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Autora editora: De Gracia Serrano, Greisy Elzébir


Registro: Padrón Nacional de Editores 978-607-29

Título: Lo profundo de lo superficial, lo superficial


de lo profundo

Edición: Primera, 2021

Edición del texto: Guadalupe Susunaga Navarro

Diseño: ___________________

Portada e
ilustraciones: Emely Jiménez Murillo

Rama: _____________________

Descripción física: 198 páginas, tamaño 23 por 17 cms.


Portada blanda, papel bond, 90 gr., color
blanco.
Imprenta: Impresos Fuentes

ISBN: 000-000-00-0000-0

Lugar: Nuevo León, México


Derechos reservados por la autora Mtra. Greisy E. De Gracia Serrano

Esta obra es propiedad intelectual de su autora, por lo que está prohibido la


reproducción o transmisión total o parcial de esta obra en cualquier forma,
electrónica o mecánica. Incluso fotocopia o sistema para recuperar
información, sin permiso expreso de la autora.

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Dedico este libro

A mi esforzada madre, Doris Serrano Moris, al estar corriendo


sus 91 años de vida. (1930-2021)
Ella me ha rodeado fuertemente con tiras de amor e hilos de fe.
Me ha inculcado el amor al Dios que ha cubierto mi desnudez
con su manto de justicia. Me ha legado el gusto y la habilidad
para confeccionar vestidos.

A las Serranos descendientes de Modesta Beatriz Moris, mi


abuela
quienes han invertido parte de su vida frente a una máquina de
coser o saben usarla, como mis tías Aida, Beatriz, Filipina, Mary;
mis primas Malca, Marisol, Sonia, Eddy, Melva, Mayra; mis
hermanas Bethsaida y Ada Lila; mi hija Anayansi. También a mis
nietas Hania Yansi quien estudia Diseño de Moda y a la pequeña
Isabella quien ya ha tomado aro y aguja para bordar. Finalmente,
a las que apenas se están encausando en este arte como las
pequeñas sobrinas Cassiel y Myriam.

A todas las mujeres que aman a Dios


Quienes se deleitan en saber más acerca de este fenómeno tan
terreno, la vestimenta. Quienes buscan vestir el alma con las
vestiduras de justicia de Cristo.

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Agradecimiento

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¡Hola!

Gracias por abrir este libro que es la suma de vivencias y


reflexiones sobre algo considerado generalmente superfluo,
banal, como es la vestimenta, pero a semejanza de un iceberg,
tiene mucho más en lo profundo; tiene implicaciones
trascendentes.

Nací y crecí entre telas, hilos, máquinas de coser. Todo ese


ambiente me condicionó y habilitó; fijó indeleblemente un gusto
por la confección de ropa y todo lo que eso implica. Y cómo no,
con la estimulación temprana que mi madre hizo desde la cuna
colgando tiras de telas de colores que las manitas intentaban
alcanzar; así fue como nos marcó para siempre a mis hermanas y
a mí. Coser fue algo adquirido suave e imperceptiblemente, como
quien dice, solo de ver y jugar. Así lo adquirió mi madre y
también mi abuela. No hubo escuela.

No creerás, pero tanta es la atracción y gusto por los textiles, que


en lugar de pagar una sesión con un psicólogo, prefiero ir de
tanto en tanto a las tiendas de telas. Ahí, tocándolas, admirando
sus diseños y sobre todo, encontrando buenísimas ofertas que
aprovecho, es la terapia perfecta. Así, regreso a casa feliz con
telas que guardo para favorecer a alguna mujer, ya sea con un
vestido para una ocasión especial, un vestido típico regional, o
mejor aún, con un vestido de novia.

Te preguntarás cómo nació la idea de este libro.

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Surgió cuando me pregunté porqué solo los seres humanos nos
cubrimos.

Creció la idea con cada invitación que me hacían para hablar


sobre vestimenta dentro y fuera de México.

Se profundizó cuando me topaba con contradicciones sobre


vestimenta que surgían entre una y otra cultura, también de una
generación a otra.

Te aclaro, este libro no trata sobre moda. De eso hay muchísimo.


Este libro quiere traer respuestas frescas a muchos porqués
históricos, teológicos, sociológicos y estéticos que tenemos las
mujeres cristianas sobre el vestido. Respuestas que fueron
resultando de mucha lectura, estudio y observación.

Así nació, creció, se profundizó y ahora está en tus manos.

Greisy De Gracia de Murillo


La autora

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Contenido

Introducción

• Lo que no es este libro (No es tratado sobre moda)


• Lo que es este libro (Ensayo sobre el vestido desde una
perspectiva, teológica filosófica, histórica, estética de la
vestimenta)
• Propósito del libro

I. LO PROFUNDO de lo superficial

1. En el principio fue el vestido


1) Antes del vestido, la luz
2) La historia de la redención con vestimenta
3) El Apocalipsis relata el conflicto cósmico con
vestiduras
4) Lo profundo de lo superficial

2. El cuerpo, diseño formidable de Dios


1) Proporción áurea del cuerpo
2) Diversidad y belleza
3) Colores

3. Vergüenza y desnudez
1) El origen de la vergüenza
2) El cuerpo templo del Espíritu Santo
3) El cuerpo como santuario
• Zonas no vergonzosas, el atrio
• Zonas algo vergonzosas; el lugar santo
• Zonas muy vergonzosas; el lugar santísimo

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4) Tabú y repulsión
5) Cuerpo objetos o cuerpo sujeto

1. Jesús, el cuerpo y el vestido


1) Filosofía de Jesús acerca del cuerpo y el vestido
• Fundamento filosófico
• Cinco premisas como columnas
-No afán desmedido
-Primero el cuerpo, luego el vestido
-Conformidad con el diseño del cuerpo
-La naturaleza como canon de belleza
-Preeminencia de las gracias espirituales
• Techo filosófico
2) El vestido de Jesús
3) Enseñanzas, alusiones e incidentes de Jesús respecto
al vestido
4) Apóstoles de Jesús y el vestido

2. La mujer ejemplar y el vestido


a. Oda a la mujer ejemplar
b. La mujer ejemplar
c. La mujer sabia edifica su casa
d. La mujer sabia ministra para edificar su casa
e. Paralelismo de la mujer sabia y la mujer necia
f. Las mujeres de proverbios contemporáneas

3. El vestido y la identidad
a. El vestido de las filosofías e ideologías occidentales
b. La construcción de la imagen
c. Pájaros del mismo plumaje…

4. El lenguaje del vestido


a. El incesante péndulo del vestido
b. Los códigos de vestimenta

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8. Pendiente…. ¿Hilando identidad?

9. Vestido de boda, vestido del amor


a. Origen del vestido de boda occidental
b. Vestido del amor

II LO SUPERFICIAL de lo profundo

1. Esa prótesis llamada vestido

a. Estilos de prótesis
b. Materiales para prótesis
c. Fast Fashion
d. Lo efímero de la moda
e. Compromiso con el medio ambiente

Epílogo

La adoración colectiva y el vestido


• El vestido en la adoración colectiva (En los cultos)
• La glorificación y el vestido de los redimidos
(Apocalipsis)

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INTRODUCCIÓN

Del libro “Lo profundo de lo superficial y lo superficial de lo


profundo”

Partiendo de la metáfora del témpano de hielo, el cual solo


muestra en la superficie una décima parte y las otras nueve
décimas no se ven , están en lo profundo, este libro es un ensayo
sobre el vestido femenino en el que se considera desde la
perspectiva cristiana los factores profundos, -subjetivos-, que
han sido determinantes en la sociedad a través de la historia para
hacer sus vestidos, como también los factores superficiales, -
objetivos- con los cuales concretamos forma y hechura de lo que
vestimos.

Así, al considerar lo profundo, es discurrir sobre origen, historia,


filosofía del vestido y lo que la Biblia plantea, como lo es el
diseño maravilloso del cuerpo, la posición bíblica de ser templo
del Espíritu de Dios y el sentimiento de vergüenza ante la
desnudez, de manera central el punto de vista de Cristo en
cuanto al afán por el vestido, entre otros.

Al considerar lo superficial, es considerar lo que se ve, que


optamos como una prótesis. Los estilos de vestidos según la

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personalidad, ocupación, ocasión, así como los materiales que se
usan para la fabricación del vestido. Finalmente considerando el
“fast fashion” y el compromiso con el medio ambiente.

Cierra con un epílogo, resumen de lo dicho y la consideración del


vestido en el culto colectivo como el climax de la adoración
apocalíptica de los redimidos en la adoración alrededor del trono,
con las vestiduras blancas de la redención y glorificación.

Los tópicos de cada sección, nueve de lo profundo y una de lo


superficial a semejanza del tempano, se irán entretejiendo así:

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Lo profundo de los superficial

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En el principio… ¡fue el vestido!

“Cuando veo tus cielos, obra de tus


dedos, la luna y las estrellas que tú
formaste, digo: ¿Qué es el hombre,
para que tengas de él memoria, y el
hijo del hombre, para que lo visites?
Le has hecho poco menor que los
ángeles, y lo coronaste de gloria y de
honra.” Salmo 8:3-5

¿Te has preguntado alguna vez por qué solo el humano se cubre
el cuerpo y el resto de los animales no? ¿Has sabido de alguna
ave queriendo cambiar su plumaje por el de otra ave? ¿O de
algún mamífero urgido por tener el pelaje de otro? No creo, solo
nosotros los humanos nos afana y ocupa este asunto. Pero ¿por
qué?

De todos los seres creados, el hombre quien se enseñoreó de toda


la creación, lleva consigo una nostalgia existencial inconsciente
pero presente; anda en busca de algo perdido. Sí, extraña algo,
extraña aquel radiante halo de luz que lo cubría y lo hacía mayor
que los seres creados de este mundo, y un poquito menor que los
ángeles (Salmo 8).

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Los pájaros poseen su plumaje, los peces sus escamas, los
mamíferos su pelaje, por decir de los más conocidos. Con su
vistosa o sencilla cubierta protectora nacen, crecen y mueren; no
veremos jamás a uno de ellos buscando algo para vestirse. Ni
siquiera para variar, el verde perico le pide las plumas al negro
cuervo. Pero, nosotros los humanos, ¿en qué momento y porqué
nos vestimos?

Vestido luminoso

La respuesta para los cristianos está en la Biblia. Ahí se


encuentran los fundamentos para construir una cosmovisión
cristiana clara y luminosa que guía al cristiano en aspectos de la
indumentaria. Ella revela el origen, su desarrollo y también su
destino.

El libro de Génesis capítulo tres nos dice que fuimos hecho a


semejanza de Dios, y si él es luz, nosotros también debimos de
haber estado recubiertos de un halo luminoso protector y
glorioso. El caso de Moisés es muy revelador. El quiso ver a
Dios (Éxodo 33), pero su esplendor no lo puede ver el humano,
pues muere. Así Dios lo oculta en la hendidura de una roca, pasa
frente a él y Moisés solo alcanza a verle la espalda cuando Dios
retira su mano. Pasado cuarenta días, Moisés baja al
campamento, pero lo más curioso es que “al descender del
monte, la piel de su rostro resplandecía por haber estado
hablando con Dios, pero Moisés no lo sabía” (Éxodo 34:29).
Más revelador aún es que “cuando Moisés iba ante Jehová para
hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía… Al mirar los
hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro

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resplandecía” (Éxodo 34:34, 35). ¡Dios es luz! No es solo una
metáfora.

El Apóstol Juan afirma “Este es el mensaje que hemos oído de él


y que les anunciamos: Dios es luz, y en él no hay ninguna
oscuridad” (1 Juan 1:5). Y lo puede afirmar porque estuvo aquel
día cuando Jesús los llevó a Pedro a su hermano Jacobo y a él a la
montaña y se transfiguró. Lucas 17:2 dice: “Allí se transfiguró en
presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa
se volvió blanca como la luz”. Siento que esta verdad impactó
muchísimo a Juan al punto que muchas décadas después al
escribir su evangelio lo primero que deja en claro es que Jesús es
Luz y la luz vino al mundo (Juan 1:1-10).

De buenas a primera pudiera creerse que fue la sensación de frío


lo que los movió a cubrirse; pero no, fue la vergüenza, la
sensación de estar desnudos. Y desde entonces nuestra especie va
inconscientemente llevando y trasmitiendo, de generación en
generación cierta nostalgia existencial por la gloria perdida en el
Edén. Así, buscamos cubrirnos, no solo por la necesidad de
protección que reclama nuestro frágil cuerpo, sino también por
devolverle al cuerpo, aunque sea artificialmente, la magnificencia
y esplendor perdidos.

Desobediencia, desnudez, vergüenza y vestimenta se sucedieron


al entrar el pecado. Bien dice Monneyron “en el principio, fue el
vestido.” Pero no como invención divina, sino humana. Ahí se
originó el afán humano de cubrirse y surgió la vestimenta; la
necesidad de fabricar artefactos como “prótesis” de una parte del
ser que se perdió o atrofió. Así se arraigó y desarrolló el

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complejo quehacer de vestirse hasta creernos que es parte
nuestra, como si fuera extensión de nuestra persona.

Curiosamente nosotros, tras aquella nefasta pérdida vamos tras el


plumaje o pelaje de los otros seres creados, tras los minerales que
deslumbran, tras las plantas que nos proveen manera de hacer
textiles, no solo por protección sino también por necesidades
sociales de aceptación, prestigio, estatus como también por
necesidad estética.

Y así, desde que nacemos hasta que morimos, mientras tenemos


conciencia, una de nuestras necesidades básicas de protección se
convierte en una constante e incluso obsesiva búsqueda sustituta
porque nos sentimos desnudos, descubiertos y expuestos. La
preocupación por vestir de acuerdo al estatus, las circunstancia, al
medio, a la ocasión pasan de ser necesidad a deseos compulsivos
porque se carece de una identidad definida. El vestido se hace un
cómplice en el afán de igualar el ideal que se tiene de sí, pero que
muchas veces queda muy corto, no se alcanza a ser, solo se
alcanza a parecer. Como dijera José Ingenieros, “el que aspira a
parecer, renuncia a ser”.

Como que la gran tragedia de nuestro mundo se materializó para


siempre en el vestido y se ha hecho evidente y perpetua en la
sensación de desnudez y el afán por cubrirnos. Bien dice el Rey
David la gran esperanza humana en su declaración evangélica,
“Quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Salmo
17:15).

La historia de la redención en vestimenta

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Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, corre el tema de la
redención del hombre como un telar, donde el lenguaje humano y
sus figuras cuentan la historia pasada, presente y por venir. Inicia
con hilos relucientes que luego se oscurecen y ensucian. Pero el
tejido finalmente es rescatado, limpiado y glorificado. Podríamos
contarlo así:

La semejanza al Creador todo luz, era perfecta. La primera pareja


del Edén, que fue creada a imagen y semejanza de su Creador
(Génesis 1:26, 27), fue hecha poco menor que los ángeles,
coronada de gloria (Salmo 8:5). Sin embargo, al desobedecer las
indicaciones de Dios, se desconectaron de él. La pareja
experimentó por primera vez vergüenza, sentimiento desconocido
hasta ese momento para ellos, pues al comer del fruto del bien y
del mal fueron abiertos sus ojos y cobraron conciencia de su
desnudez. Al percibir que no estaban revestidos de la gloria
celestial, sintieron necesidad de cubrirse y diseñaron un delantal
de hojas de higuera para taparse (Génesis 3:7). ¡Confeccionaron
la primera prenda de vestir de fibra vegetal!

Esa fue la primera manifestación de justicia propia, de arreglar


por cuenta propia las cosas, sin contar con Dios. Pero sale el
Padre y Creador a la búsqueda compasiva de sus hijos
desobedientes. Como era su costumbre, Dios se pasea por el
huerto y los llama. Adán y Eva se esconden, avergonzados.
Pareciera que el delantal no fue suficientemente protector.
Entonces “Dios les hizo al hombre y a la mujer túnicas de pieles
y los vistió” (Génesis 3:21). Los cubrió mejor a costa de la vida
de un ser vivo, figura de la justicia redentora de Jesucristo (Juan

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3:16). ¡Dios confecciona para Adán y Eva la primera prenda de
vestir y fue de fibra animal!

El ser humano olvida fácilmente, así que tras la liberación de la


esclavitud egipcia, Dios pidió a su pueblo un diferenciador en el
borde de sus vestidos, como flecos de color azul. Más que un
adorno distintivo, el propósito era más profundo. Debía
recordarles quiénes eran, que era un pueblo santo. “Llevaréis esos
flecos para que cuando los veáis os acordéis de todos los
mandamientos de Jehová. Así los pondréis por obra y no
seguiréis los apetitos de vuestro corazón y de vuestros ojos, que
han hecho que os prostituyáis.” (Números 15:9).

Pero el pueblo olvidaba. Seguían los apetitos de su corazón y de


sus ojos. Dios una y otra vez enviaba sus profetas con mensajes
para llevar al arrepentimiento: “Todos somos como gente impura;
todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia”
(Isaías 64:6).
Muy fuerte fue el mensaje de Isaías a las hijas de Sión, llenas de
soberbia, desvergonzadas, con afán desmedido por lo superficial.
“Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas,
las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias,
los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de
olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices, las
ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos,
el lino fino, las gasas y los tocados. Y en lugar de los perfumes
aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y
cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de

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ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de
hermosura” (Isaías 3:16-24).

Muy desgarrador el mensaje descriptivo de Ezequiel con la figura


de Jerusalén a quien Dios escoge en situación miserable, cubre la
desnudez de ella con su propio manto de justicia. Hace un pacto
de amor y exclusividad. Invierte en embellecerla. Recuerda lo
que hizo por ella: “te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí
de lino y te cubrí de seda. Te atavié con adornos, y puse
brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. Puse joyas en tu
nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu
cabeza. Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de
lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y
aceite; y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a
reinar” (Ezequiel 16:8-13).

La decepción amorosa de Dios por la traición de Jerusalén no la


podemos concebir. Es desgarradora. Confía en su propia belleza,
belleza que Dios le dio y la corrompe. Pero Dios se compadece,
perdona y le dice “Yo no haré contigo como tú hiciste, que
menospreciaste el juramento para invalidar el pacto. Antes bien,
yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días
de tu juventud, estableceré contigo un pacto eterno” (Ezequiel
16:59, 60).

Ese pacto eterno de amor tuvo su máxima expresión en Cristo.


“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo
unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda mas
tenga vida eterna” (Juan 3:16).

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Cristo vino al mundo y se despojó de sus vestiduras celestiales.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y
de verdad… Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre
gracia” (Juan 1:14, 16).

No hay nada en nuestras propias vestiduras que nos recomiende.


Solo las vestiduras perfectas de Cristo. Vestiduras que cubren al
pecador, como el padre de la parábola del hijo pródigo (Lucas
15:11-32) quien ordenó a sus siervos “sacad el mejor vestido y
vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies” para
que no viera su miseria e indignidad.

Vestiduras gratuitas, por gracia. El pago ya lo hizo el Rey quien


ha invitado a las bodas. Tristemente quien no acepta el vestidos
de boda es echado fuera (Lucas 14:15-24), pues ningún vestido
humano es lo suficientemente bueno, tiene que ser de hechura
celestial.

La añoranza humana por la condición del cuerpo antes de la caída


en el Edén, ha sido descrita por el apóstol Pablo clara y
llanamente en 2 Corintios 5:1-4.

“Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este


tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una
casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto
también gemimos, deseando ser revestidos de aquella
nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados
vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos
en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no

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quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo
mortal sea absorbido por la vida.”

Pero no se queda en la añoranza. El apóstol infunde esperanza al


revelarnos el maravilloso misterio. Confirma la certeza de
recobrar nuevamente la condición edénica al describir este
portento:
“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero
todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y
cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y
nosotros seremos transformados. Porque es necesario que
esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se
vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya
vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está
escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh
muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1
Corintios 15:51-55

Anima a los creyentes a mirar lo que ahora no vemos y anhelar


ese revestimiento celestial:
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro
hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante
se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación
momentánea produce en nosotros un cada vez más
excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las
cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que

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se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
2 Corintios 4:16-18.
Entre tanto, exhorta a vestirse espiritualmente así:

“Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los


deseos de la carne.” Romanos 13:14.

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo


hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia
y santidad de la verdad.“ Efesios 4:22-24.

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis


estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6:11-13.

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados,


de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de
mansedumbre, de paciencia; Y sobre todas estas cosas
vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” Colosenses
3:12, 14.

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El gran final de esta historia que será en un tiempo por venir, se
relata en el libro de Apocalipsis. Qué indescriptible momento,
climático, glorioso cuando la gran multitud vestida con ropas
blancas y con palmas en sus manos adora al Cordero que fue
inmolado para su salvación. “Esos son los que han salido de la
gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la
sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14).

En ese momento diremos adiós a esa nostalgia existencial por la


ausencia del recubrimiento de luz. No más desnudez,
completamente glorificados gracias al sacrificio de Jesús.

Apocalipsis y el conflicto cósmico en vestiduras


El viejo apóstol Juan, décadas después de haber partido Cristo,
escribe en la isla de Patmos el cautivante mensaje apocalíptico
del conflicto entre el bien y el mal. Las impresionantes
descripciones están impregnadas de vestimentas; muy
particularmente de vestiduras blancas. Bien podemos relatar el
conflicto cósmico al hilvanar las descripciones de las
vestimentas, entresacando los pasajes que describen la apariencia
de Cristo, de su pueblo y de su adversario, hilándolo capítulo tras
capítulo.
Apocalipsis 1. Abre con la descripción sublime de Jesucristo
ministrando, con vestiduras sacerdotales largas.
“Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al
Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los
pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y
sus cabellos eran blancos como blanca lana, como
nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes

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al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete
estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y
su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”
(Apocalipsis 1:13-16).

Apocalipsis 3. Jesucristo introduce la analogía de las vestiduras


al dirigirse a las iglesias de Sardis y de Laodisea. Aparece aquí
la promesa de dar vestiduras blancas a los vencedores. También
en este capítulo, está el reproche de estar desnudos y urge a vestir
con ropas blancas.

Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han
manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras
blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de
vestiduras blancas…” Apocalipsis 3:4, 5.

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un
desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego,
para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que
no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos
con colirio, para que veas.” Apocalipsis 3:17, 18.
Apocalipsis 4. La solemnísima escena de adoración celestial
remarca el atuendo de vestidos blancos que usan quienes están
alrededor del trono.

Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi
sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de

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ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.”
Apocalipsis 4:1.
Apocalipsis 6. Visión de mártires a quienes se les aseguró ya sus
vestiduras blancas por su fidelidad a Dios.
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de
los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios
y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz,
diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la
tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que
descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se
completara el número de sus consiervos y sus hermanos,
que también habían de ser muertos como ellos.”
Apocalipsis 6:11.
Apocalipsis 7. Visión de la gran multitud victoriosa que por la
gracia y justicia de Cristo viste de blanco.
“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual
nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y
lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del
Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las
manos; Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome:
Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y
de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él
me dijo: Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero.” Apocalipsis 9,
13, 14.

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Apocalipsis 12. La mujer buena que es perseguida por el dragón
aparece revestida de luz.
“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del
sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una
corona de doce estrellas.” Apocalipsis 12:1

Apocalipsis 15. También es descrita las vestiduras de los


mensajeros celestiales como resplandecientes.

Y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete
plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos
alrededor del pecho con cintos de oro.” Apocalipsis 15:6

Apocalipsis 16. Nuevamente una advertencia de Cristo a prestar


atención a cuidar las vestiduras espirituales y no estar desnudos.

He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que
vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean
su vergüenza.” Apocalipsis 16:15.

Apocalipsis 17. Aparece la mujer mala, enemiga de Dios que


ataca a los santos. Aunque viste de lino fino, no es el que usan los
santos. Ella viste ropa emblemáticas de los reyes como son las
teñidas con púrpura.
“Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer
sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de
blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. Y la
mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de
oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un
cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de
su fornicación.” Apocalipsis 17:3, 4.

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Apocalipsis 18. Mujer y ciudad son lo mismo. Aquí se presenta
la advertencia de deslindarse de ella, de la gran ramera vestida
con gran magnificencia.
“Y diciendo: !!Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida
de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de
oro, de piedras preciosas y de perlas! Porque en una hora
han sido consumidas tantas riquezas…” Apocalipsis 18:16.

Apocalipsis 19. El clímax de la gran controversia. La iglesia


victoriosa, la esposa ahora con vestiduras resplandeciente, lista
para la boda con el Cordero. El victorioso Jesucristo, coronado,
vestido de lino, con su manto teñido de sangre, evidencia y
vestigio de la gran batalla.

“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo


de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que
decía: !!Aleluya, porque el Señor nuestro Dios
Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle
gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su
esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se
vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino
fino es las acciones justas de los santos.” Apocalipsis 19:6-
8.
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y
el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con
justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y
había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre
escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido
de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO

29
DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino
finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las
naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar
del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en
su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY
DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Apocalipsis
19:11-16
Apocalipsis 21. Tras la gran victoria de Dios sobre el mal y las
bodas del Cordero, Juan describe a la esposa ataviada,
resplandeciente. Ella y la tierra, completamente renovada.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender
del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para
su marido… Vino entonces a mí uno de los siete ángeles
que tenían las siete copas llenas de las siete plagas
postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te
mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó
en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran
ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,
teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de
una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana
como el cristal. Apocalipsis 21:1, 2, 9-11.

Apocalipsis 22. Este capítulo no solo cierra el libro de


Apocalipsis, sino también toda la Biblia con la exhortación final
a los creyentes de prestar atención a sus vestiduras. Esta

30
apelación es una analogía con ropas, misma que nos conecta con
el Génesis, al momento de la pérdida de la vestidura luminosa,
justamente al involucrarse nuestra raza en el gran conflicto entre
Dios y Satanás.
“Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener
derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en
la ciudad.” Apocalipsis 22:14.

Lo profundo de lo superficial

La vestimenta no es un asunto superficial. Como el témpano de


hielo, hay muchísimo más en lo profundo de lo que se ve en la
superficie. Todo lo que ocupamos para cubrirnos, engalanarnos y
diferenciarnos, sea cual fuere su origen –vegetal, mineral o
animal- en sí no tiene valor. Mas bien, es la carga simbólica que
en tiempo y lugar le damos en respuesta a las creencias y
tradiciones.

Aunque la vestimenta es una invención humana, existe una gran


relación con asuntos espirituales como el gran conflicto entre el
bien y el mal. Por eso, el conocimiento epistemológico de la
vestimenta es esencial para el cristiano. Bien declara Ellen White
en su libro La educación: “No puede ser completo ningún
sistema de educación que no enseñe principios sanos en cuanto a
la indumentaria. Si carece de esa enseñanza la obra de la
educación a menudo se estanca y se pervierte.” (p. 246). Con
mucha razón ella ahí también dice que “Se juzga el carácter de
una persona por el estilo de su vestido. El gusto refinado y la
mente cultivada se revelarán en la elección de atavíos sencillos y
apropiados.” (p. 248).

31
El cuerpo, ¡diseño formidable de Dios!

“Tú creaste mis entrañas;


me formaste en el vientre de mi
madre. ¡Te alabo porque soy una
creación admirable! ¡Tus obras son
maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Mis huesos no te fueron desconocidos
cuando en lo más recóndito era yo
formado, cuando en lo más profundo
de la tierra era yo entretejido. Tus
ojos vieron mi cuerpo en
gestación: todo estaba ya escrito en tu
libro; todos mis días se estaban
diseñando, aunque no existía uno solo
de ellos.” Salmos 139:13-16

Cada vez que leo el salmo 139 de David, siento un recogimiento


de adoración, especialmente los versos 13 al 16. Concuerdo con
el Rey David en que somos una creación admirable. Aunque la
historia registra cómo el hombre creyó por mucho tiempo que la
tierra era el centro del universo y luego comprobó que no, que
más bien es nada en la bastedad inmensurable del universo,
siento que cuando Dios mira a cada creatura, esa creatura es el
centro del universo para él. El ha hecho las galaxias, los sistemas
macros como los ínfimos, de tal forma que en el momento que
son objetos de su atención, son el centro del universo para él.

32
Ante esto, hay también una reacción en correspondencia; porque
cuando considero que Dios me diseñó y estuvo atento mientras
era entretejida en el vientre de mi madre, se desborda dentro de
mí un sentimiento de adoración y alabanza pues soy para él, el
centro del universo.

La belleza es un placer estético muy fácil de percibir, pero


muchas veces difícil de definir. Se consigue en la medida que
haya balance, armonía y simetría en la proporción, volumen y
color. Cuando Cristo nos dice en el corazón del sermón del
monte (Mateo 6:24-33) que es más importante el cuerpo que el
vestido, que miremos con atención la naturaleza, el diseño de su
creación, es porque claramente nos revela que ahí es donde radica
el canon de lo bello. La consideración reverente de mi origen, el
genoma universal en el humano contenido en el ADN que en el
99 por ciento somos semejantes con los congéneres, sino también
el feromona que es lo que vemos, me maravilla. Todo el
universo, lo macro y lo micro, tiene presente las medidas áureas
en su diseño.

Cuatro siglos y medio antes de Cristo hubo un hombre


griego, con una maravillosa sensibilidad a lo bello. El fue el
escultor Fidias. Vio que había medidas constantes en la
naturaleza, en las flores, los árboles, en los caracoles.

Una de las maravillas del diseño son las medidas


presentes en las proporciones. No me sorprende la fascinación
que el cuerpo ha tenido a través de los tiempos. Hubo un
arquitecto en la antigua Roma llamado Vitrubio que dejó
anotaciones sobre la simetría del cuerpo, aunque no dibujo

33
alguno. Es alrededor de 1490 que Leonardo Da Vinci retoma
estas medidas y dibuja en uno de sus diarios un hombre desnudo
que posa con brazos y piernas extendidos dentro de un círculo al
que llamó el hombre de Vitrubio, y anotaciones de medidas
anatómicas. Este dibujo está resguardado en la Galería de la
Academia de Venecia el cual se exhibe cada diez años.

El Fraile Luca Pacioli publicó en 1509 la obra más completa


sobre las proporciones del número áureo el cual tituló “Divina
Proporción”. Las ilustraciones con dibujos fueron hechos por su
amigo Leonardo da Vinci.

34
35
Fuimos diseñados con belleza ya que nuestras proporciones
tienen simetría y balance de manera armoniosa. Mira una de tus
manos, extiéndela y mide desde la punta del pulgar hasta la punta
del meñique, para obtener la medida de un octavo de tu cuerpo.
Si lo multiplicas por ocho, podrás calcular tu estatura
aproximada; por ejemplo, mi palma extendida mide 20
centímetros y mi estatura es 1.60 metro.

36
37
Tal es la proporción del cuerpo que con bastante precisión se
pudiera usar la medida de la palma de nuestra mano, en un caso
necesario, para hacer trazos básicos para un patrón de costura
usando la mano extendida como medida. Por ejemplo, mi palma
de la mano es la mitad de la extensión de mis hombros. También
una palma es medida para trazar la sisa de la manga y una
segunda palma para calcular el tramo restante del costado hasta la
cintura. Una palma también es la medida aproximada que hay
entre ambos pezones de modo que calculemos la extensión del
trazo de la pinza.

38
El diámetro de la cintura ideal, muy común en la juventud, no
excede a cuatro palmas. Aunque es sabido que al envejecer el
cuerpo y ganar peso, el vientre es la zona en la que la mayoría de
los tipos de cuerpos almacena mucha grasa.

De la cintura a la parte más voluminosa de los glúteos, es un


palmo y su circunferencia es cinco palmos aproximadamente.
Esta es zona muy adiposa del cuerpo, por lo que no hay rigor de
medidas.

En el caso de la falda, los puntos de largura para conseguir


simetría y balance se logra con las siguientes medidas usando la
mano extendida, la palma: Con dos palmas, se logra la medida
para una minifalda. Con tres palmas, resulta la medida clásica a
la rodilla. Con cuatro palmas, el largo a media pierna, para una
midi. Con cinco palmas, la medida para una falda larga Maxi.

39

40
Nadie puede añadir un codo a su estatura….

41
En el libro “La madre y el Niño” aborda de manera sencilla
cómo los tipos de formas femeninas se determinan por la
constitución endocrina y hormonal de cada mujer. Presenta
básicamente cinco formas

Normal
– Balance entre fase folicular y luteínica
– Hombros angosto

42
– Cintura angosta y caderas redondeadas

Asténico o folicular

– Predominio de fase folicular


– Delgadas, longilíneas, altas
– Nerviosas, inteligentes, muy femeninas
– Se cansan con facilidad, contemplativas

Luteínico o pícnico

– Bajitas, llenitas, tendencia a presentar algo de


vello
– Muy maternales
– Se embarazan muy fácilmente
– Carácter tranquilo, no se enfandan con facilidad

Hipoplásico o infantil

– Escaso desarrollo corporal


– Bajitas, delgadas
– De maneras suaves, un poco infantiles
– Piel delgada y suave
– Poca grasa en caderas, escaso desarrollo de
mamas
– Primer regla aparece tardíamente, y es escasa

Viriloide

– Fuertes, enérgicas
– Poca grasa, y distribuida similar a los hombres
– Hombros más anchos que caderas
– Aficionadas al deporte

43
Doris Pooser en su libro “Siempre a la Moda” ilustra los tipos de
cuerpo según sus líneas, en un rango de rectos a curvos pasando
por combinaciones de ambos, donde se identifican figuras
geométricas como triángulo, rectángulo, cuadrado, elipse, óvalo o
círculo.

Es como pasar de una obra escultural de Lladró, con líneas rectas,


alargadas, descarnadas hasta llegar a una de Botelo, sumamente
curvas, muy carnosas.

Esta clasificación de Doris Pooser se puede dimensionar mejor


cuando la observamos en la gráfica conocida como Campana de
Gauss y su distribución de probabilidad normal. Por decir, de

44
diez mujeres, seis conforman el grueso en la curva central y dos
en el extremo derecho y otros dos en otro extremo izquierdo.

Puede hacerse una distribución de las formas femeninas en la que


el 60% se ubican las no tan curvas ni tan rectas. En cambio, los
extremos de la campana, presentan dos posiciones radicales y
opuestas: del lado izquierdo, el 20% son rectilíneas; en el
extremo derecho, el otro 20%, las curvilíneas.

45
Las formas de cuerpo de acuerdo a las medidas de hombro
cintura y cadera….

46
Distribución en Occidente de formas femeninas!

Otros
Reloj
Rectángulo
Manzana

Pera

47
48
Vergüenza y desnudez

“Por tanto, yo te aconsejo que


de mí compres oro refinado en
fuego, para que seas rico, y
vestiduras blancas para vestirte,
y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez; y
unge tus ojos con colirio, para
que veas.” Apocalipsis 3:18

¿No es, pues, el cuerpo humano una maravillosa obra de arte


divina? Entonces, ¿por qué sentimos vergüenza que otros nos
vean desnudos? Y, después de todo, qué es estar desnudo?
¿Cuánto es estar desnudos como para avergonzarnos?

Me resulta muy interesante que desnudez, vergüenza y materiales


que cubren el cuerpo, como el vestido, estén tan interrelacionados
en la vida del humano. De todas las civilizaciones pasadas hay
vestigio de esta interrelación, pero no es un asunto del pasado,
pues actualmente está presente, aunque con grados que van de un
extremo al otro. Tal es el caso de países fundamentalistas en que
la mujer se cubre mucho más, a países liberales donde se cubren
menos. Esto hace más cuestionable y necesario definir qué es
desnudez y cuánta exposición del cuerpo es estar desnudos como
para avergonzarnos.

49
Origen del sentimiento de vergüenza

De acuerdo al registro bíblico, la vergüenza es un sentimiento de


indignidad que el ser humano experimentó por primera vez tras
haber pecado (Génesis 3:7). ¡Cómo habrá sido la luminosa
vestimenta original que perdieron nuestros primeros padres, que
al verse desprovistos de ella tuvieron vergüenza!

A través de toda la Biblia, se mantiene una postura de cuidar la


desnudez como un asunto relevante, con ordenanzas claras al
respecto. Desde el Edén, pasando por el incidente de la
embriaguez de Noé, de las indicaciones puntuales al pueblo de
Israel en el desierto sobre no ver la desnudez de nadie y
finalmente la exhortación apocalíptica a la iglesia de Laodisea a
que comprara de él colirio para ver y ropa para cubrirse porque
su sensor sobre la desnudez estaba atrofiado y no percibía que
estaba desnudo. Aunque desnudos vinimos al mundo, la
vergüenza se siente desde el momento en que tomamos
conciencia de nuestra individualidad, de nuestra dignidad. Por
eso, el niño que antes se dejaba bañar y vestir sin protestar, llega
el momento en que se pronuncia y ya no permite que lo vean
desnudo.

La gente sana emocionalmente siente vergüenza y este


sentimiento está directamente en proporción con el grado de
conciencia moral, de estima propia, de dignidad. Aunque hay
diferentes razones por las que podemos ser insensibles a este
sentimiento, hay dos muy reconocidas: una, por no estar bien de
la cabeza, como en el caso del endemoniado gadareno (Marcos

50
5:15) que al recobrar los sentidos recobró también la vergüenza y
se vistió. La otra, por poca vergüenza, como el caso de la mujer
del capítulo siete de Proverbios, descarada y con atavíos de
ramera que viste sugestivamente o usa casi nada de ropa con la
intención de seducir.

El cuerpo como santuario

Los años que impartí la clase de Libros poéticos de la Biblia


fueron una ventana hacia la apreciación del libro sapiensal
Cantar de los Cantares. Por su contenido tan lleno de metáforas
amorosas, le ganó durante centurias ser un libro de lectura poco
referida, mucho menos traducido al castellano. Sin embargo, uno
de mis poetas favoritos del renacimiento español, el dominico
judeoconverso Fray Luis de León, hizo una traducción privada a
la lengua vulgar sin tener licencia para ello, lo hizo por
insistencia de su prima quien era monja. Por la belleza de la
traducción, sin su conocimiento, se imprimieron varias copias,
con lo que tuvieron ocasión sus enemigos de acusarlo a la
inquisición y fue encarcelado varios años. ¡Vaya escándalo que
se armó!

Aunque hay posturas a favor y en contra de que sea cierto, me


cautivó la belleza con que se dice que el Rabino Akiva en el año
90 de Cristo defendió en el Concilio de Jamnia la inclusión del
Cantar de los Cantares en el Canon bíblico. Los rabinos
consideraban los temas del Cantar de los Cantares muy eróticos.
Sin embargo, se dice que el Rabino Akiva en un arrebato de
inspiración dijo que ningún día vale tanto como el día en el que le
fue dado a Israel el Cantar de los Cantares. Todos los libros del

51
canon son sagrados, pero el Cantar de los Cantares es el lugar
santísimo. Los defensores de Akiva dicen que ante esa
contundente defensa, fue incluido el libro de Cantares en el
cannon bíblico.

Lo que el Rabino Akiva dijo, que todos los libros del Canon son
sagrados, pero el Cantar de los Cantares es el lugar santísimo,
abre una dimensión sagrada paralela al Santuario y sus tres
lugares, a saber, el atrio como lugar circunscrito para el sacerdote
y el pueblo al ofrecer sacrificios; luego, el lugar santo donde solo
sacerdotes podían ministrar diariamente y el lugar santísimo,
donde solo al sumo sacerdote le estaba permitido entrar. ¿No es
fascinante Que el libro de amorosa intimidad entre un hombre y
una mujer es comparado como el lugar santísimo?

La belleza del santuario del desierto descrito en Éxodo 26 es


deslumbrante. Los materiales con los que fue fabricado sus
recubrimientos que separaban y delimitaban las tres áreas que lo
definían estaban llenos de significado también. Entre más
sagrado el espacio, era más primoroso y resguardado.

Refuerza la santidad del cuerpo la analogía paulina del cuerpo


como templo de Dios cuando increpa en la primera epístola a los
Corintios con la pregunta: “¿Acaso no sabéis que sois templo de
Dios y que el Espíritu de Dios está en vosotros?. Si alguno
destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el
templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1Corintios 3:16),
y que lo vuelve a reiterar “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis
recibido de Dios, y que no sois vuestro?, pues habéis sido

52
comprados por precio; glorificad, pues a Dios en vuestro cuerpo
y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1Corintios 6:19),
sin lugar a dudas ponderar la santidad del cuerpo y conservarlo
en pureza, libre de inmoralidad sexual.

Como el santuario del desierto, bien podríamos decir que el


cuerpo humano también tiene tres áreas que podríamos
determinarlas por el grado santidad, de reserva ante la
exposición, a la vista de los demás. La primera, no vergonzosa; la
segunda, no tan vergonzosa y la tercera, muy vergonzosa.

El atrio de nuestro cuerpo

En nuestra cultura occidental, podríamos señalar que hay partes


no vergonzosas las cuales no incomoda tenerlas descubiertas;
estas partes son el atrio de nuestro cuerpo.

El lugar santo de nuestro cuerpo


Por otro lado, tenemos partes del cuerpo que no son tan
vergonzosas, pero que regularmente cubrimos.

El lugar santísimo de nuestro cuerpo

Sin embargo, sí entendemos que existe parte del cuerpo


totalmente vergonzosas las cuales no están a la vista de los
demás. Esta partes corresponderían al lugar santísimo. Por demás
está cuestionarlo ya que la consideración moral de la sociedad del
espacio donde se concibe y gesta la vida, lo que es el vientre y los
genitales; además del área donde se nutre el crío, es decir los

53
pechos, son muy vergonzosas. La exposición de ellos es
considerada inmoral.

Tabú y repulsión

Tanto el análisis diacrónico como sincrónico del fenómeno de la


vestimenta y la concepción de la desnudez que culturalmente
prescribe cuánto es poco o suficiente vestimenta. O bien, qué
partes no o sí deben cubrirse

54
La doctora Riviero, en su libro Morality and Dress, analiza
objetivamente los vestigios de esto en pinturas y esculturas.

Escritores del siglo XIX como Balzac… retrata a la sociedad del


siglo XIX… PENDIENTE…..

Tabú

Para el creyente, de mentalidad judeocristiana, las normas que se


prescriben en la Biblia, no son tabúes. Son mandatos para que
nos vaya bien. Por ejemplo, muchas son medidas higiénicas,
como lavarse las manos.

Hay un mandato “No vestirá la mujer ropa de hombre, ni


el hombre se pondrá vestido de mujer; porque abominación es a
Jehová tu Dios cualquiera que esto hace” Deuteronomios 22:5

¿Qué hay de protección en esto? Cuál es el propósito?

El diseño humano fue muy definido, “varón y hembra los creó”.

Qué es abominación? Rechazo y condena enérgica de algo que


causa repulsión

Por qué a Dios le causa repulsión que vistamos ropa que no está
identificada con nuestro género?

En los tiempos bíblicos, la ropa de hombre y de mujer eran


semejantes, túnicas tejidas en telar de fibra vegetal como algodón
y lino, o bien animal como lana de ovejas o camello. Pero había

55
diferencias en los detalles de la confección como ribetes o
bordados.

Cuerpo objeto o sujeto

La investigadora Susan Fiske


Susan Fiske Tufts (19 de agosto de 1952) es la profesora de la Cátedra
Eugene Higgins de Psicología y Relaciones Públicas en el Departamento
de Psicología de la Universidad de Princeton . Es una psicóloga social
conocida por su trabajo en la cognición social , los estereotipos y los
prejuicios . Fiske conduce las relaciones entre grupos, la cognición social,
y Laboratorio de Neurociencia Social en la Universidad de Princeton. Un
análisis cuantitativa publicada en 2014 la identificó como la 22ª más
eminente investigadora en la era moderna de la psicología (12 entre los
investigadores que viven, segunda entre las mujeres). Sus contribuciones
teóricas incluyen el desarrollo del modelo de contenido de estereotipo,
teoría del sexismo ambivalente, el poder como la teoría de control, y el
modelo continuo de formación de impresiones.

Se activa una región del cerebro asociada a las cosas y no


a las relaciones personales. Cuando las veían con ropa las
"humanizaban". Los hombres son capaces de transformar
a las mujeres en objetos cuando las ven en bikini.
De acuerdo con un estudio realizado mediante escáner
cerebral en la Universidad de Princeton (EE.UU.), las
imágenes de mujeres con actitudes sensuales o ligeras
de ropa activa la región del cerebro de los hombres
heterosexuales asociada a los objetos, en lugar de
aquella asociada con las relaciones personales.

56
Jesús, el cuerpo y el vestido

“No había en él belleza ni majestad


alguna; su aspecto no era atractivo
y nada en su apariencia lo hacía
deseable” Isaías 53:2 NVI

¿Por qué los cristianos no vestimos mantos y túnicas como Jesús


y sus seguidoras? ¿Qué principios ha dejado el Señor Jesucristo a
sus seguidores respecto a la manera de vestirse? ¿Son todavía
válidos a casi dos mil años de haber estado en esta tierra?

Las citas de rigor que son referidas al considerar cómo debe


vestir una cristiana son 1 Timoteo 2:9, 10, que de acuerdo al
contexto, Pablo está aconsejando cómo deben orar los hombres y
las mujeres. El otro es 1 Pedro 3:3 que también está dentro de un
asunto particular, ya que Pedro estaba exhortando sobre los
deberes conyugales. Ambos textos puntualizan sencillez en
peinado y vestido; recalcando que primeramente se adorne el
espíritu. ¡Nada mal!

Probablemente por el hecho de confeccionar mi ropa, haber


trabajado como preceptora de señoritas, impartido la clase de
Desarrollo de la personalidad por muchos años a las estudiantes
de secretariado, me solicitan frecuentemente abordar el tema de
la vestimenta. Pero al mismo tiempo, cada vez que son abordados
esos temas, más deseo conocer sobre este tema tan controversial
ya que está muy sujeto a cultura y tiempos.

57
Con esta motivación, he investigado en muchas fuentes. Sin
embargo, la inquietud permanente ha sido ¿qué dijo Jesús? Esa
pregunta ha sido una constante.

Jesucristo fue muy controversial en su tiempo, de lo cual los


evangelistas dejaron suficientes registros de sus posturas
radicales respecto al orden social, las tradiciones y las relaciones
sociales. Pero en cuanto al alimento y la vestimenta fue
ciertamente escaso. Incluso, lo que está registrado en Mateo 6:25-
34, pudiera llenarnos de ansiedad cuando explícitamente se nos
ordena que no sean motivo de preocupación.

Es importante resaltar que al hacer discípulos, la urdimbre de la


modelación es más poderosa que la trama de las palabras. Cristo
modeló con su ejemplo a sus seguidores ya que vistió con
sencillez y calidad. Eso vieron. Pero también sus enseñanzas
distintivas de humildad y mansedumbre conformaron el textil
maravilloso de su evangelio de amor.

Vale, pues, considerar las enseñanzas de Jesús, como fueron sus


discursos, relatos y parábolas, para extraer su filosofía acerca del
vestido. También, considerar cómo vistió en relación a su tiempo
y lugar. Incluso, qué enseñaron sus discípulos respecto al cuerpo
y la vestimenta que actualmente los cristianos consideramos muy
orientadoras para definir nuestra identidad.

Filosofía de Jesús acerca del cuerpo y el vestido

58
En los evangelios ha quedado expresada la filosofía cristiana del
vestido, partiendo de lo que Jesucristo usó, y aludió en sus
enseñanzas. Basta con analizar las referencias que hay donde las
alusiones implican enseñanzas, narraciones y descripciones. En el
corazón del Sermón del Monte se hallan de manera sencilla y
contundente las premisas del vestir del cristiano.

Por quince cursos escolares impartí la clase de Vida y Enseñanza


de Jesús a alumnos universitarios de primer ingreso. Considero
que ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida ya que
me expuse directamente a las enseñanzas de Jesús. Entre los
hallazgos mientras enseñaba esa clase, fue encontrar en el
Sermón del Monte principios de Jesús sobre el vestir, tan claros y
sencillos que maravillosamente trascienden tiempos, lugares y
culturas.

Cuando elegimos un vestido, esa elección consciente o


inconsciente fue hecha en base a algo muy profundo. Todo, por
muy insignificante o trascendente, es movido por valores y
creencias. Es como edificios que deben tener un fundamento
fuerte, columnas sólidas y buen techo. Algo aparentemente tan
superfluo como la vestimenta, también tiene una base profunda,
tiene columnas y techo fuertes. En este espacio, basado
solamente en el Sermón del Monte, podríamos hacer la siguiente
edificación:

59
Fundamento filosófico

60
En el primer capítulos del sermón del Monte, capítulo 5, se halla
el fundamento filosófico cristiano de la vestimenta. Jesús
describe cómo son los ciudadanos de su reino, su identidad
distintiva y el propósito de sus vidas. Dice puntualmente quiénes
somos, que somos luz y que nuestras obras glorifican a Dios
nuestro Padre celestial (Mateo 5:15, 16). Se entiende como obras
lo que hacemos, decimos y ven; entonces, incluye el mensaje que
comunica nuestra vestimenta. En el lenguaje de nuestra cultura,
lo que vestimos comunica quiénes somos, qué creemos. En
resumen, es una manera de glorificar a Dios. Glorificamos a Dios
con vestimenta bella, honorable y protectora.

Cinco premisas como columnas

En el siguiente capítulo del Sermón del Monte, capítulo seis,


extraemos al menos cinco columnas que deben sostener nuestra
filosofía en cuanto al vestir. Nada que ver con moda, o asuntos
superfluos. Nada sobre colores, diseños, texturas; se va a lo
profundo, a lo que es trascendente, principios que traspasan
épocas y culturas. Esto s son las cinco columnas:

Primera columna: No debe ser una afán desmedido.

Cuando se tiene interés en que algo sea claro, se reitera. Cristo


fue reiterativo porque conoce nuestra naturaleza, que se
preocupa excesivamente por el vestido al punto de ser un afán,
una preocupación desmedida que nos hace perder objetividad, lo
que verdaderamente es importante en la vida. Tal es el interés de
nuestro Señor en que lo entendamos, que en su discurso maestro

61
no solo está en el centro (Mateo 6:25-33), sino que enfática y
reiteradamente dice “No os afanéis”.

Segunda columna: Atención al cuerpo y luego el vestido.

“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de


comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis
de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más
que el vestido?” (Mateo 6:25). La atención al cuerpo es más
importante que lo que vistamos. Este mandato entraña sanidad
para el cuerpo y el espíritu. Aclara las prioridades en nuestras
necesidades y en qué lugar queda la preocupación por lo que
vamos a vestir. No solo eso, deja en claro que la vestimenta no
debe afectar, dañar nuestro cuerpo. Cualquier diseño que oprima,
o deje al descubierto partes del cuerpo en detrimento de este, no
es conveniente. Tampoco el someterse a dietas que afecten la
salud por modas que así lo imponen.

Tercera columna: Aceptación de nuestro cuerpo.

“¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su


estatura un codo?” (Mateo 6:27). Qué cruel ha sido la
imposición de un estereotipo como ideal de belleza, cuando la
diversidad es la gran constante en la naturaleza. Cuando se ha
impuesto cuerpos curvos como ideal, quienes tienen cuerpos más
rectilíneos sufren; y viceversa. No es justo. Pero todos hemos
contribuido a aceptar esos parámetros y hasta infligirnos para
estar a tono con la moda. En realidad, cada cuerpo es un diseño
que asombra, ya sea alto, mediano o bajo. Igualmente poseen una
infinidad de maravillas que conocerlas nos harían inmunes a las

62
presiones del mercado. Por ejemplo, una maravilla muy poco
valorada, es todo el aparato locomotor con el que nos podemos
desplazar, correr, movernos es una obra de ingeniería portentosa.
Pero nos preocupa más la apariencia de las piernas, que lo que en
sí son ellas.

Cuarta columna: Consideración de la naturaleza como canon


de belleza.
“Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del
campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni
aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos”
(Mateo 6:28, 29). Celebro tanto que Cristo lo expresara tan
bellamente, porque Dios es el artífice de la diversidad, el maestro
de la luz, de lo bello. Toda la creación es una bella sinfonía, no
hay monocromía, tampoco uniformidad.
Los humanos imitamos lo que hay en la naturaleza para vestirnos,
engalanarnos; de ella escogemos colores, texturas y formas que
nos producen el placer estético que llamamos belleza. El gran
principio expresado aquí por Cristo, es considerar la belleza de la
sencillez. Entre los atributos más apreciados al vestir en todas las
épocas es la elegancia ya que conjuga belleza y sencillez. Bien
dicen los que saben del buen vestir, que menos es más.

Quinta columna: Buscar primeramente las gracias


espirituales.
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué
beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas
estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el
63
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
(Mateo 6:31-33). ¡Más claro, no se puede! Tenemos necesidad
de vestirnos y vernos bien, Dios sabe eso. Pero nos insta a que la
prioridad para vernos bellamente son las gracias espirituales.
¿Cuáles son esas gracias espirituales? Las que enunció Jesús al
iniciar su sermón en la montaña (Mateo 5:1-11). Son gracias que
embellecen el espíritu el tener pobreza de espíritu, ser manso,
justo, misericordioso, limpio de corazón, ser pacificador y ser
valiente aún al ser perseguidos por su causa.
Jesús era irresistible por su belleza interior que resultaba tan
atrayente y subyugador. Me conmueve los relatos de los
evangelistas donde describen la belleza de Jesús. Bello cuando
tantas veces se vistió de compasión por verlos enfermos,
hambrientos, como ovejas sin pastor (Mateo 14:14; Marcos
6:34).
Nuestro Señor Jesucristo tuvo toda la autoridad para decirnos a
sus discípulos que aprendamos de él quien es manso y humilde
de corazón. (Mateo 11:29). Esas gracias espirituales revisten el
espíritu lo cual es la mayor belleza.

Techo de dos vertientes


Finalmente, cerramos el edificio filosófico de la vestimenta
cristiana con el techo, el cual encontramos en el último capítulo
del Sermón del Monte, capítulo 7. Este techo posee dos
vertientes, una es de cara a los demás y la otra, hacia nosotros. El
techo protege el edificio contra las inclemencias del tiempo. Tras
tener muy clara nuestra identidad y los cinco principios, se ha de

64
proteger con el techo que es la actitud correcta hacia los demás
cuando los vemos y el sentido de responsabilidad que tenemos
hacia ellos en relación a cómo nos ven.

Primera vertiente del techo: Actitud hacia los demás.


El capítulo 7 inicia con la sentencia “no juzguen a nadie, para que
nadie los juzgue a ustedes.” Juzgar es un atributo que nos
asemeja a Dios. Es una capacidad de reconocer si algo es más,
menos o igual respecto a una norma, a un estándar consensuado.
cuando Jesús nos dice que no juzguemos para no ser juzgados, es
una oportuna advertencia, pues al juzgar a otros, damos pie a ser
juzgados también. En cuanto a juzgar, Cristo nos exhorta a que
no juzguemos según las apariencias, sino juzguemos con juicio
justo (Juan 7:24). El problema entonces no está en el hecho de
juzgar, sino cómo juzgamos a los demás.
Aplicado a juzgar a los demás como visten, tiene sentido y
sabiduría. Si juzgamos –cosa que haremos- debe ser no por las
apariencias, y además, que sea un juicio justo. En el mejor de los
casos, el juzgar a una persona que muestra mal aspecto, sería más
amable anteponer la compasión por ella; al mismo tiempo, resulta
más edificante que el juzgar nos ayude a resolver no vernos así
para no dar ocasión a otros de juzgarnos mal.
Me ha servido mucho mirar directamente a los ojos de la persona
que tengo enfrente para evitar enfocarme en lo que trae puesto
para no calificarlo, especialmente si la calificación sería negativa,
por supuesto. Cuando es positiva, vale escanear y mandar un
elogio. ¿No está la persona aportando luz con su belleza?

65
Segunda vertiente del techo: Actitud hacia nosotros.
No distante de la orden de Cristo a no juzgar para no ser
juzgados, hay una exhortación a asumir la responsabilidad por
todo aquello que damos pie a pensar a los demás. Lanza una
pregunta que es como una daga inmovilizadora que se clava en la
conciencia: “¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”
(Mateo 7:3).
¡Qué paradójico! Fijarse en los demás y no advertir lo que otros
están viendo de nosotros. Esto me recordó la conocida ventana de
Johari y sus cuatro cuadrantes que ilustra muy bien la interacción
humana. Un cuadrante en particular se refiere a la parte ciega, esa
que los demás ven y nosotros no alcanzamos a ver. Como
humanos no tenemos toda la información para hacer un juicio
completamente justo de los demás, ni tampoco acerca de nosotros
mismos.
Esta vertiente del techo, la actitud que nosotros debemos tener
hacia los demás, impone mayor exigencia y responsabilidad. En
Mateo 7:15 al 20, Cristo nos eleva la norma, nos desafía a ser
ejemplo; nos conduce a la acción, a ser auténticos, sin disfraces.
Nos desafía a ser conocidos por nuestros frutos, por los buenos
frutos.
Más aún, en otro momento, Jesús da una seria advertencia a no
ser causa de tropiezo para otros (Mateo 18:6-9), y eso incluye la
manera en que vestimos. Es decir, somos responsables de la
lectura que hacen los demás de acuerdo al código usado en el
entorno en que estamos.

66
El vestido de Jesús

¿Quién le habrá hecho la ropa a Jesús? ¿Fue hecha en casa por su


madre o la compraría en el mercado? Estas preguntas solo me
sirven para despertar mi imaginación y recrear el ambiente donde
creció Cristo.

El interés de saber cómo vistió Jesús, es para conocer su actitud


hacia el código de vestimenta, hacia las costumbres de su tiempo.
Es sabido que la confección de ropa en tiempos bíblicos recaía en
las mujeres que hábilmente hilaban lino, lana y algodón para
luego tejer en un telar desde túnicas sencillas y delgadas, como
también mantos más gruesos y extensos que además servían para
envolverse al dormir. Ellas tejían largas y cortas extensiones de
telas, ya fuera para cubrir la cabeza como turbantes o
sobrepuestas como el talith muy requerido para orar. Además, se
hacían cintos que ajustaban la ropa y servían a su vez para
guardar dinero.
A todas estas prendas básicas, las mujeres les hacían bordados y
trabajos primorosos tanto a las prendas confeccionadas para su
familia como aquellas hechas para vender (Proverbios 31). La
vestimenta comunicaba, igual que ahora, quién eres y cuánto
tienes.
Ahora consideremos la vestimenta de Jesús antes de hacerse
hombre y cuando se encarnó y estuvo entre nosotros como
hombre. También qué enseñanzas trasmitió por medio de figuras
en las que se aludió a la vestimenta. Estas consideraciones nos
aclarará la posición de Jesús respecto al vestido.

67
Antes de hacerse hombre

El misterio de la encarnación del hijo de Dios se cruza con el


fenómeno terreno de cubrirse el cuerpo. Solo que aquí ese Dios
se despoja de su gloria, luz inaccesible y se reduce a un cuerpo de
carne que debía ser cubierto. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y
habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

De hecho, hubo momentos en que esa gloria lo cubrió delante de


algunos discípulos, cuando subió a un monte alto con Pedro,
Jacobo y Juan en ocasión de la transfiguración. Ahí Jesús cambió
su vestimenta ordinaria por una luminosa. ¿Cómo describir tal
vestimenta jamás vista? Pedro la describió a Marcos de la
siguiente manera: “Y sus vestidos se volvieron resplandecientes,
muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra
los puede hacer tan blancos.” (Marcos 9:2, 3). Mateo por su
parte nos relata que “…se transfiguró delante de ellos, y
resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron
blancos como la luz” (Mateo 17:2).

Estas vestimenta luminosa y gloriosa también fue vista en otros


seres celestiales, como ángeles. Mateo describió una vestimenta
nunca vista del ángel que estaba en la tumba de Jesús, “Pasado el
día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron
María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un
gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del
cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su

68
aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la
nieve” (Mateo 28:1-3).
Al hacerse hombre
La Biblia nos relata que al encarnarse, Jesús vistió su cuerpo
como todo ser humano. Los pañales fueron las primeras prendas
que él vistió, conforme a la referencia bíblica que tenemos: “Y
dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo
acostó en un pesebre…” (Lucas 2:7). Es interesante notar que
sirvió también como señal a los pastores para reconocer al
mesías, “Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en
pañales, acostado en un pesebre” (Lucas 2:12).

Jesús vistió conforme a la costumbre de su tiempo

Jesús nació en plena dominación romana, la cual tenía códigos de


vestir que algunos se hicieron cosmopolitas, a excepción de la
distintiva toga romana que era de uso exclusivo para los
ciudadanos romanos. Ellos consideraban esencial el cabello corto
y cara afeitada, como lo constatamos en las esculturas del género
de retratos romanos tan realistas, muy apreciado por ellos. Por
ejemplo el bellísimo retrato de Augusto y la escultura de César
Augusto que se tiene en el Vaticano.

La túnica común de los romanos era a la rodilla. Luego de eso,


entre más encumbrado y de acuerdo a la ocupación o el estatus,
se añadía metros de tela en forma envolvente y con pliegues que
las hacían ver espectaculares. ¡Entre seis a siete metros de largo y
de dos a tres metros de ancho!

69
Las pocas alusiones en los evangelios acerca de la vestimenta de
Jesús, refieren que vistió con sencillez y calidad; a usanza de sus
tiempos y a su distintiva identidad como judío.

Las piezas básicas de su vestimenta las menciona el Apóstol Juan


en el incidente de los cuatro soldados romanos que querían sus
ropas.

“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús,


tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para
cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin
costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron
entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a
ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la
Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y
sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los
soldados” (Juan 19:23. 24).

El hecho de que Jesús criticara la manera presuntuosa de los


fariseos quienes “hacen todas sus obras para ser vistos por los
hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de
sus mantos” (Mateo 23:5), valida que era muy sencillo en su
manera de vestir, lo cual pidió a sus seguidores no hacerlo.
En otra ocasión dice el Apóstol Mateo: “Mientras ellos se iban,
comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al
desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a
ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los
que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están”
(Mateo 11:7, 8).

70
La única referencia que hacen los cuatro evangelistas acerca de
un manto suntuoso usado por Jesús es el que le pusieron los
soldados para burlarse de él:
“Y desnudándole, le echaron encima un manto de
escarlata… Después de haberle escarnecido, le quitaron el
manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para
crucificarle” (Mateo 27:28, 31). Censuró el orgullo en todas
sus formas, incluso en la vestimenta. El señaló el orgullo que
caracterizó a muchos fariseos y doctores de la ley cuando
dijo: “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los
hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los
flecos de sus mantos” (Mateo 23:5). “Así también vosotros
por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero
por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad” (Mateo
23:28).

Calzó como nosotros. Aunque fue pobre, es evidente que usó


calzado por la declaración de Juan el Bautista al decir sobre
Jesús, “…Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien
no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado”
(Marcos 1:7)

La pregunta que me he hecho respecto a cómo vistió Jesús, tiene


respuesta en los evangelios. Aún más, tengo respuestas acerca de
su actitud a los códigos de vestimenta de su tiempo.

Enseñanzas, alusiones e incidentes

71
Las siguientes alusiones a la vestimenta que los evangelistas
registraron relacionadas con enseñanzas y recomendaciones de
Jesús, y hasta incidentes de su ministerio, se podrían considerar
para nuestra edificación.

Recomendaciones a los misioneros. Cuando Jesús envió a sus


doce discípulos a su primera misión le dio indicaciones claras
que incluyeron asuntos relacionados con su vestimenta. Les dijo
entre otras cosas: “…ni de alforja para el camino, ni de dos
túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de
su alimento” (Mateo 10:10). Tenían que concentrarse en el
objetivo principal de la misión y evitar cualquier afán por bienes
que incluían la vestimenta.

Enseñanza de humildad y servicio. La enseñanza de Jesús que


perdura hasta nuestro tiempo es el rito de humildad. Cuando él se
quitó su manto no solo para servir, “se levantó de la cena, y se
quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó” (Juan 13:4),
sino también para dejarnos la gran lección de humildad y
sencillez de espíritu, como claramente dijo: “Pues si yo, el Señor
y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis
lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado,
para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan
13:14, 15). Su vestir y actuar se caracterizó por la sencillez y la
humildad. A sus discípulos dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).

Enseñanza a partir del conocimiento de los textiles. Esta


sentencia de Jesús ”Nadie pone remiendo de paño nuevo en

72
vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor
la rotura” (Mateo 9:16), revela cuán familiarizado estaba con los
textiles de su tiempo, que se valió de eso para trasmitir una
enseñanza espiritual de no mezclar su evangelio con
conocimientos y costumbres que no van con la frescura de su
mensaje.

Enseñanza de perdón y restauración. En la parábola del hijo


pródigo Jesús relata que “…el padre dijo a sus siervos: Sacad el
mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y
calzado en sus pies” (Lucas 15:22). Esta descripción tan
detallada, revela cuánto Jesús conocía el lenguaje que tiene la
vestimenta que nuevamente se vale de ella para asegurarnos que
a semejanza del padre terrenal, nuestro Padre celestial cuando
perdona y reintegra a la familia espiritual, quita nuestras
vestiduras viles y nos engalana para que los demás vean que
hemos sido justificados.

Enseñanza de la aceptación de la justicia de Cristo. Con otra


parábola donde la vestimenta trae una de las enseñanzas centrales
del cristianismo, justificados por gracia, ser salvos por los
méritos de Cristo, no nuestra justicia. “Y entró el rey para ver a
los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de
boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de
boda? Mas él enmudeció” (Mateo 22:11)

Incidente del gadareno. “Al llegar él a tierra, vino a su


encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía
mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los
sepulcros. (Lucas 8:27) “Y salieron a ver lo que había sucedido;
y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido

73
los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal
juicio; y tuvieron miedo” (Lucas 8:35). Curioso incidente donde
se describe la condición de un hombre sin ropa, que no está en su
cabal juicio y después de ser restaurado se describe vestido y en
su cabal juicio.

Incidentes de sanidad al tocar su manto. “Y he aquí una mujer


enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó
por detrás y tocó el borde de su manto” (Mateo 9:20). “Y le
rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y
todos los que lo tocaron, quedaron sanos” (Mateo 14:36).

En sí los vestidos de Cristo no tenían poderes mágicos, pero tal


era la fe de esas personas en Jesús y tan grande su necesidad de
ser sanadas que se aferraban a la mínima posibilidad de acercarse
a él. Pensaban que si al menos lograran tocar el borde de sus
vestidos, sería como tocarlo a él. Podría darse una lectura muy
interesante, de que el vestido es una extensión de tu persona.

Reconocimiento al que viste al desnudo. Entre los seis actos de


amor a los necesitados que Cristo reconoce a quienes llama
“benditos de mi Padre”, se encuentra el de vestir al desnudo. Tal
es su importancia de este servicio que declara que es a él a quien
estamos vistiendo: “¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos,
o desnudo y te vestimos? …Respondiendo el Rey, les dirá: “De
cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:38,40).

Apóstoles de Jesucristo y el vestido

74
En la Biblia notamos que dos apóstoles de Cristo dieron consejos
específicos en cuanto al arreglo personal, los Apóstoles Pedro y
Pablo. Como mencioné al inicio del capítulo, ambos lo hicieron
incidentalmente dentro de dos recomendaciones que estaban
dando a las nacientes iglesias fuera de Jerusalén.

El apóstol Pedro

La primera epístola de Pedro contiene en los primeros siete


versículos del capítulo tres, una exhortación pastoral a los
esposos. Muy curioso es notar que seis de los siete versículos es
una cariñosa exhortación a las esposas, a las mujeres. ¿No
deberíamos estar más que complacidas por tal delicadeza?

La preocupación del apóstol radicaba en que las esposas


creyentes ganaran a sus esposos. Así que a ellas les dio varios
tips muy efectivos. Bien decía Fray Luis de León “obras son
amores y no buenas razones”. Exactamente el consejo va en esa
dirección; consejos que haríamos bien en practicar y enseñar.

Este pasaje de 1 Pedro 3:1-7 dirigida a los judíos dispersos,


requiere leerse cuidadosamente para comprender su mensaje:

1Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros


maridos, para que también los que no creen a la palabra sean
ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,

2 al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.

75
3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de
adornos de oro o de vestidos lujosos,

4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de


un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante
de Dios,

5 pues así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas


mujeres que esperaban en Dios estando sujetas a sus maridos,

6 como Sara obedecía a Abraham, llamándolo señor. De ella


habéis venido vosotras a ser hijas, si hacéis el bien sin temer
ninguna amenaza.

7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,


dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a
coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no tengan estorbo.

Vale responder algunas preguntas con este pasaje:

¿A quiénes iban dirigidos estos consejos? A mujeres judías


casadas. Pero el principio trasciende tiempos y culturas.

¿Con qué fin dio Pedro estos consejos? Para testificar con el
ejemplo más que con palabras. Sería absurdo que los principios
que sustentan estos consejos inspirados no fueran tomados
actualmente por nosotras.

Muchos cristianos sinceros y celosos del buen testimonio acerca


de la apariencia exterior, se quedan en el versículo tres donde el
Apóstol dice a las esposas judías creyentes, que su belleza no sea
76
la externa, que consista en peinados ostentosos, joyas de oro y
vestidos lujosos. Lo toman tan literal que el poco esmero en el
peinado, arreglo y vestimenta es prueba de discipulado. ¿Qué tal
si estoy externamente bella y también lo está interiormente mi
corazón y espíritu? Mucho mejor, ¿verdad?

El Apóstol Pablo

En la primera epístola que envió Pablo al joven Timoteo, el


apóstol se ocupa de darle instrucciones para liderar exitosamente
la iglesia a su cargo. En el capítulo dos, discurre sobre la
disciplina de la oración. Claramente es acerca del servicio
religioso público, como ahora sería reunirse en la iglesia. De los
versículos ocho al quince, el primero alude a los hombres, cómo
deben orar, es decir, que lo hagan en todo lugar levantando las
manos en santidad. El que sigue, da instrucciones de cómo deben
ataviarse las mujeres con ropa decorosa, con pudor y modestia.
En reuniones espirituales, estas virtudes serán evidentes si no
tiene peinado ostentoso, ni oro ni perlas, ni vestidos costosos. El
Apóstol insiste en que las mujeres se atavíen con buenas obras.

8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar,


levantando manos santas, sin ira ni contienda.

9 Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa,


con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni
perlas ni vestidos costosos,

10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que


practican la piedad.

77
La actitud correcta sobre asuntos de cómo vestimos, bien pudiera
mostrarse en el siguiente edificio construido con las palabras del
Apóstol Pablo:

78
El Apóstol Pablo y la actitud correcta

Tanto el Apóstol Pedro como Pablo claramente no tuvieron


intenciones de darnos un código de vestimenta. Ellos no estaban
enfocado en lo superficial, más bien, estaban más enfocados en lo
profundo, en el espíritu. En eso sí, en cómo vestir nuestro
espíritu.

Es tan poco lo que los apóstoles dicen sobre la apariencia


superficial, pero en cambio, muchísimo más lo que abordan
respecto al vestido interior. Lo llevan al punto de exhortación, Al
contrario, “vestíos del Señor Jesucristo y no satisfagáis los deseos
de la carne” (Romanos 13:14). Pero, ¿cómo dice el apóstol Pablo

79
que es el vestido espiritual? “Vestíos, pues, como escogidos de
Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de
humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Colosenses 3:12).

Conclusión
En resumen, la filosofía de Jesús acerca del vestido extraída del
sermón del monte, se funda en la identidad luminosa que el
cristiano tiene porque es luz. No puede ocultarla, no puede
encubrirla. No parece luz, es luz. No hay equívocos, glorifica a
Dios en todo, hasta en la apariencia de su vestido. El gran
impulsor de las acciones es glorificar a Dios con todo aquello que
es bello, bueno, útil.
Esta filosofía considera primeramente que la vestimenta no es un
afán desmedido; es mesurado.
Segundo, deja en claro que el cuerpo es más importante que el
vestido, por lo cual prioriza el cuidado que le damos y eso
incluye las prendas de vestir que escogemos; nada que oprima ni
merme la salud.
Tercero, la aceptación del cuerpo que se tiene, aquello que no
puede ser cambiado, como la conformación anatómica. Es más,
pareciera que invita a celebrar el diseño maravilloso con el que
fuimos entretejidos en el vientre materno (Salmo 139:13, 14), y
no afligirse por tener o asemejarse al estereotipo de moda.
Cuarto, apela luego a exponerse a la naturaleza, canon
maravilloso de la belleza. Esta nos enseña que la sencillez es
componente esencial de lo bello. Naturalidad y sencillez son los
componentes de la elegancia.

80
Quinto, culmina diciendo que busquemos primeramente el reino
de Dios y su justicia, pues él sabe bien que todo lo demás vendrá
por añadidura; vestir el espíritu con las gracias de su reino. Para
comprender plenamente la enseñanza de esta porción del discurso
aludido (Mateo 6:25 al 34),
Notemos que Jesús va de lo concreto, aquello que se ve, a lo más
trascendente, a lo que no se ve. Inicia con lo que vemos, el
cuerpo y el vestido, pero concluye en un punto culminante, con el
vestido del espíritu, que son las gracias espirituales, las que nos
reviste de luz. ¡Sublime mensaje!
Identidad y principios claros preceden a la acción, a lo que se ve,
en este caso de la vestimenta, lo que usamos y su carga
simbólica. Los demás nos juzgan por lo que ven de nosotros;
nosotros, cuidaremos de no juzgar por las apariencias a los demás
y más aún, no ser ocasión de caída para otros.
Finalmente el énfasis de la filosofía de Cristo respecto al cuerpo
y el vestido que también enseñaron los apóstoles es claro: vestir
las gracias espirituales del maestro. Entonces, ¿por qué no
fijarnos más en ese vestido y admirar a quienes buscan vestirlo
cada día?

81
La mujer ejemplar y el vestido

La mujer sabia edifica su casa;


mas la necia con sus manos la
derriba.” Proverbios 14:1

¿Cuánta importancia le da la mujer ejemplar a los asuntos que


tienen que ver con la vestimenta tanto en ella como su familia?
¿Por qué todavía reviste importancia el conocimiento de cómo y
qué vestir?

Las casas de mi infancia no tenían una sala para recibir a las


personas para socializar. Lo que teníamos eran varias máquinas
de coser y algunas operarias, pues era una modesta modistería.
Conocí las máquinas tanto de motor como las que tenían pedal
que al moverse, tiraba la polea y giraba el engranaje que movía la
aguja y entonces la máquina cosía. ¡Qué deleitoso era medio
sentarse, en el borde de la silla y pedalear!

Lo que más había eran trozos de telas en colores y texturas


variadas. Había una caja en donde se echaban los retazos
sobrantes de buen tamaño. Mamá los optimizaba haciendo
combinaciones y cortes creativos. Pero no solo ella los usaba.
También yo le encontraba destino para algún vestidito nueva a mi
muñeca.

No preciso el momento en que aprendí a coser. Se fue dando


poco a poco, sin prisa; Entre juego y ocupación de tareas como
barrer el taller, hacer bastillas y hacer mandados a las mercerías o

82
a las tiendas de telas. De observar cómo entallaba en el cuerpo
los vestidos a todo tipo de mujeres. Algunas muy descarnadas a
las que ingeniosamente mi madre las favorecía con cortes como
el cubano que mágicamente le rescataban carne en sus traseros. O
bien, pinzas que les favorecía a sus escasos pechos. También a la
inversa; si había necesidad de esconder un poco de carnes, era
una maga.

Crecí admirándola; creía que no había mejor modista que ella. Y


la verdad, qué talento para observar y trazar los vestidos sin
haber tomado clases de diseño ni de corte y confección. Pero lo
más fantástico es que pese a no haber tenido un matrimonio
estable, el conocimiento del evangelio de Cristo sacó lo mejor de
ella. Puedo recordar su interés porque vistiéramos lo mejor
posible. Pero imborrable de mi mente su permanente trabajo
porque desarrolláramos la piedad, para vestirnos de Cristo.
Trabajaba continuamente en eso, haciéndonos memorizar
porciones de la Biblia que en ocasiones debíamos repetir frente a
sus clientes mientras ella les media sus vestidos. No lo dudo, ella
es mi mujer ejemplar.

En Proverbios 31:10 al 31, se encuentra el poema a la mujer


ejemplar, con aspectos del ser y hacer de ella. Es un acróstico de
22 versos en paralelismo, común en la poesía hebrea, y cada
verso comienza con la letra progresiva correspondiente al
alfabeto hebreo.

El libro de Proverbios contiene consejos de un padre a los hijos.


Pero este último capítulo, cierra con las sabias palabras de una
madre conocedora de la vida.

El rey Lemuel escribió el último capítulo, el cual dejó en claro


que eran dichos con los que su madre lo educó. Los consejos que
ella dio a su hijo respecto a la mujer virtuosa, temerosa de Dios,
quedaron inmortalizados bellamente para deleite y cultivo de

83
nuestra femineidad. En ese poema, algo tan atemporal como
vestirse se aborda entre los quehaceres y deleites de la mujer.

Oda a la mujer ejemplar


(Proverbios 31:10-31 NVI)

Álef
10
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas!

Bet
11
Su esposo confía plenamente en ella
y no necesita de ganancias mal habidas.

Guímel
12
Ella le es fuente de bien, no de mal,
todos los días de su vida.

Dálet
13
Anda en busca de lana y de lino,
y gustosa trabaja con sus manos.

He
14
Es como los barcos mercantes,
que traen de muy lejos su alimento.

Vav

84
15
Se levanta de madrugada,
da de comer a su familia
y asigna tareas a sus criadas.

Zayin
16
Calcula el valor de un campo y lo compra;
con sus ganancias planta un viñedo.

Jet
17
Decidida se ciñe la cintura
y se apresta para el trabajo.

Tet
18
Se complace en la prosperidad de sus negocios,
y no se apaga su lámpara en la noche.

Yod
19
Con una mano sostiene el huso
y con la otra tuerce el hilo.

Caf
20
Tiende la mano al pobre,
y con ella sostiene al necesitado.

Lámed
21
Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia,
pues todos están bien abrigados.

Mem

85
22
Las colchas las cose ella misma,
y se viste de púrpura y lino fino.

Nun
23
Su esposo es respetado en la comunidad;
ocupa un puesto entre las autoridades del lugar.

Sámej
24
Confecciona ropa de lino y la vende;
provee cinturones a los comerciantes.

Ayin
25
Se reviste de fuerza y dignidad,
y afronta segura el porvenir.

Pe
26
Cuando habla, lo hace con sabiduría;
cuando instruye, lo hace con amor.

Tsade
27
Está atenta a la marcha de su hogar,
y el pan que come no es fruto del ocio.

Qof
28
Sus hijos se levantan y la felicitan;
también su esposo la alaba:

Resh

86
29
«Muchas mujeres han realizado proezas,
pero tú las superas a todas».

Shin
30
Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
la mujer que teme al SEÑOR es digna de alabanza.

Tav
31
¡Sean reconocidos sus logros,
y públicamente alabadas sus obras!

Si la repetición de un tema está en relación al grado de


importancia, en este poema queda asentado que la vestimenta lo
es muchísimo. De los 22 versículos, cinco se destinan para alabar
a la mujer ejemplar, el primero y los cuatro últimos. Los 17
restantes, muestran lo que ella es y hace para beneficio de su
esposo, sus hijos y criados. Es mujer dinámica, que emprende
inteligentemente. Es mujer de adentro y de afuera de casa. Lo
resaltante aquí es que de esos 17 versículos, siete tienen que ver
con la vestimenta.

Los versos que aluden al vestido, incluso tienen progresión.


Primeramente parte de la búsqueda de materiales básicos como
lana y lino para trabajarlos (verso 13). Luego, hace los hilos con
el huso y la rueca (verso 19). Continúa el poema resaltando que
está despreocupada ante el frío, lo cual es resultado de la ropa
abrigadora que le hizo a su familia (verso 21).

Los versos que siguen muestran el buen gusto y la calidad


preferentes en el vestido. Ella escoge lino fino y el bellísimo
púrpura (verso 22). Más aún, su esposo no solo es respetado por
ser importante, sino también por cómo viste (verso 23).

87
Su destreza beneficia a otros ya que se da tiempo para
confeccionar y vender ropa de lino, además de proveer a otros
vendedores (Verso 24).

Finalmente, en esta progresión, la mujer ejemplar que


anteriormente se dijo que viste su cuerpo bellamente, exalta que
su interior está hermoseado, revestido con virtudes por lo cual es
fuerte y digna, es incuestionablemente honorable. (Versos 25 y
26).

Podríamos muy bien ilustrar también la descripción de la mujer


ejemplar con un edificio, el cual tiene fundamento, columnas y
techo muy sólidos, basados en el bien, en el temor de Dios,
consciente que “Si el Señor no edifica la casa, en vano se
esfuerzan los albañiles” (Salmos 127:1).

Mujer ejemplar

88
La mujer sabia edifica su casa

La mujer sabia que edifica su casa, la ministra, lo cual significa


que ella le sirve. Ministrar implica esfuerzos decididos y claros.
La mujer ejemplar de Proverbios vive y se goza ante cualquier
oportunidad de servir a los que ama y más allá, a los que la

89
necesitan. Más que reproche para nosotras, es un aliciente para
imitarla. A quien busca tener la mente de Cristo, que él viva
diariamente en su vida, no hay mayor gozo que servir. No hay
mayor maldición para una casa, que una mujer necia y egoísta.
La vacuna contra el egoísmo la dio Jesús, es Servir, ministrar.

En repetidas ocasiones en que he tenido la oportunidad de


disertar acerca de la mujer ejemplar, he pedido a las damas que la
visualicen contemporáneamente y que le den un nombre. Me
encanta que la mayoría le dan su propio nombre, pues es un bello
ideal con el cual compararse o desafiarse. Yo le tengo a la mujer
ejemplar, un nombre en griego, la llamo Xaris, que significa
gracia, gozo. Xaris es una manera discreta de llamarla como yo,
ya que mi nombre Greisy se deriva de la palabra latina Gratia.
Ella es un ideal para mí desde mi juventud. Digo ideal en todo el
sentido, pues un ideal es meta alta que se persigue
continuamente.

En este poema claramente se aprecia que el ministerio de la


mujer ejemplar es amplio y específico. La casa que ha edificado
tiene el firme fundamento del temor a Dios. Las columnas de su
casa son el servicio pues ministra a su esposo, ministra a sus
empleados, ministra a su familia, ministra al necesitado y se
ministra a ella misma. Es un edificio fuerte que cierra con techo
extraordinario de reconocimiento.

90
La mujer sabia ministra para construir su casa

Paralelismo de la mujer sabia y la mujer necia

Las valoraciones parten de si algo es más, igual o menos en


relación a con qué se compara. Creo que por eso hacemos juicios
de valor. Ponemos o quitamos precio. O sea, algo o alguien es
apreciado o despreciado.

El paralelismo entre la mujer sabia y la necia que es extraído del


libro de Proverbios, muestra cómo la conducta y la forma de
vestir están muy relacionadas y comunican muchas veces a los
demás quiénes somos. También hay que considerar que hay un
código en la vestimenta que decodifican los demás y que en

91
ocasiones no comunica correctamente quién es o cómo es la
persona que la viste. Por eso es muy delicado este asunto.

Mujer sabia Mujer necia

Confiable Traicionera
“Su esposo confía plenamente en “Mi esposo no está en casa…
ella…Ella le es fuente de bien, no “Con palabras persuasivas lo
de mal” (Prov. 31:11, 12) convenció” Prov. 7:19, 21

Productiva Vaga
“Gustosa trabaja con sus manos. “Como es escandalosa y
Se complace en la prosperidad de descarada, nunca hallan
sus negocios” (Prov. 31:13-27) reposo su pies en casa”
(Prov. 7:11)

Ejemplar Licenciosa
“Tiende la mano al necesitado. “Con apariencia de una
Se reviste de fuerza y dignidad. prostituta y con solapadas
Cuando habla lo hace con intenciones” (Prov. 7:10)
sabiduría” (Prov. 31:20, 25, 26)

Proverbios 14:1 es un verso en paralelismo antitético, que para


resaltar el mensaje positivo, se vale de otro que es todo lo
contrario. Así, pues, se vería el edificio que la mujer sabia edifica
bella y sólidamente, en tanto, la mujer necia derriba con sus
manos su casa. ¡Qué imagen tan impactante!

92
La mujer sabia edifica su casa…

93
…Mas la necia con sus manos la derriba

94
Las mujeres de Proverbios contemporáneas

¿Qué tenemos en común la mayoría de las mujeres


contemporáneas con las mujeres de Proverbios?

Pensemos primeramente en aquello que ya no tenemos en común


con las mujeres de Proverbios. Desde la era industrial, en que las
grandes fábricas con maquinarias han hecho rápidamente textiles
accesibles, no tenemos la necesidad de buscar lana y lino para
hacer hilo con el cual tejer y hacer telas.

Cuando Isaac Singer perfeccionó la máquina de coser y se


comercializó a mediados del siglo XIX, facilitó enormemente la
confección de vestidos. Por muchos años era una gracia esencial
de la mujer manejar una máquina de coser, aparte de los
bordados a mano. Sin embargo, el siglo XX fue escenario de la
aceleración y expansión de las maquiladoras de ropa y de las
tiendas departamentales con precios accesibles tanto de
diseñadores renombrados como de otros no tanto, pero
finalmente diseños bellos. Entonces, a medida que nos
acercábamos al segundo milenio, tener una máquina de coser no
fue un artefacto esencial. Cada vez hay menos modistas. Pero hay
más costureras en las maquiladoras.

No hilamos en casa ahora; casi no tejemos, casi no cosemos,


poco bordamos. Parece que esa es una diferencia. A la verdad, no
es algo tan lamentable pues finalmente hay forma de buscar ropa
para nuestra familia y nosotras. Lo que aún permanece y
permanecerá es el espíritu de la mujer ejemplar por conseguir
sabiamente la vestimenta para cubrir y embellecer el cuerpo
dignamente. Pero también subsiste la mujer necia en nuestro
tiempo, que no solo presta poca atención a ministrar a su familia,
sino que también destruye con su conducta y forma de vestir lo
mejor de la sociedad, el hogar.

95
96
El vestido y la identidad

Ssss
Ssss
Ssss

5. El vestido y la identidad
d. El vestido de las filosofías e ideologías occidentales
e. La construcción de la imagen
f. Pájaros del mismo plumaje…

Citas escogidas de Oscar Wilde de su libro “Filosofía del


vestido”

“Estoy seguro que de la combinación de los principios de la
ciencia las leyes del arte surgirá el vestido del futuro.“ (p.27)

Principios

1. LA BELLEZA ES SIEMPRE ORGÁNICA.

Considero que el primer canon del arte es que la
Belleza es siempre orgánica, sale de dentro y no viene
de afuera, nace de la perfección de su propio ser y no
del adorno que se le ponga. (p. 14)

2. Debemos partir no de la historia sino de las
proporciones del cuerpo humano” (p. 27)

97
3. Conocimiento generalizado de las proporciones de la
forma humana. (p. 15)

No puede haber belleza en el vestir de un pueblo hasta
que no haya un conocimiento generalizado de las
proporciones de la forma humana. (p. 15)


4. El tamaño no tiene nada que ver con la belleza (p. 15)

“El tamaño es una cuestión de proporciones” (p. 28)

5. La armonía cromática debe fijarse con claridad (p. 17)

6. Las leyes del vestido se basan en el arte, no en la
moda. (pág. 20)

“La mejor obra de arte de nuestros días es la que aúna
la gracia clásica con la pura realidad” (p. 41)

“La moda se basa en el disparate, el arte en la ley. La
moda es efímera, el arte es eterno” (p. 19)

7. “Lo bello siempre parece nuevo y siempre agrada y,
como la flor, nunca resulta anticuado” (p. 21)

8. “La belleza del vestido, como la belleza de la vida,
siempre está en la libertad”

“El vestido debe seguir el fluir de la mujer que lo lleva
y acompañar sutilmente la melodía de cada
movimiento y de cada agraciado gesto.” (p. 24)

98
9. “La calidez de la ropa depende exclusivamente del
material con el que está hecha” (p. 26)
10. “Un vestido bien hecho es un vestido sencillo que
cuelga de los hombros, que se adapta a la forma de la
silueta y se dobla con los movimientos de la mujer que
lo lleve” (p. 25)

“La belleza es, como atinadamente dijo alguien, la
supresión de todo lo superfluo. Hay algo de divina
economía en la belleza: da sólo lo necesario y nada más,
mientras que la fealdad siempre es extravagante.” (p. 53)


En 1884 Pall Mal Gazette al responder a numerosas cartas
que le llegaron tras su reciente conferencia sobre el vestido.
“Esto demuestra que la cuestión de la reforma del vestido
interesa a mucha gente sabia y encantadora, que se toma en
serio la aplicación de los principios de salud, libertad y
belleza al vestir” (p. 43)

“Los modistos franceses creen que la mujer fue creada
especialmente para ellos por la Providencia, para permitirles
así mostrar sus complejos y costosos artículos.” (p. 14)

99
Lipovetsky

Carolina Herrera

Cocó Chanel

otros

100
101
Como un invisible y omnipresente ser, la FILOSOFÍA de vida
regula, impulsa, dicta qué vestimos.

Tres VALORES que nos mueven

¡Vestido perfecto!
Útil – Protector, identificador…
Bueno – Decoroso, pudoroso, modesto
Bello – Produce placer estético

102
El lenguaje de la Vestimenta

“Traigan el vestido real de que el rey se


viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la
corona real que está puesta en su cabeza; y
den el vestido y el caballo en mano de
alguno de los príncipes más nobles del rey, y
vistan a aquel varón cuya honra desea el
rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de
la ciudad, y pregonen delante de él: Así se
hará al varón cuya honra desea el rey”
Esther 6:8, 9

Si aún queda duda que la vestimenta es un lenguaje basta con


analizar lo que un director de cine requiere para hacer la
caracterización de los personajes de la película. Por ejemplo, para
la película “Pretty Woman” escogieron ropa muy ceñida,
escotada y cortísima para que la guapísima Julia Robert
caracterizara a una joven sexoservidora. En verdad era una
vestimenta que no solo era sexy, era además muy vulgar, de mal
gusto. No solo ella vestía así, también todas las que tenían la
misma ocupación.

Lo interesante fue la reacción de la gente al verla caminar por las


calles de Beverly Hills con esa vestimenta y el cabello
alborotado. ¡Y vaya que acaparaba las miradas de los hombres!

103
Pero también es de resaltar que cuando quiso comprar buena ropa
en los negocios de prestigio le negaban la cortesía y atención que
se da a una mujer bien vestida.

Sin embargo, posteriormente cuando Julia Robert camina por las


mismas calles vestida con un camisero de lino blanco a la rodilla,
de corte recto, sencillo, muy clásico que combinó con un bolso
negro estilo clutch, zapatos Chanel con tacón de altura cómoda y
una pamela negra en su cabeza enmarcando su cabello recogido,
su impacto fue sensacional. Su extrema sencillez y alta
elegancia, también robó las miradas tanto de hombres como de
mujeres por lo bella y distinguida.

Ahora con el fenómeno de movilización que ha traído la


globalización, estamos aceptando cada vez más lo que antes nos
causaba incluso repulsión. Más aún, se está produciendo una
homogenización al mezclar tantos elementos propios de
diferentes culturas. Por ejemplo, tras el ataque a las torres
gemelas, hubo un éxodo de árabes a América y Europa.
Entonces, como en tiempos anteriores, se hizo moda las
decoraciones de casa con colores y elementos orientales. La
vestimenta no fue la excepción. Se vino muy fuerte el uso de
adornos de pedrería y brillo, los chales y las jóvenes expusieron
sus ombligos con faldas y pantalones debajo de la cintura.

Cada generación al llegar a la adolescencia y durante la juventud


busca un objeto icónico de identidad que los distinga de las
generaciones mayores. Lo curioso es que mayormente es un
atuendo que en otro momento ya existió. únicamente lo que se

104
hace es revivirlo y darle un toque contemporáneo al que ahora le
llaman retro.

Un ejemplo muy al punto es el caso del pantalón de mezclilla


azul de algodón, que la empresa del judío Levi Strauss vendía y
que obtuvo la patente en 1873. Era fuerte para el trabajo de
mineros y vaqueros, al que llamamos “blue jean”. Se conoce que
ya existía ese textil dos siglos atrás y que era usado para trabajo
rudo, pero ya como pantalón con remaches en las bolsas …

En sí, el material textil es amoral, pero lo cargamos de


significado y carga emocional de modo que entra en una sociedad
que con sus significantes lo decodifica y es rechazado o aceptado
como útil o inútil, apropiado o inapropiado, bello o feo. La
compañía Levi’s Strauss lo creó para el trabajo rudo, para que
fuera útil, no tanto para engalanarse como lo hiciera un casimir
de lana. Pero, cuánto ha variado su significado y uso desde su
origen a la fecha!

El uso del “blue jean” en el oeste americano y por la


clase obrera se expandió a EuropaA mediados del siglo XX, los
jeans fueron cargados con otro significado. La rebeldía juvenil lo
hizo su emblema, tras la película “Salvaje” de Marlon Brando
(1953) y la de James Dean “Rebelde sin causa” (1955).

Así como hubo diferencia en las túnicas de hombre y de mujer en


el antiguo Israel, hubo diferencia en el pantalón del hombre y la
mujer. A principio de siglo XX se diferenciaba por el cierre que
para el hombre estaba en el frente y el de la mujer del lado
izquierdo. Ahora, ambos están al frente, solo que el del hombre

105
monta hacia la derecha y el de las mujeres hacia la izquierda. Es
el caso también de las botonaduras de las camisas.

106
Ilustración boda de la reina Victoria

comprar

107
Vestido de boda, vestido del amor

“Aroma de mirra, áloe y


canela exhalan todas tus
vestiduras; desde los palacios
adornados con marfil te
alegra la música de cuerdas.
Entre tus damas de honor se
cuentan princesas; a tu
derecha se halla la novia real
luciendo el oro más fino”
Salmo 45;8, 9

¿Por qué gran parte de los humanos rodeamos de suprema


atención al evento social que llamamos boda? ¿Por qué para la
mayoría de las mujeres el vestido más bello y costoso que alguna
vez habrá de usar es el vestido de boda?

El milenario Salmo 45, escrito por los hijos de Coré para la boda
del Rey, es un completo Cantar de los Cantares en menos de una
veintena de versículos. Su narrativa poética embriaga los sentidos
con evocaciones de texturas, olores, colores. No es para menos,
es fina poesía que describe el momento culminante en la vida de
un hombre y una mujer. La boda es unión de dos, es
multiplicación, es prolongación de la vida. Entonces, no asombra
que a la mujer le sea el vestido más importante de su vida. El
derroche se justifica, se perdona, ¡es el vestido del amor!

108
Como modista de corazón, gozo mucho coser, pero nada me
complace tanto como saber que al confeccionarle el vestido de
boda a una joven, estoy involucrada en una de las partes más
importante de su vida y que muchas de ellas guardarán su
vestido. Ya son cientos los vestidos de novia que he
confeccionado, pero inolvidable será el primero que diseñé hace
45 años; fue confeccionado con materiales nuevos y también
usados. Solo la base del vestido fue con materiales
completamente nuevos. Era de raso y tergal francés blanco, estilo
neoclásico. En cambio, todo el canesú, como también la parte
superior de las mangas y los puños fueron de material usado; se
recubrieron con el encaje francés que le fue entresacado al
vestido de novia de la mejor amiga, los cuales además bordé
primorosamente con perlitas, lentejuelas y canutillos a fin de
darle un toque más regio. Por mucho que me haya identificado
con las centenares de novias y los vestidos que les confeccioné,
nada ha igualado la emoción de ese primer vestido de novia ya
que fue precisamente el mío.

Por tal razón, tengo una eterna gratitud por el gesto de mi amiga
del alma, Offma Relicario, de obsequiarme su vestido para que
fuera parte del mío. Puede ser que por eso siento un especial
compromiso y deleite en confeccionar exclusivamente vestidos
de novia. Cabe decir con tristeza, que no conservo el mío. Sin
embargo, me consuela saber que el vestido le fue útil a otra
novia, ya que mi madre se lo llevó a New York y lo vendió a
bajísimo costo. Dios quiera que esa desconocida también haya
corrido con tan buena suerte como la que hemos tenido Offma y
yo en nuestros respectivos matrimonios.

109
Origen del vestido de novia occidental contemporáneo

Es conocido que el vestido de novia occidental es blanco, en


cualquiera de sus tonalidades. Que lleva en su cabello un tocado,
corona, guirnalda o tiara con un velo flotante. Pero eso no fue así
siempre. Ciertamente ha sido un vestido muy especial, pero no en
un color único, específico; Eso sí, la costumbre era optimizarlo al
máximo, usándose posteriormente y hasta traspasándolo en varias
generaciones.
Tenemos conocimiento sustentable en que lo que actualmente
reconocemos y aceptamos como vestido de novia, tuvo su origen
a mediados del siglo XIX cuando la joven Reina Victoria del
Reino Unido sin proponérselo impuso moda.
¿Qué se estilaba cuando era jovencita la futura reina Victoria?
Hay que considerar que ella nace en plena decadencia del
Neoclasicismo y el surgimiento de la corriente del
Romanticismo, el cual tuvo origen en Alemania e Inglaterra. El
Romanticismo tenía como esencia el sentimiento sobre la razón,
a diferencia del Neoclasicismo. Por tal razón, había pasado el
furor neoclásico del corte imperio y faldas con poco vuelo.
Para la boda real con el príncipe alemán Alberto de Sajonia el 10
de febrero de 1840, la joven reina Victoria de Inglaterra escogió
usar un vestido que respondía a las tendencias románticas
prevalecientes a mediado del siglo XIX. volvían las faldas
amplias y vaporosas con corte a la cintura y muy ceñido al
tronco, con los hombros descubiertos, solo bordeado por un holán
de encaje. Así lo escogió. Es interesante notar que el vestido de
novia en esos tiempos eran confeccionados con telas de colores
vivos y muchas veces oscuros ya que se usaría en otras

110
ocasiones. Incluso, había un mensaje en los colores que eran
usados.
Su vestido fue de raso de seda blanco aperlado, fabricada en los
telares de Spitalfield para resaltar el primoroso encaje
confeccionado a mano en el poblado de Honiton, al suroeste de la
Isla. Todo producido en Inglaterra, con la clara intención de
promover la industria telar de seda.
La tradición es una fuerza muy caprichosa. Ella impone
arbitrariamente su deseo, al punto de ser ley. Sin embargo,
muchas veces el origen tuvo diferentes motivos o razones a los
que posteriormente enarbolan para defenderla. Ella fue el
personaje más poderoso de la segunda mitad del siglo XIX. Su
imperio tuvo presencia en los cinco continentes. Esa presencia
influyó tanto al mundo, que a ese periodo de la historia se le
llamó la era victoriana. Es reconocido por la sociología que las
culturas más fuertes pasan a modelar con su influencia a las
culturas menos fuertes. Algunas veces, enriquecen porque suman;
pero otras, empobrecen porque restan, restan al sustraer o borrar
aquella que era propia y les daba identidad. Digamos que en
cuanto al vestido de novia, la influencia de la joven Victoria
enriqueció otras culturas. Lo que más celebro del vestido de boda
de la reina Victoria es que fue el vestido del amor. No solo amor
por los textiles de su tierra, más aún, ese vestido fue emblema del
amor al hombre de su vida y a su familia. La carga afectiva y
simbólica se deja ver en el afecto que tuvo por ese vestido a lo
largo de su vida. Fue un vestido que tuvo usos posteriores en
momentos importantes para ella. Por decir, el velo fue usado en
el bautizo de sus nueve hijos. Para la boda de su hijo Leopoldo
usó parte del vestido. Para los festejos de su jubileo… Su hija

111
menor, Beatriz, se casó con ese vestido. Aunque la reina Victoria
vistió de luto más de la mitad de su vida, para su mortaja,
Victoria pidió ser sepultada de blanco y con el velo de su boda.

El vestido del amor

El vestido de boda es el vestido del amor. Es generoso, sobrado


como el amor de Dios. Tan importante resulta la fuerza simbólica
de esta vestimenta, que con él se hacen alusiones y metáforas
poderosas de la relación de Dios con su pueblo, la esposa. Entre
las más resaltantes son:

Isaías, el gozo de ser vestidas por Dios con el vestido del amor

“Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han


reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de
todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de ellos
serás ceñida como novia.” Isaías 49:18

“En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará


en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación,
me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y
como a novia adornada con sus joyas.” Isaías 61:10

Ezequiel, el pacto fiel

“Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu


tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti,
y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto
contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía. Te lavé con

112
agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con
aceite; y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de
lino y te cubrí de seda. Te atavié con adornos, y puse
brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. Puse joyas en
tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema
en tu cabeza. Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu
vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de
harina de trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en
extremo, prosperaste hasta llegar a reinar.” Ezequiel 16:8-
13
Pablo, cuidado de Cristo por el vestido del amor
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a
la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también
los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la
sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus
huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto
de Cristo y de la iglesia.” Efesios 5:25-32
Juan, el triunfo final de la iglesia con el vestido del amor

113
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han
llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha
preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino
fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos.” Apocalipsis 19:7, 8

“Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las


siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló
conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la
esposa del Cordero.” Apocalipsis 21:9
Jesús y el vestido de boda
Jesús fue a bodas y vistió ropas de bodas para honrar a los
novios. Los evangelios han registrado incidentes con los que
comprobamos la importancia que Cristo dio a las bodas y
también a sus atavíos. Uno de esos casos es la boda de Caná
(Juan 2:1-11) donde él realizó su primer milagro.

114
Lo superficial de lo profundo

115
Esa prótesis llamada vestido

“Entonces fueron abiertos los ojos de


ambos y se dieron cuenta de que estaban
desnudos. Cosieron, pues, hojas de higuera
y se hicieron delantales.” Génesis 3:7

El vestido es lo más terreno, lo más superficial. Tan humano es el


vestido, que el inconsciente colectivo ha olvidado que es prótesis,
y lo hemos llegado a aceptar a tal grado que no protestamos por
el afán que nos impone. El vestido nos protege de las
inclemencias del tiempo; entonces, ¿cómo quejarnos?

También nos engalana, añadiéndonos belleza; ¿quién no quiere


verse atractivo? También nos distingue de otros, pero también
nos iguala. Lo más triste es que también nos divide, segrega y
enemista.

Hay guerras que se libran en el campo del vestido, como las


contiendas vedadas y abiertas movidas por la discriminación. Y
en lugar de mirar a los ojos de los demás para asomarnos a su
alma, miramos la prótesis y luego del escudriño, lo catalogamos
si son de los nuestros, o de aquellos.

Hay un denominador común en todos los humanos, y es el afán


de pertenecer, ser aceptado. Unos en mayor grado y otros en

116
grado menor. Así que seguimos hasta lo más posible los
estándares de la esfera donde orbitamos. Sí, porque hay de esfera
a esfera.
El problema es cuando el precio por ser aceptado está en pugna
con el deseo de distinguirse del grupo. De hecho esto es una
constante, pertenecer o distinguirme….

el deseo de sobresalir, o de rebelión. nuestro rechazo por el


vestido de otros es el largo, el diseño, los materiales que se
usaron. Luego pasamos a las etiquetas de los diseñadores.

Donde todos coincidimos en estar de acuerdo es que no


andaremos desnudos. Nadie salta, por más renegado que sea de
tal estilo de vestir de su entorno, a atreverse a usar su libertad de
no usar ropa. Ahí todos nos igualamos, pues todos esperamos
que todos usemos prótesis. El problema surge cuando le damos
excesiva carga simbólica al material, al color, al largo, al estilo.

Materiales para la prótesis

Conforme al relato bíblico de Génesis 3:7, las primeras prendas


que se hizo el hombre fueron de fibras naturales, vegetales; se
hicieron delantales de hojas de higuera. La siguiente referencia
en Génesis 3:21 es de fibra animal, ya que Dios les hizo túnicas
de pieles.

La fibra sintética es una fibra textil que proviene de diversos productos derivados del
petróleo.1 Las fibras artificiales no son sintéticas, pues estas proceden de materiales
naturales, básicamente celulosa. Algunas veces la expresión «fibras químicas» se

117
utiliza para referirse a las fibras artificiales y a las sintéticas en conjunto, en
contraposición a fibras naturales.2
Así, las fibras sintéticas son enteramente químicas: tanto la síntesis de la materia prima
como la fabricación de la hebra o filamento son producto del ser humano. Con la
aparición y desarrollo de las fibras sintéticas la industria textil ha conseguido hilos que
satisfacen la demanda que plantean las nuevas técnicas de tejeduría y los
consumidores.3

118
El fenómeno del péndulo

El fenómeno del péndulo da balance a la humanidad porque


desafortunadamente pareciera que la raza humana se conforma de
dos tipos de personas que tiran unos hacia la derecha y otros a la
izquierda, en tanto que otro poco se mantiene en el centro.
Cuando los excesos llevan a un extremo, se produce un desgaste
y aburrimiento que genera una fuerza contraria que impulsa a
regresar por balance. Lo cierto es que el punto del balance es
muy breve. Estas fuerzas que mueven el péndulo, son las
corrientes filosóficas que en resumidas cuentas son dos: hacia la
izquierda o hacia la derecha del péndulo. Ninguna de las dos
tiene balance, solo empujan hacia su lado. Así también sucede
con los vestidos. En alternancia los vemos un tiempo ajustados,
otro tiempo, holgados. Se usan un tiempo con corte imperio; otro,
con corte a la cintura. Más largo o menos largo. Con escotes
pronunciados, o bien con cuellos altos y mangas largas.

Vestimenta a través de los tiempos

La vestimenta es identidad:

El rey Luis XIV de Francia hizo que la corte viviera pendiente de


la moda cambiando cada temporada los modelos y los colores.
De esta manera, la corte consumiría más textiles, una industria
importante para el pago de los gastos

¿A qué se debieron los cambios en la moda en el siglo XVIII?

119
Los cambios de la moda del siglo XVIII se debieron a las nuevas
ideas de libertad, a la modernización, la individualidad, y la
cultura que eran promovidas por los filósofos iluminados.
La moda en los Estados Unidos cambió de una moda puritana a
una moda más espontánea y original, que experimenta con
diferentes estilos e influencias culturales. Un ejemplo son los
jeans que antes era una prenda para trabajadores y hoy día todas
las clases sociales los usan.

Según la autora, ¿qué es lo primordial que debe considerar una


persona al escoger la ropa?
Según la autora, lo primordial al escoger la ropa es conocerse y
saber cómo expresar esos deseos en la forma sociales de los que
los usan.
la piel
es la capa que cubre el esqueleto humano

En el siglo XIX la moda se democratizó debido a que la moda ya


no la imponía solamente la aristocracia, sino también el pueblo
(populacho).
Da un ejemplo acerca de la "globalización" de la moda que se
menciona.
Un ejemplo de la globalización de la moda, es el modelo jean-
camiseta-zapatos tenis-gorra de béisbol usado tanto en los
Estados Unidos como en una aldea de África

120
Los estilos y la relación con el cuerpo

En la década de los ochenta, Carol Jackson produjo el libro “El


color de tu belleza” que además de abordar su teoría del color de
la piel en las cuatro estaciones del año, dos frías y dos calientes,
presentó una tipología de los estilos de cuerpo.

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Epílogo

La adoración colectiva y la vestimenta

“Después de esto miré y vi una


gran multitud, la cual nadie
podía contar, de todas las
naciones tribus, pueblos y
lenguas. Estaban delante del
trono y en la presencia del
Cordero, vestidos de ropas
blancas y con palmas en sus
manos.” Apocalipsis 7:9

Resulta interesante notar que la escena climática de adoración de


Apocalipsis cuatro al siete, Juan describe cuidadosamente lo que
sucede y la apariencia de los participantes como los cuatro seres
vivientes, los veinticuatro ancianos y la gran multitud. Él tuvo
cuidado, incluso, de describir cómo vestían. Tan importante era
cómo vestían que uno de los ancianos se le acercó y le preguntó:
“estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de
dónde han venido?”, aunque lo sabía muy bien.

Si el primer libro de Samuel 16:7 “…pues el hombre mira lo que


está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” ¿por qué
importa cómo me visto para asistir a la iglesia? Tiene sentido esta
pregunta, pues Dios conoce y está interesado en nuestro corazón
antes que nada. Además es cierto que Dios está en todas partes,
no solo en el templo. Si así es, entonces es de más cuidado los
motivos por los que escogemos algunos vestidos para asistir a la

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iglesia y también cómo nos vestimos cuando estamos fuera del
templo.

¿Por qué importa cómo me visto para asistir a la iglesia, si Dios


lo que mira es lo que está en el corazón, no afuera según 1Samuel
16:7? Aunque parece válido este argumento tan desgastado para
justificar muchas veces el descuido, no lo es. Sencillamente
porque al considerar el contexto en que se dijo, cuando el profeta
Samuel debió escoger a uno de los hijos de Isaí para ser el nuevo
rey de Israel, no necesariamente se refería a la vestimenta, sino al
carácter. Importa porque no estamos adorando solos, afecta
positiva o negativamente al resto de la congregación en su
adoración. Nuestra apariencia contribuye al ambiente de
reverencia y adoración, pues la atención no debe estar dirigida a
nuestra persona, sino a Dios.

La Biblia registra dos escenas colectivas de adoración que nos


aleccionan sobre esto. La escena de adoración colectiva más
A menos que sea una congregación homogénea, en donde todos
piensen parecido y el código de vestimenta convencional no
necesariamente signifique para ellos lo mismo.

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EPÓLOGO

Conclusión

Hay

Si hoy pudiéramos traer una muestra de cristianas de a través del


tiempo, comenzando con cristianas de la iglesia primitiva, de la
edad media, de los últimos cinco siglos, especialmente del siglo
XIX y el XX para ver en qué coinciden sus vestimentas y detectar
qué es lo que las distingue como seguidoras y discípulas de
Cristo nos chasquearíamos.

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