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¿CÓMO DISTINGUIR A UN CRISTIANO MADURO?

27-12-2020

La madurez espiritual se trata de que cada día seamos más como nuestro Señor (Ro. 8:29; Gá. 4:19; 2 Co. 3:18).

La palabra madurez significa en la biblia completo, perfecto

El cristiano maduro es un cristiano completo, espiritualmente entiende la palabra de Dios y vive de acuerdo a
ella. Un cristiano completo no necesita que le repitan siempre los mismos temas básicos, temas que recibió en
sus primeros meses de vida espiritual. Ya esos temas los conoce y los domina y los practica. No es necesario
estar hablándoles constantemente de los temas básicos. Sino que necesita alimento sólido, estudio y
discernimiento de la palabra en temas más profundos. Pero el que no ha madurado siempre hay que estar
enseñándoles lo mismo, porque no avanzan, no crecen, no maduran, no son completos.

La biblia nos enseña que la experiencia de la salvación es como un nuevo nacimiento y por eso, el creyente es
comparado a un bebe recién nacido. A partir de aquí, debemos establecer la posibilidad de que los cristianos
estamos supuestos a desarrollarnos y crecer hasta la “altura de un varón perfecto” (Efesios 4:13). Mejor dicho,
el cristiano debe crecer y madurar espiritualmente, como el bebe que crece hasta llegar a ser un adulto.

Pero, ¿cómo saber si una persona es un cristiano maduro? ¿Como medir la madurez espiritual de un cristiano?
¿Cómo saber si hemos crecido espiritualmente? ¿como distinguir a un creyente inmaduro?.

En la palabra de Dios encontramos una vasta cantidad de referencias acerca de las cualidades y características
de una persona espiritual. En el Antiguo Testamento, el testimonio de los patriarcas y de los profetas nos dejan
el ejemplo de hombres con el carácter divino. En el Nuevo Testamento, los Evangelios, el libro de los Hechos y
las epístolas nos proveen, de muchas formas, los rasgos de una persona madura. Y aunque la biblia está llena de
enseñanzas acerca del mandato, la responsabilidad y los beneficios de crecer espiritualmente, vamos a mirar
solo una de las referencias que Pablo hace acerca de este tema:

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre,
dejé lo que era de niño” (1 Corintios 13:11 RVR60).

A la luz de este versículo podemos establecer que hay tres formas (aunque no son las únicas) de reconocer la
madurez de un creyente. Veamos:

1. La forma como hablamos (“Hablaba como niño”)

Lo que un creyente dice con sus labios es la evidencia de lo que está en su corazón (Lucas 6:45). Tarde o
temprano, nuestros dichos revelan lo que somos. Cuando un creyente está constantemente quejándose,
murmurando, criticando, cuando se exalta asimismo, cuando habla con arrogancia, cuando usa palabras
obscenas y está ofendiendo a sus semejantes, debemos concluir que tal persona es un niño espiritual. Sus
palabras lo “pintan de cuerpo entero” revelando su inmadurez.

2. Lo que pensamos (“Pensaba como niño”)

El rey Salomón enseñaba que el hombre, es como piensa (Proverbios 23:7). Lo que domina los pensamientos de
una persona revelan su carácter interno. Cuando los pensamientos que nos gobiernan contradicen la palabra de
Dios y pensamos egoístamente, en lo material, lo pasajero, la diversión, en lo malo, lo injusto, lo inmundo,
entonces estamos pensando como niños.
3. Lo que juzgamos (“Juzgaba como niño”)

Juzgar como niños es conducir su vivir con las características propias de un infante. En esa etapa, los seres
humanos lloran por cualquier razón, son dependientes de otros, quieren siempre jugar, no asumen ninguna
responsabilidad, se sienten el centro de todo y no les gusta compartir lo que tienen. Tomando estas cualidades
como referencia, se puede considerar a un niño espiritual a quien siempre se está quejando, dependen de otras
personas para su vida espiritual, prefieren el entretenimiento y no el compromiso, no asumen responsabilidad
por sus actos, siempre están demandando atención y no procuran dar de sus vidas por el bien de otros.

Sin embargo, aunque estas son evidencias de un cristiano inmaduro, los creyentes podemos tomar estas tres
verdades y hacerlas parte de nosotros día a día, para que nos ayuden a crecer. Hablar vida, bendición y palabras
que edifican es una manera de ir dejando lo que es de niño, como decía el apóstol. Asimismo, debemos
intencionalmente dominar nuestros pensamiento en lo que es agradable a Dios y juzgar, ejercitando día a día las
cualidades y características de un adulto.

Como regla general, poco o nada podemos hacer para estirar nuestra estatura física. Mejor dicho, por más
esfuerzo que hagamos, nuestra altura responde a una cuestión genética, de la que muy poco podemos hacer para
cambiarla. Sin embargo, en las cosas espirituales no sucede así. La medida, estatura y madurez cristiana, si
pueden y deben ser cambiadas (para crecer). Los cristianos podemos decidir crecer o quedarnos como niños
espirituales.

La madurez cristiana se debe ir cultivando día a día (a través las prácticas espirituales y de las experiencias
diarias), entendiendo que crecer, demanda un esfuerzo, conlleva responsabilidades pero también nos concede
beneficios y privilegios que los niños nunca podrán disfrutar.

Por eso, es mejor crecer y no quedarse como niños.

Colosenses 2:6-7
Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, {así} andad en El; firmemente arraigados
y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud.
Colosenses 3:9-10
No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus {malos} hábitos, y os
habéis vestido del nuevo {hombre,} el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a
la imagen de aquel que lo creó;
2.  ¿Cómo madurar espiritualmente?
Sólo lo podemos lograr  estudiando y aprendiendo la apalabra de Dios y poniendo en práctica lo aprendido.

a)  Estudiar con diligencia la palabra de Dios.


La palabra de Dios nos puede ayudar a madurar, ir a la perfección. 2 Timoteo 3:16-17    Perfecto, completo,
maduro.
b)  Recibir con mansedumbre la palabra de Dios.
No resistirnos a lo que nos dice la palabra de Dios, someter nuestros deseos a la voluntad de Dios y no permitir
que la dureza de nuestro corazón nos estorbe en nuestra meta. Santiago 1:21 

Muchos no crecen porque les cuesta aceptar lo que dice la biblia. Pero debemos tener cuidado porque
podríamos estar desechando a Dios. Hebreos 12:25 

c)   Retener lo que hemos aprendido.


La verdad que aprendemos es un tesoro maravilloso  que debemos aguardar, proteger y defender. 2
Tesalonicenses 2:15 

Una vez que aprendemos un tema de la palabra y verificamos que sea cierto, debemos atesorarlo y no estar
dudando.

d)  Poner en práctica lo aprendido.


Si solo escuchamos y somos una biblia andante, pero no vivimos conforme a la palabra de nada sirve.   Si
aprendemos pero no hacemos estamos mal ante Dios, porque estamos faltando a su ley. Si solo somos oidores
estamos mal. Santiago 1:22 

Para que nos vaya bien en el reino de Dios y en este mundo, debemos perseverar y obrar conforme a la palabra
de Dios. Santiago 1:25 
Conclusión: 

Atendamos diligentemente la exhortación que Dios nos hace: crezcamos espiritualmente, dejemos de ser niños
de pecho sino hombres y mujeres, completos, perfectos, maduros.  Hebreos 2:1-4

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