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Matriz del Tiempo

Resumen de las clases de Eugenio Carutti

Esta es la Matriz del Zodiaco y su comprensión profunda nos servirá para comprender el
dinamismo implícito en cada Matriz: sea esta una Revolución Solar, un Ciclo Planetario,
una Progresión, un Tránsito, una Dirección, un ángulo entre planetas, lo que fuera. Todo es
la Matriz en Movimiento en una secuencia de DESENVOLVIMIENTO EVOLUTIVO,
totalmente natural e intrínseca a la inteligencia planetaria. Una vez que ustedes manejen
la matriz básica, la van a ir experimentando y enriqueciendo en sus propias experiencias
con infinitos matices. No debieran preocuparse por cómo abarcar todas las técnicas, sino
que vayan a la esencia de cada fase, porque allí está todo. La Astrología es siempre lo
mismo.

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Fase Ariana o Fase I – Fase de Conjunción:

Fase de liberación de energía. En el Ser Humano, esta liberación de energía tiene que ver con
DESEO. Este momento de liberación tiene un nivel consciente y otro inconsciente. Es DESEO LIBRE.
No es deseo de algo. Es una identidad deseante, una identidad que está moviendo su energía. En
Aries hay una identidad deseante, no hay un objeto de ese deseo. Liberación no es algo estático,
está yendo a algún lado. El tema es que aún no sabemos adónde.

Desde el punto de vista astrológico, la cualidad libre de su energía va ir materializando,


densificando y tomando forma (Fase Taurina o Fase II). Lo más profundo de la Astrología es que
dice que en realidad nosotros materializamos. El impulso energético se convierte en materia, se
va fijando, se va estabilizando cada vez más.

En todo momento, la fijación de la energía no tiene ninguna claridad para la identidad deseante de
por qué se fija de esa manera y no de otra. No podemos comprender qué hay por detrás de ese
movimiento, qué es lo más profundo y esencial de ese movimiento. Es un proceso, de alguna
manera ciego.

En toda etapa de manifestación yo me entrego a experiencias, me identifico con ellas, y las voy
significando de determinada manera, pero lo hago muy fragmentariamente. NO hay una claridad
profunda del proceso que se está desarrollando.

La pureza del inicio de un ciclo dependerá de la limpieza y el agotamiento de la identidad-deseo del


ciclo anterior.

Fase Taurina o Fase II – Fase de Semisextil:

Tomamos contacto con lo que irrumpió en Fase I. ¿Dónde voy a empezar a darme cuenta
realmente de la nueva identidad? Cuando haga cuerpo en Tauro. Tauro habla a través de la lógica
de la NECESIDAD. A partir de ella se comprende la profundidad del nuevo deseo. Estas
necesidades a satisfacer son CONCRETAS.

La nueva identidad es interpelada desde el punto de vista de la necesidad. Debe bajar a tierra para
empezar a conocerse. Aparecen temas de dinero, con el cuerpo, temas de alimentación. Si soy
muy fuego, apenas se manifieste la tierra lo veré como un obstáculo. Para muchas personas la
Fase II es impedimento: “Justo ahora que me estaba acostumbrando a mandarme y tome
confianza, me tengo que frenar”.

Acá surgen estas cuestiones: ¿cómo materializo? ¿cómo concretizo con esta nueva identidad?
¿cómo me alimento de ella? Acá el secreto es darme cuenta que tengo necesidades y aprender a
satisfacerlas.

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La Sombra También Materializa

Punto Ballena

Punto Medio de Tauro – 45º o Semicuadratura Creciente – Punto Ballena

En el punto medio de cualquier signo fijo surge un máximo de inercia – fuerza del pasado con la
que venimos convencidos y embalados- que por su propia naturaleza nos ancla al pasado, se
resiste a lo nuevo. Siempre un signo fijo es la resistencia a la potencia del Cardinal para poder
hacer masa y desarrollarse. En el punto medio hay una posibilidad de detener el impulso.

Hay un Tauro Ballena caracterizado por la “dejadez” que se asocia con la condición de mamífero
de la ballena que, en lugar de seguir evolucionando en la Tierra, vuelve al océano.

Este es un momento crítico. Hay una presión de la realidad que nos trae la tentación de resolver
los problemas igual que antes. Vuelven los fantasmas de pasado. Surgen los temas no resueltos de
la Fase XII, o deudas de Casa XII.

Si bien la potencialidad de la Fase II es la integración profunda, siempre existe en el Punto Medio


la tentación de resolverlo a la antigua. Si lo hago, retrocedo lo ganado en identidad y dificulto el
proceso. Esto es muy inconsciente, conlleva una trama muy profunda. Tiene que ver con un miedo
muy arcaico, muy inconsciente. Psicológicamente, esto tiene que ver con una experiencia muy
primaria de la infancia, o con algún entramado arquetípico muy inconsciente. Vuelve algo que
tendría que estar superado y sin embargo no lo está. El pasado todavía me asusta y tiendo a
resolver un tema con la vieja consciencia. La identidad nueva es puesta a prueba. Para la
conciencia esto es de enorme fertilidad, porque si logra destrabar es un paso evolutivo.

Puntos Medios de los Signos Fijos: En tránsito son muy significativas las semicuadraturas (45º) y
las sesquicuadraturas (135º), van a ser muy significativos. Verán que si están a un orbe de 2º,
tienen tanto peso como un aspecto duro. Funcionan bien partiles y son muy potentes.

¿Por qué esto es así?

Para entenderlo tenemos que tener en cuenta el dinamismo conformado por los tres ritmos
astrológicos básicos y el efecto de resistencia al movimiento de los tres puntos fijos. Así, tenemos
Primero: el ritmo de manifestación y absorción que se produce signo a signo con el pulso
masculino-femenino. Segundo: el pulso de los elementos: Fuego –Tierra – Agua y Aire y Tercero: el
pulso de la modalidad Cardinal – Fijo – Mudable.

Verán que es una sucesión inevitable: Primero surge el dinamismo del signo Cardinal que produce
un Cambio de Estado, luego aparece la resistencia o inercia, que permite que la energía cinética
del signo cardinal se transforme en energía potencial (signo fijo). Así, la energía de manifestación
inicial pasa a otro estado, que permite que se condense, se acumule, se fije, se profundice, gracias
a una inercia, una resistencia a esa energía libre que se manifiesta.

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Por eso, el punto fijo de un signo es el de mayor inercia o resistencia al dinamismo, porque es
también el que permite la mayor acumulación de energía potencial. Finalmente, aparece un signo
mudable, que es un movimiento de armonización, de oscilación rítmica de esos elementos
anteriores. Uno ya podría ir vislumbrado con qué clase de acontecimientos me iré topando, según
se trate de una Casa Cardinal, Fija o Mudable. Y, con la práctica, van a poder percibir el predominio
de una modalidad determinada en cada individuo.

El Punto Medio de un Signo Fijo tiene una función de detener y lentificar la energía libre para
producir energía acumulada. Por este motivo representa el punto de mayor resistencia, en el que
potencialmente puede agotarse el dinamismo y haber máxima inercia. Es el punto de mayor
lentitud del proceso. Por esta razón, va a significar la posibilidad de que el proceso se frene, se
trabe, como si se acabara la chispa del signo cardinal anterior. Pero, por otro lado –si se va a
fondo- entonces es donde más energía se acumula y con mayor potencia sale después.

Nos trae una suerte de crisis, en el sentido de una tentación: es la necesidad de que aparezca algo
“aparentemente” superado, aparentemente peligroso y negativo, para confirmar que eso ya
terminó. Esto involucra a los 15º de Tauro, como asimismo, a una distancia de 45º entre dos
planetas o al Punto Medio de la Casa 2 en tránsito. También, si en la Revolución Solar les sale 15º
de Tauro en la cúspide del Ascendente. Superada la “tentación” de caer en las viejas formas de
conciencia, se pasa la prueba y a otra cosa. En este punto medio aparecen los fantasmas del
pasado: se crea un escenario que parece obra de la Casa XII. Renace una identidad anterior, que se
supone que está superada … pero no … aún está viva. Por eso la prueba del Punto Medio. Si vivo
una cierta situación idénticamente a otra del pasado, es porque hay una regresión, mi
inconsciente se apoderó de mi y voy a tender a resolver una situación nueva como la resolví en el
pasado. El tema es que hoy soy distinto a lo que era en el pasado. Esto es en esencia una
Semicuadratura: “No quiero destrabar este tema. Porque si lo hago será una confirmación de que
soy otro”. Hay conflictos o heridas que uno no quiere resolver ni curar … porque quién sería yo sin
ese conflicto o sin esa herida?

El Punto Medio Tauro me obliga a ir lo a lo más profundo de uno mismo. No se trata de una
sombra nueva sino de una sombra acumulada del pasado. Por eso el Punto Medio de Tauro
implica la tentación de volver, la tentación de que el proceso no siga adelante. Es la memoria no
resuelta de la XII, es decir, de todo el ciclo anterior. Si me quedo ahí trabado, me empiezo a
retrasar respecto de mi propio reloj cósmico y a distanciarme de mi mismo, reconstruyendo una
vez más una vieja identidad. Si logro pasar la “prueba” el resto de la Fase taurina será muy
placentera para mí y estaré muy cómoda con mi nueva identidad, llena de potencia.

Las escenas clásicas de Fase 2 son dinero, nutrición, sexualidad, la sensación de recursos (¿puedo
o no puedo?) y la sensación profunda de que va tomando cuerpo mi identidad: estoy
descubriendo quién soy, que estoy haciendo un corte con el pasado muy claro.

Fase Geminiana o Fase III – Fase de Sextil:

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Esta nueva identidad que se manifestó y se conectó con sus necesidades ahora tiene que
experimentar para enriquecerse. Tiene que buscar las variantes de sí misma. Esto se logra
arriesgándose a hacer cosas completamente nuevas y múltiples y empezar a probar. Es la Fase de
Experimentación. En esta Fase se recorre la nueva identidad, sin síntesis alguna. Es una fase en la
que no sucede nada definitivo, no cierra nada, es tiempo de ampliar el propio espacio, recorrer la
propia identidad y buscar todas las variantes posibles que ofrece el proceso. La sensación es que
mi identidad y deseo se divide en mil fragmentos. Es tener ganas de hacer muchas cosas. Ganas de
libertad, de viajar, estudiar, conocer cosas nuevas, comunicarse, abrirse, de que todo se haga más
liviano. Habrá muchos deseos simultáneos, pero ninguno nos absorbe. Hay una sensación de
fragmentación. Si me niego a fragmentarme y a probarlo todo, pierdo la oportunidad. Es un
momento de apertura y variación.

Una respuesta posible es que intente recortar pues me asusta tanta variación. Hacerlo sería
adelantarme una fase (IV). La clave de Fase III es aprender a comunicar. Básicamente la
comunicación primero INTERNA conmigo misma y mis fragmentos internos. Comunicación entre
distintos aspectos de uno mismo, distintos anhelos, distintas direcciones del deseo. Si yo puedo
escucharme y hacer que los distintos fragmentos dialoguen, entonces profundizaré el proceso,
caso contrario, se empobrece.

Surgirán temas externos como reflejo de lo interno: puedo tener que aprender una nueva manera
de comunicarme (si es Urano), u ocuparme de la incomunicación (si es Saturno).

Tratemos de mirar qué va a pasar afuera: viajes, nuevos intereses, nuevos estudios, cuestiones con
los hermanos y vecinos, temas de comunicación en general. Se hacen presentes todas las
preguntas. Uno está curioso e intranquilo, sin poder definir. Otros temas son los escritos, ganas de
escribir, de comunicarse. Análogo a una Solar en Géminis o en Casa III o a una Aspecto de Sextil.
Estos serán los TEMAS que se moverán. Luego, dependiendo el planeta activo, los temas se
moverán de manera distinta. No es lo mismo Neptuno en Fase de III que Saturno en Fase de III,
obviamente. Empieza a moverse mi capacidad de salir de aislamientos y de darle importancia al
entorno ya los vínculos inmediatos.

Si logro atender los temas de comunicación que emergen afuera y elaborarlos íntimamente como
ser manifestante de mi realidad, automáticamente los núcleos internos desconectados empezarán
a conectarse. Es un trabajo de sinapsis, por eso van a pasar cosas en la mente. Profundamente es
una oportunidad para cambiar modalidades de pensamiento. En la Casa XI cambian ideas,
creencias, supuestos, ideales, mientras que en la Casa III cambian lógicas, cambian las capacidades
para hacer nuevas sinapsis.

Es importante apreciar que nos vamos acercando a la cuadratura. Prepararse para la cuadratura
siempre es conectarse con la sensación de estar demasiado abierto y descentrado. Yo vengo
“geminiando” por el mundo y la cuadratura presiona para que estabilice algo, porque luego de
tanta prueba y experimentación, ahora necesito estabilidad. Cuando uno se descentró mucho sin
darse cuenta, las cuadraturas dan golpes muy fuertes. Lo más probable es que sobre el final de la

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fase 3 los polos tiendan a coagularse en dos grandes núcleos y cuando va llegando a la cuadratura
empieza la sensación de ¿esto o aquello?

Fase Canceriana o Fase IV – Fase de Cuadratura Creciente:

Es la Cuadratura el momento de “decisión”. Hay que elegir una cosa y excluir las demás. Hay cosas
que no son. En la Fase 3 probaba todo, pero ahora tengo que elegir: si es esto, entonces no es
aquello. El tema acá es dar una forma, una estabilidad. Trazar un círculo, circunscribir, demarcar la
identidad posible de esta etapa. Es una demarcación dentro de uno mismo. El pasaje de Géminis a
Cáncer es elegir, recortar y lograr que se produzca una fusión y un núcleo de identidad bien claro.
Hay una identidad inconsciente que está buscando una forma para descubrirse. Aunque aún
inconscientemente, uno busca construir un mundo y afectivizar un montón de cosas. Mi
inconsciente se plasma. Luego, en la próxima fase leonina podré darme cuenta de quién soy.

Son propios de Fase IV los procesos relacionados con mucho compromiso afectivo, compromiso
para construir algo que yo sienta que me pertenece, relacionados con crear una pertenencia.
Hacer familia, gestar un hijo, gestar hogar. Gestar un proyecto más allá de la familia o maternidad.

En Fase IV se mueve mi nido energético, mi pertenencia

Acá uno empieza a detectar problemas en cómo construí mi mundo anterior. No me puedo
identificar con eso. El movimiento es desde dentro de uno: uno siente que tiene que desarrollar
una nueva forma, o nueva personalidad, y la primera sensación es de desagrado respecto de la
forma anterior. Cuando uno construye una casa se está construyendo a sí mismo.

Hay una sensación de contraste muy fuerte entre la sensación de pertenencia y de “hacer casa”
anterior respecto a lo que yo deseo ahora.

Uno puede tener hijos en cualquier fase, pero en la IV es muy común el deseo de tenerlos. Esta
sensación de hacer familia o de ser madre es un arraigo y una estabilización. Puedo buscarlo y si
estoy muy desconectada, puede venir por imposición del destino. Dependiendo del planeta
involucrado con esta Fase será el tono de la experiencia: con Saturno en Fase IV podré sentar
bases, con Urano, renovarlas y con Plutón será sacar cosas del pasado a flote para ser elaboradas,
procesadas y comprendidas. Con Urano se siente el vacío. Da mucha polarización de la energía,
porque sostener el vacío sin llenarlo es difícil de lograr. Hacemos muchas cosas para no sentirlo.

En fase IV siento bases, reviso las viejas, replanteo con familia, revisación a fondo de estos
vínculos, nos hemos comprometido muy a fondo a con algo. Además, excluimos algo –que luego
emergerá más adelante en Fase VIII- era necesario excluirlo porque me descentraba. Uno tiene
que cerrar para centrarse. Uno construye su forma y alcanza una sensación de identidad. Así, el
pasaje a la Fase V es con una clara sensación de identidad y de satisfacción consigo mismo. Algo se
ubicó, algo se centró. Este es el mundo que yo construyo.

Fase Leonina o Fase V – Fase de Trígono Creciente:

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Toda Fase V o Ascendente en Leo en la Solar da una fuerte sensación de identidad, de potencia y
autosatisfacción, de centramiento. La Fase anterior de cuadratura es muy importante porque
compromete el resto del proceso, en el sentido de que, si uno hace un recorte incorrecto –más
chico o más amplio del que corresponde- se generará un centro más frágil e inestable. Esta
cuadratura define muchas cosas del futuro. Se toman decisiones muy importantes. Y a veces se
dejan de tomar…. Retrasando el proceso.

Los Signos Cardinales son los ángulos del zodíaco: son decisivos porque cambian el estado de la
energía. Por eso la cuadratura implica tensión, porque siente que allí se está jugando algo
importante. Las cosas allí toman forma, quiera uno o no quiera. Se corre el riesgo de que si uno no
quiere, la forma sea algo con lo que uno no se puede conectar porque siente que no participa de la
decisión. No conviene hacerse el distraído: es tiempo de tomar una decisión y darle forma a algo
de nuestra vida. Decir: quiero fluir y fluir sería disrítmico para esta Fase. Luego la Fase 5 es una
natural consecuencia de la fase IV. En la Fase V se acumula y fija identidad. Allí se comienza a
expresar uno con muchas más confianza. Hay anhelo de sacar afuera, de expresar, de ocupar un
lugar. Eventualmente busco reconocimiento y conformaciones de mi identidad. Es un momento
muy creativo y por eso es muy importante poder sacar afuera. Si me hago el tímido y no saco, el
feedback del afuera será muy pobre. También en Fase V pasan cosas con los hijos. Si cuando yo
siento mucha sensación de identidad y satisfacción conmigo misma, comienzan a pasar cosas con
los hijos, ¿qué me está diciendo de esa satisfacción e identidad conmigo misma? Que es una
identidad juvenil. Esta sensación de autosatisfacción que tengo es en realidad un anteproyecto de
mi misma. Tendré que llegar a Capricornio para tener una sensación realmente madura y
completa de mí. La Fase 5 es la primera sensación de mí mismo que tengo, y por eso el correlato
externo es el tema con los hijos, temas con una identidad que necesita cuidado, que se expresa y
manifiesta, pero está creciendo. Acá aparece el secreto de por qué ciertas cosas están ligadas en el
zodíaco. Si mi madre tiene un tránsito en su casa V, ahí estoy yo. Pero si yo tengo Saturno en Casa
V, entonces serán mis hijos quienes tendrán obstáculos para madurar, por lo que tendré que
ocuparme de ellos. A su vez, mis hijos a través de los obstáculos maduran y yo maduro. Con Urano
en mi solar en 5, aparecerá el tema de golpe o los hijos pueden empezar a hacer cosas muy libres
e independientes.

Sesquicuadratura o Punto Medio de Leo: Habrá una tendencia muy fuerte a encandilarse consigo
mismo y con la identidad que está construyendo. Se construye una imagen muy fuerte de uno y
uno empieza a deleitarse con esa imagen. Hay una sensación de placer consigo mismo, una
autosatisfacción y un anhelo de que “todo siga así y cada vez mejor”. Con la Matriz del Tiempo
estos anhelos son fuentes de conflicto, porque VA a cambiar y efectivamente sí va a ser mejor,
pero no conforme a los planes del pequeño yo. En este punto está el núcleo de todo el proceso
que sigue. Las próximas tres Fases son las de sombra (VI, VII y VIII): aparece lo desconocido, lo que
habíamos dejado de lado necesariamente en la Cuadratura, y aparece para reequilibrar. Acá hay
mucha sombra en juego. Uno siente en estas Fases que se le viene encima la sombra y quiere
defenderse de ella cuando en realidad, lo que tiene que hacer es echar toda esa luz leonina

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ganada a través de poseerse a uno mismo y de haber adquirido confianza en uno mismo, para
iluminar la otra parte oculta de la psique: la sombra.

Lo difícil de la Sesquicuadratura creciente es que uno no se da cuenta de las consecuencias de esta


acumulación. Todo parece bárbaro pero las consecuencias se van a pagar en las tres próximas
fases. El zodíaco está constituido de una manera muy peculiar, de tal modo que cuando uno llegó
a “encajar” es porque llegó el momento de transformarlo todo. Es ese el motivo por el que uno
“encaja” para adquirir la seguridad suficiente para confrontarse con la sombra. En realidad, la
identidad de Leo es para eso.

Una excelente resolución de la Sesquicuadratura es cuando aprovecho la oportunidad de sentirme


segura y potente, con una alta autoestima, con una personalidad bien construida para
comprender que ese insight, esa potencia, es “para otra cosa” y no para “creérmela”.

Yo estoy instalada en mi sensación de mi misma y cuando llega Casa VI, VII y VIII, es decir el
momento de la transformación más profunda, yo la voy a vivir como que viene de afuera. Todo lo
que me complementa, oscuro y luminoso, llega a mí, pero mi tendencia es a resistirlo sin dejar de
ser “yo”. Estas tres son Fases donde empieza a predominar lo desconocido, en las cuales ya no
puedo seguir confirmando mi identidad como venía haciéndolo. Acá la identidad aparece a través
de los otros, a través de procesos que son muy difíciles de reconocer. Como la lógica del proceso
indica que esta identidad es el “anteproyecto”, es una identidad provisoria con fuerza suficiente
como para enfrentar la transformación. Si no tuviera esta sensación de identidad, cuando llega la
máxima acumulación de sombra representaría una experiencia inabordable. Por eso es que
necesito un centro de identidad, pero sólo tiene esa función: la de poder tolerar los procesos de
transformación. Esa identidad sirve para hacer un tramo. Es como el Arca de Noé. Luego los tres
signos que siguen me pedirán que me transforme en Cousteau y vaya –con toda esa luz que
desarrollé- a investigar las profundidades del océano del inconsciente. Si yo quiero defenderme de
la Sombra y seguir con mi identidad adolecente de V, las cosas se van a complicar.

Fase Virginiana o Fase VI – Fase de Quincuncio:

Este momento virginiano tiene la característica básica de preparación y latencia. Va implicar


experiencias de cuestionamiento profundo al yo. Acá la identidad que venía expandiéndose ahora
empieza a “enrularse”. Lo hace para poder crear un espacio interior para albergar algo que
emergerá en las Fases posteriores y que hasta el momento tuvimos que negar porque no había
posibilidad de tomarlo.

La clave es la Entrega Virginiana para generar dicho espacio interno que dará lugar a algo distinto
en nosotros. Este momento presenta dos características: 1- Para dar lugar a otra dimensión de sí
misma, esa identidad leonina va a experimentar límite a la identidad e impotencia: no va a poder
seguir experimentando ese feed-back potente que le devolvía la realidad. 2- En este momento
comienza a activarse un proceso mucho más inconsciente y esto muchas veces lo leo como que
me falta energía, como que se despotencian muchos elementos en mi vida. Siento que me vida
venía potente, creativa, expresiva y, de pronto, comienzo a sentir una cierta grisura. Esto

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representa una depresión, pero no una depresión psíquica sino energética. Aparece un retiro
energético objetivo. Este es un proceso de latencia. Lamentablemente nuestra conciencia no está
preparada para valorar los procesos de latencia. Esto es, cuando no se ve lo que pasa. Esto tiene
que ver con el profundo desprecio por lo femenino de nuestra civilización.

Acá en realidad hay una gestación de otra dimensión de sí mismo.

Es muy común que aparezcan en el cuerpo los límites a la identidad. No sería necesario que lo
hiciera, pero esta es una Fase de Reajuste – Quincuncio de todos los desajustes del proceso
anterior leonino. Entonces, todos los desbalances internos que hay y que redundan en el plano
físico van a aparecer. Pero mirémoslo desde otro punto de vista: en realidad acumulé y fijé tanta
potencia que, gracias a ello, puedo ajustar, puedo hacerme cargo de una dimensión mucho más
vasta de mí mismo. Cuanto más dura sea la respuesta del cuerpo, más distancia estoy de lo básico
y, entonces, tengo que volver.

En la Fase VI uno cree que ya está, engolosinado por la Fase V, pero, en realidad uno recién
empieza.

La Fase VI representa el momento para que esa luz se vuelva hacia el interior y empiece a trabajar
lentamente. Esto se va haciendo muy lento, muy progresivo, desde un punto de vista, aburrido. Es
muy común que haya mucho tema con el trabajo. Además, se trata de autodisciplina. Aún cuando
uno lo connote como que la disciplina es impuesta desde afuera. Se trata de desarrollar ciertos
talentos, que –si no vamos a fondo- no se desarrollan. Aparecen acá todos los temas de detalle, de
orden.

Una muy buen manera de hacer Fase VI es ponerse muy cuidadoso con la alimentación, el sueño y
el ejercicio físico.

En esta Fase comienzan también a aparecer cosas muy poco interesantes, y que me parecen poco
importantes. Una cantidad de detalles empiezan a surgir y absorben mi energía. Acá uno da
cuenta de la utilidad de algo y no de la creatividad. Mi energía circula dentro de un sistema
ordenado. Uno no siente el retorno de la energía: entrega a la vida y no vuelve. Es muy frustrante.
Se trata del servicio virginiano. Quizá ponga energía en algo y no haya retorno, pero el mismo
vuelve por otro lado. Como quizá pueda estar enojado, puedo llegar a no percibir cuando hay
retorno por otro lado inimaginable.

Eventualmente, todo lo que estaba descuidado se ordena. Pero, más que nada, los
acontecimientos y problemas serán con los subordinados. Lo ideal es entrar a un sistema funcional
donde cada uno cumple con su función. Poniéndome más místico, diría que profundamente lo que
sucede en la VI es un encuentro con los ángeles. Percibo un juego energético de asistencia mutua
de la realidad. Si uno ayuda, siempre hay alguien que lo va a ayudar a uno. Claro que siempre que
lo haga con inocencia y no especulativamente. Si comprendo el tema de las funciones, mía y la de
los demás, si yo contengo una conciencia funcional, el tema de los subordinados y de mi misma
como subordinado, resulta de una importancia capital. Profundamente me voy a dar cuenta de

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que todo el que trabaja para mí es un ángel. Asimismo, los demás dicen que yo soy un ángel para
ellos, en el sentido que hago cosas que son exactamente lo que los demás necesitan. Todo se
complementa muy bien.

Esto es muy sutil. Si uno tiene un problema con la empleada es porque está manifestando una falla
en el aprendizaje de cómo relacionarse con los “elementales”, esto es con las fuerzas constructivas
que están al servicio de cada uno de nosotros, así como nosotros somos fuerzas constructivas al
servicio de otros.

Tenemos que comprendernos como seres funcionales. Yo cumplo una función. Si no la puedo
percibir, será muy difícil comprenderme. Todo se pondrá muy aburrido, tendré problemas con mi
trabajo, no me sentiré con las fuerzas necesarias y no habrá lugar para hacer cosas nuevas y
creativas porque sentiré que mis fuerzas son absorbidas. Un ejemplo, Saturno en Fase VI: los que
están a mi servicio tendrán problemas o tendré que ponerles límites.

Es una Fase importantísima. Trabajándola como una “reubicación” es lo que me va a permitir abrir
todo un espacio en el inconsciente. Muchas veces en esta Fase a las personas se les da
enfermedades fuertes que las detienen por un tiempo prolongado, y que permiten cambios muy
importantes, cambios de identidad profunda, porque provocan un contacto profundo
(enfermedades como la hepatitis, por ejemplo). Si la enfermedad me para es porque “tengo que
parar”.

Esta bajada del ego, esta grisura tiene un objeto, que es comprenderme dentro de un sistema. De
pronto se me hace presente que soy un ser incompleto y tengo que ser completado. Eso es Fase
VI.

Suceden muchas cosas en esta Fase con la que uno no puede tomar contacto lúcido y “no sabe lo
que está pasando”. Pero en realidad, está bien que así sea. Para nuestro tipo de conciencia lo
virginiano siempre resultará costoso, porque cuando uno está tomando contacto con algo y no
sabe lo que está pasando, en realidad cree que está pasando algo que “tendría que saber”.

Fase Liberiana o Fase VII – Fase de Oposición:

Esta es una Fase de experiencia de “espejo de uno mismo”. Ahora uno puede verse y darse cuenta
del sentido profundo de todo ese proceso de manifestación de la Fase I. Este es el momento en el
que la sombra se empieza a ver. Esto es un re-comienzo. La manifestación fue un proceso ciego,
identificado con la experiencia, hasta que en este punto “se cae la venda”. Lo que se estaba
jugando detrás de esa experiencia que se manifestaba (casarse, tener un hijo, elegir mudarse de
país, iniciar un trabajo, dejar un trabajo, armar una familia, dejar una familia etc.) el personaje que
estaba creando realmente todo esto, no fue “mi deseo superficial” sino más bien una identidad
profunda que fue manifestándose más bien a ciegas. Y es ahora en Fase VII cuando empiezo a VER
esa identidad profunda actuando.

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En las Fases VII, VIII y IX uno comienza a darse cuenta de la importancia de que ciertos procesos de
la vida se dan ciegos, sin saber lo que uno está haciendo. Mucho más adelante, uno podría decir:
“jamás hubiera hecho lo que hice en las primeras fases”.

En VII la dirección empieza a ser mucho más consciente porque yo soy mucho más vincular. La
persona empieza a tomar mucho más en cuenta al vínculo, al otro, se pone más sociable y, en
consecuencia, uno está mucho más abierto a comprender un proceso más amplio de sí mismo.
Uno se da mucha más cuenta de lo que está pasando porque está mucho más sensible al
movimiento global.

En el Ciclo de Saturno equivale a la oposición que se da entre los 42 y 44 años, cuando uno se da
cuenta de muchas cosas de su vida. Hay un parar, un detenerse, una posibilidad de tomar contacto
con un significado mucho más profundo de la propia vida. Se trata de hacer consciente la propia
estructura: descubrir nuestro Saturno.

En esta Fase de Oposición, de pronto algo pasa, bueno o malo, frustrante o satisfactorio, por lo
cual uno empieza a darse cuenta de lo que realmente quiere. Se materializa menos y hay más
energía libre para la comprensión y desarrollo de la conciencia. Acá uno empieza a ver por qué
hicieron falta tantas experiencias: para que la identidad deseante tomara forma para hacer
conciencia. Se llama Proceso de Autoconciencia. La Fase de Materialización es la construcción de
un espejo. La Fase VII tiene que ver con cómo esa conciencia que surgió del espejo aprende a
construir, a dar forma, pero ahora con conciencia.

Si bien es una Fase en la que hay menos energía disponible para construir, menos vitalidad, en
comparación con la Fase I, se puede construir de un modo mucho mejor: el hecho de que baje la
vitalidad y de no ser “arrastrado” por el deseo, nos permite construir una forma desde la
conciencia, no tan ciega. Aparece la sombra y la puedo metabolizar mejor. Nace el momento de la
conciencia madura. Ya llegará la oportunidad de construir con la máxima madurez.

Cuanto Más Sombra Aparece hay Más Conciencia

Es mayor sombra para la conciencia. La conciencia no es el opuesto de la sombra. Si no apareciera


la sombra, no habría mayor conciencia. Siempre estuvo, antes, invisible para la conciencia. El
contacto con la sombra me permite madurar e integrar.

Esta Fase no es nada fácil de percibir en su significado porque están implicadas varias cosas y –
predominantemente- viene a través de los “otros”. En realidad, en lo interno se ha producido un
espacio interior por el cual mi psiquismo permite que aflore “el otro polo de mí mismo”. Hay un
corrimiento interno: se descentró el ego y aparece la enorme importancia de lo que me equilibra.
Normalmente, esto se refleja externamente en un “proceso de pareja”. De ahora en más, una vez
ingresada en esta Fase, voy a tener mucho más en cuenta lo que los demás necesitan (y otra parte
de mi necesita). En este sentido decimos que la Fase es muy creativa y productiva: yo vuelvo a
encontrar eco en los demás, pero no porque los demás me aplaudan como en V, sino porque yo
estoy mucho más sensible a la importancia del vínculo con los otros.

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Una de las cosas que pasan cuando un planeta cruza el Descendente, es que yo voy a manifestar
algo: como si algo hubiera terminado su primera parte del proceso de metabolización interna y
ahora volviera a manifestarse, a aparecer, a ser visto, pero, en realidad, “soy vista porque veo
…”es decir: le doy mucha importancia a los demás.

Van a ver que, por lo general, en la Fase VII hay una manifestación de sí mismo muy fuerte. Al
mismo tiempo, según como esta manifestación se juegue con los otros, me veré obligada entonces
a lo que denomino “Repolarización”. Ahora uno se da cuenta y comienza a ver la totalidad de un
proceso. Soy muy sensible a los demás y esto me va equilibrando e integrando.

Desde el punto de vista psíquico, interno, esto sucede gracias a haber llegado a una maduración
de contacto psíquico íntimo con el otro, esto es como si dijéramos: “mi ánima/ánimus me está
hablando y yo escucho …” En lo externo pasa que encuentro una pareja/socio con el cual
mantengo un diálogo por el que uno logra comprenderse a sí mismo mucho más ricamente en lo
profundo. Alguien de afuera lo toca a uno en el núcleo más profundo que me permite que
manifieste una identidad mucho más profunda. Estoy en contacto. El vínculo me toca de tal
manera que yo me reubico y me vuelvo más creativo e integrado. No es algo pensado ni
comprendido. Pasa, sucede. El mismo vínculo hace que yo me acomode de otra manera.

Detalle: para estar abierto y receptivo en esta Fase, uno debe sentirse incompleto. Por el
contrario, si me siento completo, entonces Libra seguirá siendo un misterio.

Luego Libra tiene el don de saber percibir que lo que le está ocurriendo al otro tiene que ver
conmigo.

Así, cuando con Júpiter en Fase VII, a mi pareja le va bárbaro, inclusive a mi ex pareja le va
bárbaro, significa que el otro polo de uno mismo se está expandiendo y floreciendo. Me tengo que
dejar impregnar por eso: ahí está el reequilibrio.

Acá está el arte del vínculo: cualquier planeta transitando por la VII me va a mostrar cómo me
vinculo y cómo me complemento. Saturno por la VII va a representar un aprendizaje a fondo en
este sentido.

El vínculo con el otro posibilita encontrarse con un espejo: uno comienza a escuchar voces de
adentro y esto es la sombra que sube. Al principio resultará algo desagradable, pero es la
posibilidad de que suba una parte mía muy oscura. Hay una necesidad de escucharla, porque
profundamente es mi pareja interna.

Es la necesidad de enamorarse. Se crea un clima de contacto que, en realidad, es un contacto


interno. En esta Fase el otro dice lo que yo más profundamente quiero escuchar. Comienza a decir
lo que yo necesito escuchar. Así, a través del otro habla mi otro polo. Si aquí hago un trabajo
interno de contacto con mi otro polo, entonces, voy a enriquecer muchísimo ese vínculo, mientras
que si simplemente me quedo fascinado y absorbido por ese vínculo ...entonces … vendrá la VIII.

12
El otro va a traerme mi parte más negada y desconocida de mí y es a través del otro que se
producirá en mí una transformación muy profunda. Me traerá mi parte más temida y oscura pero
a la vez necesaria.

Por ejemplo, Saturno en tránsito por la VII es el mágico momento en que el Príncipe se convierte
en sapo. Acá hay que tolerar el desencanto de aquello que hasta ahora me equilibraba. En la Fase
VII aparece la realidad de vínculo y no lo imaginario. Me daré cuenta de qué es lo que realmente
me equilibra y cuál es el estado real de mis vínculos.

Con Urano en VII tengo que aprender a ser más creativo en mis vínculos, más libre, seguramente
sentiré mayor inseguridad en mis vínculos. Soy yo el que va a empezar a mostrarse mucho más
uraniano. El tema es que el vínculo mismo es el que tiene que ponerse más uraniano.

Por eso, en un vínculo ya establecido, cualquier tránsito de VII puede cuestionarlo y me va a


obligar a redefinirlo. Mientras que si la persona no tiene un vínculo estable, este momento
infaliblemente traerá vínculos muy importantes.

El momento más crítico será la oposición cúspide de VII. La oposición entre dos planetas resulta
difícil de trabajar, porque tiene algo de sorprendente ya que la sensación es que me descentran.
Acá hay un máximo de descentramiento, de modo que si yo no tengo mucha capacidad vincular,
las oposiciones van a resultar complicadas.

Supongamos que tengo Saturno por tránsito en oposición al Sol natal: en general uno tiende a
pararse en uno de los polos y a identificarse con el Sol, con lo cual Saturno se le viene encima. Lo
difícil va a ser tener un pie en cada energía. En esta oposición el arte está en escuchar el límite que
los demás me traen, cómo me ubican y cómo, al mismo tiempo, yo logro ponerle un límite a los
que quieren convertirse en autoridad. No se trata, simplemente, de que en este momento la
realidad me ubica, sino que aquí también va a gatillarse un súper yo crítico, por el cual yo quedo
anulado o me pongo muy desafiante. Este es un juego muy delicado por el cual yo tengo que
encontrar mi propio límite, que implica redefinir mi autoimagen y cómo me comparo con los
otros. Así, la cruz de este aspecto es que, habitualmente, yo soy una persona a la que le importa
mucho su autoimagen y se compara mucho con los demás. Voy a querer reforzar los dos polos al
mismo tiempo. Tengo que aprender a integrar eso: bajar la autoimagen y, a su vez, tomar más
consistencia, ocupar yo más espacio, aprender a poner límite a los otros. Que los otros me limiten
y que yo los limite a los otros: este es el punto. Es un juego bien libriano.

Fase Escorpiana o Fase VIII –Fase Quincuncio Menguante

Si en Fase VII tomé conciencia de que era un ser incompleto y fui a la búsqueda del complemento
para integrarme con eso que viene de afuera para reequilibrarme y me casé, en Fase VIII me doy
cuenta que viene “con suegra”. Es el momento de tomar contacto con el lado oscuro de mi otro
polo. Entonces Virgo me preparó, en Libra me entregué a mi otro lado, encontré a mi otro lado,
pero venía con “dragón” y todo. Desde un punto de vista, aquí se unen los dos polos y esto
representa muchísima potencia. Lo que estaba separado y polarizado en la oposición, se funde y

13
potencia en Fase VIII. Es el encuentro más profundo con la propia potencia. Al mismo tiempo, este
encuentro con la Sombra es con aquello que uno no había podido hacerse cargo en Fase IV. Lo que
quedó excluido en esa Fase porque no lo podía sostener, emerge ahora para que me haga cargo.

Escorpio se vincula con dos aspectos corporales: la creatividad del aparato genital y el sistema
excretor. Estas dos funciones implican encontrarse con la mayor potencia creativa y eliminar todo
aquello que es necesario sacarse de encima.

La identidad se fue transformando y fue creando deshechos, viejas fotografías de sí mismo con las
que uno se ha encariñado demasiado. Escorpio, la Fase VIII, representa el otoño: se caen los ojos …
y ningún árbol tiene la sensación de que le arrancan las hojas. En realidad se trata de que ya no se
puede sostener eso, no tiene sentido hacerlo, no hay energía para eso, porque resulta secundario.
En este momento soy reclamado por la creatividad más profunda de mí en lo que representa el
encuentro con lo más temido de mi.

Hay un desgarro. Hay un ascenso a la superficie de toda la potencia del deseo y la desorganización
del propio deseo, en el sentido de que hay un contacto incompleto con ese deseo. La sensación es
que tengo que elegir entre uno y otro. Pero en realidad no es ni blanco ni negro, sino que se trata
de una cocción, de un movimiento del deseo que tiene que ser explorado porque ahí aparece lo
más desconocido de uno mismo, lo que siempre estuvo tapado.

La gran dificultad es que uno quiere resolver problemas en la Fase VIII, cuando en realidad el tema
es permitir que opere esa cocción, ese dinamismo profundo que permitirá modificaciones en uno.
Así, cuando la energía llegue a la Casa IX, mágicamente el desgarramiento termina, algo se
destraba. En la VIII no hay resoluciones. Aparece mucho miedo y tensión. La clave está en sostener
la tensión, porque recién allí se puede producir la alquimia, cuando se genera un cambio
vibratorio. Yo tengo que explorar muy a fondo todos mis secretos.

Como tanto lo blanco como lo negro me pertenece, soy yo, no puedo elegir. El mundo de
antagónicos se funde en esta Fase. Ya desde la Fase VI venimos generando una apertura, una
dilatación para abrirnos a la posibilidad de un contacto mucho más profundo con nuestro
inconsciente, con lo más desconocido del sí mismo.

El contacto con lo más desconocido de mi misma va a provocar un doble efecto: por un lado un
momento de máxima potencia creativa y por el otro, un momento de pérdidas. ¿Qué es lo que
tengo que perder? Justamente lo que obstruye esa potencia.

Dependiendo de cómo se procese lo escorpiano, un movimiento común de Fase VIII es la pelea y el


desgarramiento interno. Es el personaje que viene de la V y pelea al dragón. Siento que hay algo
muy desconocido mío que me absorbe e, incluso, lo puedo proyectar en otros: así habrá figuras
dominantes, absorbentes, o situaciones en las que siento que “soy absorbido”. Esto representa
una instancia a la cual no me puedo entregar y en la que me siento ingresando en un entretejido
de deseos profundamente contradictorios y en un combate conmigo mismo. Esto en realidad es el
momento inicial de la Fase VIII, pero para muchas personas puede resultar la totalidad de la Fase.

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Este es el momento en el que yo voy a tener un máximo miedo de mi mismo. Es el momento en el
que el deseo cobra miedo de sí mismo, porque es el momento en el que el deseo se reúne con
una potencia desconocida, se encuentra con lo más desconocido de uno. ¿Cómo lo incorporo?
Ciertamente no con la modalidad del yo de la Fase V. Por eso habrá una lucha. Acá evolucionar
implica perder una cantidad de cosas muy caras a mi identidad. El Yo chiquito tiene que disolverse
a través de una potencia muy alta que me asusta porque me lleva a perder elementos
importantísimos de mi identidad. Esas cosas que yo quiero mucho de mí ya cumplieron su ciclo y
están completamente de más.

Esta es la textura general de la Fase VIII. Pero en el punto medio aparecerá la máxima resistencia y
el máximo conflicto. La acumulación o inercia del punto medio de la Fase VIII es una pelea
conmigo mismo. Es no soltar, y esto conlleva así desgarramiento, es generalmente leída como
desasosiego y deseos contradictorios.

Si bien la clave es soltar, acá da mucho miedo soltar. Soltar yo lo interpretaría como entregarse al
proceso, porque soltar qué? Esto o aquello? Uno no sabe bien qué tiene que soltar.

El deseo acá se transforma profundamente a sí mismo desde lo más básico. Así que afloran deseos
y tendencias internas que estaban sepultadísimos y que tenían que estarlo porque, de lo contrario,
el yo de V no se podía formar.

Por supuesto, todo esto puede darse muy proyectado, y de pronto, ocurre que en Fase VIII uno es
atraído por alguien que tiene aspectos oscuros de uno y, entonces, esto se juegue afuera, y uno se
pregunte, cómo me metí en esto???. Lo más común es que ocurran procesos vinculares
(asociativos o de pareja) que llevan un grado de compromiso tal con el otro que hace “saltar” todo
lo que yo librianamente, diplomáticamente podía eludir. Entonces, los vínculos adquieren un
grado de compromiso mayor.

En Fase VIII se hace necesario soltar el apego al conflicto. Lo que más duele en la Fase VIII es que
uno tiene un modelo de sí mismo, pero empiezan a pasar cosas que no coinciden con él; así,
cuanto más queremos que se cumpla el modelo, cuanto más planificado tenemos cómo
“deberíamos ser”, o cuantos más deseos lúcidos, claros y explícitos tenemos, entonces más
fricción vamos a experimentar en esta Fase.

El Viejo Modelo que Tanto Atesoramos se empieza a Resquebrajar

Una energía en Fase VIII tiene que morir a un nivel de ella ya caduco y dejar espacio para lo más
esencial, despojándose de lo accesorio. El tema con Escorpio es que yo quiero transformarme de
acuerdo a mis planes o transformar a los demás de acuerdo a mis planes y a mi manera. Es decir,
yo tengo una imagen clara de lo que quiero cambiar y de cómo hacerlo. Esto es sinónimo de lucha
y pelea de antagónicos.

Ni bien surge algo del contacto con lo que está pasando en un vínculo, yo voy a querer cambiarlo,
alterarlo conscientemente de acuerdo a ese modelo que tan bien y tan claro tengo archivado, ese

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plan, modelo o deseo que tengo y quiero conservar. Así estoy demostrando que no me entrego a
lo profundo del proceso.

Y creo que esto es lo más difícil, en el sentido que es el malentendido más común, en especial en
nuestra época de auto-mejoramiento y de tanto coaching: uno tiene una idea muy clara de
aquello en lo que quiere convertirse y justamente en la Fase VIII lo que tiene que naufragar es esa
idea porque tiene que aparecer algo distinto desde el contacto con la energía misma, con lo
desconocido, que me va a redefinir.

Por eso, lo que más me va a definir en esta Fase es la ebullición misma, no la resolución o no de
ciertos problemas. Hay que sostener la ebullición sin convertirla en conflicto o batalla campal. Si lo
leo como conflicto quiere decir que tengo intención de darle una dirección determinada al suceso
y cambiarlo.

La clave es estar en Escorpio con la sabiduría de Libra, pero acá lo que haga el otro NO me
resultará agradable: lo que haga el otro me desequilibra totalmente. Lo que en Libra era
complementario en Escorpio es desbaratador de la estructura. Lo que era equilibrio en Libra, en
Escorpio es desequilibrio.

Precisamente, no perdamos lo ganado en Libra en Fase Escorpio: cuanto más quiero resolver
rápidamente un problema en Escorpio - Fase VIII, más problema acumulo y también, cuanto más
lo tapo, más problema acumulo. Entonces, no puedo ni taparlo ni resolverlo ya.

Lo más maduro y evolutivo, aunque también lo más difícil es resolver un problema


PROFUNDIZÁNDOLO … porque no es un temita … es una tendencia profunda de uno mismo que
lleva allí mucho tiempo instalada.

En Fase VIII no se trata de resolver sino que el tema se muestre totalmente, porque se tiene que
mostrar todo lo que estaba oculto. Hay que enterarse de lo que estaba oculto. Recién ahí podrán
acomodarse las cosas.

Nuestro acuerdo en Astrología es “Si me pasa algo con alguien, eso tiene que ver conmigo”.

Ahora, el tema es preguntarnos ¿lo quiero cambiar? O profundamente ¿lo quiero comprender? En
realidad primero es necesario comprender profundamente lo que va a ser cambiado, porque si no
lo comprendo quizá este destruyendo algo que es vital. La parábola de Cristo del El Trigo y la
Cizaña nos enseña que hay que dejar crecer a ambos, porque si uno corta la cizaña apenas
aparece, también va a malograr el trigo. Recién una vez que se desplegaron resultará más fácil
hacer la discriminación. Para nosotros lo que resulta difícil es tolerar que aparezca aquello que no
sabemos si es “bueno” o si es “malo”.

Si logro moverme en este clima sin terminar de tomar una decisión, entonces voy a alterar los
patrones del Yo. Si logro discriminar lo que en el conflicto con el otro tiene que ver profundamente
conmigo y lo que no, todo se va a ir acomodando mucho más naturalmente, porque habrá mucha
carga proyectiva puesta ahí.

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Es acá donde aparece la potencia de la Fase VIII, porque aparece la sensación de mucha liberación,
la sensación de que “me voy liberando del laberinto de mi deseo”.

Esta Fase significa DESATAR NUDOS que están en la base y me quitan energía. A medida que se
van desatando, voy a sentir más potencia.

Esta es la Fase de la Tentación por excelencia, es el momento de mayor contacto con lo humano.
Tal como le pasó a Cristo en el Desierto. No puedo rechazar al diablo de inmediato, sino que lo
tuvo que soportar. En Fase VIII hay sensación de encrucijada, de deseo divergente; de hecho, acá
se trata de averiguar cuál es la fuente de mis deseos.

La Fase VIII requiere crear un estado de INCERTIDUMBRE PROFUNDA.

Punto Medio de la Fase VIII – Sesquicuadratura Menguante: Punto de máxima tensión de la fase
alquímica de VIII y su consiguiente posibilidad de liberación y sanación: algo llega a su máxima
tensión y, en un punto, afloja. Empiezan a producirse resoluciones esenciales al tiempo que
afloran conflictos que siempre estuvieron porque es el momento de curarlos. Es sorprendente
cómo pueden alquimizarse ciertos temas y hacer logros tan trascendentes y al mismo tiempo ver
la emergencia de conflictos irresueltos que no estaban expresados. Lo sepultado emerge. ¿Será
porque ahora si se pueden elaborar esos dolores? Estas dos funciones implican encontrarse con la
mayor potencia creativa y eliminar todo aquello que es necesario sacarse de encima.

La identidad se fue transformando y fue creando deshechos, viejas fotografías de sí mismo con las
que uno se ha encariñado demasiado. Escorpio, la Fase VIII, representa el otoño: se caen los ojos …
y ningún árbol tiene la sensación de que le arrancan las hojas. En realidad se trata de que ya no se
puede sostener eso, no tiene sentido hacerlo, no hay energía para eso, porque resulta secundario.
En este momento soy reclamado por la creatividad más profunda de mí en lo que representa el
encuentro con lo más temido de mi.

Hay un desgarro. Hay un ascenso a la superficie de toda la potencia del deseo y la desorganización
del propio deseo, en el sentido de que hay un contacto incompleto con ese deseo. La sensación es
que tengo que elegir entre uno y otro. Pero en realidad no es ni blanco ni negro, sino que se trata
de una cocción, de un movimiento del deseo que tiene que ser explorado porque ahí aparece lo
más desconocido de uno mismo, lo que siempre estuvo tapado.

La gran dificultad es que uno quiere resolver problemas en la Fase VIII, cuando en realidad el tema
es permitir que opere esa cocción, ese dinamismo profundo que permitirá modificaciones en uno.
Así, cuando la energía llegue a la Casa IX, mágicamente el desgarramiento termina, algo se
destraba. En la VIII no hay resoluciones. Aparece mucho miedo y tensión. La clave está en sostener
la tensión, porque recién allí se puede producir la alquimia, cuando se genera un cambio
vibratorio. Yo tengo que explorar muy a fondo todos mis secretos.

Como tanto lo blanco como lo negro me pertenece, soy yo, no puedo elegir. El mundo de
antagónicos se funde en esta Fase. Ya desde la Fase VI venimos generando una apertura, una

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dilatación para abrirnos a la posibilidad de un contacto mucho más profundo con nuestro
inconsciente, con lo más desconocido del sí mismo.

El contacto con lo más desconocido de mi misma va a provocar un doble efecto: por un lado un
momento de máxima potencia creativa y por el otro, un momento de pérdidas. ¿Qué es lo que
tengo que perder? Justamente lo que obstruye esa potencia.

Dependiendo de cómo se procese lo escorpiano, un movimiento común de Fase VIII es la pelea y el


desgarramiento interno. Es el personaje que viene de la V y pelea al dragón. Siento que hay algo
muy desconocido mío que me absorbe e, incluso, lo puedo proyectar en otros: así habrá figuras
dominantes, absorbentes, o situaciones en las que siento que “soy absorbido”. Esto representa
una instancia a la cual no me puedo entregar y en la que me siento ingresando en un entretejido
de deseos profundamente contradictorios y en un combate conmigo mismo. Esto en realidad es el
momento inicial de la Fase VIII, pero para muchas personas puede resultar la totalidad de la Fase.

Este es el momento en el que yo voy a tener un máximo miedo de mi mismo. Es el momento en el


que el deseo cobra miedo de sí mismo, porque es el momento en el que el deseo se reúne con
una potencia desconocida, se encuentra con lo más desconocido de uno. ¿Cómo lo incorporo?
Ciertamente no con la modalidad del yo de la Fase V. Por eso habrá una lucha. Acá evolucionar
implica perder una cantidad de cosas muy caras a mi identidad. El Yo chiquito tiene que disolverse
a través de una potencia muy alta que me asusta porque me lleva a perder elementos
importantísimos de mi identidad. Esas cosas que yo quiero mucho de mí ya cumplieron su ciclo y
están completamente de más.

Esta es la textura general de la Fase VIII. Pero en el punto medio aparecerá la máxima resistencia y
el máximo conflicto. La acumulación o inercia del punto medio de la Fase VIII es una pelea
conmigo mismo. Es no soltar, y esto conlleva así desgarramiento, es generalmente leída como
desasosiego y deseos contradictorios.

Si bien la clave es soltar, acá da mucho miedo soltar. Soltar yo lo interpretaría como entregarse al
proceso, porque soltar qué? Esto o aquello? Uno no sabe bien qué tiene que soltar.

El deseo acá se transforma profundamente a sí mismo desde lo más básico. Así que afloran deseos
y tendencias internas que estaban sepultadísimos y que tenían que estarlo porque, de lo contrario,
el yo de V no se podía formar.

Por supuesto, todo esto puede darse muy proyectado, y de pronto, ocurre que en Fase VIII uno es
atraído por alguien que tiene aspectos oscuros de uno y, entonces, esto se juegue afuera, y uno se
pregunte, cómo me metí en esto???. Lo más común es que ocurran procesos vinculares
(asociativos o de pareja) que llevan un grado de compromiso tal con el otro que hace “saltar” todo
lo que yo librianamente, diplomáticamente podía eludir. Entonces, los vínculos adquieren un
grado de compromiso mayor.

En Fase VIII se hace necesario soltar el apego al conflicto. Lo que más duele en la Fase VIII es que
uno tiene un modelo de sí mismo, pero empiezan a pasar cosas que no coinciden con él; así,

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cuanto más queremos que se cumpla el modelo, cuanto más planificado tenemos cómo
“deberíamos ser”, o cuantos más deseos lúcidos, claros y explícitos tenemos, entonces más
fricción vamos a experimentar en esta Fase.

El Viejo Modelo que Tanto Atesoramos se empieza a Resquebrajar

Una energía en Fase VIII tiene que morir a un nivel de ella ya caduco y dejar espacio para lo más
esencial, despojándose de lo accesorio. El tema con Escorpio es que yo quiero transformarme de
acuerdo a mis planes o transformar a los demás de acuerdo a mis planes y a mi manera. Es decir,
yo tengo una imagen clara de lo que quiero cambiar y de cómo hacerlo. Esto es sinónimo de lucha
y pelea de antagónicos.

Ni bien surge algo del contacto con lo que está pasando en un vínculo, yo voy a querer cambiarlo,
alterarlo conscientemente de acuerdo a ese modelo que tan bien y tan claro tengo archivado, ese
plan, modelo o deseo que tengo y quiero conservar. Así estoy demostrando que no me entrego a
lo profundo del proceso.

Y creo que esto es lo más difícil, en el sentido que es el malentendido más común, en especial en
nuestra época de auto-mejoramiento y de tanto coaching: uno tiene una idea muy clara de
aquello en lo que quiere convertirse y justamente en la Fase VIII lo que tiene que naufragar es esa
idea porque tiene que aparecer algo distinto desde el contacto con la energía misma, con lo
desconocido, que me va a redefinir.

Por eso, lo que más me va a definir en esta Fase es la ebullición misma, no la resolución o no de
ciertos problemas. Hay que sostener la ebullición sin convertirla en conflicto o batalla campal. Si lo
leo como conflicto quiere decir que tengo intención de darle una dirección determinada al suceso
y cambiarlo.

La clave es estar en Escorpio con la sabiduría de Libra, pero acá lo que haga el otro NO me
resultará agradable: lo que haga el otro me desequilibra totalmente. Lo que en Libra era
complementario en Escorpio es desbaratador de la estructura. Lo que era equilibrio en Libra, en
Escorpio es desequilibrio.

Precisamente, no perdamos lo ganado en Libra en Fase Escorpio: cuanto más quiero resolver
rápidamente un problema en Escorpio - Fase VIII, más problema acumulo y también, cuanto más
lo tapo, más problema acumulo. Entonces, no puedo ni taparlo ni resolverlo ya.

Lo más maduro y evolutivo, aunque también lo más difícil es resolver un problema


PROFUNDIZÁNDOLO … porque no es un temita … es una tendencia profunda de uno mismo que
lleva allí mucho tiempo instalada.

En Fase VIII no se trata de resolver sino que el tema se muestre totalmente, porque se tiene que
mostrar todo lo que estaba oculto. Hay que enterarse de lo que estaba oculto. Recién ahí podrán
acomodarse las cosas.

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Nuestro acuerdo en Astrología es “Si me pasa algo con alguien, eso tiene que ver conmigo”.

Ahora, el tema es preguntarnos ¿lo quiero cambiar? O profundamente ¿lo quiero comprender? En
realidad primero es necesario comprender profundamente lo que va a ser cambiado, porque si no
lo comprendo quizá este destruyendo algo que es vital. La parábola de Cristo del El Trigo y la
Cizaña nos enseña que hay que dejar crecer a ambos, porque si uno corta la cizaña apenas
aparece, también va a malograr el trigo. Recién una vez que se desplegaron resultará más fácil
hacer la discriminación. Para nosotros lo que resulta difícil es tolerar que aparezca aquello que no
sabemos si es “bueno” o si es “malo”.

Si logro moverme en este clima sin terminar de tomar una decisión, entonces voy a alterar los
patrones del Yo. Si logro discriminar lo que en el conflicto con el otro tiene que ver profundamente
conmigo y lo que no, todo se va a ir acomodando mucho más naturalmente, porque habrá mucha
carga proyectiva puesta ahí.

Es acá donde aparece la potencia de la Fase VIII, porque aparece la sensación de mucha liberación,
la sensación de que “me voy liberando del laberinto de mi deseo”.

Esta Fase significa DESATAR NUDOS que están en la base y me quitan energía. A medida que se
van desatando, voy a sentir más potencia.

Esta es la Fase de la Tentación por excelencia, es el momento de mayor contacto con lo humano.
Tal como le pasó a Cristo en el Desierto. No puedo rechazar al diablo de inmediato, sino que lo
tuvo que soportar. En Fase VIII hay sensación de encrucijada, de deseo divergente; de hecho, acá
se trata de averiguar cuál es la fuente de mis deseos.

La Fase VIII requiere crear un estado de INCERTIDUMBRE PROFUNDA.

Fase Sagitariana o Fase IX – Trígono Menguante

Cuando un planeta entra en Casa IX, o hace trígono menguante o entra en Fase Sagitario emerge
la OPCIÓN. Automáticamente. Todo el conflicto que uno viene soportando durante el tránsito de
Saturno por la VIII, por ejemplo, se traduce en una sensación de liberación apenas toca la cúspide
de IX. Es lo mismo que el pasaje de invierno a primavera: no se sabe cómo pero un día aparece
todo florecido. Ahora, depende si el agricultor sembró lo que tenía que sembrar … o no.

Si bien ya terminó el tiempo de conflicto, esta Fase puede tener algo de muy engañoso, en el
sentido que, la mayoría de las veces, la sensación de alivio de la IX tiene que ver con aquella
identidad de V que saca la cabecita del fondo del pantano y dice “sobreviví!!. Es muy común que la
transformación de VI, VII y VIII no se haya producido, en cuyo caso, uno debe saber que todo lo
que no fue transformado … pasó a la XII. La computadora cósmica es en este sentido
matemáticamente muy precisa e inflexible.

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Ya en la Fase IX uno siente alivio, liberación y de automática organización de uno mismo. Algo
cobra sentido, y toma dirección. Así como en el trígono creciente de V se enfatiza la
autosatisfacción y el sentirse plantado y centrado, ahora en el trígono menguante, lo que se
manifiesta es algo mucho más dinámico, en donde todo toma dirección. Aparece una dirección
clara, y todo fluye hacia un lado, es decir, termina la sensación de direcciones encontradas, de
encrucijada de VIII.

Profundamente, lo que comienza a suceder es que uno tiene un panorama mucho más amplio de
la realidad, como si viera las cosas desde otra perspectiva. Esto es lo que nos permitirá re-
direccionar la energía. En esta Fase, sea por planetas transitando las Casa o signo de Sagitario o
una Fase IX de un Ciclo cualquiera, o una Revolución Solar en Sagitario o en IX lo que hay es un
cambio muy profundo en las creencias, en las ideas, en los modos de ver la realidad. Uno tiene
acá la capacidad de ampliar como consecuencia de haber drenado muchas emociones en VIII.
Hubo un montón de deseos, miedos, fantasías que me obligaban a ver la realidad de cierta forma.

Yo tengo un feedback de creencias y emociones que se sostienen unas a otras; es decir, yo tengo
ciertos deseos que considero buenos y malos y que sostienen determinadas ideas. En la Fase VIII
esto se limpia, de manera que al llegar a la IX hay un montón de supuestos e ideas que ya no
tienen ningún sentido, para mí, que ya no están sostenidas. En VIII esos supuestos e ideas fueron
cuestionados, pero uno no lo reflexionó como cuestionamiento lúcido, sino que llegan al plano
mental en la Fase IX. Así comienza a haber una especie de vaciamiento de creencias e ideas, y se
pone mucha energía en cuáles son las nuevas ideas, visiones y maneras de ordenar la realidad, con
las cuales me estoy organizando ahora.

Los planetas en IX hablan de expansión de la conciencia: apertura a considerar distintos puntos de


vista, ampliación de la perspectiva. Se está produciendo una síntesis existencial. No es
simplemente una ideología, es algo que lleva implícito un orden trascendental y sentido para mi
vida. Así, hay una cantidad de elementos que estaban distantes en mi vida y parecían inabordables
e inalcanzables y de pronto, siento que están a mi alcance.

Esto se va a escenificar de manera muy concreta en los viajes. En el viaje yo voy a buscar algo que
estaba muy lejos de mí y me siento abierto para buscarlo. Empiezo a incluir aquello que estaba
lejos. Es típico en esta Fase que alguien que estaba lejos, de pronto viaja y vuelve.

Así como en la Fase III hay un proceso de multiplicación, en la Fase IX hay un proceso de
convergencia., por lo cual lo que estaba lejos se acerca, ya sea porque yo voy o eso viene a mí. Yo
me amplío. Es muy común que me vea impactado por ciertas ideas y personas con capacidad de
síntesis y de guía y que haya transformaciones muy profundas en mis visiones religiosas, filosóficas
y metafísicas. Acá puede haber replanteos muy grandes que me lleven a profundizar y sintetizar
muchas cosas que yo he elaborado y estudiado en etapas anteriores. En realidad cuanto más
síntesis consciente se produce en la Fase IX, más rico es el proceso; mientras que si, simplemente,
me quedo impactado por la nueva síntesis que elaboraron otros (lo cual es muy común) tendrá
una importancia menor.

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El tema acá es que se ha acumulado un caudal de experiencia vital en toda esta transformación,
que permite que esta experiencia se haya destilado y tenga, entonces, un grado de síntesis del que
resulta muy importante que uno se haga cargo. Esto permite que uno pueda, con mucha
conciencia, definir cuál es su visión acerca de la realidad en este ciclo.

Ritualizar esta Fase sería poner en el afuera lo que está aconteciendo en el interior de cada uno.
Ritual Fase IX pasa por los viajes, nuevas ideas, nuevos estudios, nuevas síntesis que llegan a
impactarme. Al estar uno mucho más elástico, las ideas tan vastas toman contacto conmigo y las
percibo congruentes. Este es el momento en el que se ritualiza la ampliación de mi conciencia. Ni
antes ni después. Uno acá está abierto a una riqueza y a una complejidad de significados que tiene
que ver con el proceso de síntesis.

Es muy común que con un planeta en IX uno tenga opciones u oportunidades de dar una
conferencia, escribir artículos, participar de algún curso, en definitiva, de transmitirle la síntesis de
su experiencia a alguien de alguna manera. Es muy importante ocupar ese lugar durante esta fase,
porque lo obliga a uno a hacerse cargo de ejercer su rol en la sociedad compartiendo sus talentos.

Otra característica de esta Fase es la Expansión. Al sentir que el proceso tomó una nueva
dirección, aparece la sensación de fluidez y, por ejemplo, tomo decisiones que producen una
expansión muy clara en muchos aspectos de la vida. Será más trabajosa si se trata de Saturno, más
revolucionaria si se trata de Urano, pero hay una expansión.

Fase Capricorniana o Fase X – Cuadratura Menguante

Llegamos a esta Fase con la máxima conciencia, con una sensación de sentido profundo, con
expansión, con mucha claridad de objetivos. Y, ahora hay que realizarlos. Es el momento de
objetivar toda esa expansión de conciencia. Todo el proceso anterior comienza a tomar forma. Es
como si dijera “estoy llegando a un máximo de mí mismo”, que ahora si resulta mucho más
profundo que el de Fase V.

La tensión de la Cuadratura va a implicar la tensión de objetivar esa visión; esto es, ocupar un
lugar en el mundo desde esta ampliación de conciencia. En Fase X yo construyo algo, realizo un
deseo, ocupo un lugar. Ya no consiste en que yo me sienta centrado y esté satisfecho conmigo
mismo, como en Fase V, sino en que yo sienta que estoy ocupando un lugar objetivamente. Yo me
objetivizo, ocupo un lugar entre los demás y concreto mis deseos. Es un momento de máxima
realización. Un momento en el que construyo.

¿Cuál es la única dificultad? En principio acá hay energía para que las cosas coagulen. Acá tengo
necesidad de objetivarme en relación al mundo, de ocupar un lugar en el mundo. Yo defino y
realizo cosas, lo cual puede ser tanto recibirme, tener un hijo, como casarme, poner una empresa
o que mi empresa llegue a un apogeo. Esta es una Fase de Apogeo.

En general hay una satisfacción. Lo que necesita el proceso es que yo ocupe un lugar. Por
supuesto, desde la fantasía, si yo tengo a Neptuno en Casa X, es posible es posible que ese lugar o
forma tenga que ver con una desilusión.

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¿Puede aparecer un lugar pobre en esta Fase de Apogeo? Sí, pero es mi lugar real. La cuestión es
que se trata de Capricornio y hay un correlato de soledad. El correlato de esta realización es
soledad. Y esto es así porque a esta realización la tengo que hacer yo solito, no la puede hacer
nadie por mí.

Cuando me refiero a esta sensación de soledad no quiere decir que todos me abandonan y salen
corriendo, sino que en esta realización yo me siento solito, tal como en el momento del parto de
una madre (aunque este su marido, su madre, la familia). Hay algo que lo tengo que hacer yo y no
lo puede hacer nadie por mí.

Así, ocurre algo parecido en Casa V, porque cuando hay mayor individuación, el correlato es una
sensación de menor suministro afectivo. Toda la energía está comprometida en algo que yo no
puedo transferir. Esto es natural: cómo estoy concentrado en algo que tengo que hacer yo y nadie
más que yo. No voy a alcanzar la comprensión ni el grado de afecto que yo querría de los demás.

Uno de los temas clásicos de la Casa X es el hacerse cargo de responsabilidades, responsabilidades


que nuestro lado infantil quisiera “bicicletear”. Por eso, si bien lo afectivo es ilusorio, hay
tematizarlo porque sino, en la Fase X uno se la agarra con el marido o la mujer … en el sentido que
reclama un suministro afectivo y una comprensión que no corresponde que nos sea dada en esta
Fase. Uno tiene la sensación de que pido algo que no me pueden dar, y esa sensación es
justamente Capricornio y Casa X; eso es lo que me permite que el proceso tome la forma que me
corresponde a mí, porque yo estoy con mi ley. Ya en la Fase XI podré comunicarlo y habrá
circulación de la comunicación, pero en X existe algo que es muy difícil comunicar. La vivencia de
una cuadratura de Saturno al Sol es similar pero generalmente es más restrictiva que un Saturno
en Medio Cielo. En el ciclo de fases, con un Saturno en Fase de X es mucho más clara la sensación
de que se trata de un momento de construir, de tomar responsabilidades y de poner toda la
energía en consolidar un lugar que tiene que ver conmigo. En cambio, en una oposición de Saturno
al Sol lo que tengo es una tensión entre mi autoimagen y mi lugar.

Recordando la visualización de Capricornio, lo que resultaba más difícil allí era dejar el caballo y
tener que subir yo solito la montaña. En el ascenso de la montaña me siento solo con mi
responsabilidad, solo con los resultados de mi deseo … ya no alcanza como en Leo con el
reconocimiento de los demás. Quizá lo que quiera ahora es que lo mío repercuta efectivamente en
el exterior. Esa identidad social va a estar en relación estrecha con lo que uno ha madurado y con
lo profundo de su deseo.

Una sensación de Saturno en la cúspide de MC es la sensación de que no voy a estar a la altura de


las circunstancias. La tensión de la cuadratura menguante es esa. Porque yo vengo de mucha
expansión y libertad y de pronto, acá algo se cierra y me fija: de todas las posibilidades es esta:
elegí! Y si bien por un lado eso es algo muy anhelado porque voy a ocupar un lugar en el mundo …
por otro lado aparece la sensación de ¿voy a poder? Hay mucha vacilación y miedo.

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La cuadratura siempre implica ¡esto! Y siempre excluye lo otro. Y así como en la Fase IX se
presentan viajes, conferencias, seminarios, en X la empresa me nombra Gerente General y, si bien
era algo deseado, ahora se plantea la responsabilidad de hacerlo.

Los cuatro signos cardinales, los cuatro ángulos, son los que tienen las experiencias de mayor GIRO
de la ENERGÍA, de mayor alteración del proceso. En estos puntos, claramente percibo que no
resultan de transición, sino que devienen en puntos de llegada e inicio. En esto cuatro puntos o
ángulos siempre está la presente la sensación de que algo termina y empieza. En la cuadratura
menguante la sensación es de que llegué y culminó un proceso.

¿Qué va a estar en juego en la culminación de un proceso de X? La redefinición de todos los


patrones psíquicos ligados a mi súper yo, a mi ideal del Yo, a la figura de autoridad y a la figura del
padre. En este momento estarán en tensión todas aquellas figuras que hasta ese momento sean
capaces de adjudicarme un lugar en el mundo. Si uno está pendiente de que otro le adjudique un
lugar en el mundo, de que sea una autoridad la que le adjudique un lugar, entonces seguro que
habrá tensión en el momento en el que yo mismo ocupo un lugar., porque –de alguna manera- yo
me convierto en autoridad para mí.

Esta es la tensión que se va a registrar en la Fase X. Cualquier planeta de Saturno en adelante,


especialmente Urano y Plutón, va a implicar cuestionamientos muy profundos de todas las figuras
de autoridad que hasta ahora eran reconocidas como tales para mi, incluso con procesos objetivos
de transformación en las personas que encarnan esta atribución en mí. Así, por ejemplo, si yo
tengo Plutón en Medio Cielo pueden pasarle cosas a mi padre … pero profundamente lo que va a
ocurrir es que yo redefina el vínculo con él a partir de la caída de una estructura de autoridad que
había puesto allí. Con Saturno ocurre lo mismo, aunque de un modo menos radical. Plutón
siempre va mucho más a fondo, y en este caso va a desmoronar la figura de autoridad. Con
Saturno se va a producir esta confrontación con la figura de autoridad interna o externa, aunque
no en un sentido de rebelión, sino que “yo ocupo ahora ese lugar.

También la cuadratura hace sentir la carga del superyó, de la autoridad de los demás, de la
responsabilidad puesta en los otros, etc… y si yo no ocupo ese lugar, entonces alguien vendrá y me
ubicará.

El proceso profundo debiera ser el de apropiarme de ese lugar o de que me lo adjudiquen.

Es interesante ver qué ocurre cuando uno tiene este tránsito de chiquitito, ver cómo uno quedó
configurado en relación a la autoridad. De allí viene que si uno tiene planetas elevados, desde
chico se le va a marcar mucho el verse obligado a ocupar un lugar. Vayan viendo como la Carta
Natal implica tránsitos.

La Carta Natal es un tránsito cristalizado con un dinamismo implícito. Lo propio de un planeta en el


MC es que haya que ocupar un lugar, con ese planeta tengo que definir una forma que me
objetive. Uno es un tránsito, los planetas en la estructura son tránsitos.

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La vida tiene momentos mágicos que son para que se plasme el deseo y las cosas se nos den de
esa manera y, si uno está atento, puede gozarlos. Por supuesto, si uno está distraído y, por
ejemplo, en Fase de X pretende psicoanalizarse y meterse dentro de sí para conocerse a fondo,
entonces, lo que va a sentir es que le obligan a hacer cosas. Va a sentir responsabilidades que le
pesan. Uno puede estar completamente desafinado y en plena Fase de X irse a Palo Alto a hacer
seminarios introspectivos, y lo que ocurrirá es que en ese momento me designen un cargo de
responsabilidad en la empresa y uno protestará por sentirse abrumado por responsabilidades.

La clave en esta Fase es que uno pueda acercarse a la maleabilidad del propio deseo. Ocurrirá la
“magia” de los deseos cumplidos. Será así en la medida que uno no tenga deseos fijos, sino que
esté en contacto con la serpiente del deseo, que aparece y desaparece, aparece y desaparece. El
desapego en su mejor versión: “acompañar la transformación del deseo”. Claramente no se trata
de no desear.

La plasmación de la Fase X es trabajosa. Es capricorniana, es de Tierra, tiene que ver con construir,
plasmar, tiene detalles, hay precisión, hay sensación de falta de libertad, hay responsabilidad.

Fase XI – Fase Acuariana – Fase Sextil:

Ahora, en el momento en que esto se plasma, yo creo que comienza el proceso más curioso y
difícil para comprender de la conciencia (más difícil aún que el de VI, VII y VIII) y que son las Fases
de XI y XII. En estas Fases hay un triple movimiento de la energía, por el cual va a desaparecer de
hecho la sensación de linealidad del tiempo. Acá hay más de un tiempo en juego. Dicho de otra
manera, pasado, presente y futuro van a estar completamente mezclados y, como en nuestra
manera de vivir queremos tener muy claro cada cosa, va a empezar a aparecer la sensación de
confusión (mucho más en la XII que en la XI).

Psicológicamente, para nosotros el objetivo de la vida son los logros (ya sean afectivos, materiales,
intelectuales …)

Lo difícil de estas dos fases es que uno descubre que, realmente, la vida no quiere logros, sino que
usa logros para plasmar una identidad creadora que tenga suficiente libertad como para
arriesgarse a nuevas creaciones.

Para tener el peso y la estabilidad suficiente para volver a crear, necesita liberarse de lo que ya ha
creado.

La lógica de esto indica que acá estamos yendo hacia la Fase I, y comienza lo que habíamos
llamado la “reabsorción del deseo”: el deseo se manifestó en su máximo y ahora se retira.

El retiro de la energía tiene una función muy clara: que la identidad quede libre para crear.

Es como si hubiera algo que se ha vestido de ropajes cada vez más elaborados y maravillosos y,
una vez alcanzado el ropaje más hermoso que pueda plasmar, ahora tiene que desnudarse
completamente.

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“Las Fases de XI y XII son para desnudarse completamente porque los ropajes no son lo esencial”

Acá en la mismísima cúspide de XI se da un triple movimiento. El centro del mandala parece


“enviar” una experiencia que empieza a reabsorberme, que empieza a llevarme hacia el centro y
empieza a indicarme el camino del futuro. Para lograr esto, al mismo tiempo, comienza a hacer
que yo me libere del pasado.

Hay un movimiento de la energía que me sacude para llevarme a mi futuro, para llevarme a lo
“que seré”, para llevarme a lo nuevo; y me siento como si “me sacara …” de donde estoy para que
yo me vaya abriendo a nuevas posibilidades de mi mismo, al mismo tiempo, tengo que comenzar a
liberarme del pasado.

Es muy interesante ver lo que sucede cuando hay un tránsito en la cúspide de la Casa XI. De Júpiter
para arriba, los tránsitos partiles a la cúspide de XI, generalmente, traen experiencias inesperadas,
más o menos dramáticas. Es muy importante analizar es “sorpresa”, porque tiene una función:
sacudirme para decirme, bueno, la etapa de los logros terminó y ahora viene la etapa para
liberarse de los propios logros, de liberarse de los propios deseos, porque ya se han plasmado …”
La función es quedar libre. Esto puede resultar muy interesante, pero en realidad es algo que nos
resulta muy difícil de comprender, porque nosotros queremos “logros”. No respondemos a
nuestra necesidad de libertad, sino que queremos seguir agarrados a nuestros logros.

En la Fase XI van a empezar a suceder cosas, que otros traen, y que tienen un doble mensaje: por
un lado, me sacuden para que yo salga de esa identidad muy apegada al logro y, por otro lado, me
traen pautas absolutamente nuevas y desconocidas de las que difícilmente me pueda hacer cargo
aquí, pero de las que sí me daré cuenta en la Fase I. Por ejemplo, inicio la Fase XI y un amigo me
regala un libro que no leo y lo dejo ahí y de pronto en Fase XII me lo pongo a leer y, luego, Fase I
me descubro trabajando en eso mismo a lo que el libro se refiere.

Lo importante que empieza a suceder en la Fase XI es que aparecen “otros”, aparecen vínculos,
amigos, grupos, relaciones, que tienen como objetivo fundamental redefinirme. Si el proceso está
correctamente encarado, yo debiera ser alguien que ya tiene “un lugar claro en el mundo”,
justamente por eso, yo puedo ya interactuar con otros sin tratar de ocupar el lugar del otro, sin
pelearme, porque yo tengo muy claro cuál es mi lugar. Como tengo muy claro lo mío, entonces ya
puedo empezar a interactuar con los otros y puedo incorporar la riqueza de los otros. Puedo
descubrirme en actividades y en situaciones que abren algo completamente diferente para mi, y
que me sacan del lugar que había alcanzado, pero no negativamente.

La Fase de “Acuario” tiene muchas analogías con Géminis, en el sentido que hay un intenso
proceso vincular (nuevamente estamos en un sextil) por el cual yo estoy muy estimulado para
descubrir aspectos nuevos de mi mismo. La diferencia es que, en Fase de “Géminis” yo estoy
descubriendo desde una incompletitud muy alta, mientras que en Fase Acuario yo tengo una
solidez, porque con la plasmación de X yo alcancé una seguridad conmigo mismo muy alta. Este

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“estar plantado” me permite explorarme y buscar aspectos completamente nuevos, desde una
gran seguridad, e interactuar creativamente.

Creo que lo difícil de esta fase es que nosotros no valoramos, realmente, lo que nos pasa en
grupos, con los amigos y con las relaciones grupales, porque generalmente uno piensa “bueno, …
¿a ver cómo funciono yo en grupo? ¿Qué significa este grupo para mi? Y no me doy cuenta que
comienzo a estar en grupos, conozco nueva gente, y que esto está manifestando la red a la cual yo
pertenezco en este momento, está manifestando a aquellos con los cuales yo vibro en
consonancia, es decir, en esta fase comienzan a aparecer aquellos con los que tengo una
afinidad profunda. Estos seres no son aquellos amiguitos cancerianos con los que compartimos
una tradición … sino … por el contrario son personas de una afinidad muy profunda que me están
mostrando mi red, mi futuro.

Por eso creo que uno debiera darle mucha importancia a lo que me está pasando psíquicamente
cuando interactúo grupalmente, porque allí se está revelando una nueva manera de mi ser. Para
que la interacción sea profunda y correcta, uno debiera no estar “peleando por el lugar”. En
realidad, si uno está en un grupo acuariano, entonces no cabe pelear por el lugar, porque un grupo
acuariano consiste en un conjunto de “capricornianitos tranquilos” que ya saben resolver sus
cosas y sus problemas, y tienen entonces amplitud para interactuar.

En la Fase de Acuario yo voy a descubrir que tengo ganas de ofrecerle a los demás los frutos de mi
logro, y me voy a encontrar con otros que también hacen lo mismo conmigo. Así, en la Fase XI uno
puede empezar a compartir cosas muy esenciales y puede darse un enriquecimiento mutuo muy
alto; pero esto resulta muy difícil de significar psicológicamente y, de hecho, no conozco
terapeutas que en una terapia se detengan a tematizar esta interacción creativa. No hay teoría
para tematizar esto. Esta activa participación de los otros también va a significar que me traigan
mucha sombra: la sombra que tengo pegada a mi identidad ligada a los logros.

De alguna manera, pensemos que en la Fase X mi identidad florece, en XI da fruto.

Ahora, visto desde el árbol, ¿para quién es el fruto?: para los demás. No se conocen árboles que
coman su fruto, sino que el fruto siempre es para otros.

Entonces, la idea profunda de todo el proceso va a ser que ese fruto tiene semillas y estas son para
el nuevo ciclo. En la Fase XI aún no sé de las semillas, pero sí sé que van a aparecer bichitos que se
van a comer el fruto y, si yo estoy capricornianamente aferrado al fruto, voy a impedir que se lo
coman, con lo cual voy a estar impidiendo que se cumpla el proceso. En realidad los bichitos
cumplen una función maravillosa … diseminar las semillas de la nueva siembra, que estarán en
latencia.

Puede ser que se sienta ¡otra vez Escorpio! Y entonces voy a querer proteger lo mío. Ahora si por
protegerlo lo que hago es guardarme el fruto, en realidad, lo que estoy haciendo es esterilizarme,
empobrecerme, porque no entro en esa interacción dinámica de la XI.

Punto Medio de Acuario:

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Si el proceso de XI va bien, el fruto se pudre (ya sea en el tubo digestivo o en la tierra), y entonces,
las semillas caen en terreno fértil y empiezan a germinar. Estarán en latencia, y la germinación
será en Aries, con el inicio del Nuevo Ciclo Sol Luna.

Entonces, el proceso tendrá que ver con darme cuenta de que debo desprenderme de mis logros,
no porque alguien diga que debo hacerlo, sino porque realmente así me siento mucho más libre,
mucho más creativo, me renuevo y siento mayor vitalidad.

En el Punto Medio de Acuario va a estar presente esta tensión. Yo me voy a ver tentado a no
abrirme, a no liberarme de esa identidad realizadora, a no cuestionar profundamente la identidad
que realizó.

Si me aferro a esa identidad, entonces comienzo a cristalizar el proceso, me hago cada vez más
rígido y, de hecho, cada vez más quebradizo.

Es como conservar a Saturno más de lo necesario. Saturno haciendo eco como viejo regente.

La sensación profunda que se siente hacia fines de XI y principio de XII es una sensación de ir hacia
la propia libertad, ya no necesito poner tanta energía en logros y en sostener deseos. Nosotros
generalmente ponemos mucha energía allí, pero el proceso ahora es justamente al revés.

Fase XII – Fase Pisciana- Fase de Semisextil Menguante:

Es una Fase de reabsorción del deseo, y de esta manera se deslibidiniza mi mundo. Reabsorción
del deseo, “caída” de mi mundo.

En este sentido para muchos la sensación será de falta de energía, de depresión y melancolía. Y
esto es absolutamente correcto y necesario al tiempo que absolutamente liberador. Piscis lo
sentiría como un descanso, un alivio.

Entonces, lo primero que voy a registrar es que la vida, tal como me la había planteado pierde
atractivo. Cuanto más rígido y achicado fue el proceso de XI, más virulento y caótico aparece el
proceso de la XII, de modo que no podré significarlo como un liberarse sino que sentiré “¿qué
diablos me está pasando?.

El objetivo es que yo retire todo el deseo. Primero será retirarlo de aquello concreto en lo que está
puesto, y lo segundo será que yo tengo mucha energía en “deseos no plasmados”, y que están
ratoneando por el cerebro. Eso también es energía: energía invertida en algo que no sucedió,
invertida en las heridas históricas, en cuentas pendientes.

Ahora, yo tengo que reabsorber todo, esa es la lógica del proceso de Fase XII. ¿Qué hace entonces
la magia de la vida? Quiera uno o no, las cosas objetivas pierden importancia, mientras que las
cosas más subjetivas, virtuales y pendientes, comienzan a activarse.

La magia de la Fase XII es que me va a dar la oportunidad de cerrar una casi increíble cantidad
de procesos del pasado.

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La lógica de este momento es que yo debo cerrar círculos. La energía en un momento se abrió,
pero ahora no puede seguir abierta porque, en ese caso, seguiría con la identidad fija del pasado.
Así, hay todo un movimiento por el cual se harán presentes una serie de cuestiones pendientes
para que yo pueda enfrentarlas.

Esto es realmente mágico. Uno reconoce inmediatamente el tránsito o movimiento de XII porque,
por ejemplo, uno se cruza con un compañero que no ve desde la primaria; es decir, van a aparecer
escenas del pasado que van a tener el efecto de detonar con mucha potencia nuestras capas de
identidades más antiguas. Seguramente que si ese encuentro con personas del pasado se
manifiesta es porque hay cuestiones pendientes ligadas a ese pasado.

En este sentido, la retracción de energía respecto de lo objetivo (de ese sostener el mundo que yo
había plasmado), tiene una función muy importante: la energía va hacia mi inconsciente, hacia un
proceso de elaboración muy profunda. Los tránsitos de XII (y los de Júpiter resultan fortísimos),
implican una exuberante actividad del inconsciente, una enorme actividad onírica y los sueños
propios de la XII van a tener que ver siempre con cuestiones pendientes. Está finalizando un
proceso y es por esa razón que emergen los pendientes. En realidad, yo no sabía que tenía
pendientes y, por lo tanto, descubro que estoy atado inconscientemente a ese sufrimiento que
provoqué o que me provocaron … de modo que esa cuestión está ocupando energía en mi mundo
profundo y está organizando mi psiquismo.

Todo esto va a activarse en el inconsciente a través de muchísima actividad onírica y de


muchísimas escenas externas. Constantemente van a venir personas que me traen asignaturas
pendientes de todo tipo, placenteras o displacenteras, deudas o premios.

Si estamos vibrando al ritmo del ciclo, en Fase XII cerramos cuestiones.

XII es un momento de síntesis, pero no de la del tipo de Fase IX, más ideológica. Acá se trata de
una síntesis más vibratoria y esencial. Es como un balance con el objetivo de que las cuentas den
cero.

Lo realmente difícil de la XII es:

A. ¿Cómo me reconcilio con esa sensación de languidez, de pereza, de ya no quiero más, y de no


tener ya más tono muscular para sostener tanto. Este es un proceso de relajación profunda y que
está muy cuestionado por nuestra sociedad. Es un proceso muy introvertido, y además, hay que
tener en cuenta que el contexto social no nos permite languidez, porque nos quiere siempre
produciendo.

Ahora, nosotros sabemos muy bien que en XII la mejor producción consistirá en realizar una
limpieza profunda, cerrar procesos, restañar heridas.

Imaginemos por un instante a un empresario capitalista en Fase XII: en donde la energía le pide
“cerrar sucursales” y esperar dos años … y el afuera le pide acción, salida, apertura, moviendo en
el afuera.

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En temas de salud, eventualmente puede allí que se albergue una enfermedad crónica cuando no
libero el conflicto para sanarlo en XII. No se trata de una Fase relacionada con enfermedades, a
menos que esa sea la única manera en la que yo pueda soltar. Quizá sea un buen momento para
trabajar el cuerpo, con el objeto de estar maleable y flexible y no cristalizar. Este es un momento
ideal para hacer un trabajo profundo de psicoterapia.

También es muy frecuente que en Fase XII aparezcan propuestas que yo había anhelado en Fase
de X, y ahora me las hagan cuando ya no me interesan. Muchas realizaciones del deseo de la XII
son para darme cuenta que ya no las deseo. Cómo puede no importarme nada si yo siempre lo
desee. Es el típico gataflorismo humano. Y es propio de la Fase XII. Y esa experiencia viene para
que yo me dé cuenta que yo no soy ese. Ahora, tampoco sé muy bien quién soy, y este es el
segundo problema.

B. Llegan muchas cosas del pasado, deseos del pasado que se concretan. En XII pasan cosas muy
lindas también. Incluso Saturno en XII trae muchos premios también.

La XII es como una limpieza cósmica y sirve para aclarar muchas dudas … el tema es que las aclara
piscianamente.

Lo que resulta difícil es darme cuenta de que lo primero que tengo que hacer para liberarme de
ese deseo es tomar contacto. Solamente nos daremos cuenta si deseamos algo si lo jugamos,
tomamos contacto, lo vivimos y si después de eso el deseo se desvanece … en ese momento se
limpian todas las dudas respecto de ese deseo.

En la XII hay una sensación de confusión, de no saber bien qué deseo. Ahora, un método bien
virginiano de experimentar la XII es que cuando vienen cosas del pasado yo vaya a cumplirlas. Algo
se va a gatillar en mi inconsciente por las escenas de las que me voy a enriquecer si las vivo por lo
que detonan. Se trata de vivir la escena para desprenderme. Agotar la experiencia.

Y finalmente hay un tercer aspecto:

C. Al mismo tiempo que ocurre todo esto, comienzan a liberarse las semillas. Así como ya me
dejan de interesar cosas del pasado y del presente, y así como vienen cosas e intereses del pasado,
también llegan intereses del futuro. Aparecen cosas muy nuevas que me atraen y la dificultad
será distinguir si se trata del pasado, del presente o del futuro.

En definitiva, uno está en Piscis y, por lo tanto, será muy difícil orientarse y será lo más confuso del
momento. La orientación llegará cuando inicie el nuevo Ciclo o se atraviese el Ascendente.

Este estado de conciencia es muy particular: coexisten un presente despotenciado, un pasado


súper potenciado y un futuro aún irreconocible.

De la profundidad con que vivamos el proceso de XII va a depender la limpidez del nuevo ciclo.

Siempre en las Casas de Agua es donde se va a tener mayores posibilidades de CONTACTO con lo
más profundo de uno mismo si buceo muy en el fondo. Por supuesto, en la IV bucearé en la

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bañera, mientras que en la XII bucearé en el océano, donde me encontraré con todo lo pendiente
de las 11 Fases anteriores. Y los puntos medios de los signos fijos son los de mayor TENSION.

Seguir los movimientos de las Fases de la Luna es muy importante porque uno se empieza a
entrenar en esa lógica y ritmo. Uno empieza a percibir los ritmos naturales mes a mes.

La Fase XII en la vida de los artistas siempre coincide con una crisis creativa, de estilo, de la que
emergen cambiados. Suele ser muy dramática porque la sensación es de que “se les cortó la
inspiración”. No hay nada para sacar afuera, no hay inspiración de la potencia anhelada. En Fase X
el artista llegó a su apogeo … ahora tiene que profundizar en nuevas técnicas y a hacer otras
exploraciones. Parece interrumpirse el proceso creativo, pero en realidad, pasa a otra fase en la
que hay una enorme creatividad, pero que no es posible objetivar con claridad.

Una Revolución Solar cargada de planetas en XII indica que uno está terminando un ciclo en
relación con ese planeta, uno está haciendo un balance general con ese planeta, uno está
agotando necesidades en relación con esa función planetaria y que no tiene energía para probar
con potencia cosas nuevas. Siempre que hay una acumulación de XII, hay una sensación de
languidez, pero es necesario reconciliarse con esa depresión, porque profundamente está
indicando que:

la energía está yendo hacia otro lado de uno..

Es maravilloso ver la generosidad que tiene la vida con uno al traernos la experiencia que
necesitamos (y que no es la que creemos necesitar).

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