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Las Vírgenes Del Sol
Las Vírgenes Del Sol
"Durante cuatro años recibían una educación esmerada que abarcaba desde el
perfeccionamiento del idioma y las artes domésticas, hasta la iniciación en los secretos
de la religión y el culto".
Por parte de algunos historiadores, una parte de ellas eran destinadas a servir de esposas
o concubinas para las elites y el resto las mamacunas, las verdaderas "Vírgenes del Sol"
dedicaban su vida al cuidado de los templos y del culto estatal, recluidas perpetuamente
en los Acllahuasi anexos a los templos, obligadas a guardar perpetua castidad y sujetas a
una rígida disciplina. La profesora MC Bravo relata que:
Esta institución al igual que llamó mucho la atención a los cronistas de la época de la
conquista, vemos también que sigue interesando a los investigadores actuales, realmente
sobre el tema se ha escrito mucho; ahora bien, según Garcilaso de la Vega, en su obra
"Páginas de los comentarios reales" la mayoría por ignorancia de la cultura inca, han
confundido la casa de las Vírgenes Escogidas del Sol, con las otras Casa de Escogidas,
dando un relato poco válido en sus pautas esenciales.
Según estos autores una vez escogidas por los representantes del Inca, debían cumplir
un noviciado: Se presentaban ante el Consejo Imperial, si eran ratificadas como las más
hermosas se les asignaba una renta en especie y una servidora; a continuación el gran
sacerdote procedía a su interrogatorio, investigando los sacrificios realizados por su
familia en diferentes circunstancias; y se pasaba a una ceremonia donde se le cortaba
una parte del cabello, dejándoles trozos sobre la frente y en las sienes; finalmente de le
entregaba un velo gris y vestidos grises.
Louis Baudin, habla de que esta separación también era debida a que no todas las
muchachas que habían ingresado para convertirse en Vírgenes del Sol:
"La Separación eran tan rigurosa, porque entre las novicias se encontraban hijas de altos
personajes que iban a perfeccionar su educación, pero sin tener la intención de
consagrarse ulteriormente al culto del Sol, y que eran retiradas por sus padres a la edad
de 18 años. Sin embargo, si alguna de ellas tenía vocación religiosa, el tiempo que había
pasado en la casa de las Vírgenes Escogidas se le considerada como parte del
noviciado"
Pasados los tres años el gran sacerdote, acompañado por el Inca o su representante, se
presentaba ene el templo y hacia comparecer a las candidatas y sus directoras; las
invitaba a hacer una elección definitiva entre el matrimonio y la consagración al Sol. En
este último caso, la jovencita vestía de blanco y calzaba con sandalias nuevas (aquí
puede observarse otra vez la importancia de la variación del vestido y el peinado como
elemento distintivo de un cambio importante en el estatus social o religioso), procedían
a los sacrificios y danzas religiosas para pasar al rango de Vírgenes del Sol, desde este
momento no podían salir ya del templo más que para ir a otro santuario con la misión de
adornarlos y la condición de ir acompañadas al menos por alguna de sus compañeras,
por ciertas ancianas empleadas de la casa, por sus servidoras y por dos guardias del
templo que llevaban lanza y arco.
Ante esta visión, Garcilaso de la Vega, ofrece otro punto de vista sobre todo en aspectos
puntuales, pero de suma importancia: Garcilaso de la Vega, habla de dos tipos de Casas
de Escogidas, las destinadas a las Vírgenes del Sol y las destinadas a las muchachas
escogidas por su hermosura que como gran privilegio podían pasar a ser concubinas del
monarca.
"Y porque las vírgenes de aquella casa... eran dedicadas para mujeres del Sol, habían de
ser de su misma sangre, quiero decir, hijas de los incas, como de sus deudos y
legítimas... porque de las mezclas con sangre ajena, que llamaban bastardas, no podían
entrar"
"Porque habiendo de tener hijos del Sol, como ellas imaginaban, no era razón que
fueran bastardas, mezcladas de sangre divina y humana. Por tanto habían de ser
legítimas de sangre real, que era la misma del Sol".
La ropa tejida por las vírgenes del Sol y que pasaba al señor Inca, nunca podía ser
regalada ninguna de estas piezas a otro que no fuera de su linaje real.
"Y así el mismo Inca no podía darla a otro alguno que no fuera de su linaje y parentela,
porque las cosas divinas, decían ellos, no era lícito, sino sacrilegio emplearlas en
hombres humanos".
La ley era muy rígida para estas escogidas del Sol, sobre todo por los que respecta a la
virginidad.
"Para la monja que delinquiese contra su virginidad, su castigo era que la enterrasen
viva y al cómplice mandaban ahorcar... mandaba la ley matar sus parientes y todos los
vecinos y moradores del pueblo y todo su ganado, derrumbaban el pueblo, y lo
sembraban de piedras, el sitio quedaba maldito y excomulgado"
Junto a las casas de las escogidas, había otras, pero que tenían una función distinta. En
ellas se encontraban también las muchachas del pueblo inca más hermosas, que por
consenso pasaban desde muy jóvenes, para asegurar que eran vírgenes, al estado de
escogidas, que se destinaban para concubinas del inca:
"... Así, como las bastardas entraban por gran favor y merced del tipo de gente común,
las que eran escogidas por muy hermosas, porque eran para mujeres o concubinas del
inca, y no del Sol..."
Estas mujeres también tenían sus profesoras, y sus servidoras. Aprendían el trabajo
doméstico y tejían para el inca. Vivían de la hacienda del Inca porque eran sus mujeres
y tenían leyes tan rígidas respecto a su virginidad como las escogidas para Vírgenes del
Sol.
El Inca podía escoger entre estas, que se consideraban todas sus mujeres para mantener
relaciones sexuales y vivir en concubinato; ahora, una vez el acto se había consumado,
la concubina no podía volver otra vez a la casa de las escogidas:
"Las que una vez salían para concubinas del Inca, como ya corruptas, no podían volver
a la casa; servían en la casa real como damas o criadas de la Coya hasta que las
jubilaban y daban licencia para que volvieran a sus tierras"
"Las que no alcanzaban a ser concubinas del Inca, se quedaban en la casa hasta viejas,
entonces tenían libertad para irse a sus tierras donde eran servidas o se quedaban en la
casa hasta morir".
De todos modos en ambos casos, si volvían a sus tierras, eran veneradas por la
población, que tenia el privilegio de convivir con una mujer del Inca y gozaba de gran
riqueza que el Inca le había cedido en pago de sus servicios.
Garcilaso de la Vega, alega que ha habido otra confusión importante entre los
historiadores: "El considerar que estas mujeres eran muchas veces concedidas a los
súbditos más leales como mujeres legítimas de manos del Inca, Garcilaso de la Vega
alega que esto ocurrió escasas veces, y que las mujeres que se cedían eran las hijas de
capitanes, curacas, etc., que estaban al mismo nivel social que sus futuros maridos."
Para M. Hernández Sánchez- Barba, el Inca tenía seis casas para sus mujeres; eran
palacios con jardines y flores, huertas, estanques y toda clase de comodidades en sus
aposentos:
"Las indias de las seis casas vivían como grandes señoras y eran muy estimadas por el
Inca y por la aristocracia. Las de la primera casa eran hijas de los aristócratas; solamente
las visitaba el Inca, al cual le hacían su ropa; las de la segunda casa se llamaban
coyanguarme y eran las cocineras del soberano; eran del mismo linaje que las de la
primera casa y salían para casarse; las de la tercera casa se llamaban guyruella y de
entre ellas salían las que se casaban con los principales del reino; las de la cuarta casa se
llamaban taquiaclla y se dedicaban al canto y a la música cuando las visitaba el Inca o
gente principal; tenían de nueve a quince años, renovándose constantemente para que
siempre las que vivieran tuviesen esas edades; las de la quinta casa, llamadas
viñachicuy, estaban exclusivamente dedicadas al servicio de los dioses, eran
propiamente las vestales. Por último, las de la sexta casa eran escogidas, no eran
cuzqueñas, y sumamente hermosas, reclutadas entre la gente del campo entre los quince
y los dieciocho años de edad; eran las concubinas del Inca. Cuando éste las visitaba,
esperaba cada una en su aposento esperando ser la elegida."
Alguna veces la accllas destinadas al Sol, salían encinta y los sacerdotes a cuyo cargo
estaba el ceremonial religioso en esas casas de recogimiento, hacía correr la voz de que
habían concebido del Sol. Pero cuando una acclla quebrantaba el voto de castidad con
un hombre cualquiera, tanto ella como el fruto de los amores prohibidos eran
condenados a muerte. El autor del embarazo era aseatado o colgado cabeza debajo de un
árbol y quemado vivo.
La accllas llevaban un régimen de clausura, sin contacto con el mundo exterior, pero si
Pizarro y los suyos pudieron visitar la casa de las escogidas en Tumbes fue por que se
les creía personajes semi-divinos.
Muy diferente fue el comportamiento del capitán de Atahualpa que en Caxas recibió a
Soto y para congraciarse con él sacó a las accllas del convento, las formó en la plaza y
permitió a los españoles escoger las que quisieran. Se trató sin duda de un acto sacrílego
a los ojos de los indios, pero que al descreído capitán parecía no importarle mayormente
ya que se trataba de un culto proveniente de los Incas cuzqueños a los cuales combatían.
Virgen del sol
Otro grupo de historiadores opinan porque un grupo eran destinadas a servir de esposas
o concubinas para la élite; otro grupo, las mamacunas, las verdaderas Vírgenes del Sol,
dedicaban toda su vida a adornar el templo, recluidas perpetuamente en el Acllahuasi,
obligadas a guardar perpetua castidad.
En realidad parece ser que existieron dos tipos de casa: la de la Vírgenes Escogidas del
Sol y otras Casas de Escogidas. Las escogidas cumplían un noviciado. Desde este
momento la jovencita se convierte en novicia y forma parte de un grupo de diez,
dirigido por una persona mayor y experimentada. En las Casas de las Escogidas,
también se ve una marcada diferencia social tal como es fuera de la institución. Había
una total separación entre las novicias de las clases nobles y la de las clases populares.
Pasados tres años, el gran sacerdote acompañado del Zapa Inca o su representante, hacía
comparecer a las candidatas y sus directoras y las invitaba a hacer una elección
definitiva entre el matrimonio o la consagración al Sol. En caso eligiera la consagración
al Sol, se le vestía de blanco, procedían a los sacrificios y danzas religiosas para pasar al
rango de Virgen del Sol; desde este momento, no podía ya salir del templo más que para
ir a otro santuario.
Sin embargo, Garcilaso de la Vega, da otra visión: según él, existían dos casas de
escogidas, las destinadas a las Vírgenes del Sol y las destinadas a las muchachas
escogidas por su hermosura, que como gran privilegio, podían pasar a ser concubinas
del Zapa Inca. Esta división, se daba por sangre. Las Vírgenes del Sol, aparte de su
hermosura, debían tener sangre real, ya que iban a ser las mujeres del Sol. Estas mujeres
dedicaban toda su vida, ha hacer las tareas que toda mujer hace para su marido, pero en
este caso, el marido era el Sol. La ropa y demás enseres que hacían, como directamente
el Sol no podía gozar de ellas, pasaban al hijo del Sol, el Zapa Inca. Vivían en perpetua
clausura y en perpetua virginidad. La ley era rígida para estas mujeres, sobre todo en lo
que respecta a la virginidad.
De viejas podían volver a sus tierras y eran veneradas por la población que tenía el
privilegio de convivir con la mujer del Inca y que gozaba de una gran riqueza.
Danay primero debía seleccionar y preparar al personal que trabajaría en la emisora del
municipio guantanamero de unos 29 mil habitantes aproximadamente y donde no
abundan los profesionales, luego gestionar radios para que se escuchara la emisora y
sobre todo adecuar una programación para 4 horas de una región netamente agrícola
pues cuando llega la producción cafetalera, la mayoría de los habitantes de este lugar se
ponen en función de la recogida.
¿Por dónde empezar entonces?, se preguntaba la inquieta cubana, por la actualización en
la nueva tecnología, la informática, cursos de realización radial elementales, cursos para
redactores de prensa. ¿Pero, a quién impartirle esos cursos?
Una de las regiones de Bolivia donde se puede apreciar la presencia Inca es la zona que
circunda el Lago Titicaca. En la Isla del Sol se hallan sitios arqueológicos importantes
de esta cultura, como Chinkana, Pilkokaina y la Roca Sagrada, entre otros.
La "Chinkana" (Laberinto)
A unos 200 metros del Templo del Sol (Roca Sagrada de los Orígenes) bajando hacia el
Lago Titicaca, se encuentra una construcción semisubterránea con una serie de pasillos
que conducen a salas que tenían varias puertas de acceso, las que a su vez se abren hacia
corredores que se bifurcan en algunos casos, en varios ramales. Por la acción del tiempo
los techos, tanto de las estancias como de los pasajes, se derrumbaron.
El palacio de Pilkokaina
Pilkokaina significa el "sitio donde descansa el ave", siendo el ave, el Inca para el que
se erigió una suntuosa residencia temporal. Esta edificación, está situada a unos 500
metros del actual puerto de Saxamani (Isla del Sol). En sus paredes, hechas de piedra
unida con mortero de barro, se abren varios nichos trapezoidales que sirvieron como
altares para las "wakas" (figuras sagradas). En la puerta principal se advierte una triple
jamba. Esta puerta excepcionalmente se abre hacia el nevado lllampu situado al
noroeste, como homenaje al gran "Achachila" (espíritu superior) de la montaña.
Debe tenerse en cuenta que todas las puertas, tanto de los grandes edificios como de las
casas de vivienda en el incario, se abren hacia el este, en dirección al nacimiento del
Sol. Los techos de Pilkokaina son de falsa bóveda o bóveda avanzada. Los muros de
sostén de las terrazas o andenes que circundan el palacio muestran motivos de origen
tiwanakota.
Roca Sagrada
El origen de los Incas, se halla rodeado de una serie de leyendas, muchas de ellas son
coincidentes al señalar a la Isla Titicaca (del Sol) y a Tiwanaku como centro desde el
que se formó el Estado Inca.
Existe una creencia muy arraigada entre los pueblos andinos, que trata sobre un gran
diluvio ocurrido en épocas remotas, al que acompañó una densa oscuridad. Ese tiempo
es conocido como el "Chamacpacha" (Cchamaca = oscuridad y pacha = tiempo). Narran
las leyendas que en ese periodo de tinieblas y diluvio, el Sol y la Luna se refugiaron en
dos concavidades de un promontorio de roca arenisca y piedra pizarra de unos 75 m. de
largo por 6 m. de alto, situado al norte de la sagrada isla, conocida como Roca Sagrada
o Roca de los Orígenes.
Concluido el diluvio -de acuerdo a la tradición- el Sol salió de su escondrijo, y se elevó
en triunfo a los cielos, dejando "huellas de gigantescas pisadas de más de un metro de
largo que están impresas sobre la piedra". Actualmente se pueden ver estas "pisadas"
que técnicamente son intrusiones naturales de limonita, pero el mito se sustenta. En este
sitio escarpado, pero profundamente reverenciado se ubicó un espléndido templo
-consagrado al Sol y la Luna- de la época incaica y, -siguiendo siempre las tradiciones-,
allí aparecieron los primeros soberanos: Manco Kapac y Mama OjIlo (hijos del Sol)
para fundar el Estado Incaico.
Las vírgenes del sol eran muchachas que desde el nacimiento estaban escojidas para ser
vírgenes del sol. También habían algunas que escogían antes de la pubertad para este
papel en la sociedad. Normalmente eran las más bonitas y con los mejores modales.
Antes de la pubertad, se las llevaban de las familias a vivir en un convento con monjas
donde eran entrenadas para producir tejidos hermosos y muy elaborados. Allí no
pasaban una vida muy excitante, básicamente haciendo los tejidos.
Las que sí se casaban normalmente eras las que eran dadas como regalos a los jefes y
nobles que visitaban. En este caso se iban del convento y se casaban con ellos. Era un
honor muy grande ser un Virgen de Sol y si una era regalada, podía esperar mucho
respeto del resto del mundo.
Samara Guzmán
Acllas
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Las acllas (quechua: aqllasqa, 'escogida' )? eran mujeres de singular belleza. Fueron
escogidos de varios lugares del Imperio Inca para servir al Inca o al dios Sol o Inti. Sus
preparación se llevaba a cabo en el Acllahuasi, donde vivían las mujeres bajo la
vigalancia de las Mamaconas aisladas en un servicio de alto honor.
Aclla del Sol [editar]En el Imperio Inca, para proporcionar el mejor culto posible al
dios Sol, además de sus diversas clases de sacerdotes, los incas habían creado una
importante institución de vírgenes dedicadas a su servicio, conocida como Intip Chinán,
en la que ingresaban las niñas elegidas en su infancia (a los ocho años) para convertirse
en acllas tras un estricto noviciado que cubría los primeros años de su estancia
conventual, bajo la dirección de una superiora, mamacuna, educadora, vigilante y
examinadora de las jóvenes sometidas a su tutela.
Acllahuasi era el nombre del templo de las acllas. Pero esta profesión religiosa no era
sólo una llamada o una obligación para acudir forzosamente al servicio de la religión,
sino que se trataba más bien de una educación selectiva y esmerada para las jóvenes de
las clases superiores, puesto que, una vez llegadas a la edad núbil, entre los trece y los
quince años de edad, pasaban a ser "presentadas en sociedad", para ser las potenciales
prometidas de señores de la nobleza, ya que el período de servicio en el Inti Chinán
como aclla era también la garantía de la calidad de su linaje y el aval de la mejor
educación y, evidentemente, la mejor prueba exhibible públicamente de su incontestable
virginidad.
Este castigo, muy similar al aplicado a las vestales romanas consideradas impuras, era
también tan duro como todos los que se aplicaban a las vírgenes escogidas para el
servicio de los dioses, en todas las demás latitudes con las vestales infieles, como una
extensión del máximo castigo que siempre se ha aplicado exclusivamente a las mujeres
infieles en la religión o en la vida matrimonial, sin que se haya hecho nunca que sea
norma una contrapartida similar para los mucho menos castos hombres de religión,
cualquiera que sea la doctrina considerada.