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LA NOTACIÓN MUSICAL OCCIDENTAL

Desde la antigua Grecia (en lo que respecta a música occidental) existen formas de
notación musical. Sin embargo, es a partir de la música de la edad media
(principalmente canto gregoriano) que se comienza a emplear el sistema de notación
musical que evolucionaría al actual. En el Renacimiento cristalizó con los rasgos más o
menos definitivos con que lo conocemos hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido
variando según las necesidades expresivas de los usuarios.

Fragmento de uno de los himnos dedicado


al dios de la música Apolo,
en Delfos, Grecia. El templo oracular era
una acrópolis y fue construido en su
honor. Este fragmento contiene
la notación musical introducida por los
helenos, situando las notas por sobre las
estrofas (a modo de «cancionero
popular»)
El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir
del tiempo, y otro vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se
leen en relación a un pentagrama (del griego «πεντα», "penta": cinco; y «γραμμa»,
"grama": líneas), que al comienzo tiene una "clave" que tiene la función de atribuir a una
de las líneas del pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama
encabezado por la «clave de sol en segunda línea» nosotros leeremos como sol el sonido
que se escribe en la segunda línea (contando desde abajo), como la el sonido que se
escribe en el espacio entre la segunda y la tercera líneas, como si el sonido en la tercera
línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de la clave se escriben líneas adicionales. Las
claves más usadas son las de:
do en tercera línea (clave que toma como referencia al do4 de 261,63 Hz, el do central
del piano),
sol en segunda línea (que se refiere al sol que se encuentra una quinta por encima del do
central), y
fa en cuarta línea (referida al fa que está una quinta por debajo del do central).
El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada
línea vertical que atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del
siguiente. Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de
arriba indica la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo nos indica
cuál será la unidad de tiempo.
Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras: la redonda (representada
como un círculo blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica),
la negra (igual que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero
con un palito horizontal que comienza en la punta de la plica), la semicorchea (igual que la
corchea pero con dos palitos horizontales), etc.. Cada una vale la mitad de su antecesora:
la blanca vale la mitad que una redonda y el doble que una negra, etc.
Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en
determinada partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del
compás: si es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca
corresponderá a un tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc. Así,
una partitura encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en los que entren tres
negras (o seis corcheas, o una negra y cuatro corcheas, etc.); un compás de 4/8 tendrá
cuatro tiempos, cada uno de ellos representados por una corchea, etc.
Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio
de redonda, de blanca, etc..
Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación binaria (doble o mitad),
lo que no prevé la subdivisión por tres, que será indicada con "tresillos". Cuando se desea
que a una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la
derecha (puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su valor, otro
determinado valor, se escriben dos notas y se las une por medio de una línea arqueada
llamada ligadura de prolongación.
En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a palabras escritas
más o menos convencionales, generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades
se indican mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano, suave), o varias efes y
pes juntas. La velocidad de los pulsos se indica con palabras al comienzo de la partitura
que son, en orden de velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.
Véase también: Historia de la notación en la música occidental

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