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1 BASES

1
Bases

En este capítulo vamos a introducir el alfabeto y las reglas fonéticas (hablando


metafóricamente) del lenguaje simbólico. Veremos para empezar qué es una carta astral
que, en el símil literario, es el libro que tenemos que aprender a leer. Veremos también
algunas nociones de astronomía, en el apartado de Fundamentos de Astronomía, que
considero convenientes para la formación del astrólogo.
1.1.- GEOMETRÍA DE LA CARTA ASTRAL
La carta astral es una representación esquemática del cielo, en un momento
cualquiera del tiempo, particularizada, generalmente, para un lugar concreto sobre la
superficie de la Tierra. Cuando se traza la carta astral para el momento y el lugar del
nacimiento de una persona, se dice que es su tema natal, también carta natal o tema de
la natividad, y, por esta razón, se suele hacer referencia a la persona llamándola el
nativo o la nativa (“nativo” de “nacer”, que no quiere decir “indígena”, en este
contexto).
Para el estudio astrológico de cualquier materia, además de la carta astral natal, se
emplean casi siempre otras cartas derivadas o relacionadas con ella. En estos casos, para
distinguirla de las otras, la carta de partida se llama carta radical o tema radical (de
“raíz”) Tema y carta son dos términos, prácticamente sinónimos en astrología, que se
intercambian habitualmente.

I.1
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La figura I.1 es una carta astral. Corresponde al momento del comienzo de la


primavera del año 1994, y está calculada para la posición geográfica de Madrid. Hay
muchas maneras de pintar una carta astral y la que utilizaremos aquí (figura I.1) es una
de las de uso más frecuente en España. La figura I.2 es una ligera variación sobre la
anterior, acaso más elegante. Y la figura I.3 presenta otro de los estilos muy empleados.

Fig. I.1: Un estilo sencillo de Carta Astral

Fig. I.2: Otro estilo de Carta Astral

I.2
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Fig. I.3: Un tercer estilo de Carta Astral

En cualquiera de los formatos que se trace una carta astral, se representará casi
siempre el Zodiaco (los anglosajones americanos son la excepción), las casas y los
planetas. La mayoría de las cartas astrales incluyen también los aspectos. Véase la figura
I.1.
Por razones técnicas, que veremos más adelante, se suelen añadir otros datos a la
carta astral: Los grados de los planetas y de las casas; los datos natales de la persona o
del acontecimiento a que corresponde la carta; partes arábicos y otros puntos
geométricos, etc.
Decía, antes, que la carta astral es una representación del cielo. A menos que se
indique explícitamente, la carta astral presenta la visión del cielo desde la superficie de
la Tierra. Para que podamos ver las estrellas y los planetas tiene que ser de noche.
Además, la mitad de la bóveda celeste queda siempre por debajo del horizonte, y no es
visible. En Astrología, prescindimos de esos pequeños inconvenientes; trazamos un
esquema del cielo como si la Tierra fuera transparente, y la luz del Sol no impidiese ver
las estrellas y planetas.
Para comprender lo que, del cielo, representa una carta astral, hay que realizar un
pequeño esfuerzo de esquematización y simplificación progresiva, que ilustran las
figuras I.4a, I.4b y I.4c. Los antiguos eran aún más esquemáticos y pintaban las cartas
cuadradas (figura. I.5).

I.3
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Fig. I.4a: Proyección tridimensional del cielo de un nacimiento

Fig. I.4b: Primera Abstracción. La proyección tridimensional se


substituye por una proyección de otro tipo. Se conserva la división
geométrica del cielo y la disposición general de los cuerpos celestes

I.4
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Fig. I.4c: Segunda abstracción. Se suprime todo lo que no es de


primordial relevancia para la interpretación astrológica. Este diseño
aún mantiene una correspondencia geométrica con el cielo
tridimensional; es una proyección sobre uno de los planos celestes.

I.5
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Fig. I.5: En esta carta cuadrada, que no suele incluir los grados de
las posiciones astronómicas, sólo se conserva lo que es relevante,
desde un punto de vista cualitativo. La correspondencia geométrica,
cuantitativa, con el cielo, es casi inapreciable.

1.2.- FUNDAMENTOS DE ASTRONOMÍA


Astrología y Astronomía son términos que se confunden con demasiada frecuencia
en el lenguaje de la calle. La Astrología se ocupa de las leyes de las estrellas (y también
de las consecuencias de dichas leyes) en un sentido humanista y terrestre. La
Astronomía se ocupa de los nombres de las estrellas. Éstos son los significados de
ambas palabras desde el punto de vista etimológico.
La Astrología, hablando en lenguaje común, trata de las consecuencias para la vida
sublunar, de los movimientos de los astros (como veíamos en la introducción). La
Astronomía se interesa sólo por las posiciones, las leyes mecánicas del movimiento, los
cálculos que hay que hacer para predecir las posiciones futuras, la distribución en el
cosmos de los astros, etc.. La Astrofísica, que es una rama de la Astronomía, se interesa
además por la composición química, los procesos de formación y evolución estelar, etc.
Si decimos que el Sol es una estrella de tipo espectral G2V, de 1,39 millones de
kilómetros de diámetro, situada en uno de los brazos espirales de la galaxia local
conocida como La Vía Láctea, estamos hablando de Astronomía.
Por el contrario, si decimos que el Sol en Aries hace a la persona impulsiva, activa,
orgullosa, precipitada, etc., estamos hablando de Astrología.

I.6
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Vamos a introducir, seguidamente, unas nociones básicas de Astronomía del


Sistema Solar. Esta sección del libro es un poco más geométrica y abstracta. Considero
que el estudiante de Astrología debería tener algunas nociones de Astronomía, para
comprender de qué hablamos y qué representamos, al emplear una carta astral. En una
primera lectura puede omitirse, o leerse ligeramente sin pretender memorizarlo.
1.2.1.- LA ECLÍPTICA Y LAS CONSTELACIONES ZODIACALES.
Aunque no se puede ver a simple vista (excepto en la circunstancia extraordinaria
de un eclipse total de Sol) el Sol se desplaza, a lo largo del año, en relación con el fondo
que constituyen las estrellas del firmamento, siguiendo una trayectoria circular aparente,
que vuelve a su punto de partida en 365.24 días. Esta trayectoria, que se llama eclíptica,
determina con precisión el Zodiaco. Cerca de esa línea (la eclíptica) se encuentran las
estrellas de las doce constelaciones zodiacales (Aries, Tauro, etc.).
Por supuesto que es la Tierra la que se mueve en torno al Sol. Lo que sucede, como
ilustra la figura I.6, es que al girar la dirección visual que une la Tierra con el Sol, por el
desplazamiento de la Tierra, hace que el Sol se vea sobre un fondo diferente en cada
momento.

Fig. I.6: Movimiento aparente del Sol, respecto al fondo de estrellas

La eclíptica se divide en 360 grados, que se agrupan de 30 en 30. Cada grupo de


treinta grados constituye un signo del Zodiaco. La posición aparente del Sol (con
respecto al fondo de estrellas), vista desde la Tierra, recorre un signo del Zodiaco en
treinta días aproximadamente. Volveremos a hablar de signos y de grados en el apartado
siguiente.
Los planetas del sistema solar, también desde el punto de vista de la Tierra, siempre
se mueven cerca de la eclíptica, con la excepción de Plutón -que puede llegar a separarse
de ella hasta 17 grados-, todos los planetas (“planeta” en griego significa “errante”) se

I.7
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desplazan a menos de 10 grados de distancia de la línea por la que discurre el Sol. La


Luna tampoco se aleja de la eclíptica más de 5 grados y medio.
En astrología, los protagonistas son los planetas (con el Sol y la Luna). Y por eso la
astrología concede especial importancia al Zodiaco. El Zodiaco, o banda zodiacal, es la
zona del cielo que abarca algunos grados a cada lado de la eclíptica, aunque no se es
muy estricto con la anchura (10 grados, 15 grados, ...).
La figura I.7 representa el Zodiaco desenrollado y estirado (y en dos trozos, para
que se vea con más detalle), con las constelaciones zodiacales. En esta figura, cada
constelación aparece rodeada por un rectángulo, con el fin de que se puedan apreciar los
diferentes tamaños de cada una. Las estrellas entre los 174º y los 180º pertenecen a la
constelación de Virgo. Las que se encuentran ente los 350º y los 360º a la constelación
de Piscis. La línea central de cada uno de los pedazos es la eclíptica, el camino anual por
donde discurre el Sol.

Fig. I.7: El Zodiaco y las constelaciones

Sorprenderá a algún lector que los signos del Zodiaco (en la figura) no se
correspondan con las constelaciones del mismo nombre. Esto se debe a que, por el
fenómeno astronómico de la precesión de los equinocios, el punto gamma (o punto
vernal, que es el comienzo del Zodiaco trópico) se desplaza sobre el fondo de estrellas, a
un ritmo de treinta grados cada dos mil y pico años. Del punto gamma y del Zodiaco
trópico voy a tratar en el punto siguiente.

I.8
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Nota: Cuando pasemos a hablar de sistemas de referencia en el cielo, emplearé a


veces “Zodiaco” para referirme a la eclíptica. En sentido estricto el Zodiaco es una
banda celeste, no una línea como la eclíptica.
Los antiguos quisieron representar, de manera simbólica, las cualidades que
confería el cielo de nacimiento a las personas, y agruparon las estrellas de la banda
zodiacal en doce constelaciones principales, con nombres de animales casi todas, y
aspecto vagamente similar a esos animales. “Zodiaco”, en griego, significa “círculo de
animales”. En general hace falta bastante imaginación para ver, en esas estrellas, los
animales o cosas que representan.
Yo estoy convencido, como muchos otros interesados en el simbolismo, de que ése
fue el proceso. En los libros de introducción a la Astronomía se dice a veces lo
contrario: Que creyendo ver figuras de animales en las estrellas, los astrólogos llegaron
a la conclusión de que alguien nacido con la constelación del Toro (Tauro) ascendiendo,
por ejemplo, tendría las cualidades de fuerza, solidez y resistencia de este animal.
1.2.2.- EL ZODIACO TRÓPICO
Tanto para la Astronomía como para la Astrología, es importante disponer de un
sistema de referencia para situar las estrellas y los planetas en la bóveda celeste. Vamos
a ver cómo se resolvió este problema en la antigüedad. Actualmente, la sofisticación de
la tecnología permite hacerlo de manera distinta a como lo expongo a continuación, pero
los conceptos astronómicos, y los nombres que se les dan, proceden del método que voy
a explicar.
Siendo el curso anual del Sol, visto desde la Tierra, el marcador fundamental de las
estaciones, y el ciclo más notable de la astronomía terrestre, es lógico que se emplee
para establecer el sistema de referencia que necesitamos.
El movimiento anual del Sol traza un círculo sobre el fondo de estrellas y, en un
círculo, cualquier punto se puede usar como origen, referencia, o punto de partida. Para
que el sistema de referencia sea útil, es necesario determinar cómo calcular un punto de
partida (un origen de coordenadas) que esté al alcance de cualquier astrónomo y no
resulte ambiguo. Se elige el punto donde está el Sol en el comienzo de la primavera, se
llama punto vernal o punto gamma, y marca el grado 0 de Aries, y el principio del
Zodiaco. Vamos a ver como es posible situarlo:
Si observamos la dirección del Sol a lo largo del año, por ejemplo fijándonos en las
sombras de las calles hacia el amanecer, o más probablemente, por motivos de horario
laboral, al atardecer, veremos que cambian de una estación a otra, para el mismo
momento del día.
En el barrio de Madrid donde he vivido hasta hace relativamente poco tiempo, hay
una serie de calles paralelas, orientadas de Este a Oeste con bastante precisión. Al
principio de la primavera y del otoño, se puede ver la puesta de Sol desde un extremo de
la calle al otro. En invierno y en verano, la puesta de Sol ocurre más al Norte o más al
Sur, respectivamente, y la ocultan los edificios.
Estas observaciones de astrónomo citadino aficionado, reproducen con bastante
aproximación las que efectuaban los astrónomos de la antigüedad. El punto del
horizonte por donde sale el Sol (y el punto opuesto, por donde se pone) cambia de un
día para otro y, a lo largo del año, describe un arco de horizonte cuya anchura depende
de lo lejos o cerca del Ecuador terrestre que se encuentre la posición geográfica del
observador.

I.9
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Este vaivén anual del punto por donde asciende el Sol al amanecer, se corresponde
con las estaciones, y marca además los puntos cardinales. El día en que el Sol sale más
al Sur señala (en el hemisferio Norte) el comienzo del invierno; el día que sale más al
Norte, el comienzo del verano. Poco antes del invierno, el Sol ha estado saliendo cada
día más al Sur y, una vez que empieza el invierno, vuelve a salir cada día menos al Sur
(más al Norte). Por lo tanto, en el comienzo del invierno se puede decir que el Sol se ha
parado en su movimiento de vaivén. Ese momento se llama solsticio (literalmente
“parada del Sol”) de invierno. Y el comienzo del verano, donde ocurre lo propio, se
llama solsticio de verano.
Otro fenómeno astronómico, que sigue rigurosamente las estaciones, es la duración
del día con respecto a la duración de la noche. Las noches son más largas que los días en
invierno; en verano sucede lo contrario. Hay dos momentos en el año en que el día dura
lo mismo que la noche: el comienzo de la primavera y el comienzo del otoño. Estos
momentos se llaman equinocios, para referirse a esa igualdad del día con la noche. El
punto del horizonte por donde sale el Sol en el equinocio de primavera (y en el de
otoño) marca la dirección del Este geográfico. Véase la figura I.8

Fig. I.8: Solsticios y equinocios

Pues bien (volviendo al movimiento celeste): el Zodiaco trópico es el sistema de


referencia celeste que emplea, como eje, el camino anual aparente del Sol con respecto a
las estrellas, y que tiene su origen (el punto cero para medir ángulos) en la posición que
ocupa el Sol (con respecto al fondo de estrellas) en el equinocio de primavera, o punto
vernal.
El Zodiaco trópico se divide en 12 signos de 30 grados cada uno, o un total de 360
grados. Las posiciones de los cuerpos celestes, en este sistema de referencia, se expresan
en grados de cada signo (16° de Aries, 5° de Sagitario, por ejemplo), o en grados totales
desde el punto gamma (16º y 245º respectivamente).

I.10
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1.2.3.- EL SIGNO SOLAR


El Sol recorre los distintos signos del Zodiaco en las mismas fechas cada año. Hay
ligeras variaciones debidas a que el año astronómico, que es el tiempo que emplea el Sol
en pasar dos veces consecutivas por el punto gamma, tiene un poco más de 365 días. Lo
que sobra de 365 días se va acumulando y da lugar a un año bisiesto de 366 días, cada
cuatro años. La tabla siguiente (tabla I.1) recoge los datos pertinentes, así como el
símbolo que se emplea en Astrología para representar cada signo.

Símbolo Nombre Grados que abarca comienza el:


 ARIES 0° a 29° 59’ 59” 20 de Marzo
 TAURO 30° a 59° 59’ 59” 19 de Abril
 GEMINIS 60° a 89° 59’ 59” 20 de Mayo
 CÁNCER 90° a 119° 59’ 59” 21 de Junio
 LEO 120° a 149° 59’ 59” 22 de Julio
 VIRGO 150° a 179° 59’ 59” 22 de Agosto
 LIBRA 180° a 209° 59’ 59” 22 de Septiembre
 ESCORPIO 210° a 239° 59’ 59” 23 de Octubre
SAGITARIO 240° a 269° 59’ 59” 22 de Noviembre

CAPRICORNIO 270° a 299° 59’ 59” 21 de Diciembre
ACUARIO 300° a 329° 59’ 59” 19 de Enero
PISCIS 330° a 359° 59’ 59” 18 de Febrero

Como se deduce de la tabla, el signo del Zodiaco en que estaba el Sol al nacer una
persona, se puede saber, en la mayoría de los casos, con la fecha de nacimiento. La
excepción la constituyen las personas nacidas en los días que el Sol cambia de signo
que, por las razones expuestas en el párrafo anterior, puede variar ligeramente de un
año a otro.
La facilidad con que se puede calcular el signo en que estaba el Sol al nacer una
persona, explica la popularidad de la astrología de signos del Zodiaco, que tanto abunda
en la prensa y en la literatura astrológica de consumo. El signo que ocupaba el Sol al
nacer una persona (o en una carta astral cualquiera) se llama, técnicamente, signo solar
de esa persona (o carta). La astrología de consumo es astrología del signo solar.
Nota: El Sol no se mueve a la misma velocidad, a lo largo del ciclo anual. Mejor
dicho, la Tierra no tiene una velocidad orbital uniforme. Va más rápida en
Enero/Febrero, y más lenta en Julio/Agosto. No es mucho, pero basta para que el mes
más corto (28 días, o 29 en los años bisiestos) se asignara a Febrero, mientras que los
meses más largos (dos meses seguidos de 31 días) llegaran a ser Julio y Agosto.
Supongo que no soy el primero en redescubrir este truco, de los diseñadores del
Calendario que utilizamos actualmente (el Senado romano, por encargo de Cesar
Augusto, en torno al comienzo de nuestra era), concebido para que el cambio de signo

I.11
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zodiacal se produzca, aproximadamente, en las mismas fechas del calendario. La


dificultad que solventa esta argucia es la siguiente: no se puede dividir exactamente, 365
días y un cuarto, en 12 partes iguales (ni en 10, 11 ó 13). Otras culturas tenían un
número de meses variable (diez, doce, trece), de número constante de días, y diversas
martingalas para suplir el descuadre: Añadir periodos intercalares de varios días;
suprimir o añadir meses extraordinarios; etc. Un tema fascinante, en el que no me puedo
extender aquí.
1.2.4.- EL SISTEMA SOLAR Y LOS PLANETAS
El Sistema Solar lo forman el Sol, los nueve planetas con sus satélites, y un sin
número de pequeños cuerpos, y rocas de todos los tamaños. Estos pequeños cuerpos,
llamados genéricamente asteroides (etimológicamente “falsos astros”), se agrupan, la
mayor parte de ellos, en varias zonas, de las cuales la más poblada es el cinturón de
asteroides.
El cinturón de asteroides se sitúa en una zona comprendida entre las órbitas de
Marte y Júpiter, y hay todo tipo de teorías para explicar su existencia. Desde las más
exóticas, que hablan de planetas destruidos en guerras interplanetarias, con armas tan
sofisticadas como agujeros negros artificiales; pasando por las que los constituyen la
sede de los ángeles caídos; hasta las más razonables, que parecen apuntar a que el
campo gravitatorio de Júpiter impidió que se formara un planeta, en esa zona, con la
materia primigenia del sistema solar.
Como quiera que sea, lo que nos interesa saber es que los planetas se mueven
describiendo trayectorias elípticas planas en uno de cuyos focos está el Sol (es la
primera ley de Kepler, figura I.9); que cada planeta tiene su periodo propio, el tiempo
que tarda en dar una vuelta completa al Sol; y que todos los planetas, la Tierra también,
se mueven casi en el mismo plano. El periodo de un planeta es mayor cuanto mayor sea
su distancia al Sol; la relación entre distancia y periodo sigue la tercera ley de Kepler.
Nota: La segunda ley de Kepler dice que la línea que une el Sol con un planeta en
su órbita describe áreas iguales en tiempos iguales. Aunque esta ley es algo técnica, la
incluyo para satisfacer la curiosidad del lector con inclinaciones fisico-matemáticas.

I.12
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Fig. I.9: Ilustración de las dos primeras leyes de Kepler

Dos planetas, Mercurio y Venus, se mueven más cerca del Sol que la Tierra. Se
llaman planetas interiores. El resto lo hacen por el exterior de la órbita de la Tierra. Son
los planetas exteriores.
Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno son visibles a simple vista, siempre que
la visual desde la Tierra no esté demasiado próxima al Sol. Mercurio es difícil de
observar porque siempre anda cerca del Sol, nunca a más de 28 grados y pico de
separación angular. Urano está en el límite de la visibilidad (se dice que algunos
individuos, de ciertas tribus del continente americano, podían observarlo a simple vista).
Neptuno y Plutón no se ven sino es con telescopio. Estos tres últimos se denominan a
veces planetas transaturnianos.
1.5.- MOVIMIENTO GEOCÉNTRICO. NODOS. ECLIPSES
La Astrología occidental es básicamente geocéntrica. Al astrólogo le interesa la
posición de los astros, como se ve desde la Tierra. Además del Sol y de la Luna, que en
Astrología se acostumbran a llamar también planetas -y, más técnicamente, luminares-,
los planetas propiamente dichos se desplazan, sobre el fondo de estrellas, por las
proximidades de la eclíptica, en el Zodiaco, como hemos visto.
Debido a las distancias enormes a que se encuentran los cuerpos del sistema solar,
desde una perspectiva humana, las distancias relativas en el espacio, de unos con otros,
no se han considerado demasiado relevantes para el astrólogo. Esta afirmación,
infinitamente osada por simplista, e ignorante de la verdadera tradición astrológica, ha
de contemplarse con cierto desapego. Puede que escriba un ensayo sobre este particular,
en algún tiempo futuro ...

I.13
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Por el contrario, nos interesa más la separación angular, y sobre esto no hay
polémica. Siempre que en Astrología se habla de distancias (si no se indica
explícitamente), se hace referencia a distancias angulares; al ángulo que forman las
líneas visuales que unen al observador con los cuerpos celestes de que se trate.
Los nueve planetas del Sistema Solar (y la mayoría de los cuerpos menores) se
mueven en la misma dirección general de avance, recorriendo los signos del Zodiaco a
su velocidad característica. El sistema solar es como un juego de trenes eléctricos que
tuviese muchas vías concéntricas, con el Sol en el centro. La Tierra se mueve por la
tercera vía contando desde el Sol. Y, en ocasiones, adelanta a los planetas que se
mueven por las “vías” exteriores. En estas ocasiones, el planeta que es adelantado
parece que se mueve hacia atrás con respecto al fondo. La figura I.10 muestra esta
situación. Se dice entonces que el planeta retrograda, o que tiene movimiento
retrógrado.

Fig. I.10: Movimiento retrógrado, aparente, de Marte

I.14
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Fig. I.11: Movimiento retrógrado, aparente, de Venus

Con los planetas interiores, Mercurio y Venus, el proceso inverso (figura I.11),
cuando éstos adelantan a la Tierra en su recorrido, hace que también se vean mover en
sentido contrario. Por lo tanto, todos los planetas parecen moverse hacia atrás en
algunos momentos del tiempo. Menos el Sol y la Luna, el resto de los astros que emplea
la Astrología retrogradan de vez en cuando.
Un dato curioso, que no conviene olvidar, es que los planetas exteriores siempre
retrogradan cuando están a mayor distancia angular del Sol. Con un poco de
imaginación se puede deducir de las figuras anteriores. También se puede deducir de
ellas que Mercurio y Venus están siempre cerca (en distancia angular, insisto) del Sol.
Mercurio a no más de 28 grados y Venus a no más de 59 grados.
Otro dato curioso (y, probablemente, con profundo significado) es que las
retrogradaciones se producen siempre cuando la Tierra está más cerca del planeta en
cuestión: Bien sea porque el planeta, interior (Mercurio o Venus), se interpone entre el
Sol y la Tierra (figura I.11), o porque la Tierra se interpone entre el Sol y el planeta
exterior (Marte, Júpiter, etc. figura I.10).
Vistos desde la Tierra, los planetas describen bonitos bucles sobre el fondo de
estrellas, siempre que retrogradan. Las retrogradaciones de los planetas se muestran en
la figura I.12 (a, b, c y d). En estos gráficos se muestra siempre un trozo de la eclíptica
(la línea que lleva una escala graduada), las estrellas que hay en esa zona del cielo, y la
trayectoria de un planeta. La escala vertical en estas figuras está exagerada para que se
aprecien las variaciones de distancia del planeta a la eclíptica. El bucle que se muestra

I.15
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es uno concreto, de cada uno de los planetas. En otras ocasiones, el mismo planeta
retrogradará sobre otro fondo estelar.

a. Un bucle de Mercurio b. Un bucle de Venus

c. Un bucle de Marte d. Un bucle de Saturno


Fig. I.12: Retrogradación de los planetas

La distancia angular entre un planeta y la eclíptica se denomina latitud (eclíptica)


del planeta. En su movimiento por el Zodiaco, los planetas están unas veces por encima
de la eclíptica (con latitud Norte) y otras por debajo (con latitud Sur). Los puntos en que
la trayectoria de los planetas cambia de lado, atravesando la eclíptica, se llaman nodos.
La Luna también se mueve a ambos lados de la eclíptica. Los nodos de la Luna,
conocidos desde la Antigüedad, están cobrando cada vez más importancia en la
interpretación astrológica actual, después de haber sido descuidados durante el
resurgimiento de la Astrología, a principios del siglo XX. El nodo lunar en que la Luna
pasa a moverse de latitud Sur a latitud Norte, se llama Nodo Ascendente, Nodo Norte, o

I.16
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Cabeza del Dragón. El punto opuesto se llama Nodo Descendente, Nodo Sur, o Cola
del Dragón. Ambos nodos determinan un diámetro en el círculo zodiacal, que se llama
eje de los nodos (de la Luna).
Cuando la Luna y el Sol coinciden en el tiempo en una posición del Zodiaco, se
produce la Luna Nueva (cada 29 días y medio). Por lo general, la Luna pasa a cierta
distancia de la eclíptica, que no olvidemos que es el camino anual del Sol. Si, además, la
Luna está cambiando de latitud Norte a Sur, o viceversa, es decir, si está pasando por
uno de sus nodos, puede ocultar al Sol, produciendo un eclipse (de ahí la palabra
“eclíptica”).
Los antiguos decían (no sabemos si literal o metafóricamente) que, en los eclipses,
un dragón se comía al Sol. La proximidad de una Luna Nueva al eje de los nodos,
anuncia la posibilidad de un eclipse. Por eso, al eje de los nodos se le llama el Dragón,
al Nodo Norte la Cabeza, y al Sur la Cola del Dragón.

I.17
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1.3.- FUNDAMENTOS DE ASTROLOGÍA


En este apartado vamos a establecer las bases del lenguaje simbólico de la
Astrología. Aprenderemos cuáles son y qué significan las letras de este lenguaje. Y
cómo se combinan para formar sílabas y palabras cortas. Desde el momento en que
empecemos a asimilar lo que significan los planetas, los signos y las casas, podremos
iniciar la observación astrológica de las personas y de los acontecimientos de nuestro
entorno.
En el estudio de esta parte nos olvidaremos (salvo brevemente, para hablar de las
casas astrológicas) de todo fundamento astronómico. Y nos limitaremos a considerar
una carta astral como algo que nos viene dado a partir de una fecha, hora y lugar. La
carta consta de unos planetas situados en ciertas posiciones, y nos vamos a centrar sólo
en el significado de estos elementos.
1.3.1.- LOS PLANETAS
La Astrología empezó con la observación de que ciertos astros “erraban” por el
firmamento. Los planetas son los elementos principales de la Astrología. Las cartas
astrales deben su inagotable variedad al hecho de que hay diez planetas (en Astrología
se incluyen el Sol y la Luna entre los planetas, aunque su nombre técnico es luminares
-como ya hemos dicho-), que pueden estar en cualquier posición relativa de unos con
otros, con las estrellas y con el horizonte del momento.
Para la Astrología, los planetas son a modo de canales por los que se expresan las
energías simbólicas del cosmos, para que se cumpla que “como es arriba es abajo”.
Debe entenderse que hablo metafóricamente. El lenguaje simbólico tiene mucho de
poético y es inevitable recurrir a la analogía y a las imágenes para transmitir sus
conceptos.
La forma tradicional, de decir eso mismo, es decir que los planetas rigen o
disponen de tales o cuales cosas. No sé hasta que punto dicha expresión procede de la
considerable importancia que tenía, para la agricultura, el control del agua de regadío.
Me consta que el emperador y la corte de China “regían” a sus súbditos controlando los
canales de distribución de agua.
Vamos a ver todas las asociaciones importantes de cada planeta. Antes de seguir
leyendo conviene aclarar que estamos hablando de elementos básicos (letras del alfabeto
astrológico). La posición de un planeta en la carta astral (y me estoy adelantando al
programa) identifica dónde hay que buscar los asuntos que rige dicho planeta.
Los planetas, fuera del contexto que forma el resto de la carta astral, no nos
aseguran sus virtudes ni nos cargan con sus defectos. La presencia de un planeta en
una zona de la carta lo único que indica es que allí está el asunto (de ese planeta), no
que funcione bien o mal. En el capítulo de Técnica veremos cómo se puede aquilatar la
manifestación, “buena” o “mala”, de los principios o energías planetarias.
En breve: Diremos que el Sol es la voluntad y la vitalidad; la Luna, las emociones y
los humores (los líquidos corporales); Mercurio, la mente; Venus establece los valores y
el sentido de la armonía; Marte consigue las cosas; Júpiter protege y expande; Saturno
contrae y estructura; Urano sacude y altera; Neptuno disuelve y sublima; y Plutón
transforma. El resto de este apartado no hace más que desarrollar esas ideas básicas.
Nota 1: La Astromedicina es una especialidad extremadamente compleja de la
Astrología, que requiere amplios conocimientos de biología, anatomía, fisiología, etc..

I.18
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Las correspondencias de los planetas, con los sistemas y las funciones corporales, se
sale por completo del alcance de este libro. Por esta razón me limitaré a las
correspondencias corporales más sencillas, y universalmente aceptadas.
Nota 2: En la relación de correspondencias planetarias que sigue, hay un apartado
encabezado como “necesita”. Dicho apartado es una lista de las necesidades de cada
planeta, no de las cualidades que le faltan. Es, como si dijésemos, la moneda con que la
hay que pagarle.
EL SOL
Regencias: El Sol rige la luz, el calor, la vida, lo dorado, lo brillante, lo hermoso,
lo claro, el día, la consciencia, el ego, la autoridad, la voluntad, la creatividad, el fruto,
el éxito, la fuerza generadora, la autointegración, la autosuficiencia, la autorrealización,
el principio masculino, el padre arquetípico, lo espiritual, el espíritu. Es el motor. El
corazón y la parte media y superior de la espalda, la espina dorsal, el ojo derecho en los
hombres, y el izquierdo en las mujeres. El signo de Leo. El oro.
Necesita: liderazgo, ambición, brillo, celebridad, poder, organización,
administración, autoestima, creatividad, constructividad, masculinidad, individualidad.
Virtudes: Generosidad, dignidad, orgullo, independencia, lealtad, galantería, fuerza
de voluntad, propósito, fiabilidad, creatividad, vitalidad, capacidad de organización.
Defectos: Egocentrismo, egoísmo, ostentación, incompetencia, pomposidad,
autoritarismo, fanfarronería, destructividad.
LA LUNA
Regencias: La Luna rige la humedad, la fertilidad, la nutrición, la gestación, la
maternidad, la familia y el hogar, lo femenino, lo blando, lo pálido, la respuesta
emocional, las respuestas espontáneas, los caprichos, las emociones, la receptividad, la
impresionabilidad, la noche, la poesía, los sueños, los recuerdos, las imágenes, los
reflejos, el agua, las mareas, lo variable, lo cambiante, la fluctuación, lo común, lo
cotidiano, la gente, las masas, las modas, la memoria, lo psíquico, el alma. Es el
proveedor. El estómago y el sistema digestivo, el sistema linfático, el pecho y los senos,
los líquidos corporales, los humores, el ojo izquierdo en los hombres, y el derecho en las
mujeres. El signo de Cáncer. La plata.
Necesita: Protección, nutrición, productividad, tenacidad, animación, popularidad,
espontaneidad, adaptabilidad, creatividad.
Virtudes: Sensibilidad, imaginación, sensitividad, reflexión, introspección,
intuición, humildad, sentido común, atención, amabilidad, simpatía, sociabilidad,
animación, productividad, adaptabilidad, buena memoria, receptividad, capacidad de
asimilación, tenacidad, creatividad.
Defectos: Inestabilidad, indecisión, inquietud, morbosidad, frivolidad,
influenciabilidad, susceptibilidad, superstición, timidez, caprichos, cambios de humor,
fantasías, debilidad de carácter, prejuicios.
MERCURIO
Regencias: la comunicación, el análisis, el intercambio, el discernimiento, los
datos, los detalles, la dialéctica, la crítica, el habla, la escritura, los papeles, los
hermanos, los vecinos, los parientes, los sirvientes, los animales domésticos y de
pequeño tamaño, el aire, el viento, la arena, la coordinación, el transporte, los

I.19
1 BASES

mensajeros, lo intelectual, la dialéctica, lo chispeante, la discusión, la mente concreta, el


sistema nervioso. Es el comunicador, el mensajero. Los brazos, las manos, el sistema
respiratorio, los intestinos. Los signos de Géminis y Virgo. El mercurio.
Necesita: Locuacidad, versatilidad, información, curiosidad, comunicación,
transmisión, intelecto, actividad mental, movilidad, adaptabilidad, aprovechar las
oportunidades.
Virtudes: astucia, habilidad, elocuencia, versatilidad, capacidad analítica, fluidez,
dominio de la técnica, perspicacia, lucidez, es comunicativo, inquisitivo y estudioso.
Defectos: Nerviosismo, inquietud, malicia, entrometimiento, indecisión,
inconstancia, descuidado, tramposo, poco fiable, amigo de lo ajeno, chaquetero,
charlatán, embustero, sobreexcitable, preocupadizo.
VENUS
Regencias: la atracción, el equilibrio, la armonía, la elegancia, la belleza, la
estética, el arte como apreciación, la sensualidad, el gusto, el placer, el encanto, la
sonrisa, la seducción, la gracia, la alegría, la fiesta, el sentido del valor de las cosas, lo
dulce, lo sabroso, el aprecio, la capacidad de relacionarse, la conciliación de los
opuestos, lo bonito, lo suave, lo redondeado, lo romo, lo curvilíneo. El amor como
compromiso, el romance, el entretenimiento, la danza, el ritmo, la música, el color, la
pintura, el dinero, el azúcar, los cosméticos, los perfumes. Es el armonizador. Las
venas, los riñones, la garganta, el útero, los labios, el sentido del olfato y del gusto. Los
signos de Tauro y Libra. El cobre.
Necesita: Cooperación, simpatía, arte, estética, armonía, compromiso.
Virtudes: véase las regencias. Venus es la fortuna menor y casi todo lo que rige se
considera beneficioso.
Defectos: Tendencia a apoyarse en los demás, a actuar movido por el interés,
desidia, autoindulgencia, indolencia, indecisión, inmoralidad, desorden, propensión al
aburrimiento, exceso de sensualidad, frivolidad, vanidad, lascivia.
MARTE
Regencias: La acción, el deseo, el deseo sexual, la iniciativa, la recuperación, la
agresividad, el rencor, la velocidad, la precipitación, las pasiones, la brutalidad, la
capacidad de defensa activa, el ataque, el enfrentamiento, el esfuerzo físico, el impulso,
la conquista, las armas, las municiones, los asesinatos, los mataderos, lo que corta, la
cirugía (por lo que tiene de cortar), lo hiriente, lo irritante, lo áspero, lo que quema, la
fiebre, lo ardiente, lo corrosivo, lo que pincha, lo que perfora, lo que penetra, las aristas,
los picos, los ángulos agudos, lo saliente, lo prominente. Es el ejecutor. El aparato
muscular, el sistema uro-genital y los genitales externos, las glándulas suprarrenales, la
adrenalina, la nariz, la cabeza (en general), los glóbulos rojos (y los glóbulos blancos), la
bilis, el recto. Los signos de Aries y Escorpio. El hierro, el azufre, el arsénico.
Necesita: Actividad, iniciativa, empresa, independencia, ambición, autoaserción,
lucha.
Virtudes: Activo, pionero, capacidad de emprender cosas, decidido, aventurero,
con coraje, ambicioso, autoasertivo, independiente.
Defectos: Agresor, grosero, impaciente, brusco, intolerante, feroz, invasor,
pendenciero, dominante, precipitado, primitivo, lujurioso. Es el infortunio menor.

I.20
1 BASES

JÚPITER
Regencias: la expansión, el aumento, la mejora, el desarrollo, la fe, la suerte, el
gozo, la carcajada, la filosofía, la religión, el optimismo, la confianza en el futuro, la
mente superior, la aspiración, los predicadores, los profetas, los visionarios, el
extranjero, los viajes largos, la liberación, el sentido de la justicia, la generosidad, la
permisividad, lo amplio, lo diáfano, lo que se ensancha, lo fluido, lo que rebosa, lo que
desborda, lo excesivo, lo que se eleva, la madurez. Es el protector. El hígado, el tejido
adiposo, la grasa, las caderas, los muslos, las piernas. Los signos de Sagitario y Piscis.
El estaño.
Necesita: Espacio, oportunidades, crecimiento, progreso, justicia, filosofar, dar
consejos, sentirse generoso, ser protector.
Virtudes: Jovialidad, sentido de la oportunidad, idealismo, sociabilidad,
consideración con los demás, benevolencia, caridad, hospitalidad, imparcialidad,
amplitud de mente, justicia, fiabilidad, sinceridad, optimismo. Es la fortuna mayor.
Defectos: Extravagancia, ilegalidad, exageración, esnobismo, hipocresía,
exhibicionismo, presunción, poco juicio, disipación, deshonestidad, fanatismo,
arribismo.
SATURNO
Regencias: la contracción, la reducción, la disminución, la responsabilidad, la
prudencia, la cautela, la parsimonia, lo espeso, la oscuridad, lo negro, el temor, la
timidez, el miedo, la angustia, lo estrecho, los límites, los umbrales, los cercos, las
paredes, los muros, las desgracias, las contrariedades, las calamidades, las caídas, los
sufrimientos, las penas, la dureza, las cargas, lo pesado, lo aplastante, lo que cae, lo
inexorable, el tiempo, la vejez, la ancianidad, el pesimismo, los retrasos, los obstáculos,
las estructuras, las jerarquías, las clases, lo cristalizado. Es el censor. Los huesos, el
esqueleto, las articulaciones, los cartílagos, los ligamentos, la piel, las orejas, el bazo.
Los signos de Capricornio y Acuario. El plomo, el carbón, el azabache.
Necesita: Autocontrol, disciplina, cautela, moderación, pragmatismo, conservarse,
protegerse, sentir que pisa terreno firme.
Virtudes: Seriedad, paciencia, prudencia, reserva, capacidad de organización,
resolución, puntualidad, perseverancia, sobriedad, austeridad, método, sentido del deber,
introspección, consciencia de las propias debilidades y limitaciones.
Defectos: Pesimismo, melancolía, depresión, fatalismo, censura, frigidez,
testarudez, estrechez de miras, represión, frialdad, malicia, desconfianza, sospecha,
desalmado, taimado, materialista. Es el infortunio mayor.
Los tres últimos planetas conocidos del Sistema Solar, Urano, Neptuno y Plutón,
son muy populares en los círculos astrológicos actuales. En mi opinión, son planetas que
actúan siempre a través del entorno cultural y social. Por esta razón no considero que se
pueda hablar con seguridad de necesidades, virtudes y defectos. Los tratados
astrológicos modernos, por lo general, se limitan a repartir, por parejas, las cualidades
que la tradición asignaba a Saturno con Urano, a Júpiter con Neptuno y a Marte con
Plutón. El resultado se condimenta con un poco de Mercurio y Júpiter para Urano, Luna
y Venus para Neptuno y a Plutón se le puede añadir una pizca de Saturno (a gusto del
cheff). Y se sirve a la carta (es broma). Entiéndase, pues, que hablaremos sólo de
regencias.

I.21
1 BASES

URANO: Lo excéntrico, lo excepcional, lo quebrado, lo original, lo sorprendente,


la magia (como hipertecnología, y la magia ritual), la astrología, lo impredecible, lo
eléctrico, lo que sacude, lo que vibra, lo que estremece, lo que altera, lo que subvierte, lo
revolucionario, lo anárquico, lo disruptivo, lo explosivo. Es el inventor. Se suele asociar
con la actividad eléctrica del sistema nervioso. Rige el signo de Acuario. Se considera la
octava superior de Mercurio. El aluminio, el uranio.
NEPTUNO: Lo intangible, lo sutil, lo nebuloso, lo gaseoso, lo difuso, lo confuso,
lo engañoso, lo fascinante, la magia (como disolución de las leyes de la materia), lo
sublime, la mística, lo incomprensible, lo inasible, la disolución, la disgregación, la
anestesia, la renuncia, la entrega, la abnegación, el autoabandono, lo oceánico, el
petróleo. Es el sublimador. Se suele asociar con los líquidos corporales (aunque éstos
siempre estuvieron regidos por la Luna). Rige el signo de Piscis. Se considera la octava
superior de Venus. No hay metal que se asocie con seguridad a Neptuno, si acaso los
plásticos.
PLUTÓN: la transformación, la aniquilación, la regeneración, lo subterráneo, lo
invisible, la magia (como transformadora de la realidad, y como fuente de poderes
oscuros), lo profundo, lo tremebundo, lo catastrófico, lo volcánico, los instintos más
primitivos. Es el destructor. En Biología se asocia con el nivel molecular y genético.
Rige el signo de Escorpio. Se considera la octava superior de Marte. ¿El plutonio?.
El simbolismo de los planetas es la base de la interpretación astrológica. Si hay algo
que conviene asimilar hasta el punto de que su aplicación sea automática, es esta
simbología. He intentado, en los párrafos anteriores, que la descripción de cada planeta
suene como una especie de mantra, para que se fije mejor en la memoria. Si desea
realmente aprender Astrología, le recomiendo que se lea de vez en cuando las
descripciones de los planetas.
La escala de velocidades
Los planetas (incluyendo al Sol y a la Luna) son la base de la constitución
individual, desde el punto de vista astrológico. De acuerdo con sus velocidades de
desplazamiento (aparente desde la Tierra) se ordenan (de rápido a lento) como: Luna,
Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.
La Luna y el Sol constituyen los pilares de la vitalidad (alma y espíritu, véanse las
regencias). Con Mercurio (mente), Venus (valores) y Marte (actividad), componen la
relación de los planetas personales. Júpiter y Saturno articulan la interacción del
individuo con la sociedad, son los planetas sociales. A ciertos niveles de interpretación
podemos decir que la piel social del individuo acaba en Saturno (llamado el señor de los
límites, o señor del umbral); a otros niveles, Saturno rige la piel física.
Los ámbitos de las regencias de los planetas son algo elásticos. Es más importante
el orden de velocidades, entendido como una escala relativa, que las correspondencias
rigurosas. Si miramos al individuo de cerca, Saturno marca las estructuras de soporte
(los huesos) y los límites materiales del cuerpo (la piel); desde la Luna (la “pasta”
corporal, la base de su constitución) hasta Júpiter (los mecanismos de protección, como
el hígado, y de trascendencia de lo inmediato, de “salir afuera”, como las piernas)
estamos estableciendo una escala para describir el organismo, su composición,
funcionamiento, etc..
Si lo miramos a cierta distancia, integrado en una pequeña comunidad, la Luna
representa a la familia; Mercurio, a los parientes; Venus, a las relaciones personales; el

I.22
1 BASES

Sol y Marte, a la autoafirmación y la importancia relativa que tenga, como individuo,


dentro de la comunidad; Júpiter, a sus posibilidades de expansión (su influencia, sus
“contactos”, sus avales, etc.); y Saturno, sus responsabilidades, sus cargas, sus
limitaciones, o los límites de su área de influencia, o los de la misma comunidad en que
lo situamos. Procedemos de lo próximo a lo lejano.
A escala nacional se repite la secuencia. La Luna es la gente común (la masa);
Mercurio; Venus y Marte representan niveles intermedios de relevancia dentro de la
sociedad; el Sol representa las autoridades y la gente notable o destacada; y Júpiter y
Saturno los mecanismos e instituciones que regulan el funcionamiento de la nación
como un organismo. Júpiter estableciendo las reglas del juego (la leyes, por ejemplo) y
Saturno las estructuras e instituciones que se encargan de soportar al organismo (el
estado, los tribunales de justicia, etc.) y también la fronteras (la piel de la nación).
Es posible que no esté siendo muy riguroso es esta exposición. Intento transmitir el
concepto principal, que es que la ordenación de los planetas, según sus velocidades, se
refleja en cualquier nivel de interpretación astrológica que hagamos de la realidad. Y
siempre como una escala, que se ajusta al tamaño del organismo que analicemos.
Urano, Neptuno y Plutón siempre representan lo que está fuera del organismo, más
allá (tanto si afecta al organismo, como si no) y los procesos exteriores sobre los que se
carece por completo de control. Saturno participa, como señor del umbral, de ambos
mundos. Tiene que ver con la administración de lo exterior hacia el organismo (el
destino, lo que nos “cae” del cielo), y también con los mecanismos que permiten hacer
frente a ese destino. Por ejemplo: Saturno rige las caídas (como algo exterior que
amenaza potencialmente al organismo). Y rige también los huesos y la piel, que lo
protegen de las consecuencias de esas mismas caídas.
1.3.2.- LAS CASAS. QUÉ SON Y QUÉ REPRESENTAN.
Durante la exposición de los fundamentos de Astronomía, apenas si hemos tenido
en cuenta el giro diario de la Tierra. Si acaso, como un inconveniente que nos obligase a
suspender las observaciones durante el día, de una noche para otra.
Sin embargo, el giro de la Tierra sobre sí misma es de una importancia capital en
Astrología porque, de todos los movimientos astronómicos que interesan al astrólogo, es
el más rápido. Desde el punto de vista de un observador, fijo en un punto de la Tierra, el
giro del cielo se produce en 24 horas, mientras que el siguiente factor en velocidad, la
Luna, necesita ya 28 días y pico para completar una vuelta con respecto al fondo de
estrellas.
La regla de oro de la astrología natal es: Cuanto más rápido es un factor
astronómico, más personal, más individual, más caracteriza al nativo en su carta astral.
Para estudiar la incidencia del giro diario de la Tierra, en las características
astrológicas, necesitamos un sistema de referencia. Este sistema de referencia terrestre
(y también, sistema local y espacio local) lo constituyen los cuadrantes y las casas.
El horizonte de un lugar establece la primera división del espacio en dos mitades: el
cielo visible que se llama hemisferio sobre el horizonte y el cielo que no se ve, que es el
hemisferio bajo el horizonte. El plano vertical (perpendicular al horizonte) dirigido de
Norte a Sur, y que en Geografía se llama meridiano, establece la segunda división del
cielo en hemisferio oriental (que incluye el Este) y hemisferio occidental (que incluye el
Oeste).

I.23
1 BASES

Combinando estas dos divisiones del espacio que rodea al observador, se obtienen
cuatro sectores, que se denominan cuadrantes (figura I.13a). Cada cuadrante se divide a
su vez en tres partes. Y cada una de ellas constituye una casa. Por lo tanto, hay doce
casas, agrupadas de tres en tres, en cuatro cuadrantes. En la figura I.13a, las cúspides de
las casas dividirían cada cuadrante de Norte a Sur a modo de gajos de una naranja. Hay
varias maneras de trazar esos gajos. El sistema más utilizado es el debido a Placidus,
que da lugar a las casas del mismo nombre. En la figura sólo he reflejado la mitad
(occidental) de estas divisiones, para no aumentar la complejidad de la misma.
El primer cuadrante representa la personalidad, en y por sí misma. El segundo
cuadrante representa lo que la persona tiene que ofrecer; lo que de sí misma, y por ella,
puede aportar a otros. El tercer cuadrante representa lo que la persona tiene de
cooperativa, y lo que espera recibir de los demás. El cuarto cuadrante representa lo que
la persona desea imponer en el mundo, y lo que desea que el mundo le reconozca. Esta
distribución se desarrolla y especifica más, se concreta, en las doce casas.
Las líneas que separan unas casas de otras se llaman cúspides y se consideran las
zonas más activas o más sensibles del espacio astrológico local. De las doce cúspides,
las cuatro que separan unos cuadrantes de otros se denominan ángulos y son
especialmente importantes. Los cuatro ángulos tienen nombres propios: El horizonte del
Este es el Ascendente; el horizonte del Oeste es el Descendente; la vertical por arriba es
el Medio Cielo; y la vertical por debajo de la tierra el Fondo de Cielo (también llamado
Imum Coeli).
El Ascendente y el Descendente forman el eje horizontal del espacio local o
terrestre. El Medio Cielo y el Fondo de Cielo forman el eje vertical. El eje
Ascendente/Descendente se dibuja horizontal siempre que es posible, con el Ascendente
a la izquierda y el Descendente a la derecha.

Fig. I.13a: División del espacio local, en cuadrantes y casas

I.24
1 BASES

Fig. I.13b: Id. id., añadiendo el Zodiaco

Dada la importancia del Zodiaco en Astrología, y siendo la eclíptica la espina


dorsal del Zodiaco, en la carta astral se refleja dónde, las divisiones del espacio de las
cúspides, cortan a la eclíptica. Se acostumbra a decir que estos puntos de intersección
son las cúspides y los ángulos, aunque, en realidad, unas y otros son líneas que recorren
el espacio por encima, en, y por debajo, del horizonte. La figura I.13b muestra la
eclíptica y el Zodiaco añadidos a la figura I.13a. Las flechas que apuntan al Zodiaco por
el Este/Sudeste y por el Noroeste/Oeste son, respectivamente el Ascendente y el
Descendente.
Las casas se numeran de uno a doce (generalmente con números romanos),
empezando por el Ascendente, y siguiendo en sentido contrario a las agujas del reloj.
Las cuatro casas que empiezan en alguno de los ángulos, tienen mayor relevancia y se
llaman casas angulares. Son la I, la IV, la VII y la X. Las seis primeras casas están por
debajo del horizonte, y el resto por encima.
Qué representan
Las casas delimitan áreas de la experiencia. Representan las circunstancias de la
vida que afectan al sujeto de la carta astral. Son las zonas por donde se exteriorizan en el
mundo las energías zodiacales y planetarias. Esta es la clave de todo lo que se diga sobre
las casas, y que no hay que perder de vista en ningún momento.
Aquí nos vamos a ocupar sólo de su significado general (seguimos con el alfabeto
simbólico de la Astrología). En la sección de Técnica veremos cómo se integran en la
totalidad de la carta.
En cada cuadrante hay tres casas, la primera de ellas es una casa angular, o casa
cardinal. En la figura I.14 se indican esquemáticamente los significados de cada

I.25
1 BASES

cuadrante y las casas que los componen. La segunda casa de cada cuadrante se dice que
es una casa sucedente, o casa fija, y la tercera es una casa cadente, o casa mutable.

Fig. I.14: Significados de los cuadrantes y las casas

Casa I (yo): Angular. Refleja la personalidad, el talante, el estado general de salud,


el cuerpo físico, el temperamento y cómo aparece uno ante los demás, la fachada. El
principio de las cosas, la acción inmediata. La cúspide de esta casa es precisamente el
Ascendente, al que ya nos hemos referido.
Casa II (tengo): Sucedente. Las posesiones y nuestra actitud hacia ellas. El dinero,
el capital disponible, las pérdidas y ganancias. Los recursos propios, tanto materiales
como intelectuales, que soportan la personalidad y el cuerpo físico. El sentido de los
valores. Lo que nos da libertad personal. La afectividad y la posesividad.
Casa III (aquí, cerca, digo, conozco): Cadente. Todo lo que condiciona nuestras
relaciones con el entorno. Los hermanos y parientes en general, la formación escolar, el
lenguaje, el habla, la mente concreta, los escritos, el entorno y los viajes cortos. Las
herramientas y los útiles de todo tipo (los que se emplean con las manos). Los pequeños
animales.
Casa IV (siento, descanso): Angular. Lo que nos proporciona una base y
estabilidad emocional. Las raíces, el hogar, la familia, los padres, y las condiciones
familiares durante la infancia. Las posesiones de casas y tierras (los bienes inmuebles),
la herencia biológica. El descanso. El final de las cosas, la última parte de la vida. La
tumba. Uno de los progenitores (generalmente la madre, o el que hace de figura
materna). La cúspide es el Fondo de Cielo.

I.26
1 BASES

Casa V (juego, creo, compito): Sucedente. La creatividad, las obras, los frutos, el
amor que se da, los hijos, la educación de los hijos, los placeres y las vacaciones. Los
juegos de azar y los deportes, las especulaciones, el dinero obtenido de juegos de azar,
los premios, el talento dramático y artístico (en general), los hobbys, los affaires
amorosos y los ligues.
Casa VI (analizo, sirvo, trabajo, padezco): Cadente. El trabajo (pero no la
profesión), las servidumbres, empleo, empleados e inquilinos. Los subordinados y
nuestra actitud hacia ellos, o cuando actuamos como tales, los objetos útiles, cuya
función no requiere llevarlos en las manos (como los electrodomésticos). Las crisis de
salud, los hábitos, la ropa como necesidad, la higiene, las enfermedades agudas, y todo
tipo de pruebas y obligaciones cotidianas. Los esclavos. Los animales domésticos.
Casa VII (no yo, lo otro, lo que está enfrente): Angular. Las personas
estrechamente ligadas a nosotros mediante lazos contractuales. El matrimonio, el
cónyuge y los socios. Contratos, pactos, divorcios. Consultores y profesionales a los que
se recurre, en general. También nuestras necesidades y actitudes hacia ellos. Los logros
artísticos inusuales. Los enemigos declarados y los contrincantes. Peleas, luchas y
conflictos (pero no las competiciones, que pertenecen a la Casa V). La cúspide es el
Descendente.
Casa VIII (no tengo, quiero, deseo): Sucedente. La concepción que tenemos de la
muerte, la regeneración, la recuperación, lo oculto, el interés por lo transcendental, el
sexo y el dinero de otros, el dinero obtenido por herencia o negocios, las finanzas, los
impuestos, los seguros, los testamentos. Las circunstancias de la muerte. Los
sentimientos y los recursos compartidos. El apoyo que se recibe de otros, las deudas
emocionales.
Casa IX (allí, lejos, pienso, comprendo): Cadente. La comprensión como
generalización, el conocimiento. Los estudios superiores. Los viajes largos. Nuestra
relación con el extranjero. La filosofía, las leyes, la religión, la fé, las aspiraciones, lo
que nos mantiene vivos, los ideales morales, la concepción del mundo, la opinión
pública, la fama. Los grandes animales.
Casa X (me llamo, me dedico): Angular. La imagen pública, la reputación, el
honor. La profesión, los negocios. La identidad social y los objetivos y ambiciones
sociales. También refleja todo aquello sobre lo que no tenemos control, el destino, los
jefes. Uno de los progenitores (generalmente el padre, o el que hace de figura paterna).
La cúspide es el Medio Cielo.
Casa XI (espero, me gustaría): Sucedente. Amigos, círculos sociales, clubes y
circunstancias que nos permiten desarrollar la creatividad desinteresada, o las
originalidades, excentricidades, y transgresiones particulares. Las relaciones sin vínculo
emocional. Esperanzas e ilusiones (lo que nos gustaría que ...). Los mecenas, padrinos,
etc.. Los comportamientos y pensamientos que no son imparciales. El amor recibido.
Los premios que representan un reconocimiento de la sociedad (no los que se obtienen
en los juegos de azar y las competiciones).
Casa XII (renuncio, me retiro): Cadente. La necesidad de aislamiento. Los
servicios al prójimo, las deudas espirituales. La abnegación. Las enfermedades crónicas
o de larga duración. Las enfermedades mentales. Los hospitales y asilos. Los
monasterios, los retiros, los exilios, los encierros, la frustración, el sufrimiento. El ataúd.

I.27
1 BASES

Los enemigos ocultos. El comportamiento inconsciente. La vida fetal. Los animales


salvajes, las fieras.
Las casas se pueden agrupar también en casas vitales (I, V y IX), porque atañen a la
persona y sus manifestaciones como ser vivo; casas materiales (II, VI y X); casas de
relación (III, VII y IX), porque representan personas o grupos; y casas emocionales (IV,
VIII y XII).
Se puede hablar de una dirección temporal, o de relación causa-efecto, en esta
manera de agrupar las casas: Las casas vitales representan el soporte vital del individuo
(casa IX -ideología, fe, lo que le mantiene vivo), el presente personal (casa I - la
persona) y su continuación futura (casa V - hijos, obras). Las casas de relación empiezan
con el desarrollo del lenguaje y el trato con los hermanos (casa III), que permite
establecer relaciones (casa VII), e integrarse en grupos (casa XI). Las casas materiales
siguen secuencias del tipo: trabajar (casa VI), para crearse una reputación profesional
(casa X), y disponer de dinero, libertad e independencia (casa II). Y, por último, las
casas emocionales empiezan en la vida fetal (casa XII), siguen con la infancia (casa IV),
y acaban con la muerte o el renacimiento (casa VIII). O, también: retirarse (XII), para
descansar (IV) y recuperarse (VIII).
Lo dicho en el párrafo anterior es sólo una somera ilustración de estos procesos. La
secuencia es siempre de una casa mutable o cadente (el pasado o antecedente), pasando
por una angular (el presente), y terminando en una fija o sucedente (el futuro o
consecuencia). Hay otras maneras válidas, de establecer secuencias entre las casas, que
no voy a tratar.
Las casa son los ámbitos mundanos de manifestación de los planetas. La casa que
ocupa un planeta, en una carta astral, se denomina su “posición domal” (domus significa
“casa” en latín).
1.3.3.- EL ZODIACO. ELEMENTOS, IMPULSOS y POLARIDADES
El Zodiaco lo componen los doce signos, como hemos visto en los fundamentos
astronómicos. Ahora nos vamos a ocupar de su significado simbólico.
Los signos del Zodiaco se pueden agrupar de muchas formas distintas. Las tres que
vamos a ver son fundamentales, porque permiten deducir muchas de las características
simbólicas de los signos. Son: los elementos, los impulsos y las polaridades.

LOS ELEMENTOS
Los elementos o triplicidades son cuatro: Fuego, Tierra, Aire y Agua. Cada
elemento incluye tres signos del Zodiaco. Los elementos rigen, tienen que ver con, las
funciones de la consciencia. Cuando, en un zodiaco, se unen con líneas los signos del
mismo elemento, aparecen cuatro triángulos equiláteros imbricados, figura I.15a. Por
ello, se habla con frecuencia del triángulo de Fuego, del triángulo de Tierra, etc. Los
signos del mismo elemento están a 120 grados de distancia unos de otros.
Nota : En este apartado la Tierra, con mayúscula, es el elemento, no el planeta.

I.28
1 BASES

Fig. I.15a: Las triplicidades de los Elementos

El Fuego percibe las cosas por su potencial, su posición actual y su desarrollo en el


devenir del pasado al futuro: su ubicación dinámica. Le importa más el significado que
el valor material, social o emocional de las cosas. Percibe de manera inconsciente, ve
(intuye) a través de lo sensorial, para penetrar en el significado o la esencia profunda de
las cosas. Para el Fuego es difícil ser consciente de sus sensaciones, de la experiencia
sensorial, que es algo que pertenece a la trastienda del consciente. La vida, o la
vitalidad, que es el mantenimiento de una identidad de significado en un entorno
material cambiante, se asocia por eso con el Fuego.
La Tierra, como tipo de percepción, es lo opuesto al Fuego. En vez de penetrar en
lo que hay más allá de las apariencias, sólo se interesa por lo concreto, lo tangible, lo
que se puede experimentar con los sentidos, lo medible y pesable. Lo que no se puede
tocar, no existe. Le interesa lo material, la solidez, lo estable. Además, tiene poco interés
por los conceptos, las relaciones y las conexiones lógicas entre las cosas (a diferencia
del Aire). Incluso el analítico Virgo, se ocupa de las relaciones [entre las partes de una
cosa] para romperlas (ana-lisis: romper por, ruptura a lo largo, según [se] rompe, etc.)
El Aire tiene su punto fuerte en lo que la Tierra ignora: las conexiones lógicas entre
los hechos. La consciencia de Aire se dirige hacia la aproximación más objetiva y lógica
de lo observado (por tanto, tampoco le interesa lo que hay bajo la superficie). Ideas,
teorías, conceptos abstractos, o datos, son la moneda de cambio en sus múltiples
relaciones y contactos. Es eminentemente social. Aunque, en su preocupación por la
objetividad, suelen descuidar o suprimir cualquier valoración o sentimiento asociado a
su autoexpresión.
El Agua está en su elemento (perdón por el chiste) donde el Aire se encuentra más
incómodo. Los sentimientos y emociones que evocan las personas, las cosas, o las
situaciones, forman la base de su percepción consciente. El Agua, además, comparte con
el Fuego la capacidad para penetrar bajo la superficie de las cosas y las apariencias. A

I.29
1 BASES

diferencia del Fuego, el Agua siente, se impregna, se empapa, atraviesa por ósmosis las
barreras entre los seres vivos y entre las cosas. La intuición del Fuego es como un flash,
el Fuego ve con el ojo de la mente. La intuición del Agua es como un escalofrío, el
Agua siente por los poros.
La Tierra y el Aire son superficiales de distinta manera. La Tierra se interesa por lo
sensorial. Y los sentidos acaban en la superficie de las cosas. El interés de la Tierra por
lo pesable y lo medible tampoco va a la esencia de las cosas, si no a sus magnitudes
externas. La Tierra es concreta. El Aire se ocupa de las conexiones lógicas, de las
relaciones formales, de los nombres, de las etiquetas, de lo que se habla, se transmite y
se comunica. El Aire es lógico, abstracto.
Veamos, en un ejemplo de Hamaker-Zondag (Elements and Crosses, 1984), que
procede de Jung, lo que perciben conscientemente los distintos elementos, ante una copa
de vino: el Fuego teoriza que es un Vega-Sicilia del 74, que seguramente acaba de
servirle su anfitrión. La Tierra ve (utiliza los sentidos) algo rojo, con cierta
transparencia, forma, olor, temperatura y sabor. El Aire concluye que es “una copa de
vino tinto” (la especialidad del Aire es poner etiquetas). El Agua percibe y evalúa la
totalidad, y lo encuentra agradable (¡qué detalle!, pensará para sí); claro que para un
abstemio podría ser algo repelente, o la tentación a evitar (¡Qué poca atención me
presta, mira que olvidarse de que no bebo ...!).
Nota: Hay que entender el término “evalúa”, asociado con el Agua en el párrafo
anterior, en el sentido de que “asigna contenido emocional”. La evaluación, en sentido
físico (de pesar, medir, o dar valor monetario) sería algo propio de la Tierra. El
simbolismo astrológico es infinitamente sutil, e inagotable su repertorio de matices.
Sólo haciendo un análisis crítico del párrafo anterior, podría escribirse un libro. Preste
más atención a las (imaginadas) reacciones de estos personajes, que a las
conceptualizaciones que hizo Jung al respecto.

El Fuego: intuitivo y vital, espiritual: Aries, Leo y Sagitario.


La Tierra: material, físico: Tauro, Virgo y Capricornio.
El Aire: mental, dialéctico, social: Géminis, Libra y Acuario.
El Agua: emocional, de deseos: Cáncer, Escorpio y Piscis.

LOS IMPULSOS
Los impulsos o cuadruplicidades son tres: Cardinal, Fijo y Mutable. Cada impulso
incluye cuatro signos del Zodiaco. Los impulsos tienen que ver con el modo de
manifestarse de las energías de la carta astral. Los signos que pertenecen al mismo
impulso forman estructuras de cuatro lados o cruces. Hablamos de la cruz cardinal, la
cruz fija, o la cruz mutable. La figura I.15b presenta las cuadruplicidades. Los signos del
mismo impulso están a 90 grados de distancia unos de otros, o en extremos opuestos del
Zodiaco.

I.30
1 BASES

Fig. I.15b: Las cuadruplicidades de los Impulsos

El modo cardinal corresponde a la iniciativa, al movimiento directo y rectilíneo, al


esfuerzo, al consumo de energía, a responder activamente a los desafíos del entorno, y a
la actividad en general. Su virtud es la Acción; sus defectos la precipitación y la
tendencia a forzar las cosas; su talento dirigir y liderar. Son signos cardinales Aries,
Cáncer, Libra y Capricornio.
El modo fijo, a la conservación, al movimiento de rotación sobre sí mismo, a la
inercia, a la economía de recursos, a la estabilidad y a la resistencia. Su virtud es el
Amor; sus defectos la terquedad y la pereza; su talento administrar y conservar. Son
signos fijos Tauro, Leo, Escorpio y Acuario.
El modo mutable corresponde a la flexibilidad, al movimiento de vaivén, al ritmo,
la adaptación y la distribución. Su virtud es la Sabiduría; sus defectos la indecisión y el
desánimo; su talento transmitir y redirigir (reorientar). Son signos mutables Géminis,
Virgo, Sagitario y Piscis.

FUEGO (+) TIERRA (-) AIRE (+) AGUA (-)


CARDINAL Aries Capricornio Libra Cáncer
FIJO Leo Tauro Acuario Escorpio
MUTABLE Sagitario Virgo Géminis Piscis

A cada elemento pertenece un signo de cada impulso, y viceversa. El producto, de


tres impulsos por cuatro elementos, da lugar a los doce signos del Zodiaco (tabla I.2).
Cada estación del año se inicia con el signo cardinal de uno de los elementos. La
actividad básica de cada estación corresponde al elemento con que empieza. Así, se
puede decir que la actividad de primavera es de Fuego; la de verano, de Agua; la de
otoño, de Aire; y la de invierno, de Tierra.

I.31
1 BASES

El comienzo de cada estación es una época de cambios. La naturaleza viviente,


respondiendo a relojes biológicos sincronizados por las variaciones en la temperatura y
en la cantidad de luz diurna, se ajusta a las nuevas condiciones climáticas y de
disponibilidad de energía y alimento.
En primavera, la promesa de abundancia de luz y alimento hace que los
organismos, empezando por las plantas (la base de la cadena alimentaria en nuestro
planeta), pasen a la acción a la manera del Fuego: sólo importa el desarrollo de lo que
está en potencia, el crecimiento y la vida. El signo de Aries, cardinal y de Fuego, que
inicia la primavera, es como un surtidor (), o como las primeras hojas de una planta
recién brotada del suelo.
El comienzo del verano supone la abundancia de alimento para la mayoría. En este
ambiente, los seres vivos tienen que preocuparse menos de la subsistencia individual y
se dedican a actividades de Agua: la creación de una progenie, la producción de frutos,
la exploración o exteriorización de los sentimientos (según sea la especie animal,
vegetal, o humana), etc.
La llegada del otoño, con la disminución progresiva de los días, obliga a los
organismos a reajustes, y a la preparación para el invierno. En las comunidades
agrícolas primitivas era el tiempo de reunirse para la distribución de lo recogido en las
cosechas. El instrumento de pesar, la balanza, dio nombre y dibujo al primer signo de
otoño, Libra (). El intercambio de bienes facilitaba el contacto entre las gentes de
distintas comunidades, y permitía concertar matrimonios fuera de la tribu o el clan. El
registro del producto de las cosechas pudo originar el desarrollo de los sistemas
aritméticos (más allá de la simple operación de contar) e impulsar la escritura; el
intercambio de bienes agrícolas y de otros tipos, obligar a la invención de sistemas de
equivalencia abstractos. El elemento Aire juega un papel fundamental en estas
actividades.
El invierno es la estación más difícil del año. La atención se vuelve hacia la
supervivencia. Lo que cuenta es el refugio de que se dispone, las reservas con que se
cuenta. La realidad golpea con toda su dureza (estoy hablando de condiciones generales
en la naturaleza, no de las circunstancias especiales que se dan en el mundo civilizado).
La preocupación del elemento Tierra por lo concreto, lo tangible, lo seguro, parece más
adecuado para esta estación del año.
Nota: Esta argumentación tiene un defecto. En el hemisferio Sur las estaciones no
corresponden a los mismos signos que en el hemisferio Norte. Es un tema que se debate
desde hace bastante tiempo. Aries coincide con el comienzo del otoño, Cáncer con el
invierno, etc. El tema está aún por resolver. Muchos astrólogos coinciden en asegurar
que un Aries del hemisferio Sur tiene las mismas características psicológicas que uno
del hemisferio Norte (id. id. con el resto de los signos). Yo no tengo experiencia
suficiente con personas nacidas en el hemisferio Sur para pronunciarme en este debate.
En cualquier caso, lo que es seguro es que, la Astrología que hemos estudiado, es
Astrología del hemisferio Norte.

LAS POLARIDADES
Las polaridades son dos, e incluyen seis signos cada una (figura I.15c). La polaridad
de los signos es positiva o negativa. Hay que prescindir de valoraciones aquí, positivo
no es análogo a bueno, como negativo no quiere decir malo. Positivo quiere decir

I.32
1 BASES

centrífugo, del centro hacia afuera. Negativo quiere decir centrípeto, de afuera hacia el
centro. Todos los signos de Fuego y Aire son positivos. Todos los signos de Tierra y
Agua son negativos (tabla I.2). Las polaridades de los signos se van alternando en el
Zodiaco. A un signo positivo sigue uno negativo, y viceversa.

Fig. I.15c: La alternancia de las Polaridades

Lo Positivo está dirigido hacia el mundo exterior, a reaccionar contra las


condiciones adversas, y a modificarlas para su ventaja. Cada impulso según su estilo:
acción cardinal, organización fija, redirección mutable. Tiende a dirigir, a imponer sus
criterios, es extrovertido. Tiende a la autoafirmación. Se lo asocia con lo masculino y lo
Yang, con el día, con el Sol.
Lo Negativo es receptivo, influenciable, tiende a dejarse ir, a la introversión, a
padecer su destino. Cada impulso según su estilo: esfuerzo y consumo de energía
cardinal, resistencia fija, evasión mutable. A almacenar impresiones y sensaciones, a la
retirada, a esperar que las cosas vengan a él. Se lo asocia con lo femenino y lo Yin, con
la noche, con la Luna.
1.3.4.- LOS SIGNOS DEL ZODIACO
Los doce signos del Zodiaco surgen de combinar los elementos con los impulsos.
Constituyen el fondo sobre el que se dibuja la trama de las energías de la carta astral y
confieren sus cualidades a los distintos factores de la misma.
Debido a la popularidad de la astrología de signos (que, como hemos dicho en otra
parte, se basa en el signo solar), el estudiante suele confundir al principio, lo que es la
esencia auténtica de los signos, con su experiencia previa con personas de tal o cual
signo solar.
La experiencia individual está condicionada por la carta natal de cada uno. Debido
a las peculiaridades de nuestra propia carta astral, solemos atraer a personas con

I.33
1 BASES

características particulares que, muchas veces, enmascaran y distorsionan


(especialmente desde nuestro punto de vista) lo que es la naturaleza verdadera del signo
Zodiacal en que esas personas tienen el Sol de nacimiento.
En general, la relación con personas de tal o cual signo (solar) crea aversiones y
afinidades ficticias con algunos signos. Se confunde el signo con la persona. El
propósito último de la Astrología (perdón si me pongo metafísico) no es juzgar y
condenar a las personas, de la manera más rápida y expeditiva posible, basándonos en su
carta astral. Por el contrario, uno de los beneficios primeros del conocimiento
astrológico es darnos cuenta de que hay tantas maneras de interpretar el mundo como
personas distintas.
Se debe abandonar cuanto antes la idea de que hay signos buenos y signos malos.
Todos los signos tienen su propósito. Si acaso, según el entorno cultural, pueden
valorarse unos más que otros, dependiendo también de periodos transitorios más o
menos duraderos. La valoración que se hace en una cultura, de las características de
cada signo, sería algo así como el “malos tiempos para la lírica”, que cantaba Germán
Coppini hace unos años.
Cada signo del Zodiaco surge de una combinación única de un elemento con un
impulso, que permite deducir sus características. Cada signo tiene, además, un animal
simbólico, a veces un objeto o un ser humano, que se puede usar como referencia para
recordar dichas características. El planeta regente (véase las regencias de los planetas,
I.3.1) también sirve de referencia. Hasta el punto de que muchas veces se puede
intercambiar el significado del planeta regente con el del signo regido.
En la relación que sigue he procurado (en lo posible) dar cualidades y defectos
relacionados por parejas. Las cualidades (y los defectos) se pueden convertir fácilmente
en palabras clave (véase Recursos Analíticos). Tradicionalmente cada signo rige una
zona corporal, que se incluye en la lista. Además, he buscado una imagen que
identifique la combinación elemento/impulso. Aunque no figure explícitamente en la
relación siguiente, cada signo combina las características (que hemos visto) de su
elemento y de su impulso.
 ARIES (el carnero): Fuego (+) cardinal, regido por Marte, análogo a la casa I.
Iniciador e inconstante, ejecutivo e intolerante, competitivo y violento, impulsivo y
atolondrado, entusiasta e irritable, valiente y arrogante, rápido y brusco, dinámico y
dominante. Cabeza, cara, cerebro. La musculatura. La llama, la chispa, el fogonazo, la
cerilla.
 TAURO (el toro): Tierra (-) fijo, regido por Venus, análogo a la casa II.
Paciente y lento, conservador y terco, sensual y desenfrenado, concienzudo y obstinado,
estable e inerte, práctico y materialista, leal e irascible, artístico y perezoso. Boca,
lengua, oídos, amígdalas, garganta, tiroides, cuello. La substancia, la enjundia, la grasa.
La tierra fértil de la huerta.
 GÉMINIS (los gemelos): Aire (+) mutable, regido por Mercurio, análogo a la
casa III. Adaptable y cambiante, expresivo y superficial, curioso y cotilla, sociable y
desagradecido, agudo e intrigante, inventivo y distraído, hábil e inconstante, inteligente
y astuto, diestro y deshonesto. Clavículas, hombros, pulmones, brazos, manos, sistema
nervioso. Las corrientes de aire en los pasillos, el aire que entra por las ventanas o se
cuela por las puertas entreabiertas, la brisa, las rachas, los soplos de aire, el aliento.

I.34
1 BASES

 CÁNCER (el cangrejo): Agua (-) cardinal, regido por la Luna, análogo a la
casa IV. Emotivo e inestable, tenaz y pelmazo, intuitivo y susceptible, maternal y
manipulador, doméstico y perezoso, sensible y quisquilloso, impresionable y rencoroso,
patriota y xenófobo, buena memoria, egoísta. El pecho y el estómago. El agua clara de
los manantiales, las fuentes, los ríos, la leche materna.
 LEO (el león): Fuego (+) fijo, regido por el Sol, análogo a la casa V. Digno y
arrogante, idealista e infantil, dramático y vano, orgulloso y teatral, creativo y
autocrático, ambicioso y cruel, generoso y jactancioso, seguro de sí mismo y
pretencioso, romántico, optimista. El corazón, la espalda y la espina dorsal. La hoguera,
el calor del Sol, el fuego solar.
 VIRGO (la doncella): Tierra (-) mutable, regido por Mercurio, análogo a la
casa VI. Exigente y mezquino, estudioso y pedante, trabajador y melancólico,
perfeccionista y criticón, discriminante y egoísta, metódico y quisquilloso, limpio y
escrupuloso, modesto y descuidado, científico y escéptico. Los intestinos, la vesícula
biliar. La arena, la tierra del desierto, la grava, los guijarros, el polvo.
 LIBRA (la balanza): Aire (+) cardinal, regido por Venus, análogo a la casa VII.
Afable y quejumbroso, persuasivo e intrigante, cooperativo y apoyaticio, diplomático e
indeciso, prudente y apático, sociable y adulador, pacífico hasta el punto de no afrontar
las cosas, sociable e inconstante, refinado, artístico. Los riñones (los órganos y la zona
corporal). El viento.
 ESCORPIO (el escorpión): Agua (-) fijo, regido por Marte y Plutón, análogo a
la casa VIII. Apasionado y vengativo, alerta y reservado, ingenioso y sarcástico,
determinado y arrogante, penetrante y violento, inquisitivo e intolerante, ejecutivo que
se deja llevar por el celo de su causa, indagador, investigador, morboso. Genitales,
vejiga, recto. Las encimas, los jugos gástricos y el semen. El agua estancada o
putrefacta, el agua ardiente (el alcohol, los venenos), la lava, las pócimas, los elixires
(especialmente los mágicos).
SAGITARIO (el centauro arquero): Fuego (+) mutable, regido por Júpiter,
análogo a la casa IX. Franco y poco oportuno, comprensivo y permisivo, filosófico y
charlatán, erudito y discutidor, liberal y desenfrenado, atlético y brusco, optimista e
iluso, entusiasta y exagerado, religioso y fanático, justo e impaciente, generoso,
impetuoso. Las caderas y los muslos. El fuego de las brasas (fuego sin llama), el fuego
desbocado (los incendios).

CAPRICORNIO (la cabra marina): Tierra (-) cardinal, regido por Saturno,
análogo a la casa X. Cauto y reprimido, tradicional y fatalista, práctico y egoísta, serio y
melancólico, eficiente y trepador, responsable y exigente, perfeccionista y tirano,
convencional y tópico, trabajador y rutinario, escrupuloso y mezquino, ambicioso y
cruel, perseverante y obstinado, maquiavélico. Las rodillas. Las piedras, las montañas,
las paredes, los muros.
ACUARIO (el aguador): Aire (+) fijo, regido por Saturno y Urano, análogo a
la casa XI. Independiente y obstinado, altruista e impersonal, ingenioso y excéntrico,
progresivo y radical, individualista y rebelde, intelectual y soberbio, artístico y
temperamental, lógico y frío, humanista e inhumano. Las pantorrillas, los tobillos, la
circulación sanguínea de retorno. El cielo estrellado. El viento frío de Enero y Febrero,
el aire polar.

I.35
1 BASES

PISCIS (los peces): Agua (-) mutable, regido por Júpiter y Neptuno, análogo a
la casa XII. Humanitario y sensiblero, imaginativo e inquieto, sensitivo e impresionable,
adaptable y amorfo, inspirado y fantasioso, místico y sugestionable, mediúmnico y
crédulo, generoso y disipado, sacrificado y morboso, discreto y disimulado, sentimental
y embaucador. Los pies. Las nieblas y las brumas. El océano, el mar.
Nota: El lector atento se habrá percatado de que la grasa se asigna a Júpiter, en la
lista de correspondencias planetarias, y a Tauro, regido por Venus, en la lista de
asociaciones zodiacales. Obviamente, yo no he inventado estas correspondencias. Como
decía en la Introducción, la nuestra es una disciplina; todos somos, en mayor o menor
medida, discípulos de la Tradición Astrológica. La asociación de la grasa con Venus, es
la que a mí me parece más consistente. Por ejemplo, se dice en Castellano “no
confundir la velocidad (Marte) con el tocino (que, por lo tanto, debe pertenecer a su
“enemigo” planetario, Venus)”. También se utiliza la expresión “untar (de grasa) a
alguien” para expresar que se le entrega dinero (Tauro, Venus). Sospecho que la
asociación con Júpiter fue un lapsus del autor, del texto donde yo me la encontré cuando
estudiaba.
Hay una estrecha conexión analógica entre los signos del Zodiaco y las casas, que
se refleja en la relación anterior. Unos y otros, representan fases sucesivas dentro de los
dos ciclos más importantes que interesan a la Astrología, el anual y el diurno. Tanto es
así que, a veces, se emplea la expresión casas zodiacales, para referirse a los signos.
El papel que juegan los signos y las casas en una carta astral es muy diferente, no lo
olvidemos, desde el punto de vista analítico. Los signos son modos de expresión de las
energías planetarias. Las casas son áreas de la experiencia por donde se exteriorizan
estas energías.
Sin embargo, cuando se va a proceder a la síntesis de los distintos factores de una
carta astral, la diferencia (que era esencial durante la fase analítica) se difumina en gran
medida. Aries tiene fuertes connotaciones de la Casa primera y viceversa. Tauro es
análogo a la Casa segunda. Etc.
1.3.5.- ASTROLOGÍA DE LA CARTA ASTRAL
Hemos visto los elementos o factores que interpreta la Astrología. En una carta
astral nos encontraremos los planetas en ciertas posiciones del cielo, anotadas en el
gráfico de la carta. El Zodiaco es el sistema de referencia que empleamos en Astrología,
y se compone de doce signos, de treinta grados cada uno. Las posiciones de los planetas
se indican por el signo (y los grados y fracción) que ocupan en la carta.
Los planetas se desplazan poco, de un día para otro (la Luna va más deprisa, recorre
casi medio signo cada día), pero el cielo gira (desde el punto de vista terrestre) a razón
de una vuelta diaria. Los signos del Zodiaco (y los planetas con ellos) pasan, en 24
horas, por todas las posiciones del sistema de referencia local (el horizonte, y otros
planos de referencia basados en el horizonte).
Las casas astrológicas son divisiones establecidas a partir del horizonte (y no se
mueven al girar el cielo). Por lo tanto, el Zodiaco, y los planetas con él, recorren todas
las casas en 24 horas. En Astrología es fundamental situar el cielo en relación con el
horizonte (y el sistema de referencia local). Utilizando el Zodiaco como regla de medir,
interesará especificar los signos y los grados Zodiacales que correspondan a cada ángulo
(Ascendente, Descendente, Medio Cielo y Fondo de Cielo), y a las cúspides de las otras
casas.

I.36
1 BASES

Además, será esencial conocer en qué casas se encontraban los planetas, en el


momento del nacimiento (o cualquiera que sea el momento que refleje la carta astral).
La “astro-logía” de una carta astral es la relación concreta que hay, en dicha carta,
entre los planetas, los signos y las casas. Es decir, las posiciones de los planetas en los
signos, las posiciones de las cúspides de las casas en los signos (porque determinan el
rango de posiciones zodiacales que abarca cada casa) y las posiciones de los planetas en
las casas. Y otras relaciones angulares, que veremos al hablar de los aspectos (en el
punto 2.1.2).
1.4.- LAS RECETAS ANALÍTICAS: QUÉ SON Y CÓMO SE HACEN
La interpretación de una carta astral tiene por finalidad obtener una visión sintética
de la persona (o del acontecimiento) a que corresponde dicha carta. La síntesis sólo es
posible después de un análisis inicial de los diversos factores astrológicos (las “letras”
del alfabeto simbólico), y de cómo se combinan por separado en la carta.
Cuando uno calcula su primera carta astral (la suya, casi seguro), se da cuenta de
que tiene diez planetas, doce signos, doce casas y una miscelánea de factores auxiliares.
Rápidamente abre el manual de astrología más próximo y empieza a leer: El Sol en
Sagitario bla, bla, bla, ... La Luna en Aries bla, bla, bla, ...
Animado por el éxito de este proceder, la siguiente carta astral le lleva a repetir el
procedimiento. Incluso si tiene una memoria excepcional, pronto se dará cuenta de que,
por este camino, tendría que aprenderse 120 combinaciones de planetas con signos; 144
combinaciones de signos con casas; aunque no hemos hablado aún de aspectos, un
mínimo de 300 combinaciones de planetas en aspecto (si quiere ser más preciso, hasta
1100 combinaciones distintas), etc. Si quisiera combinar planeta, casa y signo,
simultáneamente, resultan 1440 combinaciones diferentes (diez planetas x 12 casa x 12
signos). La tarea lo desborda rápidamente, en una explosión combinatoria.
La interpretación de estas combinaciones de parejas (tríos, etc.) de “letras” del
alfabeto astrológico, es lo que se conoce habitualmente como recetas. Las recetas son el
punto de partida para analizar un carta astral. Las formas de combinar los elementos de
una carta son ilimitadas, aunque se emplean mucho tres tipos básicos: Planetas en
signos, planetas en casas y casas en signos. También se encuentran en los libros de
Astrología las recetas para los aspectos planetarios, que he decidido dejar para la
sección técnica.
Un proverbio de origen oriental dice que “hace más por otro el que le enseña a pescar,
que el que le da peces”. Desde el planteamiento inicial de este libro decidí que no iba a
incluir recetas en él. Por el contrario, pretendo enseñar a hacerlas. No se sorprenda si la
lección le parece corta; en realidad es como el huevo de Colón: una vez visto cómo se
hace, basta con ponerse a hacerlo.
Muchos excelentes tratados de astrología (los de Georges Antarés, o los de March y
McEvers, por ejemplo) caen en la trampa relativa de incluir recetas (muy bien
elaboradas, es indudable), de modo que, al estudiante neófito, los árboles le impiden ver
el bosque.
La ventaja de aprender cómo se hacen las recetas es doble: Por una parte, basta con
saber lo que significan los planetas, los signos y las casas (10+12+12 letras del alfabeto
astrológico), para poder generar cualquiera de las incontables combinaciones posibles.
Por otra, la habilidad para combinar dos factores astrológicos en una carta es el primer

I.37
1 BASES

paso hacia (y un buen ejercicio preparatorio para) la síntesis de toda la carta. Si somos
capaces de hacer recetas de dos factores, sabremos hacerlas de tres o más.
Nota: Hay un límite al número de factores distintos que se pueden combinar
simultáneamente, impuesto por la propia naturaleza del cerebro humano. Por eso, las
técnicas de síntesis de la carta astral, que veremos en el capítulo siguiente, recurren a
veces a otros procedimientos.
Las recetas son fáciles de confeccionar, basta con jugar al juego de ¿Qué cosa es?.
Puede darnos una idea, de en qué consiste este juego, el siguiente cuento sufí, que suele
contar un buen amigo mío a sus alumnos:
Un rey envió a su hijo a estudiar (Astrología). Pasado un tiempo, el hijo regresó habiendo
completado sus estudios. El rey, cogiendo un anillo de oro en la mano cerrada, le dijo: Mira hijo,
ahora que lo sabes todo, te voy a poner a prueba: ¿Qué tengo aquí?. El hijo hizo sus cálculos y
levantó la carta astral del momento. Una vez la hubo leído, respondió: Es algo redondo, amarillo
y con un agujero. Por lo que el rey insistió: Si, pero ¿Qué es?. Y el hijo respondió: No sé ... ¿Un
colador?
Nota: Este cuento tiene mucho más contenido del que aquí empleo. También es
una reflexión sutil sobre determinismo y predestinación, y sobre la dificultad intrínseca
de concretar, con que se encuentra el astrólogo habitualmente. El simbolismo siempre
presenta alternativas; el arte del astrólogo consiste en elegir las más probables.
Para hacer una receta combinaremos los significados básicos de cada uno de los
factores que nos interesan, teniendo presente, siempre, que: planeta es energía; signo es
modo de expresión; y casa representa circunstancias. Concretando:
Planeta en signo: El planeta representa un tipo de energía (vital, emocional,
mental, estética-valorativa, ejecutiva, expansiva, contractiva, excéntrica, disolutiva, o
regenerativa). El signo, un modo de expresión (Fuego-cardinal, Tierra-fija, Aire-
mutable, etc.), o, si se prefiere, un filtro que tiene que atravesar la energía del planeta,
antes de manifestarse.
Planeta en casa: Aquí la casa representa las circunstancias de la experiencia que,
por una parte, condicionan la expresión del planeta y, por otra, contribuyen a formar la
apreciación que tiene la persona de esa energía. En este sentido, las casas son como de
ida y vuelta. El individuo tiene las primeras experiencias con las energías planetarias a
través de la casa que ocupa cada planeta en su carta. Más adelante, encontrará que la
mejor manera de expresar dicha energía es en las cosas y circunstancias de la casa natal
donde esté el planeta.
Cúspide en signo: Indica la actitud del individuo hacia las cosas de esa casa. La
casa condiciona la expresión del signo a circunstancias concretas de la casa. El signo
indica la mejor manera de abordar las circunstancias de la casa.
Siempre conviene, además, añadir algún consejo apropiado para cada posición que
se interprete, especialmente cuando la combinación resultante indique peligro por
exceso o por debilidad. En cualquier caso, en la sección de técnica veremos cómo se
puede saber la cualidad más o menos favorable de las distintas combinaciones. En este
punto del curso es un poco pronto para intentarlo (aunque no imposible).
1.5.- OTROS RECURSOS ANALÍTICOS
Acabamos de exponer la manera más frecuente de abordar el análisis de una carta
astral: las recetas. Hay al menos otras dos maneras útiles de hacerlo: por palabras clave
y por imágenes.

I.38
1 BASES

La técnica de palabras clave consiste (aunque hay variantes) en elegir, de dos en


dos, una palabra de uno de los factores de la carta y formar una frase con otra palabra
del otro factor. Si tratamos con más de dos factores se elige una palabra de cada factor.
Por este procedimiento se pueden construir entre cinco y diez frases para cada
combinación que nos interese.
Las frases pueden ser más o menos elaboradas. Por ejemplo, para Marte en
Capricornio, podemos decir: La capacidad para realizar esfuerzo (Marte) se mantiene
durante mucho tiempo (Capricornio). O bien: esfuerzo (Marte) prolongado (Capricornio).

La técnica de las imágenes, que es acaso la más puramente simbólica, se diferencia


de la anterior en que se emplean siempre palabras con carga visual o que hacen
referencia a cosas concretas. El ejemplo anterior podría traducirse en imágenes como:
filo (Marte) endurecido (Capricornio), que corta durante mucho tiempo sin desgastarse.

El juego simbólico es una de las actividades recreativas más gratificantes para el


astrólogo. Según escribía estas líneas, me acabo de dar cuenta de que el acero puede ser
algo de Marte relacionado con Saturno, porque es hierro (metal de Marte) al carbono
(elemento químico regido por Saturno). Si es acero de alta tecnología será
Marte/Saturno en Acuario; si es acero templado Marte/Saturno en Capricornio, porque
el temple lo endurece. Para mí, es una manera de aprender divirtiéndose.
Para completar el ejemplo vamos a ver la receta de Marte en Capricornio:
Marte tiene que ver con fuerza, conquista, afrontar los desafíos, capacidad de
ejecución, aplicación de energía, deseo, e independencia. Capricornio tiene que ver con
profesión, destino, prestigio y posición social (por analogía con la Casa X). Solidez,
dureza, prudencia, responsabilidad y sentido del tiempo (por su regente Saturno).
Organización, reacción contra las condiciones del entorno, ambición, y ejecutiva por ser
signo cardinal. Se combina con cierta habilidad, se añade un consejo final (para “quitar
hierro” al asunto) y nos queda, por ejemplo:
Considerable fuerza y ambición dirigida a la conquista social. Tenacidad apoyada en el
autocontrol y acompañada por la seriedad y la responsabilidad. Buena capacidad ejecutiva y
habilidad organizativa para ser aplicadas a su profesión. Deseos de alcanzar una posición social
en la que pueda gozar de prestigio. Frente a las circunstancias negativas de la existencia,
siempre hace prueba de su firmeza. Acepta el destino con responsabilidad y, por ello, puede
terminar por conquistar su independencia. Su estrategia de futuro debe de contar con su
diplomacia personal para acabar por redondearse.
Si nos fijamos en el contenido del texto, veremos que apenas hay indicaciones
negativas en esta receta. Esto se debe a un considerando que no hemos introducido aún,
porque pertenece al capítulo siguiente. Como veremos, Marte está exaltado en
Capricornio. La exaltación es un tipo de dignidad planetaria que mejora, en general, la
manifestación de una energía planetaria.
1.6.- UN EJERCICIO IMPRESCINDIBLE
Hemos dedicado la última parte de este capítulo a desvelar los secretos de la
fonética astrológica. La combinación de letras, o símbolos, en secuencias mínimas: las
sílabas astrológicas, formadas por vocales (los planetas) y consonantes (los signos y las
casas).
Pero, para leer una carta astral, como para leer un libro, es preciso saber reconocer
las letras escritas sobre el papel, e identificar el orden en que hay que combinarlas.

I.39
1 BASES

Así que, en este punto, resulta oportuno proponer un ejercicio de “identificación de


símbolos” en el tipo de “libros” que, éste, pretende enseñar a leer: las cartas astrales.
Para realizar este ejercicio, será muy conveniente tener a mano una copia del
“alfabeto simbólico” (de la figura i.1, en el capítulo de Introducción).
El ejercicio consiste en, dada a una carta astral (como ejemplo, puede valer la de la
figura I.1), determinar en qué signo está cada uno de los planetas. Así mismo, en
determinar en qué casas están. Y qué signos se encuentran en las cúspides de las casas
de esa carta.
Una segunda parte, más complicada, consistiría en identificar qué aspectos enlazan
unos planetas con otros. Y qué planetas rigen a otros factores de la carta. Pero, como
aún no hemos hablado de aspectos ni de regencias, dicho ejercicio se propondrá en el
capítulo siguiente.

I.40

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