a la sustancia de Osiris. Por esto ambos son
presentados como hermanos y esposos. Ella es la única que puede guiar correctamente
los pasos de un buscador hasta el objetivo deseado.

¡Santa MADRE de DIOS, guiad nuestra búsqueda e iluminad nuestra vía en las tinieblas
de este mundo de exilio, a fin de que accedamos por vuestra gracia hasta el Señor
encarnado, que nos liberará del pecado de muerte donde agonizamos miserablemente!
(M.R. XXXVIII 20)

Plutarco sigue explicando cómo el cofre con el cuerpo de Osiris es llevado por las aguas
hasta el pie de un tamarisco, en el territorio de Biblios, y cómo este arbusto se
desarrolló en poco tiempo en un magnífico árbol abrazando al cofre y, creciendo a su
alrededor, lo ocultó en el interior de su tronco. Quizás sea por esto que, siglos más tarde,

64
Heliópolis

en el Evangelio de Tomás 16 se escribió:

Hendid la madera: y yo estoy allí.

De allí lo sacó Isis, pero Tifón encontró de nuevo el cadáver, lo descuartizó en catorce
trozos y los esparció por todo Egipto. Isis buscó todos los trozos hasta recomponer el
cadáver, resucitándolo con sus artes y haciendo retornar al espíritu de Osiris de entre los
muertos de la Duat. Sin embargo un trozo se perdió, el falo, que fue devorado por un
pez del Nilo, el órnix. Con esta fragmentación divina probablemente querrían mostrar la
multitud de simientes divinas dispersadas por toda la creación, una por cada animal,
vegetal o mineral, no formando parte sino de un único cuerpo. Con la desaparición del
falo simbolizarían la incapacidad del dios desmembrado de generar por sí mismo. Es
necesaria la intervención de Isis, de quien se dice que confecciona un falo vegetal para
su esposo y que, después de unirse a él, pudo engendrar a Horus el joven, llamado
Harpócrates, un niño débil e imperfecto que simbolizaría la caducidad de los frutos de la
creación. Por eso se dice que Osiris renace cada primavera y muere cada año al llegar el
invierno-Tifón. Pero no es esto lo que sucederá en el vaso del artista-Thot, allí el hijo de
Isis y de Osiris es el llamado Horus el viejo el cual, convenientemente aguerrido por
Osiris, se enfrentará a Tifón y lo vencerá sometiéndolo, según el Libro de los Muertos 17
emasculándolo.

¿Qué es esto? Es el día del combate entre Horus y Set [...] que Horus le arranca los
testículos a Set. Y es Thot quien ha puesto orden en todo esto con sus propios dedos.

La luz vence a las tinieblas y la vida triunfa sobre la muerte. Notemos que Tifón no es
aniquilado sino que, sencillamente, su furia es dulcificada.

EXÉGESIS HERMÉTICA DEL MITO DE OSIRIS

Hemos de decir que todo este proceso, la difícil unión del cielo y la tierra, la disolución-
desmembramiento de la tierra-Osiris a causa de Set, su resurrección gracias al cielo-Isis,
la fijación-nacimiento de las sustancias íntimas del cielo y la tierra causado por el
mismo Set, el engendramiento de Horus y el combate y triunfo de éste sobre Set, todo
esto, decíamos, sucede a su vez ante los admirados ojos del artista-Thot. Leemos en la
Introitus: 18

Que Diana te sea propicia aquí, ella que sabe domar a las fieras salvajes y cuyas Dos
Palomas (que fueron encontradas volando sin alas en los bosques de la Ninfa Venus)
templarán con sus plumas la malignidad del aire; porque el joven entra fácilmente a
través de los poros, sacude inmediatamente las aguas polares superiores, que no han
sido paralizadas por los malos olores y suscita una nube sombría: agitarás las aguas
hasta que aparezca la blancura de la luna, y de este modo las tinieblas, que estaban sobre
la faz del abismo, serán disipadas por el espíritu que se mueve en el agua.
Así, por orden de Dios, aparecerá la luz. Separa siete veces la luz de las tinieblas y esta
Creación Filosófica del Mercurio estará acabada.

16
Logión 77.
17
Op. cit.; p. 54, conjuro XVII 26.
18
Introitus; p. 57.

65
Heliópolis

Añadiremos, antes de finalizar, que si bien los comentarios propuestos enmarcan la


historia de Osiris en la primera obra, encontramos en Pernety 19 un comentario donde
nos ofrece una explicación de las dos fases de la Obra en la misma vida de Osiris.

Las dos obras que son el objeto de este Arte están comprendidas, la primera, en la
expedición de Osiris, la segunda en su muerte y apoteosis.

De la segunda, especifica:

Siendo esta segunda operación semejante a la primera, su clave es la disolución de la


materia o la división de los miembros de Osiris en muchas partes. El cofre en el que ha
sido encerrado este Príncipe, es el vaso filosófico, cerrado herméticamente. Tifón y sus
cómplices son los agentes de la disolución... La dispersión de los miembros del cuerpo
de Osiris es la volatilización del oro Filosófico y la reunión de estos indica la fijación.
Se hace gracias a los cuidados de Isis o la Tierra, que, como un imán, dicen los
filósofos, atrae a sí las partes volatilizadas.

Esta relación entre la pasión y resurrección de Osiris y la segunda obra es de suma


importancia, pues, como hemos visto, nuestra tradición occidental está llena de dioses
sufrientes y resucitados.

Sólo señalaremos, para terminar, que si en nuestros comentarios Horus resultaba ser el
Mercurio de los Filósofos, el fruto de la primera parte de la Obra, ahora, a tenor del
comentario de Pernety, tendríamos que concluir diciendo que simbolizaría el fruto de
toda la Obra, es decir, la Piedra Filosofal.

19
Cit. en La Puerta. Egipto; p. 76.

66
MEMFIS

PTAH, SEJMET Y NEFERTUM

Los principales dioses adorados en Menfis eran tres: Ptah, su esposa Sejmet y el hijo de
ambos, Nefertum. Un documento fechado en el año 720 aC que contiene la teología
menfítica 1 explica que…

Ptah encarna a los ocho primordiales y después se transforma en Ta-tenen ‘la tierra que
se eleva’, una evocación de la colina primordial. [...] «Aquél que se manifestó como
corazón, que se manifestó como lengua, semejante a Atum, es Ptah, el remoto, que dio
vida a todos los dioses.»

Así pues en Ptah se funden, por un lado, el Atum de Heliópolis, y por otro «los ocho
primordiales» de Hermópolis que estudiaremos en el siguiente apartado; es decir, el
misterio del origen que encontramos en estas dos ciudades se condensaron en Menfis en
un único dios.

Ptah era el patrón de los artesanos, el forjador de los cuerpos de los dioses.

Creó Ptah los dioses locales, construyó las ciudades, estableció las divisiones
territoriales, colocó los dioses en los lugares donde son adorados, fijó los distintos tipos
de ofrendas, edificó sus capillas. Configuró sus cuerpos según los gustos de sus
respectivos corazones y, de este modo, cada dios entró en su cuerpo conformado en la
conveniente especie de madera, en la conveniente especie de piedra, en la conveniente
especie de arcilla, en cada una de las materias que habían recibido la adecuada forma.
De este modo, todos los dioses y su respectivo ka se hallan con él, unidos a él,
satisfechos y asociados con el Señor de los dos países. 2

Es pues el dios de la perfección corporal, entendemos aquí del oro. Ptah se transformó
en el Hefaistos de los griegos, el dios de los artesanos forjadores. De él han hablado
mucho los sabios alquimistas: 3

Vulcano era hermano de Júpiter y fue precipitado de los Cielos; uno era el fuego central
al que se llama Arqueo, como el de todos los cuerpos y el otro representa el fuego
celeste. Vulcano precipitado de los cielos indica que el fuego del Arqueo es una porción,
un derivado del fuego celeste.

Hefaistos, fuego infernal, tenía por esposa a Afrodita, poseedora de la belleza del

1
L. Lamy; op. cit.; p. 15.
2
Juan García Font; p. 80.
3
B. Bufor; op. cit.; p. 69.

67
Memfis

cuerpo; creemos leer aquí al alma exiliada de Osiris que ha alcanzado la máxima
perfección que le ha podido conferir la naturaleza: el alma o esperma del oro. Dice
Bacon 4 del oro:

El oro es un cuerpo perfecto y compuesto de un mercurio puro, fijo, brillante, rojo y de


un azufre puro, fijo, rojo e incombustible. El oro es perfecto.

Y Sendivogio 5...

El oro es un metal perfecto, cuyos elementos se encuentran tan generalmente


equilibrados, que no predominan uno sobre el otro; [...] es por ello que los antiguos
Filósofos han buscado en este cuerpo perfecto una medicina perfecta.

A pesar de esto el oro metálico, en su forma vil, es el causante de las peores desgracias
entre los hombres: es el oro de los avaros y de los codiciosos, esclavos de su aspecto; es
también una prisión de oro para el dios Osiris que languidece en su interior.

El oro muerto en sí mismo no sirve para nada y es estéril; pero hecho vivo tiene de qué
germinar y multiplicarse. El espíritu metálico vivificante está escondido en tanto que
reside en un cuerpo compacto y terrestre. 6

Este oro opresor, dorado y bello, estaba representado por la esposa de Ptah: Sejmet. Se
la representa con cabeza de león y su nombre significa ‘la poderosa’, queriendo expresar
con ello, probablemente, el poder que encierra en su seno. La leyenda explica cómo Ra,
queriendo castigar en cierta ocasión a los hombres rebelados contra él, envió a Sejmet
transformada en leona. Ésta lanzó un ataque tan despiadado y mortífero que el dios solar
temió la aniquilación de los hombres. Ra, para detener la locura destructiva de Sejmet,
ordenó que le fuesen ofrecidas siete mil copas de un brebaje mágico compuesto a base
de cerveza y zumo de granada. En esta forma, el líquido adquirió el color de la sangre y,
al beberlo, la diosa quedó embriagada y dormida. Su furia se disolvió. No resulta difícil
ver en estas siete 7 mil copas de brebaje rojo el famoso disolvente universal, el Mercurio
de los Filósofos, donde el oro se disuelve como hielo en agua caliente, liberando y
vivificando así su vida prisionera. Es el inicio de la segunda obra.

El oro se disuelve por la virtud de nuestra agua, reduciéndose a su materia más próxima,
en la que es liberada la vida prisionera en el oro, y recibe la vida del Mercurio
disolvente, que es respecto a él lo que la buena tierra respecto al grano de trigo.
Disuelto pues en este Mercurio, el oro se pudre, y esto es preciso por una necesidad de
la naturaleza, pues después de la putrefacción de la muerte renace un cuerpo nuevo. [...]
Esta es toda nuestra Filosofía. 8

Este cuerpo nuevo es, naturalmente, el hijo de Ptah y Sejmet, Nefertum, el cual tenía
por símbolo la flor de loto, símbolo del renacer espiritual, y que representaba el calor
del sol en su aspecto más benéfico. Constatamos con sorpresa que el significado del
nombre de Nefertum es ‘el logro de Atum’; suponemos que querían expresar así que,

4
Cit. por Algora Corbí; p. 400.
5
Cit. por Algora Corbí; p. 400.
6
La cita pertenece a un filósofo anónimo de quien no sabemos dar referencia.
7
Siete es el número del alma del mundo. Aquí es ofrecido en una copa, revelando con ello todo el
sentido de la tradición.
8
Introitus; p. 108.

68
Memfis

con este dios, se culminaba el proceso que comenzó con la primera cristalización de la
montaña-Atum en el caos primordial de Heliópolis.

69
HERMÓPOLIS

THOT Y RA

En esta ciudad se rendía especial culto a Thot, más tarde llamado Hermes por los
griegos, derivando de aquí el nombre de Hermópolis. 1 Pero más importante que Thot
era Ra, el dios del Sol que acabó asociando su nombre al de la mayoría de los
principales dioses egipcios: Amón-Ra, Atum-Ra.

La génesis del dios es como sigue: en el Nun primordial vivían ocho seres, cuatro
parejas de ranas y de serpientes. Según unos, crearon un huevo cósmico que, situado en
un montículo emergente del Nun, dio vida al Sol. Hay textos que aseguran que Thot, a
quien representaban con cabeza de Ibis, lo incubó. Otros textos explican cómo los
«ocho primordiales» fecundaron un loto del que nació el niño solar. Las serpientes y las
ranas representan al mercurio informe y acuoso que reposa en la materia, serían la
expresión de las cualidades del Nun. Frédéric du Portal 2 comenta el símbolo de la rana
de la siguiente forma:

La rana representa, por una parte, según Champollion, el caos o primera materia
húmeda e informe que, por la otra, según Horoplato, es el símbolo del hombre no
formado.

No todos los hombres, ni todas las materias, son aptos para llegar a la perfección
suprema o para que, con su mercurio, se componga la Piedra. La rana, pues, representa a
los que sí lo son.

Así pues, la rana representa al hombre que empieza a convertirse hacia la sabiduría;
simboliza al neófito que no está aún formado espiritualmente pero que va o que puede
serlo. 3

Esto que se ha explicado así para el hombre, se explicará así para la naturaleza.

En la primera materia del arte, [...] este mercurio primitivo, general y no determinado a
ningún género, se encuentra más cercano, menos apretado, más abundante y de una
extracción muy fácil y muy rápida. 4

1
El nombre egipcio se translitera como hmnw, ‘la-de-los-ocho’, en referencia a los ocho primordiales
que habitaban el caos hermopoliano.
2
Op. cit.; p. 42.
3
F. du Portal; p. 42.
4
B. Bufor; p. 125.

71
Hermópolis

La serpiente representa el carácter acuoso del mercurio. Dice Pernety: 5

El nombre de serpiente ha sido también dado al mercurio, porque es movedizo como el


agua, y serpentea como ella.

Ellos son los creadores del huevo divino de donde nacerá Ra. Los alquimistas llamaron
huevo al recipiente en el que, introducido en el interior de su horno-atanor, se hacía la
cocción de su materia. Se le llama huevo porque, según dice Pernety: 6

Ramon Llull dice que la materia de la obra se acumula en forma de huevo, cuando se
fija; por eso le han dado el nombre de huevo cuando llega a la blancura; otros sin
embargo se lo dan mientras está en putrefacción.

Por otra parte Pernety también dice, acerca del huevo:

Significa más comúnmente la materia misma del magisterio que contiene el mercurio, el
azufre y la sal.

Del atanor explica: 7

Es su materia animada por un fuego filosófico, innato en esta materia, pero que está en
ella dormido y no puede desarrollarse si no es por el arte.

Así pues, huevo y atanor no se refieren sino a un único misterio: la divina materia
moldeada bajo el calor del arte. Esto hace suponer que en Hermópolis se veneraría el
misterio de la cocción, el del fuego secreto.

¡Oh Padre Todopoderoso, enseña a aquellos que juzgues dignos de entrar en tus vías
este fuego en el que consiste toda la Ciencia! 8

Éste es Thot, a la vez el fuego mágico de la cocción y el hábil artista que la vigila. Ya
hemos dicho que representaban a Thot incubando al huevo filosófico, es decir, dando el
calor, vigilando la cocción. Thot es también el dios de la palabra, es decir: el profeta; el
dios de las artes: el artista; el dios de los fármacos y de las medicinas: de la medicina
universal. En Menfis aseguraban que la lengua de Ptah era Thot, esto es, el mercurio
vivo deletreando la creación. Los griegos helenizaron su nombre y lo llamaron Hermes
Trismegisto, ‘tres veces grande’, saludado unánimemente como el padre de la tradición
alquímica.

Del huevo filosófico saldrá Ra, uno de los dioses más poderosos. Es el aspecto visible
del sol. Lo que Osiris representa sepultado en la tierra, él lo representa brillando en el
cielo. Podemos ahora entrever el sentido misterioso de las palabras de los papiros,
cuando dicen:

Es Ra quien descansa en Osiris; es Osiris quien descansa en Ra. Secreto misterioso, es


Ra, es Osiris. 9

5
Dicc. M.H.; art. «SERPENT»; p. 461.
6
Idem, art. «OEUF»; p. 347.
7
Idem, art. «ATANOR»; p. 49.
8
Refutación del anónimo Pantaleón; p. 16.
9
Cit. por L. Lamy; p. 57.

72
Hermópolis

O dicho de otra forma:

La vida del sol es visible en el cielo y sensible bajo la corteza de la tierra. (M.R. III 14)

73
TEBAS

AMÓN, MUT Y JONSÚ

La síntesis teológica de Tebas estaba formada por una triada compuesta por Amón —
cuyo nombre significa ‘el ser oculto’ y que adornaba su cabeza con una tiara hecha de
dos plumas muy altas—; junto a él, su esposa Mut, la diosa buitre —su nombre significa
‘la madre’, se la llama «señora de los dioses», «señora del cielo»—; y Jonsú, el hijo de
ambos —cuyo nombre significa ‘el navegante’, tiene un marcado carácter lunar y se lo
representaba coronado con un cuarto creciente. Amón y Mut representan al padre y la
madre en su aspecto celeste-macrocósmico. Es la energía sutil que envuelve al mundo,
de origen celeste y supraceleste; se llamaba a Amón «el que está por encima de las
nubes», «el que abre las nubes». Es una energía que aún no se ha manifestado, por eso
su nombre significa ‘el ser oculto’, es decir, que aún no se ha expresado. En un himno
dedicado a él, leemos: 1

Tú el sostén del universo [...] padre de los dioses [...] cuando emites la palabra, los
dioses empiezan a existir. 2

Había un Amón venerado Karnak, llamado Amón-Ra, pero también había otro en Luxor
llamado Min-Amón. Éste estaba representado por una figura en pie, itifálica, con unas
altas plumas sobre la cabeza que en muchos casos atraviesan el cielo, y una cinta roja
que le rodea la frente y que arrastra hasta el suelo: todo para expresar que es esta
energía sutil sobreceleste la que en su descenso fecunda el mundo.

A Mut se la llamaba «madre del cielo», indicando así su origen y su naturaleza


extraordinariamente volátil. Su símbolo, el buitre, significaba entre los egipcios —según
Du Portal— la maternidad, el amor maternal, porque según decían «alimentaba a sus
pequeñuelos con su propia sangre». Es pues esta energía sutil y celeste la que alimenta
y sostiene el mundo. Esprit Gobineau de Montluisant, hermetista del siglo XVI, hace
una descripción muy precisa de este constante descenso espiritual. 3

«Esta Alma y este Espíritu toman su principio y su origen del mundo sobreceleste y
arquetípico, donde está el Asiento y el Trono llenos de gloria del Altísimo, de donde
emana sobrenaturalmente e imperceptiblemente para comunicarse con la primera raíz, la
primera Alma moviente y la Fuente de la Vida de todos los seres en general y de todas

1
Cit. en La Puerta. Egipto; p. 14.
2
«En el principio existía el Verbo... y el Verbo era Dios [...] Todas las cosas fueron hechas por él.» (Jn
1:1-3)
3
Enigmas y jeroglíficos físicos que están en el gran portal de la iglesia catedral y metropolitana de
Notre-Dame de París; pp. 168-170.

75
Tebas

las criaturas sublunares.»

«Las influencias espirituales del Cielo Arquetípico, descienden de él al Cielo astral, que
es el segundo mundo, igualmente celeste, llamado etípico, donde viven y reinan los
planetas y las estrellas [...] a fin de operar por su ministerio y sus influencias el
nacimiento y la generación de todos los Seres Espirituales y de todas las cosas
sublunares, participando del Alma y del Espíritu universal.»

«Esta Alma y este Espíritu, invisibles y puramente espirituales, son quienes llenan con
sus virtudes activas y vivas al tercer Cielo, llamado Elementario o Cielo típico.»

Hasta aquí el descenso del Dios del cielo, padre y madre altísimos, dividido en tres
etapas: a nivel zodiacal, planetario y, finalmente, sublunar.

G. de Montluisant hace una precisión muy interesante con respecto a estas divinas
sustancias que nos acercará directamente a la comprensión de la verdadera naturaleza de
Jonsú, el hijo de Amón y de Mut.

Esta Alma y este Espíritu unidos como una sola y misma esencia, partiendo del mismo
principio y no constituyendo, por decirlo de algún modo, más que una misma cosa pues
sólo son divisibles por el espíritu, no pueden ser ni vistos ni tocados, sino solamente
concebidos y comprendidos por los sabios investigadores de la Ciencia de Dios y de la
Naturaleza.

Jonsú significa ‘el navegante’ porque, según decían, atraviesa los cielos en barca, es
pues un agua celeste. Pernety 4 define así al mercurio:

El mercurio es, según los Filósofos, el hijo del Sol y de la Luna y la quintaesencia
coagulada de los elementos.

Con todo esto se comprende que los dioses de Tebas no sean hijos de las aguas
primordiales, porque en realidad son la esencia y los padres de estas aguas. Por eso,
también, del gran templo de Amón se decía que es «el lugar de origen y salida del
Nun».

GENEALOGÍA DE AMÓN

A la luz de la explicación de Montluisant es fácil seguir la genealogía de Amón tal como


la contaban los egipcios.

En el origen de los tiempos había una serpiente llamada Kam-at-f —asimilada al Amón-
Ra de Karnak— representada en la escritura jeroglífica por la figura de un caminante,
expresando así el movimiento circular perpetuo de esta energía a nivel zodiacal. Es la
energía en estado puro, el aire supraceleste, el éter:

Platón lo llama Éter, porque según él es un aire ígneo, muy sutil, inteligente y que es
Dios mismo. Es también lo que ha sido llamado Alma del Mundo, una fuerza que

4
Op. cit., art. «EAU CELESTE»; p. 123.

76
Tebas

arrastra los astros en un continuo movimiento circular. 5

Kam-at-f engendra a su vez a otra serpiente, llamada Ir-ta y asimilada a Min-Amón


(cuyos símbolos ya hemos comentado): es la misma energía ahora influyendo y
actuando a nivel planetario y estelar, para gobernar así a nuestro mundo. Finalmente Ir-
ta crea a «los ocho primordiales» del Nun primordial, o dicho de otra forma, se licúa en
las entrañas de este mundo dándole vida y fecundándolo constantemente, representado
esto por Jonsu-mercurio.

RELACIÓN ENTRE LAS DIFERENTES SÍNTESIS

Una famosa estrofa del llamado papiro Papis Leiden 6 describe de una forma muy
sencilla y clara la relación-evolución que hay entre los diferentes sistemas teológicos de
los egipcios:

Tres dioses son todos los dioses:


Amón, Ra y Ptah, que no tienen igual.
Aquel cuyo nombre está oculto es Amón,
cuyo rostro es Ra y cuyo cuerpo es Ptah.
Sus ciudades en la tierra,
fundadas a perpetuidad, son
Tebas, Heliópolis y Menfis,
para la eternidad.
Amón-Ra-Ptah, Unidad-Trinidad.

Si consideramos que Ra, en tanto que dios creador, asocia su nombre al de Atum en la
forma de Atum-Ra, tenemos a todos los dioses padres de las diferentes síntesis
perfectamente religados en una evolución creadora.

5
La Puerta nº 14; p. 33.
6
Cit. por L. Lamy; p. 13.

77
TRADICIÓN JUDÍA

ORÍGENES

De Egipto sale, capitaneado por su profeta Moisés, un pueblo, Israel, que tendrá en el
transcurso de los siglos un papel extraordinariamente destacado en la historia de la
tradición occidental. La historia, la moral y la espiritualidad de este pueblo están
contenidas en su libro sagrado, la Biblia, compuesto por los diferentes profetas que tuvo
Israel en su historia antigua, esto es, antes de la era cristiana. Adicional al texto bíblico
hay, además, todo un impresionante cuerpo bibliográfico, considerado perfectamente
canónico por la tradición, de comentarios exegéticos de carácter jurídico, alegórico y
esotérico.

Israel aparece como pueblo alrededor del siglo XII aC en la región de Canaán, entonces
formada por un conjunto de ciudades-estado de cultura semítica, sin grandes cohesiones
entre ellas y con unos modos culturales y religiosos parecidos a los de Ugarit pero con
fuerte influencia egipcia. En este siglo el reino de Egipto pierde definitivamente el
control que había tenido sobre Palestina a lo largo del segundo milenio: el último faraón
que dominó en ella fue Ramsés II (1198-1166). Su más decidido contrincante por el
control de la zona, el Imperio hitita (situado en la antigua Anatolia, la actual Turquía),
comenzaba a desmoronarse después de siglos de florecimiento. Mientras que, los
llamados «pueblos del mar», saqueaban implacablemente las ciudades-estado de la
costa de Siria y Palestina, sustituyendo con su presencia al dominio egipcio.

LA HISTORIA SAGRADA

Los primeros capítulos bíblicos, con los episodios de la creación primordial, la caída de
Adán en la muerte y su redención, serán el punto de referencia central en torno al cual
se desarrollará toda la tradición judía subsiguiente; y más tarde la cristiana, al considerar
los cristianos que el mesías esperado por los judíos al final de los tiempos, y ya
manifestado en Belén, es el «Adán redimido». Otros episodios tales como aquellos que
configuran el tiempo de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, la bajada y salida de
Egipto, el diluvio en tiempos de Noé... serán constante fuente de inspiración exegética
tanto esotérica como exotérica a lo largo de los siglos, aunque tendrán siempre como
común denominador la tan deseada redención de Adán.

Los modernos investigadores se han preocupado mucho por desentrañar las diferentes
fuentes en las que se inspiraron los autores del Génesis y de los diferentes libros

79
Tradición Judía

bíblicos, así como por situar con el máximo de precisión cronológica posible todos los
personajes y hechos que se relatan en ellos. Según los historiógrafos parece muy
probable que la mayoría de los textos bíblicos se fijaron alrededor del 500 aC, al final
del exilio de Babilonia, pero también apuntan que esto sería la culminación de un
proceso que habría comenzado en el siglo X, en tiempos del rey Salomón, o incluso
antes pues hay fragmentos como el canto de Deborah (Jueces 5) que estarían fechados
en el siglo XII aC, época en la cual, según algunos historiadores, se situaría el éxodo de
Egipto y el posterior asentamiento de Israel en Canaán. Más controvertidos son los
intentos por datar el llamado «período de los Patriarcas»: basándose en el texto bíblico,
unos, lo sitúan en el siglo XIX aC mientras que otros lo sitúan en el siglo XIV aC. En
las fechas donde sí parece que hay más acuerdo son en aquellas en que vivió Moisés
(siglo XII aC, durante el reinado del faraón Ramsés II) y que el éxodo habría tenido
lugar durante el reinado de su hijo Merneptra, a finales del mismo siglo. En cuanto a las
fuentes de inspiración, es un hecho ampliamente aceptado que los diversos episodios de
la narración bíblica son adecuadas reelaboraciones de multitud de mitos que se han ido
identificando recientemente, pertenecientes a las diferentes culturas de la época: asiria,
sumeria, cananea y egipcia, por citar las más importantes. Muchos de estos mitos,
conservados por tradición oral, tomarán forma literaria en la literatura talmúdica y
midráshica posterior a la Biblia, presentándose como segundas o terceras versiones de
un mismo suceso.

El episodio de la salida de Egipto y la apertura del mar Rojo serán el punto de partida
del calendario judío y eje esencial de su liturgia con la celebración del Pesaj, la ‘Pascua’
judía. Moisés, considerado como el más grande de sus profetas, es el cronista oficial de
esta historia y José, su heredero, quien condujo a Israel a través del río Jordán para
ocupar su tierra prometida. Se inició entonces un proceso de constantes luchas de los
israelitas con los cananeos autóctonos (los reinos transjordanos: edomitas, moabditas,
amonitas), con las tribus nómadas provenientes del desierto de Arabia y, finalmente, con
los llamados «pueblos del mar» (llamados así a causa de su procedencia, probablemente
las islas del mar Egeo y de la Grecia continental), que constituyeron el enemigo más
pertinaz contra quien tuvo que enfrentarse el pueblo hebreo. Para guiar a su pueblo en
esta difícil etapa de su historia, Dios suscitó a los «jueces» que, hablando por boca de
Dios, impartían justicia y guiaban al pueblo en las batallas, ganadas o perdidas según si
eran escuchadas o no sus palabras y su constante recordatorio del Dios único. El último
juez, Samuel, fue presionado por el pueblo para que instaurase una monarquía, pues
veían en ella una definitiva salvaguarda frente a sus enemigos. Samuel ungió rey a Saúl
quien, aún revelándose como un hábil militar, desobedeció repetidamente la palabra de
Dios, por lo cual fue finalmente rechazado por Samuel. Éste se vio forzado a ungir a un
nuevo rey, David (1004-965 aC), inaugurando con él una dinastía, la «casa de David»,
que reinaría en Jerusalén hasta el año 585 aC, cuando Nabucodonosor destruyó la
ciudad.

PRIMER TEMPLO

Después de David reinó su hijo Salomón (965-928 aC). Su reinado fue uno de los más
prósperos que conoció Israel; se le considera uno de los hombres más sabios de su
tiempo, siendo él quien hizo edificar el Templo donde se guardaría el arca de la alianza.

80
Tradición Judía

A David se le atribuye el Libro de los Salmos, considerado por muchos no tan sólo
como el monumento más expresivo del lirismo hebreo sino también como el modelo
más acabado de toda poesía religiosa. San Benedictino se basó en él para crear el
sistema litúrgico que regularía y vertebraría la vida espiritual del movimiento monástico
que fundó, hoy en día aún fuente y guía de tantos hombres y mujeres consagrados a la
vida religiosa bajo las formas del cristianismo.

A Salomón se le atribuyen varias obras: el Libro de los Proverbios donde la Sabiduría,


por boca de Salomón y otros sabios, instruye a los hombres atentos a sus misterios; el
Cantar de los Cantares, en el que bajo un velo metafórico se describe la unión del Señor
con Israel, narrado en forma de bodas; está considerado como una obra cumbre del
lirismo amoroso. También se le atribuye el Libro de la Sabiduría, texto griego muy
posterior (siglo II aC) incluido en la traducción de los setenta pero no aceptado en el
canon judío. Al final de su vida Salomón se apartó de la vía de Dios y adoptó
costumbres idólatras. Como castigo Dios dividió al reino de Israel en dos: en Jerusalén
se constituyó el reino de Judá, regido por el hijo de Salomón, Roboam; al norte,
Jeroboam, antiguo general de Salomón, se convirtió en rey de Israel tal como lo había
predicho el profeta Ajiya. Son los tiempos del profeta Elías y de su sucesor Eliseo (I
Reyes 17-19). Elías está considerado entre los más grandes profetas de Israel de todos
los tiempos, dejando una huella especial en la liturgia hebrea posterior; aseguran,
además, que su espíritu vuelve cada generación para recordar a los hombres la palabra
de la antigua alianza.

La historia de los dos reinos se podría resumir diciendo que fueron pequeños estados de
escaso poder económico e inestables políticamente, especialmente Israel, y a menudo
sometidos al vasallaje por los poderosos imperios que los rodeaban, sobre todo Asiria
que, durante el siglo IX aC, se desarrolló como un imperio militar. Son los tiempos de
los profetas Joel, Amós, Isaías, Miqueas y Oseas. Básicamente, el mensaje de todos
ellos era el mismo: anuncios de ruina y calamidades sobre el pueblo a causa de sus
pecados, la necesidad de penitencia para complacer a Dios y, finalmente, el consuelo
mesiánico que redimirá al pueblo de todos sus males. De todos estos el que más se
extendió en sus vaticinios fue Isaías, siendo también quien más hincapié hizo en la
esperanza de la salvación mesiánica (san Jerónimo dijo de él que fue «no tanto un
profeta... casi un evangelista»).

En el año 745 el rey de Asiria Tiglat-Pilesar III ocupó y anexionó Galilea al Imperio
asirio; pocos años después se apoderó de Samaria, la capital del reino de Israel, y buena
parte de la población fue deportada y sustituida por colonos venidos del resto del
Imperio. Estos, en el transcurso de los años, se asimilaron perfectamente a la población
autóctona generándose una nueva entidad étnica y religiosa, el núcleo de lo que más
tarde sería el pueblo samaritano. Judá se convirtió en vasallo de Asiria para conservar su
independencia, hasta el año 610 aC cuando el rey de Babilonia Nobopalasar derrotó al
rey Asirio y se anexionó su territorio. Finalmente, su heredero Nabucodonosor se
apoderó de Palestina en el 598 aC, deportando a Babilonia al rey Joaquín y a su familia;
era el último rey de la casa de David. Durante el período descrito aparecieron los
profetas Jeremías, Daniel, Habacuc y Sofonías, y también Ezequiel, que fue a Babilonia
con el rey desarrollando allí su misión profética.

81
Tradición Judía

SEGUNDO TEMPLO

Entre los años 550 y 540 el equilibrio de fuerzas de la zona cambia totalmente. En
Persia se crea un nuevo imperio; Ciro, su fundador, se hace rápidamente con el control
de la región y en el 539 entra en Babilonia que se entrega sin presentar batalla. Un año
más tarde, en el 538, promulgó el famoso decreto con el que autoriza la repatriación de
los hebreos y la reconstrucción del Templo; son los tiempos de los profetas Esdrás,
Zacarías y Ageo. Aún tardaron 71 años en reconstruir de nuevo el Templo de Jerusalén.
Digamos, antes de continuar, que la construcción del Templo, la deportación a Babilonia
y su posterior liberación y reconstrucción del recinto sagrado, serán nuevamente
utilizados en la simbólica hebrea posterior para referirse a la creación primordial, la
caída adámica en la muerte y la consecuente regeneración mesiánica. Restaurado el
Templo se consolida el culto a su entorno así como la figura del Sumo Sacerdote como
cabeza visible de la comunidad judía. Es en esta época cuando la conciencia nacional
judía queda definitivamente coagulada entorno al Templo y a las Escrituras Sagradas.
Esdrás tuvo un papel destacado en este proceso. La estancia en Babilonia trajo como
consecuencia un hecho curioso: el pueblo judío, al menos en gran parte, parece que
olvidó la lengua hebrea y adoptó la aramea —por entonces hablada en Babilonia— y
esto indujo a los sacerdotes a traducir los textos bíblicos al arameo a fin de hacerlos
accesibles para el pueblo. Estas traducciones también incluían glosas explicativas de
gran interés, pues dejan entrever, a menudo, el sentido esotérico de los textos: son los
llamados targumim. Muchos de estos targumim se han perdido, aunque han llegado
hasta nosotros ejemplares de casi todos sus libros. Los más importantes son el llamado
Onkelos, el de los Profetas y el Yerusalmí.

En el año 332 Palestina es ocupada por Alejandro siendo incorporada, prácticamente sin
resistencia, al Imperio helenístico. A su muerte dos de los diversos reinos en los que se
dividió su imperio, los Ptolomeos de Egipto y los Seleúcidas de Asiria, se disputaron el
control del país. La sociedad judía fue parcialmente helenizada, el griego se convirtió en
la lengua franca y las costumbres paganas fueron asimiladas por la alta sociedad judía.
Después de un breve período de independencia, gracias a los Asmodeos (del 164 al 63
aC), los romanos conquistaron finalmente Jerusalén y más tarde nombraron rey a
Herodes, personaje extremadamente odiado por el pueblo.

Durante la época del segundo Templo, numerosos grupos de judíos se dispersaron por
todos los imperios helenísticos creando colonias por Egipto, Siria, Babilonia, Asia
menor, Chipre, Grecia, Italia y Persia. Fue en este contexto cuando los judíos de Egipto,
perfectamente helenizados, reclamaron una traducción al griego de la Biblia; según
explica la tradición, ésta se realizó durante el reinado de Ptolomeo II, en el siglo III aC.
En esta época nacen las sinagogas, se crean las primeras escuelas de la Tora y la religión
judía se extendió como nunca antes lo había hecho. De esta época, leemos en una
Historia del pueblo judío: 1

El imperio de la Tora, que abarcaba todos los aspectos de la vida sin excepción alguna,
fue una de las características más destacadas en el desarrollo del judaísmo en las
postrimerías del segundo Templo. [...] la Tora era siempre el único fundamento de la
vida judía, el armazón que mantenía unidas todas las partes de la nación.

1
En la p. 332.

82
Tradición Judía

Paralelamente a este culto a la ley, se desarrolla como rama indispensable suya la


tradición oral, —Tora be-alphe, la ‘Tora en la boca’— llamada halajá, «el camino por el
que transita Israel». Era la interpretación bíblica aplicada a todos los aspectos de la
conducta personal y colectiva de la sociedad judía. El maestro más destacado de esta
tradición oral fue Hilel el viejo. El concepto mesiánico y apocalíptico, generados en la
época de las profetas, consigue ahora su momento de esplendor. Es justo en este
momento de exaltación religiosa cuando aparece Jesús Cristo, encarnando en su persona
los vaticinios de los profetas. Sus seguidores reelaboraron los fundamentos básicos del
judaísmo, sin traicionar por ello su esencia, dándole un impulso universal.

LA DIÁSPORA

En el año 66 dC estalló la gran revuelta contra la ocupación romana, que acabó con el
asedio de Jerusalén y la completa destrucción del segundo Templo por Tito, hijo del
emperador Vespasiano; esto ocurrió en el año 70 dC. Con la destrucción del Templo el
culto fue abolido poniéndose, de esta forma, en serio peligro la subsistencia del
judaísmo como religión. Explica la tradición que durante el sitio de Jerusalén uno de los
más importantes rabinos de la época, R. Yojanan ben Zacai, consiguió huir escondido en
un féretro. Se instaló en la ciudad de Yabné y allí fundó una pequeña escuela de estudios
donde se centraron y sintetizaron todas las enseñanzas orales de la ley, consiguiendo así
transformar el culto del Templo en un culto familiar, salvando al judaísmo de su
desaparición. En el siglo II buena parte de esta tradición oral se puso por escrito dando
nacimiento a la Mishnah, un texto que, cargado con las minuciosas prescripciones de
conducta de la halajá, uniformó al pueblo en la obediencia de la ley. Al transformarse el
judaísmo en un culto familiar se aseguró su supervivencia para los tiempos futuros.
Entre los siglos III y IV a la Mishna se le añadieron los comentarios orales de la
Guemará, dando todo ello en conjunto al Talmud, que se convertiría en el eje de la vida
judía durante los siguientes siglos. Ciertamente, el Talmud tiene un sentido ligado al
comportamiento externo, halajá, pero esto no nos tiene que hacer olvidar su sentido
interno o esotérico, no siendo otro que la vía que sigue Dios a través del hombre, la vía
del reencuentro, la regeneración.

EDAD MEDIA

Desde la caída del Templo hasta los inicios del siglo VII dC, época de la expansión
musulmana, la población hebrea se extendió paulatinamente por toda Europa y el
mundo árabe formando colonias de mayor o menor tamaño sin un centro territorial
definido. A pesar de esta dolorosa dispersión, el genio judío no se agotó. Entre los siglos
VI y X y hasta el XII aparecieron, como una prolongación del Talmud, nuevos
comentarios de la Biblia, los Midrashim, palabra cuya raíz significa ‘interpretar,
escrutar’; su fuente sigue siendo la tradición oral. Los principales son: el Midrash
Rabba, el Midrash haGadol, Midrash Tanhuma... A partir del siglo X la exégesis
religiosa no se limita a la región de Oriente Medio sino que se extiende por toda Europa

83
Tradición Judía

y el Norte de África.

A finales del siglo XII, la sabiduría judía se codifica de nuevo en las formas y cristaliza
en una nueva escuela esotérica que fascinará a los siglos posteriores: la cábala. El
movimiento aparece en Occitania y se extendió rápidamente por el mundo judío; sus
principales textos son, entre otros, el Sefer haBahir, el Sefer Yetsirá, y sobre todo el
Zohar, aparecido en Toledo durante el siglo XIII. Los principales autores: Rashí,
Najmánides, Recanati, Isaac Luria, etc.

En el siglo XIV comienzan las primeras persecuciones masivas y las conversiones


forzosas de judíos en España que culminaron con su expulsión en 1492; estas
persecuciones se generalizarían con mayor o menor virulencia por toda Europa a lo
largo de los siglos posteriores. En España la represión y la clandestinidad no
consiguieron ahogar al genio judío que seguía produciendo obras, prolongándose ahora
en el anonimato y bajo la cobertura de la llamada novela picaresca. Según algunos
estudiosos, el mismísimo Quijote de Cervantes es un verdadero monumento a la
«kaballería» 2 andante. A pesar de estos autores aislados, la tradición judía vivía una
penosa situación de oscuridad.

EL BAAL SHEM TOB Y RABÍ ASHLAG

En 1700 nace en Polonia el Baal Shem Tob quien, considerado como un auténtico
conocedor, pone en marcha un movimiento, el jasidismo, que se propagó por toda
Europa y Rusia reavivando considerablemente la religiosidad judía. La sabiduría de este
movimiento ha llegado hasta nosotros en forma de cuentos, Los cuentos jasídicos. 3 La
genealogía de estos maestros llega hasta bien entrado el siglo XIX. El fervor mesiánico
que envolvió al movimiento jasídico les apartó con el tiempo del estudio de la letra,
cosa que en otros círculos se consideró un síntoma de decadencia. Rabí Hayyim de
Volozhym escribió un excelente tratado apuntando este error: El espíritu de vida. 4

Pero las vicisitudes y las persecuciones del pueblo judío no terminaron, culminando con
la exterminación de seis millones de ellos durante la Segunda Guerra Mundial. En 1948
se crea en Palestina el estado de Israel y multitud de judíos de todas partes del mundo
regresan a su nueva patria. Sin embargo nadie piensa en reconstruir el Templo, puesto
que aseguran que «el estado es ahora nuestro templo». En este desierto tradicional
destacamos la luz de Rabí Ashlag, guardián de la sinagoga del Meah Shearim, el barrio
ortodoxo de Jerusalén. Muy poco se sabe de él pero a su muerte, hacia 1940 aprox., se
descubrió su obra extraordinaria (particularmente su traducción glosada del Zohar, 5
trabajada en el silencio. Posiblemente la última gran luz de Israel.

ANTIGUO TESTAMENTO Y HERMETISMO

2
D. Aubier. Citada en la bibliografía.
3
Ídem respecto a la obra de Martín Buber.
4
La Puerta nº 25-26; pp. 69 y ss.
5
Texto original en arameo con traducción glosada al hebreo de Rabí Ashlag, en 22 volúmenes.

84
Tradición Judía

Constantes son las referencias de todos los maestros alquimistas a diferentes fragmentos
del Antiguo Testamento para ilustrar los diversos procesos de la Gran Obra. En el
Acuario de los sabios 6 leemos:

Esto nos ha sido significado en el Antiguo Testamento y en otros lugares mediante


ciertos ejemplos como el sacrificio de Isaac, la escalera de Jacob, la venta y admirable
establecimiento de José, la serpiente de bronce, Sansón, David y Jonás.

Sin embargo no parece que los judíos hayan tenido el menor interés por el gran arte.
Aunque resulta imposible afirmar o negar nada en este sentido, pues prácticamente
todos los adeptos se han rodeado del más estricto anonimato, es evidente que en ningún
texto esotérico judío aparecen claras referencias a la Piedra Filosofal o a la terminología
hermética que ella ha engendrado. Esto se puede explicar si se piensa que los primeros
textos abiertamente alquímicos aparecen a partir del siglo XIV, iniciando un
movimiento que culminará en el XVII, abarcando así toda la época de las persecuciones
de que fueron objeto los judíos en Europa; si bien esta explicación parece suficiente,
tampoco sería definitiva: la comunidad judía también estuvo presente en Alejandría
entre los siglos III y VII aC, el otro período histórico en cual se ha producido literatura
alquímica, y en esta ocasión no habían persecuciones que justificasen esta ausencia de
expresión alquímica. La explicación más plausible la buscaríamos en el extremo pudor
con que los maestros judíos han hablado siempre sobre sus misterios, un pudor que si
por una parte ha protegido a sus sabios y a su tradición de la curiosidad profana, por
otra ha dificultado enormemente el estudio exegético de sus textos.

No obstante las obras medievales abiertamente alquímicas hacen pensar en secretos


vínculos entre la comunidad judía y los maestros del arte que las inspiraron. En efecto,
la palabra utilizada por los maestros para designar su horno es atanor, un término
netamente hebreo ‫ התנור‬que significa simplemente ‘el horno’; una palabra habitual para
designar a su mercurio es azot, trascripción de la palabra hebrea ‫ הזות‬que significa ‘la
ésta’ y que se refiere a la exclamación hecha por Adán al ver a Eva por primera vez
«ésta esta vez es carne de mi carne». Según los comentaristas hebreos zot, ‘ésta’, alude
a la bendición. Igualmente significativa es la historia de Nicolás Flamel, uno de los más
famosos adeptos del siglo XIV; es gracias a un libro titulado Abraham el judío,
príncipe, sacerdote levita, astrólogo y filósofo. Al pueblo judío, por la ira de Dios
dispersado en las calles, 7 que se interesa por el gran arte y es gracias a un tal Maese
P13F P

Chances, judío converso, que consigue descifrarlo puesto que «aunque estuviera muy
inteligentemente representado y pintado, nadie hubiera podido comprenderlo sin estar
muy avanzado en su Cábala traditiva y sin haber estudiado a fondo los libros».

6
Anónimo. La Puerta. Esoterismo cristiano; p. 78.
7
El libro de las figuras jeroglíficas; p. 9.

85
ANTIGUO TESTAMENTO

Antes de abordar el resumen exegético del Antiguo Testamento, debemos hacer una
advertencia: nada puede parecer más imposible de sintetizar para una mente humana
que el inmenso y riquísimo mundo de la hermenéutica judía. Constantemente
encontramos en un único texto varias versiones distintas y explicativas sobre un mismo
episodio bíblico, versiones aparentemente fantasiosas y sin que a primera vista parezcan
tener nada que ver entre sí. Es fácil, pues, perderse en el variopinto mundo de la
exégesis judía y hacer decir a los textos lo que nunca han dicho. Por nuestra parte, tan
sólo podemos esperar no habernos equivocado demasiado en la selección de los
fragmentos citados y con respecto al sentido que de ellos proponemos.

LA TORA

Según las disposiciones rabínicas, el rollo de la Tora que se utiliza en la sinagoga ha de


estar escrito sin vocales y sin puntuación. Eliyahu Kohén Itamari de Esmirna 1 da de esto
una explicación:

Hace referencia al estado de la Tora tal como existía ante la faz de Dios y antes de que
fuera entregada a las esferas inferiores. Pues existía ante Él una serie de letras que no
estaban ordenadas en palabras, tal como es ahora el caso, ya que la correspondiente
ordenación de las palabras se había de efectuar según la manera de comportarse de
nuestro mundo terreno. A causa del pecado de Adán, Dios ordenó las letras que se
encontraban ante Él formando palabras que describirían la muerte y otras cosas
terrenales. [...] Sin pecado no hubiera habido, desde luego, muertes. Las mismas letras
se hubieran juntado en palabras que nos hubieran contado una historia diferente [...]
[Cuando venga el Mesías] suprimirá Dios las combinaciones literales que forman
actualmente las palabras de nuestra Tora y realizará nuevas combinaciones de palabras,
de las que se originarán nuevas frases que hablarán de otras cosas.

Hay, pues, una Tora para ser leída en este mundo de exilio y otra para ser leída en la
época del Mesías. La vía de un mundo al otro es el secreto de la Tora.

LA BEIT Y EL RESHIT

1
Cit. Gershom Scholem; p. 81.

87
Antiguo Testamento

Sobre la primera palabra del texto bíblico «En el principio» —en hebreo ‫בראשית‬
bereshit—, se han escrito infinidad de comentarios. La primera letra es una beit ‫ ב‬es la
partícula ‘en’. Se escribe con mayor tamaño que las demás letras para destacar su
importancia (recordemos que en hebreo no existen mayúsculas). Leemos en el Libro del
Bahir: 2

¿Por qué la Tora comienza por la beth? Porque alude a la primera brajá ‘bendición’, que
también comienza por esa letra. ¿Y cómo sabemos nosotros que la Tora es llamada
«bendición»? Por el pasaje del Dt 33:23 «Lleno de la bendición de ‫יהוה‬, la mar y el sur
sean su heredad». La mar es la Tora, puesto que en Job 2:9 está escrito: «Es más vasta
que la mar». ¿Y qué significa «lleno de la bendición de ‫ ?»יהוה‬Significa que en todas
partes en donde aparezca la beth se alude a un lenguaje de bendición.

La beit se escribe con un punto en su interior, ‫בּ‬, es un daguesh y sirve para indicar una
pronunciación dura. Este daguesh da pie al siguiente comentario: 3 P136F

La letra beit de bereshit es la Casa del mundo. Ella será regada por el río que la penetra.
[Respecto a este misterio, está escrito en] Gén 2:10: «Y un río sale del Edén para regar
el jardín».

En la primera letra está, por tanto, todo el misterio resumido: la unión del cielo con la
tierra.

En cuanto a la beit he aquí lo que indica: Dos términos se unen, dos puntos de los cuales
uno está escondido y disimulado y el otro se presta a ser desvelado. Y como no hay
ninguna separación entre ellos son llamados reshit ‘principio’ uno y no dos. Coger a uno
es coger al otro, juntos son uno. Ya que Él y su Nombre son uno, así como está dicho:
«Ellos sabrán que Tú y tu nombre YHVH Tú eres único». 4 137F

Si en la beit está todo contenido, el reshit lo es todo.

Este versículo nos dice: Explícamelo tal como lo han explicado nuestros maestros: El
mundo ha sido creado por la Tora que está llamada «Reshit [comienzo] de su vía. (Prov
8:22)» y por Israel que está llamado «Reshit de su cosecha. (Jerem 2:3)». 5 138F

Así pues, reshit alude a la Tora y a Israel. El Midrash Rabba 6 comenta la palabra de la
P139F P

siguiente manera:

«Yo estaba a su lado “amon” (Prov 8:30)» [...] Amón es ouman ‘artesano, obrero’. La
Tora declara entonces: Soy yo quien fue el instrumento del Santo Bendito Sea en su
obra (oumanoutu). La costumbre en vigor en el mundo es que un rey de carne y hueso
que construye un palacio no lo construye fiándose de su juicio sino del de un artesano.
O el artesano no lo construye tampoco fiándose de su juicio sino que tiene planos y
tabletas para saber cómo él debe hacer las habitaciones y las puertas. Así el Santo
Bendito Sea mira en la Tora y crea el mundo y dice la Tora: «Con Reshit creó Elohim».
Y no hay Reshit sino la Tora, según lo que dices «El Señor me poseyó Reshit de su vía.
(Prov 8:22)».

2
Cap. III; p. 16.
3
Zohar. Tomo I. Ed. Verdier; p. 174.
4
Zohar. Tomo I; p. 60
5
Comentarios de Rashí sobre Génesis 1:1.
6
I 1; p. 32.

88
Antiguo Testamento

En consecuencia, la Tora-reshit es el instrumento de la creación, lo cual podríamos


asimismo interpretar como el lugar o la materia de la creación, pues el comienzo del
Génesis también puede leerse así: «Con [el] reshit creó...». 7 La letra beit y la palabra
reshit aluden pues al misterio de la creación perfecta.

Si la letra beit es la «casa del mundo», la tierra estéril, el reshit es el influjo celeste que
la hace reverdecer, expresado esto por el punto daguesh. En la obra de alquimia ya
citada Preceptos e instrucciones del padre Abraham a su hijo 8 encontramos una curiosa
referencia que muy bien podría aplicarse a lo que estamos tratando:

¡Ah!, acuérdate, hijo amado, de nuestras Letras sagradas; penetra en su sentido: hallarás
la vida. Sí, podrás explicar, con un contento inexpresable, los encantadores cuadros del
genio de los humanos. Toma tu lápiz para dibujar un punto; él sólo puede instruirte,
pues lo encierra todo.

«Hay una sola creación en todas partes y siempre» decía Cattiaux; ésta se puede
expresar en términos cosmogónicos, la creación del mundo; antropomórficos, la
creación del hombre; o estrictamente herméticos, la creación de la Piedra bendita,
siendo ésta la más exacta y precisa.

Se impone una aclaración: teniendo en cuenta que la Tora que leemos ha sido escrita en
función de nuestro exilio en la muerte y que el secreto de su mensaje consiste en el
retorno a la vida, más que de creación tendríamos que hablar de «recreación» o
regeneración. Así, la Tora no habla de la creación del mundo y del hombre tal como lo
entienden los cosmólogos y antropólogos modernos sino que habla de su recreación o
regeneración, cuya expresión más explícita es en términos herméticos o alquímicos,
pues la Piedra Filosofal y el elixir que con ella se compone son los únicos capaces de
reconvertir integralmente al hombre caído en el dios que fue en otro tiempo. Todo el
cuerpo literario de que se compone la tradición no es más que una corteza para esconder
los secretos de este arte.

ADÁN Y EVA. LA CAÍDA

Varón y hembra creólos, y bendíjolos y les puso por nombre Adán en el día de crearlos.
(Gén 5:2)

Tenemos aquí a un ser con dos sexos: Adán era andrógino. Pero, ¿qué pasó en los
albores de la humanidad? y ¿por qué Dios se retiró del hombre y éste cayó en su
solitario exilio con la muerte? Es la consabida historia del pecado original, de la
desobediencia a la ley de Dios y la absorción del fruto prohibido que provocó nuestra
expulsión del paraíso terrenal. Era el fruto de un árbol doble, compuesto de bueno y de
malo: mixto. Aquí la dualidad no es de sustancias puras (como vimos con el Nun-Atum

7
No estaría de más recordar aquí al dios babilónico Apsu, «el agua dulce primordial», y cómo Ea y su
esposa Damkira, «señora del cielo y de la tierra», establecieron en él su morada y engendraron allí a
su hijo Marduk.
8
Op. cit.; p. 12.

89
Antiguo Testamento

de Heliópolis), una de ellas era tiniebla y muerte (como Apsu-Tiamat en el Enuma Elis)
y por ello el Adán primordial fue infectado, enfermando de muerte. Con otras palabras,
pero significando lo mismo, lo explica el Zohar. 9

Los hombres de la Gran Mezcla son los hijos de la serpiente primordial que sedujo a
Eva. La Gran Mezcla está hecha del veneno que esta serpiente inoculó a Eva y del cual
fue engendrado Caín.

Eva, pues, fue infiel y la humanidad bastarda el fruto de su infidelidad, en este caso
representado por Caín. Pero, ¿a qué se debió este funesto desliz? Los rabinos han
rodeado el tema con un velo de pudor difícil de levantar. Según parece, Eva, seducida en
sueños por la serpiente, introdujo el mal en el compuesto adámico. Digamos de paso
que esta infección alcanzó a toda la creación, pues…

Eva hizo comer también [el fruto prohibido] al ganado, los animales salvajes y las aves.
Todos le obedecieron. 10

En el Evangelio Gnóstico de Felipe se recoge una explicación del porqué del funesto
incidente muy interesante. Su carácter de evangelio cristiano (y además gnóstico) no
anula su valor como elemento de exégesis para la tradición judía; en realidad, el
cristianismo nace como una rama cristalizada de la riquísima tradición oral judía. El
Evangelio de Felipe alude a la unión de Adán y Eva, y como la muerte vino causada por
su separación: 11

Si la mujer no se hubiera separado del hombre, no moriría con él. Su separación fue el
principio de la muerte. [...] En verdad quienes se hayan unido en la cámara nupcial ya
no estarán separados. Así, Eva se separó de Adán porque nunca estuvo unida con él en
la cámara nupcial.

Nuestro andrógino antepasado era púber. Las dos partes que constituían al hombre
primordial no se habían fusionado en un matrimonio indisoluble. Eva no había conocido
aún al verdadero macho para el cual había sido creada. Inocente e ignorante, se dejó
seducir por las sugestiones de un espíritu al que después quedará ligada en forma de
destino astral; un espíritu sin cuerpo, no lo olvidemos, que nunca la podrá satisfacer
como lo habría hecho su macho corporal. Comiendo del fruto mezclado se consumó la
infidelidad a la que Eva fue inducida. Los rabinos relacionan, aunque muy sutilmente, el
placer sensual con el acto de la manducación: Eva y Adán, comiendo del fruto
prohibido, experimentaron un gozo al cual no estaban destinados. Nahmanides 12 dice:

Los frutos del Jardín del Edén eran absorbidos por los miembros de la misma manera
que el maná y estos frutos preservaban a quienes los comían. Pero cuando fue decretado
referente al hombre «Y comerás la hierba de los campos... (Gén 3:18)», el hecho de
comer su pan con el sudor de su frente, se volvió para él la causa de su muerte.

Este placer impuro supuso la disolución del joven compuesto adámico. En su reunión
está la clave de la regeneración. Nuevamente en el Evangelio de Felipe 13 leemos:

9
Tomo I; p. 161.
10
Midrash Rabba XIX 5; p. 217.
11
Cit. en La Puerta nº 17; p. 45.
12
Comentarios al Génesis.
13
La Puerta nº 16; p. 56.

90
Antiguo Testamento

Cuando Eva todavía estaba en Adán, la muerte no existía. Cuando fue separada de él, la
muerte comenzó a existir. Si él vuelve a completarse y alcanza su ser anterior, la muerte
no existirá más.

NOÉ Y EL DILUVIO

Para que esta reunión se produzca es necesario primero eliminar del compuesto la parte
impura adquirida con el funesto desliz. Esta enseñanza parece estar incluida en la
narración del diluvio en época de Noé. Según cuentan los rabinos, en dicha época nadie
se acoplaba con su semejante, la confusión sexual era total:

Rabí Azaría dijo en nombre de Rabí Yehouda bar Rabí Simeón: en la generación del
diluvio todos los seres estaban corrompidos. El perro se acoplaba con el lobo, el gallo
con la pava, es lo explicado: «Ya que toda carne tenía una conducta pervertida sobre la
tierra (Gén 6:12)». Incluso la tierra se comportaba de forma perversa. Se sembraba en
ella trigo y daba cizaña. 14

Si decíamos que Caín fue el hijo de Eva y de la muerte, es justamente este hijo
desnaturalizado quien será redimido por las aguas del diluvio. Dice el Midrash Rabba: 15

«Lavaré [del verbo ‫םחה‬: ‘lavar, borrar’] toda criatura viviente. (Gén 7:4)» [...] Rabí
Leví, en nombre de Rabí Resh Lakish, dijo: Es Caín, ya que estaba en suspenso para el
juicio y vino el diluvio y lo lavó. Por eso está escrito «Y fue lavada toda sustancia
viviente (Gén 7:23)».

El protagonista real de la historia del diluvio fue Noé, el constructor del arca; es en su
interior donde se producirá la purificación. Leemos en el Midrash Rabba: 16 P149F

«Tú dispondrás el arca en compartimentos (quinin) (Gén 6:14)». En depósitos y


habitaciones. Rabí Itshak dijo: del mismo modo que el nido (quen, ‘pareja de pájaros’)
purifica al leproso, 17 tu arca te purificará.
150F

Las aguas del diluvio separan, pues, lo bueno de lo malo.

Está escrito: «La casa de los malvados será arruinada y la tienda de los hombres rectos
florecerá. (Prov 14:11)». «La casa de los malvados será arruinada» nos envía a la
generación del diluvio, y «la tienda de los hombres rectos florecerá», nos envía a Noé. 18 15F

Noé —en hebreo noah ‫ —נח‬es anagrama de gracia —jen ‫—חן‬. Si hasta su generación,
decíamos, reinaba el desorden y la confusión, con su venida se restableció el orden y la
obediencia.

Rabí Yohanan dice: Cuando el Santo Bendito Sea creó el primer Adán, le dio
14
Midrash Rabba XXVIII 8; p. 305.
15
Op. cit., XXXII 5; p. 333.
16
Op. cit., XXXI 9; p. 323.
17
El nido es de pájaros y se refiere al rito de purificación de los leprosos narrado en Lev 14.
18
Midrash Rabba XXX 1; p. 311.

91
Antiguo Testamento

dominación sobre todas las cosas: el buey estaba en paz con el campesino, y el surco
también. A partir del momento en que el hombre pecó se rebelaron contra él: el buey no
escuchó al campesino, y el surco tampoco. Pero cuando se levantó Noé, estuvieron en
reposo. Y, ¿cómo lo sabemos? Porque está escrito: «Durante seis días harás tu trabajo.
En el séptimo día descansarás a fin de que tu buey y tu asno tengan descanso (Éx
23:12)». 19

La alusión al séptimo día es sutil pero precisa. Noé culmina la obra de la recreación,
llega pues al reposo del séptimo día en el que los cuerpos y los espíritus recuperan la
paz adámica. El macho y la hembra reposan por fin en su cámara nupcial.

Los siete días de la creación, la misma creación de Adán, el diluvio y la historia de los
tres patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, no aluden más que a la obra de la regeneración,
a la sustancia en la cual ésta se basa y a la forma en cómo hay que tratar a dicha
sustancia.

LA TIERRA APHAR

«Dijo Elohim, haremos al Adán...» (Gén 1:26). Comentario de Nahmanides: 20

Elohim dijo «haremos», como para decir: Yo y la tierra (adamah) mencionada hagamos
el Adán. La tierra hará salir el cuerpo de sus elementos, tal como él lo hizo para los
animales domésticos y salvajes, como está dicho en Génesis 2:7 «y Elohim formó el
Adán del polvo de la tierra (aphar min adamah)». Y el Santo Bendito Sea, le dio el
soplo de la boca del Altísimo, como está escrito: «Y sopló en su nariz un soplo de vida
(Gén 2:7)».

De este polvo —aphar— de la tierra, el Zohar 21 comenta:

Es de aphar que surgen todos los frutos, lo contiene todo y está arriba y abajo.
Explicación: La esposa de la «cara corta» es llamada aphar; contiene todos los mundos
y sus producciones.

La «cara corta» designa en el Zohar a Dios en su aspecto de rigor en contraposición a la


«cara larga», su aspecto de su misericordia. Los rabinos dicen que Dios espera de
nosotros que transformemos el cólera en amor, la «cara corta» en «cara larga». En
general la «cara corta» o Dios de rigor designa al Dios del cielo que permanece colérico
hasta que no se le ha ofrecido un lugar en la tierra (aquí aphar) donde poder reposar y
manifestarse. Parece ser que este Dios de cólera es el Dios no manifestado, un Dios
insatisfecho que espera ser buscado y hallado por el hombre para poderse convertir en
Dios de amor. De las enseñanzas de los rabinos se desprende que ésta fue la razón por la
cual Dios creó a Adán: para conocerse, para expresarse. Así el Dios de cólera se refiere
también al Dios sepultado en el hombre, un Dios colérico, vejado y olvidado, y el Dios
de amor al Dios del cielo, el único que puede rescatarlo. En realidad la cuestión no está
muy clara y probablemente lo más acertado sea opinar que con «Dios de cólera» se

19
Midrash Rabba XXV 2; p. 276.
20
Comentarios al Génesis.
21
Cit. en La Puerta nº 4, 1ª época; art. Referente al polvo adámico. Carlos del Tilo; p. 38.

92
Antiguo Testamento

significa al Dios no reunido, tanto celeste como terrestre, y con «Dios de amor» al Dios
reencontrado, el fruto de la unión del que está arriba con el que está abajo. Siguiendo
con el Zohar, 22 se precisa sobre aphar:

Rabí Yehoudah dijo: Si así es, si aphar es tan estimado, ¿cómo se explica «Del polvo
retira al pobre (I Samuel 2:8)»? Respondió: Su sentido es el rebajamiento, ya que la
esposa designada por aphar no tiene nada por sí misma y no es nada, recibiéndolo todo
de la cara corta. Y de este polvo, que no posee nada hasta que no está unido en
matrimonio con la cara corta sale el pobre que no tiene nada, pero de este polvo,
cuando está unido en matrimonio con la cara corta, surgen todas las producciones y
todos los bienes de este mundo, y en él están hechas todas las obras del mundo, según lo
que está escrito «Todo era a partir del polvo y todo vuelve al polvo (Ecl 3:20)». «Todo
era a partir del polvo» según la tradición abarca incluso a la esfera del sol.

Debemos ver pues, en el minúsculo daguesh fecundando a la beit, el aliento de vida


insuflado por el Altísimo en el cuerpo de Adán o unión del Dios del cielo con la tierra
empobrecida. Aquí tenemos el origen de una de las virtudes más estimadas, la caridad,
condensada en un solo punto. Ciertamente no es un polvo cualquiera el que sirvió para
crear al hombre, un hombre puro que no conocía la muerte. Ireneo Filaleteo 23 describe
al misterioso soporte de su arte en estos términos:

La tierra de la que hablo es un misterio; es el Coelum Terrae y la Terra Coeli ‘cielo de


tierra y tierra de cielo’; no se trata pues de una tierra sucia y polvorienta sino de una
tierra muy secreta, celeste e invisible.

Según la tradición judía «abarca incluso la esfera del sol»:

Cantad a Dios, su Nombre celebrad; [...] al que cabalga en las llanuras celestes, 24 en Yah
su nombre, y exultad a su vista. (Sal 68:5)

ABRAHAM

No suponemos que sea otra la tierra que fue entregada en herencia a Abraham y a su
descendencia. Una tierra celeste a cuyas alturas la tuvo que ir a buscar. En efecto, en
Gén 15:5, cuando Dios hace la alianza con él, leemos: «Y lo hizo salir fuera». El
comentario del Midrash Rabba 25 dice:

«Lo hizo salir fuera (jutsa)». Comentario de Rabí Yehochoua de Sikhnin en nombre de
Rabí Lévy: Lo ha puesto a él fuera de este mundo porque está escrito «¡Lo hizo salir
fuera!» Verdaderamente, le hizo contemplar los caminos celestes, según las palabras
«Cuando aún no había hecho ni la tierra ni los espacios celestes (jutsot) (Prov 8:26)».
Comentario de Rabí Yehoudah bar Rabí Simeón en nombre de Rabí Yohanan: Él se
elevó por encima del arco del firmamento; el texto precisa en efecto «mira (abet) hacia
el cielo», pues abata es una mirada lanzada de arriba abajo.

22
Idem La Puerta; p. 38.
23
Tratado del cielo terrestre; op. cit.; p. 14.
24
En hebreo ‫ערבה‬, ‘llanura, desierto, lugar salvaje’; ‘nube, cielo’.
25
Op. cit. XXXXIV 12; p. 458.

93
Antiguo Testamento

Parece ser que Abraham sube al cielo arquetípico. 26 Pero no es únicamente una visión,
es también una entrega; en efecto, en el versículo siguiente se puede leer:

Yo soy Adonai, que te saque de Ur de los caldeos para darte esta tierra en legítima
posesión. (Gén 15:6)

En posesión de la materia ya sólo queda ponerla a conocer. En el versículo 17 del


mismo capítulo, leemos:

[...] surgió un horno (atanor‫ )התנר‬humeante y una antorcha de fuego, que pasó por entre
aquellos trozos de las víctimas.

Son las víctimas del sacrificio expiatorio ofrecido a Dios por Abraham por orden suya,
explicado en los versículos 9-10:

Cógeme una becerra, una cabra y un carnero que tengan tres años, una tórtola y un
pichón. Cogió, pues, todo esto y partiólo por medio, poniendo cada porción una enfrente
de otra.

Si del horno prácticamente nadie hace ningún comentario, de las víctimas el Midrash
Rabba 27 hace uno muy interesante:

Rabí Yehochoua ben Lévy comentó: El Santo Bendito Sea mostró a Abraham la división
del mar Rojo. En efecto, las palabras «pasaron entre los animales cortados» nos envía
al versículo: «Aquel que cortó el mar Rojo en trozos (Sal 136:13)».

Cruzando el mar Rojo no parece que Moisés «obrase» de forma diferente a como lo
hizo el patriarca Abraham. Creemos ver aquí el principio de la Obra. Baque de Bufor, en
su Resumen de los cambios progresivos por los que tiene que pasar la primera materia
de la obra hermética para alcanzar el grado de disolvente universal, 28 dice:

1er. CAMBIO
La materia se convierte en Agua mercurial. Es el Mar Rojo de Moisés. El mar por el que
volvieron a Egipto, Osiris y Baco después de su expedición.

El Midrash 29 hace una precisión muy interesante: no sólo todos los sabios-profetas a
partir de Abraham realizaron la misma «obra» sino que, naturalmente, también los
anteriores al patriarca.

«A tu descendencia Yo he dado este país (Gén 25:18)». Comentario de Rav Houna y de


Rabí Dostai en nombre de Rabí Chemouel bar Nahman: La palabra del Santo Bendito
Sea tiene en ella sólo una acción, como atestigua el versículo «A tu descendencia yo he
dado», no está escrito «Yo daré este país», sino «Yo he dado». De igual forma, dijo Rabí
Yeoudan en nombre de Rabí Abba bar Kahana: no está escrito «hablarán así los
redimidos de IHVH, aquéllos que Él liberará» sino «aquéllos que Él ha liberado (Salm
107:2)».

26
Ya hemos hablado de él, en la explicación de la Teología tebana, con los comentarios de Esprit
Gobineau de Montluisant.
27
Op. cit.; XXXXIV 21; p. 466.
28
Op. cit.; p. 207.
29
Op. cit.; XXXXIV 22; p. 467.

94
Antiguo Testamento

MOISÉS Y EL SINAÍ. JACOB Y LA VISIÓN DE LA ESCALA

Abordamos ahora el fragmento más famoso de la historia de Jacob, nieto de Abraham:


nos referimos a la visión de la escala. A pesar de que no hemos sabido encontrar ningún
texto que relacione ambas experiencias (como ocurre en el caso del sacrificio de
Abraham y el paso del mar Rojo o, como veremos más adelante, en la visión de la
escala y el monte Sinaí) no dudamos en ponerlas en relación directa. La Escritura no
habla sino de una única experiencia: cómo y con qué el hombre puede conocer a Dios,
contado —eso sí— de mil y una forma diferentes. El conocimiento de la materia en la
historia de Jacob está explicado de forma distinta a la de su abuelo Abraham. Así pues
Jacob no sube al cielo arquetípico, sino todo lo contrario, él ve de abajo a arriba. Quizás
el secreto esté en saber complementar ambas experiencias...

Ven a ver lo que está escrito: «Él soñó: he aquí que una escalera estaba levantada en el
suelo y la parte de arriba tocaba el cielo y los ángeles de Elohim subían y bajaban por
ella (Gén 28:12)». Él [Rabí Isaac] hizo un comentario, citando: «Ha sido, fue (hayo-
haya) la palabra de Adonai a Ezequiel (Ez 1:3)». [...] «Ha sido, fue» ¿qué significa esta
redundancia? «Ha sido (hayo) arriba, fue (haya) abajo», como está dicho: «Una
escalera estaba levantada en la tierra y la parte de arriba tocaba al cielo». Ella cogía
de arriba y ella cogía de abajo. «Hoyo-haya»: uno arriba, el otro abajo. Ven y ve: esta
escalera estaba consolidada en los dos mundos. 30

Entendemos aquí a la materia sobreceleste en su divina corporificación. El afortunado


Jacob ha encontrado el lugar, el único lugar, donde semejante corporificación puede
llevarse a término. En un texto alquímico llamado Gabinete hermético, encontramos
descrita la necesidad de este soporte.

El agua que utilizamos contiene todas las virtudes del cielo y la tierra. Le es necesario
un cuerpo particular (sal virginal) que le sirva de receptáculo. Una tierra atractiva donde
pueda encontrar un principio susceptible de recibirla y de darle corporeidad.

El resultado es una montaña santa, que en Egipto fue la montaña del dios Atum y aquí
será la montaña del Sinaí:

La escalera es el Sinaí, Jacob vio que sus hijos recibirían la Tora sobre el Sinaí. La
palabra escalera tiene el mismo valor numérico que la palabra Sinaí, [=130]; el Sinaí
está plantado en el suelo y se considera que su cima llega hasta el cielo. 31

Del Sinaí recibió Moisés la Tora-reshit. E.H. 32 nos hace leer con atención el texto
original, comentándolo de la siguiente forma:

¿De quién recibió Moisés la Tora? Del Sinaí. El texto no dice «sobre» el Sinaí, sino
«del» Sinaí. ¿De qué se trata?
Existen dos etimologías posibles para la palabra Sinaí que no son necesariamente
contradictorias. Según la primera, el sentido sería ‘zarza de espinas’, lo que nos

30
Zohar. Tomo II; p. 323.
31
Zohar. Tomo II; p. 329.
32
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 317.

95
Antiguo Testamento

recuerda la zarza ardiente del monte Horeb, como si en realidad las dos montañas no
fuesen más que una sola. No nos ocuparemos aquí de este primer sentido, sino del
segundo, que sería el de ‘barro’.

Las montañas se pusieron a manar este Sinaí, en presencia del Señor Dios, en
presencia del Señor Dios de Israel. Cántico de Débora. (Jueces 5:5)

Así, Moisés habría recibido de un barro, o a su contacto, el don de la Tora. Este último
sentido alude, [...] a los misterios de la quymica cabalística, ya que no hay cábala sin
química, ni química sin cábala.

«Recibió del Sinaí», el verbo recibir es kibel, de aquí el nombre de cábala. La Mishna
explica cómo este don se transmite secretamente de generación en generación:

Moisés recibió (kibel) la Tora del Sinaí, luego la transmitió a Josué; Josué la transmitió
a los Antiguos; los Antiguos a los Profetas y los Profetas a los hombres de la Gran
Asamblea. 33

Si dicen que Abraham mira de arriba a abajo, Jacob al contrario ve de abajo a arriba; si
Abraham sale del mundo corporal, Jacob parece penetrarlo. Sin embargo, el resultado es
el mismo: la promesa de una herencia que ya nunca le será quitada...

...te daré la tierra sobre la que yaces a ti y a tu descendencia. (Gén 28:13)

Los dos lugares no parecen ser sino el mismo, el lugar de la secreta unión del cielo con
la tierra. Del lugar donde sueña Jacob dice el Zohar: 34

«Es la puerta del cielo (Gén 28:17)». Es ciertamente la puerta del cuerpo, es una puerta
por la cual se vierten las bendiciones abajo. Ella está colgada arriba y está colgada
abajo. Ella está colgada arriba según las palabras «Es la puerta del cielo», ella está
colgada abajo según las palabras «Esto no es sino la casa de Elohim». Es por esto que
«Él tuvo miedo y dijo: que terrible es este lugar».

Antes de ser Beit-El, ‘casa de Dios’, este lugar tenía, en hebreo, otro nombre: Luz.

Y denominó a aquel lugar Bet-El; empero, el nombre de la ciudad era al principio Luz.
(Gén 28:19)

Luz significa ‘almendra’ y, en sentido figurado: ‘base, fundamento esencial’.

Adriano —que sus huesos sean triturados— interrogó a Yeoshua ben Hananiah y le dijo:
«¿De dónde el Santo Bendito Sea hará germinar al hombre en el mundo porvenir?» [la
resurrección en la cual no creía Adriano]. Rabí Yeoshua le respondió: «Del núcleo (luz)
de la columna vertebral».[Se refiere a la pequeña vértebra coxidial, base de todas las
demás]. «¿Cómo lo sabes?», le dijo. «Ponlo en mi mano y yo te lo haré saber». Rabí
Yeoshua lo molió en un molino y no fue molido, lo arrojó en el fuego y no fue
quemado, lo hundió en el agua y no se disolvió, lo puso encima de un yunque y empezó
a pegarlo con un martillo y el yunque se quebró y el martillo se rompió; pero el hueso
no sufrió daño. 35

33
Idem E.H.; p. 316.
34
Op. cit. Tomo II; p. 328.
35
Midrash Rabba XXVIII 3; p. 300.

96
Antiguo Testamento

Éste parece ser el receptáculo adecuado para la bendición divina; sería la beit de la que
hablábamos al principio, sepultada en el interior del hombre y que ha de ser animada
por el daguesh, el supuesto objetivo del viaje de Abraham al cielo arquetípico. Una y
mil veces siempre la misma historia: la unión de lo que está arriba con lo que está abajo.

EL NOMBRE DE ABRAM

Esta incorporación del mundo sobreceleste al cuerpo terrestre está nuevamente


explicada en la historia del nombre de Abraham.

No se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham. (Gén 17:5)

A su antiguo nombre se le incorpora una letra, una he ‫( ה‬la quinta letra del alfabeto).
Para entender el significado de esta letra y su función hemos de recurrir a otro versículo
del texto bíblico.

Estas son las generaciones del cielo y la tierra en su creación (be-hibaram). (Gén 2:4)

Digamos primero que hibaram es anagrama de Abraham, y de aquí su relación


exegética. En el versículo citado la he ‫ ה‬se escribe superíndice, como si hubiera sido
sutilmente incorporada: ‫בהבראם‬. Veamos los comentarios:

Comentario de Rabí Pinhas en nombre de Rabí Lévy: Be-hibaram ‘en su creación’, Be-
hi-baram ‘en la letra he fueron creados’. 36

De este texto se desprende que la he alude a la Tora-reshit creadora; el Zohar 37 da la


misma explicación con respecto a la he incorporada al nombre de Abram. En el
Bahir 38 leemos:

Nos preguntamos lo siguiente: ¿Por qué el Santo, bendito sea, agregó la letra he al
nombre de Abraham? ¿Por qué esa letra y ninguna otra? Con el fin de que todos los
miembros del hombre merecieran la vida del mundo porvenir. [...] Es como si ésa fuera
la manera en que la construcción aparece acabada, tal como dice en Gén 9:6 «A imagen
de Elohim, Elohim ha hecho al hombre» y Abraham, en guematría, da la cifra de
doscientos cuarenta y ocho, número que corresponde al de las articulaciones del cuerpo
humano.

Así pues, es en el hombre caído donde Dios deposita su amor. Dice el Zohar: 39

Las 248 palabras que comprenden el enunciado [de la oración] del Shemá [Escucha
Israel...] han sido dadas por el amor y el temor que tienen el asiento en la letra H. Es por
esto que nuestros maestros han instaurado la siguiente plegaria: «Aquel que ha escogido
Israel su pueblo en el amor». Estos 248 mandamientos positivos están contenidos en

36
Midrash Rabba XII 2; p. 147.
37
Tomo I; p. 142.
38
Op. cit. VIII; p. 20.
39
Tomo I; p. 136.

97
Antiguo Testamento

Abraham [pues tiene el valor numérico 248] de quien está dicho «la descendencia de
Abraham mi amado (Es 41:8)».

La he incorporada al nombre de Abram alude, así, al Dios de los cielos descendiendo en


amor para salvarnos.

JAMOR, ‘ASNO’. SODOMA

Hay otra palabra que tiene el mismo valor numérico que Abraham y es jamor ‫חמר‬,
significando ‘asfalto, quemar, arcilla, vino, fango, joya’ y lo que aquí nos interesa:
‘asno’. Es el fuego impuro de la pasión animal, un fuego destructor. Entre los egipcios
estaba representado por Tifón, el asesino de Osiris, finalmente castrado por Horus.
Recordemos su historia en la teología de Hermópolis y su doble función:

Set (Tifón) es, pues el doble sentido del mundo. [...] Según el significado siniestro, es el
mal principio, causa de oscuridad, de rebeldía y de muerte aquí abajo. [...] Castrado, el
asno servirá, desde entonces, de vehículo al tesoro de este mundo, pues se encaminará
con paso lento pero seguro hacia los senderos pedregosos más difíciles y caminará allí
donde el caballo no puede pasar. 40

Este fuego emasculado de su furia destructiva es, pues, el secreto de la ciencia, el calor
conductor de la Obra. Anagrama de jamor es rajam ‫רחם‬, ‘seno maternal, matriz,
entrañas’, en plural ‘piedad, misericordia, bondad’. De no ser así, es la causa de la
perdición del hombre.

Hará venir el Diluvio de entre vuestras piernas, subirá en vosotros de entre vuestras
piernas, ya que está escrito: «He aquí lo que está preparado para aquel cuyas piernas
se bambolean», y se ha enseñado: las aguas del Diluvio son severas como el derrame
del semen, ya que está escrito «...preparado para aquel cuyas piernas se bambolean».
Ravadah dijo: Por el calor [de las pasiones] han cometido sus transgresiones, por el
calor serán castigados, ya que está escrito en el libro de Bereshit «...y las aguas se
apaciguaron...» y en otro lugar está escrito «Y la cólera del Rey se apaciguó (Ester
11:10)». 41

El Zohar 42 hace una precisión interesante: las aguas del abismo suben hirviendo
excitadas por las aguas celestes.

Las aguas de arriba añadían su violencia a las aguas del abismo, y ellas rodaban y
bajaban, podridas por el fuego del abismo, hasta Babel.

Cattiaux explica lo mismo cuando dice, referente al diluvio:

Incluso los crujidos de la cólera de Dios, que balancea antes de abatirse sobre el mundo,
no serán comprendidos por los hombres rebelados contra Dios.
Incluso el fragor de la cólera de Dios, que hierve antes de sumergir el mundo, no serán

40
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 310.
41
Talmud. Tratado Sanedrín.
42
Tomo I; p. 626.

98
Antiguo Testamento

comprendidos por los hombres ocupados en sí mismos. (M.R. XXXIX 43-43’)

(Como se puede comprobar mezclamos de forma manifiesta el sentido químico y el


cosmogónico —aunque aquí sería mejor decir escatológico—, pues los textos lo hacen y
un sentido es consecuencia del otro.)

Agua y fuego se conjuntan, pero esta vez no es para crear sino para destruir. Esto es lo
que pasa en Sodoma.

Rabí Isaac dice: Sodoma fue sancionada con el castigo de la gehena según las palabras:
«Y IHVH hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego viniendo de IHVH,
del cielo (Gén 19:24)». El primero procedía del agua, el segundo procedía del fuego,
tanto el uno como el otro constituían el castigo de la gehena, aquellos que están
condenados a ella soportan las dos penas. 43

El pecado de los sodomitas era el más ofensivo a los ojos de Dios: 44

El decreto severo que golpeó a sus habitantes tenía por causa el hecho de que alejaron
de ellos la justicia 45 [tsedaka ‘justicia, gracia, limosna, caridad’], según las palabras «la
mano del pobre y del indigente no la fortificaron (Ez 16:49)». Es por esto que la justicia
severa vino del cielo, la justicia y el cielo es todo uno y está escrito: «Pues tu
generosidad es grande hasta el cielo (Sal 108:5)».

Ya hemos hablado de este pobre, el soporte puro y santo del hombre y del mundo que
es, sin la bendición del cielo, como un tesoro ignorado que nuestros pies pisotean.

Los sodomitas figuraban entre las naciones más ricas, pues si un hombre necesitaba
hortalizas le decía a su esclavo «¡Ve a traérmelas!» El esclavo iba al campo y descubría
oro bajo las raíces. Igualmente, cuando se cosechaba el cereal se encontraba plata,
perlas y piedras preciosas bajo el rastrojo. 46

En Sodoma no sólo son ignorantes de los tesoros de la materia terrestre, sino que
también lo son de las leyes del espíritu celeste. Recordemos a Tifón quien, muy
hábilmente, consiguió que Osiris se introdujese en un ataúd construido a su justa
medida; en Sodoma no conocían el arte de dar justa medida al espíritu, se guiaban
simplemente por la costumbre:

En las calles de Sodoma ponían camas para medir a los forasteros. Si uno de ellos era
más corto que la cama en la que lo habían acostado, tres sodomitas le asían las piernas y
otros tres la cabeza y los brazos y lo estiraban hasta que se ajustaba a la cama. Pero si
era más largo que ésta le forzaban la cabeza hacia abajo y las piernas hacia arriba.
Cuando el pobre desdichado gritaba en su agonía mortal, los sodomitas le decían
«¡Silencio! ¡Ésta es aquí una costumbre antigua!». 47

Tal ignorancia, ofendiendo tanto al cielo como a la tierra, no pueden tener lugar en el
mundo porvenir.

43
Zohar. Tomo II; p. 97.
44
Idem; p. 103.
45
«Ellos se abstuvieron de dar la limosna (tsedaka), que es llamada vida, así mismo el Santo, bendito
sea Él, los privará de la vida, en este mundo y en el porvenir». Idem; p. 98.
46
Robert Graves. Los mitos hebreos; p. 148.
47
Robert Graves; p. 148.

99
Antiguo Testamento

Rabí Hiya dice: [Los habitantes de Sodoma] eran malos en lo que concierne a su
persona y en lo que concierne a sus bienes. Ya que cualquiera que sea malvado hacia los
pobres, ¡más le habría valido no existir! Pues no tendrá vida en el mundo porvenir.
Mientras que cualquiera que es generoso hacia los pobres, es bueno que exista y el
mundo subsiste gracias a él, él tendrá vida y longevidad en el mundo porvenir. 48

Pasamos del sentido químico al cosmológico, y de éste al antropológico para decir que,
en realidad, la ignorancia y la maldad atribuidas a los desdichados sodomitas cuecen en
nuestra sangre como consecuencia de la caída adámica. Por otra parte, la generosidad
celeste nunca ha dejado de descender hasta este mundo para alimentarlo y sostenerlo.
Dependiendo de cómo nos presentemos a ella será nuestro juicio, sea para bien, sea para
mal.

La bendición que no es recibida y absorbida se desborda y se convierte en maldición


para los ingratos. (M.R. XXX 3’)

48
Zohar. Tomo II; p. 105.

100
TRADICIÓN GRIEGA

RESUMEN HISTÓRICO

La historia de la antigua Grecia es una de las más estudiadas y mejor conocidas de entre
las de los pueblos de la antigüedad. La razón es que en ella no sólo se generó el modo
de gobierno más prestigioso del mundo moderno, la democracia, sino que la mayoría de
los patrones sociales y culturales que hayan podido tener alguna importancia en la
historia europea y su ámbito cultural, han tenido su génesis en la antigua cultura griega.

LOS PELASGOS

La religión y la vida de los prehelénicos no eran demasiado conocidas hasta hace bien
poco. Los primeros asentamientos importantes, de origen neolítico, darían lugar al
pueblo que, mucho más tarde (en los siglos VI-IV aC) serían llamados pelasgos, a causa
de la leyenda que decía que fue un tal Pelasgo el primer hombre de Grecia. Los
asentamientos originales no serían muy numerosos y es probable que hacia el 3500, o
quizás antes, recibiesen una oleada de inmigración procedente de Oriente Próximo o
incluso del Norte de África. Culturalmente todos ellos formaban un conjunto bastante
homogéneo, inmerso en los modos culturales de la Era Neolítica. Se han encontrado
numerosos rasgos comunes que tienden a emparentar la cultura neolítica europea con las
de Turquía, Palestina, Mesopotamia o el valle del Indo.

De hecho, en este momento, alrededor del año 3500, la cultura neolítica en la Europa
central llegaba a su fin absorbida de forma implacable por los pueblos indoeuropeos (los
arios), que culminaban un proceso de lenta invasión comenzado unos ocho siglos antes;
ellos darían lugar a los grandes grupos étnico-lingüísticos en que hoy se divide Europa:
latinos, eslavos, anglo-sajones... En Grecia esta invasión empezó hacia principios del
segundo milenio y los invasores son llamados protohelenos, es decir, ya hablaban
griego; más tarde se les conoció como eólicos y jónicos, dando así nombre a sendas
tribus griegas. Finalmente, en el siglo XIII aC, llegaron nuevas tribus arias de habla
griega, los aqueos, que asestaron un golpe definitivo a la antigua cultura pelasga-
neolítica reforzando las bases de la futura civilización griega.

La reconstrucción de los modos sociales y religiosos referentes a la Era Neolítica que


hoy nos ofrecen los investigadores se ha definido bastante tras los numerosos
descubrimientos arqueológicos que en los últimos decenios han salido a la luz. Estos
refuerzan notablemente la idea de sociedad matriarcal que de ellos se tenía. En efecto,

101
Tradición Griega

no parece que existiese un panteón de dioses, sino únicamente una «gran diosa»
inmortal, inmutable y omnipotente. Un férreo matriarcado dominaría la sociedad
neolítica. La realeza y el sacerdocio se perpetuarían por línea matriarcal, mientras que
los esposos o amantes de la reina o sacerdotisa ejercerían un papel absolutamente
secundario (incluso algunos especialistas suponen que podían ser objeto de sacrificio
sangriento). Lo cierto es que los arqueólogos nos describen una sociedad en la cual
durante más de dos mil años no aparecen rasgos de violencia, de pobreza, ni de algún
tipo de jerarquías; no parecían existir ni la estructura de estado ni tampoco las armas,
sino todo lo contrario: era una sociedad mucho más próspera de lo que en principio se
suponía, sumamente pacífica y en perfecta armonía con su medio ambiente y consigo
misma. Esta sociedad pacífica y matriarcal empezó a desmoronarse con la llegada de los
arios indoeuropeos, pueblos nómadas y guerreros, patriarcales y mucho más
rudimentarios que los pacíficos neolíticos.

Los primeros invasores del territorio griego, eólicos y jónicos, no parece que fuesen
muy destructores con respecto a los habitantes prehelénicos, sino más bien se asimilaron
pacíficamente a ellos; en este sentido R. Graves 1 apunta que: «Fueron aceptados como
hijos de la diosa local y proporcionaron a ésta reyes sagrados. De este modo una
aristocracia militar masculina se reconcilió con la teocracia femenina no sólo en
Grecia, sino también en Creta, donde los helenos consiguieron establecerse y exportar
la civilización cretense a Atenas y el Peloponeso. Con el tiempo llegó a hablarse el
griego en todo el Egeo y, en la época de Herodoto, solamente un oráculo hablaba en un
lenguaje prehelénico». Se considera que fue precisamente en Creta donde subsistieron
por más tiempo los antiguos modos neolíticos y donde pudieron evolucionar
adecuadamente. Hablaremos de ello más adelante. En el continente, a pesar de las
oleadas arias se encuentran trazas de la cultura pelasga hasta la Época Clásica, aunque
la llegada de los aqueos durante los siglos XIII y XII, más destructivos que sus
antecesores, supuso un duro golpe para la sociedad matriarcal.

MITO PELASGO DE LA CREACIÓN

Con los pocos fragmentos que del mito pelasgo han sobrevivido en la literatura griega,
R. Graves nos ofrece una reconstrucción sumamente interesante.

Según el mito pelasgo de la creación existía, en un principio, un caos del que surgió
desnuda la «diosa de todas las cosas», llamada Eurínome ‘amplio vagabundeo’. Al no
encontrar la diosa un lugar donde apoyar los pies, separó el mar del firmamento y pudo
así danzar sobre las olas del mar. Primero danzó dirigiéndose hacia el sur provocando o
creando, de esta forma, el viento del norte. Dándose la vuelta se apoderó de este viento
y, frotándolo con sus manos, creó a la gran serpiente Ofión. Eurínome siguió bailando
de forma cada vez más agitada hasta que Ofión, excitado por la danza de la diosa, se
enroscó a ella y ayuntándose a su cuerpo la fecundó. Después de esto Eurínome se
transformó en una paloma y, aclocada sobre las olas, puso el «huevo universal»
pidiendo a Ofión que se enroscara siete veces alrededor de él. Después de la incubación,
éste se partió en dos y así nacieron todas las cosas y los seres de este mundo: el sol, la

1
Los mitos griegos. Tomo I; p. 20.

102
Tradición Griega

luna, los planetas, las estrellas, la tierra con las montañas y los ríos, las plantas además
de todos los seres vivientes. Eurínome y Ofión fijaron su residencia en el monte
Olimpo. Una vez allí, Ofión pretendió ser el único autor del universo a lo que
Eurínome, irritada, respondió golpeándole la cabeza con el talón, arrancándole los
dientes de un puntapié y desterrándole a oscuras cavernas situadas bajo tierra. A
continuación la diosa creó las siete potencias planetarias y puso a un titán y a una
titánide en cada una de ellas. Finalmente, del suelo de la Arcadia surgió Pelasgo: el
primer hombre.

EXÉGESIS DEL MITO PELASGO

El hecho de no existir un texto fijado como referente para el mito pelasgo, sumado a que
los autores alquímicos nunca oyeron hablar de él, hace que cualquier intento de exégesis
alquímica sólo pueda limitarse a una descripción general. A grandes rasgos, podríamos
remitirnos a los comentarios que sobre el caos hemos recogido con referencia a Egipto a
fin de explicar el caos pelasgo. En cuanto a Eurínome ‘amplio vagabundeo’, nos
recordaría el estado del mercurio en estado libre cósmico o quizás siendo representado
en el mismo momento en que sale de la materia, como un aire puro antes de su
coagulación. En un comentario a un episodio de la Odisea de E.H., 2 creemos ver una
referencia a este bendito gas.

[...] este espíritu vagabundo, siempre irritado e insatisfecho, que busca perpetuamente
corporificarse en un lugar adecuado. [...] Cocer el aire para hacer crecer un árbol
metálico.

El agente de esta corporificación lo veríamos en la serpiente Ofión. Lo creó la diosa


frotando con sus manos el viento del norte. Más adelante hablaremos de este viento;
digamos ahora que también es llamado Bóreas y que es un viento fertilizante hasta el
punto que, según decían los antiguos griegos, las yeguas volvían a menudo sus cuartos
traseros hacia él y parían potros sin la ayuda de un semental. Así, Ofión, deteniendo la
danza de Eurínome al enroscarse a su alrededor, podría representar el dulce fuego que
ligará la materia del arte y que la fecundará para producir finalmente el huevo filosófico
del que saldrá la creación filosófica.

Una variante de este mito lo da Homero en la Ilíada, XIV 201. Homero narra como
todos los dioses y todas las criaturas vivientes surgieron de la unión de Océano con
Tetis: Océano rodea a la tierra con sus aguas haciendo surgir de ella a todos los dioses y
los seres vivientes. Tetis, cuyo nombre significa ‘nutricia’, fue la madre de todos sus
hijos. Personifica la fecundidad del agua y la savia de la vegetación. Robert
Graves 3 establece así la relación entre el mito pelasgo y el de Homero:

Tetis reinaba en el mar como Eurínome y Océano circundaba el Universo como Ofión.

En E.H. 4 encontramos nuevamente una referencia, aunque breve, a este mar de dulce

2
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 64.
3
Op. cit.; p. 34.
4
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 56.

103
Tradición Griega

fuego, único capaz de ligar a la propia vida en forma de huevo. Ofión-Océano será
ahora Poseidón. Nuevamente es un comentario a la Odisea.

Poseidón (Neptuno), el dios de las aguas, es el señor de este fuego suave negado por los
ignorantes; un Nilo-Padre que fluye en tierra santa. [...] El texto de Homero aquí no ha
aludido más que en esta ocasión a aquel fuego que conduce toda la Obra.

Con Ofión enroscándose al huevo para incubarlo aludirían, probablemente, a una


segunda etapa en la maduración de la vida.

La caída en desgracia del ígneo Ofión y su destierro a las oscuras cavernas subterráneas,
no puede menos que recordarnos la caída de Hefaistos. 5 Parece ser que los pelasgos
sostenían, acerca de sí mismos, que habían brotado de los dientes de Ofión al caer estos
en el suelo de la Arcadia cuando le fueron arrancados por el puntapié que Eurínome le
propinó. ¿Quizás es una referencia a la chispa de fuego celeste base de nuestra vida
encarnada?

EDAD MINOICA

Los antiguos pelasgos no tuvieron mucha importancia desde un punto de vista histórico
y cultural, fueron un pueblo más bien sencillo y sin pretensiones; la llegada de los
primeros helenos, junto a los trastornos que ocasionaron, es vista en un principio como
causa de un retroceso cultural, al ser estos más bien rudos y menos cultivados. El
esplendor y el refinamiento cultural de su época se situaban más al sur, en la isla de
Creta. Es considerando la historia de los antiguos cretenses como la mayoría de libros
de historia sobre la antigua Grecia comienzan sus páginas; es la llamada Edad Minoica.

La primera de las grandes culturas en el territorio de Grecia se desarrolla entre el 3000 y


el 1400 aC en Creta, isla de unos 8300 kms2 situada al sur de la península griega. En
Creta la antigua civilización neolítica siguió evolucionando a salvo de los trastornos
ocasionados por los arios. El mítico rey Minos dará nombre a este período conocido
como la Edad Minoica al unir la isla bajo una monarquía estable. Fue una civilización
rica y próspera, básicamente igualitaria e incluso se la describe como jovial; sus
ciudades carecían de muros defensivos y en sus representaciones artísticas no aparecen
escenas de violencia; al contrario, están llenas de animales representados de una forma
grácil y realista, apareciendo las figuras humanas llenas de vida, siempre gesticulando.
Los cretenses extendieron su influencia hasta el continente, particularmente hacia el
Peloponeso, la gran península que ocupa la parte sur de Grecia. Parece que esta
influencia acabó traduciéndose en un vasallaje de las ciudades del Peloponeso, de
cultura pelasga, tales como Micenas, Tirinto, Argos, Esparta e incluso, un poco más al
noroeste del istmo de la península, Atenas y Tebas; la mayoría eran por aquel entonces
pequeñas pero con el tiempo su importancia creció y, reforzadas por las inmigraciones
helenas, terminaron por rebelarse contra la dominación cretense (dominación que por
otra parte tampoco debía ser demasiado agobiante): hay trazas de ello hacia el año 1700
aC. Sin embargo no es hasta el 1400 aC cuando los griegos atacan definitivamente
Creta, se apoderan de Cnosos y destruyen el magnífico palacio que lo habitaba, lo cual
5
Para el sentido de esta fábula nos remitimos al Diccionario mito-hermético en el apéndice final.

104
Tradición Griega

supone el fin de la cultura minoica. Las tribus griegas situadas más al norte del
continente, consideradas más bárbaras y salvajes, se beneficiaron poco de la influencia
de la refinada cultura minoica.

Los minoicos desarrollaron varios tipos de escritura; el más antiguo, usado antes del
1700 y llamado lineal A, es en realidad la antigua lengua micénica y aún no ha sido
descifrado. Ha habido más suerte con una variante del lineal A, llamado lineal B y que
data del 1400 aproximadamente, momento en que los griegos del continente acabaron
definitivamente con la ya débil dominación cretense. De hecho ha podido ser descifrado
gracias a que ya es un dialecto griego, lo cual indica hasta qué punto la civilización
minoica estaba en decadencia en esos momentos frente a los pujantes helenos;
desgraciadamente sus textos no son religiosos sino únicamente recetas, inventarios...
Tras la caída de Creta la ciudad del continente que más importancia tuvo fue Micenas;
por eso el período histórico siguiente al minoico es el micénico.

EDAD MICÉNICA

El florecimiento cultural y la expansión económica de los griegos durante este período


no cesaron de aumentar. De la fusión de pelasgos y helenos resultó un pueblo
notablemente activo y emprendedor. Sus barcos se esparcieron por todo el Egeo con
fines tanto comerciales como guerreros —cuando la ocasión lo requería. Llegaron
incluso a establecer colonias en la isla de Chipre y sólidos lazos comerciales hasta el
Mar Negro. El país estaba dividido en diversos reinos de una superficie más o menos
considerable, en la que el rey ejercía el papel tanto de juez como de sumo sacerdote. A
mediados de este período se produjeron las invasiones aqueas, reforzando con su
llegada el sistema militarista y patriarcal en detrimento del pacifismo matriarcal
pelasgo.

El eje cultural y económico de esta época estaba en Micenas; su cerámica se exportaba


desde Siria hasta Egipto; los restos encontrados en las ruinas de su esplendoroso palacio
indican una sociedad compleja desde el punto de vista administrativo; ninguna otra
ciudad griega podía rivalizar con la fortaleza de sus murallas. Gracias a unas cuantas
tablillas escritas en lineal B encontradas en las ruinas del palacio, sabemos que los
micénicos ya adoraban a la mayoría de los dioses citados por Homero: Zeus, Hera,
Poseidón, Ares —en esos momentos llamado Enyalios—, Artemis... junto con otros
desconocidos como Paiawon. Digamos, finalmente, que Micenas fue la patria del mítico
rey Agamenón. Las generaciones posteriores considerarían a la Edad Micénica como
una edad heroica: es la época de Jasón y los argonautas, de Ulises, la época de la guerra
de Troya y de los fantásticos sucesos narrados por Homero en la Odisea y la Ilíada. La
crítica literaria contemporánea no ve en los versos de Homero la gesta del sabio artista a
la búsqueda del secreto filosofal. Los mitólogos modernos se afanan unánimemente en
discernir las posibles coyunturas históricas que propiciarían la explicación alegórica de
los mitos; pero, sin negar que la realidad histórica haya podido servir de inspiración a
ciertos mitos por vía de la personificación mítica de los sucesos, a la luz de una exégesis
alquímica se hace evidente que el origen y propósito de la mitología fue ciertamente
muy distinto. Sirva esto de preámbulo para la versión del contexto histórico que
propiciaría la guerra de Troya, tal como nos la cuentan los modernos investigadores.

105
Tradición Griega

Desde sus más remotos orígenes los griegos fueron expertos navegantes, aunque parece
que fue la necesidad, y no otra causa, lo que les impulsaba a emprender sus
expediciones comerciales. Una de las zonas donde el comercio era rico y abundante,
sobre todo en trigo del que los griegos adolecían particularmente, era el Mar Negro.
Para entrar en él los barcos micénicos tenían que atravesar dos angostos estrechos:
primero el Helesponto y después el Bósforo, que en algunos lugares sólo tiene unos 800
metros de amplitud. Ambos estrechos están separados por un pequeño mar llamado la
Propóntide. En tiempos micénicos Troya gobernaba la región y podía cobrar así peajes,
a menudo elevados, por el paso de mercancías. Troya se enriquecía y prosperaba a costa
del comercio griego y el descontento micénico era cada vez mayor; hasta que
finalmente los griegos deciden apoderarse de la zona por la fuerza. El sitio y la
destrucción de Troya se producirían hacia el 1200 aC aprox. (Fue situado justamente en
el 1189 aC por los posteriores historiadores griegos de la época clásica). Es más que
probable que la llegada de los aqueos propiciase el desarrollo de los acontecimientos.
Agamenón era un príncipe aqueo, su presencia en suelo griego no habría hecho más que
aumentar las necesidades materiales de la población y por otra parte es fácil suponer que
el empuje guerrero y conquistador que les permitió establecerse en Grecia aún no estaría
convenientemente saciado.

LA ILÍADA DE HOMERO

La versión de Homero en la Ilíada es muy diferente de todo esto. Paris, rey de Troya,
cumpliendo con una embajada en el palacio de Menelao, rey de Esparta, se enamoró de
la esposa de éste, la bella Helena, hija de Zeus y de Leda (esposa de Tíndaro, rey de
Lacedemonia, a quien Zeus fecundó bajo la forma de un cisne). En una ausencia de
Menelao, Paris conquista el amor de Helena y huye con ella, fingiendo raptarla, a su
ciudad de Troya. Paris reúne entonces a todos los príncipes griegos y bajo el mando de
su hermano Agamenón, rey de Micenas, se dirigen a atacar Troya. El asedio dura diez
años, terminando con la muerte de Paris, la destrucción completa de la ciudad y la
reconciliación de Helena con Menelao. Pero la historia narrada no es sólo una historia
de hombres, sino que la voluntad de los dioses interviene continuamente en el curso de
los acontecimientos; los dioses tienen a sus favoritos entre los guerreros y no dudan en
intervenir para protegerlos. El telón de fondo que justifica la intervención de las
divinidades es el famoso juicio de Paris. El conflicto nace en las bodas de Peleo, rey de
Ftía y viudo de Antígona, con la más célebre de las nereidas, Tetis. Mortales y dioses
asistieron a la boda pero hubo un lamentable olvido, Eris, la diosa de la discordia, que
no fue invitada. Ofendida se presentó en el banquete y arrojó entre los comensales una
manzana de oro arrancada del jardín de las Hespérides con una frase inscrita en ella:
«para la más bella». Después de unos momentos de duda y desconcierto, Zeus resolvió
que un mortal eligiera de entre las tres diosas más bellas: Hera, Atenea y Afrodita, quién
sería la merecedora de la manzana. Paris fue el escogido para llevar a término la
elección y Afrodita fue su elegida. Ésta le prometió a cambio que se casaría con la más
bella de las mortales, que con el tiempo sería Helena. Por su parte Hera y Atenea,
ofendidas, juraron que esto sólo sucedería a costa de muchas lágrimas, sangre y muerte:
la guerra de Troya. Durante la contienda Afrodita no duda en proteger a Paris
personalmente, mientras que Hera y Atenea se aseguraron de que Troya fuese

106
Tradición Griega

totalmente aniquilada a causa del resentimiento que sentían hacia su príncipe.


Finalizada la guerra los héroes regresan a casa; todos excepto Ulises, quien antes de
regresar a su Ítaca natal, una isla situada en la costa oeste del continente, ha de recorrer
un largo periplo lleno de aventuras extraordinarias; es el tema de la Odisea.
Pernety 6 sostiene que Homero había sido iniciado por sacerdotes egipcios en el arte real
y que...

…Homero había viajado por Egipto, y aprendió allí los misterios del Arte Sacerdotal.
Para tratar este arte alegóricamente, imaginó la ficción de la guerra y del sitio de Troya,
cosa que hizo en su Ilíada. Para representar los errores en que caen los filósofos
herméticos antes de llegar al conocimiento del verdadero secreto de este Arte, hizo
también su Odisea, o los errores de Ulises.

LAS INVASIONES DORIAS Y LA EDAD OSCURA


LA ODISEA. HESÍODO

Retomando el hilo ofrecido por los historiadores, parece probable que el largo asedio a
Troya debilitaría considerablemente las fuerzas micénicas; en todo caso, éstas no
pudieron hacer frente a las invasiones dorias que se produjeron a partir del siglo XII y
que supusieron el fin de su esplendorosa cultura palaciega.

Los dorios eran tribus griegas que habitaban en el norte de Tesalia, frontera norte del
mundo griego y «los confines del mundo micénico» según Herodoto; fueron los que
menos recibieron la influencia de la refinada cultura minoica y por tanto eran
considerados como los más bárbaros y rudos de entre las tribus griegas. No se conocen
muy bien las causas por las cuales estas tribus empezaron un destructivo avance hacia el
sur. Primero empujaron a las tribus de dialecto eólico, entre las que se encontraban los
tesalios y los beócios —sus vecinos más inmediatos— hacia el sur, quienes a su vez
empujaron a los aqueos que se habían instalado en el Peloponeso. Pero los dorios
siguieron empujando hasta llegar al mismo Peloponeso. Según decían los atenienses,
sólo la Arcadia y Atenas quedaron a salvo de los invasores. Los aqueos no tuvieron más
remedio que lanzarse al mar y refugiarse en sus colonias de Asia Menor. Allí instalados,
los situados más al sur tomaron el nombre de jonios y los de más al norte llamaron a su
región Eolia, en recuerdo de su procedencia.

Estos trastornos tuvieron como efecto inmediato un brusco descenso en el nivel cultural
de todos los territorios griegos. Con la destrucción de los palacios se hundió la
burocracia y se perdió la escritura. Empezó entonces la llamada Edad Oscura, concluida
hacia el siglo VIII aC. Durante este lapso de tiempo los poblados fueron reasentándose
y, lentamente, se recuperó el nivel cultural anterior a las invasiones dorias. En el siglo
VIII se iniciaron los Juegos Olímpicos y se introdujo el alfabeto fenicio. El comercio
con Oriente Próximo se restaura por fin, la población del continente no dejó de crecer, y
con ello empieza un sólido proceso de colonización que expandió considerablemente los
límites del mundo griego.

Jonia sería el lugar —allí donde no llegaron los devastadores dorios y donde se

6
Cit. en La Puerta. Grecia; p. 11.

107
Tradición Griega

refugiaron los refinados príncipes aqueos— en el que, fundiéndose diversos modos


culturales, se produciría en el siglo IX una civilización muy refinada. Es ahí donde
probablemente nació la Odisea (redactada en dialecto jónico, aunque contenga
numerosas formas de los restantes dialectos griegos). El modelo de sociedad que
presenta la obra de Homero parece ser un fruto de recuerdos más o menos desfigurados
de la Época Micénica en la que tendría sus raíces, junto con reminiscencias de los siglos
oscuros en los que se gestarían las condiciones necesarias para la aparición de un poema
tal, añadiéndole a esto elementos contemporáneos de la Jonia en la que finalmente vería
la luz. La organización social descrita en la Odisea se basa en la monarquía de origen
divino, así una minoría aristocrática dominaba la sociedad. Prácticamente todos los
sucesos se mueven en torno al honor y en nombre de la justicia, en una incesante
búsqueda, por parte del héroe, de la gloria personal.

Después de Homero, el más famoso de los poetas griegos es Hesíodo; los antiguos lo
consideraban contemporáneo de aquél, pero es más probable que viviera entre los siglos
VIII y VII aC; su patria es Beocia, región situada en el centro de Grecia. Los trastornos
migratorios causados por los invasores dorios no parece que afectasen demasiado a una
posible tradición poética popular griega que, hundiendo sus raíces a finales de la Época
Micénica, evolucionó a lo largo de los siglos oscuros para emerger a la luz en el
momento que tratamos. Esta evolución es distinta en Jonia (donde se supone que
aparecería Homero,) que en el continente, donde el máximo exponente sería Hesíodo.

Entre las obras atribuidas a Hesíodo sólo dos parece que sean realmente suyas, Los
trabajos y los días y la Teogonía (de la propondremos unos comentarios al final de este
capítulo), la más famosa. Las genealogías del mundo y de los dioses por él descritas
serían un punto de referencia constante para las generaciones griegas subsiguientes.

LA FUENTE DEL SABER GRIEGO

Toda la fuente del saber griego puede quedar resumida en estos dos autores pero, ¿de
dónde recibieron ellos su sabiduría? La respuesta es unánime: de Egipto. Pernety 7
escribe al respecto:

Homero y Hesíodo son de alguna forma los padres de las Fábulas, porque les han dado
cuerpo, y las han divulgado de una forma constante; pero no son sus inventores.

y añade...

Si hay pues algunas diferencias [de los griegos con respecto a los egipcios] en los
nombres y en las circunstancias de las Fábulas, es [debido a] que los Griegos tenían una
marcada inclinación por las ficciones, y como por otra parte querían pasar por antiguos,
cambiarían los nombres y las aventuras, para que no se reconociera que descendían de
otros Pueblos y que habían aprendido de ellos las ceremonias de la Religión. De aquí
viene sin duda que se encuentren en los Griegos las Fábulas Egipcias tan desfiguradas.

En realidad, ambos serían de los primeros en haber viajado a Egipto, pues después de

7
Fables. Tomo II; pp. 2 y 3.

108
Tradición Griega

ellos todo griego con ansias de sabiduría pasó por allí en algún momento de su vida.
Carlos del Tilo 8 nos informa acerca de esto:

Los griegos han recogido el saber de los egipcios, que se puede encontrar integralmente
en la tradición griega. [...] La mayoría de los filósofos griegos fueron a instruirse con los
sacerdotes egipcios. Citemos, por ejemplo, a Orfeo, Homero, Thales, Solón, Pitágoras,
Demócrito, Herodoto, Platón, Eudoxio de Cnide, el Hermes griego, Plotino, Jámblico,
Proclo y a Plutarco.

Pernety comenta asimismo que tampoco la sabiduría de los pelasgos es original, pues
también ellos han bebido de fuentes egipcias. En su Concordancia, 9 B. de Bufor
también ofrece asimismo una lista de sabios griegos que se iniciaron en Egipto, la cual
no reproducimos porque coincide perfectamente con la que ya hemos citado; pero
además, él añade:

Cuando Cambises, Rey de Persia, arrasó Egipto, los sacerdotes se dispersaron; llevaron
a Grecia el Arte sacerdotal envuelto en ficciones de la Teología egipcia a la que
adaptaron todos los dioses del Paganismo; transformaron a Isis y Osiris en Juno y
Júpiter, en Venus y Marte, etc.

Aunque los datos que nos aportan los historiadores modernos no avalan esta opinión.
Cambises conquistaría Egipto en el año 525, muriendo cuatro años después. Su paso por
esas tierras fue más bien fugaz y no parece que demasiado destructivo. A pesar de que
Herodoto cuenta barbaridades con respecto a él, tampoco parece que éstas se ajusten
mucho a la realidad. Además, años antes otros reyes sí que llegaron a devastar el país
(por ejemplo, el rey asirio Asurbanipal, quien en el 661 conquistó Menfis e incluso
Tebas, por entonces la gran capital de Egipto). De todas formas, en la época de
Cambises la teología griega ya estaba perfectamente definida.

De hacer caso a los autores herméticos, sería a finales de los siglos oscuros griegos
cuando algún griego recibió el conocimiento filosofal en Egipto. Habría que descartar
de plano, siempre según estos autores, cualquier filiación pelasga-neolítica o bien
indoeuropea. La idea no parece muy sensata, si tenemos en cuenta por ejemplo que el
nombre de Zeus es de origen claramente indoeuropeo y que está emparentado, sin lugar
a dudas, con el de los principales dioses de estas tribus; además resulta absurdo suponer
que los pueblos indoeuropeos no tuviesen ninguna forma establecida de tradición
religiosa. El problema consiste en discernir claramente entre la lógica tradición
indoeuropea y la comúnmente aceptada influencia egipcia.

Estrechamente vinculada a la anterior, hay otra cuestión que queda por resolver: saber
hasta qué punto en Grecia habría existido o no una tradición oral poética gestada a lo
largo de los siglos oscuros que hubiese servido de soporte literario a la genialidad
poética de un Homero o de un Hesíodo; todo parece indicar que sí y que esta tradición
podría tener un origen tracio, formando parte del legado cultural que la sociedad
patriarcal de los invasores del norte trajeron consigo, sociedad en la que el jefe era a la
vez pontífice y poeta sagrado. 10 En este sentido señalaríamos que el mítico fundador de
los misterios iniciáticos griegos y compositor de sus himnos sería justamente un
8
La Puerta. Egipto; p. 53.
9
Op. cit.; p. 55.
10
Ver MMCh. Daremberg et EDM. Saglio. Dictionnaire de antiquités grecques et romaines. Art.
ELEUSINA; p. 544.

109
Tradición Griega

príncipe tracio: Orfeo; con este dato los griegos podrían pretender justificar y avalar las
raíces europeas de su tradición. En resumen, en cuanto a formas literarias Homero no
sería, para nada, rotundamente original y recogería, en provecho de su mensaje
profético, el elaborado fruto de una tradición poética que quizás ya distinguía en esos
momentos a los griegos del resto de sus pueblos vecinos. En realidad, ellos darían un
cuerpo externo exquisito a un misterio del que tampoco parece que fuesen los únicos
depositarios. Dice E.H., 11 con respecto a la época de Homero:

Los pueblos no viven aislados: la XXII dinastía reinaba en Egipto; hacía cien años que
Hiram, rey de Tiro, y Salomón habían muerto. Era la época de los profetas Elías y
Eliseo en Samaría, bajo el rey Ajab, y de Jezabel la tiria.

Por nuestra parte, y buscando una opinión conciliadora, diríamos que Homero sería un
infatigable viajero que recogió sobradamente la tradición poético-oral de su pueblo. Una
tradición que ya de por sí estaría perfumada con el recuerdo del paraíso perdido. Un
definitivo viaje a Egipto le daría la piedra fundamental sobre la que vertebrar
conscientemente este legado poético, desde el punto de vista filosofal.
Volveremos sobre el tema de esta doble herencia griega en el capítulo dedicado a los
cultos de misterio.

ESPLENDOR DE LA CULTURA GRIEGA Y PERÍODO HELENÍSTICO

En el 776 se celebraron los primeros Juegos Olímpicos. Estos se seguirían celebrando


cada cuatro años y durante casi doce siglos. Los griegos utilizaban esta fecha como
inicio de su cronología y asimismo los historiadores señalan ahí el comienzo del
Período Helénico en el que Grecia desarrollaría, a través de los casi cuatro siglos
siguientes, todo el esplendor de su cultura. Resumimos a continuación la serie de
acontecimientos fundamentales que caracterizan este período.

Lo primero que resalta es un sorprendentemente empecinado, constante y hasta obsesivo


esfuerzo en hacerse la guerra unos con otros; es decir, entre ciudades-Estado. Las tres
más importantes: Atenas, Esparta y Tebas, protagonizaron sendos enfrentamientos por el
control del suelo griego a lo largo de siete siglos, de hecho hasta que los romanos
impusieron su pax. Quizás el enfrentamiento más destacado sería la llamada Guerra del
Peloponeso, en la cual Esparta atacó a Atenas y la asedió hasta su rendición. Esto
coincidió con el final de la Edad de Oro ateniense, y marcó el inicio de una lenta pero
imparable decadencia (se acostumbra a citar la muerte de Perícles, en el año 430, como
el inicio de la decadencia ateniense) y del empobrecimiento de toda Grecia, ambas
favorecidas enormemente por estas guerras intestinas. Frente a estas se sitúan las
gloriosas batallas que los griegos sostuvieron contra el poderoso Imperio persa:
Maratón, las Termópilas y Salamina, transcurridas entre el 490 y el 480, y que han
pasado a la historia no sólo por marcar el punto más álgido de la prepotencia griega,
particularmente la ateniense, sino porque desde un punto de vista estrictamente militar
son acciones absolutamente heroicas.

De hecho, tanto heroísmo y empuje militarista no hizo más que arruinar a las ciudades
11
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 16.

110
Tradición Griega

griegas, lo que favoreció la dominación de los macedonios. Estos eran los griegos que
vivían en el norte del territorio, manteniéndose alejados de las disputas del sur y
gobernados por un sistema monárquico heredado de los tiempos micénicos. Tampoco
participaron del espectacular desarrollo cultural de sus vecinos del sur, quienes los
consideraban a su vez como un pueblo rudo y primitivo. El rey Filipo de Macedonia se
hizo rápidamente con el control de toda Grecia en el 437. Un año más tarde es asesinado
y su hijo Alejandro (a quien la historia llamaría el Magno) heredó su trono. Con tan sólo
20 años dejó patente su dominio sobre toda Grecia destruyendo por completo la ciudad
de Tebas 12 y masacrando su población; lo único que respetó fueron los templos de los
dioses. Dejando tras sí a una amedrentada Grecia, se lanzó como un rayo a la conquista
del mundo, particularmente el Imperio persa que se reveló ante él como un gigante con
pies de barro. Primero se dirigió a Egipto que, harto de la dominación persa, lo recibió
como a un liberador y lo proclamó solemnemente hijo de Amón. De ahí se dirigió hacia
Asia y, sin conocer la derrota, extendió las fronteras de su Imperio hasta la India y
Afganistán. Su figura y sus hazañas se mitificarían más y más con el correr de los
siglos, aunque en honor a la verdad hay que decir que su carrera está sembrada de todas
las atrocidades propias de los gobernantes de la época. Después de su temprana muerte
a los 32 años, sus generales ejercieron un férreo dominio sobre todo el imperio creado
por Alejandro y a pesar de que pronto se enzarzaron en enconadas luchas por el reparto
del Imperio, lo cierto es que la cultura y lengua griega, a través de los generales
macedonios, influiría decisivamente en los nuevos reinos. Con la muerte de Alejandro
los historiadores señalan el fin del Período Helénico y el principio del Helenístico. Pero
la pequeña Grecia continuaba su decadencia. Aún bajo el poder macedónico las
ciudades griegas se unieron en dos ligas, la Etolia y la Aquea, que siguiendo con las
ancestrales costumbres griegas estaban constantemente enfrentadas entre sí.

Finalmente hacen su aparición los romanos y, a lo largo del siglo segundo y tras cuatro
guerras contra los macedonios, imponen su dominio en el territorio griego convirtiendo
a Macedonia en provincia romana. Los pocos privilegios que aún conservaron Atenas y
Esparta no tenían mucho valor y toda la gloria de las ciudades griegas formaba ya parte
de un legado cultural que había completado su ciclo generador. En el año 27 dC Grecia
pasa a ser finalmente la provincia Acaya; en el 393 dC se celebraron por última vez los
Juegos Olímpicos, luego prohibidos por un edicto del emperador Teodosio I; el golpe
final lo dio el emperador Justiniano cuando en el 529 dC cerró la Academia de Atenas
que fundara Platón nueve siglos antes. Durante los siglos II y I aC, Roma fue también
absorbiendo de forma implacable a todos los imperios helenísticos; el último en caer en
sus manos fue el Egipto de los Ptolomeos en el año 30 aC. Todo esto no supuso en
absoluto la desaparición de la cultura griega, pues «aunque las monarquías helenísticas
desaparecieron, la cultura griega no desapareció. De hecho, fue más fuerte que nunca.
La misma Roma había absorbido el pensamiento griego, y por la época en que Augusto
estableció el Imperio romano, Roma se había convertido en un imperio helenístico, y el
mayor de todos». 13

SIGLO V. LA ACADEMIA DE PLATÓN

12
Situada en Beocia, a unos 48 kms. al NE de Atenas.
13
Isaac Asimov. Los griegos; p. 276.

111
Tradición Griega

El momento de esplendor de la cultura griega —ya lo hemos citado— se situaría a


mediados del siglo V; Atenas fue la aglutinadora de este esplendor. El arte, el
pensamiento y la literatura alcanzaron una cima que deslumbró a los siglos posteriores.
Un hecho militar, la batalla de Maratón en la que una minúscula Atenas derrotó al
todopoderoso ejército asirio, sirvió de base para la creación de la llamada
Confederación de Delfos, a la cual se adhirieron la mayoría de ciudades griegas —
particularmente las ciudades de la costa de Asia y las islas del mar Egeo— para hacer
frente común contra los asirios. Con el tiempo, el tesoro que los miembros de la
Confederación acumularon para hacer frente a los ataques persas fue llevado a Atenas y
Pericles, quizás el más famoso de los gobernantes democráticos griegos, lo utilizó para
embellecer la ciudad. La obra cumbre de este período ha sido sin duda el Partenón (447-
432), que Pericles encargó al arquitecto Ictino y al celebérrimo escultor Fidias. Es el
siglo de Esquilo, Herodoto y Sófocles. En esta época vivió Sócrates (469-399) y su
discípulo Platón (429-347), quien fundó en Atenas la Academia donde a su vez tuvo por
discípulo a Aristóteles.

Los autores herméticos han considerado a menudo que la escuela de los filósofos
griegos estaba fundada en el conocimiento filosofal del misterio; 14 es de sobras
conocido que Platón impartía unas enseñanzas orales en su Academia más profundas
que las que vertía en sus libros y esto podría hacerse extensivo a la mayoría de los
filósofos griegos. Escribió Clemente de Alejandría:

No solamente los Pitagóricos y Platón esconden la mayor parte de sus dogmas, sino que
también los Epicúreos reconocen que hay entre ellos secretos, y que no permiten que
todo el mundo manipule los libros en que están expuestos. Por otra parte, siguiendo a
los Estoicos, Zenón escribió ciertos tratados que no daba fácilmente a sus discípulos
para leer.

14
Vease en el apartado Tradición cristiana la nota 63.

112
LOS CULTOS DE MISTERIO

Junto a la tradición poética recogida por Homero y Hesíodo, los griegos aseguraban que
en los «cultos de misterio» existía la posibilidad de un conocimiento real de la
enseñanza esotérica impartida por sus poetas. En efecto, en ciertos templos griegos —el
más famoso de ellos sería el de Eleusis— se pretendía el acceso a un conocimiento
superior.

¡Feliz aquel de entre los hombres que sobre la tierra viven que llegó a contemplarlos!
Más al no iniciado en los ritos, el que de ellos no participa, nunca tendrá un destino
semejante, al menos una vez muerto, bajo la sombría tiniebla. (Himno Homérico a
Deméter, v. 480-483)

La liberación de la muerte para acceder a una vida superior y el conocimiento de la


causa primera de la vida son el objetivo de la iniciación en los misterios.

«Aquél que vendrá al Hades sin haber tomado parte en la iniciación y en los Misterios
será sumergido en el cenagal; al contrario, aquél que habrá sido purificado e iniciado
vivirá con los dioses. (Platón, Fedón, 13)»

«¡Feliz quien ha visto esto antes de ir bajo las cavidades de la tierra! ¡Conoce también el
comienzo dado por Zeus! (Píndaro, citado por Clemente de Alejandría en Stromates, III,
3)»

Estos cultos estaban repartidos por todo el mundo antiguo. Los había en Egipto —los
más famosos serían los de Isis y Osiris, que con los reyes Ptolomeos se helenizaron y
luego acabaron extendiéndose por el Imperio romano—, en Siria, en Persia —donde
nacieron los de Mitra, que tantas similitudes presentan con el misterio cristiano y tanto
éxito tuvieron en todo el Imperio romano—, en Capadocia, una región de Asia, en
Tracia y —como no— en toda Grecia. Víctor Magnien 1 da noticia de hasta catorce
divinidades en honor de las cuales se celebraban cultos de misterio en suelo griego,
siendo el dedicado a Deméter el más popular: no menos de veinticuatro santuarios
celebraban cultos en su honor. Frente a tal diversidad, V. Magnien 2 nos advierte que…

Los diferentes Misterios no se excluyen y no se condenan unos a otros. Muchos


hombres eminentes parecen haber tenido, como ideal, el viajar lo más posible y el
hacerse iniciar en el mayor número posible de Misterios.

Y a pesar de que Magnien también declara que «sin duda el acceso a tal o cual
iniciación comportaba el acceso a tal o cual conocimiento nuevo, o a tal o cual método

1
Les mistères d’Éleusis; p. 17.
2
Op. cit.; p. 32.

113
Los Cultos de Misterio

de enseñanza. Y los que cuentan las iniciaciones de Pitágoras o de otros personajes no


tienen otro sentimiento», 3 no por ello deja de ser verdad que «nunca un Heleno opone
su religión a la de otras ciudades u otros pueblos, egipcios, persas indios... como una
religión verdadera o una religión falsa. Todos creen que la religión de los otros es
fundamentalmente similar a la suya.» 4

ORFEO Y MITO ÓRFICO

Siguiendo una de las múltiples tradiciones griegas, sería Orfeo, o los órficos, quien
instituiría los misterios y quien compondría los himnos y poemas relativos a los
mismos. Además de los suyos propios, llamados órficos, instituyó, siempre según la
tradición, los de Apolo en Tracia, los de Hécate en Egina o los de Deméter subterránea
en Esparta. La leyenda de Orfeo es la de un hombre con poderes semidivinos, capaz de
vivificar con su música los cuerpos inertes. Citamos el resumen que sobre él nos ofrece
R. Graves:

Orfeo, hijo del rey tracio Eagro y la musa Calíope, fue el poeta y músico más famoso de
todos los tiempos. Apolo le regaló una lira y las Musas le enseñaron a tocarla, de tal
modo que no sólo encantaba a las fieras, sino que además hacía que los árboles y las
rocas se movieran de sus lugares para seguir el sonido de su música. En Zona, Tracia,
algunos de los antiguos robles de la montaña se alzan todavía en la posición de una de
sus danzas, tal como él los dejó. 5

Los órficos tenían su propio relato de la creación. En él, la Noche estaba representada
como un ave negra de enormes alas que fue cortejada por el Viento, y que como
resultado de esta unión puso un huevo de plata en el seno de la oscuridad. Eros, a quien
algunos llaman Fanes, salió de este huevo y puso al universo en movimiento. Eros tenía
doble sexo y alas doradas y, como poseía cuatro cabezas, a veces mugía como un toro o
rugía como un león, y otras veces silbaba como una serpiente o balaba como un carnero.
Finalmente, Fanes creó la tierra, el cielo, el sol y la luna.

La noche, símbolo alquímico de la putrefacción, fecundada por el viento, no puede


menos que recordarnos al espíritu de Elohim paseándose por encima de las aguas,
cuando todo estaba en estado de caos y confusión, y las negras tinieblas cubrían el
abismo. El Cosmopolita 6 interpreta así los primeros versículos del Génesis:

Dios comenzó a trabajar sobre este cuerpo tenebroso [se refiere al caos inicial],
infundiéndole algunos rayos de luz por medio del Espíritu de Dios que se movía por
encima de las aguas, separando las tinieblas de la luz, y dando a las tinieblas la morada
inferior y media, como a la luz la superior.

Parece que el resultado de esta separación-fecundación, es decir de la concentración de


la luz confusa en la materia, que los órficos han simbolizado con el huevo de plata,
probablemente se refiera en realidad a la plata viva o mercurio en su primera
3
Op. cit.; p. 55.
4
Idem; p. 35.
5
Op. cit.; p. 135. Se sobreentiende que se alzaban todavía... en tiempos de la Grecia clásica, claro está.
6
Carta filosófica; p. 28.

114
Los Cultos de Misterio

conjunción. El héroe fánico —fanes significa ‘revelador’— y hermafrodita que nace del
huevo y que ha de poner en movimiento el misterio de la creación (sin dejar de ser él
mismo el primer fruto de este misterio) sería una siguiente transformación; quizás la
manifestación visible de la verdadera materia de los sabios. Refiriéndose a ella, escribió
un sabio 7 anónimo:

En ella están contenidas tanto la virtud generadora como los colores de todas las cosas
de la naturaleza entera. [...] Los sabios la llaman a menudo su Andrógino y su
Hermafrodita, ya que tiene dos naturalezas, es decir, que se extraen de ella el azufre y el
mercurio, de las que una es tomada para el hombre y la otra para la mujer.

En realidad, y para ser fieles al anónimo maestro, la descripción reproducida parece que
corresponde a la materia que originaría a Eros-Fanes. En efecto, éste sigue diciendo:

Cuando tengas un verdadero conocimiento de esta materia única, entonces extraerás de


ella el mercurio de los sabios, la tierra virgen de los sabios, la preciosa sal de la
naturaleza, el agua viva perpetua de los hijos de sabiduría.

En cuanto a la cuádruple cabeza de Eros, R. Graves 8 comenta:

Según Macrobio, el Oráculo de Colofón identificaba a este Fanes con el dios supremo
Iao; Zeus (carnero) con la primavera; Helio (león) con el verano; Hades (serpiente) con
el invierno, y Dionisio (toro) con el Año Nuevo.

Esto podría corresponder con una división cuadripartita del desarrollo de la Gran Obra;
a veces la dividen en siete o, incluso a menudo, en doce partes.

ORÍGENES DEL ORFISMO

El origen egipcio del orfismo no deja de ser insinuado por los más diversos autores
griegos.

Cuando se trata de los Misterios de Eleusis, establecidos entre los Griegos y empleando
la lengua griega, los autores dicen que han sido instituidos por Orfeo o los órficos —los
cuales instituyeron otros entre los griegos—, y que este hombre o estos hombres
compusieron los poemas destinados a acompañar las ceremonias; ellos precisan que
Orfeo, instruido en Tracia o en Samotracia, se fue, antes de instituir los Misterios
griegos, a estudiar los Misterios egipcios considerados como su primera fuente. 9

Por otra parte, no queremos dejar pasar por alto la opinión de Herodoto, 10 cuando dice
respecto a su tradición:

Haciendo una representación de Hermes con el miembro levantado, los Helenos no lo


han aprendido de los egipcios, sino de los Atenienses, los primeros Helenos lo habían

7
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 179.
8
Mitos griegos; p. 34.
9
Magnien; p. 36.
10
Cit. por Magnien; p. 47.

115
Los Cultos de Misterio

recibido de los Pelasgos, y los otros Helenos lo habían recibido de los Atenienses. Ya
que, cuando los Atenienses daban la iniciación a los otros Helenos, los Pelasgos
habitaban entre ellos... Y cualquiera que haya sido iniciado en los Misterios de Cabiros,
que los habitantes de Samotracia celebran habiéndolos recibido de los Pelasgos, este
hombre sabe lo que yo digo. Ya que los Pelasgos que vinieron a habitar con los
Atenienses habitaron antes Samotracia, y es de ellos que los habitantes de Samotracia
reciben las orgías.

Nuevamente el problema consiste en conjugar la lógica herencia indoeuropea con la,


parece que evidente, influencia egipcia. La conclusión que, referente al origen de los
misterios, emite V. Magnien 11 es la siguiente:

Y aquí la hipótesis que resumiría todas las que se han dado hasta ahora: los Misterios
han frecuentemente pasado de un lugar a otro en una época muy anterior a la historia
griega; los Misterios de Eleusis representan una formula nueva de una muy antigua
religión.

Magnien no cita de forma explícita la posibilidad de una influencia egipcia en su


conclusión, pero esta influencia podría explicar el hecho de la adquisición de un «nuevo
formato» por parte de la antigua tradición mistérica; esto en realidad se viviría como
una revitalización de las antiguas formas. Un proceso habitual en la historia de la
tradición. Exactamente este concepto se puede leer entre líneas en una declaración de
Diodoro de Sicilia, comentada por Magnien: 12

Siguiendo a este historiador, Orfeo aprendió en un principio maravillosamente la poesía


y la música, además de lo que concierne a la teología, y entonces «fue a Egipto, donde
aprendió aún muchas cosas y se convirtió en el más grande de los Helenos en las
“teletes” y las teologías».

Lo cierto es que, tal como dice Magnien, 13 «la mayor parte de los historiadores
modernos, sino todos, admiten que los Misterios han sufrido una transformación
completa hacia el siglo VII antes de Jesús Cristo». ¿Sería éste el momento en que
realmente se dejó sentir la influencia egipcia? Notemos que el siglo VII es sólo un siglo
después del final de la Época Oscura, de Hesíodo y de Homero, ya hemos hablado de
todo ello en el resumen histórico.

. . .

De todas formas, la influencia que las doctrinas impartidas en los misterios ejercieron
sobre el pensamiento griego parece que fue absoluta. En efecto: 14

La filosofía griega procede de los Misterios, al menos en opinión de los mismos


griegos. Ellos veían en Pitágoras un discípulo de Orfeo, de los sacerdotes egipcios, de
los hierofantes egipcios, de los Magos caldeos, de los Eleusinos. [...] Los filósofos como
Platón han seguido constantemente a Orfeo y a Pitágoras. [...] Para los filósofos que
florecieron después de Alejandro el Grande, su relación con las religiones ha sido

11
Op. cit.; p. 52.
12
Op. cit.; p. 45.
13
Op. cit.; p. 58.
14
Magnien; pp. 60 y ss.

116
Los Cultos de Misterio

reconocida desde mucho tiempo atrás.

117
DIONISIO Y ORFEO

MUERTE Y RESURRECCIÓN

Los juramentos de guardar secreto que, bajo pena de muerte, se imponía a los iniciados
en cualquiera de los misterios ha hecho sumamente difícil la reconstrucción de los
rituales y de las enseñanzas impartidas. Sin embargo, en la profusa literatura griega que
nos ha llegado, los eruditos han recogido aquí y allí breves fragmentos que permiten
arrojar alguna luz sobre el tema.

La doctrina órfica se basaba en la muerte y la resurrección de Dionisio, a veces llamado


Zagreo. Reproducimos el resumen que de esta doctrina hace Alfred Loisy: 1

Los hombres nacieron de las cenizas de los Titanes que habían devorado a Zagreo; por
consiguiente son impuros como aquellos de los que proceden; pero las cenizas de los
Titanes contenían también la sustancia del ser divino al que habían comido; por ello una
chispa divina subsiste igualmente en los hombres. La iniciación y el régimen de vida
órficos tienden a la liberación de este elemento divino mediante la posesión definitiva
de la inmortalidad dichosa. Es preciso separar del elemento terrestre, perecedero y
titánico, el elemento celeste e inmortal que proviene de Zagreo. El común de los
hombres está sometido a la ley fatal de la reencarnación en el cuerpo de un hombre o de
una bestia después de cada existencia, según sus méritos. Sólo los elegidos de Dionisos
se salvan por la gracia de la iniciación cuyas reglas instituyó Orfeo.

En realidad, se considera a los mitos órficos como un desarrollo particular de los de


Dionisio, más antiguos y con rituales más cruentos.

MATRIMONIO SAGRADO

Dos serían los ejes centrales en los que se desarrollaría el culto a Dionisio: el
matrimonio sagrado y la omofagia.

En las Antesterias de Atenas la mujer del arconte rey y sus catorce asistentes cumplen
dentro del mayor recogimiento, los ritos secretos que se coronan con la unión de
Dionisio y la reina. [...] Se ignora en qué condiciones el matrimonio sagrado se

1
Los misterios paganos y el misterio cristiano; p. 38. Loisy desarrolla en su estudio una interesantísima
comparación entre la economía de los misterios paganos y la del cristianismo. Se podría destacar que
su condición de católico no le ha impedido establecer las pertinentes comparaciones y elaborar unas
conclusiones muy demostrativas en cuanto a las similitudes entre ambos.

119
Dionisios y Orfeo

consumaba entonces, pues los textos hablan de consumación. 2

El matrimonio sagrado que aquí se realiza se reencuentra también en Eleusis, al estar


éste en el trasfondo de toda tradición verdadera. No deberíamos contentarnos con leer
tan sólo de una manera profana los antiguos ritos orgiásticos, pues estos eran sagrados,
representación de la unión del hombre con la divinidad. A ello se refiere san Pablo,
cuando dice:

«En razón de esto abandonará el hombre al padre y a la madre, y se adherirá a


su esposa, y serán los dos una sola carne (Gén 2:24)». Este misterio es grande,
mas yo lo declaro de Cristo y de la Iglesia. (Ef 5:31-32)

Volveremos sobre este tema más adelante.

SACRIFICO Y OMOFAGIA

El otro eje es el sacrificio ritual y la consiguiente omofagia.

El rito esencial de los misterios dionisíacos era la omofagia. «¡Qué alegría para
Dionisos —dice el coro al comienzo de Las bacantes de Eurípides— cuando sobre la
montaña, después de la carrera de los tíasos, se deja caer sobre el suelo! Vestido con la
túnica sagrada, ávido de beber la sangre del macho cabrío y de devorar su carne
cruda, se lanza hacia los montes de Frigia o de Lidia». Los apetitos que se atribuyen a
Dionisos son los de sus sacerdotisas. Su víctima podía ser igualmente un toro, pues
Dionisos es también toro. [...] Pero el sacrificio más común era el del cervatillo o del
macho cabrío. La túnica que llevaban las bacantes era la piel de los animales así
devorados. Era fácil para las mujeres llevar consigo esas víctimas, y Eurípides las
representa tratando a estas bestias como a sus propios hijos, o más bien como pequeños
dioses, y amamantándolos, mientras llegaba el momento de devorarlos. El rito se
cumplía cuando las bacantes estaban en el paroxismo del delirio. Destrozaban la bestia y
comían su carne viva, como Eurípides nos lo ha dicho de Dionisos. Existe la más
estrecha relación mística entre el dios, la víctima y las mujeres; ellas son también el
cervatillo que devoran. A tal título, y puede decirse igualmente a tal efecto, llevan su
piel; a menudo tienen tatuado un cervatillo o un macho cabrío, que testimonia su
calidad. 3

Antes de cumplir sus ritos las bacantes se preparaban mediante un ayuno de varios días
y observaban la continencia, tras lo cual masticaban hiedra pues al parecer era por ella
que entraban en su delirio.

La hiedra era la planta de Dionisos; las thyiades se coronaban la cabeza con sus ramas,
masticaban sus hojas y se decía que por allí entraban en ellas los espíritus violentos que
causaban su entusiasmo. 4

El famoso delirio de las bacantes no correspondía a una ebriedad vulgar, pues era al
estar poseídas por su dios cuando entraban en el paroxismo. Referente a la intención de
2
Loisy; pp. 24 y 25.
3
Loisy; p. 26.
4
Loisy; p. 26.

120
Dionisios y Orfeo

los ritos, Alfred Loisy 5 hace una advertencia:

No tienen por objeto regular el curso de la naturaleza sino incorporar en ciertos


individuos el espíritu que obra en la naturaleza. [...] El hombre será poseído por el
espíritu; la invasión del espíritu se traducirá por la crisis de locura donde se ve una
manifestación del espíritu mismo en el hombre.

El ritual se atemperó con el tiempo, dejando de formar parte de los misterios la


ingestión de carne cruda; pero en sus orígenes remotos parece que las ceremonias
fueron verdaderamente cruentas.

«[Existe] mención de sacrificios humanos y canibalismo ritual en el culto de Dionisos.»

«Un sacrificio humano con respecto a Zalmoxis está atestiguado por Herodoto IV 94.»

«Queda en firme sólo que, como de una forma u otra se daba muerte a un niño, a un
sacerdote o a una bacante, el sacrificio humano debe haber ocupado un lugar bastante
amplio en el culto de Dionisos en tiempos primitivos; y en este caso la víctima
encarnaba más o menos al dios, incluso cuando no era devorado.» 6

Sin embargo lo que aquí nos interesa resaltar es la identificación entre la víctima y el
dios; esto por una parte, por otra sería interesante preguntarse acerca del porqué de
semejante ritual.

El objeto de la omofagia no es dudoso y el sentido primitivo del rito se conservó intacto


casi hasta los últimos tiempos del paganismo. Plutarco nos dice que las bacantes,
masticando hiedra, incorporaban «espíritus violentos que producen una ebriedad sin
vino». Mediante la succión de la planta sagrada se absorbía una virtud divina. Con esta
misma finalidad se devoraba la carne viva de la víctima, que contenía la misma virtud
que la hiedra. 7

Frente a los cruentos misterios de la omofagia, el comentario antes apuntado referente al


sentido del matrimonio místico nos ha de facilitar una nueva exposición. En efecto, más
allá del sentido grosero hay que considerar el sentido de alimento místico (que
reencontramos también al estudiar los misterios de Eleusis), de un acto, el de la
manducación, que por otra parte bien puede relacionarse con la unión antes referida.
Dice E.H.: 8

La nutrición que mantiene en nosotros una vida efímera es un acto análogo al de la


generación. Comer es, en cierto modo, una unión de amor. Adán, según comiera el fruto
de la vida o el fruto de la muerte, era engendrado en la vida o en la corrupción. Según la
célebre sentencia de Pitágoras, sôma sêma, ‘nuestro cuerpo carnal es una tumba’.
Engendrado en la corrupción por efecto de un alimento corrupto, la carne no puede en
modo alguno participar de la inmortalidad. Así pues el hombre necesita un alimento
espiritual, apartado de la corrupción del mundo mixto.

Este es exactamente el punto central del misterio eucarístico cristiano.

5
Op. cit.; p. 34.
6
Loisy; p. 27, nota 21 p. 27 y p. 29.
7
Loisy; p. 29.
8
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 272.

121
Dionisios y Orfeo

Díjoles, pues, Jesús: En verdad, en verdad os digo: si no comiereis la carne del Hijo del
hombre y bebiereis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es
verdadero manjar y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi
sangre, en mí permanece y yo en él. Como es fuente de vida el Padre, que me envió, y
yo vivo del Padre, así quien me come a mí, también él vivirá de mí. (Jn 6:53-57)

De todas formas —volviendo al caso concreto de las ceremonias sangrientas en los


cultos— hay que apuntar que los seguidores de los cultos de Orfeo (que tal como hemos
dicho antes serían una rama de los cultos a Dionisio), eran vegetarianos, y si se
considera que...

La leyenda de Orfeo lo presenta como el gran iniciador de los misterios, el fundador no


sólo de los que llevan su nombre, sino de los misterios de Dionisos e incluso de los de
Eleusis. No fundó los misterios de Dionisos, pero de ellos procede, y sus propios
misterios son un culto de Dionisos más desarrollado en lo que respecta a las creencias,
reformado en cuanto a las prácticas. 9

...se podría opinar que había suficientes aspectos en el culto de los seguidores de
Dionisio que requerían una reforma a fondo en cuanto a rituales por haber sufrido estos
el proceso de degeneración tan inevitable en cualquier tradición. En cualquier caso, las
bacantes pretendían comer a su dios y absorber así su virtud para poder transformarse en
él. La prueba de ello era la adquisición de poderes sobrenaturales.

Una de ellas toma su tirso y golpea con él la roca, de donde brota una fuente de agua
pura, otra inclina su frula hacia la tierra y el dios hace surgir de allí un arroyo de vino.
Las que estaban sedientas de la blanca bebida no tenían más que raspar la tierra con la
punta de los dedos para ver correr ondas de leche, y los tirsos donde se enlazaba la
hiedra destilaban el dulce rocío de miel. (Eurípides. Las bacantes; v. 740-741)

En realidad eran transportadas a la tierra de los regenerados, a la tierra prometida.

Porque Adonai, tu Dios, te conduce a una tierra excelente, país de torrentes de agua, de
fuentes y profundos hontanares que brotan en las vegas y las montañas. Tierra de trigo,
cebada, viñas, higueras y granados; tierra de olivares, productores de aceite, y de miel.
(Dt 8:7-8)

Por su parte, la contraseña de los iniciados órficos «macho cabrío, caí en la leche»,
aunque enigmática, hace comentar a A. Loisy: 10

La fórmula no invita a suponer un baño de leche para la purificación del mystes; sin
duda significa que el iniciado, macho cabrío místico, identificado con la víctima y con
el dios del misterio, ha encontrado la felicidad, la garantía de la salvación eterna, en la
posesión anticipada del dios. Pero como la mención del cabrón se refiere a algún rito
simbólico de la iniciación órfica, podría ser que la de la leche haga alusión a un rito, a la
presentación y el consumo de una bebida de leche. Y este rito habría significado la
regeneración del iniciado, su cualidad de recién nacido, la transformación de su ser,
implicada en la denominación de cabrío. Subsiste en todo caso el hecho de que el
iniciado se regeneraba, se salvaba al asimilarse de un modo u otro al cabrón místico, a la

9
Loisy; p. 37.
10
Op. cit.; p. 39.

122
Dionisios y Orfeo

víctima que representaba, que siempre era, en cierta manera, para la fe, Dionisos-
Zagreo, al volverse él mismo «cabrío», al identificarse con Baco.

123
LOS MISTERIOS DE ELEUSIS

Los misterios de Eleusis merecen una atención especial, no en vano eran organizados
por la propia ciudad de Atenas y supervisados por el archon basileus, su rey. Así, no
sólo fueron los que más prestigio tuvieron de entre todos los de la antigüedad, sino que
aún hoy en día son objeto de estudio y consideración. Su objetivo era, en el fondo, el
mismo que el de todos los demás. Sobre Eleusis dice Alfred Loisy: 1

Nadie ignoraba cuál era el fondo de la creencia y la finalidad de los ritos, a saber: el don
de la inmortalidad, concedido por el favor de las diosas y la virtud de la iniciación,
cuyas reglas se suponía había establecido Deméter.

En efecto, la leyenda oficial de Eleusis pretendía que sus ritos habían sido instituidos
por la propia diosa Deméter. Todo el ritual giraba en torno al episodio mitológico del
rapto de su hija Core. Resumimos brevemente la historia:
Hades, el dios del Tártaro, se enamora de la joven Core, hija de Deméter y de Zeus.
Ante la imposibilidad de poderla seducir decide, con la connivencia de Zeus, raptarla
para hacer de ella su compañera en las moradas tenebrosas. En efecto, mientras la joven
recogía flores en una pradera la tierra se abrió de pronto y, con un fuerte ruido de
cascos, apareció un carro tirado por caballos negros. El conductor era invisible pero con
el brazo derecho agarró con fuerza a la muchacha que tan sólo pudo gritar: «¡Un rapto,
un rapto!» El hecho ocurriría en Eleusis. Hécate, diosa lunar inventora de la hechicería
y relacionada con el mundo de los muertos, fue la única que oyó la voz de la desdichada
Core y pudo informar a su madre, quien enseguida empezó a buscarla desesperada
durante nueve días y nueve noches, sin comer ni beber, llamándola por su nombre sin
cesar. Al décimo día se refugia en Eleusis, en el palacio del rey Céleo y su esposa
Metanira donde fue recibida con hospitalidad. Finalmente Triptólemo, un hijo de Céleo,
dio a Deméter la información que buscaba: sus hermanos Eumolpo, pastor, y Eubuleo,
porquerizo, estaban en el campo donde pacían los animales cuando de pronto la tierra se
abrió y tragó los puercos de Eubuleo, testimonio después del rapto de Core. Eubuleo
refirió el acontecimiento a Eumolpo y éste lo hizo tema de un lamento. Enterada del
asunto, Deméter junto con Hécate obligaron al dios Helios, el sol que todo lo ve, a
admitir el suceso. Sumamente enojada se refugió en su santuario de Eleusis impidiendo
a la tierra producir ningún fruto, con amenaza de extinguir a la raza de los hombres.
Zeus tuvo que intervenir y envió a Hermes con dos mensajes, uno para Hades que decía:
«Si no devuelves a Core estamos todos perdidos», el otro para Deméter: «Puedes tener
de nuevo a tu hija, con la única condición de que todavía no haya probado la comida de
los muertos». Desgraciadamente, uno de los jardineros de Hades, llamado Ascálafo,
atestiguó haber visto a Core comer siete granos de una granada tomada de los árboles
del huerto de Hades. Esto la ligaba inevitablemente al mundo subterráneo. Por fin se

1
Loisy; p. 42.

125
Los Misterios de Eleusis

llegó a un acuerdo: Core pasaría tres meses al año en compañía de Hades como reina del
Tártaro, con el nombre de Perséfone, y los nueve restantes con Deméter. Hécate se
ofreció a asegurar que se cumpliera el acuerdo y a vigilar constantemente a Core y así
Deméter consintió por fin en volver al Olimpo. Antes de partir instruyó al rey Céleo y a
sus hijos Triptólemo y Eumolpo en su culto y los inició en sus misterios.

Eubuleo, el porquerizo, parece haber quedado excluido del conocimiento de los


misterios. En el ritual eleusino el puerco simbolizaba al no iniciado; es el hombre
animal que ha de ser regenerado si quiere tomar parte en el mundo por venir: no hay que
olvidar que los rebaños de Eubuleo fueron tragados por la misma fosa en la que cayó
Core. Su nombre Εύ̉βουλος significa ‘buen consejero’, o bien ‘benévolo’, no es pues un
puerco cualquiera el que cae en la fosa de Core , es un puerco que sabe asociar su
destino al de un dios , que espera ser regenerado . Por su parte Eumolpo (Εύ̉μολπος, ‘el
que canta bien’) será el renacido, encargado de anunciar los misterios; de él nacerá la
familia de los Eumólpidas, de la cual se escogían los hierofantes eleusinos. Finalmente
Triptólemo (nombre cuya etimología no está muy clara) fue a quien Deméter enseñó los
principios de la agricultura y el primer hombre en sembrar grano en Eleusis; téngase en
cuenta que la espiga de trigo era el símbolo del renacimiento y de la culminación de las
iniciaciones impartidas a los mistes.

DEMÉTER: MATRIMONIO Y AGRICULTURA

Tanto a Orfeo como a Deméter se les atribuye la invención de los misterios y la relación
de estos con la agricultura. Notemos que, como diosa de la fertilidad de la tierra,
Deméter lo es también de la agricultura y del matrimonio.

Deméter da la salud y los medios de curar; ella es salvadora; ella tiene pues en esto las
mismas virtudes que la Isis de los Egipcios. [...] Instituyendo el matrimonio, ella no ha
realizado una obra diferente de su obra principal, ya que, a partir de la religión griega, el
matrimonio es una institución, como la iniciación comporta un matrimonio, y el
matrimonio es parejo a la agricultura. 2

Pero los misterios han sido establecidos en relación con el drama de su hija Core
(llamada Proserpina por los romanos), llamada también Perséfone reina del Hades; su
realeza nos revela su cualidad y su origen en este mundo:

Perséfone es la potencia por la cual el grano muerto da nacimiento a una nueva planta.
«Proserpina es idéntica a la fecundidad de las semillas» (Varrón en San Agustín. La
ciudad de Dios 7,20).
Proserpina arrastrada por Hades, es la potencia de germinación arrebatada cuando el sol
va hacia el equinoccio de invierno (Lydus. De los meses IV 137). 3

La sabiduría de los agricultores, la de los misterios y la del hombre no es sino una sola.

«Parece por los ritos misteriosos de Eleusis, dice Plutarco, que los antiguos sembraban
antes de la puesta de las Pléyades, es decir en el mes de Boedromion (tercer mes del 15
2
Magnien; p. 76.
3
Magnien; p. 77.

126
Los Misterios de Eleusis

septiembre al 15 de octubre): los ritos misteriosos de Eleusis tienen pues una estrecha
relación con la agricultura. Los Patria Eumolpidon, o ceremonias tradicionales de los
Eumolpidas, dan preceptos sobre la agricultura, sobre la forma de tratar los árboles
frutales y sobre la cría de los animales.»

«Testimonios antiguos se reencuentran en la Odisea XI 226, en Eurípides, (Rhésus, 962,


966). Y el mito a partir del cual Perséfone ha sido raptada por Hades, y después devuelta
cerca de su madre, significa no sólo que el grano caído en tierra y muerto forma una
nueva planta, sino que el alma, después de la muerte, reemprende una vida nueva.» 4

Así pues, Perséfone es el alma del hombre sepultada en la muerte de sus entrañas. En
Eleusis, los iniciados liberan su alma y la hacen fructificar hasta una primavera eterna.
Esta esencia, que se encuentra tanto en el hombre como en la naturaleza, es también
llamada Dionisio.

De un escolio de Esteban de Bizancio resultaría que los pequeños misterios eran «una
representación de lo que respecta a Dionisos»; evocación de Dionisos, probablemente
para el retorno de la primavera, y no pasión del dios o matrimonio sagrado. 5

DIONISIO INICIADOR

Es Dionisio el que dirige los misterios, el que preside la iniciación:

«Llaman Yacos y Dionisio al arquegeta de los Misterios, al demonio de Deméter.


(Strabón X II)» 6

«Dionisio es la potencia que hace subir en los árboles el principio húmedo y generador.
Es el dios del vino. Él ha dado la viña a Atenas, a los griegos... Dionisio tiene el poder
de purificar. Él revela el Pensamiento o el Nous. Él da a través del vino un delirio
preparador de la sabiduría.» 7

Ya hemos comentado el mito de Dionisio con relación a los misterios:

Dionisio, hijo de Zeus y de Perséfone, ha sido lanzado hacia abajo por los Titanes que
se han agarrado a él y lo han desmembrado; pero él es devuelto a la integridad.
He aquí una primera forma general del mito; expuesta por Pitágoras y los Pitagóricos,
siguiendo a Cicerón y a la tradición atribuida a Orfeo.
Dionisio ha sido desmembrado, después devorado por los Titanes; Zeus ha fulminado a
los Titanes; de la ceniza producida por el aniquilamiento de los Titanes han nacido los
hombres pues cada uno tiene así en sí mismo una parcela ínfima de Dionisio; este
Dionisio encerrado en el cuerpo humano y en el mundo como en una prisión debe ser
liberado con la ayuda del Dionisio que ha quedado arriba; así el hombre pasa de la vida
titánica a la vida olímpica o la vida única. 8

4
Magnien; pp. 123 y 78.
5
Loisy; p. 44.
6
Cit. por Magnien; p. 71.
7
Magnien; p. 79.
8
Magnien; p. 91.

127
Los Misterios de Eleusis

Hay un Dionisio, una esencia divina, sepultada en el cuerpo del hombre, (así pues es un
cuerpo), que hemos recibido de nuestros padres en una cadena que se remonta al origen
de la creación del hombre. Al nacer éste, se le incorpora una chispa del nous celeste, es
otra vez Dionisio, aprisionado en la materia de este mundo.

El alma sufre la misma suerte que Dionisio: ha vivido en un principio la vida indivisa,
después ella ha sido partida en la materia y encerrada en el cuerpo que es una prisión;
una vez que ha sufrido el castigo, ella se recoge en sí misma, es decir toma conciencia
de sí misma, y se convierte en un Dionisio, conducido hacia arriba por el Dionisio que
ha quedado arriba. 9

Es la conciencia de la vida que nos viene de lo alto, y que se incorpora a su propio


cuerpo bajo, inerte, con el fin de reanimarlo.

Filosofea de una filosofía el objetivo de la cual era desligar y liberar de su prisión y de


sus lazos el Nous [el Pensamiento] que está encerrado en nosotros, viniendo de arriba,
sin lo cual no sabría aprender nada sano, nada verdadero, sin la cual no sabría ver,
aunque actuase por cualquier sensación. Ya que el Nous, siguiéndolo a él, lo ve todo y lo
entiende todo; el resto está sordo y ciego. (Porfirio). 10

PEQUEÑOS Y GRANDES MISTERIOS

Las ceremonias de iniciación se dividían en dos grandes grupos, siendo los llamados
«pequeños misterios» un paso indispensable para tomar parte en los «grandes
misterios». Según la descripción de A. Loisy: 11

Pequeños y grandes misterios se celebraban una vez al año: los pequeños misterios en
Atenas, el 20 y el 21 del mes de anthesterión (febrero-marzo) [...] y los grandes
misterios en Eleusis, del 19 al 22 ó 23 de boedromión (septiembre-octubre). El mismo
personal sacerdotal presidía unos y otros. [...] Por ser la iniciación en los pequeños
misterios condición previa para la admisión en los grandes, cuando había afluencia a
ellos, o para permitir que los extranjeros hicieran el viaje sólo una vez, se celebraba una
sesión suplementaria de los pequeños misterios en la proximidad de los grandes. [...]
Las fiestas se celebraban con mucha pompa cada dos años, y sobre todo cada cuatro
años.

9
Magnien; pp. 78 y 79.
10
Cit. por Magnien; p. 163.
11
Op. cit.; p. 43.

128
PEQUEÑOS MISTERIOS

Diodoro de Sicilia mantiene que Deméter instituyó los pequeños misterios para la
purificación del asesinato de los centauros:

Deméter, para la purificación del asesinato de los Centauros estableció los Pequeños
Misterios, honorando a Heracles. (Diodoro de Sicilia, IV 14) 1

En el transcurso de uno de sus famosos trabajos, el cuarto, Heracles recibe la


hospitalidad del centauro Folo y, en su cueva, consume el vino que Dionisio había
dejado cuatro generaciones antes especialmente para esta ocasión; los demás centauros
pronto acuden al olor del vino para embriagarse y Heracles lucha con valentía matando
a muchos de ellos. Pernety 2 así interpreta la fábula:

La fábula dice que Hércules desafió a los Centauros, que lo habían irritado en casa de
Folo. Es que las partes representadas por los Centauros, se separan de la materia
homogénea durante el tiempo que los colores variados se manifiestan sobre la materia;
lo que esta expresado por Folo, de Φόλις, ‘abigarramiento, piel de diferentes colores’.

De hecho, hay quienes atribuyen al propio Heracles la institución de los pequeños


misterios:

Una leyenda pretendía que los pequeños misterios habían sido instituidos por Heracles,
deseoso de recibir la iniciación en una época en la que Eleusis no abría aún a los
extranjeros las puertas de su santuario. 3

Teniendo en cuenta lo que de él dicen los filósofos 4…

Más comúnmente Hércules es el símbolo del artista que emplea el mercurio filosófico
para hacer todo lo que se le atribuye.

...la enseñanza de los pequeños misterios podría corresponder al inicio de la Obra, la


purificación primera que sólo el hábil artista, aquí Heracles, puede llevar a buen
término. Esta sería la posible relación alquímica de los pequeños misterios.

ALIMENTOS MÁGICOS

1
Cit. por Magnien; p. 71.
2
Fables. Tomo II; p. 382.
3
Loisy; p. 44.
4
Pernety, Dicc.; art. HERCULE; p. 190.

129
Pequeños Misterios

Pero, ¿qué les ocurría realmente a los mistes?, ¿qué ceremonias observaban? De lo poco
que han podido reconstruir los historiadores sabemos que un cierto alimento era el eje
de las ceremonias.

Los iniciados tienen fórmulas que pronunciar para demostrar que han llegado a tal o
cual grado. Para mostrar que han sido iniciados a los pequeños Misterios, dicen, cuando
se presentan para ser iniciados a los grandes Misterios, «yo he comido el “thympanon”,
yo he bebido el “cymbalon”, yo me he convertido en místico». 5

No parece que los ritos eleusinos tengan nada que ver con las cruentas bacanales
atribuidas a los seguidores de Dionisio; sin embargo la cuestión de un alimento mágico
subyace en todos los misterios, incluso los no griegos...

«Yo tengo para comer un manjar que vosotros no sabéis. (Jn 4:32)»

«Yo soy el pan viviente, el que del cielo ha bajado. (Jn 6:51)»

Una cosa sí parece cierta, y es que el verdadero iniciado sólo puede ser aquél que ha
comulgado con la medicina hermética.

DE LA VIDA TITÁNICA A LA VIDA OLÍMPICA

Los pequeños misterios se celebraban en Ahrai, un suburbio de Atenas, y estaban


dedicados a Deméter y Core. Contienen como primer paso, según ya lo hemos dicho,
una purificación en la que Dionisio ejerce como purificador.

Olimpiodoro ha distinguido purificaciones públicas y purificaciones secretas. [...] Y


Clemente de Alejandría, en un texto bien conocido, distingue purificaciones
propiamente dichas y pequeños Misterios. «No es sin razón que los Misterios
comienzan en los Helenos por purificaciones, como entre los Bárbaros, por el baño.
Después de esto vienen los pequeños Misterios que contienen un fundamento de la
enseñanza y de la preparación a la enseñanza ulterior.» 6

El miste pasa de la vida titánica o animal a la vida divina u olímpica, del caos al orden,
de la ignorancia a la cultura; para recordar este paso, los mistes vivían en tiendas:

Acostándose bajo la tienda, los iniciados se acuerdan sin duda del tiempo en el que la
humanidad no conocía aún el culto de las Musas, la agricultura y las leyes.
En efecto, dice un mito, los hombres han vivido en otro tiempo a la manera de las
bestias salvajes, sin conocer la agricultura ni las leyes, ellos se devoraban unos a otros.
Es Orfeo, dicen unos, quien les condujo a una civilización más alta. Es Deméter u otros
dioses, dicen más a menudo. Lo cual significa que es la institución de la religión. 7

5
Magnien; p. 139.
6
Clemente de Alejandría. Stromates V 11. Cit. por Magnien; p. 182.
7
Magnien; p. 186.

130
Pequeños Misterios

Los hebreos también celebraban una fiesta en la que debían vivir en tiendas.

Habitaréis siete días en cabañuelas; todos los indígenas de Israel morarán en cabañas,
para que sepan vuestros descendientes que en cabañas hice yo habitar a los hijos de
Israel cuando los saqué de Egipto. (Lev 23:42-43)

Es la fiesta de las cabañas, en hebreo ‫ סכות‬sucot, 8 la vil morada del hombre; el hombre
P238F P

viejo de san Pablo, que en Grecia es el hombre titánico, esperando en el desierto la


recepción del don. En efecto, de estas cabañas dicen los judíos:

Sobre todo, debe éste cubrir el techo con ramas separadas de árboles u hojas, de modo
que las estrellas sean visibles, sirviendo para constante recuerdo de que todas las
bendiciones provienen del eterno y vigilante Guardián, Quien habita en las alturas. 9 239F

SUEÑO MÍSTICO

Los datos de que se dispone no son en absoluto abundantes ni clarificadores, pero según
V. Magnien parece que la finalidad de las tiendas es la de pasar la noche en ellas para
acceder a un cierto sueño místico.

De la misma manera que, en los Grandes Misterios, el iniciado muere para renacer a una
vida más bella, de la misma forma, en los Pequeños Misterios, el iniciado se duerme
para despertarse al sentimiento del orden verdadero y a la armonía; ya que, si la muerte
mística desembaraza del cuerpo, y de las pasiones del cuerpo, el sueño místico desliga
un poco del cuerpo y pone orden en la parte inferior del alma. 10 240F

Respecto al sueño Plutarco escribió:

La muerte consiste en exiliarse del cuerpo; el sueño consiste en huir de él como el


esclavo de su amo.

Y también...

No es sin una inspiración divina que él ha hablado, aquel que ha dicho que «el sueño
son los Pequeños Misterios de la muerte»; ya que el sueño, es verdaderamente una
iniciación primera de la muerte. 11
241F

Es este sueño el que comunicaría una primera instrucción al iniciado. En Génesis 2:21
se explica que Dios envía un sueño profundo (en hebreo ‫ תרדמה‬tardemah, ‘sueño
profundo, sopor’) sobre Adán antes de darle a conocer a Eva. Los judíos no han hecho
comentarios sobre el tardemah pero en el diccionario de Abraham Elmaleh encontramos
la entrada tardemah nebuah (del verbo ‫ נבה‬nabo ‘profetizar’) con el significado de
‘éxtasis de profecía’. Por esta experiencia Adán reconoce la propia esencia de la que ha
sido creado («ésta esta vez es carne de mi carne»), dicho de otro modo: la primera

8
Nombre del primer lugar donde acamparon los israelitas después de haber salido de Egipto.
9
Yaacov Vainstein; p. 136.
10
Magnien; p. 187.
11
Cit. por Magnien; p. 187.

131
Pequeños Misterios

materia con la que él fue creado. ¿Alguna relación con los pequeños misterios de
Eleusis? Opinaríamos que sí, aunque nos resulta imposible precisar más. Con todo,
podríamos concluir que la confesión del iniciado anteriormente citada de «haber comido
el “tympanon”, y haber bebido el “cymbalon”, para convertirse en místico», supone
haber ingerido algún brebaje o haber comido algún alimento que le produciría el sueño
místico (¿en una cabaña?), lo cual no es descabellado si tenemos en cuenta que la raíz
de místico en griego es μυο, ‘cerrar’ (particularmente los ojos) y entenderíamos que el
místico cierra los ojos a este mundo para contemplar mejor alguna cosa del otro. Por
otro lado, cabe preguntarse qué brebaje o qué alimento sería éste.

Hay algún que otro dato más, aunque demasiado incierto para poder ser considerado: tal
sería el sacrificio de un carnero, cosa probable y relacionada con el signo de Aries
(correspondiente a febrero-marzo) bajo el cual se desarrollaban los misterios, pues
¿acaso no es su virtud lo que se pretende captar?

132
GRANDES MISTERIOS

La finalidad es convertirse en un hombre perfecto bajo la guía de Deméter…

Por ella, el hombre se convierte en un hombre perfecto o un hombre realizado.


Para convertirse en un hombre perfecto, es necesario, como se ha dicho más arriba,
morir de una muerte simbólica y renacer a una vida maravillosa.
Deméter y Core presiden esta muerte y este renacimiento. Deméter da, de forma
permanente, la vida al mundo, a la ciudad, al hombre. Perséfone da la vida particular
que aparece en cada ser individual, vida que comienza por un nacimiento y termina por
una muerte. Pero las dos diosas, por los Misterios, permiten que el hombre llegue, desde
esta vida terrestre, a una vida maravillosa, semejante a la vida permanente y a la vida
celeste. 1

Los candidatos a la iniciación guardaban unos días de ayuno y de castidad. De las


ceremonias preliminares destaca un baño en el mar que el miste celebra junto con un
cochinillo, animal que es sacrificado enseguida.

Los candidatos a la iniciación corren hacia el mar. Llevan con ellos un puerco, símbolo
del hombre caído que se complace en el fango, o símbolo del no-iniciado, animal odioso
a Deméter porque destruye los dones de las diosas. A este puerco lo lavan en el mar, el
agua salada borra las manchas mejor que el agua de los ríos y de las fuentes. 2

He aquí el destino del porquerizo Eubuleo, purificarse primero para poder ser objeto de
sacrificio después. No se sabe con certeza si se celebraba algún banquete con el animal
sacrificado, aunque es probable.

EL KIKEÓN, ALIMENTO MÍSTICO

Unas pocas sentencias pronunciadas en el curso de las ceremonias han llegado hasta
nosotros; de su análisis sólo podemos extraer conclusiones genéricas:

Clemente de Alejandría y Arnobio citan una fórmula de los misterios que parece haber
sido una especie de contraseña. [...] Se encuentran en ella alusiones bastante claras,
aunque en términos enigmáticos, a ritos que parecen haber sido los de la iniciación
común: «He ayunado; bebí el “kykeón”; he tomado [alguna cosa] de la caja; después
de llevar a cabo [lo que era preciso] lo deposité en la cesta, luego [lo he puesto de

1
Magnien; p. 200.
2
Magnien; pp. 206 y 207.

133
Grandes Misterios

nuevo] de la cesta en la caja». 3

Del kikeón sabemos que:

El kykeón conforme al himno homérico a Deméter, era una mezcla de agua, harina de
cebada y poleo. La Ilíada agrega a esto queso rallado y vino; pero la receta del himno es
la del santuario eleusino. 4

En cuanto al resto...

El texto implica una significación muy aceptable: se hacía con el objeto un gesto ritual
que era un símbolo y una especie de sacramento de iniciación, como la absorción del
kykeón, comprendida ahora como participación en las aventuras míticas de Deméter.
Los objetos sagrados de la caja podían ser, eran probablemente, los que figuraban en el
culto de Deméter en las Tesmoforias de Atenas; eran emblemas sexuales.

La conclusión de Loisy a todo esto y que, en sustancia, suscribimos sería...

Subsiste en todo caso el hecho de que la comunión de los iniciados con Deméter se
representaba y producía mediante un doble símbolo: el de la participación en el kykeón,
brebaje mítico, sagrado, divino, alimento de inmortales; y el del contacto con objetos
que, como simple representación del matrimonio sagrado, no dejaban de atestiguar y
efectuar la unión espiritual del iniciado con la diosa del misterio. La comunión del
alimento y la comunión sexual tienden a resolverse en comunión moral con los
sentimientos de la diosa y en prenda de su benevolencia. Los ritos no se convierten por
eso en puros signos; son los medios sacramentales de la unión mística con Deméter. 5

Volvemos nuevamente a la relación apuntada antes entre alimento y unión.

MUERTE Y RENACIMIENTO

Víctor Magnien, 6 a partir de diversos fragmentos, nos ofrece una posible reconstrucción
de lo que les sucedía a los iniciados en el curso de las ceremonias:

Los iniciados son tenidos por muertos y reciben la sepultura.


Después comienzan un viaje, que representa el viaje de las almas en los Infiernos.
Ellos van hacia la oscuridad, conducidos por sus mistagogos.
Ellos no deben darse la vuelta, bajo la pena de caer en las manos de la Erinias que los
precipitan de nuevo en el lodazal. Con esto la religión significa que el iniciado debe
abandonar sin ninguna añoranza a su cuerpo y la vida dominada por las necesidades del
cuerpo: la sola añoranza de la vida bestial es suficiente para hacerlo recaer.
Diversas apariciones les aterran durante su marcha.
Llegan delante de un tribunal y soportan un juicio.
Si son reconocidos culpables, soportan un castigo.
Después son purificados.

3
Loisy; p. 52.
4
Loisy; pp. 53 y 54.
5
Loisy; p. 54.
6
Op cit.; p. 209.

134
Grandes Misterios

Cuando el juicio favorable ha sido pronunciado, ellos beben el agua del Leteo que les ha
de hacer olvidar la vida corporal.
Enseguida se lanzan hacia arriba corriendo. Llegan a la luz.
Reciben nuevos vestidos, se alegran los corazones de los iniciados, y ven espectáculos
magníficos.

Una terrible bajada a un infierno tenebroso donde se soporta un juicio, para después
subir hasta el éter radiante. A este resumen podríamos contraponer la confesión de
Apuleyo, quizás la más explícita de un autor clásico con referencia a una iniciación, en
este caso a los misterios de Isis en la que se puede apreciar el evidente paralelismo.

Yo he caminado en los confines de la muerte, y, después de haber pisado el umbral de


Proserpina, yo he vuelto, llevado a través de los elementos. Yo me he acercado a los
dioses subterráneos y a los dioses celestes, yo he estado cerca de ellos, y yo los he
adorado. (Apuleyo. Metamorfosis XI)

A pesar de la intencionada vaguedad de estas confesiones, la experiencia central que


sufría el iniciado es clara: muerte y renacimiento ante los dioses. Plutarco 7 dice:

El alma, en el momento de la muerte, sufre la misma impresión que los que participan
en las grandes iniciaciones. Y las palabras se asemejan como las cosas: τελευτα̃ν ‘morir’
y τελείσθαι ‘ser iniciado’. Primero vienen las marchas al azar, las penosas vueltas, las
carreras angustiosas y sin rumbo en medio de las tinieblas. Al acercarse al final, el
pavor, los estremecimientos, el temblor, el sudor frío, el espanto, llegan a su grado
máximo. Pero más allá de todo eso resplandece una luz admirable; el iniciado se
encuentra en lugares puros, praderas alegradas por las voces y las danzas, con la
impresión religiosa de palabras sagradas y de apariciones divinas. Perfecto de este modo
e iniciado, el hombre, que se ha vuelto libre y se pasea sin trabas, celebra los misterios
con la cabeza coronada y conversa con hombres santos y puros, mientras ve que la
multitud impura de los no-iniciados, que viven en este mundo, se amontona y
entrechoca en el lodazal y las tinieblas y, temerosa de la muerte, permanece en los males
por falta de fe en la dicha que da la iniciación.

A partir de este texto Loisy resume su conclusión:

La economía de los misterios comprendía pues, sin entrar en detalle, dos partes; una
parte de prueba y de dolor, incluso de angustia, que se desarrollaba entre las tinieblas o
al menos en una semioscuridad, y una parte de consuelo y de alegría, a plena luz, en
compañía de las divinidades y de sus amigos, los iniciados.

LECTURA HERMÉTICA

Leer este proceso en alquimia no resulta difícil. Filaleteo, 8 cuando describe el régimen
de Saturno, al principio de la segunda obra, dice:

¡Oh, triste espectáculo, imagen de la muerte eterna, pero qué agradable mensajero
conductor para el Artista! pues no es una negrura común, sino brillante, más que el más

7
Cit. por Loisy; p. 50.
8
Introitus; pp. 197 y 198. El subrayado es nuestro.

135
Grandes Misterios

intenso de los negros. Y cuando veas a tu materia hinchándose en el fondo del vaso,
como una pasta, alégrate: es que allí está encerrado el espíritu vivificante, y cuando lo
juzgue oportuno, el Todopoderoso dará vida a estos cadáveres.

Esto por lo que respecta a la bajada a los infiernos; a continuación viene la subida al
Éter. Filaleteo sigue describiendo inmediatamente después del pasaje citado:

Ten por seguro que, transcurrido el período determinado por el Todopoderoso para esta
operación, el espíritu resurge glorioso y glorificará a su cuerpo, ascenderá, digo, y
circulará suavemente, sin violencia, y ascenderá desde el centro hasta los cielos y
redescenderá de los cielos al centro, recogiendo la fuerza de lo superior y de lo inferior.

MUERTE INICIÁTICA

Morir para renacer, naturalmente en el hombre quien renace es Dionisio, su esencia


inmortal, e indudablemente que esto sólo lo puede hacer en el seno del miste. La
liberación de la esencia inmortal del hombre, aquí llamada Dionisio-Perséfone, es la
finalidad de los misterios. Es Dionisio (un renacido, ya lo hemos dicho) quien asume el
papel de hierofante. Pero la muerte por la que ha de pasar el miste no es la natural sino
la de los filósofos. Escribió Porfirio con respecto a este tema:

La muerte es doble: una, conocida de todos, tiene lugar cuando el cuerpo se desliga del
alma; la otra, la de los filósofos, cuando el alma se desliga del cuerpo. (Porfirio. Penses,
9) 9

Una muerte que es como un sacrificio donde el sacrificador es Dionisio; en la tradición


católica el arcángel Miguel. Agrippa concuerda y completa de forma sorprendente a
Porfirio, cuando escribió:

Y así como el sacerdote mortal sacrifica en este bajo mundo a Dios las almas de los
animales desprovistos de razón, por la separación del cuerpo con el alma, de igual
manera el arcángel Miguel, sacerdote del alto mundo, sacrifica las almas de los
hombres, y ello por la separación del alma respecto del cuerpo, y no del cuerpo respecto
del alma [...] y esa separación es llamada por los hebreos la muerte del beso. 10

Una iglesia todavía sabia así cantaba el destino del alma en el Ofertorio de la misa de
Réquiem:

[...] sed signifer sanctus Michael [...] pero que el portaestandarte san
repraesentet eas in lucem sanctam. Miguel las presente ante la luz santa.

9
Cit. por Magnien; p. 117.
10
Filosofía oculta; p. 391.

136
INICIACIÓN A LA EPOPTÍA

Transcurrido un año desde su iniciación a los grandes misterios, el miste podía acceder a
un grado superior: la epoptía. A pesar de que esta iniciación era consideraba como el
acabamiento del proceso iniciático al que tenía acceso el común de los mistes, lo cierto
es que la mayoría de ellos no optaban a ella, considerando que su iniciación a los
grandes misterios era más que suficiente para asegurarse la inmortalidad. No parece que
sea precisamente el drama de Deméter y de Core el eje de los ritos de la epoptía; así lo
explica A. Loisy: 1

Apuleyo hace alusiones perfectamente claras al rapto de Core, a las búsquedas de


Deméter, a la reunión de las diosas, tal como se representan en los misterios de Eleusis.
[...] Sin embargo otros testimonios, emanados por cierto de autores cristianos, pero
cuyos datos de hecho no cabe descartar, suponen que también en Eleusis se representaba
un matrimonio sagrado, la unión de Zeus y Deméter, en condiciones que eran fácilmente
interpretables como indecentes.

Y de esto último precisa:

El matrimonio sagrado de Deméter no aparece, por otro lado, como simple elemento de
una función litúrgica, sino como el punto culminante de una ceremonia que no
concierne para nada a Core. Se puede, pues, al menos, conjeturar que el matrimonio de
Deméter era el tema mítico representado en las ceremonias de la iniciación superior o
epoptía.

De este matrimonio sagrado dice Magnien: 2

En conmemoración con esta unión, los Misterios de Eleusis celebran una unión del
hierofante con la sacerdotisa, realizada en la oscuridad, unión que debe asegurar la
salvación de los mystes: se trata ahí de un matrimonio místico, con el cual el hierofante
ha sido vuelto estéril para la producción de la vida material, pero capaz de producir una
vida mejor. La diosa ella misma se convierte en la esposa mística de los iniciados.

Es la generación de los patriarcas de Israel, ancianos centenarios unidos a esposas


estériles. No corresponde a una generación titánica sino olímpica.

A la vida titánica se opone la vida olímpica; a la vida en el mundo de la generación se


opone la vida en el cielo. [...] Tal es el drama que nos concierne a nosotros hombres, que
estamos dispuestos unas veces en el orden titánico, otras en el orden olímpico y
actuamos unas veces en la generación otras en el cielo. (Próculo). 3

1
Op. cit.; pp. 51 y 52.
2
Op. cit.; pp. 89, 90.
3
Magnien; p. 91.

137
Iniciación a la Epoptía

EL NIÑO DIVINO

La unión representada en Eleusis se producía a oscuras; en efecto, el hierofante, en un


cierto momento del ceremonial, tomaba a la sacerdotisa y la arrastraba hacia la cámara
secreta donde se suponía que se consumaba la unión. Durante este tiempo las antorchas
se apagaban mientras los asistentes esperaban en silencio. Por fin...

Repentinamente el templo se iluminaba, las puertas del santuario secreto se abrían, y el


hierofante anunciaba a la asamblea en regocijamiento una nueva que debía ser motivo
de gran alegría: «La divina Brimó ha dado luz a Brimós». El nacimiento de un niño
divino es la garantía de la salvación esperada. 4

El engendramiento sagrado eleusino sirve para traer al mundo a un hijo salvador; a éste
se le relacionaba con el gran símbolo de Eleusis, la espiga de trigo:

Con la proclamación del nacimiento divino estaba coordinada la presentación de la


espiga de trigo. El autor de los Filosofumena, a quien debemos el conocimiento de estos
dos ritos, parece describirlos como si constituyesen uno solo: en cierto sentido la espiga
de trigo era Brimós. Una espiga de la última cosecha aparecía como la promesa, se
podría decir las primicias de la siega venidera. Representaba el renacimiento perpetuo
del grano. 5

Lo cual, según nuestra interpretación, representaría la ininterrumpida capacidad que


tiene el misterio para reproducirse año tras año, era tras era, y la posibilidad siempre
presente de conocer a Cristo. Decía san Juan de la Cruz:

Del verbo divino preñada


viene la Virgen de camino
¡Si le dais posada!

HUE-KUE

Un dato constatado de Eleusis merece también tenerse en cuenta:

Se conoce todavía una fórmula mística de Eleusis que consiste en dos palabritas: «haz
llover-embarázate». Según Proclo, se habría pronunciado la primera palabra mirando el
cielo y la segunda mirando la tierra, es decir que se le habría ordenado o pedido al cielo
que lloviera y a la tierra que fuese fecunda. 6

Resulta fácil establecer una relación entre esta invocación y el engendramiento de


Brimós. En la liturgia católica, la noche del Sábado Santo durante la que se produce la

4
Loisy; p. 56.
5
Loisy; p. 57.
6
Loisy; p. 57.

138
Iniciación a la Epoptía

resurrección de Cristo, en el momento justo cuando se prendían las lámparas de la


iglesia con el cirio pascual recién encendido, que simbolizaba dicha resurrección, el
diácono leía:

¡Oh noche verdaderamente feliz, que despojó a los egipcios y enriqueció a los hebreos!
Noche en que el cielo se une con la tierra y Dios con los hombres.

Entre las lecturas de esta noche citamos un fragmento de Isaías:

Pues así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y allá no vuelven, sino que
empapan la tierra y la fecundan y hacen germinar, de suerte que otorga sementera al
sembrador y pan al que come, tal será la palabra que salga de mi boca; no tornará a mí
de vacío, sin que haya producido lo que yo quería, y llevando a efecto felizmente
aquello para que la envié; lo dice el Señor todopoderoso. (55:10-11)

El fruto de la unión del cielo y de la tierra se manifiesta visiblemente en la noche de


resurrección; el cuerpo de Dios, como pan de trigo, vuelve a estar presente entre los
hombres para su salvación.

La lluvia devuelve la vida a la tierra estéril, imagen de la resurrección. (Mahoma; M.R.,


Libro I epígrafes)

No se puede decir más con menos.

Las ceremonias terminaban probablemente el 23 de boedromión por la mañana; por la


tarde regresarían a Atenas sin más ceremonias.

CONOCIMIENTO REAL EN LOS MISTERIOS ELEUSINOS

Clemente de Alejandría, a pesar de que por ser cristiano aparenta atacar con virulencia
los misterios, utiliza a menudo la economía y el lenguaje de estos para ilustrar el
mensaje del cristianismo; pues bien, referente a los de Eleusis, nos dice en Stromates V
11: 7

[...] los Pequeños Misterios que tienen algún fundamento de instrucción y de


preparación para lo que viene después; y los Grandes Misterios, con respecto al
conjunto de las cosas.
No queda más que aprender, sino a ver y contemplar intuitivamente la naturaleza de las
cosas.

Es decir, según Clemente de Alejandría una iniciación posterior, en este caso podríamos
interpretar la epóptica, abriría finalmente la puerta al conocimiento real, según
Clemente «contemplación intuitiva». De este tipo de conocimiento, sigue diciendo:

Si pues, habiendo abandonado todo lo que hay en el cuerpo y en lo que se llama


incorporal, nos lanzamos a la grandeza de Cristo, y de allí avanzamos en la inmensidad
abierta, en toda santidad, llegaremos a la percepción intuitiva del maestro universal,

7
Cit. por Magnien; pp. 227 y 228.

139
Iniciación a la Epoptía

habiendo reconocido no lo que es, sino lo que no es.

El conocimiento al que se refiere Clemente no se produce en este mundo:

[Este conocimiento] no está en el espacio, la causa primera, sino encima del lugar, del
tiempo, del nombre y del pensamiento.

¿Se podría relacionar esto con la experiencia ya comentada de Abraham (Gén XV),
cuando Dios «lo hizo salir fuera...» de este mundo?

En realidad esto no nos permite resolver la cuestión para nosotros fundamental con
respecto a Eleusis: saber si realmente se impartía alguna forma de conocimiento real en
alguno de los tres grados descritos, particularmente en el epóptico, o bien si todo
quedaba en una enseñanza puramente teórica y ritual. 8 Además, las iniciaciones
impartidas en Eleusis no terminaban con la epoptía. Superior a ésta existía otra
iniciación, llamada holoclérica, y los que la recibían formaban parte del primer escalón
de la jerarquía eleusina, es decir de los que conducían a los iniciados a través de los
pequeños misterios, de los grandes y de la epoptía; a este grado pertenecían poetas,
adivinos, purificadores... El grado siguiente en la jerarquía superior era el de sacerdote,
los llamados dadoucas, que llevaban la antorcha iluminadora y purificadora en las
ceremonias. Estos dos últimos serían, en principio, los grados de los auténticos
conocedores. Interpretamos que los sacerdotes serían aquellos que han hecho fructificar
su Dionisio hasta su perfecta multiplicación, así pues son capaces de transmitir la
iluminación. Los holocléricos, su grado inferior, aunque no hayan llegado a este
extremo, sí que son lo suficientemente testigos del misterio como para poder instruir
sobre él. Al menos ésta sería la teoría razonable, pero si nos atenemos a la opinión de
Theodoreto, 9 un autor cristiano, se podría cuestionar seriamente el grado de
conocimiento real de los sacerdotes. En efecto, dirigiéndose a los griegos dijo:

Entre vosotros incluso, no todos conocen el logos hierofántico, 10 pero la muchedumbre


numerosa contempla lo que se hace, aquellos a los cuales llaman sacerdotes realizan los
ritos de las orgías, y sólo el hierofante conoce la razón de lo que ocurre, y lo explica a
quien él quiere.

Esto nos lleva a comentar la cumbre de la jerarquía iniciática eleusina, la iniciación


hierofántica o real que confería el poder político y religioso. El hierofante sería, o
debería haber sido en algún momento, un conocedor real. Su sola presencia justificaría
la vitalidad de toda la pirámide ritual de eleusina, que quizás podría servir para poner a
un posible candidato en la auténtica vía de la iniciación, una vía que se cumple, según
Clemente, fuera de este mundo, y también lejos de Eleusis y de sus elaborados
ceremoniales.

LA CUMBRE DE LA JERARQUÍA ELEUSINA

8
A lo largo de los siglos fueron miles las personas iniciadas en los templos eleusinos, pues ser iniciado
en ellos era relativamente fácil; lo cual no avalaría la teoría de que en Eleusis se impartiese un
conocimiento real, al menos filosófico, tal como aquí lo entendemos, ni tan sólo en sus grados
inferiores.
9
Cit. por Magnien; p. 157.
10
Nota de Magnien: Logos hierofántico, la explicación de las ceremonias dada por el hierofante.

140
Iniciación a la Epoptía

Con respecto a las tres grandes jerarquías de Eleusis: holocléricos, sacerdotes y


hierofantes, hay que señalar que sus miembros eran escogidos de entre dos familias, los
Eumólpidas y los Kérykes. Los Eumólpidas fueron los que más protagonismo tuvieron
pues entre ellos se escogía a los hierofantes, y mantuvieron a su cargo la dirección de
los misterios hasta finales del paganismo. Ellos se hacían descendientes de Eumolpo, el
hijo del rey Céleo, iniciado por la propia Deméter. De entre los Eumólpidas no todos
eran escogidos para ejercer de hierofante, pues éste debía tener, entre otras cualidades,
un bello aspecto, y voz fuerte y bien timbrada. Según unos, Eumolpo pertenecía a una
de las tribus tracias que vivían al norte, y que en su descenso tantos trastornos causaron
en la sociedad pelasga de entonces. Esta sería la filiación indoeuropea de sus
descendientes, aunque no falta, por supuesto, la constancia de un posible origen egipcio,
(cuestión ya tratada Tradición griega – Resumen histórico).

Los eumólpidas son los sacerdotes egipcios transportados a Grecia. (Diodoro de Sicilia
I, 29)11

Si por un lado la cuestión de los Eumólpidas se puede interpretar como un recuerdo de


la transmisión filial, en realidad abre serias dudas sobre el hecho de que esta trasmisión
fuese efectiva. El que escoge a sus elegidos es siempre Dios, nunca los hombres. Sin
embargo, en defensa de estas familias eleusinas parece que hay constancia de que
adoptaron en su seno a extranjeros. No serían pues un coto absolutamente cerrado. Es
probable que en el seno de los Eumólpidas hubiesen habido en su origen uno o varios
conocedores que instituyesen los misterios y que la transmisión mistérica coincidiese en
algún momento con la filiación sanguínea —y era esto exactamente lo que se pretendía
en Eleusis—, pero que una sola familia, por el solo hecho de serla, sostenga a lo largo
de los siglos el conocimiento real del misterio es realmente improbable. Aunque esto no
excluye que de alguna u otra forma se mantuviese en el entorno sacerdotal de Eleusis la
transmisión de este conocimiento hasta una época determinada, conocimiento al que los
verdaderos candidatos pudiesen entonces tener acceso.

Por encima de la iniciación hierofántica había una «iniciación suprema», por la que el
hombre traspasaba la familia de los hierofantes y la de los reyes y se convertía en igual
a los dioses. Esta iniciación simbolizaría la culminación absoluta de la regeneración
posible en este mundo a la que unos pocos hierofantes tenían acceso.

EL FINAL DE ELEUSIS

Hacia la mitad del siglo IV los Eumólpidas parece que se extinguieron, pues un
sacerdote de los cultos de Mitra fue reclamado para ocupar el cargo de hierofante.
Aunque no duró mucho en su puesto, ya que en el año 396 Alarico invadió Grecia con
sus godos, quienes se ensañaron especialmente con Eleusis destruyendo por completo
todos sus santuarios.

11
Cit. por Magnien; p. 45.

141
TRADICIÓN LATINA

LOS ORÍGENES DE ROMA

Fue la ciudad de Roma (en sus orígenes un asentamiento de pastores de una tribu latina)
la que terminó por imponer su hegemonía cultural y política a través de un imperio que
abarcaba toda el área mediterránea (hasta tal punto que a este mar los romanos lo
denominaron mare nostrum), así como Asia Menor, Egipto y buena parte de Europa
Occidental. A partir del siglo IV dC, Roma perdió la capitalidad del Imperio, sobre todo
después de la transformación de Bizancio en Constantinopla por el emperador
Constantino; ahora bien, continuaría siendo un centro importante de poder al convertirse
en la sede del papado. Así, a partir del siglo VIII, Roma fue la capital de los Estados
Pontificios, los cuales existieron hasta 1870, año en que la ciudad fue anexionada al
reino de Italia, de la cual se convirtió en capital.

. . .

De acuerdo con las evidencias arqueológicas, Roma fue fundada probablemente durante
el siglo IX aC por miembros de dos de las tribus que ocupaban la planicie central
italiana: los latinos y los sabinos. En la zona de la actual ciudad se ha encontrado
cerámica de una época tan temprana como el 1400 aC, y en la zona del Foro se han
desenterrado esqueletos del siglo X aC.

En el siglo IX aC, la gran planicie central de la península itálica estaba ocupada por un
conjunto de tribus de lengua y cultura más o menos dispar: los latinos al oeste, los
sabinos en el valle superior del Tíber, los umbros, mucho más al nordeste, los salamitas
al sur, los oscos más al sur... Al nordeste de la península, los etruscos, pueblo de lengua
no indoeuropea y de origen incierto, dominaban el terreno hasta el límite norte de la
península y al sur colonias griegas, a lo largo de los siglos VIII y VII aC, terminarían
por salpicar la costa peninsular y la de Sicilia, configurando lo que más tarde se daría en
llamar la Magna Grecia. Etruscos al norte y griegos al sur eran las culturas sin duda más
desarrolladas y que más huella han dejado. 1 A pesar de los innumerables restos
arqueológicos, demasiado poco sabemos de los etruscos para poder profundizar en su
universo religioso, sobre todo porque su escritura no ha sido aún descifrada. Se sabe que
era un pueblo muy religioso, y también que en esa época la cultura griega ejercía sobre
ellos una atracción irresistible: 2

1
A pesar de la latinización, en algunas zonas se hablo griego hasta el siglo XII de nuestra era.
2
El alfabeto etrusco es una adaptación del griego que usaban los griegos del sur.

143
Tradición Latina

Esta helenización no era, sin embargo, fruto de una simple obcecación, de un esnobismo
como el que hizo a los príncipes orientales obnubilarse ante joyas egipcias o chipriotas.
A partir de mediados del siglo VII aC, por lo menos, los etruscos de la zona costera no
se limitaban a recibir mercancías de Grecia —primero de Corinto y Jonia, después de
Jonia y Atenas— sino que adoptaron formas de vida y economía semejantes a las
griegas. 3

No es únicamente el origen de los etruscos el que es incierto, también lo es el de los


latinos: 4

En concreto, el hecho lingüístico, tan importante en las investigaciones hasta principios


de nuestro siglo, este problema de los orígenes ha quedado hasta tal punto orillado por
la ciencia actual que ya nadie se atreve a plantear cuándo empezó a hablarse latín en el
Lacio, o etrusco en Toscana, y quien trajo esas lenguas, o dónde se formaron. 5

La pequeña Roma, amalgama de culturas, pronto sintió la influencia etrusca, hasta el


punto de sentar en su trono reyes de éste origen cuando la circunstancia lo aconsejó:

A partir de finales del siglo VII aC, con el desarrollo del comercio etrusco, la
infiltración comienza. Gentes de las ciudades de la costa sur etrusca empiezan a dejarse
ver en el Lacio y Campania. [...] El caso de Roma es conocido, y no nos corresponde
extendernos aquí en su análisis. Debía ser una ciudad habitada por distintas
comunidades —latinos, sabinos, etruscos—, y por tanto es lógico que los príncipes
locales decidiesen sentar en el trono a un etrusco, Lucio Tarquino. [...] Nada permite
pensar en una conquista: ya hemos visto como el rey pasó buena parte de su reinado
combatiendo contra las ciudades etruscas [...] sólo una visión historiográfica tardía se
empeñó en ver a estos monarcas como extranjeros, y por tanto como intrusos en la
historia de la ciudad. 6

MONARQUIA

Estos primeros reyes, de carácter mítico, fueron siete. El inicio de este período
monárquico fue exactamente datado, junto con la fundación de Roma, el 21 de abril del
753 aC por el historiador Publio Terencio Varrón, el cual asignaba una duración de
treinta y cinco años a cada una de las siete generaciones correspondientes a dichos
reyes.

Según la leyenda, el primero rey fue Rómulo (753-715 aC), quien junto con su hermano
gemelo Remo fueron los fundadores de la ciudad. La tradición los hizo descendientes de
Iulus, el hijo que Eneas, 7 el héroe troyano, tuvo con Ludovina, hija del rey lacio.
Rómulo gobernó Roma como un mando militar, así que pasó la mayor parte de su
reinado en guerra con sus vecinos. Para los asuntos ciudadanos había un consejo

3
Miguel Ángel Elvira. El enigma etrusco; p 42.
4
Sólo se sabe de ellos que pertenecían al tronco indoeuropeo y que se difundieron desde el este durante
la segunda mitad del II milenio aC.
5
Elvira; p. 17.
6
Elvira; p. 52.
7
La Odisea, pues, era conocida y admirada hasta ese punto.

144
Tradición Latina

compuesto por cien hombres, los patres (de ahí el nombre de patricios dado a sus
descendientes), llamado senado. A causa del uso despótico que hacía de su poder (llegó
a asesinar a su hermano Remo), acabó siendo profundamente odiado por el senado
quien le dio muerte y destrozó su cadáver.
Era el senado quien elegía al rey, y en general las relaciones entre el senado y éste
fueron buenas. Roma no dejaba de crecer en importancia numérica y política.
El último rey, Lucio Tarquino, llamado el soberbio, fue un auténtico tirano odiado
por el senado a causa de sus constantes abusos de poder. La violación de Lucrecia en el
año 509, una patricia romana, por parte del hijo de Tarquino, fue la gota que colmó el
vaso de los senadores y lo que finalmente supuso su destitución y la proclamación de la
república ese mismo año.

REPÚBLICA

La historia de Roma se resume en su constante expansión territorial, bien conocida, pero


también hay que destacar que desde el punto de vista civil y político, fue su capacidad
de adaptar sus modelos sociales y políticos a las necesidades de sus ciudadanos, en un
sentido, diríamos, más o menos democrático, lo que forjó una de las bases de su
imperio, al menos en su etapa republicana.

A lo largo del siglo IV aC, Roma se había ido convirtiendo en la mayor potencia del
mundo itálico. Había logrado poner en pie una imponente estructura militar y, sobre
todo, había sabido solucionar sus tensiones internas: durante más de un siglo, las
querellas entre patricios y plebeyos habían supuesto la creación de leyes nuevas, más
igualitarias y, ya en 366, los plebeyos lograron el derecho de acceder al consulado.
Cuando conquisten el paso franco a las funciones sacerdotales, en el 300 aC, su
equiparación con la vieja aristocracia será total.
[...]
Por lo demás, Roma, en guerra constante con los pueblos que la rodeaban, se forjaba un
territorio cada vez más amplio. 8

Resumiendo ambas citas de forma ilustrativa, diremos que en el año 90 aC la Ley Julia
convierte en ciudadanos de Roma a todos los ciudadanos de la península itálica.

Con la república, hasta la llegada de Cesar al poder en el año 50 aC, en 224 años Roma
había multiplicado su territorio cerca de 200 veces. Como hito de las conquistas
republicanas, en el año 146 saquearon Corintio y destruyeron Cartago, con lo cual
sometieron Grecia por un lado, y el norte de África por otro, convirtiéndose entonces en
la ciudad más importante del Mediterráneo.

EL IMPERIO

Un territorio tan inmenso era muy difícil de gobernar para un senado incapaz de

8
Elvira; p. 68.

145
Tradición Latina

moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. De las crisis y guerras


surgidas por este hecho, Julio Cesar, militar y pretor de brillante carrera, terminó por
imponer su poder absoluto por encima del senado. Aunque formalmente se guardaban
las formas republicanas, lo cierto es que ejercía como emperador absoluto, hasta tal
punto que fue asesinado por republicanos convencidos en las escaleras del senado por
miedo a que se proclamase rey. Fue así como se restauró formalmente la república.
Después del asesinato de Cesar, la situación interna del Imperio se agravó, situándose al
borde de la guerra civil, hasta que Octavio Augusto, hijo adoptivo de Cesar, regresó
victorioso de Egipto e implantó un sistema político imperial que de hecho ya existía. En
el año 27 fue proclamado Imperator Caesar Augustus. El título de imperator ‘vencedor
en la batalla’ lo convertía en comandante de todos los ejércitos. Después de su muerte,
el senado lo consagró como hijo del divus ‘divino’ Julio Cesar, lo cual lo convertía en
dios.
En el año 117 el territorio gobernado por Roma se había multiplicado casi por dos
desde el final de la república alcanzando el perímetro máximo de sus fronteras.

146
VIRGILIO Y LA EDAD DE ORO

APUNTE BIOGRÁFICO

Publius Vergilius Maro, conocido como Virgilio y con justicia llamado el «príncipe de
los poetas», nació el 15 de octubre del año 70 aC, en una pequeña aldea en el norte de
Italia, cerca de la ciudad de Mantua. Sus padres pronto reconocieron la gran inteligencia
de su hijo y le proporcionaron una buena educación.

Virgilio, hijo de un alfarero y de una mujer liberta llamada Magia. Su padre, hombre
laborioso e inteligente, pudo recoger una pequeña fortuna, a fuerza de trabajos y
privaciones, cosa que le permitió dar a su hijo una educación adecuada. Virgilio estudió
en Cremona hasta los diecisiete años; el 15 de octubre del 699 de la fundación de Roma
vistió la toga viril y pasó a Milán para continuar sus estudios. Un año más tarde lo
encontramos en Nápoles 1 dedicado al pleno conocimiento de los autores griegos,
especialmente Homero, Teócrito y Hesíodo, los cuales supo asimilar correctamente, tal
como se puede ver en sus obras. También estudió algo de medicina, cosmología,
matemáticas y filosofía. Adquiriendo, así pues, una cultura muy universal y selecta. 2

Su círculo de amistades no fue menos exquisito y tuvo una consecuencia definitiva en


su vida.

Durante este período Virgilio estableció relaciones de amistad con varios individuos que
vendrían a tener una gran importancia en la escena política e intelectual de Roma. Entre
estos se encontraban el poeta Asinius Pollo, Cornelius Gallus, Octavio, el sobrino de
Julio Cesar. 3

La protección directa de un emperador es un privilegio del que pocos poetas han


disfrutado.

En el año 27 aC, Octavio, el viejo amigo de Virgilio, se convirtió en el primer


emperador de Roma, adoptando el nombre de Augusto. A través de su ministro
Mecenas, se convirtió en un patrono activo de Virgilio y de varios otros escritores.
Virgilio se convirtió, en cierta forma, en poeta de la corte, aunque siempre conservando
su independencia de pensamiento y de expresión. 4

A los veintitrés años regresa a Mantua, donde poseía una modesta heredad paterna, que
cuidaba y administraba con tanta dedicación como ausencia de ambición. La vida del

1
Allí frecuentó la escuela del filósofo epicúreo Siro, del que más adelante hablaremos.
2
Wikipedia; art. Virgilio.
3
Robert J. Milch. A Eneida; p. 7.
4
Milch; p. 8.

147
Virgilio y la Edad de Oro

campo era su más firme compromiso y le permitía llevar una vida de contemplación
serena. De su afición a la vida campestre nacieron sus 10 poemas bucólicos (llamados
églogas) recogidos bajo el nombre genérico de las Bucólicas, considerados como un
verdadero tesoro de la vida campestre.

En el año 713 de la fundación de Roma, Virgilio tenía 28 años, las tierras de su región
fueron confiscadas por el gobernador Gaio Asinio Polión y repartidas entre soldados
veteranos. La hacienda de Virgilio tocó en suerte a un centurión llamado Arrio que no
dudó en enfrentarse a Virgilio cuando éste quiso defender su propiedad. Éste fue,
quizás, el período más turbulento de su vida. Finalmente viajó a Roma para implorar la
intercesión del emperador que le restituyó sus posesiones y le compensó con una
generosa indemnización. Parece que nunca volvió a Mantua y que se quedó en Roma
compartiendo con Horacio y otros literarios el favor de Mecenas. De esa época se dice:

Además de Horacio, Virgilio fue buen amigo de Tibulo, Propercio, Agripa, Mesala y
Polio. Disfrutó de una popularidad extraordinaria y lo rodeó una atmósfera de afecto y
veneración no igualada en ninguna época anterior y posterior. Modelo de candor, de
sinceridad, de gratitud y de benevolencia con todo el mundo, Virgilio consiguió ser el
verdadero modelo y prototipo del hombre perfecto y ejemplar, dentro de la cosmogonía
pagana. Su amor por el estudio fue considerable, y aún más lo fue su laboriosidad y
cuidado con que podaba, corregía, enmendaba cien veces, si era menester, los versos
que al calor de la pluma brotaban espontáneos y sin esfuerzo. En todas sus obras se
observa el cuidado y la sensatez con las que el poeta se esforzaba en dejar para la
posteridad obras que resistiesen el embate del tiempo. 5

Las Églogas fueron escritas a caballo de Mantua y su primera época en Roma.

A los treinta y cuatro años, se retira finalmente a Nápoles, donde acostumbraba a pasar
largos retiros a causa de su salud y a fin de alejarse del bullicio de la gran ciudad, para
escribir las Geórgicas que terminará pocos años más tarde, tras lo cual empleó el resto
de su vida en escribir la Eneida. Se embarcó hacia Grecia en un viaje probablemente
acariciado desde hacía tiempo, visitando también todos los lugares y comarcas de Asia
Menor en las que Homero desarrolló la acción de la Odisea. Residió en Patres, Corfú, la
isla de Creta y, sobretodo, en Atenas donde reencontró a Augusto quien le convenció de
regresar con él a Roma. Después de una difícil navegación, murió en el camino de
regreso a causa de su débil y enfermiza salud el 21 de setiembre del año 19 aC.
Siguiendo sus últimos deseos, fue incinerado en Puteoli (Pozzuoli) cerca de Nápoles.
Sus restos descansan actualmente en la iglesia napolitana de la Merguellina.
Él mismo escribió su epitafio: Mantua me genuit, Calabri rapuere, tenet nunc
Parthenope, cecini pascua, rura, duces. ‘Mantua me engendró, los calabreses se me
llevaron, ahora Parténope 6 me posee; he cantado los pastos, los campos, los jefes’. 7
La Eneida no estaba terminada y en su testamento dejó estipulado que se quemasen
los manuscritos, a lo que el emperador Augusto se negó, designando a dos amigos del
poeta con la tarea de transcribir los manuscritos, completarlos y dejarlos listos para su
publicación. Expresamente, Augusto ordeno «retirar todo lo que sea superfluo o
redundante, pero sin hacer ningún añadido bajo pretexto ninguno». El éxito de la obra
fue inmediato, consagrando a Virgilio como «príncipe de los poetas» y quedó como
máximo referente para toda la tradición literaria posterior. No se conserva ningún códice
5
Wikipedia; art. cit.
6
Antiguo nombre de Nápoles.
7
Para su interpretación ver L. Quarles. La Puerta. La tradición latina. La tumba del poeta; p. 67 y ss.

148
Virgilio y la Edad de Oro

de esa época, los existentes son del siglo V o VI.

LA HERENCIA GRIEGA

A pesar de la omnipresente influencia de la cultura griega como punto inflexible de


referencia para la cultura romana, no es menos cierto que ya por aquel entonces existía
una tradición latina consolidada y que se expresaba en latín.

Es evidente que Virgilio, como la mayor parte de los romanos, era susceptible a la
influencia de la cultura griega. No obstante, escribió en lengua latina y fue un producto
del ambiente romano. La educación de Virgilio, tal como la de tantos romanos ricos, fue
predominantemente griega, pero Roma tenía su propia historia literaria, larga y
fructífera, con la cual él también estaba familiarizado. De entre los escritores romanos,
Virgilio aprendió sobretodo de Eino, poeta del siglo II aC que compuso los Anales,
poema que traza la historia de Roma desde Eneas hasta su propio tiempo; Lucrecio, un
poeta de principios del siglo I aC, que escribió una epopeya filosófica De rerum natura,
‘La naturaleza de las cosas’, de la cual Virgilio sacó muchas de sus propias ideas
filosóficas; y Cátulo, un poeta lírico que vivió en el tiempo de Julio Cesar.

Aunque en honor a la verdad...

Es interesante notar que cada uno de estos escritores se encontraba a su vez bajo la
influencia de modelos griegos, tal como acontecía con Virgilio. 8

El origen de la sabiduría seguía siendo griego, en las formas como en el contenido; es


decir, la mitología latina en sustancia no era más que una latinización de la griega, con
alguna lógica presencia itálica autóctona, por tanto el contenido hermético de Virgilio,
que en los siguientes párrafos intentaremos realzar, sólo podía venir de los griegos.
Alrededor del siglo III dC, el control de la sabiduría doria helenística habría abandonado
el territorio griego para desplazarse a la ciudad de Alejandría, volviendo al Egipto de
donde había salido, pero en la época de Virgilio, la tierra de los faraones era para los
romanos tan sólo un inmenso granero en el que podían abastecerse con facilidad. De
hecho, estrictamente hablando, como más tarde veremos al comentar las Geórgicas, el
origen egipcio de la sabiduría griega (y por egipcio se entiende africano) no era una idea
extraña a Virgilio, pero está claro que en su obra tan sólo rinde un homenaje lejano a la
tierra de los faraones.

Virgilio visitó Grecia al final de su vida, pero el mensaje alquímico de las Bucólicas
permite concluir que en los años previos a la expropiación de su finca, y consecuente
traslado a Roma, tenía entonces 29 años, ya habría completado la Gran Obra en la paz y
la serenidad de la heredad agrícola de su Mantua natal. De entre los maestros conocidos
de su juventud en Nápoles 9 destaca el filósofo epicúreo Siro que en esa ciudad tenía una
academia. En el Apéndice virgiliana 10 le dedica unos versos. Primero, Virgilio parece

8
Milch; p. 11.
9
Recordemos que la ciudad estaba situada en el límite norte de la Magna Grecia y que Virgilio siempre
regresó a ella; con toda probabilidad era el foco alquímico de la época.
10
Apèndix virgiliana; vol. II, p. 171. Conjunto de poemas atribuidos tradicionalmente a Virgilio,
recopilados por primera vez en 1573. Es curioso como Virgilio termina diciendo «Iros de aquí,

149
Virgilio y la Edad de Oro

renegar de su primera etapa de formación antes de su partida a Nápoles, incluidos sus


compañeros...

Alejaros de aquí, vanas ampulosidades de los retóricos, alejaos, expresiones hinchadas


por un resoplido que no es acaico [ático, griego], y vosotros, Selio y Tarquicio Varrón,
linaje de los declamadores empapados de emplastos, iros de aquí, címbalos vacíos de mi
juventud. [...] para siempre adiós bellos compañeros.

Para continuar inmediatamente celebrando el encuentro con el nuevo maestro:

Nosotros hacemos vela hacia unos puertos afortunados, para escuchar las doctas
enseñanzas del gran Siro, y liberaremos nuestra vida de cualquier preocupación.
(Epigramas V 1-10)

No hay que esperar menciones explícitas al gran arte en la forma a la que nos tienen
acostumbrados los filósofos medievales. El lenguaje hermético-alquímico aparecería en
Alejandría tres siglos más tarde. Pero es indudable que el sentido profundo de la
tradición se oculta bajo las fábulas y bajo las formas de la poesía virgiliana y esto unido
una perfección literaria nunca superada.

El grave incidente de la expropiación de su finca agrícola obligó al sabio Virgilio a


trasladarse a la corte del emperador donde concluyó las Bucólicas con gran éxito; bajo
la influencia de Mecenas escribió las Geórgicas y, finalmente, el propio Augusto fue
quien le sugirió escribir la Eneida a fin de glorificar el Imperio. De no haber sido por el
incidente de la expropiación de sus tierras que lo ahuyentó de su Mantua natal,
probablemente Virgilio hoy engrosaría la lista de los sabios ocultos.

LAS BUCÓLICAS

Conjunto de diez relatos independientes, llamados églogas, de género bucólico y tema


pastoril. La primera gran obra en la que Virgilio demostró su maestría en el dominio del
hexámetro latino (adaptación del griego) y con la que consagró una fama que siempre le
acompañaría. El orden tradicional en el que se presentan las églogas no es el
cronológico. Sobre la temática y el estilo, Virgilio es fiel a las corrientes literarias de su
época. Sobre las Bucólicas leemos:

Es un poema inspirado en la obra homónima del griego Teócrito de Siracura. 11 Está


compuesto por diez églogas. Sus protagonistas son pastores que cantan en paisajes
propios del locus amoenus ‘lugar agradable’ pero que se ven perturbados por los
cambios políticos y la pasión amorosa. [...] Se aprecia la influencia de la poesía de
Valerio Cátulo, entre otros. De forma dialogada en general, imitados muy directamente

camenas, sí, vosotras también, iros para siempre, dulces camenas.» Las camenas —nombre
posiblemente etrusco— eran las ninfas de las fuentes y de los bosques de la antigua religión romana.
La helenización de Virgílio es, pues, completa, así como el rechazo explícito a una posible tradición
local.
11
Situada en la costa siciliana, era la capital cultural de la Magna Grecia, compitiendo con la propia
Atenas en importancia numerica y cultural. Su teatro fue el mayor nunca construido por los griegos.
Más adelante hablaremos del «verso siracuisano».

150
Virgilio y la Edad de Oro

(y en algunos versos incluso traducidos literalmente) de los Eidillya del poeta


saracusiano Teócrito. Hay que consultar el estudio del helenista Eichoff, Estudios
griegos con relación a Virgilio, que contiene una paciente elucidación de los textos
virgilianos con el teocriteo, y se deduce que Virgilio tan sólo fue absolutamente original
en las Églogas I, IV y VI. 12

. . .

La égloga que aquí nos interesa mencionar, por encima de las demás, es la cuarta.

Si tenemos en cuenta que, nosotros occidentales, somos en esencia culturalmente hijos


de la tradición clásica greco-latina, 13 los versos virgilianos que ahora siguen son el
resumen de toda una herencia milenaria adaptada a los moldes de nuestra idiosincrasia
simbólica, y simplemente merecen el calificativo de extraordinarios por encima de
cualquier otro texto.
La égloga se abre invocando a las musas sicilianas, las musas de la poesía pastoral,
autóctonas, pero inspiradas en griego...

Musas sicilianas, un asunto mayor debemos cantar


[...]
La edad última de la profecía de Cumas, por fin, ya ha llegado. Íntegramente renace el
gran orden de los siglos. Ya vuelve la Virgen, vuelve el reino de Saturno;14 ya una nueva
generación desciende de las alturas del cielo. Tú, casta Lucina, 15 seas propicia al niño
ahora nacido, bajo el cual desaparecerá finalmente la raza de hierro y sobre el mundo
entero surgirá la raza de oro; desde ahora reina tu hermano Apolo. (IV 1; 4-9)

En Cumas (enclave costero al norte del golfo de Nápoles 16), había un templo dedicado a
Apolo (el dios solar) en la cima de una pequeña montaña y por debajo, excavado en la
roca, se encontraba el antro de la Sibila que, inspirada por el dios, auguraba a los
mortales su destino, decían, en forma oscura o, en el caso del discípulo de Hermes, se lo
profetizaba. 17 Fue en Cumas donde el piadoso Eneas, de ascendencia divina, pisó tierra
firme por primera vez a su llegada a la península itálica. «El piadoso Eneas llega hasta
la cima del cerro donde señorea el templo elevado de Apolo y, a alguna distancia, el
abrigo lleno de horror sagrado de la Sibila, un antro inmenso en el que el dios profético
de Delos [Apolo] le inspira su gran alma y su voluntad, y le descubre el futuro» (Eneida
VI 912). Es muy cerca de ese lugar donde, conducido por la Sibila, Eneas también
encontrará la entrada a los infiernos. Lo veremos más adelante.

12
Wikipedia. Art. cit.
13
Al menos esto era cierto antes de que la modernidad borrase todo rastro de tradición entre nosotros.
14
Él presidió la primera edad, la de oro.
15
Diana (la diosa lunar), hermana de Apolo, bajo el apelativo de Lucina presidía los partos.
16
Nuevamente Nápoles. Notemos que no demasiado lejos de donde Virgilio quiso ser enterrado.
17
«Hay una diferencia esencial entre videncia y profecía. El profeta siempre es vidente, sin embargo, el
vidente no es profeta. [...] podríamos afirmar que, en general, la videncia es una aptitud natural que
permite ver en el mundo sutil —lo que los ocultistas modernos llaman el mundo astral— los
acontecimientos futuros que están en gestación. [...] el vidente es capaz de predecir, sin embargo es
incapaz de profetizar. La profecía, por lo contrario, es un don del Espíritu Santo: el sujeto juega un
papel pasivo y activo a la vez pues, si bien comulga con la conciencia cósmica, también fija el
porvenir por el mero hecho de “proferir” la palabra, y el futuro así “fijado” por la palabra profética,
se convierte en el “fatum” de los antiguos.» E.H. Creer lo increible; p. 96.

151
Virgilio y la Edad de Oro

Por lo que respecta al antro de la Sibila, las excavaciones practicadas en diversas épocas
han puesto al descubierto el vientre del cerro de Cumas, la larga galería subterránea que,
cruzando de parte a parte la altura, conduce a aquella caverna en la cual la Sibila
pronunciaba sus oráculos. El pasadizo o dromos, abierto en sección trapezoidal
directamente en la montaña e iluminado por respiraderos laterales, sigue un trazado
rectilíneo, de norte a sur, por el lado del mar, a lo largo del flanco occidental de la
pequeña montaña que domina la playa; tiene 131,50 m de largo, 2,40 de ancho y una
altura media de 4,50. Al fondo, hay una gran estancia rectangular, con techo de bóveda
y tres nichos en los muros: es el adyton desde donde la Sibila daba sus oscuras
profecías. 18

Regresando al texto virgiliano, la virgen que vuelve (notemos que no viene sino que
regresa, redeo en latín ‘volver, venir de, regresar; retornar’), y que da a luz a un hijo que
restaura la Edad de Oro, no necesita demasiados comentarios exegéticos para ser intuido
en su integridad, tanto teológicamente como desde el punto de vista hermético. Tan sólo
apuntar que esta Edad de Oro, que algunos se afanaron en su momento en asimilar al
reinado de Augusto, y otros como una prefiguración del nacimiento de Cristo y la
consecuente expansión de la fe cristiana, no puede ser otra cosa más que el testimonio
de la experiencia interior de regeneración vivida por el propio Virgilio. Las expresiones
«íntegramente renace el orden de los siglos» o «sobre el mundo entero surgirá la raza
de oro» no puede sino proyectar la mente al transcurso exterior de los ciclos cósmicos, a
pesar de los acontecimientos posteriores que lo desmentirán categóricamente y que por
tanto sitúan las profecías hechas por Virgilio en el terreno de la alegoría metafórica en el
mejor de los casos, o de la absurda entelequia en el peor. He ahí el engaño. De las
tramposas profecías de la Sibila, prototipo profético de nuestra tradición latina, Virgilio,
su transmisor, dice como «desde su santuario, la Sibila de Cumas difunde el horror de
sus predicciones ambiguas y muge en su antro, envolviendo las verdades con sombras»
(Eneida VI 98-100). No hay nada fuera, es en el interior donde ha nacido el Salvador y
donde «desde ahora reina Apolo», allí donde «desaparecerá finalmente la raza de
hierro» y donde «todo se llena de alegría con el siglo que se acerca» (égl IV 52). 19 De
Apolo, dios de la poesía y director del coro de las musas, dice Ovidio en las
Metamorfosis:

Júpiter me ha engendrado. Por mí se manifiesta lo que será y fue y es, por mí se


armonizan los cantos y las cuerdas [de la lira]... (I 517-518)

Del niño salvador, sigue diciendo Virgilio:

Este infante recibirá una vida divina y verá los héroes mezclados con los dioses y entre
estos él mismo será visto; y regirá el universo pacificado por las virtudes de su padre.
(IV 15-17)

18
Eneida. Volumen II. M. Dolç; p. 122.
19
Virgilio también dice que «Y justamente bajo tu consulado, sí, bajo el tuyo, Polión, se abrirá esta
edad gloriosa, y comenzarán los meses del Gran Año su carrera bajo tu mandato» (IV 11-12)
situando cronológicamente para la posteridad la época en que Virgilio culminó la obra. Gayo Asinio
Polión fue cónsul junto con Cneo Dominico Calvino, las dos máximas autoridades después del
emperador, en el año 40 aC. Utilizó su influencia para restauar a Virgilio sus tierras confiscadas. Él
fue el creador de la primera biblioteca pública en Roma. Sorprende que no mencionase aquí al
emperador Augusto a quien muchos asimilan como el iniciador de la «Edad de Oro» o «Imperial»
romana.

152
Virgilio y la Edad de Oro

Los críticos notan la ausencia del nombre del padre en la égloga. La virtud del Altísimo,
Gabriel, que cubrió a una virgen en Nazaret, aparentemente no se menciona en el
poema.

. . .

E.H. comentó con detalle el sentido alquímico de un fragmento de la égloga quinta, el


llamado canto de Sileno. 20 En los primeros versos, Virgilio invoca nuevamente la musa.
En este caso, curiosamente Talía, musa de la comedia, que en sus orígenes era una musa
campestre, inventora de la agricultura:

La primera que se ha dignado a entretenerse con el verso siracusano, tampoco se ha


sonrojado por habitar los bosques, nuestra Talía. (VI 1-2)

E.H. dice de ella: 21

Esta musa de la comedia representa los misterios bajo un aspecto que incita a la risa.
[...] Talía es la musa de la comedia, vinculada a los misterios de Baco o Dionisio. 22 Se la
representaba con una máscara cómica, un bastón de pastor o una guirnalda de hiedra.
[...] El poeta dice que «no se ha sonrojado por habitar los bosques», lo cual es una
alusión al aspecto grosero de la prima materia que, efectivamente, se encuentra en los
antros silvestres. Ramon Llull se expresa así en el capítulo III de su Teoría:

[...] si quieres encontrar esta primera materia, has de saber [...] que se la llamó
Forest por comparación con una cosa tosca y cruda [...]

Veamos integro el canto de Sileno y notemos los versos finales:

Cromis y Mansilio, dos niños, vieron dentro de una pequeña cavidad a Sileno que yacía
adormecido, con las venas hinchadas, como siempre, por el Baco de la vigilia.
Solamente las guirnaldas desprendidas de su cabeza estaban por el suelo, no demasiado
lejos de él, y un pesado cántaro con un asa gastada le colgaba de la mano. Lo acometen
(porque a menudo el viejo los había engañado a los dos con la esperanza de un canto) y
lo atan con sus mismas guirnaldas. Aegle llega, añadiéndose a ellos para reforzar su
timidez, Aegle, de las náyades la más bella y, justo mientras ya ve [despierta], ella le
pinta la frente y las sienes con sangre de moras. Él ríe la astucia: «¿Por qué me ligáis
estas ataduras?», dice. «Desligadme, muchachos: ya es suficiente haberme podido
sorprender. Los cantos que queríais, escuchadlos; los cantos son para vosotros. En
cuanto a ésta, por paga tendrá otra cosa.» Al mismo tiempo, he aquí que comienza [a
cantar]. Entonces hubieseis podido ver saltar en cadencia Faunos y bestias y los rígidos
robles agitar su copa. [...] Porque Sileno cantaba cómo en el gran vacío se habían
amalgamado las simientes de las tierras, del aire y del mar y, a la vez, las del fuego

20
Hilo de Penélope. Tomo I. Chromis et Mnasylus in antro. Reflexiones acerca de Virgilio alquymista;
pp. 103 y ss. El abusivo recorte a que hemos sometido el artículo de E.H. únicamente puede ser
compensado con su lectura íntegra a la cual remitimos al lector.
21
Todas las citas de E.H. han sido extraídas del artículo Chromis et Mnasylus in antro.
22
Allí donde Virgilio dice «se ha dignado a entretenerse con el verso siracusiano» los críticos entienden
como habiendo sido la primera en haber aclimatado a la Italia latina la poesía de Teócrito (siracusiano,
como ya hemos apuntado), el género bucólico (M. Dolç; p. 180). Pero Siracusa era una ciudad
también famosa por la celebración de sus misterios báquicos, lo cual hace decir a E.H en el mismo
artículo que el «verso siracusiano» se refiere a los misterios báquicos.

153
Virgilio y la Edad de Oro

líquido. (VI 13-29; 31-33)

Según la tradición, Cromis y Mansilio eran dos jóvenes sátiros habitantes de los
bosques. Siempre asociados al culto de Baco, entretienen su vida con vino, placeres,
música y danza. Así serán evocados por el lector latino, a pesar de que Virgilio los llame
por otro nombre:

Pero nuestro texto los denomina sencillamente pueri, ‘niños’. Se dice que la obra de la
piedra no es más que un juego de niños. Así pues, nuestros pueri, jugando, dando
brincos y haciendo cabriolas, descubrieron el antro de Sileno. Dicen que nadie puede
llegar allí solo, siempre hay que ser dos: el maestro y el discípulo. (E.H.)

Sileno durmiendo en su antro es la famosa primera materia mineral en su mina,


impotente para despertar, si no es con la ayuda de un discípulo del arte.

Sileno con la cabeza grávida de vino, imagen de esta tierra, principio de la obra, y con
las venas hinchadas de un valioso licor. (E.H.)

Sobre Sileno, E.H. cita el texto latino, junto con su traducción, de un largo fragmento
extraído de la Arcana arcanissima de M. Maier, del que nosotros citamos el final:

Como Pan y los sátiros, compañeros de ruta de Baco y Osiris, Sileno, en realidad, no es
más que la primera materia en su estado vil y silvestre, es decir, grosero. Si esta misma
materia fuese tratada con dulzura y humanidad, Baco, el omnipotente dios del oro,
surgiría pronto para pagar este favor con otro múltiple.

En el escenario descrito en la égloga, hay los dos elementos imprescindibles para


emprender la Obra: la bendición celeste y el vaso para cocerla:

Las guirnaldas y las cintas indican siempre la naturaleza sutil o volátil; son las
influencias celestes que yacen, inútiles, junto a esta tierra adormecida.
[...]
El cántaro es una copa con asas. Por lo tanto, todo lo necesario para la obra se
encontraba reunido en aquel lugar. La copa representa el receptáculo para este mercurio
destinado a volverse, por las operaciones del arte, el elixir de larga vida. (E.H.)

Maestro y discípulo se ponen, pues, manos a la obra atando a Sileno con las guirnaldas.
Fijar el volátil, una labor imposible sin la ayuda de un raro fuego secreto, aquí Aegle,
encargada de «reforzar su timidez».

«Lo atan con sus mismas guirnaldas», difícil labor, la de atar la naturaleza sutil y volátil
a esta tierra. Dicha labor sería, de hecho, imposible sin la intervención de Egle [...] «la
más hermosa de las náyades» [...] Egle (Αἲγλη) significa en griego ‘el resplandor del
fuego’. Es la más hermosa de las náyades nadando en el gran Océano, que, según la
filosofía de los Antiguos, rodea por completo la isla flotante de nuestra tierra.
Desgraciadamente, muchos alquymistas quieren obrar sin asegurarse la compañía de
esta hermosa y encantadora persona 23 que ilumina la vía de la sabiduría. Podríamos
multiplicar las declaraciones de los filósofos acerca de este tema capital. Citaremos una
de ellas y las habremos citado todas:

La Naturaleza posee una luz propia que no aparece ante nuestra vista, el cuerpo

23
Manera curiosa de definir un fuego envolvente como un vapor.

154
Virgilio y la Edad de Oro

es para nosotros la sombra de la naturaleza; por ello, en el momento en que


alguien es iluminado por aquella hermosa luz natural, todas las nubes se disipan
y desaparecen ante sus ojos, supera todas las dificultades, todas las cosas son
claras para él, presentes y manifiestas. (E.H.)

La única dificultad a resolver (a hacer presente pues estaba oculta) es cómo despertar a
este dios dormido. Esta primera emanación tiene mil nombres y ha dado lugar a mil
alegorías, pero tiene un único color: «Mientras ya ve, ella le pinta la frente y las sienes
con moras sangrientas» (VI 22).

Se nos describe aquí el mercurio de los filósofos. [...] También se trata del famoso
espejo de los alquimistas, donde el discípulo de la sabiduría contempla y descifra el
secreto de la tierra y de los cielos; por último es el eléctrum de Paracelso o primer ser de
la filosofía. Con el jugo de moras, sin duda alguna, Virgilio ha descrito su color. Se
parece a la amatista.
[...]
Contemplar a este Sileno es una elocuente revelación. A través del cristal de su atanor, y
en el momento de esta maravillosa conjunción de la cual nos ha hablado el poeta en el
verso 22, el discípulo del Arte contempla maravillado el único tesoro de la vida, y dicha
contemplación se desarrollará poco a poco en su espíritu y en su corazón 24 como el
suntuoso poema de esta naturaleza entera, que se muestra a él. 25 (E.H.)

Es el inicio de la llamada «vía húmeda» o de la disolución. «Pero él, riéndose de esta


astucia: ¿Por qué anudar estas ataduras? Desatadme, niños, basta con que vuestro
poder sea evidente». (VI 23-24)

He aquí la alegría de Sileno al despertar. No hay alegría para esta tierra mientras
permanece sola y adormecida. Pero aquí, unos sabios hijos de la filosofía vienen y la
riegan con este espíritu fermentativo que la hará vegetar. Es la risa de la primavera.
«Desatadme, niños»; deberíamos traducir: ‘disolvedme’, que también es el sentido más
próximo del solvite latín. Es una invitación a la vía húmeda de la disolución. (E.H.)

Es Aegle quien vuelve elocuente a Sileno («los cantos que queréis conocer, conocedlos»
(VI 25)), gracias a los cuales el discípulo recibirá la inteligencia de los misterios de la
Escritura, las fábulas sagradas y los de la poesía inspirada. La segunda parte de la obra
consiste en su coagulación: «Para vosotros los cantos, para ésta [Aegle], otra
recompensa» (VI 26), a lo cual E.H. comenta: «Es una alusión a la vía seca de la
coagulación que sigue a la disolución».

La naturaleza entera (reunificada en el vaso del artista) se mueva al compás de la danza


cósmica en el secreto de su corazón. «Pues cantaba cómo se habían amalgamado, en el
gran vacío, las simientes de las tierras, del soplo y del mar con el fuego líquido» 26 (VI
31-33)

¿Quién puede, pues, pretenderse discípulo de la alquymia sin haber visto, en la luciente
copa, tierra y fuego fluyendo del aire que llueve? El autor de estos versos revela aquí su
calidad excepcional. (E.H.)

24
El subrayado es nuestro. He aquí el Siglo de Oro.
25
«Y sólo a él», añadiríamos.
26
«Las tierras» porque son dos, una de arriba otra de abajo. El ‘fuego líquido’ liquidis ignis.

155
Virgilio y la Edad de Oro

LAS GEÓRGICAS

Después de publicar las Bucólicas, en la cima de su popularidad, Virgilio renuncia al


género bucólico propio de la escuela helenística y escribe lo que parece ser un tratado
de la vida agrícola y ganadera. Los especialistas están todos de acuerdo en subrayar las
coyunturas económicas y sociales que motivaron a Virgilio a escribir un tratado de esta
naturaleza.

El origen de esta inspiración nueva, remarcadamente política y social, hay que buscarlo
en la vida intelectual y sabia de los tiempos de Virgilio, a la vez que en las condiciones
económicas de la Italia de sus días. Los grandes propietarios romanos se habían
desinteresado poco a poco de la agricultura, no sólo a causa de las devastaciones que las
guerras civiles sembraban en sus posesiones, sino también porque, acostumbrados a ver
Italia provista por las abundantes cosechas de Egipto desde el África romana y de
Sicilia, preferían destinar sus latifundia, siempre en aumento, a granjas de placer, con
inmensos palacios, o a vedados de caza. Pero a lo largo de aquellos años el horizonte
económico se había ensombrecido de nubes violentas: Sexto Pompeyo bloqueaba
durante seis años las costas de Italia, impidiendo el aprovisionamiento de cereales;
Marco Antonio, amo del Oriente entorpecía la afluencia del oro. La crisis se agravaba.
Para vivir, era necesario volver a los principios de la economía esencialmente agrícola
del pasado.
[...]
Virgilio, el cual había permanecido campesino, tanto en los gustos como en las formas,
y sentía palpitar, más allá de los motivos convencionales de sus Bucólicas, la tierra y la
vida del campo itálico, se unió de buen grado a aquella realidad. 27

Nuevamente, los estudiosos han detectado en los cuatro libros de los que se compone el
texto, numerosas influencias de autores anteriores a él, pero la originalidad de Virgilio
en la elección de los temas hace pensar en un plan que va más allá de un simple tratado
geórgico.

Sigue sin ser explicado por qué el poeta, habiendo concebido el proyecto de escribir un
poema geórgico, limitó su argumento y distribuyó la materia tal como lo hizo,
atribuyendo una importancia sensiblemente igual a los temas de cada uno de los cuatro
cantos: el cultivo de los cereales, notablemente el trigo, y los señales astronómicos, en
el libro I; la arboricultura, representada especialmente por la viña, en el libro II; la cría
de los animales, en el libro III; las abejas, no propiamente un manual de apicultura, en el
libro IV. 28

Sea como sea, lo cierto es que...

No pocos comentaristas, aún, han señalado, de un libro a otro de la obra, una feliz
gradación creciente que traslada al lector desde la tierra y los sembrados que la cubren a
los árboles que se alzan encima de ella; después, a los seres vivientes que la tierra nutre,
los rebaños, hasta alcanzar, con las abejas inteligentes y sociables, la cumbre de la

27
Geòrgiques. Miquel Dolç; pp. 21-22.
28
Op. cit; p. 30. También «Quedaría siempre para explicar la distribución de la materia en estos cuatro
cantos, la desproporción entre los libros I y IV, el menosprecio del que ha sido objeto el olivo en el
libro II, la omisión de las aves de corral y del huerto, además de no pocas lagunas, como el cultivo de
los prados o la caza.» Op. cit.; p. 31

156
Virgilio y la Edad de Oro

jerarquía de los seres no humanos dotados de sensibilidad y movimiento. 29

Los cuatro primeros versos del libro I son un resumen de la obra al completo que
acabamos de mencionar, al que añadimos los versos 5 y 6: una invocación al cielo y a la
tierra.

[Canto] aquello que hace ufanos a los sembrados, bajo qué constelación, Mecenas,
conviene girar la tierra y enlazar con los chopos las parras; que cuidado hay que tener de
los bueyes, que celo en la cría de los animales, que experiencia en la de las parcas
abejas, he aquí lo que comenzaré desde ahora a cantar. Vosotras, o clarísimas luminarias
del mundo, que guiais el curso del año dentro del cielo; vosotros, Liber [Baco] y
nutricia Ceres [...]. (I 1-6)

Hay que decir que, a pesar del detalle con el que a menudo Virgilio alecciona sobre las
prácticas de «su» arte, 30 no es menos cierto que a menudo sus consejos son simplemente
impracticables o para nada científicos, a menos que sepamos encontrar otra lectura
menos aparente. Un claro ejemplo de esto lo tenemos el libro IV, a partir del verso 281
(notemos que también es el broche de todo el tratado) en que aconseja como proceder
en caso de la pérdida total de los enjambres. Citemos para empezar el primer verso de
dicho libro, donde resume la cualidad y el origen que los antiguos atribuían a la miel,
sin insistir nosotros en su lectura hermética, que por otra parte nos parece evidente.

Siguiendo adelante, voy a cantar la miel, un rocío aéreo, 31 presente celeste. (IV 1)

«A menudo —dice E.H.— [los filósofos] ponen en sus escritos el principio al final, y
repiten varias veces la gran obra en un mismo texto, sin que el principiante se dé cuenta
de ello.» 32 Es el caso del final del cuarto libro, que ofrece un procedimiento para
obtener esa divina materia original con la que el mundo ha de ser recreado, que
evidentemente debería haber iniciado la primera geórgica; sin tampoco dejar de ser
verdad que en la misma narración que analizaremos se entremezclan las etapas del
proceso como en un laberinto.

En los versos 251-280 describe una serie de consejos para reconocer y curar las
enfermedades de las abejas. En caso de extinción, para renovar el enjambre, o mejor
dicho provocar el nacimiento de uno nuevo, recomienda un método antiguo:

Pero si alguien se viese de pronto privado de toda la especie y no tuviese otro medio
para hacer renacer su descendencia, es el momento de exponer el descubrimiento
memorable del ganadero de la Arcadia y la forma como la sangre corrompida de los
terneros inmolados ha producido a menudo abejas. Todo el reportaje de esta tradición, lo
contaré de muy lejos, remontándome hasta su primer origen. (IV 281-286)

El «ganadero de la Arcadia» se refiere a Aristeo, ‘el que sigue de cerca los rebaños’. Es

29
Op. cit.; p. 33.
30
«La agricultura es, ciertamente, el conocimiento más útil para la humanidad; con todo, muchos la
ignoran y casi todos la desprecian, “Extraña obcecación”.» (MR XVI 7) «[...] ignoráis la agricultura
que es la ciencia de Dios.» (MR XXIII 48)
31
Según Aristóteles (Hist. Ant. V 22), la miel era un rocío celeste que caía por encima de las plantas, de
donde era recogida por las abejas. También «[...] por estas señales, y conforme a estos ejemplos, se ha
dicho que las abejas tenían una parcela de la mente divina y emanaciones etéreas.» (Geór. IV 219-
220)
32
Hilo Penélope. Tomo I; p. 39.

157
Virgilio y la Edad de Oro

de él de quien habla, aunque sin mencionar su nombre, al principio del libro primero: «y
tú, habitante de los bosques, por quien trescientos novillos blancos como la nieve
despojaron de brotes los grasos matojos de Cea». 33 Hijo de Apolo y de la ninfa Cirene,
y por tanto de ascendencia divina, invocará con éxito la ayuda de su madre para
solucionar su problema de la pérdida de las abejas. La creencia de que las abejas
procedían de la corrupción de la carne de buey estaba muy extendida en la antigüedad,
baste recordar que uno de los epítetos dado por los griegos a las abejas era βουγενεῖς
‘nacidas de un buey’. (¿Quizás sea una referencia a los meses de la constelación de
Tauro, la primavera, que es cuando los filósofos recogen su «materia» que habita, según
dicen, los lugares corruptos?)
Antes hemos explicado que la transmisión del misterio ancestral hasta los latinos no
podía sino venir de Grecia, pero a continuación, Virgilio, apuntará su primer origen:
Egipto, incluso remontando el Nilo desde el delta hasta sus fuentes africanas. Una larga
perífrasis de ocho versos (287-294) que merecen ser recordados, sirven para rememorar
a Egipto a quien ahora deberíamos llamar «abuela de la tradición».

Allí donde el pueblo afortunado de la pelea Canopos 34 habita la marisma que forma el
Nilo desbordado y recorre sus campos en falúas [embarcaciones típicas] pintadas, donde
el río linda con los persas, 35 siempre ceñidos de la aljaba; allí donde fecunda al verde
Egipto con un limo negro 36 y precipitándose se divide en siete bocas divergentes,
después de haber bajado del país de los indios brunos. 37

Y termina diciendo en el verso 294...

[...] toda esta región no ve la salvación asegurada sino en este procedimiento (arte).

Resumiendo los siguientes 16 versos (295-314), donde se contiene la descripción de


este «procedimiento», diremos que consiste en delimitar un espacio pequeño en el que
se construye un habitáculo con cuatro ventanas que reciben la luz en forma oblicua. Se
sacrifica un toro de dos años al que se golpea para reblandecer sus carnes y se deja
pudrir sobre un lecho de hierbas escogidas. Finalmente...

...se pueden ver seres de formas extrañas; faltados, primero, de patas, pronto hacen
vibrar las alas, se mueven y poco a poco se amparan del aire ligero, hasta el momento
en que se lanzan, como la lluvia huida de las nubes veraniegas.

Este arte tiene un «inventor»: ya lo hemos dicho, el pastor Aristeo. Después de haber
perdido sus abejas por culpa de la enfermedad y del hambre, se dirige a su madre
Cirene, quien junto con otras ninfas acuáticas de cabellos dorados (Virgilio menciona
hasta 16) oye su desconsolado lamento y le da paso a su mansión en las profundidades
del río:

33
Cea es una isla griega a donde fue, aconsejado por el oráculo de Delfos para liberar a sus habitantes
de una terrible sequía causada por las malas influencias de Sirio.
34
Ciudad situada en la boca occidental del Nilo. Pelea era la capital de Macedonia, y aquí alude al
origen de la dinastía de los lágidas, que reinó Egipto, en Alejandría, a la muerte de Alejandro Magno,
originarios de esa ciudad. El «origen» para Virgilio es, pues, una osmosis entre Egipto y Grecia.
35
El imperio de los cuales (en este caso los partos, herederos de una gran parte del antiguo Imperio
persa) se extendía por el oeste, a través de Palestina, hasta territorio egipcio.
36
Ver Egipto. Origen africano, del presente trabajo.
37
Indi colorate, los etíopes que según Virgilio vivían en las fuentes del Nilo. Notemos el «origen»
primero.

158
Virgilio y la Edad de Oro

[Cirene] ordena a las corrientes profundas apartarse ampliamente para dar paso al joven:
ante él, la ola, encorvada en forma de montaña, lo envuelve inmóvil, lo recibe dentro de
su vasto seno y lo introduce en el agujero del río. [...] estupefacto por el inmenso
movimiento de las aguas, contemplaba todos los ríos que fluyen bajo la tierra en
direcciones opuestas. (IV 359-362; 365-367)

Después de las correspondientes libaciones a los dioses, su madre lo acompaña a visitar


a Proteo, «porque como adivino lo conoce todo, el presente, el pasado y la larga
sucesión de los hechos futuros» (VI 392-393). Es él quien saca a pacer los rebaños de
las focas, y a «él, hijo mío, tienes que, primero capturar y encadenar, a fin que te
descifre la causa de su enfermedad [de las abejas] y te dé una salida favorable» (VI
396-397). Para conseguir un fin tal, debe capturarlo con violencia a fin de aprisionarlo,
antes bien que rogarle con palabras. Ella misma lo conducirá hasta su guarida y lo
guiará en todo momento para que tenga éxito en su empresa.

Yo misma, cuando el sol habrá encendido sus fuegos de mediodía, en la hora en que
tienen sed las hierbas y la sombra es más deliciosa al ganado, te conduciré a la guarida
del viejo, allí donde, fatigado, se retira al salir de las olas a fin que puedas asaltarlo más
fácilmente cuando esté tumbado y dormido. (VI 400-404)

Está claro que las fábulas griegas no tenían una versión única de los acontecimientos,
reflejando a su vez mil exposiciones de un único hecho: el filosofal; un autor como
Virgilio, conocedor de la causa primera y del sentido último, tiene el privilegio de poder
reorganizar el material que otros maestros le han propuesto a través de la tradición y
hacer con ello su propia composición, y además presentarla como original. Es el
derecho de los sabios. La historia que vamos a describir sobre el aprisionamiento de
Proteo, la copió de Homero, pero con los personajes y los objetivos cambiados, al
menos aparentemente.
Repasemos el mito tal cual Virgilio lo recibió de Homero: Telémaco, hijo de Ulises el
héroe troyano, se hace a la mar en busca de noticias sobre su padre que aún no ha
regresado a su Ítaca natal. Los pretendientes de su madre Penélope asedian su hacienda
y a su madre a fin de casarse con ella, dando por muerto a Ulises. Penélope contiene la
situación con la promesa de escoger un nuevo esposo en cuanto termine de tejer un tapiz
que, astutamente, desteje por las noches a la luz de las antorchas. El joven Telémaco,
impaciente y frustrado por la incapacidad de actuar frente a la situación, recibe la visita
de Atenea quien le sugiere que abandone el hogar: «equipa la mejor de tus naves [...] sal
e intenta saber de tu padre. [...] Interroga a la gente o escucha la fama que, venida de
Zeus, se esparce por el mundo.» (Odisea I 280-283). Es así como llega hasta Esparta, al
palacio de Menelao, el esposo de Helena, donde es recibido con todos los honores por
ser hijo de quién es y donde por fin obtiene noticias de su padre. Entonces empieza el
relato de Menelao: al finalizar la guerra de Troya, numerosos impedimentos se oponían
a su regreso a Esparta, entonces, aconsejado por la ninfa Idotea, pone una trampa a
Proteo, padre de la ninfa, para saber por él la causa de sus males y su remedio. Proteo
también le informa sobre la suerte que corrieron otros héroes de la guerra de Troya,
entre ellos Ulises, con lo cual puede resolver las dudas de Telémaco. Pero esto es otra
historia.... E.H. comentó con detalle el discurso de Menelao y su encuentro con Proteo y
que tanto inspiró a Virgilio. Según E.H., en realidad, la narración de Menelao es «sobre
cómo, con la ayuda de una divinidad, consiguió fijar ese mercurio universal, madurarlo
y hacerle hablar. Cuando este mercurio vulgar es fijado en mercurio fluido se convierte
en el de los filósofos y, a modo de espejo transparente, revela al discípulo todo lo que
desea saber: por ello se supone que habla. Mercurio era el dios de los ladrones y de los

159
Virgilio y la Edad de Oro

oradores.» 38

En los dos autores podemos comparar el proceso de la coagulación de este fuego


mágico de la vida oculta hasta volverlo elocuente casi verso a verso. «Proteo, Proteus,
es un palabra egipcia helenizada: Pruti significa tanto el fuego mágico domado como el
mismo mago, o el faraón de los cuentos populares». 39 He aquí nuestro ejercicio
comparativo:

La ninfa Cirene, ya lo hemos dicho, se convierte en Homero en la ninfa Idotea que sale
al paso de Menelao para explicarle como únicamente atrapando a su padre Proteo podrá
liberar su camino de las trabas que lo retienen de volver a casa. E.H. 40 traduce los
versos homéricos de la Odisea subrayando lo esencial y comentando el mito.
Repasemos primero el pasaje homérico donde Menelao cuenta a Telémaco que...

Fue la hija de un anciano del mar, el robusto Proteo, la que llaman Idotea, cuyo
corazón conmoví. Errando yo un día solo, a mi encuentro salió [...]. (Odisea IV
365-367)

Idotea, cuyo nombre significa ‘semejante a una diosa’, aconseja pues a Menelao que se
apodere de Proteo el inmortal, su padre.

Es Proteo —dice [Idotea]— el profeta de Egipto que conoce los abismos del
mar sin fin [...]. ¡Ah, si pudieras cogerlo en una emboscada! [...]. Él te habría
de decir el camino. (Odisea IV 385-389)

… y todo lo que deseas saber:

A las palabras de la ninfa, repuse: aconséjame, pues... ¿qué emboscada tender a


este divino anciano? No se vaya a escapar si me ve o me presiente; pues es
bastante difícil poner a un dios bajo su yugo para un simple mortal. (Odisea IV
394-398)

A continuación, imbricaremos a la geórgica de Virgilio el texto de Homero, comentado


por E.H. El lector atento podrá, a partir de las diferencias, atisbar el único origen y
propósito de la fábula. Para empezar la intervención de una musa es imprescindible en
cualquier caso:

«Hay una ingente cavidad —explica Cirene a Aristeo—, en el flanco de la peña roída,
donde, empujada por el viento, se amasa la ola y se rompe en un reflujo de círculos,
atracador a buen seguro, desde hace mucho tiempo, por los marineros sorprendidos: es
dentro de ella que Proteo se abriga, detrás de una enorme roca. Es allí que, dentro de un
escondrijo, la ninfa sitúa al joven, a contraluz: ella se mantiene a distancia, disimulada
por una neblina. » (Geórgicas IV 419-424)

«Tras elegir a sus hombres, Menelao sale al encuentro de Idotea. La ninfa había reunido
las pieles de cuatro focas recién arrancadas para usarlas en el ardid que tramaba.
Después de ordenar que se tendieran los cuatro compañeros uno junto al otro, echó
sobre ellos sendas pieles de foca.

Horroroso aquel momento de la emboscada, estas focas exhalaban un hedor

38
Hilo Penélope. Tomo I; p. 31.
39
Hilo Penélope. Tomo I; p. 33.

160
Virgilio y la Edad de Oro

mortal. 41 (Odisea IV 441-442)

Imposible sostener aquella situación si no hubiera sido por…

[...] ella, que, para la salvación nuestra, trajo un poderoso cordial: ambrosía nos
llevó, que a cada uno nos hizo oler y con ello el dulcísimo aroma mató el hedor
de los monstruos. (Odisea IV 444-446)

La ambrosía es la bebida de inmortalidad de la que se nutren las deidades, Menelao y


sus compañeros, siendo mortales, sólo pueden oler su perfume.
La imagen nos recuerda aquí el bestial olor a piel que recubre al discípulo en la espera;
pero es atraído por ese perfume de la rosa quymica que le hace olvidar su propio hedor.
¡Ojalá pueda, por ese dios raptado, vaciar su vida de esa amargura que viene del cheol!»
(E.H.)

Aristeo también recibe los beneficios imprescindibles de este licor con el que su madre
le ungió antes de emprender la caza de Proteo.

Así dice, y derrama un líquido perfumado de ambrosía, que extiende por encima de todo
el cuerpo de su hijo; entonces un dulce aroma se exhala de su ordenada cabellera y un
ágil vigor le penetra los miembros. (Geórgicas IV 415-418)

La hora escogida es el mediodía, lo hemos citado más arriba (Geórgicas IV 400-404);


pero Virgilio da más precisiones astronómicas, además de indicar las costumbres del
dios marino:

«Ya el voraz Sirio [que anuncia la canícula a finales de julio] que quema a los indios
sedientos [los pueblos de la región ecuatorial] resplandecía en el cielo y el sol había
llegada hasta la mitad de su carrera circular; se secaban las hierbas y los rayos hacían
hervir el agujero de los ríos, calentados hasta el limo en sus bocas secas, cuando Proteo,
dirigiéndose desde el sí de las olas a su antro de siempre, avanzaba: a su entorno, la
gente humilde del amplio mar [las focas] da saltos y dispersa a lo lejos un amargo
chapoteo. Se tumban para dormir, aquí y allí, las focas de la orilla; él, tal como a veces
al guardián del rebaño por las montañas, cuando Venus [la estrella que sale al atardecer]
devuelve los terneros desde los pastos al cortijo y los corderos, haciendo sentir sus
balidos, excitan a los lobos, se sienta en una roca en medio del rebaño, los cuenta y los
revisa.» (Geórgicas 425- 436)

«Cuando el sol llega a su cenit [...] —instruía Idotea a Menelao antes de su partida—
cuando el soplo del céfiro aplaca los temblores de su negra cabellera, Proteo sale del
mar y va a tenderse al hueco de sus cavernas. Y en torno a él, en rebaño, se tienden a
dormir las focas [...] salidas de la espuma, chapoteando, exhalando el vapor de los
fondos marinos [...]. Yo allí te guiaré [...] con tres escogidos de tus hombres [...]. Entre
las rocas el anciano se moverá y las contará, las examinará de cinco en cinco, después se
tenderá junto a ellas. (Odisea IV 400-418)

40
Todas las citas: op. cit.; pp. 25-39.
41
Aquí, el comentador añade una nota que no podemos pasar por alto. «Bérnard traduce el superlativo
ὀλοώτατος por ‘mortal’. Este adjetivo vienen del verbo ὄλλυμι, ‘destruir, aniquilar’, y en la voz media
ὄλλυμαι, ‘perecer, morir de muerte violenta’. La forma ὀλωλότες (participio perfecto) indica ‘los
difuntos’, los que están en el cheol, de donde vienen estas focas, tal como se habrá podido entender.»
E.H.; p 35. O a donde nuestros héroes han sido coducidos por sus ninfas, tal como entenderíamos
ahora. No perdamos esta perspectiva si queremos llegar al fondo de la cuestión que aquí se nos
plantea.

161
Virgilio y la Edad de Oro

“Cuando el sol ha llegado al cenit...”: en efecto, se le acecha a mediodía de


edad madura.

“El soplo del Céfiro”: en Grecia, el céfiro es un viento violento del noroeste,
parecido al mistral; cuando llega a las inmediaciones de Egipto, ya ha amainado
y se convierte en un viento suave que refresca la creación. Entonces es un
viento bendito.

“La cabellera negra”: en realidad es de color azul-noche; se trata del kesbet de


los egipcios, azul como el lapislázuli. Con él se cubría la cabeza de las momias.
Cuando Proteo llega a la tierra, dicho color le manifiesta...

“Y en torno a él, en rebaño, se tienden a dormir las focas”: el monstruo marino


tiene su deseo en la isla. Aquí, efectivamente encontramos cálculo, no la idea.
¿Qué es la idea sin medida? En esta isla, lo oculto se manifiesta como en Delos,
cuyo nombre procede del griego δηλόω, ‘mostrar’, dicen los filósofos, o
manifestación de las cosas ocultas. Nuestro mercurio sólo tiene su culto en
Delos, pues esta isla liga el alma a la palabra. Así pues, estos monstruos marinos
encuentran allí su provecho.

“Se cuentan de cinco en cinco”: pues aquí está el mundo de un sentido en cinco:
condición de todo cálculo.» (E.H.)

Entonces viene al asalto al dios.

Viendo, Aristeo, que se le ofrecía esta oportunidad, deja a duras penas que el viejo
alargue sus miembros cansados: lo asalta con un gran grito, lo aferra al suelo y lo
esposa. Proteo, a su turno, no olvida sus ardides y se transforma en toda clase de objetos
maravillosos, en fuego, en horrible fiera, en agua que fluye. Pero como ninguna falacia
no consigue salvarlo, vencido, se convierte en él mismo, y hablando finalmente con voz
humana: «¿Quién pues, oh tú, el más presuntuoso de los jóvenes, te hizo abordar
nuestras estancias?» (Geórgicas IV 437-445)

Aristeo había sido advertido por su madre de que esto sucedería:

«Ahora bien, al haberlo cogido con las manos y al tenerlo encadenado, entonces, para
burlarse de ti, tomará apariencias diversas e incluso aspecto de fieras: se convertirá en
efecto súbitamente en jabalí erizado, tigresa terrible, dragón escamoso y leona de nuca
rojiza; o bien hará sentir la viva crepitación de la llama, e intentará así escaparse de las
ataduras, o bien, disolviéndose en tenues rayos de agua, desaparecer. Cuanto más él
multiplique sus formas, más tú, hijo, has de estrechar las ataduras, hasta que se
convierta, después de la última transmutación, tal como lo habías visto cuando cerraba
los ojos dentro de la primera sombra.» (Geórgicas IV 405-414)

«Aguarda —instruía Idotea a Menelao antes de emprender la caza de su padre— que


esté en su primer sueño, luego áselo y sujétalo aunque se resista. Procurará escapar
adoptando todas las formas [...] pero, cuando esté dispuesto a hablar, volverá a la figura
que la habrás visto en su primer sueño. (Odisea IV 419-421)

“Procurará escapar adoptando todas las formas”: tal es aquel mercurio


poliformo que se convierte en todas las cosas del mundo, pero en este estado no
nos es inútil.

“Cuando esté dispuesto a hablar”: llevado por una lenta cocción hasta su edad

162
Virgilio y la Edad de Oro

de elocuencia, pues lo ligero vuelto pesado aquí hace hablar. ¿Acaso hemos
soñado con un oro que nos volvió mudos?

“Volverá a tomar su primera figura”: en su primera faz se lee la ciencia, es


decir, la que tenía al principio de la creación.» (E.H.)

«Entonces dando gritos, saltamos y las manos le lanzamos encima, con fuerza [...]
(Odisea IV 454-455)

Se transforma primero en melenudo león, en dragón después, en pantera, en


hipopótamo, en corriente de agua y en árbol frondoso de excelsa copa. Por fin,
cesan sus metamorfosis y el anciano se pone a hablar...
[...]
Solo leemos aquí el decir mentiroso del poeta. ¿Son necesarios cuatro hombres
para asir aquel fuego mágico de la vida oculta? “Hablar en dolo me es
necesidad de amor prometido”, dice el aedo. Primero, se llamará múltiple a este
Proteo, pero no conocido en su fijación, pues se callará el imán que le da
consistencia. 42 Anteriormente hemos aludido a esta sal de oro llevada por lenta
decocción a su edad de elocuencia. El calor del sur y su sequedad expresan
dicha cocción lenta: tener un sueldo de sabiduría permite leer en este espejo.»
(E.H.)

He aquí la resolución en la Odisea:

«Menelao interroga a Proteo, el cual responde a sus preguntas; Zeus es quien pone
trabas a nuestro héroe en su camino de retorno. No debió embarcarse sin sacrificar
víctimas escogidas al dios. [...]

Regresa a las aguas de Egipto —aconseja Proteo a Menelao— para hacer una
hecatombe santa a los dioses inmortales, dueños de los campos del cielo; sólo
entonces abierto hallarás el camino que anhelas. (Odisea 478-480)

¿Y qué significa esta hecatombe santa recomendada por Proteo? ¿Es necesario, pues,
verter sangre animal para tener éxito en esta obra?» (E.H.)

A continuación Menelao pregunta sobre la suerte de sus compañeros, incluido Ulises,


pudiendo así satisfacer más tarde la curiosidad de Telémaco cuando lo visitará en su
palacio. Al artículo de E.H. remitimos el lector inquieto para leer en su integridad su
comentario que aquí nos hemos permitido despedazar a fin de ilustrar el nuestro. Lo que
aquí nos interesa ahora son los problemas de Aristeo con sus abejas y su milgroso
remedio.
Volvamos pues a Virgilio y veamos la resolución del encuentro con el dios:

«¿Qué quieres de mí?», dijo [Proteo]. Pero Aristeo: «Lo sabes muy bien, tú; no es
posible que se te escape nada; tú, pero deja de volver a quererme engañar. Es siguiendo
los consejos de los dioses que hemos venido a buscar aquí, dentro de nuestra angustia,
un oráculo». No dijo más, a tales palabras, el adivino haciendo un violento esfuerzo, le
clavó, por fin, los ojos encendidos por un resplandor glauco [verde mar, claro] y, con un
fuerte chirriar de dientes, abrió la boca para emitir este oráculo:
«No, no deja de ser un dios quien te persigue con su ira; grave es la falta que expías;

42
La ninfa Idotea aconseja así a Aristeo: «Porque si no es con violencia no te enseñará nada, y no es
con plegarias que lo dominarás: hazle brutalmente violencia y, cuando lo habrás aprisionado, dale
fuerte con un garrote; únicamente con estos medios se romperán, inútiles sus ardides.» (IV 398-401)

163
Virgilio y la Edad de Oro

este castigo, es Orfeo, tanto de lamentar por su mala fortuna inmerecida, que él suscita
contra ti, si los destinos no se oponen, y que con ello venga severamente la muerte de su
esposa». (Geórgicas IV 446-455)

Si primero Virgilio entronca el destino de Aristeo con el del propio Menelao, héroe de
Troya, ahora su destino se enlaza al del dios Orfeo. 43 La primera referencia que nos ha
llegado del mito de Orfeo y Eurídice proviene de las Metamorfosis (X 1-85) de Ovidio.
Eurídice «muere al recibir en el tobillo el diente de una serpiente» (I 10), pero ahora
Proteo acusa a Aristeo de haber perseguido a Eurídice a fin de raptarla o poseerla, y que
fue en su huida que la joven pisó la serpiente que la mató. Desde entonces, Orfeo, clama
su venganza. He aquí, según Virgilio, inventor de nuevas fábulas, el origen de la
desgracia de Aristeo.

Sí, ella, mientras huía de ti precipitándose a lo largo del río, no vio, la muchacha, ante
los pies dentro de la hierba alta, la enorme serpiente de agua guardiana de aquellas
orillas, que le tenía que causar la muerte. (Geórgicas IV 456-459)

Proteo sigue narrando el mito de Orfeo y Eurídice. Tras la muerte de Eurídice, Orfeo
baja a los infiernos y obtiene de Proserpina, la reina del Hades, que su esposa Eurídice
le sea devuelta y, en efecto, se la lleva de vuelta; pero, olvidando la condición impuesta,
giró su cabeza hacia ella (467-493); inmediatamente Eurídice, perdida para siempre, se
desvanece en las tinieblas infernales (494-506). Orfeo, inconsolable, despreció todas las
demás mujeres (en este caso las bacantes), les cuales, ante su afrenta, terminan por
asesinarlo (507-527).

Sobre la picadura de la serpiente, encontramos un comentario de J. C. Lohest 44 que nos


hace pensar que, en realidad, las enseñanzas de Proteo no hacen más que repetir lo que
ya ha sido enseñado.

Picándole en el pie, en su parte baja, la serpiente la fija. Ella disolverá a la serpiente y la


serpiente la coagulará. En su primera etapa, el mercurio vulgar se vuelve el de los
filósofos.
[...]
Este episodio de la serpiente nos recuerda con toda evidencia al de Génesis III 15:

Haré que entre la mujer y tú reine el odio, entre tu posteridad y la suya. Ella te
aplastará la cabeza, y tú le magullarás el talón.

He aquí lo que decía Louis Cattiaux acerca de este tema:

La aventura de Adán parece que sea tanto la expresión de la mugre exterior


como la adquisición del fijo. La mujer aplastando la cabeza de la serpiente
significa la disolución, y la serpiente mordiéndole el talón, la coagulación.

Orfeo baja en su búsqueda, y es gracias a su lira que puede encantar las sombras
infernales.

Entonces, conmovidas por su canto, desde el fondo de las estancias de Erebo


[personificación de la oscuridad], avanzaban las sombras tenues y los espectros de los

43
Ver Tradición griega. Orfeo y mito órfico.
44
La Puerta. La tradición latina. Ensayo sobre el mito de Orfeo y Eurídice; p. 55 y ss.

164
Virgilio y la Edad de Oro

seres privados de la luz, numerosos como los millares de pájaros que se esconden entre
las hojas. (Geórgicas IV 471-474)

Esta lira que en la tierra amansa las fieras y hace bailar a los robles, en los infiernos
encanta las sombras. Dice Pernety en sus Fables 45 con respecto a Orfeo y su lira:

Si miramos a Orfeo como hijo de Apolo [...]. Son los efectos del mismo sol, los que por
la misma causa, su fuego y su calor, produce efectos contrarios endureciendo una cosa y
ablandando la otra, como dijo Virgilio:

Limus tu hic durescit, et haec et cera liquefeit. (Égloga 8) 46

Es lo que sucede en las operaciones del magisterio hermético; la materia seca se vuelve
en agua, y de agua se convierte en tierra.
[...]
El son de la lira de Orfeo no es otra cosa que la armonía de su poesía. Nuestros poetas
dicen aún hoy en día que ellos toman la lira de Apolo, y sus obras no son en
consecuencia que el sonido o el efecto de esta lira.

Pero la impaciencia es mala consejera.

Y ya volviendo sobre sus pasos, Orfeo se había escapado de todos los peligros; Eurídice
le había sido devuelta y subía hacia los aires marchando tras él (porque Proserpina le
había impuesto esta ley), cuando un acceso de demencia se amparó del amante
imprudente. [...] Se detuvo y, ya al filo de la misma luz, olvidándolo todo, ¡ay! y
vencido en su corazón, giró los ojos hacia su Eurídice. De pronto se derrumbó todo su
esfuerzo, quedando roto el pacto. [...] «¡Para siempre adiós! Soy llevada dentro de la
inmensa noche que me rodea y extiendo hacia ti las manos impotentes ¡Ay, ya no soy
tuya!» Dijo, y lejos de sus ojos, de pronto, como un humo que se disipa dentro del aire
impalpable, huyó al otro lado; él intentaba inútilmente coger sombras, y quería hablarle
una y otra vez; ella no lo veía. (Geórgicas IV 485-492; 497-502)

No es la primera vez que un discípulo fracasa en el intento, y que por tanto deberá
empezar de nuevo. Advirtió la Sibila a Eneas antes de bajar a los infiernos «...volver a la
luz de arriba, ¡he aquí el penoso esfuerzo, la dura prueba!» (Eneida VI 128-129). J. C.
Lohesh hace una enumeración de textos en los que esta advertencia está explicitada.

«Vuélvete de espaldas y cierra los ojos; pues si la Gorgona se muestra y tú la ves, nunca
podrás volver arriba. (Divina Comedia. Infierno IX 55-57)»

«Se supone que los iniciados mueren y reciben sepultura. A continuación emprenden un
viaje, que representa el viaje de las almas a los infiernos. Van en la oscuridad, guiados
por sus mistagogos. No deben en ningún caso volverse, so pena de caer en manos de las
Erinias que los precipitarían de nuevo en el cenagal. (V. Magnien; p. 209)»

«Los ángeles apresuraron a Lot, diciendo: [...] Salva tu vida, no mires atrás ni te pares
en toda la región circunvecina, sino ponte a salvo en la montaña, no sea que también tú
perezcas. (Gén XIX 17)»

Finalmente, Orfeo, abatido, rehúye todo consuelo y las bacantes, despechadas, lo


45
Libro III 12.1; p. 74.
46
«Como esta arcilla se endurece, mientras que en el mismo fuego esta cera su funde» (Bucólicas VIII
80)

165
Virgilio y la Edad de Oro

despedazan.

Creyéndose desdeñadas por esta fidelidad [a Eurídice] las madres cicones [bacantes]
despiezan, en medio de las sagradas ceremonias y de las fiestas nocturnas en honor de
Baco, al joven y dispersan sus miembros por la amplitud de los campos. (Geórgicas IV
520-523)

De ello dice Pernety: 47

La muerte de Orfeo despedazado por las mujeres; sus miembros esparcidos, recogidos y
enterrados por las musas, deben recordar al lector la alegoría de la muerte de Osiris, con
todas las circunstancias y las explicaciones que ya hemos dado.

Por fin, Proteo, después de haber contado a Aristeo el motivo de la muerte de sus
abejas...

...se lanzó de un salto dentro del mar profundo y, en el lugar donde se zambulló, hizo
girar bajo su frente un remolino de espuma. (Geórgicas IV 527-529)

Es su madre Cirene que le resume la causa directa de la muerte de sus abejas y cómo
remediarla.

Hijo, puedes apartar de tu corazón las angustias que te afligen. He aquí la causa de la
enfermedad; he aquí que las ninfas, con las cuales Eurídice guiaba los coros de danza en
la profundidad de los bosques, transmiten una muerte lamentable a tus abejas. Tú,
suplicando, ve a llevarles ofrendas, pedirles perdón. [...] acordarán la venia a tus ruegos
y apaciguaran sus iras. (Geórgicas IV 531-536)

La solución, al igual que para Menelao, está en hacer sacrificios propicios. No estará de
más reproducir el parágrafo por entero.

Cuál es la forma de invocarlas, te lo diré antes punto por punto. Escoge cuatro toros
soberbios, de formas vistosas, entre los que paces ahora por las cimas del verde Liceo, 48
y otras tantas terneras de cuello aún no tocado por el yugo; erígeles cuatro altares
delante de los altares de las diosas [las ninfas], haz salir de su boca la sangre sagrada, y
abandona tal cual sus cuerpos bajo el follaje del bosque. Después, cuando la novena
aurora habrá salido en el cielo, ofrecerás a los manes de Orfeo adormidera del Leto
[tendrán la virtud de hacer olvidar las penas]; para apaciguar a Eurídice, la invocarás
sacrificándole una oveja negra y volverás al bosque sagrado. (Geórgicas IV 537-548)

No tardó nada el discípulo del arte en disponer las materias según las indicaciones de su
madre diosa y en obtener la tierra aérea de la que recogerá su miel o mercurio, el vino
de Baco. Invitamos al lector a leer en química la descripción que sigue:

¡Entonces, prodigio inesperado y maravilloso a decirse! Se ve, a través de las carnes


licuadas de los bueyes, abejas que zumban en toda la amplitud de los vientres, que se
escapan a borbotones de las costillas rotas, que se levantan en inmensas nubes y que
fluyen en masa a la cima de un árbol, del cual se cuelgan en racimo que hace doblar las
ramas. (Geórgicas IV 554-559)

47
Op. cit.
48
Montaña de la región del Peloponeso, patria de Pan, divinidad rústica, y centro de sus actividades
pastorales.

166
Virgilio y la Edad de Oro

Es Virgilio el protagonista de la historia (su corazón o su vaso), no lo olvidemos; en los


versos finales desvela su protagonismo en la comedia con una osada ironía...

En aquel tiempo, la dulce Parténope [sirena mencionada en su epitafio y que dio el


nombre a Nápoles] se nutría en mí, Virgilio, feliz de librarme con celo a los placeres de
un ocio sin gloria, yo que me deleité en canciones pastorales y, con la audacia de la
juventud, te canté, Títiro, bajo la cubierta de un chopo espacioso. (563-566)

Termina con el primer verso de la bucólica I donde se menciona al pastor Tírito,


cerrando el ciclo que lo ha llevado a la sabiduría a escondidas del mundo, bajo una
sombra bendita. 49

LA ENEIDA

La definición unánime que encontraremos sobre este poema, en las introducciones


escritas para él, la podemos resumir en dos parágrafos:

Poemas como la Eneida están destinados a comunicar un mensaje filosófico, moral y


patriótico, lleno de seriedad. La historia narrativa del poema está siempre subordinada a
este mensaje y está coloreada por las necesidades del mismo. [...] Es inútil recordar que
la epopeya literaria también proporciona entretenimiento y diversión, especialmente por
causa de su forma altamente ornamental y de gran belleza, pero esto es así tan sólo
porque el poeta, que también es propagandista, resolvió presentar su lección moral con
un envoltorio agradable. Para el poeta y sus lectores, el tema subyacente es el elemento
principal del poema. 50

La exaltación de Roma, la filiación divina de su origen y su destino universal, es el


pretendido argumento del poema

La Eneida no es una epopeya personal sobre Eneas, sino una epopeya nacional, una
glorificación y exaltación de Roma y del destino del pueblo romano. El poema no trata
propiamente el destino de la vida y aventuras de su héroe, Eneas, sino del papel que él
tuvo en la fundación del estado romano y de la forma como él encarna las más
importantes cualidades y atributos personales de los romanos, particularmente su
sentido del deber y de la responsabilidad, por ser estas virtudes que en opinión de
Virgilio habían construido la Roma que él amaba. 51

La opinión de E.H. 52 dista mucho de todo esto. De Eneas dice...«Virgilio lo llama pius
Aeneas, el ‘piadoso Eneas’, por su piedad filial, pero también por su obediencia a los
dioses, pues se sometió totalmente al destino que éstos le habían fijado. Los romanos le
llamaron pater Aeneas, nuestro ‘padre Eneas’.»

«Los antiguos poetas no escribían para decir futilidades y la profundidad de su

49
«El poder del Altísimo te cobijará con su sombra.» (Luc 1:35)
50
Milch; p. 16.
51
Milch; p. 20.
52
Todas las citas de este autor están sacadas de El hilo de Penélope. Tomo II. Virgilio alquymista; pp.
115 y ss.

167
Virgilio y la Edad de Oro

inspiración era a la medida de su propósito. Las ficciones poéticas y los floreos de estilo
no eran más que un lenguaje encubierto. Por ello, el lector debe despojarse aquí de
todos los prejuicios aportados por el racionalismo y el espíritu moderno. La Eneida es
una historia real, la del oro filosofal que alcanza su perfección a través de los
sufrimientos de la Gran Obra. Dicha hipótesis ya había sido expresada por Dom Pernety
y otros anteriores a él.»

«En la Eneida, la Gran Obra es enseñada varias veces, desde el comienzo hasta el fin,
bajo el velo de la sabia poesía. Las contradicciones sólo son aparentes; según su propio
testimonio, los filósofos no han escrito para instruir a los ignorantes. Tampoco han
escrito para los codiciosos.»

. . .

Resumamos la historia y el origen de Eneas, héroe troyano de ascendencia divina que,


junto con un nutrido grupo de compañeros, se vio obligado a huir de la ciudad cuando
ésta era saqueada por las tropas griegas encabezadas por Menelao a fin de recuperar a su
esposa Helena. Su historia y origen han de justificar la procedencia divina de los
romanos, de las gens ‘clanes, familias’ de Roma, especialmente de las gens Julia,
descendientes de Iulo (también llamada Ascanio) hijo de Eneas y de Venus, y de donde
descendía Cesar. 53 Los romanos, pues, tenían ascendencia troyana, heroica, y Cesar,
además, divina.

«Homero ya celebraba en sus versos su sabiduría y su valor. Era un semidiós, pues tenía
a una diosa como madre, Afrodita o Venus, y a un mortal como padre, Anquises.
Durante la guerra de Troya se enfrentó valientemente con los más bravos guerreros,
incluso con el propio Aquiles; su madre, Afrodita, y Apolo le protegían en los combates.
Homero le predijo que reinaría sobre los troyanos pero sin precisar más el destino de
este héroe.»

«El poeta griego Esterísoco (654-560 aC) es el primero que conocemos en haber
relatado la llegada de Eneas y sus compañeros a Hesperia, Italia. Sea como fuere, al
final de la Primera Guerra Púnica, ±240 aC, la creencia en su origen troyano ya estaba
fuertemente establecida entre los romanos; las grandes familias presumían de descender
de Eneas o de sus compañeros. El historiador Tito Livio, contemporáneo de Virgilio, en
su historia romana, Ab urbe condita libri, también reconoce, en los primeros párrafos
del libro I, el origen troyano de los romanos.»

«Huyendo de su patria en poder del saqueo y de la matanza, Eneas se embarcó con su


hijo Ascanio y su anciano padre Anquises, ciego y paralítico. 54 Lo llevaba a cuestas, al
igual que los dioses penantes de su patria. La desdichada Creusa, su esposa, e hija de
Príamo [el rey de Troya], contó ¡desgraciadamente! entre las víctimas de la matanza.»
(E.H.)

. . .

53
Igualmente los Memmii pretendían descender de Mnestro, los Sergii de Sergesto y los Cluentii de
Cloanto, los tres eran compañeros de Eneas. Ver Eneida V 114-123.
54
Fue castigado por Zeus por haberse vanagloriado de sus amores con Afrodita, el cuerpo de la piedra.

168
Virgilio y la Edad de Oro

En busca de una patria, y perseguidos por la cólera de Juno, esposa de Júpiter, Eneas y
sus compañeros erraron por el mar hasta llegar a Cartago, en el norte de África, la que
más tarde sería la gran rival y enemiga de Roma, donde él y sus camaradas fueron bien
acogidos por su reina Dido, llamada infelix Dido ‘la amarga Dido’. Allí se producirán
las bodas de Dido y Eneas, unas bodas amargas. Los historiógrafos ven en el episodio
que ahora analizaremos una predicción de la supremacía de Roma sobre Cartago por el
control del mediterráneo. Las tensiones entre ambas ciudades eran constantes y en el
año 146 Cartago fue finalmente asediada y completamente arrasada por las tropas del
general Escipión Emiliano. Pero no olvidemos que la voluntad de los dioses siempre
estaba en el trasfondo de las epopeyas clásicas. La diosa Juno, eterna enemiga de Eneas
desde los primeros versos, 55 a fin de alejarlo de su destino, Italia, trama con Venus su
unión con la reina de Cartago (90-115). La visión que E.H. pueda tener del episodio es
del todo diferente a la de los historiadores y mitólogos, como ahora veremos.
Éstas son las intenciones de la diosa:

Escúchame con pocas palabras [dijo Juno a Venus]. Eneas y, con él, la desgraciada Dido
se preparan para ir a cazar en un bosque, en cuanto el Titán [el sol] haya encendido
mañana sus primeras luces y haya iluminado con sus rayos el universo. Yo les haré
reventar encima unas nubes negras y mezcladas con granizo y sacudiré todo el cielo con
los truenos, mientras los monteros se apresuran a extender las redes al entorno de los
bosques. Huirá su séquito y lo rodeará una noche espesa. Dido y el comandante troyano
llegarán hasta una misma cueva. Yo allí estaré y, si puedo contar con tu voluntad, los
ataré con vínculo legítimo y le daré Dido para siempre. Himeneo [el matrimonio] estará
presente. No se opuso Citerea [Venus] a su deseo, lo aprueba y sonríe 56 al ardid
concebido por Juno. (Eneida IV 115-128)

De los personajes Juno, Eneas, Venus y Dido, dice E.H.:

«En cuanto a la volátil Juno, es aquel aire tan rebelde y errante que los discípulos del
Arte tienen tanta dificultad en fijar. La errante Juno está perpetuamente celosa de lo que
no posee. Es también la razón por la que agrede a todos los cuerpos del mundo para
destruirlos y, con el tiempo, acaba siempre con su tarea, excepto en lo que al oro
concierne.»

«Al ser Eneas este fino grano de oro, posee lo que más falta a Juno, la calidad tangible y
palpable. Es hijo de Anquises vuelto ciego y paralítico a causa de sus amores con Venus.
¿De dónde sabemos que Venus era la más hermosa? 57 De que poseía un cuerpo. La
belleza del cuerpo es la perfección del Arte. ¿Se concibe un arte sin cuerpo? Venus,
pues, era la más perfecta de las diosas. Además, en alquymia el cuerpo de la Piedra es
llamado Venus cuando está en su estado primero, es decir, que esta Venus es la madre
del oro fino filosofal perfecto.»

«Todo el libro IV trata de las desgracia de Dido, víctima del auri caecus amor ‘el amor
ciego del oro’. Ya desde el final del primer libro, se va dibujando la pasión de la reina
por la alquymia: su curiosidad no conoce límites acerca de todo lo que se refiere a la

55
«[...] batido en tierra y en el mar profundo, aquél es rechazado por la fuerza de los superiores y la
cólera de la cruel Juno» (I 3-4). Sobre el odio de Juno sobre Eneas ver E.H. Hilo Penélope. Tomo I; p.
117.
56
Habría que decir que «sonríe irónicamente», pues conocía mejor que Juno el verdadero destino de su
hijo.
57 Se refiere al juicio de Paris. Hemos hablado de esto en Tradición griega. La Ilíada de Homero.

169
Virgilio y la Edad de Oro

ruina de Troya, leamos: los misterios de la Gran Obra.

[...] Y la amarga Dido bebía el amor a largos sorbos haciendo mil preguntas
sobre Príamo, tantas sobre Héctor; unas veces preguntaba qué armadura llevaba
el hijo de la Aurora, sobre los caballos de Diómedes, otras veces por la talla de
Aquiles. (Eneida I 749-752)»

Empiezan los preparativos de la cacería (IV 129-159) y en cuanto ésta empieza, también
lo hace la tormenta iniciática. Reproducimos el texto virgiliano al que añadimos los
comentarios de E.H.:

«En tanto, empieza el cielo a estremecerse en confuso zumbido fragoroso. He aquí la


oscura nube mezclada de granizo. La comitiva tiria [cartaginense] y la juventud troyana
y el dardanio [Eneas], descendiente de Venus, todos desbandados a través de los
campos, por temor [al cielo] buscan un refugio. Los torrentes irrumpen desatados de los
montes. (Eneida IV 160-164)

La tormenta es lo que engendra aquel famoso nitro corruscante del que los
filósofos han hablado en sus libros, el agente de toda vitalidad en este mundo.
A partir de entonces, cada cual procura ponerse a cubierto por miedo a que le
caiga el cielo sobre la cabeza.
Este nitro, depositándose virgen en la cima de los montes, penetra luego por los
poros de la tierra para engendrar allí los metales, y fluye por los torrentes para
fertilizar los valles. (E.H.)»

«En una misma cueva bajan Dido y el caudillo Troyano. Dan la señal la Tierra, la
primera, y Juno nupcial; entonces brillaron los fuegos y también el éter cómplice de la
unión, y en la más alta cumbre gritaron las ninfas. (Eneida IV 165-168)

¿Es esta la descripción de una noche de bodas? Entonces ¿a qué viene esta
Tierra y Juno? ¿De qué señal se trata? ¿Por qué estos destellos, esta crepitación,
diríamos, siempre y cuando también demos a dicha palabra un sentido
luminoso, de los fuegos y del éter cómplice? ¿Qué significan aquí los gritos de
las ninfas sobre las cumbres? ¿Es realmente así como se hace el amor en la
noche de bodas?
Se trata de una física completamente distinta. Son las bodas del cielo y la tierra,
operación quymica muy secreta en la que ponen la mano los discípulos de los
sabios en el tiempo fijado por la naturaleza.
[...]
“Dan la señal la Tierra... y Juno nupcial [favorable a las nupcias]”: he aquí las
bodas del cielo y la tierra, de una tierra filosófica, por supuesto, y de un aire
divino celeste, en el secreto de una gruta oscura provista no obstante de un
lucernario, como una catedral.
¿Y de qué señal se trata? Es la crepitación de esta pura sal de nitro, del fuego
terrestre y del éter, la porción más sutil del aire. Y sobre este hermoso nitro
fluyen desde lo alto del vaso, cual gotas de rocío, las parte más volátiles de la
materia no fijadas todavía, como lo indican los llantos de las ninfas en tumulto.
El verbo ululare [aquí empleado] significa en Virgilio, las más de las veces, ‘un
tumulto de mujeres gritando y llorando’.

Fue aquel día el primero de los males, causa de muerte de Dido. (IV
169-170)

Dido representa al discípulo que opera en el vaso aquella primera conjunción; a

170
Virgilio y la Edad de Oro

través del cristal, contempla esta obra admirable de la naturaleza y del Arte; por
ello permanece confundida y prendada de amor para siempre por este hermoso
nitro que crepita, y que después fluye como óleo santo. Es el Grial de la
caballería celestial, untuoso y sabroso, milagro primero, comienzo de la obra,
el disolvente y lo disuelto, la creación del cielo y la tierra, unidos en uno.
Desgraciadamente, de esta unión ella no espera más que el oro craso [el oro de
Cartago, por oposición al oro de Roma]; por tanto no puede seguir a su nitro
querido cuando pasa a la otra orilla. La Naturaleza, dicen, da lecciones y no
recibe ninguna. ¡Oh, desdichado químico que ignora el oro y que muere por él!
[...]
El discípulo permanece vinculado para siempre por este milagro del cielo y la
tierra: proseguirá la obra hasta el final, o será su víctima y morirá quemado por
este fuego sobre el que imprudentemente sopló. (E.H.)»

Este será el caso de Dido. Eneas se convierte en su amante y los problemas se suceden
para ella. Dido era viuda y la sociedad cartaginense poco liberal. El escándalo es
conocido en toda Libia e incluso el rey Iarbas, antiguo pretendiente suyo, toma ofensa.
Mientras, Eneas recibe la visita de Mercurio con un mensaje de Zeus que le recuerda su
misión y el reino que le espera a él y a su hijo en Italia. Ante la partida de Eneas, Dido
enloquece y termina por suicidarse lanzándose a una pira en llamas mientras Eneas
despliega las velas en alta mar para ganar una nueva orilla.

Muy pocos alcanzan la meta. ¡Cuántos valientes buscadores han muerto en camino!
Sólo les faltó haber aprendido a leer el oro, como a la amarga Dido, víctima de un amor
sin saber. Los verdaderos buscadores lo consiguen o mueren en la tarea, por eso la
alquymia es una obra sin retorno. Pero hay dos maneras de no volver de ella: doble o
nada, ¡y Dido no tuvo nada! (E.H.)

. . .

En el libro V Eneas pone rumbo a Cumas, pero una tempestad les obliga a hacer puerto
en las costas occidentales de Sicilia donde, después de múltiples aventuras, recibe en
sueños la visita de su padre ya fallecido que «descendido del cielo le pronuncia estas
palabras»:

Hijo mío, que mientras vivía, me fuiste más amado que la vida, hijo mío, que has
sufrido tan duramente los designios de Ilion [Troya], vengo aquí por orden de Júpiter
[...] que desde la altura de los firmamentos se ha compadecido de ti. Sigue los consejos
que te da, porque son los mejores, el viejo Nautes [uno de sus compañeros]. Te llevarás
a Italia los corazones más intrépidos; únicamente la flor de tu juventud. En el Lacio te
espera una raza dura y salvaje de costumbres. Pero antes penetra en las estancias
infernales de Dis [Plutón] y, a través de la sima profunda del Averno, ven, hijo, a hablar
conmigo. No, ni el Tártaro impío ni las tristes sombras me han poseído; antes bien
habito los amenos Elíseos donde se reúnen los hombres piadosos. Te conducirá la casta
Sibila, después de haber ofrecido mucha sangre de víctimas negras. Entonces conocerás
toda tu descendencia y que murallas te son dadas. Y ahora ¡adiós! La Noche húmeda
llega a la mitad de su carrera y siento encima de mí el resoplido de los caballos de la
inexorable Aurora. (Eneida V 724-740)

. . .

171
Virgilio y la Edad de Oro

Por fin, en el libro VI, Virgilio llega a Italia y se produce el episodio predicho por su
padre, uno de los más célebres de sus aventuras: su bajada a los infiernos acompañado
de la Sibila. Ya hemos hablado de ella y descrito su antro al principio de nuestros
comentarios sobre las Bucólicas. La que algunos consideraban una vidente, para otros
era una profetisa.

La Sibila era el oráculo del pueblo romano; desempeñaba la función profética para este
pueblo. Cuando la Sibila hablaba, como en Delfos, un dios hablaba por su boca, pero el
sentido de las palabras no era claro para los consultantes, que no siempre las entendían
como era debido.

Se van sin respuesta, odiando la sede de la Sibila (III 452)

Igualmente, muchos buscadores, a falta de la santa cábala, que es la única que permite
la comprensión de los textos herméticos, han odiado la alquimia y considerado
imposible la Gran Obra. (E.H.)

Esta dificultad estaba ilustrada en el hecho que la Sibila acostumbraba a escribir sus
oráculos en hojas que el viento dispersaba y contra lo cual Eneas protesta. Levanta un
plegaria a Apolo, pidiéndole una patria donde establecerse, él y los suyos, y le promete a
él y a su hermana Diana construirles un templo de mármol además de un santuario para
la Sibila, pero le pide como condición que…

No confíes tus versos proféticos a unas hojas que podrían volar en desorden, juguete de
los vientos rápidos: cántalos tú misma, por favor. (Eneida VI 74-76)

Pernety 58 comentó con detalle la bajada a los infiernos de Eneas. Con respecto a los
oráculos confusos de la Sibila, dice:

Esta manera de explicarse por términos ambiguos y equívocos, es precisamente la de


todos los Filósofos. [...] La verdad está escondida bajo un velo muy oscuro, los
Filósofos no dicen jamás más verdad que cuando hablan oscuramente. Siempre hay
artificio y una especie de superchería en los lugares donde parecen hablar con más
ingenuidad. Los Filósofos tienen la costumbre de explicarse en términos ambiguos y
equívocos, incluso parece que a menudo se contradicen. Si ellos explican los misterios
de esta forma, no es por un deseo de alterar o de destruir la verdad, sino de esconderla
bajo estos escondrijos.

La Sibila parece acceder a guiar a Eneas sin trampas, puesto que como respuesta a su
requerimiento Virgilio dice de ella que «no invadida completamente por Febo, se debate
en su antro como bacante salvaje».

Tras predecirle guerras, unas bodas sangrientas y el apoteosis final (77-97), Eneas
declara que está dispuesto a soportar todas las fatigas y conjura a la sacerdotisa para que
lo deje bajar al Averno a ver a su padre Anquises. Otros, antes que él, han hecho este
viaje en vida: Orfeo, Pólux, Teseo, Hércules (98-123). La Sibila le responde con una
frase que se ha hecho famosa en la literatura virgiliana:

58
Todas las citas de Pernety han sido sacadas de su obra Les fables; pp. 319 y ss.

172
Virgilio y la Edad de Oro

Troyano, hijo de Anquises, nacido de la sangre de los dioses, es fácil el descenso al


Averno: de noche y de día está abierta la puerta del negro Dite [Plutón]; pero deshacer
el camino y remontarse a la luz de arriba, he aquí el esfuerzo, aquí la dificultad.
Únicamente unos pocos lo han conseguido, hijos de dioses, amados del benigno Júpiter,
o que la ardiente virtud levantó hasta las estrellas. (Eneida VI 125-130)

Ante la determinación de Eneas, la Sibila le explica las dos condiciones necesarias para
emprender esta empresa. La primera:

Ahora bien, si tienes un tan gran deseo de cruzar dos veces el negro Tártaro, y te place
abandonarte a esta insana fatiga, escucha bien antes lo que tienes que hacer. Se esconde
dentro de un árbol espeso una rama que tiene el tallo ligero y las hojas de oro. [...] Es el
presente que Proserpina ordenó ofrecer a su belleza. Separada la primera rama, brota
otra, también de oro, y su tallo se cubre de hojas del mismo metal. Levanta pues los ojos
y búscalo y, habiéndolo encontrado, cógelo, según el rito, con la mano; él mismo de
buen grado cederá fácilmente, si es que los destinos te reclaman; no podrías vencerlo
con ninguna fuerza ni arrancarlo con el hierro duro. (Eneida VI 133-148)

La segunda...

Más aún: inanimado yace el cuerpo de uno de tus amigos —¡ay, no lo sabes!— y con su
cadáver te infecta toda la flota, mientras buscas mis respuestas y te entretienes en mi
umbral. Dale primero la estancia que se merece y entiérralo dentro de un sepulcro.
(Eneida VI 149-152)

Finalmente, para concluir, la condición siempre implícita a cumplir antes de cualquier


aventura «clásica»:

Trae al altar animales negros; sea ésta tu primera expiación. Sólo así, finalmente, podrás
ver los bosques sagrados del Estigio y el reino inaccesible a los vivos. Dijo y, cerrados
los labios, enmudeció. (Eneida VI 153-154)

El compañero fallecido era Miseno, 59 el trompetero de la flota. Había desafiado a los


dioses del mar con su concha sonora y por esta razón Tritón lo ahogó entre las rocas
(162-182). «Entonces, sin tardanza, se apresuraron llorando a cumplir las órdenes de la
Sibila» (177). Se adentra en el bosque en búsqueda de troncos de árbol a fin de levantar
una pira funeraria para Miseno. Allí, cortando árboles, «reflexiona contemplando el
bosque inmenso y formula al azar este voto: “Oh, si ahora aquella rama de oro se nos
mostrase en algún árbol dentro de este gran bosque, porque todo cuanto dijo de ti la
sacerdotisa, Miseno ha sido ¡ay! demasiado verdadero”» (187-189). Entonces… «aún
no había terminado de pronunciar estas palabas que de pronto dos palomas, bajo sus
mismos ojos de prohombre, bajaron del cielo volando y se posaron sobre el césped.
Entonces el héroe supremo reconoció los pájaros maternos [de Venus]» (190-193).
Mientras sus compañeros preparan el cuerpo de Miseno, las palomas conducen a Eneas
hasta el oscuro roble del que brota la rama de oro y «acto seguido ávidamente Eneas
arranca la rama que se le resiste, y la lleva hasta la estancia de la sagrada Sibila»
(210-211). Sólo queda el sacrificio, cuatro terneros de espalda negra por parte de la
Sibila «invocando en voz alta a Hécate» y de una oveja negra y una vaca estéril por
parte de Eneas a Proserpina, diosa infecunda, que queman en altares ofrecidos a Plutón

59
Era hijo de Eolo, rey de los vientos. La leyenda recogida por Virgilio es muy antigua, quizás del siglo
VI aC. Pertenece al llamado núcleo de mitos indígenas.

173
Virgilio y la Edad de Oro

(243-255), tras lo cual, inmediatamente, se abre la puerta de los infiernos:

Y he aquí que, a la primera aparición del día y del sol naciente, la tierra comenzó a
mugir bajo sus pies, y agitándose las cimas de los bosques, y oyéndose aullidos de
perras en la sombra, cuando se acerca la diosa. «Lejos de aquí, venga, apartaros lejos,
profanos» exclamó la Sibila. «Retiraros de todo el bosque sagrado; y tú, adelántate con
resolución, y saca la espada de la vaina: ahora te hace falta coraje, Eneas, ahora un
corazón firme». No dijo nada más, e, invadida por la divinidad, se lanzó por la caverna
abierta; él, sin miedo, iguala con su paso el paso decidido de su guía. (Eneida VI 255-
263)

Pernety tiene mucho que decir sobre la interpretación alquímica de los pasajes que
acabamos de transcribir:

«La Sibila tiene razón al decir que la entrada a este lugar está abierta día y noche, ya
que los filósofos dicen que en todo tiempo y en todo lugar se puede hacer la obra. Pero
no todo consiste en entrar; [el alquimista] tiene que estar hecho a las operaciones, saber
hacer la extracción del mercurio, y adivinar de qué mercurio hablan los filósofos. Es
precisamente a esto que d’Espagnet aplica las palabras de la Sibila, paucis quos oequus
etc. ‘pocos lo han conseguido…’ [...] Para impedir distinguir cuál es el mercurio del que
hablan los filósofos, y esconderlo en las tinieblas más oscuras, ellos han hablado como
si hubiese muchos tipos; y lo han llamado Mercurio en todos los estadios de la obra en
la que se encuentra, y en cada operación. Después de la primera operación lo llaman su
Mercurio, y Mercurio sublimado; en la segunda, que ellos llaman la primera, porque los
autores no hacen mención de esta primera, llaman a este mercurio Mercurio de los
cuerpos, o Mercurio de los Filósofos. [...] Algunas veces incluso han dado el nombre de
Mercurio a su elixir, o medicina que tiñe, y absolutamente fija, cuando el nombre de
Mercurio tan sólo conviene a una sustancia volátil. [...]
Hace falta pues ser hijo de los dioses para no caer en el embrollo, y seguir exactamente
las enseñanzas de la Sibila si uno quiere pasar dos veces el lago Estigio y ver dos veces
la sede del Tártaro, es decir, hacer la preparación de la piedra o del Azufre y después el
elixir. En cada operación se ve una vez el negro Estigio y el tenebroso Tártaro, es decir,
la materia al negro.»

«Proserpina exige que se le presente este ramo de oro; no es posible ir hasta ella sin
poseerlo. Pero antes de cogerlo, hay que inhumar aquél que acompañó a Héctor hasta la
muerte y que Tritón hizo perecer entre las rocas del mar. Es decir, hay que poner en el
vaso el mercurio fijado en piedra en el mar filosófico, y continuar el régimen de la obra;
entonces la materia se dispondrá a la putrefacción y a la inhumación filosófica, como
hicieron los compañeros de Eneas con respecto al cuerpo de Miseno, a los cuales deja el
cuidado de preparar sus funerales, mientras que él busca el ramo de oro. [...] Virgilio,
que no quería dar esta historia como verdadera, sino como una pura alegoría, a fin de
prevenir al lector de una vez por todas diciendo: si credere dignum est, ‘si es digno de
creer’. (173)»

«La negrura que sigue a la materia no podía estar mejor designada que por los
sacrificios y las inmolaciones de animales negros que Eneas hace a Hécate, a la Noche y
a Plutón.»

Esta primera negrura que adopta la materia continúa siendo descrita en los versos
siguientes, «Marchábamos como sombras en la noche desierta a través de la oscuridad,
en las estancias vacías de Dite y de su reino lleno de espectros» (268-270) que se
llenará de toda clase de monstruos y seres horribles: Enfermedad, Miedo, la Quimera,
las Harpías... Finalmente, los primeros espíritus aparecen mencionados, y son una

174
Virgilio y la Edad de Oro

multitud: madres, maridos, sombras de héroes, niños, niñas fallecidos antes de la


boda… son los que carecieron de una sepultura adecuada y ahora pululan a lo largo del
río Aqueronte esperando ser pasados al otro lado en la barca de Caronte. (295-336)

Una multitud innombrable de sombras erraban y daban vueltas sobre los bordes del río,
y pedían insistentemente a Caronte que las pasase [al otro lado]. Él rechazaba
brutalmente todas aquellas que su cuerpo no había sido inhumado; pero finalmente, al
cabo de un cierto tiempo, las tomaba en su barca. Tendría que haber sido muy difícil
explicar la volatilización de la materia durante y después de la putrefacción por una
alegoría más expresiva que la de las sombras errantes y que dan vueltas en las orillas de
la laguna Estigia, la cosa se explica por sí misma. Pero, ¿por qué Caronte rechazaba
pasar aquéllas los cuerpos de las cuales estaban sin sepultura? La razón es bien simple.
Mientras que las partes volátiles erran y voltean en lo alto del vaso por encima del lago
filosófico, no están reunidas a la tierra de los Filósofos, que pasa del color negro al gris,
significado por Caronte; esta tierra que nada como una isla flotante ha dado ocasión a
simular una barca. Cuando estas partes volátiles, al cabo de un tiempo se han reunido a
esta tierra, el tiempo que les es fijado para errar se ha terminado; vuelven de donde han
salido y pasan [el lago] junto con las otras. Virgilio ha explicado perfectamente lo que
hay que entender por esta inhumación, es decir, esta reunión de partes volátiles
volteando, con las que están en el fondo del vaso, de donde se creen separadas Sedibua
hunc refer anteu suis, et conde sepulchro, ‘dale la primera estancia que le conviene y
entiérralo en un sepulcro’ dice Virgilio v. 152 hablando de Miseno y v. 327 hablando de
las sombras Nec ripas datur horrendas, nec rauca fluenta / transportare prius, quam
sedibus, ossa quierunt ‘No se le permite [a Caronte] hacer cruzar a los muertos estas
horrible orillas y esta corriente ronca antes que sus huesos no hayan reposado en una
tumba’.

Caronte, el barquero, se niega a transportar a nuestros viajeros vivientes a la otra orilla,


pero la Sibila le muestra la rama de oro y finalmente accede (384-415). En el umbral del
Tártaro encuentran al temible cancerbero al que la Sibila amansa con un pan de miel y
adormidera a fin de dormirlo y poder entrar en el reino del Hades (417-425).
Inmediatamente después encuentra, entre otros, además de la reina Dido, héroes
griegos, muertos en Troya (426-534). Dice Pernety de todos ellos:

Vio a continuación entre otros troyanos muertos durante la guerra de Troya, Glauco,
Medonte, Tersíloque. Anténor, Polibete, favorecido de Ceres, e Ideo cochero de Príamo.
La mayor parte de los griegos que vieron a Eneas con sus armas brillantes, se asustaron;
unos huyeron, los otros empezaron a dar gritos. Vio a Deífobe hijo de Príamo, y
viéndolo no pudo retener un suspiro, porque Deífobe se le apareció con las orejas, la
nariz y las manos cruelmente mutiladas. [...] Esta enumeración de sombras que vio
Eneas, parecen estar puestas allí a fin de ornamentar el discurso y hacerlo más
interesante. [...] Se diría que Virgilio ha querido hacer alusión a algunos personajes
vivos de su tiempo, designando los crímenes de los que el ruido público les hacía
culpables. [...] El retrato que hace el poeta del Tártaro parece estar puesto a propósito
para designar a los souflers [sopladores de carbón, falsos alquimistas] y buscadores de
la piedra filosofal, que trabajan sin principios y que pasan toda su vida en trabajos
agotadores de los cuales sólo obtienen enfermedades y miserias.

Pero la Sibila le apremia puesto que «la Aurora de rosada cuadriga ya había recorrido
en su carrera la mitad del cielo» (534). Es entonces que llegan a la famosa encrucijada
en forma de Y griega. Dice la Sibila:

«La noche cae, Eneas, y nosotros pasamos las horas llorando. He aquí el lugar donde

175
Virgilio y la Edad de Oro

la ruta se divide en dos ramas. La de la derecha conduce bajo los muros del gran
Plutón; es el camino del Elíseo, el nuestro. Pero el de la izquierda castiga a los
delincuentes y conduce al Tártaro impío». [...] Mira Eneas hacia atrás: y de pronto, a la
izquierda, al pie de una roca, ve un ancho baluarte, circuito de un triple muro,
completamente rodeado por las llamas enrojecidas de un río rápido, el Flegetonte del
Tártaro, que arrastra en remolinos rocas fragorosas. Delante, una puerta ingente y unos
brancales de acero tan macizo que ninguna fuerza humana, ni siquiera los habitantes del
cielo con un ingenio de guerra, no podrían reventar; se levanta en el aire una torre de
hierro, y Tisífone [una de las tres furias] con su manto troceado y sangriento, sentada y
siempre insomne, guarda el vestíbulo noche y día. (VI 540-556)

De este camino bifurcado, dice E.H.:

La Y es una letra con dos astas, una se inclina hacia la derecha, y la otra hacia la
izquierda. Es la imagen de las dos enseñanzas contenidas en la misma letra. Por el don
del intelecto, los inteligentes escogen la vía de la derecha, es decir, que siguen su
verdadero sentido. También se la llama la vía estrecha porque es poco recorrida. Pero la
mayoría permanece engañada por el sentido vulgar llamado también sentido siniestro, y
guiada sólo por la razón, sigue la vía de la izquierda que conduce al terrible Tártaro
donde conocerá el furor del tártaro corrosivo.
Era conveniente que fuera la Sibila quien indicase a Eneas la vía de la derecha, ella,
cuyos oráculos ambiguos extravían a unos y enseñan a otros.
Convendremos que esta Y debería entrar, según la antigua grafía, 60 en la composición
del término alquymia con el fin de avisar al prudente lector que no hay química sin
equívoco. Que tenga cuidado con escoger, si puede, la vía que conduce a las riquezas de
la Edad de Oro, en vez de extraviarse en el laberinto de los tormentos sin salida de
nuestra Edad de Hierro.

Siguiendo hasta el verso 628, Virgilio describe los horrores del Tártaro, para llegar a la
puerta de los Elíseos para los que escogen la vía estrecha:

Venga —dice la Sibila—, continúa ya tu camino y termina el asunto emprendido con el


ramo de oro. Apresurémonos, veo los muros [del palacio de Plutón] fabricados en las
fraguas de los cíclopes y, delante nuestro la puerta cimbrada donde las órdenes nos
mandan depositar esta ofrenda. [...] Eneas llega a la entrada, se lava el cuerpo con agua
fresca y ante él, sujeta el ramo en el umbral. (VI 629-636)

A todo esto, comenta Pernety:

El camino que conduce al Tártaro es el que toma la gente que acabamos de mencionar,
el que conduce a los campos Elíseos es aquel que sigue Eneas y con él los Filósofos
herméticos. Los primeros encuentran desde la entrada a Tisífone y las furias y no
encuentran al final más que un aire apresurado, una estancia sombría y tenebrosa, con
un trabajo difícil e infructuoso. Los segundos, por el contrario, asegurados en su
camino, porque tienen a la Sibila por guía, perciben desde un principio los muros y la
puerta del Palacio del Dios de las riquezas; todo lo que la naturaleza tiene de más
agradable se presenta a sus ojos. [...] La aurora comienza a aparecer cuando ellos
perciben los muros del palacio, es decir, que el color negro, que significa la noche,
comienza a dar paso al color blanco, llamado luz y día por los Filósofos. Ellos avanzan
pues, y llegando a la puerta Eneas deposita el ramo de oro, ya que la materia en este
estado de blancura imperfecta, empieza a fijarse y a convertirse en consecuencia en oro

60
Quymica, del griego χυμεία. ‘fusión’. Notemos que hemos respetado la propuesta del autor en todas
sus citas, y que nosotros de ahora en adelante, seguiremos su criterio. Ver nota 23 en Introducción.

176
Virgilio y la Edad de Oro

de los Filósofos. Es por esto que se dice que Eneas hunde su ramo en el umbral de la
puerta, ya que la puerta indica la entrada de una casa, de la misma forma que este color
de blanco imperfecto es un signo del comienzo de la fijación.

Por fin llegan a los campos Elíseos, bañados de una luz púrpura. De entre las sombras
bienaventuradas algunas se ejercitan en una palestra, combatiendo sobre una arena
dorada, otras cantan y bailan. Orfeo, en medio de ellas, toca la lira. Encuentran a los
antiguos héroes troyanos, sacerdotes incontaminados, los poetas piadosos, los filósofos
y los benefactores de la humanidad. «Todos ellos se ciñen la frente con una cinta blanca
como la nieve» (665). Por fin encontrará a su padre Anquises (637-678), quien le
presentará las generaciones futuras que esperan una nueva encarnación al lado del río
Lete. 61 «Por sus márgenes volteaban pueblos y naciones sin número, tal como en las
praderas, en un día sereno de verano, las abejas se posan encima de las flores de
múltiples colores y se esparcen al entorno de lirios blancos y toda la llanura zumba del
murmullo» (704-709).

« [Eneas y la Sibila] se entretienen en este lugar de delicias, de alegría y de satisfacción,


en el cual todos los habitantes tienen una diadema blanca. He aquí el progreso
insensible de la obra; he aquí los diferentes matices de los colores que se suceden.
Hemos visto el negro representado por la noche, la oscuridad del antro de la Sibila, por
las aguas negras de los ríos del infierno, y de la disolución de la materia por los
monstruos que habitan las orillas de estos ríos; el color gris, por la barba de Caronte y
sus ropas sucias; el blanco un poco más desarrollado por el día que esparce la aurora y
la apariencia de los muros del Palacio. He aquí finalmente el blanco del todo
manifestado por las cintas blancas y la diadema de los habitantes de los Campos
Elíseos.»

«Esta afición de Virgilio por citar desde un principio los lirios, que es una flor
extremadamente blanca y poco común en los prados, parece no tener otro objetivo que
el de confirmar la idea de la materia llegada al blanco.»

. . .

En los versos 724-751, Anquises expone a su hijo la teoría de la palingenesia y de la


metempsicosis de las almas. De las almas que encuentra en las orillas del río Leteo, su
padre le explica:

Son las almas que alcanzarán de los destinos una segunda encarnación y que, a lo largo
del Leteo, beben el agua que libera del pasado y da el eterno olvido. (Eneida VI 713-
715)

Aquí le anuncia por fin la Edad de Oro que ha de surgir de su progenie:

Ya hace tiempo, hay que decir, que deseo recordártelos [los nombres de tu progenie] y
ponértelos delante, y enumerarte esta posteridad que será la mía, a fin de que te alegres
aún más de haber encontrado Italia. (Eneida VI 716-718)

Esto despierta preguntas a un Eneas curioso, que recibe una larga respuesta que para

61
Del olvido, pues al beber de sus aguas las almas olvidan su pasado.

177
Virgilio y la Edad de Oro

muchos resume la visión cosmo-espiritual del mundo que pudiesen tener los antiguos;
para otros, a la luz de Pernety, un tratado de alquymia; para algunos, también, el
anuncio del advenimiento de una Edad de Oro:

«Oh padre, ¿hay que pensar, pues, que hay almas que se remontan hacia el aire del
cielo y vuelven a entrar dentro de unos cuerpos que las traban? ¿De dónde les viene,
para su desgracia, un deseo tan loco de la luz?» «Yo te lo diré, ciertamente, hijo mío, y
no te tendré en suspenso», le responde Anquises, y le expuso en orden cada uno de los
secretos. 62
«Desde el comienzo, el cielo y la tierra y los valles líquidos y el globo luminoso de la
luna y el astro titánico fueron vivificados por un espíritu interior, y este principio,
difundido por todos los miembros del mundo, agita su entera masa y se mezcla con este
enorme cuerpo. De esta unión nacen los linajes de los hombres y de los animales, las
vidas de los pájaros y los monstruos que produce el mar bajo su resplandor marmóreo.
Estos gérmenes vitales tienen un vigor ígneo y un origen celeste, hasta que no los
impiden las impurezas de los cuerpos y los embotan los órganos terrenales ni los
miembros destinados a la muerte. Desde este momento, las almas conocen los temores,
los deseos, los dolores y las alegrías, y ya no distinguen claramente la luz del cielo,
encerradas como están dentro de sus tinieblas y de su ciega prisión. Incluso en el día
supremo, cuando la vida les ha abandonado, no se ven completamente libres, de las
desgracias, de todo el mal ni de todas las suciedades del cuerpo; hay que pensar que
muchos de sus vicios, endurecidos por los años, continúan creciendo dentro de una
manera sorprendente. Por eso son sometidas a castigos y expían con los suplicios estos
males arraigados: unas suspendidas en el vacío, son expuestas a los vientos ligeros;
otras, bajo el agua en una profunda sima, niegan su mancha; otras son purificadas por
el fuego. Cada uno de nosotros sufre según su destino; a continuación pasan al ancho
Elíseo y únicamente unos pocos ocupamos estos campos felices, hasta que un largo
espacio de días, concluido el ciclo del tiempo, haya enjuagado esta enraizada suciedad
y haya vuelto la pureza al principio etéreo del alma, chispa del soplo primitivo. En
cambio, todas estas almas, después que vieron girar la rueda de mil años, las reúne un
dios en una gran bandada en los márgenes del Leteo, para que privadas precisamente
de todo recuerdo, puedan volver a ver otra vez a la bóveda del cielo y comiencen a
querer volver dentro de los cuerpos.» (Eneida VI 724-751)

A partir de aquí, Anquises muestra a Eneas y a la Sibila los descendientes del héroe
troyano, desde su hijo Silvio que ha de tener con Lavínia, hija del rey del Lacio, hasta
llegar a la generación de Cesar Augusto, artífice del advenimiento final de la Edad de
Oro. Encontramos en este final una bella muestra del decir mentiroso del poeta, que
sabe mezclar muy acertadamente la verdad y la ficción, haciendo que la primera sea la
entelequia que no se osa anhelar y que tampoco se cumple, y la segunda, bajo el velo de
las fábulas ficticias, el verdadero destino que se realiza en el corazón del poeta.

Ahora gira aquí tus dos ojos: contempla tu linaje y tus romanos. He aquí Cesar y toda la
progenie de Iulus [su hijo Silvio] que ha de venir a la luz bajo la bóveda del cielo. Hele
aquí, es él, aquel hombre que, como sabes, te ha sido prometido tantas veces, Cesar
Augusto, hijo de un dios, el cual hará renacer la Edad de Oro en el Lacio, por los
campos donde en otro tiempo reinó Saturno, 63 y extenderá su imperio por encima de los
garamantes y los indios, hasta los países que hay más allá del Zodíaco, más allá de las
rutas del año y del sol, allí donde Atlante, portador del cielo, hace girar la bóveda

62
En sustitución de la Sibila. Recordemos como Virgilio, en la Divina Comedia, fue sustituido por
Beatriz a la entrada del paraíso y como este fue a su vez sustituido por san Bernardo en la etapa final
del viaje de Dante. (Paraíso XXXI). Ver Tradición cristiana. Otras órdenes esotéricas. San Bernardo.
63
Dios de la Edad de Oro.

178
Virgilio y la Edad de Oro

sembrada de estrellas ardientes. Ya desde ahora, a la espera de su venida, las respuestas


de los dioses asustan de horror sagrado los reinados del Caspio y las orillas del marítimo
y se conturban y estremecen las siete desembocaduras del Nilo. (VI 788-800)

179
TRADICIÓN CRISTIANA

ORÍGENES HISTÓRICO Y METAFÍSICO

En sus orígenes el mensaje cristiano aparece como absolutamente indisociable de la


idiosincrasia religiosa judía. En la época del Segundo Templo, el concepto de un mesías
redentor asociado al de un apocalíptico final para nuestro mundo, lanzado por los
profetas anteriores, había cristalizado completamente en dicha idiosincrasia.

Hemos visto como —en las tradiciones hasta ahora estudiadas— la llegada y triunfo del
dios salvador estaba representada bajo el velo de una innombrable multitud de mitos y
de fábulas en las que los protagonistas eran siempre los dioses. El judaísmo da un
primer paso de acercamiento entre el contenido de la tradición religiosa y la multitud de
los fieles. Esperan a un mesías salido de la casa de David, el más santo de sus reyes; su
triunfo sobre la muerte ya no será el triunfo sobre alguna extraña y maléfica divinidad,
sino que es el hombre quien será redimido de todos los males que arrastra a causa de la
caída de Adán en la muerte. Este definitivo triunfo sobre la muerte no es presentado
como un combate mítico entre dioses, sino como un juicio general, celebrado al final de
los tiempos, donde serán separados los hombres justos de los malvados, los unos para
ser resucitados en cuerpo y alma, los otros para ser rechazados al fuego de la gehena. En
este contexto evolutivo aparece Cristo, dando un paso definitivo de acercamiento entre
la salvación prometida y los fieles. Invitándoles a seguir su vía, esto es, su vida, su
muerte y su resurrección, pone de manifiesto —ya sin lugar a dudas— que no sólo es
una cuestión humana y no mítica, sino que además esta salvación es una cuestión actual
y no únicamente una esperanza futura. No es necesario, por tanto, esperar al «juicio
general», ya que es posible realizarla desde este mundo.

Es justamente en la posibilidad de la resurrección corporal ya desde este mundo donde


queda centrada toda la magnitud del misterio cristiano. Por increíble que pueda parecer,
Cristo da testimonio de la existencia de la vida pura y eterna más allá de la muerte. Y
además —y esto es lo importante— es una vida tan perfectamente corporal como lo fue
la de nuestro antepasado Adán. En efecto, leemos en el Evangelio a propósito de una de
las apariciones de Jesús a sus discípulos después de resucitar:

Él se presentó en medio de ellos y les dice: Paz sea con vosotros. Sobresaltados y
despavoridos, creían ver un espíritu. Y les dijo: ¿Por qué estáis conturbados? Y ¿por qué
se levanta ese vaivén de pensamientos en vuestros corazones? Ved mis manos y mis
pies, que yo mismo soy; palpadme, y ved que un espíritu no tiene carne y huesos, como
veis que yo tengo. Y esto diciendo, les mostró las manos y los pies. (Lc 24:36-40)

Aquí está basada la fe del cristiano, éste es el objetivo sobre el cual no hay que dudar.

181
Tradición Cristiana

Lo que hayamos negado y combatido nunca podrá pertenecernos. Tengamos mucho


cuidado con lo que pensemos y digamos acerca de la resurrección y del juicio
anunciados por los profetas. (M.R. XXI 50’)

A este definitivo enfoque del misterio hay que añadir su universalización:

Y les dijo: id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación. (Mc 16:15)

Que la salvación integral del hombre es una cuestión humana y accesible no era, por
supuesto, nada nuevo, pero había sido, y era, el patrimonio esotérico de los sumos
sacerdotes y profetas de todos los tiempos y lugares. La gran masa de los creyentes no
recibía más que las cortezas de este misterio: el culto externo. Podría decirse que el
sentido más esotérico fue desvelado en beneficio de una selecta mayoría —según luego
veremos— y esto, creemos entender, marcará la evolución de los tres primeros siglos
del cristianismo. A partir del siglo III, el cristianismo se «revestirá» de todos los códigos
morales y jurídicos de los que adolecía en un origen para dar un nuevo y definitivo
impulso a la secta. Revistiéndose de estas cuestiones puramente externas o exotéricas,
pudo convertirse en una religión oficial capaz de llegar a una inmensa multitud.

El nuevo carácter que imprimieron Cristo y sus discípulos a la tradición hebrea tuvo
como consecuencia inmediata su diferenciación en el seno de la sociedad judía como
una secta nueva al lado de las ya existentes. Las diferencias entre todas estas sectas eran
cuestión de matices, estando todas ellas vinculadas en lo fundamental por la Tora de
Moisés y los libros de los profetas. En la Historia del pueblo judío anteriormente citada,
leemos al respecto: 1

No había sobre este punto ninguna discrepancia entre las principales tendencias que
actuaban en el seno de la comunidad judía. Las diferencias existentes se referían
simplemente al concepto de lo que significaba la Tora (la médula de la disputa entre
fariseos y saduceos) y su aplicación específica en la vida diaria.

La causa de estas disensiones la intuimos en la ausencia de un conocimiento cabalístico


profundo en el seno de los distintos grupos religiosos que formaban el cuerpo de la
sociedad judía. A pesar de que la transmisión del misterio pueda interrumpirse dentro de
un grupo formalmente constituido —y esto es algo que parece suceder de forma
inevitable a la segunda o tercera generación— alguien puede recuperar o recibir, más
tarde o más temprano, dicha transmisión y dar nacimiento a una nueva secta. Éste
podría ser el caso de Jesús de Nazaret. La extraordinaria particularidad de la nueva secta
es que sus apóstoles basaron toda su predicación en la resurrección de la carne inmortal
de Dios conocida en este mundo.

Cuando el cristianismo empezó a crecer en importancia se fue desgajando


paulatinamente del seno del judaísmo; la causa más inmediata de esta emancipación fue
el hecho de que la nueva religión se extendió sobre todo por los círculos greco-
orientales de la época, es decir, entre los gentiles. Por otra parte, los Evangelios y
escritos de los apóstoles reflejaron esta misma evolución. En un principio se les podía
considerar como un comentario de la Tora, pues se encontraban totalmente inmersos en
la tradición oral exegética hebrea que en aquella época alcanzó su punto álgido.

1
En la p. 332.

182
Tradición Cristiana

Mediante la progresiva emancipación de la secta recién nacida, los Evangelios


adquirieron el estatus de escritura independiente con respecto a la tradición que la
engendró. Esta tradición, que fue su caldo de cultivo, por necesidades históricas se
plasmó más tarde en el Talmud y en los diferentes Midrashim, comentarios rabínicos a
la Tora. De aquí que señalemos la necesidad de referirse a estos textos, indispensables
para entender el judaísmo, si queremos penetrar en los símbolos y en el contenido de los
textos evangélicos.

PRIMEROS CRISTIANOS

Muy poco se sabe de cierto sobre los tres primeros siglos del cristianismo; de las
diversas teorías emitidas al respecto, recogemos la de René Guénon, comentada y
avalada por J.M. d’Ansembourg. 2 Dice Guénon:

Lejos de ser la religión o la tradición exotérica que conocemos actualmente bajo este
término, en sus orígenes el Cristianismo tenía, tanto en sus ritos como en su doctrina, un
carácter fundamentalmente esotérico y por consiguiente, iniciático.

La razón apuntada por Guénon para sustentar su tesis es que no se encuentran en los
Evangelios las prescripciones morales, legales o litúrgicas que sí se hallan, por ejemplo,
en el Corán de Mahoma o en la Tora de Moisés y que constituyen su envoltorio
exotérico; tanto es así que, según Guénon:

La tradición islámica considera al Cristianismo primitivo propiamente como una


tariqah, es decir, una vía iniciática y no como una shariyah o legislación de orden social
dirigida a todos; lo cual es tan cierto que posteriormente se tuvo que suplir esta falta con
la constitución de un derecho canónico que en realidad no fue más que una adaptación
del antiguo derecho romano, o sea, algo que vino enteramente del exterior y no un
desarrollo de lo que estaba contenido en el Cristianismo en sí. Además, es evidente que
en el Evangelio no se encuentra ninguna prescripción que pudiera ser considerada
poseedora de un verdadero carácter legal en el sentido propio de esta palabra.

A partir del año 150, el cristianismo empieza a difundirse por el mundo greco-romano.
Esta difusión, rápida y efectiva, se produjo a pesar de las grandes persecuciones a las
que se vio sometida la secta, y también a pesar de la dificultad, como ahora veremos, de
acceder a ella, lo cual, por otra parte refuerza la teoría referente a los orígenes
estrictamente esotéricos de la misma.

En el siglo III el concilio de Elvira reguló los pasos a seguir, antes de que un aspirante
fuese admitido como miembro de pleno derecho. Nada se sabe acerca de los dos
primeros siglos, aunque lo establecido en Elvira permite suponer que los controles
previos a los cuales se debía someter el aspirante no serían menos rigurosos. Los
aspirantes eran severamente examinados antes de ser admitidos: se excluían a los
guerreros y a quienes ejercían una profesión relacionada con la idolatría (pintores,
escultores de dioses, adivinos, los empleados en juegos del circo...). Antes de recibir el
bautismo se les consideraba catecúmenos, de los que había tres grados: escuchante,

2
La Puerta. Esoterismo cristiano; pp. 13 y 14.

183
Tradición Cristiana

prosternado y competente; transcurrían varios años para recorrer estos grados y acceder
al bautismo, todo lo cual hace decir a J.M. d’Ansembourg, 3 de quien hemos tomado
estos datos:

Todo ello muestra que la nueva religión, aunque se expandiera rápidamente por el
Imperio romano, era muy exigente en cuanto a la calidad de sus miembros.

Los primeros cristianos se reunían de noche, en secreto, y celebraban una cena a imagen
de la santa Cena narrada en los Evangelios. Esto daría origen, siglos más tarde, a la misa
católica con el rito de la transubstanciación y la eucaristía como ejes centrales.
Llamaban a sus reuniones ágapes del griego αγαπη, ‘afecto, amor fraternal’; estas
comidas fraternales conllevaban una enseñanza realmente profunda, asociando el
misterio de la regeneración al amor y al de la manducación. Cristo, ofreciendo su carne
y su sangre como alimento, dijo:

Yo soy el pan viviente, el que del cielo ha bajado; quien comiere de este pan vivirá
eternamente, y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo. (Jn 6:51)

Carlos del Tilo 4 divide a los miembros de la primitiva Iglesia en cuatro grandes grupos,
siendo el eje de la división el progresivo acercamiento y conocimiento de este secreto
eucarístico:

En primer lugar encontramos a los fieles auditores a la espera de la iniciación bautismal.


Estos no reciben nada sino una enseñanza exotérica. (Los catecúmenos a quienes nos
hemos referido antes.)
Luego tenemos a los santos bautizados que pueden participar de la mesa de la comunión
que salva. (Los bautizados recibían el título de «puer», ‘niño’, pues se considera al
bautismo como un nuevo nacimiento: ellos aún deben crecer hasta alcanzar la plena
madurez en Cristo.)
En tercer lugar existen los Elegidos que sólo son depositarios y conservadores de este
secreto palpable. (Son los sacerdotes encargados de impartir el bautismo y de repartir
la eucaristía entre los «puer».)
Por último tenemos al Maestro que conoce y realiza en secreto el misterioso alimento de
vida. («En secreto»: generalmente estos maestros no se dan a conocer y se contentan
con manifestar sacerdotes para que distribuyan la eucaristía.)

EL CONCILIO DE NICEA

Entre finales del año 284 y principios de 305, el emperador Diocleciano gobernó el
Imperio romano bajo un nuevo título forjado por el mismo: dominus et deus, ‘señor y
dios’, considerándose a sí mismo como un monarca semidivino y sacerdote supremo a
fin de cohesionar un imperio que en ese momento amenazaba con desmoronarse (en 49
años hubieron entre 20 y 25 emperadores sucesivos). Impulsó toda suerte de reformas
administrativas reorganizando el gobierno imperial, estabilizándolo económicamente y
militarmente y capacitándolo así para permanecer esencialmente intacto durante otros

3
Op. cit.; p. 17.
4
La Puerta. Esoterismo cristiano; p. 27.

184
Tradición Cristiana

cien años, en un periodo conocido como el Imperio romano tardío. 5


En febrero del año 303, proclamó el Edicto contra los cristianos iniciando el último
período de persecución contra estos en el seno del Imperio, sin duda uno de los más
cruentos y que se llevó a término en oleadas. Los libros eran quemados, sus bienes
confiscados, los soldados que profesaban la fe cristiana obligados a abandonar el
ejército... La impresión que causó en el seno de estas primeras comunidades fue tal que
la Iglesia de Alejandría utilizaba el comienzo del reinado de Diocleciano como el inicio
de su Era de los Mártires. Entre los mártires registrados hay el papa Marcelino I,
Filomena, Sebastián, Afra, Lucía, Erasmo de Formia, Florián, Jorge, Inés, Cesió, san
Dujam (obispo de Salona en Dalmacia) y otros hasta Pedro de Alejandría en el 331.
Una de las causas de este odio encarnizado de los emperadores romanos contra la
cristianos es el endiosamiento del cual gustaban hacer gala y de la renuncia permanente
de los cristianos a considerar al Cesar como a un dios. 6

Pero el cristianismo no dejaba de crecer y el ejemplo de los mártires con su resistencia


pasiva no hacía más que fortalecerlo; los cristianos tenían, frente a los paganos, fama de
honrados y decentes, y su reputación y número no dejó de aumentar. 7 A la muerte de
Diocleciano, Constantino fue proclamado Augusto por sus tropas y la suerte del
cristianismo cambió por completo. La religión pagana estaba en franca decadencia y
precisaba ser sustituida, fue entonces cuando el emperador vio en el cristianismo
creciente un elemento de cohesión y regeneración que supo aprovechar. 8 En 313
proclama el Edicto de Milán, con el que consagraba la libertad de culto en todo el
Imperio, con el fin específico de aliviar las condiciones de los cristianos (no olvidemos
que su madre Helena se convirtió al cristianismo ese mismo año); se les restituyen las
posesiones confiscadas y se les permitió la construcción de nuevas iglesias. Los líderes
cristianos consolidaron su prestigio social y sus obispos incluso adoptaron posturas en
temas públicos como nunca antes se había visto en otras religiones. En el 324
Constantino ordenó la construcción de una basílica en el lugar en el que, según la
tradición, san Pedro fue martirizado: la colina del Vaticano, que hoy en día acoge la
Basílica de San Pedro. 9

Esta nueva situación de legalización y de apertura puso también de manifiesto las


divisiones internas que desde mediados del siglo II habían sacudido a la incipiente
Iglesia, a menudo en forma violenta, y que Constantino se vio en la obligación de
zanjar. Así fue como convocó el Primer Concilio de Nicea, para acabar con algunos de
los problemas doctrinales que infectaban a la Iglesia desde los primeros siglos,
especialmente el arrianismo, y otros de orden menor, pero también motivo de

5
Como curiosidad diremos que, en 299, poniendo en orden la fiscalidad egipcia y a fin de luchar contra
la falsificación de oro, una de sus reformas consistió en mandar quemar todos los libros de alquymia.
6
Por otra parte, Diocleciano intentó, sin mucho éxito, la instauración de una religión estatal dentro del
sistema del paganismo (Sol Invictus), con lo cual la presencia cristiana resultaba particularmente
molesta a pesar de que en esos momentos los cristianos únicamente representarían entre el 5% y el
10% de la población.
7
«Si se quiere encontrar a un buen escritor, un buen abogado o un funcionario honesto y competente,
hay que buscarlos entre los cristianos. (Lactancio)» Cit. Els primers cristians; p. 358.
8
En el año 318 se prohiben los sacrificos, la magia, los presagios, en domicilios privados por el mal uso
que de ellos se hacía. En el 323 el paganismo pasa a ser denominado como superstitio. El paganismo
había concluido su fase generadora y el cristianismo tomaba el relevo. Ver tambien nota 80 Tadición
cristiana. Conclusión.
9
Muy al uso de un gobernante pagano de su época, ese mismo año, y fruto de intrigas palaciegas
sucesorias, mandó ejecutar a su heredero Crispo y a su segunda esposa Fausta a causa de mutuas
acusaciones de intento de seducción. Para muchos, entonces, Constantino era ya un perfecto cristiano.

185
Tradición Cristiana

controversia, como la unificación de las fechas de la celebración de la Pascua o el tema


del celibato. 10
Fue, efectivamente, el primer concilio al que se puede dar el nombre de ecuménico.
En estos términos lo describe el biógrafo del emperador, Eusebio de Cesaria: 11

Se reunieron en un mismo lugar las cúpulas del divino sacerdocio de todas las iglesias
que ocupaban toda Europa, Libia y Asia, en un único y sagrado edificio, que daba
cabida a sirios y cilicios, fenicios, árabes y palestinos, además de egipcios, tebanos,
libios... el obispo de Persia, el de Sicilia, que no quiso perderse el viaje, el de Ponte y
Galacia, Capadocia y Asia, Frigia y Pamfilia... y de entre los hispanos aquél que
disfrutaba del máximo renombre [Osi]; no pudo asistir, a causa de su vejez, el obispo de
la ciudad imperial [Silvestre, de Roma], pero estaban presentes sus presbíteros [...].

El 20 de mayo se inaugura el concilio. Así relató Eusebio la entrada del emperador en la


sesión inaugural: 12

Poniéndose todos en pie a la entrada del emperador; éste avanzó por el centro, como si
fuese un mensajero de Dios, luciendo un vestido centelleante de luz, resplandeciendo
con rayos fulgurantes de púrpura, ornado de oro y piedras preciosas. Esto, referido a su
cuerpo. Por lo que toca a su alma, era patente que estaba cubierto con el temor de Dios y
la fe.

Ahí se forjó el Credo de Nicea, la gran profesión de fe del catolicismo aún vigente y que
además tendría que resolver el tema espinoso de la doble naturaleza de Cristo en forma
oficial frente a la creciente disidencia arriana. 13 Aunque en un principio diecisiete
padres conciliares estaban en contra de la solución propuesta, las amenazas de
excomunión y destierro los convencieron a firmar. Únicamente tres se negaron: Arrio,
naturalmente, Segundo de Ptolemaida y Teonás de Marmárica, que efectivamente
fueron excomulgados y desterrados, y los correspondientes obispos de sus sedes
depuestos. Poco después, Teognio, obispo de la propia Nicea, y Eusebio de Nicomedia,
se retractaron de su firma y corrieron la misma suerte, siendo excomulgados
personalmente por el emperador en un acto de ostentación de supremacía no sólo
política, era el emperador, sino también religiosa, algo sorprendente si consideramos
que en esos momentos aún no había sido bautizado. 14
10
En el concilio se concluyó que ni el obispo, ni el presbitero, ni el diácono, pueden tener «una mujer en
familia», a parte de su madre, hermana o tía. Primers cristians; p. 374. Contra lo que probablemente
hubiese opinado, por ejemplo, san Pablo. Ver nuestro capítulo sobre él, Moral sexual.
11
Sobre la santa vida del beato emperador Constantino. Cit. en Els primers cristians; p. 371.
12
Op. cit.; p. 372.
13
«Arriano defendía la preeminencia del Padre por encima del Hijo, que no “es eterno, coeterno con el
Padre, porque del Padre ha recibido la vida y el ser”. Admite que la creación del Hijo “fue antes de
todos los tiempos, antes de todos los siglos”, que es una criatura divina, en ninguna forma
comparable con el resto de los seres creados; pero subordinado al Padre.» Op. cit.; p. 366. En su
contra, los padres del Concilio proclamaron la llamada «fe o Credo de Nicea» aún vigente: «Dios
verdadero nacido de Dios verdadero, engendrado, no creado, “de la misma substancia del Padre”
consubstantialem Patris.» Hoy en día la Iglesia lo traduce como ‘de la misma naturaleza’, lo cual es
una clara degradación de la doctrina y que además implica dos dioses allí donde antes únicamente
había uno, como un padre y un hijo en el mundo son de la misma naturaleza, pero dos hombres
diferentes, y no como, por poner un ejemplo que lo ilustre, consubstanciales como lo sería la harina y
el fermento en un pan a punto de meter en el horno.
14
Nunca perdió el titulo pagano de Pontifex Maximus. Siguiendo la costumbre de la época tan solo fue
bautizado poco antes de morir. Así lo describe Eusebio (notemos la referencia «mistérica»): «Cuando
se dio cuenta de la proximidad de su fin, pensó que era el momento de purificarse de sus pasados
errores [...] rezó a Dios, confesando sus pecados, y por primera vez recibió la imposición de manos.

186
Tradición Cristiana

El fin del concilio coincidió con el vigésimo centenario de la subida al poder de


Constantino, por lo cual el emperador ofreció un solemne y fastuoso banquete:

[...] algunos padres conciliares estaban tumbados al lado del emperador, otros lo hacían
en camas de madera, instalados a los lados. Se podía imaginar que se estaba
representando una imagen del reino de Cristo. Al terminar, mientras saludaba a los
presentes, los honraba con presentes personales, según la clasificación de su rango. 15

Ahí murió la primitiva Iglesia, dando paso a una radicalmente nueva. De perseguida
pasó inmediatamente a perseguidora. Justo después del Edicto de Milán, empezaron los
primeros ataques de cristianos contra paganos. En el 315 muchos templos paganos
fueron destruidos por las hordas cristianas y sus sacerdotes asesinados. Fueron no pocos
los paganos que ahora encontraron la muerte. En Asia Menor fue saqueado el oráculo
del Dios Apolo y sus sacerdotes torturados hasta la muerte. Todos los templos del monte
Athos fueron destruidos y los monjes expulsados, y sustituidos con el tiempo por
monasterios cristianos. Al año siguiente del Concilio de Nicea, siguiendo las
instrucciones de su madre Helena, Constantino mandó destruir los templos dedicados al
dios Asclepios y sobre todo a la diosa Afrodita.

A partir del concilio de Nicea, el catecumenado empieza a desaparecer y se generaliza la


costumbre de bautizar a los niños al nacer. Aquí empieza la historia de la Iglesia tal
como la conocemos. La rápida jerarquización, su fulminante expansión y su entrada en
el mundo profano como un nuevo poder fáctico, trajo consigo una inmediata y
deplorable consecuencia, en palabras de Cattiaux:

La aristocracia cristiana del conocimiento ha sido decapitada desde el comienzo, y los


símbolos, las personas, los ritos y los sacramentos han sustituido la realidad
trascendente del misterio divino. (M.R. XXVII 24)

Es decir, «los Maestros que realizan en secreto el misterioso alimento de vida o alguno
de sus elegidos-depositarios», no asumieron el papel rector de la recién nacida
organización eclesiástica y, en consecuencia, el pan eucarístico ofrecido por los
sacerdotes fue, a partir de este momento, un simulacro del real.

De hecho, y estrictamente hablando, es difícil pensar que los sacerdotes distribuyesen


realmente en los ágapes el verdadero pan de Cristo entre los puer, puesto que el
conocimiento de este misterio, en cualesquiera de sus grados, se realiza de maestro a
discípulo y en el más absoluto de los secretos; lo que sí es probable es que fuese mucho
más fácil beneficiarse de él, o saber realmente de qué se trataba, antes del Concilio de
Nicea que después, cuando los maestros conocedores se apartaron de la cúpula de la
recién nacida jerarquía eclesiástica. En cambio sí que es cierto que en Nicea murió una

Eusebio de Nicodemia junto con otros obispos procedieron con los divinos ministerios, con la
minuciosa celebración ritual [del bautismo] y, instruido de todo lo que le convenía, le hicieron tomar
parte en los sagrados arcanos. De esta manera fue Constantino el único entre los emperadores de
todas las épocas que encontró la perfección después de regenerarse con los misterios de Cristo.» Op.
cit.; p. 363. Por aquel entonces la tempestad arriana se había calmado y los obispos desterrados habían
ocupado sus cargos (probablemente por influencia de una hermana de Constantino), de todas formas
puede resultar paradógico que finalmente recibiese el bautismo de un obispo arriano a quien en su
momento había desterrado.
15
Eusebio. Op. cit.; p. 375.

187
Tradición Cristiana

Iglesia para que naciese otra muy distinta de la anterior. No hay que pensar por ello que
el secreto se hubiese hecho a partir de ese momento totalmente inaccesible, puesto que
los maestros, aunque ahora desde la más rigurosa de las sombras, siguen siendo capaces
de transmitir a aquéllos que sean capaces de recibir. En realidad, la cuestión a resolver
realmente sería la de la llamada «tradición apostólica». La máxima autoridad y cabeza
visible de la Iglesia es el obispo de Roma, el primero de los cuales, Pedro, fue el elegido
entre los apóstoles por el propio Cristo para desempeñar este papel:

Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las
puertas del Infierno no podrán contra ella. (Mt 16:18)

Digamos de entrada que Pedro, Petrus, significa ‘piedra’ y que haciendo una lectura
más esotérica del versículo concluiríamos que él fue el depositario visible del misterio
filosofal y a cuyo entorno se agruparían los nuevos fieles del antiguo misterio. Dejando
de lado el hecho de que Jesús Cristo probablemente no hubiese aprobado en absoluto lo
ocurrido en Nicea, (es decir, el nacimiento de una Iglesia abiertamente
contemporanizada con el mundo), la cuestión a discernir realmente sería si Pedro
transmitió a su sucesor el secreto del cual él era depositario y, si esto fue así, en qué
punto la cadena se interrumpió. Los primeros sucesores de Pedro en el obispado de
Roma son: Lirio (67-76), Anacleto (76-88) y Clemente I (88-97); la lista hasta Nicea
consta de 34 obispos de Roma, más tarde llamados Papas. 16 Transmitiese o no Pedro el
secreto, lo que sí probablemente hizo fue marcar las directrices de los rituales, grados y
simbolismos al entorno de los cuales empezarían a funcionar las primeras comunidades
cristianas.

UNA IGLESIA EXTERNA

Las iglesias externas, en el sentido de organizaciones humanas, deberían estar regidas


por un conocedor auténtico, es decir, alguien que habiendo comulgado realmente con el
pan de vida esté recorriendo la vía de Cristo de forma efectiva y no simbólica. El ritual
y la liturgia que alguna vez hayan podido rodear a un auténtico conocedor presidiendo
una iglesia «externa», ha tenido entre otras funciones la de proteger a dicho
conocimiento de aquéllos que no son capaces de poseerlo, además de ayudar a hacer
partícipes a la gran mayoría de los fieles (incapaces de recibir el conocimiento en estado
puro) de la bendición que fluirá a través del depositario-conocedor, pues con su
presencia el Espíritu Santo vivifica de alguna forma los ritos externos y así los fieles,
participando en ellos, se alimentarán de esta bendición espiritual según la capacidad de
cada cual. De hecho, parece que hay un intercambio recíproco, pues la fe y las plegarias
de los fieles ayudan al jefe de la iglesia a completar la obra de su propia regeneración;
recordemos aquí cómo los católicos rezan padrenuestros «por las intenciones del Santo
Padre», o por aquella que debería ser «la única intención del Santo Padre». Cuando la
transmisión de este conocimiento se interrumpe, las iglesias caen en la idolatría de las
formas, los ritos se congelan y se presentan como los únicos capaces de aportar la

16
Nos movemos en el terreno del más puro simbolismo. Un análisis detallado de los hechos históricos
hoy conocidos de estos primeros obispos romanos (por ejemplo, Pedro, de facto, nunca lo fue),
cuestionarían seriamente el hecho de que ellos fuesen auténticos depositarios del misterio, aunque
desde el punto de vista de la ontología simbólica, el razonamiento es perfectamente aceptable.

188
Tradición Cristiana

salvación, lo cual es un grave error. Desgraciadamente, este proceso empezó ya en los


orígenes de la Iglesia católica.

GNÓSTICOS

Nacida ciega a la luz de Dios, uno de los primeros empeños de la Iglesia fue condenar y
perseguir al movimiento gnóstico, declarando apócrifos todos sus textos. Este
movimiento —cuyo eje estaba en Alejandría— era fruto de los últimos restos del
paganismo iniciático fecundados por la nueva sangre aportada por el cristianismo.
Cebrià M. Pifarré, monje católico de Montserrat, especialista en patrística, así lo
describe: 17

En el mundo mediterráneo de los siglos II-III, en plena ebullición de ideas, la cultura


helenista adquirió un carácter religioso, y se mezcló con el judaísmo helenista (sobre
todo en Alejandría), con la astrología babilónica, los cultos de misterios, las corrientes
filosóficas neoplatónicas y el cristianismo. La explosión del movimiento gnóstico hay
que situarlo en este contexto.

La limpieza represora de la recién establecida curia eclesiástica «consagrada» en Nicea


tuvo como fruto la desaparición de todos los textos gnósticos, la mayoría escritos en
griego, y hasta nosotros sólo habían llegado las referencias de los autores cristianos,
hasta el descubrimiento en 1945 de la llamada biblioteca gnóstica de Nag Hammandi,
en el Alto Egipto, con 13 códices y un total de 51 escritos. Los historiadores describen
el gnosticismo no como un movimiento compacto, sino antes bien como un conjunto de
escuelas o de sectas, distintas en cuanto organización, y que por tanto los historiógrafos
oficiales tienden a suponerle una gran disparidad doctrinal. A pesar de esto, lo cierto es
que se puede aunar una definición: 18

Con la palabra gnosis, se designan aquellas doctrinas esotéricas, de factura pesimista


que, partiendo de una concepción de la existencia siempre resurgiendo, proponen a sus
iniciados un camino de salvación por medio del conocimiento de ciertas verdades
escondidas sobre Dios, el mundo y el hombre. [...] Sintiéndose como exiliados en la
tierra, 19 los gnósticos recobran su patria celeste por una iluminación.

Y añade:

Elementos comunes que permiten identificar la gnosis serían, en primer lugar, el


dualismo ontológico entre el bien y el mal, entre el mundo espiritual y el mundo
material; malo en sí mismo, el mundo material (las tinieblas) resulta de una degradación
de un ser divino [...] de su tiranía tan sólo el Dios de la luz (el Soter 20) nos puede
rescatar.

Desde su perspectiva de monje católico, la definición de gnosticismo del padre Cebrià,


nos ha de ayudar a enmarcar por defecto el sentido que de la redención se puede tener

17
Literatura cristiana antigua; p. 95.
18
Op. cit.; p. 97.
19
¿Acaso Pablo no lo proclamó con claridad? «A fin de arrancaros de este siglo perverso.» (Gál 1:4)
20
‘Salvador’.

189
Tradición Cristiana

desde el seno de la Iglesia católica contemporánea: 21

El sistema se presenta de grato como un drama de redención, pero la meta de la


salvación no era el perdón de los pecados, sino la adquisición del conocimiento 22 a fin
de escapar de la prisión del cuerpo y del mundo físico, corrompido y caído. Los temas
fundamentales del mito gnóstico —preexistencia/caída, cautividad/despertar,
remontada/ascensión— muestran que el gnosticismo no era una variedad neutral de la fe
cristiana, sino un movimiento religioso esencialmente diferente y opuesto, 23 que tomaba
algunos términos del Nuevo Testamento cambiándoles el significado.

En resumen, el gnosticismo, y en esencia estaríamos plenamente de acuerdo con


Cebrià: 24

Para definir este movimiento tan complejo, hay un segundo elemento después del
dualismo, al cual hay que prestar atención: la creencia de un rescate por medio del
conocimiento (gnosis). Al recibir la revelación de sus orígenes y, a veces también, por
medio de ciertos rituales (los misterios), el alma puede acceder desde este momento al
mundo divino del cual había caído. El mundo concreto, histórico, en el cual queda
prisionera, no tiene ningún significado y la gnosis aconsejará o bien desvincularse (vida
monástica en la gnosis cristiana), o bien sumergirse en orgías que para nada afectan al
alma.

A pesar de la negación e incluso persecución del hecho esotérico por parte de la


estructura eclesiástica, la cadena iniciática no se rompió para el cristianismo y, desde un
discretísimo segundo plano, los maestros conocedores, sus sacerdotes o representantes
inspirados, siguieron fecundando a la cristiandad e incluso a la propia Iglesia desde la
sombra. Esta filiación iniciática, lo veremos más adelante, se representa en los
Evangelios principalmente bajo la figura de José de Arimatea, uno de los discípulos
secretos de Jesús.

CONCILIO DE TRENTO

Con el emperador Teodosio, el cristianismo se convirtió en la única religión oficial del


Imperio (año 320). Más tarde, con la conversión de los reyes «bárbaros» como
Clodoveo I y la caída del Imperio romano de Occidente, el cristianismo se difundió
definitivamente por la Europa medieval liderado por un papado que no dejaba de
acumular poder político y económico. 25 En el siglo XIV, la reforma protestante supuso
una primera y definitiva contestación al liderazgo del papa. Nos ahorraremos las
21
Op, cit.; p. 97.
22
Esto es, la gnosis.
23
No es este el lugar para detallar en las profundas disensiones teológicas que desde el catolicismo se
arguye contra el gnosticismo y que motivaron su persecución hasta el exterminio. Tan sólo
apuntaríamos una de las razones que nos parece relevante y probablemente más que decisiva en el
contexto político en que transcurrió el Concilio de Nicea. Dice Cebrià: «[En el gnosticismo] es el
hombre quien, reconociendo su parentesco con Dios, se salva a sí mismo.» Op. cit.; p. 98. «Gracias a
una búsqueda personal, interior, el gnóstico consigue la salvación sin necesidad de ninguna
mediación eclesiástica.» Op. cit.; p. 99.
24
Op. cit.; p. 98.
25
De hecho hasta el llamado Cisma de Occidente o de Aviñón, entre 1378 y 1417, en que llegaron a
haber hasta tres papas disputándose la autoridad pontificia.

190
Tradición Cristiana

coyunturas de orden social y económico, y de tradición histórica, que a lo largo de todo


el siglo XIII hicieron que en el seno del Sacro Imperio Romano Germánico surgieran
tantas voces reclamando una reforma a fondo de la Iglesia católica, en extremo
ostentosa y politizada, desprestigiada además por numerosos casos de corrupción
eclesiástica, para regresar a la simplicidad de los Evangelios. La gota que colmó el vaso
fue la venta de indulgencias por parte del Papa, (un documento que eximía al alma de su
paso por el purgatorio), para financiar la construcción de la nueva Basílica de San Pedro
de Roma. Para Lutero, monje católico agustino alemán, esto no era más que una estafa y
un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de las almas. En 1517, Lutero
clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg en las que atacaba la venta de
indulgencias y la doctrina que las sustentaba, esbozando a su vez su doctrina sobre la
salvación sólo por la fe y cuestionando por tanto el valor de los sacramentos. Sus tesis
se difundieron con rapidez y Lutero fue visto como un portavoz de la ansiada reforma y
de desafío a la autoridad papal.

Por fin la Iglesia reacciona y en 1545 se convoca el Concilio de Trento, que junto con el
de Nicea ha sido uno de los concilios más decisivos de su historia. A partir de ahí se
inicia la llamada Contrarreforma Católica. De entre los múltiples aspectos tratados 26 y
resueltos, el que aquí nos interesa es el de la unificación litúrgica en el conocido como
«misal tridentino» o de Pio VI. En esos momentos, la misa se celebraba siguiendo
diferentes ritos dependiendo de los lugares (mozárabe, leonino...) y la unificación se
hacía necesaria. El misal tridentino estaba basado en un núcleo ritual romano de finales
del siglo VI al que se añadieron elementos medievales franco-germánicos. A pesar de
los abusos «temporales» de la institución, desde el punto de vista tradicional se ha
considerado al ritual tridentino como el heredero de la sabiduría tradicional, aunque de
forma ritual y simbólica, que había conservado la Iglesia. Los protestantes rechazaron
desde un inicio la mayoría de los sacramentos, simplificándolos, así como cuestiones
esenciales de la liturgia como puede ser el culto a María y a los santos. En realidad
adaptaron los rituales a la lógica que desde un punto de vista literal se puede extraer de
las Escrituras ignorando de lleno el sentido alegórico. La Iglesia romana tan sólo
transmitía enseñanzas vacías de sentido profundo al negar ella misma todo contenido
gnóstico en los textos, lo cual conllevó, y éste es el origen del problema, a una lectura
errónea de los episodios bíblicos y evangélicos por parte de los protestantes. En
palabras de M.R.:

Las gentes de iglesia han oscurecido la revelación prodigiosa del Único Esplendor de
vida, pero la han conservado intacta, 27 mientras que los ignorantes que han salido de
ella han amputado y desfigurado la revelación profunda de secreto de la encarnación
salvadora. (XXV 17)

Finalmente el concilio Vaticano II reformó en profundidad la liturgia con el pretexto de


acercarla, por una parte a los fieles y por otro a las fuentes primeras del cristianismo, a
la que los obispos tridentinos no tuvieron acceso en su época. En realidad, la ignorancia
sobre la esencia de su propia tradición había llegado a su colmo y en consecuencia ni
tan sólo las formas externas de las que habla el M.R. pudieron ser valoradas y

26
Destacaríamos la reinstauración de la Inquisición, surgida en el siglo XIII a fin de depurar Occitania
de herejes. No hace falta insistir en el penoso papel que jugó el llamado Santo Oficio en la historia de
Occidente.
27
Esto es, antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, que es cuando estas palabras fueron
escritas.

191
Tradición Cristiana

conservadas.

LOS PADRES DE LA IGLESIA

Paralelo a la Iglesia oficial, una línea de conocedores se hizo presente desde el inicio de
su historia y que se extendió hasta mediados del siglo VIII. Son los llamados Padres de
la Iglesia. En una primera generación (siglo I hasta mediados del II) están incluidos los
llamados Padres Apostólicos, contemporáneos de estos. Después, cronológicamente,
vinieron los conocidos como Apologistas, por la decidida apología que hicieron del
cristianismo creciente frente a los autores paganos en una época en que su religión era
aún minoritaria y perseguida. Los nombres de los Padres de la Iglesia se extienden hasta
el siglo VIII, con una época dorada entre los siglos IV y V. La lista oficial asciende
hasta poco menos que a cien nombres, sumando a los que escribieron en griego con los
que lo hicieron en latín.

En general sus enseñanzas se mueven en el terreno moral, alegórico y teológico. A pesar


de que parece evidente que hablan desde un conocimiento del sentido sensible de la
bendición de Dios, es de dudar el pleno conocimiento del sentido hermético u operativo
que puedan tener —por más disimulado que éste pueda estar, al menos en su gran
mayoría y bajo nuestro criterio— y que permite al santo discípulo confeccionar dicha
bendición con sus propias manos a fin de convertirse en maestro y ser capaz de
transmitirla.

Clemente de Alejandría en el siglo II y Orígenes en el III, son los dos grandes nombres
que destacan antes del concilio de Nicea. Al primero se le considera «un gnóstico
ortodoxo», al segundo como el primer gran padre de la Iglesia. La obra de ambos es
impresionante, pero sus libros han sido cuidadosamente censurados y olvidados en el
transcurso de los siglos.

Entre los siglos IV y V encontramos a san Agustín (354-430). Recibió el bautismo a los
32 años. Muy versado en las letras y filosofías antiguas, sus reflexiones sobre las
cuestiones fundamentales de la religión y la filosofía influyeron enormemente en toda la
Edad Media. Algunos lo consideran como el mayor padre de la Iglesia después de los
apóstoles.

De la misma época es san Jerónimo (331-420), a quien debemos las traducciones (desde
el griego y el hebreo al latín) del Nuevo y Antiguo Testamentos. Sólo a ésta versión de
la Biblia —adoptada oficialmente por la Iglesia romana— deberían referirse los
católicos, pues su carácter de iluminado le permite traducir correctamente los textos.
Desgraciadamente, la Iglesia no ha dudado en «revisar» y «rehacer» una y otra vez sus
traducciones cuando decidió verterlas a las lenguas románicas o incluso, o peor aún, en
su propio texto latino.

Hay otros nombres, no tan conocidos, que no fueron menos prolíficos en sus obras:
Ambrosio de Milán, Gregorio de Nisa, Juan Crisóstomo, Tertuliano, por citar sólo
algunos.

192
Tradición Cristiana

Finalmente, nos gustaría completar esta lista con san Benito (480-543) quien, en el año
530 y en las ruinas de un templo pagano, edificó un convento. Al pie de la misma
montaña su hermana gemela fundó otro para mujeres, naciendo así el movimiento
monástico en Occidente. La Orden de los Benedictinos se extendió por toda Europa y a
san Benito se le atribuye el título del mayor legislador y organizador de la vida
monástica en Occidente. A partir de entonces, la verdadera vida espiritual de la Iglesia
transcurrió entre los muros de sus monasterios; sus bibliotecas, copiadas a mano por
pacientes generaciones de monjes, han sido su legado inestimable para la posteridad.

De los fecundos monasterios cristianos resaltamos en el siglo XII a san Bernardo, monje
cisterciense que fue el iluminado que más destacó en su época. Su influencia social fue
poderosa, siendo consejero de pontífices y reyes. Pero si señalamos su importancia es a
causa de que puso en juego su santidad y su influencia para proteger y promocionar a la
Orden del Temple. Con dicha Orden la tradición cobra un nuevo impulso y, saliendo de
las sombras del anonimato, se lanza al ruedo de la vida europea en todos sus aspectos.
La conclusión que se impone, a partir del análisis de los datos que la historia nos ofrece
referentes al Temple, es bien precisa: pretendían que la salvación de Cristo fuese una
realidad universal, tal como Él mismo lo quiso, y no una realidad puramente simbólica,
tal como lo ofrecía la Iglesia en esos momentos.

EL MITO ARTÚRICO Y EL GRAAL

En el siglo XII la tradición esotérica en Occidente se reviste de nuevas formas y emerge


a la superficie del mundo europeo con su mensaje de eucaristía y de salvación. Este
hecho encuentra expresión literaria en los romances sobre la búsqueda del Graal y el
mito Artúrico, con los Caballeros de la Tabla Redonda. Este renacimiento no sólo es
literario sino también práctico. En 1118 nace, bajo los auspicios de san Bernardo, la
Orden del Temple. Su misión inicial era trasladarse a Tierra Santa y defender el Santo
Sepulcro de la presencia musulmana. Su misión real, lo veremos más adelante, era
ciertamente muy superior, ellos parecen ser los auténticos custodios del Graal.

Tres son los libros que dieron origen al ciclo Artúrico y a la leyenda del Graal: Perceval
el galés o Cuento del Grial de Chrétien de Troyes, la Historia del Grial de Roberto de
Borón y, finalmente, el Parsifal de Wolfran von Eschenbach. Estos libros aparecieron
entre los años 1180 y 1205. La obra de Chrétien está inconclusa y no hace referencia a
los orígenes del Graal. Según la obra de Roberto de Borón, el Graal es el vaso que
utilizó Cristo en la última Cena y en el que después José de Arimatea recogió la sangre
de Cristo en la cruz. De José de Arimatea, nos dice Carlos del Tilo: 28

El Evangelio menciona con mucha discreción a José de Arimatea (Jn 19:38) quien,
como Nicodemo y Zaqueo, era uno de los discípulos secretos de Jesús. Puede parecer
extraño que José de Arimatea haya sido elegido para transmitir el Misterio del Grial,
antes que Pedro, Santiago o Juan.

Si decíamos que Pedro fue elegido por Jesús de entre sus discípulos conocidos para ser
depositario y transmisor público del misterio, ahora diríamos con Carlos del Tilo que
28
La Puerta nº 13; pp. 23 y 24.

193
Tradición Cristiana

José de Arimatea, Nicodemo y Zaqueo pertenecen o representan a la línea de...

...los discípulos secretos, herederos del Conocimiento, de aquella Gnosis enseñada y


transmitida por el Maestro de Nazaret.

José de Arimatea pertenece, pues, a la línea de los maestros «que conocen y realizan en
secreto el misterioso alimento». En torno del Graal se reunían él y sus compañeros
rememorando la Santa Cena y...

En el centro se depositaba el Grial velado por un paño; todos los comensales eran
alimentados por él de una manera sobrenatural. Así, los que eran de buena vida vivían
del Santo Grial mientras que los demás debían alimentarse como podían. 29

Cuenta la leyenda cómo José de Arimatea fue hasta Bretaña-la-Azul y, una vez allí
establecido, fueron sus «descendientes» los herederos y depositarios del Graal hasta que
llega a los caballeros de la Tabla Redonda. La transmisión iniciática cristiana religa y
descubre a la tradición céltica de la cual dice Pierre Ponsoye 30 en su excelente estudio
sobre el Graal:

Contrariamente a lo que generalmente se cree, la tradición céltica no desapareció con la


evangelización de la Galia y la Bretaña insular. Encontramos huellas de su actividad, no
sólo durante el renacimiento céltico-cristiano en el siglo XI, que se conoce como el
neodruidismo, sino hasta el siglo XIV e incluso en el XV. Los oráculos de Merlín, en
particular, fueron escuchados durante toda la Edad Media, y no sólo por el pueblo, sino
también por los príncipes e incluso clérigos [...] sin oposición de la Iglesia, que sólo los
prohibió después del Concilio de Trento (1545) cuando ya sólo subsistían como simples
supersticiones.

La inclusión del vaso de la Santa Cena en la mitología celta no fue nada difícil gracias
a...

...la existencia anterior, entre los bretones, de una tradición original de la copa
salvadora, que contenía el agua de resurrección. 31

Era una copa repleta de un alimento mágico, a semejanza del eucarístico Graal, pues...

Taliesin, [...] el gran bardo del siglo VI, decía que ella «inspira el genio poético,
confiere la sabiduría, les descubre a sus adoradores la ciencia del porvenir, los
misterios del mundo».

A pesar de que la leyenda del Graal crístico se presentó como la culminación de la


búsqueda de los caballeros de la Tabla Redonda, esta fusión de temas no se produce
hasta el siglo XII, pues si bien...

...la soldadura entre los dos temas es tan invisible como la de la espada de Perceval,
hasta el punto de que el segundo aparece como la conclusión, el acabamiento del
primero, ello es porque la misma responde a una necesidad íntima de lógica simbólica,
y no porque el Grial figurase primitivamente en la finalidad aparente del imperio de

29
La Puerta nº 13; p. 12.
30
Pierre Ponsoye; p. 120.
31
Op. cit.; p. 121.

194
Tradición Cristiana

Arturo y de la institución de la Tabla Redonda. 32

LA ORDEN DEL TEMPLE

Wolfran von Eschenbach da en su Parsifal una filiación totalmente distinta al Graal;


aquí el transmisor de la leyenda es un tal Kyot, árabe de nacimiento, quien «encontró
entre unos manuscritos abandonados la materia de esta aventura». El libro, escrito en
árabe, cuenta cómo cierto personaje llamado Flegetanis, de padre árabe pero de
ascendencia judía, leyó en las estrellas que «una legión de ángeles había bajado el
Grial a la tierra y luego se había ido volando mucho más allá de los astros [...] siempre
era a hombres de gran mérito a quien se designaba para custodiar el Grial». El
conocimiento del Graal es aquí dado gracias a un árabe de ascendencia judía, antes de
llegar a manos cristianas. Un sorprendente ejemplo de ecumenismo religioso, no muy
acorde con la visión que hoy en día podamos tener acerca de las relaciones
interreligiosas de la época. Los cristianos custodios son aquí los llamados Caballeros de
la Orden del Graal; estos, a diferencia de los Caballeros de la Tabla Redonda, no son
una orden mítica sino que encuentran su expresión real en los templarios, con quienes
Wolfran los parece identificar.

Valerosos caballeros tienen como morada Montsalvatge, donde se custodia el Grial. Son
los Templarios; a menudo se marchan lejos, en busca de aventura...
Quiero deciros con qué se sustentan: todo lo que les sirve de alimento les viene de una
piedra preciosa que, en su esencia es toda pureza. Si no la conocéis, [...] se la llama
lapsit exillis [...] dicha piedra da al hombre tal vigor que sus huesos y su carne
recuperan enseguida su juventud. También lleva el nombre de Grial. 33

En opinión de Pierre Ponsoye, 34 Wolfran escogió cuidadosamente entre las leyendas


celtas las que más servían a sus propósitos.

Escogió especialmente entre las historias de la Tabla Redonda. [...] Las alegorías de
caballería religiosa que contienen no deben ser consideradas como un capricho del autor
o como un juego de su imaginación, sino que, por lo contrario, parecen estar
relacionadas con las tradiciones simbólicas de los templarios.

En los templarios encontramos la expresión práctica del mito de los caballeros andantes.
Fue una orden que adquirió un gran peso específico en la sociedad de su época, con una
finalidad perfectamente socio-política o, al menos, eso parecía.

La Orden del Temple o Templarios, la más poderosa y famosa de todas, se funda en el


año 1118 por Hugues de Payns y, un año después, se establece en Jerusalén para la
defensa de los Santos Lugares. Balduino II les cede un palacio situado al lado del
Templo de Jerusalén, y de esta coincidencia toma la Orden su nombre y estandarte. 35

32
Op. cit.; pp. 119 y 120.
33
La Puerta nº 12; pp. 29 y 30.
34
En la p. 81.
35
Enciclopedia de las ciencias ocultas. Tomo III; p. 271.

195
Tradición Cristiana

Esta coincidencia no era tal, a tenor de las palabras de san Bernardo 36 referidas a ellos:

Es realmente el Templo de Jerusalén el que ellos habitan, también, y aunque no sea el


mismo, desde el punto de vista de la construcción, que el Templo antiguo y muy
venerado de Salomón, [el suyo] no le es inferior desde el punto de vista de la gloria... La
belleza del primero estaba hecha de cosas corruptibles, la del segundo es la belleza de la
Gracia, del culto piadoso de los que lo habitan, y de lo más regular de las moradas.

Es pues el templo del Espíritu Santo lo que ellos defienden, y el depósito que guarda
este templo no puede ser otro sino el pan de vida ofrecido por Cristo.

Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular el


mismo Cristo Jesús, en el cual todo edificio, armónicamente trabado, se alza hasta ser
templo santo en el Señor. (Ef 2:20-21)

Fue justamente san Bernardo quien imprimió en el Temple su filiación divina. Pierre
Ponsoye 37 dice de él:

Fijó su regla y no dejó de ser su protector y su inspirador al propio tiempo que la más
alta autoridad espiritual y árbitro de la Cristiandad de su tiempo: San Bernardo designa
a la Orden con el nombre de militia Dei, y a sus miembros con el de ministros de Cristo
(minister Christi). En boca de quien las pronunció, esas no eran fórmulas vanas.

La expansión del Temple por toda Europa fue fulgurante, así como el impresionante
poder que adquirió en todos los sentidos: tierras, fortunas, toda clase de prerrogativas
papales referentes a impuestos...

Uno de los rasgos que más llaman la atención de la virtud de la llamada Santa Milicia,
así como de la disponibilidad espiritual de la Edad Media, es la posición privilegiada,
inviolable y soberana que los Papas, los príncipes y los pueblos coincidieron
espontáneamente en asegurarle en el interior del orden cristiano. Por sensible que fuera
entonces la comunidad cristiana a los signos y las influencias sagradas, un acuerdo así
sólo pudo realizarse y mantenerse durante casi dos siglos, frente a derechos e intereses
civiles y religiosos tan diversos como poderosos, porque la evidencia tenía en este caso
una fuerza compulsiva: el Temple no sólo pretendió ser, sino que fue, a los ojos de
todos, la mesnada particular de Dios. 38

Aunque el objetivo inicial del Temple era defender los santos lugares de la presencia del
Islam, lo cierto es que, una vez allí, la relación entre ambas confesiones tuvo muchos
matices:

Señales concordantes y ciertas atestiguan que hubo, entre sus minorías responsables [de
cristianos y de musulmanes], más allá del anatema y el combate, no sólo intercambios
superficiales u ocasionales sino una conjunción espiritual auténtica. [...] Por
sorprendente que pueda parecer a priori, esta conjunción, que no hay que confundir con
un vulgar sincretismo, no es diferente ni, a decir verdad, tampoco distinta de la que unía
ya al esoterismo islámico con el judío, basado éste en la Tora y la Cábala. 39

36
El Islam y el Grial; p. 83.
37
Op. cit.; p. 82.
38
Op. cit.; pp. 85 y 86.
39
Op. cit.; pp. 13 y 15.

196
Tradición Cristiana

La razón de tal concordancia entre las tres religiones, no puede ser más que el reflejo de
la unicidad en su origen y fundamento.

Con su inmenso poderío en el terreno militar y económico y poseedores del secreto


eucarístico —según parece transmitido por san Bernardo, a quien podríamos considerar
aquí como el último padre de la Iglesia—, el Temple reunió en sí el poder temporal y
divino. A partir de esto podemos entender cuál era, a juicio de algunos estudiosos, el
verdadero objetivo del Temple.

La Orden del Temple pretendía una Europa teocrática, sometida a un mesías imperial,
siguiendo la tradición que aúna el poder temporal y espiritual bajo una misma cabeza. 40

De hecho, opinamos que el Temple intentó ser lo que debería haber sido la Iglesia
católica nacida del concilio de Nicea. Ya hemos comentado las desafortunadas
circunstancias que impidieron a la Iglesia del siglo IV aunar ambos poderes —por no
haber sabido sus jerarcas conservar en su seno el conocimiento gnóstico—, ahora toca
resumir las razones que provocaron la condena y disolución de la Orden del Temple.
Estas razones, de consecuencias tan desgraciadas para la cristiandad, tenían
probablemente un mismo origen: la incapacidad manifiesta de los mediocres, infiltrados
en todas partes, para recibir nada que venga de Dios. De todas formas, hay una evidente
maldad en todo lo que ahora sigue.

Los hechos históricos se desarrollaron así: Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, intentó
en 1305 que un hijo suyo ingresara en la Orden y ser nombrado él mismo gran
dignatario. Su propuesta fue amablemente rechazada por Jacques de Molay, el gran
maestro de la Orden. Más tarde el rey instó al Papa Clemente V, su aliado, para que
fundiese en una sola orden a los Hospitalarios y a los Templarios bajo el mando de su
hijo, pero la propuesta fue nuevamente rechazada por de Molay. Estos intentos no tenían
otro objetivo sino el de hacerse con el control de la Orden y ponerla bajo el mando de la
corona francesa. Los desplantes habrían aumentado el resentimiento codicioso que
Felipe IV tenía hacia la Orden, por haber hecho ésta, a menudo, importantes préstamos
al rey. Finalmente, viendo frustradas su codicia y su ambición, urdió una secreta trama
contra el Temple a base de sobornos, calumnias y acusaciones de herejía, desarrollada
entre 1307 y 1314. Citemos simplemente sus tres episodios principales.

El viernes 13 de octubre de 1307 se llevó a cabo una rápida acción policíaca en toda
Francia que supuso la detención de casi todos los templarios residentes en el reino
(incluido el gran maestro Jacques de Molay). Sus tesoros fueron inmediatamente
confiscados y en las semanas posteriores se arrancarían bajo tortura confesiones de
culpabilidad a todos los caballeros. La acción se había preparado minuciosamente y en
el más estricto de los secretos. En una carta enviada a los comisarios franceses, donde
eran advertidos e instruidos acerca de los planes del rey, encontramos también un
resumen de los crímenes con los que el monarca francés acusaba al Temple:

Aquel que es recibido en la orden pide primero el pan y el agua de la orden, después el
comendador o el maestre que le recibe le conduce secretamente detrás del altar o la
sacristía o a otra parte y le muestra la cruz y la figura de N.S.J. y le hace renegar por tres
veces el profeta y por tres veces escupir sobre la cruz; después hace despojarle de su
ropa y aquel que le recibe le besa en la extremidad de la columna vertebral, debajo de la

40
Enc. C.O. Tomo III; p. 273.

197
Tradición Cristiana

cintura, luego en el ombligo, luego sobre la boca y le dice que, si un hermano de la


orden quiere acostarse con él carnalmente, que le es menester soportarle [...] y ciñe a
cada uno sobre la camisa una cuerda fina [...] y se oye decir que estas cuerdecitas han
sido puestas en contacto y alrededor del cuello de un ídolo que tiene la forma de una
cabeza de hombre con una gran barba, y que esta cabeza, la besan y la adoran en sus
capítulos provinciales. 41

El segundo capítulo lo protagonizó la Iglesia. En efecto, el 16 de octubre de 1311 se


reunió en Viena un concilio ecuménico para decidir la suerte de los templarios. La
Iglesia romana, nacida ciega a la luz de Dios en el concilio de Nicea, entonces títere del
emperador Constantino, se reveló aquí totalmente impotente para contener las presiones
de Felipe IV y el Papa Clemente V; asumiendo él mismo toda la responsabilidad en el
asunto y sin permitir a los templarios defenderse, tal como reclamaba la asamblea,
suspendió la Orden no atreviéndose, sin embargo, a condenarla: «no sin amargura e
íntimo dolor, no por decisión judicial, sino por ordenanza apostólica, abolimos la
Orden de los Templarios así como todas sus instituciones». 42

Finalmente, el tercer episodio del drama. Tras siete años de prisión, el Papa cedió a las
exigencias de Felipe el Hermoso y condenó a Jacques de Molay, junto con otros dos
jefes de la Orden, a cadena perpetua. Hasta ese momento, Molay y sus compañeros se
habían mantenido obedientes y sumisos a la voluntad del Papa pero, ante su condena a
perpetuo presidio, el anciano Molay reaccionó con firmeza retractándose de sus
confesiones de culpabilidad arrancadas bajo coacción.

En el umbral de la muerte, cuando incluso la mentira más insignificante hace sentir todo
su peso, tomo como testigos al cielo y a la tierra de que he cometido un grave pecado
traicionando a mi Orden para librarme de la muerte y de insoportables tormentos. Pero,
incluso sabiendo la suerte que me espera, no quiero añadir nuevas mentiras a las que
pesan ya sobre mí. Sacrifico los días que me quedan de vida para declarar
solemnemente que nuestra Orden ha vivido siempre en la fe más pura y no se ha
mancillado con actos vergonzosos. 43

Él y su más íntimo colaborador, el gran comendador de Normandía Geoffrey de


Charnay quien también se retractó, siguieron la suerte que muchos de sus
correligionarios habían tenido ya: la hoguera. Antes de que le fueran atadas las manos,
dijo:

Dejadme al menos juntar un poco las manos, porque justamente éste es el momento de
hacerlo. Estoy para morir y Dios sabe que soy inocente. Pronto, no transcurrirá un año,
una gran desgracia caerá sobre aquéllos que nos condenan sin justicia. Muero con esta
convicción. 44

Y añadió:

Afirmo que nuestra Orden es santa y venerable ya que Nuestra Señora está al principio
y al final de nuestra religión, porque Ella era antes que fuesen las montañas.

41
Documentos templarios.
42
Cit. por Bruno Nardini; p. 152.
43
Cit. en Historia universal Daimón; p. 65.
44
Cit. por B. Nardini; p. 152.

198
Tradición Cristiana

Un mes más tarde Clemente V moría a los cuarenta y nueve años de forma súbita, y a
los nueve meses lo hacía Felipe IV durante una partida de caza, al caer de su caballo
entre los jabalíes. Tenía cuarenta y seis años.

TROVADORES

El renacer espiritual del siglo XII no sólo encontró expresión en el Temple o en las
leyendas de caballerías; hubo también otros movimientos que, bebiendo del alimento
místico del Graal, florecieron en Europa. De entre los más conocidos hay que contar, sin
duda, a los trovadores occitanos, los ideales poéticos de los cuales, y sus modos de
expresión, todavía son fácilmente recordados hoy en día, por no decir que, en cierta
forma, han pasado a formar parte del imaginario colectivo de la cultura occidental.

En nuestra selección de poemas y comentarios, no pretenderemos hacer aflorar su


sentido hermético, aunque sin duda lo contenga, asimilando su «dama» al bendito
Mercurio de los Filósofos y el «Amor cortés» (en occitano fin'amors 45), al fuego
filosófico. Intentaremos, sin embargo, que un leve perfume de sus alegorías se exprese
por sí mismo.

Guilhem IX de Pitieu, gran señor feudal conde de Aquitania, encabeza la lista de los
trovadores conocidos, a principios del siglo XII, una lista que documenta hasta 124
nombres y que se cierra a finales del siglo XIII, en un período que los estudiosos
califican como de decadencia.

Sin querer entrar en detalles, no hay que confundir, como a menudo se hace, entre
juglares y trovadores, a pesar de ser contemporáneos (de hecho los juglares ya están
datados en el siglo VI) y de los evidentes puntos de contacto que entre ambos pueda
haber. El juglar tenía una función eminentemente lúdica y de transmisión de noticias. El
trovador era el cantor del amor puro y su arte requería una educación cualificada. Así lo
explica Antoni Rossell: 46

«El trovador tenía que contar con una educación, literaria y musical, lo suficientemente
especializada para organizar un discurso poético de una consistencia tal que se convirtió
en punto de partida para una tradición literaria posterior. [...] Este hecho, junto con otros
que ahora no mencionaremos, descarta un posible origen popular de la tradición
trovadoresca, ya que tan sólo podían adquirir esta formación o los grandes señores que
podían pagársela, o los clérigos educados en monasterios o centros religiosos. Las
bibliotecas y scriptoria de los monasterios fueron los que conservaron, copiaron y
difundieron gran parte del patrimonio literario de los clásicos. Los clásicos y sus obras
eran la fuente y modelo de imitación. 47 [...] No estamos ante una obra de inspiración y
fruto de una individualidad, sino de una obra fruto de una tradición y de una estrategia
poética. 48 [...] La función del trovador es cubrir un espacio literario para un público

45
Más fielmente traducido como ‘amor puro’ o ‘verdadero, realizado, perfecto, fiel’.
46
Cant dels trobadors; p. 43.
47
Esto no excluía la originalidad de su genio o, por ejemplo, las críticas abiertas a la institución
eclesiástica.
48
A. Rossell también apunta: «No podemos reducir los conocimientos de los trovadores tan sólo a la
literatura latina, ya que su universo literario era mucho más amplio, como por ejemplo la literatura

199
Tradición Cristiana

nuevo, al cual se ha de transmitir la antigua sabiduría.»

«La innovación de esta lírica yace en el hecho que a pesar de haber asimilado la
tradición métrico-musical de origen medio-latino y litúrgico, 49 no escogió la lengua
latina para la expresión poética. [...] Es una poesía laica compuesta en occitano, es decir
en lengua vulgar.» 50

Esto también se puede leer como que fueron el eslabón, los transmisores, de la sabiduría
que había llegado hasta los latinos, a través de los griegos, y que ahora se adaptaba por
primera vez a las nuevas lenguas y por tanto a nuevos modos sociales y sensibilidades
culturales.

Dirai vos en mon lati Os diré en mi lengua lo que veo y lo que he


de so qu'ieu vei e que vi visto

Marcabru

Fueron testimonios de una experiencia que para todos, al menos en un principio, es una
visión.

Trovar, en occitano trobar, significa a la vez ‘inventar y descubrir’, procedente del latín
vulgar tropare y contropare ‘hablar en sentido figurado’, ‘hacer comparaciones’; tropes,
aplicado especialmente al lenguaje y a la música, con la expresión ‘hacer trovas’. Hay,
pues, un engaño en las palabras. Ellos mismos lo llamaban trobar clus, ‘canto cerrado’ o
hermético.

Mos sens es clars als bons entendedors, Mi sentido es claro para los buenos
trop es escur a selb que no sap gaire. entendidos, [y] es demasiado oscuro para
quien no sabe demasiado.
Gavaudan

[...] non voill qu'en tal trepeil [...] no quiero que mi composición se
torn mos trobars quez om am tan convierta en un tal revoltijo que se aprecie
l'avol c.ol bon e.l pauc e.l gran. tanto lo malo como aquello que es bueno, lo
Ja per los faz pequeño como lo grande. Nunca será
mon er lauzatz, alabado por los necios, ya que no conocen,
car non conoisson (ni lor cal) ni falta que les hace, aquello que es más
so que plus car es ni mais val. preciado y más vale.

Raimbaut d'Aurenga

Hay que prestar atención al sentido de sus palabras.

E prec vos que cant lo veires Os ruego que cuando lo veáis que lo leáis
que lo lejas tro al fenir de arriba abajo y escuchéis lo que quiere
ez escoutas so qe vol dir. decir.

bretona o el tan desconocido de la literatura popular, del cual no sabemos prácticamente nada.» Op.
cit.; p. 43.
49
«La comparación del corpus poético trovadoresco con el contemporáneo latino, aún está por hacer,
pero en el ámbito musical los trabajos realizados han sido reveladores.» Op. cit.; p. 113.
50
Op. cit. p. 113.

200
Tradición Cristiana

Arnaut de Maruelh

Así mismo se expresaba Dante en la Divina Comedia:

O voi ch'avete gl'intelletti sani, ¡Oh vosotros, los que tenéis el intelecto
mirate la dottrina che s'asconde sano, ved la doctrina que se oculta bajo el
soto 'l velame degli versi strani velo de los versos extraños!

Infierno IX 61-63

En las refinadas cortes occitanas, se cultivaba la poesía. El “Amor sublime” formaba


parte del imaginario social de la época.

Amors es mout de mal avi, Amor es de mala estirpe, ha matado mil


mil homes a mortz ses glavi, hombres sin puñal, Dios no hizo tan hábil
Dieus non fetz tant fort gramavi, gramático. — ¡Escuchad! — que convierte
- Escoutatz! - en necio el más sabio, si lo atrapa con su
que tot nesci del plus savi lazo.
non fassa, si.l ten al latz.

Marcabru

D'un amor, on s'es asis Por un amor en el cual se ha aposentado mi


mos ferms cors fis, corazón fiel, se mueven todos mis corteses
movon tuit miei cortes saber conocimientos, ya que Amor me enseña a
c'Amors m'ensegna hacer canciones y me tiene a gusto y me
cansons far, e m'en aisis alegra el corazón, el sentido, la astucia y el
e m'esbaudis poder, a fin que yo componga alegres
cor e sen e geng e poder, melodías divertidas y buenas, ya que si
per c'ieu devegna Amor no estuviese ahí para cualquier otra
a gais sos ciencia, 51 mi trovar que es puro y
coindes e bos, transparente, no sería preciado ni valdría
qe, s'ill non fos, demasiado.
gia, per autr'isciensa,
mon trobars,
q'ies fins e clars
non fora cars
ni agra gran valensa.

Gaulcem Faidit

El amor por una dama delicada y bella, y que a menudo parece ser un ser divinizado e
inalcanzable, es el tema central bien conocido de la mayoría de las trovas occitanas,
pero el conocimiento final que de ella se espera es perfectamente físico y sensual.

Lo cors a fresc, sotil e gai, Tiene el cuerpo fresco, delicado y alegre, y


et anc no.vi tan avinen. nunca he visto otra más conveniente. Tiene
Pretz e beutat, valor e sen más mérito y belleza, valor y sensatez, de lo
a plus qu'eu no vos sai dire. que yo nunca os podría decir. Ningún otro

51
Amor es, pues, el fuego de la ciencia.

201
Tradición Cristiana

Res de be no.m es a dire, bien le falta, tan sólo que tenga un


ab sol c'aya tan d'ardit ardimiento tal que una noche me introduzca
c'una noib lai o.s despolha, allí donde se desnuda, en un lugar
me emzes, en loc aizit, conveniente, y con sus brazos me enlace el
e.m fezes del bratz latz al col. cuello.

Bernat de Ventaorn

La noción del exilio no les es extraña a los trovadores. Es la ausencia de su dama la


causa de su caída y desgracia.

Ab cossirier plaing Con sentimiento me quejo cantando mi


en chantan mon dampnatge desgracia por una alegría que me falta a
d'un joi que-m sofraing causa de mi propia locura, porque estoy en
per mo meteis follatge, un país extraño, y no veo ningún mensajero
q'en pays estraing de aquella a la cual suplico, y aquí no
sui, e non vei messatge renuncio de ninguna manera ya que
de lieis cui soplei, siempre, esté donde esté, la reverencio, sin
don jes no-m recrei, corazón inconstante, aunque no la vea.
c'ades on q'estei
l'aclin, ses cor volatge,
si tot no la vei.

Gaucelm Faidit

La búsqueda del amor cortés presagia un mundo nuevo y de la dama se espera una
renovada primavera.

Ab nou cor et ab novel so, Con un corazón nuevo y con una melodía
voil un nou sirventes bastir nueva, quiero vestir un serventesio nuevo
e pel douz temps que vei venir por el dulce tiempo que ahora veo venir y
e per la cuindeta sazo; por la graciosa estación; y puesto que Amor
e car Amors ab joi me lia, me tiene atado con alegría, no he de
no-i dei far de joi carestia, escatimar la alegría, ya que se dice que soy
car rix ditz om que sui, e que be vai, un hombre rico, y que va bien, que Amor me
c'Amors mi te cuind'e cortes e gai. tiene alegre, cortés y contento.

Gaucelm Faidit

Lo clar temps vei brunezir Veo que el tiempo claro se oscurece y los
e.ls auzelets esperdutz pajaritos desaparecen, que el tiempo frío
que.l fregz temps ten destreitz e mutz los tiene afligidos y mudos sin consuelo de
e ses conort de jauzir. disfrutar. Y yo que medito en mi corazón,
Et eu que de cor cossir, estoy tan contento por la [dama] más gentil
per la gensor ren qu'anc fos que nunca ha habido ni que nunca se haya
tan joios visto, que las hojas y las flores brotan de
sui qu'ades m'es vis nuevo.
que folh'e flors s'espandis.

Raimon Jordan

La Cruzada contra los Albigenses (1208-1229) supuso el aniquilamiento económico e


ideológico de los protectores de los trovadores. La realeza francesa encontró una

202
Tradición Cristiana

oportunidad en la oferta del papa Inocencio III de lanzar una cruzada contra los cátaros
para minar así el poder feudal del sur e incorporar sus territorios a su corona. La orden
de los dominicos, una orden joven que más tarde se convertiría en la Inquisición, tuvo
un papel relevante en las atrocidades cometidas contra los cátaros. 52

Los trovadores no dejaron de existir, pero sí que entraron en una franca decadencia de la
cual es una muestra la fundación del Consistorio del Gay Saber el 1323, 53 en Tolosa, el
cual intentaba recuperar el espíritu y la práctica trovadoresca. 54

En ese año, siete trovadores reunidos bajo un frondoso laurel en los jardines de un
palacio en Tolosa de Lengadòc, fundan la Companhia del Mantenedors dou Gay Saber
‘Compañía de los Mantenedores del Alegre Saber’ también llamada Sobregaya
Companhia dels Set Trobadors de Tolosa ‘Muy Alegre Compañía de los Siete
Trovadores de Tolosa’ aún vigente hoy en día y considerada como la institución más
antigua de la Europa Occidental. Si la confesada intención de la compañía era dar un
nuevo impulso a la lengua occitana, la subyacente no podía ser otra sino salvaguardar la
sabiduría del fin'amor de la violenta animadversión del sucesor de Pedro, por una parte,
y del heredero del Sacro Imperio, por otra. Enviaron una circular a todas las ciudades y
villas occitanas, invitando a todos los trovadores a la celebración de los primeros Jòcs
Florals ‘Juegos Florales’ en recuerdo de las fiestas celebradas en Roma en honor de la
diosa Flora. La compañía eligió a Ghillem Molinier como canciller con el encargo de
redactar Las leys d'Amors ‘Las leyes del Amor’, que completó en 1341 y que tuvieron
un influencia tan decisiva, no sólo en la lírica occitana posterior, sino también en la
catalana e incluso gallega. 55

El concurso entregaba tres premios a tres diferentes categorías, entregados el primero,


segundo y tercer día de mayo respectivamente. El primer premio era la Violeta de Plata
y se otorgaba a un canto a la fe; el segundo, un poema a la patria, premiado con una
Englantina de Oro; finalmente el tercero, la Flor Natural, para el mejor canto al amor.
Estos premios son fácilmente asimilables a los colores de la obra o a sus distintas fases.
La violeta es la humilde flor que primero florece en la mayoría de las regiones
templadas. El color lila es el fruto de la unión del azul y del rojo, del cielo que se une a
la tierra (el sentido, el nous). Es una flor hermafrodita que alude a la rebis que nace de
la corrupción de las materias después del largo invierno. También es el color amatista
del anillo de los obispos cuando se presentan ante el papa. La englantina es también
llamada jazmín de Arabia, base de todos los perfumes. El poeta canta el perfume
elocuente de la nueva patria. Por fin la Flor Natural, el premio dedicado al Amor: una

52
Mucho se ha hablado sobre el genocidio cátaro, del cual la Iglesia fue impulsora y la corona francesa,
heredera del Sacro Imperio, brazo ejecutor. El movimiento cátaro se había extendido por amplias
zonas de Europa, especialmente Occitania, buscando la simplicidad del Evangelio y como respuesta a
una Iglesia romana opulenta y politizada. A pesar de esto, y de algunas leyendas de tipo esotérico que
se les atribuye, lo cierto es que «no hay nada o casi entre el hermetismo y el catarismo, así como hoy
no queda casi nada entre el hermetismo y el catolicismo, y casi tampoco entre Dios y las religiones de
los hombres. Sin embargo el origen de todo ello es el inefable secreto del conocimiento de la
divinidad y el acercamiento a Dios, así como la “prueba del nueve” de Dios, es decir, la prueba
psíquica y la prueba física de Dios en la naturaleza pura.» Florilegio, Cattiaux; p 66. La prueba del
«amor cortés».
53
A fin de situarnos históricamente, recordemos que Montsegur, último bastión cátaro, había caído en
1244 y que en 1271 el condado de Tolosa fue finalmente incorporado a la corona francesa. Jacques de
Molay fue ajusticiado en la hoguera en 1314, tan sólo 7 años antes.
54
Op. cit.; p. 44.
55
Los Juegos Florales fueron instaurados en Barcelona en 1323 bajo los auspicios del rey Joan I.

203
Tradición Cristiana

rosa roja que el poeta recibe de su dama vestida de blanco. Los ganadores son
coronados con una corona de laurel.
Si un trovador conseguía los tres premios, se convertía en Mestre en Gay Saber
‘Maestro en Sabiduría Alegre’, sin duda el mayor de los honores alcanzables en el
marco de nuestra tradición literaria occidental.

Hacia 1513 aparece la leyenda de una dama tolosana, Clemencia Isaura, que puso su
fortuna a disposición de la Companhia y gracias a la cual ésta pudo extender
considerablemente sus actividades. No pocos ocultistas posteriores han visto en esta
‘clemencia de Isis dorada’, que muy bien podría significar su nombre, un origen
alquímico a estas riquezas que dieron un último empujón al fin'amor en unos tiempos
tan extraordinariamente duros para el espíritu tradicional.
La lenga d'òc, que tanto Amor y Alegría había hecho florecer en Occidente, fue
finalmente, y con éxito, arrinconada del uso público. 56

La lengua de oc queda finalmente sentenciada el año 1539 con el edicto de Villers-


Cotterêts que impuso el francés como lengua oficial y administrativa para todo el
territorio bajo dominio del rey de Francia.

OTRAS ÓRDENES ESOTÉRICAS. SAN BERNARDO

En términos similares al amor cortés se expresaron los llamados Fieles del Amor,
sociedad iniciática del siglo XII a la que pertenecieron Dante, Boccacio y Petrarca, entre
otros. El tema central de las obras de estos poetas sigue siendo una dama, entre mítica y
real, por quien el poeta muere de amor y, al igual que a los trovadores, a los poetas de
los Fieles del Amor no les faltaron toda clase de problemas con la Iglesia. Dante, con su
Divina Comedia, ha sido el que más ha sobresalido a través de los siglos. René Guénon
dice de esta época:

La historia de esta tradición hermética está íntimamente vinculada con el desarrollo de


las Órdenes de caballería; y, la época que analizamos, estaba cobijada por
organizaciones iniciáticas tales como la de Fede Santa y la de los Fieles del Amor. [...]
la Masserie du Saint Graal. 57

La Orden del Temple sigue siendo el eje de la tradición esotérica. San Bernardo, su
protector, aparece en la Divina Comedia (Paraíso XXXI) relevando a Beatriz para
conducir a Dante en la última etapa de su viaje celeste. El hecho de serle concedido
semejante protagonismo hace decir a Guénon: 58

…la razón que guió a Dante en la elección de San Bernardo como navegante final del

56
La persecución contra la lengua occitana venía de lejos y fue empecinada. Ya en 1245 una bula de
Honorius III prohibía el uso del occitano por ser según el pontífice «la lengua de la herejia»
intentando con ello aniquilar la esencia de la transmisión del amor cortés, la doctrina del cual, el
obispo de París Etienne Tempier, condenó solemnemente en 1277. Hoy en día, muchos franceses poco
ilustrados califican al occitano como «patuá» que vendría a ser un francés degenerado o mal hablado y
que por tanto hay que evitar.
57
El esoterismo de Dante; p. 55.
58
Op. cit.; p. 16.

204
Tradición Cristiana

viaje celeste, ya que fue éste quien dio forma y contenido a la regla de la Orden del
Temple. De este modo, Dante parece haber querido indicar que sólo por medio de San
Bernardo era posible, en el marco de las condiciones de la época, el acceso al grado
supremo de la jerarquía espiritual.

Dicho de otro modo, san Bernardo encarna aquí la figura del sacerdote-conocedor del
misterio eucarístico y que alimentó el esoterismo europeo de los siglos que tratamos.

LA FRATENIDAD ROSA-CRUZ

Pocos años después de la desaparición del Temple aparece la Fraternidad de la Rosa-


Cruz, a la que hay que suponer sucesora espiritual de la orden templaria. Es decir, la
desaparición de la Orden no supuso la ruptura de la cadena de transmisión eucarística
cuyo poseedor, o poseedores, reaparecerían bajo el símbolo de la Rosa-Cruz. Guénon
apunta que la posibilidad de esta transformación puede estar contenida en la Divina
Comedia: 59

…la expresión milicia santa que encontramos algo más adelante, en versos que aún
parecen expresar discretamente la transformación del templarismo, después de su
aparente destrucción, dando origen al rosacrucismo:

En forma, pues, de cándida rosa


se me mostraba la milicia santa
que Cristo hizo esposa suya con su sangre.
(Paraíso XXXI 1)

De la Fraternidad Rosa-Cruz, Guénon 60 dice:

La denominación de Fraternitas Rosae-Crucis aparece por primera vez en 1374, o


según opinión de algunos investigadores —en particular Michel Maier— en 1413. La
leyenda de Christian Rosenkreutz, el supuesto fundador cuyo nombre y vida son
puramente simbólicos, no pudo constituirse antes del siglo XVI; pero acabamos de decir
que el símbolo mismo de la Rosa-Cruz fue ciertamente anterior.

De hecho, no fue hasta principios del siglo XVII cuando se tuvo constancia cierta de la
Fraternidad, y esto gracias a la aparición de tres libros: la Fama fraternitatis en 1614, la
Confesio en 1615 y el más importante, Las bodas químicas de Christian Rosenkreutz en
1623. Estos libros, que dejan entrever claramente la existencia de una Sociedad Rosa-
Cruz formalmente constituida, hacen decir a Guénon: 61

Debemos aclarar que esta Rosa-Cruz del comienzo del siglo XVII demostraba ya ser
muy exterior, y muy alejada de la verdadera y original Rosa-Cruz, la cual nunca llegó a
constituirse una sociedad en el sentido propio de esta palabra.

Si bien esta afirmación no carece en absoluto de lógica, nos gustaría precisarla opinando

59
Op. cit.; p. 39.
60
Op. cit.; p. 55.
61
Op. cit.; p. 38.

205
Tradición Cristiana

que, simplemente, los maestros conocedores que se retrajeron completamente después


del funesto final de la Orden del Temple, dos siglos más tarde decidieron, formalmente
y por razones que más tarde mencionaremos, dejar constancia de su existencia y de su
saber.

En la Fama fraternitatis se cuenta la historia de Christian Rosenkreutz y como éste, en


sus viajes por el oriente musulmán, obtuvo el conocimiento de «la ciencia universal». 62

Es el único de su siglo que, iluminado por la revelación divina, dotado de la más


refinada imaginación y de un ardor inagotable en el trabajo, tuvo la suerte de acceder al
conocimiento de los misterios y arcanos de los cielos y del hombre. [...] Tras haber sido
el guardián de un tesoro más que real y más que imperial que reunió durante sus viajes
por Arabia y África.

Esta necesidad de ir a Oriente para recibir el «conocimiento» se podría explicar


diciendo que, tras la aniquilación de la Orden del Temple, los conocedores que la misma
acogía en su seno huyeron del Occidente hostil y se refugiaron en un Oriente en el cual
el Temple había establecido fuertes lazos de amistad con sus iniciados; así, Rosenkreutz
restablecería el contacto de la propia tradición occidental en Oriente; un Oriente que,
por otra parte, le estaba esperando y diciendo conocer muy bien su origen. Un
sorprendente pasaje de la Fama 63 así lo indica:

Si creemos su propio testimonio, los sabios no lo acogieron como a un extranjero sino


como a alguien cuya llegada esperaban desde hacía mucho tiempo. Le llamaron por su
nombre y ante su sorpresa, constantemente renovada, le mostraron que conocían
numerosos secretos del convento donde había estado.

Esto, claro está, desde el punto de vista de la historia literal, puesto que una lectura más
profunda tendría también en cuenta el sentido y finalidad del viaje a oriente, claramente
expresado en uno de nuestros más bellos axiomas herméticos tradicionales: Ex Oriente
lux. O según el Evangelio: «Pues vimos su estrella en el oriente, y venimos a adorarle.»
(Mt 2:2)

Allí recibió Rosenkreutz el venerable conocimiento de la antigua ciencia:

Nuestra filosofía no es nueva; coincide con la que heredó Adán después de la caída y con
la que practicaron Moisés y Salomón. No debe poner en duda ni refutar teorías diferentes.
Porque la verdad es única, sucinta, siempre idéntica a sí misma. [...] Lo que establecieron
Platón, Aristóteles o Pitágoras; lo que confirmaron Henoch, Abraham, Moisés y Salomón;
allí donde la Biblia coincide con el gran libro de las maravillas... 64

No resistimos reproducir el pasaje siguiente al anteriormente citado, donde queda claro


de qué no trata la antigua ciencia:

El gran éxito actual del arte impío y maldito de los hacedores de oro incita a una
multitud de bribones escapados de la horca a cometer grandes canalladas. [...] Algunos
están honestamente convencidos que la transmutación metálica es la cima de la filosofía
y su resultado, y hay que consagrarse enteramente a ello porque la fabricación de

62
Op. cit.; p. 45.
63
Op. cit.; p. 28.
64
Op. cit.; pp. 49 y 50.

206
Tradición Cristiana

grandes masas de lingotes de oro agrada a Dios especialmente. [...] Lo que


proclamamos al respecto es lo siguiente: estas concepciones son erróneas.

Basándose en sus conocimientos y rodeado de un reducido grupo de discípulos,


concibió un plan para reformar Europa integralmente, es decir, emprendió de nuevo la
santa y ardua tarea que se propusieron en su momento los templarios y que tan
desafortunadamente abortaron Felipe el Hermoso y Clemente V. La tarea que se impuso
Rosenkreutz no era nada fácil, pues el grado de deterioro al que había llegado el mundo
empezaba a ser desproporcionado. La causa apuntada por Rosenkreutz es clara: el
desprecio que mostraban los sabios mundanos, que entonces empezaban a triunfar, por
el gran arte y por sus maestros.

[Dios] ha favorecido el nacimiento de espíritus de gran sabiduría cuya misión fue la de


restablecer la dignidad del arte parcialmente manchado e imperfecto, para que el
hombre acabe comprendiendo la nobleza y magnificencias que le son propias. Su
carácter de microcosmos, y la profundidad con que este arte suyo puede penetrar la
naturaleza. Pero todo ello es considerado por la frivolidad del mundo como de escasa
utilidad. Las calumnias y las burlas no cesan de crecer. 65

Rechazando la herencia de los antepasados, vínculo del hombre con la divinidad y con
su propia vida, el mundo se enfrenta a un futuro exclusivamente humano y por
extensión movedizo e incierto, es decir, sometido a la muerte. Los mismos rosacruces
auguraron ya la posibilidad de un fin catastrófico para la humanidad, en caso de que
ningún conocedor accediese a la cúpula del poder para reformarla, en caso de que la luz
de la tradición no guiase a las gentes, aunque sólo fuese en sus asuntos mundanos. En
este sentido, su propuesta era muy clara:

Era preciso fundar en Europa una sociedad que poseyese bastante oro y piedras
preciosas para prestarlas a los reyes y que también se encargara de la educación de los
príncipes; que conociera todo lo que Dios ha permitido saber a los hombres para que, en
caso de necesidad, estos pudieran dirigirse a ella, como los paganos a sus ídolos. 66

En caso de no ser así, el mundo se encamina a su autodestrucción; la causa de ello es


más que obvia: la negación de la sabiduría divina y el triunfo de los héroes de este
mundo. Recordando que las palabras que citaremos a continuación fueron publicadas a
principios del siglo XVII, la clarividencia que demuestran los autores de la Fama es
sumamente inquietante:

Debemos confesar en verdad que el mundo, embarazado ya en la época con una gran
perturbación, sentía los dolores del parto: engendraba héroes gloriosos e infatigables
que rompían violentamente las tinieblas y la barbarie. [...] Estaban en el vértice del
triángulo de fuego cuyas llamas aumentaban su resplandor incesantemente y que sin
ninguna duda provocará el último incendio que consumirá al mundo. 67

65
Op. cit.; p. 26.
66
Op. cit.; p. 32.
67
Algo, por otra parte, ya claramente anunciado desde la antigüedad y recogido por el catolicismo en la
misa de Réquiem. «Dies irae, dies illa; Solvet saeculum in favilla; Teste David cum Sibylla». (‘Día de
ira, aquel día; en que el siglo se disolverá en polvo; como lo anunciaron David y la Sibila’). La Sibila
de Cumas, representando aquí nuestro vínculo profético con la antigüedad clásica y el judaísmo
representado por el rey David.

207
Tradición Cristiana

LA MASONERÍA

Otra organización de carácter esotérico que ha tenido un papel destacado en la historia


de la tradición hermética europea es la masonería. Las fraternidades masonas tienen dos
orígenes: uno real y otro mítico. Su origen real se remonta a los siglos XII y XIII, época
en que se desarrollaron considerablemente en Europa las ciudades, llamadas entonces
burgos; en ellas, los «burgueses» se asociaban a tenor de sus oficios (zapateros,
curtidores, tejedores...), creando unas cofradías en las que se velaba por la pureza de la
transmisión de los secretos de sus artes. De entre todas estas asociaciones, pronto
destacarían las cofradías de constructores de catedrales, que con el paso del tiempo
reelaboraron cada vez más sus ritos, a la vez que se volvieron cada vez más cerradas y
celosas de sus secretos.
Es muy probable que las cofradías de constructores ya recibiesen en su nacimiento
unas influencias herméticas a las que otras asociaciones de oficios no fueron sensibles.
No hay que descartar la posibilidad de que algunos arquitectos fuesen auténticos
iniciados, pero resulta difícil determinar con claridad si la influencia hermética que
recibieron las primeras cofradías de constructores eran inconscientes o abiertamente
asumidas, dadas las características de las gentes que las constituían: albañiles, vidrieros,
etc.; de hecho, hay innumerables motivos explícitamente herméticos diseminados por
las catedrales góticas. Lo cierto es que todos ellos se instruían al contacto permanente
de una tradición viva, así como también resulta indudable a todas luces que sus rituales
y doctrinas fueron instaurados por conocedores, y que han servido como instrumento
para la conservación y transmisión de los misterios. 68 Los textos masónicos más
antiguos conservados datan del siglo XIV.

Uno de los ritos masónicos sin duda más mencionados por los historiadores es el
Escocés Antiguo y Aceptado, por lo cual nos inclinamos a otorgarle una especial
importancia, sea simbólica o histórica. Consta de treinta y tres grados, aunque
actualmente tan sólo un pequeño número de ellos sean efectivamente transmitidos por
iniciación. De entre estos grados destacaríamos, en primer lugar, el decimoctavo
llamado Soberano Príncipe Masón de la Rosa-Cruz, Caballero del Águila y del
Pelícano, plenamente aceptado en 1804 y que sin duda confirma como rosacrucismo y
masonería se dan la mano oficialmente.

Del vigésimo sexto grado, 69 llamado Escocés Trinitario o Príncipe de Mercy, tenemos el
68
Las láminas 5-9 que presentamos al final de este trabajo, los frisos del martirio de santa Eulalia de la
catedral de Barcelona, aún siendo muy posteriores en el tiempo (de hecho son renacentistas) son una
más que sorprendente confirmación de lo que aquí tratamos de exponer, así como de la presencia de
esta tradición viva a lo largo de los siglos siguientes. A este respecto, Cattiaux opinaba que «las lógias
masónicas son las herederas de los verdaderos gnósticos expulsados de la Iglesia en el siglo III [...]
Tu amigo... tiene toda la razón en lo que se refiere a la aportación hermética en las sociedades
masónicas. Se trata de adeptos ignorados que introdujeron hábilmente una simbología hermética en
gremios antiguos totalmente ignorantes acerca del gran Arte, con el fin de transmitir la gnosis,
poniéndose a salvo de los anatemas de una Iglesia que se volvió profana en dicha materia
aproximadamente desde el siglo III.» Florilegio; p. 68.
69
«Este grado, como casi todos los ligados a la misma serie [del decimonoveno al vigésimo noveno]
presenta una significación netamente hemética y, a este respecto conviene señalarlo muy
especialmente, ello presenta la conexión del hermetísmo con las ordenes de Caballería... La mayor
parte de estos grados, y también algunos de los que se encuentran en otros ritos, aparecen como los
vestigios de una organización que en otro tiempo tuvo existencia independientemente y,

208
Tradición Cristiana

ritual publicado por Pierre Mariel, 70 y es el que aquí nos interesa comentar. Del
inmediatamente anterior, el vigésimo quinto, su introductorio, P. Mariel escribe: 71

El vigésimo quinto, Caballero de la Serpiente de Bronce, es una paráfrasis de les textos


bíblicos relativos a Moisés, a la salida de Egipto, y especialmente de este versículo:
«Hizo, pues, Moisés una serpiente de bronce y la puso sobre un asta y si alguno era
mordido por la serpiente, miraba la serpiente de bronce y vivía. (Núm 21:9)»
Ello constituye una prefiguración de Cristo Jesús, puesto que en el Evangelio de Juan se
lee: «Como Moisés alzó la serpiente de bronce en el desierto, así también es preciso que
el Hijo del Hombre sea alzado a fin de que quien crea en Él tenga la vida eterna. (III
14)»

Sacrificio o crucifixión y elevación, al unísono, parecen ser la idea clave para alcanzar
la redención. Notemos especialmente la relación entre sacrificio y ascensión que
volveremos a encontrar en el ritual.

Pero vayamos al grado 26. La logia representa el tercer cielo hasta donde el neófito
pretende acceder, pasando por el primero y el segundo. 72 Es su ascensión lo que se va a
representar. La recepción es como sigue (hay que advertir que nos ahorraremos los
complejos detalles de la representación del ritual propios de una representación teatral y
a los cuales juzgamos carentes de sentido esotérico):

Después que el neófito ha sido propuesto y aceptado en la forma requerida y ha llegado


a la Cámara de Reflexión —estando el Tercer Cielo abierto del modo habitual—, el
Príncipe Excelente, jefe de los Trabajos, ordena al Gran Sacrificador que se traslade a la
entrada del Tercer Cielo para hacerse cargo del neófito, 73 y al Hermano Introductor, que
vaya a buscarle.
El neófito, con los ojos vendados, llega a la entrada del Tercer Cielo y llama a la puerta
con cinco golpes lentos, tres precipitados y uno lento.

En puertas del primer cielo, se solicita la entrada.

El Hermano Sacrificador. —Príncipe Excelente, el neófito es, en efecto, un


caballero de la Serpiente de Bronce que quisiera elevarse hasta esta región. Se llama
(nombre profano). Su alma es fuerte, su inteligencia clara, sus manos hábiles, y el
Hermano Examinador responde de ello.
El Príncipe Excelente. —Bien, yo alabo su celo; que abandone la atmósfera
terrestre y sea introducido en los cielos.

El neófito abandona simbólicamente la atmósfera terrestre, alentado por El Príncipe


Excelente quien proclama:

Si tal es vuestra alma, si tales son vuestras intenciones, podéis partir sin temor; existe en

especialmente, de aquellas antiguas órdenes de Caballería cuya fundación está vinculada a la


historia de las Cruzadas» Guénon; cit. en Rituales e iniciaciones en las sociedades secretas; p. 155.
Lo cual no haría más que reforzar la conclusión que más adelante propondremos.
70
Rituales; pp. 155 y ss.
71
Idem.; p. 156.
72
«Sé de un hombre en Cristo que, catorce años atrás —si en cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo
sé, Dios lo sabe— fue arrebatado este tal hasta el tercer cielo.» (II Cor 12:9). Quizás sería interesante
investigar sobre este cielo al que incluso con el cuerpo cabría viajar.
73
Indicando con ello, evidentemente, que la naturaleza de la experiencia a la que será sometido el
neófito será semejante a la de un sacrificio. Será bueno no olvidarlo.

209
Tradición Cristiana

vos una fuerza de ascensión lo bastante poderosa como para elevaros sin peligro más
allá de las regiones en que se encuentra circunscrita la atmósfera de nuestro planeta.

Efectivamente, al completarse la primera parte de la representación, dice el maestro


iniciador:

El Príncipe Excelente. —Os anuncio que en este momento estáis en el espacio


del firmamento por donde ruedan las estrellas errantes.
[...]
¿Estáis dispuesto a sufrir nuevas pruebas y a elevaros desde el Primer Cielo, en el que
os halláis, hasta el Segundo Cielo?
El Neófito. —Sí.
El Príncipe Excelente. —Que se le haga subir a la escalera misteriosa para que
pueda alcanzar ese deseado estadio.

Para ascender al segundo cielo, el aspirante precisa de un brebaje purificador a fin de


poder soportar la pureza del fuego en un estado tan elevado de la creación. P. Mariel
explica como «el Príncipe Excelente solicita que se le de beber al neófito el éter del
Segundo Cielo» y como, en efecto...

Se le da un vaso lleno de un líquido amargo del que no puede tragar más que algunas
gotas y después se le quita la escalera para colocarlo sobre el suelo.

El Príncipe Excelente. —Este precioso licor acaba de manifestarse en vos con la


rapidez del relámpago. Veos ahora, caballero, despojado de esas partes impuras que se
mantenían unidas a vuestra existencia sobre el globo terrestre. Vuestro cuerpo más
ligero ha adquirido la propiedad de resistir a la acción del fuego, pues estáis rodeado de
mundos luminosos cuyos rayos no operan ya sobre vuestros sentidos... Aprended que el
hombre, al tender a la perfección, se alegra, por así decirlo, en su alma e inicia una
nueva vida.
Caballero, no os queda más que dar un paso para elevaros hasta el Tercer Cielo, término
de vuestro viaje. ¿Estáis dispuesto a intentar esta difícil empresa?
El Neófito. —Sí.
El Príncipe Excelente. — [...] Puesto que la resolución del candidato parece ser
inquebrantable, haceos cargo de él, Hermano Sacrificador, y sumergidle en el tercer
elemento. Veamos si no sucumbe a la prueba de la inmersión.

Tras la prueba ritual, es el sacerdote encargado del sacrificio quien proclama el


resultado:

El Hermano Sacrificador. —Príncipe Excelente, está en el Tercer Cielo.


El Príncipe Excelente. —Caballero, alabo vuestra perseverancia en el bien, pero
¿no os sentís incomodado por las aguas que os rodean?
El Neófito. —No.
El Príncipe Excelente. —Así debe ser; aparentemente ignoráis que las aguas
superiores no mojan en absoluto a causa de su extrema rarefacción, pero cuando estéis
más versado en las altas ciencias se os enseñará a conocer las causas físicas de los
prodigios de la Naturaleza.

El sentido de la ascensión aquí explicada, en términos de búsqueda hermética, no deja


de ser el primer objetivo físico de la búsqueda: el encuentro o transmisión de la materia.

210
Tradición Cristiana

Dice el filósofo: 74

A fin de enseñarte a conocerla bien, sin ningún error, te lo repetiré otra vez más: nuestra
materia no es más que una tierra, pero no aquélla sobre la que andamos. Es más bien la
que está suspendida encima de nuestras cabezas y que los sabios denominan su tierra
virgen foliada, que es tierra desde el comienzo del mundo y que sin embargo jamás fue
tierra. [...] Su padre es el sol y la madre es la luna. [...] Efectivamente, puede hallarse en
todos los lugares, pero hay que cogerla antes de que vea el sol. 75

Uno de los nombres simbólicos usados por los filósofos para describir el origen de su
materia es «vientre de Aries», sin duda aludiendo a la constelación que marca el inicio
de la Obra, pero también es un lugar o minera. Para extraer tal substancia, emprender tal
empresa, se precisa de un maestro que actúa como sacrificador.

Por esta extracción mágica y oculta que hizo en mi presencia, conocí claramente que
aquello que me había dicho en las conversaciones era verdad; que el filósofo que desee
hacer la obra debe necesariamente extraer él mismo de la influencia de los astros, sin
ninguna labor manual, el verdadero rocío celeste de los sabios; y además, debe extraerlo
únicamente del más profundo centro del vientre de Aries, 76 y ello por el instrumento
mágico de los sabios. [...] A continuación me hizo conocer cuál es el vientre mágico de
Aries de los filósofos cabalistas, que es ciertamente el verdadero imán y el acero del
Cosmopolita.
[...]
Luego me enseñó por práctica manual cómo este verdadero rocío que impregna,
fomenta, nutre y vivifica toda la naturaleza elemental, se concentra y se congela por lo
caliente en el vientre de Aries y se convierte, en un momento, o por lo menos en muy
poco tiempo, en la verdadera tierra de los sabios y la única materia de la obra de los
filósofos. Éste ciertamente es uno de los mayores y más ocultos secretos de su divina
cábala que nunca han querido descubrir claramente en sus libros, contentándose, según
ellos, con decirlo solamente al oído de sus hijos o discípulos secretos de la Naturaleza. 77

Para finalizar con el comentario del rito masónico, después que el ahora ya iniciado
haya ascendido al origen de la fuente de la vida, a continuación, a través de un diálogo
titulado Evocación de la Gran Obra, se le instruye sobre los misterios del oro. Es un
pequeño tratado de filosofía natural del que entresacaríamos el siguiente párrafo.

Pregunta. —Hermano Primer Excelente, ¿cómo se forma el oro en las entrañas


de la Tierra?
Respuesta. —Cuando la primera materia de la que hemos hablado es sublimada
en el centro de la Tierra y pasa a los lugares calientes y puros donde una cierta semilla
de las emanaciones se adhiere a las paredes, entonces ese vapor, ese Mercurio de los
filósofos, se une, se junta a esta semilla que él sublima; de esta mezcla resulta una cierta
untuosidad que, sublimándose de nuevo y pasando a otros lugares limpiados por el
vapor precedente y donde la Tierra es más sutil, pura y húmeda, rellena los poros de esta
tierra, se junta con ella... y entonces es cuando se produce el oro.

. . .

74
Instrucciones. Hilo Penélope. Tomo II; p. 179.
75
Esto es, en el tercer cielo, antes de bajar al mundo solar o nivel planetario.
76
Nuevamente, el tercer cielo masónico.
77
Fragmento de una carta filosófica. Hilo Penélope. Tomo II; p. 23.

211
Tradición Cristiana

Retomando la historia de la masonería, los orígenes míticos que se atribuyen los propios
masones son tan variados como variopintos. Se proclaman descendientes de los
constructores del templo de Salomón, de Noé constructor del arca, del propio Adán...
enlazando su origen con el de la creación bíblica y haciendo de todo ello una lectura
alegórica bien precisa. Los maestros masones trabaron un sistema iniciático basado en
la metáfora de la construcción —el orden de la escuadra y del compás.

El historiador Henri Martín 78 dice, hablando de esta época y refiriéndose a las cofradías
de constructores:

La caballería del Graal se convierte así en la Massenie, es decir, en una francmasonería


ascética cuyos miembros se denominan templistas; puede captarse aquí la intención de
vincular a un centro común figurado por ese Temple ideal, la Orden de los Templarios
con las numerosas cofradías de constructores que renovaban entonces la arquitectura de
la Edad Media. Se percibe así con nitidez ciertos rasgos de lo que podría ser la historia
subterránea de esos tiempos mucho más complejos de lo que suelen ser considerados.
Lo curioso, y que no admite dudas, es que la francmasonería moderna se remonta
peldaño a peldaño hasta la Massenie de Sant Graal.

A pesar de que en rigor haya que considerar a la masonería y al Temple como filiaciones
paralelas, la insinuación —por otra parte difícil de demostrar— del señor Martín en el
sentido de que el Temple sería el ala visible que impulsaría el movimiento masónico no
deja de tener su interés. En nuestra opinión, lo que probablemente sucedió es que los
templarios eran realmente el brazo ejecutor del divino plan de crear en Europa una
estructura de poder basada en maestros conocedores. En conexión con ellos, en su
entorno, se produciría una decidida apertura del saber tradicional con la firme
pretensión de culminar la sagradísima misión que comenzó Cristo Jesús desde Israel. En
realidad, los templarios soportarían el peso de las implicaciones políticas y económicas
que ineludiblemente acarrearía semejante empresa en un mundo como el nuestro. A su
entorno, o paralelos a ellos, florecieron a su vez los masones, los Fieles de Amor, los
trovadores... todos influidos por el mismísimo Graal en persona, si se puede decir así,
buscando tener la máxima influencia para hacer de la salvación de Cristo una realidad
universal y efectiva. (¿Quién dijo que la Edad Media fue una «Edad Oscura»? 79)

CONCLUSIÓN

Si suponíamos a los rosacruces herederos de la élite de conocedores templarios, ahora


serán estos mismos rosacruces quienes, desde su sombra y buscando nuevamente

78
El esoterismo de Dante; p. 56.
79
«Es completamente extraordinario la rapidez con la que la civilización del medioevo cayó en el más
completo olvido; los hombres del siglo XVII no tenían ya la menor noción de ella, y los monumentos
que subsistían de ella no representaban nada a sus ojos, ni en el orden intelectual ni siquiera en el
orden estético. [...] Es muy inverosímil también que la leyenda que hizo de la Edad Media una época
de “tinieblas”, de ignorancia y de barbarie, haya tenido nacimiento y se haya acreditado por sí
misma, y que la verdadera falsificación de la historia a la que se han entregado los modernos se
emprendiera sin una idea preconcebida.» Crisis; p. 16.

212
Tradición Cristiana

proyectar su influencia hacia el exterior, influirán en las logias masonas. Aunque resulte
difícil a los historiadores seguir el rastro de esta influencia por el tradicional secretismo
de estas organizaciones, no por ello resulta menos evidente.

Siguiendo el hilo de nuestras conjeturas, nuestra opinión al respecto sería que los
rosacruces, en su plan antes citado de «salvar a Europa», 80 pusieron sus ojos en la
masonería; ésta era ya una organización de amplia base y en la que paulatinamente
había entrado la clase dirigente, por ello constituía un terreno excelente donde los
rosacruces posiblemente pudiesen cultivar sus proyectos. En realidad, intentarían
rehacer, aunque por otro cauce, la obra del Temple, que a su vez pretendió corregir el
error histórico cometido en Nicea en el año 325, cuando no se pudo aunar el poder
temporal y el divino. Sin embargo el intento cayó nuevamente, y ya por tercera vez, en
el fracaso. A pesar de todos los esfuerzos puestos en juego por los maestros a lo largo de
la Era Cristiana, la universalización de la verdadera salvación de Cristo no ha podido ser
un hecho. 81 Resumiremos las causas de este nuevo fracaso con una anécdota:
Hacia 1778 ingresó en una logia parisina llamada Logia de las Nuevas Hermanas
Voltaire, a sus 84 años, uniéndose así al nutrido grupo de intelectuales de la época que
ya habían sido sus miembros (Montesquieu, Diderot, Helvetius...). Entró en el Templo
del brazo de Benjamín Franklin, veterano representante de la masonería norteamericana,
en esos momentos en París. Durante un tiempo, Franklin fue el guía de la logia. Su
mensaje fue muy claro y reflejaba el sentir de los nuevos tiempos.

Todos los hombres han nacido igualmente libres e independientes y detentan


determinados derechos naturales, innatos e inalienables, entre los que se encuentra el
gozo y la libertad. 82

Los representantes del llamado Siglo de las Luces, con su todopoderosa diosa «razón»,
triunfaban plenamente, no sólo infiltrándose en la masonería sino que habían
conseguido hacer llegar su mensaje «razonable» y «liberador» a la mayoría de los
estamentos de la sociedad. La regeneración de Adán, la búsqueda de la «palabra
perdida», pasaran a ser símbolos vacíos de contenido. El origen y la finalidad de la
humanidad encarnada en un mundo de exilio quedan superados y en el futuro los
hombres están dispuestos a organizarse en el mundo como si éste les perteneciera en
exclusiva, olvidando completamente su filiación divina. Los representantes del antiguo
80
La afirmación, desde nuestra perspectiva, nos puede parecer desproporcionada, pero quizás fue la
única forma para la divina Providencia de ponerse ella misma al alcance de los creyentes sinceros y
que la actualidad de sus misterios se postergase al máximo en unos tiempos de absoluto alejamiento
espiritual tradicional, antes de que el olvido y la confusión sean ya absolutos e irreversibles.
81
No dejamos pasar el marco histórico en que el cristianismo apareció, según Guénon, con una
consecuencia clara en los ciclos de alejamiento de la verdad primordial o de acercamiento a un final
de Kali-Yuga, del que más adelante hablaremos. «Esta época es la del principio del Cristianismo,
coincidente, por otra parte, con la dispersión del pueblo judío y, por otra, con la última fase de la
civilización grecolatina. [...] Las antiguas doctrinas sagradas, que casi nadie comprendía ya, habían
degenerado, y por el hecho de esta incomprensión, en “paganismo”, en el verdadero sentido de esta
palabra, es decir, que ellas no eran ya más que “supersticiones”, cosas que, por haber perdido su
significación profunda, se sobreviven a sí mismas mediante manifestaciones completamente
externas». ¿No sería éste el caso del cristianismo actual? En cualquier caso, la aparición del
cristianismo en su momento supuso, según Guénon un enderezamiento en una situación límite de
decadencia. «Después del turbulento período de las invasiones bárbaras, necesario para acabar la
destrucción del antiguo estado de cosas, fue restaurado un orden normal para una duración de
algunos siglos». Crisis; p. 17. Ver también nota 18 en El Mensaje Reencontrado.
82
Cit. por B. Nardini; p. 225. Sin dejar de tener razón, es el rechazo implícito a la filiación divina lo que
también aquí se discute.

213
Tradición Cristiana

orden, a quienes tan insistentemente habían intentado reformar los maestros de la


tradición desde su sombra, hacía tiempo ya que habían perdido su carácter ontológico y
fueron simplemente pasados por la guillotina y sustituidos por una nueva generación de
monarcas: los políticos y los financieros.

«Nuestra Señora», de quien proclamó Jacques de Molay desde la hoguera que «era
antes que fuesen las montañas», ya no está ni al principio ni al final de parte alguna en
este mundo. Nadie parece querer saber nada del poder de Dios, sólo cuenta el poder del
hombre por el hombre. Los iniciados desaparecen por completo y el mundo se entrega a
su suerte. Finalmente, «los héroes de este mundo» provocan el incendio que ya
auguraron los autores de la Fama: la Revolución francesa. Con estos términos se refiere
a ella E.H.: 83

Con la perspectiva del tiempo, la Revolución francesa parece haber sido una etapa
importante en la historia del mundo. Siempre ha habido en el hombre un trasfondo de
rebelión, incubándose como un fuego latente. Pero desde el siglo XVIII ha tomado las
proporciones de un vasto incendio que amenaza todo el planeta. El 21 de enero de 1793
caía en París, bajo la cuchilla de la guillotina, la cabeza del rey Luis XVI, el último y
desgraciado sucesor de los faraones, de los reyes de Israel y de Judá. Señalemos
únicamente un hecho: la monarquía de derecho divino que confiere la santa unción y el
único fundamento legítimo del poder político, desaparecía para siempre. Desde entonces
los hombres han renegado colectiva y públicamente de lo que viene de arriba, para
volverse únicamente hacia lo que está abajo. ¿Es una coincidencia? Desde aquella
época, los sabios ya no han hecho que se hable de ellos.

LA CADENA INICIÁTICA

A pesar de que nos hemos visto obligados a utilizar a menudo el adverbio


«posiblemente» en esta descripción de la verdadera historia de nuestra tradición, no por
ello es menos cierto que ha habido un hilo conductor, una cadena iniciática de
transmisión que, para nosotros los occidentales, empezó con Cristo Jesús y que arropada
por la tradición grecolatina y sus posteriores evoluciones culturales, atravesó los siglos
hasta cortarse definitivamente en tiempos de la Revolución francesa; la dificultad
consiste en seguir con el máximo de minuciosidad posible la historia de esta cadena,
aunque no dudaríamos mucho en afirmar que esto es algo irrelevante, y que lo
verdaderamente importante es poderse vincular a la cadena de transmisión como un
conocedor más.

Nada nos salvará de la miseria, de la mugre, de la enfermedad, del sufrimiento, de la


ignorancia, del miedo, del odio, del desespero, de la soledad y de la muerte, salvo la
ciencia de Dios sapientísimo.
Y nada nos la transmitirá, salvo el amor de los que la poseen en herencia desde la
creación del hombre, pues su palabra es el amor de Dios que viene a nosotros hasta la

83
Ensayo arte alq. Hilo de Penélope. Tomo II; p. 288. El autor identifica en una nota a pie de página la
consagración de los reyes de Francia con los zares de Rusia. También dice como los títulos de Hijo del
Sol, Hijo de la Luna, Hijo del Cielo... de los emperadores de China y Japón, de los reyes de Siam y de
los Incas del Perú, revelan su origen alquymico. Quedan excluidos el coronamiento de los
emperadores alemanes así como otros soberanos.

214
Tradición Cristiana

tierra de exilio. (M.R. XXXIV 29-29’)

215
LA ESCUELA DE LOS FILÓSOFOS

Paralelamente al hilo de la tradición que hemos intentado esbozar, ha habido nombres


de conocedores cuyas obras los han hecho brillar con luz propia en la historia del
esoterismo occidental. Estos nombres, que intentaremos hilvanar con mayor o menor
fortuna, empiezan a sonar en nuestra tradición cristiana a partir del siglo XII. Todos
ellos forman en conjunto la llamada Escuela de los Filósofos, la asamblea de los
alquymistas. Aunque algunos de ellos son de biografía constatable, el currículum de la
inmensa mayoría acostumbra a empezar con las mismas palabras: «Poco o nada se sabe
de....»

Prácticamente nada se sabe de los alquymistas anteriores al siglo XII en el occidente


cristiano, y resulta difícil discernir las razones de esta manifestación quymica que
alcanzó su momento álgido durante los siglos XVI y XVII. También hay que decir que
este movimiento aparece como compuesto por nombres independientes, es decir, no
vinculados ni entre sí ni con el hilo tradicional que anteriormente hemos intentado
describir, al menos —claro está— aparentemente. No obstante habría que exceptuar los
casos de aquellos tratados en los que el símbolo de la Rosa-Cruz aparece de forma más
o menos evidente. A la dificultad de situar correctamente las biografías, siempre que los
tratados no sean abiertamente anónimos u ocultos bajo pseudónimos (lo cual ocurre a
casi siempre), hay que añadir el hecho de saber distinguir a los auténticos filósofos de
los falsos. Han habido innumerables falsos doctores y charlatanes que han utilizado la
alquymia como vehículo de sus falsedades, además de los llamados soufflers quienes,
en la ignorancia del fuego divino —que constituye el secreto y el arte hermético—
soplan sobre carbones encendidos con la esperanza ilusa de fabricar el famoso
disolvente universal. La pericia demostrada por los farsantes hace que separar el grano
de la paja sea en este caso una tarea ardua y arriesgada; así pues, nos limitaremos a
enumerar aquellos filósofos y tratados sobre los que no hay dudas con respecto a su
autenticidad.

PRIMEROS MAESTROS

En el siglo XIII aparecen los primeros grandes maestros: Roger Bacón, Ramon Llull,
Alberto el Grande y Arnau de Vilanova. Ellos sentarán las bases sobre las que se
desarrollará la alquimia de los siglos posteriores.

Aunque en honor a la verdad, esta última afirmación es más bien relativa, pues tanto
Alberto el Grande como Ramon Llull, aún siendo considerados entre los hombres más
sabios de su siglo, es poco probable que fueran realmente los autores de los tratados que

217
La Escuela de los Filósofos

la tradición les atribuye formalmente. En realidad, más allá de las versiones míticas de
sus vidas no es muy seguro que se ocupasen del gran arte, sobre todo Ramon Llull. El
hecho de atribuirles a ellos las obras parece que era, por una parte, una forma de intentar
eludir a la todopoderosa Inquisición y, por otra, de buscarse buenos padrinos para
presentarlas.

A Arnau de Vilanova se le atribuye el haber sido maestro de R. Llull. Sus orígenes, su


nacionalidad y las circunstancias de su vida no son muy claros, y los historiadores se
contradicen a menudo con respecto a ello, lo cual se podría valorar como un punto a su
favor para considerarlo como a un auténtico maestro. De entre las obras que se le
atribuyen destacaríamos El rosario de los filósofos, El camino del camino y El espejo de
la alquimia.

Roger Bacón, inglés nacido en 1214, es el otro gran genio de su siglo. A pesar de que es
prácticamente seguro su interés por la alquymia, la mayoría de tratados que se le
atribuyen son apócrifos. Su actividad investigadora se desarrolló en múltiples facetas,
teniendo como obras principales las Opus majus, Opus minus y Opus tertium.
Desgraciadamente la Inquisición condenó su obra tras su muerte y la mayoría de sus
trabajos acabaron en la hoguera.

En el siglo XIV encontramos a Nicolás Flamel, un hombre capaz de llenar con su


leyenda todo un siglo. Su obra y la constancia de su vida se hallan resumidas en un
único libro, El libro de las figuras jeroglíficas. A él y a su esposa Perrenelle se les
atribuye la proeza de haber fingido su muerte y de haber seguido gozando de los
beneficios del arte en siglos posteriores gracias al elixir de la larga vida. En su obra El
libro de las figuras... narra el descubrimiento casual de un misterioso texto titulado
Libro de Abraham el judío y cómo gracias a un viaje a Santiago de Compostela y al
encuentro con un misterioso personaje, logra descifrarlo y hacer la Gran Obra.
Naturalmente, tanto el viaje a Compostela como el misterioso Libro de Abraham el
judío también pueden ser considerados alegóricos, conteniendo así una preciosa
enseñanza.

EL RENACIMIENTO

Entramos en el siglo XV y con el Renacimiento empieza a producirse una eclosión de


personajes cuya vida y obra es de una inaudita fecundidad. En este período destacan
Pico della Mirandola, el abad Tritemus, Paracelso y Cornelio Agrippa, nombres a los
que se añaden los de Bernardo el Trevisano, Nicolás Valois y Basilio Valentín.

Con Pico della Mirandola, nacido en Italia en 1463, se inicia un movimiento de sumo
interés desde el punto de vista de la historia de la tradición: los llamados cabalistas
cristianos. Ellos se acercaron sin prejuicios y con sincero interés a la religión judía y a
sus exégetas esotéricos. El movimiento se alargó hasta el siglo XVII, con autores como
Kunrath, Gaffarel o Blaise de Vigenère.

Sin haber tenido una destacada importancia pública, el abad Tritemus sí parece poseerla

218
La Escuela de los Filósofos

en el terreno del hermetismo. De él, dice E.H.: 1 «habría mucho que decir y que
investigar sobre este misterioso y erudito abad (1462-1519), cabalista, alquymista e
historiador, que podría estar en el origen del renacimiento de la alquymia en la
Alemania del siglo XVI». Su obra fundamental, la Stenografía, que según parece nunca
llegó a publicarse, se ha perdido completamente. No sólo fue maestro de Paracelso sino
también de Agrippa, a quien escribió en una ocasión: «Al profano no le habléis sino de
cosas profanas y reservad para vuestros amigos cualquier secreto de más elevada
naturaleza». La discreción aquí sugerida fue la divisa de su vida.

¡Qué podríamos decir de Paracelso que no se haya dicho ya! Fue médico, cirujano,
alquymista, astrólogo, mago, exégeta, teólogo, único y genial. De vida azarosa y
perpetuo viajero, después de pasar un tiempo en la abadía del abad Tritemus se lanza a
recorrer Europa, esparciendo sus novedosas teorías sobre la medicina y el hombre. Esto
le causó innumerables enemigos, a quienes él nunca dudó en combatir con sus verdades.

A Cornelio Agrippa, otro alemán de obra y personalidad descollantes, le debemos una


obra compendio de todo el saber mágico y oculto de la época: su Filosofía oculta,
escrita a los 24 años. Más tarde, a los 40 años de edad, escribió Incertidumbre y vanidad
de las ciencias, que si bien por una parte puede interpretarse como una abjuración de
sus anteriores obras, en realidad le sirve para afinar con absoluta precisión sobre el
sentido de la religión y del hombre. Arremetiendo contra todo y contra todos, exhorta a
«ocuparos únicamente del sacramento del cuerpo de Cristo».

LA ECLOSIÓN HERMÉTICA

Con Nicolás Valois, Bernardo el Trevisano y Basilio Valentin entramos de lleno en el


terreno de los autores conocidos únicamente por sus obras alquymicas, aquéllos de
quienes realmente «poco o nada» se sabe referente a su biografía.

En los siglos XVI y XVII se produce la gran explosión hermética; por toda Europa
aparecen autores y tratados de un interés inestimable. Como autores auténticos
destacaríamos a Gerard Dorn, Lambsprinck, el Cosmopolita, Clovis Hesteau de
Nuysement, Jean d’Espagnet, Maier, Eugenio Filaleteo, Ireneo Filaleteo, Dom Jean-
Albert Belin, Colleson... También aparecen algunas obras que, aún siendo abiertamente
anónimas, en absoluto carecen de interés; citemos el Mutus liber, La escalera de los
filósofos, La refutación del anónimo Pantaleón, El acuario de los sabios... La mayoría
de estos tratados, además de ser difíciles de encontrar, no son demasiado extensos, lo
cual ha llevado a algunos amantes del arte a publicar varios de ellos conjuntamente. Las
compilaciones más famosas son el Theatrum chemicum de Isaac Habrecht y Lazarius
Zatznerius y la Bibliotheca chemica curiosa de Jacob Manget.

CONCLUSIÓN

1
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 75.

219
La Escuela de los Filósofos

Resulta extraordinariamente arriesgado elaborar una opinión que intente explicar esta
singular proliferación de textos y de autores herméticos en una época tan determinada.
La falta de erudición y de conocimiento verdadero nos obligará a que los adverbios
«quizás» y «probablemente» tomen aquí un énfasis mayor de lo habitual.
A la luz del anterior resumen histórico de la tradición cristiana en Occidente, se
impone una lamentable conclusión: son aproximadamente unos 2000 años de
persistente negación de la salvación de Dios, negación que, como ya hemos señalado,
adquirió con la Revolución francesa aires de drama colectivo. Ya hemos apuntado (en el
final del apartado anterior) como los maestros, bajo la cobertura Rosa-Cruz, habían
anunciado el final catastrófico del mundo causado por la universalización de esta
negación. La primera advertencia formal fue publicada, según hemos visto, en el primer
texto abiertamente Rosa-Cruz, la Fama fraternitatis (1614), es decir en plena eclosión
de los textos y autores herméticos mencionados antes. ¿Quizás estos maestros, aterrados
con la perspectiva de los tiempos que se avecinaban, quisieron rendir un último
testimonio al gran arte para el que ya pronto no habría discípulos amados por Dios y
sumisos a su voluntad? ¿Quisieron probablemente dejar un testimonio incontestable de
la ciencia de Dios y de su Sabiduría antes de enmudecer definitivamente? ¿No sería
todo esto un canto de cisne? Eugenio Filaleteo, en su tratado Magia adámica, 2 enmarca
este movimiento en un plan divino para estos tiempos finales, declarándose él mismo el
último conocedor manifestado por la divinidad.

Sin embargo, Dios, habiendo soportado que su verdad permaneciera escondida durante
mucho tiempo, al final despertó algunos espíritus resueltos y activos que cogieron la
pluma y disiparon esta nube y, en cierta medida, descubrieron la luz. Los guías de este
valiente grupo fueron Cornelio Agrippa, Libanio Galo el Filósofo, Juan Tritemo, Jorge
de Venecia, Juan Reuchlin, llamado Capnion en griego, junto con muchos otros de su
tiempo. Y después de todos ellos, como precursor y nacido fuera del tiempo debido,
Eugenio Filaleteo. 3

ÚLTIMOS NOMBRES

Finalmente, en el siglo XVIII, el racionalismo triunfa y la lista de auténticos


conocedores que a caballo del espíritu renacentista estuviesen dispuestos a dar
testimonio de su existencia, decrece bruscamente. En palabras de E.H.: 4 «¿Cómo pudo
ocurrir que aquella savia tan vigorosa y prometedora se agotara tan rápidamente por
el racionalismo que todavía reseca hoy en día el espíritu de la raza blanca?»

En este siglo destaca Pernety, monje benedictino que ingresó joven en la abadía de Saint
Germain des Prés. Aprovechó a fondo su extraordinaria biblioteca y acabó escribiendo
un magnífico Diccionario mito-hermético de extraordinario valor, resumen y

2
Texto íntegro publicado en La Puerta. Magia; p. 12. Los datos biográficos sobre E. Filaleteo son
confusos, pero es muy probable que muriera hacia 1665. En realidad hay una cierta confusión entre
este autor e Ireneo Filaleteo, pues ambos fueron ingleses contemporáneos. De Ireneo Filaleteo hemos
citado a menudo su obra más famosa, la Introitus, que publicada en 1667 es probablemente el último
gran testimonio, fiable sin lugar a dudas, del arte hermético en Occidente.
3
Op. cit.; p. 15.
4
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 77.

220
La Escuela de los Filósofos

compendio de todo el saber hermético en los siglos que tratamos. Fuera ya de la abadía,
y tras numerosos viajes, fundó en Provenza una especie de logia masona, donde junto a
algunos de sus discípulos se consagró a la búsqueda hermética.

Cerraremos nuestra lista con Karl von Eckartshausen, fallecido en 1803, a quien se
podría considerar el último y auténtico investigador hermético conocido. Dio testimonio
de su elevado desarrollo espiritual en la que probablemente es su obra más conocida: La
nube sobre el santuario. También dejó constancia de su experiencia en el laboratorio en
su Tratado práctico de alquimia Rosa-Cruz, un texto de innegable valor para unos
primeros estudios serios referentes a la Gran Obra. Sin embargo hay que decir, tanto de
Pernety como de Eckartshausen, que aunque seguramente sí tuvieron algún grado real
de conocimiento del gran arte, no parece probable que llegasen a confeccionar la Piedra
de los sabios.

221
LA PSEUDOTRADICIÓN

ÉLIPHAS LÉVY Y OTROS PSEUDOMAESTROS

Si bien a partir del siglo XVIII el testimonio de la tradición parece estar ausente en
nuestro mundo, innumerables «maestros» posteriores han pretendido ser los sucesores
de los adeptos y de los grandes sacerdotes de la antigüedad.

Sin duda el primer gran nombre que resuena con fuerza en el siglo XIX (murió en el año
1875) es el del ocultista francés Eliphas Lévy. Con él se inicia una forma, tanto teórica
como práctica, de entender la tradición que, según veremos más adelante, será el
comienzo de un grave extravío que no cesará de aumentar con el paso del tiempo.
Podríamos considerar a Eliphas Lévy como el padre del ocultismo contemporáneo, una
escuela consagrada al estudio de lo oculto, es decir, de las fuerzas naturales e invisibles
que mueven el mundo. Entendemos que sus adeptos se dirigen con valentía hacia las
oscuras regiones bíblicas del sheol, a partir de ahora llamado astral. Y si bien es cierto
que se interesaron por la cábala, la magia y la alquymia, no parecen sumergirse en el
estudio de lo oculto con el ánimo de iluminarse con el sol de medianoche, para buscar
en la gran noche del ocultismo el germen de luz que diviniza a los hombres. En el
Dogma y ritual de la alta magia, 1 quizás la obra principal de Eliphas Lévy, leemos:

La filosofía oculta parece, pues, haber sido la nodriza o la madrina de todas las
religiones, la palanca secreta de todas las fuerzas intelectuales, la clave de todas las
oscuridades divinas y la reina absoluta de la sociedad.

Ni en este fragmento ni en cualquier otro que podamos citar, aparece por parte alguna el
sano deseo del hijo extraviado de volver a su casa. Tras esta definición, y las que
citaremos más adelante, más bien parece esconderse una imperiosa necesidad de
dominio sobre las fuerzas espirituales de la naturaleza exterior a la vez que sobre la
sociedad de los hombres. Desde su región oculta, lanzan una decidida mirada hacia el
mundo, pero no hacia Dios. 2 E. Lévy, en la introducción a su Dogma y ritual, termina
diciendo: 3

1
Elipas Lévy; p. 3.
2
Quizás deberíamos exceptuar el caso de Stanislas de Guaita, para quien el estudio de lo oculto era el
trampolín necesario para acercarse a Dios. Un discípulo suyo, Barlet, escribió sobre él a su temprana
muerte: «Revestidos por ti con esta armadura protectora vamos a atravesar siguiéndote a esta
peligrosa región del mundo medio para llegar al fin a las esferas divinas». Cit. en El problema del
mal; p. 13. Sin embargo la doctrina expuesta por Guaita puede ser, en términos generales, tan
«original» como la de sus contemporáneos y considerablemente alejada del simple sentido de la
tradición, al menos tal como nosotros la entendemos.
3
Op cit.; p. 20.

223
La Pseudotradición

El número y el objeto de los capítulos que se corresponden en ambas partes [de este
libro] no tienen nada de arbitrario y se encuentran perfectamente indicados en la gran
clavícula universal, de la que damos, por primera vez, una explicación completa y
satisfactoria.

Entresacamos del capítulo 22, titulado Resumen y clave general de las cuatro ciencias
ocultas, las frases que más parecen concordar con la pretendida aseveración: 4

La analogía es el único mediador posible entre lo visible y lo invisible, entre lo finito y


lo infinito. El dogma es la hipótesis, ascendente, de una ecuación presumible.

La clave de todo parece estar en la llamada ley de las analogías.

La analogía da al mago todas las fuerzas de la naturaleza; la analogía es la quinta


esencia de la piedra filosofal; es el secreto del movimiento continuo; es la cuadratura del
círculo; es el templo que reposa sobre las dos columnas JAKIN y BOHAS; es la clave
del gran Arcano; es la ciencia del bien y del mal.
[...]
Encontrar la escala exacta de las analogías en las cosas apreciables para la ciencia, es
fijar las bases de la fe y apoderarse de la varita de los milagros.

Terminaremos la cita con una curiosa referencia alquymica, que suponemos es también
extensible a la medicina hermética.

La transmutación metálica se opera espiritual y materialmente por la clave positiva de


las analogías. La medicina oculta no es más que el ejercicio de la voluntad aplicada al
manantial mismo de la vida, a esa luz astral cuya existencia es un hecho y cuyo
movimiento está conforme a los cálculos, de los que la escala ascendente y descendente
es el gran arcano mágico.

Dejando a un lado esta todopoderosa ley de las analogías (ya nos ocuparemos de ella
más adelante), lo que sí queremos aquí es señalar a esta luz astral: la fuerza magnética
que cohesiona el mundo tanto corporal como psíquico, sólo visible a los ojos de los
videntes. Esta fuerza es susceptible de ser condicionada o modificada en su
temperamento, por llamarlo de alguna forma, por las influencias de los planetas y
constelaciones estelares; en realidad, es la energía sutil emanada del mundo supraceleste
actuando a nivel planetario y sublunar (hemos hablado de ella en la teología de Tebas) y
es la clave que explica las influencias que describe la ciencia astrológica. Pues bien, esta
misma energía sutil también es susceptible de ser modificada, o incluso podríamos decir
condensada hasta cierto punto, por la fuerza de la mente humana a través de un deseo o
intención de espíritu dirigidos de una forma precisa, unido esto a visualizaciones lo más
concretas posibles del objetivo deseado. Ésta es pues la clave de la magia, una magia
que por supuesto no tiene nada de divina, entendiendo por ello celeste o supraceleste,
sino que es abiertamente subplanetaria o sublunar. Dicho de otro modo, en absoluto
consiguen condensar con sus poderes al Dios del cielo, un Dios puro, un Dios al que por
otra parte es imposible obtener si Él mismo no desea entregarse; se limitan a manipular,
de una forma más o menos precisa, pero siempre impalpable, a esta energía cósmica
conocida en estado impuro, esto es sublunar, usándola para condicionar o modificar, sea
para bien sea para mal, a los seres y los acontecimientos de este bajo mundo: algo que,
como fácilmente se comprenderá, es perfectamente ajeno a la voluntad de los

4
Op cit.; pp. 142 y 144.

224
La Pseudotradición

verdaderos maestros de la tradición. En el Tratado elemental de magia práctica 5 de


Papus (pseudónimo del Dr. G. Encause), otro de los grandes nombres del ocultismo de
finales de siglo pasado, leemos:

Cerca de diez años hace que comenzamos a reunir documentos y a verificar las
experiencias necesarias para escribir un tratado de magia práctica que demostrase de
qué manera todas las operaciones mágicas son puros experimentos científicos
ejecutados con fuerzas poco conocidas aún, pero muy análogas en sus leyes generales a
las fuerzas físicas más potentes, tales como el magnetismo y la electricidad.

Parece evidente que hay una interrelación de dependencia absoluta entre el mundo sutil
y el físico. La magia sublunar pretende influir en el mundo sutil para poder dejar sentir
su voluntad en el físico. Papus así lo describe: 6

Por lo tanto, el operador, deberá aplicar su voluntad no en la materia, sino a lo que


incesantemente la modifica, al plano que la Ciencia Oculta denomina de formación del
mundo material, o sea, el plano astral.

Lo que más llama la atención de estos autores ocultistas es la constante necesidad de


revestir sus prácticas y de enunciar sus conclusiones con una jerigonza teórica que se
nos antoja de lo más ardua. Grillot de Gibry, otro ocultista francés famoso, en su libro
La Gran Obra describe paso a paso los supuestos grados a seguir para llegar a la suma
perfección de la naturaleza humana; pues bien, en el último capítulo, 7 que pretende ser
una conclusión y resumen de todo lo expuesto, leemos:

Cuando conozcas el diámetro espagírico, podrás conseguir la cuadratura del círculo


filosófico. Contempla la unidad y su logaritmo, el infinito y su logaritmo, el cero y su
logaritmo, y poseerás la Llave del Universo.

Además de estas abruptas explicaciones teóricas de la «clave universal», algunos


ocultistas se entregaron a la práctica del dominio del mundo sutil a través de elaboradas
ceremonias rituales que no son más que una forma de canalizar el potencial y la
intención de voluntad del magista hacia el fin deseado. En ellas se utilizan toda clase de
pentáculos, perfumes, inciensos, oraciones...; el punto clave en entorno al cual giran
estos rituales y toda la parafernalia con que se recubren, es la astrología. La explicación
es la siguiente: los planetas y las constelaciones, con sus caracteres y temperamentos
específicos y particulares, condicionan y modifican constantemente en su incesante
movimiento a esta energía astral que finalmente transmite su influencia al plano físico.
En ciertos momentos predomina un planeta sobre otro, o una constelación sobre otra, a
veces predominan los aspectos positivos de planetas y constelaciones, a veces los
negativos. Además del conocimiento exhaustivo de la ciencia astrológica, hay que
añadir a ello el conocimiento del reflejo simpático que todos los seres y objetos
terrestres tienen con los astros. Es decir, los magistas enseñan como cualquier objeto o
ser de este mundo posee un espíritu específico, el temperamento del cual está en
relación directa con algún planeta o constelación celeste. (Esta sería la explicación de la
ley de las analogías mencionada por Lévy, «la varita de los milagros»). Citamos un
fragmento de la Filosofía oculta 8 de Cornelio Agrippa en el que da la relación de seres y

5
G. Encause; pp. 10 y 11.
6
Op. cit.; p. 21.
7
En la p. 89.
8
En la p. 47.

225
La Pseudotradición

objetos en simpatía con el planeta Venus:

Lo que depende de Venus: [...] entre los metales, la plata y el cobre amarillo y rojo.
Entre las piedras, el berilio, la crisolita, la esmeralda. [...] Entre las plantas y los árboles,
la verbena, la violeta [...] las peras, los higos y las naranjas. [...] Entre los animales [...]
los gatos, los conejos, los cabrones...

Hemos extraído el comentario de Agrippa (citado en el apartado anterior como


conocedor auténtico) para poder comentar que es justamente de su Filosofía oculta de
donde han saqueado la mayor parte de sus conocimientos los magistas de los siglos XIX
y XX, aunque esto no sea ampliamente reconocido por ellos y además ignoren lo que
escribió años más tarde en su libro De la incertidumbre y vanidad de las ciencias 9
referente a este tipo de magia y demás ciencias ocultas y por extensión a todas las
restantes ciencias:

Nada me parece más pernicioso para la salud de nuestro cuerpo y la salvación de


nuestra alma que la práctica de las artes y la cultura de las ciencias.

Y añade...

El bien y la verdad están sólo en la Palabra de Dios.

Volviendo a las ceremonias de nuestros ocultistas, en ellas el magista debe primero


precisar cuál es la intención exacta de su voluntad y, en consecuencia, el efecto preciso
que desea ocasionar en el mundo sensible; a continuación debe buscar la
correspondencia astrológica del objetivo deseado: para una cuestión de amores, Venus,
de viajes Mercurio..., y ya sólo le falta hallar la hora precisa en que la influencia
astrológica será más favorable a sus fines y rodearse de los elementos necesarios del
mundo sensible que por simpatía estén en relación directa con la influencia astrológica
bajo la cual va a operar. Este es, en resumidas cuentas, el funcionamiento de esta magia
sublunar.

DEFINICIÓN DE MAGIA TRADICIONAL

Aprovecharemos esta definición de la magia para acercarnos nuevamente, aunque con


otras palabras que sugieren nuevas connotaciones, al único misterio que desde un
principio nos ha interesado. Decíamos que el magista condiciona la sustancia magnética
subplanetaria y sublunar en forma etérea, para incidir en el mundo sensible; ¿no sería el
verdadero mago el hombre capaz de «condicionar» al Dios del cielo, o para mejor
entendernos, de corporificarlo sustancial y esencialmente hasta este mundo sensible? Si
las armas del magista son su imaginación y su fuerza interior, o sea su deseo hábilmente
dirigido y proyectado, ¿cuál será el arma del verdadero mago que le permite corporificar
la luz pura del éter en sus propias manos? Secreto ancestral de Dios que tan pocos han
conocido. Si los magistas utilizan los seres y objetos de este mundo que por simpatía les
permiten acceder más fácilmente hasta el mundo astral, ¿cuál será el cuerpo de este bajo
mundo que permite, también por simpatía, actuar en el mundo sobreceleste hasta el

9
Cit. por J. Peradejordi en La magia de Arbatel; p. 28.

226
La Pseudotradición

punto de corporificarlo en sí mismo? ¿Dónde estará este lugar en el que el cielo y la


tierra se desposan, lugar de nacimiento de Cristo Salvador? 10 ¿Acaso habíamos pensado
que detrás de los misterios de la magia se esconde un secreto diferente al que se esconde
detrás de la alquymia o la cábala o de las santas escrituras de todos los tiempos y
lugares?

MAGIA PSEUDOESOTÉRICA

Los padres del ocultismo contemporáneo para nada buscan el sentido interno de las
escrituras sagradas, clave de nuestra regeneración. Suplen este desconocimiento con
rocambolescas fórmulas y definiciones que pretenden explicar el «gran arcano». No
parecen muy predispuestos a reconocer humildemente el estado de ignorancia e
impotencia inherentes a la condición humana, y en consecuencia no tienden la mano
esperando poderse religar a la cadena de los antepasados. Se sumergen en el estudio de
lo oculto, pero no para iluminarse con el sol de medianoche, algo que por otra parte es
imposible sin la guía de un maestro antepasado, sino que simplemente se contentan con
poder dominar desde allí, y cuanto más mejor, las fuerzas invisibles que gobiernan este
mundo, con la única intención de poderse instalar mejor en él. Sus arduas definiciones
de la verdad y sus complejos rituales los alejan notablemente de la simplicidad de la
verdad de Dios, que se dice está al alcance de cualquiera, y de sus operaciones, de las
que ha sido dicho que son «trabajo de mujeres y juego de niños». A pesar de que desde
un punto de vista tradicional estos ocultistas abren una puerta de extravío en el enfoque
de los misterios de la antigüedad, no por ello dejaremos de decir en su honor que
rescataron del olvido a autores y textos de un innegable valor tradicional. Elipas Lévy,
por ejemplo, hizo mucho hincapié en la importancia de la tradición cabalística y citaba a
menudo el Zohar y el Tsefer Yetsirah, aunque hiciese de ellos lecturas ciertamente sui
géneris. Más encomiables fueron los esfuerzos de Grillot de Gibry, quien emprendió la
ardua tarea de publicar las obras completas de Paracelso.

El extravío tanto dogmático como operativo que desde un punto de vista tradicional
comenzó con E. Lévy, se consolidó y se extendió por todo Occidente gracias a dos
sociedades supuestamente iniciáticas: nos referimos, por un lado, a la Sociedad
Teosófica que fundara Mme. Blavatsky en 1875 y, por otro, a la Golden Dawn, la
‘Hermética Orden de la Aurora Dorada’, creada en 1881 en Inglaterra por algunos jefes
de la francmasonería inglesa. El personaje que más destacó en ella, y que ciertamente
determinó la gran influencia posterior que tuvo esta sociedad en el ocultismo occidental,
fue Aliester Crowley.

MME. BLAVATSKY Y LA SOCIEDAD TEOSÓFICA

10
En los Evangelios este lugar es Galilea. «Anunciad a mis hermanos que se vayan a Galilea, y allí me
verán» (Mt 28:10), dijo Cristo resucitado a las amedrentadas mujeres, y en efecto: «Se fueron a
Galilea, al monte que Jesús les había ordenado. Y en viéndole, le adoraron.» (16-17). Ver los
comentarios sobre las bodas de Caná en el apartado dedicado al Nuevo Testamento y sobre los
misterios de la Iglesia de Filadelfia en Las siete iglesias de Asia.

227
La Pseudotradición

En 1875 Mme. Blavatsky, una médium de origen ruso y vida aventurera, funda la
Sociedad Teosófica. La descripción sucinta que hemos hecho tanto de los móviles como
de los objetivos que impulsaban a los ocultistas queda perfectamente resumida en la
declaración de principios de la mencionada Sociedad:

[Los Teósofos] esperan que, yendo más profundamente de lo que ha ido la ciencia
moderna, a las filosofías de los tiempos antiguos, podrán llegar a ser capaces de
adquirir, para sí mismos y para los demás investigadores, la prueba de la existencia de
un universo invisible, de la naturaleza de sus habitantes si los hay, de las leyes que los
gobiernan y de sus relaciones con el género humano. 11

A esta decidida voluntad de estudio ocultista hay que añadir una vocación «cientifista»
y empírica muy acorde con el sólido prestigio que los métodos de investigación
científicos habían adquirido ya por aquel entonces. La ciencia de los hombres ha
triunfado plenamente y empeza a adquirir el estatus de religión, mientras que la ciencia
de Dios va cayendo en el más completo de los olvidos. Los nuevos ocultistas se
apresuraron a conciliar sus escabrosas definiciones de la «verdad suprema» con las
concepciones y explicaciones que los modernos científicos lanzaban en esos momentos.
Esta influencia no era en absoluto asumida; al contrario, ellos pretendían ser los
herederos de la «doctrina universal», una doctrina que pretenden extraer básicamente de
fuentes orientales. El profesor Ramaka, 12 adepto a la teosofía, así lo define:

Esta doctrina hunde sus raíces en los tiempos más antiguos y sobre todo en la filosofía
orientalista, de la que extrae lo principal de su línea filosófica y religiosa. La Teosofía es
fruto de la antigua sabiduría india o de evoluciones de la misma y en términos
asequibles se puede sintetizar su credo como «el cuerpo de verdades que constituyen la
base de todas las religiones», según los teósofos.

A este texto, y siguiendo el hilo de nuestro comentario anterior, confrontamos un


fragmento del excelente estudio que René Guénon 13 dedicó a la Sociedad Teosófica de
Mme. Blavatsky:

Si la llamada doctrina teosófica es considerada en su conjunto, se percibirá


inmediatamente que lo que constituye su nervio central es la idea de evolución. Ahora
bien: esta idea es completamente extraña para los orientales, e incluso en Occidente es
de fecha muy reciente. En efecto, la misma idea de progreso de la que aquélla no es sino
una forma más o menos complicada por presuntas consideraciones científicas, no se
remonta más allá del siglo XVIII. [...] De ahí resulta inmediatamente una conclusión
bien clara: dado que los teosofistas son evolucionistas (y lo son hasta el punto de
admitir inclusive el transformismo, que es el aspecto más grosero del evolucionismo,
aun cuando se aparten en ciertos puntos de la teoría darwinista), no son lo que pretenden
ser, y su sistema no puede «tener por base la más antigua filosofía del mundo».

La constante referencia orientalista, tanto de la Sociedad Teosófica como de los


innumerables grupos y sectas suscritos a una pretendida búsqueda espiritual que a partir
de este momento se irán desarrollando en Occidente y particularmente en nuestros días,
parece tener una función clara: ocultar, tras la lógica y general ignorancia con respecto a

11
Cit. por Réne Guénon en Teosofismo. Historia de una pseudo-religión; p. 28.
12
Enc. C.O. Tomo III; p. 141.
13
Op. cit.; pp. 111 y 112.

228
La Pseudotradición

la tradición oriental, la propia ignorancia de conocimiento verdadero con respecto a la


tradición primordial. En palabras de René Guénon: 14

Jamás insistiremos demasiado acerca de este punto: que el teosofismo no representa


absolutamente nada con respecto al pensamiento oriental auténtico; es deplorable ver
con cuánta facilidad se dejan engañar los occidentales por audaces charlatanes, a causa
de la ignorancia en que se hallan, generalmente, sobre tales temas. Esto acontece incluso
a orientalistas profesionales, cuya competencia, preciso es decirlo, no va más allá del
dominio de la lingüística o de la arqueología.

Queremos insistir en que todas las objeciones teóricas y dogmáticas que dirigimos al
teosofismo, las hacemos extensibles a la práctica totalidad de grupos y sectas de
pretendida influencia oriental que pululan en Occidente; objeciones que Guénon —y
suscribimos plenamente su opinión— también dirige a las escuelas ocultistas de
pretendida inspiración occidental.

[El Teosofismo] a pesar de sus pretensiones, no se fundamenta sobre ninguna base


tradicional verdadera. Simplemente, se le ha de ubicar junto al espiritismo y a otras
diversas escuelas de ocultismo, con las que tiene un evidente parentesco, en este
conjunto de producciones bizarras de la mentalidad contemporánea, al que se puede dar
una denominación general: neo-espiritualismo. La mayoría de los ocultistas gustan de
adherirse a una «tradición occidental» tan fantasiosa como la «tradición oriental» de los
teosofistas, y al igual que ésta formada con una amalgama de elementos distanciados
entre sí. Una cosa es buscar el fondo idéntico que, muy en verdad, y en muchos casos,
puede hallarse disimulado bajo la diversidad de forma de las tradiciones de pueblos
diversos, y otra es fabricar una pseudo tradición tomando de uno y de otro partículas
más o menos informes y juntándolas bien que mal, más mal que bien, sobre todo cuando
no se comprenden verdaderamente ni su alcance ni su significado, como sucede en todas
estas escuelas. 15

La causa directa que, a efectos de verdadera tradición primordial, ha facilitado esta gran
confusión dogmática es evidentemente el total desconocimiento del sentido filosofal de
la tradición. La consecuencia deplorable ha sido, no sólo sentenciar el olvido del
misterio filosofal, sino que, más allá de esto, la orientación que en términos de
pensamiento toman las «nuevas doctrinas» termina por oponerse formalmente a la
intención con la que los maestros verdaderos han transmitido sus textos. Es decir, si los
profetas y los sabios filósofos sólo han pretendido acercarnos al cuerpo de Dios
conocido en este mundo 16 (lo único que puede dar sentido, dicho sea de paso, a nuestra
«pesada encarnación» en él), las nuevas doctrinas —incorpóreas y «espiritualizantes»—
desvían totalmente la atención de sus adeptos de esta cuestión fundamental y la
conducen a concepciones tan etéreas e inconsistentes, por no decir absolutamente
irreales, que acaban por ejercer una acción disipadora en las mentes de quienes las
profesan. En realidad, consideraríamos que todo esto no es más que una variante del
extravío místico y extracorpóreo (cf. con el apartado dedicado a la Mística
extracorpórea) característico de algunas sectas y/o maestros que, en la ignorancia del
sentido filosofal, se afanan en volver al cielo del que hemos nacido olvidando, o incluso
negando, el sentido de una tierra que nos instruye; sin embargo, los graves matices que

14
Op. cit. p. 125.
15
Op. cit. p. 124.
16
«La finalidad de la creación es la encarnación ha ultranza hasta la eliminación de la muerte».
Cattiaux. Florilegio; p. 76.

229
La Pseudotradición

imprimieron tanto Mme. Blavatsky como Annie Bessant, su sucesora en la presidencia


de la Sociedad Teosófica, así como la alarmante expansión que esta forma de entender
la espiritualidad ha alcanzado en nuestros días, hacen sospechar seriamente sobre quien
mueve realmente los hilos de esta «espiritualidad» contemporánea. Refiriéndose a las
teorías postuladas por Mme. Blavatsky, dice Guénon: 17

De un modo general, las teorías más o menos coherentes que se han emitido o han sido
sostenidas por los jefes de la Sociedad Teosófica [...] se presentan como teniendo un
origen oriental [...] y aun cuando desde hace un cierto tiempo se ha juzgado conveniente
y apropiado plegarse a un seudocristianismo de naturaleza muy peculiar, no por ello es
menos cierto que su tendencia primitiva era, muy al contrario, francamente anticristiana.
Decía entonces Mme. Blavatsky: «Nuestro objetivo no es restaurar el Hinduismo, sino
barrer al Cristianismo de la faz de la tierra».

Por otra parte, en 1889 ingresó en la Sociedad Teosófica Annie Bessant —personaje
contradictorio que cambió de postulados ideológicos de forma tajante en varias
ocasiones a lo largo de su vida—, sucesora de Mme. Blavatsky en la presidencia de la
Sociedad, quien nueve años atrás había pronunciado un elocuente discurso en la
clausura de un congreso de librepensadores realizado en Bruselas en 1880, en el que
entre otras cosas dijo: 18

[es necesario] ante todo combatir a Roma y sus sacerdotes, luchar por doquier contra el
Cristianismo y echar a Dios de los Cielos.

Si la raíz evidente del misterio crístico es la corporificación de Dios mismo, sus


opositores —esto es, Satanás y sus secuaces— se oponen justamente a que esta
corporificación pueda llevarse a término. Esta premisa nos permite elaborar finalmente
una conclusión: el espiritualismo idealista, desencarnado y descarnatorio, que tomó
carta de naturaleza propia con la Sociedad Teosófica y que es la característica definidora
de los postulados de todos los grupos y sectas espiritualistas, ocultistas y orientalistas —
genéricamente llamados por Guénon bajo el nombre de neo-espiritualismo— que hoy
en día pululan por Occidente, este espiritualismo, decimos, no sería más que una
adaptación más sutil y eficaz de los postulados anticristianos de los que hicieron gala en
su momento las presidentas de la Sociedad Teosófica; el objetivo es preciso: desviar la
atención de las gentes del misterio de la encarnación; si nadie busca la encarnación de
Cristo, a Dios Padre le resulta imposible tomar cuerpo en las entrañas de algún hombre;
éste es el triunfo de Satanás, es aquí donde él gana la partida. Resulta imposible saber
hasta qué punto los padres del neo-espiritualismo serían conscientes de este hecho:
probablemente no sean más que personajes-marioneta dispuestos a difundir al máximo
sus «magníficas» y «geniales» teorías «afloradas» de forma espontánea en sus no menos
«magníficas» y «preclaras» mentes, para halagar así su vanidad intelectual en general y
sus bolsillos en particular.

EL MOVIMIENTO ESPIRITISTA

17
Op. cit.; p. 8.
18
Cit. por Guénon; p. 9.

230
La Pseudotradición

No quisiéramos dejar de hacer una referencia al movimiento espírita que, paralelo al


teosofístico, contribuyó enormemente a la expansión de esta falsa espiritualidad. Este
movimiento fue iniciado por las hermanas Fox en marzo de 1848. En esas fechas, la
familia Fox aseguró oír unos extraños ruidos en su casa, en el pueblo norteamericano de
Hydesville. No transcurrió mucho tiempo antes de que estableciesen un diálogo
inteligente con el misterioso autor de los golpes. Éste dijo ser un tal Charles Ryan o
Haynes, alguien a quien supuestamente habrían asesinado años atrás en esa misma casa.
Así nació el movimiento espírita, cuyo objetivo era establecer una comunicación
inteligente con los espíritus descarnados, para usar su terminología; dicho de otro modo,
de comunicarse con los muertos del «más allá». Las hermanas Fox pronto demostraron
tener grandes aptitudes mediúmnicas y se lanzaron a recorrer Norteamérica organizando
sesiones espiritistas en las que se producían toda clase de fenómenos llamados
«paranormales». El movimiento cuajó rápidamente en Norteamérica y se extendió
pronto por Europa; por todas partes aparecieron médiums y sensitivos entorno a los
cuales se hacían las comunicaciones. Es sorprendente constatar que tan sólo cuatro años
después de los primeros fenómenos se celebraba ya el Primer Congreso Espiritista y que
los seguidores del movimiento y sus médiums ya se contaban por miles. No pasaron
muchos años antes de que un francés, llamado Allan Kardec, revistiese al espiritismo
con una elaboradísima doctrina que intentaba elevarlo más allá de la burda conexión
con espíritus de difuntos. Pretendiendo darle una dimensión absolutamente mística y
trascendente, aseguraba que su enseñanza le había sido comunicada, a través de los
médiums, por espíritus de inteligencia superior. Toda la disquisición espiritista gira al
entorno de la evolución del espíritu humano a través de diversas reencarnaciones en las
que la encarnación terrestre juega un papel secundario. Escribía Allan Kardec: 19

El mundo corporal no es más que secundario; podría dejar de existir sin alterar la
existencia del mundo de los espíritus. Los espíritus revisten temporalmente una capa
material perecedera, cuya destrucción por la muerte les devuelve la libertad.

En realidad, y a pesar de los esfuerzos de sus teóricos, fácilmente veríamos en el


espiritismo una vulgarización de las nociones teosofistas; lo probaría el gran eco que ha
tenido desde siempre el movimiento espírita entre amplias capas de la población, en
general poco predispuesta a las sutilezas intelectuales. De hecho, y teniendo en cuenta
que la Sociedad Teosófica fue fundada veinticinco años después del inicio del
movimiento espírita, lo más correcto sería decir que Mme. Blavatsky, con su Sociedad,
confirió a las nociones espíritas un carácter más selectivo e intelectualmente elaborado.
Por ello hoy en día, y a pesar de que la Sociedad Teosófica ha perdido prácticamente
toda la importancia que como organización tuvo en tiempos de su fundadora, la figura
de Mme. Blavatsky es venerada como uno de los personajes más importantes en el
terreno de la «espiritualidad esotérica» de los últimos tiempos. Por otro lado, el
movimiento espírita, que aún hoy goza de amplia aceptación popular, sirve de caldo de
cultivo para el mantenimiento y la expansión de las nociones «espiritualizantes» que tan
dramáticas consecuencias están ejerciendo sobre los espíritus de muchos buscadores
sinceros.

LA INFLUENCIA POSTERIOR DE E. LÉVY

19
Breviario de la doctrina espiritista. Cit en Enc. C.O. Tomo II; p. 261.

231
La Pseudotradición

Hasta aquí los orígenes y el objetivo real de lo que podríamos llamar el extravío
dogmático que, en términos de búsqueda espiritual, asola nuestro siglo. Paralelo a éste,
hay otro práctico u operativo cuyo origen encontramos nuevamente en Eliphas Lévy;
éste, en su Dogma y ritual de la alta magia, ofrece las pautas generales de unas
ceremonias rituales que más tarde diversos autores irán desarrollando, la metodología y
objetivos de los cuales ya hemos descrito.

A pesar de que E. Lévy pretende ponerse en la línea de los grandes sacerdotes y sabios
de la antigüedad, lo cierto es que sus prácticas rituales se parecen más a una exaltada
elaboración de toda una serie de prácticas, entre brujeriles y magísticas, descritas en
unos tratados llamados grimorios que aparecen en Europa a partir del año 1500. De
hecho, desde un punto de vista de tradición literaria, los dos primeros tratados
abiertamente magísticos conocidos hoy en día pertenecen a Cornelio Agrippa, según
hemos mencionado antes; su Filosofía oculta 20 y más tarde su Magia de Arbatel siguen
siendo las obras que, por la extensión de la primera y la rigurosidad de ambas, suponen
el testimonio más fiel y creíble de este tipo de magia. Los grimorios que aparecieron
con posterioridad, además de ser de origen dudoso, no inspiran en absoluto la confianza
de las obras de Agrippa; algunos son realmente célebres, como el caso de las Clavículas
de Salomón, obra aparecida en 1641; todos ellos, a pesar de sus pretensiones y a efectos
prácticos, se acercan más a tratados de hechicería doméstica que a verdaderas obras de
magia. Podríamos citar de entre los grimorios más conocidos el Grimorium verum
(1517), el Grimorio del papa Honorio (1629) o Los admirables secretos de Alberto el
Grande (1758).

Las operaciones descritas por E. Lévy serían una síntesis y una readaptación de todo lo
expuesto en las obras mencionadas. El Dr. Papus, en su Tratado elemental de magia
práctica, expone y sintetiza, aún más si cabe, tanto la teoría como la práctica de esta
magística ritual. Si bien parece cierto que tanto Lévy como el Dr. Papus sentaron las
bases de lo que hoy en día podríamos entender por «esoterismo práctico», no sería a
través de ellos que este tipo de operaciones rituales alcanzaría las cotas de difusión que
hoy tienen entre los medios ocultistas: esta proeza se la debemos a Aliester Crowley.

ALIESTER CROWLEY Y LA GOLDEN DAWN

En 1881 tres jefes de una sociedad «iniciática» inglesa llamada Sociedad de los
Rosacruces de Inglaterra, que a su vez eran miembros destacados de la francmasonería
inglesa, fundaron la Golden Dawn. Si bien no parecen muy claras las razones que
impulsaron a los miembros de la S.R.I. a crear una nueva orden, lo cierto es que ésta
tuvo un éxito inmediato, alimentando sus filas con miembros de las logias masonas o de

20
La cita de la Filosofía oculta de Agrippa, requiere una aclaración. Si bien es cierto que en muchos
aspectos parece un tratado de magia natural y que en él se han inspirado enormemente los «magistas»
de las últimas décadas, en realidad la intención profunda de la obra es muy distinta de lo que pueda
parecer en una lectura superficial. El propio Agrippa dice en el último capítulo titulado Conclusión de
toda la obra: «Sólo hemos escrito para quienes tienen espíritu puro [...] Sólo ellos hallarán la
doctrina que les está reservada, como así también los arcanos velados bajo muchos enigmas que sólo
serán descubiertos por una inteligencia profunda»; p. 407.

232
La Pseudotradición

la propia S.R.I.; como novedad hay que decir que fue la primera orden de estas
características que admitió la entrada a las mujeres. En un artículo de Jean Pascal
Ruggiu sobre la Golden Dawn aparecido en la revista Más Allá, leemos:

La Hermética Orden de la Aurora Dorada no era un agrupación iniciática como las


otras. Según el «ritual del grado de neófito», el objetivo declarado de la Orden era
«practicar las Ciencias Ocultas», mientras que del neófito se esperaba que perseverara
en este camino. Contrariamente a lo que sucedía y sucede con otras muchas
organizaciones iniciáticas, en las que por lo general los «juramentos secretos» encubren
una verdadera ausencia de «secretos prácticos», la Golden Dawn enseñaba «Técnicas
Ocultas» de alto nivel; ésta era, sin duda alguna, la razón por la cual la Orden era
«ultrasecreta».

Lo cierto es que escalar por los diferentes grados de la estructura interna de la Golden
Dawn no era nada fácil, pues se exigía a los estudiantes un pleno dominio de ciertas
técnicas ocultistas que paulatinamente eran enseñadas; también los rituales, conforme se
ascendía por los diversos grados, eran cada vez más complejos y elaborados, en
proporción al creciente poder de las fuerzas invisibles que supuestamente se
manipulaban en estas ceremonias.

En noviembre de 1898, a la edad de veintitrés años, ingresa en la Orden Aliester


Crowley, personaje particularmente dotado para la práctica de las ciencias ocultas;
pocos meses le fueron necesarios para escalar hasta los grados superiores de la Orden.
Más tarde, en 1905, funda su propia asociación, la Astrum Argentinum. Félix Llaugé,
conocido practicante de magia en nuestros días, describe así la importancia de Crowley
en el ocultismo contemporáneo: 21

Pese a sus perversiones eróticas, Aliester Crowley fue un cerebro sin igual para el
estudio de las Ciencias Ocultas. Gracias a él se recuperaron manuscritos mágicos, se
actualizaron rituales de las antiguas religiones mágicas y, lo que es más importante, el
ocultismo cobró un enorme empuje en pleno siglo XX.

Hombre de osada y fuerte personalidad, utilizó el sexo como uno de los elementos
básicos de sus ceremonias que, en general, se acercaban mucho más a prácticas de culto
satánico que a los rituales más o menos benéficos que realizaron E. Lévy o el Dr. Papus.
Seguimos leyendo en F. Llaugé:

Crowley rompió con todos los moldes ritualísticos entonces establecidos. Si por un lado
procuró asimilar los conocimientos clásicos más diversos, por otro, no vaciló en mejorar
tales prácticas, introduciendo fórmulas nuevas y practicando la Magia verde hasta
niveles que rayaban la obsesión erótica.

Autoproclamándose a sí mismo «el hombre más malvado del mundo» y la «Gran Bestia
666», haciendo alusión con ello al anticristo anunciado en el Apocalipsis, nos podemos
hacer una idea de la orientación de espíritu con la que Crowley realizaba sus prácticas.
Su biografía está jalonada de algunas proezas mágicas ciertamente curiosas, así como de
toda suerte de escándalos a cual más escabroso. Un tribunal inglés lo llegó a declarar
como «el hombre más perverso de Inglaterra».

Según parece Crowley llegó a presidir la Golden Dawn gracias al hecho de haber salido

21
Enc. C.O. Tomo V; p. 244.

233
La Pseudotradición

triunfador de una demoníaca batalla entre él y MacGregor Mathers, el entonces mago


supremo de la Orden. Decimos demoníaca porque la batalla consistió en que los
contrincantes se enviaron de forma sucesiva toda clase de fuerzas malignas y de
espíritus infernales. En 1903, junto con su esposa Rose Kelly, con quien se acababa de
casar, pasó por Egipto en viaje de bodas; allí convenció a Rose para pasar una noche
con él en la cámara real de la gran pirámide, realizando entonces una evocación del dios
egipcio Thot (que está considerado como el dios de la magia). Esta evocación la
repetiría un año más tarde en El Cairo. Fue entonces cuando una potencia angélica
llamada Aiwas dictó a Aliester una serie de predicciones en las que, entre otras cosas, se
describe el final de nuestra civilización. En 1920 fundó en Sicilia una «abadía mágica»
en la cual, junto con sus seguidoras, se entregó a la realización de rituales de lo más
singular y depravado. En estas orgías «sagradas» se consumieron toda clase de drogas
«liberadoras» (opio, hachís...), con la intención de facilitar la proyección astral. Varias
«hermanas» tuvieron que ser hospitalizadas y finalmente, en 1923, la «abadía mágica»
fue clausurada por las autoridades y Crowley expulsado del país. Fueron varias las
mujeres que jugaron un papel destacado en la vida de Crowley, pero sólo destacaríamos
a Leila Waddell, a quien consideraba la «mujer escarlata» ideal para realizar sus
ceremonias sexuales.

SEXO Y REGENERACIÓN

La importancia dada por Crowley al sexo —por él y por todo buen magista que se
precie— no es casual o fruto de una obsesión particular. La sexualidad es el modo de
expresión más explícito de la potencia motriz del alma sepultada en el hombre. Esta
base divina, aún caída y enterrada en el fondo del ser humano, es la base de nuestra
vida, y esto lo entendemos en el sentido más llano y literal posible; dicho de otro modo:
es la fuente de los treinta y siete grados de temperatura de nuestra sangre. Esta potencia
vital, germen de nuestra resurrección, ha de ser bendecida por el cielo, siendo ésta la
única forma correcta de liberar y desarrollar al máximo su potencial y de encauzarlo en
forma provechosa para Dios y para el propio hombre, es decir, de llevar a buen término
la tan ansiada regeneración. Crowley, y con él todos los magistas operativos ocultistas,
ignoran, si no desprecian abiertamente, la ayuda celeste imprescindible para la correcta
liberación del alma. Sus esfuerzos están dirigidos a soplar sobre este fuego vital para
aumentar su poder y su resplandor; de esta forma la capacidad de incidir en el mundo
sutil es mayor, y aquí es donde la sexualidad juega un papel importante. Crowley sería
el prototipo entre estos magos; los demás, actuando de forma más o menos inconsciente
bajo estas mismas premisas, se acercan también más o menos a este modo de actuar,
dependiendo de su osadía y de los códigos morales con que regulen sus vidas. Ni que
decir tiene que, en el caso de Crowley, la osadía era infinita y la ausencia de códigos
absoluta.

El dios caído en el hombre es un dios de poder incontrolado, un poder destructor que


todo lo desintegra en su furia ciega. Se transforma y reconoce en el maldito adversario
que nos acusará el día de nuestro juicio, a menos que hayamos hecho las paces con él,
es decir, a menos que hayamos pacificado su odio destructor. 22 Es el dios maldito que
22
¡A veces llamado «el enemigo interior» por los mismos ocultistas! La parte de tinieblas interiores en el
espíritu del hombre.

234
La Pseudotradición

nos arrastra hacia la ciega pasión del fuego devorador nunca satisfecho y a quien sus
adoradores rinden un culto desviado, excitando aún más su lujuria implacable en lugar
de apelar y tratar de rescatar a su corazón oculto hecho de puro amor condensado. He
aquí el problema del hombre, el problema del mal, la consecuencia de la caída y la clave
de la regeneración. Entresacamos del Misterio de la cruz 23 de Douzetemps (seudónimo
utilizado por un filósofo desconocido) un fragmento increíblemente preciso con
respecto a este tema:

Este fondo del hombre, quien era su mejor amigo en la armonía con la sabiduría divina,
al ser la base y el vínculo eterno que vuelve al hombre inmortal, se vuelve su mayor
enemigo doméstico a menos que por la ayuda de la gracia y de la luz [...] no lo vuelva a
poner en el orden y en la concordia para los cuales el Creador lo había destinado. Este
fuego o fondo ígneo, para llamarlo así, es un Imán, un apetito y una sed que atrae hacia
sí todo lo que encuentra para saciarse y refrescarse. Si se dirige del lado de la luz que
engendra la mansedumbre, recibirá el maná celeste y el alimento de los ángeles o la
misma palabra viva que procede de la boca de Dios y que está cerca de nuestra boca y
de nuestro corazón, y se realizará una alegre metamorfosis de este espíritu de fuego y de
este fondo tenebroso en un niño de luz. Pero este mismo fondo se vuelve un enemigo y
un verdugo cruel si, como alimento sólo se le ofrece [...] las cosas de este mundo que
consume como si nada, sin saciar su apetito, ni apagar su sed ya que en lugar de
atemperarlo, lo enciende aún más.

La urgencia con la que debemos implorar la ayuda celeste es imperiosa. Sólo el agua del
cielo puede aplacar la furia destructora del fuego de la tierra. Sólo la presencia divina
puede satisfacer hasta su más honda intimidad el ansia infinita, el apetito
inconmensurable, del dios caído. Sólo lo que viene de muy arriba puede ser una
medicina eficaz para lo que está tan abajo.

Crowley, y con él todo el ocultismo contemporáneo, ignorando los misterios de la caída


ignoran también los misterios de la regeneración. Se limitan a abusar de Dios para su
propio beneficio. No despreciemos la influencia de Crowley en el ocultismo
contemporáneo. En este sentido Félix Llaugé, conocido practicante de magia blanca,
escribe: 24

Las cenizas del cuerpo físico de Crowley quedaron en la tierra, en la Urna del Mago,
pero su espíritu, metamorfoseado en ideas y rituales gracias a las revelaciones del ángel
Aiwas, aún sigue perdurando en sus obras y entre sus seguidores, que no son pocos, los
que siguen invocando por medios mágicos a las fuerzas astrales por él identificadas o
tipificadas. [...] El espíritu de Aliester Crowley, por tanto, no ha muerto. La semilla que
él plantara empieza a dar sus frutos, y sus escritos y doctrinas son más apreciados que
nunca por los practicantes del Ocultismo.

Murió el 5 de Diciembre de 1947. Ante su tumba algunos de sus seguidores cantaron un


Himno a Satán y celebraron una especie de misa negra.

CONCLUSIÓN

23
Edició catalana de Desideri Forner.
24
Félix Llaugé Enc. C.O. Tomo V; p. 248.

235
La Pseudotradición

Después de Mme. Blavatsky y de A. Crowley, el triunfo de Satanás en lo concerniente al


tema de la búsqueda espiritual y esotérica parece sentenciado. Si con la Sociedad
Teosófica la disipación de los espíritus tomó aires de tragedia general, con A. Crowley
el abuso infernal de las potencias terrestres será el punto de referencia para los ocultistas
posteriores —lo repetimos: en mayor o menor grado y de forma más o menos
consciente. Nunca el cielo y la tierra estuvieron tan separados. ¿No era ésta la situación
que describimos referente a Sodoma? ¿No será el final de Sodoma el único final posible
para este mundo tan carente de sentido filosofal? Decíamos referente a Tifón, en la
teología de Heliópolis, que sólo gracias a sus vapores impuros la incorpórea materia
celeste puede condensarse en su pureza y hacerse sensible. Hemos visto ahora como la
necesidad del infernal Tifón de ser purificado y bendecido por el cielo no es menos
apremiante. A la luz de todo lo expuesto podemos entrever la necesidad y la sabiduría
que se esconde tras el ansiado matrimonio de lo de arriba con lo de abajo.

236
NUEVO TESTAMENTO

LA SAGRADA FAMILIA

Cuando José, según explica el Evangelio según Mateo, quería secretamente repudiar a
su esposa a causa de su embarazo, un ángel del Señor se le apareció y le dijo:

José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María tu mujer, pues lo que se
engendró en ella es del Espíritu Santo. (1:20)

José teme, como todo aquel que es iniciado por la Sabiduría. 1 Mucho se ha hablado de
la experiencia del temor, desgraciadamente con demasiada oscuridad; recordemos las
palabras de los Salmos: «el temor del Señor es el principio de la Sabiduría» (111:10). El
Libro del Bahir 2 dice del temor:

El temor de ‫ יהוה‬está arriba, en la mano del Santo, bendito sea. Este temor es también su
poder, articulado en la mano, mano que se llama la balanza del mérito.

Así pues José entra en contacto con la mano de Dios, en este caso a través del ángel, y
conoce el poder del Altísimo, por esto «teme».

El texto dice «no temas recibir a tu mujer». La palabra griega que se traduce por
‘recibir’ es παραλαμβανο paralambano, cuya definición exacta es ‘recibir de otro por
herencia o transmisión’. José recibe de la mano del ángel a la madre embarazada del
hijo, la divina materia fecundada por el Espíritu Santo, y queda ligado, de esta forma, a
la cadena de la transmisión profética que (según el Evangelio de Mateo) se inicia con el
patriarca Abraham, pasando por el rey David hasta llegar a un tal Jacob, padre de José.
Por eso, cuando se describe la generación de Jesús Cristo, se da la filiación de José hijo
de David y no la de María (tal como sería lo correcto desde un punto de vista literal),
pues María y su hijo son el objeto de transmisión, el caos santo, que dará origen a la
verdadera creación, mientras que José, el obrero, es el sabio-adepto que se ha sabido
ligar a la cadena de sus poseedores, siendo él quien manifestará la creación santa para la
salvación de todos.

En el episodio de la huida de José y su familia a Egipto, leemos:

Él, levantándose, recibió al niño y a su madre, de noche, y volvió a Egipto. (Mt 2:14)

José «se levanta», en griego εγειρο egeiro: ‘despertar, levantar, excitar, provocar’; se
1
«[..] sabiendo, pues, lo que es el temor del Señor.» (II Cor 5:11)
2
Op. cit. CLXXXVII; p. 144.

237
Nuevo Testamento

levanta y se excita desde abajo, naturalmente. El Zohar 3 dice:

Mediante el despertar de lo de Abajo, se encuentra el despertar de lo de Arriba. Ya que


no se despierta desde Arriba si antes no está excitado desde Abajo.

Primero se despierta de abajo y, después, en el temor del Señor que está arriba, recibe
—nuevamente παραλαμβανο paralambano, ‘por herencia o transmisión’— al niño y a
la madre. Esta recepción-transmisión se produce arriba, entendemos en el cielo
arquetípico (el tercer cielo masónico del que ya hemos hablado) y de noche.

El texto dice «de noche volvió a Egipto» (volvió, en griego αναχορεω anajoreo:
‘retirarse, retroceder, volver a casa’). Egipto en hebreo es ‫ מצרים‬mitseraim, de la raíz
‫ מצר‬matsar ‘tormento, aflicción’; en la simbólica hebrea Egipto significa este mundo
corporal donde el alma divina se encuentra prisionera de la basta materia. Todos los
patriarcas judíos bajan a Egipto a fin de enriquecerse, a fin de adquirir cuerpo,
contrariamente a Moisés que sale de Egipto, pero para ir hacia otra tierra, la tierra
prometida a los patriarcas.

Parece ahora que el afortunado José, en una noche mágica como la que probablemente
vivió Abraham en su viaje por encima de las estrellas, ha salido de la prisión de Egipto,
de este mundo corporal, y después de haber recibido la materia sobreceleste, vuelve
para ponerla a cocer al calor de este bajo mundo, al calor que él previamente «ha
excitado abajo», como dice el Zohar, para poder «recibir arriba».

LA EPIFANÍA

El episodio principal después del nacimiento de Cristo es la epifanía, la adoración del


niño por los magos venidos de Oriente, conducidos por una estrella.

En viendo la estrella, ellos se alegraron con gozo sobremanera grande. Y entrando en la


casa vieron al niño con María, su madre, y prosternándose en tierra lo adoraron. (Mt
10:11)

La misma escena es descrita en un contexto explícitamente quymico por Ireneo


Filaleteo, 4 el filósofo-adepto que la contempló en el siglo XVII. Hablando de «su
acero» («verdadera llave de nuestra obra, sin el cual no puede ser encendido el fuego
de la lámpara por ningún artificio»), dice que por él...

...la natividad fue anunciada por Oriente. Los Sabios lo vieron en Oriente y se quedaron
estupefactos; y, sin retroceder, reconocieron que un rey Purísimo había nacido en el
mundo. Tú, cuando divises su estrella, síguela hasta su Cuna; allí verás a un bello niño.
Separando las inmundicias, honra a este retoño Real, abre el tesoro, ofrécele dones de
oro y, después de la muerte, te dará su carne y su sangre, medicina suprema para los tres
reinos de la tierra.

3
Tomo I; p. 438.
4
Introitus; p. 44.

238
Nuevo Testamento

La liturgia de la Iglesia celebra también en la fiesta de la Epifanía dos cosas más, el


milagro de Jesús en las bodas de Caná, en las que cambia el agua en vino, y el bautismo
de Jesús Cristo en el Jordán. En la antífona de las II Vísperas de la Epifanía, leemos:

Celebramos un día santo ornado de tres milagros:


hoy la estrella ha conducido a los Magos al pesebre,
hoy el agua ha sido cambiada en vino para las bodas,
hoy en el Jordán Cristo ha querido ser bautizado por Juan a fin de salvarnos.

LAS BODAS DE CANÁ

Justo en el versículo anterior al inicio de la narración del milagro de las bodas de Caná,
en el Evangelio de Juan, leemos:

En verdad, en verdad os digo: Veréis el cielo abierto y a los ángeles del cielo que suben
y bajan sobre el Hijo del hombre. (1:51)

Estas palabras no pueden sino recordarnos la visión de Jacob, de la que ya hemos


hablado. Pues bien, el siguiente versículo del Evangelio correspondiente a Juan 2:1,
dice:

Y al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea.

Como consecuencia de ambos versículos, se nos impone una conclusión: tres días
después de la secreta fecundación la luz está a punto de aparecer y se preparan las
bodas. Tres días son los que necesita Cristo para resucitar, pero no entendemos que se
nos hable aquí de esta resurrección integral que se produce al final de la vía, sino de una
primera, pues «éste que fue el principio de los milagros hízolo Jesús en Caná de
Galilea» (Jn 2:11). Caná, en hebreo ‫ קנה‬significa ‘caña, bastón, vara’; del verbo kana
‘adquirir, comprar’. Galilea viene de la raíz ‫ גלל‬galol 5 de donde deriva el sustantivo
galal ‘caca, excremento’; creemos pues ver aquí a la vara de Jesé, que ahora ha recibido
José, sepultada en la corrupción de este mundo, y que habiendo recibido o adquirido el
influjo del cielo, se dispone a florecer tres días más tarde. En el Libro sobre la Natividad
de María, 6 leemos:

José [...] nada más depositar su vara se posó sobre su extremidad la paloma procedente
del cielo. Esto patentizó bien a las claras que era él con quien debía desposarse a la
Virgen.

Es ella, justamente, la que por un lado convence a Jesús de que opere el milagro y, por
otro, ordena a los servidores del novio «todo cuanto él os diga, hacedlo» (Jn 2:5). Ella
es la discreta protagonista por cuya causa se opera el milagro. Sigue el texto:

Había allí seis hidrias de piedra, destinadas a la purificación de los judíos. [...] díceles
Jesús: Llenad de agua las hidrias. Y las llenaron hasta arriba. Y les dice: Sacad ahora y

5
El verbo galol significa ‘rodar, ser redondo; esperar, confiar; descuidar, despreciar’. Por su parte
Galilea, galil, significa ‘cilindro; provincia, distrito; ser errante, ser vagabundo’.
6
Los Evangelios Apócrifos; p. 254.

239
Nuevo Testamento

llevadlas al maestresala. Y lo llevaron. Mas cuando gustó el maestresala el agua hecha


vino. (2:6-9)

Este número seis es muy revelador: alude a la semana mágica, los seis días de la
creación. Rashí en sus Comentarios a la Tora dice del sexto día:

El sexto día: Todo está parado en la espera del día sexto, el del mes de Nisán, el sexto
mes es el mes destinado al Don de la Tora.

El mes de nisán es el mes correspondiente a la primavera, cuando el influjo proveniente


del cielo es más abundante que nunca, y gracias a esto reflorece nuevamente la creación.
En Caná quien reflorece es la vara-Osiris congelada por la caída en el invierno-Tifón de
este mundo. La vil materia que adquiere el influjo del Espíritu Santo.

El agua se transforma en vino; es un vino muy conocido por los alquymistas, ha


recibido infinidad de nombres, lo explica así Baque de Bufor: 7

Poco después de haber puesto el Légamo del aire [se refiere a la materia celeste] en el
vaso, comienza el desarrollo de la obra por la visión del Mar Rojo. [...] Es la misma
sustancia y la misma materia que la que produce la sangre de los inocentes de Flamel,
que el vino tinto de Raimundo Lulio, que el León rojo de Custulaneo y de Paracelso,
que el origen de la goma roja de María la Profetisa, hermana de Moisés, o que el
menstruo hediondo de Ripleo, que el mar de sangre de Fabre, que la sangre de
Pitágoras, que la del Dragón ígneo de Hermófilo y de Filaleteo.

Así pues, las bodas de Caná son unas bodas químicas. En esta sustancia roja recién
nacida en su vaso ve el afortunado artista a la madre y al niño en su primera
manifestación.

Después de haber conocido y recogido este Légamo [el autor se refiere a la materia de
donde se extrae el primer mercurio] en la estación y a la hora apropiadas, hay que
encerrarlo en un vaso de vidrio, disolverlo y destilarlo. Por esta destilación, deposita
una tierra aceitosa de un rojo oscuro, más o menos del color de un hígado de animal,
que a cada cohobación aumenta de peso y de calidad. 8

EL BAUTISMO DE JESÚS

La enseñanza específicamente alquymica de las bodas de Caná se reproduce en el otro


misterio conmemorado en el día de la Epifanía, el episodio del bautismo de Jesús por
Juan en el río Jordán. Entendemos, sin embargo, que aquí el lenguaje no es quymico,
sino antropomórfico, es decir, referente al hombre.

Juan, tenía su vestido hecho de pelos de camello y un ceñidor de cuero alrededor de sus
lomos; y su mantenimiento era langostas y miel silvestre. (Mt 3:4)

Juan es un hombre peludo, es un hombre no regenerado, pero no un hombre cualquiera.

7
Op. cit.; pp. 117 y 119.
8
B. Bufor; p. 111.

240
Nuevo Testamento

Este vino como testigo,


para dar testimonio de la luz,
a fin de que todos creyesen por él. (Jn 1:7)

Él bautiza con agua, se purifica en el agua: él es, pues, testimonio de la luz, la ve.

Yo bautizo en agua; en medio (μεσος mesos, ‘situado en medio, en el centro, central’)


de vosotros está quien vosotros no conocéis. (Jn 1:26)

Su testimonio es delante de aquéllos que ignoran su fundamento divino. Alentándoles a


bautizarse en el agua, los alienta a bañarse en la luz del conocimiento purificador. En los
Libros de Hermes Trismegisto 9 leemos:

[Dios] ha llenado con ella [la inteligencia] un gran cráter y lo ha hecho llevar por un
mensajero [el testimonio], ordenándole gritar esto a los corazones de los hombres:
«Bautizaos, si podéis, en el cráter, aquellos que creéis que volveréis al que lo ha
enviado, aquellos que sabéis por qué habéis nacido». Y los que respondieron a esta
llamada y fueron bautizados en la Inteligencia, ésos poseyeron la Gnosis y se
convirtieron en los iniciados de la Inteligencia, los hombres perfectos.

Es Jesús, nuestro Jesús, aquel que está en medio de nosotros, el receptáculo de la


bendición de arriba.

«Y testificó Juan diciendo: He visto el Espíritu que descendía del cielo como paloma, y
se posó sobre él. (Jn 1:32)»

«Y al punto subiendo [Jesús] del agua, vio rasgarse los cielos y descender hacia él el
Espíritu como paloma; y una voz vino de los cielos: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me
agradé”. (Mc 1:10-11)»

Así el espíritu desciende justo cuando el hombre asciende. Creemos ver aquí el preciso
instante en que el hombre reconoce y desvela su fundamento y recupera su filiación
divina. Así lo proclama la voz del Padre que sale del cielo y así lo proclama Juan
Bautista ante los hombres, porque él es el testimonio de esta epifanía salvadora, es en su
interior donde se manifiesta.
Hasta que no se produce el bautismo, ningún hombre puede reconocer al salvador.

Detrás de mí viene un hombre que ha sido puesto delante de mí, porque era primero que
yo. Y yo no le conocía. (Jn 1:30-31)

Una vez que el hombre peludo recibe el bautismo y reconoce en su interior el lugar
donde Jesús habita (¿la ciudad de Bethel, donde Jacob tiene la visión de la escala?), lo
adora y lo cuida para que crezca y se multiplique.

«“Rabí (que traducido quiere decir ‘maestro’) ¿dónde moras?” Díceles: “Venid y lo
veréis.” Vinieron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día. (Jn
1:38-39)»

«Quien tiene la esposa, éste es el esposo; mas el amigo del esposo, el que asiste y oye su

9
Libros de Hermes Trismegisto; p. 84.

241
Nuevo Testamento

voz, se goza en gran manera por la voz del esposo. Así pues, este gozo se ha cumplido.
Él ha de crecer, yo menguar. (Jn 3:29-30)»

«La verdad no es entregada sino en bodas», esto ha sido repetido a menudo por los
maestros de la tradición. Son las bodas de la celeste esposa con su esposo terrestre: el
amigo del esposo no puede menos que gozarse de esta unión de la cual él es testimonio.
El esposo era antes su adversario destinado a acusarle el día de su muerte, ahora es su
amigo y proporcionándole una esposa se ha reconciliado consigo mismo. Esta «verdad»
adquirida arriba y, a la vez, desvelada abajo parece como si creciese en su interior en
una osmosis purificadora. El deseo del amigo es que esta verdad crezca y que él mismo
mengüe. Como dice El Mensaje Reencontrado:

¡Oh, mi Señor secreto!, todo mi progreso en ti, eres tú quien lo realiza en mí, y mi
desnudez permanece como mi único ornamento ante tu esplendor. (XIV 47)

De aquí las palabras de Juan «detrás de mí viene el hombre que ha sido puesto delante
de mí». Digamos, finalmente, que si Juan bautiza con agua para purificar los pecados,
Jesús bautiza con fuego, indicando así otra etapa posterior a la purificación.

«Yo os bautizo en agua para penitencia [...] él os bautizará en Espíritu Santo y Fuego.
(Mt 3:11)»

«En verdad, en verdad te digo, que quien no naciere de agua y Espíritu no puede entrar
en el reino de Dios. (Jn 3:5)»

Así pues, en la fiesta de la Epifanía la Iglesia celebra la primera manifestación del


Señor. Los magos, junto con el obrero José, sería mejor decir el artista-profeta, lo
contemplan admirados en un humilde pesebre. Esta contemplación tiene dos lecturas,
una hermética y otra humana. Lo que en las bodas de Caná se contempla en un vaso,
Juan lo contempla en su corazón y de esto da testimonio. Tal vez, tan sólo nos
atreveríamos a sugerir que «quizás» y «probablemente» no se esté hablando aquí más
que de una única experiencia contada desde dos puntos de vista o, quizás, dos niveles
distintos.

LA DOBLE NATURALEZA DE CRISTO

Este tipo de hermenéutica nos introduce en uno de los grandes problemas que a menudo
plantean las escrituras sagradas: la credibilidad o no del sentido literal. Ciertamente, los
Evangelios narran la historia de Jesucristo, un hombre que muere y que resucita
corporalmente. El misterio de la regeneración total se antropomorfiza, ya no es cosa de
dioses, como había sucedido hasta ahora con Osiris, Marduk o Bahlu, ni su venida para
librarnos de los sufrimientos de este mundo una esperanza futura, como parece que lo
plantea la tradición judía. Jesucristo deja patente que es una cuestión humana y actual.
Sin embargo hay que recordar que Jesucristo tiene una doble naturaleza: humana y
divina.

«Salió Pilatos otra vez fuera, y les dice: “Ved, os lo traigo afuera”. [...] Salió pues, Jesús
afuera, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Y les dice: “Ved aquí el

242
Nuevo Testamento

hombre”. (Jn 19:4-5)»

«Y seis días después toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y
sube con ellos a un monte elevado a solas. Y se transfiguró en presencia de ellos, y
comenzó a relumbrar su faz como el sol, y sus vestiduras se volvieron blancas como la
luz. Y de pronto aparecieron a su vista Moisés y Elías, conversando con él. [...] De
pronto una nube luminosa los cubrió. Y he aquí una voz salida de la nube, que decía:
“Este es mi Hijo querido, en quien me he agradé; escuchadle”. (Mt 17:1-5)»

Por tanto los Evangelios ponen de manifiesto que es el hombre, en tanto que hombre
caído, el receptáculo y la causa de la divinidad. Por esto la Iglesia romana cantaba en el
Dies irae:

Recordare, Jesu pie Acuérdate buen Jesús


quod sum causa tua viae que yo soy la causa de tu vía.

Los Evangelios, y con ellos toda la tradición religiosa, no hablan sino de la venida del
Cristo, la divina sustancia sobreceleste, comúnmente llamada Dios, tomando cuerpo
para salvarnos de la muerte, sea espiritualmente o, incluso, corporalmente.

Bendito sea el Dios y Padre del Señor nuestro Jesús Cristo, quien nos bendijo con toda
bendición espiritual en los cielos en Cristo. (Ef 1:3)

Absolutamente todas las palabras, frases y hechos que se narran en las escrituras
sagradas hablan también de las diversas evoluciones de esta sustancia, tanto en el
hombre como fuera del hombre, esto es, en el vaso del artista.

Si bien es cierto que fue un adepto-profeta quien ha redactado o inspirado los textos, no
necesariamente los diversos hechos narrados en ellos han de haber sucedido realmente:
estos sólo sirven de soporte para transmitir una enseñanza concreta. Es absolutamente
superfluo que el personaje histórico haya existido o no, lo importante es saber seguir la
vía misteriosa marcada en el texto que ha de conducir al hombre caído hasta su
resurrección gloriosa. Es probable que el adepto-profeta que inspiró los Evangelios
hiciese algunos de los milagros descritos en el texto, es probable que tuviese alguna
influencia en la sociedad de la época, es probable incluso que muriese crucificado por
orden del poder establecido, aunque todo esto, no dudamos en subrayarlo, no es ni
seguro ni estrictamente necesario. 10 Pero lo que sí es cierto es que este adepto-profeta
resucitó a los tres días de morir, pues así lo hacen todos los adeptos que «han muerto»
en alguna ocasión. Dice E.H.: 11

Provisto desde aquí abajo del cuerpo glorioso de la resurrección, el adepto que ha
acabado la Gran Obra puede salir de este mundo cuando le place sin pasar por ninguna

10
No dejaremos pasar por alto el abuso generalizado que del más llano sentido histórico-literal se está
haciendo hoy en día sobre el texto evangélico por multitud de autores de la más diversa procedencia
(la mayoría de cuyas obras no dudaríamos en calificar como pseudoliterarias). El sentido literal se ve
contradicho en sus múltiples aspectos, tanto esotéricos como exotéricos, una y otra vez, en pro de una
nueva «revisión histórica» de claras aspiraciones iniciáticas. (La descendencia de Jesús…). Esta
corriente de pensamiento, de pretensiones tradicionales, sólo puede ser tachada como una inconsciente
e ignorante deformación del misterio, maquiavélica en el mejor de los casos y satánica en el peor. Un
curioso anticatolicismo encarrnizado hasta lo ridículo parece ser uno de sus denominadores comunes.
Cabría preguntarse el porqué.
11
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 270.

243
Nuevo Testamento

muerte, o si muere, resucita al tercer día.

Setecientos años antes de Cristo, el profeta Oseas escribió:

En un par de días nos dará la vida,


y al tercer día nos levantará
y viviremos en su presencia. (Os 6:2)

Antropomorfizando el misterio y poniendo en primer término la resurrección de la


carne, Jesús Cristo pone en primer término la parte más esotérica del misterio; además
pone este misterio al alcance de todos los pueblos, haciéndolo salir del ámbito
estrictamente judío. Tal como leemos en los Hechos de los Apóstoles después de la
venida sobre ellos del Espíritu Santo:

[…] —Partos, medos y elamitas, y los pertenecientes a la Mesopotamia, a la Judea y a


Capadocia, al Ponto y al Asia, a Frigia y a Panfilia, a Egipto y las partes de la Libia,
junto a Cirene, y los romanos aquí residentes, así judíos como prosélitos, cretenses y
árabes—, cómo les oímos hablar en nuestras lenguas las magnificencias de Dios. (2:9-
11)

Nada se sabe de este adepto-profeta, si había salido de alguna de las sectas religiosas
muy vitales en la época o si fue un cabalista solitario al entorno del cual se formó un
grupo de discípulos; que esta última sea la posibilidad que apuntan los Evangelios no
significa que sea la válida. Lo cierto es que con la perspectiva de los siglos y desde un
punto de vista histórico, con su antropomorfización y actualización de la venida del
Dios salvador, los Evangelios han abierto una puerta muy importante en la historia de la
tradición. Desgraciadamente, por esta puerta ha entrado, también, la adoración y el culto
al hombre caído, aquel que hace de simple soporte de la divinidad y que murió en la
cruz; dicho de otra manera, ha entrado la idolatría del personaje externo. Esto es
causado, en parte, por la mala comprensión del significado de la doble naturaleza de
Jesucristo y, en parte también, por haber clavado el misterio en el tiempo histórico,
negando así la posibilidad de su reproducción actual. La causa de este error viene
propagado por el hecho de que las diferentes iglesias, en el sentido de organizaciones
humanas, que se reclaman herederas del mensaje de Cristo, han perdido la sustancia y la
esencia original que anima al texto y que el sabio obrero José recibió «por herencia o
transmisión» de los antepasados.

«Los sabios y los inteligentes niegan la evidencia del milagro de Dios, y los creyentes
orgullosos lo clavan en el tiempo, sin ver que se renueva constantemente ante sus ojos
de ciegos. (M.R. XXVI 48)»

«No adoraremos las figuras humanas, las figuras animales, los símbolos ni las
imágenes, que están aquí para rememorar los misterios divinos, pero que no son nada
por sí mismos.
La idolatría es confundir las apariencias de la cosa de Dios con la cosa misma, y es
permanecer extraviado por las cortezas que esconden la almendra sustancial y pura de la
vida imperecedera. (M.R. XXXIV 54-54’)»

244
EL MENSAJE REENCONTRADO

KALI-YUGA Y EL JUICIO FINAL

Retomamos el desolador hilo que dejamos en el resumen histórico de la Tradición


Cristiana, trayendo a la memoria la angustiosa advertencia de los rosacruces y las
concluyentes palabras de E.H. cuando, con referencia a la Revolución francesa, dijo:
«desde esta época los sabios, ya no han hecho hablar de ellos». La obra viva de los
sabios parece estar final y totalmente ausente en este mundo. Tras la cobertura del
exoterismo no parece haber ningún depositario para justificarlo. Si el Zohar dice que
«los justos son los muslos del mundo», hoy el mundo parece sostenerse en el aire. Sin el
cuerpo de Dios, única realidad esencial y sustancial donde el mundo puede reposar, sólo
nos quedan las imágenes incorpóreas de un espejismo frenético al que constantemente
confundimos con lo real. E.H. 1 escribió:

Hoy en día, espíritus iluminados como René Guénon y Raymond Abellio nos han
anunciado, apoyándose en las ciencias tradicionales, el fin inminente del ciclo actual de
la historia. Para Abellio por ejemplo, esta disolución del mundo actual vendrá sin duda
por una catástrofe de tipo geológico, un nuevo diluvio, análogo a los que destruyeron
antaño la Lemuria y la Atlántida.

Desconocemos la obra del señor Abellio, pero en Guénon encontramos la suficiente


información como para enmarcar nuestro actual período histórico desde el punto de
vista de la tradición. En efecto, Guénon escribió: 2

Así ocurre que, si bien el mundo moderno considerado en sí mismo constituye una
anomalía e incluso una especie de monstruosidad, no menos cierto es que, si se le
incluye en el conjunto del ciclo histórico del que forma parte, corresponde exactamente
a las condiciones de una fase de este ciclo, precisamente a aquella que la tradición hindú
designa como el período extremo del Kali-Yuga.

Recurrimos nuevamente a la impresionante erudición de Guénon para clarificar


términos: 3

La doctrina hindú enseña que la duración de un ciclo humano, al que da el nombre de


Manvantara, se divide en cuatro edades, que marcan otras tantas fases de un
oscurecimiento gradual de la espiritualidad primordial; son esos mismos períodos que
las tradiciones de la antigüedad occidental designaban por su parte como edades de oro,
de plata, de bronce y de hierro. Al presente nos encontramos en la cuarta edad, el Kali-

1
La Puerta. Esoterismo cristiano; p. 104.
2
El reino de la cantidad y los signos de los tiempos; p. 9.
3
La crisis del mundo moderno; p. 7.

245
El Mensaje Reencontrado

Yuga o edad de sombra; y nos encontramos en ella, dicen, desde hace ya más de seis mil
años, 4 es decir, desde una época muy anterior a todas las que son conocidas por la
historia clásica.

En resumen, vivimos en los últimos estadios de un ciclo completo de existencia


humana, un ciclo que se caracteriza por un paulatino divorcio entre el Dios vivo
encarnado y la humanidad, un divorcio fraguado a lo largo de milenios, empezando por
la necesidad de costruir un templo externo como sucedió en Eridú, y que finalmente
sentenciaron Descartes y la Revolución francesa, el triunfo del racionalismo y la ciencia
profana. En estos momentos el divorcio no puede ser más absoluto y así, la influencia
del Dios manifestado en la baja materia del mundo no puede estar ya más ausente del
corazón de la humanidad o, lo que es lo mismo, ya no parece quedar entre los hombres
algún sabio que posea en sus manos el conocimiento del cuerpo de Dios y de la ciencia
que lo manifiesta, por tanto el mundo no tiene donde apoyarse, todo vuela en el vacío
con peligro de inminente disolución. Esta afirmación puede considerarse exagerada,
pero describe perfectamente el problema real de nuestro siglo desde el punto de vista de
la filosofía hermética. Aunque debería añadirse que afirmar tan categóricamente la
inexistencia de adeptos en un momento dado de la historia es algo que escapa
totalmente a la capacidad de cualquier estudioso (con Dios nunca se sabe), en cambio
parece cierto, en el supuesto de que en los dos últimos siglos nuestro mundo haya
cobijado a algún auténtico hijo de la tradición, que éste no ha tenido la más mínima
influencia entre la espesura de las sombras del Kali-Yuga. Guénon continúa diciendo: 5

Las verdades que en otros tiempos eran conocidas por todos los hombres se han hecho
cada vez más ocultas y difíciles de alcanzar; 6 los que las poseen son cada vez menos
numerosos, y si el tesoro de la sabiduría no humana, anterior a todas las edades, no
puede perderse jamás, se rodea de velos cada vez más impenetrables, que lo disimulan a
las miradas y bajo los cuales resulta extremadamente difícil de descubrir. Por esto es por
lo que por todas partes se trata de algo que se ha perdido —al menos en apariencia y en
relación con el mundo exterior— y que deben reencontrar aquéllos que aspiran al
verdadero conocimiento.

El final anunciado es lo más próximo a nuestra idea judeocristiana de juicio final; pero
no es un final absoluto y sin retorno, sino tan sólo el fin de un ciclo que presagia el
inicio de otro.

[...] por tratarse del fin de un Manvantara completo, es decir, de la existencia temporal
de lo que con toda propiedad puede llamarse una humanidad, lo cual, repitámoslo, no
significa que se trata del fin del propio mundo terrestre, ya que, en virtud del
enderezamiento que se opera en el último momento, este mismo fin se convertirá
inmediatamente en el comienzo de un nuevo Manvantara. 7

4
Este computo nos sitúa entre el 4000-5000 aC. Notemos como iniciábamos este trabajo mencionando
Eridú, el que probablemente es el primer lugar de culto nunca construido en Occidente, y que los
arqueólogos fecharían en esa época de inicio, según Guénon, del Kali-Yuga.
5
Crisis; p. 7.
6
De ahí la necesidad de establecer el culto externo, del que Eridú sería la primera muestra. Lo que para
unos sería el inicio de un ciclo evolutivo, para otros sería en realidad el inicio de la última fase
involutiva de la decadencia cultural y espiritual de la raza humana, marcada por la necesidad de
estructurar el culto externo. La actual decadencia de las religiones externas presagia, efectivamente, el
final de este último ciclo del Kali-Yuga.
7
Reino; p. 279.

246
El Mensaje Reencontrado

Si la característica esencial de nuestra era de sombras es la ocultación absoluta del Dios


Único, la característica de la nueva Edad de Oro que le sigue no puede ser sino su
presencia desvelada.

[...] pero se dice también que lo que así está oculto se hará visible al final de este ciclo,
que será al mismo tiempo, en virtud de la continuidad que liga todas las cosas entre sí,
el comienzo de un ciclo nuevo. 8

Centrado el marco, dejamos que Guénon concluya con la única actitud razonable que
todo creyente buscador tendría que adoptar frente a una situación tan extrema como la
que hemos descrito. Comenta primero lo inevitable de las leyes que rigen el
desenvolvimiento de los ciclos, y a partir de esto, concluye:

Por lo demás, digámoslo en seguida, ésta no es una razón para contentarse con sufrir
pasivamente la turbación y la oscuridad que momentáneamente parecen triunfar,
porque, si así fuera, no nos quedaría otra cosa que guardar silencio; por el contrario, es
una razón para trabajar, tanto como se pueda, en preparar la salida de esta «edad de
sombra» cuyo fin más o menos próximo, si no inminente, permiten entrever muchos
indicios. 9

LOUIS CATTIAUX

En 1956, en medio de la efervescencia de las sombras propias de la Edad de Hierro,


aparece en París, bajo el título de El Mensaje Reencontrado y firmado por Louis
Cattiaux, un libro cuyas páginas pretenden recoger el testimonio que sabios y santos nos
han dejado en las viejas escrituras reveladas. En el presente trabajo lo hemos citado,
quizás, hasta el abuso; como un bastón de cojo siempre hemos encontrado en él la cita
justa con la que complementar o clarificar el hilo argumental de nuestro estudio. La
curiosa disposición de su texto, en dos columnas de versículos concisos, le confiere una
plasticidad inaudita que nos ha permitido amoldarlo a los más diversos textos de las más
diversas épocas. En este sentido, la propuesta de E. y C. d’Hooghvorst en la
Presentación al lector de ser éste quien «juzgue por sí mismo si su enseñanza es
idéntica o no a la enseñanza tradicional», la consideramos ampliamente demostrada.

Pero ocupémonos ahora del texto en sí mismo, buscando determinar con mayor
precisión el origen y la finalidad de la obra propuesta al hilo de las propias palabras de
Cattiaux. Ciertamente, la pretensión del autor del M.R. para con la tan extraviada
humanidad de nuestra era sombría es realmente inaudita.

Alegrémonos de la buena nueva, pues, el ciento décimo día del sol y el séptimo día de la
luna, se nos ha sido dado un profeta y se nos ha sido ofrecido un Libro para guiarnos
hacia el Señor de vida y para reconfortarnos en este mundo oscuro.
Así, ya no somos huérfanos ni estamos abandonados en el exilio de la muerte, y la
puerta de la salvación nos es abierta en particular, después de a tantos otros. ¿Podremos
penetrar en ella en gran número, permaneciendo fieles a nuestra herencia santa? (XXVI

8
Crisis; p. 7.
9
Crisis; p. 6.

247
El Mensaje Reencontrado

10
46-46’)

En pleno triunfo del racionalismo desacralizado, del evolucionismo materialista, de las


maravillas de la técnica y de la Era Espacial, enfrentarse a la posibilidad de que el
mensaje de la tradición religiosa no sea una estúpida fábula de viejas, o bien una estéril
e inaccesible cuestión de eruditos y aceptar, además, como pretende Cattiaux, que un
hombre corriente y moliente —pues es así como él se presentaba a los demás— pueda
ser testimonio viviente de dicha tradición, es ciertamente algo que merece ser
considerado.

¿Cómo podemos saber que no es uno más de los falsos profetas anunciados por los
Evangelios para los tiempos en que vivimos? Ya hay demasiados hijos de Mm.
Blavatsky y de Aliester Crowley que, actuando como auténticos sicarios de Satanás y
amparándose en el lógico desconocimiento sobre las verdades tradicionales propio de la
confusión de nuestra época, nutren sus bolsillos y sus egos en nombre de la «verdad».
¿No sería éste uno de estos falsos profetas que, en nombre de la «luz» y de la
«espiritualidad», encauzan solapadamente el desasosiego espiritual de la humanidad
hacia su disolución? Cattiaux murió en 1953 y pese a todos sus esfuerzos nunca
consiguió que algún editor se interesase por su obra, editada finalmente por sus amigos
tres años después de su muerte. La falta de recursos económicos le impidió al propio
Cattiaux publicarla en vida. «En efecto, experimenté una gran amargura después de
tantas otras, ante la imposibilidad de editar “El Mensaje Reencontrado”, pues tengo la
impresión de haberlo escrito en vano y es como si Dios se burlara de mí y ahora me
abandonase». 11 En el Libro queda registrado el testimonio de su persona y de su
conocimiento. Del esfuerzo invertido en él, asegura:

¿Cómo habríamos pensado por nosotros mismos en escribir un Libro que nos ha tomado
los mejores años de nuestra juventud según el mundo, que ha exigido mil cuidados y
retirarse de la vida que nos rodea, que ha provocado el juicio y la rebelión de los
nuestros, que nos ha valido la pobreza que nadie quiere aceptar, que deja indiferente al
mundo, que aburre a nuestros allegados, que ofende a los religiosos, que nos hace pasar
por desequilibrado y que sólo engendra, hasta ahora, el silencio y el abandono? ¿Cómo
habríamos pensado por nosotros mismos en perder nuestra vida en este mundo para
ganarla en Dios?
¿Cómo podríamos aún ahora perseverar por nosotros mismos en la terminación de una
obra tal, en medio del desierto de estos tiempos de impiedad y de muerte? ¿Acaso esto
no hará reflexionar a los creyentes? ¿No les llevará a examinar con los ojos del corazón
las palabras inscritas en el Libro? ¿No les incitará a aumentar la parte de su Señor
generoso y compasivo? (XXI 65-66)

En un mundo en el que «todo se compra y se vende, o se intercambia sórdidamente»


(M.R. XXXV 40), el testimonio de este versículo puede sorprender; pero hay más
referencias de este tipo.

Como artista, 12 hemos recibido de la capital un subsidio de paro. Pero como autor del
Libro, sólo hemos tenido derecho al desprecio y al silencio de la gran ciudad y del país
entero.

10
La fecha podría ser el 11 de abril de 1943. El cómputo de 110 días a partir del solsticio de invierno
coincide, en la fecha mencionada, con el séptimo día del cuarto creciente lunar.
11
Florilegio; p. 122.
12
Cattiaux era pintor; no fue un artista cotizado, así que su oficio apenas le permitió sobrevivir.

248
El Mensaje Reencontrado

«La recompensa de los profetas paralizará de estupor al mundo». (XXVII 43)

¿Cuál podía ser pues su recompensa si ésta no era ni el dinero ni el honor? Sólo queda
un afán que desde tiempos inmemoriales acompañan al lucro y a la vanidad, y es el
deseo de sabiduría, una codicia ésta reputada de noble y valiosa, suficiente a sí misma y
muy por encima de la vulgar codicia material o de la egolatría. ¿Actuaba pues Cattiaux
por el noble afán de la sabiduría?

«Es inútil correr tras el autor: sólo encontraríamos el vacío que habita en un idiota en
Dios, que no nos enseñaría nada. El Libro basta para todos los trabajos y para todos los
reposos. (XXIII 36)»

«El Libro ha sido escrito bajo la inspiración del Espíritu. El autor es tan ignorante y está
tan desprovisto al terminarlo como lo estaba al comenzarlo. (XXXVII 69)»

Cattiaux pretende desaparecer tras su obra, en un acto de humildad que sólo el lector
podrá ponderar. Él nunca pretendió ni quiso ser maestro de nadie. Era de los que opinan
que sólo lo que uno aprende por sí mismo puede tener valor, y su ejemplo y su obra a lo
sumo nos pueden instruir al igual que un espejo cuando nos muestra nuestro propio
reflejo. Por ejemplo, Cattiaux tiene parece tener algo que contar con respecto a la
inmensa pobreza espiritual de la condición humana:

Así, nuestra fe en el auxilio del altísimo Padre y de la dignísima Madre es lamentable y


vacilante, a pesar de las pruebas constantes de su amor que nos rodea y nos sostiene
amablemente.
Y nuestra vergüenza es total, porque nuestra debilidad es insigne. ¿No somos incapaces
de soportar victoriosamente la mínima tribulación por el amor de Dios? Y ¿no es
completa nuestra miseria por esto mismo? (XXXIX 11-11’)

Más allá de su confesada debilidad, la generosidad y la fe en la mano generosa que Dios


tiende a sus amigos es no menos inesperada.

Nuestra propia indignidad, que el amor del Señor de perdón no desdeña consolar, ¿cómo
no sería un inmenso estímulo para todos los que yerran en las tinieblas y en la
desolación de este mundo de exilio?
Nuestras dudas y nuestras recriminaciones, que el Señor de abundancia no desdeña
satisfacer, ¿cómo no serían un consuelo único para todos los que desesperan en la
agonía de este mundo enfangado? (XXXIX 12-12’) 13

Si en el exterior Cattiaux es la perfecta antítesis de lo que podríamos esperar de un


«maestro», 14 no es menos cierto que en su interior se desarrolló en toda su plenitud la

13
El secreto para obtener semejante ventaja ante Dios parece radicar en el perdón. «Entiendo… ahora
que muchas cosas que nos parecen injustas en el mundo, en realidad son la justicia tajante de Dios
que no olvida nada y no perdona, si el perdón no es pedido. ¡Y negarse a pedir perdón es el hecho
demoníaco más representativo!» Florilegio; p. 81.
14
«Es bueno, e incluso excelente, que se sepa que me enfado, que digo palabrotas y que, si se tercia, me
peleo, que si no estoy en la cárcel es por casualidad, al igual que la mayoría de la gente honrada; que
he estado enfermo y desesperado, ignorado y rechazado, etc. como el primero y el último de los
hombres descarriados aquí abajo.» Florilegio; p. 28. «No hay que exagerar, ni hacerse demasiadas
preguntas acerca de mi persona, pues yo no cuento demasiado e incluso nada [...] ¿Quién soy,
querido amigo?... Según el mundo, soy un fracasado, un holgazán, un insatisfecho, un rebelde, un
hombre como los demás que tiene dolor de barriga y que vomita, alguien que sufre y que se
impacienta, uno de tantos, entre millones, que intenta sobrevivir todos los días y que debe aplicar su

249
El Mensaje Reencontrado

suntuosa epopeya de la unión del hombre con Dios. Sin ningún pudor, y en la medida en
que las palabras lo permiten, Cattiaux, de quien se dice que era un hombre «semejante,
pero no igual a los demás», no ha escatimado en narrarnos su experiencia.

«¿No lavamos los pies del Salvador cuando se encarnó en esta tierra de exilio? Y ¿no
recogimos sus lágrimas y su sangre cuando expiró para salvarnos? ¿No colocamos la
corona de oro puro sobre su cabeza real cuando resucitó? Y ¿no nos prosternamos a sus
pies relucientes y santos?
¿No reposamos sobre su seno purísimo y no nos besó santamente en los labios? ¿No
somos su amigo y su hermano? Y ¿qué es él que no seamos en potencia? Y ¿qué somos
que él no sea en acto?
¿No nos hemos borrado en todas las circunstancias ante el esplendor de la luz del
Único, a fin de no hacer sombra a la salvación de Dios? (XXVIII 3-3’)»

«Nuestra alegría se desborda cuando el Señor nos sonríe y nuestro corazón está triste
cuando se oculta de nosotros.
¿Quién nos permitirá habitar para siempre su amor magnífico? (XXVIII 9’)»

«Mi alegría se desborda como un torrente vivo y el deseo de tu amor es lo único que
subsiste en mí, porque el mundo está como inundado por tu luz que sube de todas
partes, ¡oh, Señor de resurrección!
Mi alegría es mi conformidad con tu voluntad santa, ¡oh, Señor de la vida invasora! Así,
mi alegría es tu alegría, mi voluntad es tu voluntad, mi amor en tu amor, y heme aquí en
ti, por ti, para ti inexpresablemente. (XXXVIII 23-23’)»

Pocos días antes de abandonar este mundo escribió:

Iré a ti, con las manos llenas de tu vendimia y la espalda encorvada por el peso de tu
cosecha, y mi alegría será recibir tu beso de vida y comunicarlo a los niños que me has
confiado, ¡oh, Señor que colmas la santa obediencia!
Iré a ti, con el corazón purificado y el espíritu claro dentro tu cuerpo resucitado, si me
envías tu salvación ya desde este mundo, Señor de amor y de conocimiento verdaderos;
porque sólo tu esplendor es recibido por tu esplendor y sólo tu santa unidad se funde en
el Único. (XXXX 1-1’)

¿Escandalizamos mucho si dirigimos a este curioso personaje la vieja oración católica


del acto de contrición «Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero...»?
Aprovechamos para llamar nuevamente la atención sobre la cuestión de la doble
naturaleza de los profetas:

Los defectos y las insuficiencias del Libro se han de imputar a nuestra debilidad y a
nuestra indigencia excrementales, que pertenecen a la nada cenagosa.
Las cualidades y las bellezas de la obra se han de atribuir a nuestra luz substancial y a
nuestra inspiración esencial, que pertenecen a Dios. (XXXII 1-1’)

HELOUIAH

espíritu a canjear su propio trabajo por el de los demás para subsistir.» Florilegio; p. 34.

250
El Mensaje Reencontrado

Sabemos que Cattiaux no deseaba que el M.R. se publicase con su nombre, 15 sino con el
de HELOUIAH, el nombre de su «luz substancial» y de su «inspiración esencial», que
tal como apunta el texto del versículo son el auténtico autor del Libro; dicho de otra
forma, el nombre del Dios encarnado que lo habitaba y a quien transporta como un asno
sabio. Tiene su importancia meditar atentamente este tema, pues la confusión cristiana
con respecto a las dos naturalezas de Cristo ha traído, junto con otras múltiples nefastas
consecuencias, el no poder reconocer las otras venidas de Dios encarnado bajo sus otros
nombres: Krishna, Bahlu, Osiris... y ahora Helouiah. En el caso de Cristo, y en el
contexto de la tradición judía en el que se manifestó, no fue aceptado por ésta porque,
entre otras cosas, él mismo como hombre hablaba en nombre de Dios en primera
persona, es decir, decía «Yo digo» donde los profetas anteriores habían dicho «Él dice».
De aquí exactamente nace la confusión que tanto preocupó en los primeros siglos del
cristianismo. Sencillamente, en el caso de Jesús, su identificación con su «luz
substancial» y «su inspiración esencial» —llamadas Cristo en el Evangelio— era tal
que lo impulsaron a hablar en primera persona. Fue sin duda uno de los más grandes
profetas para llegar a este extremo. Pero ¿qué tipo de relación tenía Louis Cattiaux con
Helouiah?

No hay avance espiritual, ya que si avanzo, no soy yo, es él; y ¿cómo podría él avanzar
o retroceder? A lo sumo, podrá encontrarse cada vez más intacto, desnudo y despojado
de toda escoria, de todo «yo» particular y separativo. ¿Estaré yo orgulloso de él o estará
él orgulloso de mí? Ni lo uno ni lo otro. Él está contento de Sí, eso es todo y es
suficiente: en este momento estamos contentos juntos, lo que constituye todo el misterio
que no puede decirse. 16

Pero aún podemos explorar más sobre el origen exacto de la obra y de la experiencia
interior que la ha propulsado. Cattiaux no escatima su testimonio:

¿No hemos puesto al Señor del cielo por encima de toda criatura?
¿No hemos puesto su revelación terrestre por encima de toda Escritura?
¿No hemos puesto su Escuela oculta por encima de toda instrucción?
¿No hemos puesto su Iglesia revelada por encima de toda comunión?
¿No hemos puesto nuestra persona en último lugar?
¿No hemos puesto su palabra en primer lugar?
¿No hemos vuelto a poner al día la carne y la sangre del Señor?
¿No hemos vuelto a honrar el pan y el vino?
¿No hemos vuelto a poner en evidencia la piedra y el aceite santos? (XXVIII 48-49-48’-
49’)

Así pues, en pleno corazón del llamado Kali-Yuga se presenta un hombre que asegura
que el depósito sagrado de los tiempos vuelve a estar presente y es, además, accesible a
la mayoría. Aquí se sostiene el M.R., y aquí está también justificada la pretensión
profética de Cattiaux; no podía ser de otra forma. A lo largo de los más de 2700
versículos de los que se compone el Libro, la sabiduría de los antiguos está una y otra
vez revelada, una y otra vez explicada con todas las precauciones necesarias, pero
presente, viva y actualizada, al alcance de cualquier hombre de fe.

Advirtiendo acerca de la ignorancia fundamental de los representantes de la ciencia

15
Se publicó bajo el nombre de Louis Cattiaux por exigencia expresa de su viuda, beneficiaria de los
derechos de autor.
16
Florilegio; p. 21.

251
El Mensaje Reencontrado

profana, Cattiaux declara los simples pasos de la ciencia a la que él ha tenido acceso.

¿Acaso han visto cómo la tierra produce el agua?


¿Saben por qué vía el agua engendra la tierra?
¿Dirán en qué proporción el agua ablanda la tierra?
Y después, ¿cómo la tierra consolida el agua?
¿Y de qué modo todo vuelve finalmente a la tierra por medio del fuego?
El fruto rojo capaz de salvar el mundo. (II 27-28-29-29’) 17

. . .

Hasta aquí el bosquejo, quizás precario, aunque suficiente para llamar la atención de
algún curioso sobre este hombre y su confesado reencuentro con el antiguo mensaje de
la redención del hombre de manos de la muerte. A cada cual le corresponde escoger en
su corazón sobre la certeza o no de la palabra propuesta, mas la naturaleza de dicha
propuesta exige que esta elección, y es bueno señalarlo, carece de validez si no se
realiza en la más absoluta de las libertades interiores, fruto a su vez de un primer
diálogo efectivo entre el hombre y Dios. 18

Llamamos a los creyentes de Dios y volvemos a llamar a los hijos de Dios, pero no
tenemos que convencer a nadie en este mundo.
Así pues, ¡que quien vacile y dude pida a Dios una señal en su corazón, que le iluminará
plenamente! (XXXVI 95’’)

FALSOS PROFETAS

Sin embargo, hay un aspecto de nuestra época que obliga a que el primer diálogo de un
creyente con Dios sea algo más que una confirmación de su existencia en medio de una
sociedad fundamentalmente impía, y es la increíble multitud de sectas y falsos profetas
que parecen tener el monopolio de la «espiritualidad» contemporánea. La lista de los
que se llaman a sí mismos profetas, gurús, maestros... es hoy en día tan extensa como
nunca lo había sido antes. No dudaríamos en calificarlos —buscando para ello un
término suave— de extraviados, y en afirmar que su mensaje de falsa espiritualidad, con
toda la gama de variantes propias de unos y de otros, encaja perfectamente con las
características disolutorias que definen nuestra Edad de Sombra. Tema esbozado
anteriormente y ahora retomado para advertir que la tan buscada señal de la existencia

17
«Al comienzo de la obra, la tierra se convierte en Agua y por las manipulaciones siguientes el agua se
vuelve tierra; es lo que ha hecho decir al Rey Calid, en su conversación con el Filósofo Morieno:
“Cuando vi el agua convertirse en tierra, reconocí la verdad de la Ciencia hermética”.» B. Bufor; p.
111.
18
Demasiados siglos de tradiciones exotéricas degeneradas han tenido como consecuencia una extraña
asociación entre religión y coacción. Se dice, y antes de Hiroshima y de los campos de exterminio del
III Reich esto sería cierto, que las mayores atrocidades de la historia se han cometido en nombre de
Dios (argumento que mediocres e impíos han sabido siempre utilizar a su favor). Nada más lejos de la
realidad testimoniada por los profetas. «No buscamos esclavos, sectarios ni ovejas, buscamos hombres
y mujeres capaces de vivir santa y libremente en Dios. Pues el tiempo de los rebaños ya pasó y el de
la libertad está llegando.» (M.R. XIX 48’)

252
El Mensaje Reencontrado

de la verdad tiene que ser casi forzosamente contrastada con el estudio de la tradición, la
única que puede desenmascarar con seguridad a los falsos mesías. De no ser así se corre
el riesgo, y es algo fácilmente perceptible, de cometer lamentables confusiones fruto de
la ignorancia y de la buena fe. Hay que advertir especialmente que entre las diversas
habilidades desplegadas por los falsos maestros se incluye el haberse apropiado de
terminología tradicional para enmascarar su discurso; así, es fácil oírles hacer mención
de la Gran Obra, la voz interior, la gnosis, la palabra perdida..., dando a estos términos
unas atribuciones absolutamente distorsionadas. Por tanto, opinaríamos que el
conocimiento que hoy en día se exige de la tradición para poderse mover sin riesgo
entre las complejas sombras de nuestra era, es bastante más que superficial. 19

FINALES DE KALI-YUGA

Ciertamente el M.R. ha aparecido en un tiempo demasiado peculiar como para que el


Libro lo ignore. Conscientes de la magnitud de la propuesta del M.R., regresamos a
Guénon 20 para insistir en el momento histórico de su aparición. (Recordemos que las
siguientes palabras fueron escritas a principios de los años 40.)

El mundo moderno, ¿irá hasta abajo de esta pendiente fatal, o bien, como ha ocurrido a
la decadencia del mundo grecolatino, se producirá un nuevo enderezamiento también
esta vez, antes de que se alcance el fondo del abismo hacia el que se ve arrastrado?
Parece que una parada a medio camino no sea ya apenas posible, y que, después de
todas las indicaciones suministradas por las doctrinas tradicionales, hayamos entrado
verdaderamente en la fase final del Kali-Yuga, en el período más sombrío de esta edad
de sombra, en este estado de disolución del que no es posible salir más que mediante un
cataclismo, porque no es un simple enderezamiento lo que es ya necesario, sino una
renovación total. El desorden y la confusión reinan en todos los dominios; han sido
llevados a un punto tal que superan con mucho todo cuanto se había visto
precedentemente, y, surgidos de Occidente, amenazan ahora con invadir el mundo
entero.

El contenido del M.R. no sólo no escapa a esta tan terrible inquietud, sino que es uno de
los ejes a cuyo entorno gira la obra. Esto es cierto al menos para los últimos capítulos
del Libro, aquellos escritos durante los tres años anteriores a su muerte. Poco antes de
dejar este mundo, esta cuestión fue para Cattiaux un verdadero motivo de angustia y no
sólo por las revelaciones en sí, sino por el poco caso que nadie le prestó. «¿Cómo nos
recibirá nuestro Señor si ni siquiera conseguimos hacer oír su amonestación en este
mundo agonizante y profanador? Tened cuidado, vosotros que leéis esto, porque nuestro
carácter es alegre y jovial por naturaleza, y las amenazas que os comunicamos vienen
como por encima y a través de nosotros, sin que tengamos nada que ver en ello.»
(XXXIX 37-37’)

«Desde que se nos amenaza con el fin próximo del mundo y que nada ocurre, ya no
creemos en esta broma pesada, dicen los impíos. Ahora, dejadnos en paz y dejad que

19
Es necesaria la erudición de las palabras, del latín erudio, ‘quitar la rudeza, desbastar, pulir’ es decir,
afinar con precisión sobre su significado para no dejarse engañar por el sentido distorsionado que le
dan los intereses particulares, vengan de donde vengan.
20
Crisis; p. 17.

253
El Mensaje Reencontrado

nos organicemos por nosotros mismos en este mundo que nos pertenece.
Desgraciadamente, no saben que las plegarias, las lágrimas y el sacrificio de los santos
y de su patrona son lo único que ha retenido hasta ahora el brazo de la cólera de Dios,
pero el peso aumenta en proporción a nuestra negación de Dios, y ahora es enorme y se
vuelve insostenible, incluso para los más fuertes. (XXXIX 42-42’)»

«Ahora, todos defienden la causa del rebelde y ensalzan su obra maldita. Sacerdotes e
incrédulos, monjes y laicos, sabios e ignorantes, artistas y obreros, ricos y pobres, sanos
y enfermos, bien pensantes e impíos, jefes y peones, todos aplauden al fuego que va a
devorarlos.
Los impíos dicen: «Hemos sustituido a Dios por nuestra ciencia» y los creyentes
añaden: «Dios ha dado la ciencia al hombre para que se libere», pero ni unos ni otros
ven el abismo abierto bajo sus pies, ni el humo que sube y que va a sepultarlos para
siempre. (XXXIX 33-33’)»

Este «humo que sube» parece ser algo más que una figura poética.

Cuando el humo suba de la tierra y cubra el suelo acumulándose, habrá llegado el


momento para los escogidos de alcanzar los lugares reservados por Dios, y ya será hora
para los llamados de recordar nuestras advertencias, pero será demasiado tarde para los
impíos que tropezarán unos con otros en las tinieblas invasoras. (XXXVIII 69’)

Los cataclismos que han de poner fin a nuestra era y que Guénon y Abellio predijeron
basándose en el lógico desenvolvimiento de los ciclos cósmicos, tienen un lugar preciso
en el M.R.; pero aquí no es la lógica de la erudición la que mueve la pluma de Cattiaux,
sino la revelación, en consecuencia sus palabras pretenden ser advertencias de profeta,
sentencias contundentes y precisas, algunas de las cuales ya se han cumplido.

¿No hemos anunciado con precisión y mucha antelación la caída y la quiebra del
régimen sin Dios?
¿No hemos advertido a los dormidos las catástrofes geológicas que empiezan a actuar
sobre el mundo extraviado?
¿No prevemos las catástrofes cósmicas que seguirán y que estremecerán el mundo
rebelado?
¿No entrevemos, desgraciadamente, la destrucción y la fragmentación del mundo
rebelde por su ciencia maldita? (XXXVIII 4-4’-5-5)

«El régimen sin Dios» se refiere al sistema soviético imperante en la antigua U.R.S.S.,
de la que también había dicho: «se deshará como una mayonesa que se corta». Estas
palabras, que fueron escritas a principios de 1953, se cumplieron de forma imprevista y
contundente en agosto de 1991 cuando Boris Yeltsin, por aquel entonces presidente de
la U.R.S.S., firmó el decreto de disolución del estado soviético. Han tenido que
transcurrir 48 años para que se cumpliera esta predicción hecha, como bien dice el
M.R., «con precisión y mucha antelación».

Acompañando a esto están «las catástrofes geológicas que ya empiezan a actuar»,


seguidas por las «catástrofes cósmicas», necesariamente aún más destructoras. ¿Y todo
esto será causado por la cólera de Dios? En unas predicciones hechas por Cattiaux junto
con la vidente Marie Maire, depositadas bajo sello notarial en casa del notario parisino
Sr. Thien de la Chanse, leemos:

Suponemos las causas de estos acontecimientos que se perfilan en nuestro horizonte


terrestre y celeste. Parece cierto que la violencia sistemática ejercida sobre la naturaleza,
254
El Mensaje Reencontrado

la materia y el hombre, determinan por un fenómeno de resonancia de ciertas armonías


comunes a la medida del planeta y después reacciones a la medida de todo el sistema
solar.

LA DISOLUCIÓN FINAL

Si la muerte entró en el mundo por la curiosidad profana de Adán, ahora el fin se abate
sobre la humanidad por la infatigable persistencia del hombre en reafirmarse en su
profana estupidez. Notemos que «la destrucción y la fragmentación del mundo rebelde»
será causada «por su ciencia maldita». En el M.R. leemos:

El Señor simplifica la ley, y ellos la complican inextricablemente. El Señor camina


sobre el agua, y ellos se hunden en la tierra. El Señor da gratuitamente y ellos venden
incluso la muerte. El Señor resucita gloriosamente, y ellos se pudren ignominiosamente.
Los inteligentes se han vuelto una calamidad para el mundo, ya que su inteligencia se
aplica a la superficie de las cosas, o bien da vueltas vertiginosamente sin avanzar y,
cuando busca lo de dentro de las cosas, es para volatilizarlo. Pero ésta no destruye nada
en realidad y es así como se hunden cada vez más en el infierno que ellos mismos se
han creado. (XXII 76’)

Los sabios científicos, actuales dioses del mundo, son admirados y venerados sin
discusión. Ya en el siglo XVIII B. de Bufor, 21 con la preclara mente que caracteriza a
estos autores, escribió:

Parece que haya una fatalidad ligada a los más sabios observadores de la Química
vulgar; todos han tomado un camino diametralmente opuesto al que había que tomar
para llegar a conocerla y se han convertido en los tiranos de la Naturaleza mientras que
no debían ser más que sus imitadores; en lugar de destruir los mixtos para analizarlos,
hubieran tenido que recurrir, por el contrario, a la Naturaleza para perfeccionarlos;
acostumbrados en sus operaciones a no usar más que fuerza y violencia, creyendo
sorprender a la Naturaleza por estos medios asesinos y penetrar sus obras secretas y, por
el contrario, no encontraron más que los residuos de las materias y las substancias
volátiles que separaron de ellas, pero todas privadas por igual de la vida que había
introducido la Naturaleza en ellas.

Al contraste de nuestro siglo, al que la disolución del átomo le ha dado nombre, las
advertencias de los sabios contrastan como luciérnagas en la noche. Aquello a lo que el
mundo tanto admira resulta ser como la negación absoluta de la ciencia de la vida; las
operaciones de la nueva ciencia desembocan siempre en la muerte del mixto causada
por su violación sistemática, en consecuencia, y por la ley de las armonías apuntada por
Cattiaux, el final terminará siendo la muerte para todos.

Los sabios y los profanos que asumen la dirección de la humanidad y del mundo en
desprecio de las luces de la revelación salida de la tradición primordial, se asemejan
extrañamente a los ciegos de la parábola que conducen a otros ciegos y que al final
todos caen en la fosa de la que no se vuelve; a monos dementes que se están burlando
de la rama sobre la que se agitan furiosamente. 22

21
C.M.F.C.H.; pp. 27 y 29.
22
L. Cattiaux y M. Maire.

255
El Mensaje Reencontrado

«Los héroes gloriosos e infatigables que rompen violentamente las tinieblas y la


barbarie», que ya denunciaban los rosacruces en la Fama fraternitatis, harán que la
terrible poesía del Dies irae tengan un sentido tan literal como difícilmente nadie
hubiese podido imaginar; en efecto, en la misa de difuntos se rezaba:

Dies irae, dies illa ¡Día de ira, aquel día!


solvet saeculum in favilla... disolverá al siglo en ceniza...

Y termina diciendo...

Lacrimosa dies illa, Lacrimoso será aquel día,


qua resurget ex favilla, en el que resucitará del polvo,
iudicandus homo reus. para ser juzgado el hombre reo.

Huic ergo parce, Deus: A éste perdónale, Dios:


—pie Iesu Domine— —piadoso Señor Jesús—
dona eis requiem. dales el reposo eterno.

Alguien dijo en una ocasión que la tradición enseña que para el creyente lo que se
deshace por un lado se rehace por otro; es decir, lo que para unos es el final de su vida y
de su existencia, para otros, para los que abdiquen de su orgullo profanador y obtengan
el dichoso perdón, será el principio del reposo eterno. Pero para aquellos que no hayan
sabido poner sus vidas a salvo, no habrá mucho margen para las excusas a la vista de las
innumerables advertencias de las que está sembrada la literatura tradicional.
Advirtamos, por otra parte, que no es obligatorio hacer una lectura estrictamente
escatológica de los textos aquí reproducidos, así como de tantos otros similares, para
que estos tengan un interés inmediato para cualquier hombre. Porque el inevitable
momento de la muerte por la que todo ser humano ha de pasar es ya un «juicio final» y
todas las exigencias requeridas para el «último día» que en un sentido escatológico
podamos suponer, son perfectamente aplicables al día de la muerte natural.
Evidentemente hay diferencias fundamentales entre ambos juicios, pero a efectos de
advertencias, que es lo que aquí nos ocupa, son experiencias sinónimas.

Cuanto más apremiantes y numerosos hayan sido mis pasos para con vosotros, dice el
Señor Dios, más total y definitivo será mi rechazo el día del juicio, si no los habéis
recibido en su tiempo ni reconocido en vuestros corazones.
Os morderéis los dedos y la lengua y os destrozaréis mutuamente en la confusión y en la
rabia de vuestras tinieblas ciegas y sordas, al daros cuenta de vuestra propia condena,
escogida imbécilmente.
En cuanto a vosotros, los benditos de mi corazón, que habéis respetado mi ley,
observado mis mandamientos y realizado mi obra, se os vestirá de nuevo y seréis
revestidos de mi gloria por la eternidad, y vuestra alegría no acabará nunca, dice el Juez
silencioso. (XXXX 19-19’-20)

EL MENSAJE REENCONTRADO

¿Pero qué papel ha de jugar en definitiva el M.R. en todo esto? Desde luego que no

256
El Mensaje Reencontrado

pretende salvar un mundo cuya sentencia ya parece haber sido dictada —tras el último
intento fallido hecho por los rosacruces, ésta sería una cuestión inútil—; no pretende
tampoco dar origen a una nueva religión de masas junto a las ya existentes; es más bien
una advertencia, ahora ya la última, ante al inmediato cumplimiento del sentido
escatológico de la Escritura; es también un imán que recogerá las pepitas de oro
diseminadas por el mundo y las protegerá en medio de los avatares del cataclismo.
Proclama ser, finalmente, el primer fermento del nuevo ciclo.

Una última advertencia...

«Dios nos envía un profeta antes del golpe que nos va a hundir en el embrutecimiento
ciego y sordo de la muerte.
¿Dónde están los creyentes de Dios que se convierten al amor de Dios y de los hombres,
a fin de escapar al aniquilamiento que viene?
¿Dónde están los inteligentes de Dios que buscan al Señor impetuosamente en el
mundo, a fin de salir indemnes de la hoguera que se enciende?
Pues el juicio de Dios está decidido y el gran día se acerca, pero los malvados se burlan
y aún hacen más el mal, mientras que los creyentes abandonan las obras malas y
vuelven a Dios en su corazón.
Así, el juicio ya ha comenzado sin que nadie lo sospeche, y el Libro no hará más que
precipitar la elección de cada cual en lo que concierne a la fe en Dios y en su
resurrección. (XXXVI 49-49’-50-50’-51)»

«Ve, coge el Libro de la última advertencia y predica al mundo que se duerme en su


mugre, porque se acerca la hora en que su tiempo se va a acabar, y ya ha empezado sin
que nadie se dé cuenta.
Ve, coge el Libro de la última oportunidad y predica mi venida mendigando tu vida
terrestre, porque ya nada pertenece a nadie aquí abajo, pero nadie lo sabe todavía.
(XXXX 3-3’)»

Un imán que recoge, consuela y protege...

«¿No hemos venido a predicar primero a los pueblos más astutos, más incrédulos y más
rebeldes a fin de que, rechazando el Libro de la ciencia, su suerte sea decidida por ellos
mismos sin recriminaciones posibles en el día del juicio?
¿No hay entre estos un pequeño resto por despertar, agrupar y salvar? (XXXVI 18-19)»

«El Libro no está hecho para ser leído en un mundo acelerado. Está destinado a los
supervivientes, para el tiempo de su convalecencia entre las ruinas humeantes. (XXXV
24)»

«¡Oh!, ¿quién se ayudará a sobrevivir ayudándonos en nuestra misión que se ha vuelto


imposible por la indiferencia de todos?
Y ¿quién se salvará refugiándose bajo las alas del Altísimo, mientras la puerta está
todavía entreabierta? (XXXIX 36-36’)»

«Los hijos de Dios comprenderán, verán con sus ojos y oirán con sus oídos, pero la
desgracia no los alcanzará porque habrán llegado a las islas terrestres del refugio.
(XXXIX 44)»

Es, finalmente, la simiente del mundo nuevo:

¡Oh, Señor de previsión!, ¿nos habrás dado la simiente demasiado tarde, cuando el

257
El Mensaje Reencontrado

corazón de estos hombres estaba ya endurecido como la piedra muerta? Sin embargo,
basta con tu bendición para que incluso la muerte reflorezca magníficamente.
¡Oh, Señor!, si tú quieres, tu talento será enterrado o bien iluminará de nuevo el mundo
y nuestros cantos de agradecimiento volverán a enviar tu NOMBRE hasta las estrellas.
Si no, la dispersión, la desgracia y la muerte se abatirán sobre este pueblo impío y tibio.
Y un pequeño resto será salvado y germinará de nuevo en la sencillez y en el amor del
Único. (XXI 75-75’-75’’)

En realidad todo forma parte de un vasto ciclo de difícil comprensión, en el que el M.R.
parece estar destinado más bien a ser punto de partida de un nuevo Manvantara que
sentencia del presente; es aquí donde presumiblemente desarrollaría plenamente su
misión.

El Único nos ha enviado la letra del Padre grabada en la piedra de Israel.


Después, nos ha enviado la palabra del Hijo predicada en todo el Occidente.
Ahora, nos envía el pensamiento del Espíritu que va a cubrir el mundo entero.
¿No es la misma y única revelación desde el comienzo hasta el fin? ¿No ha salido de la
tierra negra? Y ahora, ¿no vuelve a la tierra negra?
«¿Acaso los oscuros niños que eran los últimos en el mundo no se volverán los primeros
en Dios?» (XXVIII 38-38’)

ÁFRICA

La «tierra negra» de donde ha salido la revelación para los pueblos occidentales es, sin
lugar a dudas, Egipto: «Siento una especial veneración por el Egipto antiguo, de donde
partió la ciencia secreta del cristianismo; mi corazón le está agradecido y espero
visitar algún día esta tierra amada por los dioses de donde surgió la luz que hace vivir
a los hombres, pues Egipto es la tierra negra, la chemia de los hermetistas.» 23 Una
cultura que, hundiendo sus raíces en el corazón de África, fue la fuente de la tradición
judía además de la griega, a su vez madres de la cristiana. Cuentan los rabinos cómo
Moisés robó el secreto a los egipcios en beneficio de su pueblo, un secreto que mucho
más tarde Jesús se encargaría de poner al alcance de todo el Occidente. Al corazón de
África, pues, debe volver lo que de allí ha salido. Sin ningún pudor, Cattiaux dedica
especialmente el M.R. a los llamados pueblos de color.

«Los Semitas esclavos han heredado de los Egipcios orgullosos el secreto de Dios, y se
han vuelto libres y gloriosos. Los Occidentales han heredado de los semitas orgullosos
el secreto de Dios, y se han vuelto libres y gloriosos.
Los Negros esclavos heredan ahora de los Occidentales orgullosos el secreto de Dios, y
se volverán libres y gloriosos. ¿Sabrán permanecer humildes ante Dios a fin de guardar
el amor del Altísimo? (XXVI 39-39’)»

«El Libro de la luz es ofrecido a los negros en un tiempo oscuro, ¿acaso no lo recibirán
también nuestros hermanos los mineros?
El Libro sabio es dado ahora a los sencillos, como antaño el Libro de la sencillez fue
dado a los sabios.
Ahora, ofrecemos el Libro de la resurrección a los humildes, a los humillados, a los
rechazados, a los negros, a fin de que los amos se vuelvan esclavos y a fin de que los

23
Florilegio; p. 64.

258
El Mensaje Reencontrado

esclavos se vuelvan amos.


“El don de Dios ya no debe ser ofrecido a los saciados que lo rechazan, sino a los
hambrientos que esperan de él la salvación.”
Estabais sin Libro, sin profeta y sin Escritura, y languidecíais como el desecho de la
humanidad. Dios os envía el florón de su corona y la perla de su tesoro, porque heos
aquí humildes entre los humildes y pobres entre los pobres. ¿Acaso no los recibiréis con
efusión y amor, y no viviréis santamente ante él? (XXVI 34-34’-35-35’)»

«Obedeciendo a la voz de Dios, os recogemos piadosamente como un don muy santo, a


pesar del oprobio que os envuelve, y os lavamos en las lágrimas de la alegría del Señor
reencontrado.
Dios no se fija en el color de vuestra piel, sino sólo en la pureza de vuestros corazones.
¿No vendréis hacia él, que se os da a vosotros sin medida? “¡Oh, realeza del amor
inocente, atraes la inocencia y la fijas en la pureza del amor!” (XXVI 53-53’)»

Pero por supuesto que no son sólo las páginas del Libro lo que los pueblos negros han
de recibir, sino por encima de todo la Piedra sobre la que está fundado, auténtico
fermento de la Edad de Oro que con ellos se ha de iniciar.

«Ahora, habrá una comunidad negra heredera de la santa piedra del fundamento
colocada por el ungido de Dios, pues, por primera vez, un Libro y un profeta son dados
a los pueblos negros en particular, mientras que antes, la revelación divina les había sido
ofrecida como quien tira un hueso a los perros, a fin de colocarles mejor el collar de la
esclavitud.
¿No daréis gracias al Señor que se cuida ahora de romper el hueso para ofreceros la
médula nutritiva?
¿No recibiréis llorando de alegría el santo don del Único Esplendor?
¿No besaréis piadosamente el Libro que os sitúa por encima de los sabios y de los
inteligentes de este mundo? (XXVII 34-34’)»

«¿No es Melchor, el rey negro, quien ofreció el oro de la realeza y del amor al Señor
recién nacido? Y ¿no es el Señor glorificado quien envía a los negros el oro de la
liberación y del amor?
¡Oh, tú, el mejor de los pueblos, que sabes amar y alegrarte sin hipocresía!, el Señor te
envía lo que tiene de mejor, pues te ama y se alegra en ti sin trabas. ¿Abandonarás su
tesoro como los demás pueblos locos? (XXIX 23-23’)»

«La libertad negra iluminará el mundo y el pueblo negro manifestará de nuevo la luz de
Dios en el mundo, pues la edad negra incuba la claridad celeste.
Es una promesa del Señor que realizará ante nuestros ojos si recibimos su herencia sin
dudar, pues él escoge a quien le parece para hacer brillar su gloria sobre la tierra.
(XXVII 19-19’)»

Aunque los pueblos blancos lo reciban en primer lugar, sólo es para una minoría de
entre ellos; como un imán en una misión de rescate de última hora se extiende, hoy por
hoy de forma silenciosa, entre la masa de la población blanca, pero no somos nosotros
sus auténticos destinatarios en el sentido de que no parece que tenga que ser entre
nosotros donde el M.R. tenga que brillar en toda su plenitud. Aquellos entre los que ha
de ser fermento de un nuevo Siglo de Oro son sin duda, según insiste Cattiaux, los
pueblos de color.

Y ¿no hemos venido a predicar en segundo lugar a los pueblos más sencillos, más
creyentes y más sumisos a Dios a fin de que, recibiendo el Libro de la salvación, su
259
El Mensaje Reencontrado

suerte sea asegurada por ellos mismos sin error posible en el día del juicio?
¿No hay entre aquellos una gran masa por despertar, agrupar y salvar? (XXXVI 18’-
19’)

Cattiaux se definía a sí mismo como un secretario que se limitaba a transcribir, con


mayor o menor torpeza, el dictado de Dios. Ahí queda su testimonio, a la espera del
tiempo está su resolución.

CONCLUSIÓN

La aparición del M.R. en la época actual ha condicionado sin duda que el aspecto
escatológico quede descrito en él en un tono mucho más perentorio que, por ejemplo,
aquel utilizado por el Corán o los Evangelios. Es por esto que hemos hecho especial
hincapié, quizás demasiado, en la escatología del M.R.; y decimos demasiado porque
opinaríamos, aunque pueda sorprender, que no sería éste el aspecto más interesante para
un posible lector de la obra; en efecto, en el Florilegio 24 leemos:

Ruego que pueda cumplir perfectamente mi misión, que consiste en devolver a los
hombres desesperados y desorientados la esperanza en la salvación de Dios y la prueba
de su proximidad oculta, con el fin de reunirlos en la vía que conduce a la vida sin
mezcla.

En efecto, allí donde el Libro se convierte en verdaderamente útil es en el hecho de


haber restablecido la comunicación entre el Dios encarnado y la humanidad, esa puerta
que se cerró en tiempos de la Revolución francesa por el desinterés de los hombres, y
que está ahora abierta de nuevo para aquellos que deseen franquearla, por supuesto sin
distinción de color ni de raza.

Una vez más, la promesa de la salvación es dada a los exiliados que sufren y que ruegan
a Dios por su liberación.
Una vez más, la puerta del reino está abierta para los que tienen sed de la vida pura e
imperecedera que resplandece en Dios. (XXXIV 76-76’)

El Talmud explica que un hombre que se arrepiente y ruega a Dios, aunque sólo sea el
día anterior a su muerte, merece ser salvado. A esta notable consideración añade que los
hombres deben rogar a Dios por su perdón todos los días de su vida, puesto que en
realidad cualquier día puede ser el último. Tan aplastante argumento nos motivaría a
conducir más útilmente nuestras preocupaciones, no hacia la celebración del juicio final,
por más cerca que éste pueda estar, sino al juicio personal al que inevitablemente
estamos llamados los hombres por el sólo hecho de haber nacido. Cattiaux, actualizando
la promesa de la salvación, no sólo puede dar renovadas fuerzas a la esperanza de la
salvación en el momento de la muerte para los fieles creyentes, sino que además
posibilita el conocimiento de la salvación antes de la muerte natural para los que sean
capaces de alcanzarla. Es exactamente aquí donde se encuentra todo el beneficio que
puede dispensarnos el M.R., es esto lo que justifica la aparición renovada de los libros
sagrados, y es vinculándose justamente a esto, es decir, a la búsqueda de la salvación ya

24
Florilegio; p. 30.

260
El Mensaje Reencontrado

desde este mundo, que como consecuencia se adquiere la protección en el juicio


personal del momento de la muerte, y por extensión en el del juicio final. Sería ésta
también, por qué no decirlo, la única forma inteligente de seguir la acertada sugerencia
de Guénon antes mencionada, cuando proponía «trabajar, tanto como se pueda, en
preparar la salida de esta “edad de sombra”».

«El Señor no abandona a los suyos, a los que le aman en su corazón y son sumisos a la
sabiduría oculta. La red de la desgracia y de la exterminación no se cerrará sobre ellos,
ya que la humildad de su amor y de su conocimiento pasará, incluso, a través de las
mallas apretadas de la muerte.
“¡Cuán miserable es nuestro amor por el Señor y cuán nula es nuestra fe en su
Providencia!” (XIX 40’)»

«El que busca incansablemente a Dios y su verdad tiene una oportunidad de


encontrarlos aquí abajo y la santa seguridad de acercarse a ellos en el cielo. (XIX 57’)»

«Aquél que estudia el Libro está prometida a la vida, sea cual sea su apariencia en el
mundo. (XXXVII 1)»

Cattiaux dirige toda la atención del lector hacia las escrituras sagradas y la tradición
primordial, hacia la preciosa palabra de los sabios y de los profetas que conducen a la
raíz oculta del mundo. Su único deseo es que su obra acerque a los hombres el gusto de
la búsqueda inmediata de Dios a través del único medio por el que ésta se puede
encauzar correctamente.

«¡Ojalá devuelva a muchos el deseo y la afición por el estudio de las Escrituras santas y
sabias de todas las naciones!
¡Ojalá sea para muchos el estandarte de la victoria y de la libertad de Aquél que ES!
¡Ojalá ilumine los corazones de los que esperan la luz de vida! (XXII 29’)»

«Nuestro honor es haber hecho recordar la promesa de Dios, garantizada por su amor y
realizada por su ciencia en su gloria transformante. (XXIV 32)»

«Nuestro paso aquí abajo no habrá sido inútil si hemos conseguido volver a dar a los
humanos, exiliados en la agonía de este mundo, la esperanza de la salvación de Dios y
el gusto por su búsqueda inmediata. (XXXVII 25)»

Buscar a Dios: la única realidad útil a la que un hombre puede dedicar el corto tiempo
de su vida; como un enigma a resolver en el que sólo la fe y la simplicidad pueden
proporcionarle alguna ventaja para progresar en su ciencia.

El mejor consejo que podríamos dar a los apasionados de este Arte es que vivan como
cristianos e invoquen con fe de niños el socorro de la Altísima-Madre-Dios, que nunca
niega sus dones a los amantes de la vida pura, siempre y cuando se presenten a ella con
arrepentimiento y humildad.
[...]
Pero que tengan cuidado: quien ha contemplado dicho electrum en el curso de una
admirable fusión creadora, tendrá los ojos deslumbrados para siempre y en lo sucesivo
estará perdido para el mundo. 25

Y también:

25
E.H. Hilo de Penélope. Tomo II; p, 94.

261
El Mensaje Reencontrado

Volvemos a decir la revelación enorme por ser increíble: Dios envía su esencia
santísima que se encarna en la purísima substancia del mundo para la salvación de toda
la creación caída.
Comprenda quien pueda.
Experimente quien quiera.
Consideremos la NAVIDAD. Penetremos la NAVIDAD. Imitemos la NAVIDAD.
Adoremos la NAVIDAD. Cantemos la NAVIDAD. (XXXVII 53-53’-53’’)

262
APÉNDICES TRADICIÓN GRIEGA

263
I - LA TEOGONÍA

La Teogonía 1 no es una obra muy extensa, en total 1022 versos que ocupan poco más de
una docena de páginas. Sin embargo el intrincado conjunto de dioses y más dioses del
que está formado el texto, exige más de una y de dos lecturas hasta poderse familiarizar
con él. Los especialistas han acordado dividir el poema en varios capítulos para facilitar
su estudio. Del proemio entresacamos y comentamos algunos versículos en los que el
autor declara abiertamente haber recibido la inspiración de lo alto, aquí las musas.

¡Feliz aquel a quien las Musas aman!: dulce fluye la voz de su boca. (v. 97)

Las mismas musas proclaman:

Pastores rústicos, oprobiosos seres, sólo estómagos, sabemos decir muchas mentiras
semejantes a verdades, pero sabemos, cuando lo deseamos, cantar verdades. (v. 25-27)

El cielo advierte acerca de la oscuridad y la trampa que existe en el lenguaje de los


poetas inspirados. Los hombres no benditos, «sólo estómagos», nunca captarán
plenamente las verdades bien habladas de las musas, esto está reservado a sus elegidos,
a quienes ellas infunden su voz. En efecto:

Así dijeron las hijas bien habladas del gran Zeus; me dieron un cetro tras haber cortado
un admirable retoño de florido laurel; me infundieron una voz divina, para que celebrara
lo venidero y lo pasado. (v. 28-30)

El don de la profecía ofrecido por las musas es el signo de los verdaderos poetas y
reyes.

Le derraman sobre su lengua una dulce gota de miel y suaves palabras fluyen de su
boca, de modo que todos hacia él dirigen su vista cuando interpretan las leyes divinas
con rectas sentencias. (v. 82-85)

Gota de miel, comunión de Cristo, purificando a los hombres para manifestar el primer
don que es el de las lenguas. 2

PRIMEROS DIOSES

1
Traducción Adelaida y María Angeles Martín Sanchez.
2
«[...] y habiendo ya subido felicemente el primer escalón de las ciencias, que es el de las lenguas, con
ellas por sí mesmo subirá a la cumbre de las letras humanas.» El Quijote; 2ª parte, cap. XVI.

265
La Teogonía

Después del proemio viene la cosmogonía, en la que a partir de un caos preexistente


nacen los primeros dioses.

Del Caos nacieron Erebo y la negra Noche. De la Noche, a su vez, surgieron Éter y
Hémera, a los que engendró como fruto de sus amores con Erebo. (v. 124-126)

Éter es la personificación del cielo superior, Hémera es el día y Erebo el crepúsculo: son
la familia de la oscura Noche de la cual está dicho que «todo lo produce». Esto podría
ser una descripción de la gradación de tinieblas y luz que se encuentra en el caos
original; a tal efecto, en el Cosmopolita 3 leemos:

Esta materia [el caos] ha sido distinguida de Dios en tres clases: en Superior, Media y
Baja región. La superior es absolutamente iluminada, eminente y sutil, la baja
absolutamente tenebrosa, mugrienta, impura y grosera. La media está mezclada de la
una y de la otra de estas cualidades.

Junto al Caos existen Gea «sede siempre firme de todos los Inmortales» y Eros...

...el más bello entre los dioses inmortales, desatador de miembros, que en los pechos de
todos los dioses y de todos los hombres su mente y prudente decisión somete. (v. 121)

Probablemente Gea sea otro nombre del Caos visto ahora en conjunto y Eros el fuego
celeste único capaz de «desatar sus miembros». Recordemos la descripción que del caos
recogíamos al principio de nuestros comentarios sobre la teología de Heliópolis —
citando al Cosmopolita y a Filaleteo—, diciendo que estaba compuesto de una especie
de agua espesa y de un fuego vivificador. A continuación empieza la primera generación
de dioses:

Gea primeramente dio a luz al estrellado Urano, semejante a ella misma, para que la
protegiese por todas partes, con el fin de ser así asiento seguro para los felices dioses.
(v. 126-127)

Después ella sola «alumbró a las grandes Montañas y al estéril mar». Indica pues,
probablemente, que Gea es un compuesto de tierra y agua; ya lo hemos descrito en el
capítulo dedicado a Egipto. 4

El Universo fue sacado del Caos que, sin duda no era más que un légamo compuesto de
tierra y agua.

Finalmente, Gea se acuesta con Urano, el cielo estrellado. Robert Graves, 5 inspirándose
en los poetas griegos, describe así esta unión:

Contemplándola tiernamente desde las montañas, él derramó una lluvia fértil sobre sus
hendiduras secretas, y ella produjo hierbas, flores y árboles, con los animales y las aves
adecuados para cada planta. La misma lluvia hizo que corrieran los ríos y llenó de agua
los lugares huecos, creando así los lagos y los mares.

A esta bucólica descripción de la unión de la terrestre Gea con su hijo, el estrellado

3
Carta filosófica; p. 25.
4
En la nota 23.
5
Op. cit. Tomo I; p. 35.

266
La Teogonía

Urano, contraponemos un fragmento de un filósofo anónimo 6 que habla de su materia:

Es el elemento que elementa la tierra y le ha dado su origen. En pocas palabras, es la


tierra muy noble de la tierra de los sabios. [...] Es la bendición del cielo que sale de esta
tierra celeste, ya que está rociada e impregnada de la virtud celeste del cielo estrellado.

Siguiendo con Hesíodo, de su unión con Urano Gea da a luz a los titanes, los cíclopes y
los gigantes, todos ellos descritos como seres monstruosos y terribles. Su padre los
ocultaba nada más nacer en el seno de Gea, provocando la irritación de sus hijos por una
parte, y el lamento de la madre por otro. Por fin, Gea concibe un plan contra Urano que
Crono, «el más temible de sus hijos», llevará a cabo: es el famoso episodio de Crono
castrando a Urano. Hay que decir que esta castración la realiza Crono con una hoz
hecha «de una especie de blanco acero» que Gea ha creado para este fin. De los
gigantes, cíclopes y titanes dice Pernety: 7

Los Filósofos no han en efecto tenido otra intención al inventar la fábula de los
Gigantes que expresar la disolución de la materia de la gran obra y el combate que se
realiza entonces entre la parte volátil que disuelve y la fija que es disuelta en agua, pero
que obtiene así la victoria fijando a su enemigo.

(¿Se podría referir esto último a la castración final de Urano?)

SEGUNDA GENERACIÓN DE DIOSES

En el versículo 211 empieza la llamada segunda generación: la Noche engendra hasta


quince hijos que no son sino quince plagas de muerte y dolor. El primero de ellos será
Moro, personificación de la muerte señalada de un hombre; después Ker, el hado o
destino fatal; sigue Tánato, la personificación de la propia muerte. La Noche continúa
engendrando, entre otros, a Hipno, a Sueños, las tres Moiras, las famosas hilanderas que
tejen y cortan el hilo de la vida de cada hombre. Termina engendrando a Engaño, Afecto
y Vejez. Pero aquí no termina la lista, hay que guardar un lugar especial para Eris, la
Discordia, la hija dieciséis de la Noche, pues ella sola engendrará a quince hijos que no
son más que quince horribles consecuencias dramáticas e implacables de sus quince
tíos. En efecto, de Eris nacerán Fatiga, Olvido, Hambre, Dolores, Batallas, Asesinatos,
Masacres, Falsedades, Ofuscación... Si la primera generación se refería a la creación
primordial, la segunda no puede referirse sino a la caída en la muerte de dicha creación.
El pecado de Adán esta aquí perfectamente reflejado en el largo y penoso cortejo de sus
consecuencias.

Después de enumerar a los hijos de la Noche, se cierra la segunda generación con los
hijos de Ponto, la ola, la personificación masculina del mar. Primero engendra a Nereo
(que será padre de las nereidas), un dios bienhechor y benévolo para los marinos. Es el
primero en aparecer después de los horribles hijos de Eris, puesto que sus cualidades se
contrastan a menudo con las de estos. En realidad, para los alquimistas, representaría su

6
Hilo de Penélope. Tomo II; pp. 179 y 180.
7
Dict. M.H.; art. GÉANS; p. 180.

267
La Teogonía

materia, según dice Pernety: 8

Hércules va a consultar a Nereo, porque siendo éste hijo de la Tierra y del Agua, es el
símbolo de la materia de la gran obra, sin el conocimiento de la cual no es posible
triunfar.

El Ponto se unirá nuevamente a la Tierra (llamada antiguamente Gea) para engendrar a


cuatro hijos más cuyo posible significado se nos escapa: Taumante, Forcis, Ceto y
Euríbia. Esta última, descrita como «la que tiene un ánimo de acero en sus entrañas»,
más adelante, en la llamada tercera generación, se la presenta (v. 376) como esposa del
titán Crío con quien tuvo tres hijos, Astreo, Palante y Perses. Si señalamos esto es a
causa de Perses «que sobresalió entre todos por su ciencia», nombre del hermano de
Hesíodo que aparece en su otra obra Los trabajos y los días 9 y de quien dice: «tú
Perses, descendencia divina...». Después de la agobiante descripción de las
consecuencias de la caída, ¿no revelaría finalmente el autor el camino de la
regeneración citando a Nereo, símbolo de la materia, e insinuando su propia filiación
divina, haciéndose pasar por hermano del hijo del Ponto y de Gea? Por nuestra parte nos
sentimos incapaces de seguir a Hesíodo por la tercera y cuarta generaciones, el laberinto
de dioses se nos hace inextricable.

TERCERA GENERACIÓN

Resumamos diciendo que la llamada tercera generación se compone de hasta nueve


genealogías diferentes, algunas fruto de la unión de los titanes con sus hermanas, otras
de hijos de los primordiales con las oceánidas (hijas de Océano con Tetis, una pareja de
titanes). Otras genealogías son simplemente fruto de la unión de otros hijos de los
primordiales entre sí. Destacaríamos la octava genealogía, fundada por el titán Crono
con su hermana Rea: de ellos nacerán Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y,
finalmente, Zeus. El poema sigue narrando el famoso episodio de Cronos devorando a
sus hijos, el ascenso de Zeus al poder y como éste destronó a su padre; resumimos
demasiado. Finalmente la cuarta generación con las genealogías de Zeus: con su
hermana y esposa oficial Hera; con las oceánidas Metis y Eurínome; con las titánides
Temis y Mnemósine; con su otra hermana Deméter; y, finalmente, con su prima Leto.
Después de todo esto, su esposa Hera, enfurecida ante tanta infidelidad, tuvo ella sola a
Hefesto «que supera con sus manos a todos los Uránidas». Por fin, la lista la cierra
Tritón, el hijo que Poseidón tuvo con Anfítrite, 10 una nereida (hija de Nereo). De él dice
Pernety: 11

En cuanto a Tritón, su forma y su nacimiento indican suficientemente que es el


resultado del agua filosófica; su cola bifurcada en media luna designa la tierra blanca, o
la luna de los Filósofos, y el color púrpura de sus espaldas señala el que sigue a la
materia después del blanco. Si él fue la causa por la que Júpiter consiguió la victoria

8
Dict. M.H.; art. NERÉE; p. 333.
9
La Teogonía. Op. cit.; p. 78.
10
Su nombre significa ‘la que rodea al mundo’. Seguramente se refiere al mercurio vulgar, al que
Pernety llama también universal y del que dice: «Es el espíritu esparcido en todo el Universo para
animarlo».
11
Fables. Tomo II; p. 98.

268
La Teogonía

sobre los Gigantes, es porque este Dios no es un tranquilo y calmado poseedor de su


trono, más que después que la materia ha llegado al blanco, y que comienza a dejar de
ser volátil.

269
II - DICCIONARIO MITO-HERMÉTICO

De la breve, aunque quizás densa, bibliografía que hemos reunido referente a la


sabiduría de los griegos, hemos elaborado este pequeño diccionario que se podría
presentar como una síntesis o un resumen del saber alquímico que encierran los mitos
referentes a sus dioses, resumen que pretende ser suficiente para demostrar la verdadera
intencionalidad de los poetas griegos. Prácticamente hemos conseguido incluir a todos
los principales dioses del panteón griego, añadiéndoles algunos personajes mitológicos
cuya referencia alquymica hace imprescindible su inclusión. Particularmente difícil se
nos ha hecho la disección de la Imágenes de los Dioses de Porfirio que, a pesar de que
su enseñanza no sea abiertamente alquymica, no hemos querido pasar por alto. Y puesto
que la notable coherencia de este texto constituye la base de su enseñanza, mientras que
despedazado entre los artículos de un diccionario pierde prácticamente todo su sentido,
recomendamos encarecidamente su lectura íntegra.

Frente al largo centenar de dioses, diosas, semidioses, héroes y heroínas que pueblan la
mitología griega, citamos las reveladoras palabras de Bufor: 1

Isis y Osiris, según la opinión de los autores más instruidos, incluían a todos los dioses
del Paganismo: Isis, según ellos, era Ceres, Juno, la Luna, la tierra, Pallas, Minerva,
Proserpina, Thetis, Cibeles, Venus, Diana, Hécate, Bellona, Themis, Ramnusia, la
Naturaleza, etc… Son estos nombres diferentes los que han dado lugar al de Mirionime
que llevaba Isis o la diosa de mil nombres… A Osiris se le tomaba igualmente por todos
los dioses: era Júpiter, Vulcano, Marte, Apolo, Febo, Cupido, Mitra, el Océano etc…
pero no era Mercurio porque éste no podía existir más que por la unión de Isis y Osiris;
él solo los representaba a los dos.

A esto añadiríamos el lógico reproche que el propio Bufor hace a los sabios del
paganismo.

Sin embargo, se podría reprochar a estos Sabios, el haber multiplicado demasiado las
ficciones para expresar un mismo tema; formaron una recopilación de fábulas en cuya
densidad es muy difícil distinguir el objeto o el hecho que quisieron expresar.

Quizás la esquemática organización de un diccionario pueda, aunque tan sólo sea en


algún momento puntual, servir de alguna ayuda.

1
Op. cit.; pp. 65, 67 y 127.

271
Diccionario Mito-Hermético

ADONIS —«Junto con Atis se refiere a las plantas, concretamente es el símbolo de


la cosecha de los frutos maduros.» Imág. Dioses.

AFRODITA (Venus) —«Es el cuerpo bello; Homero la llama "Afrodita de oro" y "el
astro más bello que hay en el cielo". [...] Dice Porfirio: "ella sale del mar, del elemento
húmedo y cálido que se mueve en todos los sentidos provocando espuma (Afros): es
una alusión a la simiente"». S. Fèye. Puerta. Grecia; p. 12.

—«Su estrella incita a la generación y es responsable de la pasión de la procreación;


esconde sus senos y su sexo, pues su virtud es la causa de la generación y de la
nutrición; y si sale del mar, del elemento húmedo y caliente que se mueve en todos los
sentidos, provocando espuma, es para dar a entender verdaderamente que se trata de la
semilla.» Imág. Dioses.

—«Venus tiene doble significado. Por una parte personifica la Primavera, o sea el
resultado de la unión del cielo y de la tierra (Venus nace de la espuma y es la fuerza
impulsiva de los elementos). Por otra parte, Venus es "la fuerza que los liga el uno al
otro". [...] Así hay dos Venus, la celeste y la vulgar, o Venus y Victoria. Cuando Hesíodo
habla de la unión del Cielo y Tierra, es como si dijera la unión de la Venus celeste con la
Venus vulgar. [...] Notemos que uno de los atributos de Venus es la concha, donde se
dice que nació. Πορφύρα (porfura) es "la concha de la cual se saca el púrpura", también
es "el color púrpura". Venus nace en una concha: se necesita una base o un receptáculo,
una tierra para recibirla. Asimismo, es lógico que concha sea sinónimo de púrpura
(violeta): cuando se unen Venus celeste y Venus vulgar nace Victoria o Citerea
Coronada de violetas, el color púrpura o violeta.» S. d’H. Puerta nº 15; pp. 49-55.

—«¿De dónde sabemos que era la más hermosa? De que poseía un cuerpo. La
belleza del cuerpo es la perfección del Arte. ¿Se concibe el Arte sin cuerpo? Venus,
pues, era la más perfecta de las diosas. Además, en alquymia el cuerpo de la Piedra es
llamado Venus cuando está en su estado primero, es decir, que esta Venus es la madre
del oro filosofal fijo y perfecto.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 118.

—«Michel Maier dice que los Ancianos entendían por Venus una materia sin la cual
no se puede hacer la gran obra, y la mayoría de la Filósofos parecen haberla tomado
algunas veces en este sentido. [...] Cuando los Filósofos han hecho alusión a los colores
que se manifiestan en la obra, a los cuales han dado el nombre de los Planetas, han
empleado el de Venus para designar el color amarillo azafranado. [...] Siendo Vulcano el
fuego filosófico, como lo hemos probado, ¿es sorprendente que ella haya sido casada
con la materia de los Filósofos? Si él sorprende a esta Diosa con el Dios de la guerra, es
que el color de herrumbre de hierro parece estar unido con el color cítrico y azafranado,
llamado Venus, tanto que no se distinguen más que después de que el rojo está en todo
su esplendor. Entonces Marte y Venus se encuentran atrapados en las redes de Vulcano,
y el Sol que los ve, los descubre; ya que el color rojo es precisamente el sol filosófico.»
Fables. Tomo II; pp. 109-112.

ANFITRINA o Anfítitre, esposa de Poseidón. —«Potestad de las aguas del Mar en


tanto que generadora.» Imág. Dioses.

272
Diccionario Mito-Hermético

APOLO —«Así ha sido denominado el sol, sobrentendiendo su gran potestad, ha


sido denominado Apolo, a causa de la vibración (πάλσις que viene de πάλλω) de sus
rayos. Para acompañarle cantando, tiene nueve musas, es decir, la esfera sublunar más
las siete esferas de los planetas, más una para los fijos. Le ha sido atribuido el laurel en
primer lugar porque este vegetal está lleno de fuego y por consiguiente es odiado por los
demonios, luego porque balbucea al quemarse, para significar la profecía divina.» Imág.
Dioses.

—«El dios de la poesía era el propio Apolo, director del coro de las musas y fuente
de toda profecía o mancia.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 104.

—«Entre los Filósofos, era el mismo que Horus; por eso, estos hacen matar a Tifón
por este último y a Pitón por el primero; son el anagrama uno de otro.» B. Bufor; p. 69.

AQUEOLO (Hijo de Océano y de Tetis, el dios del río Aqueolo, hoy en día
Aspropótamo, el mayor de Grecia) —«Es la potestad particular de las aguas dulces, del
conjunto general que representa océano.» Imág. Dioses.

ARES (Marte) —«Es el amante de Afrodita. Ares proviene de la raíz ar: ("destruir",
"hacer morir"). Homero lo llama: "azote de los mortales", "ávido de guerra",
"destructor", etc. Ares es lo que los hindúes llaman "el Prana", lo que los alquimistas
llaman "el mercurio vulgar". Si es verdad que es él quien hace vivir a lo que está vivo,
no por ello deja de ser el destructor de los seres mortales ya que mata y descompone lo
que está muerto. Sabemos que el objetivo de la ciencia hermética es condensar este
prana, este Ares. Ahora bien, es imposible corporificarlo sin antes haberlo vuelto fluido.
Solo entonces puede llamarse "el mercurio".» S. Fèye. Puerta. Grecia; p. 12.

—« [...] el signo de Marte o el aire, cuya unión con el cuerpo, Venus, forma el primer
mercurio, el tan buscado disolvente, el comienzo de la obra. [...] Este oro yacía sin
quymica, el aire de Marte le devuelve la vida: dicho aire también es un fuego, un agua y
una tierra. Dos cosas en una, un espíritu-cuerpo.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 54
y 55.

—«Al haber comprendido que la potestad de Ares era ígnea, le hicieron el causante
de la guerra y sanguinario, capaz de perjudicar o de ser útil.» Imág. Dioses.

ARTEMISA (Diana) —«Se la ha dado este nombre a la luna sobrentendiendo que


luna σελήνη viene de la palabra σελας (luz), y el nombre de Artemisa se parece a
Aerotemisa (partiendo del aire); y si Artemisa aunque sea virgen, gobierna los partos, es
porque es la virtud de la luna nueva la que favorece el parto.» Imág. Dioses.

—«En fin si Diana es hermana gemela de Apolo, y nace antes que él, es que la luna y
el sol filosóficos nacen sucesivamente del mismo sujeto, y que la blancura debe
absolutamente aparecer antes que la rojez.» Fables; p. 162.

ASCLEPIOS —«Representa la virtud salvadora del sol. Le ha sido otorgado el


bastón, símbolo del apoyo y de la resurrección de los enfermos; alrededor de este bastón
se enrolla una serpiente, que significa la salvación del cuerpo y del espíritu; pues este
animal es muy espiritual y se deshace de la enfermedad de su cuerpo. Parece ser el más

273
Diccionario Mito-Hermético

apto para curar, pues ha encontrado el remedio de la vista aguda y la leyenda dice que él
conoce una hierba que hace resucitar.» Imág. Dioses.

ATENEA (Minerva) —«(En la Odisea) Palas Atenea está siempre presente; unas
veces al lado de un Ulises expuesto a mil peligros, otras al lado de Telémaco para
aconsejarle e instruirle. También está siempre presente en la obra. Ya desde este
comienzo, del que los filósofos han hablado tan poco porque es el fundamento del Arte,
Palas nace, totalmente armada, de la cabeza de Zeus. Su nombre, Palas, la define como
una diosa virgen. A esta protecTora de las artes se la representa con casco, lanza y
escudo, la égida de Atenea. Nadie podría ser introducido en la escuela quymica sin su
protección, sin estar bajo su égida. Su ayuda es todopoderosa. Ella es quien conduce la
obra desde el comienzo hasta el fin. Aconseja, instruye y reconforta al discípulo.» E.H.
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 22.

—(Interviene, por orden de Hera, en un enfrentamiento entre Aquiles y Agamenón,


para calmar la cólera de Aquiles que estaba a punto de herir a Agamenón.) «(Es descrita
como) la inspiración que proveniente del cielo, se manifiesta a Aquiles y que sólo él
recibe, es el suplemento del nous divino que el hombre necesita para poder acercarse a
la morada de los dioses, para poder despertar y desenterrar la parte divina que existe en
todo hombre pero que es impotente sin este suplemento, de su misma naturaleza, que
viene del cielo por orden de Hera. Esta inspiración es el Alma del Mundo, el Espíritu
Santo de los cristianos, que viene a socorrer y a guiar al hombre hacia la divinidad. Los
pitagóricos decían que Atenea era el número siete, el mismo número que el del Alma del
Mundo, el del Espíritu Santo, llamado en la liturgia Tu septiformis numere.» R. Arola.
Puerta. Grecia; p. 62.

—«El olivo es el árbol de Minerva, y Minerva es la sabiduría.» Porfirio. Puerta nº


27; p. 50.

—«Palas, Minerva y Atenea no eran entre los Griegos más que una misma divinidad;
pero ellos veían propiamente a Minerva como la Diosa de la Artes y de las Ciencias, y
Palas como Diosa de la guerra. Ella permanece siempre virgen. [...] Se ha dicho que esta
diosa volvió ciego a Tiresias, porque él la vio desnuda en el baño, tal como Diana
metamorfoseó a Acteón en ciervo por la misma razón; a fin de advertir a los Artistas de
ser más discretos, más prudentes y más circunspectos que estos dos temerarios, si
quieren evitar males parecidos.» Fables. Tomo II; p. 116 y 117.

ATIS —«Junto con Adonis se refiere a las plantas, concretamente a las flores que
aparecen en primavera y se disipan antes de llegar a la madurez; desde entonces se le ha
atribuido la castración, ya que estas plantas no consiguen acabar su maduración
seminal.» Imág. Dioses.

BACANTE —«Es la fuerza que provoca el extravío del espíritu fuera de sí mismo
hasta el éxtasis.» Imág. Dioses.

—«La encarnación del Espíritu que hace a los profetas o, según los griegos, al
entusiasmo de las bacantes.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 105.

BACO —ver Dionisio.

274
Diccionario Mito-Hermético

CANCERBERO —«(Es el perro de Hades y) si tiene tres cabezas es porque el sol


tiene tres posiciones en el cielo: el levante, el mediodía y el poniente.» Imág. Dioses.

CERES —ver Deméter.

CIBELES —ver Rea.

CIRCE —«Κιρκόω en griego significa "estrechar en un anillo". Κίρκη es también el


nombre de una especie de halcón que gira dando vueltas alrededor de su presa;
recordemos también que la palabra "circo" procede de la misma raíz. Además κερκίς
significa "lanzadera de tejedor", y κερκίζο, "tejer". [...] El movimiento circular evoca la
idea del eterno retorno sin término, es decir, sin evasión posible. En el verso 222 (del
cap. I de la Odisea) vemos también a Circe "labrar un tejido divino en un extenso
bastidor"; se trata de la tela de la generación que perpetuamente teje. [...] También la
describe "dotada de voz humana" (αυ̉δήεσσα). ¿Son mudos los dioses? Esta precisión
nos permitirá comprender la naturaleza de la trampa tendida por Circe. [...] Acogiéndose
el pequeño grupo al umbral de la morada de Circe, "perciben su bella voz mientras teje"
(X, 221-222) [...] La triste aventura de los compañeros de Ulises es la de todo hombre
que viene a este mundo, es decir, a este siglo donde, se esconde la palabra perdida.
Seducidos por la voz humana de Circe, que sugiere el tan deseado cuerpo, los espíritus
descienden a la generación como ignorantes, sin sospechar el dolo de la trampa tendida.
Adquirirán un cuerpo bestial, velludo, con voz tan sólo animal. A pesar de que subsista
en ellos su espíritu de antes, los mortales son totalmente incapaces de separar y de unir.
En su naturaleza porcina se halla mal sabido el nombre negado, y ¡qué lobo devora este
siglo! [...] Circe, sin buena quymica se convierte en una mujer malvada y traicionera,
pero unida al oro se vuelve [...] una amante fiel y una musa inteligente. [...] Circe, Arte
puro o dolo animal, hace a los elegidos o a los necios, según sea salada o desalada. Con
o sin el Hue, es siempre el agente mágico sin el que nada se hace. Ella inicia al Arte con
el que se da lumbre a su pote.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 71 y ss.

CORE —«Es la potencia seminal que hay en las semillas sembradas en la tierra, y
que es atraído por el sol cuando en el momento del solsticio de invierno llega al
hemisferio inferior. [...] Lleva los símbolos de la germinación de lo que crece y se
cosecha sobre la tierra, lleva cuernos.» Imág. Dioses.

CRONOS (Saturno) —«Teniendo en cuenta que su virtud era pesada, lenta y fría se
le ha atribuido la potestad del tiempo (χρόνου) y se le representa de pie, con los cabellos
canosos, para expresar que el tiempo envejece.» Imág. Dioses.

—«Los Filósofos Herméticos [...] han dado este nombre a su caos o materia disuelta,
y reducida a barro negro. [...] Tal es la verdadera idea que debemos tener de Saturno,
este Dios cubierto de harapos, o de vestidos sucios y rotos; porque la materia del
Magisterio es en su estado de disolución y de negritud, un objeto vil, despreciado como
el barro, que aparece al ojo bajo un exterior sucio. [...] Si se oye decir que Saturno a
devorado a sus propios hijos, es porque siendo el primer principio de los metales, y su
primera materia, tiene el sólo la propiedad y la virtud de disolverlos radicalmente, y
convertirlos en su propia naturaleza. [...] El reino de Saturno dura pues mientras dura la
negrura. Entonces parece haberlo devorado todo, incluso la misma piedra que se le
presentó en lugar de Júpiter, porque todo es disuelto: pero la piedra es de muy dura
digestión, y enseguida que se habrá hecho beber a Saturno un cierto licor que la fábula

275
Diccionario Mito-Hermético

no nombra, es decir, después que las partes acuosas y volátiles habrán comenzado a
subir a lo alto del vaso en forma de vapor, y después de haberse condensado en agua,
caen sobre la materia terrestre y negra, llamada Saturno, como para darle de beber. Esta
lluvia es Rea.» Fables. Tomo II; p. 14 y ss.

DEMÉTER (Ceres) —«Es la potestad de la tierra fértil de las llanuras. Deméter es,
sin embargo, parecida a Rea en todos los aspectos, con la diferencia de que Zeus
engendra a Core, o sea el germen (κόρον) que proviene de las semillas de la maleza. Por
esta razón su estatua ha sido coronada de espinas; en cuanto a las amapolas que la
rodean, simbolizan la fecundidad.» Imág. Dioses.

—«Todo el mundo sabe que por Ceres se entiende la tierra, y esta idea es muy
conforme a la que tienen los Filósofos Herméticos, porque su agua convirtiéndose en
tierra, es la que ellos llaman tierra laminada, en la cual es necesario, dicen ellos,
sembrar su grano filosófico, es decir su oro.» Fables. Tomo II; p. 53.

DIANA —ver Artemisa.

DIOMEDES (Personaje de la Ilíada, héroe aqueo.) —«Su nombre mismo indica su


función: ora aquel que mide (med) o cuida a Zeus, ora aquel que hace fluir (mad) a
Zeus. Con la ayuda de Palas-Atenea consigue herir a Ares y hace fluir su sangre. Palas-
Atenea dirige su mano armada con una pica.» S. Fèye. Puerta. Grecia; p. 12.

DIONISIO (Baco) —«Así es denominada la potestad de los frutos y de los vegetales


en general. [...] Lleva cuernos; además tiene aspecto femenino, lo cual indica la potencia
hermafrodita de la generación de los frutos [...] Es la virtud ígnea que causa el
movimiento de danza circular y periódica, y por este medio hace crecer los frutos; se la
ha llamado Dionisio, por otro motivo que el de la potestad de los frutos jugosos;
proviene o bien del verbo δινείν (hacer girar) o bien porque el sol acaba (διανύει) su
revolución en el cielo.» Imág. Dioses.

EOLO —«Imagen, como Menelao, del adepto. Es hijo de Hipotes, que significa
"conductor de caballos enganchados" o "jinete". Los caballos son los vientos, como si
dijésemos: Hípotes, que cabalga los vientos, engendró a Eolo, Αι̉ όλος, Eolus, cuyo
nombre significa "ágil, rápido". Así pues, Hipotes engendró a un hijo semejante a él,
ágil y rápido, que cabalga los vientos que Zeus le confió, tal como los Adeptos del Arte
quymico, se desplazan con la agilidad y la rapidez del viento hasta los confines del
mundo.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 58.

EURÍLOCO —«(Compañero de Ulises) que no cayó en la trampa de Circe, y pudo


así avisar a Ulises, pero se negó a acompañarlo cuando éste se dirigió hacia la morada
de Circe para liberarlos. Es llamado θεοειδής "semejante a un dios" y μεγαλήτωρ ‘de
gran corazón’. [...] Si bien el prudente Eurícolo supo guardarse de la trampa de Circe,
este prudente no alcanzará ningún conocimiento, pues rehúsa acompañar a Ulises, es
decir a Hue, en su pista. Vive puro, pero para él Marte no ha fluido, y aquel perezoso
que permanece junto a las naves jamás poseerá la ciencia del Arte. El espíritu sin cuerpo
no puede adquirir el saber sensible de Hermes. Así son los místicos, que separan lo que
el dios quiere unir.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; pp. 72 y 74.

GEA (Tierra) —«Esposa del Cielo, es la madre, Rea la hija, y Ceres su nieta, [...] son

276
Diccionario Mito-Hermético

nombres diferentes de una misma cosa, es decir la Tierra. [...] Cuando la tierra se
disuelve toma el nombre de Rea, mujer de Saturno, y a partir de la negrura llamada
Saturno, se manifiesta durante la disolución. Después la han llamado Ceres, y se ha
dicho que es hija de Saturno y hermana de Júpiter, porque esta tierra disuelta en agua, se
convierte en tierra en el tiempo que el color gris o Júpiter aparece. Júpiter y Ceres
engendraron a Proserpina.» Fables. Tomo II; p. 52.

HADES (Plutón) —«Es el sol que va bajo tierra y que da la vuelta hacia el mundo
invisible en el solsticio de invierno. Dicen de él que se apodera de Core y que Deméter
la añora porque está escondida bajo tierra. [...] Raptor de Core, lleva un casco, símbolo
del hemisferio invisible, y su cetro truncado es el signo de su realeza sobre las cosas de
abajo. Su perro (κύων) muestra la formación (κύησιν) de las plantas dividida en tres
partes, a saber, la siembra (καταβολήω), la recepción (ύποδοχην) y la digestión
(άναδοσιν). Si es llamado ‘perro’ (κύων) no es porque tenga los destinos (κήρας) por
alimento (βοράν) (aluden aquí a su nombre de cancerbero), lo que indica las almas
(ψυχάς), sino a causa del verbo (‘llevar en su seno’) y a lo que hace Plutón el Corego
cuando rapta a Core. [...] Es el símbolo de la potestad del sol sobre los cultivos por los
cuales otorga riqueza (πλούτος). Sin embargo, al tener también (el sol) una fuerza
destrucTora, se asocia por este motivo Plutón a Sarais, cuya túnica púrpura se escoge
para simbolizar la luz enterrada bajo tierra. Su cetro mutilado significa la potestad
infernal y su signo de la mano, el paso hacia lo invisible.» Imág. Dioses.

—«Esta marca distintiva que se encuentra en los monumentos que representan a


Plutón, con la idea que nos dan de su tenebroso Imperio, no es mucho mejor que
designarnos la tierra filosófica escondida bajo el color negro, llamado llave de la obra
porque se manifiesta desde el comienzo. Esta tierra que se encuentra en el fondo del
vaso, es la que le tocó en suerte a Plutón, quien fue en consecuencia llamado Dios de las
riquezas, porque es la mina del oro de los Filósofos, del fuego de la Naturaleza y del
fuego celeste, según la expresión de d’Espagnet. [...] Establecido en el Infierno o la
parte inferior del vaso, Plutón estaba como despreciado por las Diosas que permanecían
con Júpiter en la parte superior. El se encontró pues en la necesidad de secuestrar a
Proserpina. [...] La situación del Reino de este Dios hizo simular que se precipitó con
ella al fondo de un lago; porque esta tierra, después de haberse sublimado a la superficie
del agua mercurial, se precipita en efecto al fondo de donde se ha elevado, cuando llega
al color blanco designado por el nombre de Perséfone, de Proserpina.» Fables. Tomo II;
p. 91.

HEBE —Esposa de Hércules. Ver Hércules.

HEFAISTOS (Vulcano) —«Es la potestad del fuego y el ídolo que se ha hecho de él


es antropomórfico; se le ha atribuido un gorro azul oscuro para simbolizar la bóveda
celeste, allí donde se encuentra lo principal y lo más puro del fuego. Pero el fuego que
desciende del cielo a la tierra es más lánguido, y necesita un sostén y un soporte
material (ύλης). Esta es la razón por la cual Hefaistos cojea, ya que necesita la materia
como apoyo.» Imág. Dioses.

—«Vulcano era hermano de Júpiter y fue precipitado de los Cielos; uno era el fuego
central al que se llama Arqueo, como el de todos los cuerpos y el otro representa el
fuego celeste. Vulcano precipitado de los Cielos indica que el fuego del Arqueo es una
porción, un derivado del fuego celeste. El fuego central es llevado de abajo arriba por

277
Diccionario Mito-Hermético

los vapores que lo envuelven. El fuego celeste circula de arriba abajo porque el aire
puro pesa más que el aire de la atmósfera. Se dice que Vulcano forjaba el rayo de
Júpiter porque, en efecto, la materia del trueno y la de los relámpagos está formada por
los vapores de los cuerpos que quitan el fuego central y le fuerzan a subir con ellos. Era
el esposo de Venus por la misma razón que Osiris era el marido de Isis es decir que la
Venus mitológica representaba la primera materia del arte y contenía el fuego central
como Isis contenía a Osiris en su seno y como Juno contenía a Júpiter; Vulcano hizo una
red que envolvió a Marte y Venus porque los vapores del Flogisto, que envuelven sin
cesar el fuego central, son la red que enlaza a Marte y Venus. Esta red es la misma
substancia que Tifón que condensa a Isis y Osiris.» B. Bufor; p. 69.

—«Júpiter bajo este color gris, es también un fuego escondido, como una chispa bajo
la ceniza; es él quien, como Osiris, anima toda la obra, y da la vida a este humor el cual
produce todo por su medio. Es de ahí que nace Vulcano, o este minero del fuego celeste,
lo que ha hecho decir que este Dios cojo forjó las armas y los muebles de Júpiter y de
los otros Dioses.» Fables. Tomo II; p. 42.

—«La separación de lo puro de entre lo impuro, que se realiza por medio (de las
armas que fabrica Vulcano), anuncia con suficiente claridad la victoria que los Dioses
consiguen sobre los Titanes. Vulcano es el agente principal de la segunda obra hasta la
perfección de la piedra de los Sabios. La fijeza de la materia de la obra en este estado,
(la segunda obra) ha dado lugar a la ficción de la cadena de oro que Vulcano presentó a
Juno: ya que es una cadena que ha sido hecha para el reposo, se puede figurar
naturalmente que Juno, que tal como hemos dicho es un vapor volátil, vino a reposar en
ella, cuando este vapor se ha fijado en el oro o la materia fija de los Filósofos. Vulcano
hizo esta jugada a su madre para vengarse del hecho de que ella lo expulsó del Cielo,
desde donde cayó a la isla de Lemnos. La tierra ígnea de los Sabios, después de haber
ocupado la parte superior del vaso, volatilizándose con el vapor del cual acabamos de
hablar, cae al fondo, donde forma como una especie de isla en medio del Mar. Es desde
allí que él actúa, y hace sentir su fuerza a todo el resto de la materia, tanto acuosa como
terrestre.» Fables. Tomo II; p. 129.

HERA (Juno) —«Según Porfirio, es un aire muy sutil; por lo demás, su nombre
procede de la palabra «aire» (aer). [...] Hera es un aire que vuela, es un pensamiento que
no sabe donde fijarse, es un soplo sutil. ¡Es un puro espíritu, insatisfecho!» S. Fèye.
Puerta. Grecia; p. 12.

—«Se considera a Hera la compañera de Zeus, dominando Hera la potestad del éter y
del aire. Pues el éter es el aire sutil.» Imág. Dioses.

—«En cuanto a la volátil Juno, es aquel aire tan rebelde y errante que los discípulos
del Arte tienen tanta dificultad en fijar. La errante Juno está perpetuamente celosa de lo
que no posee. Es también la razón por la que agrede a todos los cuerpos del mundo para
destruirlos y, con el tiempo, acaba siempre su tarea, excepto en lo que al oro concierne.»
E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 118.

—«Júpiter molesto por sus reproches, suspendió a Juno en el aire de la forma que
hemos contado. El oro filosófico volatilizado formó la cadena que tenía a esta Diosa
suspendida. En vano los otros dioses querían ponerla en libertad, no podían porque esta
cadena de partes de oro volatilizado, se sucede sin cesar hasta que ella viene a reunirse a

278
Diccionario Mito-Hermético

Júpiter, con esta humedad. Entonces la paz se hace entre el fijo y el volátil, entre Júpiter
y Juno. Los yunques que ella tenía en los pies, son un verdadero símbolo del fijo, por su
peso enorme que los vuelve sólidos y fijos en la situación donde los pone. [...] Aunque
virgen, tuvo numerosos hijos, entre los cuales algunos no tuvieron a Júpiter por padre.
El nacimiento de Tifón se explica de ella misma, porque no es demasiado posible que
los vapores que se elevan de la tierra filosófica, no fuesen recibidos en el seno de
aquellas que circulan ya en lo alto del vaso. [...] Se ve porque Juno era mirada como
Diosa de las riquezas. La cadena de oro en la cual ella estaba suspendida, el fuego
filosófico o el azufre que ella engendra de Júpiter, son uno y otro la fuente de las
riquezas: y las catorce Ninfas que acompañan a esta Diosa, son los medios que ella
emplea para llegar a este fin, es decir las partes volátiles acuosas, sublimadas siete veces
en cada una de estas dos operaciones.» Fables. Tomo II; pp. 82 y 83.

HERACLES (Hércules) —«Es el sol en su aspecto de conservador de las cosas


terrestres, llamado así ya que con el contacto del aire (άερα) se debilita (κλασθαι) yendo
de oriente al poniente. Según el mito soporta doce pruebas; este símbolo proclama el
reparto en el cielo de los doce signos del Zodiaco. De sus atributos, la maza y la piel del
león, uno es el símbolo de la desigualdad (anomalías) y el otro el de la fuerza de este
signo del zodiaco.» Imág. Dioses.

—«Representa al artista. [...] Por medio de Nereo, conoció la primera materia y por
Prometeo conoció el fuego.» B. Bufor; p. 35.

—«Hebe, hija de Juno o de la primera materia de los Filósofos, sólo podía casarse
con Hércules o el Artista; era el fruto de los trabajos de éste y debía ser su recompensa;
pero Hércules no podía casarse con ella hasta haber alcanzado la dignidad de semidiós.
Lo fue por su muerte, es decir que su muerte no fue más que el paso de hombre como el
resto de los hombres a la dignidad de Filósofo al que se puede, en efecto, mirar como a
un semidiós; Hebe representa la fuente de la Juventud que todo verdadero Filósofo
posee necesariamente.» B. Bufor; p. 129.

—«Es también el nombre que los alquimistas daban a sus espíritus metálicos,
disolventes, digestivos, sublimadores, putrefactores y coagulantes. Ellos contemplan los
trabajos de Hércules como el símbolo de la gran obra, o de las operaciones de la piedra
filosofal.» Pernety. D.M.H.; p. 190.

HÉRCULES ver Heracles.

HERMES (Mercurio) —«Representa al Logos que crea y expresa todas las cosas. El
Hermes en erección demuestra su vigor; indica también que el Verbo seminal penetra a
través de todas las cosas. Además, el Logos resume el Logos en el sol, que es Hermes,
al igual que el Logos en la luna que es Hécate y el Logos en el todo que es Hermopan.
En efecto, para todos ellos, es aquel que crea y que fecunda. [...] Y como el Logos
pertenece también a la potestad del amor ésta es expresada por Eros. Por esta razón Eros
es el hijo de Hermes y si es un niño es por la agilidad que muestra para abalanzarse
sobre las pasiones.» Imág. Dioses.

—«El Mercurio mitológico y el Mercurio del que hablan los libros de los Filósofos
no son más que una única y misma cosa. Mercurio era hijo de Júpiter y de Maya;
algunos dicen que Maya era una de las Pléyades, y una mayoría la llaman Cibeles o

279
Diccionario Mito-Hermético

Tierra; en realidad es la primera materia de la obra, hijo del Cielo y de la tierra, en cuya
formación concurren el fuego celeste y el fuego central. Fue alimentado en el seno de su
madre por Vulcano, porque Vulcano representa el fuego central del globo al que se llama
el Arqueo de la Naturaleza de cuyos principios, Mercurio o la primera materia de los
Filósofos se sustenta mientras permanece en el seno de su madre, es decir en las
entrañas de la tierra. [...] Ve luz en una montaña, es decir que cuando el artista, al
purificarla, ha liberado a esta materia de los vínculos de la primera coagulación o, si
podemos expresarlo así, cuando Mercurio de libera de la placenta, en el cual estaba
sumergido, es la tierra laminada de los Filósofos, es su imán su magnesio. Sólo ha
conseguido las alas en los talones; se debe llevar, entonces, a un lugar elevado para que
Juno o el aire, amamantándolo acabe de personificarle y le haga crecer las alas que lleva
en la cabeza. [...] Mercurio robó las herramientas que utilizaba Vulcano así como el
cetro de Júpiter porque en efecto, el Mercurio de los Filósofos contiene las virtudes y
propiedades de estos dioses; recibió las de Vulcano antes de nacer y las de Júpiter por el
alimento que Juno, llena de las propiedades prolíficas de Júpiter, le administró en la
montaña donde le amamantó. [...] Las dos serpientes enroscadas alrededor del Caduceo,
de las que una era macho y la otra hembra, representaban las dos substancias de la obra,
una fija y la otra volátil. [...] Estas dos substancias que a primera vista parecen tener
cualidades contrarias, poseen, sin embargo, entre sí una homogeneidad tan perfecta que,
cuando están abrazadas, se vuelven inseparables. Es por sus propiedades unidas que se
forma la Vara de Oro que Mercurio no podía recibir más que de manos de Apolo,
porque éste representa, como el Sol, el complemento de la obra hermética. [...] Tenía
alas en los pies y en la cabeza porque el mercurio hermético muy volátil, antes de haber
sido fijado por la segunda operación, en la cual Mercurio toma su nombre y se convierte
progresivamente en Saturno, Marte, Júpiter, la Luna y el Sol hermético, etc. [...]
Mercurio barría la sala en la que los dioses se reunían. Es decir, tomado en el sentido
hermético de lo que ocurre en la segunda operación de la obra, Mercurio o el espíritu
quintaesencial de la materia, trabajando sin cesar en el vaso para purificarla, barre
entonces la sala de reunión y la dispone para recibir a los Dioses que no son más que los
diversos colores que toma la materia en su progresión; el primer color es el negro o
Saturno, el segundo es el gris o Júpiter, el tercero es el blanco o la Luna, el cuarto es el
cetrino o Venus, el quinto es el azafranado o Marte, el sexto es el rojo púrpura o el Sol
etc. [...] El antro en que vivía está representado por el vaso en el que el artista pone la
materia y el mercurio que habita en él es la propiedad fermentativa de esta materia
mercurial encerrada en el vaso.» B. Bufor; p. 85 y ss.

HESTIA (Vesta) —«Al principio de la potestad subterránea, lo han denominado


Hestia; su estatua está instalada sobre el fuego del hogar (εστίας). Al ser su potestad
fecunda se representa con los rasgos de una mujer de pecho desarrollado.» Imág.
Dioses.

—«No siendo otra cosa que el fuego, y dependiendo el éxito de la obra del régimen
del fuego filosófico, se oye decir, con razón, que esta Diosa procura la Corona a Júpiter:
y si ella escoge la virginidad por recompensa, es que el fuego es sin mácula, y la cosa
más pura que hay en el mundo.» Fables. Tomo II; p. 64.

HUE —«Según el lenguaje de sus antiguos misterios, los griegos dieron a ese
mercurio, que se encierra en el odre (de los vientos), el nombre sagrado de Hue (Ύ̉ε), o
sea, "¡llueve!" Es el nombre más conveniente para este espíritu vagabundo, siempre
irritado e insatisfecho, que busca perpetuamente corporificarse en un lugar adecuado. El

280
Diccionario Mito-Hermético

Adepto del Arte quymico es el único que puede ayudarle; por eso es el más valioso de
los hombres. [...] Céfiro y Hue son sólo los diferentes nombres de un único agente. [...]
Dicho Céfiro es descrito como el viento iniciático por excelencia, expresa el principio
vital de toda generación, es el soplo del alma del mundo. Al igual que el bóreas, que es
también un viento fecundante y nutricio, viene del norte, país de los hiperbóreos.» E.H.
Hilo de Penélope. Tomo I; pp. 64-65.

JUNO ver Hera.

JÚPITER ver Zeus.

LATONA ver Leto.

LETO (Latona) —«Es el aire iluminado y oscurecido por la luna; es en efecto el


olvido (lêthô), dicen, a causa de la ausencia de los sentidos durante el sueño y porque el
olvido de lo divino acompaña a las almas nacidas bajo la luna. Es por este motivo que
Leto es la madre de Apolo y de Artemisa, causantes de la iluminación de la noche.»
Imág. Dioses.

—«La noche. [...] En la primera operación filosófica, Latona es hija de la noche y en


la segunda es la propia noche. Es en la segunda parte de la operación cuando da a luz a
Diana y a Apolo, es decir al Sol y a la Luna herméticos. Es también de la Latona de la
segunda operación de la que ha querido hablar Morieno en su conversación con el Rey
Calid, cuando dice: Dealbate latonem et rumpite libros. Sin embargo, es muy
importante notar que tanto en la primera como en la segunda operación Latona o el
Latón deben ser blanqueados. En la segunda operación en la que Latona es el negro,
más negro que el negro de los Filósofos, su blanqueo trae al mundo a Diana y a Apolo,
mientras que en la primera operación, su blanqueo traía al mundo las Palomas de Diana
o al espíritu ardiente de Raimundo Lulio.» B. Bufor; p. 47.

—«Latona significa olvido, oscuridad. ¿Hay acaso algo más oscuro y más negro que
el negro mismo, para servirse de la expresión que usan los Filósofos? Este negro es el
latón, o la Latona de la Fábula. Diana es el color blanco, claro y brillante; y Delos viene
de Δήλος claro, aparente, manifestado. Se puede decir pues que el color blanco nace del
negro, porque en él está escondido, y parece que salga de él. La Fábula ha tenido
cuidado incluso en hacer observar que la Isla de Delos estaba errante y sumergida antes
del parto de Latona, y que ella fue entonces descubierta y vuelta fija por orden de
Neptuno. En efecto, antes del parto, la Delos Hermética está sumergida, porque
siguiendo a Ripley "cuando la tierra se enturbiará y se oscurecerá, las montañas serán
transportadas y sumergidas en el fondo del mar". La fijación que se hace de la materia
volátil en el tiempo de la blancura, indica la fijación de la Isla de Delos.» Fables. Tomo
II; p. 160.

MARTE ver Ares.

MEDUSA —«La naturaleza de Medusa es petrificante. Es un fantasma para el que el


testimonio de los sentidos no interviene en nada. [...] Es el peligro de cualquier
actividad psíquica separada de los sentidos y, por consiguiente, insensata. He aquí el
dolo de las falsas revelaciones. Este monstruo sin huesos ni carne es como Proteo, que
toma todas las formas pero no permanece en ninguna.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I;

281
Diccionario Mito-Hermético

p.140.

MENELAO Personaje de la Odisea. —«Es la imagen del adepto. La ruina de Troya,


leamos la disolución, le había devuelto a su esposa, la bella Helena. [...] (Antes de
regresar a su Esparta natal) se había desviado por Siria y Egipto, de donde regresó
cargado de oro y riquezas; es necesario el calor de Egipto o del sur para la coagulación,
en el acabamiento de la Gran Obra.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 25.

MERCURIO ver Hermes.

MINERVA ver Atenea.

NAUSICAA Personaje de la Odisea. —«"la-que-prende-fuego-al-navío". Recoge al


oro-Ulises bajo el aspecto de un miserable náufrago, desnudo y repulsivo, lo lava y lo
presenta a su padre Alcínoo, cuyo nombre significa "el de la inteligencia vigorosa" pues
posee el sentido de las palabras y lo protege de los ignorantes.» E.H. Hilo de Penélope.
Tomo I; p.19.

NEPTUNO ver Poseidón.

NEREO —«El más antiguo de los dioses después de Orfeo, hijo de la tierra y el
agua, o del Océano y de Tetis. Su nombre significa "húmedo"; Homero en la Ilíada
(XVIII, 36) le llama el "anciano"; es la primera materia de los sabios que dicen que es
tan común y tan despreciada. Hércules fue a buscar a Nereo; pero tuvo tantas más
dificultades en encontrarle y sobre todo en distinguirle, cuanto que a cada momento
tomaba nuevas formas porque esta materia, al ser susceptible de todas las formas, no
tiene ninguna determinada; se convierte en aceite en la nuez y la oliva, en vino en la
uva, amarga en el ajenjo, dulce en el azúcar, mortal en la cicuta, benéfica en la salvia
etc, sin embargo Hércules lo buscó con tanto tesón que lo encontró, al fin, cubierto de
harapos que le hacían vil a los ojos del vulgo; es decir, que lo encontró bajo esta forma
que no es una, de algún modo, y que no presenta nada gracioso no específico, al igual
que la primera materia de la obra.» B. Bufor; p. 35.

OCÉANO —«Es la potestad que produce el agua, considerada en su conjunto.»


Imág. Dioses.

—«Aegle (Αι̉̀γλη) significa en griego "el resplandor del fuego". Es la más hermosa
de las náyades nadando en el gran Océano, que, según la filosofía de los Antiguos,
rodea por completo la isla flotante de nuestra tierra.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p.
110.

PAN —«Se ha hecho de él el símbolo del todo; los cuernos que le ponen son
símbolos del sol y de la luna, y su piel de cervatillo indica las estrellas en el cielo o la
variedad del todo.» Imág. Dioses.

PENÉLOPE Personaje de la Odisea. —«Significa "la-que-ve-la-trama". Es la


Naturaleza, que teje un sudario para su suegro Laertes "el que reúne a los pueblos" el
Arte antiguo y olvidado. Penélope dice que sólo tomará esposo cuando haya finalizado
el sudario para su suegro. De noche, a la luz de las hachas, Penélope deshacía su trabajo
del día. La tejedora nos da aquí la clave de su arte. [...] ¿Qué representa el día? El

282
Diccionario Mito-Hermético

tiempo que devora toda savia y agota la vida. En nocturna quymica de Penélope, se
descose el sudario fatal del Arte sepultado, reanimando entonces su sol, y he aquí la
espera de un dulce marido que ha vuelto en paz. La noche, dicen los cabalistas, es el
secreto del Señor.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 20.

PEÓN Personaje de la Odisea. —«Su nombre podría significar "aquel que bate, que
agita" (paiô). Médico de Zeus. Peón derrama medicamentos celestes sobre la herida que
Diómedes causó a Ares para curarle. Igual que el jugo de la higuera hace cuajar, cuando
se lo agita, la leche blanca y fluida, que, pronto cuaja para aquel que la remueve, del
mismo modo pronto se cura el ardiente Ares. Representaría esto la coagulación
definitiva del Mercurio que Demóstenes previamente ha sabido volver fluido. Peón es la
personificación de lo que coagula.» S. Fèye. Puerta. Grecia; p. 12.

PLUTÓN ver Hades.

POSEIDÓN (Neptuno) —«El dios de las aguas, es el señor de este fuego suave
negado por los ignorantes: un Nilo-Padre que fluye en tierra santa.» E.H. Hilo de
Penélope. Tomo I; p. 56.

—«Es la potestad de las aguas del mar.» Imág. Dioses.

—«Es propiamente el agua o el mar filosófico que resulta de la disolución de la


materia. Es pues razonable verlo como el padre de los ríos, el Príncipe del mar, y el
Señor de las olas. Por su naturaleza líquida y fluida, y por su facilidad para ponerse en
movimiento, excita los terremotos, tanto de la tierra que está en el fondo del vaso, como
de aquella que sobrenada. El vigor y la ligereza con los cuales corren los caballos han
llevado a los Poetas a figurar que su carro estaba tirado por cuatro de estos animales; y a
fin de designar la volatilidad de esta agua, han supuesto que ellos corrían incluso sobre
las olas del mar, y que este Dios estaba siempre acompañado de Tritones y de Nereidas,
que no son otros que las partes acuosas. Habiendo notado que esta agua filosófica tenía
un color azul, que le ha dado el nombre de agua celeste, los Poetas Filósofos han
imaginado que Neptuno tenía los cabellos, los ojos, y los vestidos azules. Su ligereza, a
pesar de su peso, es decir su volatilidad, a pesar de su pesadez, hizo decir a Rea que ella
había dado a luz un potro, y dio ocasión a su metamorfosis en caballo, cuando quiso
engañar a Ceres o la tierra filosófica; porque hace alusión a la ligereza del caballo en la
carrera, a pesar de la masa pesada de su cuerpo. [...] En cuanto a las propiedades que
Orfeo le atribuye de ser el principio de todo, de tener las Llaves del mar, y de
manifestarse en todos los mixtos de la Naturaleza, los Filósofos dicen lo mismo de su
materia.» Fables. Tomo II; pp. 97-100.

POLIFEMO —«Es un ogro, [...] el sentido animal. Vive solitario sin germen de
estudio. [...] En él, ningún deseo de Arte. No tiene el sentido común. Es el sentido
vulgar del hombre. Si ve en su mina el oro de los filósofos, lo lee sin Y, pues no tiene
más que un ojo y no aprende nada. Sólo sueña con alimentarse de él para mantener su
vida animal. Este sentido está vacío» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; pp. 49 y 50.

PROMETEO —«Nereo o el caos, la materia, a quien Hércules pedía algo más,


mandó a éste a Prometeo quien había tenido el secreto de robar el fuego del Cielo.» B.
Bufor; p. 35.

283
Diccionario Mito-Hermético

PROTEO —«Hijo de Neptuno o del Océano que representa el mar de los filósofos.
Neptuno es esposo de la ninfa Fénice cuyo nombre quiere decir color púrpura; es decir
que cuando el mar de los Filósofos se volvió rojo, como el de Moisés, Neptuno se casó
con la ninfa Fénice. Ese mar rojo dio a luz a Proteo, es decir a la tierra prometida;
Proteo o materia de los sabios, como dicen Virgilio o Filaleteo, se transformó en toda
clase de cosas. Es de esa transformación de la que hablan los Filósofos cuando llaman a
esta materia ya sea Dragón, León, Serpiente, ya sea ágil buitre; la alusión de la
Metamorfosis de Proteo, es tomada tanto de los diferentes colores que toma la materia
como del cambio que experimenta en el curso de las operaciones herméticas.» B. Bufor;
pp. 75 y 77.

REA (Cibeles) Ver Deméter —«Es el nombre que daban a la potestad que fabrica las
piedras y el suelo de las montañas». Imág. Dioses.

—«Es la lluvia que lava el color negro, Cronos, para convertirlo en gris, Zeus, el hijo
de ambos.» Fables; p. 35.

SÁTIROS —«Representan la excitación del ardor en los placeres del amor.» Imág.
Dioses.

SATURNO ver Cronos.

SILENO —«Simboliza a la agitación del aire que se mezcla con el todo en una gran
proporción. Su calvicie y el brillo de su cabeza significan la bóveda celeste y, en
cambio, los pelos que recubren su parte inferior demuestran la opacidad terrestre con
respecto al aire.» Imág. Dioses.

—«El antro o caverna de los tesoros es la mina donde se encuentra aquella famosa
primera materia mineral, llamada Sileno. [...] Sileno, en realidad, no es más que la
primera materia, en su estado vil y silvestre, es decir grosero.» E.H. Hilo de Penélope.
Tomo I; p. 108.

—«A Sileno se le representa como a un anciano siempre borracho, que rebosa vino;
es decir que Sileno da al artista que sabe encontrarle y forzarle el fluido espiritual
vinoso del que la Naturaleza le ha llenado liberalmente; el Carnero o la Cabra sobre los
que Sileno monta es uno de los misterios filosóficos; representa al mismo tiempo tanto
la primera materia como la estación en la que hay que recogerla; era uno de los
símbolos jeroglíficos de Mercurio. [...] Este Sileno agreste y rústico es el Légamo del
aire que hay que desflogisticar, para emplear la expresión de la Física positiva,
separando las substancias vivificas de las materias corrupToras.» B. Bufor; pp. 121 y
123.

TELÉMACO Personaje de la Odisea. —«Significa "combate lejano", pues combate


con vistas a una meta lejana. Es un discípulo aún no realizado. En su edad iniciática
inmadura, busca su oro perdido. [...] Es hijo de Ulises y Penélope, se dice de los
discípulos del Arte que son hijos de Hermes. Se trata, sin duda alguna, de una filiación
legítima y patriarcal y no de una mera forma de hablar.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I;
p. 21.

TEMIS —«Así han denominado a la facultad de saber lo que ha ocurrido y ocurre a

284
Diccionario Mito-Hermético

cada uno, al saber que existía un poder que participaba en la potestad adivinatoria.»
Imág. Dioses.

TITANES —«Los Titanes hijos de la tierra, son las partes de la tierra filosófica, que
se combaten ante la putrefacción; de esta putrefacción nace la negrura llamada Saturno:
y como esta negrura es también llamada Tártaro, a causa del movimiento y de la
agitación de las partes de la materia mientras están en este estado, se dice que Saturno
había precipitado a los Titanes al Tártaro.» Fables. Tomo II; p. 35.

ULISES Personaje de la Odisea. —«En griego Όδυσσεύς significa "el irritado". Este
término conviene perfectamente al oro, cuyo dolor se irrita con los sufrimientos de la
Gran Obra, que son para él como la pasión necesaria para su resurrección. Pero, para su
esposa Penélope será, al final, será el dulce esposo que ha regresado en paz. Es llamado
πολύτλας, "que ha sufrido mucho"; πολύμητις, "de los numerosos inventos"; y
πολύμηχανος, "muy astuto, lleno de artificios, muy inventivo", porque inventa
innumerables ficciones bajo las que esconde sus prácticas.» E.H. Hilo de Penélope.
Tomo I; p. 18.

—«La larga desaparición de Ulises y sus humildes disfraces no son nada


sorprendentes, pues aquí se trata del oro vegetable en la confección de la Piedra en su
primer grado. Es entonces cuando el fermento aurífico desaparece completamente,
como tragado por esta tierra que parece haberlo engullido para siempre; pero no es más
que una pequeña isla donde reina la ninfa Calipso (Καλυψώ), cuyo nombre significa "la
que esconde", "la que cubre" o "la que envuelve". Llega entonces el tiempo de la lenta y
suave cocción o fermentación, sobre la que los Maestros dicen: "¡Qué no te canses de
cocer!", pues esta labor parece no tener fin.» E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 20.

URANO —«(Atado y castrado por Saturno). Con esto, el poeta teólogo quiere
hacernos entender que la voluptuosidad encadena las potencias divinas y las hace caer a
la generación, y que estas, enervadas, pierden en el placer parte de sus fuerzas. Así,
cuando Urano baja a la tierra empujado por el deseo del coito, es castrado por Saturno.»
Porfirio. Puerta nº 27; p. 42.

VENUS ver Afrodita.

VESTA ver Hestia.

VULCANO ver Hefaistos.

ZEUS (Júpiter) —«Hay dos Zeus uno celeste y el otro infernal, dicen de este último
que da las riquezas y el peso al grano. Dice Pernety: "Fue nombrado ya sea Júpiter
Olímpico o el Celeste ya sea Júpiter Infernal, como a menudo lo vemos tanto en
Homero como en Virgilio". También llamado Júpiter Estigio. Aunque el aspecto de Zeus
que realmente ha prevalecido es el celeste.» S. d’Hooghvorst. Puerta. Grecia; p. 97 y ss.

—«Zeus es el cosmos entero, ser vivo entre los seres vivos y dios entre los dioses;
Zeus, en tanto que "Nous", produce todas las cosas y las crea mediante sus
pensamientos. [...] Hicieron su representación antropomórfica, ya que creaba según el
"Nous" y por medio de palabras espermáticas perfeccionaba todas las cosas. Además,
está sentado, lo cual hace alusión a la estabilidad de su potestad. Su parte superior está

285
Diccionario Mito-Hermético

desnuda porque es luminoso en los seres pensantes y en las partes celestes del cosmos,
mientras que su parte anterior está cubierta porque es invisible en las cosas ocultas
abajo. Sostiene un cetro con su mano izquierda, lo que quiere decir que entre las partes
del cuerpo la que predomina más y la que tiene más que ver con el "Nous", o sea, el
corazón, se esconde en sus entrañas. Pues el "Nous" creador es rey del mundo. En su
mano derecha extendida, sostiene o bien un águila, ya que predomina sobre los dioses
que andan en el aire, como el águila sobre las aves de las alturas, o bien una victoria,
pues él mismo ha vencido todas las cosas.» Imág. Dioses.

—«El calor. [...] El espíritu universal difundido en toda la naturaleza.» B. Bufor; p.


47.

—«Es el color gris, que sigue al negro que es Saturno, en consecuencia es hijo de
Saturno y Rea. [...] Júpiter destrona a su padre, es decir el color gris sucederá al negro.
Los cuatro hijos de Saturno y Rea se forman en este momento: Júpiter es el color gris;
Juno (Hera) es el vapor o humedad del aire encerrado en el vaso; Neptuno (Poseidón) es
el agua mercurial o el mar filosófico, venido de la putrefacción; Plutón (Hades), o el
dios de las riquezas, es la tierra misma que se encuentra en el fondo del vaso: lo que ha
hecho decir a los antiguos Poetas, que el Infierno o el Reino de Plutón está en el fondo
de la Tierra. Júpiter y Juno se encuentran en consecuencia los más elevados, y ocupan el
Cielo, porque este color gris se manifiesta sobre la superficie de la materia que
sobrenada; es el Cielo de los Filósofos, de donde saldrán todos los Dioses; Neptuno o el
agua se encuentra debajo, y en fin Plutón es la tierra, que está en el fondo del agua. Esta
tierra encierra el principio aurífico; es fija, y es ella la que hace la base de la piedra
filosofal, fuente de riquezas. Dice d’Espanget: "La ablución nos enseña a blanquear el
cuervo, y ha hacer que nazca Júpiter de Saturno; lo cual se hace por la volatilización del
cuerpo, o la metamorfosis del cuerpo en espíritu".» Fables. Tomo II; pp. 58 y ss.

286
APÉNDICES TRADICIÓN CRISTIANA

(Debemos advertir que los apéndices IV, V y VI de esta sección contienen un hilo
temático que no debería pasar inadvertido al lector interesado. El apéndice número
cuatro versa sobres las «puertas solsticiales» por las que el hombre accede al
conocimiento gnóstico que le ha de permitir emprender la Obra interior. El apéndice V
trata sobre el extravío ascético-místico al que se entregan los desconocedores de un tal
conocimiento. Finalmente, el apéndice VI se ocupa de los detalles de la plena
realización alquymica de aquéllos que hayan culminado la Obra de la regeneración
interior y hayan obtenido de Dios el precioso don de la realización externa.)

287
I - SAN PABLO

San Pablo, judío de nacimiento pero ciudadano romano, 1 fue el «apóstol de los
gentiles», 2 el encargado de difundir el mensaje cristiano entre los no judíos,
especialmente griegos. 3 A lo largo de los tres viajes que el apóstol hizo siguiendo el arco
mediterráneo, en dirección hacia Asia Menor, hasta llegar a Atenas, fundó diversas
comunidades cristianas. Su punto de partida eran siempre las sinagogas que los judíos
habían establecido después de la diáspora a lo largo y ancho del Imperio romano, en las
que, en un principio, era más o menos bien acogido por los rabinos por ser de raza judía.
Siempre conseguía convertir unos pocos judíos y a la vez más y más paganos, por lo
cual terminaba siendo expulsado y perseguido por los rabinos y judíos fieles a la ley de
Moisés, aquellos que más tarde motivaron su encarcelamiento final. El hecho de ser
ciudadano romano le sirvió en numerosas ocasiones de amparo legal frente a estos
ataques, excepto en Roma, donde, siempre según la tradición, fue finalmente juzgado y
ejecutado como mártir en el año 67.

Fue en el transcurso de su tercer viaje, el más largo y denso, en el que Pablo escribió la
mayoría de sus famosas cartas. Estas epístolas son los primeros documentos cristianos
escritos que han llegado hasta nosotros; no habían pasado ni treinta años desde la
muerte de Cristo. Jesús Mestre explica como: «las cartas se escriben siempre porque
han surgido problemas, porque las comunidades necesitan aclaraciones, porque alguien
avisa de lo que está pasando y cree que estaría bien tener ayuda por parte de Pablo». 4

El estudio de Pablo plantea varios y serios problemas. El primero es, sin duda, que no
todos los textos atribuidos a él le pueden pertenecer formalmente. Por ejemplo la
Epístola a los Colonenses, datada con posterioridad al año 70, o la Epístola a los
Hebreos, entre los años 80 y 90; algunos autores datan la Epístola a los Efesios entre
finales del siglo I principios del II. Otro caso sería el conjunto que forman las dos cartas
a Timoteo y la dirigida a Tito, las llamadas «cartas pastorales», escritas, según creen
algunos, en los años cercanos de su muerte, con un estilo y vocabulario que difieren del
empleado en las otras epístolas, por lo cual algunos autores las atribuyen a discípulos
suyos. Esto se podría explicar por el hecho de que están dirigidas de forma nominal a
amigos personales y compañeros en sus viajes, y no a una comunidad. No obstante la
mayoría de los estudiosos hoy en día las datan a principios del siglo II.
Esto no significa que estos textos no tengan su interés, por una parte porque es

1
«Yo soy un hombre judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta misma ciudad, instruido a
los pies de Gamaliel en todo el rigor de la ley de nuestros padres, celador de Dios.» (Hechos 22:1)
2
«Porque así lo ha ordenado el Señor “Te he puesto como luz de las naciones / a fin de que seas para
salud hasta el extremo de la tierra. (Is 49:6)” Oyendo esto los gentiles, se alegraban y glorificaban la
palabra del Señor.» (Hechos 13:47-48)
3
«Imponiéndome, empero, como punto de honra la norma de no predicar el Evangelio sino donde
Cristo no había sido nombrado, para no edificar sobre fundamentos ajenos.» (Rom 25:20)
4
Els primers cristians; p. 130.

289
San Pablo

evidente que, desde un punto de vista teológico, son de inspiración directamente


paulina; es decir, o bien fueron escritas por discípulos suyos, inspiradas en sus
predicaciones que eran repetidas en forma de tradición oral, o a partir de otros textos
escritos por él (imposible determinar los que se han perdido). Por ejemplo, hay que
destacar la Epístola a los Efesios, de una profundidad esotérica incuestionable. Por otra
parte las epístolas son el testimonio de una época y emanan de una tradición oral en esos
momentos extraordinariamente viva. 5

La primera epístola formalmente atribuida a Pablo es la Epísola I a los Tesalonicenses,


sin más el escrito más antiguo conservado del Nuevo Testamento, datado entre los años
50 y 51, durante el segundo de sus viajes. Poco más tarde escribiría la Epístola II a los
Tesalonicenses, que algunos autores ya consideran como una copia de la primera hecha
por algún discípulo suyo. En el transcurso de su tercer viaje escribió sus cartas a los
corintios (año 55 la primera y entre el 55 y 57 la segunda), gálatas (56), y filipenses ese
mismo año, y finalmente a los romanos (entre los años 57 y 58), el más largo de los
escritos de Pablo y doctrinalmente el más importante, por esta razón en el canon
evangélico es la Epístola a los Romanos la que abre la sección de las epístolas de los
apóstoles, seguida de la Epístola I a los Corintios, el otro gran texto paulino.
El último de sus escritos que se le puede atribuir sin demasiadas dudas es la Epístola
a Filemón, el dueño de Onésimo, un esclavo prófugo, en el año 59 aproximadamente.
Recordemos que el primer evangelio escrito, el de Marcos, lo fue poco más tarde, entre
los años 65-75.

Un cuarto y último viaje de Pablo lo hizo hacia Roma, pero esta vez como prisionero,
donde morirá, según la tradición, decapitado.

A finales de siglo (entre los años 85 y 95), el que probablemente fue el autor del
Evangelio según san Lucas, en esos mismos años también escribiría los Hechos de los
Apóstoles, en los cuales las andanzas de Pablo ocupan más de la mitad del relato.

Mucho más tarde, en julio del 180, en Scili, en el norte de África, doce cristianos fueron
juzgados y condenados por el magistrado P. Vigelio Saturnino, y finalmente
decapitados. Las Actas de los mártires scilitanos son el primer documento cristiano
redactado en latín que conocemos. Ante la pregunta de Saturnino «¿Qué lleváis en
vuestra caja?», Esperantos, el portavoz del grupo, contestó: «los libros y las epístolas de
Pablo, varón justo».

LECTURA DIACRÓNICA Y LECTURA SINCRÓNICA

Otro de los problemas que plantea san Pablo es la mezcla, a menudo en un mismo
párrafo, de sentidos exotéricos y esotéricos, como una consecuencia los primeros de los
segundos, además de algunas contradicciones formales, al menos en apariencia. Uno de
los objetivos de este trabajo en su conjunto, lo hemos repetido más de una vez, es

5
Aun así, intentaremos centrar nuestras citas, en la medida de lo posible, a las cartas formalmente
atribuidas a él a fin de acercarnos a un personaje de características «heroicas» en el sentido clásico del
término. Con matices citaremos las «cartas pastorales», y a los efesios, ésta por su evidente valor
teológico, tan próximo al de Pablo.

290
San Pablo

clarificar el constante problema que plantea este doble sentido de los textos
tradicionales. Hasta ahora, a esta doble vertiente la hemos distinguido como exotérica y
esotérica, pero para afrontar el comentario exegético de san Pablo, sin duda y con
mucho uno de los personajes más definitivos en la historia del cristianismo, después del
mismísimo Jesús, preferimos, a fin de reorganizar los versículos que propondremos,
utilizar los términos análogos de lectura diacrónica y lectura sincrónica, con el fin de
ilustrar mejor los problemas exegéticos que san Pablo ha planteado desde siempre, que
no son pocos, y en la medida de lo posible aportar alguna luz.

Por una parte, la lectura diacrónica interpreta los hechos que se suceden en un hilo
argumental histórico, como una sucesión o consecuencia unos de otros, y que en cierta
forma se oponen o contraponen a fin de poner en relieve una enseñanza. Por otra parte
está la lectura sincrónica, en la que estos mismos acontecimientos han de ser leídos, no
como una sucesión histórica, sino como encajados en un presente inmutable y
simultáneo, en el que las posibles interpretaciones se complementan y explican unas con
otras, formando parte de una unidad de enseñanza que difícilmente puede ser disociada
si quiere ser comprendida en profundidad, y que además, dicha enseñanza, puede ser
interpretada en cualquier momento preciso del transcurso del tiempo diacrónico,
indistintamente del momento real del acontecimiento, puesto que en el fondo
corresponde a un arquetipo que sólo puede tener sentido si es leído en forma de una
actualidad permanente.

Tradicionalmente a estas dos lecturas se las conoce como el sentido siniestro, al


diacrónico, al cual la mente humana tiende por defecto y que por tanto es siempre el
más aparente (lo podríamos llamar también el sentido del hombre caído); y sentido
diestro al sincrónico, un sentido que precisa de un ejercicio de exégesis para hacerlo
aflorar y que en el fondo subyace siempre a lo largo de cualquier texto inspirado, por
más lecturas diacrónicas que nos empeñemos en ver, puesto que entronca de raíz con la
enseñanza profunda que se pretende transmitir.

Después del sermón de la montaña, Cristo proclama con convicción:

No penséis que vine a destruir la ley o los Profetas: no vine a destruir, sino a dar
cumplimiento. (Mt 5:17)

Las profecías del pasado se cumplen en el futuro en una continuidad inevitable. La ley
antigua, mosaica, se contrapone a la «nueva buena» que es su cumplimiento con la
entrada, dicen las modernos teólogos cristianos, de Cristo en la historia hace dos mil
años; ni antes ni después. La contraposición ley antigua / buena nueva parece ser uno de
los ejes de las predicaciones de san Pablo: tenía que convencer a los no judíos y un
elemento de superación del Evangelio con respecto a la ley mosaica aparece en todos
sus sermones diacrónicos como un recurso fácil y comprensible. En su primer viaje,
después de pasar por Chipre donde sólo predicó en sinagogas para judíos, llega a Perfes
junto con Marcos y Bernabé, la capital de la provincia romana de Panfilia, y en una
sinagoga frente a los judíos y por primera vez también frente a un gran número de
gentiles deseosos de oírle (más numerosos que los primeros) hizo su primera
exhortación, recogida por el autor de los Hechos de los Apóstoles, por lo cual le
conferimos un valor especial.

291
San Pablo

Primero Pablo hace un muy breve resumen de la historia de Israel, en un pleno


sentido diacrónico, empezando por el cautiverio de Egipto, el vagar de los cuarenta años
por el desierto y mencionando brevemente a los Jueces, al profeta Samuel y al rey
David, hasta llegar a Juan Bautista y rápidamente al juicio, pasión y a la resurrección de
Jesús que es lo que le interesa remarcar, presentada ésta como...

Y nosotros os anunciamos la buena nueva de que la promesa hecha a los padres, ésta
Dios la ha cumplido con sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como ya en
el salmo segundo está escrito: «Hijo mío eres tú, yo hoy te engendré (2:7)». Y que le
resucitó de entre los muertos para nunca ya volver a la corrupción, así lo tiene dicho:
que os daré «los bienes santos de David, que no fallarán (Is 55:3)». Puesto que también
en otro lugar dice: «No permitirás que tu Santo conozca la corrupción (Ps 16:10)».
Porque David, después de haber servido en su edad a los consejos de Dios, murió y fue
agregado a sus padres, y conoció la corrupción; pero aquel a quien Dios resucitó, no
conoció la corrupción. Tened, pues, entendido, varones hermanos, que por medio de éste
se os anuncia la remisión de los pecados; y de todo aquello de que en la ley de Moisés
no pudisteis ser justificados, en éste todo el que cree es justificado. (Hechos 13:32-40)

El sentido diacrónico es el que siempre salta a la vista y el que le permite convencer a


una multitud negada para la sutilidad, intuición e inspiración que requieren los
mecanismos de la exégesis sincrónica; pero Pablo termina su discurso diciendo en el
versículo 41:

Guardaos, pues, no sobrevenga lo dicho en los profetas: «Mirad, despreciadores, y


asombraos y moríos de espanto, / pues una obra voy yo a hacer en vuestros días, / una
obra que no creeréis si alguno la contare. (Hab 1:5)».

Ningún teólogo cualificado dudaría en afirmar que el versículo bíblico citado de


Habacuc, como tantos otros, tiene una lectura mesiánica, como de hecho, en el fondo, lo
tienen todos y cada uno de los versículos bíblicos y estaríamos plenamente de acuerdo
con ello; pero está escrito en presente («ἐργάζομαι ‘realizo’ en vuestros días»); es decir,
unos 610 años aC ya era posible realizar «una obra tal». Pablo concluye hilvanando su
historia diacrónica con un apunte sincrónico para los que pueden entender.

Volviendo al primer versículo citado de Mateo, el verbo griego que se traduce como
‘dar cumplimiento’ es πληρόω, pleoo, y tiene un primer sentido de ‘llenar, colmar.
Fecundar, hacer embarazada. Hartar de alimentos’ 6 en lenguas románicas ha dado la
perífrasis ‘estar pletórico’. En realidad Cristo «rellena» de espíritu la ley antigua 7 y esto
es algo que pudo haber sido hecho antes y, como no, también mucho después. Se
comprende que en el versículo previo diga «si la sal se volviere sosa, ¿con qué se
salará?» (5:13). Y que termine diciendo «si vuestra justicia [el espíritu que viene de
arriba y que, en palabras de Pablo «justifica la Ley»] no sobrepuja a la de los escribas y
fariseos, no esperéis entrar en el reino de los cielos» (5:20).

Pablo es muy explícito en un sentido sincrónico con respecto al misterio de Cristo, y por
6
«Plenitud, pues, de la ley es la caridad». (Rom 13:10)
7
Por antigua equivaldríamos a ritual y moral o también escritutaria y farisaica, leída sin espíritu, antes
bien que mosaica, lo cual induciría a la lectura diacrónica; eso para decir que un texto
neotestamentario puede ser leído sin espíritu, en forma farisaica o «mosaica», como una «ley antigua»
vacía de contenido sincrónico, como de hecho hacen hoy en día las iglesias cristianas, sobretodo con
san Pablo, haciendo lecturas exclusivamente históricas y morales. «Porque la letra mata, más el
Espíritu vivifica.» (II Cor 3:6).

292
San Pablo

extensión el eucarístico, cuando afirma en la Epístola I a los Corintios:

Pues no quiero, hermanos, que ignoréis, hermanos, que nuestros padres todos estuvieron
debajo de la nube, y todos fueron bautizados en Moisés en la nube y en el mar, y todos
comieron un mismo manjar espiritual, y todos bebieron una misma bebida espiritual,
puesto que bebían de una piedra espiritual, que les seguía, y la piedra era Cristo. (10:1-
4)

En este sentido, también fueron explícitas las palabras de Cristo cuando dijo:

Abraham, vuestro padre, se regocijó con la esperanza de ver mi día: lo vio y se alegró.
(Jn 8:56)

Es decir, el patriarca en realidad rellenó la ley antigua, fuese la que fuese, siglos antes
de Moisés, y fructificó al Cristo salvador, motivo de verdadera alegría y motivo,
también, de escándalo para los que sólo ven y viven en el sentido diacrónico.

Dijéronle, pues, los judíos: No tienes aún cincuenta años ¿y has visto a Abrahán? [...]
Tomaron, pues, piedras para arrojarlas sobre él; más Jesús se ocultó (5:57,59)

El hombre celeste, sincrónico, se oculta de la trampa histórica que lo despedaza.

LA PRIMERA EPÍSTOLA

En la Epístola I a los Tesalonicenses se manifiesta con claridad el espíritu emprendedor


de Pablo, que sabe muy bien como aconsejar a su rebaño desde un punto de vista moral
y exterior, sentando las bases de la moral cristiana:

«En lo que toca a la caridad fraterna [...] os exhortamos, hermanos, a que os aventajéis
más y más, y que, pundorosos, os esmeréis en vivir sosegados, y en ocuparos de lo
vuestro, y en trabajar con vuestras propias manos, como os encargamos, a fin de que
procedáis decorosamente a vista de los de fuera y de nadie tengáis necesidad. (4:9-12)»

«Vivid en paz entre vosotros. Os exhortamos asimismo, hermanos, que amonestéis a los
revoltosos, que alentéis a los débiles, que tengáis longanimidad con todos. Mirad que
ninguno vuelva a otro mal por mal, sino andad siempre tras lo bueno, así entre vosotros
como entre todos. Gozaos siempre, orad sin cesar, en todas las cosas dad gracias, pues
ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús, respecto de vosotros. El espíritu no lo
apaguéis. Las profecías no las menospreciéis. Probadlo todo, quedaos con lo bueno.
(5:14-21)»

El advenimiento de Cristo en su segunda venida, el juicio final y la resurrección de los


muertos, tienen un lugar en esta carta. El tema fue candente durante los primeros siglos:

«Porque el mismo Señor, con voz de mando, a la voz del arcángel y al son de la
trompeta de Dios, 8 bajará del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego
nosotros, los vivos, los supervivientes, juntamente con ellos seremos arrebatados sobre

8
Tuba mirum spargens sonum.

293
San Pablo

nubes al aire hacia el encuentro del Señor; y así siempre estaremos con el Señor. Así que
consolaos mutuamente con estas palabras. (4:16-18)»

«Pues vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor, como ladrón por la
noche, así vendrá. Tan pronto como digan: “Paz y seguridad”, entonces de improviso se
les echa encima el exterminio, como los dolores del parto a la que se halla encinta, y no
escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas para que ese día como ladrón
os sorprenda. Que todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la
noche ni de las tinieblas. Así que no durmamos como los otros, sino velemos y seamos
sobrios. (5:2- 6)»

La sociedad pagana escandalizaba a Pablo, y ya en esta primera carta aparece uno de sus
temas recurrentes: condenar la fornicación y la pasión sexual:

Porque esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que os abstengáis de la


fornicación que sepa cada uno de vosotros poseer su propia esposa en santificación y
honor, no con pasión de concupiscencia, como esos gentiles que no conocen a Dios.
(4:4-5)

LA CIRCUNCISIÓN
LEY CARNAL Y LEY ESPIRITUAL

La conversión de no judíos al cristianismo planteó en un inicio un serio escollo a la


jerarquía cristiana, compuesta exclusivamente por judíos practicantes: ¿hacerse cristiano
significaba también tenerse que convertir formalmente al judaísmo, lo que obligaba a
circuncidarse y a seguir todos los preceptos del Antiguo Testamento? Cristo, atestiguado
por Mateo, dice:

Entonces Jesús habló a las turbas y a sus discípulos, diciendo: Sobre la cátedra de
Moisés se sentaron los escribas y los fariseos. Así, pues, todas cuantas cosas os dijeren,
hacedlas y guardadlas; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen.
(23:1-3)

Es decir, recordando sus palabras, la respuesta sería sí. En el año 50 aproximadamente


se celebró el Concilio de Jerusalén, 9 el primero de la Iglesia, en el que, entre los
apóstoles y los ancianos, se acordó una solución de compromiso y dirigiéndose a los
gentiles se acordó:

«[...] Porque pareció al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros otra carga alguna, a
excepción de estas cosas indispensables: que os abstengáis de lo sacrificado a los
ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la fornicación. De lo cual si os
guardareis, obraréis bien. Salud». Ellos, pues, habiendo sido despedidos, bajaron a
Antioquía, 10 y, congregando a la muchedumbre entregaron la carta. Y habiéndola leído,
se gozaron con estas palabras de aliento. (Hechos 15:28-31)

9
Recordemos que el Evangelio de Mateo fue escrito más tarde, probablemente entre el 90 y 95,
alimentado por una tradición oral que quizás entonces, con la paulatina lejanía del tiempo, empezaba a
correr el riesgo de deformarse y de ahí la necesidad de fijarla por escrito.
10
Donde el tema de la necesidad de la circuncisión había creado realmente polémica y preocupación.

294
San Pablo

Todo el mundo parecía estar de acuerdo en que en absoluto era necesario circuncidarse
para ser cristiano. El tema había traído mucha polémica y era zanjado con un claro no.
La solución del concilio era, casi palabra por palabra, curiosamente, la opinión de Pablo
reflejada en Hechos 15:19-21. En sus propias epístolas, Pablo es explícito...

¿Fue uno llamado estando circuncidado? No disimule su circuncisión. ¿Ha sido llamado
siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión no es nada, sino la guarda de los
preceptos de Dios. (I Cor 7:18-19)

Por tanto, lógicamente...

Ni siquiera Tito, mi compañero, con ser gentil, fue forzado a circuncidarse. (Gál 2:3)

...por lo cual sorprende que pocos meses después, en las primeras etapas de su segundo
viaje, de retorno a Listra para inspeccionar el funcionamiento de las comunidades que él
mismo estableció en su primer viaje, una de las primeras cosas que hizo fue tomar como
discípulo a Timoteo y...

Y se encontró allí con un discípulo por nombre Timoteo, hijo de una mujer judía,
creyente, pero de padre gentil, que tenía a su favor el testimonio de los hermanos que
había en Listra y en Iconio. Éste quiso Pablo que viniese con él; y tomándole, lo
circuncidó a causa de los judíos que había en aquellos lugares, pues sabían todos que su
padre era gentil. (Hechos 16:1-3)

Visto esto, tampoco nos tendría que extrañar que en su Epístola I a los Corintios el
mismo comentase con referencia a las carnes sacrificadas que se vendían al público,
práctica también prohibida por los apóstoles y los ancianos:

«Acerca, pues, del comer las víctimas sacrificadas a los ídolos, sabemos que un ídolo no
es nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo. [...] Tal o cual manjar no nos
hará recomendables a Dios. Ni, si no comemos, seremos menos; ni, si comemos, somos
más. (8:4,8)»

«Todo cuanto se vende en la carnicería, comedlo, sin más averiguaciones motivadas por
la conciencia. [...] Mas si alguno os dijere: «Esto fue inmolado a los ídolos», ni comáis
de ello, por causa del que hizo la indicación y por la conciencia. Conciencia, digo, no la
propia, sino la ajena. (10:25,28)»

San Pablo se nos muestra como un espíritu libre con opiniones propias. Frente al
conflicto prefiere primar el sentido espiritual a la ley moral para resolverlo.

En la Epístola a los Romanos vuelve a tratar al tema de la circuncisión, siempre


candente por culpa de unos judeocristianos que insistían en quererla imponer a los
conversos gentiles. Este es uno de sus últimos escritos que le es formalmente atribuido,
el más largo y doctrinalmente considerado como de los más importantes. Esta carta,
junto con la primera a los corintios, son la expresión más clara del pensamiento paulino,
donde perfila con claridad su propia visión doctrinal de mensaje cristiano. Aquí
diacronismo y sincronismo se transforman en sentido carnal y sentido espiritual.

Porque la circuncisión, cierto, aprovecha, como observes la ley; mas si fueres


transgresor de la ley, tu circuncisión se ha trocado en incircuncisión. Si, pues, la
incircuncisión guardare los justos dictámenes de la ley, ¿por ventura no será su

295
San Pablo

incircuncisión tenida como circuncisión? [...] Que no el que se parece de fuera es judío
ni la que se parece de fuera en la carne es circuncisión, sino más bien el judío que es tal
en lo escondido, y la circuncisión del corazón, en espíritu, no en letra: suya es la
alabanza, no de los hombres, sino de Dios. (Rom 2:25-26; 28-29)

La «circuncisión del corazón» frente a la carnal, y su justificación séase judío o


cristiano, sería una bella imagen del pensamiento profundo de Pablo, que en un sentido
diacrónico nos puede dar otra perspectiva de la permanente dicotomía entre ley antigua-
buena nueva. 11

De todas formas, volviendo al sentido sincrónico, quedaba lejos de su espíritu, aunque


no en el tiempo, la circuncisión de Timoteo cuando escribió a los gálatas desde Éfeso,
en la primera etapa de su tercer viaje allá por el año 54, evidentemente molesto por la
polémica que en «sus» crecientes comunidades no dejaba de debatirse:

Mirad: yo, Pablo, os digo que, si os circuncidáis, Cristo de nada os aprovechará. Y


testifico de nuevo a todo hombre que se circuncida que queda obligado a practicar toda
la ley. Rompisteis con Cristo cuantos os justificáis dentro de la ley [os circuncidasteis];
caísteis desgajados de la gracia. [...] Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión tiene
eficacia alguna ni la incircuncisión, sino la fe que actúa por la caridad. [...] Porque ni la
circuncisión es nada ni la incircuncisión, sino la nueva creación. (Gál 5:2-4; 6:15-16)

También en Filipenses 3:2-3

¡Ojo con los perros, ojo con los malos obreros, ojo con la mutilación [circuncisión]!
Que nosotros somos la circuncisión, los que, en el Espíritu de Dios, le damos culto, y
nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne.

A pesar de una tan firme actitud en defensa de la ley espiritual y viva por encima de la
carnal o ritual, no rechazó seguir los ritos de purificación que los sacerdotes judíos le
impusieron a su regreso a Jerusalén, a fin de probar su fidelidad a la ley de Moisés y ser
aceptado por ellos.

Haz, pues, esto que te decimos. Tenemos aquí cuatro hombres que tienen un voto que
cumplir; tomando a estos contigo, purifícate con ellos, y págales el importe para que se
rapen sus cabezas, y conocerán todos que de estas cosas de que han sido informados
acerca de ti no hay nada, sino que procedes tú también guardando la ley. (Hechos 21:23-
24)

Y así lo hizo, o al menos lo intentó, aunque la verdad es que no le sirvió de mucho. En


los últimos días que duraba el ritual de purificación, siete en total, fue al templo «para
declarar el cumplimiento de los días de la purificación» y, con una fama bien ganada
que le precedía...

[...] los judíos venidos del Asia, habiéndole visto en el templo, revolvían toda la turba y
echaron las manos sobre él, vociferando: «Varones israelitas, venid a nuestro socorro:
él es el hombre que contra el pueblo, contra la ley y contra este lugar anda por todas
partes enseñando a todos; y además incluso unos gentiles ha introducido en el templo y
profanado este santo lugar». (Hechos 21:27-28)

11
Repitamos que no hay superación diacrónica entre el Nuevo y el Antiguo Testamento, tal como
pretenden los nuevos fariseos católicos. «Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, y justo, y
bueno.» (Rom 7:12).

296
San Pablo

Nuevamente el hombre carnal siempre dispuesto a liquidar al espiritual. 12 De resultas


del tumulto Pablo fue preso, presentado antes las autoridades romanas y finalmente
enviado a Roma para su juicio. Fue el último de sus viajes; allí, según la tradición, fue
martirizado y decapitado.

MORAL SEXUAL, SEXISMO Y HOMOSEXUALIDAD

Pablo se muestra intolerante en materia de pureza sexual. 13 Hay un punto de partida


claro y sin resquicios que ha configurado una visión popular de lo que podríamos llamar
la «moral paulina». Todas las citas que presentamos a continuación han sido sacadas de
I Corintios:

«Huid de fornicación. Todo otro pecado que hiciere un hombre, fuera del cuerpo queda;
mas quien fornica, contra el propio cuerpo peca. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis recibido de Dios, y no sois
de vosotros? (6:18-19)»

«Bien le está al hombre no tocar mujer (7:1)»

«[...] de suerte que el que casa su doncella hace bien, y el que no la casa hará mejor.
(7:38)»

«¿Estás ligado a la mujer? No busques ser desligado. ¿Estás desligado de mujer? No


busques mujer. Pero si ya te hubieres casado, no pecaste; y si se hubiere casado la
doncella, no pecó; tribulación, empero, en la carne tendrán estos tales; más yo os la
ahorro. (7:27-28)»

La «moral paulina» por supuesto no era nada nuevo. La sexualidad se ha presentado a


menudo como el gran enemigo del buscador de Dios. Dentro del cristianismo los padres
eremitas del desierto llevaron esta visión de la sexualidad hasta el extremo 14
(hablaremos más extensamente de ello en el capítulo Mística extracorpórea). En el
concilio de Nicea, y mucho más tarde en el de Trento, la curia romana se reafirmó en la
necesidad del celibato como una imposición a monjes y prelados. En contra de la
opinión, más razonable e humana, del propio san Pablo, a pesar de lo citado

12
En un sentido alegórico profundo, que es el que aquí nos interesa, todo esto sucede en nosotros.
Debemos cuidar que nuestro «hombre externo» o diacrónico o moral, y esta es la clave del asunto, no
termine por aniquilar a nuestro «hombre interno» o sincrónico o espiritual.
13
Sería bueno recordar aquí que éste fue un tema de franca obsesión para Pablo, justificado o no, pero
no es menos cierto que «la sexualidad parece haber sido una cuestión por la que Jesús manifestó más
bien indiferencia. Sus comentarios sobre costumbres sexuales son extremadamente escasos; sobre
todo en comparación con la frecuencia de sus observaciones sobre otras cuestiones, como la riqueza
y la posesión demoníaca, a la que los cristianos posteriores, en cambio, no prestaron casi atención.
Aun allí donde se menciona específicamente la sexualidad, en general el objetivo es más amplio: por
ejemplo, emplear el caso del adulterio “en el corazón” para señalar que lo que constituye el pecado
es la intención (Mt 5:28).» Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad; p. 139.
14
Tenemos el caso extremo de la autoemasculación de Orígenes por hacer una lectura literal del
Evangelio («Hay eunucos que a sí mismos se hicieron tales por razón del reino de Dios» (Mt 19:12)),
de lo que más tarde se arrepintió y que incluso le causó problemas justamente con algunos miembros
de la jerarquía eclesiástica.

297
San Pablo

anteriormente.

Mi voluntad sería que todos los hombres fueran como yo soy;15 pero si no pueden
guardar la continencia, que se casen; que mejor es casarse que abrasarse. (I Cor 7:7-9)

Por otra parte, dirigiéndose a los esposos cristianos, les insta a satisfacer las necesidades
sexuales de los cónyuges:

No os defraudéis el uno al otro, a no ser de común acuerdo, con el fin de vacar en la


oración y luego tornar a juntaros, no sea que os tiente Satanás a causa de vuestra
incontinencia. (I Cor 7:5)

En sus cartas a sus discípulos Timoteo y Tito, este «mejor casarse que abrasarse» se
transforma en unos consejos más realistas para el fundador de una iglesia externa, 16 al
fin y al cabo compuesta por hombres:

«Digna de fe es esta palabra. Si uno aspira al episcopado, excelente función desea. Es,
pues, necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, [...] que rija
bien su propia casa, que mantenga a sus hijos en sumisión con toda honestidad. (I Tim
1:1-2; 4)»

«Con este objeto te dejé en Creta, para que acabares de poner en regla lo que faltaba y
establecieres en cada ciudad presbíteros, según yo te ordené: si uno es inculpable,
marido de una sola mujer, que tenga sus hijos fieles, no tachados de libertinaje ni
insumisos. [...] no arrogante, no colérico, no dado al vino, no pendenciero [...] sino
hospitalario, amigo de lo bueno, moderado [...] para que sea capaz de exhortar conforme
a la sana doctrina y de rebatir a los que contradicen. (Tito 1:5-9)»

Desde nuestra sociedad moderna, otra objeción que se le podría hacer a Pablo es el
papel que él reservaba a la mujer en la iglesia, y por extensión en la sociedad. Seguimos
citando a I Corintios: 17

«Como en todas las iglesias de los santos, las mujeres en las iglesias callen, pues no les
es permitido hablar; muestren antes sujeción, como también la ley lo dice. Que si
quieren aprender, pregunten en casa a sus propios maridos, porque es indecoroso a la
mujer hablar en la iglesia. (14:34-35)»

15
Queda claro que la castidad es un don. Esto no ha sido entendido adecuadamente por la Iglesia, lo cual
le ha causado tantos trastornos. Es probable que un aspecto del problema resida en una necesidad de
control social por parte de la curia sobre su sacerdocio, y por extensión sobre los feligreses. Ahora que
la Iglesia ha perdido totalmente este control sobre la sociedad convertida en laica, han salido a la luz
sus escándalos de pedofilia que, por una parte, ha puesto de manifiesto que toda la maquinaria
sacramental es simbólica y no produce ningún resultado espiritual, y además ha terminado por
desacreditar a la Iglesia y, para mucha gente, a la religión en general. «Para evitar la fornicación,
tenga cada uno su mujer y cada una tenga su marido» (I Cor 8:2).
16
Recordemos las dudas de estas cartas con respecto a su autoría.
17
En I Timoteo 2:9-15 también leemos: «Asimismo, que las mujeres se presenten con traje decoroso;
que se atavíen con pudor y moderación, que no con trenzas y oro o perlas o vestido suntuoso, sino,
cual cumple a mujeres que profesan piedad, con buenas obras. La mujer, oyendo en silencio, aprenda
con toda sumisión; a la mujer no le consiento enseñar ni arrogarse autoridad sobre el varón, sino que
ha de estarse tranquila en su casa. Porque Adán fue formado el primero, luego Eva. Y Adán no fue
engañado, sino la mujer fue quien, seducida, se hizo culpable de transgresión; será, empero, salvada
por la maternidad, con tal que persevere en la fe, en la caridad, y en la santidad, unidas a la
moderación.» Y todo esto sin referencias a un sentido alegórico. Recordemos las dudas que el texto
planteaba con respecto a su autoría.

298
San Pablo

«La mujer no es dueña de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el


marido es dueño de su propio cuerpo, sino la mujer. No os defraudéis uno al otro, a no
ser de común acuerdo por un tiempo, a fin de vacar a la oración y luego tornar a
juntaros, no sea que os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. Esto, empero, lo
digo haciéndome cargo de la situación no imponiendo precepto. (7:3-6)»

En uno de los pasajes de Efesios más elocuentes en este sentido (aunque para algunos
de dudosa autoría, para nosotros de verdadera inspiración), el sentido carnal y el sentido
espiritual se mezclan y entremezclan:

Las mujeres sométanse a sus propios maridos, como el Señor; pues el varón es cabeza
de la mujer, como también Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual él es
Salvador. Mas así como la Iglesia se sujeta a Cristo, así también las mujeres a sus
maridos en todo. Los varones amad a vuestras esposas, como también Cristo amó a la
Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola con el baño del
agua por la palabra, a fin de hacer parecer ante sí gloriosa a la Iglesia, sin que tenga
mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben también
los varones amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. Quien ama a su esposa, a sí
mismo se ama. Porque nadie jamás aborreció su propia carne, antes la mantiene y
regala, como también Cristo a la Iglesia, puesto que somos miembros de su cuerpo. «En
razón de esto abandonará el hombre al padre y a la madre, y se adherirá a su esposa, y
serán los dos una sola carne (Gén 2:24)». Este misterio es grande, mas yo lo declaro de
Cristo y de la Iglesia. (Ef 5:22-32)

Y también...

El varón no deba ciertamente cubrir la cabeza, siendo como es imagen y gloria de Dios;
mas la mujer es gloria del varón. Porque no procede el varón de la mujer, sino la mujer
del varón. Pues no fue creado el varón por causa de la mujer, sino la mujer por causa del
varón. Por esto debe llevar sobre su cabeza la potestad por causa de los ángeles. Sin
embargo, ni la mujer sin el varón, ni el varón sin la mujer, en el Señor. Porque como la
mujer procede del varón, así también el varón por medio de la mujer; y todas las cosas
de Dios. (I Cor 11:7-12)

Sobre lo cual, Cattiaux comenta:

Toma, te doy la llave completa en estas pocas palabras del mayor doctor del
cristianismo que ha hablado de ello más claramente que el mismo Jesucristo: «Pues si la
mujer ha sido extraída del hombre, el hombre también nace de la mujer y todo viene de
Dios». Es sencillo y todo está ahí. 18

Es decir, san Pablo, y éste es el problema exegético no siempre bien entendido, mueve
los preceptos morales, incluso los más explícitos, como la circuncisión y la prohibición
de comer carne, al terreno de la tolerancia cuando le conviene, puesto que es el sentido
alegórico el que ha de «rellenar» la ley hasta convertirla en la «buena nueva», la que
realmente aportará la salvación. Pablo se mueve a menudo a dos bandas de tal forma
que no puede sino causar confusión. Ante una circunstancia específica, el Pablo
dogmático se transforma en flexible:

Os recomiendo a Febe, nuestra hermana, que es, además, diaconisa de la Iglesia de

18
Florilegio; p. 44.

299
San Pablo

Cencreas, para que la recibáis en el Señor de una manera digna de los santos y la asistáis
en cualquier cosa en que necesitare de vosotros; puesto que ella también ha sido
favorecedora de muchos, y de mí en particular. (Rom 16:1-2)

Es en su defensa que recordaríamos sus angustiadas y sinceras palabras, cuando dice:

[...] siendo yo libre de todos, a todos me esclavicé para ganar a los más. Y me hice con
los judíos como judío, para ganar a los judíos; [...] con los que están sin ley, como quien
está sin ley, no estando sin ley de Dios, sino con la ley de Cristo, para ganar a los que
están sin ley; me hice con los débiles débil, para ganar a los débiles; me he hecho todo a
todos, para de todos modos salvar a algunos. Y todo esto lo hago por causa del
Evangelio, para tener también yo alguna parte en él. (I Cor 9:10-23)

Es difícil hacerse cargo del medio social en el que Pablo se movía y que tanto se
enfrentaba con el fariseismo dogmático en el que había sido criado. John Boswell así lo
describe: 19

Para griegos y romanos, las costumbres cotidianas de los judíos eran desagradables y
sórdidas, y tan profunda la aversión que sentían ante la circuncisión —piedra angular de
la ley mosaica—, que a menudo su esfuerzo por eliminarla culminaba en conflictos
grandes y a menudo cruentos.

Y concluye con respecto al resto de la cotidianidad de la ley mosaica:

Hubiera sido difícil justificar la imposición tan sólo de las partes del Levítico que sirven
de apoyo a prejuicios personales, e incluso sin circuncisión resulta difícil imaginar la
plena adaptación al mundo romano de leyes levíticas que prohibían el consumo de
cerdo, mariscos y conejo —platos fundamentales de la dieta mediterránea— o carnes
que contuvieran sangre o grasa. El rigor en la siega y el espigueo de los campos, la
hibridación, vestirse con más de un tipo de tela, cortarse la barba y el pelo: todo eso era
condenado por la ley judía, y todo eso era parte esencial de la vida cotidiana bajo el
Imperio.

. . .

Otro aspecto referente a la moral sexual en la sociedad pagana, que distaba años luz de
la rigurosidad levítica que acabamos de mencionar y de la que Pablo provenía, era el
tratamiento de la homosexualidad. Boswell explica: 20

En una observación que se hizo famosa, Edward Gibbon dijo una vez que «de los
quince primeros emperadores, Claudio fue el único cuyo gusto era absolutamente
correcto en materia de amor», con lo que quería decir heterosexual. Si Gibbon no se
equivocaba, el Imperio romano estuvo regido durante casi doscientos años por hombres
cuyos intereses homosexuales, aunque no exclusivos, eran lo suficientemente notorios
como para ser registrados para la posterioridad.

En la Epístola a los Romanos, Pablo ofrece una versión histórica para justificar el
«desvío sexual pagano», ante el que se mostrará siempre con una intransigencia sin
19
Op. cit.; p. 127.
20
Op. cit.; p. 85.

300
San Pablo

resquicios, en el que nos puede sorprender la justificación que argumenta desde un


punto de vista literal expone. Refiriendose a los romanos, dice:

Pues lo que se conoce de Dios se halla claro en ellos, ya que Dios se lo manifestó [...]
Por cuanto habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron
gracias, antes se desvanecieron en sus pensamientos y se ensombreció su insensato
corazón. Alardeando de sabios, se embrutecieron; y trocaron la gloria del Dios inmortal
por un simulacro de imagen de hombre corruptible, y de volátiles, y de cuadrúpedos, y
de reptiles. [...] a ellos, que trocaron la verdad de Dios por la mentira y adoraron y
rindieron culto a la criatura antes que al Criador. (1:19; 21-23; 25)

La afirmación «habiendo conocido a Dios», en el contexto de la tradición romana, gran


heredera de la griega, 21 únicamente puede significar que en su origen los cultos de
misterio ofrecían un conocimiento real de la divinidad. Esta afirmación choca
frontalmente con el punto de vista historicista y excluyente que hoy se hace de la
tradición judía como exclusiva transportadora de la revelación. Aquí Pablo acusa a los
gentiles de haber caído en la idolatría y en consecuencia...

Por eso los entregó Dios a pasiones desenfrenadas. Pues, por una parte, sus mujeres
trocaron el uso natural por otro contra naturaleza. Igualmente, por otra, también los
varones, abandonando el uso natural de la hembra, se abrasaron con impuros deseos,
unos de otros, ejecutando varones con varones la infamia y recibiendo en sí mismos el
pago de su extravío. (26-27)

John Boswell 22 comenta este pasaje:

Hubo una época, dice tácitamente Pablo, que a los romanos les fue ofrecido o
conocieron el monoteísmo, pero lo rechazaron (vv. 19-23). La referencia a la
homosexualidad no es otra cosa que una analogía mundana del pecado ontológico; no
cabe duda de que no constituye el punto esencial del argumento. Una vez aclarado esto,
el tema de la homosexualidad se deja rápidamente de lado y se resume el argumento
principal (vv. 28 y ss.).

Es decir, las consecuencias de la caída. No está de más citar estos versículos:

Como ellos no tuvieron a bien tener de Dios cabal conocimiento, entrególos Dios en
manos de una mentalidad réproba, de manera que hiciesen lo que no cumplía: repletos
de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad; henchidos de envidia, homicidio,
contienda, dolo, mala entraña; chismosos, detractores, abominadores de Dios, altaneros,
fanfarrones, inventores de maldades, desobedientes a los padres, desatinados, desleales,
desamorados, despiadados; quienes, conociendo el justo decreto de Dios, que los que
tales cosas hacen son dignos de muerte, no solamente las hacen ellos, mas aun plácemes
a los que las hacen. (28-32)

Todos estos pecados se resumen en uno solo: el de Sodoma y Gomorra:

Al parecer, el propio Jesús creía que Sodoma había sido destruida por el pecado de falta
de hospitalidad: «Caso que no quieran recibiros, ni escuchar vuestras palabras,
saliendo fuera de aquella casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os

21
Es de dudar, si hay que leer esta afirmación desde un punto de vista literal, que Pablo tuviese algún
conocimiento sobre las antiguas tradiciones en el Lacio y que aquí se refiriese a ellas.
22
Op. cit.; p. 134.

301
San Pablo

digo que Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor en el día del juicio, que no
aquellas ciudades (Mt 10:14-15)». 23

La hospitalidad es lo que da acceso al espíritu o, en términos cabalísticos, al maestro,


permitendo así alcanzar el verdadero matrimonio.

«De la hospitalidad no os olvidéis; pues por ella algunos, sin saberlo, hospedaron
ángeles. (Heb 13:2)»

«Como a un ángel de Dios me acogisteis, como a Cristo Jesús. (Gál 4:14)»

ESCLAVITUD

Un buen ejemplo de este doble lenguaje que se entrelaza en Pablo lo volvemos a


encontrar en el tema de la esclavitud, contra la cual jamás protestó formalmente.

¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; antes bien, aun cuando puedas
obtener la libertad, más bien aprovéchate. Porque el que es llamado en el Señor siendo
esclavo, liberto es del Señor; asimismo, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de
Cristo. Cada cual en el estado en que fue llamado, hermanos, en este permanezca ante
Dios. 24 (I Cor 7:21-22)

Nuevamente, frente a la «nueva creación», las jerarquías sociales establecidas, reflejo de


arquetipos superables, se resumen en una igualdad que cuestiona inmovilismos y
lecturas farisaicas que pretendan justificar ontologicamnete cualquier ordenamiento
social discriminatorio.

No hay ya judío ni griego, siervo o libre, varón o hembra. (Gál 3:28)

Decíamos que las cartas a Timoteo y Tito plantean dudas sobre su autenticidad. En ellas
los deberes de los esclavos están detallados sin matices alegóricos, como ocurría con el
tema de las mujeres en la sociedad. Lo cual inclinaría la balanza con respecto a su
autoría por parte de un discípulo, quizás no muy aventajado, que además fijaba normas
sociales:

Cuantos están bajo yugo como esclavos miren a sus propios amos como dignos de todo
honor, para que el nombre de Dios y la doctrina no sean blasfemados. (I Tim 6:1) 25

PABLO MISTÉRICO

Entremedio del Pablo moral y alegórico, el aspecto gnóstico o mistérico es el más difícil
23
Cristianismo; p. 119.
24
Aquellos que hoy en día extraen fragmentos de Pablo, u otros textos sagrados, para condenar
conductas sociales según ellos poco apropiadas, como en el tema de la mujer o la homosexualidad, les
convendría equiparar estas palabras.
25
Ver también Tito 2:9.

302
San Pablo

de hacer aflorar. Así traducen, con unas elocuentes mayúsculas, Bover y O'Callaghan el
epílogo de la Epistola a los Romanos:

[...] en orden a la revelación del MISTERIO, por tiempos eternos mantenido


SECRETO, mas ahora MANIFESTADO, y por las escrituras proféticas, según la
ordenación del eterno Dios, para obediencia de la fe a todos los gentiles NOTIFICADO.
(16:25-26)

Pablo, a lo largo de todas sus epístolas, se esfuerza, una y otra vez, en proclamar el
misterio de la fe como único requisito para la salvación.

Ahora, empero, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado,


abonada por el testimonio de la ley y de los profetas, pero una justicia de Dios mediante
la fe de Jesucristo, para todos y sobre todos los que creen; pues no hay distinción [...]
¿Anulamos con esto la ley por medio de la fe? ¡Eso, no! Antes bien afianzamos la ley.
(Rom 3:21; 31)

Pablo puede ser más explicito sobre el objeto de la fe. En el mismo capítulo escribe:

[...] la redención que se da en Cristo Jesús, al cual exhibió Dios como monumento
expiatorio, mediante la fe, en su sangre, para demostración de su justicia (24-25)

Naturalmente, la salvación por la fe no era nada ajeno, o digamos mejor nada «nuevo»,
a la ley mosaica: 26

Mas ¿qué dice? [la ley] «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón (Dt
30:14)». Tal es la palabra de la fe que predicamos. Porque si confesamos con tu boca a
Jesús por Señor y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa la fe para
salud. (8-10)

La justicia tiene una práctica:

Porque Moisés escribe de la justicia que proviene de la ley que «el hombre que estas
cosas practicare (Dt 9:4)» vivirá por ella. (5)

La «buena nueva» no puede consistir meramente en algo tan antiguo como es el


conocimiento mesiánico, en realidad consiste en la universalización de la salvación, y
por ello conlleva la proclamación de la no necesidad de hacer la obra de la unión del
cielo con la tierra para beneficiarse de ella.

Mas la justicia que nace de la fe habla así: No digas en tu corazón: «¿Quién subirá al
cielo?(Dt 9:4)», esto es, para hacer bajar a Cristo; o «¿Quién bajará al abismo? (Dt
30:12)», esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos. (6-7)

Pero, claro está, alguien ha de ser el receptáculo de la Obra. Aquí tenemos a Pablo,
compañero de los maestros:

Para que el ideal de justicia de la ley se realizase plenamente en nosotros, los que

26
Los tres versículos citados a continuación pertenecen a Romanos 10:5-10, pero cambiando el orden a
fin a hacer aflorar la lectura que de ellos hacemos.

303
San Pablo

caminamos no según la carne, sino según el Espíritu. (Rom 8:4)

Por tanto, las afirmaciones de Pablo...

«Me llamó por su gracia, revelar en mí a su Hijo. (Gál 1:15)»

«Con Cristo estoy crucificado, pero vivo... no ya yo, sino Cristo vive en mí. (Gál 2:20)»

«Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús. (Gál 6:1)»

«Ahora, lo mismo que siempre, será Cristo engrandecido en mi cuerpo, ya sea por vida,
ya sea por muerto. (Filip 1:20)»

«Acerca de las vírgenes no tengo precepto del Señor. (I Cor 7:25)»

...no habría que tomarlas como metáforas hiperdesmesuradas, y haríamos bien en releer
sus palabras bajo este nuevo prisma. Todas las citas siguientes han sido sacadas de II
Corintios:

«El cual nos marcó con su sello y nos dio las arras del Espíritu en nuestros corazones.
(1:22)»

«Aun cuando nuestro hombre exterior se desmorone, empero nuestro hombre interior se
renueva día tras día. (4:16)»

«Por manera que, si uno está en Cristo, es una nueva creación. Lo viejo pasó: mirad, se
ha hecho nuevo. (5:17)»

«Que si bien inculto en la palabra, mas no en la ciencia (γνώσει gnosei). (11:6)»

«Por la verdad de Cristo que está en mí. (11:10)»

Aunque la Obra implica un proceso de catarsis que requiere un cierto tiempo a fin de ser
completada...

Y si lo que no quiero yo eso hago, ya no soy yo quien lo obro, sino el pecado que habita
en mí [...] Así que yo por mí mismo con la razón sirvo a la ley de Dios, mas con la
carne, a la ley del pecado. (Rom 7:20; 24)

La misión del maestro es completar la obra de la justicia y transmitir a su descendencia.


Esta transmisión puede consistir en influjos espirituales para algunos:

Ansío veros, a fin de comunicaros alguna gracia espiritual. (Rom 1:11)

Pero es la Obra al completo a lo que algunos han sido llamados:

«Ya que a vosotros se os concedió que por Cristo... no solamente por él padecieseis,
teniendo el mismo combate cual el que visteis en mí y ahora oís que tiene lugar en mí.
(Gál 1:29-30)»

«¿Quien os fascinó a vosotros, ante cuyos ojos fue presentada la figura de Jesucristo

304
San Pablo

clavado en la cruz? (Gál 3:1)» 27

La Obra se cumple en dos etapas, tal como apuntábamos en nuestra Introducción:


santidad o regeneración espiritual, y sabiduría o conocimiento físico a continuación.
La primera:

Y si Cristo está en vosotros, el cuerpo, ciertamente, está muerto a causa del pecado; más
el espíritu es vida a causa de la justicia. (Rom 8:10)

Son los santos, a quienes aconseja para alcanzar la sabiduría:

Caminad en espíritu, y no daréis satisfacción a la concupiscencia de la carne; como que


estas cosas son entre sí contrarias; de manera que no hagáis lo que queréis. Y si os dejáis
llevar del Espíritu, no estáis bajo la presión de la ley. (Gál 5:16-18)

La segunda parte, el conocimiento corporal:

«Nosotros mismos, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos también
gemimos dentro de nosotros mismos, anhelando la adopción filial, el rescate de nuestro
cuerpo. (Rom 8:23)»

«Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que
resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también vuestros cuerpos
mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros. (Rom 7:11)»

A esta segunda parte se refiere cuando dice:

«[...] nuestra ciudadanía en los cielos está, desde donde también aguardamos un
Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transfigurará nuestro cuerpo de bajeza, hecho
según el talle de su cuerpo de gloria, según su poderosa acción, capaz de subyugar a sí
todas las cosas. (Filp 3:20-21)»

«El Señor está cerca. (Filp 4:5)»

27
No olvidemos que estas iglesias estaban formadas casi excusivamente por prosélitos que jamás
estuvieron en Jerusalem.

305
II - LA NATURALEZA DEL PECADO

EL BIEN Y EL MAL

Ya hemos comentado como la llegada del cristianismo supuso un punto de inflexión en


el acercamiento entre la salvación y el común de los fieles. Desde un punto de vista
exotérico, hasta ese momento, el bien y el mal estaban representados, mediante
imágenes, como divinidades reales a las que el hombre adoraba en forma externa o, a lo
sumo, se asociaba a ellas, como sucedía entre los egipcios que asociando su nombre al
de Osiris se identificaban con él, y adquirían así la inmortalidad. La tradición cristiana
pone de manifiesto que el bien y el mal son las sustancias de las que está constituido el
hombre caído (visión que por otra parte es herencia directa de la tradición judía): el bien
es la sustancia pura e incorruptible con la que fue creado el hombre en su origen; el mal
es la sustancia corruptible e impura que el hombre adquirió con la caída adámica. La
separación de las sustancias puras de las impuras es una cosa que únicamente puede
realizar Cristo. Eckartshausen 1 lo explica detalladamente cuando dice:

«La regeneración no es otra cosa que una disolución y un desprendimiento de esta


materia impura y corruptible, que tiene atado a nuestro ser inmortal y que tiene sumida
en un sueño de muerte a la vida de las fuerzas activas oprimidas.»

«La curación de la Humanidad es sólo posible con la destrucción de este fermento del
pecado en nosotros; de aquí que necesitemos un médico y un remedio por los que
seremos curados.»

«El conocimiento de este medio de curación es la ciencia de los elegidos y de los santos
y su posesión, la herencia prometida a los hijos de Dios.»

La tradición nos enseña que el hombre está compuesto de tres partes: un cuerpo que
viene de la tierra, un espíritu o psiquismo que viene de los astros y un alma pura que
viene de Dios. Para el Adán primordial de antes de la caída, el cuerpo, tomado del suelo
del paraíso, era el soporte sólido de la excelente criatura; gracias a este cuerpo fue hecho
superior al resto de la creación. Un cuerpo glorioso, inmortal, que lo situaba incluso por
encima de entre los ángeles más elevados. A éste se le incorporó una porción del más
puro espíritu divino, que sería la conciencia y la propia vida del cuerpo. Entre alma y
cuerpo se incorporó el espíritu, un intermediario entre ambos, un espíritu que
participaba del mundo espiritual y angélico que previamente había creado Dios. Así, en
el hombre, todo estaba contenido.

La fatal caída de Adán supuso una catástrofe de incalculables consecuencias. Su


magnífico cuerpo de gloria fue abatido; «el Templo ha sido destruido» dirán los judíos;

1
La nube sobre el santuario; pp. 75, 81 y 82.

307
La Naturaleza del Pecado

en su lugar apareció una espesa piel de bestia, frágil, enfermiza y perecedera. Su


conservación y sostenimiento será una de las peores condenas que tendrán que soportar
Adán y su descendencia a partir de ese momento. De su vestidura de gloriosa luz apenas
queda un resto imperceptible e inerte, olvidado en algún rincón del cuerpo animal. El
alma divina voló al cielo de donde procedía, apenas si quedó una pequeña chispa de la
primitiva efusión, un débil resto ahogado bajo el peso de la piel animal, lo justo para
darle a ésta el calor vital, un calor del que el hombre se beneficiará en el futuro con
desagradecimiento. Estos restos gloriosos del hombre primordial serán comparados
como a pequeñas semillas que lo habitan; el secreto de su germinación será el secreto de
su regeneración:

Semejante es el reino de los cielos a un granito de mostaza, que tomándolo un hombre


lo sembró en un campo; el cual es la más pequeña de todas las semillas, mas cuando se
ha desarrollado es mayor que las hortalizas, y se hace un árbol, de modo que vienen las
aves del cielo y se cobijan en sus ramas. (Mt 13:31-32)

El psiquismo, que participaba del mundo angélico, se intoxicó de tal forma con el
espíritu de la inmundicia que perdió totalmente su capacidad de contemplar la clara luz;
además, quedó sometido al que san Pablo más tarde llamaría «el príncipe de la potencia
del aire» (Ef 2:2); es decir: Satanás. Otros conocen a esas potestades aéreas como los
astros y constelaciones que, según la tradición, rigen nuestro destino de forma
implacable. De nuestros padres, en una cadena que se remonta a Adán, recibimos el
germen del cuerpo de gloria. Es el secreto precioso e ignorado que contiene nuestra vida
animal. La chispa del alma la recibimos de arriba junto con el espíritu en el momento
del nacimiento. La ruina del cuerpo eterno, sustituido por una piel de bestia, un espíritu
manchado y sometido a la tiranía de los astros, animado todo ello por una vida no más
que latente, es el triste resultado de la caída de Adán.

La intoxicación del espíritu tiene como consecuencia todos los males que la moral
condena. Es como una toxina a la que Eckartshausen 2 llama «gluten» y que sitúa en la
sangre. De ella dice:

Esta materia puede ser modificada de modo diferente por las excitaciones sensibles; y,
según la especie de modificación de esta materia del pecado, se distinguen las malas
inclinaciones del pecado.
En su más alto grado de expansión, esta materia opera la presunción, el orgullo; en su
más alto grado de atracción, la avaricia, el amor propio, el egoísmo.
En el estado de repulsión, la rabia, la cólera; en el movimiento circular, la ligereza, la
inconstancia.
En su excentricidad, la gula, la embriaguez.
En su concentridad, la envidia.
En su esencialidad, la pereza.
Este fermento del pecado es más o menos abundante en cada hombre, y transmitido por
los padres a los hijos.

LA MORAL

2
Op. cit.; pp. 82 y 83.

308
La Naturaleza del Pecado

Eckartshausen hace un comentario de suma importancia que precisa de forma absoluta


el sentido y la función de los códigos morales desde un punto de vista exotérico o
externo.

Es verdad que el hombre puede poner, por su voluntad, límites a esta materia del
pecado, dominarla para que actúe menos sobre él; pero no le es posible aniquilarla
totalmente.

Dicho de otro modo, la moral, regulando la vida de los hombres, evita la multiplicación
del pecado original pero no lo salva de él; sería como decirle a un jorobado que se
ponga recto sin más.

Las iglesias externas, con su moral y sus normas, alientan al hombre que no se ha
sentido llamado a la búsqueda de Dios ya desde este mundo a llevar una vida de
plegaria y recogimiento, en la espera de una salvación en el momento de la muerte; aquí
se ve su gran utilidad, siempre y cuando estas iglesias estén presididas por alguien que
haya recibido el conocimiento de la famosa medicina, haya conocido a Dios como
mínimo en espíritu, y sea (como Juan) un verdadero testimonio. Cuando esto no es así,
las iglesias caen en la idolatría de la moral y de los ritos, de las cortezas externas, y
terminan por expulsar de su seno a aquellos que tienen el raro don de la búsqueda de la
sustancia interna de los textos. Este fue el caso de los fariseos, cuyo nombre procede de
la palabra ‫ פרש‬parush, ‘separado, aislado’; el origen de la secta se remonta al siglo II aC
y parece ser que en un principio era una secta de conocedores, llamados así porque,
como dice el M.R.:

Ciertamente, la verdadera sabiduría, el conocimiento último, aísla al hombre de sus


semejantes más que cualquier crimen, cualquier lepra o cualquier muerte. (I 26)

Desgraciadamente, en tiempos de Jesús ya había perdido este conocimiento sustancial y


se agarraban con fuerza al sentido externo, impidiendo la entrada de los auténticos
buscadores. Dijo a ellos Jesús:

¡Farsantes! Muy bien, profetizó de vosotros Isaías, diciendo:


«Ese pueblo me honra con los labios,
mas su corazón anda muy lejos de mí;
es vano el culto que me rinden
enseñando doctrinas, preceptos de hombres (Is 19:13)». (Mt 15:7)

LA CAUSA DE LA MUERTE

Por otra parte, la adquisición de un cuerpo físico animal ha llevado al hombre a tener
que sufrir, no sólo todas las enfermedades físicas, sino también la vejez, la decrepitud y,
finalmente, la muerte y la putrefacción de su propia carne.

«Por esto, como por un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por el pecado, la
muerte, y así a todos los hombres alcanzó la muerte, por cuanto todos pecaron. (Rom
5:12)»

309
La Naturaleza del Pecado

«Pues el sueldo del pecado es muerte. (Rom 6:23)»

Así pues, a las tres partes puras que constituyen al hombre original, se han de añadir dos
impuras: una «toxina» para el espíritu, más un cuerpo animal adquirido con la caída,
haciendo un total de cinco. Nicolás Lemery 3 nos da una visión empírica de la cuestión;
hablando de la naturaleza externa que nos rodea, dice:

Los químicos han hallado cinco géneros de substancias haciendo el análisis o la


resolución de diversos mixtos, y han concluido que son cinco los principios de las cosas
naturales: el agua, el espíritu, el aceite, la sal y la tierra.
De estos cinco, los tres activos son el espíritu, el aceite, y la sal; y los dos pasivos: el
agua y la tierra. Llamándolos activos porque están en gran movimiento, y hacen toda la
acción del mixto, y a los otros los llaman pasivos, porque están quietos, y no sirven sino
para refrenar la viveza de los activos.

Así se puede entender la definición que da Le Bretón 4 del trabajo del alquymista:

El Espagirista 5 separa los elementos del mixto de todo lo que les es opuesto y
heterogeneo, introduce una unión perfecta entre los principios y compone una sustancia
permanente y astral o celeste.

LA GUERRA SANTA

La separación de las sustancias puras de las impuras se ha descrito a menudo en forma


de combate: el gran combate, la guerra santa. Las enseñanzas del Evangelio se clarifican
a la luz de lo expuesto:

¿Pensáis que vine a traer paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino más bien división.
Porque desde ahora serán cinco en una casa, divididos: tres contra dos y dos contra tres.
(Lc 12:51-52)

Y es a esta guerra que se refiere Krishna 6 cuando dice:

¡Ah, Arjuna! Hay una batalla que ganar antes de que nos sean abiertas las puertas del
cielo. ¡Felices son aquéllos guerreros cuya actitud es participar en esa guerra!

Quien no emprende este combate muere a causa de sus pecados.

Pues según tu dureza e impenitente corazón atesoras para ti ira para el día de la ira y la
manifestación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada uno el pago conforme a sus
obras: a los que con la perseverancia del bien obrar buscan gloria y honor e
inmortalidad, la vida eterna; más para los amigos de porfía y que, rebeldes a la verdad,
se rinden a la injusticia, ira e indignación. Tribulación y angustia sobre toda alma
humana que obra el mal [...] gloria, en cambio, honor y paz para todo el que obra el

3
Cit. por A. Corbí; pp. 4 y 5.
4
Cit. por A. Corbí; p. 37.
5
Del griego σπαω, spao, ‘separar, dividir’ y αγειρω, agueiro, ‘coaligar, unir’. Otro nombre para
designar a la alquymia, que se aplica generalmente al tratamiento de plantas con fines medicinales.
6
El Bhagavad Gita II 32; p. 43.

310
La Naturaleza del Pecado

bien. (Rom 2:5-10)

«Obrar el mal» no es sino multiplicar el poder del gluten del que habla Eckhartshausen,
la sustancia corruptible que corre por nuestras venas, infectando nuestra carne y nuestro
espíritu. «Obrar el bien» es buscar al Espíritu Santo, el único capaz de curar al hombre
de esta horrible enfermedad.

«Pues lo que siembre uno, eso mismo cosechará. Porque el que siembra en su propia
carne, de la carne cosechará corrupción; y el que siembra en el Espíritu, del Espíritu
cosechará vida eterna. (Gál 6:8)»

«Y decía: Lo que del hombre sale esto contamina al hombre. Porque de dentro, del
corazón de los hombres, salen los malos pensamientos: fornicaciones, hurtos,
homicidios, adulterios, codicias, maldades, dolo, libertinaje, mal ojo, maledicencia,
soberbia, privación del sentido moral; todas estas cosas malas de dentro salen y
contaminan al hombre. (Mc 7:20-23)»

Todos ellos «atesorados para el día de la ira» cuando el espíritu, separado de su


cuerpo, incapaz de reconocer a Cristo, pues no lo ha buscado, se enfrentará al fuego de
sus propios deseos, ya que «cada uno recibirá el pago conforme a sus obras». Todos y
cada uno de los deseos, vanas emociones, codicias, sensualidades... engendradas por el
espíritu del hombre en su vida terrena, ahora le son recordados, y éste —y aquí está el
problema— ya no tiene un cuerpo con que poderlos satisfacer, ni puede refugiarse en el
sueño o en la embriaguez. 7 No hay excusa posible, cualquiera puede comprobar la
caducidad del cuerpo animal; cualquiera ha oído hablar de la supervivencia del espíritu
después de la muerte.

LA BLASFEMIA

Cristo ha venido para perdonar todos los pecados o, mejor dicho, para lavar al hombre
del germen del pecado; a lo largo de los Evangelios no hace otra cosa sino es perdonar
pecados, expulsar demonios y curar a los enfermos, incluso resucitando a los muertos.
Pero hay un pecado que no es perdonado:

En verdad os digo que se les perdonarán a los hijos de los hombres todos los pecados y
las blasfemias, cuanto quiera que blasfemaren; pero quien blasfemare contra el Espíritu
Santo, no tiene perdón eternamente, antes será reo de pecado eterno. (Mc 3:28-29)

Blasfemia significa ‘palabra impía, calumnia’, de la raíz βλαξ blacs, ‘ser perezoso,
blando, cobarde, desdeñoso’. El blasfemo es el que ha desdeñado la palabra del Espíritu,
es decir, la Escritura, el que no ha buscado al Espíritu, que no «ha sembrado en él», que
no ha «obrado el bien». Quien no lo busca no lo encontrará, quien no lo pide no lo
obtendrá; él está permanentemente a la disposición de todos.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis. (Mt 7:7)

7
Sólo le queda la posibilidad de la plegaria para los que hayan desarrollado el hábito en vida, a la
espera de un Cristo salvador que baje a los infiernos a rescatarlo el día antes de su resurrección.

311
La Naturaleza del Pecado

Es imposible curar los pecados de un blasfemo, pues sin deseo no hay conocimiento y
sin conocimiento no hay perdón. No es demasiado lo que se nos pide, se trata
simplemente de escoger con inteligencia al objeto de nuestros deseos, o bien
entregarnos a una codicia y a una sensualidad que siempre pide más porque nunca
satisface plenamente, o bien entregarnos a un Dios que una vez obtenido lo colma todo
mucho más allá de lo imaginable. El deseo que mueve nuestras vidas es el mismo para
todos, sólo se trata de saber escoger con sensatez el objetivo de nuestra pasión.

El amor sincero por Dios y el deseo ardiente de su conocimiento son los que provocan
las condiciones de nuestro encuentro y de nuestra unión con el glorioso viviente. (M.R.
XVIII 71’)

312
III - LA IGLESIA INTERIOR

LA VÍA DEL SANTO

En nuestros intentos de exégesis de escrituras y tradiciones hemos elaborado nuestras


conclusiones básicamente a la luz de los sabios alquimistas, es decir, aquellos que
teniendo un conocimiento corporal de Dios, el misterio crístico en toda su extensión,
han hablado en términos estrictamente herméticos. Sin embargo, precisábamos en
nuestra Introducción que paralela a la enseñanza hermética hay una enseñanza mística o
santa en los textos, comúnmente llamada espiritual, que se desprende a la vez de ellos.
Cattiaux dice, según palabras ya citadas en la Introducción que «ambas enseñanzas
siempre se ven mezcladas en los grandes textos de los sabios, pues van a la par» y así
las distingue en su Florilegio: 1

La vía concreta es la vía de la encarnación de Dios, ¡es la posesión física de Dios


obtenida por tan pocos en este mundo! Es la vía de los sabios. La vía abstracta es la
posesión intelectual y psíquica, es la vía de los santos.

El lenguaje de los libros de los santos es teológico y antropológico, es decir, hablan de


la grandeza de un Dios manifestado en el hombre, que aunque sólo sea conocido en
espíritu es capaz de entregarse a él y salvarlo así de la muerte espiritual. Habría que
señalar, sin embargo, que el hecho de que un autor describa una realización espiritual no
debería excluir en absoluto su posible conocimiento corporal de la divinidad, esto por
una parte; por otra, también nos arriesgaríamos a cuestionar hasta qué punto sería
posible que un santo ignorase la posibilidad del conocimiento carnal de Dios en este
mundo, es decir la resurrección de Cristo, creyendo que su realización en espíritu es la
culminación de la regeneración posible en esta vida y dejando el conocimiento físico
para el tiempo del juicio general. En este sentido, Cattiaux 2 escribió:

A. Huxley en La filosofía eterna sólo vio la experiencia mística, al igual que todos
aquellos que buscan el espíritu y desdeñan el cuerpo. Cree sinceramente haber dado la
vuelta entera al problema como hacen todos los cristianos actuales.

A un libro santo recurrimos ahora para comentar el episodio que más repercusión ha
tenido en los siglos posteriores de la vida de Jesús Cristo: su crucifixión. En su obra
Algunos aspectos de la iglesia interior el senador Lopoukhine describe el bautismo y la
crucifixión con unas palabras mucho más próximas a nuestro espíritu que la ardua y
compleja terminología alquymica. Ambas experiencias no parecen ser sino una sola, a
tenor de las palabras del Evangelio:

1
Florilegio; p. 93.
2
Florilegio; p. 94.

313
La Iglesia Interior

¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, en su muerte fuimos
bautizados? [...] Sabiendo esto, que nuestro hombre viejo fue con él crucificado, para
que sea eliminado el cuerpo del pecado, a fin de que en adelante no seamos ya esclavos
del pecado; pues quien murió, absuelto queda del pecado. (Rom 6:3, 6-7)

Quizás por esta razón se pueden ver en las catacumbas de los antiguos cristianos asnos o
serpientes, ambos símbolos del pecado, muertos en la cruz. Muerte al mundo de la
muerte para renacer al mundo de la vida; un paso imposible de realizar sin haber
recibido el bautismo. Entendemos por bautismo el instante en que la divina sustancia
celeste se manifiesta y se coagula en las entrañas del hombre iniciándose así la vía de la
purificación. Recordando los comentarios referentes a Juan Bautista escuchemos lo que
dice Lopoukhine:

La verdadera regeneración, por la cual nos convertimos de nuevo en niños de Dios, se


opera en la humanidad espiritualizada de Jesús-Cristo, que penetra todo. Es este cuerpo
que debe renacer en nosotros. Es sólo en este cuerpo que se encuentran la imagen y la
expresión de Dios, y es sólo en él que puede actuar y habitar el espíritu de Jesús-Cristo.
(Cap. V 2)

Notamos que aunque, según nuestro parecer, el conocimiento aquí descrito sea
«intelectual y psíquico» no por ello deja de ser perfectamente sensible. El soporte a
semejante manifestación celeste entronca con la raíz del propio ser humano. Seguimos
leyendo en Lopoukhine:

«El germen divino de este renacimiento celeste está encerrado en nuestro interior, y
tiene que desarrollarse en nosotros con la ayuda del espíritu y por la virtud de aquél que
se ha hecho hombre en el seno puro de la Santa Virgen.»

«Así, el nuevo hombre celeste y espiritual, que ha tomado invisiblemente una nueva
vida en su ser, que la cruz ha humillado, no debe desfigurarse por las manchas que el
amor propio imprime. Que este hombre de nuevo nacido se esconda en el desierto de la
cruz, alejado de las vanidades de este mundo.» (Cap. V 2 y 3)

No dejaremos pasar por alto un comentario en el que Lopoukhine define y ataca


claramente a los practicantes de un ascetismo mal entendido: 3

Formándose una idea equivocada de los preceptos de la religión por la superstición,


ellos se libran a una imaginación exaltada, a la mortificación de la carne, tan inútil como
mal entendida, y a martirios que la ley condena. No se vinculan más que a las formas y
al exterior, y caen en la idolatría, creyendo servir al verdadero Dios. (Cap. II 7)

LA ENTRADA DEL TEMPLO

Lopoukhine compara la cruz con un templo, y el grado de purificación o conocimiento


de Dios viene marcado por el progresivo acercamiento del fiel hasta su
sanctasanctórum. Primero describe a los que están fuera del templo, en el atrio o

3
Sobre este tema, véase también el apartado dedicado a la Mística extracorpórea.

314
La Iglesia Interior

vestíbulo. Parece que son los que aún no habiendo recibido la gracia del bautismo se
sienten llamados a ello.

En el «Vestíbulo del Templo» están los que experimentan vivamente la necesidad de


salvación, el espíritu de los cuales está seriamente ocupado en la búsqueda de la verdad
y que comienzan a sentir toda la vanidad de este mundo. (Cap. II 7)

De entre estos distingue varios grupos, uno de los cuales no resistiremos la tentación de
mencionar, a saber...

Los hacedores de sistemas sutiles y los jefes de sectas fundadas en el extravío de la


razón humana, la cual no llega a conocer los objetos del espíritu puro y divino, ni la ruta
que conduce a ellos.

Sin embargo, la fe de algunos les permite acercarse hasta la entrada.

La entrada está llena de los que han sido atraídos por el Padre. Dado que ellos tienen fe
en las verdades reveladas del Evangelio, caminan en la vía de la regeneración, y
trabajan con constancia para llenar la ley de gracia.
[...] Cuando una vida tan virtuosa prepara en su corazón el camino a Jesús-Cristo,
entonces su voz le anuncia interiormente el Evangelio. (Cap. II 6)

Nunca estará de más repetirlo: el templo es el hombre, y es en su interior donde ha de


realizarse el verdadero culto.

Si el hombre presta oídos a esta voz saludable y se salva del tumulto de las pasiones que
le aturden; si él vuelve, como el niño extraviado, a su Padre, el amor del cual abraza a
todos sus hijos: entonces esta fuerza divina, que permanece en el fondo de su ser
interior, comienza a operar su regeneración, y abre la ruta por la cual el reino de Dios
puede manifestarse. (Cap. V 5)

EL MISTERIO DE LA CRUZ Y EL BAUTISMO

Ya en el interior del templo encontramos a los que sí parecen conocer realmente el


misterio de la cruz y del bautismo, aunque no en toda su extensión.

Después vienen todos aquellos que avanzan sin descanso en las vías de la regeneración
en Jesús-Cristo; todos ellos caminan en el camino de la cruz por sus diferentes grados y
por todas las edades de esta vida; pero no están aún completamente desnudos del
hombre viejo, que debe morir sobre la cruz de la abnegación, y ser consumado por el
fuego de purificación. (Cap. II 5)

EL SANTO DEL TEMPLO

Después de estos vienen los que habitan el «santo del templo».

315
La Iglesia Interior

El Santo del templo encierra primero a aquellos que interiormente han sido ya
crucificados con Jesús-Cristo; los cuales sin haber aún, como él, puesto su espíritu en
manos del Padre, no están sin embargo más sujetos a caer. (Cap. II 4)

Parece que a quienes habitan el «santo del templo» les falta aún un paso antes de poder
entrar en el sanctasanctórum. Quizás a esto se refiera cuando, del momento de la
crucifixión, escribe:

Cuando la carne y la sangre, en la agonía de este último grado de fuego de la cruz le


hace sufrir, gritando: «¡Dios mío, o Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?» este
movimiento no impedirá a su hombre interior renovado, unirse indisolublemente y para
la eternidad a su Padre celeste, el último reducto de pecado original siendo ya destruido
en él. (Cap. V 3)

El espíritu se une al alma como a un esposo en una unión indisoluble, haciendo de dos
uno ¿Es esta la culminación de la vía del santo? Son los que habitan el sanctasanctórum
del templo.

EL SANCTASANCTÓRUM

El Santo de los santos está habitado por aquellos que han acabado su regeneración. Son
estos en los cuales el último grado de fuego de la cruz ha borrado secretamente el
pecado hasta la última mancha; ellos son los vasos de elección, enteramente purificados
y abundantemente llenos del espíritu y de la vida de Jesús-Cristo. (Cap. II 3)

LA PALINGENESIA. HOMBRE DE DIOS

Lopoukhine habla de un grado aún más interior:

En la parte más interior del «Santo de los santos», cerca de las fuentes celestes de la
redención, residen los sacerdotes de la regeneración universal; la felicidad les rodea;
están colmados de los dones de la gracia y de la naturaleza, y brillan con toda la
plenitud de esta luz que esparce la verdad y la vida. (Cap. II 2)

¿Se refiere aquí a los testigos y beneficiarios de la resurrección, aquellos que han
obtenido la gracia última del conocimiento corporal de la divinidad? De estos, sigue
diciendo:

Quizás se manifiesta [Cristo] al pequeño número de los elegidos del Edén; quizás les
bendice aún y marcha en medio de ellos, enseñándoles a operar la obra de la
regeneración, que él les ha confiado especialmente. (Cap. II 2)

Encontramos en Eckhartshausen 4 una referencia mucho más explícita a este último


grado.

4
Op. cit.; p. 91.

316
La Iglesia Interior

El misterio de estar ligado con Jesucristo no sólo espiritualmente, pero también


corporalmente, es el más grande de la Iglesia interior. Llegar a ser con Él un ser, llegar a
ser con Él un espíritu es la plenitud de la espera de sus elegidos. Los medios para esta
posesión real de Dios, están ocultos a los ojos del sabio mundano, y revelados a la
simplicidad y a los sentidos de sus hijos.

En realidad, más allá del sentido espiritual, los Evangelios narran la muerte y la
resurrección de un adepto; el cuerpo de Cristo, la bendita Piedra, es el verdadero
protagonista de la historia sagrada.

«Luego dice a Tomás: Trae acá tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi
costado, y no seas incrédulo, sino creyente. (Jn 20:27)»

«El Arte hermético tiene por objeto la metamorfosis completa del ser en su totalidad,
alma, espíritu y cuerpo, en una indisoluble fusión que hace el milagro de una sola cosa,
la piedra de los sabios.» 5

Finalmente, el milagro de tres en uno. (¿No alude todo esto al misterio insondable de la
Santísima Trinidad? El Padre el alma, el Hijo el cuerpo y el Espíritu Santo el espíritu).

SERVIDOR DE DIOS Y HOMBRE DE DIOS

Los comentadores judíos establecen en la Biblia una diferencia entre un «servidor de


Dios», aquel que está en la vía de la regeneración, y un «hombre de Dios», el que
habiendo culminado el proceso de la regeneración ha recuperado la naturaleza angélica
del hombre y vuelve para transmitir su bendición a aquellos que la merezcan. Este
parece ser el sentido de las apariciones de Jesús a sus apóstoles después de su
resurrección. En una de ellas leemos:

Díjoles, pues, otra vez: Paz sea con vosotros. Como me ha enviado el Padre, también yo
os envío a vosotros. Esto dicho, sopló sobre ellos, y les dice: Recibid el Espíritu Santo.
(Jn 20:21-22)

Los profetas son los únicos capaces de crear con las palabras que surgen del soplo de su
boca (recordemos la historia de Marduk en el Poema Babilónico de la Creación).
Transmiten así el Espíritu Santo; creemos ver en ello a la divina sustancia celeste
captada y coagulada en estado puro, tal como se encuentra a nivel zodiacal, para ser
transmitida como un santo ungüento a las almas sufrientes de este mundo que hayan
sabido merecer tan estimado don. Esta transmisión se describe como un
engendramiento, siendo esta la explicación de la verdadera filiación espiritual. Cattiaux
describe de esta forma la bendición:

Veremos el esperma aparecer y crecer como el rocío de la mañana, y veremos el germen


encarnarse en su pureza y cambiarla en su propia naturaleza fija y perfecta. (M.R. XXII
20’)

5
E.H. Hilo de Penélope. Tomo II; p. 270.

317
IV - EL NORTE

La tradición nos enseña cómo el hombre no es hijo de este mundo, es hijo de Dios
Padre, de Él hemos salido y a Él debemos volver. Él creó en el origen un ser perfecto e
inmortal, compuesto de varias partes; la transgresión adámica supuso la caída en la
muerte del hombre recién nacido, esto es, el desgaste progresivo de su ser —lo que
conocemos por vejez y decrepitud— hasta llegar a un punto límite en que las fuerzas
que mantienen al ser en vida no pueden hacerlo ya más; esto es debido no tan sólo al
desgaste de su cuerpo y de sus órganos, sino también al espesamiento y entorpecimiento
de su espíritu. En este punto límite aparece la muerte: la dispersión y la disolución de
las partes que componen al hombre. Parece que el motivo del desgaste y del
espesamiento del hombre caído es causado por su necesidad de alimentarse. Condenado
a comer y a respirar los alimentos y el aire corruptos de este mundo absorbe, con ellos,
la impureza y la corrupción de la que están impregnados. Si bien en un principio
predomina el elemento vital en esta continua absorción y el ser se desarrolla hasta la
plenitud, a través de su infancia hasta su juventud, llega un punto en que los elementos
impuros predominan sobre los puros y empieza una lenta pero firme decrepitud hasta la
muerte. De lo expuesto es fácil entender por qué la redención consiste en respirar de
nuevo la brisa santa del paraíso y en comer del fruto del árbol de la vida. Con la muerte
las partes que componen al hombre se desvinculan y retornan a su origen.

Conocer los tres fundamentos hereditarios del hombre es poseer la ciencia.


El alma que viene de Dios, el espíritu que viene de los astros, el cuerpo que viene de la
tierra. (M.R. II 88)

CUERPO, ESPÍRITU Y ALMA

Hemos visto anteriormente como el cuerpo animal y el espíritu son las partes
condenadas a la ley de la disolución y de la descomposición. El alma, siendo de Dios,
ha permanecido pura, y ella, y sólo ella, puede reconvertir todo el compuesto humano
en su pureza primordial; pero para que esto ocurra ha de ser vivificada por la brisa del
Espíritu Santo y alimentada con el cuerpo de Cristo.

El alma divina es pues el soporte del hombre en este bajo mundo. A pesar de la
temporalidad de la permanencia del ser humano en él, es de suponer que hay tiempo
suficiente para realizar la obra de la redención, parcial o totalmente, es decir, espiritual o
corporalmente. Si el hombre no es capaz de cumplir su redención, su destino es claro: su
cuerpo animal se corrompe y vuelve a la tierra, perdiéndose con él el germen del cuerpo
glorioso al no haber encontrado una buena tierra donde poder fructificar; su espíritu

319
El Norte

vuelve a la región de los espíritus, al sheol, donde sufrirá una suerte no menos agradable
que la del cuerpo bruto. Finalmente, su alma, que no ha sido bendecida en este bajo
mundo, retorna a Dios, del que volverá a salir para una nueva encarnación, revestida de
otro cuerpo y otro espíritu, a fin de tener una nueva oportunidad para obtener el perdón
de Dios y con ello la pureza del espíritu y del cuerpo para ser rehecho de nuevo en
auténtico hijo del Padre. Es la transmigración de las almas.

LA «PUERTA DE LOS HOMBRES» Y LA «PUERTA DE LOS DIOSES»

Simbólicamente, el lugar por donde el alma desciende a la generación es el signo de


Cáncer (al cual se entra en el solsticio de verano: hacia el 21 de junio), situado al norte,
la llamada «puerta de los hombres», es por ella por donde desciende a este mundo. En
caso de que el hombre complete su regeneración y recupere su filiación divina sale de
este mundo por el Sur, el signo de Capricornio, la llamada «puerta de los dioses», el
camino de retorno al paraíso. Citemos un fragmento de Homero, comentado por Louis
Quarles van Ufford, 1 que trata sobre esta cuestión: 2

Homero, en su descripción del antro de Ítaca, señala dos entradas; una se encuentra al
norte y la otra al sur:

Aquí se encuentran dos puertas, una del lado del Bóreas, que sirve para el
descenso de los hombres, y la otra enfrente, del lado del Noto, que es más
divina y por donde no pasa ningún hombre; es el camino de los inmortales.

En el siglo II de nuestra era, el pitagórico Numenio comentó este pasaje. [...] Según la
tesis de Numenio, [...] el antro simbolizaría el mundo, y las puertas, los dos trópicos o
puntos solsticiales por los que las almas necesariamente deben pasar en su tránsito hacia
este bajo mundo; ya sea por la de Cáncer para bajar a la generación, o bien, después, por
la de Capricornio, para volver a subir hacia el Éter.

Bóreas es el nombre del viento proveniente del norte, en griego la palabra βορεας
bóreas, significa ‘alimento, forraje’. En otros lugares es llamado céfiro. E.H. 3 dice de
ellos:

Dicho céfiro es descrito como el viento iniciático por excelencia, expresa el principio
vital de toda vegetación, es el soplo del alma del mundo. Al igual que el bóreas, que es
también un viento fecundante y nutricio, viene del norte, país de los hiperbóreos.

El viento del noto es el contrario al del nutricio bóreas. Porfírio 4 así los distingue:

El Bóreas está destinado a aquellas [almas] que van a la generación; por esto se dice de
los que agonizan que el aliento del Bóreas, «pasando sobre él reanimó su corazón sin
vida» (Ilíada V 698), mientras que el del Noto los hace morir. Ya que el primero congela
la vida, pues es más frío y la fija en la frialdad de la generación terrestre, en tanto que el

1
La Puerta. Grecia; p. 71.
2
Ver también R. Guénon. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada; artículos XXXIV, XXXV y
XXXVI.
3
Hilo de Penélope. Tomo I; p. 65.
4
Cit. en La Puerta. Grecia; p. 73.

320
El Norte

segundo la disuelve, puesto que es más cálido y la hace subir hacia el calor divino.

A pesar de que utilizamos las enseñanzas de la tradición griega para ilustrar el tema de
las dos puertas del mundo, esta enseñanza también ha pasado a la tradición cristiana con
las dos festividades de San Juan, san Juan Bautista y san Juan Evangelista, que están en
relación directa con los dos solsticios. Sin embargo, los comentarios más claros y
explícitos los hemos encontrado en la tradición griega, y por eso a ella nos seguiremos
refiriendo.

El Norte, por donde nuestras almas descienden a la generación, es la región de la


oscuridad y de la noche; allí se sitúa el sheol, la región de lo oculto donde el sol nunca
calienta. Es pues un viaje amargo el que emprenden las almas, con un fin más amargo
todavía: encarnar en este bajo mundo para ser sepultadas en un cuerpo espeso y
corruptible y ser sometidas a un férreo destino astral que las torturará mientras dure su
encarnación. En un texto hermético griego anónimo titulado El libro sagrado, 5 leemos:

Las almas iban a ser aprisionadas en los cuerpos; algunas gemían y se lamentaban como
cuando los animales salvajes y libres son encadenados, en el momento de sufrir la dura
servidumbre y abandonar las queridas costumbres del desierto, luchan y se rebelan,
rehusando seguir a los que los han domado y si la ocasión se les presenta, los matan. La
mayoría silbaban como serpientes; una lanzaba gritos agudos y gemidos, y miraba al
azar arriba y abajo. «¡Gran cielo —decía—, principio de nuestro nacimiento, éter, aire
puro, manos y soplo sagrado del Dios soberano, y vosotros, astros brillantes, miradas
de los dioses, infatigable luz del sol y de la luna, nuestra primera familia, qué desgarro,
qué dolor…! ¡Abandonar estas grandes luces, esta esfera sagrada, todas las
magnificencias del polo y la bienaventurada república de los Dioses, para ser
precipitada en estas viles y miserables moradas...!»

Lamentable destino, ciertamente, pero a pesar de que haya verdaderos motivos para
desesperarse, hay que saber mantener la confianza en Dios.

La caída del hombre tiene una finalidad divinamente elevada, que es la adquisición de
un cuerpo bajo y su glorificación en Dios. (M.R. XXV 49)

Un cuerpo bajo que en realidad es una piel para el auténtico cuerpo del hombre, el
cuerpo de gloria; algo a lo que ni el más elevado de los ángeles tiene acceso. Es el
privilegio de la humanidad, un privilegio del que probablemente nuestro antepasado
Adán no tuvo suficiente conciencia. Canta la Iglesia en la noche del Sábado Santo:

¡Oh pecado de Adán ciertamente necesario, el cual con la muerte de Cristo fue borrado!
¡Oh feliz culpa que mereció tener tal y tan grande redentor!

EL NORTE

Caído, pues, en este bajo mundo se trata de salir de él para volver a la casa del Padre,
pero ¿cómo?, ¿por qué camino? Ésta es justamente la respuesta que ofrece la tradición,
la vía real de Cristo. Es algo que ha de ser buscado e investigado, es un conocimiento
5
Cit. por L. Menard; op. cit.; p. 48.

321
El Norte

que ha de ser comunicado, una ayuda que viene del exterior. Leemos en el Eclesiástico:

Ya que todo no puede encontrarse en los hombres, porque el hijo del hombre no es
inmortal. (Epígrafe M.R. XXXIIII)

Los textos que presentamos a continuación parecen enseñar que es justamente del norte
de donde ha de venir, o a donde se ha de ir a buscar, esta ayuda, este complemento
indispensable que ha de permitir al hombre caído realizar la obra de la regeneración en
este bajo mundo.

«[A medianoche] se despierta una llama del lado del norte; golpea los cuatro esquinas
(los cuatro soplos) del mundo y baja a posarse entre las alas del gallo (que es el secreto
de Gabriel).» 6

«Esta tierra cargada de alimento» de donde sopla el Bóreas es bien conocida por los
discípulos de Hermes. Nos han dicho de este principio vivificante o alimento de los
mundos:

“A partir de ella se hacen todas las cosas que están en el mundo, todos viven de
ella”.

También es la entrada obligatoria de su obra:

“Por lo tanto, y con todo derecho, nuestra Agua divina es llamada Llave, Luz,
Diana que ilumina en el espesor de la noche. Ella es la entrada de toda la obra y
la que ilumina a todos los hombres. Es el pájaro de Hermes, que no tiene reposo
ni de día ni de noche intentando corporificarse en todos los lugares de la
Tierra.”» 7

«Sheol en hebreo proviene de la raíz shaal que significa ‘pedir’. El Sheol siempre pide
y nunca está saciado. En el centro de su infierno, en el lugar más profundo, Dante sitúa
a Lucifer inmovilizado hasta el vientre en un lago de hielo y que devora con avidez a los
habitantes de la tenebrosa morada. [...] El Sheol, el Amentit son, pues, el Norte, de
donde proviene lo bueno y lo malo. La puerta del Norte es la puerta cerrada. Allí se
encuentra la Estrella del Norte, que permite al viajero, al naufrago, orientarse, la Estrella
que conduce y guía a los Sabios Magos a Belén; es, también, la columna de luz que iba
delante del pueblo elegido en su salida de la tierra de exilio. [...] Los antiguos persas,
discípulos de Zoroastro, enseñaban que la morada del Ángel de la Iniciación, Sraosha,
está situada al Norte, en el Polo donde se encuentra la Estrella Polar. Los musulmanes
shiitas de Irán le llaman el Imam escondido.» 8

Si decíamos que para bajar a este mundo las almas tuvieron que cruzar el espesor de las
tinieblas, ahora concluiremos que para recuperar su filiación divina deben cruzarlas otra
vez pero en sentido contrario, para obtener de Dios su perdón, su salvación, aquello sin
lo cual es imposible regenerar al hombre de su enfermedad mortal, redimirlo de la fatal
caída. Sacamos del M.R. unos versículos que nos parecen ilustrar lo expuesto:

«La entrada en la noche es el comienzo de la iluminación. (VIII 34’)»

«La gran noche protege el núcleo de luz donde el fuego se delecta eternamente. (VIII

6
Cit. por E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 287.
7
L.Q.V.U. en La Puerta. Grecia; p. 73.
8
C. del Tilo. La Puerta. Egipto; p. 56.

322
El Norte

21’)»

«Es imposible reunirse con Dios y su gracia sin volver a atravesar las tinieblas
franqueadas en el momento de la primera separación. (VI 17’)»

«Pasando por la muerte repelente es como alcanzaremos de nuevo la vida sublime del
Perfecto. “Ciertamente, el agua del cielo y la luz de Dios nos harán germinar.” (IV 34’)»

«La extrema humillación de la muerte es la entrada obligatoria al esplendor de la vida


celeste, pues la separación terrestre es el comienzo del cielo manifestado. (II 76’)»

EL SUR

Adquirido en su seno el conocimiento de la divinidad, el hombre puede ya purificarse


de la muerte y redimirse del grave pecado cometido por Adán. Si consigue terminar la
gran tarea de la depuración, ya está en condiciones de volver a casa; este regreso se
efectúa por la puerta del sur, la «puerta de los dioses». Porfírio 9 escribe:

No se atribuyen a los dioses las regiones del sur, sino a aquellos que se elevan a los
dioses. Por esto el poeta no dice: el camino de los dioses, sino el de los inmortales,
expresión que también conviene a las almas, que por sí mismas o por esencia son
inmortales.

Guénon 10 lo describe con un lenguaje más técnico:

En lo que concierne a la iniciación, esta salida definitiva es precisamente la meta final,


de modo que el ser que ha entrado por la puerta de los hombres debe salir, si ha
alcanzado efectivamente esta meta, por la puerta de los dioses.

Entendemos, a todo esto, por dioses a los hombres que se han divinizado, que se han
sabido unir a Dios. En una nota a pie de página Guénon hace una precisión
sorprendente:

La «puerta de los dioses» sólo puede ser una entrada en el caso de un descenso
voluntario al mundo manifestado, sea de un ser ya liberado, sea de un ser que representa
la expresión directa de un principio supracósmico. Mas es evidente que esos casos
excepcionales no tienen cabida en los procesos normales que aquí abordamos.

¿Podríamos ver aquí la venida de un maestro descendiendo del paraíso? ¿No sería uno
de estos seres el único que nos puede conducir sin posibilidad de extravío a través del
oscuro Norte para encontrar nuestra media naranja? ¿No sería éste el caso de Dante y de
su afortunado encuentro con Virgilio, quien le mostró el camino hacia el cielo a través
de los infiernos?

9
La Puerta nº 27; p. 45.
10
Op. cit.; p. 179.

323
V - MÍSTICA EXTRACORPÓREA

El marco explicativo de las dos puertas solsticiales nos ha de facilitar la comprensión de


la cuestión de los místicos no herméticos, aquellos que desconociendo la escuela de
Cristo-Hermes, es decir, el secreto del cuerpo de Dios habitando en el hombre, se afanan
por todos los medios posibles en buscar a un Dios celeste con el que no podrán
comulgar físicamente.

Movidos por el recuerdo más o menos intenso de nuestra estancia en el éter antes de
encarnar, los humanos tendemos a amar la perfección, la belleza y la juventud; el
recuerdo es inconsciente, pero a veces lo suficientemente intenso como para desear
volver a ese «Dios sabido antes»; es la tendencia natural de los espíritus que tienen un
deseo de búsqueda espiritual: rechazar la pesada carga de un cuerpo caído y de unos
sentidos que los esclavizan para querer volar literalmente hacia el cielo del cual hemos
bajado. Desgraciadamente, el desconocimiento de la ciencia de Dios hace que muchos
hombres ignoren que el verdadero destino del hombre en este mundo es la purificación
de sus sentidos con la ayuda del cielo, y no su rechazo o su negación. Diríamos que
ignoran la «puerta del norte» donde se adquiere la ayuda necesaria para poder llevar a
buen término semejante purificación. Entendemos que un viaje al Norte es suficiente
para que la encarnación en este bajo mundo no haya sido una experiencia inútil.

Los que ignoran el arte de la purgación hermética del hombre, entregan sus cuerpos y
sus espíritus a férreas disciplinas, a menudo violentas y dolorosas, que no tienen otro fin
sino el de debilitar las potencias naturales de los sentidos, y aún del propio cuerpo, lo
cual, unido a ciertas técnicas de meditación y respiración, les permite viajar hasta el
llorado éter para reconfortarse en la pureza de la luz perdida. Pero entendemos que este
vuelo forzado no es a través del frío Norte, donde se puede conocer a un Dios
condensado, sino que suben directamente por el Sur, para conocer a un Dios cálido pero
disuelto, subiendo en mayor o menor grado dependiendo de las técnicas utilizadas y del
deseo invertido. Iluminan así su espíritu, se disuelven en el «todo universal», pero,
desgraciadamente, no adquieren nada y descienden de nuevo a la prisión de los sentidos
impuros a los que han de seguir combatiendo constantemente. Descienden
deslumbrados y «espiritualizados», pero vacíos del Dios encarnado, viéndose obligados
así a seguir violentando sus naturalezas para poder seguir subiendo una y otra vez hasta
una luz que no les acompañará en su descenso, y que por tanto no les instruirá sobre los
misterios de la encarnación y de la regeneración del hombre corporal. En la Filocalia,
una miscelánea de textos de Padres Santos, encontramos algunos ejemplos de esta vía
mística, practicada por buscadores sinceros, pero que confían más en los esfuerzos de su
voluntad —y es éste un punto esencial— que en la mano de Dios y de su Espíritu Santo.

La disciplina del cuerpo, unida a su tranquilidad, lo purifica de los elementos materiales


que contiene. La disciplina del alma la hace humilde y la purifica de los movimientos

325
Mística Extracorporea

inmateriales que lo empujan hacia las cosas pasajeras, transformando su naturaleza


apasionada en movimientos de contemplación. [...] Los trabajos físicos llevan el nombre
de disciplina corporal en Dios, ya que sirven para purificar al alma a través de un
servicio perfecto, que se expresa en obras personales destinadas a purificar al hombre de
las plagas de la carne.

Isaac de Nínive

La lectura no es poco útil para iluminar y recoger el espíritu. [...] Pero eres un obrero:
ten, pues, lecturas hechas de acción. Esta ocupación hace volver inútiles toda otra
lectura. Busca la luz sobre la ciencia de la santidad antes en tus propios esfuerzos que en
los libros.

Juan Clímax

Ahora comprendo, hermanos míos, que existe un arte, o mejor dicho un método
espiritual, para conducir rápidamente a aquél que lo practica al apatheia (la soledad
interior) y a la visión de Dios (théoptia).

Simeón el Nuevo Teólogo

MORTIFICACIÓN Y CUERPO ANIMAL

Estas técnicas se resumen básicamente en el debilitamiento del cuerpo animal por


ayunos y toda clase de mortificaciones, y a ejercer un control sobre el espíritu por
técnicas respiratorias, a las cuales añadían lo que llamaban la «plegaria monológica»,
que consistía en la repetición de frases como «Dios mío» o «Señor Jesucristo»,
acompañándolas con el ritmo de la respiración, todo lo cual requiere un considerable
esfuerzo.

El hombre que emplea una cierta violencia contra sus cinco sentidos para matarlos y
prohibirles que distraigan al alma, hace que al espíritu le resulte mucho más fácil el
combate interior del corazón; rechaza el mundo exterior a través de ciertos recursos,
lucha contra los pensamientos nacidos de él por medio de astucias espirituales: se
opone, por la fatiga de las vigilias, a los placeres carnales, se priva de comer y de beber
y reduce suficientemente al cuerpo para hacerle ya desde un principio más fácil la
guerra del corazón.

Filoteo el Sinaita

El primer paso hacia la luz que ha de hacer aquel que quiere renacer espiritualmente
consiste en debilitar las pasiones y en guardar su corazón —sin la cual cosa es
imposible debilitar las pasiones.

El Pseudo-Simeón el Nuevo Teólogo

326
Mística Extracorporea

Es bastante fácil hacer que el hombre exterior se convierta en monje: solamente hace
falta quererlo; pero que se convierta en monje el hombre interior, reclama un combate
muy arduo.

Hesiguio de Batos

CONTROL DEL ESPÍRITU

Además de disminuir la capacidad física hay que controlar las potencias psíquicas, la
imaginación, los pensamientos —sean estos buenos o malos—, los deseos... Para ello se
sirven de técnicas respiratorias, que les han de permitir alcanzar una quietud en sus
espíritus.

Controla la respiración de los pulmones de tal forma que no respires de cualquier


manera. [...] Tanto como puedas, retén la respiración, cierra tu atención en el corazón, y
practica sin descanso ni tregua la invocación del Señor Jesús, y enseguida consumirás y
ahogarás [los pensamientos].
[...]
Otro [monje] dice: «El monje ha de tener el recuerdo de Dios por la respiración»; otro
dice: «El amor de Dios ha de pasar delante de nuestra respiración»; y Simeón el Nuevo
Teólogo: «Comprime el paso del aire por la nariz, de tal forma que no respires en total
comodidad».

Gregorio el Sinaita

Las consecuencias de semejante constreñimiento respiratorio resultan sorprendentes.

La retención mesurada de la respiración hace más sutil el corazón duro y opaco. [...] Por
otra parte, también el cerebro se sutiliza, y con él el acto del espíritu, el cual se vuelve
uniforme, transparente y más apto para la unión que procura la iluminación sobrenatural
de Dios.
Esta retención mesurada de la respiración comprime el corazón y le procura un cierto
sufrimiento; esta molestia y sufrimiento le hace vomitar el anzuelo venenoso del placer
y del pecado que se había tragado.

Nicodemo el Hagiorita

CONTROL MENTAL

A este constreñimiento, físico para el cuerpo y respiratorio para el espíritu, añaden un


tercero para la mente, la llamada «plegaria monológica».

La plegaria monológica mata y pulveriza sus tentaciones. «Jesús, Dios e Hijo de Dios»,
invocados por nosotros con una asiduidad ininterrumpidamente, no tolera que ni tan
sólo una primera sugestión aparezca al espíritu en el espejo interior o que dirija su
palabra al corazón.

327
Mística Extracorporea

Hesigisto de Batos

EL ÉXTASIS

El objetivo de todos estos esfuerzos, ya lo hemos dicho antes, es volar hasta el cielo
para recrearse en el éxtasis de la luz divina.

Cuando os habréis revestido de la dulzura y de la ausencia de cólera, ya no os será


demasiado difícil liberar vuestro espíritu de la cautividad.
[...]
El primer escalón de la plegaria consiste en expulsar por medio de un pensamiento (o
una palabra) simple y constante (monológicamente) las sugestiones en el momento
mismo en que emanan. El segundo, en guardar nuestro pensamiento únicamente en
aquello que decimos y pensamos. El tercero, es el rapto del alma en el Señor.

Juan Clímax

Caminamos con una plena atención del corazón vivida desde el fondo del alma. La
atención, cuando es aliada habitualmente a la plegaria produce una especie de carro de
fuego que arrastra al hombre hasta el cielo.

Filoteo el Sinaita

Estos pensamientos divinos están en su corazón como escalones espirituales: el alma es


arrebatada por el aire luminoso, toda resplandeciente; es aún purificada, se eleva hasta
el cielo y contempla la belleza de los bienes preparados para los santos.

Nicetas de Studión

Vio de pronto encima de él una luz que vertía desde el cielo su resplandor; luz auténtica
e inmensa, que lo iluminaba todo y lo convertía puro como el día. Iluminado él también
por esta luz, le pareció que toda la casa, con la habitación en la que estaba, se había
desvanecido, [...] que él mismo se encontraba por los aires y que había olvidado a su
cuerpo por completo.

Simeón el Nuevo Teólogo

Tanto viajar al cielo les hace olvidar, e incluso despreciar, su cuerpo, su fundamento
terrestre; la experiencia de la vida encarnada no tiene para ellos ningún fin en sí misma,
es simplemente una molestia que hay que rechazar y combatir.

Aquel que ha catado esta luz ya me comprende. [...] Esta luz atrae al espíritu como el
sol atrae al ojo; esta luz, es en sí misma inexplicable y que no obstante se hace
explicable, no en palabras sino en la experiencia de aquel que la disfruta, o más
exactamente, que está herido por ella.

Filoteo el Sinaita

El gusto de estos bienes es tan dulce que llega, en semejantes momentos, a olvidar el
alimento del cuerpo. He aquí el fruto de la plegaria.

328
Mística Extracorporea

Nicetas de Studión

CONCLUSIÓN

«Por sus frutos los conoceréis», dice el Evangelio. 1 El fruto aquí recogido no sólo no
purifica los sentidos corpóreos, como el fruto del árbol de la vida, sino que ni tan
siquiera es capaz de alimentarlos. Los místicos castigan al hombre en aquello que es la
base de la encarnación. Recogen un fruto incorpóreo que jamás madurará en forma de la
carne y la sangre de Cristo. Aquí se describe una realización a medias que nada tiene
que ver con la corpórea escuela de la purga hermética enseñada por los discípulos de
Cristo-Hermes. Según Cattiaux, un grave error de fatídicas consecuencias.

Los que predican el rechazo del cuerpo también pierden el espíritu y tienen que volver a
soportar la encarnación en unas tinieblas todavía más opacas. (M.R. XXV 49’)

1
Mt 7:20

329
VI - LAS SIETE IGLESIAS DE ASIA

Decíamos que son dos los grados de conocimiento de Dios posibles en este mundo, uno
espiritual y otro físico; ¿no tendrían estos dos grados relación con las dos vías de las que
habla Cattiaux?

¿La luz de vida no ha salido de la unión del cielo y de la tierra? Y ¿las dos vías de Dios
no se encuentran milagrosamente unidas en ella sola?
Los profanos ignoran ambas, los medio instruidos las separan y las oponen; solamente
los sabios las juntan y las unen en la unidad de Dios. (M.R. XXXI 41-41’)

En los «medio instruidos» vemos representados, por un lado, a los místicos


desconocedores de la escuela de Hermes antes descritos, aquellos que buscan fundirse
en el Dios del cielo, ignorando o, incluso, negando la tierra que los sostiene junto con el
dios que la contiene, es decir, su propio dios. En el otro extremo están los llamados
souflers, los fabricantes de oro que los rosacruces condenaban, buscadores del dios
sepultado en la materia de este mundo, pero que desgraciadamente ignoran la bendición
del Dios del cielo, el único dueño de sus secretos, manipulando —diríamos mejor
torturando— los cuerpos materiales con carbones encendidos en la vana esperanza de
extraer su alma, algo imposible sin el concurso del fuego celeste, es decir, sin la ayuda
del mismísimo Dios. Así pues, son dos modos de buscar, dos vías a seguir, mística y
hermética, que hay que saber fundir en una sola, una «única vía» que en principio tiene
dos direcciones o sentidos de búsqueda, uno celeste y otro terrestre, algo que atraer de
lo alto y algo que hacer emerger en lo bajo. Añadiendo además que esta «única» y a la
vez «doble» vía tiene dos etapas solve et coagula, una disolución asociada a la
purificación y una coagulación relacionada con la resurrección. ¿Alguna relación
intrínseca entre todo ello? ¿No deberíamos buscar la unidad allí donde parece dominar
la multitud? Finalmente, ¿no configuraría finalmente todo esto el simbolismo de la Y
griega?

Tenemos pues dos vías, dos sentidos y dos etapas, que se mezclan y entremezclan una y
otra vez en todos los textos. En total seis misterios, seis más uno, el de la culminación
de la Obra, el séptimo misterio, la fusión real de todas las realidades, el reposo del
séptimo día. Esta es, a nuestro parecer, la enseñanza que contienen las cartas de san
Juan a las siete iglesias de Asia de los capítulos II y III del Apocalipsis. A pesar de la
oscuridad desalentadora que envuelve al texto, las palabras iniciales del ángel a cada
una de las iglesias, y los diversos premios otorgados al vencedor, nos dan pistas
suficientes para intentar husmear en la misteriosa vía que allí se describe.

Pretender haber acertado plenamente en los comentarios que ahora proponemos sería
cosa de hacer reír a los ángeles, tal como dicen los judíos cuando un ignorante adopta
indebidamente el tono de un maestro, pero no por ello cejaremos ahora en la osadía de
nuestros esfuerzos puesto que...

331
Las Siete iglesias de Asia

Se nos ha ordenado creer y amar. No se nos ha prohibido buscar y conocer, sino todo lo
contrario. (M.R. XXIV 55)

. . .

Al ángel de la Iglesia que está en Éfeso escribe: «Esto dice el que tiene cogidas a su
diestra las siete estrellas, el que camina en medio de los siete candelabros de oro. Sé
tus obras y tu trabajo y tu paciencia...» (2:1-2) «Al que venciere le daré a comer del
árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.» (2:7)

Siete es el número del alma universal, los cuerpos designados con el número siete son
los cuerpos perfectos. Aquí, el sol y la luna, el esposo y la esposa, están listos para el
himeneo. El que tiene en su mano las siete estrellas tendría el famoso Mercurio
disolvente, la hembra. Cuando camina entre los siete candelabros de oro se dispone a
disolver este oro, su macho, para unirse a él. ¿No sería éste el sentido último de la
resurrección de Osiris por Isis, la segunda parte de la Obra?

Aquí el premio al vencedor es la divina Piedra y el elixir de la vida eterna, el misterio


del don total. Es el premio otorgado a la obra y al trabajo pacientemente realizados en el
vaso del artista.

La regeneración y la redención es descubrir y comer el fruto puro del árbol único que
expulsará de nosotros el hedor, la oscuridad y la inercia fatal de la muerte. (M.R. XIX
68’)

¿Regeneración física y redención espiritual? Aunque el conocimiento espiritual de la


divinidad corresponde a un paso previo, nadie ha hablado claramente de la medicina
específicamente redentora. Éste parece ser el secreto de la Iglesia de Esmirna.

Y al ángel de la Iglesia que está en Esmirna escribe: «Esto dice el primero y el


último, el que estuvo muerto y revivió. Sé tu tribulación y tu pobreza…» (2:8-9) «El
que venciere será exento de la muerte segunda.» (2:11)

Es la primera medicina que el hombre compone; con ella su alma divina, hasta ahora
muerta, pobre y atribulada, recobra vida y se enriquece, lavando así el espíritu de la
sustancia del pecado y, en la pureza marial, el espíritu del hombre se unirá a Dios
salvando así la segunda muerte. Ésta sería la Obra del santo.

A algunos de estos santos les es permitido comulgar con Cristo salvador no sólo en
espíritu, sino también en cuerpo y sangre. Estos serían los sabios quienes, gracias a este
medicamento, no sólo salvan sus almas y sus espíritus sino que también restauran su
cuerpo de gloria. Alberto el Grande distingue ambas medicinas en un texto citado y
comentado por E.H., 1 que dice así:

Alberto Magno, en la Biblia Marial, Mateo XI nota 188, distingue claramente entre la
realización mística y la realización alquymica por la medicina de vida: «El noveno

1
Hilo de Penélope. Tomo II; p. 275.

332
Las Siete iglesias de Asia

grado (de la pobreza de Cristo) consiste en darlo todo, su alma y su propio cuerpo a los
que está unida la divinidad, de darlos al prójimo para alimento del alma, bajo un
aspecto extranjero» (“sub especie aliena” dice el texto latino, es el misterio eucarístico,
alimento esotérico y místico, alimento del espíritu y del alma). «El décimo grado, darse
a sí mismo, deidad, en cuerpo y alma bajo su propio aspecto en alimento del cuerpo y
del alma con la beatitud eterna» (“sub especie propia”, realización alquymica que opera
en una unión indisoluble la transmutación de los espíritus y de los cuerpos para hacer el
milagro de una cosa única que es la piedra). Como está escrito «Feliz aquel que tendrá
parte en el banquete del Reino de Dios (Lc 14:15)».

El M.R. distingue así la realización mística y hermética:

El santo liga el alma y el espíritu en Dios y supera la segunda muerte.


El sabio liga el alma, el espíritu y el cuerpo en Dios y supera la primera y la segunda
muerte. (XXIII 77-77’)

Son estos últimos los llamados a convertirse en hijos de Dios, de quienes está dicho:

Las tumbas de los hijos de Dios son tumbas vacías; jamás lo olvidemos, a fin de que
nuestra fe subsista en el milagro de vida. (M.R. XXXIV 9’)

La primera muerte se produce cuando el psiquismo astral del hombre y el alma divina
abandonan el cuerpo físico, entrando entonces éste en un rápido proceso de
descomposición producido por la falta del calor vital que le proporcionaba el fuego del
alma y que además tiene como fatídica consecuencia la perdida de la semilla del cuerpo
de gloria en la naturaleza exterior de este mundo. Raros son los hombres que,
poseedores de la Piedra Filosofal, o del «del árbol de la vida», han restaurado su
compuesto divino y han salvado esta muerte.

La segunda muerte se produce cuando el alma divina se separa del psiquismo astral para
volver a Dios y permanecer a la espera de una nueva encarnación en la que sólo la fe
vivida con anterioridad le ha de dar alguna ventaja. El espíritu permanece en el astral, el
sheol 2, sufriendo una disolución de la cual tan sólo la unión con su alma lo pudo haber
salvado.

. . .

Tres son las resurrecciones por las que tiene que pasar el hombre antes de alcanzar la
perfección suprema. En Esmirna encontramos la primera, la resurrección del alma, un
alma sepultada en la oscuridad y la ignorancia.

No rechacemos lo que nos parece oscuro al comienzo, pues sin duda es lo que nos
iluminará al final.
«¡Oh, santa luz, que consiente habitar nuestra muerte a fin de resucitar nuestra vida!»
(M.R. XXIV 39’)

El secreto y primera operación de la medicina hermética es el misterio de las Iglesias de

2
Traducido para nosotros como infierno, del latín inferior, ‘inferior’: un mundo inferior con respecto al
nuestro, en el que el conocimiento sensible no ha de ser posible al faltar el soporte adecuado.

333
Las Siete iglesias de Asia

Pérgamo y Tiatira. Son los dos sentidos de esta doble y sin embargo única vía.

. . .

Y el ángel que está en la Iglesia de Pérgamo escribe: «Esto dice el que tiene la
espada de dos filos aguda: Sé dónde habitas, donde está el trono de Satanás.» (2:12-
13) «Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecilla blanca, y
sobre la piedrecilla escrito un nombre nuevo, que nadie sabe sino el que lo recibe.»
(2:17)

La espada corresponde simbólicamente al fuego, una espada de dos filos es un fuego


con dos aspectos. Recordemos en este sentido los comentarios referentes al mito de
Ugarit, cuando hablábamos de Yagrus la «maza doble» que Kôtaru, «el dios herrero»,
dio al dios Bahlu a fin de que éste pudiera expulsar a Yammu de «su mina». Un aspecto
es celeste y divino, el otro terrestre e infernal; es a este último al que se refiere el
misterio de la Iglesia de Pérgamo. «Sé dónde habitas: donde está el trono de Satanás».
Es Tifón, ya hemos hablado de él en otras ocasiones.

El asno, como el hipopótamo, es símbolo de Tifón, el principio del mal, que parece
indispensable para la manifestación de la divinidad. Sin la presencia de Tifón o el asno,
los dioses no pueden manifestarse sobre la tierra. [...] En hebreo la palabra que significa
asno quiere decir también: soporte, asiento y al mismo tiempo estúpido. El Zohar dice
lo siguiente: «Se puede esclavizar al asno (o sea al diablo) con el nombre sagrado
Shaddai» y por eso la escritura dice que el Mesías viene montado en un asno. (Zac 9:9) 3

La castración necesaria para corregir la rebelde estupidez de Satanás sólo la puede


llevar a buen término el otro aspecto de este fuego, el sentido celeste; será el misterio de
la Iglesia de Tiatira, del que hablaremos a continuación de Pérgamo.

Referente a este fuego doble citemos otro fragmento del Zohar: 4

«Tu Dios es un fuego consumidor (Deut. IV 24)». Hay un fuego doble, uno más fuerte
que devora al otro. Quien lo quisiere conocer que contemple la llama que sale y
asciende de un fuego encendido o de una vela o de una antorcha, ya que no asciende en
absoluto si no está incorporada a alguna sustancia corruptible y si no se une al aire del
que se alimenta.

La ignicidad del cielo y de la tierra se alían para manifestar el fuego en este mundo. Los
alquymistas hablan de su fuego «innatural», que es un fuego compuesto y creado por las
manos del artista. Pernety 5 dice del «fuego innatural» que es:

[el] resultado de la reunión del fuego de natura y del fuego contra natura de los
Filósofos. Este fuego innatural es la causa de la putrefacción, de la muerte del
compuesto y de la verdadera y perfecta solución filosófica.

Quien triunfe en esta «perfecta solución» obtendrá, tal como lo anuncia el texto
3
Carlos del Tilo. La Puerta. Egipto; pp. 58 y 59.
4
La Puerta. Cábala; p. 98.
5
Dicci. M.H; art. «FEU INNATUREL»; p. 163.

334
Las Siete iglesias de Asia

apocalíptico, el maná escondido y la piedrecilla blanca con un nombre nuevo escrito en


ella. E.H., 6 en unos comentarios a la carta número XVI, la torre, del tarot de Marsella da
—según creemos entender— la explicación de estos símbolos. Nos describe, según
dice, «el momento en que se produce lo que se llama la primera conjunción que es el
“don de Dios”». En esta carta se ve una torre y por sus ventanas se la ve llena de color
azul.

El atanor ha sido descrito a menudo por los autores antiguos como una torre redonda de
ladrillos cimentados. ¿No vemos acaso, por las tres ventanas de esta torre, que se está
llenado de este aire libre que es el azul celeste? He aquí a la noble sangre azul, que se
irá cuajando poco a poco en miel de caridad. [...] Vemos pues aquí, con este gran don, el
comienzo de la obra de la cábala quymica o misterio de la creación.

¿No sería este aire azul el maná oculto la manifestación del cual es el primer gran
misterio? Pernety 7 define así el maná:

Mercurio de los Filósofos. Ellos lo han llamado también Maná divino, porque dicen que
el secreto de extraerlo de su mina es un don de Dios, como la materia misma de este
mercurio.

Los comentarios de E.H. siguen describiendo la lámina XVI:

Al pie de la torre, sobre un suelo seco, se observan dos pequeños charcos de agua: este
agua debería estar en el interior, pero el dibujante no ha encontrado otro medio para
indicar el vapor condensado en las paredes y que, poco a poco, se escurre en agua al
fondo del vaso.

¿No sería esta agua la «piedrecilla blanca» del texto apocalíptico? Recordemos la
descripción de Eugenio Filaleteo, que hemos recogido en la teología de Hermópolis,
referente a esta sustancia: «En su forma exterior se parece a una piedra, aunque no lo
es, pues la llaman Goma blanca, Agua del Mar, Agua de Vida».

Finalmente, en la carta hay dos personajes que bailan de cabeza para abajo, pues...

...lo podemos interpretar diciendo que andan cabeza para abajo para leer mejor los
signos inscritos en la tierra filosófica o santo Egipto.

O, como dice el Apocalipsis, leen un nombre nuevo inscrito en la piedrecilla que nadie
sabe leer sino el que lo recibe. 8 En realidad, el nombre de la carta es La casa de Dios,
recordándonos así la experiencia de Jacob. (¿Sería descabellado ver en todo esto a la
ciudad de Luz manando la sustancia sobreceleste que Abraham ha sabido recoger en su
viaje por encima de las estrellas?). Este maná asciende de la materia gracias al influjo
del fuego, como Cristo asciende de las aguas del Jordán en el preciso momento en que
el Espíritu Santo, en forma de paloma, desciende sobre su cabeza.

Os proponemos locamente la gracia y el amor de Dios, y sembramos sin medida su

6
Hilo de Penélope. Tomo I; pp. 232 y ss.
7
Dicc. M.H; art. «MANNE»; p. 265.
8
«El pequeño guijarro de Dios vale infinitamente más que todas las montañas de la tierra y que todas
las nubes del cielo. ¿Quién lo descubrirá antes de que el velo se desgarre sobre la creación oculta?»
(M.R. XXI 30)

335
Las Siete iglesias de Asia

verdad y su perdón. ¿No os levantaréis como un santo maná engendrado por Dios? Y
¿no llenaréis sus brazos tendidos hacia vosotros? (M.R. XXXVII 5’)

¿No reencontraríamos aquí la epifanía del Jordán?, y la paloma celeste que la señala ¿no
sería la gracia y el amor del cielo ligados en este mundo corporal? Ésta sería la
enseñanza de la Iglesia de Tiatira.

Y el ángel de la Iglesia que está en Tiatira escribe: «Esto dice el Hijo de Dios, el que
tiene los ojos como llamas de fuego y sus pies son semejantes al oriámbar: Sé tus
obras, y tu caridad, y tu fe, y tu servicio, y tu paciencia, y tus obras postreras,
superiores a las primeras.» (2:18-19) «Al que venciere y guardare hasta el fin de mis
obras, le daré la potestad sobre las gentes, y los regirá con vara de hierro, de la
manera que se quebrantan los vasos de barro, cual yo también la he recibido de mi
Padre; y le daré la estrella de la mañana.» (2:26-28)

El fuego celeste, las miradas del Altísimo, han encontrado un lugar donde reposar y
fijarse en la tierra. El fuego infernal de Pérgamo ha sido bendecido en Tiatira.
Entendemos aquí a los dos sentidos actuando al unísono, la famosa Y alumbrando los
caminos del arte hermético.

Es este INRI que conduce toda la obra en un mismo pote, [...] la Y que ilumina el
camino del Arte. 9

Ahora el artista podrá cocer su materia pudiendo, de esta forma, extraer de sus entrañas
el «oriámbar», en griego χαλκολιβανο jalkolibano, según nuestro diccionario ‘cierto
metal, especie de bronce’, en realidad el famoso hashmal de la visión de Ezequiel,
traducido al latín como electrum: 10 «En medio de ella como el aspecto del hashmal...
(Ez 1:4)». La tradición lo considera como si fuera un metal noble de virtudes
extraordinarias; el Zohar 11 da una descripción de este metal resplandeciente:

Ya se ha explicado que son seres de fuego que hablan; y son un esplendor


resplandeciente que sube y baja, un fuego ardiente que está y no está, y no hay quien
pueda subsistir en él en un lugar. [...] Y en esta visión se esconde lo que está escondido
y se encierra lo que está encerrado, y éste es el secreto del HASHMAL, que el profeta
debe mirar y conocer, para contemplar de cara a partir de éste, en la pureza del corazón
y de los ojos.

Es un fuego parlante y purificador en el que el afortunado artista lee y conoce los


secretos de Dios. Aquí está el origen de la verdadera poesía. El Talmud 12 dice del
hashmal:

¿Qué es el hashmal? Son seres de fuego que hablan. [...] Y los seres vienen, como el
aspecto del rayo. ¿Por qué corren y vienen? Dijo Rabí Yehudah: como la luz que sale de
dentro de un tiesto de tierra.

9
E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 203.
10
«Todas estas cualidades las verás solamente en un único metal denominado por nosotros electrum.
No solamente posee en sí mismo las fuerzas naturales de los siete metales, sino que, además, recibe
otras fuerzas sobrenaturales.» Paracelso. Archidoxia mágica; p. 76. En hebreo moderno hasmal
significa ‘electricidad’.
11
Cit. en La Puerta. Cábala; p. 71.
12
Talmud de Babilonia. Tratado Yabamot, 49, b.

336
Las Siete iglesias de Asia

Este tiesto de tierra, el vaso de barro quebrado del texto apocalíptico, puede también
aludir al famoso «vaso de los artistas», uno de los secretos del su arte.

Mas tenemos este tesoro en vasos de barro... (II Cor 4:7)

Eckhartshausen 13 dice de este vaso donde se cuece la materia:

No hay más que una Cosa, un Vaso y un Trabajo. He aquí el principio fundamental de
todo arte hermético; quien no lo tenga en cuenta jamás encontrará la verdad. Cuando se
conoce la Cosa de la que todo sale, [...] se ha encontrado el vaso y el trabajo.

«Pote de sal de oro curándolo todo» dice el poeta. Con los datos hasta aquí recopilados
nos atreveremos a elaborar una conclusión (aunque sólo sea para recreo de los ángeles):
con la misma materia se confecciona el vaso y lleno éste de la misteriosa sal del oro, se
introduce en un matraz de vidrio; de allí, bañándose en su extraño fuego húmedo y tras
el tiempo necesario para su maduración —esto es «al tercer día»—, fluirá del tiesto
resquebrajado el bendito mercurio, emergiendo de su cascarón como un santo maná,
para depositarse luego, metálico y resplandeciente como bronce pulido, en el fondo del
matraz.

Un fuego ligero llovió en un pote,


¡desafío celeste al mundo necio! (Hermes) 14

Por esto los filósofos herméticos son llamados «filósofos por el fuego». Aquí reside
también su auténtico poder, es en esto que son superiores al resto de los hombres, y es
sólo por esto por lo que son los únicos capaces de gobernarlos debidamente. Sólo ellos
ven, más allá de las apariencias, el contenido de los seres y de las cosas; sólo ellos leen
a Dios sin intermediarios. Dice el filósofo: 15

El fuego de los químicos es violento y corrosivo, pero el nuestro es suave, benigno y


natural, encerrado, dorado, vaporoso, circulante, envuelve la materia, continuo,
templado y tan nutritivo y vivificante como celeste. Y lo más admirable del fuego de los
filósofos es que es totalmente semejante a la materia de su piedra, extraído de la muy
pura sustancia de sus vísceras según el arte de un raro secreto. Este fuego es el
verdadero baño maría de los filósofos; el secreto de su preparación está tan oculto como
la misma materia de la piedra filosófica, porque la ciencia de uno comprende el
conocimiento de la otra.

Gerhard Dorn 16 dice del fuego:

Nuestro fuego es un fuego corrosivo que de alguna manera, recubre con una nube el aire
que está arriba de nuestro vaso, en esta nube están ocultas las líneas de nuestro fuego
secreto. Pues en ausencia de este rocío del caos, de la formación de esta nube húmeda,
la obra no conduce a nada. Almadir añade: «Si el fuego no calienta el oro con un calor
húmedo, si los humos no suben y bajan a través de las brumas de la montaña, con
templanza y con decencia, no seremos dignos de la piedra blanca ni de la piedra roja
de los sabios».

13
Tratado práctico de alquimia rosacruz; p. 81.
14
Cit. por E.H. Hilo de Penélope. Tomo I; p. 43.
15
Instrucciones; p. 200. Repetimos ampliada cita 104.
16
La Puerta nº 12; p. 22.

337
Las Siete iglesias de Asia

La forma del vaso nos evoca la de una montaña, la montaña santa donde Moisés habló
con Dios. A la luz de la cita de Gerhard Dorn, repasamos el texto bíblico:

Al tercer día, en cuanto fue de mañana hubo truenos, relámpagos y una nube densa
sobre la montaña, percibiéndose también un sonido muy fuerte de corneta; y todo el
pueblo que estaba en el campamento se estremeció. Moisés hizo que saliese el pueblo
del campamento al encuentro de Dios, y se pararon al pie de la montaña. La montaña
del Sinaí humeaba toda, porque IEVE había descendido sobre ella en medio de fuego, y
subía su humo como el humo de un horno, y toda la montaña temblaba reciamente. [...]
Moisés hablaba y Dios le respondía con tonante voz. Descendió, pues, IEVE sobre la
montaña del Sinaí a la cumbre del monte; y como IEVE llamase a Moisés hacia la
cumbre de la montaña, subió Moisés. (Ex 19:16-20) 17

Ya hemos visto que Sinaí significa ‘barro’, un barro santo de donde nacerá el lucero de
la mañana hablando con poesía fecunda; no es el barro de este mundo, sucio y estéril.

El poeta que tiene la estrella de la mañana en sus manos canta como un niño alegre. Los
que sólo tienen el barro del mundo lloran amargamente su vida perdida. (M.R. XXIII
28’)

Es esta estrella matutina entregada al vencedor de Tiatira, la que nos conducirá en las
dos etapas siguientes, Sardes y Filadelfia, la purificación y la fijación.

La estrella de la mañana nos guía hasta la luna de suavidad y hasta el sol de fuerza.
(M.R. V 36’)

Y el ángel de la Iglesia que está en Sardes escribe: «Esto dice el que tiene los siete
espíritus de Dios y las siete estrellas: Sé tus obras: que tienes nombre de que vives, y
estás muerto.» (3:1) «El que venciere, éste se vestirá de vestiduras blancas, y no
borraré su nombre del libro de la vida, y acreditaré su nombre en presencia de mi
Padre y en presencia de sus ángeles.» (3:5)

En la explicación del Antiguo Testamento señalábamos la importancia de la primera


palabra del Génesis ‫בראשית‬, bereshit; pues bien, anagrama de bereshit es berit esh, ‫ברית‬
‫ אש‬alianza de fuego, refiriéndose a la famosa alianza que Dios estableció con su
pueblo; 18 ahora bien, alianza en hebreo, significa también ‘lejía, disolvente’; la estrella
de la mañana, la alianza que recibió Abraham, es un fuego que lava, que purifica el
hombre de su pecado.

Aquél cuyas intenciones están libres del deseo y la codicia, y que ha quemado ya todo
su karma en el fuego del Conocimiento: a tal hombre llaman sabio aquéllos que pueden
ver. (Krishna IV 19)

Aquí el fuego del conocimiento son los siete espíritus de Dios, el Espíritu Santo, de
quien el himno Veni Creador dice:

Tu septiformis munere Tú ofreces siete formas


Digitus Paternae dexterae Dedo derecho del Padre.

17
Ver también I Reyes 19:11-13.
18
Notemos que en hebreo el Nuevo Testamento es llamado Nueva Alianza ‫ברית חדש‬, berit hadash.

338
Las Siete iglesias de Asia

Siete formas que son como siete estrellas de fuego, en las que el afortunado cabalista se
contempla hasta adquirir la pureza marial; las vestiduras blancas indican la culminación
de este proceso.

Despojaos, respecto de vuestra vida anterior, del hombre viejo, que se corrompe
siguiendo las concupiscencias de la seducción, y a renovaros en el espíritu de vuestra
mente y revestiros del hombre nuevo, creado según el ideal de Dios en la justicia y la
santidad de la verdad. (Ef 4:22-24)

El ideal de Dios, más tarde llamada «modelo de los cristianos», es María, la concebida
sin pecado original. Quien la ha conocido inscribe su nombre en el «libro de la vida», es
decir, salva la muerte, al menos la segunda. Es sólo revistiéndonos de su pureza como
podemos conocer a Cristo. Alquymicamente se llama a esta virgen luna o agua
mercurial. En el Diccionario mito-hermético de Pernety, 19 podemos leer:

VIRGEN. Luna o agua mercurial de los Filósofos después que ha sido purificada de los
azufres impuros y arsenicales con los que ella se había unido en su mina.

A este mercurio, a pesar de su pureza, se le considera muerto o, mejor dicho, su vida


interna no se ha manifestado plenamente. Llaman a esta vida azufre; es su esposo.
Filaleteo 20 dice de esto:

Hay un azufre pasivo en el Mercurio que tendría que ser activo; hay que introducirle,
por lo tanto, otra vida, de su misma naturaleza, que suscite la vida latente del Mercurio.

O dicho de otra forma:

¿Quien presentará al Altísimo un espejo de amor y de pureza, para que él habite de


nuevo entre nosotros en el esplendor primero y último? (M.R. XVIII 68’)

. . .

Entre Sardes y Filadelfia se produciría la segunda resurrección. Se pasaría del


conocimiento espiritual al conocimiento corporal.

La vida del sabio sale de la muerte del santo como la vida de la mariposa sale de la
muerte de la oruga, que se vuelve crisálida y, después, milagro de resurrección. (M.R.
XXV 27)

. . .

El ángel de la Iglesia que está en Filadelfia escribe: «Esto dice el Santo, el


Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre, y nadie cerrará, y que cierra, y

19
Op. cit.; p. 522.
20
Introitus; p. 86.

339
Las Siete iglesias de Asia

nadie abrirá: Sé tus obras: he aquí que he puesto delante de ti una puerta abierta, que
nadie puede cerrar.» (3:7-8) «Al que venciere le pondré como columna en el templo
de mi Dios, y no saldrá ya más afuera, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo, de
cabe mi Dios, y el nombre mío nuevo.» (3:12)

Pernety dice que los Filósofos entienden por «“abrir” y “desligar” hacer un cuerpo
blando y fluido como el agua y “cerrar” o “ligar”, coagularlo por una cocción más
fuerte». Realizar esta coagulación, cerrar lo que se ha abierto en Sardes, es el misterio
de Filadelfia.

No es una etapa fácil. (Recordamos aquí nuestros comentarios a la teología egipcia de


Heliópolis, con la difícil unión de Geb y de Nut). Cattiaux 21 escribió referente a ella que
«muchos han fracasado en el umbral del jardín secreto, al tomar el continente por el
contenido. Otros han encontrado realmente a la Virgen pero jamás han sabido cómo
fecundarla». Los que triunfan en esta etapa quedan establecidos como «columnas en el
templo de Dios» expresando con este símbolo la solidez y la durabilidad de la sustancia
crística.

Lo que ES es mucho más fantástico y mucho más formidable que todo lo que podemos
imaginar, pero cuando lo que ES se fija en SÍ MISMO, los ojos quedan deslumbrados y
la boca permanece muda. (M.R. XXII 49)

Esta parece ser la fijación-fecundación que vivió María en el sexto mes.

En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una doncella desposada con un varón llamado José, de la familia de
David, y el nombre de la doncella era María. [...] Y respondiendo el ángel, le dijo: «El
Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cobijará con su sombra;
por lo cual también lo que nacerá será llamado Santo, Hijo de Dios». (Lc 1:26-27, 35)

En pleno mes de nisán, el mes del don de la Tora, ya hemos hablado de ello. En la
ciudad Galilea de Nazaret: Galilea, ya lo hemos dicho, excremento; Nazaret ‫ נצרת‬de la
raíz ‫ נצר‬netzar, ‘ocultar, guardar, disimular’. Gabriel se dirige pues a algún lugar oculto
entre la corrupción de este mundo. Gabriel, en hebreo ‫גבראל‬, de la raíz ‫ גבר‬gueber,
‘macho, fuerte, viril, gallo’, y la palabra ‫ אל‬el ‘dios’; es, pues, la virilidad de Dios la que
se manifiesta a María. La raíz hebrea de su nombre es ‫ מרה‬marah, ‘ser rebelde, ser
desobediente’, expresando con ello la dificultad ya mencionada de su fijación. José
viene de la raíz ‫ יסף‬yasaf, ‘añadir, aumentar, juntar’, es pues, el artífice de esta unión-
fijación. El fruto de esto es un hijo salvador.

Nuestra virgen ha concebido bajo la mirada del Altísimo y nos ha dado un hijo que ha
vencido la muerte y que perfeccionará a todos sus hermanos lisiados. (M.R. XVIII 68’)

El nombre nuevo, aéreo y fluido, que el vencedor comenzaba a leer en el misterio de la


Iglesia de Pérgamo, llega aquí, con su corporificación, a la plena madurez de la unión.

La palabra de Dios procede de su NOMBRE y vuelve a su NOMBRE. Sale fluida y


vuelve sólida.

21
Florilegio; p. 27.

340
Las Siete iglesias de Asia

¡El Señor de los mundos toma cuerpo a su vez!


¡Oh, milagro!, ¡oh, misterio!, ¡oh, perfección!, ¡oh, todo que madura! (M.R. XXXI 44-
44’)

Finalmente, es la Jerusalén celeste, de la que Cattiaux 22 escribió:

En cuanto a la Jerusalén celeste, muy pocos la han visto aquí abajo y muy pocos la han
saboreado, pero casi nadie conoce su origen escondido y la manera en que se manifiesta
en el mundo visible. [...] Así, muchos han hablado y hablan de oídas, y una ínfima
minoría habla de visu, sí así puede decirse, y son estos a quienes hay que estudiar por
encima de todo.

Y el ángel de la Iglesia que está en Laodicea escribe: «Esto dice el Amén, el testigo
fiel y veraz, el principio de la creación de Dios». (3:14) «Te aconsejo que compres de
mi oro acrisolado por el fuego, para que te enriquezcas; y vestidos blancos, con que te
cubras.» (3:18) «Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono, como yo
también vencí y me senté con mi Padre en su trono.» (3:21)

Filaleteo cuenta en la Introitus 23 como los primeros sabios consideraron al Mercurio


disolvente como «el primer ser del oro» y decidieron sembrar allí oro para aumentar su
virtud; el resultado fue sorprendente:

Por lo tanto, colocaron allí al sol y, ante su estupor, lo que era fijo se volvió volátil, lo
duro se ablandó y lo que estaba coagulado se disolvió para la sorpresa de la naturaleza
misma. [...] Así fue vivificado el muerto y murió el vivo, se pudrió el cuerpo y el
espíritu resucitó con gloria y el alma fue exaltada en una Quintaesencia, medicina
suprema para los animales, vegetales y minerales.

Medicina que permite a quien la encuentre recuperar plenamente su lugar a la derecha


de Dios Padre, sentarse en el propio trono de Dios, el objetivo final de todo buen
buscador.

Debemos seguir al Señor más allá de la muerte sobre la cruz del mundo, hasta la
resurrección gloriosa y hasta la coronación celeste. ¿Está claro? (M.R. XXV 19’)

. . .

Finalmente, la tercera resurrección. El hombre es coronado en el paraíso, la patria del


antepasado.

Quien libera al hombre sepultado lo recibe todo del Padre, por medio de la Madre y del
Hijo manifestados claramente.
«No predicamos el viento, el humo ni la ceniza, predicamos la vida salva en alma, en
espíritu y en cuerpo resucitados». (M.R. II 88’)

. . .

22
Florilegio; p. 22.
23
Introitus; pp. 89 y 90.

341
Las Siete iglesias de Asia

A pesar de que la lectura y comentarios que proponemos referentes a los misterios de las
Iglesias de Sardes y Filadelfia corresponden a la primera parte de la Gran Obra, la
composición del Mercurio de los Filósofos, se les puede extraer también una lectura
desde el punto de vista de la segunda obra, la de la Piedra propiamente dicha. De hecho,
ambas obras parecen ser el reflejo una de la otra. El secreto de Tiatira sería el del
Mercurio disolvente: las miradas de fuego, el oro celeste; el hashmal, su
corporificación; la capacidad de romper los vasos de barro, su poder de disolver el oro
vil para extraer y resucitar su alma. Citemos un texto de E.H. 24 que nos ha hecho
considerar esta interpretación:

Ciertamente, el alma del mundo no es otra cosa que el famoso disolvente quymico que
tantos buscadores se empeñan vanamente en inventar. Es la sustancia misma del oro que
se ha hecho palpable en el eléctrum; éste es el famoso secreto ancestral, el fundamento
de la obra, que disuelve el oro vil tan simple y suavemente como el hielo se funde poco
a poco en agua templada.

Las vestiduras blancas de Sardes se referirían a la famosa piedra al blanco, de la cual se


dice que es «un remedio excelente para los espíritus», transforma los metales en plata y
se la considera la culminación de un proceso que hay que repetir para llegar a la Piedra
propiamente dicha. Filaleteo 25 describe así esta piedra al blanco:

Y finalmente, tendrás unos granos muy blancos, tan finos como átomos de sol, más
bellos de lo que nunca vio ningún ojo humano. Demos gracias inmortales a DIOS
nuestro que ha producido esta obra. Es en efecto la verdadera tintura perfecta al blanco
aunque solamente de primer orden y por consiguiente de exigua virtud respecto a la
virtud admirable que adquirirá por la repetición de la operación.

Si Sardes es la piedra al blanco, Filadelfia es la piedra al rojo. Con ella se transforman


los metales en oro y el cuerpo de gloria se endereza para siempre. Así describe
Filaleteo 26 su llegada:

Entonces espera en breve tiempo el final, que verás al cabo de tres días, cuando la
materia formará granos como átomos de sol y será de un color tan intensamente rojo
que al lado del rojo más notable parecerá ennegrecer como una sangre muy pura
coagulada, y no creerías nunca que el arte podía crear nada comparable a este elixir. Es
una criatura tan admirable que no hay par en la naturaleza entera.

. . .

Llegados a este punto de nuestro trabajo deberíamos confesar que a pesar de la aparente
claridad de los comentarios propuestos, aquí y allí han quedado en nuestro tintero
multitud de personajes, símbolos y palabras que creemos de suma importancia y de los
cuales nos ha resultado imposible desentrañar su sentido o, peor aún, hacerlo encajar en
nuestras explicaciones. Esto es así porque la comprensión absoluta de los textos, y en

24
Hilo de Penélope. Tomo I; p.84.
25
Introitus; p. 208.
26
Introitus; p. 220.

342
Las Siete iglesias de Asia

consecuencia de los misterios de la tradición, sólo se puede dar a partir del momento en
que se ha recibido el famoso «don de Dios» y se entra de forma efectiva en la «vía del
absoluto». Escribía Louis Cattiaux:

No hay nada que comprender allí donde todo debe ser sentido. (M.R. XI 57’)

Y también...

No somos «fáciles», dicen los creyentes. Pero ¿cómo podríamos serlo cuando
anunciamos los misterios de la triple resurrección y los del juicio equitativo? (M.R. XXI
61’)

343
LÁMINAS

345
Láminas

346
Láminas

LÁMINA 1

La foto corresponde al interior de la pirámide de Unas, concretamente a la pared oeste


de la antecámara. La entrada da paso a la cámara funeraria, donde se puede apreciar el
sarcófago real al fondo. La pirámide de Unas, último faraón de la V dinastía que vivió
entre 2375-2345 aC, es un edificio de muy reducidas dimensiones en comparación con
las grandes pirámides de Giza construidas por los faraones de la IV dinastía. El tiempo
de las grandes pirámides que tan famosos han hecho a los antiguos egipcios ya había
pasado, pero lo que distingue a la pirámide de Unas es que en su interior se gravaron los
textos religiosos más antiguos hasta ahora descubiertos. El conjunto de los textos
encontrados en Unas consta tan solo de 228 declaraciones que se fueron repitiendo y
ampliando en otras pirámides hasta la VIII dinastía sumando un total de 759. Todas ellas
forman el impresionante cuerpo literario conocido como los Textos de las Pirámides.

La riqueza y complejidad, tanto teológica como lingüística, de los textos sorprende aún
a los egiptólogos, quienes no han sabido encontrar antecedentes escritos que justifiquen
los Textos de las Pirámides desde el punto de vista de una lógica evolución, tanto del
lenguaje escrito como del pensamiento religioso. Los ejemplos de escritura encontrados
correspondientes a épocas anteriores —algunos no muy lejanos a los tiempos del faraón
Unas— no dejan de ser formas más o menos simplificadas de escritura que no permiten
ni tan solo suponer la sorprendente complejidad lingüística de los Textos de las
Pirámides que parecen salir de la nada en estado de perfecta madurez. Aunque sea obvio
suponer que estas declaraciones eran parte de un legado de origen incierto transmitido
en forma de tradición oral, y que en un cierto momento decidieron poner por escrito, la
pregunta a resolver es el porqué de este paso. Si durante las dinastías II y III se
consolida el modelo de estado centralizado alrededor de la figura del faraón, en la IV el
poder político y económico acumulado por éste le permitió construir las grandes
pirámides por todos conocidas. Sin embargo, resulta extraño que ni un solo jeroglífico
del ritual funerario fuese escrito en ellas. Hablando en términos generales, cuando en
una tradición se produce el paso de tradición oral a escrita es por una evidente necesidad
de fijación del texto, para evitar su distorsión —y finalmente corrupción— a medida
que se aleja en el tiempo de su fuente original. La cuestión también podría ser entendida
diciendo que el alejamiento en el tiempo cronológico de la revelación supone también
un alejamiento efectivo de la «fuente primordial» que los originó, es decir, de Dios
mismo. La megalomanía constructora de los faraones que edificaron las grandes
pirámides, con su consecuente ostentación de poder terrenal, político, económico y
sobre todo religioso, no puede ser visto, en todos los sentidos, más que como un
alejamiento decidido de «aquellos tiempos» en que los dioses gobernaban a los hombres
y en que las verdades estaban escritas en su corazón como en un libro viviente o,
parafraseando a Guénon, 1 los tiempos en que «las verdades eran conocidas por todos
los hombres». Hoy en día en que estas verdades «por todas partes se trata de algo que
se ha perdido [...] y que deben reencontrar aquéllos que aspiran al verdadero
conocimiento» no dudamos que pueden ser de utilidad estos primeros textos referentes
al auténtico destino del hombre, que formalmente cerraron un capítulo en nuestro
distanciamiento de la fuente primordial al ser a su vez los textos escritos conocidos más
cercanos a dicha fuente.

1
Crisis; p. 7.

347
Láminas

. . .

El egiptólogo Kurt Sethe publicó en 1910 la primera edición del original jeroglífico de
los textos, al tiempo que marcaba una división en declaraciones que ha servido de base a
los posteriores investigadores. Los párrafos presentados a continuación 2 son una
selección de las declaraciones 247 – 258, aquellas gravadas en la pared oeste de la
antecámara que puede verse en la fotografía.

. . .

DECLARACIÓN 248
EL REY SE CONVIERTE EN UNA ESTRELLA

Localización: antecámara, gablete oeste, derecha y centro.

El Rey es grande, el Rey ha surgido de entre los muslos de la Enéada. El Rey fue
concebido por Sejmet y fue Shesmetet quien dio a luz al Rey, una estrella brillante y
muy viajera, que trae productos lejanos diariamente a Ra. El Rey ha llegado a su trono
que está sobre las Dos Señoras y el Rey aparece como una estrella.

DECLARACIÓN 250
EL REY ES ANUNCIADO POR SIA 3

Localización: antecámara, gablete oeste, centro.

Este es el Rey que está por encima de los espíritus, que une los corazones – así dice el
que está a cargo de la sabiduría, que es grande, y que lleva el libro del dios, 4
(precisamente) Sia que está a la derecha de Ra.

EL REY DECLARA SER SIA

Yo he llegado a mi trono que está por encima de los espíritus, he unido los corazones.
¡Oh tú que estás a cargo de la sabiduría, siendo grande! Yo me he convertido en Sia que
lleva el libro del dios, que está a la derecha de Ra. ¡Oh, tú que estás protegido por medio
de mí!, soy yo quien dice lo que hay en el corazón de la Grande (Nut?) en el Festival del
Lino Rojo. Yo, precisamente yo, soy Sia que está a la derecha de Ra, el altivo que
preside la Caverna del Abismo. 5

DECLARACIÓN 256
EL REY MUERTO ASUME SU HERENCIA REAL

2
Traducción y notas a cargo de Francisco López y Rosa Thode. www.egiptologia.org
3
La personificación de la inteligencia y el entendimiento.
4
El rey es el señor de los espíritus porque posee el libro divino.
5
Literalmente: ‘caverna de Nun’, considerando a Nun como personificación del Abismo.

348
Láminas

Localización: antecámara, muro oeste.

Yo he sucedido a Geb, he sucedido a Geb; he sucedido a Atum, estoy en el trono de


Horus el primogénito, 6 y su Ojo es mi fuerza, estoy protegido de lo que se hizo contra
él, la llamarada de mi ureo es la de Ernutet 7 que está sobre mí. He puesto el temor a mí
en sus 8 corazones luchando contra ellos. Los dioses han considerado en puridad y se
inclinan ante mí en adoración. Condúceme remando, ¡Oh madre mía!; remólcame, ¡Oh
morada mía!; haz fuerte tu amarra.

DECLARACIÓN 257
IDENTIFICACIÓN DEL REY CON EL SOL

Localización: antecámara, muro oeste.

Hay tumulto en el cielo; «Vemos algo nuevo», afirman los dioses prístinos. ¡Oh
Enéada!, Horus 9 está en la luz solar, los poseedores de formas le saludan, las Dos
Enéadas le sirven, porque él se sienta en el trono del Señor de Todo. El Rey toma
posesión del cielo, hiende su hierro; 10 el rey es conducido <por> los caminos hacia
Jepri, 11 el Rey descansa en vida en Occidente, y los habitantes de la Duat le acompañan.
El Rey brilla en el Oriente, y el que puso fin a la disputa [Thot] se acercará a él
reverenciándole. Saludad, vosotros dioses, al Rey, que es más grande que el Grande, a
quien pertenece el poder en su trono; el Rey asume la autoridad, la eternidad le ha sido
traída y el conocimiento ha sido establecido a sus pies. Alegraos por el Rey, porque ha
tomado posesión del horizonte.

6
El Rey es asimilado a Horus, el nuevo gobernante.
7
Renenutet. Diosa cobra que actúa como ureo real.
8
«Sus» se refiere a los enemigos del rey.
9
Otra posible traducción: «un [nuevo] Horus» (en referencia al Rey asimilado a Horus).
10
La expresión hace referencia a la apertura del cielo.
11
El escarabajo Jepri, del verbo jpr, ‘transformar’ (la nota es nuestra).

349
Láminas

350
Láminas

LÁMINA 2

La dama Teut – Chena ofreciendo un altar al dios Ra y recibiendo sus bendiciones.


Siglo VII aC, Reino nuevo. Museo del Louvre.

A derecha e izquierda, las columnas de loto que sostienen el cielo reposan a su vez
sobre un fuego que emerge de unas cabezas humanas; es un fuego animal, pasional,
encendido por una imaginación que en este caso está siendo bien utilizada. La flor de
loto significa el renacimiento espiritual, si el renacimiento es hermético, la base ha de
ser el hombre en aquello que de más bajo hay en él: «practicar el sexo con la cabeza y
pensar con los genitales», dijo el filósofo. Dama Teut hace su ofrenda a Ra. Los rayos
nutricios del dios, notémoslo, calientan únicamente la cabeza de la dama. Todo está en
su lugar. En la coronilla de la protagonista, un huevo ha emanado después de haber
recorrido toda su columna vertebral, desde la ciudad de Luz, y recibe el rayo superior, el
más puro de los fuegos. Un día este huevo fue fecundado en la base de su columna, en
la última vértebra, la base del cóccix. Ahora se cuece al calor del sol. El rayo inferior
solar emana directamente del pico del Halcón-Ra, su palabra, para calentar a su vez el
órgano de la palabra de dama Teut. En el suelo de la estela se reencuentra la misma
imagen, pero con una clara simbología hermética: el huevo filosófico envuelto por el
fuego espiritual, envolvente como una serpiente primordial. La flor de loto está a punto
de florecer, entonces dama Teut pronunciará la palabra profética. En el altar, flanqueado
por dos jarras de libación que como las columnas de un templo delimitan lo que sucede
dentro del huevo, se pueden contar hasta cinco veces el determinativo para ‘ciudad;
asentamiento’, cuatro en la parte superior en forma condensada o sublimada; un quinto
los sostiene o, mejor, los reúne.

351
Láminas

352
Láminas

LÁMINA 3

La Sibila de Cumas. Miguel Ángel. Capilla Sixtina.

LÁMINA 4

Entrada al antro de la Sibila. Bahía de Nápoles.

353
Láminas

354
Láminas

355
Láminas

LÁMINAS 5 Y 6

Primera y decimocuarta plancha del Mutus liber.

«Como rosa entre las espinas, así es mi amada entre las doncellas (Cant 2:2).» Así
empieza el libro del Zohar y así empieza también el Mutus liber, con dos tallos de rosal
espinoso florido rodeando el dibujo. Dice el M.R. XIX 7: «Como no soportamos la
verdad simple, desnuda y perfecta es necesario que el Señor la adorne con follajes y
flores para contentarnos. Pero también le ha puesto espinas a fin de alejar a los
superficiales y a los inconstantes. “La corona del Señor bien puede dejar tuertos a los
imprudentes y a los presuntuosos que se lanzan desconsideradamente a su cabeza, en
lugar de adorar sus pies santos y perfectos”». En el Mutus liber «sus pies santos y
perfectos» quedan señalados con los pies de la escalera celeste (ya hemos hablado de
ella y de su relación simbólica con el monte Sinaí) que conecta el cielo con la tierra y
con la piedra donde el bello durmiente reposa su cabeza. Es el famoso episodio bíblico
del sueño de Jacob y la visión de la escala. En el dibujo, el sabio artista no ha
escatimado las citas bíblicas; 12 la primera de ellas (Gén 38:11-12) dice así: «Como
llegase a cierto lugar, dispúsose a pasar allí la noche, porque el sol se había ya puesto.
Para ello tomó una de las piedras del lugar, colocósela por cabezal y se tendió en aquel
sitio. Luego tuvo un sueño: era una escala que se apoyaba en la tierra y cuyo remate
llegaba al cielo, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella». De esta
piedra dice el M.R. XXI 30’: «El pequeño guijarro de Dios vale más que todas las
montañas de la tierra y que todas las nubes del cielo. ¿Quién lo descubrirá antes de que
el velo se desgarre sobre la creación oculta?»

La segunda cita es de Gén 27:28-39 y narra el episodio de la bendición de Isaac a su


hijo Jacob, como primer versículo citado dice: «Dete Dios del rocío del cielo y la
grosura de la tierra». Esta doble y a la vez única bendición, en realidad la materia de la
Gran Obra, queda reflejada en el sonido de las trompetas. Obsérvese cómo de los dos
ángeles uno sube y el otro baja en referencia a este doble y a la vez único don que
nuestro durmiente Jacob recibe. El ángel que sube sostiene la trompeta con su mano
derecha de forma que parece que «lanza» el sonido-materia como si fuera un don
invisible para el durmiente candidato de ojos cerrados. Esta trompeta sonante que
despierta a los muertos-durmientes llamándolos a la nueva vida del miste a través de la
resurrección no puede estar hecha sino de electrum.

Esta trompeta de resurrección tiene una referencia bien precisa en la liturgia católica. En
efecto, en el Dies irae, sin duda la más bella y acabada de las plegarias católicas, oímos
cantar: Tuba mirum spargens sonum per sepulcra regionun, coget omnes ante tronum.
‘La trompeta maravillosa esparce el sonido por las regiones de los sepulcros,
convocando a todos ante el trono’. Todos —omnes— seremos llamados un día a
«conocer» este sonido mágico.

La tercera cita de nuestro Libro mudo procede Dt 33:13-28 y narra la bendición con la
que «Moisés, hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel». Moisés bendice a todas las
tribus de Israel una por una. La cita en concreto corresponde a la bendición de seis de
éstas. A la primera tribu, la tribu de José (v. 13), dice Moisés: «Bendita de Adonai sea tu
tierra, con el raudal del cielo por arriba con el mar abisal que yace bajo el sol».
12
Notemos con curiosidad como las citas están escritas al revés, al uso de la lengua hebrea que se
escribe de derecha a izquierda.

356
Láminas

Nuevamente una tierra «doblemente» bendita mediante una «única» agua. El último
versículo de la cita (vers. 28) dice: «Israel acampa en seguridad, tranquilamente aparte
mora Jacob. Sobre un país de grano y mosto, en verdad sus cielos gotean rocío».

Pero a pesar que todos estemos llamados a oír un día este sonido que bendice
despertando, no es menos cierto que no todos sabremos reconocerlo. Así, volviendo a la
primera cita de Gén 27, en el último versículo 39, dice el patriarca Isaac a su hijo
primogénito Esaú después que su hermano uterino Jacob se hubiese apoderado de su
bendición gracias a una sabia astucia: «Entonces Isaac contestó [a Esaú], diciéndole: He
aquí que será tu morada lejos de la grosura de la tierra y del rocío del alto cielo».

La siguiente lámina de nuestra selección es precisamente la última de la serie de catorce


que forman este tan elocuente Mutus liber. Jacob, aquí representado por el artista-
Hércules, yace rendido después de haber completado la Obra. Su mano derecha puesta
en la frente indica que no está muerto, como podría parecer. Tan sólo reposa envuelto en
la piel del león nemeo que mató en su primer gran trabajo. Su mano izquierda todavía
sostiene la maza que usó para matarlo. Del león nemeo se dice que era «un León
invulnerable, descendido del orbe de la luna o nacido de su saliva». 13 El final de la
Obra es un lecho de rosas iluminado por un sol y una luna herméticos que tocan su
cuerpo con sus rayos operando su palingenesia.

La corona de espinas del inicio se convierte aquí en ramas de olivo cargadas de fruto.
Dice Pernety de la oliva: 14 «Magisterio al rojo». Así bendijo Moisés a la última tribu de
Israel en Dt 33:24: «Y a Aser dijo: El más bendito de los hijos es Aser, es el favorito de
sus hermanos y baña su pie en aceite». En realidad aquí baña su cabeza en forma de
corona indicando la unción real.

Finalmente quienes hasta este momento han sido los mudos protagonistas de las láminas
anteriores pronuncian al unísono la Palabra creadora verbalizando el sonido bruto de la
trompera en una creación perfecta y realizada en forma visible y corporal: Oculatus
abis, ‘te transformas en vidente’ o mejor aún ‘sales con ojos’.

13
Pernety. Fables. Tomo II; p. 371.
14
Dicc. M.H.; p. 352.

357
Láminas

358
Láminas

359
Láminas

360
Láminas

LÁMINAS 7, 8, 9, 10, 11, 12

Al entrar en la catedral de Barcelona, el paseante distraído se ve obligado a rodear el


inmenso coro que ocupa la parte central de la nave si quiere llegar hasta el altar mayor.
Las capillas laterales captarán su atención, y entonces es muy probable que descuide la
figuras esculpidas en mármol que decoran todo el perímetro del coro. Lo que antes eran
libros abiertos al alcance de cualquier lego ahora precisa de la ayuda de un intérprete
para reconocer las escenas y sus personajes, y no pasar de largo sin apreciarlos.
En 1520 el coro albergó el primer capítulo de la Orden del Toisón de Oro en España,
auspiciado por Carlos V. Las armas de los caballeros participantes todavía se conservan
en las pinturas de la sillería del coro.
En la parte del trascoro (láminas 7, 7a, 7b), que se muestra a la vista nada más
franquear el umbral del templo, está representado, en estilo renacentista, el martirio de
santa Eulalia, patrona de la ciudad, en cuatro monumentales escenas leídas de derecha a
izquierda. El conjunto fue encargado a Bartolomé Ordoñez y se sabe que en 1519
trabajaba en él, aunque un año más tarde murió en Carrara, donde se había desplazado
para comprar mármol a fin de completar el encargo. Éste fue terminado en 1564 por un
discípulo suyo, Pere Villar. Pero es el friso debajo de cada escena (láminas 8, 9, 10 y 11)
lo que requiere por encima de todo nuestro interés. Lo explícito de su mensaje
alquímico nos parece extraordinario, y el hecho de que esté tan al alcance de los ojos de
cualquier visitante, lo convierte en más extraordinario aún. Nadie dudaría que fue el
propio Ordoñez quien lo diseñó, aunque en su biografía no conste en absoluto interés
explícito alguno por el gran arte. Los modernos historiadores centran su interés en las
magníficas escenas del martirio de santa Eulalia, y si mencionan las figuras de friso es
únicamente para describirlas como «grotescos decorativos».

Al contrario de las escenas que representan el martirio de la santa patrona de la ciudad


condal, los mensajes del friso hay que leerlos de izquierda a derecha; lo cual no inclina
a establecer una relación exegética directa entre ambos, aunque en realidad se
complementen, algo que aquí intentaremos demostrar.

En el primer elemento del friso (lámina 8) los codos de dos ángeles formando un
curioso ángulo de treinta grados sostienen un caput mortis. La putrefacción de las
substancias tiene lugar en cuanto éstas han sido dispuestas en su vaso con correcta
proporción y mesura; la forma de punta de escuadra atraerá por encima de todo la
atención de aquel que esté familiarizado con los símbolos de la masonería,
pertenecientes a la «orden de la escuadra y el cartabón». Debajo, un reloj de arena
propone el tiempo necesario para que la corrupción se cumpla. Con su lenguaje alusivo,
así lo comenta un filósofo desconocido: 15

Como no hay nada más cierto que la muerte y nada más incierto que la hora y las
circunstancias de la muerte, nada tampoco es más cierto que hay cierta materia con la
que trabajan los filósofos.

Representa la llamada «fe del carbonero», que sabe que su pila de leña en lenta
combustión, ocultada bajo un montículo artificial de tierra, se convertirá en carbón
vegetal en el tiempo determinado.
A un lado de la escena, el siniestro, una rata transportando su cría en la boca indica el
origen corrupto de la materia lejana; al lado diestro, un perro alimentándose explica
15
Instrucciones; p. 178.

361
Láminas

cómo la unión que se prepara no es el fruto de un encuentro fácil, antes bien es una
lucha: uno parece devorar al otro.
En la parte superior, donde está narrado el final de la historia del martirio de la santa,
se la ve crucificada en un aspa en la que ha de encontrar la muerte. Será un auténtico
calvario para las materias hasta que alcancen su perfecta putrefacción catártica.

En la segunda escena (lámina 9) una rebis inmadura muestra con esperanza los primeros
signos de la paz. La abundancia de los frutos desborda el vaso y la materia está
dispuesta, y allí donde se representaban animales inquietos, ahora se ven racimos de
uvas en proceso de madurar. A pesar del ingente progreso que supone el andrógino 16 no
hay que olvidar que la rebis son niños inmaduros, todavía incapaces de procrear en una
unión perfecta que resuma todos los ideales poéticos y filosóficos. De su andrógino,
dice el filósofo: 17

Los sabios [a su materia] la llaman a menudo su Andrógino y su Hermafrodita, ya que


tiene dos naturalezas, es decir, que se extrae de ella el azufre y el mercurio, de las que
una es tomada para el hombre y la otra para la mujer.

En la secuencia correspondiente a la historia de santa Eulalia, se la ve atormentada por


el fuego. El progreso no es más que una lenta cocción.

En la tercera escena (lámina 10) se anuncian los esponsales. Los ángeles lo proclaman
soplando una cornucopia de la que salen un total de siete frutos, el número del espíritu
universal que ya se ha coagulado en una unión indisoluble. Las flores emergiendo del
vaso hablan de los diversos colores por los que va pasando la Obra. En otros tratados a
esta fase se la simbolizará mediante la cola de un pavo real desplegada. Los racimos han
madurado y ahora asoman como leones de fuego de un aro que recuerda el zodiaco. El
fuego del éter, el vino de la salvación, ha bajado por fin a la tierra y los ángeles saludan
la epifanía con el sonido de sus cuernos de la abundancia vertidos en la tierra.
Arriba Eulalia es azotada, derramando el primer testimonio de su sangre. «Sangre
real» que en francés, gracias a un juego fonético, convierten en «Saint Graal».

Por fin la cuarta escena (lámina 11): la multiplicación. La copa rebosante de un fuego
con el que los ángeles juegan y al que parecen alimentar con su aliento, o quizás se
nutran con Él. «Mi dios es fuego», dicen, «y está al alcance».

En la lámina 12 santa Eulalia se presenta ante el pretor romano testimoniando su fe, el


cual escucha con gran atención las palabras de la mensajera divina a fin de instruirse.

16
«Rabí Jeremías hijo de Eleazar, dijo: Cuando el Santo-bendito-sea creó al Adán primero, lo creó
andrógino; es lo que està escrito: «Macho y hembra los creó y los bendijo y les puso por nombre
Adán (Gén. V 2)». Bereshit Rabba cap. VIII 9. Ver también Nahmánides Comentarios al Génesis; cap.
I 26.
17
Instrucciones; p. 179.

362
Láminas

363
Láminas

364
Láminas

LÁMINA 13

Paracelso. Museo del Louvre. Sin duda el mejor retrato que de un adepto realizado ha
llegado hasta nuestros días, aunque en nada comparable con la fuerza de sus palabras de
las que ofrecemos una cita seleccionada.

[...] Comemos [...] un solo maná, es el mejor y más deseable de los alimentos para quien
lo encuentra. Por eso el cuerpo regenerado es alimentado y abrevado con una piedra que
se funde en agua para cada uno, según la cantidad y la calidad que desea. Vale decir: el
alimento y la bebida, es quien nos ha rescatado y que se ha ofrecido a sí mismo.

Hombres así [los adeptos] irradian rayos llameantes: en sus operaciones son semejantes
al fuego. Como nada se resiste al fuego que todo lo consume, nada se resiste a hombres
como estos. Lo volatizan y consumen todo, tanto en el infierno como sobre la tierra. Las
llaves del reino de los cielos están cerca de ellos. Junto a ellos están la remisión, la
bendición. En ellos brilla la luz del mundo, de ellos proceden la vía y la verdad. Por
ellos se regeneran los apóstoles y los santos. Todo esto se realiza en el cuerpo de la
nueva generación y no en la adámica, que no sirve para nada. 18

18
Paracelso. La filosofía sutil. Hilo de Penélope. Tomo II; p. 85.

365
Láminas

366
Láminas

367
Láminas

368
Láminas

LÁMINA 14

Madame Blavatsky. Fundadora de la Sociedad Teosófica.

LÁMINA 15

Annie Besant. Sucesora de Mme. Blavatsky.

LÁMINA 16

Aliester Crowley. Fundador de la Aurora Dorada.

369
Láminas

370
Láminas

371
Láminas

372
Láminas

373
Láminas

374
Láminas

375
Láminas

LÁMINA 17

Autorretrato de Louis Cattiaux para la edición de El Mensaje Reencontrado.

LÁMINA 18

«María Paritura.»

Lienzo de Louis Cattiaux.

LÁMINA 19

«Globo sin mancha.»

Dibujo de Louis Cattiaux para el Libro III de El Mensaje Reencontrado.

LÁMINA 20

«La madre celeste.»


«LA UNIÓN.»

Dibujo de Louis Cattiaux para el Libro V de El Mensaje Reencontrado.

LÁMINA 21

«El Salvador.»
«LA RESURRECCIÓN.»

Dibujo de Louis Cattiaux para el Libro VII de El Mensaje Reencontrado.

LÁMINA 22

«El manantial.»
«EL NOMBRE.»

Dibujo de Louis Cattiaux para el Libro XII de El Mensaje Reencontrado.

376
BIBLIOGRAFÍA

«Libros pocos, pero buenos» es un consejo fácil de encontrar en la literatura tradicional.


En nuestro caso por «buenos» hemos escogido los que más directamente nos han
acercado al misterio alquymico alrededor del cual hemos vertebrado nuestro estudio.
Sin embargo, a lo largo de los siglos, el cuerpo literario de lo que llamaríamos «buenos
libros» podría llenar fácilmente las salas de una biblioteca de dimensiones
considerables.

A lo largo de este trabajo nos hemos beneficiado de forma constante del trabajo de
selección de textos y estudios tradicionales publicados por la revista La Puerta. En un
primer apartado (1) hemos enumerado los artículos extraídos de su etapa inicial, que va
desde sus comienzos como revista en el año 1978 hasta los números publicados en
1987. Entre 1988 y 1994 Editorial Obelisco editó hasta 11 monográficos de esta
publicación, ahora como revista de gran formato y tirada, en los que incluyó una
selección de los textos y estudios más relevantes de los números anteriores además de
otros nuevos. Esta es también la época de maduración y de una primera redacción del
presente trabajo. En un segundo listado (2) incluimos pues, además de los números
utilizados en nuestro estudio, el resto de esta serie. Entre 1998 y 2006 Edicions Arola
publicó en una nueva colección (3), titulada Biblioteca La Puerta, todos los artículos y
textos publicados en los anteriores números de la revista escritos o presentados por
Emmanuel d’Hoogvorst, reunidos bajo el nombre de El hilo de Penélope, así como el
Florilegio de Cattiaux aparecido en la revista entre 1982 y 1998. Es, también, su versión
bilingüe de El Mensaje Reencontrado la que hemos utilizado para nuestras citas. A
continuación el lector inquieto encontrará también, asimismo por su evidente interés, el
resto completo de la colección de Edicions Arola. Las citas sobre artículos de la primera
época de la revista que fueron reimpresos y revisados más tarde, se han adecuado a su
posterior publicación, más fácilmente asequible para el lector interesado.

Hemos creído conveniente agrupar en un solo listado (4) los tratados estrictamente
herméticos, que configuran así el apartado cuarto de nuestra bibliografía.

El siguiente apartado (5) incluye, básicamente, los libros santos. En este grupo hemos
incorporado también los libros referentes a simbolismo y a la tradición exegética judía.

Hemos agrupado en un sexto apartado (6) la bibliografía de soporte que nos ha ayudado
a contextualizar los textos desde un punto de vista histórico. Incluimos aquí los libros
que calificaríamos como pseudoesotéricos, así como los diccionarios; todos ellos de
gran ayuda, de una manera u otra, como soporte para ilustrar nuestro propósito.

Hemos querido destacar en un apartado final (7) la obra y figura de René Guénon, al
tiempo que ampliamos la bibliografía disponible de este autor por considerarle un punto
de referencia imprescindible en los estudios tradicionales.

377
Bibliografía

. . .

(1) LA PUERTA (1978 – 1987)

La Puerta nº 4; 1ª época

Carlos del Tilo. Referente al polvo adámico.

La Puerta nº 6; primavera 1982

Anónimo. Preceptos e instrucciones del padre Abraham a su hijo.

La Puerta nº 8; otoño 1982

Ramon Llull. Delucidación del testamento.

La Puerta nº 10; primavera 1983

Anónimo. Refutación del anónimo Pantaleón. Presentación de Carlos del Tilo.

La Puerta nº 12; otoño 1983

Gerard Dorn. La aurora de los filósofos.


Anónimo. Diferencia entre el fuego de los filósofos y el fuego vulgar.
Carlos del Tilo. La búsqueda del santo Grial.

La Puerta nº 13; invierno 1983

Carlos del Tilo. La búsqueda del santo Grial. (Continuación)

La Puerta nº 14; primavera 1984

L. Robecchi y S. d’Hooghvorst. Historia del Talmud acerca del destino.

La Puerta nº 15; verano 1984

S. d’Hooghvorst. La velada de Venus.

La Puerta nº 16; otoño 1984

El Evangelio de Felipe. Presentación de Carlos del Tilo.

La Puerta nº 17; invierno 1984

El Evangelio de Felipe. (Continuación)

La Puerta nº 25-26; invierno – primavera 1987

378
Bibliografía

Rabbí Hayyim de Volozhyn. El espíritu de vida. (Extractos)

La Puerta nº 27; verano 1987

El antro de las ninfas. Comentado por Homero.

La Puerta nº 28; otoño 1987

Eugenio Filaleteo. Tratado del cielo terrestre.

(2) LA PUERTA. EDITORIAL OBELISCO. BARCELONA (1988 – 1994)

La Puerta. Simbolismo. 1988

Carlos del Tilo. La montaña.

La Puerta. Cábala. 1989

Carlos del Tilo. La visión de la mercabá y el hashmal.


Carlos del Tilo. Blaise de Vigènere: un cabalista cristiano.

La Puerta. Sobre Esoterismo Cristiano. 1990

J. M. d’Ansembourg. La tesis de René Guénon sobre los orígenes del


cristianismo.
Carlos del Tilo. Esoterismo cristiano en el primer siglo.
Anónimo. El acuario de los sabios.

La Puerta. Egipto. 1990

Leo Froidebise. Los principales dioses de Egipto. (Según el Egiptólogo W.


Budge)
Carlos del Tilo. La tradición escrita de los antiguos egipcios.
Lluïsa Vert. El libro de la verdad de la palabra.
Carlos del Tilo. Los misterios egipcios según el tratado «De Isis y Osiris» de
Plutarco.

La Puerta. La Tradición Griega. 1992

Stéphane Fèye. La Biblia de los griegos.


Raimon Arola. La epifanía de Atenea.
Louis Quarles van Ufford. Las dos puertas del sol.
Sergio d’Hooghvorst. Zeus infernal.
Stéphane Fèye. De las «Imágenes de los dioses».

La Puerta. Magia. 1993

379
Bibliografía

Eugenio Filaleteo. Magia adámica o La antigüedad de la magia.

La Puerta. La tradición latina. 1985

Quarles. La tumba del poeta.

La Puerta. Sufismo. 1988


La Puerta. Esoterismo en la España del Siglo de Oro. 1990
La Puerta. Alquimia. 1993
La Puerta. La tradición popular. 1994

(3) BIBLIOTECA LA PUERTA. AROLA EDITORS. TARRAGONA (1998 –


2006)

Emmanuel d’Hooghvorst. El hilo de Penélope. Tomo I

—Reflexiones sobre la Odisea I.


—Reflexiones sobre la Odisea III. (La ciclopea)
—Reflexiones sobre la Odisea IV.
—Reflexiones sobre la Odisea V. (En casa de Circe)
—Reflexiones sobre la Odisea VI. (La «nékuia» o la evocación de los muertos)
—Chromis et Mansylus in antro. (Reflexiones acerca de Virgilio alquimista)
—Virgilio Alquimista. (Eneas o el oro filosofal)
—Los tarots I.
—Sobre el asno filosófico.
—Rehaz el barro y cuécelo.

Emmanuel d’Hooghvorst. El hilo de Penélope. Tomo II

—«Elucidación del testamento» de Ramón Llull.


—«La filosofía sutil» de Paracelso.
—Instrucción de un padre a su hijo sobre el árbol solar de un filósofo anónimo.
—Ensayo sobre el arte de la alquimia.

Louis Cattiaux. Física y metafísica de la pintura.


Louis Carriaux. El Mensaje Reencontrado. Edición Bilingüe.
Louis Cattiaux. Florilegio epistolar.
Carlos del Tilo. El libro de Adán.
Raimon Arola. Creer lo increíble.

(4) TEXTOS DE ALQUIMIA

—A. J. Pernety. Dictionaire mytho-hermétique. Ed. Arché. Milano 1980.


—A.J. Pernety. Fables egyptiennes et grecques. Ed. Table d’Emeraude. París 1982.
—A. Savoret. Qu’est-ce que l’alchimie? Ed. Psyché. París 1947.
—Anónimo. Diferencia entre el fuego de los filósofos y el fuego vulgar. La Puerta nº 12.

380
Bibliografía

—Anónimo. El rosario de los filósofos. Ed. Muñoz Moya. Barcelona 1986.


—Anónimo. El acuario de los sabios. La Puerta. Sobre el esoterismo cristiano. Ed.
Obelisco.
—Anónimo. Instrucción de un padre a su hijo sobre el árbol Solar. Hilo de Penélope.
Tomo II.
—Anónimo. Preceptos e instrucciones del padre Abraham a su hijo. La Puerta nº 6.
—Anónimo. Refutación del anónimo Pantaleón. La Puerta nº 10.
—Anton J. Kirchweger. Catena aurea Homerii. Incluido en M. Algora Corbí. La tabla
redonda de los alquimistas.
—Baque de Bufor. Concordancia mito-físico-cábalo-hermética. Ed. Obelisco.
Barcelona 1980.
—Bernardo el Trevisano. La palabra abandonada. Ed. 7 ½. Barcelona 1980.
—El Cosmopolita. Carta filosófica. Cuatro tratados de alquimia. Ed. Visión Libros.
Barcelona 1979.
—Esprit Gobineau de Montluisant. Enigmas y jeroglíficos físicos que están en el gran
portal de la Iglesia Catedral y Metropolitana de Notre-Dame de París. Cuatro Tratados
de Alquimia. Ed. Visión Libros. Barcelona 1979.
—Eugenio Filaleteo. Magia adámica o La antigüedad de la magia. La Puerta. Magia.
Ed. Obelisco.
—Eugenio Filaleteo. Tratado del cielo terrestre. La Puerta nº 28.
—Gerard Dorn. La aurora de los filósofos. La Puerta nº 12.
—Guillaume Salomón. Diccionario abreviado de los términos del arte. Tratado incluido
en el Introitus de Ireneo Filaleteo.
—Ireneo Filaleteo. La entrada abierta al palacio cerrado del rey (Introitus). Ed. 7 1/2.
Barcelona 1979.
—Karl von Eckhartshausen. Tratado práctico de alquimia rosacruz. Ediciones Roca.
México 1987.
—Manuel Algora Corbí. La tabla redonda de los alquimistas. Luis Cárcamo Editor.
Madrid 1980.
—Nicolás Flamel. El libro de las figuras jeroglíficas. Ed. Obelisco. Barcelona 1982.
—Ramon Llull. Elucidación del testamento. Hilo de Penélope. Tomo II.

(5) LIBROS SANTOS. TRADICIÓN EXEGÉTICA JUDÍA. SIMBOLISMO

—Cornelio Agrippa. Filosofía oculta. Ed. Kier, 1982.


—Cornelio Agrippa. La magia de Arbatel. Ed. 7 ½. Barcelona.
—Douzetemps. El misteri de la creu. Edició catalana de Desideri Forner. Tarragona
1990.
—El Bhagavad Gita. Traducido por Julio Padilla. Ed. Visión Libros. Barcelona 1980.
—El Evangelio según Tomás. Ed. 7 1/2. Barcelona 1979.
—El Libro de los Muertos de los antiguos egipcios. Traducido por Boris de Rachewiltz.
Ed. Destino. Barcelona 1989.
—Fama faternitatis. Confessio. Ed. Nuevomar. México 1983.
—Filocalia. Ed. Claret. Barcelona 1979.
—Frédéric du Portal. Los símbolos de los egipcios. Ed. Obelisco. Barcelona 1981.
—G. del Olmo Lete. Mitos y leyendas de canaán. Ed. Cristiandad. Madrid 1981.
—Hesíodo. Teogonía. Trabajos y días. Traducción de Adelaida y María Ángeles Martín
Sánchez. Alianza Editorial, 1986.

381
Bibliografía

—Karl von Eckhartshausen. La nube sobre el santuario. Ed. Visión Libros. Barcelona
1986.
—Los Evangelios apócrifos. Edición crítica de Aurelio de Santos Otero. Ed. B.A.C.
Madrid 1963.
—Los libros de Hermes Trismegisto. Traducción de Luís Menard. Ed. Visión Libros.
Barcelona 1978.
—Lopoukhine. Quelques traits de l’eglise intérieure. Ed. Bibliothèque des Amitiés
Spirituelles. París 1929.
—Louis Cattiaux. El Mensaje Reencontrado. Ed. Sirio. Málaga 1987.
—Martín Buber. Cuentos jasídicos, IV tomos. Ed. Paidós Orientalia. Barcelona 1983.
—Midrash Rabbá. Tomo I. Ed. Verdier. Lagrasse 1987.
—Nuevo Testamento trilingüe. Edición a cargo de José María Bover y José
O’Callaghan. Ed. B.A.C. Madrid 1977.
—Obras completas de Dante Alighieri. Biblioteca de autores cristianos. La Editorial
Católica. Madrid 1965
—Paracelso. Archidoxia mágica. Ed. Humanitas. Barcelona 1982.
—Poema Babilónico de la Creación. Editora Nacional. Madrid 1981.
—R.A. Schwaller de Lubitz. Esoterismo y simbolismo. Ed. Obelisco. Barcelona 1981.
—Sagrada Biblia. Traducción de Nácar-Columba. Ed. B.A.C. Madrid 1957.
—Salida del alma a la luz del día. Traducción de A. Laurent. Ed. Adiax. Barcelona
1981.
—Sefer ha-bahir. Traducido por Mario Sanz. Ed. Obelisco. Barcelona 1985.
—Sefer ha-Zohar. Tomos I y II. Ed. Verdier. Lagrasse 1981.
—Tomàs de Kempis. La Imitació de Crist. Edicions Proa. Barcelona 1992.
—Virgili Maró. Apèndix virgiliana. Volum II. Text i traducció Miquel Dolç. Fundació
Bernat Metge. Barcelona 1984.
—Virgili Maró. Bucòliques. Text i traducció de Miquel Dolç. Fundació Bernat Metge.
Bacelona 1956.
—Virgilio Marón. Bucólicas. Traducción literal Joaquín Arcadio Plaza. Universidad
Nacional Autónoma de Mexico. México, D. F. 1988.
—Virgili Maró. Eneida. Volum II. Text i traducció Miquel Dolç. Fundació Bernat
Metge. Barcelona 1975.
—Virgili Maró. Geòrgiques. Text i traducció Miquel Dolç. Fundació Bernat Metge.
Barcelona 1963
—Zohar. Prólogo de Miguel de Unamuno. Juan José Olañeta Editor. Barcelona 1980.

(6) CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL. PSEUDO-ESOTERISMO.


DICCIONARIOS

—A. Elmaleh. Nouveau dictionnaire complet hébreu-français. Edition «YAVNEH»


Publishing House Ltd. Israel 1973.
—Alfred Loisy. Los misterios paganos y el misterio cristiano. Ed. Paidós Orientalia.
Barcelona 1990.
—Antoni Rossell. El cant dels trobadors. Ajuntament de Castelló d'Ampuries, 1992.
—Bruno Nardini. Misterios y doctrinas secretas. Ed. Debate.
—Cyril Aldred. Historia de las civilizaciones. Alianza Editorial. Madrid.
—Dominique Aubier. Don Quijote profeta y cabalista. Ed. Obelisco. Barcelona 1981.
—Elipas Lévy. Dogma y ritual de la alta magia. Ed. Humanitas. Barcelona 1985.

382
Bibliografía

—Enciclopedia de las ciencias ocultas. Editorial Planeta. Barcelona 1977.


—Enrico Ascalone. Mesopotamia. Grandes civilizaciones. RBA Edipresse S.L.
Barcelona 2008.
—Federico Lara Peinado. Historias del viejo mundo nº 5. El nacimiento de la
civilización. Cultura y publicaciones. Historia 16. Madrid 1994.
—Florencio Sebastián Yarza. Diccionario griego-español. Ed. Sopena. Barcelona 1984.
—G. Encause. Tratado elemental de magia práctica. Ed. Humanitas. Barcelona 1985.
—Gershom Scholem. La cábala y su simbolismo. Ed. Siglo XXI. Madrid 1979.
—Grillot de Gibry. La Gran Obra. Ed. 7 ½. Barcelona 1980.
—Gwendolyn Leick. Mesopotamia. The invention of the city. Penguin Books. London
2002.
—Historia del pueblo judío. Dirigida por H.H. Ben-Sasson. Alianza Editorial. Madrid.
—Historia universal daimón. Tomo IV. Ed. Daimón.
—Jesús Mestres i Godes. Els primers cristians. Ed. 62. Barcelona 1997.
—Isaac Asimov. Los griegos. Alianza Editorial Madrid.
—Juan García Font. Dioses y símbolos del antiguo Egipto. Ediciones Fausí. Barcelona
1987.
—John Boswell. Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. Muchnik Editores.
Barcelona 1992.
—Julian Reade. Mesopotamia. The British Museum Press. London 2006.
—Katharine Wiltshire. Pocket timeline of ancient mesopotamia. British Museum Press.
London 2005.
—Lucie Lamy. Misterios egipcios. Ed. Debate. Madrid 1981.
—Miguel Angel Elvira. Historias del viejo mundo nº 11. El enigma etrusco. Cultura y
publicaciones. Historia 16. Madrid 1994.
—M.M.Ch. Daremberg et E.D.M. Seglio. Dictionnaire des antiquités grecques et
romaines. Hachette. París 1877.
—Pierre Mariel. Rituales e iniciaciones en las sociedades secretas. Editorial Espasa
Calpe. Madrid 2004.
—Pierre Ponsoye. El Islam y el Grial. José J. de Olañeta Editor. Madrid 1984.
—Robert Graves. Los mitos griegos. Tomos I y II. Alianza Editorial. Madrid 1960.
—Robert Graves. Los mitos hebreos. Alianza Editorial. Madrid 1986.
—Robert J. Milch. Virgílio. A Eneida. Publicaçôes Europa-America. Portugal 1966.
—Stanislas de Guaita. El problema del mal. Luis Cárcamo Editor. Madrid 1988.
—Victor Magnien. Les mystères d’Éleusis. Payot. París 1950.
—Vida Nueva. Una palabra comprometida en la Iglesia. Nº 2681. Madrid 2009.
—Yaacov Vainstein. El ciclo del año judío. Departamento de Educación de Cultura
Religiosa para la Diáspora. Jerusalén 1986.

(7) OBRAS DE RENÉ GUÉNON

—Dossier René Guénon. Cuadernos del Obelisco Nº 1. Ediciones Obelisco. Barcelona


1991.
—El esoterismo de dante. Ed. Dédalo. Buenos Aires 1976.
—El reino de la cantidad y los signos de los tiempos. Ed. Ayuso. Madrid 1976.
—El rey del mundo. Luis Cárcamo Editor. Madrid 1987.
—Esoterismo cristiano. Ed. Obelisco. Barcelona 1993.
—La crisis del mundo moderno. Ed. Obelisco. Barcelona 1982.

383
Bibliografía

—La gran triada. Ed. Obelisco. Barcelona1986.


—La metafísica oriental. José J. de Olañeta Editor. Barcelona 1984.
—Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada. Ed. Paidós Orientalia. Barcelona
1995.
—Sobre el esoterismo islámico y el taoísmo. Ed Obelisco. Barcelona 1983.
—Teosofismo. Historia de una pseudoreligión. Ed. Obelisco. Barcelona 1989.

PÁGINAS WEB DE INTERÉS

http://www.arsgravis.com
http://www.beyaeditions.com
http://www.lapuertaonline.es
http://www.louiscattiaux.es

384

También podría gustarte