Resumen Crónica de Una Muerte Anunciada
Resumen Crónica de Una Muerte Anunciada
Crónica de una muerte anunciada es una novela corta en la que el lector conoce el final
desde la primera página: sabemos que, pase lo que pase a lo largo de la obra, su protagonista,
Santiago Nasar, morirá a manos de Pablo y Pedro Vicario, que buscan así defender el honor de
su hermana Ángela. Esta se ha casado un día antes con un hombre misterioso recién llegado al
pueblo y al que ella no quiere, Bayardo San Román. Pero cuando las celebraciones, llenas de lujo
y pomposidad, aún no se han terminado, Bayardo descubre que Ángela no es virgen y la devuelve
a su casa. Ante los golpes y las preguntas de su madre, Ángela confiesa que ha perdido la
virginidad con Santiago Nasar. Entonces, los hermanos Pablo y Pedro Vicario se ven en la
obligación de defender el honor de la familia y deciden matar a Santiago.
En el pueblo, prácticamente todo el mundo sabe que los hermanos Vicario buscan a
Santiago Nasar para matarlo. Sin embargo, lo cierto es que, por distintos motivos, nadie se lo
advierte y, tras una serie de coincidencias, los hermanos lo matan en la puerta de su casa. Muchos
años después, el narrador se dedica a investigar qué fue lo que pasó e intenta revelar dónde nace
y cómo tiene lugar la tragedia.
LA NOCHE ANTES DEL ASESINATO
Santiago Nasar tiene 21 años y vive en un pueblo indeterminado de la costa colombiana.
Cuando no está administrando su hacienda, hace lo mismo que todos los hombres de su edad y su
condición: se va de juerga con sus amigos, bebe mucho alcohol, acude a fiestas, anda con muchas
mujeres y, ocasionalmente, frecuenta prostitutas. Santiago llegó a estar enamorado alguna vez,
pero ahora va a casarse con Flor Miguel, su novia de toda la vida. La noche anterior a su asesinato
estuvo de fiesta hasta las cuatro de la mañana con sus amigos, el narrador y Cristo Bedoya: la
boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román fue enorme y todo el pueblo estuvo invitado a
la fiesta. El cortejo, por su parte, fue corto, y el noviazgo solo duró cuatro meses, pues Bayardo
estaba deseoso de casarse. El narrador asegura que este último quiere comprar la felicidad, pues
organiza una gran fiesta para celebrar su boda.
A Santiago no le cuesta hablar sobre dinero y le gusta el hecho de que se pase la mayor
parte de la noche especulando con sus amigos cuánto pudo haber costado todo aquello. Cuando
Santiago se levanta a las cinco y media de la mañana del día siguiente, cansado y con resaca, se
dirige al puerto, como el resto del pueblo, para saludar al obispo, de quien se dice que hoy sí se
bajará del buque oficial a saludarlos y bendecir a los enfermos. Santiago no sabe que morirá
en menos de dos horas. Se viste con elegancia, no con la ropa que se pondría normalmente para
ir a la finca, se toma un café fuerte y sale, contradiciendo su costumbre, por la puerta delantera.
En el puerto se encuentra a Cristo Bedoya, con el que conversa sobre la noche anterior y sobre el
costo de la boda, y Margot, la hermana del narrador, lo invita a desayunar cuando todo acaba.
Muchas personas del pueblo, que saben que los hermanos Vicario están buscando a Santiago para
matarlo, lo ven tranquilo en el puerto, con- versando con sus amigos y conocidos, alegre y amable
como siempre, y piensan que ya le han advertido, por lo que deciden no hacer nada.