Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Hora Santa

Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar.

– Sea para siempre bendito y alabado.

Mi Jesús sacramentado, mi dulce amor y consuelo.

– Quien te amara tanto que de amor muriera.

Señor Jesucristo venimos ante ti en esta tarde cuando celebramos el IV Domingo de Adviento y ya
casi todo está dispuesto para celebrar tu nacimiento -la navidad-, las casas, parques y calles brillan
por las luces y adornos que hemos colocado en preparación de tu nacimiento. Sin embargo, señor
te pedimos que dispongas también nuestro corazón para que sea tu mejor morada, ayúdanos para
que encuentres en nuestras vidas el lugar adecuado para que te quedes, que nuestras familias te
brinden el amor, el calor y la protección que te brindaron San José y María en Belén cuando tu
siendo verdadero Dios, dispusiste nacer en un pesebre rechazando cunas de madera fina y mantos
de oro brocado para enseñarnos que un corazón humilde es el verdadero regocijo de tu llegada.
Por ello señor reconociendo nuestra pequeñez te pedimos amado Jesús que sea tu Espíritu Santo
el que ilumine e inspire nuestra alabanza que en esta tarde te ofrecemos:
Canto al Espíritu Santo

/Ven, Espíritu ven


Y lléname, Señor
Con tu preciosa unción/

/Purifícame y lávame
Renuévame, restáurame,
Señor con tu poder.
Purifícame y lávame
Renuévame, restáurame, Señor
Te quiero conocer/

Bendito y alabado…
Amado Jesús que no te conformaste tomando la condición de hombre, y dando tu vida para
nuestra redención, sino que te quedaste con nosotros real y verdaderamente en el sacramento de
la Eucaristía y estás aquí en medio de nosotros, tan cerca que nos permites sentirte, verte y hasta
tocarte, te alabamos y te bendecimos:

Jesús, amor de las almas,


compañero en las jornadas:
tan cercano y asequible
que en mí tienes tu morada.
Encarnado como Hombre,
tu divinidad ocultas,
y al hacerte Eucaristía,
por completo te despojas.
En tu presencia se rinden
todos los celestes coros,
y en la tierra no se aprecia
que te quedes con nosotros.
De tu costado nacida,
en la Iglesia sigues vivo:
con tu gracia y sacramentos
das la vida al redimido.
Jesucristo, León fuerte
y Cordero obediente;
en tu Corazón conforten
su valor las almas débiles.
Por el Padre coronado,
el Señor de tierra y cielo
nos envíe su Paráclito
que nos guíe al Reino eterno.
Tú nos dices cada vez que celebramos el sacrificio de la Eucaristía:
- Esta es mi Sangre,
ofrenda de la tarde:
¡oh gran Misterio!
- Este es mi Cuerpo:
cual víctima me entrego:
¡oh gran Misterio!
Te adoro, Carne,
Pan de hombres y de ángeles:
¡oh gran Misterio!
- Hacedlo en mi memoria
hasta el tiempo sin horas:
¡oh gran Misterio!
- Como víctima única,
mi Carne, Alianza fúlgida:
¡oh gran Misterio!
¿No prolongas tu muerte
por darnos vida siempre?
¡Oh gran Misterio!
Si contigo en el Gólgota,
contigo en la victoria:
¡oh gran Misterio! Amén.

Estas tan cerca de nosotros y por eso te cantamos:

Tan cerca de mí, tan cerca de mí


que hasta lo puedo tocar
Jesús está aquí.
Míralo a tu lado por la calle
caminando entre la multitud
muchos no lo ven, porque ciegos son
ciegos de ceguera espiritual.

No busques a Cristo en lo alto


ni lo busques en la oscuridad
muy dentro de ti, en tu corazón
puedes adorar a tu Señor.

Le hablaré sin miedo al oído


le contaré las cosas que hay en mí
y que sólo a El, le interesarán
El es más que amigo para mí.

También podría gustarte