Moan For Uncle 1 (Terry Towers) Moan For Uncle

Moan for Uncle 1 Terry Towers

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Sinopsis

Nikki ha pasado incontables noches dándose placer a sí misma con el pensamiento
de un hombre: su oh-‐‑tan-‐‑sexy tío Grant. Cuando él la invita a salir por su
cumpleaños diecinueve —sólo ellos dos — ella lo ve como una oportunidad. Ella
tiene una velada para seducirlo, y probar que ya no es la niña pequeña de papá.
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Staff

Traducción
Star
Corrección
Jënny

4

Diseño
Star

Lectura final
Hope

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Capítulo 1

Dejando la novela erótica que estaba leyendo sobre su mesita de noche, Nikki
deslizó una mano por su estómago y debajo de la cintura de sus pantalones de
chándal. Sus dedos encontraron rápidamente lo que estaban buscando, su ya
húmedo coño. Separando los labios de su coño, Nikki corrió suavemente un par de
dedos sobre su clítoris y gimió suavemente.
Su mente saltó a una escena del libro. Sin embargo, ahora aparecía ella y el
hombre que había dominado su mente cada vez que se masturbaba: Grant Rivers.
Podía verlo claramente en su mente. Grant, con su pelo corto y oscuro, ojos
de la tormenta gris y adornado cuerpo musculoso. Imaginó su cuerpo desnudo,
delgado y potente extendido a su lado en la cama y con la mano por sus
pantalones, y sus dedos acariciando su clítoris hinchado con tanta destreza.
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Nikki gimió de nuevo, un poco más fuerte esta vez. Sus dedos se
sumergieron en su coño, acariciando su pared interior. Ella se estremeció cuando
oleadas de placer comenzaron a estrellarse a través de su cuerpo, que terminaba en
una pulsante sensación dentro de su núcleo. Sus dedos se movieron de nuevo a su
clítoris, acariciándolo más duro ahora, más rápido. Sus caderas se habían movido
en el tiempo con la mano mientras ella se trajo a sí misma más cerca del borde del
abismo.
Ven por mí Nikki, oyó una voz decir en su cabeza. Su cuerpo se tensó. Ella
estaba cerca, tan cerca.
Su cuerpo caliente se sentía tan bien al lado del suyo...
Metió sus dedos profundamente en su calor húmedo de nuevo. —¡Oh
Grant! —Jadeó mientras temblores pasaban a través de su cuerpo y su apretado
coño, luego se liberó sobre su mano. Jadeante, Nikki sacó lentamente su mano por
debajo de sus pantalones de chándal y abrió los ojos, con una sonrisa de
satisfacción leve en su cara.
—Realmente tengo que echar un polvo —murmuró con un suspiro. Ella se
acercó y arrebató el libro de arriba de la mesita de noche y se dirigió de nuevo a la
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página que había dejado antes de que se distrajera. Novelas eróticas y fantasías de
ayuda la habían mantenido saciada durante cerca de un año. Ella sabía que era
hora de que renunciara a la idea de estar con él y encontrar a un hombre que
pudiese estar con ella. Pero ella sólo parecía no poder hacerlo.
—Hey Nikki, ¡ven abajo por un minuto que tengo una gran noticia! —La
madre de Nikki gritó en la escalera.
Lanzando el libro que estaba leyendo de nuevo en su mesita de noche Nikki
se puso de pie y se dirigió a la planta baja, con la esperanza de que su tez marfil no
estuviera muy sonrojada cuando se enfrentara a sus padres. Ella había preguntado
acerca de sus noticias. Su decimonoveno cumpleaños era mañana y sus padres
estaban planeando una barbacoa familiar en celebración. Este fue su último
cumpleaños en casa antes de salir de la pequeña ciudad de Bar Harbor e ir a
estudiar en la universidad en Boston.
Mientras corría por las escaleras, ella ató su largo cabello castaño claro en
una coleta alta que oscilaba con cada paso. Al llegar al último paso se dio la vuelta
de la esquina para ver a su madre y padre sentados en la mesa de la cocina, con
grandes sonrisas pegadas en la cara. Debe ser una gran noticia si su padre sonreía;
el hombre rara vez sonreía.
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Sus sonrisas eran contagiosas lo que la hizo devolver la sonrisa, aunque sin
saber por qué.
—¿Qué pasa? —preguntó cruzando los brazos sobre sus pechos amplios y
reclinando su cuerpo largo y delgado en contra del marco de la puerta.
—Adivina quién va a estar aquí por tu barbacoa mañana —dijo su padre,
mientras continuaba, a la espera de su respuesta.
Nikki se encogió de hombros. —No sé.
—Imagínate —Su madre instó.
Nikki se rió un poco, mientras sacudía la cabeza. —No.
Su madre resopló y rodó los ojos. Al parecer, Nikki estaba quitando la
diversión de la sorpresa.
—Grant —Su padre anunció finalmente—. Él está siendo trasladado en
avión a casa especialmente para ti.
¡Grant! La sonrisa de Nikki se ensanchó y un escalofrío de emoción pasó
través de su cuerpo, hasta dirigirse a su coño, ante la idea de su tío.
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Grant era querido y respetado por todos; él era el tipo de hombre al que
todos los hombres de la familia admiraban y todas las mujeres se desmayaban. Y
con buena razón.
Había pasado más de veinte años como oficial de inteligencia en el ejército.
Cuando cumplió veintiocho él tomó un trabajo con la CIA y había trabajado con
ellos durante los últimos siete años. Ninguno de la familia sabía exactamente lo
que hacía allí, todo era “clasificado”, pero él viajaba mucho. Cada pocas semanas
recibirían una tarjeta postal o una carta de algún lugar exótico.
Grant Rivers era un héroe familiar.
Él era su héroe...
Cuando se enteró de que era adoptado, su visión cambió. Él todavía era su
héroe, pero también se convirtió en más que eso en su mente. También se convirtió
en el objeto de sus fantasías. Pasó de ser “fuera de los límites”, a ser el hombre que
ella imaginó cuando se masturbaba. Sus hombros anchos, musculoso cuerpo,
actitud suave, y su capacidad de hablar seis idiomas con fluidez. ¡Seis! Él era como
James Bond de carne y hueso.
Ella mantuvo esas fantasías como un secreto bien guardado. Pero ningún
hombre podía vivir de acuerdo con ello; el contacto de nadie igualó lo que ella se 7
imaginaba como sería. A menudo anticuado, pero descubrió que tenía que fingir
que eran buenos, pendiente a disfrutar realmente de ser remotamente sexual con
ellos.
Con cada año que pasaba se encontró con ganas de más de él. Tenía que
encontrar una manera de hacerle ver que no era hija de su hermano, sino una
mujer sexy, deseable que quería nada más que complacerlo en cualquier forma que
él quisiera.
—¿Cuándo?
Su padre miró el reloj analógico por encima de la estufa. —En una hora
aproximadamente —respondió, con su sonrisa ensanchándose.
El rostro de Nikki palideció. ¿Esta noche? ¡Dentro de una hora! ¡Oh Dios
mío! Ella bajó la mirada hacia el vellón gris holgado de chándal que llevaba y un
perno de terror la atravesó. Necesitaba una ducha y conseguir arreglarse tan
rápidamente como fuera posible. Se volvió y corrió a la cocina y subió las escaleras
al baño, quitándose la ropa mientras caminaba.
Tenía una hora para ir arreglada a verlo. Una hora para verse tan sexy como
sea posible para que él la viera como una mujer deseable, ¡no sólo su sobrina! Ella
resbaló en el baño y cerró la puerta.
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Encendido el agua, arrojó su ropa en el cesto y se metió bajo la ducha.
No se permitió el lujo de disfrutar de la sensación sensual de las gotitas de
agua caliente mientras caían en cascada abajo sobre su piel de marfil, frotó su
cuerpo hacia abajo con gel de ducha de fresa y se lavó su cabello con champú de
fresa. Cuando ella salió de la ducha —menos de diez minutos más tarde— todo el
cuerpo le olía a dulce. Exactamente lo que quería.
Se envolvió una toalla blanca alrededor de su cuerpo mientras se encaminó
a su dormitorio.
Abriendo su armario se encontró cara a cara con un problema muy exigente;
¿qué ponerse? Ella necesitaba algo sexy, pero no de mala calidad. Cuando era más
joven espiaba a su padre cuando pensaba que ella y su madre estaban en la cama
para dormir. Había aprendido que Grant le gustaban las mujeres con clase, pero
con un lado salvaje desinhibido —una dama en público, pero una puta en
privado—.
Sacó un vestido de spandex1 negro sin tirantes, que cayó a la mitad del
muslo. Ella rápidamente se lo puso y se examinó a sí misma en el espejo. Se abrazó
en todos los lugares correctos, mostrando sus grandes senos, diminuta cintura y
culo redondo. Un culo cuya forma había adoptado tras meses en el gimnasio. 8
Mirando en el espejo estaba satisfecha con el resultado de sus esfuerzos. Atractiva,
pero no demasiado cachonda.
La hora parecía ir demasiado rápido. Ella estaba terminando de aplicar su
maquillaje cuando sonó el timbre. —¡Lo tengo!—gritó volando por la escalera,
tratando de vencer a sus padres a la puerta. Estaba decidida a ser la primera en
saludar a Grant.
Jadeante, ella abrió la puerta para encontrarlo de pie: alto, moreno y tan
sexy como ella lo recordaba, llevaba una chaqueta de cuero negro longitud de tres
cuartos sobre una camiseta negra, que estiraba sobre su amplio pecho, y
pantalones negros. Todo su cuerpo cobró vida con la necesidad cruda, poco más de
la vista de él.
—¡Es mi chica de cumpleaños! —Él le sonrió e incluso su sonrisa era tan
sexy como el infierno poniendo su cuerpo en llamas.
—¡Grant! —chilló arrojándose en sus brazos abiertos.
Riéndose, la atrajo en un fuerte abrazo. La longitud de su cuerpo aplastado
contra ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y enterró la cara en su

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Es una fibra sintética mejor conocida como lycra.
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hombro. Inhalando profundamente, su coño comenzó a palpitar en el aroma
picante de su colonia.
—Si tan sólo pudiera conseguir un saludo igual a donde quiera que vaya —
bromeó, colocando un suave beso en su mejilla.
Los labios de Nikki rozaron su cuello mientras ella aflojó su agarre en él, y
estaba seguro de que ella escuchó el aliento en la garganta. Cuando sus profundos
ojos azules miraron a los grises, por un momento fugaz vio un atisbo de deseo allí.
Pero ella parpadeó y se había ido, después de haber cambiado de nuevo a la
mirada habitual de un familiar.
—Tengo una gran noche planeada para nosotros —dijo entonces miró los
pies descalzos y añadió: —Tan pronto como tú consigas zapatos.
El pulso de Nikki corrió y ella podía sentir la amortiguación en su ropa
interior, sólo de pensar en pasar una noche con Grant. ¡Una noche en la que él era
todo suyo! Era la oportunidad perfecta para que la viera como algo más que la hija
de su hermano.
—Grant, es tan bueno verte, ha pasado demasiado tiempo. —La voz de su
padre retumbó detrás de ella.
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—Voy a estar de vuelta —le dijo ella, girando y corriendo más allá de sus
padres hacia el piso de arriba y a su habitación. Ella sabía exactamente qué par de
zapatos se iba a llevar con el vestido.
De vuelta en su habitación, se encontró con dichos zapatos en el fondo de su
armario. Fueron hasta la rodilla sus suaves botas de cuero negro con tacón de
aguja, lo que hizo que sus pantorrillas y muslos se vieran increíbles. Ella las
mantuvo para las ocasiones especiales y no podía pensar en una ocasión más
especial que la actual.
Una vez que ella las tenía puestas, se dio a sí misma una inspección final en
el espejo. Nikki se encontró sintiendo como si se estuviera preparando para una
cita caliente, en vez de una cena de celebración de cumpleaños con su tío. Pero él
no es en realidad un pariente de sangre, por lo que técnicamente se podría
considerar un juego justo, se dijo a sí misma. Ella decidió permitirse considerarla
como una cita, independientemente de lo que realmente era.

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Mientras él hizo una pequeña charla con su hermano y cuñada, Grant no
pudo mantener su mente lejos de Nikki. Era como si ella hubiese florecido durante
la noche en una preciosa diosa sexy. Por supuesto, él sólo vino alrededor de un par
de veces más o menos al año, pero aún así, era como si la viera por primera vez y
las reacciones que su cuerpo estaba teniendo hacia ella lo perturbaban. Su pene
estaba tan duro como el granito, simplemente desde que la había sostenido
brevemente.
Cuando ella se arrojó en sus brazos, su cuerpo pequeño, suave roce contra el
suyo, y cuando su respiración y sus labios rozaron su cuello, su polla pidió
atención. Grant estaba enfadado consigo mismo por tener tales reacciones, pero era
innegable. La deseaba. Él sólo oró a Dios que no se hubiese dado cuenta de la
reacción de su cuerpo.
¿Cómo llegó tan condenadamente sexy? La forma en que el vestido se
aferraba a su cuerpo como si fuera una segunda piel, le hizo temblar las rodillas.
Incluso su olor era fresco y ligero; fresas dulces. Tal contraste de las mujeres que
había conocido en los últimos años.
—Lista para irnos —oyó decir desde el hueco de la escalera.
Mirando en la dirección de su voz de Grant se encontró, una vez más, 10
impresionado por ella. Lo que tenía decidido de zapatos eran en realidad las botas
que hacían ya las piernas largas parecer infinitas. Joder, tal vez esto no era una
buena idea. Negó con la cabeza a sí mismo. Soy un maldito agente de la CIA, he
soportado haber sido torturado, salté desde aviones y tratado con señores de la guerra en
África occidental, estoy seguro de que puedo manejar un poco de lujuria más hacia Nikki.
Metió el brazo para que ella lo tomase. —Para esta noche, tu deseo es mi
orden —le dijo, dando a su brazo desnudo un ligero apretón cuando enlazó su
brazo con el suyo.
—Tráela a casa a una hora decente —aconsejó su hermano mientras
caminaban hacia su coche.
Ella golpeó su brazo juguetonamente. —Estoy cumpliendo diecinueve
mañana Grant — ella le informó, con un ceño fruncido.
Grant miró hacia ella y sonrió, tratando de mantener sus ojos de lejos de sus
generosos pechos que estaban luchando contra el vestido de spandex que llevaba
puesto. —Aah, ya veo. Su toque de queda ha subido a once, entonces.
—Muy lindo, Grant. —Su atención se apartó de él hacia el coche que había
aparcado a la espera de ellos en la calzada. Sus ojos se abrieron. —Wow, ¡este es un
auto hermoso!
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—Lo sé. ¿Verdad? —Él había pedido prestado el coche de un compañero -‐‑
un amarillo Lotus Elise convertible. Y era de hecho un poco hermoso. No es
exactamente algo que la gente de la pequeña ciudad de Bar Harbor veía todos los
días.
—Creo que tengo que conseguir un trabajo contigo si estos son los
beneficios que vienen con él. —Nikki había lanzado su brazo para correr sus dedos
a lo largo del capó elegante.
Él se encogió de hombros, abriendo la puerta del pasajero para ella. —Los
beneficios no siempre son mayores que los contras.
—Con los beneficios de este tipo, tiene que haber algunos inconvenientes
desagradables que son mayores que ellos —comentó mientras se cerraba la puerta
detrás de ella y se dirigió hacia el lado del conductor. Al abrir la puerta, se deslizó
detrás del volante.
Grant subconscientemente se frotó el hombro izquierdo, el hombro donde
le habían disparado hace varios meses. Por suerte para él, la bala había perdido su
corazón y las arterias principales, aunque no gracias al asesino que le había
seguido la pista en San Petersburgo, Rusia. Pensando en la herida de bala que le
recordaba los cortes en la espalda, por cortesía de un látigo empuñando por un 11
matón, de un no tan amable señor de la guerra en Sierra Leona. Pensó que era un
pequeño precio a pagar por la seguridad de su país, y la de su familia.
Puso la llave en el encendido, el coche rugió a la vida. El ronroneo del motor
era sexy del todo en sí mismo. Coche atractivo, mujer atractiva que se sienta a su
lado, ¿qué más podría pedir un hombre? Que la mujer sexy no fuera mi sobrina, se
encontró pensando.
—Tengo una gran noche planeada para ti, empezando con una cena en Gino
y Lenny. — Retrocedió el coche fuera de la calzada poniéndolo en marcha.
Pasó su largo cabello castaño por encima del hombro y sonrió tímidamente
a él. —Estoy lista para cualquier cosa que tú puedas lanzar en mí.
Dando un vistazo por encima a Nikki —la toda crecida Nikki— Grant no
dudó por un segundo. Había notado un brillo en los ojos, y ese brillo un tanto
despierto lo asustaba sin sentido. Ella no estaba buscando en él como una sobrina
haría a un tío. La mirada que le estaba dando era una de un amante justo antes de
que fuera tomada. Y Dios le ayude si lo intentaba. Él era un hombre fuerte, de
cuerpo y de la mente, pero había algunas tentaciones que ni siquiera él podía
resistir. Se encontró dándose cuenta de que lo único que podría romperlo, era que
se sentaba solo a un pie de distancia.
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Capítulo 2

Durante la cena, las esperanzas de Nikki de seducir a Grant comenzaron a subir.
Su conversación había consistido en ella, la obligó a decirle todo acerca de
su vida actual y sus planes para su primer año de universidad. Como de
costumbre, no dijo nada acerca de su trabajo. Grant era un gran oyente, y
conversador, con tal de que la conversación no se dirigiera hacia su trabajo. Si lo
hiciera, él había rápidamente —y con delicadeza — desviado el tema de nuevo a
ella y a sus planes.
Lo había conseguido, sus esperanzas eran la forma en que la miraba cuando
él pensó que ella no se dio cuenta. Aquello no era una mirada de la afición de un
tío a su sobrina. Era la mirada de un hombre a una mujer que deseaba. Sus ojos se
llenarían de hambre, y de vez en cuando se sumergirían a su escote o las piernas,
pero en un abrir y cerrar de ojos la mirada hambrienta se había ido y él sería el tío
de Grant, una vez más. 12
—Entonces, ¿en qué país vive tu novia actual? —Nikki preguntó, tratando
de aparecer tan indiferente como sea posible, mientras que sacaba una cucharada
de su helado con chocolate y la hacía estallar en su boca.
La familia tenía una broma corriente de que Grant tenía una novia en cada
país que visitó. No la habría sorprendido en lo más mínimo si había algo de
verdad en eso.
Grant sonrió, sus ojos divertidos. —Ninguno de momento. He estado muy
ocupado.
—Bueno, ¿qué pasa... —Nikki chasqueó la lengua y el pensamiento, y luego
lo señaló con un dedo delgado—. Con Sofía, esa chica en Francia. ¿No estás con
ella nunca más?
Agarrando su cuchara, Grant la mojó en su helado. —Nop. Ella me llamó un
cerdo estadounidense y me echó el mes pasado.
La sonrisa de Nikki se ensanchó. —¿Qué hiciste con ella?
Con encogimiento de Grant abrió la cucharada de helado en la boca. —Ella
tiene una hermana gemela, yo no sabía que no era ella... —su voz se apagó y su
sonrisa se ensanchó.
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La sonrisa de Nikki cayó momentáneamente. De repente, ella agarró la
servilleta de tela y arremetió contra su brazo con él.
—Eres un mentiroso. ¡No lo hiciste!
Riendo, Grant negó con la cabeza. —Nah. Simplemente no funcionó. Quería
a alguien que pudiera estar alrededor y, como sabes, ese no soy yo.
A pesar de su broma pudo ver la soledad en sus ojos. Se le ocurrió lo difícil
que el trabajo debe ser para él, a pesar de la emoción de viajar alrededor del
mundo. Nunca puede ser capaz de volver a casa y tienen relaciones normales; sería
difícil. Ella se inclinó sobre la mesa y tomó su mano entre las suyas.
Grant se congeló, una mirada de indecisión cruzaba su rostro.
Nikki contuvo el aliento, no estaba segura si tal vez ella estaba cruzando la
línea con su avance. Después de lo que pareció un minuto interminable, él
entrelazó sus dedos con los de ella y abrió la palma de su mano hacia arriba en la
mesa. Él llevó su mano a los labios y le besó la palma. Nikki cerró los ojos y
disfrutó de la sensación de sus suaves labios sobre su piel. El deseo estalló dentro
de ella una vez más. Ella exhaló mínimamente un gemido harapiento y abrió los
ojos.
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Grant estaba mirando, sus ojos grises de tormenta y grueso con el deseo,
que parecía disfrutar de todas y cada pulgada de sus características. Su pulgar
acarició la palma de su mano, enviando un tiro de escalofríos a través de ella y ella
de nuevo sintió un intenso palpitar en su coño.
—Tengo tu regalo en el coche, si tú has terminado con eso. —Hizo un gesto
hacía el helado, que estaba derretido frente a ella.
Nikki asintió. ¿Cómo podía hacerla sentir tan insensible y tan llena de deseo
de una mirada simple y caricias? Pero pudo. Su corazón latía tan rápido en su
pecho que estaba segura de que estaba a punto de explotar. Esto estaba mal, tan
mal, pero ella lo quería tanto que no le importaba.
—Muy bien. —Él rompió el contacto visual con ella e hizo un gesto al
camarero para que trajera la cuenta.
Cuando la factura llegó, Grant pagó y salió del restaurante. Él ofreció su
brazo a ella, y ella felizmente aceptó, uniendo el de ella al suyo. Se había quitado la
chaqueta para que ella estuviera en contacto con su brazo. Sus músculos se
ondulaban y flexionaban bajo su toque ligero.
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Cuando llegaron al coche, mantuvo la puerta abierta para que ella entrara.
Ella se deslizó en el asiento, y cruzó las piernas, lo que para aquella falda de por si
corta, de apenas una pulgada o dos terminara exponiendo su tanga debajo.
Sus ojos recorrieron la longitud de la pierna, y luego por su cuerpo hasta sus
pechos, donde se demoraron un momento. Finalmente sus ojos se encontraron con
los de ella y vio el calor de nuevo; el fuego primitivo bajo su mirada. Otra onda de
calor la recorrió y ella sintió la tentación de descansar contra el asiento y abrir las
piernas para que él consiguiera una mejor visión de lo que tenía que ofrecer.
Pero no lo hizo; ella no era quien debía seguir adelante.
Se aclaró la garganta, Grant cerró la puerta, se dirigió hacia el lado del
conductor del coche y se sentó al volante. Sin decir una palabra más arrancó el
coche y aceleró desde el estacionamiento.
Nikki no preguntó a dónde la llevaba; no se atrevió. Le preocupaba que
decidiría hacer algo “noble”, llevarla a su casa, pero pronto se dio cuenta de que
iba en sentido contrario, en dirección hacia al mirador de la ciudad. En el mirador
se puede ver claro hacia fuera sobre el Océano Atlántico por millas. En una noche
como esta noche, cuando estaba caliente con un cielo claro, una luna llena y las
estrellas titilando brillantes; sería una vista espectacular. 14
Condujeron el paseo de diez minutos en silencio, pero Nikki se asomaba
furtivamente hacia él de vez en cuando. Un par de veces él llamó su mirada
fijamente, le sonrió y luego volvió su atención de nuevo a conducir sin decir una
palabra. No podía dejar de sentirse sorprendida por la forma magnífica en que se
veía con el baile de luz de la luna sobre su dura mandíbula cuadrada.
Cuando se detuvieron en el mirador era tan espectacular como ella había
esperado que sería. A pesar de que vivían en la zona, y de estar en el puesto de
observación docenas de veces antes, todavía se sentía una sensación de asombro
mientras ella miró el agua y miró por un momento, mientras que la luz de la luna
bailaba sobre las relucientes olas mientras rodaban. Era casi hipnótico.
Aparcando el coche y apagándolo, Grant se inclinó sobre ella y abrió la
guantera. Nikki inhaló bruscamente cuando su cuerpo rozó el de ella, su hombro
rozando sus pechos.
Sólo el simple roce de su hombro contra sus pechos era suficiente estímulo
para convertir sus pezones en picos duros que tensaban contra el material spandex,
rogando por su toque.
Enderezándose en el asiento de cuero negro, le pasó una pequeña caja,
envuelta en papel de plata y con un lazo a juego. Nikki miró la caja, a
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continuación, a los ojos de Grant, a continuación, volvió a la caja. Quitó con
cuidado el papel de regalo para revelar un terciopelo cubierto, un joyero gris.
Levantando la cubierta, se quedó sin aliento cuando ella miró hacia abajo en
uno de los diamantes más grandes que había visto nunca, en un bucle de una
cadena de oro.
Ella sonrió, y luego frunció el ceño. —Grant esto es hermoso, pero
demasiado. Esto debe haber costado una fortuna —Se las arregló para chillar al
final.
Grant rió entre dientes. —Tuve que pagar por ello, pero no con dinero.
Nikki miró a los ojos grises, y su ceño se profundizó. —¿Qué quieres decir?
Su única respuesta fue una sacudida de la cabeza, lo que indica que el
asunto no estaba abierto para el debate. Ella estaba un poco incómodo al respecto;
¿cómo se paga por algo si no con dinero en efectivo? ¿Cómo lo obtengo?
¡Algo tan espectacular habría costado decenas de miles de dólares!
Alargó el brazo y sacó el collar de la caja. —Pónmelo.
La sonrisa volvió a sus labios de nuevo, y un brillo de emoción brilló en sus
ojos cuando se volvió de espaldas a él. Se estremeció cuando sus dedos barrieron a
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través de la parte posterior de su cuello desnudo, moviendo su pelo a un lado.
Nikki podía sentir su aliento haciendo cosquillas en la parte posterior de su cuello
y otra ronda de temblores sacudían su cuerpo.
—¿Tienes frío? ¿Quieres mi chaqueta? —preguntó, con genuina
preocupación en su tono.
Nikki sacudió la cabeza. —No estoy bien.
Lo oyó dudar antes de que se inclinara de nuevo hacia delante y agarró el
collar alrededor de su cuello. Pero él no se movió una vez hecho esto. Podía sentir
su aliento, sus labios, a menos de una pulgada de distancia de su cuello. La
anticipación la dejó mareada. Ella cerró los ojos y un suave suspiro salió de sus
labios.
Ella se congeló cuando sintió sus manos rozar arriba y abajo por los brazos,
pero se relajó rápidamente bajo su toque. La tensión en el coche se hizo casi
insoportable. Y entonces ella lo sintió, sus labios ligeramente rozando la parte
posterior de su cuello. Escalofríos aparecieron sobre su cuerpo, y ella gimió, un
suave y necesitado gemido; el gemido de una mujer necesitada de tocar y ser
tocada…por él.
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Sus labios y la lengua se burlaban de la carne sensible de su cuello, dejando
su cuerpo en llamas. Nikki ladeo la cabeza para mirarlo, mientras su mano agarró
la parte posterior de la cabeza y tiró de sus labios a los de ella. Sus labios se
tocaron, yaciendo entre sí, de modo ligero como una pluma que Nikki se quedó
incierta que había incluso sucedido hasta que ella abrió los ojos azules y vio el
fuego que ardía dentro de él.
—¿Nikki?—dijo con voz áspera.
—Bésame, Grant —susurraron sus labios a una mera fracción de una
pulgada de él.
Sus labios rozaron los de ella por segunda vez, luego atrapó su labio inferior
entre los dientes y la chupó.
Nikki gimió. Inmediatamente al soltarlo, su lengua salió de sus labios
entreabiertos. Nikki suspiró, dándole la bienvenida.
Ahuecando su barbilla en la palma de su mano, Grant profundizó el beso,
en el proceso de balanceo de Nikki a su núcleo con la intensidad y la pasión detrás
de él. Su lengua bailaba con ella y ella gimió de nuevo contra sus labios.
Grant deslizó una mano alrededor de su cintura e hizo su camino hasta su 16
torso a la palma de su pecho sobre el vestido de spandex. Sus dedos apretados
amasaban los ya erectos pezones. —Eres tan hermosa Nikki —susurró contra sus
labios—. Como has crecido.
El pulso entre sus piernas se intensificó, convirtiéndose casi doloroso. Ella
abrió las piernas, tratando de aliviar la presión que sólo su polla podría saciar por
completo. Todo el cuerpo de Nikki parecía moverse por sí misma, perdida en la
pasión de su toque y la intimidad de su beso. Sus caderas comenzaron a girar en el
asiento, todo su cuerpo meciéndose en su contra. Su falda avanzó su camino hasta
sus muslos por lo que Grant podía ver el blanco de sus bragas de encaje debajo de
la falda negra.
Grant sacó sus labios de los de ella y comenzó a besar su camino por su
cuello hasta los hombros. Sus manos tiraron en la parte superior de su vestido y
tiró hacia abajo dejando al descubierto sus pechos desnudos. Sus pechos ajustaban
perfectamente en las manos de Grant mientras las palmeó, con los dedos
procediendo a pellizcar y rodar sus pezones.
El aliento de Nikki se quedó atrapado en su garganta. Cuando era capaz de
respirar, la respiración salía como un andrajoso quejido. Ella llegó hasta su ingle y
frotó la longitud de su polla a través del pantalón. Como esperaba, estaba
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totalmente erecto, y ella fue gratamente sorprendida por el tamaño. Larga y
gruesa; que pudo apenas esperar para sentir que se hundía profundamente en ella.
—No deberíamos estar haciendo esto, Nikki —susurró, pero una de sus
manos había encontrado su camino a la parte interna del muslo y estaba
trabajando su camino hacia el vértice entre sus piernas.
—Pero quiero, Grant. He querido tanto, por tanto tiempo —protestó. Su
mano rozó la cresta de su polla, ahora estaba tratando de desabrochar su cinturón
de cuero. El cinturón se deshizo bajo sus dedos, junto con el botón y la cremallera
de sus pantalones. Ella apartó la tela, alcanzado bajo sus boxers, agarrando su
polla y comenzó a acariciarla en movimientos lentos y firmes desde la base hasta
la punta, que estaba ya cubierta de líquido pre seminal.
El cuerpo de Grant se congeló en su contra; su respiración inestable en su
oído. Un gemido escapó de sus labios mientras acarició su cuello otra vez. Una vez
que sus dedos llegaron a la parte superior de su cara interna del muslo, empujó la
fina tela de su tanga a un lado y sus dedos corrieron a lo largo de su raja.
Un medio chillido, mitad grito llenó el aire mientras sus dedos acariciaban
la longitud de su coño empapado. No podía creer que el ruido venía de ella; era
tan primitiva y llena de tal anhelo. Como si la sensación de sus dedos no fuera 17
suficiente, la cuerda de la correa se frotaba contra su clítoris, lo que la hizo
acercarse rápidamente al punto del orgasmo.
—Así mojada para mí. Me estás volviendo loco, Nikki —le susurró al oído,
mordisqueándole el lóbulo de la oreja. Metió dos dedos profundamente en ella y
retiró la mano, llevando un dedo a la boca.
Se metió el dedo en la boca y lo chupó limpiando sus jugos.
Otro gemido pasó los labios de Nikki al verlo disfrutar de su sabor.
—Tan jodidamente bueno... Descúbrelo por ti misma. —Ofreció su otro
dedo cubierto de esperma para ella. Vaciló un momento, luego envolvió sus labios
alrededor de su dedo, chupando, lamiendo y chupando como si fuera su polla que
estaba disfrutando. Él gimió, mientras su mano sobre su pecho tiró con más fuerza
contra él. —Tu coño se sentía tan condenadamente apretado, ¿no has estado con
muchos hombres verdad?
Nikki dejó de acariciar, pero mantuvo su mano firmemente alrededor de su
polla, su pulgar rodeando la punta.
Ella negó con la cabeza y puso sus ojos hacia abajo. Podía sentir el calor de
un rubor que se extendía desde su cuello a sus mejillas, la coloración de su piel de
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marfil pálido. Se preguntó si sería notable en la luz de la luna. —Sólo uno, el año
pasado —admitió.
Como si viera su vergüenza, Grant tomó la barbilla en la mano y la obligó a
sus ojos hasta él. —Siéntete orgullosa, no avergonzada, Nikki —le dijo. Bajó sus
labios a los de ella una y otra vez la besó con más urgencia que antes. Su mano se
deslizó hasta su coño y se zambulló en ella y su calor.
Nikki reanudó acariciando su polla, mientras la otra mano estaba hecha
puño al cuero del asiento del coche. Sus caderas se habían movido en el tiempo
con su mano mientras sus dedos la follaban. Su cuerpo temblaba contra el suyo, los
músculos del coño apretando los dedos mientras se acercaba a la cumbre, a
segundos de llegar.
—Eso es todo Nikki, córrete en mi mano. —Gimió entre besos frenéticos.
—¡Oh mierda, Grant! —Ella gritó, mientras su cuerpo se tensó y se fue en
espiral sobre la cumbre.
Jadeante, y medio aturdida por el orgasmo más explosivo de su vida, Nikki
se volvió en su asiento.
Tocando un lado de la mandíbula fuerte, llevó sus labios a los de él. — 18
Quiero que me folles, Grant —dijo ella, besándolo profundamente. Y lo hizo. Ella
no necesitaba a nadie más de lo que necesitaba a él en ese momento. Cada fantasía,
y cada noche masturbándose a los pensamientos de él con su oscuridad, espeso
cabello, sus penetrantes ojos grises, y su poderoso cuerpo musculoso estaban
finalmente cerca de convertirse en una realidad.

Grant no dijo nada durante un largo rato. Presionó su frente a la de ella y
sus respiraciones entremezcladas mientras ambos luchaban por recuperar el
control sobre sí mismos. Tantos pensamientos corrían por sus cabezas en ese
momento. Nunca hubiera imaginado que iba a estar sentado al otro lado de Nikki,
a su alrededor, sus pechos expuestos y brillante bajo la luz de la luna, y la falda
alzada hasta su cintura mostrando su tanga blanco, y el coño de color rosa
parcialmente expuesto.
Cuando sintió que podía pensar con la cabeza clara y no su polla, le apartó
un mechón de pelo de su rostro y se lo metió detrás de la oreja. Ella lo miraba con
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ojos adoradores llenos de confianza. Fue dolorosa, sin embargo, erótica, al mismo
tiempo. Nunca había tenido una mujer que lo deseara tan condenadamente mucho,
tan ansiosa por estar con él, y estando tan lista para él. La forma en que había
estallado en su mano era casi suficiente para que él se viniera también.
—¿Estas segura? —preguntó por última vez. Sabía que si comenzaban de
nuevo, no habría forma de detenerse en esta ocasión, al menos no por él.
Nikki se mordió el labio inferior y asintió. —He querido sentirte dentro de
mí durante mucho tiempo.
El lanzamiento de una respiración entrecortada con la voz alta de Grant
asintió. —Muy bien, podemos ir de regreso al hotel. —Se volvió en su asiento y
comenzó a acomodarse los pantalones, sólo para que lo alcanzara y lo detuviera.
—¡Aquí! —Nikki dijo, tirando de su vestido por la cabeza—. No quiero
esperar más.
Grant volvió la cabeza y dejó que sus ojos bebieran en los ojos de ella. Nikki
había colocado de nuevo a sí misma de manera que estaba apoyado contra la
puerta del coche con las piernas abiertas; una en el asiento, y la otra en el suelo.
Pero lo que lo volvió salvaje fueron las botas. 19
Todo lo que quedaba en su cuerpo era su tanga blanca escasa, sobre un coño
afeitado suave, las putas botas calientes y el diamante que cayó entre sus pechos,
que chispeaba en la luz de la luna. Ella estaba pecaminosamente magnífica e
innegablemente atractiva. Ningún hombre habría sido capaz de resistirse a ella.
Su pene estaba tan duro ahora que él y sus bolas estaban empezando a
palpitar dolorosamente. Su frente estaba fruncida mientras se reafirmó: —¿Aquí?
¿Ahora?
Ella asintió con la cabeza y le dio una sonrisa tímida sexy.
Grant rió entre dientes mientras se movía a su lado. —Está bien... —La
levantó y se deslizó en el asiento de ella, situándola sobre él a horcajadas sobre su
regazo. Movió el asiento reclinado lo mejor que podía dado el tipo de coche que
era. Gracias a Dios es un convertible, pensó.
Su sonrisa se ensanchó cuando ella fue a trabajar para deshacer sus
pantalones por segunda vez. Una vez hecho esto se ponía hacia abajo sobre sus
caderas. Su grande, gruesa polla saltó a la atención entre sus piernas. Ella la tomó,
limpiando el líquido pre seminal de la punta y llevándola a sus labios y lamiendo
la punta del dedo. Ella trató de bajar en él, pero él la detuvo agarrando sus brazos
y tirando de ella hacia arriba y en su contra.
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—Ahora no. Quiero follar ese coño apretado tuyo primero — gruñó. Todas
las reservas acerca de lo que estaban a punto de hacer habían desaparecido de su
mente. Todo lo que quedaba era el hecho de que tenía una atractiva mujer
seductora en su regazo y él necesitaba su polla dentro de ella.
Ahora.
Sentado, sacó su camiseta sobre su cabeza y la arrojó hacia el lado del
conductor del coche, con ganas de sentir el calor de sus pechos y pezones
apretados contra su pecho desnudo. Metió la mano en el bolsillo interior de su
chaqueta y sacó una navaja.
La luz de la luna iluminó la cuchilla mientras se la llevó a su tanga. —No te
muevas —aconsejó y con un par de movimientos de la muñeca el material
desapareció dejando su coño bien afeitado desnudo. Arrojó la cuchilla para el
asiento del conductor.
—Tan hermoso —susurró, mientras pasaba sus dedos por entre sus
impresionantes tetas, hasta el final de su torso y estómago, al calor entre sus
piernas. Sus dedos abrieron los labios de su coño para exponer su hinchado
clítoris. Se emocionó y le sorprendió lo suave y liso que era su coño.
Nikki se estremeció, gimiendo suavemente mientras sus dedos comenzaron 20
a acariciar su centro. Ella agarró su polla de nuevo, acariciando a tiempo con la
mano. Su mano libre ahuecó las bolas, apretando y tirando suavemente.
Sintiendo la humedad entre sus piernas no tenía ninguna duda de que ella
estaba lista para él. Por la forma en que estaba gimiendo, con la espalda arqueada,
cabeza hacia atrás y los ojos cerrados que estaba sintiendo que se acercaba a un
segundo orgasmo. Quería que el próximo que viniera fuera en su polla para que
ella lo dejara acariciar — a pesar su protesta— tomó de las muñecas y la atrajo
contra su pecho.
—Yo estaba tan cerca —se quejó, plantando besos suaves sobre el pecho
luego de tomar uno de sus pezones entre los dientes, tirando a la ligera.
—Joder Nikki —se quejó—. La próxima vez que te vengas, vas a estar en mi
polla. —Tomando posesión de su polla lentamente corrió la cabeza hacia atrás y
adelante a lo largo de su raja.
—Mmm, Grant. Dámelo —ronroneó arrastrando besos por su pecho y el
cuello. Su cuerpo se retorcía sobre el suyo, su coño atraía su polla dentro de ella,
tentándolo.
Al detenerse en la apertura de su calor, hizo una pausa, saboreando la
sensación de su cuerpo contra el suyo. Nikki gimió y se movió sobre su polla. Se
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deslizó en ella y pensó que había llegado e en ese mismo segundo. Ella gimió
mientras se deslizaba en su interior. Ella estaba muy apretada, y su coño se aferró a
él sin motivo.
Ella estaba tan jodidamente apretada que podría haber jurado que estaba
empalando una virgen. ¡Fue una de las mejores sensaciones que habían sentido
alguna vez en su vida!
—¿Estás bien? —Preguntó, preocupado de que él pudiese haber sido
demasiado grande para ella.
—¡Oh, mi dios, sí! —Se quedó sin aliento—. Tu polla es tan grande, se siente
tan bien.
Los gemidos que salían de ella mientras él se apoderó de sus caderas y la
obligaron a bajar sobre su polla más profundo, le estaba enviando a un frenesí.
—Móntame, amor —logró ahogar. Estaba decidido a que él no iba a venirse
hasta que sintiera su liberación en su polla, así que se tragó el impulso de dejarse
ir. Sonriendo y mirando hacia él con los ojos llenos de lujuria, ella bajó su boca a la
suya, besándolo apasionadamente. Él le devolvió el beso, con la misma pasión.
Nikki suspiró, separando sus labios e invitando a su lengua. Cuando el beso se
profundizó ella comenzó a moverse en él. Sus caderas se movían arriba y abajo y 21
en movimientos circulares. Dentro de un par de minutos que había aumentado la
velocidad considerablemente y ahora estaba rebotando en su regazo, sacando
completamente para luego golpear de nuevo en él, llevándolo hasta la
empuñadura.
Sus pechos golpeaban fuertemente contra su pecho con cada movimiento.
Ella lo montó a duras y rápidas acometidas, sus gemidos se volvieron más
fuertes cada vez que tomó en su longitud. Justo cuando pensó que no podía
aguantar más, su cuerpo comenzó a temblar y se tensó. Grant observó mientras
ella dejó ir la cabeza hacia atrás y parcialmente gritó su nombre mientras ella se
lanzó sobre su polla.
—¡Dulce Señor! —Gimió, mientras sentía la emoción de flujo de calor
líquido sobre su polla y pelotas. Agarrando su cintura tiró de ella hacia abajo, casi
con violencia, contra él y disparó su carga profundamente en ella. Ella había
seguido moviendo las caderas, tratando de traer más fuerza en ella mientras su
polla terminaba la descarga.
Estaba a punto de deslizarse fuera de su polla, pero él la obligó a bajar. —
Quédate, simplemente no te muevas. — Él estaba todavía caliente como el infierno
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y supo que no sería difícil de nuevo seguir en cuestión de minutos si se quedaba
dónde estaba.
Además, estaba sobre todo disfrutando de la calidez de su coño que rodeaba
su polla, y le encantó el momento íntimo entre ellos. Por lo general, él era una
mierda y del peor tipo de hombre, pero esta noche quería sentir esa conexión el
mayor tiempo posible. Envolvió sus brazos alrededor de su cintura y tiraba de su
cuerpo desnudo, apretado contra su pecho.
Esta noche había sido más que sexo, por lo que pensaba disfrutar cada
segundo de ella.

22

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Capítulo 3

Nikki nunca había imaginado que podía sentirse tan bien. Incluso las fantasías que
había tenido de él no lograron acercarse a la realidad de lo bien que se sentía en su
interior. Ella movió la ingle contra el suyo, lo que hundía su polla más
profundamente en ella. Tenerlo seguro dentro de su coño mantuvo el calor dentro
de su incendio. Aquello era una dulce tortura.
Grant gimió, y le dio un beso en la parte superior de la cabeza.
Con los brazos envueltos alrededor de su cuello, ella apoyó la cabeza en su
duro pecho caliente. Nikki dejó el rastro de su dedo a través de su hombro
izquierdo, y luego se detuvo. —¿Qué es eso? —Apareció la preocupación en toda
su cara, se sentó en él para tomar una mirada más cercana a su hombro izquierdo.
—¿Qué es qué? —Le preguntó feliz al rastrillar una mano por el pelo
sedoso. 23
—Esto. —Su dedo rodeando la cicatriz de la herida de bala.
Él se rió suavemente y le instó a volver a bajar en su contra. —No es nada,
sólo un rasguño.
—¿Qué haces tú para la CIA, Grant? —preguntó Nikki, no dispuesta a
aceptar la respuesta de “sólo un rasguño”.
Lanzando un suspiro alto y claro, él la miró a los ojos azules y sonrió
levemente. —Yo trato con los chicos malos.
Nikki estaba a punto de presionar más, pero la sensación de su polla fuerte
dentro de ella redirigió su atención. Ella cerró los ojos y gimió, empezando a
moverse lentamente sobre él. —No he terminado con mis preguntas —advirtió sin
aliento.
Voy a dejar que la marcha de interrogatorio pare por el momento, decidió.
—Uh-‐‑huh —respondió con una risita. Paso una mano hasta la parte
posterior de su cuello, Grant empuño su pelo y tiró suavemente su boca a la
suya—. Monta mi polla Nikki —gruñó reclamando sus labios.
Agarrando sus hombros, Nikki aumentó la velocidad de sus movimientos.
Su polla se tornó rápidamente totalmente erecta, extendiendo su coño hasta sus
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límites. Sus caderas se movían a tiempo con las de ella, empujando para arriba en
ella mientras ella lo acogió, llenándola hasta la empuñadura.
—Mmm, esa es mi chica —murmuró entre besos.
—Oh, mierda Grant. —susurró ella tirando de la boca hasta plantar besos
sobre su pecho. Él pasó una mano entre ellos, separó los labios de su abertura y
comenzó a acariciar su clítoris mientras ella lo montaba.
—Siéntate de espalda a mí, quiero ver.
Nikki hizo lo solicitado, sentándose en su regazo mientras continuaba
moliendo su polla dura como roca.
Los ojos de Grant tomaron en cada pulgada de su cuerpo, ya que brillaba
bajo la luz de la luna, pero luego se establecieron entre sus piernas, mirando sus
dedos en sí misma mientras saltaba en su regazo. Él había ya alcanzado un seno y
tomado sus caderas tirando de ellas hacia abajo apretado su polla, con cada empuje
hacia abajo llevando sus bolas profundamente.
Abriendo los ojos miró hacia abajo en Grant observándola. La intensidad de
su mirada envió ondas de placer estrellándose a través de ella. Él la miraba como si
fuera la mujer más sexy del planeta. 24
Y Dios se sentía bien contar con que él la mirara así. Ella aumentó la
velocidad de sus ejes, así como la presión que se aplicaba a su clítoris que la
disparaba hacia otro clímax.
—Ahhhh, sí cariño, es delicioso.
Y lo hizo, colocando ambas manos en su pecho, ella comenzó a moverse
sobre él a un ritmo frenético, frenética para sentirse a sí misma llegar a otro
orgasmo y tenerlo llenándola una vez más.
El coño de Nikki comenzó a palpitar y las olas comenzaron a estrellarse a
través de ella. Su polla se frotaba en la pared interna de su coño justo en el lugar
perfecto para llevarla al orgasmo.
Cerca, muy cerca.
—¡Me vengo! —gritó mientras su polla la llevó a otro clímax.
—Aah, mierda —Grant gruñó, tirando con fuerza—. Sigue adelante —instó
cuando ella comenzó a disminuir en él—. Casi allí.
Una sonrisa de satisfacción apareció en los labios de Nikki mientras ella
volvió a su ritmo frenético. Follándolo rápido y duro, sus pechos rebotando.
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—¡Ven acá! —Tirando de ella hacia abajo contra él, él la besó con fuerza. Sus
manos agarraron el culo y tirando con fuerza contra él. Uno empuje más, dos más
y durante el tercero y último empuje, la llamó por su nombre y se puso en libertad
en lo profundo de ella.
Exhausto, ambos se miraron el uno al otro durante un largo momento.
—Esta ha sido una muy buena fiesta de cumpleaños hasta ahora —dijo
Nikki, que estaba encima de él, con la barbilla apoyada en su pecho para que
pudiera seguir mirándolo a los ojos.
—Está lejos de terminar todavía, mi amor —dijo Grant prometiendo
besándola suavemente.

—Mi intención original, por lo menos hasta que me sedujo —bromeó y le
dio un guiño—. Era tomar a los británicos. Me dijeron que tú has estado tomando
25
lecciones de baile, pero no tenía pareja estable por lo que nunca use en realidad lo
que he aprendido. —Grant cerró la puerta de su habitación y se acercó al estéreo.
Nikki se encaramó a sí misma en el tocador y vio como él presionó algunos
botones y el suave, sensual sonido de la música salsa llenaron la habitación. —
¿Puede bailar bailes de salón?— preguntó ella levantando una ceja en
cuestionamiento.
Él asintió con la cabeza, caminando y extendiendo su mano hacia ella.
—¿Por qué aprender a hacer eso? —Ella aceptó su mano y se encontró
tambaleándose en sus brazos. Ella se rió mientras caía contra la dura pared de su
pecho.
Grant rió, su sonrisa iluminando sus hermosos rasgos. —¿Las mujeres no se
calientan más con los hombres que pueden bailar?
—Mucho. —Nikki confirmó mientras sus manos se deslizaron por la
longitud de su pecho y en el cuello. Sus labios y la lengua suavemente corrieron
por el costado de su cuello, lo que le hizo temblar. Sonrió para sí misma, mientras
sus dientes le mordisqueaban el lóbulo.
—Luego está la respuesta. — Ahuecando su culo en sus manos, la atrajo
más contra él, la longitud de su polla presionando con fuerza contra ella.
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Las caderas de Nikki tenían terreno frente a su alrededor.
Dando un paso atrás de ella, la hizo girar una segunda vez, y luego la trajo
de vuelta apretada contra su frente. Su polla asomó en su apretado, culo redondo.
La mano de Grant se trasladó hasta el muslo y subió la falda, exponiendo su coño
desnudo.
—No aprendí este movimiento en clase — se quedó sin aliento, cerrando los
ojos y dejando caer la cabeza contra su hombro.
—Estoy improvisando esta parte a medida que avanzo —admitió separando
sus labios vaginales y exponiendo su clítoris. Sus labios y la lengua se burlaban de
la carne sensible de su cuello expuesto al igual que él empujó dos dedos
profundamente en ella.
—Mmm, yo prefiero esta versión de danza mucho más —bromeó,
moviendo sus caderas contra su mano. Su coño se vio rápidamente saturado con
sus jugos, mientras empujaba sus dedos dentro y fuera de ella rápidamente.
—Bien, porque tengo otro movimiento necesario que yo creo que pueden
haber fallado en mostrar también.
Nikki no tuvo tiempo de reaccionar antes de que él la hubiese arrastrado a 26
sus pies y acunara con fuerza en sus brazos. Suspirando, ella envolvió sus brazos
alrededor de su cuello y se acurrucó apretada a él mientras la llevó al dormitorio
principal.
La colocaba suavemente en el borde de la cama, él la empujó con su cuerpo
en la parte superior de la de ella. Sus labios capturaron los de ella, besándola
apasionadamente mientras sus manos tiraron de su vestido hacia abajo sobre sus
pechos, sus caderas y luego se apagaban, descartado al suelo.
Levantando su mano sobre su cabeza, Nikki estiró su cuerpo fuera mientras
lo veía de pie y admirándola. Sus ojos recorrieron la longitud de su cuerpo desde
los ojos hasta sus piernas colgando sobre el borde de la cama, entonces se vieron a
los ojos de nuevo. —Tienes demasiadas prendas encima Grant —ella le bromeó,
deslizando su mano entre sus piernas y comienzo a darse placer a sí misma.
—Parece que de esta manera no se hace — él estuvo de acuerdo, tirando de
su camiseta hacia arriba y sobre su cabeza, antes de tirarla al suelo.
Los ojos de Nikki vagaron la longitud de su cuerpo a la tenue luz de la
lámpara de la mesilla. Él era un impresionante hombre, en forma física máxima.
Ella frunció el ceño cuando se dio cuenta de más cicatrices que cubrían su cuerpo.
—Gira alrededor — le dijo, apoyándose en los codos. Grant hizo conforme a lo
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solicitado y se volvió mientras él eliminaba el resto de su ropa, dejando todo a la
caída de un charco a sus pies.
Reprimiendo las ganas de jadear, Nikki se sentó en sus rodillas, lo agarró
por la cintura y tiró de él hacia atrás con ella hasta que sus muslos golpearon el
lado de la cama. La colocación de un suave beso en la espalda baja, sus dedos
trazaron las largas cicatrices blancas, profundamente grabadas en ejecución a lo
largo de su hermosa bronceada espalda.
¿Qué clase de monstruo haría tal cosa a otra persona? Las lágrimas brotaron
de sus ojos, pero ella peleó con ellas, junto con el impulso de preguntarle cómo
había ocurrido. Ella sabía que no se lo diría si ella le preguntara, así que no lo hizo.
En cambio, Nikki envolvió sus brazos alrededor de su cintura. Ella pasó sus
dedos sobre su pecho y apretó la longitud de su cuerpo contra el de él, sus pechos
aplastándose contra la expansión muscular de la espalda.
—Está bien —le aseguró, a sabiendas de lo que estaba molestándola.
Tomando sus manos las trajo a sus labios. Se dio la vuelta en sus brazos y se
agachó delante de ella, besando sus manos por segunda vez. —Está bien.
—Esas son algunos contras desagradables —susurró ella, ahogando un
sollozo. 27
Grant tomo su barbilla y levantó los ojos hacia él. Él le dirigió una sonrisa
tranquilizadora. —Si tú crees que eso es malo deberías ver al otro tipo —bromeó.
Nikki se rió suavemente y le echó los brazos al cuello, enterrando su cara en
él.
Grant la sostuvo un momento y luego se retiro y atrapó su mirada mientras
se sostenía con el brazo extendido.
—Bien ahora, es necesario animarnos. Todo este sentimiento de lástima por
mí realmente está matando a mi erección.
Riendo ella trajo sus labios hasta los suyos, besándolo suavemente.
Agarrando su polla empezó el bombeo, desde sus bolas hasta la punta. De
inmediato saltó a la vida en sus manos.
—¿Eso está mejor? —Preguntó ella, cuando un brillo perverso apareció en
sus ojos.
Gruñendo, Grant la empujó sobre la cama con fuerza, el cuerpo desnudo
cubriendo la de ella. —Es hora de terminar lo que empecé. —Sus labios se abrieron
paso hasta sus pechos. Él ahuecó un pecho en la mano, mientras que su lengua
chasqueó y rodeó el pezón de la otra.
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Agarrando sus hombros con fuerza, Nikki gimió, sus caderas empujando
contra su ingle.
—No me jodas Grant —suplicó, su cuerpo fue una vez más un furioso
infierno de miseria y necesidad. A fuego lento de calor entre sus piernas,
esperando a deslizar su eje entre ellos.
—Paciencia —le reprendió, al pasar al segundo seno, pellizcando y tirando
del pezón, con lo que tenía un pico endurecido junto con el otro. Su boca se movió
lentamente por su cuerpo, a pesar de las exhortaciones desesperadas de Nikki a su
mierda.
—¡Eres exasperante!
Riéndose, Grant continuó lamiendo, chupando y besando al final de su
estómago y su montículo. —Así me han dicho —él estuvo de acuerdo. Él puso sus
piernas sobre los hombros y se acomodó de rodillas en el suelo, con la cabeza entre
las piernas.
Nikki llegó por encima de su cabeza e hizo puño el edredón, mordiéndose el
labio inferior. La sensación de su cálido aliento contra su caliente, húmedo coño la
tenía retorciéndose de anticipación.
28
—Espera —se quejó.
—Uh-‐‑huh. —Bajó la cabeza a su coño, lamiendo la longitud de su raja.
Apretando las mantas ella se retorció contra su boca. —Por favor—rogó por
segunda vez.
Partiendo de los labios de su coño ampliamente, lamió la longitud de ella de
su ano a su clítoris. Chasqueo su lengua y rodeó su protuberancia inflamada, antes
de llevarlo a la boca y chupar duro.
—¡Oh Dios!
—Maldita sea, que sabor tan bueno, Nikki. —Lamió la longitud otra vez,
lamiendo cada onza del líquido caliente que se había reunido en su apertura. Sus
dedos se hicieron cargo de las burlas de su clítoris, mientras su lengua estaba
sumida profundamente en su coño.
Los gemidos de Nikki se hicieron más fuertes, bajo el cuerpo de él. Lo
necesitaba tan mal. Su lengua, sus dedos, su polla, ella necesitaba todo, llenando
todos sus agujeros. Necesitaba liberación del rápido incendio en el edificio que
estaba ardiendo dentro de ella. —Fóllame, Grant —ella pidió por tercera vez.
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Grant levantó la cabeza para mirarla, la evidencia de su excitación en los
labios y el mentón. —No hasta que te vengas en mi boca cariño —respondió luego
regresó a lamerla con avidez hasta sus jugos.
—Uf, tirano. —Ella se resistió y empujó contra su boca. Su cuerpo estaba
vibrando, tan cerca de la liberación que apenas podía respirar. Sus gemidos se
hicieron más fuertes, más frecuentes a medida que él cambió de ida y vuelta sus
dedos en su coño para follarla con su lengua. Cuando levantó la cabeza para
mirarla, ella se agachó e instó a la boca hacia abajo para terminar el trabajo que
había comenzado.
Los dedos de Grant comenzaron a acariciar su clítoris con más fuerza, con
más velocidad, llevándola rápidamente a un momento de pura agonía antes de la
liberación gloriosa.
—¡Grant! —Ella gritó mientras su cuerpo se sacudió bajo su boca y ella llegó
a un orgasmo meciendo su cuerpo. Jadeante, su cuerpo se relajó y ella observaba
con una leve sonrisa mientras la lamía.
Satisfecho de que él había tenido todo y cada gota de su delicioso jugo, se
trasladó de nuevo a la longitud de su cuerpo y colocándose entre sus piernas,
apoyó su peso con una mano apoyada en un lado de su cabeza. Se frotó el grueso 29
eje entre sus piernas; cuando se inclinó para besar suavemente sus labios.
Sus labios y la lengua tenían su sabor. Y fue bueno. No es de extrañar que a
los hombres les encante tanto comerse a las mujeres pensó, era casi suficiente para
tentarla a probar suerte lamiendo coño. Casi. Ella extendió sus piernas anchas para
él, disfrutando de la sensación de su polla frotándose contra ella.
Alcanzando entre ellos, ella agarró su polla con la mano y comenzó a
acariciarlo. Cerró los ojos y gimió. Su pulgar rozó la cabeza palpitante y se limpió
el líquido pre seminal de ella. Ella se llevó el pulgar a los labios y lo chupo. Volvió
a él acariciando, frotando la cabeza de su polla de nuevo adelante y hacia atrás a lo
largo de su raja, atormentando a Grant y el aumento de su deseo de tener más de
él.
Su polla palpitaba en su mano, ansiosa de sumergirse profundamente en su
interior. —Dime lo que quieres —ella susurró contra su boca, y luego seguido sus
labios a través de su mandíbula y por su cuello.
Al abrir los ojos llenos de lujuria, miró profundamente en ella. —Quiero
follar tu coño apretado —él contestó con voz tensa, pero se contuvo en su apertura
forzada desde dentro de ella.
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Nikki amaba cuánto control tenía. Su cuerpo era increíblemente tenso,
preparado y más que listo para ella, pero fue capaz de contenerse, incluso mientras
corría su pene una y otra vez entre sus pliegues.
—Entonces tómalo —desafió manteniendo los ojos trabados con los suyos, y
abriendo las piernas tan amplias como le fuera posible para él.
Él le dirigió una sonrisa diabólica. —Espera.
—¿Espera? —Ella no tuvo tiempo suficiente para considerarlo más, así que
hizo lo que pidió.
Con un gruñido, fuerte y primitivo empujó duro en ella, haciéndola gritar.
Pero él era implacable y sin piedad esta vez. Sin dulzura, sólo puro, sucio, duro y
rápido, de un hombre en extrema necesidad de descargar. Empujó rápido, duro y
profundo en ella; sus bolas golpeando contra su culo con cada poderoso empuje
hacia adentro.
Nikki gimió, de puro placer cada vez que él se retiró y se estrelló de nuevo
en ella. Ella envolvió sus piernas con fuerza alrededor de su cintura y sus brazos
alrededor de su espalda, sus dedos clavándose en su omóplato. Él no pareció darse
cuenta mientras continuaba su martilleo con su polla, llenándola hasta la
empuñadura. 30
Con cada embestida ella apretó sus músculos apretando su coño a su
alrededor. Nunca había sido follada con tal poder y unidad antes, y estaba
volviéndose loca. Ella lo miró a los ojos, y vio la pasión cruda detrás de ellos.
—No puedo esperar esta vez —dijo, empujando aún más rápido, su polla y
bolas endurecidas contra su coño. Su cuerpo se tensó bajo sus manos y con una
estocada final gruñó y estalló. Nikki sintió su coño relleno con su semen, y luego
varias réplicas de su eyaculación. Su venida estaba filtrada en ella, corriendo por
su culo. Nunca había estado tan satisfecha en su vida.
Pasó, y sin aliento se derrumbó sobre ella y rodó sobre su espalda, tirando
de ella hacia su lado.
Ella se abrazó a él, y apoyó la barbilla en el pecho mirando hacia él. Ella no
dijo nada hasta que se relajó completamente.
Metiendo una mano detrás de la cabeza, la miró. Le acarició el costado de su
cara con el dorso de la mano y metió un mechón de pelo castaño detrás de la oreja.
Luego miró el reloj en la pared, que decía 01 a.m. luego a ella.
—Creo que estas más allá de tu toque de queda —bromeó.
LETRAS LIBRES

Ella puso los ojos y le sonrió, mientras le aplastar juguetonamente en el
hombro. —Creo que papá entendería.
Miró a lo largo de sus cuerpos desnudos entrelazados y luego volver a
encontrarse con sus divertidos ojos azules. Levantó una ceja. —¿Crees?
Riendo un poco más, ella arrugó la nariz hacia él e hizo un gesto hacia sus
cuerpos desnudos.
—Bueno, tal vez no esto... pero puedo guardar un secreto si puedes —
desafió.
—Creo que podría ser capaz de mantener esto para mí también —estuvo de
acuerdo—. Voy a dejarte entrar en un pequeño secreto.
Emocionada de que pudiese estar en algún detalle jugoso sobre su trabajo
que le dio su atención.
—¿Qué?
—No tengo miedo de muchas cosas, pero tu padre me aterra.
Nikki ladeó la cabeza hacia un lado y se rió.
—¿Papá? ¿En serio? —Ella altamente dudaba. 31
—Cuando éramos niños solía mojar mi cabeza en el inodoro y me daba los
peores golpes… imagínate. Fue una infancia de pesadilla. Y eso fue sólo por ir a su
habitación. Tú sólo puedes imaginar lo que me haría por esto —bromeó.
—Uh huh. —Ella se rió y puso los ojos de nuevo. Nikki ahogó un bostezo,
pero no lo suficientemente rápido para perderse algo.
Agarrando la manta tiró de él a lo largo de ellos y pasó las yemas de los
dedos ligeramente hacia arriba y abajo de su cadera.
—Vete a dormir. Voy a dejar que tú te pongas en camino conmigo cuando te
despiertes —le aseguró, cuando se dio cuenta de que estaba a punto de protestar.
Nikki sonrió y apoyó la cabeza hacia abajo, sus dedos trazando los
contornos de los músculos en su pecho y el estómago. —Está bien —ella
finalmente dijo cerrando los ojos y quedándose dormida con una contenta sonrisa
en su rostro.

LETRAS LIBRES

La fiesta de cumpleaños de la barbacoa de Nikki era una pesadilla para
Grant. Él amaba y extrañaba a su familia mucho, pero que lo habían invadido tan
pronto como él y Nikki entraron en la puerta de entrada a la mañana siguiente.
Peor aún, no parecían estar interesados en dejar estar con las preguntas. Era
el cumpleaños de Nikki, pero parecía ser la atracción principal. No le gustaba ni un
poco.
Con menos de una hora antes de lo que tenía que irse finalmente fue capaz
de arrebatar lejos de su hermana —su tía— y tirar de ella detrás del cobertizo. No
es el lugar más ideal para pasar un rato a solas con ella, pero él tomaría lo que él
pudiese conseguir en ese momento.
—Lo siento que no he sido capaz de pasar tiempo contigo hoy, es que... —
Nikki colocó un delgado dedo en sus labios para hacerlo callar. Rápidamente
reemplazó su dedo con sus labios. Ella había tomado una ducha cuando llegó a
casa y olía a fresas de nuevo, no es que le importara el olor de las aventuras de su
noche en ella, pero las fresas estaban muy bien también.
—Está bien —le aseguró—. Todo el mundo siempre se emociona al verte. —
Ella deslizó sus palmas arriba y bajo en su camiseta y le acarició los duros
músculos de su pecho—. Sé que me emociono al verte —se inclinó y susurró. 32
Su polla se levantó para la ocasión, pidiendo atención. Grant gimió para sus
adentros. La sexy mujer frente a él era insaciable, y le encantaba.
—Escucha, cuando te instales en la escuela voy a venir a verte. Es un par de
meses a partir de ahora, pero creo que es lo mejor que voy a ser capaz de hacer.
Tengo algunas cosas en el trabajo que necesitan ser atendidas...
Esta fue la primera vez que realmente temía salir. No es que alguna vez
disfrutara de estar lejos, pero ahora que tenía a alguien esperando en casa para él...
bueno... simplemente parecía más difícil para él esta vez.
Envolviendo sus brazos alrededor de su cuello enterró su cara en él.
Cerrando los ojos, la apretó con fuerza a él, disfrutando de la sensación de su
cuerpo contra el suyo. —Lo sé. Las personas dependen de ti. Lo sé —dijo.
Él suspiró. —Voy a estar en casa de nuevo para verte pronto. Te lo prometo.
Ella se echó hacia atrás y sonrió con amor hacia él. —Sabes que siempre has
sido mi héroe.
La cara de Grant se enrojeció mientras se rió entre dientes. Nunca se había
realmente considerado un héroe, sólo un hombre que hacía un trabajo necesario.
LETRAS LIBRES

En cualquier caso, un sentido de orgullo brotó en él mientras miró la adoración en
sus ojos.
—Te amo Nikki.
Su rostro se iluminó, y su sonrisa se ensanchó. —Yo también te amo. —Su
mano se interpuso entre ellos y acarició la cresta de su polla por encima de sus
pantalones vaqueros—. Y cuando llegue a casa, te voy a mostrar de nuevo cuánto.

… CONTINUARÁ

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