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Juan Ramón Barat

Teresa Núñez

UNA DE INDIOS

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EDITORIAL CCS

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Sexta edición: mayo 2013.

Página web de EDITORIAL CCS: www.editorialccs.com

© 2007. Juan Ramón Barat / Teresa Núñez


© 2007. EDITORIAL CCS, Alcalá, 166 / 28028 MADRID

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de


esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción
prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,
www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Diagramación editorial: Juan Manuel Redondo


Diseño de portada: Olga R. Gambarte
ISBN (pdf): 978-84-9842-888-9
Fotocomposición: M&A, Becerril de la Sierra (Madrid)

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ÍNDICE

Una de indios

Historia de Piquito, el indio pequeñito

Estas dos obras fueron galardonadas con el primer y segundo premio en


el I Certamen Nacional de Teatro Infantil 2005, convocado por la
Asociación «Érase una vez Lorca» de Lorca, Murcia.

La idea surgió desde el AMPA del Colegio de las Madres Mercedarias de


Lorca. Un grupo de madres puso en escena una obra infantil para
divertimento de los alumnos. Al descubrir en ello una magnífica tarea
educacional, formaron la Asociación «Érase una vez Lorca» con el fin de
involucrar a las entidades públicas en el fomento del teatro para niños.

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Una de indios

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Obra en 14 cuadros

JUAN RAMON BARAT

PRIMER PREMIO
EN EL I CERTAMEN NACIONAL DE TEATRO INFANTIL
CONVOCADO POR LA ASOCIACIÓN
«Érase una vez Lorca» (Lorca, Murcia). 2005

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INTRODUCCIÓN

Una de indios nos habla de la convivencia en armonía, tanto dentro de nuestros grupos,
ciudades o pueblos, como también con las personas vecinas que forman parte de otros
grupos. La historia comienza cuando el Gran Jefe de los indios Patacoja piensa en
retirarse y se da cuenta de que no existe ningún guerrero que pueda sustituirlo.

Los personajes que conforman la obra pasan la vida viéndose los defectos sin
reparar en que pueden tener también virtudes. Pese a ser una tribu muy reducida y a
punto de extinción, los guerreros jóvenes no coinciden con las muchachas casaderas y no
hacen más que discutir continuamente. Sólo el Gran Jefe Puño de Piedra, su esposa Luna
de Mar-En-Calma y la hija de ambos, la princesa Pétalo de Nieve, parecen capaces de
vivir en armonía y amor y atraer el afecto de los demás.

A medida que la historia avanza, van desvelándose los proyectos y ambiciones de


los malvados, la competencia entre los hechiceros y el mal hacer de aquellos que no
admiten oposición a sus opiniones y quieren mandar de forma tiránica, haciendo valer
sus deseos por la fuerza. Al final se impone la democracia y los aspirantes a la jefatura
de la tribu exponen sus programas de gobierno, pidiendo el voto, incluso del público.

La obra es adecuada para todas las edades. Por una parte, y puesto que se hace
intervenir de forma directa a los espectadores, los más pequeños podrán gritar y dirigir a
los personajes. Y por otra, los mayores encontrarán escenas de lucha y romanticismo y
un héroe con todos los atributos en el valiente cazador Pájaro Risueño, que no dudará en
defender con las armas el bien de su tribu.

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Personajes

• El Gran Jefe Puño de Piedra: Erguido y bizarro, es un jefe todavía joven. Se


distingue del resto de los hombres porque lleva más plumas en la cabeza. Debe
portar a la cintura el cuerno y la pipa de la paz. De vez en cuando saca ésta y la
mira con melancolía.

• La jefa Luna de Mar-En-Calma: Como el resto, viste traje de ante o cuero y se


cubre con una manta listada. El pelo blanco, recogido en una sola trenza.

• La princesa Pétalo de Nieve: Viste con traje de cuero flexible y flecos. Trenzas y
collares de muchos colores.

• El valiente cazador Pájaro Risueño: Joven guerrero de aspecto jovial y


desenfadado. Viste una blusa de manga larga color rojo y puede llevar el pelo
sujeto en la frente por una diadema o cinta también roja.

• El hechicero Ojo de Mochuelo: Ataviado con el clásico vestido de cuero y un


manto negro que le da cierto empaque.

• El malvado Lobo Azul: Viste como todos los demás guerreros, camisa o camiseta y
pantalón de flecos. En la vestimenta debe destacar el color azul. En la cabeza lleva
dos plumas, pero puestas al revés.

• El malvado Zorro Verde: Atuendo exactamente igual al anterior, pero en color


verde. Las plumas también al revés.

• La amiga Nube Esponjosa: Igual que la princesa, pero con vestidos más sencillos y
sin adornos.

• La amiga Gacela Saltavientos: Igual que la anterior, cuanto más igual mejor, pero
pueden llevar un detalle que las distinga, una flor, una cinta…

• La maga Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte: Tiene aspecto de estar fuera de


órbita. Con un vestido oscuro hasta los tobillos, lleva encima una cesta de mimbre,
bolsas para la recogida de hierbas, cantimploras, una pandereta y hasta un búho o
un gato se le puede agregar de manera que su aspecto resulte lo más estrambótico
posible.

Decorado

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Siempre el mismo. Paisaje con árboles al pie de una cascada. A lo lejos se ven montes y
bosques. A ambos lados de la escena puede haber unos árboles o matorrales más
cercanos.

Atrezzo

• Cesta de mimbre, bolsas y cantimploras y todo lo que lleve la maga encima.


• Dos cuchillos y dos hachas para la pelea final.
• Pipa de la paz.
• Cuerno.

Música

Música alegre que acompaña siempre la aparición de Gacela Saltavientos y Nube


Esponjosa.

Música de intriga y maldad que se oirá cuando aparezcan Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y
Zorro Verde.

Música suave de violines para escenas románticas.

Golpes de platillo para subrayar las discusiones.

Sonido de riachuelo.

Canto de pájaros.

Iluminación

Luces en la medida de que se disponga. Iluminación total para el día y luces azuladas y
desvaídas para la noche.

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ESCENA 1

(Puño de Piedra y Luna de Mar-En-Calma.)

PUÑO DE PIEDRA: (Pasea furioso de un lado a otro del escenario.) Por mis plumas,
que no sé cómo vamos a salir de esta situación.

Luz de mañana. Cantos de pájaros y sonido de riachuelo.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Sentada junto al agua, sin perder la calma, está


cosiendo una prenda de cuero.) Deja de protestar. Te estás volviendo un viejo
cascarrabias. Ya sabes lo que te recomendó Ojo de Mochuelo: calma, mucha
calma. Es lo que necesita tu salud.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Ojo de Mochuelo? Deja en paz a ese hechicero de tres al cuarto.
¿Es que no te acuerdas de lo que le hizo a mi caballo? (Simula la voz de Ojo de
Mochuelo.) Ese caballo tiene que ser sacrificado al Gran Dios de la Montaña de
Fuego. Está poseído por los demonios del infierno. (Recobra su voz.) Menos mal
que descubrimos a tiempo que el caballo sólo tenía faringitis leve y la maga
Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte pudo aplicarle uno de sus remedios
caseros. A los tres días el caballo daba tales saltos que parecía una cabra
cabreada. Y, si no, lo que pasó con aquel bisonte que cacé para ti, como regalo
de boda. Lo recuerdo como si fuera ayer…

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Bueno, pues si no puedes dejar de renegar, al menos


deja de dar vueltas. Pareces un oso quisquilloso. Me estás poniendo
supernerviosísima y voy a terminar por pincharme con esta aguja de hueso.

PUÑO DE PIEDRA: Yo no sé cómo puedes estar tan tranquila, Luna de Mar-En-


Calma. Nuestra tribu, la gran tribu de los indios Patacoja, está seriamente
amenazada y tú como si nada.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Levantándose y dejando la costura en una roca.)

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Cheyennes, apaches, sioux, pies negros, comanches. Cientos de tribus que nos
repartimos estas tierras, estos ríos, estos montes desde tiempo inmemorial.
Todos tenemos problemas superproblemáticos. Sobre todo desde que
aparecieron los rostros pálidos esos del «Do you speak english». Pero tú eres el
Gran Jefe Puño de Piedra, hijo del Gran Jefe Puño de Barro, nieto del Gran Jefe
Puño de Lluvia, biznieto del Gran Jefe Puño de Viento, tataranieto del Gran
Jefe… (Intenta recordar durante unos segundos.) ¿Qué te estaba diciendo? Ah,
sí. Y tienes que mostrarte sereno ante tu pueblo. Como un jefe superdignísimo.
¿Qué van a pensar de ti todos estos señores que han venido a presenciar la obra
teatral? (En alusión al público).

PUÑO DE PIEDRA: ¡A mí lo que piense el público de la sala me importa un rábano!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Acercándose mucho a su esposo.) Chisssst. ¿No ves


que estamos en directo?

PUÑO DE PIEDRA: ¡Por mis plumas! ¡Creía que estábamos aún en el ensayo! (Finge
voz solemne.) ¡Por supuesto que me importa lo que piense este amable público!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Se vuelve a sentar y retoma la costura.) ¿Qué te


preocupa tanto?

PUÑO DE PIEDRA: Mi querida esposa Luna de Mar-En-Calma. Luna de las cuatro


estaciones de mi vida. ¿Acaso no has echado un vistazo a tu alrededor? Nuestros
vecinos, los indios Manoslargas no paran de provocarnos. Han empezado a cazar
conejos en nuestro bosque, hacen piragüismo en las tranquilas aguas de nuestro
río, fabrican arcos y flechas con madera de nuestros robles. Cada vez llueve
menos y la tierra produce poca comida para el pueblo. Nuestros guerreros están
en huelga de hacha, nuestras mujeres se niegan a bailar la Danza de la Fertilidad.
¿Te parece poco? El Gran Espíritu de la Oscuridad nos ha echado el ojo. Es una
maldición. Encima se nos ha terminado el tabaco y no podemos fumar la pipa de
la paz con nadie.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Cálmate, querido. Tú has sido y sigues siendo un Gran


Jefe. El Gran Jefe Puño de Piedra. Todos te temen y respetan. Tu pueblo hará lo
que tú digas.

PUÑO DE PIEDRA: Ja. Eso era antes. Ahora todos conspiran para hacerse con el
mando. Ellos se creen que me chupo el dedo. Y el peor de todos es Ojo de
Mochuelo. De ese sí que no me fío ni una pluma.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Nuestro hechicero?

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PUÑO DE PIEDRA: ¿No te he contado lo que le hizo a mi caballo? Decía que estaba
poseído por los demonios del infierno y que había que sacrificarlo. Pobre animal.
Lo único que le pasaba era que tenía faringitis leve, y cuando nos dimos
cuenta…

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Sí, sí, ya me acuerdo. Me lo has contado no sé cuántas


veces.

PUÑO DE PIEDRA: Hay que celebrar un consejo cuanto antes.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Un consejo? ¿Para qué?

PUÑO DE PIEDRA: Quiero dimitir. Estoy cansado de tanta monserga. Deseo que se
oiga la voluntad del pueblo. Si no soy capaz de ser un buen jefe, que el pueblo
elija a otro. Esto es un marrón del catorce.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Qué dices? Un Gran Jefe como tú no puede someterse


a la voluntad de su pueblo. Es al revés. El pueblo es el que debe someterse a tu
voluntad. Tú mandas y tus súbditos obedecen. Siempre ha sido así. Es
superfacilísimo.

PUÑO DE PIEDRA: No lo entiendes. Yo no quiero ser un dictador. Yo quiero ser un


jefe indio democrático. ¡Es el sueño de toda mi vida!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Se levanta y deja la costura otra vez.) Vamos a ver si
te entiendo. Tú eres el jefe porque lo fueron tus antepasados. Es la ley de los
Patacoja. Y no hay más que hablar. ¡Déjate de democracias! Ya que no tenemos
hijos, si quieres, podemos buscar un buen marido para tu hija, la hermosa Pétalo
de Nieve. Un guerrero fuerte y feroz que sea capaz de romperle la cabeza a un
búfalo de un puñetazo. El futuro jefe. Luego, si quieres, te jubilas y nos vamos
de viaje a la costa. Ya sabes que no quiero morirme sin ver el mar. Tiene que ser
superinteresantísimo.

PUÑO DE PIEDRA: No sé, no sé. Lo mejor será celebrar una asamblea. Y ya veremos
lo que pasa. ¡Si al menos tuviéramos tabaco!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Tabaco, tabaco, tabaco! ¡Déjate de tabaco! Lo de la


pipa de la paz es una excusa que ha inventado el sexo masculino para fumar
impunemente. ¿Es que todavía no te has enterado de que el tabaco perjudica
seriamente la salud?

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ESCENA 2

(Todos los personajes, excepto Pájaro Risueño.)

Los dos se han sentado junto al agua. Puño de Piedra hace sonar un cuerno que lleva
colgado en algún sitio.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Tienes que afinar el cuerno. El Re mayor y el Sol


sostenido suenan fatal. En vez de convocar al pueblo parece que estés
espantando moscardones.

Sonido prolongado de cuerno, que al final desafina estrepitosamente.

PUÑO DE PIEDRA: Bueno, bueno, tampoco hay que ser tan finos. Ya sabes que yo
nunca he ido al Conservatorio y que toco de oído.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Qué les vas a decir? ¿Has preparado el discurso?

PUÑO DE PIEDRA: A mí me gusta improvisar.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Haz lo que quieras, pero no olvides lo que te he dicho.

Se oyen voces que van acercándose.

Van apareciendo los personajes unos tras otros, saludan y se sientan en el suelo. El
primero es el hechicero Ojo de Mochuelo.

OJO DE MOCHUELO: Saludos, Gran Jefe. Últimamente estoy un poco duro de oído,
pero me parece haber escuchado el sonido del Gran Cuerno Poderoso.

PUÑO DE PIEDRA: En efecto, Ojo de Mochuelo. Toma asiento, tenemos consejo.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto! Se me tenía que haber informado con anterioridad

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de los temas que se van a tratar. Para algo soy el hechicero de la tribu. Cada vez
se cuenta menos con mis servicios.

PUÑO DE PIEDRA: Ha sido algo improvisado. No hay ni siquiera orden del día.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto! Un consejo sin orden del día es como un alcornoque
sin bellotas.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Deja de protestar, que en vez de un hechicero pareces


un crío.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto por no poder protestar! (Se sienta.)

Entra Pétalo de Nieve.

PÉTALO DE NIEVE: Buenos días, padre. (Lo besa.)

PUÑO DE PIEDRA: Hola, Pétalo de Nieve.

PÉTALO DE NIEVE: Buenos días, madre. (La besa.) ¿Hay asamblea?

PUÑO DE PIEDRA: Sí, hija, toma asiento. Tenemos que hablar.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Dónde estabas?

PÉTALO DE NIEVE: (Sentándose.) Estaba cogiendo miel. Pensaba preparar una tarta
de fresas para mañana, que es mi cumplelunas.

PUÑO DE PIEDRA: Es verdad. Se me había olvidado. ¿Cuántas lunas cumples?

PÉTALO DE NIEVE: Eso no se pregunta, padre. Es lo mismo que preguntar cuántos


granos tengo en la cara. Una muchacha nunca dice cuántas lunas tiene.

OJO DE MOCHUELO: (Se levanta.) Pétalo de Nieve es todo un ángel. ¿Qué digo un
ángel? Es más, mucho más que un ángel. Es una princesa. Joven y hermosa.
¿Pero qué digo joven y hermosa? Es más, mucho más. No encuentro palabras
para describir su sensibilidad, su belleza, su elegancia. ¿Qué digo elegancia?
Más, mucho más… Es como un sol amarillo en mitad de un cielo azul…

PÉTALO DE NIEVE: Corta el rollo, Ojo de Mochuelo. Estás más guapo calladito.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Vale, vale, pero cállate.

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Ojo de Mochuelo se sienta. Aparecen los malvados Lobo Azul y Zorro Verde.

LOBO AZUL: Saludos, Gran Jefe.

Música de intriga y maldad.

ZORRO VERDE: Hemos oído el sonido inconfundible del Gran Cuerno Poderoso.

PUÑO DE PIEDRA: Tomad asiento, Lobo Verde y Zorro Azul.

LOBO AZUL: Disculpa, Puño de Piedra, pero estás en un error. Yo soy Lobo Azul y
este es Zorro Verde.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Y qué es lo que yo he dicho?

ZORRO VERDE: Gran Jefe, tú has dicho Lobo Verde y Zorro Azul.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Y no es así?

LOBO AZUL: No, no. Yo soy Lobo Azul.

ZORRO VERDE: Y yo Zorro Verde.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien, está bien. Sentaos por ahí que me vais a levantar dolor
de cabeza con tanto colorín.

Aparecen las jóvenes Nube Esponjosa y Gacela Saltavientos.

NUBE ESPONJOSA: Buenos días a todos. Saludos, Gran Jefe.

Música ligera y alegre.

PUÑO DE PIEDRA: Hola, Nube Esponjosa. Siéntate.

GACELA SALTAVIENTOS: Gacela Saltavientos saluda al gran Puño de Piedra y a


toda la tribu con un beso general.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Dónde estabais?

Comienzan las dos muchachas a bailotear mientras responden frenéticamente.

NUBE ESPONJOSA: En la pradera, cogiendo flores.

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La misma música alegre, aunque más frenética suena de fondo.

GACELA SALTAVIENTOS: Para hacer guirnaldas de colores.

NUBE ESPONJOSA: Cazando nubecillas junto al mar.

GACELA SALTAVIENTOS: Saltando como ranas sin domar.

NUBE ESPONJOSA: Vivir a lo loco es estupendo.

GACELA SALTAVIENTOS: Canturreando, soñando y corriendo.

NUBE ESPONJOSA: Cabalgando a lomos de la brisa.

GACELA SALTAVIENTOS: Y sin perder jamás la sonrisa.

NUBE ESPONJOSA: Tralarí.

GACELA SALTAVIENTOS: Tralará.

NUBE ESPONJOSA: Baila por aquí.

GACELA SALTAVIENTOS: Baila por allá.

OJO DE MOCHUELO: (Levantándose colérico.) ¡Protesto! Puño de Piedra. Hemos


sido convocados para celebrar un consejo no para presenciar este improvisado
teatrillo de calle.

PÉTALO DE NIEVE: Cállate Ojo de Mochuelo. Siempre estás metiendo la pata. Eres
un verdadero lechuzo.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto, Gran Jefe Puño de Piedra! Tu hija no puede hablarle
así al hechicero de la tribu. Además, no soy un lechuzo, soy un mochuelo.
Quiero decir: un Ojo de Mochuelo.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien, está bien. (A Nube Esponjosa y Gacela Salvavientos.)
Vosotras dos, tomad asiento y dejad de revolotear.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: De todas formas sois dos muchachas


supersimpatiquísimas.

PÉTALO DE NIEVE: Sentaos aquí, conmigo.

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Aparece la maga Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¡Me ha parecido oír el Gran


Cuerno Poderoso!

PUÑO DE PIEDRA: Así es, querida maga Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Y también me ha parecido que el


Re mayor y el Sol sostenido estaban desafinados. El Gran Jefe debería realizar
actividades musicales complementarias en sus ratos libres.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Es una idea superfenomenal!

PUÑO DE PIEDRA: Vale, vale, cuando dejéis de conversar empezaremos el consejo.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Pues acabemos pronto que no


tengo todo el día. Estoy preparando un nuevo caldero mágico y tengo que ir a
buscar unos cuantos ingredientes: estramonio, guindilla mejicana, corteza de
pino piñonero, margaritas de pétalos transparentes y semillas de mastuerzo.

OJO DE MOCHUELO: (Se levanta.) Sí. Tú, con tus malditas hierbas. Todo el mundo
sabe que tus calderos no sirven para nada. ¡Eres una maga de chicha y nabo!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: (Se enfrenta a él.) Tú sí que eres


un verdadero chapuzas. ¡Hechicero de pacotilla! No tienes ni idea de cuál es la
mano derecha. ¿Dónde has estudiado hechicería? Cuando pides la lluvia, sale el
sol, y cuando pides el sol cae el granizo. Tutururú.

OJO DE MOCHUELO: ¡Mis conjuros son famosos en todas partes!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¡Y mis recetas mágicas también!

OJO DE MOCHUELO: ¡Tú no sabes hacer ni una tortilla de patata!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¡Y tú no sabes hacer la «o» con un


canuto!

OJO DE MOCHUELO: ¡Y tú no sabes cuánto son dos por dos!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¡Y tú no sabes montar en burro!

PUÑO DE PIEDRA: (Levantándose airado y poniéndose en medio.) ¡Por mis plumas!


¡Ya está bien! ¿Se puede saber qué mosca os ha picado?

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A lo largo de esta escena, cada vez que uno de los hechiceros se insulta se oye un golpe de
platillo.

OJO DE MOCHUELO: ¡Siempre se está metiendo conmigo!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¡Es él el que se mete conmigo! El


murciélago feo este.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto! Yo no soy un murciélago. ¡Soy un Mochuelo!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Tutururú.

PUÑO DE PIEDRA: Sentaos cada uno en una esquina y estad callados. Hay cosas más
importantes que resolver.

Se sientan todos, pero antes Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte le da un coscorrón a


Ojo de Mochuelo, que trata inútilmente de devolvérselo. Mientras están sentados, cada
uno a un lado del escenario, se harán burlas con los ojos, las lenguas y las manos; en
algún momento, incluso, se tirarán alguna piedrecita.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Creo que deberíamos empezar ya el Gran Consejo.


Entre pitos y flautas nos van a dar las uvas.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Qué uvas?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Quiero decir que empecemos ya!

PUÑO DE PIEDRA: ¡Ah, claro! ¿Estamos todos? ¿Falta alguien? (Pétalo de Nieve
levanta el brazo.) ¿Eh? ¿Qué quieres, hija?

PÉTALO DE NIEVE: Falta un miembro de la tribu.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Sí? ¿Quién?

PÉTALO DE NIEVE: ¡Pájaro Risueño!

Todos se ponen en pie, como impulsados por un resorte.

TODOS: ¡Pájaro Risueño!

Breves momentos de estupor.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto! Pájaro Risueño ya no puede considerarse un

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miembro de nuestra tribu.

LOBO AZUL: Hace cuatro lunas que no sabemos nada de él.

ZORRO VERDE: Es cierto. Desapareció una noche y nunca más volvió. Estará muerto.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Fue el único que tuvo valor para salir a cazar al Gran
Oso Superterrible de las Montañas Superlejanas.

GACELA SALTAVIENTOS: Pétalo de Nieve tiene razón.

LOBO AZUL: Yo estoy con Ojo de Mochuelo. Si Pájaro Risueño lleva tanto tiempo
desaparecido hay que darlo por muerto. Dejémonos de historias. Nadie puede
sobrevivir en las montañas tantas lunas.

NUBE ESPONJOSA: Hemos de darle una oportunidad. Es un valiente. No como otros


(En alusión a Lobo Azul y Zorro Verde).

ZORRO VERDE: ¿Qué quieres decir? ¿Es que insinúas algo?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: No insinúa, Zorro Azul, afirma.


Afirma que tú y el Lobo Verde sois un par de cobardes.

LOBO AZUL: Yo no soy un lobo verde y tampoco un cobarde. ¡Soy Lobo Azul! A ver
si os enteráis de una vez. Y si no salí a cazar al Gran Oso aquella noche fue
porque…, porque… me dolía… una… muela.

ZORRO VERDE: Y yo lo mismo. En primer lugar quiero dejar bien claro que mi
nombre es Zorro Verde. Y si no salí detrás del Gran Oso fue porque…, porque…
se me había metido… un mosquito… en… el ojo.

PÉTALO DE NIEVE: Pájaro Risueño es el único guerrero valiente de la tribu de los


indios Patacoja. Hasta que él no regrese no tiene sentido celebrar ninguna
asamblea.

PUÑO DE PIEDRA: Mi hija tiene razón, y sin embargo, hay graves problemas que
resolver. No podemos seguir esperando infinitamente.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Silencio! ¡He oído un ruido!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Yo también. Alguien se acerca.

Se escuchan en off sonidos de pasos cada vez más cercanos.

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PUÑO DE PIEDRA: ¡Preparémonos para la batalla!

Todos se ponen en actitud de lucha. Cada uno esgrime lo que puede: hachas, puñales,
palos, piedras, una sandalia… Lobo Azul y Zorro Verde se colocan al final; se les nota
que tienen miedo. Momento de máxima tensión. De repente, por detrás de unos arbustos,
aparece Pájaro Risueño. Trae una piel de oso.

Vuelven a oírse rumores de pasos.

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ESCENA 3

(Todos.)

TODOS: ¡Pájaro Risueño!

PÁJARO RISUEÑO: El mismo que viste y calza. Saludos, Gran Jefe Puño de Piedra.
Mis respetos, Luna de Mar-En-Calma. Un abrazo cordial a todo el mundo. Y
para ti, Pétalo de Nieve, esta piel de oso, con la que te podrás fabricar un
estupendo cobertor o un abrigo para las frías noches del invierno. Todas mis
fatigas bien valen una sonrisa tuya. (Le entrega la piel de oso con una
reverencia.)

PÉTALO DE NIEVE: Pájaro Risueño. Has vuelto.

PÁJARO RISUEÑO: Perdonad todos mi larga ausencia. Ya sé que vengo con tres
lunas de retraso, pero no ha sido fácil darle caza al Gran Oso Superterrible de las
Montañas Superlejanas. El Gran Oso no paraba de hacer el oso y a mí me daba la
impresión de estar haciendo el indio todo el rato.

PUÑO DE PIEDRA: Ya empezábamos a pensar que podrías haber muerto.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Cuéntanos tus aventuras, Pájaro Risueño.

GACELA SALTAVIENTOS: Seguro que han sido fantásticas.

NUBE ESPONJOSA: ¿Dónde has estado?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Dejadlo que descanse y tome


aliento, pobre chico. Vendrá sin resuello.

Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde se han amontonado en una esquina,
permanecen huraños y silenciosos; se les nota que no les ha hecho ninguna gracia la
aparición de Pájaro Risueño. Se sientan todos excepto Pájaro Risueño.

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PÁJARO RISUEÑO: Anduve tras el Gran Oso durante todo este tiempo, pero
ciertamente he sorteado infinidad de peligros. No ha sido fácil. El animal me iba
conduciendo hasta su guarida, al otro lado del Río de la Niebla y la Montaña de
Fuego. He tenido que luchar con terribles fieras, atravesar territorios sagrados y
pelear con jefes de otras tribus. He pasado hambre y sed, frío y sueño.

OJO DE MOCHUELO: (Se levanta.) ¡Protesto! Eso lo dice para impresionarnos.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Cállate, besugo. Y siéntate. ¿Quién


eres tú para interrumpir este magnífico relato contado en primera persona?

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto airadamente! En primer lugar yo no soy un besugo


sino un Mochuelo. En segundo lugar, este relato no es magnífico sino falso. Y en
tercer lugar…

PUÑO DE PIEDRA: ¡Silencio, Ojo de Mochuelo! ¡Eres un papanatas! ¡Y siéntate!

ZORRO VERDE: Yo estoy a favor de Ojo de Mochuelo. Esto no son más que
disparates que se está inventado este tipo para hacerse el importante.

NUBE ESPONJOSA: Ja, ja, ja. Menudo zorro estás tú hecho. Tú sí que eres incapaz de
cazar un renacuajo. ¡Cobardica!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Aquí lo que hay es mucha envidia.

LOBO AZUL: De eso nada. Aquí lo que hay es mucho cuento.

GACELA SALTAVIENTOS: Cuando un guerrero caza un oso hay que respetarlo.

OJO DE MOCHUELO: Cuando un guerrero cuenta tanta historia lo que hay que hacer
es…

PUÑO DE PIEDRA: (Se levanta.) ¡He dicho silencio! ¡¡Silencio!! (Da una patada en el
suelo.) ¡¡¡Por mis plumas!!!

Todos se callan.

PUÑO DE PIEDRA: Seguramente han sido los espíritus del cielo quienes te han
enviado hoy a casa. Precisamente ahora que nos disponíamos a celebrar un
consejo para buscar solución a los graves problemas que afectan a nuestra tribu.
Por favor, sentaos todos y escuchad en silencio.

El Gran Jefe pasea nerviosamente por el escenario durante unos momentos buscando

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las palabras con las que comenzar su discurso; se ha puesto las manos a la espalda y
lleva la cabeza inclinada hacia el suelo.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Vas a tardar mucho? Si es así me avisas, que tengo


que ir a poner la olla de las lentejas al fuego.

PUÑO DE PIEDRA: Querida tribu de indios Patacoja. Vuestro Gran Jefe os ha


convocado a este consejo porque existen muchos problemas que exigen una
inmediata solución. (Mira a su mujer.) ¿Qué tal me ha salido el principio?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Bien, bien, pero como te enrolles mucho nos va a


entrar sueño. Ve al grano.

PUÑO DE PIEDRA: ¿A qué grano?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Que vayas directamente al asunto.

PUÑO DE PIEDRA: Ah, sí. Claro. Pues como decía. A ninguno se nos escapa que
tenemos ante nosotros una situación desastrosa. Miraos. Somos los últimos
supervivientes de nuestra tribu. Diez indios. Cinco varones y cinco hembras. A
todo esto nos ha conducido una política sobre natalidad lamentable, una suerte
adversa en asuntos de economía, una mala gestión de recursos agrarios, un
permanente conflicto entre nosotros mismos, una climatología desastrosa,
etcétera, etcétera, etcétera. Parece que los dioses nos hayan vuelto la espalda. El
Espíritu de la Oscuridad nos acecha.

OJO DE MOCHUELO: Es evidente que tú eres el máximo culpable.

PUÑO DE PIEDRA: Tú también eres responsable. Eres el hechicero. Ejerces, además,


de sacerdote, brujo, maestro de ceremonias, secretario de hacienda, ministro de
finanzas, portavoz del gobierno, asesor de imagen, compositor de cámara. Estoy
pensando en despedirte.

LOBO AZUL: Eso no es justo. Estoy con Ojo de Mochuelo. El único causante de esta
situación eres tú. No trates de echarle el muerto a los demás.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Mira quién fue a hablar, el lobo verde de las narices.

LOBO AZUL: ¡No soy un lobo verde, sino azul! ¡Azul! ¿Cómo lo tengo que decir?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Yo estoy con Puño de Piedra.


Somos el hazmerreír de todas las tribus.

24
ZORRO VERDE: Yo no me considero hazmerreír de nadie. Eso lo serás tú, vieja bruja.

NUBE ESPONJOSA: No insultes a Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte o te las verás


conmigo.

PÉTALO DE NIEVE: Por favor, callaos todos.

PUÑO DE PIEDRA: Como veis, no podemos entendernos. Nadie respeta mi autoridad.


Cada vez somos más débiles. Nuestros guerreros no luchan, nuestras mujeres no
tienen hijos, los indios Manoslargas son fuertes y se burlan de nosotros. Mirad
nuestro ejército. Somos cinco varones. Ojo de Mochuelo y yo estamos un poco
viejos y cansados para la batalla. Lobo Verde y Zorro Azul tienen dolor de
muelas o se les mete un mosquito en el ojo cuando hay un peligro. ¿Qué vamos a
hacer? (Breve silencio.) Tal vez sea llegada la hora de buscar un sucesor para mí.
Estoy cansado. Necesito la jubilación anticipada. Son muchos años de servicios
prestados. Pero, ¿quién puede ser mi heredero? ¿Quién puede sacarnos de esta
crisis? A lo mejor, alguien del público quiere ser mi sucesor.

PÉTALO DE NIEVE: ¡Padre, deja al público en paz en su butaca! ¡Los espectadores


han venido a pasar un buen rato, no a sacarnos a nosotros las castañas del fuego!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Tiene razón tu hija. ¡Nuestros


problemas los tenemos que solucionar nosotros!

Breve silencio. Todos meditan.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Me parece que yo tengo la solución. (Todos la miran


con interés. Luna de Mar-En-Calma se pone en pie y se sitúa al centro del
escenario.) Nos daremos doce horas para reflexionar y mañana por la mañana
nos veremos aquí para encontrar una buena solución.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Me parece una excelente solución.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto! Hay que encontrar una solución definitiva ahora
mismo. ¡Yo, sin ir más lejos, podría ser un digno sucesor! ¿Qué digo digno?
¡Magnífico sucesor! ¡Elegid como Gran Jefe a Ojo de Mochuelo y todo mejorará
en la tribu de los Patacoja! Prometo para todos educación universitaria,
seguridad social, vacaciones pagadas, dieta equilibrada, transporte público gratis.
Acabaré con el paro, con la inseguridad ciudadana, con la lentitud de la justicia,
con la programación basura. ¡La vida será de color de rosas en la tribu de los
Patacoja si yo gobierno! ¡Creedme! ¡Todo mejorará!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Querrás decir que todo mejorará

25
para ti.

PÉTALO DE NIEVE: Padre, esto es absurdo.

NUBE ESPONJOSA: Hay que pensar las cosas con más tiempo.

GACELA SALTAVIENTOS: Ahora mismo es muy tarde para tomar decisiones


graves.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Tú que opinas, Pájaro Risueño?

PÁJARO RISUEÑO: Después de mi largo viaje estoy cansado, Gran Jefe. Yo prefiero
descansar y recapacitar sobre todo esto. Me da la sensación de que en las
palabras de nuestro hechicero hay mochuelo encerrado.

Breve pausa. El jefe pasea y rápidamente toma una decisión.

PUÑO DE PIEDRA: ¡Sea! Que todo el mundo se vaya a su cabaña y lo consulte con su
almohada. Yo pongo mi cargo a disposición de la tribu de los Patacoja. Mañana
al mediodía, tomaremos la mejor solución para todos. ¡Que el Gran Espíritu de la
Luz os ilumine! Y ahora… ¡a la cama!

Puño de Piedra y Luna de Mar-En-Calma se ponen en actitud solemne y los miembros


de la tribu van saludando y marchándose. Finalmente quedan ellos dos solos.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Vámonos a dormir también nosotros. Estoy


supercansadísima.

Música suave. La luz declina, se hace de noche.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Tú crees que hay algún remedio para nuestros problemas?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Claro, hombre, claro. Tú ya sabes que el Gran Espíritu


de la Luz aprieta pero no quema.

PUÑO DE PIEDRA: Lo peor de todo es esto de no tener tabaco. Si al menos


pudiéramos fumar la pipa de la paz para matar el rato mientras nos viene el
sueño. Ya sabes que últimamente padezco de insomnio.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Pues cuenta bisontes como todo el mundo.

26
ESCENA 4

(Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde.)

El escenario ha quedado vacío, pero a los pocos segundos aparecen Ojo de Mochuelo,
Lobo Azul y Zorro Verde. Se mueven como tres sombras.

Música de intriga y maldad. Luz de noche

ZORRO VERDE: ¿Para qué nos has citado aquí?

OJO DE MOCHUELO: ¡Chissssst! Hablad más bajo. Puede haber orejas indiscretas.

LOBO AZUL: Pues di pronto lo que sea y acabemos. Yo, a estas horas, tengo un sueño
que me caigo.

OJO DE MOCHUELO: ¿Es que no os habéis dado cuenta de que ha llegado nuestra
gran oportunidad?

ZORRO VERDE: ¿Para qué?

OJO DE MOCHUELO: ¿Para qué va a ser, idiota? ¡Para gobernar!

LOBO AZUL: Yo he pensado lo mismo.

ZORRO VERDE: ¿Dónde tenemos que gobernar?

OJO DE MOCHUELO: (Extiende una mano y la golpea con un dedo.) ¡Aquí!

ZORRO VERDE: ¿En tu mano?

LOBO AZUL: No, estúpido. Quiere decir aquí, en este territorio. En la tribu de los
Patacoja.

27
ZORRO VERDE: ¿Para qué quieres gobernar? ¡Un jefe sólo tiene problemas!

OJO DE MOCHUELO: Eso era antiguamente. Ahora todo ha cambiado. Los


problemas hoy en día son para los súbditos que tienen que trabajar la tierra,
fabricar armas, cazar búfalos salvajes, ir a la guerra, cuidar el ganado, aguantar
los discursos, poner buena cara al mal tiempo. La única ocupación del jefe es
vivir como un jefe. Por descontado que cuento con vosotros para ocupar cargos
de alta responsabilidad.

LOBO AZUL: ¿De veras?

OJO DE MOCHUELO: Pues claro. Para eso os he llamado. Tú, Lobo Azul, quiero que
seas el nuevo hechicero.

LOBO AZUL: Pero si yo no sé leer ni escribir. Y además canto muy mal.

OJO DE MOCHUELO: No importa. Tú sólo tienes que decir que sí a todo lo que yo te
diga.

ZORRO VERDE: ¿Y yo?

OJO DE MOCHUELO: A ti te nombraré tesorero de la tribu. Llevarás las cuentas.

ZORRO VERDE: Si yo no sé sumar.

OJO DE MOCHUELO: Mejor que mejor. Los mejores tesoreros son los que no
entienden de matemáticas. Además, el único que debe controlar las riquezas de
la tribu soy yo. Tú te limitarás a sonreír a todo el mundo y a recibir algún tortazo
de vez en cuando.

Lobo Azul y Zorro Verde se van a un rincón a deliberar. El público debe oír su
conversación.

LOBO AZUL: ¿Tú qué opinas?

ZORRO VERDE: No sé. Y tú.

LOBO AZUL: Por probar no perdemos nada.

ZORRO VERDE: No me fío nada de Ojo de Mochuelo. Además, eso de recibir tortazos
no me gusta mucho.

LOBO AZUL: Bueno, eso es un decir, hombre. No te lo tomes al pie de la letra.

28
ZORRO VERDE: Ojo de Mochuelo es capaz de cualquier cosa.

LOBO AZUL: De todas formas, si pudiéramos…

Lobo Azul se acerca al oído de Zorro Verde. El público no debe oír lo que se dicen.
Zorro Verde se pone a reír.

ZORRO VERDE: Lobo, eres un auténtico zorro. Ja, ja, ja.

LOBO AZUL: Entonces, ¿te parece bien?

ZORRO VERDE: Me parece genial.

Ambos regresan hasta Ojo de Mochuelo.

LOBO AZUL: De acuerdo, con una condición.

OJO DE MOCHUELO: ¿Una condición? ¿Cuál?

LOBO AZUL: Cuando seas el Gran Jefe Ojo de Mochuelo obligarás a Nube Esponjosa
y Gacela Saltavientos a que se casen con nosotros.

OJO DE MOCHUELO: Eso no será ningún problema. Cuando me convierta en Gran


Jefe haré lo que me dé la gana. ¡Contad con ello!

LOBO AZUL: Entonces apoyaremos tu candidatura.

OJO DE MOCHUELO: Estupendo, magnífico, excelente. Ya no tendré que protestar


más. A partir de ahora ya no volveré a decir «¡Protesto!». A partir de ahora sólo
diré «¡Aquí mando yo!». ¿Qué tal me sale?

ZORRO VERDE: No está mal para ser la primera vez.

Rumor de pasos en off.

LOBO AZUL: Me parece que oigo pasos. Alguien se acerca.

OJO DE MOCHUELO: Vámonos a dormir antes de que nos descubran. Y mañana, ya


sabéis.

ZORRO VERDE: Estamos contigo, Ojo de Mochuelo. Palabra de zorro.

LOBO AZUL: Lo mismo digo. Palabra de lobo. Descansa en paz, que tu gran momento

29
se acerca.

OJO DE MOCHUELO: ¡Silencio! ¡Dispersémonos!

Desaparecen y al momento salen a escena Pétalo de Nieve y sus dos amigas.

30
ESCENA 5

(Pétalo de Nieve, Gacela Saltavientos y Nube Esponjosa.)

NUBE ESPONJOSA: ¿Qué te pasa, Pétalo de Nieve? ¿Para qué nos has llamado?

PÉTALO DE NIEVE: Estoy intranquila. Sospecho que se acercan malos tiempos.

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Por qué dices eso?

NUBE ESPONJOSA: Precisamente ahora que ha regresado Pájaro Risueño.

PÉTALO DE NIEVE: Precisamente.

NUBE ESPONJOSA: No te entiendo.

PÉTALO DE NIEVE: Mi padre está cansado. Estos últimos años de su gobierno han
sido desastrosos. ¿No lo habéis oído? ¡Quiere jubilarse!

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Y eso te preocupa?

PÉTALO DE NIEVE: Me preocupa lo que pueda sucederle a nuestra tribu.

NUBE ESPONJOSA: Pájaro Risueño no permitirá que ocurra nada malo.

PÉTALO DE NIEVE: Pero Ojo de Mochuelo no consentirá que nadie le arrebate su


poder. ¿Es que no os habéis dado cuenta? Ojo de Mochuelo lleva años esperando
este momento. Se le nota en los ojos. Se le está poniendo mirada de mochuelo
loco. Pájaro Risueño es nuestra única esperanza, pero mucho me temo que le
ocurra alguna desgracia.

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Qué tipo de desgracia? Pájaro Risueño es un tipo


valiente, ya lo sabes. No creo que se deje sorprender.

31
ESCENA 6

(Pétalo de Nieve, Gacela Saltavientos, Nube Esponjosa y Pájaro Risueño.)

PÁJARO RISUEÑO: Desde luego. Estad seguras de que no me voy a dejar sorprender.

Las muchachas dan un salto.

PÉTALO DE NIEVE: ¡Pájaro Risueño! ¡Estabas ahí escuchándonos!

PÁJARO RISUEÑO: No exactamente. No podía conciliar el sueño y he salido a dar


una vuelta. Al pasar por aquí cerca oí vuestras voces.

GACELA SALTAVIENTOS: Entonces has oído todo lo que hemos dicho.

PÁJARO RISUEÑO: Más o menos.

NUBE ESPONJOSA: ¿Y qué piensas hacer?

PÁJARO RISUEÑO: Nada.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Cómo que nada? ¿Es que acaso ignoras que mi padre ha
presentado su dimisión porque está desesperado? Ojo de Mochuelo es un
conspirador que lleva años haciéndole la vida imposible. Lobo Azul y Zorro
Verde son dos inútiles que no sirven para nada. Sólo tú puedes salvar a la tribu
de los Patacoja de su definitiva extinción. Eres nuestra única oportunidad.

PÁJARO RISUEÑO: (Sentándose sonriente.) ¿Habéis visto qué noche más bonita?
Mirad las estrellas. Cada una es un sueño. Por eso hay tantas en el cielo, porque
los sueños de los hombres son infinitos.

PÉTALO DE NIEVE: Pero, ¿qué estás diciendo? ¡Te estamos hablando de que nuestro
pueblo te necesita! ¡Y tú te pones a hablar de estrellas!

PÁJARO RISUEÑO: (Levantándose y encarándose con Pétalo de Nieve.) No. No

32
estoy hablando de estrellas sino de sueños. No es lo mismo.

PÉTALO DE NIEVE: No me digas.

PÁJARO RISUEÑO: Este tiempo que he permanecido fuera he aprendido muchas


cosas.

NUBE ESPONJOSA: ¿Qué has aprendido? ¿A no ayudar a tu pueblo?

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Vas a dejar que todo acabe en manos de Ojo de


Mochuelo?

NUBE ESPONJOSA: Eso será el fin.

PÉTALO DE NIEVE: Tal vez hubiera sido mejor que no regresaras nunca.

PÁJARO RISUEÑO: (Acercándose a ella.) ¿Hablas en serio?

PÉTALO DE NIEVE: Has dicho que no vas a ayudarnos.

PÁJARO RISUEÑO: He dicho que no voy a hacer nada… de momento.

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Y eso qué significa?

NUBE ESPONJOSA: Tanto tiempo perdido en las montañas te ha debido de trastornar


el juicio.

PÁJARO RISUEÑO: Al contrario. Estos meses de soledad y sufrimiento me han


ayudado a conocerme a mí mismo. Y de paso a conocer un poco más a los
demás.

PÉTALO DE NIEVE: No te entiendo.

PÁJARO RISUEÑO: Creo que Gacela Saltavientos y Nube Esponjosa tienen que
madrugar mañana.

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Nos estás mandando a la cama?

NUBE ESPONJOSA: Nosotras somos sus amigas y podemos oír lo que tengas que
decirle a ella. ¡Faltaría más!

PÁJARO RISUEÑO: Necesito hablar con Pétalo de Nieve.

Gacela Saltavientos y Nube Esponjosa se azaran. Pétalo de Nieve está confundida.

33
Pájaro Risueño suelta una pequeña risa.

PÁJARO RISUEÑO: No os preocupéis. (Irónico.) Es algo referente a la astronomía.


(Señala hacia el cielo.)

GACELA SALTAVIENTOS: Está bien. No hace falta que inventes excusas.

NUBE ESPONJOSA: Lo hemos entendido perfectamente.

GACELA SALTAVIENTOS: ¡Hasta mañana!

NUBE ESPONJOSA: ¡Buenas noches!

Se marchan. Pétalo de Nieve y Pájaro Risueño permanecen unos segundos en silencio.

34
ESCENA 7

(Pétalo de Nieve y Pájaro Risueño.)

PÉTALO DE NIEVE: ¿De verdad me vas a hablar de astronomía?

PÁJARO RISUEÑO: (Riendo.) ¿Sabes? Durante todo este tiempo he dormido al raso,
mirando las estrellas, y he aprendido muchas cosas. He descubierto que cada
estrella es un sueño. Y que los sueños son como pequeñas luciérnagas que
alumbran la oscuridad que a veces existe en el corazón de los seres vivos…

PÉTALO DE NIEVE: ¡Qué disparates estás diciendo!

PÁJARO RISUEÑO: No te rías. Si no hubiera sido por ti, jamás habría cazado al Gran
Oso, y nunca hubiera regresado.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Qué dices?

PÁJARO RISUEÑO: Sí. Lo que oyes. Las estrellas me alumbraban en la noche y,


cuando me sentía extraviado, me indicaban el camino. (Pequeña pausa.) Pero,
¿sabes qué era lo que veían mis ojos al mirar las estrellas? Veían tu rostro, Pétalo
de Nieve. Tu rostro que me miraba y me sonreía y me daba fuerzas para seguir
adelante.

Pétalo de Nieve se ha puesto de espaldas, turbada por esta confesión.

Música suave de violines, que se mantendrá en el resto de la escena.

PÁJARO RISUEÑO: Muchas veces sentía que las fuerzas me abandonaban. Una noche
fui atacado por una pantera que me hizo una herida profunda. Estuve varios días
con fiebre. Creía que me moría. Otro día caí por un barranco y quedé
inconsciente un montón de tiempo. Cuando me desperté estaba rodeado por una
manada de lobos. Me lancé al vacío y caí al río. Prefería morir ahogado que

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devorado por las alimañas. Sin embargo, sobreviví a esas y otras muchas
peripecias. Aún no sé cómo. Por las noches, herido y magullado, trataba de
dormir en vano. Miraba el cielo y en cada estrella veía tus ojos, tu sonrisa, tu
cara. Y el viento que bajaba desde lo alto me traía tu voz, dulce y serena como
un bálsamo. Y tu voz me decía que no desfalleciera, que siguiera luchando. Que
tuviera fe.

Pájaro Risueño toma a Pétalo de Nieve y le da la vuelta. Se quedan frente a frente.

PÁJARO RISUEÑO: Un alma solitaria es como un pequeño insecto extraviado bajo la


noche inmensa. El espíritu necesita la fe, la creencia en algo superior. Necesita
confiar en el destino. Esa fuerza universal que a todos nos ayuda a sobrevivir.
Esa fuerza universal que da sentido a la existencia y que es algo tan simple y tan
hermoso como el amor (Pausa.) Durante todo este tiempo he aprendido a
sobrevivir en la adversidad, he descubierto que dentro de mí hay un aliento
infinito que me permite superarme y seguir adelante. Me he conocido a mí
mismo en el dolor y en el sufrimiento, en la escasez y en la tristeza. Me he visto
por dentro. Desnudo, desarmado. Tal como soy. Y he comprendido que el
universo depende también de la pequeña aportación de cada uno de nosotros.
Ahora sé que nada de cuanto he conseguido hubiera sido posible sin ese
sentimiento luminoso que me consolaba en los momentos de desesperación. Ese
sentimiento que nutría mis sueños y alimentaba mi alma. (Pausa intensa.) El
amor. (Pausa intensísima.). He regresado para ver cumplidos mis sueños. Si tú
quieres.

Ambos se quedan durante unos instantes mirándose. Por fin se abrazan.

PÉTALO DE NIEVE: ¡Claro que quiero!

Pétalo de Nieve se separa enseguida.

PÉTALO DE NIEVE: Pero has dicho que no pensabas hacer nada por nuestra tribu.

PÁJARO RISUEÑO: No he dicho eso. O no he pretendido decirlo. Sólo quería saber lo


que tú opinabas sobre mí antes de tomar una decisión. Ahora que sé que tus
sueños son los míos estoy dispuesto a cazar un gran mochuelo si hace falta. Pero
necesitamos ayuda.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Ayuda? ¿De quién?

PÁJARO RISUEÑO: De los espíritus del bosque. Seguro que están por aquí. (Señala al
público.)

36
PÉTALO DE NIEVE: ¿Qué quieres decir?

PÁJARO RISUEÑO: Mira cuántas personas hay en esta sala. Observa sus rostros. Son
espíritus del bien. Se les nota en la cara. Seguro que quieren ayudarnos.

PÉTALO DE NIEVE: (Riendo.) Estás como una cabra. Esos de ahí son espectadores
que han venido al teatro a presenciar nuestra representación.

PÁJARO RISUEÑO: Eso es lo que tú te crees. Míralos bien. Mira aquel niño de allí, el
de rojo; o aquella niña de allá, la que tiene un lazo azul en el pelo; y qué me
dices de esa otra muchacha, sí, esa, la que se está hurgando la nariz. No me digas
que no tienen todos ellos pinta de querer ayudarnos.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Y cómo nos pueden ayudar?

PÁJARO RISUEÑO: Es muy fácil. Sólo tienen que convertirse durante unos instantes
en indios Patacoja.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Y qué tienen que hacer?

PÁJARO RISUEÑO: De momento, cantar con nosotros.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Y ellos querrán?

PÁJARO RISUEÑO: Yo creo que sí.

PÉTALO DE NIEVE: Pregúntaselo.

PÁJARO RISUEÑO: (Mirando al público.) ¡Queridos amigos! ¿Queréis hacer el indio


Patacoja un rato? (El público grita que sí.) ¡Estupendo! Entonces, escuchad.
Pétalo de Nieve y yo vamos a cantar la Canción del Retumbo para lograr que el
Gran Espíritu de la Luz nos ayude. Vosotros sólo tenéis que repetir cada verso
como si fuera un eco.

PÉTALO DE NIEVE: Por ejemplo, cuando nosotros decimos «Somos indios


Patacoja», vosotros tenéis que repetir «Somos indios Patacoja».

PÁJARO RISUEÑO: Si nosotros gritamos «Tengo un perro con corbata» vosotros


repetiréis «Tengo un perro con corbata».

PÉTALO DE NIEVE: (Al público.) ¿De acuerdo? (El público dice que sí.)

PÁJARO RISUEÑO: ¡Vamos a cantar!

37
Pájaro Risueño y Pétalo de Nieve se ponen a cantar y a bailar ayudándose con
palmadas en las manos y los muslos. Tienen que conseguir que el público se ponga a
dar palmas también.

Somos indios Patacoja.


Nuestro hogar es la pradera.
Seres libres como el viento
que aman la naturaleza.
Respetamos las montañas
y los bosques y las sierras.
Nuestra fuerza es el amor
y la paz nuestra bandera.
Ojalá que todo el mundo
entierre el hacha de guerra,
y que reine la alegría
sobre la faz de la tierra.

Somos indios Patacoja.


Nuestro hogar es la pradera.
Seres libres como el viento
que aman la naturaleza.
Respetamos las montañas
y los bosques y las sierras.
Nuestra fuerza es el amor
y la paz nuestra bandera.
Ojalá que todo el mundo
entierre el hacha de guerra,
y que reine la alegría
sobre la faz de la tierra.

PÁJARO RISUEÑO: ¡Somos indios!

PÉTALO DE NIEVE: (Animando a todo el público a que cante con ella.) ¡Patacoja!

PÁJARO RISUEÑO: ¡Somos indios!

PÉTALO DE NIEVE: (Animando a todo el público a que cante con ella.) ¡Patacoja!

PÁJARO RISUEÑO: ¡Somos indios!

PÉTALO DE NIEVE: (Animando a todo el público a que cante con ella.) ¡Patacoja!

Se oye un trueno ensordecedor y la escena se ilumina por un relámpago. De inmediato, el

38
ruido de la lluvia.

De repente, se pone a llover. Pájaro Risueño y Pétalo de Nieve se abrazan bajo la


lluvia.

PÁJARO RISUEÑO: ¡Nos vamos a mojar!

PÉTALO DE NIEVE: ¡No importa! ¡Me lo estoy pasando genial!

PÁJARO RISUEÑO: Si nos quedamos aquí pillaremos un buen resfriado y mañana


estaremos hechos polvo. Será mejor que nos vayamos a dormir. Ahora ya
sabemos que contamos con la ayuda de todos estos amigos.

PÉTALO DE NIEVE: ¡Es verdad! ¡Hay que ver cómo ha crecido la tribu de los indios
Patacoja esta noche!

PÁJARO RISUEÑO: ¡Amigos, hasta mañana!

PÉTALO DE NIEVE: ¡Buenas noches!

El público responde. Ellos salen corriendo bajo la lluvia. Los relámpagos y los truenos
se suceden durante unos breves instantes; poco a poco, la tempestad va dejando paso a
una música alegre y a la luz de un nuevo día. (Es incluso posible que cruce el escenario
uno de los personajes con un cartel que diga «diez horas más tarde».)

39
ESCENA 8

(Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte y Ojo de Mochuelo.)

Aparece Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte. Lleva una cesta de mimbre. Va cogiendo


hierbas.

Música alegre, canto de pájaros y luz del día.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Maldita sea mi estampa. No hay


manera de encontrar el dichoso cardamomo. No sé cómo voy a preparar mi
estofado de bellotas. (Se queda mirando al público.) ¿De qué os reís? ¿Es que no
habéis oído hablar del cardamomo? Pues os diré que es muy importante para la
confitería o los licores, por ejemplo. ¿Y tú? ¿Qué estás contándole a tu
compañero? ¿Qué dices? ¿Que no te crees lo del estofado de bellotas? Déjame
que me ría. Pero, ¿qué es lo que coméis vosotros? ¡Ya lo sé! No hace falta que
me lo digas. Lo adivinaré. (Hace como que piensa.) ¡Sopa de hinojo! (Breve
pausa.) ¡Salsa de achicoria! (Otra breve pausa.) ¡Tarta de hojas de sauce llorón
con toronjil! (Última pausa.) ¿No? ¿No coméis nada de eso? ¿Entonces qué
coméis? (Los niños del público gritan todos a una. La mujer les ordena repetir
lo que dicen.) ¿Hamburguesas con patatas fritas? ¡Qué asco! ¿Macarrones a la
boloñesa? ¡Qué horror! ¿Bocadillos de qué? ¡Qué cosas más raras estáis
diciendo! ¿Y vuestros padres os dejan que comáis esas guarrerías?

Sale Ojo de Mochuelo.

OJO DE MOCHUELO: Mira quién tenemos aquí. (Irónico.) Doña Sendero-Que-


Conduce-Al-Horizonte. Buenos días, señora víbora fea.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Mal rayo te parta, Ojo de


Mochuelo. Cada vez que te veo me entra diarrea.

OJO DE MOCHUELO: Es usted muy amable conmigo. ¿Por qué no se tira al río?

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SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¿Qué andas tramando? Seguro que
nada bueno. Te conozco bacalao, aunque vengas «disfrazao».

OJO DE MOCHUELO: Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte, pronto te tragarás tu


propia lengua y tú sola te envenenarás con tu veneno. ¡Me chiflo de pensarlo!

Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte le da la espalda y sigue buscando hierbas.

OJO DE MOCHUELO: Hoy será un día especial. El día en que todo cambiará. Mi
suerte y la tuya. Jo, jo, jo. Para mí será buena y para ti será mala. (Sendero-Que-
Conduce-Al-Horizonte no hace ningún caso. Ojo de Mochuelo se queda unos
momentos indeciso y desaparece.) ¡Esta bruja me pone de los nervios!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Este pajarraco no piensa nada


bueno. Seguro que está maquinando algo desagradable. (Al público.) ¿Vosotros
sabéis algo? (El público dice que sí.) ¿Qué decís? ¿Eh? ¿Que Ojo de Mochuelo
qué? ¿Y que Lobo Azul y Zorro Verde están compinchados con él? ¡No es
posible! ¡Entonces hay que hacer algo inmediatamente! ¡Avisaré a Puño de
Piedra! ¡No! ¡A Luna de Mar-En-Calma! ¡No, tampoco! ¡Mejor aún! ¡Avisaré a
Pájaro Risueño! ¡Es el único que puede pararles los pies! ¡Hasta luego! (Vuelve
enseguida sobre sus pasos.) Por cierto, ¿a qué hora es el consejo? (El público
responde.) ¿A qué hora? ¡Bueno, es igual! ¡Volveré dentro de un ratito!

Se marcha, pero enseguida aparecen en el escenario Luna de Mar-En-Calma y Pétalo


de Nieve.

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ESCENA 9

(Luna de Mar-En-Calma y Pétalo de Nieve.)

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Ya era hora de que lloviera. ¡Qué fresco y húmedo está
todo!

PÉTALO DE NIEVE: Parece que la sequía se ha terminado.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Estoy superpreocupadísima, hija.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Por qué, madre?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Se sienta.) Tu padre no está ya para muchos trotes.


Alguien tiene que sucederle. Pero no hay sucesión política que no provoque una
crisis. La gente está dispuesta a todo con tal de hacerse con el mando. Ojo de
Mochuelo es un hechicero ambicioso y sin escrúpulos. Lobo Azul es un cobarde
y un grosero. Zorro Verde es un auténtico inútil.

PÉTALO DE NIEVE: Sólo hay una persona adecuada en nuestra tribu. (Breve silencio.
Pétalo de Nieve se pone frente al público y exclama.) ¡Pájaro Risueño!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Pájaro Risueño! Tal vez. Es un buen muchacho.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Un buen muchacho? Es el más valiente y el más honrado. Un


auténtico cazador de osos. ¡Y un experto en astronomía! Es el único que puede
sacarnos de este embrollo.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Con intención.) Y, además, es bastante guapo, ¿no?

PÉTALO DE NIEVE: (Disimulando.) ¿Eh? No sé. No me he fijado.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: No te has fijado, no te has fijado. Hay que ver qué mal
disimuláis las jovencitas de hoy en día. (Pausa.) Lo que no entiendo es qué tiene

42
que ver la astronomía en todo esto.

43
ESCENA 10

(Luna de Mar-En-Calma, Pétalo de Nieve y Puño de Piedra.)

PUÑO DE PIEDRA: ¡Buenos días al público del teatro en general y a mis queridas
esposa e hija en particular!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Dices lo de buenos días porque ha llovido?

PUÑO DE PIEDRA: Lo digo porque soy una persona educada.

PÉTALO DE NIEVE: ¿Cómo te encuentras, padre?

PUÑO DE PIEDRA: He dormido como un oso en invierno.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: No sabía yo que los osos roncaran.

PUÑO DE PIEDRA: Quiero decir que he dormido como un tronco. De un tirón. Como
voy a dejar de ser el jefe, se me han ido los problemas de conciencia.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Desde cuándo un jefe tiene problemas de conciencia?

PUÑO DE PIEDRA: Un jefe responsable, siempre.

PÉTALO DE NIEVE: Padre, ¿has pensado en proponer a alguien como nuevo jefe?

PUÑO DE PIEDRA: Seré democrático. Aceptaré lo que la tribu decida.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Lo cual es una estupidez. Ningún jefe en sus cabales es


democrático. Lo que tienes que hacer es elegir con el dedo.

PUÑO DE PIEDRA: Eso se llama dedocracia. Vulgarmente conocida como mangoneo.

PÉTALO DE NIEVE: Padre. Tengo que confesarte algo.

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PUÑO DE PIEDRA: ¿Sí? ¿De qué se trata?

PÉTALO DE NIEVE: Se trata de… ¿A ti te gusta la astronomía?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Y dale con la astronomía. Esta niña está superrarísima.

45
ESCENA 11

(Luna de Mar-En-Calma, Pétalo de Nieve, Puño de Piedra, Nube Esponjosa y Gacela


Saltavientos.)

Entran Nube Esponjosa y Gacela Saltavientos. corretean y bailan mientras hablan.

NUBE ESPONJOSA: ¡Buenos días! GACELA SALTAVIENTOS: ¡A todos y a


todas!

PÉTALO DE NIEVE: Hola, amigas. ¿Qué tal habéis pasado la noche?

GACELA SALTAVIENTOS: Yo la he pasado en la cama.

NUBE ESPONJOSA: ¡Qué casualidad! ¡Yo, también!

NUBE ESPONJOSA: Pero hoy es un día estupendo para coger flores en la pradera.

Música trepidante, como siempre, acompaña a los bailoteos de las dos amigas

GACELA SALTAVIENTOS: Para hacer guirnaldas y coronas.

NUBE ESPONJOSA: Para cazar nubes con un lazo.

GACELA SALTAVIENTOS: Para saltar como ranas por la orillita del río.

NUBE ESPONJOSA: Para cantar.

GACELA SALTAVIENTOS: Para correr.

NUBE ESPONJOSA: Para soñar.

GACELA SALTAVIENTOS: Para perseguir pájaros de colores.

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NUBE ESPONJOSA: Tralarí.

GACELA SALTAVIENTOS: Tralará.

NUBE ESPONJOSA: Para bailar por aquí.

GACELA SALTAVIENTOS: Para bailar por allá.

De pronto se paran, como si se acabaran de acordar de algo. Quedan en silencio


durante unos instantes. Ahora emplean un tono de voz irónico.

GACELA SALTAVIENTOS: Por cierto, anoche oí ruidos por aquí.

NUBE ESPONJOSA: (Con intención.) Debió de ser alguna parejita de liebres que no
tenían sueño.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Sí, a mí también me pareció oír voces. Pero no eran de


liebres. Parecía que había alguien cantando en este lugar.

PÉTALO DE NIEVE: Pues yo no oí nada.

GACELA SALTAVIENTOS: Pues si no oíste nada es que tienes un grave problema en


los oídos. Deberías ir al otorrinolaringólogo.

NUBE ESPONJOSA: O muy mala memoria. Deberías comer rabitos de uvas pasas.

PUÑO DE PIEDRA: Es verdad. Ahora que lo decís. Anoche, antes de dormirme, me


pareció que alguien berreaba más de la cuenta.

PÉTALO DE NIEVE: Sería la tormenta.

NUBE ESPONJOSA: (Con ironía.) Ya, ya.

GACELA SALTAVIENTOS: ¡Hay que ver qué morro tienen algunas!

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ESCENA 12

(Luna de Mar-En-Calma, Pétalo de Nieve, Puño de Piedra, Nube Esponjosa, Gacela


Saltavientos, Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde.)

OJO DE MOCHUELO: Ojo de Mochuelo saluda a todos los presentes.

PUÑO DE PIEDRA: Saludos gran hechicero.

LOBO AZUL: Lobo Azul da los buenos días a la tribu.

PUÑO DE PIEDRA: Mensaje recibido.

ZORRO VERDE: Yo también saludo.

PUÑO DE PIEDRA: Muy bien, Zorro Azul. Eso está muy bien.

ZORRO VERDE: Gran Jefe, no soy azul. Soy verde. ¡Zorro Verde! El azul es este, el
Lobo. ¿De acuerdo?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Verde o Azul, un zorro es un zorro, que es lo que


importa. ¿A qué viene ahora ese galimatías con el color?

OJO DE MOCHUELO: Protesto, Gran Jefe Puño de Piedra. No es lo mismo un Zorro


Verde que un Zorro Azul. Hay que respetar el apellido.

PÉTALO DE NIEVE: Déjate de historias, Ojo de Mochuelo. Estás siempre mareando


la perdiz.

OJO DE MOCHUELO: Protesto. Yo no soy un mochuelo, sino una perdiz. Quiero


decir que yo no mareo la perdiz sino el mochuelo. Mejor dicho, que yo no mareo
nada. ¡Soy un mochuelo! ¡O sea, un Ojo de Mochuelo!

GACELA SALTAVIENTOS: Tú lo que eres es un ave de rapiña.

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LOBO AZUL: Ahora el que protesta soy yo. Esto es intolerable. Insultar a nuestro
hechicero es una gran falta de respeto. ¡Adónde vamos a llegar!

NUBE ESPONJOSA: ¿A ti quién te ha dado permiso para meterte donde no te llaman?

PUÑO DE PIEDRA: ¡Silencio! (Da una patada.) ¡Silencio! (Pausa.) ¿Es posible que
estemos un rato sin discutir? ¿Qué va a pensar el público que ha venido al teatro?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡Es verdad! ¡Qué vergüenza! Van a pensar que estamos
todo el rato haciendo el indio.

49
ESCENA 13

(Luna de Mar-En-Calma, Pétalo de Nieve, Puño de Piedra, Nube Esponjosa, Gacela


Saltavientos, Ojo de Mochuelo, Lobo Azul, Zorro Verde y Sendero-Que-Conduce-Al-
Horizonte.)

Aparece Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte con una pequeña cesta.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¿Qué alboroto es este? Se oyen los


gritos desde el fondo del patio de butacas.

PUÑO DE PIEDRA: Bienvenida al consejo, Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: ¿Ya habéis empezado la


mandanga?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Prácticamente sí.

GACELA SALTAVIENTOS: Estamos en el prólogo.

PÉTALO DE NIEVE: Aún no hemos empezado de manera oficial. Falta Pájaro


Risueño.

OJO DE MOCHUELO: Pues si no está, no contaremos con él. Siempre estamos con la
misma historia.

LOBO AZUL: Es verdad. Siempre es el mismo el que falta.

ZORRO VERDE: Empecemos ya. Tengo ganas de elegir al nuevo jefe.

Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde se han apiñado a un lado. Las tres
muchachas están situadas al otro lado. Puño de Piedra y Luna de Mar-En-Calma están
en el centro junto con Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte.

PÉTALO DE NIEVE: De eso nada. Hasta que no venga Pájaro Risueño no

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empezaremos.

OJO DE MOCHUELO: ¿Por qué tanto interés por ese pobre diablo, pequeño Pétalo?
Tal vez te convenga saber que yo voy a ser el nuevo jefe. (Los malvados hacen
gestos de aprobación.) Deberías mirarme con ojos de tierna cabritilla.

PÉTALO DE NIEVE: ¡La llevas clara!

LOBO AZUL: Ya está el sol en lo alto. El consejo debe comenzar.

OJO DE MOCHUELO: Exacto. Nuestras leyes siempre han sido muy estrictas. ¡Puño
de Piedra, en nombre de la tribu de los Patacoja exijo que des la señal de iniciar
la sesión con el Gran Cuerno Poderoso!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Marido, no irás a hacer caso de estos tipos. Deja el


cuerno tranquilo.

ZORRO VERDE: Señora, un respeto. Que nosotros también llevamos sangre Patacoja
en las venas.

NUBE ESPONJOSA: Vosotros lo que lleváis es sangre de cuervo.

LOBO AZUL: Esas palabras te las tragarás un día no muy lejano.

GACELA SALTAVIENTOS: ¿Sí? ¡Ay, qué miedo me das, Nicolás!

OJO DE MOCHUELO: Protesto. Estas muchachuelas son unas impertinentes. No


hacen más que echar mostaza a la ensalada.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Mira quién fue a hablar, el tío feo,


que tiene cara de mona estreñida.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: (Al público.) ¡Qué ganas tengo de que mi marido se


jubile para irme de vacaciones!

LOBO AZUL: Eso será ahora mismo. ¡Empecemos! ¡Gran Jefe, toque ya el cuerno de
una vez!

PÉTALO DE NIEVE: ¡No, no y no!

PUÑO DE PIEDRA: ¡Silencio! (Todos se callan.) Dentro de cinco segundos daré la


señal y comenzará el consejo. Estoy hasta las plumas de tanto cacareo. Esto no
es una tribu ni es nada. Cinco, cuatro, tres, dos, uno… (Está a punto de hacer

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sonar el cuerno.)

Aparece Pájaro Risueño.

52
ESCENA 14

(Todos.)

PÁJARO RISUEÑO: Buenos días, Gran Jefe Puño de Piedra. A su disposición, Luna
de Mar-En-Calma. Queridos compañeros de tribu: buenos días a todos. A ti,
Pétalo de Nieve, un saludo especialmente cariñoso. En primer lugar, quiero pedir
disculpas por mi tardanza. En segundo lugar, quiero anunciar públicamente mi
deseo de suceder al Gran Jefe Puño de Piedra en el caso de que nuestro soberano
insista en lo de su jubilación anticipada. En tercer lugar… Bueno, lo tercero lo
dejo para después.

OJO DE MOCHUELO: ¡Protesto!

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¿Por lo primero, por lo segundo o por lo tercero?

OJO DE MOCHUELO: ¡Por todo!

LOBO AZUL: Yo también protesto.

ZORRO VERDE: Y yo.

PUÑO DE PIEDRA: Un momento. Menos protestar y más entenderse. Las leyes de los
indios Patacoja son las mismas para todos. ¡Sentaos! (Se sientan todos. Puño de
Piedra hace sonar el Gran Cuerno Poderoso. Mientras lo hace, todos se tapan
con ademanes exagerados los oídos.)

LUNA DE MAR-EN-CALMA: ¡A ver si afinas de una vez ese maldito cuerno!

Sonido de cuerno que acaba en una nota desafinada y chirriante.

PUÑO DE PIEDRA: Bueno, bueno, que siempre tenéis que protestar por algo.

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Están todos sentados menos el Gran Jefe. Pasa lista mientras pasea por el escenario. A
medida que los personajes dicen «presente», se levantan y se vuelven a sentar.

PUÑO DE PIEDRA: Me parece que estamos todos. Luna de Mar-En-Calma.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Pétalo de Nieve.

PÉTALO DE NIEVE: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Nube Esponjosa.

NUBE ESPONJOSA: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Gacela Saltavientos.

GACELA SALTAVIENTOS: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Ojo de Mochuelo.

OJO DE MOCHUELO: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Pájaro Risueño.

PÁJARO RISUEÑO: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Lobo Azul.

LOBO AZUL: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Zorro Verde.

ZORRO VERDE: Presente.

PUÑO DE PIEDRA: Estimado público.

El público debe decir «¡Presente!». Si no lo hace, Puño de Piedra insistirá.

PUÑO DE PIEDRA: Bien. Por lo que veo y oigo estamos todos. Queridos amigos,

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estamos aquí reunidos para, para… (Mira a su esposa.) ¿Para qué nos hemos
reunido?

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Porque vas a presentar tu dimisión.

PUÑO DE PIEDRA: Ah, sí. Con tanto pasar lista se me ha ido el santo al cielo. En
efecto, como ha dicho mi amada esposa, quiero dejar de ser el jefe. No tengo
más que problemas. Quiero jubilarme. Y como persona honrada, quiero poner a
disposición de la tribu el cargo. El que quiera gobernar que gobierne. ¿Hay algún
voluntario?

OJO DE MOCHUELO: (Levantándose.) Por supuesto que sí. Yo, el gran Ojo de
Mochuelo, estoy dispuesto a sacrificarme por vosotros. Seré vuestro nuevo jefe,
aunque ello me llene de preocupaciones y sinsabores…

PÁJARO RISUEÑO: (Se levanta.) Un momento, amigo. Yo también quiero


presentarme a las elecciones.

OJO DE MOCHUELO: ¿Y cómo piensas competir conmigo? ¿Acaso no sabes que soy
un hechicero?

PÁJARO RISUEÑO: No pienso competir. Quiero ser elegido libremente por mi


pueblo.

OJO DE MOCHUELO: Puño de Piedra, el único que puede sucederte soy yo, tu
hechicero, soy el más indicado.

PUÑO DE PIEDRA: No veo por qué necesariamente.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Lo mejor será que cada candidato haga su propaganda.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Estoy de acuerdo. Que cada uno


diga lo que piensa hacer si gobierna.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien. Sea. Ojo de Mochuelo, explica ante todos lo que harías
si llegaras a gobernar.

OJO DE MOCHUELO: Es muy sencillo. La tribu de los Patacoja debe declarar la


guerra a todas las tribus vecinas. En especial, a la de los Manoslargas. Mediante
engaños y trampas hemos de conseguir que los otros indios se peleen entre ellos.
Si conseguimos sembrar la cizaña en todas partes, sacaremos tajada seguro.
Cuando ellos se maten unos a otros, nosotros tomaremos a sus mujeres para que
sean nuestras esclavas. También comenzaremos a robar su ganado y sus

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cosechas de hortalizas. Lo haremos por la noche y dejaremos rastros falsos para
que echen la culpa a otros. Todos los niños que podamos secuestrar se pondrán a
trabajar en el bosque. Desde la mañana hasta la noche. Sin descanso. Les
obligaremos a talar todos los árboles y montaremos una industria maderera.
También los podemos poner a trabajar en las minas o en las canteras. Si hay
derrumbamientos y se mueren aplastados, secuestraremos más niños. Instauraré
la pena de muerte para todo aquel que se oponga a mis deseos. Por supuesto, yo,
como Gran Jefe, y mis ayudantes viviremos a cuerpo de rey. Lobo Azul y Zorro
Verde, a quienes desde ahora mismo nombro mi guardia personal, llevarán
grandes látigos para que los usen en caso de que alguien proteste lo más mínimo.
Mi lema será «aquí mando yo». Por descontado, se acabarán los consejos, las
reuniones, las asambleas y todas esas monsergas que no sirven para nada.
Tiranía absoluta. Eso es lo que un pueblo necesita. ¿Qué tal?

Lobo Azul y Zorro Verde se ponen de pie y aplauden frenéticamente.

LOBO AZUL: ¡Bravo!

ZORRO VERDE: ¡Genial!

Ojo de Mochuelo, después de hacer unos aspavientos solemnes y ridículos, se sienta


ceremoniosamente. Pájaro Risueño se levanta.

PÁJARO RISUEÑO: Me temo que yo gobernaría de una forma muy distinta. En


primer lugar, intentaría hacer la paz con los pueblos vecinos. No creo que sea
muy difícil establecer vínculos de unión y cooperación. Por supuesto que
necesitamos gente para que nuestra tribu no desaparezca. Creo que una buena
idea sería la de acoger en nuestro poblado a todos los niños huérfanos. Aquí les
podríamos dar una casa y una familia. Fundaríamos colegios. Y serían criaturas
de bien el día de mañana. También podríamos edificar una gran cabaña para
todos los ancianos que están solos. Entre nosotros podrían encontrar un nuevo
hogar. Pienso que las buenas relaciones con las tribus vecinas mejorarían el
comercio, las comunicaciones, el desarrollo cultural. También he pensado que
podríamos crear escuelas de artesanía. Nuestros mayores enseñarían a los más
jóvenes a elaborar cerámicas, a trabajar el cuero, a fabricar utensilios de cocina o
herramientas para la agricultura o la pesca. Construiríamos también un hospital
para curar a nuestros enfermos o heridos. Respetaríamos el medio ambiente,
protegeríamos las especies animales en peligro de extinción y cuidaríamos los
montes y los ríos. Elaboraríamos leyes justas para que todos los miembros de la
tribu tuvieran los mismos derechos y las mismas obligaciones. Y cada cuatro
años, por ejemplo, los cargos directivos se pondrían a disposición de la tribu
para que volviera a elegir libremente a los mismos gobernantes o a otros.
Libertad, justicia, igualdad, amor, solidaridad. Esas serían las palabras con las

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que yo resumiría mi manera de gobernar un pueblo.

Se levantan y aplauden todos excepto Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde.
Pasados unos instantes, Ojo de Mochuelo y los dos compinches se levantan airados.

OJO DE MOCHUELO: Bla, bla, bla. Todo eso no son más que palabras.

PÁJARO RISUEÑO: No, Ojo de Mochuelo. Eso son promesas que convertiré en
hechos si la tribu me elige.

OJO DE MOCHUELO: La tribu no sabe lo que quiere. El pueblo nunca sabe lo que le
conviene. El pueblo no quiere pensar. Un gran dictador como yo. Eso es lo
mejor. Y se acabaron los problemas.

PÁJARO RISUEÑO: Al contrario. Con un gran dictador como tú no habría más que
problemas.

OJO DE MOCHUELO: Me estás enfadando.

PÁJARO RISUEÑO: Te enfadas muy pronto.

PUÑO DE PIEDRA: ¡Está bien de discusiones inútiles! Lo mejor será que el pueblo
decida. Después de haber oído los discursos de los dos no nos queda más que
votar.

PÉTALO DE NIEVE: Un momento, padre. Yo creo que los espíritus del bosque
también deben votar.

PUÑO DE PIEDRA: ¿Qué estás diciendo, hija?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Tu hija, Puño de Piedra, está


diciendo que el público también tiene derecho a votar, me parece.

PUÑO DE PIEDRA: ¿El público del teatro?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Claro.

OJO DE MOCHUELO: Me parece una idea excelente. (Mirando al público.) Este


público tiene cara de ser inteligente. Seguro que me votan a mí.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien. Procedamos a la votación. Los que deseen que el nuevo
jefe de los Patacoja sea Ojo de Mochuelo, que levanten un brazo.

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Ojo de Mochuelo, Lobo Azul y Zorro Verde levantan los dos brazos.

PUÑO DE PIEDRA: ¡He dicho un brazo!

Los tres malvados bajan un brazo.

PUÑO DE PIEDRA: Tres votos. (Breve pausa.) Quienes quieran que el nuevo jefe de
los Patacoja sea Pájaro Risueño, que levanten un brazo.

Levantan el brazo Luna de Mar-En-Calma, Sendero-Que-Conduce-Al-Horizonte, Pétalo


de Nieve, Gacela Saltavientos y Nube Esponjosa. También el público de la sala.

PUÑO DE PIEDRA: Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… muchísimos votos.

OJO DE MOCHUELO: (Sacando un puñal.) ¡No lo consentiré! ¡No permitiré que un


mequetrefe me robe el trono! ¡Seré yo quien se lleve el gato al agua!

Se abalanza sobre Pájaro Risueño con intención de matarlo, pero el joven esquiva el
primer golpe y saca su puñal. Ambos quedan frente a frente en mitad del escenario.
Todos los demás se apartan.

PÁJARO RISUEÑO: Ojo de Mochuelo, debes respetar el resultado de las elecciones.

OJO DE MOCHUELO: Lo tienes claro, chaval. Voy a liquidarte ahora mismo. No


puedo tolerar que un don nadie me quite lo que me pertenece.

Música de tambores.

Los dos contendientes se enzarzan en una lucha a muerte. Después de varios golpes, Ojo
de Mochuelo pierde el puñal. Lobo Azul le alarga un hacha. Dos golpes más tarde,
Pájaro Risueño pierde también el suyo y es Pétalo de Nieve quien le arroja un hacha.
Tras varios empujones, caen al suelo. Ojo de Mochuelo pierde el arma y queda a
merced de Pájaro Risueño. Éste levanta la suya para matar a Ojo de Mochuelo en el
momento en que los tambores suenan más fuerte.

De repente, la música cesa y queda Pájaro Risueño con el brazo levantado y a punto de
descargar el hachazo final sobre Ojo de Mochuelo, que está totalmente vencido. Pero
Pájaro Risueño arroja lejos el hacha y perdona la vida a su rival.

Redobles fuertes de tambor.

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PÁJARO RISUEÑO: Levanta.

OJO DE MOCHUELO: ¿Por qué no me has matado?

PÁJARO RISUEÑO: Porque no soy un asesino. No me gusta la sangre.

OJO DE MOCHUELO: Yo sí lo habría hecho.

PÁJARO RISUEÑO: Ya lo sé. Esa es la diferencia entre unos seres y otros.

PÉTALO DE NIEVE: Eres un gran guerrero.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Y un tipo superhonradísimo, como ya quedan pocos.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien. Creo que todo puede acabar aquí. Tenemos un nuevo
jefe y los malos de la película han sido vencidos.

OJO DE MOCHUELO: ¿Qué va a ser de nosotros?

PÁJARO RISUEÑO: Deberéis elegir vuestro destino. Sin trampas. Podéis quedaros si
aceptáis las leyes. Si no es así, podéis ir en paz. (Breve pausa.) Pero sin llevaros
la pipa.

LOBO AZUL: A mí me gustaría quedarme. No sabría adónde ir.

ZORRO VERDE: Y a mí también.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Eso está muy bien. Pero yo os


aconsejaría que os cambiarais el apellido. ¿Qué te parece Lobo Tierno?

LOBO AZUL: Yo nunca he sido tierno.

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: (Bajando la voz.) Pues si quieres


que Gacela Saltavientos te haga un poco de caso tendrás que empezar a serlo.

LOBO AZUL: (En el mismo tono de voz.) ¿Eh? ¿Cómo sabes tú que a mí me gusta
Gacela Saltavientos?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Las magas lo sabemos todo. (A


Zorro Verde.) Y tú, ¿qué te parece Zorro Dulce?

ZORRO VERDE: ¿Zorro Dulce? ¡No sé! ¡Me suena raro!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Así nadie se confundirá con el

59
color de tu apellido.

ZORRO VERDE: Es verdad.

OJO DE MOCHUELO: ¿Y yo? ¿Qué podría hacer para ser una buena persona?

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Es muy sencillo. Sólo tienes que


respetar las normas y no querer para nadie lo que no quieras para ti.

OJO DE MOCHUELO: Eso es muy difícil.

PÉTALO DE NIEVE: Al contrario. Es la cosa más fácil del mundo. Imagina si todas
las personas actuaran así. Imagina un lugar donde las personas sólo hicieran
cosas buenas.

NUBE ESPONJOSA: El mundo sería un paraíso.

OJO DE MOCHUELO: La verdad es que no lo había pensado. A lo mejor tenéis


razón.

PUÑO DE PIEDRA: Un momento. Pájaro Risueño dijo al principio que tenía una
tercera cosa que decirnos. Soy viejo, pero tengo buena memoria.

PÁJARO RISUEÑO: Es cierto, Puño de Piedra. Tengo una última cosa que decir.
Bueno, en realidad es una petición.

PUÑO DE PIEDRA: Está bien. Ahora que eres el nuevo Gran Jefe puedes pedir todo lo
que quieras.

PÁJARO RISUEÑO: En realidad, es una cosa muy sencilla. (Toma a Pétalo de Nieve
de la mano y ambos se colocan en primer término.) Quiero pedirte la mano de tu
hija, Pétalo de Nieve. Es decir, siempre que ella acepte ser mi esposa.

PÉTALO DE NIEVE: Claro que quiero. (Se abrazan.) Además, precisamente hoy que
es mi cumplelunas.

LUNA DE MAR-EN-CALMA: Es cierto, hija. ¡Qué alegría!

SENDERO-QUE-CONDUCE-AL-HORIZONTE: Felicidades a los dos. Os voy a


preparar una tarta de amapolas con setas a las finas hierbas que os vais a enterar.

PUÑO DE PIEDRA: Querida esposa, ¿qué te parece cómo acaba esta historia?

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LUNA DE MAR-EN-CALMA: Estoy supercontentísima. Por fin podremos tener unas
vacaciones como todo el mundo. Ya sabes lo que me has prometido.

PUÑO DE PIEDRA: Sí, cariño. No te preocupes. Iremos a alguna playa del Caribe.

PÁJARO RISUEÑO: Queridos amigos. ¿Qué tal si cantamos la Canción del Retumbo?

GACELA SALTAVIENTOS: Sí. Es una idea genial. Será la mejor forma de poner
punto final a esta representación.

PÉTALO DE NIEVE: (Al público.) ¡Amigos espíritus! ¡Vosotros también!

PÁJARO RISUEÑO: Entonces, a cantar todos.

Los personajes forman una hilera. Pájaro Risueño y Pétalo de Nieve se sitúan en el
centro. Para marcar el ritmo, todos se dan palmas en las manos y en los muslos. El
público, a instancias de Pájaro Risueño y Pétalo de Nieve, tiene que cantar también. Los
dos jóvenes cantan y el resto de personajes con el público hace de eco.

Somos indios Patacoja.


Nuestro hogar es la pradera.
Seres libres como el viento
que aman la naturaleza.
Respetamos las montañas
y los bosques y las sierras.
Nuestra fuerza es el amor
y la paz nuestra bandera.
Ojalá que todo el mundo
entierre el hacha de guerra,
y que reine la alegría
sobre la faz de la tierra.

Somos indios Patacoja.


Nuestro hogar es la pradera.
Seres libres como el viento
que aman la naturaleza.
Respetamos las montañas
y los bosques y las sierras.
Nuestra fuerza es el amor
y la paz nuestra bandera.
Ojalá que todo el mundo
entierre el hacha de guerra,
y que reine la alegría

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sobre la faz de la tierra.

PÁJARO RISUEÑO Y PÉTALO DE NIEVE: ¡Somos indios!

TODOS: ¡Patacoja!

PÁJARO RISUEÑO Y PÉTALO DE NIEVE: ¡Somos indios!

TODOS: ¡Patacoja!

PÁJARO RISUEÑO Y PÉTALO DE NIEVE: ¡Somos indios!

TODOS ¡Patacoja!

Pájaro Risueño y Pétalo de Nieve, tomados de la mano, se acercan al público y le


dirigen las palabras finales.

PÁJARO RISUEÑO: ¡Queridos amigos! Queremos daros las gracias por vuestra
inestimable colaboración.

PÉTALO DE NIEVE: Nos habéis ayudado mucho. Nunca os olvidaremos.

Pájaro Risueño, de pronto, se pone a hablar al oído de Pétalo de Nieve, que suelta unas
risitas.

PÉTALO DE NIEVE: Pájaro Risueño acaba de tener una idea descabellada. ¡Quiere
que os invitemos a nuestra boda!

PÁJARO RISUEÑO: ¿Verdad que no es una idea descabellada?

PÉTALO DE NIEVE: Pero, ¿cómo van a saber estos amigos dónde está nuestra tribu?
Nosotros vivimos en un país muy lejano.

PÁJARO RISUEÑO: Sólo tienen que mirar las estrellas. A fin de cuentas nosotros no
somos más que un sueño. Un sueño tal vez maravilloso. ¿Quién no ha vivido
alguna vez en un sueño?

PÉTALO DE NIEVE: Está bien. En ese caso, amigos, os esperamos para nuestra boda.
Dentro de dos lunas.

PÁJARO RISUEÑO: Y cuando estéis tristes, cantad nuestra canción.

62
TELÓN

63
Historia de Piquito,
el indio pequeñito

64
Obra en tres actos

TERESA NÚÑEZ

SEGUNDO PREMIO
EN EL I CERTAMEN NACIONAL DE TEATRO INFANTIL
CONVOCADO POR LA ASOCIACIÓN
«Érase una vez Lorca» (Lorca, Murcia). 2005

65
INTRODUCCIÓN

Historia de Piquito, el indio pequeñito es una reflexión sobre la guerra. Piquito, el


protagonista, es un indio sioux que no está de acuerdo con los planteamientos de su
tribu, donde todo se dirime por medio de la violencia y el guerrero más idóneo es el que
demuestra mayor fortaleza en la pelea. Piquito sostiene la tesis de que los hombres no
pueden comportarse como las bestias y para las grandes decisiones deben llegar a un
acuerdo de forma consensuada y pacífica. Además, Piquito es vegetariano y critica la
caza de animales cuando se realiza por puro placer.

La obra comienza con la elección de jefe a la muerte del que lo ha sido hasta ese
momento. Para el nuevo líder será también la mano de Selva Dorada, la hija del jefe
difunto de la que Piquito está enamorado. Ayudado por la Luna, Piquito propone un
sistema de elección completamente nuevo en la tribu. Al final asistimos a una imprevista
revelación acerca de Piquito, llamado así por su corta estatura, pero cuyo nombre de
origen es Pico de Águila.

Los valores que sostiene la obra están cimentados en el pacifismo y el amor a la


naturaleza. El guerrero idóneo no es el más fuerte sino aquel que sepa sobrevivir
aplicando la inteligencia y la tolerancia y respetando el medio en el que habita.

La representación es adecuada para escolares de todas las edades hasta los 12


años. Al desarrollarse en una tribu de indios americanos, se propicia la aparición de
infinidad de actores secundarios y extras en el escenario, para los que puede inventarse,
incluso, algún bocadillo.

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Personajes

• Pico de Águila (Piquito): A la cabeza lleva una diadema que le rodea la frente y una
sola pluma de color rojo vivo. Calza mocasines de piel y viste pantalones con
flecos, pañuelo en el cuello y chaleco de cuero sin camisa. En la espalda porta un
carcaj con flechas y al hombro derecho un zurrón de cazador. En la mano lleva un
arco.

• El Puma: Puede utilizarse para este personaje cualquier disfraz de gato o león con
un pelele color beige. Para identificarlo, bastará un gorro con orejas y unos bigotes
de felino pintados en la cara del actor.

• Selva Dorada: Viste con traje de ante o cuero con flecos. Se peina con dos trenzas a
ambos lados del rostro, puede llevar en ellas lazos de colores, cintas o flores
artificiales. Muchos collares de cuentas y mocasines flexibles.

• Nube de Octubre: Exactamente igual que la anterior, conviene que sus vestidos sean
de diferente color para distinguirlas. También que no lleve tantos collares, teniendo
en cuenta que la categoría social de la anterior es más elevada.

• Ojo que Todo lo Ve: Viste con una camisola de color tierra, pero debe lucir multitud
de plumas y adornos tratándose del hechicero de la tribu. En la mano derecha
aparece una especie de cetro con tiras de cuero y tela de diversos colores, que el
mago mueve constantemente sobre los demás o cuando lleva a cabo sus conjuros.

• Pantera Tuerta: El guerrero rival de Piquito y el guapo del poblado. Es muy creído.
Luce plumas de colores vivos y una bonita chaqueta de ante ribeteada de flecos.
Mocasines y pantalones también con flecos. Pañuelo al cuello, arco y carcaj con
flechas.

• Indios sioux: Van todos como ya se ha descrito para Piquito y Pantera Tuerta:
mocasines, pantalones de flecos, camisas a discreción. Incluso pueden usarse
camisetas de manga larga. Collares de cuentas de colores y plumas.

Decorado

En el telón de fondo pueden pintarse montañas nevadas, árboles y algunas tiendas indias.
A ambos lados de la escena habrá matorrales.

Para el segundo acto se necesitará un par de tipis: pueden servir tiendas de campaña
recubiertas con papel decorado.

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Atrezzo

• Se necesitan dos hachas de goma de colores diferentes.


• Lanzas y arcos con flechas. Pueden hacerse incluso de cartón.
• Una cantimplora o una bota.

Música

Alguna marcha para los guerreros.

Música de competición olímpica.

Acordes de música macabra para las apariciones de Ojo Que Todo lo Ve.

Voces de cánticos indios.

Sonidos de tambor.

Música entrecortada para la aparición del Puma herido.

Música de rap.

Sonidos de pájaros, búhos y animales de la pradera.

Iluminación

Ráfagas rojas para imitar los resplandores de las hogueras en el poblado indio.

Un foco blanco para las apariciones de la luna.

Las luces de que se disponga atenuadas o no, según la hora del día.

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ACTO PRIMERO

(Pradera con poblado indio al fondo. A medida que transcurre la escena va cayendo la
tarde.)

Entra Pico de Águila, joven sioux al que todos llaman Piquito dada su baja estatura.

La luz declinará y cambiará poco a poco.


Se oye una música que recuerda al Oeste americano. Cantos de pájaros y sonido general de
animales.

PIQUITO: (Se asoma a escena varias veces para observar si hay alguien por los
alrededores, luego entra tomando mil precauciones. Suspira y se sienta en una
piedra.) Uff, menos mal que he despistado a ese Puma.

Deja el arco, se desprende del carcaj y las flechas y se dedica a perseguir supuestas
mariposas que van de un sitio a otro

PIQUITO: ¡Uy, qué mariposa más bonita, es amarilla! (La coge de un manotazo y se la
guarda en el zurrón, pero luego lo piensa mejor y la suelta de nuevo, diciéndole
adiós con la mano.) ¿Y ese pájaro? ¡Parece un colibrí! (Se oye un canto de
pájaro y Piquito persigue al ave haciendo revoloteos por toda la escena.) ¡Qué
gozada es la naturaleza en primavera! (Se inclina y toma unas flores que guarda
también en el zurrón.)

Ráfagas de música que recuerdan el vuelo de un insecto y que siguen los movimientos de
Piquito.

Todo el mundo quiere


que sea un guerrero
muy alto, muy fiero.

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Pero soy bajito.
Me llaman Piquito.

Me gustan las flores


y los animales.
Soñar en la noche,
contemplar la tarde.

Y en vez de batallas ganar


quisiera viajar
muy lejos: al mar.

Mientras Piquito recita y se entretiene con el vuelo de los animales, entra en escena el
Puma con ademanes de cazador. Se acerca por la espalda de Piquito, parece que va a
atacarle pero luego desiste, como si le diera pena, y lanza un rugido terrible.

PIQUITO: (Dando un salto monumental y temblando.) ¡Aaay! ¡El Puma!

Música de misterio a medida que el Puma avanza.

PUMA: ¡No pensarías que ibas a despistarme! ¡Este es mi territorio, nadie pasa por aquí
sin que yo lo sepa!

PIQUITO: (Protegiéndose tras una piedra.) Si has pensado en comerme, no te lo


aconsejo.

PUMA: Tranquilo, que me acabo de tragar un correcaminos enterito. Tú eres quien


debería darme caza.

PIQUITO: ¿Yo? ¿Y por qué?

PUMA: ¡Anda éste!, porque todos los indios cazan pumas, y bisontes, y hasta conejos.
Menudo hambre se pasa en la pradera si no cazas.

PIQUITO: Pues yo no cazo.

PUMA: ¿Eres vegetariano?

PIQUITO: Sí. Y no me gusta cazar.

PUMA: Vamos, no me hagas reír. A todos los sioux les entusiasma cazar. Eso, cuando
no se pegan de mamporros con los rostros pálidos.

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PIQUITO: A mí me parece una tontería pegarse. A mí, lo que me gusta es mirar a los
animales. (Se adelanta oteando a lo lejos.) ¡Y es que los animales son preciosos!
¡Mira, mira! ¡Por ahí va un coyote! ¡Tiene el pelo como de fuego! ¿Y has visto
al águila? (Mira al cielo. El Puma mira al cielo con atención y hace un gesto
como dando a entender que está demasiado lejos.) ¡Cuánta majestuosidad!
¡Cómo se nota que es la reina de las aves! (Suspira con tristeza.) Claro que,
como todavía no se ha inventado la máquina de fotos, ni el vídeo, ni nada de eso,
me aburro muchísimo.

PUMA: No entiendo lo que dices. Me pareces un poco ñoño, me cansas, chico. No voy a
tener más remedio que atacarte.

Piquito se arroja en tierra protegiéndose la cabeza con las manos mientras el Puma
salta sobre él.

PIQUITO: ¡No, no! ¡Ten piedad! ¡Sé bueno! ¿Para qué quieres atacarme? ¿Qué
ganarías con eso?

PUMA: (Deteniéndose sorprendido.) Hombre, pues… pues…

PIQUITO: ¡Fíjate bien en mí! ¿No te parezco demasiado flaco? ¡Ni un mal desayuno
tendrías conmigo!

PUMA: Mirándolo así, tienes razón. (Le palpa los brazos.) Estás tan enclenque que el
mismo viento te derribaría sin esfuerzo.

PIQUITO: (Alegremente.) ¿A que sí? Fíjate si seré birria y chiquitín, que cuando nací
me pusieron de nombre Pico de Águila. Entonces les pareció que no merecía
llamarme como un ave tan imponente (la señala) y todo el mundo me llama
Piquito. ¡Será mejor que te busques a otro si quieres darte el banquete!

PUMA: Ya te he dicho que acabo de comer. Lo de atacarte es una tradición.

PIQUITO: ¿Una qué?

PUMA: Una tradición, algo que se hace por costumbre porque lo han hecho tus padres,
y los padres de tus padres, y los padres de tus padres de tus padres, y los…

PIQUITO: (Cortándole la palabra.) Vale, vale, no llegues al primer hombre, no hace


falta. Pero piensa un poco. ¿Qué pasa cuando se hace una cosa mal? ¿También
tienen que hacerla tus hijos, y los hijos de tus hijos, y los hijos de tus hijos de tus
hijos, y los…?

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PUMA: (Lanza un rugido de impaciencia.) ¡Muchacho, me estás poniendo furioso! ¡Si
no huyes, te morderé la garganta!

El Puma se lanza en persecución de Piquito y éste no tiene más remedio que salir
corriendo. Dan varias vueltas por el escenario. El Puma queda acechando el paso de
Piquito. Cuando va a saltar sobre el, Piquito se vuelve, abre los brazos y cae al suelo de
rodillas.

Música de acción que corresponde a la persecución por todo el escenario.

PIQUITO: ¡Adelante, Puma! Ya estoy cansado de esta historia. No me importa que me


muerdas la garganta.

La música para en seco.

PUMA: (Deteniéndose.) Chico, la verdad, así no tiene ninguna gracia. A mí lo que me


mola es que la gente se defienda, que me tire flechas, que me vapulee. Luego
estoy más orgulloso de haber ganado.

PIQUITO: (Indignado.) ¡Pero cómo es posible! ¡Todo queréis arreglarlo así! ¿Es que la
gente está loca? ¿No podemos vivir sin pegarnos con alguien? ¡A mí no me
gusta pegar!

PUMA: (Hace ademán de no entender pero desiste de pedir explicaciones.) Mira, chico,
no estoy para filosofías. Me voy a buscar un conejo para la cena. ¡Adiós!

Sale.

Piquito vuelve a quedar en escena, apesadumbrado y deprimido. Se sienta nuevamente


en la piedra y juguetea con el arco y las flechas.

PIQUITO: ¡Qué mundo este! Todo quieren arreglarlo a tastarascazos. En fin, un día
más se burlarán de mí los guerreros de la tribu por no haber dado caza al Puma.

Mientras Piquito se halla sumido en su pesadumbre, entran por el fondo Selva Dorada y
Nube de Octubre. Llevan cantaros que van llenando en el manantial. Ríen, bromean y se
empujan una a otra. Piquito se oculta tras un matorral para observarlas bien.

PIQUITO: Ahí están Selva Dorada y su amiga Nube de Octubre. ¡Qué altas y qué
bonitas son! (Suspira.) ¡Si yo me atreviese…! Pero Selva Dorada es la hija del
difunto Gran Jefe.

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Música muy alegre. Luz de atardecer muy oscuro.

Se queda oculto tras un árbol mientras las muchachas ríen y se persiguen.

SELVA DORADA: No debería estar tan alegre. NUBE DE OCTUBRE: ¿Por qué no?

SELVA DORADA: Hace un año que murió mi padre, el Gran Jefe.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Claro! Hace ya todo un año. Justo es que vuelvas a sonreír.

SELVA DORADA: Pero el hechicero Ojo que Todo lo Ve convocará hoy a los
guerreros más jóvenes. Ya sabes que durante un año no hemos tenido jefe.

NUBE DE OCTUBRE: Sí, lo sé. Pero eso, ¿qué tiene que ver contigo?

SELVA DORADA: Ojo que Todo lo Ve, como jefe en funciones, ha decidido que habrá
un gran combate.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Un gran combate!

SELVA DORADA: Sí. Los guerreros más jóvenes lucharán entre sí para decidir quién
será el jefe.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Pero eso tampoco tiene que ver contigo!

SELVA DORADA: Sí, sí que tiene que ver. (Se pone a llorar a grito pelado.) ¡Tiene
tanto que ver como que soy la chica más desgraciada del poblado sioux!

Nube de Octubre consuela a Selva Dorada pero sólo consigue que su llanto sea más
fuerte.

NUBE DE OCTUBRE: ¿Te preocupa dejar el tipi de tu padre a otro jefe?

SELVA DORADA: ¡No es eso, Nube de Octubre, no es eso! (Sigue llorando a todo
tren.)

NUBE DE OCTUBRE: (Impaciente.) ¡Ay, pues dime de una vez lo que pasa, Selva
Dorada, que me estás asustando!

SELVA DORADA: (Secándose las lágrimas de un manotazo y poniéndose en pie


furiosa.) El hechicero Ojo que Todo lo Ve se ha empeñado en que sea la esposa
del guerrero vencedor.

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NUBE DE OCTUBRE: ¡Ah, qué estupendo! ¡Te casarás con un valiente!

SELVA DORADA: (Llorando ya a lágrima viva.) ¡Yo no quiero casarme con un


valiente!

NUBE DE OCTUBRE: (Perpleja.) Ah, ¿no? ¿Entonces con quién?

SELVA DORADA: ¡Con nadie! ¡Soy demasiado joven para casarme! ¡Yo sólo quiero
correr por la pradera, oler las flores, mirar los animales que pasan, aspirar el
perfume de la noche…!

NUBE DE OCTUBRE: A lo mejor puedes decir que no.

SELVA DORADA: ¡No conoces a Ojo que Todo lo Ve! Desde que mi padre murió, es
quien cuida de mi familia. No puedo negarme a cumplir su voluntad. Me llevaría
al Cañón de los Buitres y me abandonaría allí para que me muriera de sed y de
hambre.

NUBE DE OCTUBRE: Ya veo, ya. Estás metida en un buen lío.

Dos o tres acordes de música muy macabra.

SELVA DORADA: ¡No sé qué va a ser de mí!

NUBE DE OCTUBRE: ¿Y si escaparas del poblado disfrazada de… de algo raro… ¡De
bombero, por ejemplo!

SELVA DORADA: (Hace un gesto de barrenarse la sien dirigido al publico.) ¡Qué


cosas se le ocurren! ¡Si los sioux no tienen bomberos!

NUBE DE OCTUBRE: ¿Y haciendo huelga de hambre?

SELVA DORADA: Mi madre sufriría mucho, no quiero contrariarla.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Eso, tu madre! ¡Convéncela para que hable con Ojo que Todo
lo Ve! Las madres, cuando se ponen pesadas, pueden conseguir muchas cosas.

SELVA DORADA: (Llorando otra vez.) ¡Ahí está lo malo! ¡Que también a mi madre le
parece estupendo lo de la boda!

NUBE DE OCTUBRE: (Rascándose la cabeza.) La hemos arreglado. Ahora sí que no


tienes salida. (Al ver que sus palabras no hacen más que aumentar la pena de

74
Selva Dorada, se dirige a ella y la abraza.) Bueno, bueno, ya vale. Que te va a
dar un patatús de tanto llorar. Seguro, seguro que hay una solución. ¡Para todo la
hay!

Durante esta escena, Piquito ha salido varias veces de su escondite, se ha acercado


para enterarse mejor de lo que las muchachas hablan. A veces ha estado a punto de ser
sorprendido y ha corrido a esconderse otra vez. Sus muecas van mostrando
paulatinamente, por lo que oye, la sorpresa, la indignación y la desesperanza.

Aparecen al fondo de la escena numerosos guerreros que danzan alrededor del fuego.
Van entrando por todas partes, incluso pueden subir al escenario por el patio de
butacas.

Sonidos de tambores en la lejanía. Voces que entonan cánticos indios. Resplandor de


hogueras.

Al llegar a este punto, los tres personajes se detienen y escuchan atentamente. Luego se
van volviendo uno a uno hacia el fondo de la escena, en donde ya se han congregado
muchos guerreros que danzan.

Los tambores suenan ahora estruendosamente.

SELVA DORADA: ¡Los tambores llaman a asamblea!

NUBE DE OCTUBRE: ¡Corramos!

Se dirigen hacia un lateral del escenario. Piquito, que también va hacia el mismo sitio,
acaba tropezando con ellas y se da un coscorrón. Piquito queda sentado en el suelo de
forma ridícula.

SELVA DORADA: ¡Piquito! ¿Estabas ahí?

PIQUITO: (Muy nervioso y tímido) Sí, yo… esto… me ocultaba del Puma. Lleva todo
el día persiguiéndome.

NUBE DE OCTUBRE: En lugar de esconderte, debiste cazarlo.

SELVA DORADA: Los muchachos volverán a reírse de ti.

PIQUITO: ¡Y dale! ¡Qué manía la de los sioux! ¡Cazar, pelear, combatir! ¿Sabéis lo
que os digo, niñas? ¡Que no pienso pasar por ahí! ¡No estoy dispuesto!

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NUBE DE OCTUBRE: Pero… tú eres un guerrero.

PIQUITO: En esta vida hay muchas más cosas que ser guerrero. Y lo que yo quisiera
ser de verdad es… es…

Nube de Octubre y Selva Dorada se quedan muy atentas a lo que va a decir, pero
Piquito desiste.

SELVA DORADA Y NUBE DE OCTUBRE: ¿Qué? ¿Qué quieres ser?

PIQUITO: No lo digo, que vais a reíros.

SELVA DORADA: Yo lo sé. Piquito quiere ser brujo de animales.

NUBE DE OCTUBRE: ¿Brujo de animales?

SELVA DORADA: Sí. El brujo de animales es la persona que cuida de ellos y los cura
cuando están enfermos.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Ah, ya! ¡Veterinario! (Se echa a reír.) Pues ya te puedes dar
prisa, porque si los sioux siguen matando animales… dentro de poco no te
quedará ni un cliente.

SELVA DORADA: No te metas con él. Piquito hará muy bien todo lo que se proponga.

Entra Pantera Tuerta. Es el guapo del poblado. Es muy creído. Camina orgulloso,
luciendo varias plumas de colores vivos en la cabeza y una bonita chaqueta de ante
ribeteada de flecos. Se detiene a mirarse en el riachuelo, se arregla el pañuelo del
cuello, se alisa el cabello con las manos y luego se dirige a las chicas que no han salido
todavía.

Música de marcha triunfal que siempre acompaña la aparición de Pantera Tuerta.

PANTERA TUERTA: ¡Eh, esperadme! Yo también voy a la asamblea.

SELVA DORADA: (En actitud coqueta.) ¡Hola, Pantera Tuerta!

NUBE DE OCTUBRE: (Recomponiéndose el cabello y alisándose las cejas para


acercarse en actitud igualmente coqueta.) ¿De dónde vienes?

PANTERA TUERTA: De cazar al Puma, ya que ese inútil (por Piquito) no ha podido.

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PIQUITO: ¡Serás bruto! ¿Qué daño te ha hecho el Puma?

PANTERA TUERTA: Se come nuestras gallinas.

PIQUITO: ¡Mientes! ¡Nunca bajó hasta el poblado! ¡Lo cazaste para divertirte!

PANTERA TUERTA: (Altivo.) Bueno, también por eso. Para qué negarlo. La caza es el
mejor deporte que existe.

PIQUITO: ¡Deporte! ¡Le llamas a eso deporte!

PANTERA TUERTA: Sí, es magnífico. (Señala sus biceps.) Toca, toca. Desde que me
dedico a perseguir a los pumas y a los bisontes y debo tensar el arco tantas veces,
mis brazos parecen de hierro. Pero no te preocupes por el animal. Escapó herido,
nos lo encontraremos muerto en cualquier sitio.

PIQUITO: (Aparte.) Pobre Puma. Era un animal noble y me perdonó la vida. ¿Dónde
habrá caído?

Música renqueante.

En este momento, por el extremo de la escena asoma una pata del Puma como si
estuviera caído en el suelo. Piquito corre allí y trata de esconder la pata para que nadie
descubra al animal. La pata no da señales de vida.

PANTERA TUERTA: (A Piquito.) Tal vez a ti te dé miedo cazar.

NUBE DE OCTUBRE: (Con retintín.) Todo lo que suponga un peligro, una cacería,
una batalla… Porque Piquito, vamos a decirlo de una vez, es un poquito… o un
Piquito… cobarde…

SELVA DORADA: ¡Ya está bien, cállate!

NUBE DE OCTUBRE: ¡Ya está bien, no quiero!

Se enzarzan en una pelea. Piquito se mete entre ellas.

PIQUITO: Vamos, dejadlo. No merece la pena que discutáis por mí. No me lo


perdonaría.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Ella es una cabezota! ¡Como su padre era Gran Jefe se cree
que siempre tiene razón!

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SELVA DORADA: No se molesta a las personas de esa forma.

PIQUITO: ¡Basta! Si cada vez que opinéis de distinta manera os vais a poner así, nunca
podréis ser buenas amigas.

SELVA DORADA: (A Piquito.) A mí me da mucha rabia que te llamen cobarde.

PIQUITO: (Poniéndose tontísimo.) Ah… ¿Sí? ¿Te da rabia? ¿Y eso?

SELVA DORADA: Porque somos amigos desde pequeños, te conozco bien. Y sé que
no es por cobardía por lo que no cazas, sino por buen corazón.

PIQUITO: No quiero matar a los animales, sino curarlos.

NUBE DE OCTUBRE: Pero a veces, no se puede evitar la caza. Tenemos que comer.

PIQUITO: Bueno, a veces me parece lógico. No como lo hace Pantera Tuerta, por
divertirse.

PANTERA TUERTA: (Pavoneándose.) ¡Te reto a que me digas algo más divertido que
cazar!

PIQUITO: ¡Anda este!, pues claro que te lo digo. ¿Alguna vez le has jugado una carrera
a las gacelas? ¡Pues yo sí, para que veas!

PANTERA TUERTA: ¡Tampoco encontrarás nada tan bonito como un desfile de


guerreros, con sus arcos dispuestos, sus mocasines de gala, sus plumas recién
peinadas, sus…!

PIQUITO: ¿Qué no? ¡Es mucho más divertido bailar que desfilar!

Música de rap.

El viento tiene voz de twist,


las nubes pasan en un rap,
Si bailas serás más feliz,
el mundo te acompañará.

Rueda que rueda, rueda el sol,


las flores música le dan,
la primavera es como un rock
y cada otoño un dulce vals.

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Danzar, danzar y sonreír.
Dos cosas y un mismo compás.
Si bailas serás más feliz.
No dejes nunca de bailar.

Se pone a bailar por el escenario como un loco. Primero solo, bailando una danza india.
Luego coge a Selva Dorada y baila el vals. Después se les une Nube de Octubre y se
ponen a bailar rock o rap o cualquier otra cosa movida y moderna.

PANTERA TUERTA: (Se va enfadando paulatinamente.) ¡Yo prefiero reñir y


demostrar mi valía!

PIQUITO: Yo, abrazar y demostrar mi cariño. (Abraza a Nube de Octubre y luego a


Selva Dorada; Pantera Tuerta lo empuja entonces y se pone como una furia).

PANTERA TUERTA: ¡Es mucho más gallardo el que pisa a sus enemigos!

PIQUITO: Mira por donde, a mí me parece todo un señor el que los perdona.

Piquito y Pantera Tuerta han acabado con las frentes una contra otra mirándose a los
ojos como energúmenos. Pantera Tuerta parece a punto de emplearse a golpes con
Piquito. Éste, en cambio, está muy sereno y se ríe de él. Selva Dorada y Nube de
Octubre dan vueltas alrededor de ellos muy asustadas, intentando separarlos sin
conseguirlo. En esto, se escucha más fuerte el ruido de los tambores.

Mientras ocurre la acción, la pata del Puma sigue asomando por el extremo de la
escena y llega a moverse un poco. Piquito hace de nuevo ademán de taparla y quiere
impedir que los demás salgan por aquella parte, empujándolos hacia el extremo
contrario.

SELVA DORADA: (Intercediendo en la discusión.) Vayamos al poblado. Ya están


todos allí.

Música renqueante acompañando siempre los movimientos de la pata del Puma.

PANTERA TUERTA: Sí, vayamos. Estoy impaciente por entrar en combate con los
otros guerreros. ¡Ninguno tiene mi fuerza y mi valor!

PIQUITO: Sí, sí, marchaos, la asamblea va a empezar.

NUBE DE OCTUBRE: ¡Qué emocionante va a ser!

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SELVA DORADA: (A Piquito.) ¿Tú no vienes?

PIQUITO: Sí, ahora mismo. Tengo que hacer algunas cosillas por aquí.

Se van Selva Dorada, Nube de Octubre y Pantera Tuerta alegremente.

Queda en escena Piquito, mucho más triste que antes.

Salen todos con una alegre marcha.

PIQUITO: ¡Esto sí que es terrible! ¿Cómo voy yo a ganar a ningún guerrero si no me


gusta pelear? ¡Nunca podré pedirle a Selva Dorada que sea mi esposa! Y encima,
ese bárbaro presumiendo delante de las chicas y dejándome en ridículo. Ha
cazado por diversión al Puma, un animal que sólo caza para alimentarse… Oh,
cielos, lo olvidaba, el Puma.

Se vuelve hacia la pata que poco a poco entra en escena. Aparece arrastrándose el
Puma, herido y jadeante. Llega hasta Piquito entre gemidos.

PUMA: Ay, ay, qué dolor. Qué tío más bestia, madre mía, vaya flechazo que me ha
arreado.

Música renqueante.

PIQUITO: ¡Puma, amigo mío! ¡Creí que iban a descubrirte! ¡Cuánto me alegra verte
vivo!

PUMA: ¿Vivo? No sé qué decirte. Siento que todo mi cuerpo se va quedando por ahí
deshilachado.

Piquito se precipita a él y empieza a examinarlo.

PIQUITO: ¡Aguanta, no te mueras! ¡Yo te curaré! ¿Dónde te ha dado la flecha?

PUMA: Aquí… en el omóplato.

PIQUITO: (Con cara de ignorancia supina.) ¿El omóplato? ¿Y dónde está eso?

PUMA: ¡Menudo brujo de animales vas a ser tú! (Mueve el hombro como si lo fuera a
dislocar.) ¡Esto es el omóplato, ignorante! Lo que en vulgar se llama paletilla!
(La señala.) ¡Esto de aquí! (Al moverla se queda dolorido.) Ay, ay, qué dolor,

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madre mía.

PIQUITO: Calma, calma. No es grave. Tendrás que estar unos días en reposo. Te sacaré
la punta de la flecha y limpiaré la herida.

Piquito se dirige al riachuelo y moja su pañuelo en él para limpiar la herida del Puma.
Éste va calmándose poco a poco

PUMA: Ay, qué alivio. Cuánto te lo agradezco. Alguna vez podré pagártelo.

PIQUITO: No lo hago para que me lo pagues. Me basta con que seas mi amigo.

PUMA: (Le tiende la pata.) Eso está hecho. (Piquito le estrecha la zarpa con tanto
entusiasmo que le hace daño.) ¡Ay, ay, no te entusiasmes, bruto, que es la pata
herida!

PIQUITO: Uy, lo siento, tienes razón. Ahora descansa. Yo debo regresar al poblado.
(Le prepara un escondite entre la maleza.) Ven, ocúltate aquí. Esta noche nadie
saldrá a cazar, pero mañana deberás huir a la montaña. ¡O mucho me equivoco, o
mañana la pradera va a ser un sitio más peligroso que la autopista Madrid-
Barajas!

Luz completamente nocturna. Sonidos de la pradera (búhos, aullidos de coyote, grillos, etc.).

Oscurece. La pradera se llena de mil ruidos nocturnos y hace su aparición en el cielo


una luna grande y blanquísima que va elevándose en el telón de fondo. Piquito, muy
preocupado, no repara en ella.

Sobre el telón de fondo, silueta blanca de la luna. Luz blanco-azul.

PIQUITO: Mañana, sí. Ojo que Todo lo Ve propondrá sus pruebas y los guerreros se
armarán hasta los dientes. Llevarán arco y flechas, machete, tomawak… Y yo
todavía sin saber qué hacer. (Mira la luna.) Mis antepasados rogaban al Gran
Espíritu Manitú. O a la Esencia de la Pradera. O a la Luna. (Alza los brazos
hacia el cielo.) Oh, la Luna. Qué maravilla. En fin, Luna, si es verdad lo que mi
abuela decía, ayúdame tú. Pero con la mala suerte que tengo últimamente, lo
mismo me mandas un rayo y me partes por la mitad.

De pronto surge de la oscuridad el hechicero Ojo que Todo lo Ve. Piquito, que ha ido
tanteando el camino, tropieza con él; al principio debe pensar que es un árbol o algo
así, pero después, al irlo tanteando y llegar a la nariz, se lleva un susto terrible.

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PIQUITO: ¡Ojo que Todo lo Ve! Creí que estabais en la asamblea.

OJO QUE TODO LO VE: Estábamos. Pero no podemos votar si no hay pleno. Hemos
venido en tu busca. Pantera Tuerta me dijo que andabas por aquí.

PIQUITO: Decidid vosotros. Yo me marcho del poblado.

OJO QUE TODO LO VE: (Lo coge por el pescuezo.) ¡Que te has creído tú eso!
¡Tienes un deber con tu tribu, y vas a cumplirlo!

PIQUITO: Te haría caso si se tratase de una competición digna. Pero no quiero pelear a
muerte con los demás guerreros. No tiene sentido, ni siquiera para demostrar que
eres más fuerte.

OJO QUE TODO LO VE: Es que, de otra forma, no lo puedes demostrar.

PIQUITO: ¡Claro que sí! (Entusiasmado.) ¡Verás! Primero hacemos una carrera. Luego,
una competición de arco. Después, lanzamiento de tomawak, o sea, de hacha
india. ¡Una olimpiada sioux!

Aparecen Selva Dorada, Nube de Octubre y Pantera Tuerta, que al oír lo que Piquito
dice, suelta una carcajada.

Música de marcha triunfante.

PANTERA TUERTA: Pero qué cretinez, si no se han inventado todavía las olimpiadas.

PIQUITO: (Le hace burla.) ¡Tururú, que lo dices tú! Las olimpiadas se inventaron hace
muchííííííísimos años, en un sitio muy lejano que se llama Grecia. Se lo contó a
mi abuelo un misionero viejííííííísimo.

PANTERA TUERTA: (Mirándolo de arriba abajo.) Bueno, haremos salto de altura,


enano.

PIQUITO: (Empinándose.) ¡A ver si te llevas una sorpresa! Muchos hombres


importantes fueron bajitos.

SELVA DORADA: Claro que sí. Napoleón, por ejemplo.

PIQUITO: Eso, Napoleón. (Se pone una mano en el pecho.)

OJO QUE TODO LO VE: Someteremos todo eso a votación. (Con sorna.) Y luego,

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haremos un concurso de punto de cruz.

Pantera Tuerta y Ojo que Todo lo Ve sueltan sendas risotadas.

PIQUITO: (Desistiendo.) Ya sabía yo que no estaríais de acuerdo.

PANTERA TUERTA: Lo decidimos en la asamblea. Habrá una pelea con las manos.
Luego, los guerreros vencedores lucharán a tomawak y cuchillo. La suerte
decidirá las armas para cada uno. Y el que venza, será el jefe.

PIQUITO: ¿Y el que pierda?

PANTERA TUERTA: Los heridos, deberán abandonar la tribu. Y los demás, estarán
muertos.

PIQUITO: ¡Pues vaya panorama!

De pronto aparece la luz blanca y potente de la luna que se proyecta sobre Piquito. Ojo
que Todo lo Ve cae a tierra inmovilizado y lleno de pavor. Todos se aterrorizan.

Rayo blanquísimo de luna que desciende sobre la escena. Música suavísima.

VOZ DE LA LUNA: (En off.) ¡Dejad al muchacho, borricos!

OJO QUE TODO LO VE: (Temblando.) ¿Qui… qui… quién eres tú?

VOZ DE LA LUNA: Soy la Luna, o el Espíritu de la Pradera, o la Esencia de la Noche.


Soy lo que te dé la gana. Pero hazme caso, cenutrio.

OJO QUE TODO LO VE: ¿Y qué quieres que haga?

VOZ DE LA LUNA: Piquito ha demostrado tener mas corazón y más coraje que todos
vosotros. Escuchadle.

PIQUITO: (Temeroso y queriendo salir de allí como sea.) No, oiga, si por mí no se
preocupe. Yo pasaba por aquí, pero me he dado cuenta de que me dejé abiertos
los grifos de mi casa. ¡Me voy!

OJO QUE TODO LO VE: (Vuelve a agarrarlo por el cogote.) ¡De eso, nada! Te
quedas y a ver si aclaramos esto.

PANTERA TUERTA: ¡No estarás pensando en complacer a este iluso, oh, gran

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hechicero!

OJO QUE TODO LO VE: Bueno, mirándolo bien… Quizá sea una tontería.

VOZ DE LA LUNA: ¿Tontería dices? ¡Yo nunca hablo en broma!

Ojo que Todo lo Ve pega un bote y empieza a correr por la escena perseguido por el
rayo.

Trueno espeluznante. Chispa rojiza que va a posarse en el trasero de Ojo que Todo lo Ve

OJO QUE TODO LO VE: ¡Basta, basta, Espíritu de la Luna, Esencia de la Pradera,
Noche o quien diablos seas! Se hará como Piquito diga, pero deja mi trasero en
paz, que como sigas así no me voy a poder sentar en un año.

PIQUITO: ¡Muy bien, volvamos a la asamblea para explicarlo a los demás!

Se van todos.

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ACTO SEGUNDO

(Poblado sioux con tipis. Al fondo, el mismo paisaje de montañas y pradera.)

Aparece por un extremo un gran grupo de indios corriendo a todo trapo entre los que va
Piquito el primero, seguido del pelotón general. Pasan rápidamente. Los guerreros van
gritando como si se enfrentaran en una batalla.

El escenario se enciende poco a poco como si saliera el sol. Se oye de pronto un gran
estruendo de voces y carreras.

Sale Piquito jadeante, pero muy feliz. Lleva a la cintura un hacha azul.

Los gritos siguen sonando en off. Ambiente de estadio olímpico o campo de fútbol en off.

PIQUITO: ¡Luna, Luna! ¿Dónde estás? ¡Tengo que decirte que he vencido! ¡Soy el
guerrero más veloz de todos! ¡Ahora viene el lanzamiento de hacha india! ¡Vas a
ver lo que es bueno! ¡Pero Luna! ¿Acaso no te importa lo que digo?

No se oye nada. Piquito espera.

PIQUITO: ¡Qué mal educada eres! ¿No te han enseñado a responder cuando se te
llama?

VOZ DE LA LUNA: Si serás bruto. ¿No comprendes que es de día? ¡Deberás esperar a
la noche para poderme hablar!

PIQUITO: Es cierto. Y además, no tengo tiempo. Están convocando a los guerreros.

Se va aprisa.

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Aparece Pantera Tuerta seguido de Ojo que Todo lo Ve. Pantera Tuerta lleva un hacha
azul en la mano y un hacha roja a la cintura.

Marcha triunfal.

PANTERA TUERTA: ¡Por dos décimas no he podido vencerle! ¡Pero el lanzamiento


de hacha será mío! (Y señala con un guiño el hacha roja que lleva a la cintura.)

OJO QUE TODO LO VE: Sí. Con esta hacha trucada, que no pesa, no podrá llegar tan
lejos como tú.

Pantera Tuerta se quita su propia hacha del cinturón y sopesa las dos hachas. La roja
pesa mucho más y hace que Pantera Tuerta se incline del lado en que la sostiene.
Pantera Tuerta ríe malvadamente.

PANTERA TUERTA: El muy tonto no va a notar el cambio. El hacha trucada es del


mismo color que la de Piquito, pero menuda diferencia. También yo sé vencer
con la astucia.

OJO QUE TODO LO VE: No olvides que has prometido nombrarme consejero único
cuando seas Gran Jefe.

PANTERA TUERTA: Descuida. Mandaremos los dos. (Le pone una mano en el
hombro.)

OJO QUE TODO LO VE: (Aparte.) Bobalicón. Te estoy usando para seguir mandando
yo solo. Cuando no me sirvas, te llevaré al Cañón de los Buitres, so memo.

Suenan los tambores.

PANTERA TUERTA: (Nervioso.) ¡Corramos, empieza la competición de hacha!

Pantera Tuerta se pone tan nervioso que se hace un lío con las hachas. No se da cuenta
de que se ha dejado su hacha roja y se ha llevado la azul trucada.

Al momento aparece Piquito buscando por todas partes y coge el hacha que es en
realidad la de Pantera Tuerta.

PIQUITO: He perdido mi hacha, pero esta me servirá. ¡Debo darme prisa para entrar en
la competición!

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Sale por un extremo mientras por el contrario entra Ojo que Todo lo Ve seguido de
Pantera Tuerta. Se ponen a buscar angustiadamente por todos los rincones.

PANTERA TUERTA: (Aterrorizado.) ¡No está!

OJO QUE TODO LO VE: ¡Se la han llevado! ¡Ya te dije que no era buena idea!

PANTERA TUERTA: ¿Y qué hago ahora, qué hago, qué, qué, qué? (Zarandea a Ojo
que Todo lo Ve.)

OJO QUE TODO LO VE: (Dándole un sopapo.) ¡Pues qué vas a hacer, panoli!
Competir con el hacha de Piquito o se darán cuenta de lo que hemos hecho y nos
veremos en un apuro. Los indios serán todo lo bestias que quieras, pero tiene a
gala competir honradamente. ¡Andando, tira p’alante!

Aparecen de nuevo Piquito, Nube de Octubre y Selva Dorada.

Piquito se prepara para tirar el primero, situándose en un extremo de escena, de perfil


al público. Lanza el hacha hacia el lateral contrario. Los demás otean la trayectoria del
hacha que ha ido lejísimos. Las chicas aplauden.

Rumor de público, gritos de ánimo. Voces en off que jalean a Piquito (Pi-qui-to, Pi-qui-to).

Luego se prepara Pantera Tuerta, que intenta por todos los medios eludir la
competición, pero Ojo que Todo lo Ve lo empuja hasta colocarlo en el sitio y le hace
tirar. Otean los demás la trayectoria que se queda a dos pasos de donde está Pantera
Tuerta.

Gritos y aplausos de público en off. Voces de Pi-quito, Pi-qui-to.

Se van todos menos Ojo que Todo lo Ve y Pantera Tuerta.

Voz de ooooooh del público.

PANTERA TUERTA: (Furioso.) ¡Aaggg! ¡Dos veces me ha vencido! ¡Si no preparas


ahora mismo un embrujo, maldito hechicero de tres al cuarto, nunca serás
consejero mientras yo sea Gran Jefe.

OJO QUE TODO LO VE: (Al publico.) Es que como no prepare un embrujo, este no
es Gran Jefe en su vida. (A Pantera Tuerta.) Esta misma tarde, Piquito estará

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fuera de combate. (Sale tras Piquito.) ¡Eh, Pico de Águila! ¡Queremos hablarte!

PIQUITO: (Apareciendo de nuevo.) ¿Es a mí?

OJO QUE TODO LO VE: No nos parece bien que sigamos siempre las normas
dictadas por ti. Lo diga o no lo diga la Luna…

PIQUITO: (Imprudentemente.) ¡Ah, por eso no te preocupes! Podemos inventar algo


nuevo. Ella no saldrá hasta la noche. (Se da cuenta de que ha dicho una tontería,
pero ya es tarde.)

OJO QUE TODO LO VE: Ah, con que la Luna no puede ayudarte hasta que sea de
noche, ¿eh? ¡Pronto, Pantera Tuerta, sujétalo!

PIQUITO: ¿Qué vais a hacerme, qué? ¡Soltadme, cobardes, abusones!

Entre Ojo que Todo lo Ve y Pantera Tuerta sujetan a Piquito. Ojo que Todo lo Ve saca
un pequeño frasco y le hace abrir la boca, vertiendo en ella el contenido del recipiente.
Piquito lucha, se atraganta, tose.

Música de acción.

OJO QUE TODO LO VE: ¡Esta pócima te ayudará a vencer! ¡Verás lo que es bueno!

PIQUITO: ¡A mí no tiene que ayudarme nadie a vencer! (Se queda sentado en el suelo
y mueve la cabeza de un lado a otro. Luego se levanta completamente atontado
y como si estuviera borracho.) ¡Anda, qué pasada, cómo me siento de bien!
¡Hip! ¿Y qué dices que me has dado? ¡Hip!

PANTERA TUERTA: Eso, ¿qué le has dado, gran hechicero? ¡Se ha quedado fuera de
combate!

OJO QUE TODO LO VE: Dopado, se dice ahora. Pues sí, está fuera de combate. No
volverá a ganar ninguna prueba más.

PIQUITO: (Los mira sin comprender y hace una cantidad tremenda de tonterías por
todo el escenario.) ¡Ganar, ganar, siempre ganar! ¡Pues sí, sí, sí, voy a ganar, ya
ves, tararí, que voy a ganar. (Se cae, se levanta otra vez y vuelve a caerse. Los
mira desde el suelo.) ¡Vaya, si hay dos Pantera Tuerta! ¿Tenías un hermano
gemelo?

OJO QUE TODO LO VE: (Lo sujeta y le habla mirándole a los ojos.) Ahora escucha.

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La próxima prueba no va a ser ninguna competición deportiva. Los guerreros
iréis a la pradera y trataréis de sobrevivir dos días en ella. Tendréis que
alimentaros por vosotros mismos, lo cual quiere decir…

PANTERA TUERTA: (Satisfechísimo.) ¡Que deberemos cazar para comer!

OJO QUE TODO LO VE: Cazar, buscar agua y sobrevivir a los peligros de la pradera.

PANTERA TUERTA: ¡Esta es una verdadera prueba de guerreros!

OJO QUE TODO LO VE: Luego volveréis al poblado y los que hayan logrado salir de
la prueba, lucharán con las manos.

PANTERA TUERTA: ¡Así se habla, Ojo que Todo lo Ve!

PIQUITO: (Sin entender, mira estúpidamente de uno a otro, luego se ríe y se pone a
cantar «Asturias patria querida».) ¡Qué divertido! ¡Vivir dos días en la pradera!
¡Hip! (Ríe, quiere levantarse y no puede. entonces Pantera Tuerta y Ojo que
Todo lo Ve se lo llevan arrastrándolo por las piernas.)

OJO QUE TODO LO VE: Le dejaremos en la pradera.

PANTERA TUERTA: ¡De esta no sale!

Se adelanta Pantera Tuerta haciendo alardes de fuerza y gallardía.

Oh, qué placer,


Gran Jefe voy a ser.

Vencer en la pradera,
y que me quiera
mi amada
Selva Dorada.

Todo lo haré mejor,


¡qué gran honor!
¡Cuánto placer!
¡Gran Jefe voy a ser!

Dominar la pradera.
Por algo soy Pantera…

(Tuerta)

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Pantera Tuerta después de decir esto queda pensativo y algo mosqueado al ver lo mal
que rima su nombre. Luego se dirige al público en ademán de disculparse.

PANTERA TUERTA: Ya sé, ya sé, no pega ni con cola, pero no siempre le ponen a
uno un nombre que se preste. ¡Los sioux somos guerreros, no poetas!

Salen todos dejando a Piquito en el extremo del escenario y se van. Piquito queda en el
suelo roncando.

Llega el Puma, que intenta reanimar a Piquito inútilmente. Los ronquidos de Piquito
son cada vez más fuertes.

Marcha triunfal al salir Pantera Tuerta.

PUMA: ¡Piquito, amigo mío! ¡Despierta! ¡Debes vencer también en esta prueba!

PIQUITO: (Levanta la cabeza idiotizado.) ¡Puma! ¡Tú también tienes un hermano


gemelo! ¡Hip!

PUMA: ¡Te digo que levantes! ¿No te das cuenta de que te han dado un brebaje para que
no puedas competir? ¡Si no reaccionas ahora mismo, tu vida correrá peligro!

PIQUITO: (En un asomo de cordura se mira las manos y sacude la cabeza.) Tienes
razón. ¡Hip! ¡No puedo moverme! ¡Estoy… estoy… drogado, buen Puma!

PUMA: ¡Cómo drogado! Lo que tienes es una melopea de campeonato. Pero ven aquí
ahora mismo.

El Puma coge a Piquito y a rastras le sumerge la cabeza en el río una y otra vez. Luego
lo deja sentado en una esquina de la escena y busca unos hierbajos. Se los hace oler.

PUMA: Toma, huele esto. Te espabilará.

PIQUITO: ¿Qué es? ¡Puaf, qué porquería! (Vuelve a sacudir la cabeza.) ¡Pero oye, da
resultado! Estoy mucho mejor.

PUMA: Pues ahora ven conmigo. He cazado para hoy. Podrás comer conejo.

PIQUITO: ¡Ni hablar! ¡No pienso comerme un animal jamás!

PUMA: Menudo cabezota. Está bien, en previsión de que dijeras eso he traído también
almendras, frutos silvestres y raíces. Venga, come.

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El Puma saca almendras y frutas y las pone ante Piquito. Se sientan los dos en el suelo y
Piquito come.

PIQUITO: No sé qué va a ser de mí mañana. No podré sobrevivir a esta prueba.

Luz nocturna. Aparece al fondo la luna.

PUMA: ¡Sí podrás!

PIQUITO: Pero, ¿cómo?

PUMA: Te lo diré. (Se inclina en su oído y le susurra algo que no se escucha. Piquito
va cambiando de expresión y suelta una risa de alegría.)

PIQUITO: ¡Eso es estupendo, Puma!

PUMA: Pues ahora, duerme. Debes estar descansado para el día que te espera.

El Puma se vuelve a la Luna y le hace señas de que se vaya.

PUMA: Y tú, Luna, si de veras quieres ayudar a Piquito, apágate un poco, caramba, que
así no se puede dormir.

PIQUITO: (Como en sueños repite lo que ha dicho antes Pantera Tuerta.) Oh, qué
placer, Gran Jefe puedo ser. Conseguir que me quiera… mi… amada… Selva
Dorada… (Se le va apagando la voz hasta que cae rendido.)

La luna se apaga. La escena queda a oscuras. Rumores de pradera.

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ACTO TERCERO

(Pradera. Poblado indio al fondo.)

Aparece primero Ojo que Todo lo Ve con sus atributos de fiesta y un gran penacho de
plumas que le llega a las rodillas. Luego llegan Nube de Octubre y Selva Dorada.
Aparece por fin Pantera Tuerta doblado por la mitad, sujetándose los riñones.

Luz de día. Música de amanecer que se va haciendo más sonora.

PANTERA TUERTA: Ay, ay, qué desastre, nunca me había encontrado tan mal. Tengo
granos por todo el cuerpo y me duelen los músculos.

Música de marcha triunfal a ritmo lento y de forma cómica.

OJO QUE TODO LO VE: Naturalmente. Como que te has comido tú solo medio
bisonte y, para colmo de males, ahora resulta que la carne de bisonte te da
alergia.

PANTERA TUERTA: Pero es que todos los guerreros del poblado están igual, hechos
polvo. Nadie ha sido capaz de sobrevivir el tiempo estipulado. (Señala a ambos
lados.)

Van apareciendo el resto de los guerreros en tan malas condiciones como Pantera
Tuerta. Unos se sujetan la cabeza, otros la tripa. Se oyen lamentos por todas partes.
«Ay, mi tripa, qué malito estoy, un médico, quiero que venga mi mamá», etc.

PANTERA TUERTA: Míralos tú mismo. Nunca ha pasado esto. ¡Estamos embrujados!

OJO QUE TODO LO VE: Qué embrujados ni qué pamplinas. No estáis acostumbrados

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a comer tanto. Os habéis dado un atracón. Os duele el estómago y tenéis colitis.
¡Sois unos bestias!

PANTERA TUERTA: Bueno, no importa. Piquito también está fuera de combate.

OJO QUE TODO LO VE: Sí, pero ha sido una competición en tonto. ¿Cómo
decidiremos ahora quién manda? ¡Deberé seguir mandando yo! (Se da cuenta de
lo que ha dicho y se pone contentísimo.) ¡Eso es! ¡Chachi piruli! ¡Seré jefe
vitalicio! ¡Voy a proclamarlo!

OJO QUE TODO LO VE: Atención todos los guerreros. ¡Voy a hacer la proclamación
final de los triunfadores! Y es una pena porque debo concluir que…

Redobles de tambor.

Aparece Piquito sin armas y con los brazos en alto con el gesto del que llega el primero
a una meta.

PIQUITO: Que soy yo, Pico de Águila, el triunfador de la prueba, y por tanto, el Gran
Jefe de este poblado.

Todos los presentes lanzan una exclamación de asombro que coincide con la del
público.

PANTERA TUERTA: Pero… pero si estabas fuera de combate anoche.

PIQUITO: Anoche era anoche, y hoy es hoy. (Se acerca a Pantera Tuerta y con ironía
le hace palpar sus brazos.) Toca, toca. Desde que me dedico a recolectar frutos,
a recoger hierbas y a beber las aguas puras de los manantiales, mis brazos
parecen de hierro.

OJO QUE TODO LO VE: No tan aprisa. Falta la lucha con las manos.

PIQUITO: (Señalando alrededor.) ¿Y con quién podría competir en esa lucha? ¿No ves
que no pueden tenerse en pie?

Ojo que Todo lo Ve se vuelve en redondo observando el panorama.

Los guerreros vuelven a gemir: «me muero, socorro, quiero que venga mi mamá», y
cosas parecidas

PANTERA TUERTA: (Con un rugido de rabia.) ¡No te saldrás con la tuya!

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OJO QUE TODO LO VE: Siento decirte que ha sido una victoria legal. Todo el
poblado lo ha visto. No podemos negarnos. (Se arrodilla ante Piquito.) Oh, Gran
Jefe, los guerreros están dispuestos a sufrir su castigo.

PANTERA TUERTA: ¡Eso, como a ti no te va a pasar nada!

PIQUITO: (Riendo.) ¿De qué castigo hablas? Bastante gordo me parece encontrarme
con un poblado en el que todos están enfermos por haber comido bisonte
contaminado.

PANTERA TUERTA: ¡Era eso! ¡Nos ha contaminado la carne!

PIQUITO: Serás ignorante. Los animales comen a veces lo que no deben. Y vosotros
cazasteis un bisonte que estaba enfermo por haber comido hierbas venenosas. No
ha sido culpa mía sino de la casualidad. Yo, en cambio, conozco las hierbas y
plantas que debo comer. Por eso me he conservado fuerte y he sobrevivido en la
pradera el tiempo estipulado.

PANTERA TUERTA: (Lo medita lleno de rabia, pero al fin se postra ante Piquito.)
¡Me has vencido!

PIQUITO: (Con sencillez.) Así es.

PANTERA TUERTA: (Rugiendo de rencor y odio, se deja caer en el suelo.) ¡Ahora


tienes derecho a pisotearme si quieres!

PIQUITO: (Ríe y se acerca a él para levantarlo.) Ya te dije que me parecía más señor
un guerrero que perdona. Vamos, Pantera Tuerta. Eres de mi tribu. Eres uno de
los míos. Un auténtico jefe nunca abandona a los suyos.

PANTERA TUERTA: (Con orgullo.) ¡Pero es que yo no quiero que me perdones!

PIQUITO: Bueno, pues a ver si esto te parece mejor.

Piquito hace a Pantera Tuerta una llave de judo y lo tira al suelo.

PIQUITO: ¿Crees que ahora podremos ser amigos?

PANTERA TUERTA: (Desde el suelo.) Ay, ay… Lo intentaré.

OJO QUE TODO LO VE: (Levantándose.) Muy bien, pues confirmo que desde ahora
el Gran Jefe de nuestro poblado será Piquito, y ordeno que se le llame a partir de
hoy Gran Jefe Pico de Águila.

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SELVA DORADA: (Adelantándose.) ¿No te olvidas de algo, hechicero?

OJO QUE TODO LO VE: Ah, sí. Ejem… Y declaro que en breve se celebrará la boda
de Pico de Águila con la bella Selva Dorada, hija del anterior jefe.

Ojo que Todo lo Ve coge a ambos jóvenes de las manos y los une simbólicamente.

OJO QUE TODO LO VE: ¡Y ahora, voy a visitar a esos valientes guerreros que
comieron búfalo en malas condiciones!

Se marchan todos. La última en salir es Selva Dorada después de dar un beso


precipitado a Piquito. Éste queda solo mirando al cielo. Vuelve a surgir la luz blanca de
la Luna y se oye la voz en off.

VOZ DE LA LUNA: ¿Estás contento, Piquito?

Rayo de luna que desciende sobre Piquito. Voz de luna en off.

PIQUITO: ¡Contentísimo, súper, archi, requetecontento! Pero ya que has contradicho tu


costumbre y has venido de día para darme la enhorabuena, querría un favorcito
más.

VOZ DE LA LUNA: Tú dirás.

PIQUITO: ¿No podrías hacerme un poquitín más alto, Luna?

VOZ DE LA LUNA: Me parece un deseo justo. Pero yo no haré nada para eso.

PIQUITO: Ah, ¿no?

VOZ DE LA LUNA: No. Tu deseo se cumplirá con el paso del tiempo. Observa.

Piquito pega un respingo de susto.

PIQUITO: ¡Luna, no me conviertas en un monstruo, que tampoco es eso!

Se ilumina el telón de fondo y aparece en él la sombra de Piquito, que va haciéndose cada


vez más grande.

VOZ DE LA LUNA: (Riendo.) No, hombre, no. Esa es tu futura imagen. Tú no eres
bajo, Piquito. Eres, simplemente, un muchacho de dieciséis años que ha tardado
en dar el estirón. Pero serás tan alto como el más alto de los guerreros.

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PIQUITO: ¡Atiza! ¡Pues es verdad! ¡Sólo soy un muchacho! ¡Y en mi familia, todos los
hombres crecemos muy tarde! Así que era eso. ¡Todavía tengo que crecer!
¡Verás tú cuando se lo cuente a Selva Dorada!

Se apaga la luna.

Aparece Selva Dorada y se cogen de la mano. Poco a poco vuelven a aparecer todos los
personajes y se sitúan en el fondo.

PIQUITO:

Algún día seré alto


como los altos guerreros,
seré alto y seré libre
como los montes y el viento.

Pero por mucho que crezca


debo decirle a la Luna
que en el corazón me deje
la ternura.

Porque sólo seré grande


si no mido mi estatura.

SELVA DORADA: ¿Por qué dices eso, Piquito?

Selva Dorada mira a Piquito con recelo.

PIQUITO: Es que… bueno, es un secreto que te contaré… cuando cumpla dieciocho


años… y a solas.

SELVA DORADA: (Con arrobamiento.) Eso, a solas. Los dos juntitos. Después de
celebrar nuestros esponsales.

Se dan un beso.

Piquito se aparta luego y mira al cielo con cara de fastidio.

PIQUITO: Vaya, hombre. Se me ha olvidado preguntarle a la Luna si podré jugar al


baloncesto.

96
Poco a poco cae el

TELÓN

97
Índice
Portada 2
Créditos 4
ÍNDICE 5
Una de indios 6
Historia de Piquito, el indio pequeñito 64

98

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