Historia
Historia
1821-1840
Escuela Lancasteriana 1821-1825 - Afectaron dificultades políticas
1820- Banda Oriental gobernada por Gral Lecor del imperio portugues.
Larrañaga insiste en crear la Escuela Lancasteriana en Montevideo
Thompson envía desde Buenos Aires a José Catalá y Colina a montar y dirigir la
Escuela Lancasteriana para varones en Montevideo.
1823- 4 suscriptores
Mayo- Segundos exámenes
1824- menos niños premiados.
Desde 1816, cuándo comenzaron las invasiones portuguesas al mando del General
Lecor, pese a los frustrados intentos de José Artigas y su ejército de resistir, Montevideo y
toda la campaña, estuvo bajo el mando del Barón de la Laguna. El gobernador respetó los
fueros del cabildo y gobernó considerando puntos de vista de los cabildantes, entre los
cuales se encontraba el cura Dámaso Antonio Larrañaga, hombre ilustrado y preocupado
por la educación. Fue Larrañaga quién luchó por la instalación de la escuela
Lancasteriana en Montevideo. Intentando dar comienzo a la evolución de la escuela
uruguaya en el sentido del progreso educativo.
En el año 1820 llegó Buenos Aires Mister Thompson, quién era propagador en América
Latina del Sistema Lancasteriano. En toda América Latina se estaba desarrollando un
movimiento progresista asociado a este tipo de escuela y Larrañaga no quiso dejar fuera
a su ciudad, así que solicitó al Cabildo poder traer este sistema e instalarlo en
Montevideo. Mister Thompson no vendría personalmente a instalar el la escuela en
Montevideo pero solicitó se buscase un local adecuado apto para mil niños comunicando
que enviaría alguien capacitado en su lugar. Al no haber un edificio adecuado para el fin,
se habilitó una sala del fuerte de gobierno con salida a la calle cómo aula y llegó de
Buenos Aires Don José Catalá y Colina para encargarse de la dirección de la institución.
El sostén económico provendría de aportes de algunos ciudadanos pudientes para lo cual
se abrió una suscripción en la cual se anotaron más de 10 ciudadanos con diferentes
aportes anuales según su posibilidad.
Según el reglamento las materias que se impartían en todas las escuelas lancasterianas
que se fundaran en el Uruguay sería lectura, escritura, gramática, aritmética y doctrina
cristiana. Hasta este momento y la gramática nos enseñaba en el primer nivel sino que se
incluye los estudios superiores.
La doctrina cristiana era contraria a las ideas de Lancaster, que pertenecía a la secta de
los cuakeros y no tenía como objetivo la evangelización de los estudiantes, se cree que la
inclusión de esta asignatura tuvo que ver con la influencia del sacerdote Larrañaga en la
creación de la escuela. De esta forma el reglamento expresaba que todos los días el
maestro debía leer a los alumnos un capítulo de la Biblia u otros preceptos morales y los
sábados se dedicaría del estudio de la doctrina cristiana. El objetivo según el reglamento,
era imprimir en los corazones de los niños los deberes de la religión, las buenas
costumbres y el amor al prójimo.
El objetivo de la escuela era incluir a todos los niños en edad escolar si bien la educación
no podía ser obligatoria, dado que la prodigaba una sociedad privada. Esto no se cumplió,
lo prueba que el aula en el cual la cual se impartían las clases era muy pequeña para
incluir los mil niños que habían en Montevideo en aquella época. La educación era
gratuita para los niños pobres, sin embargo los niños que provenían de familias
acaudaladas debían pagar una cifra de 6 reales por mes a menos que sus padres fueran
suscriptores de la sociedad, en cuyo caso debían pagar solamente 5 pesos anuales.
Las escuelas tendrían una comisión directiva y estarían sujetas a una vigilancia ejercida
por un secretario que la visitaría semanalmente. Estos visitadores, vocales de la
sociedad, desempeñarían honorariamente las funciones. Sus atribuciones eran: a)
adquirir el competente conocimiento del sistema de instrucción. b) observar cómo lo
interpretan los maestros y cerciorarse del cumplimiento de todas las reglas prescritas (si
tienen que avisar al maestro de algo o corregirlo, lo harían privadamente y de buenas
maneras) c) examinar si los monitores cumplen con su deber y en caso negativo advertir
el maestro. ch) observar si los alumnos guardan una conducta conveniente y decorosa. d)
inspeccionar el registro de la escuela para observar las oscilaciones en el número de
estudiantes. e) aclara que los visitadores "no harán alteración alguna en los empleos o
regulaciones de la escuela ni se mezclarán en nada con la autoridad que el maestro tiene
en ella, ni menos llamaron a los niños para tomar de ellos informes sobre el estado de la
escuela"
Las funciones de la comisión directiva eran: elegir los maestros, expulsar a los alumnos
notoriamente incorregibles, premiar a los alumnos de mejor conducta y mayor aplicación y
proporcionar empleo a éstos, una vez finalizados sus estudios.
El horario de clase iba de las 7:00 a las 10:00 y de las 16:00 a las 17:30, excepto durante
los meses de junio Julio agosto y septiembre donde el horario iba de 8:00 a 11:00 y de 14
a 16:30.
La edad mínima fijada para el ingreso era los 6 años. Estaban prohibidos los castigos
corporales o afrentosos, de todas maneras, los maestros estaban autorizados a corregir a
los niños por los medios qué considerasen prudentes. Ningún alumno podría ser
expulsado sin que previamente el vocal visitase a sus padres apelando a su autoridad
para enmendar los errores cometidos.
El enviado de Buenos Aires José Catalá tenía como cometido formar un nuevo profesor
de primera infancia antes de volver . Este fue Don Francisco Calabuig que a su vez
plantearía el sistema en las escuelas que fundase la sociedad y así se hizo.
Seguidamente se acordó que se le dotara de un ayudante que tenía que tener las
cualidades de probidad y buenas costumbres. Este nuevo funcionario podría, de ser
necesario, ponerse al frente de cualquier escuela que se fundase en campaña. El sueldo
ofrecido fue muy poco y debió ser elevado antes de que alguien se ofreciese para el
cargo. Finalmente el sacerdote Lázaro Gadea lo hizo y la comisión procedió examinarlo,
pero no le expidió el nombramiento. De esta forma el personal de la escuela quedó
constituido por don José Catalá como director , Don Francisco Calabuig como maestro y
el presbítero don Lázaro Gadea como ayudarte también estaba Juan de Moya que
desempeñaba gratuitamente la función de portero.
En 1822 con la independencia de Brasil, las circunstancias políticas recrudecieron y eso
afectó la vida de la escuela. El director Catalá y el ayudante Gadea fueron en principio
desterrados por la comisión imperial por adherir a la causa patriótica, pero al no haber
otra persona idónea para el cargo que pudiera reemplazar al director, fue retirada la orden
de destierro para él. Se le ordenó formar a otro profesor y para el cargo se presentó
Antonio Ventura Orta sustituyendo a Gadea a quién se le dio el puesto. Si bien Catalá no
tuvo que salir desterrado, fue hecho prisionero el 29 de abril de 1825 y con ello llegó el fin
de la Escuela Lancasteriana de Montevideo. Catalá permaneció en poder del enemigo
hasta el 15 de agosto del mismo año, esto motivó una ley de gobierno de Lavalleja del 9
de febrero de 1826 que citaba qué se le abonarán a Catalá los haberes correspondientes
al tiempo que estuvo en prisión por ser fiel a ideal de patria. Más adelante el Gobierno
patrio fundaría en campaña escuelas con el Sistema Lancasteriano dirigidas por Catalá,
haciendo que el sistema permaneciera en boga hasta la década de 1840.