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La Odisea
La Odisea
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La Odisea
DE
HOMEBO .
TRADUCIDA
BARCELONA .
1851 .
LA ODISEA
DE
NOMERO ,
1
1
LA ODISEA
P
DE
HOMERO .
TRADUCIDA
TES
NS
LA
LIO
TA
BIB
SI
OM
IS
IJ
OS
S
ULI
BARCELONA .
1851 .
)
INTRODUCCION .
EL TRADUCTOR .
.
21
LA ODIODA .
CANTO PRIMERO .
CONSEJO . EXHORTACION .
39
En derredor objetos deleitosos,
Se recoge llevando el pensamiento
De las penas del alma poseido.
Alumbrándole Euriclea le precede
Con ardientes antorchas . Hija fuera
De Opós , al cual dió Pisenor el dia .
En su florida edad , Laertes pudo
Por solo veinte toros adquirirla,
Y honróla al parangon de la consorte ,
Su virtud respetando , temeroso
De ultrajar de himeneo los derechos.
Entre todos los siervos del palacio
La mas dulce ella fué, la mas amante
Para el hijo de Ulises , cuya infancia
Con tierno esmero y con afan cuidara .
Abre el triste la ta y en el lecho
Se sienta , los vestidos desnudando
Que , lentamente al aya fiel entrega.
Ella los dobla con cuidosa mano ,
Colgándolos del lecho á los contornos ;
Sale luego y la puerta ., atentamente ,
Una anilla de plata á sí tirando ,
Cierra al fijar una tenaz aldaba
Que una correa en el cerrojo afianza .
Envuelto el cuerpo en delicadas lanas ,
Telémaco la noche pasa entera
Ocupada la ansiosa fantasía
De la ruta que Palas le ordenara.
40
CANTO SEGUNDO .
CANTO TERCERO .
(1) PILOS .
CANTO CUARTO .
LACEDEMONIA .
1
86
Que la madre espirase á su presencia ;
Que viese hermano ó hijo asesinados
Por el hierro enemigo , quedaria
Inaccesible cual funéreo mármol .
Tan gran secreto Helena poseyera,
Que Polidamia , del egipcio Tonis
La consorte sagaz , se lo enseñara .
En Egipto se encuentran sin medida
Venenos fieros , dúplices sustancias
Y saludables plantas ; en su seno
(4) Médicos hay , del docto Peon nacidos,
Que sin rivales mira el universo .
Consumada la mezcla misteriosa
Y cuando el néctar en las copas brilla,
Helena saca à luz otras materias :
« ¡ Oh hijo , dice , del famoso Atreo,
Y vosotros que sois escelsa prole
De mil héroes sabios ! Las Deidades
Males y bienes a la par nos vierten .
Comamos y bebamos incuriosos,
Y el tedio ahuyenten dulces narraciones.
Una quiero aqui haceros que conviene
A la ocasion presente y que es de Ulises.
No es mi anhelo contaros una á una
Sus luchas infinitas y sus glorias.
Mi modesta intencion solo os presenta
Un noble rasgo de su larga historia.
Fué en los troyanos campos, esa liza
De los triunfos de Grecia y sus congojas.
Un dia , lleno el cuerpo de rasguños
Y por su propia mano maltratado ;
Cubierto de retazos andrajosos ,
CANTO QUINTO.
LA BALSA DE ULISES .
1
118
Objeto de tus votos y deseos,
Si supieses ... ¡ oh yo pensado hubiera
Que ni en beldad ni en gracias me eclipsara !
¿ Acaso á una mortal puede ser dado
Entrar con una Diosa en competencia ?
r ; Oh sacra ninfa ! le contesta Ulises ;
¿ Cómo no he de saber que al lado tuyo
Penélope beldad ni hechizos tiene ?
Es mortal y tú gozas vida eterna
Y nunca el tiempo surcará tu frente .
Mas , tal cual es , el pecho arde por verla ;
Arde en fin por la patria , y solo llama
El feliz dia que al hogar me vuelva .
Si un Dios airado aun en mí se ceba
Sabré sufrir el peso de sus iras ;
El alma tengo á las desdichas hecha :
iEn la tierra , en los mares , en las lides
He sufrido ya tanto ! envie el cielo
Nuevas penas , que a todo me someto . »
En tanto el sol se arroja ya á los mares
Y la noche su velo tiende al mondo .
A un recóndito sitio se retiran
El héroe y la inmortal, y todavía
De Amor dichoso los deleites prueban.
Ulises con la Aurora se levanta ;
Ya su manto y su túnica ha vestido.
( 1 ) Ella se cubre de un luciente lienzo
En estremo sutil ; un cinto de oro
Al talle forma da magestüosa ,
Y en fin un velo ondula sobre el rostro .
Pensando solo en el partir de Ulises
Le da una hacha de cobre á doble filo
Que en un mango de olivo está apoyada ;
CANTO SEXTO .
(4 ) Aunque tal vez esta observacion sea tardía, porque solo aho
ra se me ocurre , y porque difiriéndola lo seria mas , recordaré que
Ulises en griego es Odusseus, lo que ha ocasionado que el poema
se llame Odisea, por etimología, y nó Ulisea, como deberia llamarse
en español , sin una razon tan poderosa.
134
A Náusica y que visto sea de ella ;
En sus ojos piedad encontrar debe ,
Al pueblo de los Facios por su mano
Entrar y de su rey ver el palacio .
Tira el balon airosa la princesa,
Dirigiéndole a una de sus siervas ;
Mas se desvía , vuela y va perdido
A un abismo insondable. Agudos gritos
Alzan todas , y á ellos dispertado,
Ulises en su lecho se incorpora,
Y á tristes reflexiones se abandona :
« ¡ Ay ! dice ; en dónde estoy y qué hallar debo
En este sitio incógnito ? ¿ salvages,
Hombres sin ley y sin justicia , 6 pueblos
Que los Dioses respeten ? mas , acentos
Mugeriles alcanzan mis sentidos.
Serán sin duda Ninfas de estos montes ,
De aquestas aguas ó del valle umbrío .
¿ Hay acaso aqui seres que hablar puedan ,
Que sepan espresar sus pensamientos ?
La esperanza apuremos ó el recelo .
Dice , y luego con mano vigorosa
Una rama destronca de hojas llena ,
Su desnudo rubor con ellas cubre
Y del follage sale. Ver parece
El leon de los montes , que fiado
En su indomable fuerza , por las lluvias
Y los vientos y el hambre perseguido,
Va buscando las tímidas manadas
De bueyes , 6 corderos , ó del bosque
El venado fugaz. Sus ojos fieros
Centellas van lanzando . Al crudo impulso
Del hambre que le acosa , se arrojara
Hasta del hombre en el tranquilo techo .
Tal Ulises , desnudo , solo escucha
Su necesidad fiera y se presenta ,
Sin pensar, á esas tímidas bellezas.
135
Al mirarle cubierto de vil cieno
Horrible les parece : todas huyen
A tal vista espantadas; sola queda
La hija de Alcino , porque Minerva
Noble seguridad diera á su pecho,
Alejando del alma un temor vano :
La vista fija en él , y quieta espera.
Ulises titubea , no sabiendo
Si debe á sus rodillas arrojarse,
O si será tal vez mejor partido,
En actitud humilde, desde lejos
Dirigirle modestos homenages,
Y suplicarla que le enseñe el pueblo
Donde fijado está el poder supremo ,
Y que ropas le otorgue su clemencia
Con que cubrir sea dado su miseria .
Al fin resuelve , estándose apartado
Las señas ostentar de su respeto ,
Y dirigirle asi sus pobres votos ;
Teme que si á sus plantas se arrojase
Ella le rechazara con enojo.
De aquesta suerte pues- , con sutileza,
Le dirige su acento lisonjero :
(5 ) a ¡ Oh soberana de estos dulces sitios !
Seas diosa ó mortal , á tí me postro.
Deidad eres sin duda del Olimpo,
Que á tu porte ., á tus lúcidas facciones,
(8) Debe entenderse que no era aun de noche ; pues sin esto ,la
precaucion que toma Minerva en el canto siguiente de taparle bajo
una densa nube seria una ridiculez.
-
143
Invoca fervoroso : « ¡ Oh tú , la dice,
Hija de Jove ! mi plegaria escucha :
En mi largo infortunio , desde el dia
En que Neptuno me lanzó sus iras,
Nunca mas he sentido tu presencia .
Haz ahora que al menos estos pueblos
Me otorguen interes y piedad tierna .
Calla y la Diosa le oye. No se muestra ,
Que a Neptuno tributa este homenage ;
Honrando asi al hermano de su padre ,
Que al triste Ulises sus rencores guarda
Hasta verle otra vez en sus hogares .
CANTO SÉPTIMO .
(5) Pope en su traduccion dice : humbled in the ashes took hers pla
ce , y añade por nota que los Suplices acostumbraban sentarse en
las cenizas para atraerse el favor de Vesta que era la protectora
de los hogares .
150
¿ En tu hogar y sentado entre cenizas
Un estrangero ? es mengua de tu patria
Y a tu dignidad propia grave insulto .
Aqui todos tus órdenes esperan ;
Levántale tú mismo , y una silla
Le da cual á los otros. Tus heraldos
Vino viertan , y ofrendas se dirijan
A Jupiter que ampara al infelice
Y que impone el deber hospitalario.
Halle aqueste estrangero en nuestra mesa
Los alimentos que su estado exige,
Y goce tambien él de la abundancia
Que en tu dominio y tu morada reina. »
A tal requerimiento, Alcinó luego
La mano á Ulises toma , le levanta ,
Le coloca a su lado y en el sitio
Que ocupaba Laodemio , el mas querido
De sus hijos. Preséntase una esclava
Con un jarro de oro , y va vertiendo
En sus manos el agua cristalina
Que un cubillo de plata coge luego.
Otra una mesa pone , y , afanosa ,
Deliciosos manjares va sirviendo .
A vista tal , Ulises siente el pecho
Dar otra vez cabida á la esperanza ,
Y mientras a Natura satisface
Oficioso Alcinó llama a un heraldo :
« Protonio , dice , vierte en nuestras copas
Vino , y al Dios hagamos libaciones
Que al triste ampara y su acogida impone . »
De repente las copas estan llenas
Y Protonio las va distribuyendo . slee !
Hecha la libacion : « ¡ Oh ilustres gefes ,
Alcinó dice , del gran pueblo Facio !
Ord lo que me dicta la prudencia : un tad
Tiempo es ya de entregarnos al descanso . ?
Mañana , cuando ya la aurora vuelva,'n siang
161
Asamblea mayor celebrarémos ;
Se hará mas pleitesía al estrangero ,
Sacrificio á los Dioses mas solemne ,
Y en seguida será nuestra tarea
La demanda atender que nos ha hecho ;
Eficaces medidas tomaremos
Para que aqueste huésped lograr pueda
A su patria feliz y breve vuelta ,
Por mucho que distante ella se encuentre
De aquestas playas nuestras. Garantirle
De cualquier contratiempo nos es deuda ,
Hasta que á sus penates haya vuelto.
Allí ya conformarse será fuerza
Al hado suyo , y que la suerte sufra
Que las parcas tejieron en su cuna.
Mas , si es un Dios que del Olimpo baje,
Sin duda entonces nos prepara el cielo
Algun suceso estraño . Con gran pompa
Los Dioses siempre se nos han mostrado
Al disponerles nuestra fe hecatombas .
Entre nosotros con amor sentados
Siempre tomaron parte en nuestras fiestas,
Si en solitaria via un Facio encuentran ,
Nunca ocultarse á sus miradas quieren ;
Porque en el orden de los seres todos
Llegamos despues de ellos los primeros
(6) Lo mismo que los Cíclopes, y tanto
( 7 ) Como algun dia los Gigantes fueron .
-IVED
(6) Los Cíclopes fueron los primeros Pelasgos , 0 habitantes del
Peloponeso, hombres al parecer muy salvages, muy briosos , de
elevada talla y que llevaban un casco que en su visera tenia un
agujero circular , lo que hacia suponer que solo tenian un ojo. Aso
laban todo su vecindario y vivian en la isla de Lypari , al N. E. de
Sicilia , y que todavía hoy tiene 10.000 habitantes. El miedo y la su
persticion los transformaron en semi-dioses, y porque esplotaban
las minas de metales se les supuso ministros de Vulcano . Todas las
cosas humanas mas estraordinarias tienen origen muy sencillo.
(7) Prueban la existencia de hombres de una altura superior á
152
— « Gran rey , responde Ulises , tan sublimes ,
Tan altos pensamientos no concibas.
En mí nada a los Númenes semeja.
Solo un infausto soy de los que arrastran
Por la tierra su afan y sus miserias.
Infeliz soy cual ellos y á mas grado
Si los contrastes y los males cuento
Que á la inclemencia de los Dioses debo.
Mas deja que el dolor recobre alientos ;
Deja que gozar pueda de los bienes
Que aqui me prodigais . El hambre insana
Solo escucha los gritos de Natura ;
¡ Ley vergonzosa que el pesar sofoca
Hasta hallarse el instinto satisfecho !
Mas vosotros , benignos , á la vuelta
De la aurora , impulsad mi ansiada marcha.
¡ Oh sí ! á la patria devolved , piadosos,
El triste que anonadan tantas penas .
¡ Oh vea yo mi herencia , mi palacio ,
Mi familia , aunque al verlos morir deba ! »
Cesa y aplauden todos estos votos ,
Todos su marcha apresurar prometen.
Hechas las libaciones postrimeras
Todos van al descanso de sus lares .
Mas Ulises , sentado , solo queda
nitud de privilegios que indica hoy dia , pues por el lenguage que
usa con sus secuaces , por la denominacion de palacio que se da á
las moradas de otros ciudadanos de su imperio , y el dictado de
príncipe que se concede á los mismos pretendientes , venimos á co
legir que Ulises era mas bien el habitante mas opulento de su isla
que el verdadero monarca y gefe de ella. Esta consideracion podria
hacer menos absurda la proposicion que da lugar a esta nota .
( 5) Un traductor hablando de Radamante , hijo de Júpiter y de
Europa , dice que habitaba los Campos Elíseos en España. Para nos
otros el Elíseo seria tan solo un pais sumamente feraz , supuesto
que vemos que para los antiguos todo lo que era mejor que lo suyo
pasaba por divino y sobrenatural . ¡ Cuán fácil fuera reducir hasta
los Dioses mismos de aquellos hombres poéticos , a lo mas trivial y
comun de la humanidad !
157
Cortinages de púrpura le cierran niz zob
Por un doble contorno , y con tapices ille
De esquisita labor está cubierto . S TEM
Cercanos estan puestos los vestidos nila
Que han de servir al héroe de ornamento .
De las pasadas penas al impulso 0201909 .
Sintió Ulises el párpado inclinarse ; tibi
Alcinó lo repara : « Véte , dice ; la soildu)
Vé y restaura tus brios con el sueño . »
Ulises se levanta , y con sus teas
Las siervas de la reina le conducen
Hasta el pórtico donde el lecho encuentran .
Alcinó con su esposa se retira
A descansar en su mansion secreta .
CANTO OCTAVO .
(5) Esta fábula de Marte y Venus , seria mas que suficiente para
dar crédito al contemporáneo que ha dicho que el mundo se ha equi
vocado , tomando las obras de Homero por sérias y positivas , cuan
do no deben mirarse mas que como á poemas jocosos y satíricos
contra la supersticion.
( 6) Isla del Mediterráneo, entre Ténedos , Imbos y Samotracia ,
con 33 leguas de circunferencia y 8.000 habitantes. La erudicion
geográfica de Homero para unos tiempos tan remotos y con tan po
cas nociones , es portentosa .
168
La coge el Dios airoso de la mano
Y Ven , dice , ¡ oh sí , ven , mi tierna amiga ,
Que aqueste lecho nos está esperando.
En el Olimpo ya no está tu esposo,
Que á Lemnos fuése á ver sus Sintios bravos . »
La Diosa ardia con iguales fuegosias!
Ya en el sitio se encuentran deseado ;
Mas el tejido se desplega y cae . id wil
Presos estan en tan estraño lazo ,we will
Y no pueden salir ni menearse .
En un lance á bos goces tan amargele
Sienten ya que escapar no será dable
A las iras del Dios que han ultrajado.
Les observaba Febo ; diligente
Vuela y ya prevenido está Vulcano
Que vuelve lleno el pecho de venganzas.
Con voz que a todo el cielo causa espanto, ; )
Ya desde el peristilo : ¡ Oh Jove! grita,
Ven a ver cuánto son afortunados met
Los seres de tu Olimpo . Aqui una escena
Jocosa quiero al punto presentaros ; ma so
Intolerable escena , muy risible ,
Y que ostenta odiosísimo atentado . in od
No me basta ser eojo ; la hija escelsap
De Jove me procura un nuevo agravio ;i :
Marte es , aquese Marte pervertido ,k ) , 520il
De sus tiernas caricias dulce blanco . in
Cierto, es ágil y hermoso aqueste amante , till
Y yo soy un palurdo estropeado ;
Mas ; quién la culpa tiene , quién ? mis padres:
¿ Por qué para tal mengua meengendraron ?
.'11 ) , i Mirad con cuál dulzura estan unidos !onen
" Miradlos mientras yo de enojo rabio. Statis
¡ Oh que a pesar de su ternura infame240.
12.10
Dejar sus fuegospienso harto burlados !
" ... Presos asi estarán hasta que Jove
Jo e OOH
Sin falta me devuelva cuanto he dado 19 .
169
Para obtener tan candida consorte .
Cierto es hermosa y tiene mucho garbo
La hija del señor del alto Olimpo ;
Mas , vergüenza no tiene ni recato !
Los Númenes en tanto se juntaban ;
Neptuno con Apolo va llegando,
En fin , todos ; mas nó las sacras Diosas,
Que el rubor no consiente ver tal paso .
Al mirar la pareja encarcelada
Se oye reir ... reir... ioh ! reir tanto
Que solo puede ser risa de Dioses.
Despues estos discursos van volando :
En fin , el que mal anda mal acaba ;
Estáte en que eres listo confiado
Y te verás por un gañan cogido .
i Mira ese cojo : mira el buen Vulcano
Que al Númen entre todos mas ligero
Ha sabido dejar aprisionado !
¡ Oh , sí ! Marte esta vez paga el escote.
Apolo dirigiéndose al lozano
Mensagero del cielo : ¿ Qué tal dice,
Tú , correo en fortunas nada escaso,
Quisieras encontrarte en esas redes
Teniendo á Venus bella entre tus brazos ?
- ¡ Pues ! le responde al rubicundo Apolo,
Haz lazos si te gusta triplicados,
De Vénus ponme en el dichoso seno
Y convida al instante á contemplarlo
A los Númenes todos con sus Diosas.
Causa este dicho general aplauso;
Mas Neptuno , que á risa no lo toma ,
Del colérico esposo , en tono blando
La libertad de Marte solicita :
Perdon , le dice , ¡ oh sí ! que el Dios gallardo
Satisfaccion yo fio que te otorgue
En el consejo de los Dioses sacro.
--¿Satisfaccion ? respóndele el marido,
170
¿ Y tú , Dios de los mares , ese cargo
Sobre tí tomas ? el refran ignoras
Que dice que el que abona a un bribonazo ...
Basta ; pero si al verse ya sin trabas
La deuda niega < yo contigo qué hago ?
En su lugar te envolveré en mis redes ?
-Si niega yo por el sufriré el fallo ,
Le responde Neptuno ; á tal palabra
Vulcano al fin contesta : Ya escusarlo
No puedo , que á tí no hay como resista
Y es mi deber dejarte sin enfado.
Cesa y luego las redes quedan rotas
Y vénse los amantes libertados .
Marte á esconderse en Tracia va corriendo ;
Vénus á Chipre vuela y va de Pafos
A las pobladas selvas , á gozarse,
Los aromas é inciensos respirando
Que allí siempre en su culto estan ardiendo.
Las Gracias la prodigan süaves baños ;
Con divinas esencias la embalsaman
Y la procuran siempre mas encantos. »
Ulises , al oïr estas canciones
Complacido en el rostro se mostraba,
Pero los Facios , en la mar tan duchos,
Con insólitas risas las loaban .
A sus hijos , Laodamio y Halio , llama
( 7 ) Alcinó y que bailen les impone ;
Nadie a juntarse á ellos se atreviera :
Primero toman un balon de grana
Que el uno , hacia atrás vuelto , al aire empuja ,
Mientras saltando el otro le detiene
Y le recoge antes que al suelo llegue.
CANTO NOVENO .
NARRACION .
1
194
Ronca y saliendo van de la garganta ,
Entre el licor , ensangrentadas carnes .
Mi estaca entonces doy á las cenizas
Ardientes todavía ; el alma aliento
De mi gente ; el madero se calienta ,
Arde luego y activo le retiro .
Estan puestos ya en pié mis compañeros ;
Nuevo valor un Númen les inspira,
La estaca toman y , con gran denuedo ,
En el ojo del Ciclope la hunden .
Sobre las puntas de los pies alzado
Con fuerza apoyo yo en el otro cabo ,
Haciendo dar al palo muchas vueltas.
De aquesta suerte el constructor perito
Girar hace en sus manos el taladro ,
Para dejar abierto un ancho paso
En la biga que es flanco de la nao ,
Mientras sus movimientos otros brazos
Estan con sus esfuerzos secundando.
Tal del Ciclope gira ya en el ojo
La roja estaca ; hirviendo y negra sale
La sangre , y ya los párpados y cejas
Estan envueltos en el humo espeso
Que del ojo la niña ardiente exhala .
De su órbita chillan las raices
Al fuego que , voraz , las aniquila .
(8) Tales , al dar el temple a los aceros
El hacha y la segur, cuando el herrero
En agua las sumerge fria y clara,
La hacen chillar poniéndola fumosa .
(8 ) Mr. Mauduit , corresponsal del Instituto de Francia , en una
memoria muy sabia , prueba por pasos sacados de Hesiodo , Pausa
nias , Plinio , Proculo , etc., que en los tiempos homéricos las armas
no eran ni de bierro ni de acero , y sí solo de cobre o alambre , pues
que el hierro ó no era conocido , ó se ignoraba el arte de extraerle
convenientemente para la fabricacion ; lo que prueba que los tra
ductores de Homero no estan siempre de acuerdo sobre el verda
dero sentido del texto .
195
Tal el ojo del Ciclope rechina
Y huye á la punta atroz que le desgarra.
Echa el monstruo una voz aterradora ;
Retumba el antro y las cercanas rocas .
El pavor nos obliga a cobijarnos.
Él , por sus manos el varal arranca ,
Le rechaza á lo lejos y al instante
Con horribles acentos va llamando
A los Cíclopes todos , moradores
De los cerros que azotan crudos vientos.
Acuden todos , y de pié à la puerta
Del antro le preguntan : Polifemo,
¿ Por qué , turbando el apacible sueño
En medio de la noche , gritos tales ?
¿ Acaso te han robado los oviles ,
O tu vida amenazan ? y él , furioso,
Desde el oscuro centro de la gruta :
Nadie , grita. -¿Quién , Nadie ? le responden.
-Sí , Nadie , añade ; Nadie me asesina .
- Pues si Nadie te aflige, al cabo dicen ,
Por qué pides merced ? A los pesares
Que nos envia el cielo hay que inclinarse .
Tu Padre invoca que en los mares reina ;
Y al decir estas voces se retiran .
Yo gozo en mi rincon de tal victoria .
El Ciclope gimiendo se levanta ,
Y á tientas á quitar marcha la roca
Que su caverna tapa . En lugar de ella
Se sienta , los dos brazos alargando
Para coger al que marcharse osara .
Harto pensó que fuera yo insensato
Para entregarme á su furor . Mi mente
Un ingenioso medio iba buscando
Para salvarnos todos. Las ideas
Veloces se seguian , cuando pienso
Haber hallado una ingeniosa treta.
Borregos allí habia muy robustos,
196
Fuertes y de alta lana muy vestidos.
Tomé tiras de junco que sirvieron
Al Ciclope de lecho ; formé lazos ;
Por tres fuí los borregos agrupando ,
Haciendo que el del centro sea solo
El que lleve debajo un hombre atado ,
Mientras los otros marchen á sus lados .
Uno quedaba , el mas robusto y grueso ;
Debajo de su vientre yo me tiendo ,
Le estrecho con mis manos y las cubro
Con sus lanas enormes . De esta suerte
Esperamos que al fin vuelva la aurora .
El Cíclope al sentir su primer rayo
Sus reses llama al pasto . Las ovejas
Y las cabras balaban , reclamando
Que el peso de la leche les quitasen .
Llorando el dueño a todas las tentaba,
Las levantaba , estólido , ignorando
Que estábamos nosotros escondidos
Debajo de los vientres de sus hijos.
El mio fue el postrero que saliera ;
El Ciclope lo tienta y lo acaricia :
¡ Oh mi borrego ! dice ; ; amigo mio !
¿ Por qué sales el último ? no usabas
Al fin de la manada tú quedarte.
Alta la frente siempre, acostumbrabas
El primero correr al pasto , al rio ;
Tambien de noche tú , siempre el primero
En el aprisco entrabas... iy ora ... ora
El último te quedas ! ¡ ah ! sin duda
Plañes del dueño tuyo la ceguera ,
El golpe infame con que un vil verdugo
Del ojo le ha privado , adormeciendo
Antes sus brios con fatal veneno .
¡ Ah ! si tú hablar pudieses me dirias
En donde se cobija ese perverso
Para escapar á mis tremendas iras,
197
Y en un punto sus sesos esparcidos
Por estas rocas vieras , y vengado
Quedara yo de tan atroz bandido.
Cesa , y deja que pase mi borrego.
Ya fuera de la cueva , yo el primero
Me siento , y luego libro á mis secuaces .
Delante de nosotros en seguida
Echamos lo mejor de aquellas reses ,
Y con largos rodeos alcanzamos
A la nave llegar sin mas tropiezo.
¡ Por fin estamos ya con los amigos !
Nos abrazan y lloran con nosotros
Los malogrados fieles compañeros.
Por señas el lamento les prohibo,
Y mando que , los chotos embarcando ,
Se ejecute al instante la partida...
Obedecen , y asiendo el fuerte remo
Las espumosas olas van hendiendo .
Llegados á distancia en que mis voces
Pudieran escucharse todavía ,
De aqueste modo exhalo mis furores :
; Ciclope detestable ! sentir puedes
Ora que aquellos seres infelices,
Que tu rapacidad ha devorado ,
A un mortal despreciable no servian .
En tí , por fin , tus crímenes cayeron .
¡ Oh vil , que no temiste en tus hogares
Los tristes inmolar que te imploraban !
Jove a su vez y los supremos Dioses
Tus atroces delitos castigaron .
El monstruo furibundo á tal acento;
Toma una roca enorme que 'era cima
De un monte , y nos la lanza con tal fuerza
Que al frente cae de mi propia nave .
Al golpe horrendo de esta inmensa mole
El agua se levanta y salta y lleva
Las olas hacia atrás con tal violencia
198
Que recula la nave á la ribera .
Tomo un varal entonces y le apoyo
Contra la arena , haciendo que regrese
El bajel á la mar. Con voz y seña
Mi gente esfuerzo , para que animosa
Sepa de nuevos males guarecernos
Se encurvan bajo el remo y en un punto
Tenemos ya , por un brioso esfuerzo,
Distancia doble de la vez pasada.
Al Cíclope insultar otra vez quiero :
Con amistosas súplicas mi gente
Quiere estorbar mi intento : ¡ Desdichado !
¡ Oh príncipe, me dicen , sin ventura !
¿ Por qué irritar á ese salvage quieres ?
Ha un instante que al golpe de esa roca
Que nos lanzara su espantosa mano
Nos vimos arrastrados a la playa ,
Temiendo perecer. Si tu voz oye ,
Con mas terrible esfuerzo nuestra barca
Sabrá romper, dejándola abismada .
Me mantengo inflexible , y con mas brío
i Oh Ciclope execrable ! le gritaba ;
Si alguno te pregunta quién ha sido
El que audazinente te arrancó la vista ,
Di que fué Ulises, hijo de Laërtes,
Que sabe destruir altas ciudades
Y que , cual rey, en Ítaca gobierna .
-¡Hé aqui pues! Polifemo entonces grita ;
¡ Hé aqui cumplido el seculoso agüero
Que dió Telemo , el hijo de Eurimeo,
Adivino famoso que supiera
Los Ciclopes cansar por largo tiempo
Con aquestos oráculos ! lo que ora
Esperimento yo pronosticaba :
Que Ulises, dijo , un dia arrancaria
A un Ciclope la vista. Yo esperara
Un mortal alto , fiero y vigoroso ;
199
¡ Y es un aborto sin valor ni brio
El que me ha reducido á tal estado,
Habiendo mi vigor adormecido !
Ven , Ulises, ¡ oh ! ven , que darte quiero
El premio que mereces. Ven , repito,
Que darte quiero el sacro patrocinio
Del Dios del mar , a quien pedir intento
Que tu vuelta á tus Lares favorezca .
Soy su hijo ; es su orgullo ser mi Padre,
Y por el solo acabarán mis males.
-¡Oh , vé ! le respondí ; tu Padre eterno
No te devolverá el ojo perdido.
i Asi la vida yo te arrebatara
Y arrojarte pudiera al negro averno !
ÉI, las inanos al cielo levantadas,
Invocaba á Neptuno : ¡ Ob tú , decia,
Cuyo tridente tierra y mar espanta !
Oyeme : soy tu hijo , y si te ufanas
De serme padre tú , haz que ese Ulises,
De Ítaca rey, el hijo de Laërtes,
Ya nunca mas á sus hogares vuelva.
Si es Destino que torne á sus amigos ,
A la patria , haz al menos que esto sea
Tarde ; lleno de angustias y desgracias ;
Habiendo ya perdido sus secuaces ;
En estrangera nave y que no encuentre
Entre sus deudos mas que horribles males.
i Harto aceptó Neptuno su plegaria !
Todavía cogió otro risco enorme ,
Le sostuvo en el aire , y tan violento
Le lanzó , que llegara dando vueltas
Y en la nave pegó , faltando poco
Para que nos dejara el timon roto .
Aquesta vez el agua , dislocada ,
Sobre el buque se agrupa , y nos empuja
A la ribera en que abordar queremos .
Los compañeros y la flota hallamos :
200
Por la orilla del mar iban rondando
Buscándonos sus ojos por las olas .
Bajamos á la arena ; velozmente
Desembarcamos las hermosas reses
Que al Cíclope cogimos , y un reparto
Hicimos entre todos. A mí el choto
Me tocó , y ofrecíle al Dios potente
Que la tierra fecunda y rige el viento .
Las ijadas humean en las aras ...
Mas el Númen no admite el sacrificio
Apartando la vista . ¡ Sus decretos
La ruina de mis naves y la muerte
De mis tristes amigos han fallado !
Sentados en la orilla y pesarosos,
Bebemos y comemos en silencio.
Luego lloramos el fatal destino
De los tristes que el Ciclope inmolara.
En fin , el sol se arroja ya á los mares
Y nos cubre la noche con su manto ,
Sobre la fresca arena recostados,
Entre apacibles sueños olvidamos
Unas penas y angustias tan amargas.
Al relucir la Aurora , ordenar hice
Los precisos aprestos de la marcha
Desarrollan los vientos la ancha vela ;
Chilla al remo la mar y se emblanquece ;
En fin , aquella costa aborrecida
Huyendo va y al cielo agradecemos
Haber salvado en ella nuestras vidas.
201
CANTO DÉCIMO.
CANTO UNDÉCIMO.
LAS SOMBRAS .
CANTO DUODÉCIMO .
SILA Y CARIBDIS .
(2) La verdad mas probable es que estas Sirenas eran tres riscos
casi invisibles , en la costa de Campania , en un punto donde la sua
vidad de las aguas y la templanza de la atmósfera adormecian a los
navegantes , haciéndoles dar en el escollo ; sin duda los siglos y las
mudanzas de la mar los han desgoznado ó hecho desaparecer.
248
Pasada esta ribera peligrosa
No te diré cuál rumbo seguir debas ;
Lo dejo a tu prudencia , y solo intento
De tu camino señalar los riesgos.
Encontrarás primero dos escollos
En los cuales las olas de Anfitrite
Se rompen con estrépîto espantoso :
Rocas errantes es el nombre fiero
Que los Dioses les dan . Nunca se atreven
Las aves tristes á llegar á ellos .
Las palomas, que llevan la ambrosia
Al Dios del trueno, huyen espantadas
De tan funestos riscos, bien que algunas
Mueren en ellos ; mas Júpiter luego
Por otras deja el número completo.
No hay nave allí que perecer no deba
Y la borrasca y las furiosas olas
Sus aristas disputan , destrozando
Cadáveres de infaustos marineros.
(3) El Argo solo , venturosa nave
Que mortales y Dioses protegieron ,
Pudo vencer este tremendo paso ,
Y destrozada fuera á no guiarla
Juno piadosa que á Jason amaba.
De aquestos dos escollos el mas fuerte
Su cabeza levanta hasta los cielos.
CANTO DÉCIMOTERCERO .
MARCHA DE ULISES .
CANTO DÉCIMOCUARTO.
ULISES Y EUMEO . (1 )
CANTO DÉCIMOQUINTO .
LLEGADA DE TELÉMACO . ( 1 )
CANTO DÉCIMOSEXTO .
AGNICION .
CANTO DÉCIMOSÉPTIMO .
CANTO DÉCIMOOCTAVO.
( 4 ) Knight quiere que todo este párrafo sea una añadidura hecha
mucho despues, fundándose en que Homero no ba usado nunca ni
conocia el nombre de Citerea . ¡ Cuántas pruebas habria a favor de
los que pretenden que estas obras son fragmentos sueltos, que en
mas cercanos tiempos han sido reunidos y arreglados por una mano
sabia y conocedora !
363
5) ¡ Rico de las virtudes más sublimes ! »
Al decir esto baja y sus mugeres
Tras ella van . Al ver los pretendientes ,
En el umbral un punto se detiene ;
Cubre el velo su rostro y las dos siervas
A su costado estan . A su presencia
Todos sienten temblarles las rodillas ;
Todos arden de amor y de deseo.
La Reina al hijo suyo se dirige ::
« No puedo ya , le dice , conocerte ,
¡ Oh Telémaco mio ! Cuando niño
De nuestros intereses te ocupabas
Y tu casa regias ; mas , ahora ,
Cuando estás en la flor de tu carrera
Y que , al mirar tu porte y tu figura ,
Juzgara el mundo que eres ya del padre
La dicha y de sus años el apoyo ,
Ya no hallo en tí lo que tu estado impone
Ni del deber que tienes la conciencia .
¿ Qué has visto suceder en este alcázar ?
¡ Has dejado insultar indignamente
A un misero estrangero ! ¿ Será cierto ?
Si un trato odioso esperimenta el triste
Que bajo nuestro techo recibimos,
Al tiempo que en la ley hospitalaria
Tranquilo descansaba , á tí tan solo
De tal delito acusará la fama.
« ¡ Oh madre mia ! le responde el mozo ,
No las reconvenciones me molestan
Que dicta al labio un harto justo enojo.
CANTO DÉCIMONONO.
PENÉLOPE Y ULISES .
1
392
Mientras fué niño aun , sin esperiencia,
Vedó el hijo pensar en nuevos lazos ;
Mas , ya cercano a los hermosos dias
De juventud lozana , convidarme
Parece él mismo á que el palacio deje,
Indignado de ver sus heredades
Ser presa de esa turba que me asedia.
Mas oye , que contarte un sueño quiero
Para que le interprete tu prudencia :
Veinte gansos salian de las aguas
Que el palacio rodean y yo , leda,
Los miraba , tirándoles el grano
Que devoraban luego ávidamente.
Súbito de la cima de los montes
Un águila de pico retorcido,
De curva garra , se desploma fiera
Sobre esas pobres aves , las ahoga,
En el patio las deja revolcadas
Y el vuelo otra vez toma por los aires.
Dormida yo , lloraba á tal desgracia
Y mi llanto sentia; iban llegando sb
De Itaca llorosas las matronas 0 10
Que , por piedad , gemian a la vista
De aquellas aves tristes destrozadas.
Mas , el águila vuelve de repente , obel
Se para sobre el pórtico altanera
Y con humana voz dice : No temas ,
Hija de Icaro , nó , que esto no es sueño ;
Es la verdad que podrás ver muy pronto :
Aquestas aves son los insolentes
Que aspiran á tu mano generosa ;
El águila soy yo , tu esposo mismo
coil Que vuelvo al seno tuyo , preparado
A dar muerte cruel á tus tiranos.
2014/2015 Huye elsueño á esta voz ; mis aves busco
1613 Y comiendo las miro segun uso. »
¡ Oh Reina ! el héroe dice ; no es posible
393
Prestar al sueño tuyo otro sentido
Que el que le vino á dar Ulises mismo .
¡ Oh , sí, cierto es el fin de esos malvados
Que tu mano contienden ; ya ninguno
Escapar puede á su feral destino. »
« Buen anciano , Penélope prosigue,
Equívoco es un sueño , inesplicable.
Estos fantasmas sútiles , livianos ,
Por dos puertas nos llegan , es la una
De cuerno toda y de marfil la otra.
Los que llegando van por la postrerà
Son vanas ilusiones sin efecto ;
Mas , los que la primera nos transmite
Nunca engañan al hombre que los mira .
¡ Ah que no vendrá el mio por tal via ,
Que para el hijo y yo fuera harta dicha !
Escucha todavía y tu prudencia
Medite bien lo que fiarte quiero :
Una alta prueba proponer intento
A todos mis altivos pretensores.
Ulises mio en una recta línea
Doce hachas colocaba que tenian .
Encima cada una un fuerte anillo ;
Luego , de pié , y distante en gran manera ,
Con el arco lanzaba una saeta
Que todos los anillos traspasaba ;
Propondré á esos jóvenes osados
Que ejecuten lo mismo ; aquel que pueda
Con su membrudo brazo armar el arco
Su flecha despidiendo de tal modo
Que rauda pase por los doce claros ,
Aquel será el que venza mi porfía
Y por él dejaré aqueste palacio
A lá juventud mia tan precioso
Y de tantas riquezas adornado. »
« Sí , le responde el héroe ; sin demora
Propon aqueste ensayo ; no difieras.
394
Tu esposo aqui veras antes que puedan
Armar el arco y despedir la flecha. »
« Si tú quisieras , le replica ella ,
¡ Oh prudente estrangero ! al lado mio
Estar velando , nunca el blando sueño
Mis párpados cerrara ; mas , no es dado
Que el hombre existir pueda sin descanso .
Cuanto en la tierra vive , el alto cielo
Lo tiene condenado á eterna vuelta
Entre vigilia y sueño. A mis estancias
Voy a subir yo ahora , para echarme
Sobre ese lecho que mi llanto baña ,
Desde que Ulises mio partir quiso
A la ciudad tremenda cuyo nombre
Nunca se atreve á pronunciar el labio.
Pasa tú aquesta noche en el palacio ;
Ya que asi lo deseas, por tus manos
Dispon el lecho tuyo , 6 si consientes ,
Deja que lo dispongan mis mugeres. »
Con su séquito pasa a su aposento
Donde á su Ulises llora , dulce objeto
De toda su ternura y sus recuerdos ,
Hasta que , al fin , Minerva compasiva ,
A su párpado envia un suave sueño .
CANTO VIGÉSIMO.
PREPARATIVOS .
(3) Repetidas veces se ha visto en este poema que entre los anti
guos el marido era el que dotaba la muger y pagaba -la fortuna de
adquirirla , lo que sin duda era mas digno y decoroso para ella y
para sus padres , que no dejaben por eso de poderla agraciar en
sus últimas disposiciones. Hoy son los maridos los que se compran .
Justiniano consagró este uso como ley en sus novelas. Carlomagno
la confirmó en sus capitulares y el concilio de Arles prohibió un
matrimonio sin dote. Hoy estas reglas se han modificado mucho co
mo era indispensable , à tenor de las localidades y las fortunas. El
dotar una hija no es un deber ; es sencillamente una voluntad que
puede depender de muchas causas morales y materiales fáciles de
concebir.
408
Despues de tales voces , iracunda,
Los ánimos de aquellos amadores
Trastorna Palas : rien sin medida
De inestinguible y violenta risa ;
Tragan sangrientas carnes ; fiero llanto
Por sus túmidos ojos va brotando ;
Solo tienen presagios pavorosos....
« ¡ Infaustos todos ! grita Teoelimeno,
¿ Cuál espantoso estado es hora el vuestro ?
¡ Terrible noche a todos os circunda !
¡ Oigo fieros,sollozos ! ¡ correr ' veo
Rios de horrible llanto en vuestros rostros !
i Llenos de sangre estan los artesones !
¡ Este patio, este pórtico rebosan
De fúnebres fantasmas que ya , ciegas,
Al Erebo se arrojan y se pierden
Entre la densa y eternal tiniebla.
El astro diürnal está apagado
Y en fiera oscuridad rueda la tierra. »
Dice ; en odiosa risa ellos prorumpen
Y Eurimarco le grita : « ; Está demente !
Vamos ; sacadle afuera , mis mancebos ;
Vaya a la plaza pública , supuesto
Que aqui ya no ve mas que sombras densas. »
« Eurimarco , responde Teoclimeno ;
Guia no pido yo que me encamine,
Pues tengo oidos , ojos y uso entero
Del ánimo y de todos mis sentidos.
Salgo y veo las hórridas desgracias
Que sobre vuestras frentes se desploman.
Nadie se salvará de entre vosotros ,
¡ Vosotros que del rey en la morada
Sus huéspedes , sus fieles habitantes
Ultrajais con tal cúmulo de infamias ! »
Sale al decir aquesto , y sin descanso,
A la mansion se vuelve de Pireo,
Que le recibe con cordial afecto.
409
Se miran los rivales uno á otro
Y de nuevo á Telémaco aguijonan
Haciendo de sus huéspedes mil burlas ;
. Telémaco , dice uno , no hay un hombre
En huéspedes cual tú tan mal hallado :
¿ Quién es ese mendigo ? un perdulario
Que beber y.comer sabe tan solo ;
Ser sin provecho alguno para el mundo.
6Y el otro que nos lanza sus agüeros ... ?
Si mi consejo sigues, y por cierto
Lo mejor ha de ser, en una nave
Podrás saber en oro lo que valen . »
Telémaco desdeña contestarle ;
Mas silencioso siempre, fijo el ojo
Tiene en su padre, y el instante aguarda
En que podrán , tremendos , arrojarse
Sobre esos imprudentes detractores
Que con tan loca audacia les ultrajan .
Sin embargo Penélope, sentada
En un rico sillon , junto a la puerta,
Estos discursos fieros ha escuchado.
Entre tanto los viles van siguiendo
En sus risas y fútiles sarcasmos ;
Mas , la Diosa y el héroe , de consuno ,
Vengando tantos crímenes y audacias
Mas furibunda fiesta les preparan .
410
CANTO VIGÉSIMOPRIMO .
EL ARCO .
CANTO VIGÉSIMOSEGUNDO .
VENGANZA .
CANTO VIGÉSIMOTERCERO .
(2) Temo que se me baya olvidado decir que los Facios, ó Faecios,
eran los antiguos habitantes de Corcyra , hoy Corfú , capital de las
islas Jónicas , que tomaron su nombre de FAEX , su primer gefe y
458
Donde de un Dios recibe la acogida ,
Y cubierto de dones y mercedes ,
Por ellos toca la mansion nativa .
Penélope encantada a tal relato ,
Los párpados no cierra mientras dura .
En fin sobre ambos el calmoso sueño
Va vertiendo sus plácidas dulzuras ,
Su grata languidez y el suave olvido
De las pasadas penas y martirios.
Mas, Minerva , al mirar que ya bastante
Probara Ulises el descanso ansiado
Y del lecho nupcial el dulce encanto ,
La Aurora llama desde el seno undoso
Del Océano inmenso y la previene
Que devuelva la luz al mundo todo.
El héroe se levanta : « Dulce esposa ,
Dice , sin tasa fueron nuestros males :
Tú de llorar saciada al esperarme ;
Yo cansado de andar prófugo siempre
Y siempre separado de mi patria
Y de cuanto a mi pecho fué mas grato.
Ora ya en nuestros lares reunidos ,
Tú prosigue el doméstico trabajo
Mientras yo recupero lo perdido
A los fieros escesos de esos viles.
Los Griegos , no lo dudes , con ahinco
Vendrán á reparar nuestros quebrantos
Y en breve los oviles y majadas
Veremos otra vez restablecidos.
Los campos voy a ver y la arboleda
De los vergeles nuestros. Sobre todo
A ver voy y á estrechar al seno mio
Al padre ,tierno objeto de mis ansias ,
Que por tan largos años me llorara.
CANTO ÚLTIMO.
LIBACIONES . (1)
tivo á las sombras sea interpolado por una mano estraña , y preten
den en fin otros que la Odisea debe concluir al verso doscientos
noventa y seis (griego) del canto anterior, apoyándose , particular
mente Aristarco , Eustato y los críticos de Alejandría , en que Ho .
mero nurica ha considerado á Mercurio como una Deidad infernal, y
que , segun las doctrinas del mismo , las almas no podian entrar en
los infiernos antes que los cuerpos hubiesen sido sepultados. Ade
mas la recopilacion de toda la obra en boca de Anfimedon es una
repeticion tanto mas empalagosa , cuanto ya por tercera vez con
tiene la narracion de los ardides de Penélope . Todo nos rectifica en
la idea de ser esta obra un conjunto de piezas separadas , aunque
escritas al mismo fin ; á nada se puede comparar mejor que a los
primitivos romances españoles , que son , como la Odisea , el mosaico
poético de la primera histora de un pueblo grande.
(2 ) Cilenos ; pueblos de Arcadia , en el monte Cileno , donde la
fábula coloca el nacimiento de Mercurio. Hoy dicho monte se llama
Tricala .
461
La region de los sueños. Se detienen
(3) En un prado cubierto de Gamones
Donde fantasmas sútiles divagan ,
Impalpables trasuntos de mortales
Que el círculo penoso de la vida
De recorrer, por dura ley, dejaron .
Allí encuentran al hijo de Peleo ,
A su amado Patroclo , al virtuoso
Antíloco , y á Ayace el mas gallardo ,
Despues de Aquiles , y mas fuerte griego .
Juntos estaban todos conversando ,
Cuando llega el fatal hijo de Atreo ,
El grande Agamenon , triste y envuelto
De incesante dolor en denso velo .
« Atrida , dice al verle el fuerte Aquiles ;
Hasta tu postrer dia te juzgamos
El ser del sacro Jove predilecto.
Tú imperabas en pueblos numerosos ;
Los guerreros mas nobles y esforzados
En tus regias banderas militaban
De Troya en las llanuras dilatadas,
Famosas á la par por nuestras glorias
Y por tantos reveses. Te tocara
Tambien á tí sufrir las iras fieras
De ese Destino acerbo al que no es dado
Que se sustraiga ningun ser humano .
¡ Ah por qué perecer tú no pudiste
Con todo el esplendor de tu alta gloria
De Ilion en los campos ! Grecia toda
Te elevara un inmenso cenotafio ,
Dejaras a tu hijo inmortal fama,
(3) Bareste quiere que el texto diga que Laërtes tenia guantes en
las manos. Nosotros con muchos comentadores no podemos admitir
que se conociesen guantes cuando se tardaron siglos en conocerse
calzones mucho mas fáciles de imaginar y hacer, y que solo Esci
pion usó el primero . Aqui conviene manifestar que este buen Laer
tes , segun la tradicion , fué tan cándido que su esposa Anticlea
habiéndole dado á Ulises ocho meses despues de la boda , le adoptó
y quiso como á hijo propio, a pesar de saber que procedia de Sísifo,
rey de Corinto , el mismo que los Dioses condenaron á empujar un
enorme risco , que volvia á caer al llegar al tope del monte . Luego
que le vió en estado de reinar le dió el trono y se retiró al campo.
No pienso que los monarcas actuales fuesen tan filósofos como
Laertes ni los pueblos tan benévolos , como el de Ítaca , para con
los vástagos reales de un origen como el de Ulises.
470
La tierra á los contornos de una planta :
« Buen anciano , le dice ; me parece
Que sabes bien tu oficio ; lo haces todo
Con suma inteligencia. Plantas, vides,
Higueras... tus esmeros das á todo.
Pero , perdona á la franqueza mia ,
No cuidas igualmente tu persona .
Tu vejez no conservas ; este trage,
Aquestos ademanes ... á lo menos
No podrá ser que sea tu pereza
Lo que del dueño valga este abandono ;
Bien que la esclavitud nada en tí anuncia :
Tu figura y tu tez son de un monarca .
Cual ora aqui te veo , el baño , el lecho,
Un alimento sano convendrian
A tu cansado cuerpo. Pero dime
Sin miedo ni rubor ; quién es tu dueño ?
¿ Este verget que tan cuidado tienes
A cuál hombre potente pertenece ?
Díme aun : ¿ esta tierra en que me encuentro
Es Ítaca ? allí un hombre me lo ha dicho;
Mas , estólido fué y nada mas supo
Y dejó sin respuesta mis preguntas.
No ha sabido decirme si viviera
Un huésped que aqui tuve , o si se encuentra
Ya de Pluton en el oscuro imperio ;
Si lo quieres saber , escucha atento :
Algunos años ha que un estrangero
A mi morada vino ; nunca en ella
Un hombre de tal mérito se viera ;
Dijo que de Ítaca era , y pretendia
Ser Laërtes su padre hijo de Arsecio.
Le recibí, le di grata acogida
Y junté muchas gentes para honrarle ;
Dones le prodigué que dignos fueron
De él у de mí ; siete talentos de oro
Le dí , con un gran cráter de lo mesmo.
471
Con primor cincelado ; doce mantos,
Otros tantos tapices y tejidos
Y túnicas bordadas con esmero ;
Por fin le di cuatro bellezas tiernas
Que él escogió ", de il primores llenas .
Laërtes sollozando le responde:
. Es Ítaca en verdad , noble estrangero ,
La tierra en que te ves ; mas ora solo
Es sentina de gentes sin justicia ,
Sin 'rubor y sin fé , de audacia llenos.
Esos dones que tú , con tal largueza
Hiciste , para tí perdidos fueron ;
Ya en Ítaca no está tu dulce amigo.
¡ Bien con noble desquite te pagara
Y a su acogida te mostraras grato !
Mas , dime : ¿ cuántos años han corrido
Desde que ese estrangero á tí viniera ?
i Ay que era el hijo mio ! ; Desdichado !
; Ah que , sin duda , de su patria lejos
Y lejos de sus deudos , en los mares
De los voraces peces pasto ha sido ;
O bien en fieras y remotas tierras
Presa de buitres o feroces bestias !
¡ Sus padres en su tumba no lloraron ;
Su Penélope casta no pudiera
Dar al esposo el ósculo postrero ,
Ni su funéreo lecho , al postrer trance ,
Con el llanto regar de un dulee afecto !
¿ Mas tú quién eres ? ¿ cuál tu patria fuera ?
¿ Quiénes tus deudos ? ¿ dónde tus secuaces
Dejastes y la nave que te trajo ?
¿ Eres acaso solo un pasagero often til
Que en la nao no tiene parte alguna,
Y volviéronse en fin los marinerosS
Que en estas nuestras playas te pusieron ? »
Soy de Alibanto , dice ; allí poseo
Un palacio magnífico ; mi padre , ob
472
De Polipemon hijo, es Afidante
Que reina en aquel pueblo. Yo me llamo
Epérito y ahora , a pesar mio ,
Desde Sicilia aqui me ha conducido
La suerte . Está mi nave descansando
Lejos de la ciudad sobre una costa .
Cinco años ha que Ulises se apartara
De mi felice patria. ¡ Desgraciado !
De mí se fué con venturoso auspicio.
Yo me aplaudia de mi dulce esmero ,
Y él mismo estaba de esperanzas lleno .
Nos prometimos vernos algun dia
Y sellar la amistad con dones nuevos. »
Laërtes al oïr estos acentos
De densa nube de dolor se cubre ;
Gime , suspira y con sus yertas manos
Recoge el polvo y sus dolientes canas
Con el marchita . Al observarlo Ulises
Siente que el corazon se le desgarra ;
No puede respirar ; un repentino
Movimienro su espíritu acalora
Y en brazos de su padre al fin se arroja.
« ¡Yo soy , yo soy , le dice , el hijo tuyo ,
Que despues de una ausencia de veinte años
Vuelvo á la patria mia ! No mas lloros.
Tus sollozos detén . Otros cuidados
Ora nos llaman : sabe que en palacio
Acabo de inmolar á los impíos
Que tan viles ultrages nos hicieron ;
He castigado su insolente esceso. »
« Si Ulises eres tú , contesta entonces
El aturdido anciano ; si hijo mio
Llamarte quieres , dáme alguna seña
Que de tal estrañeza me convenza . »
« Mira esta cicatriz , el héroe esclama ,
Que el jabalí me hiciera en el Parnaso
Cuando fui, de mi madre á los mandatos ,
473
De Antólico mi abuelo a la morada,
Los prometidos dones reclamando.
Ven , que voy á mostrarte todavía
En tu vergel los árboles preciosos
Que en mi niñez me dió tu dulce afecto.
A su sombra contigo paseaba.
Yo preguntaba ansioso y tú decias
Sus nombres y sus castas. Tú me diste em
Trece perales tiernos , diez manzanos , 320i U
Cuarenta bigueras y además promesa lui
De darme hiciste , en deliciosas vides , ou
Cincuenta altos parrales muy cargados ,bloq
Del fruto apetecido que madura o tetil
En la estacion que envia Jove sacro . mpol A
A tal aclaracion , el noble anciano le obno
Al hijo reconoce ; sus rodillas ob hoos lo na
Titubean ; sus músculos se estirani obelis ja ;
Y toda sensacion cesa y se apaga . in ob obisin' A
Ulises en sus brazos le recibe , 2020 ordo
Débil , sin vista y cuasi sin aliento . anino
Cuando , al cabo , recobra sus sentidos ,
Esclama: « ¡ Oh Jove ! ¡ Oh Dioses inmortales !
Verdad es que existis en el Olimpo, orders
Pues que nuestros infames opresores andso
Sus horribles injurias espiaron. polisie J
Mas , ora tiemblo que Itaca , iracunda ,
En armas esté toda , y que igualmente indis Y
A Cefalonia vayan mensageros bolses ourd
A fin de sublevar sus fuertes pueblos. ob na
« Calma estas inquietudes , padre mio , 200 A
El hijo le responde , y sin demoraryA
En tu mansion entremos. A Filecio , TVE 02
Y á Telémaco mio , con Eumeo , boy
Les mandé preparar los alimentos . » r rnon
Marchan y á su llegada ya partidos 2030v Bad
Los manjares encuentran , y los vinos oli ,et
Chispeando en los cráteres. Laërtesovice 10 )
Al baño va . Su honrada siciliana navodi
474
Sobre sus miembros todos va virtiendo
Dulce rocío de perfumes raros ,
Y le viste de ropas esquisitas :
Invisible , Minerva da å su talle ,
A sus facciones todas mas grandeza ,
Mas magestad. En tan feliz estado ,
De celeste hermosura reluciente ,
Se muestra al hijo suyo : « ¡Oh padre mio !
Ulises admirado esclama al punto ;
¡ Cuáles fulgores viertes ! Un Dios solo
Pudo hacer tal prodigio. » Oh Jove eterno !
i Apolo , Palas , inmortales Dioses !
Dice a su vez Laërtes ; ; si tornase
A lo que fuí reinando en Cefalonia ,
Cuando el pueblo potente de Nericia ,
En el confin de Epiro , asaltar supe !
¡ Si al lado tuyo aun podido hubiese ,
Armado de mis lanzas , arrojarme
Sobre nuestros contrarios !... ; Oh tú vieras
Cuántos por este brazo allí cayeran ! »
Mas , servida la mesa , se colocan
Y empieza la comida. Luego llegan
Dolio con sus seis hijos, fatigados
De su larga tarea ; los llamara
La siciliana que es su madre amada.
A Ulises ven , le miran , le conocen ,
Y atónitos se paran. Con cariño
El héroe asi le dice : « Amigo mio ,
Sal de aqueste estupor ; ven á sentarte
A nuestra mesa tú , pues tu llegada
Aguardábamos todos ya con ansia . »
Se avanza el servidor , alarga el brazo,
Y humilde , á su señor besa la mano .
a ; Oh mi rey ! ¡ oh mi dueño ! esclama luego;
Los votos nnestros te llamaban siempre ;
Mas, no osaba esperarte ya el deseo .
« ¡ Oh salve , salve ; y que tus dias sean
De gozo un largo y siempre igual tejido ,
475
Y feliz te haga el dueño del Olimpo !
Mas , dí : ¿ sabe tu esposa tu venida ?
¿ Quieres que yo la mande un mensagero
Para anunciarla tan feliz suceso ? »
« Lo sabe ya , mi siempre amado anciano ,
Ulises le responde; mas , ahora
Deja aquesta inquietud que te atormenta . »
Se sienta Dolio , en fin , y van sus hijos
A Ulises y le besan ambas manos
Y junto al padre se colocan , ledos ,
Entregándose todos luego al gozo d !!!!
De un festin tan ameno y lisonjero
Del buen Laërtes bajo el grato techo.
Entre tanto la fama ha publicado
Por Itaca la muerte desastrosa
De los rivales todos. A sus voces
Todo está conmovido ; se oyen solo
Singultos y lamentos. Al palacio
Corren y los cadáveres transportan . ) , b ) ,
Cumplen luego los fúnebres deberes factory
Para con los de Itaca , y los otros facia- Ispis
En buques pescadores los envian
A las restantes islas , porque quieren
Que cada patria su dolor reciba.
Despues de tantos lúgubres clamores , ( sillon
En la pública plaza se reunen Bon ardod
Los ciudadanos todos. Allí entonces
Eupito anciano , llena el alma toda ap dia
Del dolor de la muerte de su hijo 301
Antino , que el primero inmolo Ulises ,
Se levanta y con lágrimas cruentas
Esclama : « ¡ Oh amigos mios ! siempre ha sido
De la patria este fiero el crudo azote : si la
Vuela á Ilion y á su seguida arrastra wburile de
Nuestros guerreros todos mas valientes.
Sus naves pierde y pierde sus soldados ,
Y al volver nos degüella lo mas bellotjamento
De las glorias de Itaca y de todas
476
Las adyacentes islas ! ¡ Oh ! corramos
Antes que á Pilos huya ó a la Elida
El ausilio á implorar de los Epeos.
Marchemos, que ya fuera eterna infamia
Si inultos nuestros hijos se quedaran
Y los deudos y amigos. De mí , digo ,
Que con tan vil rubor ya no viviera ;
Antes morir mil veces ora mismo
Y juntarme en la tumba á los infaustos
Que este feroz tirano nos robara.
iMarchemos ya , repito , y que no pueda
El malvado escapar á la ira nuestra ! »
Con mas fuerte escozor su llanto corre
Al decir estas voces , y los pechos
Apiadados se sienten . De repente
Femio y Medon , que del palacio salen ,
En medio del tumulto se presentan .
Todos se admiran á tan rara vista :
« Oïdme , ciudadanos , Medon sabio
Esclama en tal sazon ; ;oh no ! no ha sido
Sin el consentimiento de los Dioses
Que el golpe Ulises dió que nos acora .
Yo mismo he visto una Deidad presente,
Bajo el disfraz de Mentor , á su lado .
Ella propia su audacia enardecia ;
Sobre los pretendientes derramaba
Confusion y terror , y amontonados ,
Sin poderse salvar , caian todos.
De espanto está la gente á tal acento
Pálida y sin vigor. Luego Aliterses
Hijo de Mastor que conoce , sabio ,
Todo lo por venir y lo pasado ,
Movido siempre de su afecto patrio ,
Les dice : « Oidme todos , Itaqueses :
A vuestra imprevision , vuestra flaqueza ,
Estos males debeis ; no me escuchasteis ,
Ni quisisteis oïr al cuerdo Mentor .
Ambos os conjurábamos, ansiosos ,
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Para que reprimierais los escesos
Y la ambicion fatal de nuestros hijos.
En tanto ellos usaban la fortuna
Y con votos audaces perseguian
A la esposa del héroe que perdido
Sin recuerdo juzgaban. Hoy , al menos
Nuestra voz escuchad : que estos consejos
De nuevos infortunios os precavan ;
¡ Oh , contra Ulises no os armeis , y , necios ,
Mas terrible dolor no provoquemos ! »
Dice , y el mayor número , gozoso ,
Sus consejos aplaude y se retira ,
Juntamente con él . Mas otros quedan ,
Numerosos aun , que seguir quieren
De Eupito el anhelar. Furiosos corren
A las armas y tornan ya cubiertos
De cobre y fierro y salen , afanados ,
Por las puertas del pueblo . El insensato
Eupito piensa que ya venga al hijo ;
Mas , á su hogar no volverá ; el mezquino !
¡ Pues la muerte le aguarda en la pradera
Donde á la vida de su Rey atenta !
Minerva , en tanto , al hijo de Saturno,
Al que fulmina el rayo , se dirige :
« ; Oh padre ! dice ; oh Rey del alto Olimpo !
Dígnate responder y revelarme
El arcano que encierras en tu seno .
Dí si deseas una lid funesta
Y sanguinosas rizas, 6 si quieres
Que al fin vivan en paz ambos partidos. »
« ; Hija ! responde ; į á qué preguntas tales ?
¿ No fué tu voto que tornase Ulises
A su hogar , castigando á sus contrarios ?
Sea cual tú quisiste : formal pacto
Ahogue las discordias y gobierne
Un pueblo Ulises siempre sometido .
Olviden todos la funesta muerte
De sus hijos y deudos ; afiancemos
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Los lazos que algun dia les unieron,
Y eterna paz y próvidas riquezas
Colmados dejen todos sus deseos. »
Impaciente la Diosa , a tales voces
Se precipita del dorado Olimpo
Y en las praderas de Ítaca se esconde.
Allí ya concluido está el convite.
• Vaya alguno al instante , dice Ulises,
A descubrir si nuestros enemigos
Contra nosotros vienen . » Sin demora ,
Del hortelano Dolio sale un hijo
Y ve desde el umbral que va llegando
Un ejército fuerte. ¡ Aqui están ! grita ;
; Pronto tomemos todos nuestras armas ! »
Al oirlo , Telémaco y Ulises,
Filecio , Eumeo y los seis hijos todos
De Dolio estan armados y dispuestos.
Tambien los dos ancianos lidiar quieren
Á pesar de sus canas y sus años.
Se abren ya los portales; el primero
Se ve Ulises salir. La hija de Jove,
Minerva, se presenta al lado suyo
Bajo el talle de Mentor y su acento .
Gozoso siente al verla el héroe el pecho
Y , vuelto al hijo suyo , esclama ufano :
Hoy , Telémaco , piensa en esta lucha,
Donde los bravos van a distinguirse ;
Piensa en no desmentir tu estirpe augusta ;
No pongas en olvido que tus padres
Siempre en el primer puesto combatieron . »
Hoy verás , le responde el mozo altivo,
Lo que es aqueste pecho ¡ oh padre mio !
Digno del alto honor de mis abuelos,
Y que no se mancilla en mí la sangre
Que ellos al hijo tuyo transmitieron . »
a Laërtes , al oirlo , arrebatado
Grita : a ¡ Oh ventura mia ! ¡ aqui el hijo
Con el nieto , magnanimos , contienden
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El galardon del mas escelso brio ! »
A tal punto Minerva á él se llega
Y le dice : « De Arsecio hijo glorioso,
De mis lozanos dias compañero ,
Invoca a Jove escelso , a la hija suya
(4) Y lanza sin temor tu umbroso dardo. »
Dice y luego en el seno del anciano
Envia nuevos brios , nueva audacia.
Este al Númen invoca y con denued o
El acero mortífero despide :
Va la punta fatal á Eupito fiero,
Al casco llega , le atraviesa todo;
Toca el mísero el suelo ; su armadura
Rechina á la caida y la ancha tierra
Al recibirle, á golpe tal, retumba.
Ulises y tras de él su hijo osado
A las primeras filas se abalanzan ;
Las lanzas mueven ya , ya las espadas,
Y a sus golpes la muerte van sembrando.
Allí murieran sus contrarios todos
Si , con tonante voz , Minerva misma
Tan espantosa riza no apagase :
« į Tened ! grita ; Itaqueses , cesad luego ;
¡ No mas sangre , ni horrores , ni combates ! »
Todos á tal acento empalidecen
Y tiemblan , y las armas van cayendo
Del desmayado brazo ; huir intentan
Por el deseo de salvar la vida ;
Pero Ulises tremendo en pos se arroja,
Cual águila de lo alto de la nube
Lanzada viene a desgarrar su presa .
Jove entonces vibrar hace su rayo
Y a los pies de la Diosa lo fulmina :
• Detén tu estrago ¡ oh hijo de Laërtes !
FIN .
En las librerías donde se vende esta obra se b
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