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Sistema Lancasteriano en Uruguay.

1821-1840
Escuela Lancasteriana 1821-1825 - Afectaron dificultades políticas
1820- Banda Oriental gobernada por Gral Lecor del imperio portugues.
Larrañaga insiste en crear la Escuela Lancasteriana en Montevideo
Thompson envía desde Buenos Aires a José Catalá y Colina a montar y dirigir la
Escuela Lancasteriana para varones en Montevideo.

1821- Se funda la Sociedad Lancasteriana - Alocución y Reglamento


Financiación por suscripción- 127 suscriptores
4 nov- comienzo de clases
Materias: lectura, escritura, gramática, aritmética y doctrina cristiana
Escuela Inclusiva: todos los varones más allá de su nivel socio-económico
Escuela controlada: secretario visitador.
Escuela dirigida : comisión directiva
Doble turno
Prohibidos los castigos corporales
Funcionarios: Director, Maestro, Ayudante y Portero

1822- Grito de Ipiranga


Funcionarios adhieren a causa patriótica- destierro
62 suscriptores
Septiembre- Primeros exámenes

1823- 4 suscriptores
Mayo- Segundos exámenes
1824- menos niños premiados.

1825- Prisión a Catalá- Liberación fundación de otras escuelas en campaña.


1826- Sala de Representantes de la Provincia Oriental - adopta sistema para  
          Escuela de primeras letras
1827- Escuela Normal destinada a formar maestros según el método lancasteriano.
Hasta 1840- San Carlos, Rocha, Soriano,  Santa Lucía,  Salto,  Víboras,  Vacas 
           San Salvador, y Piedras
La escuela lancasteriana se gestó y desarrolló en muchos países de América Latina a
principios del 1800. En Uruguay si bien comenzó a funcionar en el año 1821 no se
desarrolló y para el año 1825 ya se había cerrado, si bien el sistema fue retomado más
adelante. La carencia de riquezas minerales, la inestabilidad política (invasiones inglesas,
juntas locales en rebeldía, revolución artiguista, invasión portuguesa), la inexistencia de
grandes centros de poder dentro del país, dificultan el desarrollo de la escuela. Algunas
escuelas elementales se mantuvieron durante el cambiante escenario político y en ellas
se siguió enseñando lectura, escritura, operaciones aritméticas y preceptos religiosos.

Desde 1816, cuándo comenzaron las invasiones portuguesas al mando del General
Lecor, pese a los frustrados intentos de José Artigas y su ejército de resistir, Montevideo y
toda la campaña, estuvo bajo el mando del Barón de la Laguna. El gobernador respetó los
fueros del cabildo y gobernó considerando puntos de vista de los cabildantes, entre los
cuales se encontraba el cura Dámaso Antonio Larrañaga, hombre ilustrado y preocupado
por la educación. Fue Larrañaga quién luchó por la instalación de la escuela
Lancasteriana en Montevideo. Intentando dar comienzo a la evolución de la escuela
uruguaya en el sentido del progreso educativo.

En el año 1820 llegó Buenos Aires Mister Thompson, quién era propagador en América
Latina del Sistema Lancasteriano. En toda América Latina se estaba desarrollando un
movimiento progresista asociado a este tipo de escuela y Larrañaga no quiso dejar fuera
a su ciudad, así que solicitó al Cabildo poder traer este sistema e instalarlo en
Montevideo. Mister Thompson no vendría personalmente a instalar el la escuela en
Montevideo pero solicitó se buscase un local adecuado apto para mil niños comunicando
que enviaría alguien capacitado en su lugar. Al no haber un edificio adecuado para el fin,
se habilitó una sala del fuerte de gobierno con salida a la calle cómo aula y llegó de
Buenos Aires Don José Catalá y Colina para encargarse de la dirección de la institución.
El sostén económico provendría de aportes de algunos ciudadanos pudientes para lo cual
se abrió una suscripción en la cual se anotaron más de 10 ciudadanos con diferentes
aportes anuales según su posibilidad.

Existe un libro de actas de la sociedad lancasteriana que se encuentra el Museo


pedagógico de Montevideo donde se registra que el 3 de noviembre de 1821 quedó
instalada la Sociedad Lancasteriana en la ciudad de Montevideo previendo para el
siguiente día y comienzo de las clases. En esta reunión con José catalá hizo una
interesante alocución exponiendo los beneficios del sistema y leyó el reglamento de la
Sociedad Lancasteriana.

Según el reglamento las materias que se impartían en todas las escuelas lancasterianas
que se fundaran en el Uruguay sería lectura, escritura, gramática, aritmética y doctrina
cristiana. Hasta este momento y la gramática nos enseñaba en el primer nivel sino que se
incluye los estudios superiores.

La doctrina cristiana era contraria a las ideas de Lancaster, que pertenecía a la secta de
los cuakeros y no tenía como objetivo la evangelización de los estudiantes, se cree que la
inclusión de esta asignatura tuvo que ver con la influencia del sacerdote Larrañaga en la
creación de la escuela. De esta forma el reglamento expresaba que todos los días el
maestro debía leer a los alumnos un capítulo de la Biblia u otros preceptos morales y los
sábados se dedicaría del estudio de la doctrina cristiana. El objetivo según el reglamento,
era imprimir en los corazones de los niños los deberes de la religión, las buenas
costumbres y el amor al prójimo.

El objetivo de la escuela era incluir a todos los niños en edad escolar si bien la educación
no podía ser obligatoria, dado que la prodigaba una sociedad privada. Esto no se cumplió,
lo prueba que el aula en el cual la cual se impartían las clases era muy pequeña para
incluir los mil niños que habían en Montevideo en aquella época. La educación era
gratuita para los niños pobres, sin embargo los niños que provenían de familias
acaudaladas debían pagar una cifra de 6 reales por mes a menos que sus padres fueran
suscriptores de la sociedad, en cuyo caso debían pagar solamente 5 pesos anuales.

Las escuelas tendrían una comisión directiva y estarían sujetas a una vigilancia ejercida
por un secretario que  la visitaría semanalmente. Estos visitadores, vocales de la
sociedad, desempeñarían honorariamente las funciones. Sus atribuciones eran: a)
adquirir el competente conocimiento del sistema de instrucción. b) observar cómo lo
interpretan los maestros y cerciorarse del cumplimiento de todas las reglas prescritas (si
tienen que avisar al maestro de algo o corregirlo, lo harían privadamente y de buenas
maneras) c) examinar si los monitores cumplen con su deber y en caso negativo advertir
el maestro. ch) observar si los alumnos guardan una conducta conveniente y decorosa. d)
inspeccionar el registro de la escuela para observar las oscilaciones en el número de
estudiantes. e) aclara que los visitadores "no harán alteración alguna en los empleos o
regulaciones de la escuela ni se mezclarán en nada con la autoridad que el maestro tiene
en ella, ni menos llamaron a los niños para tomar de ellos informes sobre el estado de la
escuela"

Las funciones de la comisión directiva eran: elegir los maestros, expulsar a los alumnos
notoriamente incorregibles, premiar a los alumnos de mejor conducta y mayor aplicación y
proporcionar empleo a éstos, una vez finalizados sus estudios.

El horario de clase iba de las 7:00 a las 10:00 y de las 16:00 a las 17:30, excepto durante
los meses de junio Julio agosto y septiembre donde el horario iba de 8:00 a 11:00 y de 14
a 16:30.

La edad mínima fijada para el ingreso era los 6 años. Estaban prohibidos los castigos
corporales o afrentosos, de todas maneras, los maestros estaban autorizados a corregir a
los niños por los medios qué considerasen prudentes. Ningún alumno podría ser
expulsado sin que previamente el vocal visitase a sus padres apelando a su autoridad
para enmendar los errores cometidos.

El enviado de Buenos Aires José Catalá tenía como cometido formar un nuevo profesor
de primera infancia antes de volver . Este fue Don Francisco Calabuig que a su vez
plantearía el sistema en las escuelas que fundase la sociedad y así se hizo.
Seguidamente se acordó que se le dotara de un ayudante que tenía que tener las
cualidades de probidad y buenas costumbres. Este nuevo funcionario podría, de ser
necesario, ponerse al frente de cualquier escuela que se fundase en campaña. El sueldo
ofrecido fue muy poco y debió ser elevado antes de que alguien se ofreciese para el
cargo. Finalmente el sacerdote Lázaro Gadea lo hizo y la comisión procedió examinarlo,
pero no le expidió el nombramiento. De esta forma el personal de la escuela quedó
constituido por don José Catalá como director , Don Francisco Calabuig como maestro y
el presbítero don Lázaro Gadea como ayudarte también estaba Juan de Moya que
desempeñaba gratuitamente la función de portero.
En 1822 con la independencia de Brasil, las circunstancias políticas recrudecieron y eso
afectó la vida de la escuela. El director Catalá y el ayudante Gadea fueron en principio
desterrados por la comisión imperial por adherir a la causa patriótica, pero al no haber
otra persona idónea para el cargo que pudiera reemplazar al director, fue retirada la orden
de destierro para él. Se le ordenó formar a otro profesor y para el cargo se presentó
Antonio Ventura Orta sustituyendo a Gadea a quién se le dio el puesto. Si bien Catalá no
tuvo que salir desterrado, fue hecho prisionero el 29 de abril de 1825 y con ello llegó el fin
de la Escuela Lancasteriana de Montevideo. Catalá permaneció en poder del enemigo
hasta el 15 de agosto del mismo año, esto motivó una ley de gobierno de Lavalleja del 9
de febrero de 1826 que citaba qué se le abonarán a Catalá los haberes correspondientes
al tiempo que estuvo en prisión por ser fiel a ideal de patria. Más adelante el Gobierno
patrio fundaría en campaña escuelas con el Sistema Lancasteriano dirigidas por Catalá,
haciendo que el sistema permaneciera en boga hasta la década de 1840.

En el primer año de existencia, la Sociedad Lancasteriana y su nuevo sistema de


enseñanza tuvieron una excelente acogida que llegó a tener 127 suscriptores, que
ofrecían en total $1780 en concepto de cuotas. Ya en el segundo año las cifras bajaron a
62 suscriptores y $986 y en el tercer año quedó reducida a 4 suscriptores con $157. La
comisión tenía prevista la fundación de una escuela para niñas qué tuvo que ser
suspendida por falta de recursos. Más adelante reclamó de Los herederos de Don Mateo
Magariños que le permitiese arrendar las piezas que éste estaba obligado en vida
proporcionar para local de la escuela pública para niños pobres, que no funcionaba. Éstos
fueron los únicos recursos con los cuales contó finalmente la sociedad lancasteriana para
su sostén. El sistema lancasteriano sin embargo estaba comenzando a ser adoptado por
otras escuelas privadas como la de Pedro Vidal.

Los primeros exámenes de la escuela se realizaron en septiembre de 1822 en presencia


de los miembros de la Comisión Directiva. Los alumnos dieron prueba de suficiencia de
doctrina cristiana, lectura de prosa y verso, escritura en pizarras y papel, aritmética y
gramática castellana. Los mejores en cada área eran premiados de diferentes maneras. A
los más pobres como fueron Ciriaco Pereira y José Medina se les premió con un vestido
de paño completo y una medalla de plata al primero. Al mejor estudiante de la escuela
Pedro Antonio Lombardini, se le premió con una medalla de oro con la inscripción “Al
mérito” en el anverso y en el reverso “Sociedad Lancasteriana de Montevideo” . Al
siguiente órden se le premió con una medalla igual pero en plata, y el premio para el
tercer orden fue un escudo de latón con las iniciales “S.L.” Los segundos exámenes
públicos se realizaron en mayo de 1823 invitando al Señor de la Laguna y otros sujetos
distinguidos a presenciarlo, aquí ningún alumno obtuvo medalla de oro pero sí de plata y
latón. Isidoro de María obtuvo dos premios en esta ocasión, uno por aprovechamiento de
la doctrina cristiana y otro por su precocidad en multiplicar. El tercer examen en 1824, fue
más modesto y muy pocos los niños premiados, el que sobresalió fue Francisco Maciel a
quién se le premió con  una onza de oro teniendo en cuenta que venía de una familia muy
pobre.
La Escuela  Lancasteriana funcionó, fue progresista, bregaba por no aplicar castigos a los
niños, fue  inclusiva en el sentido de que no  discriminaba niños por su estatus social
(como el resto de las escuelas del momento), daba garantías a las familias ya que su
orden administrativo no quedaba a criterio y voluntad de los maestros, sino que estaba
respaldado por un Reglamento, una Comisión Directiva y un cuerpo de control formado
por los Visitadores. Su sistema fue adoptado por otras escuelas y mantuvo su vigor en
América y Europa, de hecho en el año 1826 la Sala de Representantes de la Provincia
Oriental lo adoptó para las escuelas de primeras letras que se fundaron y en 1827 se creó
una Escuela Normal destinada a formar maestros según el método lancasteriano. Hay
registros de que existió también en poblados como San Carlos, Rocha, Soriano,  Santa
Lucía,  Salto,  Víboras,  Vacas San Salvador, y Piedras hasta el año 40.

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