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S15. s2 - Práctica Calificada 2 (PC2) Finalizada
S15. s2 - Práctica Calificada 2 (PC2) Finalizada
Ciclo 2020-marzo
Semana 15, sesión 2
Indicaciones:
1. Lean la pregunta controversial. Luego, a partir de su organizador gráfico, redacten su artículo de
opinión.
2. Una vez terminada la redacción del artículo de opinión, un integrante del equipo debe subir el
archivo Word al Canvas, en la tarea S15. s2 – Entrega de Práctica Calificada 2 (PC2). No se
recibirán evaluaciones que no se hayan entregado en dicho espacio y en la hora indicada por su
docente.
3. Sigan las indicaciones dadas por su docente para la hora límite que tienen para entregar su
evaluación.
4. No se permite la copia o el plagio de textos.
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Pregunta
Recuerda que tu artículo de opinión debe tener cuatro párrafos: introducción, dos de desarrollo y
cierre. Respeta las características y estructura vistas en clase.
En este espacio, elaboren su esquema de producción del artículo de opinión.
NO AL AISLAMIENTO SOCIAL
Hasta el momento el número de contagiados que se han registrado en el Perú
ha rebalsado la imaginación, parece el tema de moda porque es de lo único que
se habla hoy en día. Se han registrado más de 350 mil casos confirmados, sin
contar los otros miles que se encuentran en modo fantasma porque sabes que
existen, pero no se registran. Entonces, ¿Sirvió de algo el tenernos presos en
nuestras casas? ¿O es que el virus toco la puerta y lo dejamos entrar igual? Si
bien esta salvadora solución sirve de algo para evitar la propagación del virus,
también nos está volviendo locos, ya que una persona puede permanecer
muchas horas dentro de cuatro paredes, por ejemplo, en casa o en una oficina,
sin embargo, siempre tendrá en mente que es libre de salir en cualquier
momento. El aislamiento social puede ponernos a todos en modo sad, sin
embargo, esto va a depender de que tan bacán seas, ya que si eres aburrido la
pasaras peor que película de terror. Pero la pregunta del millón de todos los
peruanos sigue siendo ¿Por qué unas personas resultan afectadas y otras no?
¿Por qué unos acaban más locos que otros? Es simple, las personas que no se
ven perjudicadas son chéveres, están en modo zen y mantienen la calma,
aunque el mundo estuviera cayéndoseles encima. Asimismo, es importante
mantener contacto con nuestros patas, ya sea conversar por el cel u otro medio
para relajarnos, de esta forma no sentirnos como aves enjauladas. Ante esta
situación de arresto domiciliario impuesto, nos preguntamos lo siguiente:
¿consideras adecuada la decisión de poner fin al aislamiento social
obligatorio (cuarentena) en el Perú? Considero que se debe poner fin al
aislamiento social, porque no tiene sentido encerrar a las personas, cuando la
economía de todos se logra con el día a día y la gente es tan desobediente. A
continuación, explicaremos nuestras razones.
Considero que se debe poner fin al aislamiento social obligatorio (cuarentena)
en el Perú porque no es una solución inteligente el encerrar a las personas ya
que la economía de todos se logra trabajando como negros el día a día y las
personas no obedecen por el miedo a morirse de hambre. En primer lugar, la
amenaza de una pandemia que al momento de escribir estas líneas ha infectado
a más de un millón doscientas mil personas y matado a casi cincuenta y ocho
mil en todo el mundo cambió nuestras costumbres. A pesar de todos estar en la
misma jaula no podemos abrazar a los abuelos ni darles la mano a los amigos,
entonces ¿Qué sentido tiene encerrarnos a todos, cuando puede ser el motivo
que acabe fulminando a los mas viejitos? Todos nos morimos de miedo de que
nuestros familiares acaben hechos polvo, y no importa si el estado les dice a
todos que no salgan, el riesgo es el mismo. Asimismo, nuestro espacio, que
antes era inmenso, se redujo a las paredes de una casa. Ya no podemos mirar el
cielo desde una plaza abierta. Tenemos que conformarnos con mirarlo detrás de
los fierros de nuestra ventana. Por lo tanto, esta pandemia nos deja mas
lecciones que todos nuestros años escolares, como se dice “La soberbia
humana ha quedado arrodillada ante un microscópico enemigo”. La verdad es
que, con esta pandemia, el mundo se detuvo. Lo que antes nos daba felicidad,
un abrazo, un beso, dar la mano, ahora nos está prohibido. Se cerraron los
parques de diversión, se quedaron los aviones en los aeropuertos, se acabaron
las clases en las universidades, se prohibió el ingreso a las playas. El rico sabe
que frente a la posibilidad de un contagio está en igualdad de condiciones
respecto a quien nada tiene. Todos, el rico, el pobre, el negro, el blanco, el alto,
el bajito, el bonito, el feo, el profesional, el labriego, somos frágiles ante el
coronavirus. Finalmente, la respuesta a los interrogantes de que si debemos o
no obedecer no es otra que el temor a ser infectados y morirnos de hambre.
Queremos evitar el contagio con un virus que de un momento a otro se tomó el
mundo. Nunca en la vida llegamos a pensar que algún día podríamos estar
confinados en nuestras casas, huyéndole a la posibilidad de la muerte. Nunca se
nos pasó por la mente que podríamos ser obligados a no salir a la calle, a
limitar las salidas únicamente para cumplir una cita médica o para hacer
compras en un supermercado. Por consiguiente, las circunstancias difíciles
causadas por el coronavirus cambiaron nuestra rutina. Ya no podemos entrar a
un café a tomarnos un tinto mientras departimos con los amigos, ni visitar una
sala de cine para disfrutar una película ni asistir a un auditorio para escuchar
una buena conferencia. Por lo tanto, vivimos en ciudades fantasmas con calles
desoladas, parques silenciosos, comercio cerrado, pocos carros transitando,
iglesias con sus puertas aseguradas. No se ven los trancones que forman los
vehículos, ni la mancha amarilla de los taxis ni el agite de la gente de aquí para
allá. Lo único que se advierte es la fotografía de ciudades desaparecidas, con
calles visitadas en la noche por patrullas de la policía, sin perros cruzando las
esquinas. Entonces uno piensa: ¿en qué momento la vida nos cambió? ¿Qué
nos llevó a encerrarnos en las casas?