Capítulo 9
Capítulo 9
Y entonces aparecieron varias entradas que hablaban de unas —¿Y esto? —pregunté, pero enseguida me di cuenta del valor de
cajas de origen japonés. ¡Bingo! Las imágenes que vimos se ese pañuelo.
parecían a nuestra caja. Empezamos a leer.
—Recordé una fotografía donde mi abuela llevaba este pañuelo
«Cajas del secreto. Himitsu-bako. Son cajas elaboradas por en la cabeza. Ella solía ponerse pañuelos en la cabeza. Iba muy
artesanos japoneses durante el periodo Edo, a principios del siglo guapa con ellos. Este se lo regaló mi abuelo. Cuando él murió ya
XIX en la región de Hakone-Cho. Para abrirlas, hay que hacer varios nunca más se puso pañuelos. De pronto me he acordado de él.
movimientos, a veces difíciles, de las láminas 1 decoradas con las
distintas formas geométricas». ¡Qué emoción! Todos estábamos excitados porque estábamos a
punto de descubrir un gran misterio. Estrella extendió el pañuelo
—¿Puedo? —pidió permiso Bruno, aunque ya la tenía en sus encima de la mesa, justo al lado de la caja. Lo estiró bien para
manos y empezó a mover las láminas de madera. dejarlo liso. Durante unos cinco minutos lo observamos.
Efectivamente: las figuras eran iguales, bueno, casi iguales. Estrella
Movió en sentido horizontal algunas láminas, formando dibujos entonces cogió la caja.
diferentes. Clik clik clik. Nada. Clik clik clik. Nada. La caja no se
abría. —Voy a intentarlo.
—Creo que tiene que formar un dibujo concreto. ¿Pero cuál? — La escena parecía sacada de una película de suspense con una
dijo Bruno. misteriosa banda sonora de violines, pero esto no era ficción, todo
era real. Y allí estaba Estrella, que cogió con cuidado la caja.
—Hay que tener paciencia —dijo mi abuelo. Observó con atención el dibujo que decoraba el pañuelo y después
empezó a mover las láminas. Clik clik clik. Silencio total. Solo
Después la cogí yo y moví las láminas de un lado a otro. Después oíamos a Elvis, que no dejaba de gruñir porque quería subirse a mis
lo hizo mi abuelo. Todos queríamos encontrar la solución, pero la piernas. Clik clik clik. Lo cogí en brazos. Clik clik clik. Diez ojos
cosa era realmente difícil. Solo Estrella estaba lejos de nosotros, mirando con curiosidad y emoción los movimientos inseguros de
mirando concentrada hacia la ventana. Me acerqué a ella y le Estrella. Clik clik clik. De pronto...
pregunté qué le pasaba. Me dijo que tenía una imagen borrosa* en
su cabeza. De pronto había recordado que ya había visto en otro —No puedo —dijo Estrella, que dejó de repente la caja, se
lugar los dibujos de esa caja, pero eso fue hace mucho tiempo. Ella levantó y fue hasta la ventana—. Me da miedo qué puede haber
probablemente era muy pequeña. No recordaba dónde. dentro.
Al llegar al final, Estrella ya lloraba. Mi abuelo lloraba. Mati lloraba. Bruno lloraba. Yo lloraba. Todos estábamos
emocionados. Y Elvis movía el rabo. Sabía que algo importante había sucedido. Vimos claramente que ya encajaban
todas las piezas del puzle: Huang Li murió demasiado pronto —y de muerte repentina— y por eso no pudo contarle
a Margarita cuál era su último deseo. Margarita lo enterró como pudo, con mucha tristeza y sin conocer el contenido
de esa caja ni los deseos de su marido. Solo le hizo un funeral católico, así que Huang Li no pudo concluir su viaje
al más allá.