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EL IDEALISMO

De
Platón

“Porque el camino recto hacia el amor, tanto si se sigue espontáneamente como si


otro te guía, consiste en comenzar por las bellezas de este mundo y elevarse hasta
la belleza suprema pasando, por así decirlo, por todos los escalones, de un cuerpo
bello a dos, de dos a todos los demás, los cuerpos bellos en las ocupaciones bellas,
de las ocupaciones bellas a las ciencias bellas, hasta que, de ciencia en ciencia, se
llegue a la ciencia por excelencia que no es otra que la ciencia de lo bello en sí, y
se acabe por conocerlo tal como es en sí. Mi querido Sócrates, prosiguió la
extranjera de Mantinea, si hay algo que le dé valor a esta vida, es la
contemplación de la Belleza en sí. Y si lo consigues algún día, no te parecerán
comparables el oro ni las vestiduras, ni los chicos y jóvenes bellos, la
contemplación de los que ahora te arrebata hasta tal punto, a ti ya muchos otros,
que para contemplar constantemente a los que amas, por estar sin parar con ellos,
si fuera posible, estaríais dispuestos a privaros de comer y de beber para pasar su
vida en su compañía y contemplación.” (Banquete)

Eugenio Molera
1.-PLATÓN: BIOGRAFÍA ................................................................................................................................. 3
2.-INFLUENCIAS: ............................................................................................................................................... 4
3.-OBRAS: LOS DIÁLOGOS............................................................................................................................... 5
4.-MOTIVACION FILOSÓFICA DE PLATÓN ............................................................................................... 6
5.-ONTOLOGÍA: TEORÍA DE LAS IDEAS ...................................................................................................... 7
5.1. - CONCEPTO PLATÓNICO DE IDEAS ..................................................................................................... 7
5.2..-TEORÍA DE LAS IDEAS............................................................................................................................. 8
5.3.-NATURALEZA DE LAS IDEAS: .............................................................................................................. 10
6.-EL DUALISMO ONTOLÓGICO .................................................................................................................. 11
7.- TRES IDEAS BÁSICAS EN PLATÓ ........................................................................................................... 12
8.-CRÍTICA ARISTOTÉLICA A LA TEORIA DE LAS IDEAS............................................................................ 14
9.-MITO O ALEGORÍA DE LA CAVERNA (REP. VII) ................................................................................. 16
9.1.-INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA SOBRE LA IDEA DE BIEN ................................................... 20
10.-EPISTEMOLOGIA Y Tª. DEL CONOCIMIENTO (Rep. VI)................................................................... 21
10.1.-QUE ES LA DIALÉCTICA? ..................................................................................................................... 22
11.-EL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS...................................................................................................... 22
11.1-LA TEORIA DE LA REMINISCENCIA: “CONOCER ES RECORDAR” ........................................... 22
11.2.-LA DIALECTICA DE LAS IDEAS (Ver epistemología y teoría del conocimiento). .......................... 23
11.3.-LA DIALÉCTICA EL AMOR .................................................................................................................. 23
12.-ANTROPOLOGIA ....................................................................................................................................... 25
12.1.-RELACIÓN ALMA-CUERPO ................................................................................................................. 27
12.2.-INMORTALIDAD DEL ALMA: ARGUMENTOS ................................................................................. 28
13. - LA ETICA EN PLATÓ .............................................................................................................................. 32
13.1.-LA VIRTUD: CONCEPTO. ...................................................................................................................... 33
14.-DIVISIÓN DE LAS VIRTUDES.................................................................................................................. 35
15.-ETICA Y POLITICA ................................................................................................................................... 36
15.1.-EL ESTADO IDEAL ................................................................................................................................. 36
15.2.-CUANDO TENDREMOS UN ESTADO JUSTO? ................................................................................... 37
15.3.-LAS VIRTUDES QUE DEBE TENER UN GOBERNANTE .................................................................. 37
16.-LA POLITICA .............................................................................................................................................. 38
16.1.-RECHAZO DE LA DEMOCRACIA COMO FORMA DE GOBIERNO….. .................................... 38
16.2.-LA PROPUESTA POLÍTICA DEL FILÓSOFO REY ............................................................................ 41
16.3.- LA EDUCACIÓ ...................................................................................................................................... 42
16.4.- POLÍTICA, EDUCACIÓN Y CONOCIMIENTO DEL ORDEN .......................................................... 43
17.-.COMPARACIÓN CON LOS SOFISTAS. ................................................................................................. 44
BIBLIOGRAFIA FUNDAMENTAL: ................................................................................................................ 44

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1.-PLATÓN: BIOGRAFÍA
Nació en Atenas probablemente en el año 427 a.C. pertenecía a una familia noble y
eran ilustres tanto los ascendientes de sus padres como los de su madre recibió
educación física intelectual de los jóvenes de su época; es posible que haya seguido
las lecciones del heraclitano Cratilo. En el año 407 sobrevino el acontecimiento
capital de la vida de Platón: su encuentro con Sócrates. El maestro tenía entonces
63 y el alumno 20. Platón debió seguir las lecciones de Sócrates durante ocho años.
Poco después de la caída de los Treinta, tres delatores acusan a Sócrates de
corromper a la juventud y de no creer en los dioses de la ciudad; condenado a
muerte, rehúsa evadirse y bebe la cicuta en el 399. Platón no estuvo presente en los
últimos momentos de su maestro, relatados en el Fedón; pero esta escandalosa
injusticia debió ser para él el prototipo del acto inicuo contra cuya repetición debía
luchar todo filósofo.
Puesto que corría el riesgo de ser molestado por su condición de alumno de Sócrates,
se refugió Platón enseguida con alumnos, amigos, en Mégara; allí una célebre
escuela los acogió en ella entraron en relación con Euclides el Megálico. No se sabe
con certeza cuál fue la duración de su estada en Atenas pero alcanzó
presumiblemente a tres años. De ahí Platón partió para Africa: se detuvo en Egipto,
luego en Cirenaica, donde frecuentó a Aristipo de Cirene y el matemático Teodoro.
En este lugar los biógrafos Platón dan diversas versiones del orden de sus viajes.
Para unos habría regresado directamente a Atenas; para otros se habría dirigido a
italia meridional con el fin de conocer a los pitagóricos y en particular a Arquitas de
Tarento. Es probable que en este período de la vida de Platón se sitúa la composición
de las siguientes obras: Hippias menor, Alsibíades, Apología, Eutifrón, Critón,
Hippias mayor, Cármides, Laques, Lisis, Protágoras, Gorgias y Menón.

Alrededor del año 388 abandona Italia (o Atenas según la otra tradición) para
dirigirse a Sicilia. Allí, en Siracusa, reina un griego de modesto origen, Dionisio I el
Anciano, quien tiene en jaque a los cartagineses y se ha convertido en el amo
absoluto de Sicilia. Su carta es fastuosa; los vicios que en ella reinan, numerosos;
mas Dionisio es célebre. Platón intima con Dion, hermano político de Dionisio,
quien tiene pretensiones de filósofo y admira a los Socráticos. ¿Qué sucedió en
realidad?

¿Fustigó Platón la costumbre disoluta de la corte? ¿Desconfió Dionisio de la


presencia de este ateniense amigo de su cuñado? No lo sabemos exactamente; pero,
sea como fuere, Dionisio obliga a Platón a embarcarse en una nave espartana. Esta
embarcación -
¿Empujada por la tempestad o debido a un plan de Dionisio?- debe hacer escala en la
Isla de Egina, a la sazón en Guerra contra Atenas, Platón es vendido como esclavo.
Por fortuna, Aníceris, a quien había tratado en Cirene, lo reconoce, paga el rescate y
lo libera. Platón puede regresar a Atenas en el año 387.

El filósofo compra un gimnasio y un parque situado en el noroeste de la ciudad y


funda en ese lugar una escuela, la Academia. Se trata de la primera escuela de
filosofía organizada como una universidad con su estatuto, reglamento, alojamiento
destinado a los estudiantes, sala de conferencias, museo, biblioteca etc... De todos los
rincones de

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Grecia y del mundo mediterráneo concurren alumnos a seguir los cursos de Platón.
En ésta época, sin duda, escribe El Fedón, El Banquete, El Fredo, El Ion, El
Menexeno, El Eutidemo, El Cratilo y comienza La Republica. Hacia el año 367
muere Dionisio I el Anciano, y su hijo primogénito, Dionisio II el joven, asciende al
trono; tiene 30 años y carece de mayor experiencia en los negocios públicos. Dion
llama inmediatamente a Platón haciéndole ver las perspectivas que se ofrecen para
realizar reformas políticas mediante la aplicación de las ideas que le son caras. El
filósofo acude y deja a Eudoxio la dirección de la Academia. Dionisio le acoge muy
bien y parece mostrarse alumno dócil; sin embargo, muy pronto Dionisio ve en Dion
y en el huésped. Destierra a Dion y poco después a Platón, a quien había retenido
algún tiempo en condiciones de prisionero.El monarca promete, no obstante, llamar
pronto a uno y a otro. Vuelto a Atenas Platón permanece en ella seis años, y
compone probablemente el Parménides, el Teeteto, el Sofista, el Político y el
Filevo.En el 361, Dionisio invita nuevamente a Platón. El filósofo retorna con
algunos discípulos, deja a Heráclides del Ponto la dirección de la Academia. Quizá
Platón defendiera la causa de Dion ante Dionisio. Este, lejos de llamar a su pariente,
confiscó sus bienes, obligó a la esposa de éste a casarse con el gobernador de
Siracusa y forzó a Platón a permanecer en la residencia que le había asignado.
Gracias a la intervención de Arquitas, fue liberado y pudo regresar a Atenas.En
cuanto a Dion, termina por reclutar un ejército y embarca con algunos amigos de
Platón para tomar a Siracusa por sorpresa. El éxito le acompaña e instaura una
dictadura que dura tres años, hasta que finalmente es asesinado por su amigo, el
platónico Calipo.El filósofo permaneció en Atenas y debió de morir allí alrededor del
347 a.C. En este período final de su vida continuó al frente de la Academia y escribió
el Timeo, el Critias y Las Leyes que quedaron inconclusas

2.-INFLUENCIAS
A pesar de la indudable originalidad de Platón (427-347 a. C.), no es difícil
encontrar en su pensamiento la huella de ideas y problemas ya tratados por los
presocráticos. La influencia de Parménides y su escuela está clara en muchos de
sus escritos y tesis (a este filósofo dedicó el diálogo Parménides): la concepción del
Ser como inmutable, la división de lo real en dos regiones, el mundo aparente y el
mundo verdadero, en paralelo a la división del conocimiento en dos tipos la ciencia o
verdadero conocimiento, que corresponde al ejercicio de la razón (la llamada por
Parménides “Vía de la verdad”) y la opinión, como conjunto de verdades de rango
muy inferior que se ofrecen a los sentidos (la llamada por Parménides “Vía de la
opinión”) son una muestra de ello. Pero también está presente Heráclito (el diálogo
Crátilo es también un homenaje, con el nombre de uno de los discípulos de
Heráclito). El “río heraclitiano”, la realidad sometida a cambio permanente, aparece
en la filosofía platónica en el concepto de “mundo sensible” o conjunto de entidades
que se ofrecen a los sentidos. De Anaxágoras toma la inteligencia ordenadora
(nous), antecedente del Demiugo, semidiós que construye el Mundo Sensible
imitando al Inteligible y dotándole de finalidad, al contrario de lo defendido por los
atomistas, para los que la Naturaleza era simple expresión del azar y la necesidad.
En uno de sus viajes marchó a Italia Meridional a fin de conocer las ideas
pitagóricas allí presentes y que tanto llegó a estimar: en Menón se prueba la teoría
de la reminiscencia a partir de la demostración de un teorema matemático realizada
por un esclavo; el lema de la Academia “nadie entre aquí que no sepa geometría” nos
muestra su reconocimiento del extraordinario valor de la matemática (en República
la presenta como un grado anterior a la dialéctica). Pero también la reivindicación de

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la razón como instrumento para el conocimiento, la primacía del alma frente al
cuerpo, la teoría de la reencarnación del alma o el hecho de que el Demiurgo crea el
Mundo Sensible a partir de modelos matemáticos, son claros ejemplos de su
influencia. La religión órfica también está presente en su pensamiento,
principalmente en su radical dualismo antropológico, con la sobrevaloración del
alma y desprecio del cuerpo (simple cárcel del alma) y las tesis carácter divino e
inmortal del alma humana, y en su ideal moral de la ascesis, purificación.
Pero, sin duda, el autor que más determinó su pensamiento fue Sócrates, al que
conoció en su juventud y que le inició en la filosofía. La muerte de Sócrates (399 a.
C.) le afectó profundamente, por lo que la figura y pensamiento de su maestro
recorre muchos de sus escritos, principalmente en los llamados “diálogos de
juventud” (Apología, Critón...). Su huella se puede rastrear en toda la filosofía
platónica: consideración del diálogo como la forma adecuada para la investigación
filosófica y de la verdad; primacía del alma frente al cuerpo; necesidad de atender al
cuidado del alma; el intelectualismo moral y político; la creencia en la importancia
de ofrecer definiciones universales y necesarias de los conceptos, creencia que
favorece la tesis de la existencia de las esencias o entidades universales; la teoría de
la reminiscencia, complemento necesario a la mayéutica socrática..
Pero no podemos dejar de lado al movimiento sofista, que, por oposición, también
le influyó: toda la filosofía de Platón es consecuencia de su afán por superar
radicalmente a los sofistas. Por ejemplo en las siguientes cuestiones: frente a la
costumbre sofista de enseñar dando discursos Platón propondrá el diálogo como el
ámbito de investigación filosófica y de descubrimiento de la verdad y exigiendo del
alumno su participación activa; frente al relativismo y escepticismo sofista, Platón
defiende la existencia de realidades absolutas (las Ideas) que serán el fundamento de
la posibilidad del conocimiento objetivo y de su crítica al relativismo moral de los
sofistas; o, finalmente, frente a la concepción sofista del lenguaje y de la razón
como meros instrumentos para la defensa de cualquier interés personal y del
éxito en la polis, Platón quiere ofrecer una concepción del uso del lenguaje y de la
razón como escenario para alcanzar un Bien objetivo y verdades comunes a todos
los seres humanos.

3.-OBRAS: LOS DIÁLOGOS


a) Obras socráticas o de juventud (393-389): Eutifrón, Apología de Sócrates,
Critón, Ión, Cármides, Laques, Lisis, Protágoras. Platón reproduce en estas obras
las ideas de su maestro Sócrates, sin referencia alguna a la teoría de las ideas.
b) Diálogos de transición (388-385): Hipias Menor, Hipias Mayor,
Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Cratilo. Junto a los temas socráticos
aparecen los primeros esbozos de la teoría de las ideas. Análisis del lenguaje y
temas órficos de influencia pitagórica.
c) Diálogos de madurez o dogmáticos (385-371): Banquete, Fedón República,
Fedro.
Se consolida la teoría de las ideas como base de la epistemología platónica, de la
ética y de la política. Organización del Estado y teoría del amor. Aparecen también
los grandes mitos platónicos.
d) Diálogos críticos (370-347): Parménides, Teeteto, Sofista, Político, Timeo,
Critias, Filebo, Leyes, Epínomis. Adoptan a veces un tono autocrítico frente a sus
antiguas concepciones. El aspecto ontológico de la teoría de las ideas pierde
importancia frente a su aspecto lógico. Sócrates deja de ser el personaje principal

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4.-MOTIVACION FILOSÓFICA DE PLATÓN
Como el mismo Platón nos explica en la Carta VII, ya desde su juventud se interesó
por las cuestiones políticas, pero la política tal como se ejercía en su época le
decepcionó profundamente. Si a esto sumamos la conmoción que le produjo la
condena de Sócrates, podemos entender los motivos que alejaron a Platón de la
carrera política y lo condujeron al campo de la teoría. Esto no significa que la
cuestión política dejara de preocuparle, por el contrario, la búsqueda de la ciudad-
estado (polis) ideal impulsó desde sus comienzos su reflexión; y es esta reflexión la
que le condujo a su famosa teoría de las Ideas.
Para mantener la idea de la ciudad-estado es necesario reformar los fundamentos del
pensamiento político, pero ello requiere también reformar las ideas acerca de la
naturaleza de la realidad y del hombre. La exigencia de buscar un orden justo para
la ciudad implica una nueva fundamentación del hombre. Sin que el hombre se
convierta en virtuoso, no cabe pensar en la areté (virtud) de la ciudad. Y la virtud,
como había enseñado Sócrates, se funda en el conocimiento: el conocimiento de la
verdad posibilita la implantación de un orden justo en el hombre y en la ciudad. Sólo
el que conoce la verdad está capacitado para el gobierno (teoría de los filósofos
reyes). En cuanto a si es posible la verdad, será la teoría de las Ideas o Formas la que
responda a ello.
Además el orden de la ciudad es una parte del gran orden del mundo. El
conocimiento de este orden implica su realización a nivel humano y social (tesis
presente en los pitagóricos). Sólo volviéndonos hacia la verdad podrá la justicia
triunfar. La realización del Bien es una cuestión de conocimiento racional.
La reflexión que nace de estos intereses está inspirada desde sus inicios por la
enseñanza de Sócrates. Platón trata de consolidar las doctrinas de su maestro,
desarrollándolas y defendiéndolas. Los sofistas serán, como para Sócrates, sus
adversarios más directos. Para él el error fundamental de la sofística reside en el
relativismo de Protágoras (el hombre es la medida de todas las cosas) que niega la
existencia de criterios universales y, por tanto, destruye los fundamentos del saber y
la moralidad.
La retórica de los sofistas, como arte de vencer con las palabras, resulta por completo
inservible como método de la filosofía. La auténtica tarea de ésta comienza por
mostrar que sí existe un baremo universal y obligatorio para el pensar y el actuar. En
este punto, Platón continúa la obra de Sócrates. Pero Platón va más allá que su
maestro: en el lugar del «sólo sé que no sé nada» socrático, plantea él la doctrina de
que en la Ideas eternas está puesta para nosotros una medida del pensar y el actuar.
Esta doctrina de la Ideas eternas y permanentes supone, asimismo, un rechazo de la
afirmación heracliteana - recogida también por la sofística- de que todo fluye y nada
permanece. Esa inestabilidad de lo real, del objeto de nuestro conocimiento,
imposibilitaría la verdad.
“Pero es razonable sostener que ni siquiera existe el conocimiento, Cratilo, si todas
las cosas cambian y nada permanece. (...) En cambio, si hay siempre sujeto, si hay
objeto de conocimiento; si existe lo bello, lo bueno y cada uno de los seres, es
evidente, para mí, que lo que ahora decimos nosotros no se parece en absoluto al
flujo ni al movimiento. (Cratilo, 440a-b)

Si para cada uno es verdadero lo que opine por medio de la percepción y una
persona no puede juzgar lo experimentado por otra, ni puede tener más autoridad
para examinar la corrección o la falsedad de la opinión ajena, y, según se ha dicho
muchas veces, sólo puede juzgar uno mismo sus propias opiniones, que son todas
correctas y verdaderas, ¿en qué consistirá, entonces, la sabiduría de Protágoras?
(...) Pues dedicarnos a examinar e intentar refutar los pareceres y las opiniones de
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unos y otros, teniendo en cuenta que son siempre correctas las de cada uno, ¿no es
una tontería de las más grandes y sonadas que puede haber (...)? (Teeteto, 161d-
162a)
Ahora se pone de manifiesto, según parece, que, si todo se mueve, cualquier
respuesta, sobre lo que quiera que sea, será igualmente correcta. Da igual decir que
las cosas son así o que no son así (...).
Pues bien, Teodoro, ya nos hemos librado de tu amigo y, sin embargo, no le hemos
concedido que el hombre sea medida de todas las cosas, a no ser que se trate de un
«Hombre razonable». Tampoco vamos a admitir que el saber sea percepción, al
menos sobre la base de esa doctrina de acuerdo con la cual todo se mueve”.
(Teeteto, 183a-c)

5.-ONTOLOGÍA: TEORÍA DE LAS IDEAS

5.1. - CONCEPTO PLATÓNICO DE IDEAS


En la filosofía platónica, las ideas son las esencias de las cosas, aunque separadas
de ellas y localizadas en el mundo de las ideas.

Toda la filosofía platónica gira alrededor de las términos griegos


“idea"(Idea),"êidos" (Idea o Forma),"morphé" (Forma). Según Platón, todas las
cosas del mundo material han sido formadas a partir de unas formas, moldes,
arquetipos o paradigmas que denomina Ideas. No hay que confundir las ideas en
nuestro sentido ordinario ―algo así como los pensamientos o conceptos que
tenemos sobre las cosas― con las Ideas en el sentido platónico. Las Ideas son
entidades independientes de la mente humana―aunque el hombre no exista,
ellas existen― y constituyen la auténtica realidad. Son inespaciales, atemporales
eternas. Las cosas temporales y mutables son un pálido reflejo de ellas. En un
sentido amplio, podemos definir las Ideas como las esencias independientes: la Idea
de Belleza es la esencia de la belleza, la Idea de Virtud la esencia de todas las
acciones virtuosas, la Idea de Cuadrado la esencia de las figuras cuadradas... pero
las Ideas o esencias no están en las cosas como una de sus partes físicas ―no están
en el mundo físico―sino fuera de ellas (eso es lo que quiere decir "independientes"),
en el Mundo Inteligible.

Aristóteles nos ofrece en el siguiente texto de su obra Metafísica el concepto


platónico del Idea, ligado al problema de la definición de los términos universales,
el tema de la participación y la tesis platónica de los objetos matemáticos como seres
distintos a los objetos sensibles.
“A estas diversas filosofías siguió la de Platón de acuerdo las más veces con las
doctrinas pitagóricas, pero que tiene también sus ideas propias, en las que se separa
de la escuela Itálica. Platón, desde su juventud, se había familiarizado con Cratilo,
su primer maestro, y efecto de esta relación era partidario de la opinión de
Heráclito, según el que todos los objetos sensibles están en un flujo o cambio
perpetuo, y no hay ciencia posible de estos objetos. Más tarde conservó esta misma
opinión. Por otra parte, discípulo de Sócrates, cuyos trabajos no abrazaron
ciertamente más que la moral y de ninguna manera el conjunto de la naturaleza,
pero que al tratar de la moral, se propuso lo general como objeto de sus
indagaciones, siendo el primero que tuvo el pensamiento de dar definiciones,
Platón, heredero de su doctrina, habituado a la indagación de lo general, creyó que
sus definiciones debían recaer sobre otros seres que los seres sensibles, porque
¿Cómo dar una definición común de los objetos sensibles que mudan
continuamente? Estos seres los llamó Ideas, añadiendo que los objetos sensibles
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están fuera de las ideas, y reciben de ellas su nombre, porque en virtud de su
participación en las ideas, todos los objetos de un mismo género reciben el mismo
nombre que las ideas. La única mudanza que introdujo en la ciencia fue esta
palabra, participación.”(Aristóteles, Metafísica, I, VI)

5.2..-TEORÍA DE LAS IDEAS

LA TEORÍA DE LAS IDEAS ES LA PARTE BÁSICA DE LA FILOSOFÍA PLATÓNICA. EN LO


FUNDAMENTAL CONSISTE EN DEFENDER LA EXISTENCIA DE LO ABSOLUTO (LAS
IDEAS O FORMAS), FRENTE AL QUE SE SITÚA EL MUNDO CORPÓREO, MORTAL Y
RELATIVO.

A diferencia del pensamiento cristiano (que también acepta lo absoluto


identificándolo con Dios) el absoluto al que se refiere Platón no tiene carácter
personal. Platón consideró que la realidad se divide en dos grandes géneros: el
Mundo Sensible (también emplea con frecuencia la expresión “mundo visible”)
y el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas. Lo absoluto al que él se refiere es
precisamente este último ámbito de realidad. El Mundo Sensible es el conjunto de
entidades que se ofrecen a los sentidos, realidades particulares, cambiantes,
múltiples, que nacen, duran y mueren y se captan con los sentidos. El Mundo
Inteligible o Mundo de las Ideas está poblado por entidades (SERES) absolutas,
universales, independientes, eternas, inmutables; entidades que están más allá
del tiempo y de Espacio, y que se conocen mediante la parte más excelente del
alma, la racional. En este segundo ámbito la realidad más valiosa la constituye
la Idea del Bien (que para muchos autores Platón identifica con Dios).

La tarea de la filosofía consiste en ascender desde el Mundo Sensible al Mundo de


las Ideas y en éste contemplarla Idea de Bien (por eso Platón define la filosofía como
“una ascensión al ser”). Esta teoría es fundamentalmente una teoría ontológica pero
tiene claras repercusiones en otros ámbitos como la antropología, la teoría del
conocimiento, la ética y la política.
Aunque algunos autores señalan la influencia de elementos religiosos como los
pitagóricos o la motivación política para explicar porqué Platón postuló dicha teoría,

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no hay que olvidar que la motivación más importante es de carácter filosófico
y tiene que ver con, al menos, los siguientes argumentos:
La crítica al conocimiento sensible en el dialogo T e e t e t o Platón mostrará que
el conocimiento sensible no puede dar lugar a evidencias, que la aceptación de dicho
conocimiento conduce al relativismo y que el relativismo es absurdo (crítica al
movimiento sofista). El argumento se completa mostrando que tenemos
conocimientos que no se basan en los sentidos. Conclusión: no es posible la ciencia
(conocimiento estricto) utilizando la sensación como criterio de verdad, no podemos
tener ciencia de lo que aparece a los sentidos (del mundo sensible). La ciencia se ha
de basar en el uso de la razón, que se referirá a la naturaleza de las cosas, a la
esencia ("Ideas", en términos platónicos).
La razón nos conduce hacia las esencias:
- Afirmamos también la existencia de lo bello en sí, e igualmente, para todas las
cosas que decimos múltiples afirmamos que a cada una le corresponde una idea que
es única y que llamamos su esencia.
- Es verdad.
- Y decimos de las cosas múltiples que son el objeto de los sentidos, y no del espíritu,
mientras que las ideas son el objeto del espíritu, y no de los sentidos.
- Perfectamente. “(La República, libro VI)
b) El uso del lenguaje y el problema de la referencia de los términos
universales.
Términos lingüísticos como los nombres comunes ("mesa"), adjetivos ("bueno") y
los Sustantivos abstractos (“belleza") términos de los que se puede mostrar algún
ejemplo, inducen a pensar en entidades distintas a las individuales. El referente de
los nombres propios ("Sócrates", "Napoleón") es una entidad individual; pero
tenemos ciertos problemas para pensar en los referentes de aquellos otros términos
(los nombres comunes, adjetivos y sustantivos abstractos, a los que podemos llamar
términos universales, puesto que pueden utilizarse para referirse a una pluralidad de
objetos). Por ello Platón mantendrá que deben existir unas entidades que sean el
correlato de los términos universales y distintas de los individuos: lo Verde, sería el
correlato de "verde", la Bondad de "bondad", la Belleza de "bello", la Verdad
de "verdad"; a las entidades correlato de los términos universales Platón las llama
Ideas o Formas.

UNIVERSALES
SIGUIENDO A PLATÓN, ARISTÓTELES LLAMA UNIVERSAL A “UN UNO QUE SE DICE DE
MUCHOS”. LOS UNIVERSALES SON LOS TÉRMINOS QUE PUEDEN PREDICARSE DE MÁS
DE UN SUJETO.

La relación entre las cosas sensibles y las ideas:


Sócrates: Fíjate bien en lo que seguirá, y ve si no estás de acuerdo conmigo. Me
parece que si hay alguna cosa bella, además de lo bello en sí, sólo puede ser bella
porque participa en esta misma belleza, y así todo lo demás. Me concedes esta
causa?
Cebes: Sí, te la concedo.
Sócrates: Entonces, no comprendo todas estas otras causas sabias. Si alguien me
dice que lo que hace que una cosa sea bella, es la vivacidad de sus colores o la
proporción de sus partes, o cualquier otra cosa similar, deje de lado todas estas
razones que no hacen más que ofuscarse me, y respondo sin ceremonia y sin arte, y
quizá demasiado simplemente, que nada la hace bella sino la presencia o la
comunicación de esta belleza en sí, sea cual sea el modo como esta comunicación se
produzca. Porque yo no afirmo nada después de eso. Afirmo sólo que es por la

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belleza que son bellas todas las cosas bellas. Mientras me mantenga en este
principio, no creo que pueda equivocarme, y estoy persuadido de que puedo
responder con toda seguridad que las cosas bellas son bellas por la presencia de la
belleza. No te parece así también?
Cebes: Perfectamente.
Sócrates: De la misma manera, no son grandes las cosas grandes por la grandeza,
y las pequeñas no lo son por la pequeñez?
Cebes: Sí”. (Fedón, l00a)

La posibilidad del conocimiento científico: la ciencia estricta no puede hacerse de


lo que cambia continuamente, las cosas sensibles están en continuo cambio, luego la
ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que no cambian. La
segunda premisa muestra una clara afinidad con Parménides y con Heráclito: lo dado
a los sentidos es un mundo sometido continuamente al cambio, a la mutación. En
cuanto a la primera premisa: debemos pensar en algo permanente en los objetos si
queremos que nuestras proposiciones referidas a ellos sean siempre verdaderas. ¿Hay
un conocimiento que siempre sea verdadero? Si poseyésemos tal conocimiento
deberíamos pensar que en el mundo hay cosas que no cambian, y nuestro
conocimiento versaría acerca de ellas. Platón creerá que la matemática reúne esas
condiciones. la ciencia que busca será aquella que, como la matemática, usa la razón
y posee aquel tipo de universalidad; creerá que es posible un saber análogo, e incluso
superior, en ámbitos de lo real distintos al matemático; y ambas disciplinas (la
matemática y ese saber superior que denominará "dialéctica") serán conocimiento
estricto precisamente por referirse a entidades inmutables. A dichas entidades las
llamará Platón "Ideas".
En una realidad cambiante no es posible el conocimiento:
Sócrates: ¿Cómo podrá, por tanto, ser nada lo que nunca permanece igual Porque si
permanece igual un momento, durante este tiempo es claro que no se desplaza, y si
permanece igual y es lo mismo, como podría cambiar o moverse sin salir nada de su
forma?.
Cratilo: De ninguna manera.
Sócrates: Ni tampoco sería conocido de nadie. Pues apenas se le acercara alguien
para conocerlo, ya fuera otro y de otro tipo, de modo que no se podría ya conocer
qué es ni cómo es. Ningún conocimiento, en efecto, no conoce si lo que conoce no
tiene manera de ser.
Cratilo Es como tú dices.
Sócrates: Ni caso de afirmar que hay conocimiento, Crátilo, si todas las cosas se
transforman y nada permanece. (Crátilo, 439e-440ª)

5.3.-NATURALEZA DE LAS IDEAS


Las Ideas son entidades objetivas, trascendentes, independientes de nuestra
conciencia, representaciones que son condición de posibilidad tanto de lo real cuanto
de su conocimiento fiable y exacto. Las Ideas son inmutables y eternas, atópicas y
acrónicas. Platón habla generalmente de las Ideas de un modo más o menos
metafórico: no existen en el mundo sensible. Existen de forma trascendente, en un
cosmos propio, el kosmos noetós, separado del mundo fenoménico, empírico,
sensible. El mundo inteligible es real. El mundo sensible es cuasi real, es
fantasmagórico, aparencial. El mundo inteligible es necesario, consistente,
inmutable. El mundo sensible no tiene apenas espesor ni consistencia ontológica, es
contingente, está en permanente devenir y cambio. En todo caso, cuatro
características atribuye Platón con seguridad a las Ideas: 1) Las Ideas son eternas
o intemporales; 2) Las Ideas son únicas, es decir, a cada término general o abstracto
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corresponde una y sólo una Idea; 3) Las Ideas son simples, y 4) Las Ideas son
inalterables, no sufren cambio ni transformación alguna, permanecen siempre
idénticas a sí mismas.

6.-EL DUALISMO ONTOLÓGICO


La teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía platónica: ontológicamente
las Ideas son los únicos objetos verdaderamente reales; epistemológicamente son los
objetos del conocimiento auténticamente tal; desde el punto de vista de la moral y
político, son el fundamento de la conducta justa, y antropológicamente están a la
base del dualismo platónico y le permiten incluso la demostración de la inmortalidad
del alma.

Platón defendió un claro dualismo ontológico, creyendo en la existencia de dos


tipos de realidad o tipos de mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible o
mundo de las Ideas. El Mundo Sensible consta de realidades particulares, en el que
se da la multiplicidad, el cambio, la generación y la destrucción; es el conjunto de
cosas perceptibles por los sentidos, cosas materiales, temporales y espaciales. Por su
parte, e l Mundo Inteligible consta de realidades universales, en él se da la unidad;
es el mundo de las Ideas (o "Formas"). Las Ideas no están sometidas a cambio, son
eternas, invisibles, no materiales, atemporales y a espaciales. Se conocen por la
razón. Es la auténtica realidad. Las Ideas o Formas no son conceptos o sucesos
psíquicos, algo que exista en la mente; son entidades extra mentales, con entidad
objetiva e independiente del hombre. Las Ideas son causas de las cosas: aunque
ellas sean el auténtico ser, Platón, a diferencia de Parménides, no negará toda
realidad a lo que se da a los sentidos (mundo sensible); lo sensible, aunque
ontológicamente inferior a las Ideas, poseerá también cierto tipo de ser, y éste le
vendrá dado por la imitación o participación de las Formas.

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PARTICIPACIÓN
MODO DE VINCULARSE EL MUNDO SENSIBLE CON EL MUNDO INTELIGIBLE GRACIAS
AL CUAL LAS COSAS FÍSICAS GOZAN DE CIERTO SER E INTELIGIBILIDAD.

Platón considera que el verdadero ser pertenece a las Ideas y en su conjunto al


Mundo Inteligible. Sin embargo, a diferencia de lo que parece defender Parménides,
no niega toda realidad a las cosas físicas o perceptibles ni al conjunto de ellas o
Mundo Sensible. Las cosas visibles tienen ser pero no un ser perfecto ni genuino:
son (así lo expresa metafóricamente en el Mito de la Caverna) como sombras de la
auténtica realidad. Las cosas del mundo sensible tienen realidad en la medida en
que en ellas de alguna manera se realizan o concretizan las entidades universales o
Ideas. Esta vaga forma de hablar es intencionada y responde a la dificultad
reconocida por el propio Platón para explicar el modo de vincularse las cosas físicas
con las Ideas y de dar estas últimas ser e inteligibilidad a aquellas. Platón emplea dos
expresiones para indicar este vínculo entre ambos mundos: en algunos textos nos
dice que el Mundo Sensible “participa” del ser del Mundo Inteligible y en otros que
“imita” dicho ser.
El mundo de las Ideas está ordenado jerárquicamente pues hay distintos tipos de
Ideas y no todas son valoradas del mismo modo. La lógica interna de los argumentos
que utiliza para la defensa de las Ideas tendría que llevarle a mantener que hay Ideas
de todos aquellos términos lingüísticos de los cuales podamos encontrar algún
ejemplo, es decir, de todos los términos universales: "justicia", "bien", "hombre";
pero también "mesa", "pelo", "barro", etc. A pesar de ello, la población de las Ideas
postulada por Platón queda bastante limitada a causa de consideraciones valorativas.
Géneros de Ideas que se incluyen en el mundo inteligible: Idea de Bien, otras
Ideas morales (Justicia, Virtud, etc.); Ideas estéticas (especialmente la de Belleza),
Ideas de Multiplicidad, Unidad, Identidad, Diferencia, Ser, No Ser,. Ideas
matemáticas y otras Ideas (Idea de Hombre, etc.). Platón sitúa a la Idea de Bien en la
cúspide de ese mundo; a veces la identifica con la Idea de Belleza e, incluso, con
Dios. La Idea de Bien causa lo real pues la conducta humana se hace con vista a ella
y todo lo real tiende a ella (finalidad intrínseca en la naturaleza).En diálogo
Parménides, Platón insiste en que no hay Ideas de cosas negativas (ej: el pelo, el
barro, la suciedad). La explicación es sencilla: una cosa negativa es una carencia (un
no ser) y por tanto no puede haber Ideas de cosas negativas porque la Idea es ser
perfectísimo. Aunque sea incidentalmente. Hay que recordar que esta afirmación
del "no-ser" de la suciedad, de la basura... ha tenido importantes consecuencias a la
hora de la falta de una filosofía ecológica hasta nuestros días.

7.- TRES IDEAS BÁSICAS EN PLATÓ


A) Idea de Bien:
Entre las ideas puras, la superior es el Bien. El Bien es la idea de la razón por
excelencia, la perfección absoluta. Se identifica, pues, con la Belleza y con la
Justicia perfecta. Platón utiliza la palabra Agathon que no quiere decir sólo lo
que nosotros entendemos por bien moral o acción buena sino además significa
excelencia máxima y también lo que es adecuado o apropiado. La idea de Bien
aplicada al mundo social ya la política se identifica con la idea de Justicia.
[Justicia = Bueno].
En el mito de la caverna, Platón compara la idea de Bien con el sol. El Sol pide
un esfuerzo de la vista si queremos contemplar y al mismo tiempo ilumina y da
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vida a todas las cosas. También la idea de bien, exige el esfuerzo de la mente, a la
vez que ilumina y da sentido a todas las demás Ideas. La idea de Bien es el
principio de la ciencia y de la verdad como el Sol es el principio del conocimiento
de las cosas. El Bien proporciona existencia, identidad y perfección a
todas las cosas cognoscibles. Es el principio de perfección de las cosas. Las
ideas son buenas, porque participan o expresan el Bien perfecto. En este sentido el
Bien no es una idea como las otras, sino que le corresponde una jerarquía superior.
Vendría a ser una súper-idea ya que es el principio y la fundamentación de
todas las demás.

B) Eros:
Por debajo de la idea de Bien está la ideas de Eros (amor). El amor nos lleva
al conocimiento del Bien porque las ideas son buenas. El amor es la fuerza que
nos lleva al conocimiento y el motor de la dialéctica ascendente. Progresamos
en el conocimiento porque amamos las ideas.
Hay dos tipos de amor diferente:
1 º El amor a los cuerpos; puramente material, este no es el amor auténtico para
que el cuerpo pertenece al mundo sensible y todo lo que pertenece al mundo
sensible es degradado e inferior. Amar un cuerpo resulta insuficiente ( no malo, sino
insuficiente!) porque los cuerpos cambian, mientras que el amor aspira a durar a
estar eternamente con lo que ama.
2 º El amor del alma es el supremo. Es el amor superior para que a través del
amor de las almas que son eternas lleguemos al amor de las Ideas. Las cosas
sensibles manifiestan parte de su belleza que provoca en nosotros la necesidad
de un Eros supremo que sea el amor o la apetencia de la belleza misma. Todas
las cosas aspiran por el Eros su arquetipo o modelo que es la forma pura, es
decir, a la representación ideal de sí mismas.
El alma humana aspira también a la realización de su ideal pero, como que el alma
es de naturaleza espiritual, su máxima perfección (su bien) es la vida intelectual, el
conocimiento y la ciencia.
Esto llena de sentido la etimología de la palabra filosofía / Sofos (amor a la
sabiduría). El amor máximo es el amor a la filosofía. El amor más puro es el amor a
las ideas. En diálogo El Banquete se presenta el proceso ascendente del amor:
empezamos estimando los cuerpos bellos, se pasa del amor de los cuerpos en el
amor a las almas y del amor a las almas al amor a las Ideas.
“Porque el camino recto hacia el amor, tanto si se sigue espontáneamente como
si otro te guía, consiste en comenzar por las bellezas de este mundo y elevarse hasta
la belleza suprema pasando, por así decirlo, por todos los escalones, de un cuerpo
bello a dos, de dos a todos los demás, los cuerpos bellos en las ocupaciones bellas,
de las ocupaciones bellas a las ciencias bellas, hasta que, de ciencia en ciencia, se
llegue a la ciencia por excelencia que no es otra que la ciencia de lo bello en sí, y se
acabe por conocerlo tal como es en sí. Mi querido Sócrates, prosiguió la
extranjera de Mantinea, si hay algo que le dé valor a esta vida, es la contemplación
de la belleza en sí. Y si lo consigues algún día, no te parecerán comparables el oro
ni las vestiduras, ni los chicos y jóvenes bellos, la contemplación de los que ahora
te arrebata hasta tal punto, a ti ya muchos otros, que para contemplar
constantemente a los que amas, por estar sin parar con ellos, si fuera posible,
estaríais dispuestos a privarse de comer y de beber para pasar su vida en su
compañía y contemplación. ¿Qué pensaríamos de un hombre a quien le fuera dado
mirar la belleza en sí, pura, sin mezcla, sin estar revestido de las carnes ni los
colores humanos ni de todas las vanidades perecederas, sino la belleza divina en sí?

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¿Crees que sería una vida miserable tener la mirada fija en ella y disfrutar de la
contemplación y la compañía de un cierto objeto? No crees, al contrario, que este
hombre, siendo el único en este mundo que percibe lo bello por el órgano
mediante el cual es perceptible lo bello, sólo él podrá producir, no imágenes
de las virtudes, porque no se aplica a las imágenes, sino virtudes verdaderas,
porque en la verdad se aplica? Así a aquel que engendra y nutre la verdadera virtud
le corresponde ser querido de Dios. Y si algún hombre debe ser inmortal, éste debe
serlo.” (Banquete)

Cabe destacar que el Amor en Platón tiene la estructura contraria a la del


Amor cristiano (los cristianos nunca hablan de Eros, sino de Ágape). Para Platón el
amor va de abajo a arriba. Para los cristianos de arriba (Dios) a bajo (hombres).
Los hombres debemos amarnos porque Dios nos ama hasta el final.

C) Idea de Unidad:
De origen pitagórico. La Unidad aparece como una característica fundamental de la idea de Bien.
El bien es Uno, si algo es buena es una. Cada idea unifica múltiples cosas, copias de ella. Ahora
bien, las ideas son a su vez múltiples. Por lo tanto, necesitamos la idea de unidad para unificar la
multiplicidad de las Ideas. Por debajo de la idea de unidad están las ideas de polaridad que son
aquellas en que una implica la otra. Ideas de polaridad son por ejemplo: Al igual / desigual,
idéntico / diferente, movimiento/ reposo, Generación / corrupción.

8.-CRÍTICA ARISTOTÉLICA A LA TEORIA DE LAS IDEAS


"Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber". Con estas
palabras se inicia el libro primero de la Metafísica de Aristóteles. Ese deseo de
saber culmina en la adquisición de la sabiduría que consiste, para Aristóteles, en el
conocimiento de las causas y los principios del ser. Y ese conocimiento es el objeto
de la metafísica, de la ciencia de las primeras causas y principios del ser, el
conocimiento del ser "en cuanto ser", el conocimiento de la causa última de la
naturaleza y de la realidad.

La crítica de la Teoría de las Ideas


1. La metafísica aristotélica se elabora en buena medida como reacción a la teoría de
las Ideas de Platón. No parece que Aristóteles haya manifestado ninguna oposición
crítica a la teoría de las Ideas durante su permanencia en la Academia. Todo indica,
por el contrario, que las primeras críticas a la teoría de las Ideas se elaboran luego de
su abandono de la Academia, cuando Aristóteles comienza a perfilar su propia
filosofía. Hay que recordar, sin embargo, que ya Platón había criticado la teoría de
las Ideas en el Parménides, y que probablemente la teoría de las Ideas había sido
objeto de numerosas controversias en la Academia. No tiene sentido, pues, buscar
en la crítica aristotélica a la teoría de las Ideas ningún tipo de razón personal que
pudiera haber enfrentado a Aristóteles con Platón, sino, como el mismo Aristóteles
nos dice en la "Metafísica", la simple búsqueda de la verdad.
2. Aristóteles estará de acuerdo con Platón en que hay un elemento común entre
todos los objetos de la misma clase, el universal, la Idea, que es la causa de que
apliquemos la misma denominación a todos los objetos del mismo género; admitirá,
por lo tanto, que ese universal es real, pero no que tenga existencia independiente de
las cosas, es decir, que sea subsistente. La teoría de las Ideas, por lo demás, al dotar
de realidad subsistente al universal, a la Idea, duplica sin motivo el mundo de las
cosas visibles, estableciendo un mundo paralelo que necesitaría a su vez de
explicación.
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3.Tampoco es capaz de explicar el movimiento de las cosas, que era uno de los
motivos de su formulación; (recordemos que, al igual que los pluralistas intentaban
con su propuesta explicar la permanencia y el cambio, la teoría de las Ideas se
propone con la misma finalidad); ahora bien, esta teoría no ofrece ningún elemento
para explicar el movimiento, el cambio, ya que siendo las Ideas inmóviles e
inmutables, si las cosas son una imitación de las ideas habrían de ser también
inmóviles e inmutables; pero si cambian ¿de dónde procede ese cambio?.
("Metafísica", libro 1,7).

4.Aristóteles considera que la teoría de las Ideas es imposible, ya que establece una
separación entre el mundo visible y el mundo inteligible, es decir, entre la sustancia
y aquello por lo que una sustancia es, su forma o esencia. Las Ideas, en
efecto, representan la esencia de las cosas, es decir, aquello por lo que las cosas son
lo que son.
¿Cómo es posible que aquello por lo que algo es lo que es no resida en el objeto,
sino fuera de él? ¿Cómo es posible que aquello que hace que el hombre sea hombre,
su esencia, la Idea de hombre, no resida en el hombre, sino que exista
independientemente de él? Las formulaciones de Platón para tratar de explicar la
relación entre las Ideas y las cosas, las teorías de la participación y la imitación, por
lo demás, lejos de explicar dicha relación no son más que metáforas.

5. Ya el mismo Platón había criticado dichas teorías en el Parménides; Aristóteles


insistirá en sus carencias con el argumento del "tercer hombre": si el hombre es el
resultado de la imitación de la Idea de hombre, y tal Idea es entendida como una
entidad de carácter individual, ¿A qué otra realidad imita la Idea de hombre? Debe
existir un tercer modelo de hombre para explicar la similitud entre el hombre
concreto y la Idea de hombre, del mismo modo que se postula la Idea de hombre
para explicar la similitud entre los hombres concretos. De ese modo encadenaríamos
hasta el infinito la exigencia de un modelo del modelo, lo que nos llevaría al
absurdo. Por otra parte, las cosas no pueden provenir de las Ideas; sin embargo, es
esa una afirmación crucial de la teoría de las Ideas, al concebir que las Ideas son
causa de las cosas; no obstante, es el mismo Platón en el Timeo quien explica que
las ideas son sólo el modelo en el que se inspira el Demiurgo para modelar las
cosas, es decir, las causas ejemplares de las cosas, pero no sus causas eficientes.
("Metafísica", libro 1,7).
“Pero la aporía más importante con la que cabe enfrentarse es ésta: ¿de qué sirven
las formas o Ideas para entender y explicar las cosas sensibles…? Desde luego,
nson causas de su movimiento ni de cambio alguno suyo. Pero es que tampoco
aportan ayuda alguna ni en orden a la ciencia de las demás cosas: no son, en efecto,
sus esencia pues si lo fueran estarían en ellas, ni tampoco respecto de su ser, toda
vez que no son inmanentes a las cosas que de ellas se dice participan. Y es que,
ciertamente, las demás cosas no pueden provenir de las formas en ninguno de los
sentidos en que usualmente se dice «provenir de». Y decir, a su vez, que las formas
son modelos y que las cosas participan de ellas no es sino decir palabras vacías de
significado y formular metáforas poéticas”. (Metafísica I)

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9.-MITO O ALEGORÍA DE LA CAVERNA (REP. VII)

MITO CON EL QUE PLATÓN DESCRIBE NUESTRA SITUACIÓN RESPECTO DEL CONOCIMIENTO:
AL IGUAL QUE LOS PRISIONEROS DE LA CAVERNA QUE SÓLO VEN LAS SOMBRAS DE LOS
OBJETOS, NOSOTROS VIVIMOS EN LA IGNORANCIA CUANDO NUESTRAS PREOCUPACIONES SE
REFIEREN AL MUNDO QUE SE OFRECE A LOS SENTIDOS. SÓLO LA FILOSOFÍA PUEDE
LIBERARNOS Y PERMITIRNOS SALIR DE LA CAVERNA AL MUNDO VERDADERO O MUNDO DE
LAS IDEAS.

En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la


caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Platón
dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza
respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar
cuestiones relativas a la teoría del conocimiento. Pero tiene también claras
implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología a, la antropología
e incluso la política y la ética; algunos intérpretes han visto también implicaciones
religiosas. Platón nos ofrece en el famoso texto siguiente, el mito de la caverna,
metáfora de la situación del hombre en relación a la verdad y al ser y concentrada
imagen de las tesis más importantes de su filosofía. Veamos el texto siguiente de la
República.

I. -Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con


respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una
especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a
la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en
ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse
quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la
cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y
entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino
suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan
entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus
maravillas.
-Ya lo veo -dijo.

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-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que
transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de
hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre
estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén
callados.
-Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pioneros!
-Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así
han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas
por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
-¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las
cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
-¿Qué otra cosa van a ver?
-Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar
refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? Forzosamente.
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que,
cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba
era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
-No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra
cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
-Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de
su ignorancia y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de
ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a
andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de
las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué
crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes
y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a
objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los
objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada
uno de ellos?
¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería
más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-Mucho más -dijo.
II. -Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los
ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y
que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?
-Así es -dijo.
-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y
escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol,
¿No crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz,
tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas
a las que ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo
que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de
hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos.
Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el
cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el
sol y lo que le es propio

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-¿Cómo no?
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni
en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí
mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las
estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el
autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de
sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber
cambiado y que les compadecería a ellos? Efectivamente.
-Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que
concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las
sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían
pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de
profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia
de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre
aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría
decididamente «ser siervo en
el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes
que vivir en aquel mundo de lo opinable?
-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella
vida.
-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo
asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja
súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido
constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no
habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el
tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él
que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la
pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban
manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
-Claro que sí-dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!,
a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la
vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol.
En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste,
si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con
respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad
sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el
mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero,
una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello
que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y
al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y
conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en
su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo."(República,
VII)

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La descripción del mito tal y como lo narra Platón en “República” se articula en
varias partes:

I. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LOS PRISIONEROS:


Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan
una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e
inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de
ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los
prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o
tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar,
por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de
los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos
figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los
individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el
fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.
En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las
voces que oyen son la única y auténtica realidad.

II. PROCESO DELIBERACIÓN DEL CAUTIVO


A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero.
1. En el mundo subterráneo.
Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su
naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar
hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas
cuyas sombras había visto antes. Se encontraría confuso y creería que las sombras
que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le
forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada
hacia los objetos antes percibidos.

2. En el mundo exterior.
Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la
oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar
primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua,
luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo
que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna. Finalmente percibiría el sol, pero
no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol,
que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito
visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto. Al recordar
su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, se
sentiría feliz y los compadecería. En el mundo subterráneo los prisioneros se dan
honores y elogios unos a otros, y recompensas a aquel que percibe con más agudeza
las sombras, al que mejor recuerda el orden en la sucesión de la sombras y al que es
capaz de adivinar las que van a pasar. Esa vida le parecería insoportable.

B. Regreso al mundo subterráneo, exigencia moral de ayuda a sus compañeros.


1. Confusión vital por la oscuridad de la caverna.
Si descendiera y ocupara de nuevo su asiento tendría ofuscados los ojos por las
tinieblas, sería incapaz de discriminar las sombras, los demás lo harían mejor que él,
se reirían de él y dirían que por haber subido hasta lo alto se le han estropeado los
ojos y que no vale la pena marchar hacia arriba.

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2. Burla y persecución.
Si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz se burlarían de él, lo perseguirían y
lo matarían.
III.INTERPRETACIÓN
Comparación de las realidades
-Debemos comparar la región visible con la morada-prisión y la luz del fuego que
hay en ella con el poder del sol.
- Comparación de los procesos.
El ascenso y contemplación de las cosas de arriba es semejante al camino del alma
hacia el ámbito inteligible.
-Valor de la Idea de Bien. Objeto último y más difícil del mundo cognoscible: la
Idea del Bien. Causa de todas las cosas rectas y bellas; en el mundo visible ha
engendrado la luz y al sol, y en el ámbito inteligible es la productora de la verdad y
de la inteligencia; es la realidad que es necesario ver para poder obrar con sabiduría
tanto en lo privado como en lo público.
9.1.-INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA SOBRE LA IDEA DE BIEN
- La Idea de Bien, representa la máxima perfección y la máxima realidad, y
gobierna el mundo de las ideas de la misma manera que el sol y su luz gobiernan el
mundo sensible, “el bien y el sol son dos reyes, uno del mundo sensible y otro del
mundo inteligible”, y en otro lugar dice Platón, “a mi entender, dirás del sol que
no solo procura la facultad de ver los objetos, sino también la generación, el
crecimiento y el alimento” , …”el bien proporciona el ser y la esencia a todas las
cosas” (República, VII).

Por lo tanto la Idea de Bien ejerce diversas funciones:


1.- Función ontológica: Ella es la causa del ser, de la perfección y de la existencia
de las otras Ideas y de las cosas del mundo sensible.
2.-Función Epistemológica: Al alma humana se le hacen inteligibles, conocidas las
restantes ideas y seres del mundo sensible, gracias a la Idea de Bien (el sol, en el
mito).
3.-Función ética y política: Es el fundamento de la ética y la política. Para dirigirse
bien en la vida privada hay que conocer el Bien, y para gobernar con justicia, hay
que saber cómo hacerlo, habiendo contemplado y conocido la Idea de Bien y de
Justicia. Solo podemos canalizar sabiamente la vida privada y pública a través de
ella. Además los gobernantes, han de ser educados, en la contemplación de la Idea de
Bien, si quieren gobernar bien en las cosas que tocan al Estado. Como vemos esta
teoría tiene rabiosa actualidad, que de aplicarse, solo podrían gobernar los mejor
preparados en el saber y los más virtuosos éticamente hablando.
4.-Principio Unificador: La Idea de bien unifica el mundo, tanto el sensible como el
de las Ideas, y todo está subordinado a esta Idea.
5.-Causa final y causa del orden del mundo:” Todas las cosas quieren ser como la
Idea” (Fedón). Todas las realidades, quieren parecerse y tienden a ser como su Ideal
modélico, que imitan, de forma imperfecta las cosas y de forma perfecta las Ideas.
6.-Función religiosa y teológica: En los filósofos neoplatónicos, y en algunos
filósofos cristianos, han identificado a la Idea de Bien con el Ser de Dios. Lo mismo
que el Bien es la causa de todo, Dios es el Ser de los seres, del cual todo participa
10.-EPISTEMOLOGIA Y Tª. DEL CONOCIMIENTO (Rep. VI)
En la República nos ofrecerá una nueva explicación, la dialéctica, al final del libro
VI, basada en la teoría de las Ideas. En ella se establecerá una correspondencia

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estricta entre los distintos niveles y grados de realidad y los distintos niveles
de conocimiento. Fundamentalmente distinguirá. Platón dos modos de
conocimiento: la "doxa" (o conocimiento sensible) y la "episteme" (o
conocimiento inteligible). A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de
realidad, la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento
viene representado por la "episteme", dado que es el único conocimiento que versa
sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el conocimiento
verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está
sometido a la fluctuación de la realidad sensible; ha de ser, por lo tanto,
conocimiento de las Ideas.

Platón nos lo explica mediante la conocida Alegoría de la línea. Representemos en


una línea recta los dominios de los sensible y lo inteligible, uno de ellos más largo
que el otro, y que se encuentre en una relación determinada con él, nos dice Platón.
Dividamos cada uno de dichos segmentos según una misma relación, igual a la
precedente. Sobre la parte de la línea que representa el mundo sensible tendremos
dos divisiones: la primera correspondiente a las imágenes de los objetos materiales -
sombras, reflejos en las aguas o sobre superficies pulidas-, la segunda
correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas -obras de la naturaleza
o del arte-. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo
inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y
matemáticos), y la segunda a los objetos reales, las Ideas.
Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el
mundo Inteligible el dominio de la ciencia (episteme) estamos autorizados a
formular la proposición siguiente: la opinión es a la ciencia lo que la imagen es al
original. Las imágenes de los objetos materiales dan lugar a una representación
confusa, que llamaremos imaginación (eikasía); los objetos materiales dan
lugar a una representación más precisa, que comporta la adhesión del sujeto que
las percibe, y a la que llamaremos creencia (pístis); por su parte, en el mundo
inteligible, las imágenes de las Ideas (objetos matemáticos) dan lugar a un
conocimiento discursivo (diánoia), mientras que las Ideas mismas da lugar a un
conocimiento intelectivo (nóesis), el conocimiento de la pura inteligencia. La
dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende gradualmente al verdadero
conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal y de lo sensible.

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10.1.-QUE ES LA DIALÉCTICA?
Es el método (ciencia por excelencia), que permite el acceso al Mundo Inteligible,
En principio es un método ascendente, que sigue la misma razón, partiendo de las
realidades sensibles, hasta alcanzar el conocimiento de las Ideas, y de Idea en Idea
hasta la Idea suprema de Bien. Proceso que va de lo múltiple (cosas, Ideas) hasta lo
Uno (El Bien). De este modo afirma Platón, que “el único que tiene una visión de
conjunto y un conocimiento cierto de la autentica realidad es el dialéctico”.
También la dialéctica implica un proceso descendente, proceso inverso que
reconstruye la serie de las ideas sin recurso a la experiencia. La dialéctica es un
proceso estrictamente intelectual.

11.-EL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS

Pero como llegamos al conocimiento de las Ideas? Platón propone tres caminos, que
son tres teorías expuestas en sus diálogos Menón, Fedón, República y Banquete

11.1-LA TEORIA DE LA REMINISCENCIA: “CONOCER ES RECORDAR”


El concepto de "reminiscencia" o "anamnesis" (anamnhsiV) es una noción
fundamental en la teoría del conocimiento (véase epistemología) de Platón, quien
en su diálogo Menón plantea una teoría al respecto en los siguientes términos: "Y
ocurre así que, siendo el alma inmortal, y habiendo nacido muchas veces y
habiendo visto tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada
que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y
sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes
sabía. Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo
aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto
llaman aprendizaje los hombres), descubra él mismo todas las demás, si es hombre
valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por
consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia." (Menón)

La llamada "teoría de la reminiscencia" de Platón consiste, entonces, en afirmar


que el conocimiento en el hombre es innato; que el alma del ser humano conoce ya
la verdad antes de encarnarse en el cuerpo, y que la tarea del hombre en la vida es
ir recordando todas las cosas que su alma ya conocía, las cuales, como
consecuencia del proceso de encarnación, habían sido olvidadas. De esta forma, no
es posible para el hombre ampliar sus conocimientos, puesto que éstos se
encuentran en él desde su nacimiento, sino tan sólo sacarlos a la luz, recordarlos, y
esto es lo que nosotros llamamos "aprender".

El proceso de reminiscencia de la verdad es un proceso dialéctico que viene


posibilitado por dos posibles recursos; en primer lugar, la percepción sensible de
las cosas en este mundo trae al hombre el recuerdo de las cosas verdaderas (ideas)
que pueblan el mundo inteligible en el que previamente habitaba el alma. Así
puede el hombre recordar algunas primeras verdades; después, y puesto que en el
mundo de las ideas éstas se encuentran jerarquizadas y relacionadas entre sí, el
individuo puede ir recordando el resto de las ideas mediante un proceso de
reflexión intelectual. En este camino hacia el recuerdo de la verdad, el ser humano
atraviesa por dos estados principales: la doxa ("opinión"), estado de conocimiento
que le lleva a tomar como verdaderas las cosas que percibe por los sentidos, y
la episteme ("ciencia"), estado en el que es ya capaz de aprehender mediante la
razón las ideas verdaderas, de las cuales constituyen meras copias las cosas
sensibles. La dialéctica es para Platón este ascenso de las cosas sensibles (objetos
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materiales percibidos con los sentidos) a las inteligibles (ideas inmateriales
aprehendidas mediante la razón).

En cuanto al marco teórico en el que insertar dicha teoría, lo cierto es que Platón
apenas ofrece referencias; en uno de sus diálogos aparece un mito en el que se
explica cómo el alma, que se encontraba libre en el mundo de las ideas, es
condenada a encarnarse en un cuerpo por algún tipo de falta cometida. Cuando tal
encarnación sucede, el alma olvida todo lo que sabía, de forma que su tarea
mientras se halla encarnada es el recuerdo de la verdad, de las ideas (y en último
extremo de la idea de Bien), con lo cual tendrá lugar su purificación o catharsis.
Cuando el cuerpo muere, el alma es juzgada; si el veredicto es positivo, esto es, si
ha conseguido purificarse, puede permanecer ya para siempre en el mundo de las
ideas. Si, por el contrario, no ha obtenido la purificación, deberá encarnarse en
sucesivos cuerpos hasta que la consiga.

"Las almas humanas, antes de vivir en este mundo y de alojarse cada una de ellas
en un cuerpo de hombre, vivieron en otro mundo, vivieron en el mundo donde no
hay hombres, ni cosas sólidas, ni colores, ni olores, ni nada que transite y cambie,
ni nada que fluya en el tiempo y el espacio. Vivieron en el mundo de puras esencias
intelectuales, en el mundo de las ideas. Ese mundo estaba en un lugar que Platón
llama, lugar celeste "topos uranos". Allí viven las almas en perpetua
contemplación de las bellezas inmarcesibles de las ideas, conociendo la verdad sin
esfuerzo alguno porque la tienen intuitivamente delante; sin nacer ni morir…en
pura eternidad.Pero esas almas, de vez en cuando, vienen a la tierra y se alojan en
un cuerpo humano, dándole vida. Al estar en la tierra y alojarse en un cuerpo
humano, naturalmente tienen que someterse a las condiciones en que se
desenvuelve la vida en la tierra, a las condiciones de la espacialidad, de la
temporalidad, del nacer y del morir, del dolor y del sufrimiento, de la insuficiencia
de los esfuerzos, de la brevedad de la vida, de los desengaños, de la ignorancia y
del olvido. Estas almas olvidan, olvidan las ideas que conocieron cuando vivían en
el "topos uranos", en el lugar celeste donde moran las ideas. Olvidadas de sus
ideas están y viven en el mundo. Pero como han estado antes en ese "topos
uranos", donde están las ideas, bastarán algunas preguntas bien hechas, para que
del fondo del olvido, por medio de la reminiscencia, atisben algún vago recuerdo
de esas ideas.". (Fedón)
11.2.-LA DIALECTICA DE LAS IDEAS (Ver epistemología y teoría del conocimiento).

11.3.-LA DIALÉCTICA EL AMOR

La dialéctica es el procedimiento propio de la investigación racional y desarrolla la


mayéutica socrática (método para alcanzar definiciones universales,
fundamentalmente de valores morales).

Hay una dialéctica ascendente que permite el acceso al mundo de las Ideas en un
proceso de ascensión que va de las cosas sensibles hasta las ideas, y luego de idea
en idea hasta la idea suprema que es el bien. La dialéctica posee también un
importante apoyo emocional en el amor "eros”. Y es que, el conocimiento
desarrolla entre el ser humano y el ser en sí (las ideas) una relación no sólo
intelectual sino que también afecta a la voluntad. El tema del amor (eros) se
encuentra expuesto en los diálogos El Banquete y Fedro. El amor es el deseo de
algo que no se posee pero de lo que se siente necesidad. La principal aspiración del
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amor es hacia la belleza. Y la belleza es un bien que se desea porque nos hace
felices. La belleza posee distintos grados por los cuales el ser humano puede
elevarse poco a poco hacia el mundo de las Ideas.

En primer lugar, la belleza de un cuerpo bello atrae a los seres humanos. Por
encima de la belleza de los cuerpos está la belleza Del Alma, de las instituciones,
leyes y ciencias. Y por último, la belleza en sí (la idea de la belleza) que es eterna y
es fuente u origen de belleza de las cosas sensibles.

Y hay también una dialéctica descendente que recorre el camino inverso. Desde la
Idea Suprema del Bien- Belleza, va pasando por las demás ideas, ya que el mundo
de las ideas se encuentra jerarquizado.

“Porque el camino recto hacia el amor, tanto si se sigue espontáneamente como si


otro te guía, consiste en comenzar por las bellezas de este mundo y elevarse hasta
la belleza suprema pasando, por así decirlo, por todos los escalones, de un cuerpo
bello a dos, de dos a todos los demás, los cuerpos bellos en las ocupaciones bellas,
de las ocupaciones bellas a las ciencias bellas, hasta que, de ciencia en ciencia, se
llegue a la ciencia por excelencia que no es otra que la ciencia de lo bello en sí, y
se acabe por conocerlo tal como es en sí. Mi querido Sócrates, prosiguió la
extranjera de Mantinea, si hay algo que le dé valor a esta vida, es la
contemplación de la Belleza en sí. Y si lo consigues algún día, no te parecerán
comparables el oro ni las vestiduras, ni los chicos y jóvenes bellos, la
contemplación de los que ahora te arrebata hasta tal punto, a ti ya muchos otros,
que para contemplar constantemente a los que amas, por estar sin parar con ellos,
si fuera posible, estaríais dispuestos a privaros de comer y de beber para pasar su
vida en su compañía y contemplación.” (Banquete)

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12.-ANTROPOLOGIA

ALEGORÍA QUE UTILIZA PLATÓN PARA DESCRIBIR LAS PARTES DEL ALMA Y EL
AFÁN HUMANO POR EL CONOCIMIENTO Y EL SER.
“Es, pues, semejante el alma a cierta fuerza natural que mantiene unidos un carro y
su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y aurigas de los dioses son todos ellos
buenos y constituidos de buenos elementos; los de los demás están mezclados. En
primer lugar, tratándose de nosotros, el conductor guía una pareja de caballos;
después, de los caballos, el uno es hermoso, bueno y constituido de elementos de la
misma índole; el otro está constituido de elementos contrarios y es él mismo
contrario. En consecuencia, en nosotros resulta necesariamente dura y difícil la
conducción.”(Fedro)

En el diálogo “Fedro” Platón trátala cuestión del la esencia y partes del alma.
Comienza señalando que parece más adecuada, dada la dificultad del tema, la
exposición alegórica que la investigación racional e inmediatamente nos presenta el
mito del carro alado. Veamos un resumen literal del mismo: el alma es como una
fuerza natural que mantienen unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas. Los
caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos; los de los hombres no. En
nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y
malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.El alma tiene
como tarea el cuidado de lo que es inanimado y recorre todo el cielo. Cuando es
perfecta vuela por las alturas y administra todo el mundo; en cambio la que ha
perdido las alas es arrastrada hasta que se apodera de algo sólido donde se establece
tomando un cuerpo terrestre. A causa de la fuerza del alma, este cuerpo parece
moverse a sí mismo y ambos ―cuerpo y alma― reciben el nombre de ser viviente.
La fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo pesado, elevándose hacia el lugar
en donde habitan los dioses. Lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que
más alimenta y hace crecer las alas; en cambio lo vergonzoso, lo malo y todas las
demás cosas contrarias a aquellas las consumen y las hace perecer. Dirigidas por
Zeus, las almas de los dioses y las de los hombres marchan por el cielo ordenando y
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cuidando todo. Después de realizar su tarea van a buscar su alimento hacia el mundo
supra celeste, hacia la realidad que se encuentra más allá de la bóveda del cielo. En
ese lugar se halla la justicia, la esencia cuyo ser es realmente ser, el ser incoloro,
intangible, cuya esencia es sólo vista por el entendimiento, piloto del alma, y
alrededor de la que crece el verdadero Saber, pero no la ciencia de lo que nace y
muere, de lo relativo, sino la ciencia de lo que es verdaderamente ser.
Las almas de los dioses, dado que son conducidas por dos caballos buenos y dóciles,
ascienden sin problemas. La mente de los dioses se nutre de un saber y entender puro
por lo que al ver lo que allí se encuentra, se alimenta, se llena de contento y descansa
hasta que el movimiento, en su ronda, la vuelve a su sitio. Las almas de los hombres
suben con dificultad pues el caballo que tiene mala constitución es pesado e inclina y
fatiga al auriga que no lo ha alimentado convenientemente. Así se encuentra el alma
con su dura y fatigosa prueba.
De las almas humanas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece consigue
ver algo, otras no pueden alcanzar la visión del ser, por lo que les queda la opinión
por alimento, “el porqué de todo este empeño por divisar dónde está la llanura de la
Verdad, se debe a que el pasto adecuado para la mejor parte del alma es el que
viene del prado que allí hay, y el que la naturaleza del ala, que hace ligera al alma,
de él se nutre.” Las almas que no han podido vislumbrar nada de lo que allí se
encuentra se van gravitando llenas de olvido y dejadez, pierden las alas y caen a
tierra.
Las siguientes tesis resumen la interpretación más sencilla del mito:

-El alma es el principio de vida gracias al cual los seres vivos pueden realizar los
movimientos que le son propios.
-Las cosas naturales están dirigidas y controladas por la divinidad (hipótesis
providencialista y teleológica que luego encontraremos en gran parte de la filosofía
posterior).
-El alma humana participa de algún modo de la naturaleza divina, pero también
de un principio opuesto que la pervierte y la hace caer al mundo de la finitud,
contingencia y muerte.
-La parte más excelente del alma humana es semejante a la mente de los dioses y,
como la de ellos, se nutre del conocimiento.
-Frente a la realidad física, más allá de la Naturaleza, en el “ámbito supra
celeste”, se encuentra la auténtica realidad, el ser verdadero caracterizado como la
esencia que permanece siempre idéntica a sí misma, que carece de propiedades
físicas (“incolora e intangible”) y se ofrece sólo al entendimiento (dualismo
ontológico).
Nuestro destino está en ese mundo perfecto, mundo al que se llega básicamente
mediante la Ciencia de lo absoluto (la filosofía o dialéctica) no mediante el
Conocimiento de lo relativo y mudable (la opinión);
Cuando se encarna, el alma olvida aquello que ha conseguido vislumbrar en el
mundo supra celeste (rudimentos de la teoría de la reminiscencia); es habitual
también buscar la correspondencia de las partes del alma con los elementos que
aparecen en el mito del carro alado: el auriga representa la parte racional,
destinada a la dirección de la vida humana, al conocimiento y lo más divino que se
encuentra en nosotros; el caballo bueno representa la parte irascible, aquello que
permite al alma la realización de acciones buenas y bellas; el caballo malo y rebelde
representa la parte concupiscible, aquello que fomenta en nosotros deseos y pasiones
y que nos impulsa hacia el ámbito de lo sensible. Este mito resume perfectamente la
propuesta que recorre la totalidad de la filosofía platónica: realizar en esta vida y de
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forma radical la belleza, verdad y bondad (dado que “lo divino es hermoso, sabio y
bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas”.

12.1.-RELACIÓN ALMA-CUERPO
Platón fue un espiritualista al distinguir el alma del cuerpo y considerarla lo más
importante para el hombre, con la principal tarea de orientarse hacia la verdad. La
existencia del alma como principio de movimiento y la subordinación del cuerpo
a ella, se manifiestan categóricamente en el dualismo psicológico de Platón y por
ende en su dualismo metafísico.
De modo que el alma se encuentra en una posición de superioridad con respecto al
cuerpo, ya que es la que hace posible el movimiento del cuerpo y su gobierno.
La verdadera inteligencia está en el alma invisible y no en el cuerpo, aunque Platón
reconozca también la influencia que puede ejercer el cuerpo en el alma. Platón
considera que la educación física es una de las formas de la verdadera educación
pero no cierta clase de música que puede afectar al alma. El alma puede resultar
esclavizada por los malos hábitos y una inadecuada formación física pero acepta
también que las enfermedades del alma se pueden heredar o ser consecuencia del
mal ambiente, ya que todos nacemos buenos. Para Platón el alma no es un ente
aislado que utiliza al cuerpo sino que interactúa con él; y esta interacción no se
puede explicar pero tampoco se puede rechazar.

Platón considera que el alma tiene tres formas de acción, una función racional,
otra irascible y otra apetitiva.
-La función racional del alma es la que permite distinguir al hombre de los demás
animales inferiores y es su principio más elevado, inmortal y divino, aunque Platón
no niega que los animales no la tengan.
-Las otras dos formas no son eternas, como el apetito y la pasión que se refieren a los
deseos del cuerpo, reconociendo los deseos del alma como la tendencia a la verdad.
Según Platón el alma racional se encuentra localizada en la cabeza, la función
irascible o pasional en el pecho y la apetitiva debajo del diafragma. Platón sostiene
que el alma es inmortal aunque no especifica qué ocurre con sus funciones
perecederas de irascibilidad y apetitos. Sin embargo, en los mitos que figuran en “La
República” y en el “Fedro” está implícita la inmortalidad del alma completa, con su
memoria, después de separarse del cuerpo.
Es evidente que Platón parece suponer que el alma conserva la memoria después de
la muerte y que ésta puede conservar también lo que la ha afectado en vida, tanto
para bien como para mal, manteniendo inclusive el poder de sus funciones
pasionales y apetitivas aunque no las pueda practicar con el cuerpo.
Esta idea se relaciona con la forma de pensar de ciertas orientaciones filosóficas
orientales que también suponen que lo que conserva el alma después de muerto el
cuerpo es el estado de aflicción, como dice Krishnamurti, que hace que se vuelva a
encarnar en la forma adecuada para liberarse de ella. Esta división del alma en tres
partes que hace Platón en forma metafórica, explicaría los conflictos internos y la
rivalidad entre los tres distintos motores de acción. La parte reflexiva del alma tiene
el derecho de gobernar por su origen divino, dice Platón, ya que las otras dos formas
están más vinculadas al cuerpo y no pueden conectarse con el mundo de lo
verdadero.

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12.2.-INMORTALIDAD DEL ALMA: ARGUMENTOS

En el “Fedón”, Sócrates expone los argumentos que apoyan la idea de la


inmortalidad del alma.

Primer argumento. El primer argumento es heraclitiano: si es verdad que los vivos


renacen de los muertos, es preciso admitir que las almas están allá lejos. Si la muerte
viene de la vida, podemos sacar la conclusión de que la vida viene de la muerte,
como el sueño de la vigilia y la vigilia del sueño. Esta generación doble implica la
existencia del lugar donde reside la muerte, es decir, del Hades. Sócrates añade que
en aquel lugar la suerte de las almas buenas es buena y la suerte de las almas malas
es peor. Al dormir sigue el despertar (si no, todo acabaría por estar dormido). Y al
morir sigue siempre el revivir (si no, todo acabaría por estar muerto)
“¡Y qué!, repuso Sócrates: ¿la vida no tiene también su contraria, como la vigilia
tiene el sueño?
— Sin duda, dijo Cebes.
— ¿Cuál es esta contraria?
— La muerte.
— Estas dos cosas, si son contrarias, ¿no nacen la una de la otra, y no hay entre
ellas dos generaciones o una operación intermedia que hace posible el paso de
una a otra?
— ¿Cómo no?
— Yo, dijo Sócrates, te explicaré la combinación de las dos contrarias de que acabo
de hablar, y el paso recíproco de la una a la otra; tú me explicarás la otra
combinación. Digo, pues, con motivo del sueño y de la vigilia, que del sueño nace la
vigilia y de la vigilia el sueño; que el paso de la vigilia al sueño es el
adormecimiento, y el paso del sueño a la vigilia es el acto de despertar. ¿No es
esto muy claro?
— Sí, muy claro.
— Dinos a tu vez la combinación de la vida y de la muerte. ¿No dices que la
muerte es lo contrario de la vida?
— Sí.
— ¿Y que la una nace de la otra?
— Sí.
— ¿Qué nace entonces de la vida?
— La muerte.
— ¿Qué nace de la muerte?
— Es preciso confesar que es la vida.
— De lo que muere, replicó Sócrates, nace por consiguiente todo lo que vive y
tiene vida.
— Así me parece.
— Y por lo tanto, repuso Sócrates, nuestras almas están en los infiernos después de
la muerte.
— Así parece.
— Pero de los medios en que se realizan estas dos contrarias, ¿uno de ellos no es
la muerte sensible? ¿No sabemos lo que es morir?
— Seguramente.
— ¿Cómo nos arreglaremos entonces? ¿Reconoceremos igualmente a la muerte la
virtud de producir su contraria, o diremos que por este lado la naturaleza es coja?
¿No es toda necesidad que el morir tenga su contrario?
— Es necesario.
— ¿Y cuál es este contrario?
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— Revivir.
— Revivir, si hay un regreso de la muerte a la vida, repuso Sócrates, consiste en
verificar este regreso. Por lo tanto, estamos de acuerdo en que los vivos no nacen
menos de los muertos, que los muertos de los vivos; prueba incontestable de que las
almas de los muertos existen en alguna parte de donde vuelven a la vida.
— Me parece, dijo Cebes, que lo que dices es una consecuencia necesaria de los
principios en que hemos convenido.
— Me parece, Cebes, que no sin razón nos hemos puesto de acuerdo sobre este
punto. Examínalo por ti mismo. Si todas estas contrarias no se engendrasen
recíprocamente, girando, por decirlo así, en un círculo; y si no hubiese más que
una producción directa de lo uno por lo otro, sin ningún regreso de este último al
primer contrario que le ha producido, ya comprendes que en este caso todas las
cosas tendrían la misma figura, aparecerían de una misma forma, y toda
producción cesaría.
— ¿Qué dices, Sócrates?
— No es difícil de comprender lo que digo. Si no hubiese más que el sueño, y no
tuviese lugar el acto de despertar producido por él, ya ves que entonces todas las
cosas nos representarían verdaderamente la fábula de Endimión, y no se
diferenciaría en ningún punto, porque las sucedería lo que a Endimión; estarían
sumidas en el sueño. Si todo estuviese mezclado sin que esta mezcla produjese
nunca separación alguna, bien pronto se verificaría lo que enseñaba
Anaxágoras: todas las cosas estarían juntas. Asimismo, mi querido Cebes, si todo lo
que ha recibido la vida, llegase a morir, y estando muerto, permaneciere en el
mismo estado, o lo que es lo mismo, no reviviese; ¿no resultaría necesariamente que
todas las cosas concluirían al fin, y que no habría nada que viviese? Porque si de
las cosas muertas no nacen las cosas vivas, y si las cosas vivas llegan a morir,
¿no es absolutamente inevitable que todas las cosas sean al fin absorbidas por la
muerte?
— Inevitablemente, Sócrates, dijo Cebes; y cuanto acabas de decir me parece
incontestable.
— También me parece a mí, Cebes, que nada se puede objetar a estas verdades, y
que no nos hemos engañado cuando las hemos admitido; porque es indudable,
que hay un regreso a la vida; que los vivos nacen de los muertos; que las almas de
los muertos existen; que las almas buenas libran bien, y que las almas malas libran
mal. (Fedón)

Segundo argumento. Todo lo que aprendemos es recuerdo, y es necesario pensar


que, en un tiempo anterior hemos aprendido todo lo que ahora recordamos. Esto
sería imposible si nuestra alma no hubiera estado en alguna parte antes de tomar
forma humana. De aquí se deduce fácilmente la afirmación de la inmortalidad del
alma. Además, tenemos nociones previas (como la de igual a) que no tenemos de la
experiencia (en la cual jamás hay dos cosas exactamente iguales), sino que las
recordamos de antes de haber nacido, cuando nuestra alma conoció lo Igual en sí, lo
Bueno en sí, lo Bello en sí, etc. Luego nuestra alma es preexistente.
Esta teoría de la reminiscencia está ligada a la idea de una especie de olvido y, en
segundo lugar, a la idea de una cierta carencia de las cosas sensibles en relación con
las inteligibles. Los objetos sensibles tienden a ser esa realidad que es superior a
ellos, pero no lo consiguen; lo desean, pero permanecen en una especie de estado de
carencia. La sensación está, pues, en el origen de algo que la supera, porque existe
un ámbito de las cosas en sí al que están ligadas las cosas sensibles por una relación
de insuficiencia e incapacidad ya apuntada
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—“ Si lo hemos tenido antes de nuestro nacimiento, nosotros sabemos antes de
nacer; y después hemos conocido no sólo lo que es igual, lo que es más grande, lo
que es más pequeño, sino también todas las cosas de esta naturaleza; porque lo que
decimos aquí de la igualdad, lo mismo puede decirse de la belleza, de la bondad, de
la justicia, de la santidad; en una palabra, de todas las demás cosas, cuya existencia
admitimos en nuestras conversaciones y en nuestras preguntas y respuestas. De
suerte que es de necesidad absoluta que hayamos tenido conocimientos antes de
nacer” (Fedón)

Tercer argumento. El tercer argumento entonces es el de lo visible y lo invisible.


¿Qué puede descomponerse, disolverse? Únicamente lo que está compuesto.
Ahora bien, de un lado tenemos lo visible, de otro lo invisible; de un lado lo
inmutable, del otro el cambio; de un lado el alma, pariente de lo invisible; del otro, el
cuerpo, pariente de lo visible. Es propio del cuerpo el disolverse, mientras que el
alma permanece indisoluble. Las cosas incorruptibles son invisibles e idénticas a sí
mismas, las corruptibles son visibles y variables. El alma pertenece a las primeras. A
continuación expone Sócrates los diversos destinos de las almas tras la muerte. Las
almas puras de los filósofos van a hacer compañía a los dioses. Cuando el alma pura
va al Hades no es aniquilada, como piensan la mayoría de los hombres, sino
que se concentra en sí misma. Va hacia lo que se le parece, hacia lo que es invisible,
hacia lo que es inmortal y sabio. Por lo que respecta a las otras especies de almas,
quedan como entrecortadas por el cuerpo y toman forma corporal, se hacen pesadas,
de tierra y visibles; si participan de algo, es precisamente de lo visible. Las almas
impuras y apegadas al cuerpo, sucias y entremezcladas de materia, vagan como
fantasmas hasta volver a encarnarse en otros animales u hombres, según su vicio o
virtud. La función de la filosofía estriba precisamente en preparar al alma para la
muerte, purificándola y separándola del cuerpo. Platón reintroduce aquí la
consideración de la metempsícosis; las almas rendirán justicia de lo que han hecho
sufriendo un exilio en las diferentes especies de animales. A estas almas se opone el
género de aquellos que son amigos del saber y que filosofan rectamente.
— Sigamos aún otro camino. Cuando el alma y el cuerpo están juntos, la naturaleza
ordena que el uno obedezca y sea esclavo; y que el otro tenga el imperio y el
mando. ¿Cuál de los dos te parece semejante a lo que es divino, y cuál a lo que
es mortal? ¿No adviertes que lo que es divino es lo único capaz de mandar y de ser
dueño; y que lo que es mortal es natural que obedezca y sea esclavo?
— Seguramente.
— ¿A cuál de los dos se parece nuestra alma?
— Es evidente, Sócrates, que nuestra alma se parece a lo que es divino, y nuestro
cuerpo a lo que es mortal.
— Mira, pues, mi querido Cebes, si de todo lo que acabamos de decir no se sigue
necesariamente, que nuestra alma es muy semejante a lo que es divino, inmortal,
inteligible, simple, indisoluble, siempre lo mismo, y siempre semejante a sí propio; y
que nuestro cuerpo se parece perfectamente a lo que es humano, mortal, sensible,
compuesto, disoluble, siempre mudable, y nunca semejante a sí mismo.
¿Podremos alegar algunas razones que destruyan estas consecuencias, y que
hagan ver que esto no es cierto?
— No, sin duda, Sócrates.
— Siendo esto así, ¿no conviene al cuerpo la disolución, y al alma el permanecer
siempre indisoluble o en un estado poco diferente?
— Es verdad.

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— Pero observa, que después que el hombre muere, su parte visible, el cuerpo,
que queda expuesto a nuestras miradas, que llamamos cadáver, y que por su
condición puede disolverse y disiparse, no sufre por lo pronto ninguno de estos
accidentes, sino que subsiste entero bastante tiempo, y se conserva mucho más, si el
muerto era de bellas formas y estaba en la flor de sus años; porque los cuerpos que
se recogen y embalsaman, como en Egipto, duran enteros un número indecible de
años; y en aquellos mismos que se corrompen, hay siempre partes, como los huesos,
los nervios y otros miembros de la misma condición, que parecen, por decirlo así,
inmortales. ¿No es esto cierto?
— Muy cierto.
— Y el alma, este ser invisible que marcha a un paraje semejante a ella, paraje
excelente, puro, invisible, esto es, cerca de un Dios lleno de bondad y de
sabiduría, y a cuyo sitio espero que mi alma volará dentro de un momento, si Dios
lo permite; ¡qué!, ¿un alma semejante y de tal naturaleza se habrá de disipar y
anonadar, apenas abandone el cuerpo, como lo creen la mayor parte de los
hombres? De ninguna manera, mis queridos Simias y Cebes; y he aquí lo que
realmente sucede. Si el alma se retira pura, sin conservar nada del cuerpo, como
sucede con la que, durante la vida, no ha tenido voluntariamente con él ningún
comercio, sino que por el contrario, le ha huido, estando siempre recogida en sí
misma y meditando siempre, es decir, filosofando en regla, y aprendiendo
efectivamente a morir; porque, ¿no es esto prepararse para la muerte?...
—De hecho.
— Si el alma, digo, se retira en este estado, se une a un ser semejante a ella, divino,
inmortal, lleno de sabiduría, cerca del cual goza de la felicidad, viéndose así libre
de sus errores, de su ignorancia, de sus temores, de sus amores tiránicos y de
todos los demás males afectos a la naturaleza humana; y puede decirse de ella
como de los iniciados, que pasa verdaderamente con los dioses toda la eternidad.
¿No es esto lo que debemos decir, Cebes?
— Sí, ¡por Júpiter!
— Pero si se retira del cuerpo manchada, impura, como la que ha estado siempre
mezclada con él, ocupada en servirle, poseída de su amor, embriagada en él hasta
el punto de creer que no hay otra realidad que la corporal, lo que se puede ver,
tocar, beber y comer, o lo que sirve a los placeres del amor; mientras que
aborrecía, temía y huía habitualmente ele todo lo que es oscuro e invisible para
los ojos, de todo lo que es inteligible, y cuyo sentido sólo la filosofía muestra.
¿Crees tú que un alma, que se encuentra, en tal estado, pueda salir del cuerpo
pura y libre?
— No; eso no puede ser.
— Por el contrario, sale afeada con las manchas del cuerpo, que se han hecho como
naturales en ella por el comercio continuo y la unión demasiado estrecha que con él
ha tenido, por haber estado siempre unida con él y ocupándose sólo de él.
— Estas manchas, mi querido Cebes, son una cubierta tosca, pesada, terrestre y
visible; y el alma, abrumada con este peso, se ve arrastrada hacia este mundo
visible por el temor que tiene del mundo invisible, del infierno; y anda, como
suele decirse, errante por los cementerios alrededor de las tumbas, donde se han
visto fantasmas tenebrosos, como son los espectros de estas almas, que no han
abandonado el cuerpo del todo purificadas, sino reteniendo algo de esta materia
visible, que las hace aún a ellas mismas visibles.
— Es muy probable que así sea, Sócrates. (Fedón)

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Cuarto argumento. La vida y la muerte son formas contrarias como lo par o lo
impar, o el fuego y el frio. El alma es principio de vida y nada tiene que ver con la
muerte que es su contrario.
“Pero el alma es una forma y no admite la existencia de otra forma contraria, o sea
la muerte, de modo que cuando el cuerpo muere hay que admitir que el alma no
perece, ya que un principio espiritual es inagotable. — Precisamente tiene que
decirse lo mismo de lo que es inmortal. Si lo que es inmortal no puede perecer
jamás, por mucho que la muerte se aproxime al alma, es absolutamente imposible
que el alma muera; porque, según acabamos de ver, el alma no recibirá nunca en sí
la muerte, jamás morirá; así como el tres, y lo mismo cualquiera otro número
impar, no puede nunca ser par; como el fuego no puede ser nunca frío, ni el calor
del fuego convertirse en frío. Alguno me dirá quizá: en que lo impar no puede
convertirse en par por el advenimiento de lo par, estamos conformes; ¿pero qué
obsta para que, si lo impar llega a perecer, lo par ocupe su lugar? A esta objeción
yo no podría responder que lo impar no perece, si lo impar no es imperecible.
Pero si le hubiéramos declarado imperecible, sostendríamos con razón que siempre
que se presentase lo par, el tres y lo impar se retirarían, pero de ninguna manera
perecerían; y lo mismo diríamos del fuego, de lo caliente y de otras cosas
semejantes. ¿No es así?!” (Fedón)

El quinto argumento nos dice que no hay nada que pueda destruir el alma, ni la
injusticia, ni la cobardía, ni la ignorancia, dado que estos males tampoco pueden
destruir al hombre injusto o ignorante, más que al que es justo y sabio.

El sexto argumento es que el alma es fuente y principio de movimiento, que tiene


que ser increada porque si fuera creada no sería un principio; y además es
indestructible y su movimiento ha existido siempre, porque si no fuera así, todo
terminaría.

Hay pasajes en sus escritos donde Sócrates menciona que esta vida es una
preparación para la eternidad; y también observaciones sobre lo que decía
Eurípides, que podría tener razón al afirmar que esta vida en el mundo, en realidad,
es la muerte; y que la muerte es la verdadera vida. Lo cierto es que Platón quería
transmitir que el alma sigue existiendo después de la muerte del cuerpo y tendría una
vida después de la muerte, acorde a como haya sido su conducta en este mundo. La
doctrina de las sucesivas reencarnaciones que Platón propone en los mitos no se sabe
hasta qué punto eran tomadas por él en serio, aunque parece ser que el alma podría
escapar de ese ciclo y también que podrían ser arrojados para siempre al Tártaro, los
pecadores que no se corrijan a tiempo.
A Platón le interesaba la ética, más que la elaboración de una doctrina dogmática.

13. - LA ETICA EN PLATÓ


La ética en Platón guarda una estrecha relación con su visión antropológica y
metafísica: Alma y cuerpo constituyen dos elementos no sólo distintos, sino
irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace
esclava de lo material y lo pasional. Mientras el hombre permanezca ligado a su
cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero
conocimiento. Alcanzar estos sólo será posible si dominamos nuestra parte material.
Dentro de sus obras, especialmente Gorgias, Protágoras y República, Platón
manifiesta las controversias entre dos clases de vida que buscaban la primacía: la
entregada al placer y la consagrada a la sabiduría y a la práctica de la virtud. Platón
nunca aceptó la doctrina hedonista, derivada de la imprecisión de las doctrinas
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socráticas, como ideal de vida, que ponía al placer como Sumo Bien, sino por el
contrario, se inclina hacia el ascetismo y la mortificación, expresándolo en el Fedón
y en República, donde, en ésta última, condena de manera enérgica la vida entregada
al placer y propone un ideal que se base en la virtud y en el cultivo de la sabiduría.
Sin embargo, en el Filebo, Platón trata de regular y someter el placer a la medida de
la razón, ya sin condenarlo, aunque terminantemente queda excluido como Sumo
Bien, dada su inestabilidad e insuficiencia y sólo se considera un bien particular de la
parte más baja del hombre, quien, de entregarse al placer sensible completamente,
quedaría reducido a una vida meramente animal y no humana, ya que si bien, el
hombre posee un cuerpo material, tiene también un alma inteligente.

Tal inteligencia tampoco es pura, sino que comparte y se mezcla


proporcionadamente con el placer. Este se ha de purificar y dosificar según tenga
que entrar en la vida feliz junto con la sabiduría, conforme a una escala de bienes,
adecuada a las notas esenciales del Bien, según la mentalidad griega: la medida, la
verdad y la belleza. Cinco son los grados de la escala:
- La medida, la moderación, lo convincente
- La proporción, la belleza, la perfección.
- La mente y la inteligencia.
- Las ciencias, las artes y las opiniones rectas
-Los placeres puros, sin mezcla de dolor.
“La mezcla dosificada de placer y sabiduría, armonizados en la vida virtuosa, darán
por resultado la felicidad de que el hombre es capaz en este mundo”.
Por otra parte, hay que considerar el objeto de la ciencia: el Ser inmutable, necesario
e ilimitado, que constituye a la vez el Bien absoluto, al cual tiende la vida virtuosa y
en la cual la felicidad suprema del hombre encuentra su consistencia.
La moral de Platón se eleva gracias a su teoría de la Ideas, consideradas el Bien
Supremo, así como por la creencia de la inmortalidad del alma, orientando la
conducta del hombre, no sólo a la práctica de la virtud, sino también al cultivo de la
Filosofía, de la Dialéctica, específicamente. En esto consiste la felicidad del hombre
en esta vida, de tal manera que “el justo conserva se virtud, su libertad y su felicidad
incluso en medio de los mayores tormentos”, estableciendo el orden, la armonía y el
equilibrio en todo su ser, sometiéndolo a la razón.

13.1.-LA VIRTUD: CONCEPTO.


¿Qué entiende Platón por virtud? Para explicarlo comienza recuperando la
concepción tradicional que relacionaba la ley, la justicia y la virtud con un orden
ontológico, permanente, objetivo y divino: el ser. Uniendo esto a su propia doctrina
sobre el alma, la divinidad y las Ideas subsistentes, Platón plantea los siguientes
criterios para determinar la virtud en su naturaleza:

La virtud como armonía.


Partiendo del concepto de Justicia que tiene por función “introducir la armonía
entre los elementos múltiples y contrarios que integran el compuesto humano,
unificándolos y sometiéndolos a la razón”, imitando la armonía cósmica que rige
todo el Universo, haciendo de ésta la norma trascendente de la virtud.
La razón no tiene más que un camino a seguir en sus indagaciones; mientras
tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás
poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad.
En efecto, el cuerpo nos pone mil obstáculos por la necesidad en que estamos de
alimentarle, y con esto, y las enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras
indagaciones. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil
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quimeras y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo
que se dice ordinariamente que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque
¿de dónde nacen las guerras, las sediciones, los combates? Del cuerpo, con todas sus
pasiones. En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar
riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como
esclavos a sus necesidades.
He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de
nuestros males consiste que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de
repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba y no
nos deja discernir la verdad. Está demostrado que si queremos saber verdaderamente
alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el alma sola examine los
objetos que quiere conocer. Sólo entonces gozamos de la sabiduría, de que nos
mostramos tan celosos; es decir, después de la muerte, y no durante la vida. La razón
misma lo dicta : porque si es imposible conocer nada en su pureza mientras vivimos
con el cuerpo, es preciso que suceda una de estas dos cosas: o que no se conozca
nunca la verdad, o que se conozca después de la muerte, porque entonces el alma,
libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida no
nos aproximaremos a la verdad sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo,
renunciando a todo comercio con él y cediendo sólo a la necesidad.
b) La virtud como salud del alma
En relación con las virtudes del cuerpo (salud, fuerza y belleza), opuestos a los
males (enfermedad, debilidad y fealdad), es resultado de la armonía como medida y
proporción en la vida humana.
c) La virtud como purificación.
Aquí reaparece con toda vehemencia el anti hedonismo platónico: los placeres
materiales y corporales no sólo no conducen a la felicidad, sino que incluso nos la
impiden. Virtuoso y feliz será aquel que purifique su alma de las pasiones y
"desórdenes" del cuerpo y se vuelque hacia el mundo eidético, el único capaz de
realizar humanamente al hombre."Purificarse es separar lo más posible el alma del
cuerpo, acostumbrar al alma a dejar la envoltura del cuerpo, para concentrarse en
sí misma, a solas consigo". Las almas, semejantes a los dioses y a las Ideas, de
alguna forma, da un sentido profundamente moral al concepto platónico de la vida
humana, revistiendo a la virtud con una connotación ascética, catártica y finalista,
reprimiendo las pasiones inferiores y purificando, “para ir desprendiendo el alma
del cuerpo, preparándola para el retorno al estado feliz primitivo de contemplación
de las realidades eternas del mundo ideal”.
d) La virtud como imitación de Dios.
Para Platón, asemejarse a Dios es huir del mundo de las apariencias y de la
mutación, haciendo justo y santo por medio de la sabiduría, en lo posible, obteniendo
la felicidad de los hombres divinos; tal es el premio de la vida del filósofo. “El
hombre que cultiva el amor de la verdad y de la sabiduría y se ejercita en pensar
cosas inmortales y divinas debe participar de la inmortalidad y de la felicidad de
Dios”. La virtud es la expresión más perfecta de religiosidad.
e) Las Ideas, norma de la vida virtuosa.
La Idea de Bien, que es la medida más exacta para discernir lo bueno y lo malo,
determina el sentido práctico y finalista de la conducta humana. El Bien absoluto,
constituido por el Ser necesario e ilimitado, es la tendencia de la vida virtuosa, en
cuya contemplación se encuentra la aspiración más alta del hombre: la felicidad
suprema

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14.-DIVISIÓN DE LAS VIRTUDES.
No hay una norma general en Platón para determinar el lugar correspondiente a cada
virtud. Entre las fundamentales, menciona a la Justicia, si se entiende como la
armonía entre las distintas partes integrantes del compuesto humano; mientras que, si
se considera el fin último al que tiende y se orienta la acción virtuosa y la conducta
humana, conforme a su consecución, entonces la Prudencia y la Sabiduría toman
mayor relevancia entre las virtudes. Por tanto, se puede dividir las virtudes de la
siguiente manera:
a) Justicia, que tiene por objeto “poner orden y armonía en el conjunto, asignando
a cada parte la función que le corresponde dentro de la totalidad”. Tal orden es
reflejo del Universo y del mundo de las Ideas.
b) Prudencia o Sabiduría, virtud propia del alma racional, teniendo por objeto las
cosas divinas, además de “poner orden en los pensamientos, disponiendo el alma
para huir del mundo engañoso de las apariencias y prepararla para la
contemplación de las realidades superiores”.
A la doctrina que equipara sabiduría y virtud se la denomina intelectualismo ético y
ya fue formulada por Sócrates, en un intento de superación del relativismo de los
Sofistas. Los conceptos morales no son fruto de una convención o pacto entre
hombres, ya que se refieren a realidades existentes y permanentes (ideas) que son
independientes de la razón y la voluntad humanas. Sin embargo, es a través de la
razón como el hombre puede tomar contacto con la realidad moral, realizándola en
su persona.
A la manera socrática, afirma que sólo el sabio es el virtuoso, porque únicamente
conociendo qué es la virtud, es decir, la idea a la que se refiere el concepto "virtud",
hay posibilidad de serlo en la vida práctica. El saber y la virtud coinciden y se
necesitan recíprocamente
c)) Fortaleza o valor, que regula las acciones del alma de las pasiones nobles y
generosas, “haciendo que el hombre se sobreponga al sufrimiento y al dolor,
sacrificando los placeres cuando es necesario para el cumplimiento del deber”.
d) Templanza. Implica serenidad, armonía, dominio de sí mismo, regulando los
actos concupiscibles, liberando de las bajas inclinaciones naturales y groseras que
perturban la paz del alma, que aprende a liberarse del cuerpo. -La templanza -repuse-
es un orden y dominio de placeres y concupiscencia según el dicho de los que
hablan, no sé en qué sentido, de ser dueños de sí mismos; y también hay otras
expresiones que se muestran como rastros de aquella cualidad. y en otro lugar
dice:”Pero lo que me parece --dije- que significa esa expresión es que en el alma del
mismo hombre hay algo que es mejor y algo que es peor; y cuando lo que por
naturaleza es mejor domina a lo peor, se dice que «aquél es dueño de sí mismo», lo
cual es una alabanza, pero cuando, por mala crianza o compañía, lo mejor queda en
desventaja y resulta dominado por la multitud de lo peor, esto se censura como
oprobio, y del que así se halla se dice que está dominado por sí mismo y que es un
intemperante.”

Platón no logró sistematizar las virtudes y los vicios, como lo hizo Aristóteles, quien
clasifico virtudes intelectuales y morales. Conforme a la división aristotélica, las
virtudes mencionadas por Platón se ordenan de la siguiente manera:
- Virtudes intelectuales: prudencia, conocimiento, conocimiento intelectual,
ciencia, sabiduría, comprensión o hacerse cargo, buen consejo.
-Virtudes morales: justicia, templanza o moderación, fortaleza o valor, dominio de
sí mismo, piedad o justicia para con los dioses; alegría, buen humor, magnificencia,
arte y habilidad industriosa.

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-Vicios: estupidez, ignorancia, intemperancia, injusticia, perjuicio o daño, cobardía,
arrogancia, insolencia o mal humor, bajeza, maldad, adulación, envidia y
descontento o incomodidad.

15.-ETICA Y POLITICA
Hay una relación muy estrecha entre la antropología, la ética y la política en la
filosofía de Platón, en orden a crear un estado justo de individuos que practiquen la
justicia. La división del alma le permitirá justificar la desigualdad social: ésta tiene
un origen natural. Los hombres deben pertenecer a una clase social u otra
dependiendo de la clase de alma predominante en ellos.
15.1.-EL ESTADO IDEAL
El pensamiento político de Platón es:
Estatalista, porque Platón antepone el bien común y la cohesión del Estado al bien
individual.
Organicista, porque el Estado perfecto se asemeja a un organismo vivo, donde cada
órgano o parte tiene una función al servicio del resto.
Comunitarista, en el sentido, de que la vida de un individuo solo tiene sentido en la
medida en que convive en comunidad. Solo así el individuo se realiza y se
perfecciona como tal.

El estado es una comunidad natural de individuos que cooperan y se coordinan para


vivir, beneficiándose todos de la contribución de todos...
-Se ha de anteponer siempre el bien común al bien particular.
-El Estado es semejante a un individuo, pero en grande. Así como el alma se
compone de tres partes en el Estado encontramos tres grupos humanos naturales.
Para conseguir el buen funcionamiento de la maquina social, cada grupo debe
realizar la función para la que mejor está preparada. Estas tres clases sociales son:
-Filósofos (oro) representan el estamento educador y gobernante. Su virtud es la
prudencia. Equivalen a la parte racional del alma.
-Guardianes (plata): su misión es la defensa de la ciudad y prestar ayuda a los
gobernantes. Su virtud es la fortaleza y equivalen a la parte irascible del alma.
-Trabajadores manuales (hierro); son los encargados de satisfacer las necesidades
primarias de los habitantes de la ciudad. Su virtud es la templanza y equivalen a la
parte concupiscible del alma. «Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la
ciudad -les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron
entrar oro en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para
mandar, por lo cual valen más que ninguno; plata, en la de los auxiliares, y bronce y
hierro, en la de los labradores y demás artesanos. Como todos procedéis del mismo
origen, aunque generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos
semejantes a ellos, puede darse el caso de que nazca un hijo de plata de un padre de
oro o un hijo de oro de un padre de plata o que se produzca cualquier otra
combinación semejante entre las demás clases. Pues bien, el primero y principal
mandato que tiene impuesto la divinidad sobre los magistrados ordena que, de todas
las cosas en que deben comportarse como buenos guardianes, no haya ninguna a
que dediquen mayor atención que a las combinaciones de metales de que están
compuestas las almas de los niños. Y si uno de éstos, aunque sea su propio hijo,
tiene en la suya parte de bronce o hierro, el gobernante debe estimar su naturaleza
en lo que realmente vale y relegarle, sin la más mínima conmiseración, a la clase de
los artesanos y labradores. O al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga
oro o plata, debe apreciar también su valor y educarlo como guardián en el primer

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caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la ciudad perecerá
cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce.» (Republica, III)

15.2.-CUANDO TENDREMOS UN ESTADO JUSTO?


“Cuando cada uno hace lo suyo, según nos comentó en la República”.
Cuando cada clase social desempeña sus funciones, y no se entromete en las de los
otros, tendremos un estado armónico, justo, a semejanza del alma que consta de tres
partes, y solo reinará la armonía en ella en la medida en que cada parte del alma, se
guía por la correspondiente virtud que le es propia realizar. A su vez, existe una
jerarquía entre las diversas clases sociales, como existe una jerarquía entre las partes
del alma, y solo cuando las dos primeras se sometan y sean dirigidas por los
gobernantes prudentes y sabios (racionalidad y el conocimiento), se evitarán los
males políticos.
"Si la idea de justicia, tal como acabamos de exponerla, se aplica a cada hombre en
particular, y la seguimos reconociendo como justicia, tendremos necesariamente
que aceptarla, pues, ¿qué más podríamos decir? EI caso contrario, seguiremos
investigando por otro lado. Pero, de momento, terminemos la investigación en que
venimos ocupándonos persuadidos de que nos sería más fácil reconocer la justicia
en el hombre si antes procuramos observarla en un modelo más grande que la
contenga. Ahora bien, nos pareció que ese modelo más grande era la ciudad, y la
fundamos lo más perfecta posible porque sabíamos que la justicia se encontraría en
una ciudad bien organizada.”(República).
15.3.-LAS VIRTUDES QUE DEBE TENER UN GOBERNANTE
En el siguiente texto entrecortado de la República de Platón nos presenta cuales han
de ser las cualidades y virtudes personales que debe tener el que aspire a ser un buen
gobernante. Notemos que para Platón, es imposible gobernar con justicia una ciudad,
si el individuo no práctica en su vida privada las virtudes, especialmente la sabiduría,
la prudencia, la templanza y la fortaleza. La armonía que nos dan estas, como se ha
comentado anteriormente es el fruto de un individuo justo, capaz de gobernar con
justicia y buscando el bien común en la ciudad. La educación cumple un papel
fundamental en este logro.
"-Es, pues, menester que el verdadero amante del saber tienda, desde su juventud, a
la verdad sobre toda otra cosa…..-Y aquel para quien corren hacia el saber y todo
lo semejante, ése creo que se entregará enteramente al placer del alma en sí misma
y dará de lado a los del cuerpo, si es filósofo verdadero y no fingido…….Así, pues,
será temperante y en ningún modo avaro de riquezas, pues menos que a nadie se
acomodan a él los motivos por los que se buscan esas riquezas con su cortejo de
dispendios……-Por lo tanto, la naturaleza cobarde y vil no podrá, según parece,
tener parte en la filosofía…… ¿Y qué? El hombre ordenado que no es avaro, ni vil,
ni vanidoso, ni cobarde, ¿puede llegar a ser en algún modo intratable o
injusto?.......De modo que, al tratar de ver el alma que es filosófica y la que no,
examinarás desde la juventud del sujeto si esa alma es justa y mansa o insociable y
agreste……Si es expedita o torpe para aprender: ¿podrás confiar en que alguien
tome afición a aquello que practica con pesadumbre y en que adelanta poco ya
duras penas?......Por lo tanto, al alma olvidadiza no la incluyamos entre las
propiamente filosóficas, sino procuremos que tenga buena memoria……Pues por lo
que toca a la naturaleza inarmónica e informe, no diremos, creo yo, que conduzca a
otro lugar sino a la desmesura….Busquemos, pues, una mente que, a más de las
otras cualidades, sea por naturaleza mesurada y bien dispuesta y que por sí misma
se deje llevar fácilmente a la contemplación del ser en cada cosa……¿Podrás, pues,
censurar un tenor de vida que nadie sería capaz de practicar sino siendo por
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naturaleza memorioso, expedito en el estudio, elevado de mente, bien dispuesto,
amigo y allegado de la verdad, de la justicia, del valor y de la templanza?
-Y cuando estos hombres -dije yo- llegasen a madurez por su educación y sus años,
¿No sería a ellos a quienes únicamente confiarías la ciudad? (República)
16.-LA POLITICA

16.1.-RECHAZO DE LA DEMOCRACIA COMO FORMA DE GOBIERNO. objeciones que


Platón formula a la democracia de su tiempo?:

1.-No todos los ciudadanos son competentes para ejercer funciones públicas, sin
preparación y conocimiento y sin una vida virtuosa, es imposible gobernar con
justicia. ¿Cómo podría un ladrón, gobernar un estado, o un estafador, o alguien que
no tiene conocimiento de la necesidades del país? Como consecuencia, hay que
aprender el arte de la justicia, y son pocas las personas capacitadas. No deberíamos
aceptar un régimen político donde el timón del Estado está en manos de la masa
ignorante y manipulada. o de dirigentes inexpertos o ambiciosos elegidos por el
pueblo ignorante.
“la masa popular (hoi polloi) es asimilable por naturaleza a un animal esclavo de
sus pasiones y sus intereses pasajeros, sensible a la adulación, sin constancia en sus
amores y odios; confiarle el poder es aceptar la tiranía de un ser incapaz de la
menor reflexión y rigor”
“cuando la masa designa sus magistrados, lo hace en función de unas competencias
que cree haber observado -cualidades oratorias en particular- e infiere de ello la
capacidad política”
“En cuanto a las pretendidas discusiones en la Asamblea, no son más que disputas
que oponen opiniones subjetivas inconsistentes, cuyas contradicciones y lagunas
traducen su insuficiencia.” (República VI)

2.-En la democracia ateniense, gobernaban demagogos ambiciosos de honores y


poder, formados y educados por los sofistas para conseguir el poder mediante la
manipulación de los sentimientos de las masas populares mediante el arte de la
retórica y la oratoria. Platón propone el arte de la justicia y el bien, como el
verdadero arte de la política. Que la democracia, no es garantía de justicia, lo prueba
la tremenda injusticia cometida contra su maestro Sócrates.
La democracia es, en primer lugar, el reino de los sofistas que en lugar de ilustrar al
pueblo, se contentan con estudiar su comportamiento y con erigir en valores morales
sus apetitos:
"Que cada uno de los particulares asalariados a los que esos llaman sofistas...no
enseña otra cosa sino los mismos principios que el vulgo expresa en sus reuniones, y
esto es a lo que llaman ciencia. Es lo mismo que si el guardián de una criatura
grande y poderosa se aprendiera bien sus instintos y humores y supiera por dónde
hay que acercársele y por dónde tocarlo y cuándo está más fiero o más manso, y por
qué causas y en qué ocasiones suele emitir tal o cual voz y cuáles son, en cambio,
las que le apaciguan o irritan cuando las oye a otro; y, una vez enterado de todo
ello por la experiencia de una larga familiaridad, considerase esto como una
ciencia, y, habiendo compuesto una especie de sistema, se dedicara a la enseñanza
ignorando qué hay realmente en esas tendencias y apetitoso de hermoso o de feo, de
bueno o de malo, de justo o de injusto, y emplease todos estos términos con arreglo
al criterio de la gran bestia, llamando bueno a aquello con que ella goza, y malo lo
que a ella molesta". (República VI)

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3.-Pero es que además la democracia es el régimen que ha condenado a muerte a su
maestro, al más justo de todos los hombres.
Sin embargo, la crítica platónica va más allá:
El principio en que se basa el gobierno democrático es, según Platón, absurdo: el
dirigente debe gobernar en función de su conocimiento y este conocimiento debe ser
el de la verdad. El hombre que posee el conocimiento de la verdad es el filósofo
genuino. Platón ilustra este punto mediante el símil del barco, con su capitán y su
tripulación. Se nos pide que imaginemos un barco „cuyo capitán es más alto y más fuerte que
todo el resto de la tripulación, pero es también ligeramente sordo y corto de vista, y su
conocimiento del arte de navegar no es mucho mejor que su vista y oído‟. Los
tripulantes se amotinan y se apoderan del navío y „bebiendo y dándose a la juerga continúan
el viaje, con el resultado que se podría esperar de ello‟. No tienen ni idea del arte de pilotar ni de lo
que debe ser un auténtico piloto. Ésta es según Platón la imagen de la democracia
ateniense: en ella, los políticos no tienen ni idea de lo que se traen entre manos, y
cuando al pueblo le viene en gana se desembaraza de los políticos y se comporta
como si para conducir bien el navío del Estado no hiciesen falta conocimientos
especiales. Esta manera insensata, ignorante, de llevar los asuntos del Estado es la
que se propone sustituir Platón por el gobierno del filósofo-rey, es decir, del hombre
que sepa en realidad cuál es la ruta que debe seguir el navío del Estado y pueda
ayudarle a superar las tempestades y las dificultades de todo género que vaya
encontrando durante el viaje.

4.-Y es mucho más profunda y detenida: Primero, expone Platón el origen de la


democracia, cómo surge:
“¿No se produce el cambio de la oligarquía a la democracia a causa del deseo
insaciable de proponerse como un bien la posesión del mayor número de
riquezas?... La democracia se origina, a mi entender, cuando los pobres, después de
vencer a los ricos, a unos les dan muerte, a otros les destierran y a los demás les
reservan equitativamente cargos de gobierno que, en este sistema, suelen otorgarse
por sorteo... De esa manera se produce el establecimiento de la democracia; unas
veces haciendo uso de las armas, otras por el temor que se apodera de los demás y
les obliga a retirarse.” (República VI)

5.-Después, lo que caracteriza a ese régimen de gobierno y el modelo humano que genera:
“El que en esa ciudad no haya necesidad de gobernar ni de que se imponga esto a
quien puede hacerlo, como tampoco el ser gobernado, si uno no lo desea, o el no
entrar en guerra cuando los demás así lo hacen, o el mismo hecho de no vivir en
paz, si así lo quieres, a despecho de que la prefieran los otros, e incluso aunque la
ley te prohíba gobernar y juzgar, el prescindir de esas mismas acciones, ¿no te
parece todo ello verdaderamente extraordinario y agradable, ya sin parar mientes
en otras cosas?
¿No resulta admirable la mansedumbre con que se reciben a veces los castigos? ¿O
es que no has visto en un régimen como éste a hombres que, después de haber sido
condenados a muerte o al destierro, permanecen todavía en la ciudad y siguen
paseando por ella cual si fueran héroes, entre gentes que ni les prestan atención ni
se preocupan de mirarlos? ¿Y te has fijado en esa su indulgencia reñida con todo
espíritu mezquino, pero que desdeña cuantas cosas exigíamos nosotros para la
fundación de nuestra ciudad, hasta el punto de que quien no dispusiese de una
naturaleza extraordinaria no podría convertirse en un hombre de bien, de no haber
jugado de niño entre cosas hermosas que le inclinasen luego a otras semejantes?
Parece como si se pisotease todo ello con verdadera generosidad, sin pensar en la

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educación que han recibido los que llegan a detentar los cargos públicos. Muy al
contrario, se prodigan los honores a todo aquel que pregona una sola cosa: su
favorable disposición hacia la multitud. Pues estas y otras análogas son las
características de la democracia.” (República VI.)

6.-Y una definición final:


“Se trata, según parece, de un régimen agradable, sin jefe, pero artificioso, que
distribuye la igualdad tanto a los iguales como a los que no lo son. que descubre el
gran problema de este sistema político: distribuir la igualdad a los que son iguales y
a los que no. ¿Consecuencia fundamental de ello? La confusión extrema y total.
Terminan llamando a la soberbia buena educación; a la anarquía, libertad; al
desenfreno, magnificencia, y a la desvergüenza, virilidad.”

7.-Lo que ocasiona que... El joven deja de satisfacer sus deseos necesarios, en los
que había sido inculcado, para volver la vista a la libertad y a la disolución que
suponen los placeres innecesarios e inútiles. No dará crédito, ni dará entrada en su
fortaleza a quien se atreva a decirle que hay placeres de dos clases, unos que son
resultado de deseos hermosos y buenos y otros que responden a deseos perversos;
que deben cultivarse y estimarse los primeros, pero en cambio refrenarse y
dominarse los segundos. Volverá la cabeza atrás en señal de denegación, y dirá, por
el contrario, que todos los placeres son semejantes y que merecen la misma
estimación”.

8.-Y precisamente ahí en ese problema se encuentra la semilla de su final. Porque Platón no
sólo descubre el origen de la democracia sino asimismo su destrucción, de modo
que el mismo germen de esa destrucción se encuentra en ella misma:
“¿No será, pues, el deseo insaciable por parte de la democracia de su propio bien
lo que ocasiona su perdición? - Tendrías que precisarnos cuál es ese bien.- No es
otro que la libertad -añadí-. Oirás decir por doquier en una ciudad gobernada
democráticamente que la libertad es lo más hermoso y que sólo en un régimen así
merecerá vivir el hombre libre por naturaleza... ¿no es el deseo insaciable de
libertad y el abandono de todo lo demás lo que prepara el cambio de este régimen
hasta hacer necesaria la tiranía? - ¿Qué dices? -preguntó.- Pues mira: a mi juicio,
cuando una ciudad gobernada democráticamente y sedienta de libertad cuenta con
unos escanciadores que la derraman más allá de lo debido y sin mezcla alguna,
halla pretexto para reprender a sus gobernantes y calificarlos de malvados y
oligárquicos, si no son enteramente complacientes con ella y no le procuran la
mayor libertad posible.- Eso hace, sin duda alguna -dijo. ¿No resulta, pues,
necesario que en una ciudad de esta naturaleza la libertad lo domine todo? - ¿Cómo
no? - ¡Ah!, querido - dije yo-, pero en tales condiciones la anarquía se adentrará en
las familias y terminará incluso por infundirse en las bestias. Que nace en el padre -
respondí- el hábito de considerarse igual a sus hijos y de temerlos recíprocamente,
en los hijos con respecto al padre, hasta el punto de que ni respetan ni temen a sus
progenitores para dar fe de su condición de hombres libres. Así se igualan también
el meteco y el ciudadano, y el ciudadano y el meteco; y otro tanto ocurre con el
extranjero.- En efecto, así ocurre -asintió.- Pues anota, además de eso -dije yo-,
otras menudencias de que voy a hablar: en ese régimen el maestro teme y halaga a
sus discípulos, los discípulos se despreocupan de sus maestros y menosprecian a sus
ayos y, generalmente, los jóvenes se comparan con los viejos y disputan con ellos de
palabra y de hecho, mientras los ancianos condescienden ante los jóvenes y
remedan su buen humor y sus gracias con gran espíritu de imitación para no

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parecer antipáticos ni despóticos.- Muy cierto es eso -dijo.- Pues bien, querido
amigo -indiqué-, el abuso mayor de libertad se produce en la ciudad cuando los
esclavos y quienes les han comprado disfrutan en este sentido de las mismas
ventajas. Y casi nos olvidábamos de decir qué grado de igualdad y de libertad
preside las relaciones de ambos sexos. Y no te das cuenta -pregunté- de la
consecuencia principal de todas estas cosas? ¿No ves que se ablanda el alma de los
ciudadanos, de modo que a la menor muestra de esclavitud se irritan contra ella y
no la resisten? Ya, por fin, como sabes, dejan de interesarse por las leyes, escritas o
no, para no temer así de ningún modo a señor alguno.- Sí que lo sé -dijo. Parece que
el exceso de libertad no trae otra cosa que el exceso de esclavitud, tanto en el
terreno particular como en el público.- Así es.- Y, naturalmente -dije yo-, la tiranía
no tiene como origen más régimen que la democracia; de éste, esto es, de la más
desenfrenada libertad, surge la mayor y más salvaje esclavitud. En seguida están a
la orden del día las denuncias, los procesos y las disputas entre unos y otros.- En
efecto.- De ahí que el pueblo acostumbre ante todo a elegir un protector, a quien
procura alimentar y hacer poderoso.- Sí, eso tiene por costumbre. Por consiguiente
-dije yo-, se muestra claramente que cuando surge un tirano, brota de esa raíz de
protectores buscados por el mismo pueblo y no de ninguna otra.”
En resumen, la democracia es ingobernable. Su desorden conduce a la tiranía y
fomenta la inmoralidad de cada uno. La argumentación que sostiene esta
refutación plantea un problema político capital: el de la relación entre el Saber y
el Poder

16.2.-LA PROPUESTA POLÍTICA DEL FILÓSOFO REY

Hay tres medidas fundamentales para el establecimiento y la permanencia de la


Justicia en la ciudad:
1º.el, que a cada ciudadano se le asigne la función más acorde con sus dotes
naturales y
2º, que las dotes naturales se refuercen y promuevan a través de una educación
adecuada y rigurosa.
3º, la abolición de la propiedad privada y de la familia. Posteriormente Platón
rectifica esta tesis.
En conclusión:
Platón, además de rechazar la democracia, rechaza a su vez la oligarquía, que sería
el gobierno de unas pocas familias nobles, la timocracia y la tiranía. Platón propone
un gobierno de filósofos. Solo estos han conseguido la sabiduría y la virtud, y están
en condiciones de poder gobernar con justicia. El arte de la justicia, aprendido a
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través de la filosofía. Los verdaderos filósofos, dado su conocimiento de la justicia y
el bien, son los más competentes para el gobierno de la nación.

Sócrates: “A menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son
llamados reyes y gobernantes filosofen de manera genuina y adecuada, y que
coincidan en una misma persona el poder político y la filosofía, y que se prohíba
rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos caminos las
múltiples naturalezas que actualmente lo hacen así, no habrá, querido Glaucón, fin
de los males para los Estados ni tampoco, me parece, para el género humano;
tampoco antes de eso no se producirá, en la medida de lo posible, ni verá la luz del
sol, la organización política que ahora acabamos de describir. Eso es lo que desde
hace un rato vacilo en decir, porque veía que era una manera de hablar
controvertida, y es difícil de advertir que no hay otra manera de ser feliz tanto en la
vida privada como en la pública. "(República, 473d-e)
La propuesta del filósofo gobernante es el resultado de aplicar el intelectualismo
moral de Sócrates al terreno de la política. Nada más pueden ser individuos justos y
buenos quienes conocen la justicia y el bien, y la filosofía es el camino para su
conocimiento, de ahí que los filósofos son los mejor preparados para gobernar con
justicia, buscando el bien social. Conocer la Justicia y el Bien en si (Ideas), nos da
el criterio necesario para distinguir lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo,
tanto para la vida privada como pública. La forma d gobierno que propone Platón
es la aristocracia, es decir el gobierno de los mejores en virtud y en saber. Se trata
de una meritocrácia, en el sentido de que deben gobernar aquellos que mayores
meritos tengan. Para ello hemos de seleccionar las mejores naturalezas, individuos
capaces moral e intelectualmente de gobernar. Para ello es muy importante una
adecuada educación.

16.3.-LA EDUCACIÓ
Una educación estricta, dispensada por el Estado, está destinada a formar esta élite
intelectual. Para conseguir la armonía y la justicia de esta ciudad platónica, es
necesaria una educación gimnástica y musical para la formación del alma. La
educación, especialmente los cinco años que recomienda Platón al estudio de la
Dialéctica, para todos los jóvenes que muestren capacidad para ejercer las funciones
de gobierno, reviste una importancia decisiva en su proyecto político. Platón piensa
en un Estado gobernado por filósofos, es decir, por intelectuales maduros que posean
la ciencia suprema de la dialéctica, la ciencia de las Ideas, cuyo punto culminante es
el conocimiento de la Idea del Bien. La Dialéctica es, como la llamará en el Sofista,
la ciencia de la totalidad que sólo poseen los verdaderos filósofos, que se convierten
así en educadores y son la conciencia crítica de la polis, por su visión abarcable del
mundo y de los hombres, orientada según la verdad, el bien y la justicia. Después de
una selección -que Platón no determina con precisión- se somete a los jóvenes
destinados a guerreros o jefes, a un período de entrenamiento deportivo, de los
diecisiete a los veinte años. De los veinte a los treinta se da a los futuros filósofos
una visión del conjunto de las relaciones que unen las ciencias exactas, con objeto de
hacerles patente el orden ideal que reina en el universo. Entre los treinta y los treinta
y cinco años, por último, se les inicia en la teoría de las ideas; desde entonces
conocerán la esencia del universo, y su conducta podrá fundarse en verdaderas
realidades. Volverán a desempeñar funciones políticas durante quince años,
volviendo, a partir de los cincuenta, a sus estudios. [Los auxiliares reciben la misma
educación hasta los veinte años, pero se detienen ahí. Su educación moral admite la
música, al menos la que educa al alma. Excluye la mayor parte de la poesía, arte de
maléfica imitación.] Por consiguiente, la política es una especialización, ya que no
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debe confiarse más que a gentes preparadas para ello. Pero esta educación, no es, en
realidad, otra cosa que una educación de la razón. La ciencia política es, en muchos
aspectos, la ciencia sin más, la de la verdad y el bien, o sea, la razón iluminada en la
debida forma.
Para garantizar esto se toman precauciones. Deben tomarse dos medidas para
impedir que el individuo se aísle y que se abran paso las divisiones:

1º Según Platón, las mujeres pueden, en la sociedad de los guardianes, tener idéntico
papel en las actividades públicas que los hombres, recibiendo para ello la misma
educación. Se suprimen los vínculos matrimoniales y se instituye la comunidad
mujeres, siendo los magistrados quienes regulan las uniones y fijan el tiempo de
procreación. El Estado educa en común a los niños. Esta tesis es corregida en Las
leyes, pues fue muy criticada por Aristóteles, quien rechaza en todo momento el
comunismo de bienes y mujeres.
2º Los guardianes no tienen derecho de propiedad individual. De este modo la clase
dirigente forma una sola familia. Liberado el individuo de toda atadura personal, se
asocia directamente al Estado. La unificación de la sociedad es total. Este rasgo
termina de dar a la República su carácter utópico

16.4.- POLÍTICA, EDUCACIÓN Y CONOCIMIENTO DEL ORDEN


-La política es una arte o saber que tiene como objetivo organizar y armonizar la vida
en sociedad y conducir al Estado hacia la justicia, la armonía y la cohesión social...

-Este arte es la ciencia de la justicia y del bien, y solo la filosofía, puede


proporcionar este conocimiento, (Ideas de justicia y de Bien). La filosofía es la
ciencia política que el aspirante a gobernante ha de aprender.

- El proceso educativo, Platón nos lo muestra en el mito de la caverna, donde el alma


debe dirigirse hacia el conocimiento del Bien y la Justicia. Este es un proceso duro y
arduo, tal como expone en el Libro VII de la República. La última etapa de este
proceso es la Dialéctica, la ciencia suprema para Platón, a través de la cual llegamos
al verdadero conocimiento de las Ideas. Las matemáticas sería la ciencia que
precedería a la dialéctica. (Mirar conocimiento de las Ideas a través de la
Dialéctica).

-Pero el filósofo, no puede quedarse en el mundo de las Ideas. Su conocimiento, ha


de tener un sentido práctico, ha de procurar que el mundo, y los asuntos sociales se
parezcan lo máximo posible a las Realidades Ideales contempladas. Solo será posible
la Justicia social en la sociedad, si el gobernante, ha contemplado el Ideal de Justicia,
lo mismo sucede con el Bien, y lo aplica a los asuntos humanos. Se trata de un
compromiso ético y social, que el gobernante ha de imprimir en su alma y en el
Estado.

-Se trata, por lo tanto de conocer y comprender el orden eterno de la realidad, para
que el alma del individuo y el Estado se parezcan a este orden. Aquí vemos como la
filosofía en Platón también tiene una función práctica

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17.-.COMPARACIÓN CON LOS SOFISTAS.
-Platón, crítica a los sofistas, ese esfuerzo, de hacer de la política un medio para
lograr el éxito, la fama, el poder, las influencias, a través de convencer y conquistar
el soporte popular, por medio del arte de la palabra, la retórica, la oratoria, que solo
persiguen el engaño y la seducción de la masa.

-Platón critica a su vez, el concepto de educación que defendían los sofistas. Para
Platón la educación, es un proceso dinámico, donde el protagonista es quien se
educa, y requiere de su participación. En los sofistas, la educación es una mera
trasmisión de conocimientos, donde quien se educa adopta una actitud pasiva o
meramente receptiva.
-Por otra parte, para Platón la educación tiene un sentido moral y ascético, no solo
intelectual. El objetivo de Platón, no solo es formar simples técnicos inteligentes,
expertos en el arte del poder, sino gobernantes sabios y justos, capaces de
gobernarse, primero a sí mismos y dignos de asumir los trabajos de gobernar
también la ciudad.

BIBLIOGRAFIA FUNDAMENTAL:

-Frederick Copleston, Hª de la Filosofía, Vol., I, ed. Ariel 1981


-G.S. Kirk, “Los filósofos Presocráticos”, ed. Gredos 1981
-Nicolás Abbagnano, Hª de la Filosofía, ed. Hora 1996,
-W.K.C. Guthrie, Hª de la Filosofía, ed. Gredos, 1991.
-Ana María Andaluz, Hª de la filosofía a través de los textos, ed., Edelvives 1991.”
-“Antología y Comentarios de textos, Alhambra 1982.
-J, Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, ed. Ariel, 1994
-Giovanni Reale, Hª de la Filosofía, ed. Herder, 2010
-Carlos Roser, “Plató, La República”, ed. Dialogo, 2009.
-“Sócrates y Platón”. Colección de grandes pensadores, Ed. Planeta Agostini 2007

TEXTOS ENTRESACADOS DE DIALOGOS DE PLATÓN


“Fedón, República, Banquete, Menón, Fedro,”

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