Amor Se Escribe Con H

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Amor se escribe con H.

(Larry Stylinson)
by agusrocchi

Las cosas importantes, las únicas cosas importantes que existen en el mundo, se escriben con H,
y, por el contrario, se escriben sin ella las infinitas cosas que no tienen importancia.
Basta con repasar el diccionario. Busquemos las cosas trascendentales, y solo las hallaremos en
la H: Los Hijos, el Honor, la Honra, el Hombre.
Reír es una de las acciones más importantes que realizamos, por eso Humor se escribe con H.
¿Tiene importancia el día de mañana? No, porque aún no ha llegado.
¿Tiene importancia el día de ayer? No, porque ha pasado ya.
Pero el día de Hoy, que es sumamente importante, se escribe con H.
Amigo se escribe sin H, pero cuando es un amigo de verdad, entonces se escribe con H, porque
se le llama Hermano.
Pero, ¿porqué será que la palabra "amor" no lleva H? ¿Acaso no le damos la importancia que se
merece?
Louis es quien descubre el único caso en el que Amor se escribe con H. Y solo de esa forma
descubre la importancia que tiene en él esa palabra.

#356 en Historia Corta 28/06/2015


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H.

Se encerró en el baño, en ese horrendo cubículo en el que siempre se resguardaba de las risas
de sus compañeros. Bajó la tapa del inodoro y se sentó allí, aguardando a que las lágrimas
cubrieran sus ojos, dejando ir sus penas. El nudo en la garganta, que no hacía más que darle
ganas de gritar cuanto odiaba al mundo, le impedía llorar. Él se impedía a si mismo hacerlo.No
llores, marica. Se decía para si, provocándose migraña. Las continuas burlas respecto a su
vestimenta, aspecto y humor áspero no hacían más que enfadarlo, pero lo que peor lo ponía era
cuando lo insultaban por ser más inteligente, superior o diferente a ellos.Una gota recorrió su
mejilla, y habiendo notado su propia debilidad, hizo que otras más la siguieran. Un llanto
desconsolado, del cual no estaba muy orgulloso. Se sentía una verdadera basura, pues sus
compañeros lo hacían sentir así. Escapar del aula había sido la mejor opción para dejar de
escuchar su constante parloteo. Encerrarse en ese baño resultó ser una buena forma de
ocultarse. Y escribir en la pared pareció ser algo para dispersarse y mantenerse
ocupado.Garabateó unos insultos, presionando con fuerza la lapicera, entre sollozos un poco mas
apagados y suspiró exhausto.-¿Te encuentras bien?- Una voz completamente desconocida se
escuchó en el espacio continuo. Aun seguía con dolor para poder decir algo, así que dejó que el
silencio fuera su mejor traductor. Además de que sentía vergüenza. -Esta bien si no quieres
hablar, no te obligaré, pero no esta bien que te desquites con la pared del baño, no es su culpa.-
Ningún ruido, ninguna emoción se despertó en Louis que seguía pensando en lo miserable que
era. -Viendo que te gusta escribir y no hablar... ¿porque no me escribes una nota y la pasas justo
por aquí abajo?Lou miró al suelo, a donde había un pequeño espacio justo debajo de una pared
de madera que dividía su baño del otro donde estaba aquél individuo que no lo dejaba llorar en
paz. Cortó un trozo de papel higiénico y escribió unas palabras, para luego tenderle la carta al
chico de al lado, pasándola por abajo de la pared.Bete a la mierda. Rezaba el papelito. La risa del
otro lo extrañó, no era una risa de burla, en verdad le había causado gracia aquél gesto.-Esta
bien no te molesto más.- Louis alcanzó a ver como el papel caía al suelo, y luego de oír al
muchacho tirar la cadena del inodoro se agachó a tomarlo.Vete se escribe con V, bruto! Ojala te
mejores.H.Se apresuró a secarse las lágrimas para ver quien era ese joven que había sido tan
amable con él, pero al salir no había nadie allí.Y entonces se sintió peor por haber sido tan
grosero con él.

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Hoja.

Una nueva mañana de inicio de clases. Un lunes. Quien cualquiera caracterizaría como el peor
día de la semana. Y eso no era excepción para Louis. Odiaba empezar las semanas, odiaba
volver al colegio. Odiaba el colegio y todos los que allí asistían. Pero muchas veces, se odiaba a
si mismo.Era un muchacho sencillo, de esos que intentan siempre ver el vaso medio lleno. Intenta
verlo de esa forma, pero siempre se le presenta vacío. Y así se sentía él. Vacío sin vida, o sin
necesidad de vivir. Como una persona cuya existencia no tiene sentido ni importancia. Entró a la
escuela, con una cara larga que delataba su estado de ánimo. Pasó por al lado de varios chicos,
que no se percataron de él. Hizo la formación de cada mañana y luego se dirigió con el resto al
aula. Se sentó en el primer banco, contra la pared más cercana a la puerta, y vio pasar a cada
uno de sus compañeros. -Lou, ¿hiciste la tarea?- Era la única vez que lo trataban con respeto y
cierto cariño fingido. Y él solo asentía con la cabeza sin decir una palabra, para luego entregarle
una hoja con las respuestas de Lengua. -Gracias, ñoño.Suspiraba simulando no haber oído eso, y
hacía sonar las articulaciones de sus dedos. Reposó su cabeza en la pared y esperó a que le
devolvieran la hoja, o llegara el profesor que peor le caía. La mayoría de sus días eran así. Y
nada parecía mejorar.Llegó el maestro, con ese aire de autoridad y arrogancia que siempre
portaba. Todos parecían tenerle miedo, pues cualquier respuesta que le dabas a sus preguntas,
siempre estaba mal. Y eso no era todo, una vez que contestabas mal, te hacía sentir de la peor
forma, pues con desdén te decía que eras un inútil. Se sentó en el banco de profesor y tomó lista.
Como era de esperar en sus clases, estaban todos presentes. -Bien, voy a pasar a pedir la tarea.-
Louis miró, casi como un reflejo, al compañero que se había llevado su hoja, rogando con sus
ojos que sus miradas se cruzaran para que se percatara de que necesitaba aquél papel. -A ver
Tomlinson.- Dijo el profesor que ya se había parado y se acercaba a su banco. -¿Porqué aun no
sacaste tu tarea?-Em...- Titubeó, las palabras no salían de su boca. Era común en él trabarse y
no poder hablar. Su timidez hacía que se le congelaran las frases en su garganta y eso le impedía
comunicarse como todo ser humano.-¿Quién tiene la tarea de Tomlinson?- El profesor ya conocía
al curso. Sabía muy bien que Louis siempre era el único que hacía los deberes y el resto solo
copiaba. Una mano se alzó para entregarle la hoja. Louis sonrió, como una señal de
agradecimiento, mientras que el maestro leía en voz baja, y entre susurros.-Esto está fatal.- Dijo
sin intención de herir sus sentimientos, pero haciéndolo de todas formas. -No puedo creer que
escribas tan mal, Tomlinson. Tus faltas de ortografía lastiman mis ojos. Ten.- Dejó las respuestas
sobre el banco del chico, sin continuar con la lectura, y con algunas risitas bajas de los demás.La
clase continuó, y aquél chico de dieciocho años se sentía destruido. Le dolía haberse esforzado
por algo, para luego ser tirado abajo por un profesor insignificante. Continuamente se esforzaba
por caerle bien a la gente. Ya se prestándole su tarea a los demás estudiantes, cambiando de
look, riendo de las bromas que les hacían a los maestros. Pero nunca era lo suficientemente
bueno. Ni para aprobar Lengua y Literatura, ni para caerle bien a todos.El timbre del recreo sonó,
y todos corrieron como animales salvajes. Apresurados por ir al baño o comprar en el kiosko.
Louis era de los primeros. Se apresuró a ir al primer piso, donde el toilet al que nadie se atrevía a
ir estaba vacío. Eran meras supersticiones del alumnado, creían que estaba lleno de fantasmas.
O más bien tenían miedo porque el pasillo que conducía hasta allí no estaba bien iluminado. Pero
este chico no le temía a cosas fantasiosas, ni historias inventadas. Él le temía a las burlas y
comentarios que hacía la gente respecto a él. Entró, y se dirigió a mirarse al espejo. Estaba
desolado, como de costumbre. Se peinó un poco, deseando que los demás notaran lo bien que le
quedaba el pelo de esa forma. Suspiró, repasando lo mal que lo había hecho sentir ese profesor.
Cerró los ojos y se refrescó con el agua del grifo. Luego se metió en su cubículo favorito para
pasar los próximos quince minutos del recreo encerrado y en silencio.Se sentó bajando la tapa.
Tapó su cara con sus manos, y sus codos sobre las rodillas. Se quedó así un buen rato,
reflexionando. Esperó que los minutos pasaran, intentando dormir un tiempo. O quizás esperaba
que H fuera también a su baño que consideraba privado.El timbre sonó y otra desilusión se sumó
a su lista.

Al menos hasta que levantó su rostro, se preparó para escribir un insulto en la pared y notó algo
que antes no había visto. En la puerta estaba pegado un pequeño recorte de una hoja de papel
higiénico, y una frase escrita en él.

Ni se te ocurra escribir insultos con errores ortográficos en las paredes.H.El muchacho sonrió
instantáneamente. Sacó un marcador que guardaba en su bolsillo, arrancó el papel y lo guardó
reemplazando el objeto que pensaba utilizar para escribir.Tu no eres quien para desirme que
hacer.Louis.Delineó esas palabras en la puerta desafiando al chico. Salió satisfecho y con cierto
aire victorioso. Como nunca antes se lo había visto.

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Hormonas.

Ser un chico aplicado tenía ventajas y desventajas. Como ejemplo de contras podríamos decir
que el maltrato escolar es algo que se produce siempre. Las altas expectativas que siempre se
genera respecto a sus notas, la desilusión y enojo de sus padres si algún resultado de un examen
no supera el 9, y más molestias infantiles y estúpidas porque no continuas con tu promedio
perfecto.¿Ventajas? No, no creo que las haya. Quizás poder tener un futuro garantizado gracias a
las buenas calificaciones y al aprendizaje ganado. Pero mas haya de eso, todo es detestable.No
hay razones sociales ni familiares para ser el mejor promedio. Y no importa si eso no es un buen
ejemplo, pues Louis era un excelente y pésimo modelo a seguir. Bueno, hablando
académicamente, malo refiriéndonos a su gran nivel de timidez.-Tomlinson, te bajé un punto por
ortografía.-Pe-pero esto es matemática.-Si, pero no puede ser que escribas ángulo con j. Sexto
año, Louis, sexto. Un último año y eres universitario.Las risas llenando el aula. Burlas sumamente
innecesarias, sabiendo que a pesar de ese error Louis seguía siendo el más listo de toda la
clase.El timbre sonó y se fue como un torbellino de emociones: enojo e ira, tristeza, empatía y
frustración. Caminó apresurado por el lúgubre pasillo, en busca de la última puerta que lo
condujera a su lugar oculto y secreto. Se introdujo en ese mundo que solo él conocía y podía
visitar cada dos horas durante a penas 15 minutos. Entró al baño y cerró. No había ni una nota, ni
un mensaje que pudiera darle indicios de que H estaba o estuvo allí.Pero casi como un deseo
hecho realidad, o una súplica a Dios que había si oída, la voz gruesa y pausada de su vecino de
toilet se escuchó bien clara.-¿Sabes? Empiezo a creer que me estás siguiendo.Un gritito ahogado
por su propia mano. Sacudió sus manos por los aires, no aguantando la emoción, como si fuera
tan solo una adolescente con sus hormonas alborotadas. Sus palabras no salieron, ni siquiera se
dio permiso para golpear la pared en señal de respuesta.-¿De qué clase vienes, Lou?- Esos
sentimientos arremolinados en su estómago no eran más que ansias por conocer a una persona,
una única persona, que le hablara sin vergüenza y sin ser grosera con él. -Puedes escribirme, si
quieres. Solo trata de no tener muchos errores. -Se rió dulcemente, provocando una sonrisa en el
castaño.Se apuró a sacar una birome y escribir la palabra que la mayor parte de los alumnos
odian: Matematica. Deslizó el papel por debajo de la pared para que su gran incógnita lo leyera.-
Con tilde, Matemática.- Dijo haciendo énfasis en la sílaba acentuada. -La considero la peor
materia de la historia. Si, Lou, historia va con H. Soy y seré siempre malo para los números. Me
considero bueno en Lengua y Literatura. Son mi fuerte. Por eso soy algo fanático de la
ortografía.El castaño y vergonzoso muchacho empezó a escribir en un papel para mandárselo al
otro. En cierto modo no podía, ni lograba decidirse por que poner en esa nota. Era tal el nivel de
emoción que sentía por descubrir que ese señor H. podría convertirse en un gran amigo. Se
ponía feliz. Era una sensación completamente rara, ya que, y por más feo que suene, así es,
porque Louis jamás antes había tenido o despertado dentro suyo, aquella chispa que te
transformaba. Eso que sientes alguna vez, ya sea gracias a alguien o algo, que te hace
replantearte tu vida, e iniciar de una mejor manera. Y él necesitaba ese cambio de inmediato,
para evitar que el maltrato de sus compañeros influyera tanto en su vida. Su entusiasmo
avanzaba notablemente, y eso era una posible señal de que podía llegar a transitar aquél
cambio.-¿Y ahora que materia tienes?- No había dejado de hablar mientras que Lou solo se
esforzaba por recordar y guardar en su memoria la voz de H para siempre. Literatura... Anotó en
un nuevo papel, y lo entregó tan solo colocándolo en el suelo, pero sin esperar ver como aquél
muchacho charlatán lo tomaba.-Supongo que para ti debe ser muy difícil esa materia, ¿verdad?-
Louis asintió, obviamente que no fue visto por el otro. -Deberías usar más el diccionario.para
que? si tengo un H que me ayuda. Escribió a toda velocidad y lo mandó enseguida.-¿Ahora
escribes sin tildes, mayúsculas, y signos? Definitivamente necesitas un H. El grito de felicidad de
Louis esa vez no fue callado por su mano propia tapándole los labios. Esta vez se escuchó, y aun
más fuerte gracias al eco.

No llegó a despedirse, porque se fue avergonzado por el ridículo que acababa de hacer.

Aviso: La mayoría de los capítulos son bastante cortos, la novela en si es corta. Las cosas van a
ir pasando muy deprisa, lo que no quiere decir que de un día para el otro ya estén por casarse
(? Aclaro que los capítulos tienen el como título una palabra con H, porque tal y como dice el
prólogo, las palabras con H son importantes, y digamos que en cada capítulo lo importante es
eso...Eso es todo por ahora. Gracias por los comentarios y votos, son geniales. Los amo, y sigan
leyendo que estoy segura que les va a gustar la nove.

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Horrible.

Hubo días en los que no tuvo oportunidad de escuchar la voz de H, ni recibir un mensaje en un
papel del chico. Esos días fueron horribles. Era extraña la sensación que sentía. Siempre había
anhelado tener un amigo, alguien con quien poder tener una conversación sencilla, reír un poco.
Ser sincero con esa persona respecto a sus sentimientos. Tenía tanto dentro. Tanto, que ocultaba
tras una simpática sonrisa. Era cerrado con el resto. No dejaba ver su interior, ni a su familia, ni a
nadie. Cada vez que llegaba a su casa y preguntaban como había sido el día, él fingía que todo
estaba bien. Que su vida era perfecta, mientras que por dentro se estaba desmoronando.
Atareado por la tarea, molestado por sus compañeros, menospreciado por los profesores, y aun
así sus labios se curvaban y dejaba ver sus dientes.

Y así lo consideraban la mayoría de las personas, como un individuo feliz. Incluso sus
compañeros a veces se molestaban porque, a pesar de sus abusos, él seguía con esa maldita
comisura en alto. Era orgulloso. Por eso no lloraba en público. Por eso reservaba sus lágrimas
para ese baño en el segundo piso.Todos creían que estaba bien así, pues Louis jamás se
quejaba.

Terminó el examen de Lengua antes que el resto, y, acostumbrado a que el profesor los dejaba
salir antes a los primeros, fue al kiosko. Saludó con su mano envuelta en un guante al muchacho
amable que atendía. El invierno hacía que todo fuera más difícil. Su cuerpo estaba congelado a
pesar de las miles de capas de abrigos que llevaba encima. Eran tantos los sweaters, camisetas,
y buzos que tenía que parecía una gran pelota. Y su aspecto hizo que riera el kioskero.Señaló un
chocolate que estaba en la repisa más alta, queriendo pedir ese dulce. El hombre volteó y tomó
uno, muy distinto al que Louis quería. Negó con la cabeza, entonces. Volvió a levantar su índice
enguantado, indicando el chocolate de almendras, de la marca favorita de Louis.

-¿Cuál es el que quieres?- Preguntó un poco disgustado. El niño rodó los ojos, y con sus manos
hizo varias señas. Hasta que por fin, entendió cual era el que Lou deseaba. -Son $9,50.Entregó el
billete y se marchó, antes de que iniciara el recreo. Subió las escaleras a toda velocidad, para
entrar en calor. Sus piernas eran cortas, y el peso que cargaba con la ropa hacía que a pesar del
esfuerzo se moviera con lentitud.

Llegó al segundo piso entre jadeos. Respiró profundo, justo cuando sonó el timbre de inicio de
tiempo libre. Los chicos salieron de sus aulas, y a tropezones logró ir hasta el pasillo angosto en
penumbras. La puerta del baño estaba abierta, y eso, que jamás sucedía, lo sorprendió. Hasta
llegó a ilusionarlo.Se metió en el cubículo y esperó un tiempo. Esperó sentándose en el inodoro
cerrado. Estaba aguardando que ese chico que desconocía pero era amable con él apareciera.
Miraba el techo, intentando divertirse o pasar el rato. Frotaba sus manos para calentarse, al igual
que las piernas. No vendría mal una estufa en ese sitio, pasa que no consideraban necesario
poner una allí ya que nadie (excepto Louis) iba a ese baño. Se lamentó un poco que sea tan
desolada esa zona.Se escuchó el sonido de la puerta principal golpeando la pared al quedar
completamente abierta, y el castaño dio un respingo, acompañado de un ligero escalofríos. No
dijo nada, y la razón esta vez fue que tenía miedo y no quería saber quién era el que estaba en
ese momento del otro lado de su puerta.-¿Louis? ¿Estás aquí?- Casi como un susurro se oyó la
voz cálida de H. Una sonido que, además de darle felicidad le proporcionaba calor a su cuerpo
congelado.Se apresuró a escribir en un papel un gigantesco SI, y deslizarlo bajo la abertura.-¡Que
bien! ¿Cómo te fue en el examen? Seguro que bien... Aunque considerando tus faltas de
ortografía, yo si fuera el profesor te pondría un ce...Sus palabras se interrumpieron por su propia
carcajada. El que estaba en el baño había asomado su mano enseñando el dedo medio de esta.-
No me hagas "fuck you". Yo hablo en serio, Lou. Eres un completo bruto. H siguió hablando pero
aquél muchacho de ojos azules estaba en otra cosa. Había sacado de su bolsillo ese chocolate
que había comprado en el kiosko. Quería envolverlo, como si fuera un bonito obsequio. No fue la
mejor de sus ideas, pero tomó el rollo de papel higiénico y comenzó a cubrir el regalo para H con
eso.-... Y no estuve viniendo estos días porque tuve gripe, este clima me pone muy mal. Mi nariz
esta toda roja, y ni hablar los mocos que se me caen... ¡Oh, gracias, Lou!- El chico que estaba
encerrado en el baño había asomado el dulce envuelto. Aunque obviamente, H no sabía que era
lo que tenía dentro. Creyó que era un papel para sonarse la nariz. Se escuchó el ruido que
provoca esta acción acompañado de una queja por parte del muchacho apodado con una letra. -
¿Qué es esto?- Empezó a romper la blanca cubierta, hallando un chocolate. -¿Para mi? No era
necesario.H se sentó en el suelo, Louis tuvo la oportunidad de sentir como iba acomodándose
para quedar de cara a la puerta, frente a frente con él, de no ser por esa división.Abrió el paquete
del dulce y dio un mordisco. -Esto es horrible Louis.- Dijo en voz alta, levantándose y yendo a
escupir el trozo.El timbre sonó en ese mismo instante, y H se despidió rápidamente, para poder
así correr y desaparecer. Haciendo que Louis, otra vez, no tuviera chance de verlo, y se quedara
con la duda respecto a como sabía que había tenido un examen.

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Halago.

El sentimiento de la duda suele ser aquél que te mantiene despierto por días. Esa desagradable
sensación de no saber algo, ese amargo sabor que la intriga deja en tus labios. Y aun peor es no
saber la forma correcta de deshacerse de esa incógnita.Por suerte para Louis Tomlinson, su
intelecto peculiar lo hacía pensar más allá de lo que el sentido común puede sugerir. Y su
fantástica idea fue buscar algún compañero que pudiera tener una H como inicial.Fue una tarea
difícil, muy difícil. Pero estaba entusiasmado por saber quien era el famoso (o quizás no tanto) H.
Deseaba saber como es que sabía de su reciente examen y... quería... No, no quería verlo frente
a frente. Sentía miedo y mucha vergüenza. No quería desilusionarse, o peor aun, desilusionar a
H.Lo primero que hizo, unas semanas después de aquél primer encuentro fugaz en el baño, fue
dirigirse a la oficina pequeña donde los preceptores de aula guardaban las listas de alumnos.-
Hola, Lou. ¿Hay alguien molestando?- Preguntó Paul, el preceptor a cargo, acostumbrado a que
Louis siempre fuera allí para delatar a sus compañeros cuando eran crueles con él. Pero esta vez
solo negó con la cabeza. Con sus ojos buscó la lista de alumnos y, una vez que la halló la señaló
con su dedo. -¿La lista de presentes? ¿Para qué la quieres?- Rodó sus ojos deseando poder
hablar. -Esta bien tómalas, luego devuélvelas.Sonrió tomando todos los papeles que tenían
nombres de chicos. Se las llevó al aula,mientras esperaba al profesor de Literatura y las pruebas
que debía entregar.Leyó los primeros nombres hasta que llegó a aquellos que tenían una H
mayúscula.Henry, Hannah, Holly, Harold, Homer, Hilary, Howard, Hailee. Descartó de inmediato a
las mujeres, pues estaba seguro que H era un muchacho, no solo por su voz, también porque el
baño en el que se encontraban era el de niños.-Louis, no te volveré a llamar, ven a buscar tu
examen. No había notado que el profesor ya había entrado y estaba entregando las cosas. Se
levantó a tomar su parcial. Su felicidad se convirtió en una sonrisa pequeña al ver su nueva
calificación. Era la primera vez que tenía un 8 en Lengua y se sentía muy orgulloso.-Solo te bajé
dos puntos por ortografía esta vez.- Dijo el profesor, quien siempre solía desaprobarlo por esta
causa. -Te felicito, Tomlinson. La mejor nota, la mejor prueba.

Se sentó una vez más. H debía enterarse de su mejorado aspecto ortográfico. Pero antes él
debía enterarse del verdadero nombre de H. ¿En verdad su nombre tendría una h? ¿O solo era
alguna trampa para engañarlo? ¿Sería tan fanático de las letras que por eso decidió ser llamado
de esa forma?En el recreo devolvió la lista, sin antes haber tomado nota de los posibles nombres
para ese apodo. Fue deprisa al baño, aun con su prueba en mano. Aguardó un instante, hasta
que el chico llegó.Su voz inundó su corazón, dándole un calor incomparable. Se sentía bien
cuando lo escuchaba, era muy agradable su compañía. -Estoy tan cansado.- Se sentó en el
suelo, como la anterior vez, justo delante de la puerta del cubículo del castaño. Vio sus zapatos,
unas botas marrones, bastante desgastadas. Sus pantalones grises, pertenecientes al uniforme
del colegio, eran mas oscuros que los suyos. Se agachó para pasar la evaluación por debajo de
la puerta. H la tomó con sus manos, grandes, y reconfortantes. Por un segundo se imaginó
teniendo una de aquellas manos sobre su hombro, apoyándolo. Como cualquier amigo debería
hacer. Creyendo que H era en verdad su amigo.-¡Louis! ¡Eres un genio!- Gritó muy fuerte,
haciendo notar más la sonrisa pequeña de aquél que tenía miedo a hablar. -Te felicito, amigo.
Eres muy bueno, algunos errores... pero no es nada que yo, tu increíble amigo H, no pueda
resolver.Mostró su pulgar por el mismo lugar que había pasado la hoja. -En verdad eres genial...-
Se hizo un silencio bastante incómodo. Las palabras amenazaban con salir por la boca de Louis,
pero él se negaba a dejarlas fluir. -Quería decirte... em...que me agrada mucho estar contigo.- El
color en las mejillas del muchacho de ojos azules se volvió carmesí, y el calor en la atmósfera
hizo que el invierno no influyera en él. -No suelo ser alguien con muchos amigos. Ya sabes, la
gente no soporta que hable tanto. Tampoco les gusta que los corrija.- Escribió en un papel de
inmediato y se lo pasó.

A mi si.-Gracias, Lou. A veces me pregunto como es que tu me aguantas. Es broma? eres muy
bueno H, y el primer amigo que tengo. Escribió una vez más.-Gracias por el halago, pero me
refiero a que tu eres el rey de las faltas de ortografía,- Lou sonrió mostrando sus dientes blancos.-
y yo soy el rey en la corrección de estas, tu no hablas nada y yo no puedo parar. No pegamos
juntos. Pero luego pienso que la letra h no suena delante de las palabras, como en hola, hijo,
hueso, o halago. Y así como la h no suena, tu tampoco lo haces. Y esa es la única razón que
encuentro para... para esto.

No sabía que halago se escribiera con h.

-Al menos aprendiste algo.- Soltó una risita algo tonta.Como te llamas?

-Puedes decirme H, Lou. Ese es mi apodo, aunque yo solo me denomine así.Y porque H?

-Pues porque intento ser invisible y que la gente no me tenga muy en cuenta. La gente no tiene
nunca en cuenta las h. Por eso soy H.

Porque quieres ser hinvisible?

-No lo se. No me gusta que la gente hable de mi, porque siempre que hablan de mi lo hacen de
mala forma. Me tienen bastante en la mira, esperando que me equivoque. No quiero que me
noten.Y porque lo hacen?-Supongo que soy prejuzgado mal.- El timbre sonó y H se levantó del
suelo. -Nos vemos, amigo. Y... por más que te sacaras un 8, invisible va sin h.- Dejó el baño, dejó
a Louis. Todavía con la duda, ¿su nombre tendría una h?

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Hondo.

¿Qué se hace cuando no puedes sacarte a una persona de la cabeza? No hay remedio para
aquello, ni siquiera es considerada una enfermedad padecer de un recuerdo latente de... ¿de
qué? Si Louis no conocía personalmente a H, cómo podía recordarlo. O cómo podía
imaginarlo.Su mente era de las más grandes, y profundas. En lo más hondo de su cabeza podía
soñar con aventuras de lo más extravagantes, incluyendo en ellas a un H completamente
imaginario e irreal. En esos sueños H era rubio. Una melena lacia casi por sus hombros, un
cabello color oro, que se movía con el viento. Sus ojos eran azules, como el mar más calmo de
una zona caribeña. Su cuerpo era esbelto, delgado pero con músculos marcados. Ese era su
clase de hombre. Pero todo aquello lo hacía pensar aun más. Dando pie a plantearse ciertas
cosas que jamás antes se había planteado. Y ahí era cuando sacudía su cabeza fuertemente
para borrar esas ideas alocadas, con un muchacho desconocido.Suspiraba hondo, dejando ir
todo lo que tenía adentro. Aunque fallando en el intento. Y luego volvía a pensar en H. Así estuvo
todo el fin de semana.Incluso, llegó a decir que prefería faltar a la escuela, con tal de no
enfrentarse (a través de una puerta o una pared) con H. Pero se decidió por ir, y evitar
encontrárselo en el baño.Entró en la clase con la cabeza gacha. No quería saber nada. Las
primeras horas transcurrieron tranquilas, sin ninguna perturbación por parte de los primates con
los que compartía el curso. Cuando el timbre sonó, no quería ocultarse. No quería escuchar a
H. Era todo muy extraño. Unos días atrás moría por descubrir su verdadera identidad y ahora en
lo único que pensaba era en como olvidarse de él.Es difícil aceptar ciertas cosas que pueden
llegar a ir en contra de lo que la sociedad nos enseña. Si a uno lo retan por no seguir las reglas
ortográficas, ¿qué puede esperar por no seguir las reglas que la sociedad considera correctas?
¿Qué clase de castigo podría merecer una persona a la que le interesa alguien de su mismo
género? Pero luego la astucia está en descubrir... que las reglas se hacen para romperse. O
mejor aun, ni siquiera existe tal ley o doctrina que te imponga amar a alguien que no quieres.

A pesar de su intelecto, Louis seguía pensando en "el que dirán". Por eso se avergonzaba con
tan solo pensar en otro hombre.

Se sentó en un banco en el patio. Veía a los demás adolescentes socializar. Se sentía apartado,
incluso despreciado. Pero prefería ser despreciado por ser listo, que por ser gay. Suspiró una vez
más, alejando todos esos "malos pensamientos".

Tu no quieres a H. Es solo un niño que es simpático. Vamos, no seas marica. Ni siquiera sabes si
es lindo... ¿Y si lo es...? ¡Basta, Louis! ¡Compórtate! Te gustan las mujeres. Mira que bonito
trasero que tiene Hannah. ¡Ay por favor! Michelle tiene el cabello rubio y lacio... H podría tenerlo
así. No, no y no. H es feo, muy muy muy feo. Mentira, no lo conozco para prejuzgarlo de esa
forma. ¡Ay por Dios quiero conocerlo! Basta se acabó, te vas al rincón... Mierda, no hay rincones
libres en el patio. Piensa lo que estas diciendo. ¡Si ni siquiera hablo! No puedo decir nada si no
hablo. Estoy loco, si, si, muy loco. ¿En que estaba pensando? Ah, si en que H tiene lindo trasero.
¡Hannah! ¡Hannah tiene lindo trasero! ¡Dios mio...! Si nunca vi el trasero de H. Pero se sentó
justo delante tuyo, pudiste habérselo visto. Anotación mental: Intentar verle el trasero la próxima
vez que se siente del otro lado de la puerta. Pobre H. Debe estar esperándome.Se decía a si
mismo en ese momento, intentando disipar sus ideas extrañas, pareciendo un desquiciado por
hacer gestos mientras se retaba mentalmente a si mismo. Si tan solo esas personas supieran
todo lo que esa cabecita castaña y de cabellos arremolinados guardaba. Si tan solo esa boca
hablara.El timbre sonó, marcando el fin de ese recreo, y Louis se arrepintió de no haber ido al
baño. Subió de prisa, empujando a todo aquél que se metía en su camino, incluso a esos chicos
que suelen molestarlo siempre.Abrió la puerta de su baño, pero solo encontró una nota con buena
caligrafía y sin faltas.

Te estuve esperando, Lou. Lamento si todo lo que te conté el otro día te hizo pensar mal.
Supongo que te espanté, no importa. Siempre lo hago. Yo solo te quería considerar un amigo.¿Te
veo en el último recreo? O mejor dicho, ¿me escuchas y yo te leo en el último recreo?H.Louis se
guardó el papel en lo más hondo del bolsillo de su camisa, cercanas a su corazón, también
preservándolas en este. En lo hondo de ese órgano vital tenía un profundo e intenso sentimiento
ahora, desde lo más íntimo, como algo difícil de desaparecer o de ser olvidado.Agarró una de sus
plumas y escribió en la puerta. En un espacio muy reducido, intentado que sea un mensaje que
nadie jamás pudiera leer. Algo que se guardaba para si mismo, ni siquiera para H. Un secreto
suyo, que quería releer algún día.

Hola!!! Quiero agradecerles a cada uno de ustedes por leer y ser tan lindos y tiernos y comentar y
votar. Son lo mejor!!! Esto lo hago para aclarar ciertas cosas que me preguntaron y que no:La H
no suena en nuestro idioma, en ingles si, pero estamos hablando en español/castellano así que
no va a sonar. Por eso la comparación con que Louis no suena, por que él no habla.Segundo, la
portada no es una foto que saqué yo mientras estaba en el baño JAJAJAJAJAJA les juro que me
tente muchisimo con eso, es una foto que encontré por ahí y la edité poniéndole ese texto ahí.
Soy genial con el photoshop lo sé (sarcasmoooo).

H no es un fantasma. Osea porque tiene que estar muerto??? No quiero ser cruel porque se lo
mucho que se sufre cuando se muere un personaje y más si es Lou o Harry.Mis capítulos son
cortos porque si, no me gusta hacerlos largos si no hay mucho más que decir, podría describirles
hasta lo que Louis se encontró dentro del inodoro pero no viene al caso, así que son cortos y se
aguantan.La idea salió de contar un poco como me sentía en secundaria. Y después (como suelo
hacer con mis noves) se convirtió en una burla a otras fics, donde la falta de ortografías
predomina en toooooda la obra.

Y por último actualizo siempre que puedo, a veces subo varios caps, otras estoy una semana sin
subir, pero no es porque no tenga """inspiración""" o tenga paja, es porque estoy estudiando e
intento ser una alumna responsable. Espero ser arquitecta algún día.Si no lo leen no importa, esta
bien, pero si en algún momento me preguntan algo que ya aclaré aca les pego, ah re
agresiva. Los amo, les juro que los amo demasiado y me hacen muy feliz con cada halago que
me dicen.Pd: el viernes 26/6 fue mi cumple! Díganme feliz cumple atrasado así me pongo feliz.
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Hostil.

No era que el hecho de que no llegara lo hiciera enfadar, no, solo lo decepcionaba. Quizás, y muy
posiblemente, H se sintió de esa forma en el primer recreo. Y ahora tomaba venganza no
reuniéndose con Lou en el último. Pero todo había sido culpa del castaño de baja estatura.Todo
tu culpa. Se dijo algo triste al salir del baño para cursar la última hora de clases.Se sentó en su
pupitre, deseando volver el tiempo atrás para no cometer el mismo error de dejar a su
amigo.Estuvo culpándose durante toda la semana, sintiéndose un idiota, sabiendo muy bien que
era uno. Y esos días fueron detestables. Llegaba al baño y aguardaba cada recreo, con la ilusión
de oír una vez más a H. Pero solo se escuchaban sus sollozos. Jamás alguien se hubiera
imaginado que Louis lloraría por esta razón, ni siquiera él se lograba comprender. ¿Porqué H era
tanto para su persona? Y cada vez que se lo volvía a plantear se encontraba hecho un mar de
lágrimas, que inundaban su mundo, acompañadas de miles de carilinas. Pero no perdía las
esperanzas, si se le puede llamar así a las ganas de encontrarse con alguien que en verdad
quieres. Era un viernes. Era su último recreo, y los últimos gramos de paciencia que le quedaban
estaban por agotarse, llevándose sus ansias por escuchar al muchacho del baño. Salió al patio,
compró un dulce y fue a su sitio especial, algo exhausto, algo triste, algo deprimido.Es extraño
que un chico de esa edad se sienta de esa manera y prefiera la soledad, escondiéndose en un
asqueroso cubículo de un toilet venido abajo. Pero eso era lo mejor que él podía hacer,
esconderse. No le gustaba congeniar con los demás, porque sabía muy bien que al resto no le
gustaba congeniar con él. Y así estaba bien, alejado del mundo, retraído, sin amigos, ahora que H
se había ofendido.Se sentó y comió el caramelo. El sonido de la puerta abriéndose lo hizo
sobresaltar, provocando que su azucarado alimento cayera al suelo.-¡¿Cuántas veces tengo que
decirte que me des el dinero, maldito gay?!- Una voz que inmediato reconoció por haber sido
victima de aquél chico y sus abusos.-Emm... Pe-pero yo no-no tengo.-No te pases de listo
conmigo, idiota.¿Te crees que no se que tu papito tiene suficiente dinero para comprar el
colegio?-Eso no es cierto.- Dijo ya sin temblar. Y ahí fue cuando el mundo de Louis se vino abajo.
Supo bien que ese era H siendo atacado por un brabucón.Los insultos, amenazas y golpes
continuaron, y sin embargo él seguía allí sin saber que hacer y, obviamente, sin poder hablar.El
llanto de H lo desconcentraba de su tarea de pensar una solución para vencer a aquél hostil
individuo.Tomó un pedazo de papel y escribió en él.Trata de zafarte y esconderte en el baño.Pero
ni él sabía que hacer luego de que H lograra hacerlo. Parándose de puntas de pie azomó la hoja
por la parte superior de la puerta, y H logró verla reflejada en el espejo.Un forcejeo, más insultos y
el ruido de una puerta desvencijada y oxidada cerrándose, fueron las señales que Louis recibió
para saber que H estaba ahora a salvo en el cubículo de al lado.-¡Que marica eres! ¿Porqué no
vas corriendo a llamar a tu papi? Ah, me olvidaba que esta muerto y lo único que tienes es un
padrastro.-¡Cállate!- H estaba ahora como un mar de lágrimas. -Pero que suerte tienes que este
padrastro tuyo tenga tanto dinero...-Él dijo que te calles.- Louis había salido de su escondite tras
un feroz arrebato de locura y valentía, y cierto afecto profundo por su compañero.-¿Tomlinson?
Vaya voz de niñita tienes. Con razón no hablas.- La hostilidad y arrogancia del chico lo había
cansado, y su siguiente movimiento fue levantar su puño y dirigirlo al feo rostro del muchacho
irritante.Un golpe fuerte justo en su nariz que lo derribó y casi que lo hizo sangrar. Cuando
comenzó a levantarse, el castaño lo miró con severidad y le hizo un gesto obligándolo a salir de
allí. Y eso hizo el otro. Tapando su machucada nariz se arrimó a la puerta.-Ni creas que esto se
va a quedar así.- Salió tras un portaso. Se tiró luego, apoyando su espalda sobre la puerta del
baño donde H se había resguardado. La mano que había utilizado para golpear le dolía un poco.
La adrenalina del momento comenzaba a irse y se sentía un idiota, porque sabía bien que tarde o
temprano lo golpearían a él.-Gracias.- Su voz seguía quebrada. Se hizo un silencio sepulcral a
causa de la incapacidad para hablar de Louis y el tonto orgullo de H. -Lo siento.- Admitió al fin. -
He sido un completo torpe. Estuve queriendo evitarte toda la semana. Es que... tenía miedo. Y-y
ya no se que pensar. Me había lastimado que no vinieras y se sintió tan extraño sentirse así por
una persona que... me acobardé porque no quería sentir eso...Te perdono. Decía el papel.-No
puedes ser tan bueno, Lou. No puedes ser así. Eres perfecto y eso me aterra.No hablo. Eso me
hace una basura.-¿Bromeas verdad? Eso te hace aun más perfecto. El tonto te lastimo?-Algo.
Pero voy estar bien. ¿A ti?No, pero me duele la mano que uce para golpearlo. Apoyó la mano
derecha que le dolía en el piso. De repente unos dedos acariciaron dulcemente los suyos. H era
tímido y no se atrevía a tomar su mano. Jugaba delicadamente, proporcionándole calor y felicidad
a todo el cuerpo del castaño. Sus ojos azules brillantes no hacían más que observar esos dedos
delgados y cómodos. Despacio y dudando, H se armó de valor y coraje para entrelazar su mano
con la de Lou.

Perdón que tardé tanto en subir!! Las clases me están matando!

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Hueso.

No se quitaría esa loca sensación de felicidad en mucho tiempo. Sentía aun los dedos de H
rozando su piel, con dulzura y afecto. Y su sonrisa no se borraba. Era imposible que se fuera es
curva de alegría.No dejaba de pensar en lo que acababa de suceder. ¡H le había tomado la
mano! Y así habían permanecido hasta que fue momento de alejarse. Caminaba con entusiasmo,
dando saltitos y suspirando cada vez que se acordaba del momento en el que sus manos se
habían entrelazado. Su casa no estaba lejos de la escuela, así que tardaba poco en entrar en esa
zona de comodidad que era su hogar. Pero ese día tardó más que nunca.-¡Hey, Tomlinson!- Esa
voz ruda y de pesadillas, acompañada de risas y pasos sumamente apresurados.Ni siquiera
alcanzó a voltearse que ya los tenía encima. Eran 5, demasiado injusto si pensaban enfrentarse a
él. Los miró, levantando la vista, pues todos eran más altos que él.-¿Desde cuando eres un
héroe?- Habló quien sería el líder del grupo, un muchacho rubio, y de compostura grande. -
¿Golpeaste a John para salvar al gay ese?-Eso es porque Tomlinson también es gay...-
Carcajadas brotaron de lo profundo de sus gargantas luego del comentario de John, el bravucón
que Louis había noqueado.-¿Eso es cierto? ¿Y te gusta ese niñito dos años menor?-Em-Eh.-
¿Eso es lo único que sabes decir?- Fue empujado por el rubio de gran tamaño. -¿Qué ocurre? Ya
no te atreves a pegarle a John.-No. Porque es un cobarde que se esconde detrás de tu y tu
cuerpo de hipopótamo.- Sus palabras salieron como un impulso alocado. Quizás eran las pocas
ganas que tenía de ser atormentado, quizás era que estaba demasiado feliz para soportar esos
abusos. Quizás era que no quería borrar esa sonrisa, y ese comentario lo hizo sonreír aun más.-
¡Oh, va a ser mejor que corras si no quieres morir!Louis no era veloz, sus cortas piernas lo hacían
dar pasos pequeños, pero la adrenalina, y el deseo de sobrevivir lo hacían romper todos sus
récords.Pero sus esfuerzos fueron inútiles cuando un cuaderno lanzado por los abusivos alcanzó
su cabeza y lo hizo caer. Haciendo frente a aquellos que venían a fastidiarlo, soportó cada golpe,
raspón y rasguño. Moretones quedaron marcados en cada parte de su frágil cuerpo. -¿Felices?-
Su aguda voz salió con toda la fuerza que pudo encontrar dentro suyo. Comenzó a levantarse,
apoyando su mano derecha sobre el suelo de la calle. -¿Qué se siente ser tan hombre que
necesitas 5 como ustedes para dejar inválido a un gay? Muy masculino.Los otros que
comenzaban a irse se voltearon y regresaron a donde Lou estaba tirado.-Se siente muy bien.-
Dijo el rubio. Con ira y maldad pateó el brazo derecho de Louis, haciendo que se quebrara su
hueso. El grito desgarrador lastimó sus oídos, cayó de cara al suelo al perder su sostén y los
demás corrieron mientras se burlaban.Permaneció en la vereda, arrepintiéndose de haber
hablado. Podría arrastrarse, pero mancharía el poco orgullo que conservaba. Con su otra mano
logró sentarse. Y con paciencia se paró. Un auto se frenó a su lado y él miró de reojo mientras
intentaba llevar de alguna manera cómoda ese brazo roto.-¡Louis! ¿Qué sucedió contigo?- Miró
más detenidamente y se encontró con su profesor de Literatura. Y como una represa con agua,
una que lleva aguantando mucho tiempo, por fin se quebró y lloró sin pena.El profesor bajó del
auto y corrió a su lado para sujetarlo con sus brazos. -Tranquilo, todo esta bien.Cuando sus
espasmos terminaron y por fin se calmó, el maestro lo invitó a subirse al auto y lo llevó al hospital,
tenían que curar ese brazo. Aguardaron sentados en la sala de esperas, en silencio hasta que el
adulto decidió hablar.-¿Qué fue lo que pasó?- La mirada del joven estaba perdida en un cuadro, y
no pensaba cambiar ese punto de vista. Tampoco quería hablar se eso. -Louis, por favor. Se que
no hablas, pero quiero saber que te sucede. ¿Porque no hablas de una vez?- Lo observó con
desdén. -¿Quién te hizo esto?-Los del equipo de rugby.-Bien. ¿Y sabes porqué?-Porque soy gay,
supongo.- El maestro tragó saliva.-¿Seguro que eres gay? ¿O es solo que crees que lo eres
porque así te llaman tus compañeros?-Si, soy gay y estoy enamorado de un chico. ¿Algún
problema con eso?- No le respondió, ya que justo el doctor que lo atendería lo llamó a su
consultorio.Al salir su maestro no estaba.

El lunes fue a clases. Cargaba un pesado yeso blanco en su brazo, y la pena en su corazón. Las
clases fueron como siempre, acompañadas de algunas molestias y burlas. En la hora de Lengua
se disculpó de sus actitudes soberbias, egoístas y malas que había tenido con su profesor.Era el
último recreo y decidió ir al baño. Quería llorar, pues ya estaba cansado de sus compañeros de
curso.Se encerró en el cubículo y maldijo por ser incapaz, ahora, de escribir.-Lou, ¿estás ahí?-
Un profundo silencio. Ya no quería volver a hablar nunca. -Me han dicho que atacaron... Y todo
por defenderme. Lo siento.- H estaba preocupado porque su amigo no le respondía, ni siquiera
con un papel higiénico. -Respondeme, Lou. Por favor.- Parecía que iba a empezar a llorar.El
castaño mostró su brazo roto por debajo de la puerta dando a entender que no escribía sus
respuestas por culpa de ese objeto que lo inmovilizaba.-¡Dios! No sabía que esos animales te
habían hecho eso. Cre- creí que te habías enfadado conmigo y por eso no me escribías.-
Suspiró.- ¿Cuantos meses te quedarás con eso?- Louis azomó su otro brazo, el izquierdo,
mostrando 2 dedos. -¡Vaya! Hasta fin de año. Ojalá no estés en la graduación con eso.- Se
quedaron callados. Louis no sabía como expresarle a H que quería que dejara una marca en el
yeso. Pero pareciera que podían comunicarse mentalmente porque en seguida H habló. -¿Te
puedo firmar?Lou mostró su yeso un instante más. H sostuvo su brazo y escribió. Al terminar
acarició los dedos que se azomaban por lo que cubría esa parte de su cuerpo. Un calor que erizó
sus vellos e hizo vibrar sus huesos. Louis leyó mentalmente sus palabras gravadas en lo blanco
que lo envolvía.Mejórate pronto, porque voy a extrañar tus faltas de ortografía.

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Horas.

Era difícil concentrarse en los ejercicios de matemática cuando se está pensando en una sola
cosa. Y Lou no podía sacar de su cabeza a H. A su imaginaria personificación de esa voz tan
grave y melodiosa.Las horas de clase parecían eternas, pues así se siente cuando estás
aguardando con ansias el momento justo para correr hacia la libertad del recreo. Al salir se dirigió
directo al baño y esperó un par de minutos que su amigo llegara.-Hola, ¿estas Lou?- Preguntó a
penas abrió la puerta. El de ojos azules enseñó su mano sana. -¿Cómo está ese brazo roto? ¿Ya
puedes escribir?- El otro solo golpeó la puerta como una clara señal de que no podía. -No
importa, se me ocurrió un juego, si se le puede llamar así, con el cual podremos comunicarnos. O
al menos será más sencillo.Sintió como H apoyaba su espalda contra la puerta de su cubículo,
impidiéndole salir de allí. Él lo imitó, quedando prácticamente al revés ambos. Se sentaron en el
suelo tan cerca del otro pero separados por un pedazo grande de madera que cumplía la función
de puerta.-El juego consiste en que yo te hago preguntas cuya respuesta sea si o no. Cuando la
respuesta es si, me tocas la mano. Si es no, bueno, no la tocas. ¿Quieres?- Louis tocó su mano y
H sonrió sintiendo una fuerte descarga de energía. -Siempre he sido malo para las preguntas al
momento de conocer a alguien, ¿sabes?- De nuevo esa electricidad recorriéndole el cuerpo tras
otro roce del castaño. -Muy gracioso.- Rió despacio. -Déjame pensar... ¿Te gusta la literatura?-
Un silencio, acompañado de una caricia. A Louis le encantaba escribir a pesar de ser malo en
ortografía. -A mi también, cuando crezca quisiera ser escritor, uno famoso, y contar mi vida al
mundo. Hablaría de ti, Lou, de una buena forma, y no pasaría por alto tus errores de ortografía.-
Quien no hablaba sonrió ampliamente. -¿Matemática te gusta? A mi no. Soy malo para los
números, por eso prefiero las letras. A veces me gustaría ser bueno para todo, pero es casi
imposible.- Continuaba hablando sin parar un segundo. - ¿Te gustan los animales? Me gustan los
caballos, y amo el cabello de los leones. ¡Y las jirafas son tan lindas! También me gustaría
trabajar en el zoológico para alguna noche liberar a todos esos animales.- Louis no hablaba. Su
mano había quedado sobre la de H y no la quitaba de ahí. -¿Que comida te gusta? Uh, eso no se
responde con si o con no. ¿La comida rápida?- Louis movió su dedo sobre la palma de H. -Es
demasiado rica. ¿Ves la tele? Que pregunta más estúpida, como no vas a verla. ¿Te gusta el
programa ese...? ¿Cómo se llama? El que cantan y está ese juez que suele ser un gruñón.- Ese
era el programa favorito de Lou. -¡The X Factor! Ese es el programa. A mi me encanta. Me
gustaría ir a cantar algún día.- Se quedó por fin en silencio, y el muchacho del brazo roto no sabía
que hacer para expresarle a H que quería oírlo cantar. Tironeó de la manga de su uniforme y H se
quejó. -¿Qué sucede?- Louis se mordía el labio aguantando las ganas de gritarle que por favor le
cantara. Golpeó suavemente la mano de H. -¿Qué quieres, Lou?-Se escuchaban los ruidos de
nervios por la falta de comunicación. -Creo que ya entendí y no voy a hacerlo.- Louis pellizcó la
mano del otro que en seguida la retiró. -No, Lou. No voy a hacerlo.- Otro golpe más a aquél al que
no le conocía el rostro. -¡Bien! Ya para con los golpes. Te voy a cantar pero no molestes más.-
Sonrieron ambos a la vez.Un pequeño intervalo donde sus voces y movimientos no se oían. La
respiración de H agitándose un poco, pues se disponía a iniciar su canción. Las ganas del
muchachito de ojos claros eran enormes, moría por escucharlo cantar. E incluso daría la vida por
cantar con él.

Suavemente, unas delicadas notas musicales fueron saliendo de lo más profundo de la garganta
y el corazón de H. Todo el cuerpo de Louis se estremeció, y se sintió desfallecer. El canto
melodioso y casi celestial, hacía que su vello se erizara y la piel se le pusiera como gallina. Su
corazón se estremecía en cada. Imaginaba a alguien del otro lado dando todo de si para que él
pudiera ser feliz. H estaba dándolo todo. Podría pasarse horas escuchando ese canto inspirador,
pues no le molestaba para nada, e incluso lo consideraba como el mejor despertador. Su voz se
apagó al terminar la última estrofa y Louis aplaudió como pudo.

-¿Te gustó?- ¡Oh, cuanto deseaba Louis decirle que H le gustaba! Pero se limitó a solo acariciar
su mano.- Gracias... Me gustaría algún día oírte a ti. Aunque no te estoy obligando a hacerlo
ahora.- H entrelazó sus dedos con los del chico que estaba del otro lado de la puerta.Habían
pasado dos horas juntos en el baño, H había continuado con su interrogatorio, y Louis había
contestado con sinceridad cada pregunta. Se habían salteado clases, pero no les importaba, pues
como dije, podrían pasar muchas horas juntos e incluso una vida entera.
Ya no les importaba el tiempo, ni regresar a su curso, estaban cómodos así.Pero fue la última
pregunta de H la que tensó un poco la situación.

-Lou... no se como preguntar esto. ¿Te-te caigo bien? Es que, siempre le caigo mal a la gente.
Muchos me odian, y por eso me molestan. Se que a ti también te molestan, y no se porque lo
hacen por que eres increíble y te quiero mucho. Pero quizás tu piensas que soy un pesado que
no deja de hablar y que solo te corrijo y odias eso y me odias a mi...- Se calló por fin cuando una
mano volvió a tocar la suya. -Gracias al cielo. Tu también me caes demasiado bien, Lou.

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Humor.

-A veces eres tan amargado, Lou. No entiendo. Yo soy gracioso. Podría jurarlo. Soy un chico con
mucho sentido del humor. Pero tu... tu no te ríes con nada. La verdad no se si es porque eres
tímido y además de no hablar no te ríes, o porque en verdad soy muy malo para hacerte reír.Eres
malo. Decía la nota que Louis escribió para mostrarle. Había comenzado a entrenar su mano
izquierda para poder comunicarse de alguna forma con H, lo cual era sumamente encantador y el
otro, a pesar de no decirlo, estaba muy orgulloso y conmocionado. -¡Ay, cállate Louis!Yo no
hablo, lo olbidas?-Se escribe con v corta. Bobo. Soy chistoso. Muy divertido. Deberías conocerme
cuando hago payasadas, soy el alma de las fiestas.Me imagino que siempre te invitan a las
fiestas. Escribió Lou con una sonrisa en el rostro.-No te burles de mi incapacidad para congeniar
con la gente popular. Si me invitaran a fiestas, sería sin dudas el más alocado.Como digas, H.
Luego de eso H le mostró el dedo medio al castaño, eso lo había aprendido de él.La curva
pronunciada en los labios de Louis no se iba. No era que fuera un tipo duro y no riera nunca, el
hecho era que, al igual que su voz, odiaba su risa, y era lo suficientemente introvertido para dejar
que el resto del mundo la oyera.Un fin de semana pasó, hasta que volvieron a reunirse en ese
sitio sucio y con luces intermitentes. Esta vez fue H quien esperó escondido en el cubículo que
siempre Lou usaba. Estaba entusiasmado por hablarle una vez más a ese misterioso chico que lo
traía loco.Leía cada mensaje escrito en la puerta de aquél sitio, sonriendo cada vez que notaba
que Louis comenzaba a mejorar incluso en ortografía. Pero no notó aquella pequeña nota que
alguna vez el niño de ojos azules había escrito.Se asustó tras el sonido de la puerta, sabiendo
bien que era Louis quien ahora se hallaba al otro lado.-Hola, Lou. Tengo una sorpresa para ti.
Espero que te guste. Seguro si, pero no se, es raro y difícil complacerte.Que es?H se había
molestado en pasar todo el fin de semana recopilando una serie de chistes para contarle a su
amigo. Había buscado en Internet y ese mismo día fue a imprimir a la sala de computación un par
de papeles donde estaban los chistes más estúpidos pero que a él le parecían muy chistosos.-
Tengo cientos de chistes para hacerte reír de una vez por todas. Escucha.- Antes de que
comenzara a leer se oyó el ruido de las hojas y un movimiento nervioso mientras H revolvía los
papeles. -Bien. ¿Porqué las focas de circo miran par arriba?- Se rió él solo antes de responderse
a si misma ya que no habría un obvia respuesta por parte de Louis. -¡Porque arriba están los
focos!- Esta vez si risa inundó la habitación, sin embargo Lou no se río, solo cursó sus labios feliz
por el humor de su amigo desconocido. -Por favor Lou, fue bueno.No. -Veamos con este. Primer
acto: una banana no acepta dinero. Segundo acto: una banana no acepta dinero. ¿Cómo se llama
la obra?- Una risita obviamente forzada a ser callada por su propia mano, se contestó a si mismo
luego. ¡Plata-no! ¿Entiendes? Plátano, Plata-no.- Se rió muy fuerte.- Dios, eres un aburrido.No
era que Louis no fuera divertido, solo le gustaba fastidiar a H. Era genial saber que se esforzaba y
fallaba, Lou era algo duro con él.Siguió contándole chiste tras chiste, riéndose de su propia
elocuencia. Maldiciendo por lo bajo algunas veces al notar la falta de humor en su amigo. Eso
también lo había aprendido de él.-Me rindo. No puedo hacerte reír. Eres un aburrido. Te odio.Yo
puedo hacerte reír. Y no mientas, me adoras. Escribió con una mejor caligrafía y ortografía.-
Adelante, señor chistoso.Porque las gallinas quieren tanto a sus pollitos?-Siento que no me va a
gustar la respuesta.Cállate.-¿Porqué?Porque les costo un huevo tenerlos.Esta vez fue la risa del
castaño la que llenó de alegría todo el sitio. Un mar de emociones se despertó en el cuerpo del
otro muchacho. El sonido de su carcajada lo hizo sentirse de maravilla, incluso se le erizó la piel.
Sonrió satisfecho por el placer de haber escuchado ese sonido tan majestuoso que venía del
interior de Louis. H rió entonces. Su felicidad mezclándose en un arrebato de afecto. El hecho era
que H comenzaba a enamorarse de la espontaneidad del otro. Cada detalle de Louis lo hacía
quererlo en demasía, desde sus errores con las palabras que escribía, hasta su risa
recientemente descubierta.-Tienes una risa hermosa.Te dije que tenía buen humor.-Amo tu risa,
Lou. Es... Te adoro, es verdad.Lo se. Siempre lo supe. Louis no eliminaba esa curva perfecta en
siu rostro, y esperaba no borrarla jamás.

Siento molestastarlos con mis notas, pero era solo para deciles que esta nove corta consta de
solo 15 capítulos más un epílogo... Y este es el cap 10... Y perdonen por este capítulo cortito.Si
quieren agregarme a face haganlo, es una orden.Y si quieren mi cel para hablar o boludear
pídanmelo.

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Huerfano.

Estaba sentado en su banco, con las manos juntas en señal de rezo. El profesor de lengua y
literatura estaba repartiendo las evaluaciones, y Louis tenía un miedo terrible. Sabía que le había
ido bien, pues había estudiado bastante, pero siempre estaba ese sentimiento de duda. Jamás
lograrías saber por completo como te podía ir con ese profesor. Cerraba los ojos, deseando que
todo estuviera en orden.

-Tomlinson.- Llamó el maestro con el ceño fruncido. Lou ya se veía venir la reprimenda. Se
acercó arrastrando los pies. -¿Te copiaste?- Negó con la cabeza. -¿Cómo es posible que Louis
Tomlinson tenga tan pocos errores de ortografía? ¿Usaste el diccionario?- Volvió a decir que no
con el movimiento de su cabeza. -Es increíble. ¿Quién te está ayudando a mejorar?- Se puso
colorado de inmediato recordando a H. No iba a contarle respecto a ese chico misterioso, ni
hablar si quiera. En fin, te felicito.Le entregó el parcial con un magnífico diez, era el segundo que
sacaba esa semana, y era maravilloso como los maestros dejaban de bajarle tanto la nota por
unos cuantos errores menos. Sonrió satisfecho y se acercó a su pupitre. H debía enterarse de
eso.Salió al recreo contento y sin fijarse produciendo un choque con su profesor favorito. Se
disculpó poniendo una vez más sus manos juntas. Estaba con el teléfono en la oreja así que
prácticamente no le dio mucha importancia, solo le sonrió y se fue.Corrió al baño y notó que
alguien ya estaba allí. Golpeó la puerta, pero la respuesta fue un rotundo:-¡Lárgate!- Se
sobresaltó, bien sabía que ese era H, pero no lograba comprender que ocurría.Tomó un papel y
escribió con su mano izquierda, preguntando que sucedía.-Solo quiero estar solo, Lou. No quiero
que me hablen.Como si yo te hablara... Vamos, dime que paso. Escuchó una de esas risas que
intentas oprimir cuando estas triste y alguien te desconcentra de esa tarea.-Hoy se cumple el
aniversario...- Se sobó la nariz y con la voz quebrada continuó. -El aniversario de la muerte de
mis padres.- Se largó a llorar de inmediato. El castaño solo deseaba terminar con esa estupidez
que se interponía entre ellos llamada vergüenza para poder abrazarlo. Pero solo se mordió el
labio y nada salió de allí, ni una palabra de aliento, ni una tierna demostración de afecto. -Puedes
irte ahora. Estaré bien.- Pero eso si que no lo haría.Se sentó en el suelo, y esperó. Aguardaba a
que H lograra tranquilizarse. Los gemidos de su amigo no hacían más que darle dolor en el medio
del corazón. En verdad le hacía mal oír a H de esa forma, y sentirlo tan destrozado que por dentro
él también se estaba desmoronando.

Pasó un largo rato antes de que H alcanzara su mano y la sostuviera con fuerza. Por más que le
hubiera dicho que se podía ir, no quería que se fuera. Aquél de ojos azules aceptó con anhelo la
mano húmeda de chico, acunándola con su mano sana. -Gracias por no irte.- Dijo suavemente. El
sonido del celular de H vibrando se escuchó. -Demonios creí que ya no me llamaría más. Lleva
así toda la mañana, lo apagué un tiempo... pero no se da por vencido.- La curiosidad de Louis
siempre era grande. Tenía las ansias de preguntar quien era quien lo llamaba, y tenía la duda de
conocer más sobre el pasado de H.

Esta bien si no queres decirme, pero que le sucedio a tus padres?-Fue un accidente. Hace unos
años ya. Los extraño tanto.- Susurró lentamente. Sus respiraciones se mezclaban en el ambiente
que por alguna extraña razón era cálido. -Seguro lo sabes, me adoptó un estúpido sin
sentimientos. No tenia idea, quien es?

-Mi padre adoptivo es tonto sin talento que se cree el mejor en todo. Digamos que lo único bueno
que logro sacar de él es su interés por la ortografía, de ahí viene el mio. Es adinerado solo por el
hecho que sacó un libro hablando sobre la psicología humana. Un completo estúpido.Es el quien
te llama?-Sip. Todo el santo día.- Sus manos seguían juntas, y así querían que estuvieran por
mucho más tiempo, solo se separaban cuando el chico que no utilizaba sus cuerdas vocales se
dedicaba a escribir.Cada vez que se lo pensaba más, Louis caía en cuenta de que era una
tontería estar dividido por una puerta de quien posiblemente era el amor de su vida. Pero la
vergüenza, y esa sensación de que no iba a gustarle al chico del otro lado lo invadía y lo hacía
retroceder unos cuantos pasos antes de llegar a abrir la puerta. -A veces quisiera abrazarte tanto,
Lou.- Abrió los ojos casi de manera exorbitante. Frunció sus labios y parpadeó, era increíble que
H pensara igual que él. -¿Porqué no me dejas abrazarte? En días como hoy es cuando necesito a
alguien que me apriete junto a su pecho y me acurruque como un niño pequeño.Puedes
abrazarme... Escribió y se la entregó deprisa, antes de arrepentirse de ese arrebato de locura y
amor. Sintió como H comenzaba a pararse delicadamente para luego concentrarse en abrir esa
puerta que los distanciaba. Lou hizo un movimiento rápido y en seguida estuvo de pie. Respiró
profundo y cerró los ojos. Todos sus temores respecto a los exámenes no se comparaban con lo
que sentía en ese instante. La puerta se abrió. Si, pero no era la puerta del cubículo en que H se
encontraba, era la puerta del baño.-Tomlinson, ¿qué haces aquí? Tienes clases jovencito. Tu
maestra de historia está furiosa. ¿Y quién está ahí?- Era el preceptor, arruinando ese momento
que tanto quería experimentar. Golpeó la puerta un par de veces con fuerza. -¿Styles? Tu padre
te está buscando, ¿no contestas tus llamadas? Vamos, tu a tu aula, y Styles sal de ahí. Echó a
Louis del baño con la indignación y las ganas de ver a H de una vez.-Styles...- Susurró. Por fin
sabía su apellido al menos.Entró al curso, donde la profesora lo esperaba con su cara amarga de
siempre. Los alumnos se burlaban en silencio. Una reprimenda interminable comenzó y Lou solo
lograba hacer oído sordo, pensando continuamente en el apellido de H.-...¡Y este viernes te
tomaré un oral!- Fue lo único que alcanzó a escuchar, y fue algo que lo atormentó.

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Homosexual.

En el patio de la escuela podía ver a un par de niñas saltar la soga, y otros tantos niños corriendo
por el predio. Era el recreo de primaria y él estaba fuera de clases. Le habían encargado que
fuera a buscar una amonestación para él mismo, pues la profesora de historia estaba furiosa con
él por haber llegado a clases tan tarde. Iba quejándose entre dientes. -¡Louis!- Lo llamaron desde
atrás, antes que pudiera llegar al pasillo que dirigía a la oficina del departamento de alumnos.
Volteó con el poco ánimo que implicaba escuchar a alguien en ese momento. -Te estuve
buscando.- Increíble, de repente todo el mundo lo buscaba. -¿Qué hacías en el baño en desuso?-
Preguntó el profesor de lengua, su favorito.-Em- em...- Tartamudeó sin encontrar una escusa, no
quería confesar la verdadera razón. -Estaba conversando con un amigo.-Conversando...- Susurró
mientras caminaba al lado de Louis, directo a la oficina. -Un amigo, ¿eh?-Si-si. Se llama...- No
terminó la frase, pues no sabía más que su apodo.-Louis, siempre he querido hablar contigo
respecto a tu... A tu manera de mantenerte callado siempre.-¿Qué- qué ocurre con eso?- Ese
acto repentino de no saber como formular una oración coherente sucedía siempre que se ponía
nervioso.-Me he preguntado la verdadera razón de todo este asunto.- Se detuvo en seco,
obligando al castaño de pocas habladurías a hacer lo mismo. Este solo se encogió de hombros. -
Lou, tu me acabas de decir que conversabas en el baño, y ambos sabemos bien, bueno, que tu
no conversas.- El silencio pareció eterno, solo con el ruido que produce el timbre de finalización
del recreo de los más pequeños. -Ahora dime, cuando me dijiste que te gustaba un chico, ¿te
referías a este compañero del baño?- Louis no tuvo más alternativa que asentir con la cabeza
gacha. Como si tuviera que estar avergonzado de su amor. -Bueno... Supongo que... Tendré
que... ¿Sabes si el muchacho siente lo mismo?-Eso espero.- Pronunció suavemente por sus finos
y delgados labios.-Bien, hablaré contigo en otro momento, tengo una clase que comienza justo
ahora. Tu ve a buscar tu amonestación y vuelve al aula pronto. Ah y dime, es él quien te ayuda
con ortografía, ¿verdad?Lo dejó solo por completo, algo extrañado y aliviado a la vez. Se sentía
bien admitir de una vez por todas que H le gustaba.Al otro día se encontró a si mismo yendo con
una enorme sonrisa a ese lugar que consideraba su favorito en el mundo. Pues no es el sitio lo
que lo hace el mejor, sino con quien lo compartes. Y adoraba compartir su espacio secreto con
H.-No sabes cuanto me alegra que estés aquí.- Dijo H cuando descubrió que Lou había llegado. -
Tengo que... Que confesarte algo.El ambiente se volvió tenso. El clima de una mañana de
principios de primavera hizo que el frío les recorriera por sus delicadas pieles, gracias a la
ausencia de abrigos por finalizar la época invernal. Un miedo mezclado con duda hizo que su
cabeza palpitara con dolor.-Soy gay, Lou. Y mi padrastro sabe eso. Ayer... Luego de que me
regañara por no contestar sus llamadas, por ocultarme aquí, por ser tan marica respecto al
aniversario de muerte de mis padres... Le confesé todo. Juro que creí que se apiadaría de mi y le
daría lástima, pena e incluso tendría compasión. Creí que me abrazaría y por primera vez en mi
vida me sentiría a gusto con él. Pero nada fue así.- Un leve sollozo, acompañado de una sobada
de nariz. Que hizo el? Te lastimo?-Si.- Las lágrimas brotaron por sus ojos y por los orbes celestes
de Louis también.Lo siento tanto.-No es tu culpa, Lou. No es tu culpa ser así de encantador...- Era
una notoria indirecta, cualquiera se percataría de aquello, pero estamos hablando de Louis
Tomlinson, el ser con menos conocimiento del razonamiento humano. -En fin, ya no se que hacer.
Tengo miedo de regresar. Y tengo miedo de hacerle caso. Él sospecha sobre lo que yo hago en
mis tiempos libres. Tiene una teoría alocada. Y tengo el presentimiento que pronto me prohibirá
verte.A mi? Porque? Si ni siquiera me az bisto aun.-No a ti exactamente. A venir aquí. Y por favor,
visto con v corta y has con h y s.No le hagas kso. Por favor. Yo te necesito. Le había resultado
difícil admitirlo en ese papel.-No pensaba hacerlo. El timbre sonó, y esta vez no se quedarían más
tiempo allí, ninguno quería más reprimendas. Louis se acercó a la puerta para salir, no sin antes
dejar en el suelo para que H lo viera bien, un papel con su puño y letra.Por cierto, yo también soy
homosexual. Salió entonces, de prisa, preguntándose si eso habría sido un error.H lo recogió, y
con una sonrisa de alegría salió guardando en su bolsillo la hoja.

Perdón que sea corto pero era necesarioooo. Y perdón que tardé en actualizar.Los amoooo.

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Historia.

No le molestaba estudiar historia, de hecho le entretenía un poco el tema de las monarquías en


Europa hace varios años. Lo que en verdad lo ponía muy nervioso hasta el punto de llegar a
temblar, era que iba a ser un examen oral. Es decir, Louis tendría que dar una clase, iba a tener
que hablar. Se vistió deprisa para salir camino al colegio. Ni siquiera se paró a desayunar, ni
saludar a su familia. Había pensado varias veces en faltar ese día, pero su madre le insistió, y
ahora por eso se había enfadado con ella. Iba repasando la lección, procurando recordar cada
parte que iba a decir. Pero sabía que su timidez le jugaría en contra y en el momento de
comenzar se quedaría en blanco.Llegó al colegio, prácticamente hecho un saco de sudor. No le
gustaba el calor y mucho menos la primavera, prefería abrigarse a más no poder para ocultarse
bajo toda esa ropa.La primera hora de clases pasó normalmente. Pero la segunda se le hizo
interminable. La profesora, repleta de odio y rencor, había decidido tomarle el oral durante los
últimos minutos de su clase, para poder así tener todo ese tiempo a Louis sufriendo. Y finalmente
llegó el momento de poner fin a esa tormenta re palabras que no dejaba de repetirse, para así no
olvidar su lección. La maestra lo hizo pararse frente a todos, de espalda al pizarrón. Puso sus
manos en sus bolsillos, sin siquiera notarlo. Respiró profundo y aguardó a que la profesora le
diera un pregunta que contestar. Pero no fue así.-Bien, Tomlinson. Cuéntanos todo lo que sabes
de las antiguas monarquías francesas.Se desfiguró, pues no aguardaba eso. Titubeó antes de
empezar a hablar entre tartamudeos. Sus compañeros se reían y él se ponía rojo como un
tomate. La maestra hizo callar a los demás estudiantes, dejando que el único sonido audible fuera
la perfecta voz aguda de Louis.La lección continuó, dando pie a Louis para liberar todo lo que
había estudiado. Sus titubeos y sus frases cortadas por grandes dudas expresadas por
onomatopeyas se hicieron cada vez menores. Su seguridad se afianzaba y eso se debía al
silencio de los otros. Era como si él solo estuviera allí, o al menos así se sentía.Terminó su clase
y la profesora lo llamó mientras todos salían al recreo. -Muy bien, Tomlinson. -Gra-gracias.-
¿Sabes que todo esto lo hice a propósito?-¿De qué... de qué habla?-De que es increíble como te
soltaste y diste la clase, y todo fue gracias a que tus compañeros se callaron.- La mujer terminó
de guardar su libreta y el resto de sus cosas, para luego dejar a un Louis completamente
confundido.Salió del aula, y caminando lentamente se dirigió al baño, donde allí lo aguardaba su
misterioso amigo.-Hola, Lou. ¿Cómo estás? Yo muy bien por ahora. Leí lo que me escribiste el
otro día y sobre eso...- Aquél que era tímido en extremo hasta llegar al punto en el que prefería no
ver cara a cara al amor de su vida, no estaba prestando atención. No era que no le importara lo
que H estaba diciendo, sino que su cabeza rondaba en otros temas. -¡Louis!- Gritó el
desconocido, despabilando al castaño. -¿Estás ahí? ¿O hablo solo?Lo siento H. Que me decias?-
Nada, ya no importa.- El sentimiento de culpa invadió a Louis.Reinó una vez más el silencio.
Posiblemente esa era la ocación perfecta para que el chico de orbes azules hablara de una vez
por todas frente a H. Pero no lo hizo. Prefirió la escritura como medio de comunicación.Hoy me
fue muy bien en historia. No iba a escribirle que había sido un examen oral. No vaya a ser que H
lo obligara a hablar entonces.-Me asombra en verdad que escribieras historia con h.Hultimamente
le pongo h a todas las palabras. Supongo que porque no te puedo sacar de mi cabeza.H se
mordió los labios aguantando la emoción que sentía en la boca de su estómago. No sabía como
responder a aquello, así que solo dijo una tontería, aguardando a oír una vez más la bella risa de
Louis.-Es que soy una persona que al igual que las haches es muy necesaria y útil.Si, era lo más
estúpido que pudo haber dicho, pero causo una sonrisa en Louis, porque bien sabía que era
cierto.-¿Qué estudiarás cuando termines la escuela?Me gustaría hestudiar letras, en especial la
h. Jamás dejaría de tirarle indirectas.-Que tonto.- Se rió, lleno de rubor en sus
mejillas.Hescribiendo en serio... Quiero ser escritor. Me gustaria publicar halgo un dia...-¿Igual
que yo?Si. Hago hasi. Pero es hobvio que necesito más lecciones. Nunca podría vender mas
libros que el señor H. Styles.-¡Por el amor de Dios, Louis! Deja de poner h a cada maldita palabra.
Me estresas.No pensaste que puede que lo haga a proposito?-¿Lo haces a propósito?Noh. H se
rió bien fuerte.El timbre se escuchó y Louis se despidió. Caminó por el oscuro pasillo en
penumbras. El silencio era su gran aliado. -Te amo, H.- Dijo claro y fuerte, pero nadie estaba allí
para poder oírlo.Su timidez se evaporaba en cuanto nadie hablaba a su alrededor.

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Hablar.

A Louis lo había mandado a llamar su querido profesor favorito. Sentía que su relación con él a
pesar de ser extraña era buena, y sabía que el hombre lo estimaba. Se dirigió a la sala de
profesores, donde lo aguardaba el maestro con un café en su mano. Lo invitó a sentarse frente a
él, como si esa fuera su oficina y él fuera el director.-¿Que-quería verme?-Si Tomlinson. Tengo
una propuesta para ti.- El castaño escuchaba con cierto aire de terror. Jamás se sabía que
esperar de ese profesor. -¿Sabes que solo queda una semana para el acto de fin de año?-
Atento, asintió. -He decidido que tu te encargarás de hacer el discurso de esa noche.-¿Tengo que
hablar?-¿Quieres?- El otro solo negó reiteradas veces. -Entonces no. Un compañero tuyo lo
leerá. Tu solo debes escribirlo.- Una gran sonrisa se formó en su rostro, dando paso a la alegría
de ser el encargado de una tarea tan importante. -Te estimo demasiado, Louis. Eres un alumno
ejemplar y he notado como has progresado este año. Extrañaré verte cuando ya no estés en el
colegio. He cometido varios errores en mi vida y no cometeré ni uno más, y el primer paso para
eso es dándote la oportunidad de escribir este discurso.-Gracias. No lo voy a defraudar.-Se que
no lo harás.Dejó el aula con aroma a café y cigarros y corrió con la emoción brotando de sus
poros. El baño lo aguardaba y H también. Entró, golpeando el tope de la puerta con la pared.-
Hola, Lou.- Saludó el joven que se escondía en el baño, para no ver (o no ser visto) al joven de
ojos color cielo.Pero esta vez quería silencio.-¡No podrás creerlo! El profesor de literatura me ha
escogido para que escriba el discurso de fin de año, H. Aun no me lo creo. ¿Entiendes que me
considera lo suficientemente bueno como para poder escribir? Aunque de seguro tu tendrás que
corregirlo antes de que se lo entregue, pues mi ortografía es malísima, ¿No crees?-Louis...-Aun
no se que escribir. ¿Qué opinas? No se me ocurre nada.-¡Louis!- Gritó H fuertemente, espantado
un poco al otro joven. -¿Te has dado cuenta de que estás hablándome?Realmente él no lo había
notado. No sabía de que manera había empezado a hacerlo, ni que fuerza mayor lo había
ayudado a hablar. Pero el hecho era que estaba haciéndolo, y sin titubear o frenarse. Tal vez
fuera la emoción, o quizás era que se había dado cuenta que mientras cree que nadie escucha,
gracias al silencio, puede hablar sin problemas. -Oh...- Pronunció lentamente. No se había
quedado sin palabras aun.-¡Esto es increíble! Tienes una voz hermosa. -Cállate.- Susurró.-
¿Perdona?-Te perdono, pero has silencio.- H no habló, era momento de oír, de escuchar a Louis
Tomlinson. -Todo mi progreso, ya sea en la ortografía, en la escritura y obviamente en el habla se
debe a ti. No sabría como agradecerte. Así que... ¿Qué dices si vamos al baile de fin de año
juntos? -Louis yo...-Estoy enamorado de ti, H. Y se que es loco porque a penas te conozco, pero
es lo cierto. No se como hubiera sobrevivido a todo esto si no fuera por ti. Y lo único que quiero
es verte. Sueño con tu voz muy a menudo. Te imagino abriendo esa puerta lanzándote a mis
brazos y...-Lo siento, Louis. No puedo ir al baile contigo. -¿Qué-qué? ¿Porqué n-no?-Es que mi
padrastro estará allí y no quiero que me vea contigo. -Pero H.-Louis no quiero desilusionarte.
Todo esto fue bonito, conversar y escribirnos sin vernos, pero esto sucedió gracias a que nos
mantuvimos ocultos. No puedo mostrarme en público como realmente soy.- Se produjo un
silencio embarazoso, no de esos que Louis podía aprovechar para entablar una conversación. -
¿Louis? ¿Estás ahí?Ya no le respondía. Una lágrima decoraba de forma amarga su mejilla. Se la
secó con el dobladillo de su remera. Respiró profundo, pero sus palabras no lograron salir de su
boca.No entendía. ¿Porqué H tenía tanta vergüenza de mostrarse? -Perdóname. Lou, yo en
verdad te quiero y pienso que es genial que te escogiera para escribir el discurso...No lo vas a
corregir verdad?-Louis, yo quiero hacerlo.- Dijo luego de leer la nota. -Sabíamos que esto pasaría,
¿no? Tu egresarías del colegio y no nos conoceríamos jamás.Yo si queria conocerte.-Entiende
que no lo hago por ti. Mi padrastro ya está bastante disconforme con todo el asunto de mi
sexualidad y de como mantenerlo oculto y esto provocaría un desastre en mi vida.Pero yo te
hamo.Esas serían posiblemente las últimas palabras que H vería escritas por parte de Louis. El
muchacho salió corriendo. Ya ni siquiera podía llorar o escribir en las paredes de ese baño
mientras H estuviera ahí, o se mantuviera vivo el recuerdo de todo lo ocurrido ahí dentro.El timbre
sonó, e intentando hacer que nada había ocurrido regresó a su curso. No prestó atención en lo
más mínimo a la clase de matemática. Su mente vagaba, y no podía sacar de su cabeza las
duras palabras del chico que amaba.En el recreo no regresó al toilet. Fue al patio, al igual que el
resto del alumnado. Se sentó en una de las gradas mientras miraba a todos. Ya no le interesaba
encajar en lo que el mundo considera normal. -¿Puedo?- El maestro de Lengua con una gran
sonrisa impedía que el sol le diera en su rostro. Señalaba el espacio junto a él. El joven asintió
frunciendo el ceño para ver mejor. -¿Qué sucede Lou? ¿Porqué no estás en el baño con el chico
que te gusta?-Él no me quiere, ni ahí ni en ningún lado.-¿En serio?-S-si. Yo creí que él podría
darlo todo por mi, signi- significando el odio y reprimenda de su horrible padrastro.- El maestro no
sabía como lidiar con eso. Miró hacia otro lado, buscando unas palabras de aliento.-¿Él te dijo
que su padrastro lo castigará?-Su padrastro es un estúpido homofóbico.-Louis... No digas eso. -
Por su puta culpa.- No logró terminar la frase sin que sus ojos se cristalizaran.-No te preocupes.
Todo saldrá bien, lo prometo.- Finalizó el receso y el profesor se despidió frotando los cabellos
revueltos del castaño. -No te olvides del discurso. Quiero leerlo antes... Para corregirlo.

Perdón por hacerlos sufrir así... El próximo es el ultimo capítulo, lo sé es re triste :( Les pido
perdón por que no puedo etiquetar y dedicarles el capítulo, les juro que no me sale hacerlo, osea
esta andando mal.Y por ultimo gracias y los amo.

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Hamor.

Era difícil pasar esos últimos días de clase sin la compañía de esa voz tan familiar. Pero de una
forma u otra, Louis era quien ahora no quería verlo, ni oírlo. Su corazón se había hecho añicos en
el momento que H lo rechazó por completo. Había dado absolutamente todo, incluso había
hablado, para que el chico al cual amaba aceptara ir con él al baile de fin de curso.En la escuela
evitaba ir al baño, o al menos a ese toilet donde se solía encontrar con H. Y en su casa solo
escribía ideas y frases para el discurso que leería otro compañero en la entrega de diplomas.Pero
eso era una tarea dura. Louis era bueno narrando, pero su ortografía... Había mejorado eso era
innegable, sin embargo continuaba teniendo ciertos errores.El profesor de Lengua le preguntaba
siempre para saber como iba ese trabajo, y Louis mentía sonriendo y mostrando su pulgar. Los
días pasaban y no sabía exactamente de que trataría el discurso.Y ahí estaba ahora, en un
recreo dentro del aula, para poder concentrarse sin el ruido del exterior.-Tomlinson, no puedes
quedarte aquí, debo cerrar con llaves.- Dijo el preceptor enseñando un manojo de llaves. Nadie
podía quedarse jamás en el curso, porque si luego se producía un hurto le echarían la culpa a esa
persona.Se fue del aula, sin saber a que lugar podía ir para trabajar sin distracciones, pues
faltaban a penas dos días para el acto y él, digamos, que estaba en cero.Una idea loca se cruzó
por su mente. Un lugar inhóspito al que nadie iba, que podía funcionar para escribir en plena
tranquilidad.Se dirigió entonces al baño, al cual no iba desde hace una semana, por miedo a sufrir
pena.Entró, y como esperaba, o deseaba, estaba vacío. Se sentó en ese cubículo y con el lápiz
en su mano izquierda y el cuaderno sobre sus rodillas, empezó a escribir.Las palabras surgían
tras un cierto lapso de inspiración, aunque él no supiera que era lo que lo inspiraba. Suspiró al
notar las marcas que había dejado alguna vez en la puerta, y en la pared... Hace unas semanas
había escrito como un loco acto de amor una frase indicando que H siempre estaría en su
corazón, y ahora solo deseaba borrarla. Terminó el recreo, y con eso su discurso. Solo quedaba
entregarlo al profesor para que lo corrija, y terminar de una vez por todas con ese fastidio que
llamaban secundaria. Y eso hizo al otro día.

Llegó al colegio como el resto de los alumnos del último año, vestido de traje y corbata, pues en
la entrega de diplomas se debían vestir de forma elegante. Sonrió de manera histérica y falsa,
pues ninguna de las personas que estaban ahí le agradaba y estaba algo nervioso por el
acto.Hicieron un ensayo, practicando el momento en el que los llamaban para entregarles sus
diplomas con alegría. Todo parecía ir de maravillas.-Tomlinson, Louis.- Él era siempre uno de los
últimos, y eso se debía a que estaban en orden alfabético. Simularon entregarle el papel y él
luego se alejó de la fila. Estaba ansioso de terminar todo. Había decidido no ir al baile de
graduación, pues la única pareja que quería lo había deshecho y no quería ir solo.El acto estaba
por comenzar. Los padres estaban ya tomando asientos en las butacas y preparando las cámaras
de fotos.-Esto es en verdad impresionante, Louis.- Dijo el maestro de literatura con el manuscrito
del muchacho. El castaño sonrió al profesor, para luego desviar su vista al chico que lo
acompañaba. -¡Ah, si! Él es Harry, mi hijo... hijastro.- El chico morocho, levantó la cabeza,
dejando ver sus ojos verdes. Sonrió tímidamente, sus hoyuelos se marcaron, y a Louis le pareció
lo más tierno del mundo. -Él fue quien se encargó de corregir el discurso. ¿Cierto, Harry?-Si.-
Contestó con un susurro inaudible.-Bien, los dejo un segundo. Debo hacer unas cosas antes de
que empiece todo esto.- El maestro se alejó dejando al egresado de ojos azules con un completo
desconocido.-Escribes bien.- Halagó el rizado.-Gracias, y gracias por corregirme.-No hizo falta, la
verdad es que no tenías muchos errores. Has mejorado, Lou.- Se alejó luego de una última
sonrisa cargada de vergüenza. Sin que Louis siquiera reconociera su voz.El acto inició con las
conmovedoras palabras del director del instituto. Él estaba sentado en la tercer fila de alumnos.
De repente se acercó el profesor de literatura y lo llamó chistándole. Le hizo señas para que se
acercara. Se paró, y llevando por delante a varios compañeros, llegó al pasillo lateral donde lo
esperaba el maestro.-Tenemos un ligero problema.- Louis levantó la ceja en señal de confusión. -
Quien iba a leer el discurso se niega a hacerlo. Vas a tener... Tu debes leerlo.-¿Qué? No puedo
hacerlo. No enfrente de todos.-Louis, por favor. Se que te va a salir bien.Lo tomó del hombro y lo
empujó despacio tras bambalinas. Los nervios se habían intensificado. Le faltaba poco para tener
que leer lo que él mismo había escrito y hasta ese momento no había pensado en lo cursi que era
todo eso que estaba en la hoja que el profesor le había devuelto. Tenía las correcciones de Harry,
su hijo, en rojo. Leyó sus errores, verificando todo y repasando. Pero algo, una corrección, le
llamó la atención.En una frase donde simplemente había puesto que sentía un profundo amor por
el colegio, Harry había puesto de manera torpe una h donde no debía.Que estúpido. Amor no se
escribe con h. Pensó.Era su momento de subir al escenario. Su corazón comenzó a latir más
fuerte por la adrenalina. La adrenalina producida por haber resuelto ese rompecabezas.H, ¿era
Harry? Las piezas encajaban a la perfección y ese error adrede en la corrección del discurso...
Había sido tan perfecto.Dio un paso atrás antes de subir. El profesor que estaba cerca le sonrió.
Y Louis supo y comprendió que le daba su consentimiento para salir con H. Le hizo una seña y
salió corriendo...Sabía perfectamente donde hallar a Harry.Llegó al segundo piso agotado,
sudando e intentando volver a respirar con normalidad.Abrió la puerta del baño y como supuso,
ahí estaba. Volteó a verlo y sus ojos verdes se iluminaron. No importaba el sitio en el que
estaban, solo ellos viéndose, de manera figurada, por primera vez. El silencio predominó en el
baño destartalado. Ninguno sabía que decir ni que hacer.Puede que H no fuera ese chico de
ensueño que Louis se imaginaba, pero era mucho mejor. Alto, delgado, con una figura esbelta.
Era el hombre perfecto, incluso más perfecto que el rubio con el que alguna vez Louis soñó.Harry
tenía un obsequio para Louis. Se lo entregó con mucho entusiasmo, esperando que lo abriera.
Desenvolvió el paquete y se encontró con una cajita de marcadores de colores.-Es para que
puedas escribirme todo lo que quieras. Siempre y cuando lo hagas sin errores de ortografía.- Su
adorable risa se oyó y quedaba perfecta para su bello rostro.-Te amo, H.- Dijo eliminando de a
poco la corta distancia. -Lo he dicho, y ya no necesito estos.- Les dejó sobre el lava manos, y por
fin terminó con aquello que los separaba.Sus labios se tocaron, haciendo que nada más se oyera.
Ni siquiera H se escuchó. Un beso suave y silencioso, como a ambos les gustaba. Juntos, como
debieron estar desde un principio, recordando que ahora esa puerta que siempre los había
dividido ya no estaba.Se separaron un instante, con la sonrisa de ambos de por medio.Harry se
acercó al lavatorio y tomó uno de los marcadores, y bien grande en el espejo y con errores
escribió.Te hamo Louis Tomlinson.

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Hoy. (Epilogo.)

Terminó de abrocharse la camisa con cuidado, para luego ponerse encima el lustroso saco negro
perteneciente al traje de su padre. Le quedaba grande, como todo lo que tenía de su papá, pero
no le importaba que se le arrugara un poco.Bajó las escaleras con delicadeza, saludando con su
mano y fingiendo ser de la realeza. Su madre lo esperaba abajo con la cámara en su mano, y sus
hermanitas reían por su actitud y manera de pavonearse. Tuvo una larga sesión de fotos con
cada una de las hermanas y hasta con su mamá, mientras esperaba que llegara su pareja.

-¿Irás ahora a recoger a tu cita, Lou?- Preguntó Lottie con una suave sonrisa enmarcando su
rostro. Louis no tuvo tiempo de contestar, pues el timbre sonó, indicando que su cita había
llegado.Johannah abrió la puerta, no esperando encontrar a alguien importante. Puede que Louis
no le haya dicho que lo vendrían a buscar. Puede que Louis no le haya dicho que su pareja era
hombre. Puede que Louis no le haya dicho que estaba enamorado de un hombre. Del otro lado
del umbral, un joven con un magnífico porte sonreía dejando ver unos bellos hoyuelos en sus
mejillas. Tenía una flor en su mano derecha, que intentaba esconder, pero fallando
notoriamente. -Hola, soy Harry.- Confesó.-Hola, pasa, pasa.- Dijo la madre. Sus ojos se veían
cristalizados, y Louis no podía explicar la razón. -¿Qué dicen si sacamos un par de fotos?-
Preguntó frotando un ojo, disimuladamente. Ambos asintieron.Posaron alegremente unas cuantas
veces. Harry en verdad adoraba ser el centro de atención. Aquél que era más vergonzoso
presentó a toda su familia, a todas sus hermanas.Cuando se hizo la hora de ir, el menor salió
primero. La madre detuvo a su hijo, y acercándose a su oído le confesó estar orgullosa de él. Le
dio un beso en la mejilla y dejó que fuera a divertirse al baile de fin de año con su pareja.Afuera lo
aguardaba un coche, no muy elegante, pero muy llamativo. Harry estaba sosteniendo la puerta,
esperando a que Louis entrara para poder cerrarla luego.

-Me prestó el auto mi padre.-Creí que era tu padrastro.- Dijo Lou, ingresando.

-Ya no quiero llamarlo así.- Solo se encogió de hombros y cerró la puerta.Viajaron en silencio
hasta el colegio, donde era el gran baile de gala. Estacionaron en frente y bajaron, viendo como
muchas parejas llegaban tomadas de la mano. Instantáneamente, casi como un reflejo al ver esas
escenas, Harry agarró la mano de Louis. Este solo sonrió, satisfecho.

Entraron juntos, teniendo las miradas de todos sobre ellos. Bailaron un poco al compás de la
música que los adolescentes suelen escuchar, divirtiéndose como nunca.-Tenías razón, H.- Dijo
Lou en su oído, pues la música era tan fuerte que eso era necesario si se quería evitar gritar. El
rostro acalorado y confuso hizo que Louis riera. -Eres el alma de la fiesta.- Ambos rieron.Se
acercaron a una mesa con bocadillos para descansar de tanto baile y comer algo. Se sirvieron
ponche en unos tiernos vasos de colores. Llegaron aquellos muchachos grotescos que siempre
los molestaban. Se acercaron a ellos, con aire de autosuficiencia, con ganas de fastidiarlos.

-Miren a los dos maricones...- Dijo el rubio, el más grande. -¿Styles es tu pareja?

-Si, ¿acaso tu querías ser la mía?- Preguntó, socarrón, Louis, sacando una sonrisa en Harry y el
fervor del odio en el otro chico.

-No te pases de listo conmigo.- Lo tomó por el cuello de la camisa, desaliñándolo por
completo.Una mano se posó sobre el cuerpo del de mayor tamaño, este se volteó a verlo.

-Acompáñame.- El profesor de Literatura estaba allí parado, con un rostro sombrío y temible. Iba
a desalojar a todo ese contingente de chicos malos. Los llevó fuera, no sin antes sonreír a su hijo
y guiñarle un ojo a su alumno favorito.Regresaron a la pista de baile. Las miradas de sus
compañeros ya no estaban puestas en ellos, y eso se sintió mejor para el callado Louis. Se
acercaron más, ambos con ganas de deshacer la distancia entre medio de ellos. -Olvidé darte la
flor.- Dijo Harold, sacándola de su bolsillo, ya se había hecho algo de daño.

-Gracias, H.- Le encantaba que le dijera ese apodo.

Se inclinó a penas, para llegar al cuerpo del mayor, y el otro solo se elevó en las puntitas de sus
pies. Sus labios se encontraron en un roce suave, el tacto fue ligero y lleno de amor. Pues ambos
sabían y tenían en claro que se amaban profundamente.

Louis solía ser un chico callado, con falta de habla, tímido. Un muchacho sin sonido.
Despreocupado de su terrible cantidad de faltas de ortografía, negador del hecho de que estas
eran importantes.Harry se definía a si mismo como un joven divertido, ruidoso, a pesar de que las
haches si se presentan delante de una palabra no suelen sonar. Y es entonces, hasta que se
conocen y se enamoran, cuando Harry logra hacer que Louis suene, y eso es solo y únicamente
cuando él descubre que la h es aquella letra que en verdad importa, a pesar de no hacer ruido
alguno.

¡HOLA! Muchísimas gracias por leer cada capítulo, cada oración, cada palabra, cada letra. Por
ser tan lindos de comentar y votar y dedicarme cosas muy lindas que me ayudaban a escribir
mejor. Son demasiado para mi. Como siempre les recomiendo que pasen por mis otras noves si
en verdad les gusto esta. Estoy haciendo una completamente nueva que se llama Voices, es de
Larry y Ziall. Se que les va a encantar y les va a dar gracia.¡Los amo!

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