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RAFAEL CADENAS

PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA GARCÍA LORCA 2015


Rafael Cadenas (Barquisimeto,Venezuela, 1930) es uno de los poetas más
representativos de la poesía actual en Hispanoamérica. Sus inicios como escritor fueron
tempranos. Por enfrentarse a la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez siendo un
veinteañero universitariose sufrió el exilio en la isla de Trinidad, en donde pasó cuatro
años, hecho que dio lugar a uno de sus libros más famosos, Los cuadernos del destierro.
Volvió a Caracas en 1957. Fue uno de los fundadores del grupo y la revista Tabla
Redonda (1959-1963). A partir de entonces, su fama se extendió por toda Latinoamérica
tras la publicación de “Derrota”, uno de sus poemas más conocidos aunque en la
actualidad el autor afirme que ya no se siente identificado con él.

Sus libros de poesía más representativos son Una isla, Los cuadernos del destierro
(1960), Falsas maniobras(1966), Memorial(1977), Intemperie (1977), Gestiones (1992)
y Amante .

El ensayo también forma parte de sus intereses literarios, con valiosas obras en prosas,
tales como Realidad y literatura (1979) o Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la
mística (1995).

Hay traducciones de sus poemas en francés, italiano e inglés y, gracias a invitaciones,


ha hecho lecturas en Estados Unidos, España, Portugal, Italia, Francia, Inglaterra,
Austria, Alemania, México, Santo Domingo, Costa Rica, Colombia y Argentina. Reunió
las traducciones hechas por él en El taller de al lado. Es profesor jubilado de la Escuela
de Letras de la Universidad Central de Venezuela, donde dio clases principalmente de
poesía española y norteamericana.

Ha recibido, entre otros, el Premio Nacional de Ensayo (1984), el Premio Nacional de


Literatura (1985), el Premio San Juan de la Cruz y el Premio Internacional de Poesía J.
A. Pérez Bonalde (1992), así como una beca de la Fundación Guggenheim (1986) o el
Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, antes llamado Juan Rulfo.
El 13 de octubre de 2015 se le concedió el Premio Internacional de Poesía Federico
García Lorca, por el de su obra, por su “refinada sensibilidad para la experiencia
poética”, como indicó el jurado.

Ese fracaso que es la poesía, por Rafael Cadenas

“La poesía no tiene residencia fija. Suele invadir los demás géneros y casi no hay gran
libro donde no esté presente. Hasta puede afirmarse que en última instancia no hay
literatura, sino poesía. Su carácter envolvente, ubicuo, usurpador hace pensar que ella
no es género sino más bien una presencia detrás de los géneros, una presencia tan
insinuante que muchas veces prefiere vestidos que no son los suyos, una presencia que
se sirve de todas las actividades creadoras del hombre; como un poder previo a
cualquier clasificación. Posiblemente sea una manera que tiene lo esencial de
manifestarse en él. En este sentido, durará lo que dure el hombre.
Como género, la situación es distinta. En todas partes sus lectores forman una minoría
señaladamente excéntrica. Tienden a convertirse en una secta de tipo esotérico, no
porque la poesía se haya llenado de secreto —quizá lo ha perdido un poco, más bien—
sino por el enorme olvido de las cosas verdaderamente importantes que afecta al
hombre actual. Los tres mil o más millones de habitantes* del planeta están dedicados a
destruirse de manera eficiente en todas las formas imaginables, con suavidad o
violencia, por ignorancia o por mucho saber, incesantemente. El mundo entero rinde
tributo a la destrucción, bajo el pretexto de desarrollo, y no sólo la poesía sino también
la música, la pintura, la filosofía están amenazadas. Toda la cultura y el hombre mismo
pueden desaparecer si en su espíritu no ocurre un cambio de fondo.

Confieso que me preocupa más la poesía como dimensión que como forma específica y
la mengua de ambas creo que va unida a la crisis del hombre y hasta puede ser una de
sus medidas más seguras. Es evidente que el mundo se aleja cada vez más de la poesía y
parece dirigirse a la creación de sociedades de seres desindividualizados, si bien
prósperos, a quienes una máquina inmensa les decide lo que deben vestir, comer, leer.
En la caída del hombre figura la poesía junto con otras pérdidas no menos importantes,
pues la necesita para informar sobre su naufragio, o mejor aún, para apuntar a un
rescate. Aunque a veces uno piensa en la inutilidad de la literatura, al ver como la
palabra de los grandes creadores se pierden.

¿Qué han hecho los hombres, qué hemos hecho, con el legado de Whitman, Rilke,
Lawrence y algunos otros? No son muchos, pero bastaban para producir una explosión
en los espíritus y ¿fueron oídos en realidad? ¿Se les leyó verdaderamente? Están ahí
como voces tremendamente solas y lo que dijeron fue tomado como literatura,
convertido en objeto de estudio para lucimiento de intelectuales, desarmado por nuestra
grave inmunidad. Pero de ellos lo realmente importante era, y es, el resplandor perdido
en la literatura.

¡Cómo volvemos inane, domesticamos, alejamos todo lo que implique exigencia de


nueva visión! Cuando no oímos directamente lo que una obra quiere decirnos
establecemos una distancia entre ellas y nosotros. La colocamos allá y nosotros nos
quedamos aquí, sin darnos por aludidos. La obra se dirige a nuestro ser, pero nosotros
decidimos que sólo le habla a nuestro cerebro, y en el pozo de nuestras ideas, la
ahogamos. Sin embargo, aquellos creadores escribieron para los hombres, para
comunicarles lo que habían descubierto o se les había revelado, creyendo que serían
oídos.

Me parece que los poetas pueden hacer algo por vincular al hombre con todo lo que su
olvido ha relegado, por quitarlo de la distracción en que vive, por plantearle las
preguntas decisivas, por darle seriedad a las palabras, por apuntar hacia un vivir
auténtico. Se trata de una operación de rescate, mas para contribuir con ella los poetas
tienen que haberle dado la espalda a la locura que envuelve al hombre, tienen que
hablarle desde una ruptura, tienen que haberse liberado ellos mismos. Si no, serían parte
de la enfermedad y lo que dijeran tendría un valor incompleto.”

(http://prodavinci.com/blogs/ese-fracaso-que-es-la-poesia-por-rafael-cadenas/)

http://www.rafaelcadenas.org/
ANTOLOGÍA POÉTICA

Ars poética

Que cada palabra lleve lo que dice.


Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir


brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis pala-
bras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la


impostura, restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio. Enlo-
quezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
( Intemperie)

Desolado

De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?


Respiro tu llegada; ya sin creer.

No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).

Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.


Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa, cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.

Eres el otro lado del botín.


¿Comprendes?

(Falsas maniobras)

Los hados nos dieron


Una lengua noble,
Como un buen vino
De bodegas medievales.

Los poetas están entre los encargados


de custodiarla:
pero yo me afano lentamente
junto a los artesanos
por hacerme digno.
Con ellos se es menos exigente.
Sólo se les pide que no la deshonren.
Ya eso es bastante
para quien no nació rico
ni sabe asirse a las palabras.

Una labor sin pretensiones,


un trabajo
del taller que preserva
el bien recibido
y lo entrega a otras manos en el estrépito.

Algo humilde por necesario.

(De Gestiones)

You

Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo
a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
palacio
donde vive
el
temblor.

(De Una isla)

Rutina

Me fustigo.
Me abro la carne.
Me exhibo sobre un escenario.
Allí no ofrezco el número decisivo.
Devorarme ¡mi gran milicia!, pero soy también un armador tenaz.
Sé reunirme pacientemente, usando rudos métodos de ensamblaje.
Conozco mil fórmulas de reparación. Reajustes, atornillamientos, tirones, las manejo todas.
A golpes junto las piezas.
Siempre regreso a mi tamaño natural.
Me deshago, me suprimo, displicente, me borro de un plumazo y vuelvo a montar,
montar al cara
fresca.
(No se trata de rearmar un monstruo, eso es fácil, sino de devolverle a alguien las proporciones.)
Planto mi casa en medio de la locuacidad.
Me reconstruyo con un plano inefable.
Calma. Ya está. Entro a la horma.

Se creyó dueño
y ella lo obligó a la más honda encuesta,
a preguntarse qué era en realidad suyo.
Después lo tomó en sus manos
y fue formando su rostro
con el mismo material del extravío, sin desechar nada,
y lo devolvió a los brazos del origen
como a quien se amó sin decírselo.

(De Amante)

Vengo de un reino extraño,


vengo de una isla iluminada,
vengo de los ojos de una mujer.
Desciendo por el día pesadamente.
Música perdida me acompaña.

Una pupila cargadora de frutas


se adentra en lo que ve.

Mi fortaleza,
mi última línea,
mi frontera con el vacío
ha caído hoy.

(De Una isla)

Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio


que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.

(Obra Entera, poesía y prosa, 2000)


FRACASO

Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.

Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente, difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje que traías,


más precioso que todos los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches me ha hecho hablar afiebrado a
una ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer prefiera a alguien más resuelto,
me desplazaste de oficios suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo, escupido, odioso, me ha recibido en mi más pura forma para entregarme
a la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.

Tú no existes.

Has sido inventado por la delirante soberbia.


¡Cuánto te debo!
Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja áspera, lanzándome a mi
verdadero campo de batalla, cediéndome las armas que el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel, mantenerme a la fuerza en un escalón,
trepar con esfuerzos propios, reñir por jerarquías, inflarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado ser. Por no darme otra vida.
Por haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.

Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo traías el cauterio!, pero también
me diste la alegría de no temerte.

Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.


Gracias a ti que me has privado de hinchazones.
Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi morada.
Gracias por apartarme.
Gracias.

(De Falsas maniobras)


LO QUE NO PASA

Infancia dormida en los rayos del sol.


Cuánta luz para aquel niño.
Ahora él me busca.

Me desdoblo.
Es absurdo volver los ojos a tus días.
Vivir de tu suelo es cambiar un extraño por el que soy.

(De Memorial)

AQUEL
que conoció
el suplicio
de verse
asaltado por las Furias
en cualquier lugar
puede dar las gracias
sólo
por vivir.
(De Gestiones)

AL LECTOR

Los que hacen las reglas


no quieren que hablemos
nosotros
sino
las palabras.
Desean
hacernos desaparecer
de la página;
pero no nos resignamos.
Somos viejos actores.

(Gestiones)

Siempre has esperado vivir


Y lo que has hecho
Ha sido desde un mirador.

Vigía a cargo de percepciones,


Descuidas tu quehacer,
Te distraes contigo.

No obstante te absuelves.
(De En torno a Basho y otros asuntos)
SIN CANON

Vives
dejándote ir.
Has cedido tanto terreno
que no te sientes.
Buscas en el ayer
tu viejo diseño
y no lo puedes recuperar
ni lo cambiarías por el de ahora
donde te plantas
ajeno.

(De En torno a Basho y otros asuntos)

RESPUESTA

ELLOS quisieran herirte


y te retan con sus armas
pero reñir ya es perder.

Tu aprendido honor es otro:


tratar de que ningún tú
caiga.

(De En torno a Basho y otros asuntos)

SPINOZA

El sublime pulidor de lentes


guarda para tenerlo a la vista
el abrigo donde un puñal fanático
dejó su rasgadura,
pero nada puede quebrantar,
la alegría insospechada
que él ha descubierto.
Como esos hebreos de Ámsterdam
tan ortodoxamente impiadosos,
la ignoran, ella no puede
darles a beber su agua limpia.
En cuanto a él, no lo arredran
tenebrosas maldiciones.
Lo protege una inmunidad alcanzada
mediante el buen uso de la razón
en la que tal vez confía
más de lo prudente.

(De En torno a Basho y otros asuntos)

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