INFOGRAFÍA
INFOGRAFÍA
INFOGRAFÍA
Entre los cuadros que pintó durante sus estudios con Vélez, se encuentran los retratos de su
madre, su padre, su tía Francisca y el de su profesor de arte. El retrato de Eladio Vélez en
acuarela, se aparta notoriamente del concepto pictórico que predomina en los rostros de sus
familiares más queridos. Esta pintura deja entrever por primera vez las inquietudes creativas
de la artista, gracias a la fluidez y espontaneidad de la acuarela. El maestro Vélez aparece
con los ojos cerrados, algo extraño e inaudito para un retrato convencional en aquella época.
Durante 1942 pintó una serie de acuarelas que revelan la plena adopción de la temática
social. En ellas predomina la ironía y mordacidad, aplicada a personajes femeninos
religiosos: La primera comunión, La monja intelectual, La oración de la tarde.
Débora Arango no escapó a la censura del propio Pedro Nel Gómez. Con motivo de otra
exposición en la que participaron los principales artistas de Medellín, envió unas obras
entre las que se encontraba la titulada La Procesión, (conocida también como El Obispo
o Indulgencia). Gómez no permitió exhibirla por temor al posible escándalo. Representa a
una mujer que besa, en medio de una procesión, el anillo de un obispo. Basada en un
episodio callejero que presenció, transformó al personaje en una mujer de uñas rojas de
aspecto mundano, que parece despertar las miradas lascivas de los monaguillos que la
rodean.
Viaja por primera vez a Europa en 1954 y permanece allí por cerca de dos años. Se establece en una pensión en
Madrid. Estudia dibujo con figura humana en movimiento y pintura mural en la Academia de San Fernando. Visita
con frecuencia el Museo del Prado, donde se interesa especialmente por Goya. En febrero de 1955 inaugura en el
Instituto de Cultura Hispánica una exposición con treinta obras, la cual fue clausurada al día siguiente por orden del
gobierno español, lo cual le produjo una de las mayores decepciones de su vida.
En los siguientes años presentó dos proyectos murales que no fueron aceptados por los jurados de los respectivos
concursos. En 1959 viajó a Inglaterra por dos años en compañía de una sobrina. Estudió cerámica y pintó numerosos
retratos de las estudiantes. Exhibió varias de sus cerámicas en 1960 en una exposición colectiva en el Museo de Zea
y en los siguientes quince años, abandonó toda participación pública y no volvió a empuñar el pincel.
La Biblioteca Pública Piloto de Medellín abrió en 1975 una exposición con cien obras de la artista,
acontecimiento que no recibió mayor atención por parte de la prensa, pero que fue la ocasión para
muchos de descubrir la obra pictórica de Débora Arango. Para entonces, Marta Traba ya había
publicado su Historia Abierta del Arte Colombiano, y Salvat editó el mismo año la Historia del Arte
Colombiano, libros en los que se ignoró su nombre, al igual que en el Diccionario de artistas en
Colombia de Carmen Ortega Ricaurte.
Entusiasmada por la exposición, vuelve a pintar durante unos dos años, en los que produce algunos
óleos satíricos y numerosas acuarelas de bañistas, parejas, mujeres en distintas situaciones,
paseantes, payasos, y en general, tipos humanos de la más variada condición.
En 1995, ante la pregunta de un periodista sobre el amor y el
matrimonio, uno de los aspectos que ha despertado curiosidad de
su biografía, dijo: “no alcancé a enamorarme de ningún hombre y
ningún hombre se enamoró de mí, porque yo era una figura rara”.
Tuvo algún pretendiente que le pidió que dejara la pintura.
Débora le mostró la puerta de salida. “Ni riesgo de cambiar mi
arte por él. Si me zafé de los maestros Eladio Vélez y Pedro Nel
REFERENCIAS
Gómez para pintar lo que quería, era un imposible imaginarme 1. https://www.redalyc.org/pdf/1051/105118999011.pdf
que fuera a aceptar lo que me ordenara otra persona”.