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EXPEDIENTE:

ESPECIALISTA LEGAL:

MATERIA : PROCESO DE HABEAS CORPUS

ESCRITO : 01

SUMILLA : INTERPONE DEMANDA.-

SEÑOR JUEZ PENAL DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE


TRUJILLO:

JOHANS CABALLERO BENITEZ, con DNI Nº


18021617, señalando domicilio real en Mz. W Lote 06
Dpto. 301 Urb. Las Palmas del Golf – II Etapa, distrito
Víctor Larco Herrera – provincia de Trujillo y para los
efectos procesales en el Jirón Bolívar N° 552, 2do piso,
Oficina N° 01 –Centro Cívico- en la ciudad de Trujillo,
CASILLA ELECTRONICA N° 1949; ante el Despacho
de su digno cargo, digo:

I. NOMBRES Y DOMICILIOS DE LOS AGRESORES.-

En mérito a lo dispuesto por el artículo 200° inciso 1) y artículo 139°


incisos 3), 5) y 14) de la Constitución del Estado, concordante con los
artículos II, III, VIII y IX del Título Preliminar y artículos 2°, 4° y 25°, último
párrafo, de Código Procesal Constitucional, Interpongo DEMANDA DE
HABEAS CORPUS contra los Magistrados, que a continuación indico:

 Juez del Tercer Juzgado Penal Unipersonal Transitorio De La Corte


Superior del Santa, quién expidió la Sentencia condenatoria contra mi
persona, contenida en la Resolución N° 29, de fecha 15 de agosto del
2

2,016, doctora SARA VALDIVIEZO GRANDEZ, quién será notificada en el


propio recinto del Juzgado, sito en José Pardo N° 832, Chimbote.

 Jueces Superiores, integrantes de la Primera Sala Penal de


Apelaciones de la Corte Superior de Justicia del Santa, a la fecha
que sucedieron los hechos, quiénes emitieron la Resolución de Vista N°
44, de fecha 31 de mayo del 2,017, confirmando en todos sus extremos
la irregular sentencia de primer grado impugnada,

Señores:

1. Juez Superior: Dra. Linda María Olga Vanini Chang


2. Juez Superior: Dr. José Manzo Villanueva
3. Juez Superior: Dr. Frey Mesías Tolentino Cruz.

Los que serán notificados en su lugar de trabajo –Corte Superior del


Santa-, sito en la calle José Pardo N° 832, con excepción de la doctora
Linda Vanini Chang, a quién por Resolución Administrativa Nº 004-
2018-P-CE-PJ, publicada el 09 de enero del 2018 en el diario Oficial El
Peruano, se le aceptó su renuncia como Jueza Superior Titular,
debiendo ser notificada en su domicilio consignado en la Ficha RENIEC.

 Con citación además del PROCURADOR PUBLICO a cargo de los


Asuntos Judiciales del Poder Judicial, el que será notificado en la
Avenida Petit Thours No. 3943-San Isidro o en el lugar donde se ubique
dicha Procuraduría.

III. PETITORIO.-

SOLICITO que merced a la presente acción de garantía y por mandato


jurisdiccional:

 SE DECLARE LA NULIDAD, por resultar violatorias de mi derecho


a la libertad individual (consagrada en el artículo 2° inciso 24 de la
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Constitución), y en conexidad con ella, mi derecho al debido


proceso en su variante de interdicción de la arbitrariedad
(artículo 139° inciso 3 de la Constitución y artículo 25°, parte final del
Código Procesal Constitucional) derecho a la tutela procesal
efectiva en sus variantes de derecho a la prueba, a obtener una
resolución fundada en derecho y observancia del principio de
legalidad procesal penal (artículo 139° inciso 3 de la Constitución,
artículo 4°, primera y segunda parte del Código Procesal
Constitucional, Derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales (artículo 139° inciso 5 de la Constitución);
de las siguientes resoluciones judiciales, derivadas del
EXPEDIENTE Nº 00650-2014-7 -2501 – JR – PE – 02

 De la SENTENCIA N° 29, DE FECHA 15 DE AGOSTO DEL 2,016


expedida por el Juez del Tercer Juzgado Penal Unipersonal
Transitorio De La Corte Superior del Santa, mediante la cual se
me condenó de manera inconstitucional e inconvencional a tres años
y cuatro meses de pena privativa de libertad suspendida en su
ejecución por el periodo de prueba de tres años bajo reglas de
conducta, 120 días multa, por la suma total de s/ 15,000.00 y el pago
de s/ 90,000.00 por concepto de reparación civil, por la presunta
comisión de los delitos de defraudación modalidad estelionato (art.
197° numeral 4 del Código Penal), contra la fe pública, en la
modalidad de uso de documento privado falso (art. 427°, segundo
párrafo del Código Penal) en agravio de Justy Jibinny Caballero Araujo,
Leonor Caballero Vargas y Darwin Grimaldo Medina Alarcón.

 De la Sentencia de Vista N° 44, de fecha 31 de mayo del 2,017,


expedida por la Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte
Superior de Justicia del Santa, mediante la cual se confirmó la
sentencia supra indicada, apelada.

PIDO que
4

 como efectos reparadores de la acción de Habeas Corpus, conforme a


lo señalado por el artículo 1º del Código Procesal Constitucional, se
repongan las cosas al estado anterior al acto lesivo, en consecuencia
ordene que la Causa se resuelva con sujeción al respeto irrestricto de
un debido proceso y tutela jurisdiccional, para garantizar mi derecho a la
prueba y motivación de las sentencias que se me ha negado.

IV. SUSCINTA RELACIÓN DE LOS HECHOS PRODUCIDOS.-

a) Los hechos que han generado la expedición de las resoluciones


judiciales irregulares y que son materia de la presente demanda de
Habeas Corpus, se han producido en el seno de la persona jurídica
denominada Sociedad Minera de Responsabilidad Limitada Escocia,
inscrita en la Partida Nº 12218409 del Registro de Personas Jurídicas
de Lima.

A continuación, identificamos a los titulares y porcentajes de las


participaciones, considerados como agraviados:

 Leonor Caballero Vargas 40 participaciones


 Darwin Grimaldo Medina Alarcón 20 participaciones
 Justy Jibinny Caballero Araujo 40 participaciones

Esta sociedad minera es propietaria del derecho minero denominado


“Concesión Minera Escocia”, inscrita en la Partida Nº 12256827 del
Libro de Derechos Mineros (Propiedad Inmueble), de la Zona Registral
Nº IX – Sede Lima.

b) El recurrente en mi condición de Gerente General de la referida


sociedad minera, fui nombrado como tal con fecha 23 de julio del 2,012
y tuve a mi cargo elevar a escritura pública el “Acta de Junta General
Extraordinaria de Participacionistas” de fecha 27 de setiembre del 2013
suscrita por los participacionistas, supuestamente agraviados: Justy
5

Jibinny Caballero Araujo, Leonor Caballero Vargas y Darwin Grimaldo Medina


Alarcón, en donde se acordó transferir el 100% de participaciones de la
sociedad minera a favor de María Magdalena Vásquez Chávez, por la
suma de $ 1,000.00 (un mil dólares americanos) autorizándome para la
suscripción y diligenciamiento de todos los actos y documentos
relativos a la indicada transferencia, la misma que se concretó el 01
de octubre del 2013, mediante su elevación a escritura pública ante la
Notaría Anticona de Trujillo a favor de María Magdalena Vásquez
Chávez, mediante escritura pública de la misma fecha y,
posteriormente, el 11 de noviembre del 2013, ésta volvió a vender la
concesión minera a la persona de Nayasseline Laydir Araujo Alva por
la suma de s/ 5,000.00.

c) Ante estos hechos, con fecha 15 de agosto del 2,016, el Tercer


Juzgado Penal Unipersonal Transitorio de la Corte Superior de
Justicia del Santa, dictó sentencia contra el recurrente, contenida en la
Resolución N° 29, atribuyéndome -por parte de los participacionistas-
la imputación de haber falsificado el “Acta de Junta General
Extraordinaria de Participacionistas” de fecha 27 de setiembre del 2013
y haberla elevado a escritura pública, condenándome como autor de
los delitos de defraudación modalidad estelionato (art. 197° numeral 4
del Código Penal), contra la fe pública, en la modalidad de uso de
documento privado falso (art. 427°, segundo párrafo del Código Penal),
en agravio de Justy Jibinny Caballero Araujo, Leonor Caballero Vargas y
Darwin Grimaldo Medina Alarcón y condenándome a tres años y cuatro
meses de pena privativa de libertad suspendida en su ejecución por el
periodo de prueba de tres años bajo reglas de conducta, 120 días
multa, por la suma total de S/ 15,000.00 y el pago de S/ 90,000.00 por
concepto de reparación civil.

d) Tal condena descrita al ser objeto de recurso impugnativo de apelación


fue confirmada por la Primera Sala Penal de Apelaciones, mediante
Resolución N° 44, de fecha 31 de mayo del 2,017.
6

e) Contra la Sentencia de Vista que confirmó la sentencia condenatoria


se interpuso Recurso de Casación por infracción de las garantías
constitucionales procesales, empero, no obstante ello la Sala Penal de
Apelaciones, mediante Auto N° 47, de fecha 15 de junio del 2,017,
declaró inadmisible el recurso de casación, con lo cual la sentencia
condenatoria quedó firme y consentida, con efectos de cosa juzgada,
consumándose la violación de los derechos constitucionales que son
objeto de la presente demanda.

V. CUESTION PROCESAL PREVIA.-

De acuerdo a lo establecido en el artículo 4° del Código Procesal


Constitucional, el hábeas corpus procede cuando una resolución judicial
firme vulnera en forma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal
efectiva. En ese sentido, debe entenderse que el proceso de hábeas
corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al debido
proceso como manifestación de la tutela procesal efectiva, sino que la
"supuesta" violación de este derecho tiene que producir efectos lesivos en
la libertad personal y derecho conexos a ella para que se pueda aplicar lo
establecido en este precepto normativo

Es posición reiterada y uniforme jurisprudencia del Tribunal Constitucional


(en adelante TC), ha sostenido que el hábeas corpus no es una
suprainstancia que permita al juez constitucional determinar la
responsabilidad penal de una persona,  calificar el tipo penal en el que se
subsume la conducta del imputado, o valorar las pruebas aportadas al
proceso, pues estos ámbitos son de exclusiva competencia de la
jurisdicción penal ordinaria. Sin embargo, lo señalado tiene como única y
obligada excepción la tutela de los derechos fundamentales, pues es
evidente que allí donde el ejercicio de una atribución exclusiva vulnera o
amenaza un derecho reconocido por la Constitución, en cuyo caso el juez
constitucional no solo puede, sino que debe, legítimamente, pronunciarse
sobre la eventual vulneración de un derecho fundamental.
 
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Tampoco se trata que el juez constitucional que conoce del proceso de


hábeas corpus, revise todo lo realizado por el Juez ordinario, sino,
específicamente, que controle desde un canon de interpretación
constitucional si en el ejercicio de la función jurisdiccional se ha vulnerado
o no un derecho fundamental específico. Lo que se justifica si se
considera que no toda afectación al debido proceso es susceptible de ser
sometida a control constitucional. Así, mientras las afectaciones al debido
proceso constitucional siempre son susceptibles de ser controladas por
parte del Juez constitucional, no sucede lo mismo en relación con
el debido proceso legal.

En efecto, en anterior jurisprudencia ( vid. STC 8453-2005-PHC/TC, FJ 7) el TC ha


señalado que
 
(…) solo si vulnera el contenido esencial de alguno de los derechos antes
mencionados, estaremos ante un proceso inconstitucional, quedando
totalmente descartado que, dentro de dicha noción, se encuentren las
anomalías o simples irregularidades procesales, violación del contenido no
esencial o adicional, que no son, por sí mismas, contrarias a la Constitución
sino al orden legal. Mientras que el proceso que degenere en inconstitucional
se habrá de corregir mediante el ejercicio del proceso constitucional, la
simple anomalía o irregularidad lo será mediante los medios de impugnación
previstos al interior de cada proceso. Ese es el límite con el cual ha de operar
el juez constitucional y, a la vez, la garantía de que no todo reclamo que se le
hace por infracciones al interior de un proceso pueda considerarse un
verdadero tema constitucional.
 
5.1. Debido Proceso Constitucional y Derecho Fundamental a la
Prueba
 
El debido proceso constitucional garantiza que todas las afectaciones del
contenido esencial del derecho fundamental al debido proceso y de los
principios y derechos que de él se derivan sean susceptibles de ser
controladas mediante los procesos constitucionales destinados a su tutela.
Únicamente este ámbito es susceptible de control y tutela por parte de la
jurisdicción constitucional, a fin de evitar que la jurisdicción constitucional
termine sustituyendo a la justicia ordinaria. Por tanto, mientras que el
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debido proceso constitucional siempre puede ser sometido a control a


través de los procesos constitucionales, el debido proceso legal –esto es,
aquellas afectaciones o irregularidades que no inciden en dicho
contenido– no convierte necesariamente al proceso penal en
inconstitucional.
 
Sin embargo, esta distinción entre el debido proceso constitucional y el
debido proceso legal no debe ser asumida como una sistematización
rígida. Ello por cuanto no cabe descartar que, en un determinado caso,
una cuestión que, prima facie, puede considerarse violatoria del debido
proceso legal, puede esconder una afectación también al debido proceso
constitucional. En estos casos, como es evidente, el proceso
constitucional es el instrumento idóneo para su cuestionamiento y
resolución. Precisamente, uno de los derechos comprendidos por el
debido proceso constitucional es el relacionado con el derecho a presentar
y controvertir pruebas dentro del proceso penal ( vid. STC 6712-2005-PHC/TC, FJ
13), lo cual lleva aparejada también la exigencia de que el órgano
jurisdiccional se pronuncie sobre el valor jurídico de las pruebas
controvertidas. 
 
El TC ha señalado (vid. STC 010-2002-AI/TC, FJ 133-135) que el derecho
fundamental a la prueba tiene protección constitucional, en la medida en
que se trata de un derecho comprendido en el contenido esencial del
derecho al debido proceso, reconocido en el artículo 139, inciso 3, de la
Constitución. Una de las garantías que asisten a las partes del proceso es
el derecho a la prueba.

El derecho a probar constituye un elemento implícito de tal derecho. Por


ello, es necesario que su protección sea realizada a través de los
procesos constitucionales. El debido proceso está consagrado en la
Constitución y en el Código Procesal Constitucional, y su salvaguardia
está relacionada con la necesidad de que, en cualquier proceso que se
lleve a cabo, los actos que lo conforman se realicen dentro de los cauces
de la formalidad y de la consistencia, propias de la administración de
9

justicia. Es decir, se debe buscar que los justiciables no sean sometidos a


instancias vinculadas con la arbitrariedad o los caprichos de quien debe
resolver el caso. En ese ámbito el derecho a la tutela procesal efectiva se
configura, entonces, corno una concretización transversal del resguardo
de todo derecho fundamental sometido a un ámbito litigioso.

Sin embargo, como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba


también está sujeto a restricciones o limitaciones, derivadas tanto de la
necesidad de que sean armonizados con otros derechos o bienes
constitucionales –límites extrínsecos–, como de la propia naturaleza del
derecho en cuestión –límites intrínsecos.
 
El reconocimiento del derecho a la prueba en la normatividad penal es
restringido y se lo relaciona casi exclusivamente con la presunción de
inocencia. Por eso, normalmente aparece bajo la fórmula siguiente: “la
persona se considera inocente mientras no se haya declarado
judicialmente su responsabilidad”. Este es el enunciado utilizado en el
artículo 2°, inciso 24, acápite e, de la Constitución, que reproduce lo
estipulado por el artículo XXVI de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, y, en cierta forma, lo prescrito en los
artículos 11°, inciso 1, de la Declaración Universal de Derechos Humanos;
14°, inciso 2, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y 8°,
inciso 2, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
 
No obstante, es menester considerar también que el derecho a la prueba
lleva  aparejada la posibilidad que las partes o un tercero legitimado en un
proceso o procedimiento tengan el derecho de producir la prueba
necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su
pretensión o defensa.
 
Y en su dimensión objetiva, comporta también el deber del juez de la
causa de solicitar, actuar y dar el mérito jurídico que corresponda a los
medios de prueba en la sentencia. En la medida en que el objetivo
principal del proceso penal es el acercamiento a la verdad judicial, los
10

jueces deben motivar razonada y objetivamente el valor jurídico probatorio


en la sentencia. Esto es así por cuanto el proceso penal no sólo constituye
un instrumento que debe garantizar los derechos fundamentales de los
procesados, sino también debe hacer efectiva la responsabilidad jurídico-
penal de las personas que sean halladas culpables dentro de un proceso
penal.

En palabras del TC (Exp. 01014-2007-HC/TC):

Como puede verse, uno de los elementos que forman parte del contenido del
derecho a la prueba está constituido por el hecho de que las pruebas actuadas
dentro del proceso penal sean valoradas de manera adecuada y con la
motivación debida. De lo cual se deriva una doble exigencia para el Juez: en
primer lugar, la exigencia del Juez de no omitir la valoración de aquellas
pruebas que son aportadas por las partes al proceso dentro del marco del
respeto a los derechos fundamentales y a lo establecido en las leyes
pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas pruebas sean
valoradas motivadamente con criterios objetivos y razonables (vid. STC
4831-2005-PHC/TC, FJ 8). Por ello, la omisión injustificada de la valoración
de una prueba aportada por las partes, respetando los derechos fundamentales
y las leyes que la regulan, comporta una vulneración del derecho
fundamental a la prueba y, por ende, del debido proceso.
 
Por ello, la prueba capaz de producir un conocimiento cierto o probable en
la conciencia del juez debe reunir las siguientes características:

(1) Veracidad objetiva, según la cual la prueba exhibida en el proceso


debe dar un reflejo exacto de lo acontecido en la realidad;
asimismo, prima facie, es requisito que la trayectoria de la prueba sea
susceptible de ser controlada por las partes que intervienen en el
proceso, lo que no supone desconocer que es al juez, finalmente, a
quien le corresponde decidir razonablemente la admisión, exclusión o
limitación de los medios de prueba. De esta manera, se puede adquirir
certeza de la idoneidad del elemento probatorio, pues éste se ajustará a
la verdad de lo ocurrido y no habrá sido susceptible de manipulación;

(2) Constitucionalidad de la actividad probatoria, la cual implica la


proscripción de actos que violen el contenido esencial de los derechos
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fundamentales o transgresiones al orden jurídico en la obtención,


recepción y valoración de la prueba;

(3) Utilidad de la prueba, característica que vincula directamente a la


prueba con el hecho presuntamente delictivo que se habría cometido,
pues con esta característica se verificará la utilidad de la prueba
siempre y cuando ésta produzca certeza judicial para la resolución o
aportación a la resolución del caso concreto;

(4) Pertinencia de la prueba, toda vez que la prueba se reputará


pertinente si guarda una relación directa con el objeto del
procedimiento, de tal manera que si no guardase relación directa con el
presunto hecho delictivo no podría ser considerada una prueba
adecuada.
 
13.  Se trata, pues, de un derecho complejo cuyo contenido, de acuerdo
con lo señalado anteriormente por el Tribunal Constitucional  (vid. STC 6712-
2005/HC/TC, FJ 15), está determinado:

(...) por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren


necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente actuados, que se
asegure la producción o conservación de la prueba a partir de la actuación
anticipada de los medios probatorios y que éstos sean valorados de manera
adecuada y con la motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio
que tenga en la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente
motivada por escrito, con la finalidad de que el justiciable pueda comprobar
si dicho mérito ha sido efectiva y adecuadamente realizado.

 
Como puede verse, uno de los elementos que forman parte del contenido
del derecho a la prueba está constituido por el hecho de que las pruebas
actuadas dentro del proceso sean valoradas de manera adecuada y con la
motivación debida. De lo cual se deriva una doble exigencia para el Juez:
en primer lugar, la exigencia del Juez de no omitir la valoración de
aquellas pruebas que son aportadas por las partes al proceso dentro del
marco del respeto a los derechos fundamentales y a lo establecido en las
12

leyes pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas pruebas


sean valoradas motivadamente con criterios objetivos y razonables
(vid. STC 4831-2005-PHC/TC, FJ 8). 

Por ello, la inadecuada valoración de una prueba o la falta de la debida


motivación en relación con el mérito que se le pretende otorgar a ella, sin
respetar los derechos fundamentales y las leyes que la regulan, comporta
una vulneración del derecho fundamental a la prueba y, por ende, del
debido proceso.

 
VI. ENUNCIACION DE LOS HECHOS MATERIA DEL PROCESO
PENAL

Se me imputa el hecho que aprovechándome de mi condición de Gerente


General de la Empresa Minera Escocia:

(i) Habría actuado dolosamente con la finalidad de vender la


concesión minera Escocia, con desconocimiento de los agraviados
participacionistas de la referida empresa: Leonor Caballero Vargas,
Justy Caballero Araujo y Grimaldo Medina Alarcón;

(ii) Habría elaborado un Acta de Junta de Participacionistas falsa de


fecha 27 de setiembre del 2013, mediante la cual se acordaba la
transferencia de dicha concesión, en la cual dichos agraviados
participacionistas durante la investigación han negado su
participación y que tampoco tuvieran conocimiento de la referida
Acta, indicando que las firmas que aparecen en la misma son
falsificadas;

(iii) Para lograr consumar mi actuación dolosa, conociendo que el Libro


de Actas número 01 se encontraba en poder de Leonor Caballero
Vargas, procedí a formular una denuncia ante la Comisaria de
13

Ayacucho por el Libro Nº 1 de la Concesión Minera Escocia, con el


propósito de aperturar un segundo Libro de actas donde obraría el
acta falsa de la junta de fecha 27 de setiembre del 2013,
presentando posteriormente una segunda denuncia ante la
comisaría de Florencia de Mora de la ciudad de Trujillo, por el hurto
del libro de actas Nº 02 de la Sociedad Minera Escocia, con el fin
de desaparecer el original de la supuesta Acta de junta de
participacionistas de fecha 27 de setiembre de 2013.

Las sentencias de primera y segunda instancia han determinado que mi


conducta habría estado dirigida a despojar a los agraviados
participacionistas de la concesión minera Escocia y venderla sin su
conocimiento.

VI.1. Prueba que se cuestiona por vulnerar el debido proceso y


las reglas de la prueba indiciaria o prueba indirecta

Corresponde a nuestro derecho poner de manifiesto que, no pretendo el


reexamen del material probatorio del proceso penal seguido en contra de
mi persona ni que se revise todo lo actuado y resuelto en la jurisdicción
ordinaria; sino que denuncio la existencia de resoluciones judiciales
(sentencias de primera y segunda instancia) que resultan ser violatorias y
lesivas a los derechos fundamentales que son objeto de tutela mediante
este proceso constitucional de Habeas Corpus y que los medios
probatorios incorporados a dicho proceso solo servirán para contrastar o
verificar las razones expuestas en la presente demanda, más no para ser
objeto de una nueva evaluación.

Siguiendo la línea del Tribunal Constitucional, vuelvo a reiterar que uno de


los elementos que forman parte del contenido del derecho a la prueba está
constituido por el hecho de que las pruebas actuadas dentro del proceso
penal sean valoradas de manera adecuada y con la motivación debida.
14

Con lo cual se le impone un doble deber al juez: en primer lugar, no


puede omitir valorar de aquellas pruebas que son aportadas por las
partes al proceso dentro del marco del respeto a los derechos
fundamentales y a lo establecido en las leyes pertinentes; en segundo
lugar, la exigencia de que dichas pruebas sean valoradas
motivadamente con criterios objetivos y razonables (vid. STC 4831-2005-

PHC/TC, FJ 8). Por ello, la omisión injustificada de la valoración de una


prueba, respetando los derechos fundamentales y las leyes que la
regulan, comporta una vulneración del derecho fundamental a la prueba,
por ende, del debido proceso y por conexión o consecuencia hace paso a
el proceso de Habeas Corpus.
 
En ese sentido mediante la presente demanda de habeas corpus se
cuestiona el principal indicio en que el Juzgador, aplicando los
presupuestos de la prueba indiciaria o prueba indirecta (art. 158.3 del
CPP), se sustentó para emitir una sentencia condenatoria y el ad quem,
de igual forma, lo asumió como probado; indicio consistente en un PARTE
DE GRAFOTECNIA realizado sobre una fotocopia del Acta de la Junta de
participacionistas de la Empresa Minera Escocia de fecha 27 de setiembre
del 2013, otorgando a este documento el tratamiento procesal que se
otorga a los Informes Periciales (arts. 178 y 181 del CPP), vulnerando de
esta forma el debido proceso.

VI.2. ANALISIS DEL CASO CONCRETO.-

VI.2.1. Sentencia de Primera Instancia

Sentencia contenida en la Resolución Nº 29 del 15 de agosto del 2016


Expedida por el Tercer Juzgado Penal Unipersonal Transitorio de la Corte
Superior De Justicia Del Santa

VI.2.1.1. En relación a los hechos supuestamente probados


descritos en la Sentencia de Primera Instancia
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En el rubro 8 de la Sentencia de Primera Instancia, titulado: Análisis y


Valoración de los Hechos Probados e Improbados en Juicio Oral, no se
menciona menos se concluye como un hecho probado, que el Acta de
la Junta de Participacionistas de la Empresa Minera Escocia de fecha 27
de setiembre del 2013 constituya un documento falso.

Sobre este aspecto el a quo desarrolla la siguiente conclusión:

“8.6 SE HA PROBADO ¿ Que en el Libro de Actas Nº 02 figura con fecha 27


de Setiembre del 2013, un acta de junta general extraordinaria de
participacionistas?; SI, se ha probado con el acta respectiva en la cual se ha
tratado como agenda la enajenación y transferencia de la concesión minera
Escocia a favor de María Magdalena Vásquez Chávez y el otorgamiento del
poder a favor del gerente Johans Caballero Benítez en su calidad de gerente
general de la Sociedad Minera de Responsabilidad Limitada Escocia y por ante
la Notaría Anticona Aguilar de la ciudad de Trujillo”

Del contenido de este numeral 8.6., el Juez Penal concluye que


resulta probado que el Acta de la Junta de Participacionistas de la
Empresa Minera Escocia de fecha 27 de setiembre del 2013, figuraba
en el libro Nº 02 y que contenía el acuerdo de enajenación y
transferencia de la concesión minera, sin objetar su validez.

VI.2.1.2. Respecto al juicio de subsunción de la Sentencia de


Primera Instancia

En la sentencia se precisa el juicio de subsunción en el numeral 9,


haciéndose referencia al Acta de fecha 27 de setiembre del 2013, en el
numeral 9.4 en los siguientes términos:

“9.4. En el presente juicio oral, respecto al procesado Johans Caballero Benítez,


conforme se tiene de los HECHOS PROBADOS en los fundamentos 8.1 al 8.10,
de la presente resolución, ha quedado acreditado que éste acusado
aprovechándose de su calidad de Gerente General de la Sociedad Minera de
Responsabilidad Limitada Escocia, habría elaborado el acta de junta general
extraordinaria de participacionistas de fecha 27 de Setiembre de 2013, la cual es
falsa, como falsos son todas las firmas de los agraviados que aparecen en dicho
16

documento. Este acusado de manera dolosa ha utilizado el acta cuestionada para


enajenar el 100% de las participaciones, perjudicando de esta manera a los
agraviados, quienes han sufrido el despojo de sus participaciones. En ese
sentido Caballero Benites, haciendo uso del documento falso citado, se ha
constituido ante el Notario Público Manuel Anticona Aguilar, con fecha 1 de
octubre de 2013, ha transferido ilegalmente a Vásquez Chávez, la concesión
minera de Responsabilidad Limitada Escocia, por la suma de unos mil dólares
americanos, causando un perjuicio grave a los agraviados, quienes se han visto
perjudicados con el accionar doloso del acusado Caballero Benites.”

Como se puede advertir, el juez penal, en el rubro Hechos Probados,


fundamentos 8.1 al 8.10 de la sentencia, establece que el Acta de
Junta General Extraordinaria de participacionistas de fecha 27 de
Setiembre de 2013, ES FALSA.

Examinando escrupulosamente el tenor de los fundamentos 8.1 al


8.10 referido a los Hechos Probados, no existe alusión alguna
respecto a la falsedad de dicha Acta, sin embargo en el numeral 8.6
se tiene como Hecho Probado la existencia de dicha Acta en el Libro
Nº 02 de la Empresa Minera Escocia para transferir la concesión
minera y otorgar facultades al Gerente General, sin objetar su validez.

Con lo expuesto en este punto precedente queda claro que el Juez


penal que emitió esta resolución judicial irregular, sustentó su
decisión en una prueba manifiestamente mal valorada y si ello es así,
nos encontramos entonces ante un error de motivación, en la medida
que: a) existe invalidez de las inferencias a partir de las premisas a la
conclusión; y b) no están adecuadamente justificadas las premisas
que determinaron la conclusión (responsabilidad penal).

Tales errores permiten determinar que 1) existe una falta de


motivación interna del razonamiento y 2) se ha incurrido en
deficiencias en la motivación externa.

 Falta de motivación interna del razonamiento: Se puede


observar de los fundamentos precedentes señalados que
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existe una incoherencia narrativa. Ello porque el juez penal


sustenta su decisión en una argumentación
contradictoriamente desarrollada, inválida, inadmisible e
inconstitucional, lo que conlleva a determinar que el
lenguaje utilizado por el magistrado sea incoherente con la
realidad, pues ampara su decisión –en este rubro analizado-
en un supuesto hecho probado que no lo es y tampoco
refleja la realidad de los hechos.

 Deficiencias en la motivación externa: Están demostradas


por el hecho que no existe justificación de las premisas,
puesto que –en este rubro- los fundamentos 8.1 al 8.10 las
premisas se sustentan en un supuesto hecho probado,
calificando de falsa un Acta de la Junta General de la Junta
General de Participacionistas de fecha 27 de septiembre del
2,013 y en el fundamento 8.6 se considera hecho probado la
inclusión de dicha Acta en el Libro N° 02, para transferir la
empresa, sin ningún desarrollo argumentativo que
cuestione su validez. Entonces no existe justificación válida
de las premisas, arribándose a una conclusión inválida.

VI.2.1.3. Supuesta responsabilidad penal de mi persona teniendo


como sustento un Parte de Grafotecnia

Sobre mi responsabilidad penal se desarrolla la siguiente argumentación


en el numeral 9.7 de la sentencia:

“ 9.7.Finalmente se establece que ha quedado acreditado que el acusado Johans


Caballero Benítez aprovechándose de la confianza y buena fe de doña Leonor
Caballero Vargas al nombrarlo como gerente general de la Empresa Minera
Escocia, ha actuado dolosamente con la finalidad de vender la concesión minera
y con el desconocimiento de sus participacionistas Leonor Caballero Vargas,
Justy Caballero Araujo y Grimaldo Medina Alarcón, elaborando un acta falsa,
su fecha 27 de setiembre del 2013 en la cual no participaron los agraviados,
estos a nivel de la presente investigación han negado su participación,
precisando que no participaron ni tuvieron conocimiento de la referida acta y
18

que las firmas que aparecen en dicha acta son falsificadas; para lograr consumar
su actuación dolosa el acusado y conociendo que el libro de actas número 01 se
encontraba en poder de Leonor Caballero Vargas, procede a formular una
denuncia ante la Comisaria de Ayacucho por el libro Nº 1 de la Concesión
Minera Escocia y esto lo hizo con la finalidad de aperturar un segundo libro de
actas donde obraría la falsa acta de la junta de fecha 27 de setiembre del 2013,
posteriormente presentó una segunda denuncia ante la comisaría de Florencia de
Mora de la ciudad de Trujillo, por el hurto del libro de actas Nº 02 de la
Sociedad Minera Escocia, con el fin de desaparecer el original de la supuesta
acta de junta de participacionistas de fecha 27 de setiembre de 2013, quedando
acreditado que la conducta del acusado estuvo dirigida a despojar de la
concesión minera Escocia y venderla con desconocimiento de sus
participacionistas y de los agraviados. Conforme al parte de grafotecnia Nº
021-2014 de fecha 29 de abril del 2014, donde se estable que existe
divergencias graficas entre sí, lo que nos lleva a establecer que las firmas que
obran en dicha acta no provienen del puño de los agraviados, quedando
acreditado la responsabilidad del acusado Caballero Benítez”

Sírvase apreciar, señor Juez constitucional, que en esta parte


considerativa de la sentencia el Juez penal destaca la relevancia del
PARTE DE GRAFOTECNIA Nº 021-2014 de fecha 29 de abril del 2014
en el cual se indica la existencia de divergencias gráficas en el acta
de junta de participacionistas de la Empresa Minera Escocia de fecha
27 de setiembre del 2013, y es en base a dicho documento que,
vulnerando mi derecho a la tutela procesal efectiva de manera
irregular infiere que las firmas que obran en dicha acta, no provienen
del puño de los agraviados y que por lo tanto se acreditaría mi
responsabilidad penal.

VI.2.1.4. Declaración en el Plenario del Perito Grafotécnico


respecto al PARTE DE GRAFOTECNIA Nº 021-2014 de
fecha 29 de abril del 2014 considerado como indicio.-

En el rubro 6.2.4. Examen de Perito de Cargo, numeral 6.2.4.1, el Perito


Julio Cesar Murrugarra Casimiro, se expone lo siguiente:

“A las preguntas del Ministerio Público: Soy perito desde el año 1997 en
forma ininterrumpida, no tengo denuncias ni quejas sobre mis pericias. Respecto
19

al parte de grafotecnia Nº 021 – 14 – REGPOL – ANCASH- DIVPOL-DEPCRI


de fecha 29 de abril del 2014, Ancash que se me pone a la vista fue solicitada
por el Ministerio Público, reconozco haberlo redactado y suscrito. Señala que el
documento a la vista, ha sido realizada a solicitud del Ministerio Público,
mandaron un oficio con muestras para el examen pericial, pero no se efectuó
dicho examen porque las muestras otorgadas se encontraban en documento en
copia fotostática, es así que el Ministerio Público indica que se efectúe un
estudio preliminar teniendo en razón que era un documento en copia fotostática,
se efectuó el estudio preliminar solicitado llegándose a establecer ciertas
divergencias compatibles de no provenir de la gráfica del titular o de los titulares
pero resultaron insuficientes para emitir una conclusión categórica o firme,
bueno se hizo un parte pues este se formuló a su solicitud dando una opinión, en
cambio en el examen pericial se emite conclusiones de manera categórica.
Refiere que divergencias es lo contrario a igualdad o semejanza, pues al hacer la
confrontación se encontraron diferencias entre las muestras cuestionadas con sus
homologas de cotejo, bueno las divergencias se dieron en todas las firmas,
señalo que tuve como muestra de cotejo, se realizaron la toma de muestras
gráficas ex profesas y también se tomó las muestras de los libros de actas, pero
en el punto 4 se remite todas las instrumentales materia de peritación, por lo que
con ello se corrige que eran cuatro muestras.

A las preguntas de la defensa del actor civil Caballero Vargas: Refiere que
de acuerdo al nuevo manual de procedimientos periciales de criminalística
efectivamente se puede hacer un dictamen pericial grafotécnico con documentos
en copia fotostática.

A las preguntas de la defensa del acusado Caballero Benítez: Refiere: Que,


el parte de grafotecnia Nº 021 – 14 – REGPOL – ANCASH- DIVPOL-DEPCRI
de fecha 29 de abril del 2014, fue suscrito por mi persona y la perito Katia
Morales Requena. Señalo que para realizar el parte en mención he tenido a la
vista muestras tomadas ex profesas a las personas peritadas y documentos
remitidos por el Ministerio Público, sobre el señor Johan Caballero, puedo
señalar que no fue el encargo del Ministerio Público, pues realizamos sobre la
autenticidad de las firmas estos es si eran falsas o verdaderas, no se emitió
dictamen pericial con conclusiones categóricas o firmes, por eso se emitió
un parte pericial con las reservas del caso, como lo he señalado también se
puede establecer divergencias y convergencias sobre el documento en copia
fotostática.

A las preguntas de la defensa de la acusada Vásquez Chávez: (burgos)


Señala que el documento expedido por su persona es un parte, no es un dictamen
pericial, por lo que ese parte señala sobre las divergencias que también
indica que resultan insuficiente para realizar la prueba, no se especifica las
divergencias.”
20

Como se aprecia el perito grafotécnico, respecto al PARTE


DE GRAFOTECNIA Nº 021 – 14 – REGPOL – ANCASH-
DIVPOL-DEPCRI de fecha 29 de abril del 2014, sostuvo lo
siguiente:

- Que el Ministerio Público dispuso que efectuara un


estudio preliminar, cuyo resultado es este Parte de Grafotecnia

- Que solo formuló este Parte dando una opinión

- Que no se emitió Dictamen Pericial con conclusiones


categóricas o firmes por eso se emitió un Parte Pericial con las
reservas del caso

- Que también se puede establecer divergencias y


convergencias sobre el documento en copia fotostática.

- Que las divergencias que indica resultan insuficientes


para realizar la prueba.

- Que al final se señala expresamente que no se especifica


las divergencias.

Es importante dejar en claro el contexto de lo vertido por el perito


grafotécnico en el sentido que en sus propios términos no se
pronuncia y menos concluye de manera clara y coherente que el
contenido del Acta de Participacionistas sometido a su examen,
sobre el cual formuló el Parte de Grafotecnia, sea falsa; como más
adelante desarrollaremos in extenso.

VI.2.2. La Sentencia de Vista


21

Resolución N° 44, de fecha 31 de mayo del 2,017, expedida por la


Primera Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia
del Santa

Para los efectos del presente proceso constitucional de Habeas Corpus,


destacamos los puntos que a continuación se enuncian, transcribiéndolos
literalmente:

Sobre la Sentencia materia de Apelación

Mediante la sentencia que se apela, se condenó al sentenciado Caballero


Benitez, dándosele por probada la imputación en su contra de que aprovechando
su condición de gerente general de la sociedad minera “Escocia” (en adelante “la
sociedad minera”) fabricó el documento denominado “acta de junta general
extraordinaria de participacionistas” (en adelante “el acta de la junta
cuestionada”) de fecha 27 de setiembre del 2013, cuyo contenido y firmas de los
participacionistas agraviados Caballero Araujo, Medina Alarcón y Caballero
Vargas fue falsificado, sustentándose con ello, el irreal acuerdo de transferir el
100% de participaciones de la Sociedad Minera a favor de la absuelta Vásquez
Chávez, por la suma de $ 1,000.00 así como de autorizar al sentenciado para la
suscripción y diligenciamiento de todos los actos y documentos relativos a la
transferencia, siendo en base a ello que el sentenciado, el 1º de octubre del 2013
utilizó el documento falsificado ante la Notaría Antícona de Trujillo para
concretar la transferencia a favor de la absuelta Vásquez Chávez, mediante
escritura pública de a misma fecha teniéndose que un mes después el 11 de
noviembre del 2013, ésta volvió a vender la concesión a la persona de
Nayasseline Laydir Araujo Alva por la suma de S/ 5,000.00, despojando de esta
forma de sus derechos a los agraviados. En consecuencia, se estableció que su
conducta fue delictiva y se le impuso tres años y cuatro meses de pena privativa
de libertad suspendida en su ejecución por el periodo de prueba de tres años bajo
reglas de conducta, 120 días multa, por la suma total de S/ 15,000.00 y el pago
de S/ 90,000.00 por concepto de reparación civil.

Empero por otro lado, se absolvió a la sentenciada Vásquez Chávez a favor de


quien el sentenciado Caballero Benitez transfirió las participaciones de la
empresa minera y quien luego volviera a transferirlas bajo el argumento de que
no se probó que haya actuado en contubernio.

Visto lo argumentado en la audiencia de apelación los argumentos del Colegiado


son los siguientes:

FUNDAMENTOS

Delimitación del Objeto de Pronunciamiento


22

1. Conforme a las apelaciones planteadas, las cuestiones controvertidas de


modo general, son lo referente a: (i) la condena del sentenciado Caballero
Benítez y; (ii) la absolución de la absuelta (sic) Vásquez Chávez las cuales están
relacionadas, pero al aspecto principal, es lo referente a la primera cuestión, de
lo cual deriva la segunda, siendo necesario abordarla en primer lugar.

Sobre la Apelación contra la condena del sentenciado Caballero Benítez

2. Conforme se tiene de la sentencia apelada la juez de primera instancia


condenó al sentenciado Caballero Benítez, incidiendo fundamentalmente en su
análisis probatorio en que el acta de junta cuestionada es un documento
falsificado, precisamente, en cuanto a las firmas contenidas en el mismo que
aparecen consignadas como de los agraviados, participacionistas de la sociedad.

3. Para sostener la prueba de esta falsificación se empleó un análisis


probatorio no convencional para este tipo de casos, pues se sustentó
fundamentalmente en prueba personal, corroborada con datos indiciarios, en vez
de en prueba pericial de grafotecnia, como frecuentemente suele hacerse.

4. Sin embargo, ello se justificó en que de la citada acta de junta


cuestionada, solo se cuenta con su copia certificada, estando a que el libro donde
obraba la original – el segundo libro de la sociedad minera – fue aducido como
sustraído por parte del sentenciado Caballero Benítez, cuando estaba a su cargo,
imposibilitando realizar un peritaje de grafotecnia idóneo conforme se indica en
el parte grafotécnico elaborado por el perito Julio Murrugarra Casimiro y como
lo indicó también en el juicio oral.

5. Es frente a este aspecto que se dirige uno de los cuestionamientos


impugnatorios, incidiendo en que solo se actuó un parte grafotécnico, en que si
bien se señaló que las firmas de la copia certificada del acta de junta cuestionada
mostrarían ciertas divergencias con las de los agraviados, esto sería insuficiente
para arribar a una conclusión categórica sobre la falsedad, y que no sería
suficiente tampoco para dicho objeto, las declaraciones de los agraviados.

6. Al respecto, se tiene que es cierto que el parte pericial de por sí, no


implica una prueba de que el acta de junta cuestionada sea falsificada, pero ello
no representa un problema probatorio conforme al análisis de la sentencia
apelada, en tanto que como se ha referido, se sustenta la prueba de la falsedad
del acta, fundamentalmente en prueba personal corroborada con datos
indiciarios.

Consideramos, señor juez constitucional, que este desarrollo


argumental de la Sala Penal de Apelaciones del Santa, resulta
incongruente con lo actuado durante el juicio oral, y por tanto la
Sentencia de Vista, analizada, acusa deficiencia en la motivación
23

externa, generando premisas falsas que han dado lugar a que se


arribe a una conclusión inválida, por cuanto -como ya se ha indicado
al describir detalladamente el interrogatorio del perito que elaboró el
PARTE DE GRAFOTECNIA, que constituye la prueba personal-, solo
consignó en dicho documento una opinión personal, dado que no
pudo especificar las divergencias ni mucho menos arribar al
convencimiento que el contenido del acta cuestionada sea falsa,
tampoco existen datos indiciarios debidamente acreditados cuya
inferencia provenga de reglas de la lógica, ciencia o experiencia,
conforme lo exige el Art. 158 inc. 3º numerales a) y b) del CPP.

Abonando a lo anterior, no existe lógica y más bien constituye una


incoherencia que una opinión brindada por el perito quien precisa
que no puede concluir ni especificar las divergencias que señala en
el parte de grafotecnia, sea considerada como un indicio (probado)
de certeza de falsedad.

Tampoco que exista un método científico, toda vez que según el


mismo perito, no realizó un dictamen pericial de grafotecnia.

Por último, tratándose de un cargo sobre falsificación de documento,


no se puede admitir que la experiencia nos brinde una solución para
estos casos que requiere un estudio detallado, técnico y científico.

7. Conforme a ello, no es de recibo lo argumentado por la defensa, de que


para probar la falsedad del documento, serían insuficientes las declaraciones de
los agraviados, puesto que si bien es cierto que comúnmente, la prueba idónea
para probar una falsedad, es el peritaje grafotécnico, nuestro sistema procesal
penal, no acoge un modelo de prueba tasada en donde se especifique con que
medios probatorios tienen que necesariamente probarse los hechos objeto de
imputación, por el contrario, nuestro sistema se afilia al principio de libertad
probatoria, que autoriza el que se valore en cada caso cual es la idoneidad y
suficiencia de determinados medios probatorios para probar un hecho, siempre y
cuando, tengan la fortaleza para llevar a la convicción de un hecho más allá de
toda duda razonable. Asi lo establece el artículo 157 del Código Procesal Penal
en su inciso 1º, cuando señala que: “los hechos objeto de prueba pueden ser
acreditados por cualquier medio de prueba permitido por la ley. (…)”.
24

Consideramos acertado lo que señala el colegiado penal respecto a


la libertad probatoria, empero, resulta evidente que se ha
quebrantado, en mi agravio, mi derecho constitucional a la prueba,
consustancial a la tutela procesal efectiva, que me asiste, porque no
se puede aplicar y otorgar un tratamiento de prueba por indicios o
prueba indirecta a indicios que no están acreditados, para
condenarme, mediante un proceso penal irregular, inconstitucional e
inconvencional, por supuestos hechos delictivos no cometidos,
como en este caso resulta ser la declaración del perito en el plenario
y la documental constituida por el parte de grafotecnia, que no
responde a la exigencia del Art. 158 inc. 3º numerales a) y b) del CPP.,
como ya lo hemos desarrollado anteriormente.

En este punto le recuerdo al Despacho de su digno cargo, señor Juez


constitucional, que uno de los elementos que forman parte del
contenido del derecho a la prueba está constituido por el hecho de
que las pruebas actuadas dentro del proceso penal sean valoradas
de manera adecuada y con la motivación debida. De lo cual se deriva
una doble exigencia para el Juez: en primer lugar, la exigencia del
Juez de no omitir la valoración de aquellas pruebas que son
aportadas por las partes al proceso dentro del marco del respeto a
los derechos fundamentales y a lo establecido en las leyes
pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas pruebas
sean valoradas motivadamente con criterios objetivos y razonables

Admitir, como lo ha hecho irregularmente el colegiado superior penal


del Santa, en el texto de su Sentencia de Vista, que una prueba por
indicios que no están acreditados, sirva se fuente, sustento y
fundamento para imponerme una sentencia condenatoria, resulta una
aberración ante lo que es evidente, como es la prueba personal que
en ninguna parte se pronuncia por la falsedad del Acta de la Junta de
Participacionistas que se ha constituido en elemento objetivo de
punibilidad, y menos con un documento (parte de grafotecnia) que
25

contiene solo y únicamente una opinión, como lo admitió el perito


que elaboró dicho documento.

8. En tal sentido, prima facie, no hay objeción procesal para que pueda
probarse un hecho de falsedad a través de prueba personal siendo que para tal
efecto, debe evaluarse si en el caso concreto, en primer lugar, no hay la
posibilidad de llevar a la prueba de falsificación por otro medio, y en segundo
lugar, si la prueba personal y en conjunto con otros elementos, tienen una
idoneidad y suficiencia tal para poder probar la falsedad de un documento.

9. En el presente caso, es claro que no hubo posibilidad de llevar a cabo una


prueba pericial de grafotecnia, en tanto que no se cuenta con el documento original
para realizar un examen idóneo, como lo ha señalado el perito.

10. De otro lado, vamos a evaluar la suficiencia de la prueba personal para


sostener la falsedad. A saber, la prueba personal se sustenta en la declaración de los
agraviados Caballero Araujo, Medina Alarcón y Caballero Vargas, a quienes la juez
de primera instancia les ha otorgado credibilidad, en cuanto indicaron nunca haber
llevado a cabo la supuesta junta general a la que hace alusión el acta de junta
cuestionada, ni que hayan suscrito el citado documento, con lo cual se sustenta, que
sus firmas en el documento original fueron falsificadas; y para contrastar esta
conclusión se tienen los siguientes indicios:

(1) El parte grafotécnico, claro, no en calidad de prueba, sino de indicio, con el


cual se sustenta, no obstante que no pudo concluir por una falsedad, que entre las
firmas que aparecen en la referida acta y la de los agraviados existen diferencias, lo
cual se encuentra probado. Al respecto se tiene en cuenta que el citado documento,
fue obtenido de la Notaría en la cual el sentenciado acudió para hacer el trámite de
la transferencia de las participaciones de la sociedad minera, donde, presentó el
citado documento, por lo que, las máximas de la experiencia nos indican
contundentemente, que al haber sido proporcionado por su persona, no podría
haber sido un documento adulterado, lo cual legitima la cadena de correspondencia
de la copia evaluada por el perito, y refuerza que en efecto, hay divergencias que
han sido probadas.

Como se aprecia, la Sala de mérito reconoce, de manera ilegal e


inconstitucional que el aludido PARTE GRAFOTÉCNICO es un
indicio, hecho totalmente contrario al texto expreso del Art. 158 inc.
3º numerales a) y b) del CPP, respecto a que el indicio tiene que estar
probado y que provenga de reglas de la lógica, ciencia o experiencia,
y como ya lo hemos expuesto, dicho Parte Grafotécnico no cumple
en forma alguna dichos requisitos.
26

Respecto a las diferencias que se aluden, debemos asumir a las


divergencias que se indican en el citado PARTE GRAFOTÉCNICO, y
como ya también lo hemos indicado, el perito al finalizar su
declaración señala que no puede especificar dichas divergencias, en
conclusión no se puede calificar a este Parte como un indicio.

Consideramos que existe una afirmación absurda al consignar: “…


las máximas de la experiencia nos indican contundentemente, que al
haber sido proporcionado por su persona, no podría haber sido un
documento adulterado, lo cual legitima la cadena de correspondencia
de la copia evaluada por el perito, y refuerza que en efecto, hay
divergencias que han sido probadas” (sic)

Aquí nuevamente se incurre en falta de motivación interna del


razonamiento, porque se afirma que por haber sido entregado el
documento por mi persona a la Notaría, éste no podría ser
adulterado, y se concluye en forma incoherente que ello refuerza el
hecho que hay divergencias que han sido probadas, no obstante que
el mismo perito refiere al respecto, como ya hemos explicado, que no
puede hacer las especificaciones del caso, por lo tanto en estas
condiciones las citadas divergencias no están probadas de modo
alguno, por la propia declaración expresa de la misma fuente.

Esto resulta una tautología, de lo anterior, no teniendo ninguna


relación el hecho de una entrega de documento con que de esta
forma se acredite la existencia de divergencias en el contenido del
mismo.

(2) La conducta incoherente del sentenciado, en tanto el acta de junta


cuestionada, no fue ingresada en el libro regular de la asociación minera, sino
en un segundo libro, que se apertura, a partir de que el sentenciado denunciara
que el que se tenía había sido “extraviado”, precisamente, como obra de la
denuncia policial, indicó que lo había olvidado al bajar de un taxi, cuando ello
nunca fue asi, pues se probó, que el libro no estaba en su poder, sino de la
agraviada y participacionista Caballero Vargas, lo cual denota evidentemente,
que para la apertura del segundo libro donde se consignó el acta de junta
27

cuestionada, el sentenciado mintió ante la autoridad policial, pues el libro no


había estado en su poder. Y esto, su defensa lo pretende justificar, indicando que
su patrocinado actuó así porque no tenía a la mano el libro, que según ley, debía
estar bajo su administración, sin embargo, esto no justifica porque mintió, pues
en todo caso, debió decir la verdad para poder aperturar regularmente el nuevo
libro, y además, se ampara en un formalismo, de que según ley tenía que tener el
libro, empero, ¿acaso no podía consultar sobre si el mismo había sido extraído
por alguien de la empresa minera, siendo sus dueños los participacionistas? En
efecto, la alegación del sentenciado no es creíble, y en ese sentido, no ha sido
amparada por la Juez de primera instancia, dando por probada su conducta
incoherente.

(3) Completa esta conducta incoherente, que luego de la realización del acta
de junta cuestionada, obrante en el segundo libro de la sociedad minera, este
libro, también fue reportado esta vez como sustraído por el sentenciado,
habiendo estado en su poder, lo cual terminara, por hacer imposible un peritaje
grafotécnico para establecer por esa vía la falsedad, circunstancias que denotan
que dentro del control del sentenciado, se suscitaron sucesos coincidentemente
favorables a evitar que pudiera llegarse a descubrir la verdad sobre si el acta de
junta cuestionada era falsificada. Al respecto, ha señalado la defensa, que no se
ha probado que esta incidencia de “sustracción” del segundo libro haya sido
falsa, dando a entender, que a esta conclusión se llevaría solo con el hecho de
que este suceso se dio coincidentemente, caso en el cual en efecto no sería
suficiente; empero esto no es lo que ocurre en el presente caso, pues no solo se
tiene probada una coincidencia favorable, sino los otros indicios que se han
referido que refuerzan la prueba de que esta sustracción del segundo libro,
habría sido para favorecer la falsedad que no quería que lleguen a probar.

11. Todos estos indicios abonan efectivamente, al refuerzo contundente de


las versiones de los agraviados Caballero Araujo, Medina Alarcón y Caballero
Vargas, de que nunca llevaron a cabo la supuesta junta general a la que hace
alusión el acta de junta cuestionada, ni que hayan suscrito el citado documento,
lo cual lleva a sostener, por deducción, que si ellos no llevaron a cabo esta junta
ni firmaron el documento, sus firmas ahí previstas y con lo cual el sentenciado
realizó la transferencia de las participaciones de la sociedad minera, habían sido
falsificados; no es posible llegar a otra conclusión que a esa, así como también, a
que el sentenciado utilizó esta acta a sabiendas de su falsedad, pues sabía que
nunca se había llevado tal reunión ni nunca se había firmado el acta, lo cual
sustenta su condena por los delitos materia de imputación. A mayor
abundamiento, se tiene que la juez de primera instancia ha contrastado
detalladamente el cumplimiento de las garantías objetivas de credibilidad del
Acuerdo Plenario Nº 2 – 2005/CJ – 116, y no se ha requerido en esta instancia ,
por parte de la defensa, que se vuelvan a interrogar a los citados agraviados para
otorgarles un distinto valor probatorio a sus declaraciones, lo cual es un
requisito indispensable para tal efecto de conformidad con el inciso 2 del
artículo 425 del Código Procesal Penal.
28

12. Por ende, los argumentos de la apelación son infundados, puesto que se
ha probado debidamente la responsabilidad penal del sentenciado, no cabiendo
más que confirmar la condena en su contra.

Así y de esta manera se considera que todos los indicios abonan


efectivamente al refuerzo contundente de las versiones de los
agraviados, lo cual lleva a sostener por deducción que habían sido
falsificados.

Incurriendo en deficiencias de la motivación externa de la sentencia,


se parte de una premisa falsa, por cuanto la prueba personal
(declaración del perito) y la documental (parte de grafotecnia) no
tienen la calidad de indicio.

Por lo tanto, se ha originado una conclusión inválida al asumir, por


parte del colegiado penal, que de los indicios convergen y establecen
la veracidad del cargo de falsedad imputado.

VI.2.3. Respecto al PARTE DE GRAFOTECNIA, calificado como


“indicio” que ha servido de fundamento para expedir las
resoluciones judiciales irregulares

Lo que ahora es materia de examen es el PARTE DE GRAFOTECNIA que


ha servido de fundamento a las sentencias, para calificarlo conjuntamente
con el examen (interrogatorio) del perito, como indicio.

En la Resolución Directoral Nº 776 – 2016 – DIRGEN/EMG-PNP del 27 de


julio del 2016, que aprueba el Manual de Documentación Policial, se
consigna la definición de PARTE en los siguientes términos:

“Documento que formula el personal policial para dar cuenta al Escalón


Superior o Dependencia Policial competente, sobre hechos, actividades,
situaciones, diligencias, relacionadas con el servicio policial”
29

En tal sentido, de acuerdo a la estructura de este documento y a lo que


representa, un Parte de Grafotecnia no puede constituir un documento
idóneo y legítimo para establecer un estudio sobre algún aspecto
criminalístico, porque como podemos ver, Parte está destinado a informar
sobre aspectos objetivos correspondientes al servicio policial y no para
emitir pronunciamientos u opiniones sobre estudio o exámenes de
documentos y su contenido los cuales requieren de técnicas y métodos
científicos.

Dentro de ese escenario, debemos traer a colación el artículo 394 del CPP
-Requisitos de la sentencia.- en tanto señala que la sentencia contendrá:
3. La motivación clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y
circunstancias que se dan por probadas o improbadas, y la valoración de
la prueba que la sustenta, con indicación del razonamiento que la
justifique.

En el caso que nos ocupa, es claro que un parte de grafotecnia


conteniendo una opinión (según su propio autor) y el examen o
interrogatorio del perito que lo expidió y que no llega a ninguna conclusión,
puede en forma alguna constituir un indicio que integre una prueba
indiciaria o prueba indirecta que sirva de sustento para condenarme como
autor de supuestos delitos que nunca he cometido.

Siendo así, las sentencias bajo comentario no han valorado debidamente


este contexto, otorgándole a este parte y a la prueba personal, una
interpretación contradictoria y forzada distinta a lo que contienen los
mismos.

VI.2.4. Conclusiones relacionadas con el PARTE DE


GRAFOTECNIA y la declaración de su autor y su incidencia
en las sentencias, materia del Habeas Corpus.
30

1. En las sentencias de primera y segunda instancia, denunciadas de


ilegales, inconstitucionales e inconvencionales, los órganos
jurisdiccionales (3er, Juzgado Penal Unipersonal Transitorio y 1ra. Sala
Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia del Santa) han
vulnerado mi derecho fundamental a la prueba, como elemento
componente de la tutela procesal efectiva, al otorgarle valor probatorio
indiciario al PARTE DE GRAFOTECNIA, supra indicado, toda vez que
dicho documento contiene tan solo una opinión, según su autor,
admitiendo, en su declaración, que éste carece de conclusiones, razón por
la cual no pudo realizar la explicación de las divergencias que alude en su
contenido.

2. Se ha quebrantado la denominada prueba indiciaria por cuanto no se


han respetado los presupuestos para considerar a un hecho como indicio,
claramente establecido en el art. 158 inc. 3º numerales a) y b) del Código
Procesal Penal.

3. Al no haberse cumplido con las normas antes indicadas se ha


infringido mi derecho constitución a un debido proceso.

4. Se ha sometido a un PARTE DE GRAFOTECNIA y al autor del


mismo, a los procedimientos que rigen para un DICTAMEN PERICIAL,
establecidos en el art. 172 y ss. del CPP, otorgándole, de manera ilegal e
inconstitucional a dicho documento y declaración de su autor, la calidad
de indicio, dándoles un tratamiento distinto y legitimándolos dentro del
contexto pericial indebidamente.

5. Se han integrado las declaraciones de los agraviados con el PARTE


DE GRAFOTECNIA y la declaración del perito del mismo, los cuales
reiteramos no constituyen indicios, para arribar a la decisión judicial de
haberse probado, en base a prueba indiciaria, la responsabilidad penal de
mi persona.
31

VII. CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD: ANALISIS


DEL CASO CONCRETO DESDE LA OPTICA DE LA
JURISPRUDENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS:

VII.1. El Control de Convencionalidad:

Cuando el Poder Judicial verifica la existencia de actos lesivos a los


derechos fundamentales de las personas, está ejerciendo un control de
constitucionalidad. Pero la magistratura constitucional no sólo debe
centrarse en ejercer únicamente un control de constitucionalidad; sino que
se encuentran en la obligación de ejercer un  control de convencionalidad,
es decir, la potestad jurisdiccional que tienen los jueces locales y la
jurisdicción supranacional, que en nuestro caso está constituida por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), para resolver
controversias derivadas de normas, actos y conductas contrarios a
la Convención Americana de Derechos Humanos, a los tratados
regionales en materia de derechos humanos ratificados por el Perú,
al ius cogens y a la jurisprudencia de la Corte IDH.

La terminología de “control de convencionalidad” fue utilizada, en el ámbito


regional,  por vez  primera, en el voto concurrente razonado del juez
Sergio García Ramírez contenido en la sentencia de la Corte IDH recaída
en el caso Myrna Mack Chang Vs Guatemala del 25 de noviembre de
2003. Lo expresado no quiere decir que recién a partir de la resolución del
citado asunto la Corte IDH haya ejercido el control de convencionalidad;
sino que siempre lo ejerció. Lo que sucede es que a partir del referido
caso se comienza a utilizar la terminología de “control de
convencionalidad”.

 
Siguiendo su misma postura el juez Sergio García Ramírez vuelve a incidir
sobre el control de convencionalidad en otros casos resueltos por la Corte
32

IDH. Así, en el caso Tibi Vs. Ecuador, del 7 de diciembre de 2004, en su


voto concurrente razonado, párrafos 3 y 4 expresa que:

“En cierto sentido, la tarea de la Corte se asemeja a la que realizan los tribunales
constitucionales. Estos examinan los actos impugnados --disposiciones de
alcance general-- a la luz de las normas, los principios y los valores de las leyes
fundamentales. La Corte Interamericana, por su parte, analiza los actos que
llegan a su conocimiento en relación con normas, principios y valores de los
tratados en los que funda su competencia contenciosa. Dicho de otra manera, si
los tribunales constitucionales controlan la “constitucionalidad”, el tribunal
internacional de derechos humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de
esos actos. A través del control de constitucionalidad, los órganos internos
procuran conformar la actividad del poder público --y, eventualmente, de otros
agentes sociales—al orden que entraña el Estado de Derecho en una sociedad
democrática. El tribunal interamericano, por su parte, pretende conformar esa
actividad al orden internacional acogido en la convención fundadora de la
jurisdicción interamericana y aceptado por los Estados partes en ejercicio de su
soberanía.

 Del mismo modo que un tribunal constitucional no podría --ni lo pretende—


traer ante sí todos los casos en que se cuestione o se pueda cuestionar la
constitucionalidad de actos y normas, un tribunal internacional de derechos
humanos no aspira --mucho menos todavía que el órgano nacional-- a resolver
un gran número de litigios en los que se reproduzcan violaciones previamente
sometidas a su jurisdicción y acerca de cuyos temas esenciales ya ha dictado
sentencias que expresan su criterio como intérprete natural de las normas que
está llamado a aplicar, esto es, las disposiciones del tratado internacional que
invocan los litigantes. Este designio, que pone de manifiesto una función de la
Corte, sugiere también las características que pueden tener los asuntos llevados a
su conocimiento”. 
 

Como se observa, el juez Sergio García Ramírez considera que, en el


ámbito regional, los países deben tener en cuenta la jurisprudencia emitida
por la Corte IDH y aplicar tales criterios en las controversias
constitucionales de su jurisdicción interna. De la misma manera, el referido
juez sentó su posición particular sobre el control de convencionalidad en
otras ocasiones como en el caso López Álvarez Vs. Honduras, sentencia
del 1 de febrero de 2006, voto concurrente razonado, párrafo 30; caso
Vargas Areco Vs. Paraguay, sentencia del 26 de septiembre de 2006,
voto concurrente razonado, párrafo 7; caso del Penal Miguel
33

Castro Castro Vs. Perú, sentencia del 25 de noviembre de 2006, párrafos


16 y 17.

 
7.2. El Control Difuso de Convencionalidad:

La Corte IDH, como ente colegiado, hizo referencia al control de


convencionalidad, por primera vez, en el caso Almonacid Arellano y otros
Vs. Chile, sentencia del 26 de septiembre de 2006, expresando en su
párrafo 124 que:

“La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al
imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes
en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del
aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar
porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas
por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio
carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer
una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas
que aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el
tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.

 
Sin restarle importancia a la sentencia anterior, es en el caso
Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú, del
24 de noviembre del 2006, donde todos los jueces de la Corte IDH
hicieron un análisis más sesudo de la temática del control de
convencionalidad expresando, por ejemplo, en su párrafo 128 que:

“Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención


Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar
porque el efecto útil de la Convención no se vea mermado o anulado por la
aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras
palabras, los órganos del Poder Judicial deben ejercer no sólo un control de
constitucionalidad, sino también “de convencionalidad” ex officio entre las
normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus
34

respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes


(…)”.

 
Posteriormente, la Corte IDH habría de ocuparse nuevamente del control
de convencionalidad. Así, en la sentencia del caso Boyce y otros Vs.
Barbados, del 20 de noviembre de 2007, expresó que en la jurisdicción
interna se había hecho un análisis puramente constitucional de la cuestión
litigiosa en la cual no se tuvieron en cuenta las obligaciones que tiene el
Estado conforme al Pacto de San José. De acuerdo con la Convención de
Viena sobre los Tratados (art. 26), el Estado debió cumplir de buena fe
con sus obligaciones convencionales, “(…) y no podrá invocar
disposiciones de su derecho interno como justificación para el
incumplimiento de dichas obligaciones convencionales (…)”. La
jurisdicción interna no se debió limitar a evaluar si la norma local era
constitucional o no, ya que la Corte de Justicia del Caribe, debió también
decidir si la ley de Barbados, esgrimida en las sentencias locales, violó o
no la Convención. (Véase párrafos 77 y 78).

De la misma forma, en la sentencia del caso Heliodoro Portugal Vs.


Panamá, del 12 de agosto de 2008, se expresó que a través del control de
convencionalidad cada juzgador debe velar por el efecto útil de los
instrumentos internacionales, por ende, el derecho doméstico debe
adecuar sus normas al Pacto de San José. La ‘adecuación’ de los
preceptos locales “(…)  implica la adopción de medidas en dos vertientes,
a saber: i) la supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza
que entrañen violación a las garantías previstas en la Convención o que
desconozcan los derechos allí reconocidos u obstaculicen su ejercicio;
y ii) la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la
efectiva observancia de dichas garantías”. (Véase párrafos 180 y 181).

 
La Corte IDH no se ocupa de las cuestiones internas sino que su función
es la de inspeccionar si los países han vulnerado o no las convenciones
sujetas a su competencia. No se trata en verdad de revisar las sentencias
35

de los tribunales domésticos, sino de una función más importante e


imprescindible dentro de un mecanismo que se jacta de ser protector de
los derechos humanos, puesto que la Comisión y la Corte como únicos
órganos de supervisión, pueden y deben determinar la compatibilidad o no
con el Pacto de San José de cualquier acto u omisión en que incurran los
Estados, a través de algunos de sus poderes, órganos o agentes ( GERMÁN,
Albar y CANÇADO TRINDADE, Antonio, “Reflexiones sobre el futuro del sistema
interamericano de derechos humanos”, en El futuro del sistema interamericano de protección

de los derechos humanos, Cox Editores, 1998, Costa Rica, p. 584).

 
Conforme lo expresado en el caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile
(Véase fundamento 8 de la presente sentencia), no sólo la Corte IDH
ejerce el control de convencionalidad, sino que dicha facultad debe ser
ejercida por los jueces locales para evitar que la controversia llegue a la
instancia supranacional, cuya intervención es subsidiaria, es decir, que
para llegar a esta instancia, previamente se debe agotar “los recursos de
jurisdicción interna” (artículo 46.1.a de la Convención Americana de
Derechos Humanos).
36

7.3. Derechos a las garantías judiciales 1 y a la protección judicial 2 que


asisten al beneficiario:

En el novísimo CASO “ZEGARRA MARÍN VS PERÚ” sentencia del 15 de


febrero del 2,017, la Corte IDH, consideró que:

7.3.1. Principio de la Presunción de la Inocencia y su vinculación


con el derecho a la prueba

El artículo 8.2 de la Convención dispone que “[t]oda persona inculpada de


delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
1
Artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos.  Garantías Judiciales.  
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos
y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad.  Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas:
 a) derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no
habla el idioma del juzgado o tribunal;
 b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
 c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa;
 d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y
de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
 e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no
según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro
del plazo establecido por la ley;
 f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la
comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos;
 g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y
 h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
 3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos
hechos.
 5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la
justicia.

2
Artículo 25.  Protección Judicial.
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los
jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea
cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
 a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los
derechos de toda persona que interponga tal recurso;
 b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
 c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso.
37

establezca legalmente su culpabilidad”. Por ello, la Corte ha señalado que


el principio de presunción de inocencia constituye un fundamento de las
garantías judiciales3. La presunción de inocencia implica que el imputado
goza de un estado jurídico de inocencia o no culpabilidad mientras se
resuelve acerca de su responsabilidad penal, de modo tal que debe recibir
del Estado un trato acorde con su condición de persona no condenada 4.

En relación con lo anterior, el principio de presunción de inocencia


requiere que nadie sea condenado salvo la existencia de prueba
plena o más allá de toda duda razonable de su culpabilidad 5, tras un
proceso sustanciado de acuerdo a las debidas garantías 6. Por lo que si
“obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente
condenarla, sino absolverla7”. Debe recordarse que “[l]a falta de prueba
plena de la responsabilidad en una sentencia condenatoria constituye una
violación al principio de presunción de inocencia 8”. En este sentido,
cualquier duda debe ser usada en beneficio del acusado 9.

En este sentido, la Corte estima que la presunción de inocencia exige que


el acusador deba demostrar que el ilícito penal es atribuible a la persona
imputada, es decir, que ha participado culpablemente en su comisión y
3
Cfr. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No.
35., párr. 77, y Caso Maldonado Ordóñez Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 3 de mayo de 2016. Serie C No. 311., párr. 233.

4
Cfr. Caso J. Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 2013. Serie C No. 275., párr. 157, y Caso Ruano Torres Vs. El Salvador, supra, párr. 126.

5
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No.
69., párr. 120, y Caso Ruano Torres Vs. El Salvador, supra, párr. 127.

6
Cfr. Caso Ruano Torres Vs. El Salvador, supra, párr. 126, y Caso Maldonado Ordóñez Vs. Guatemala,
supra, párr. 85.

7
Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Fondo, supra, párr. 120, y Caso Ruano Torres Vs. El Salvador,
supra, párr. 127.

8
Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Fondo, supra, párr. 121, y Caso Ruano Torres Vs. El Salvador,
supra, párr. 127.

9
Cfr. Caso Ruano Torres Vs. El Salvador, supra, párr. 127, y Cfr. TEDH, Caso de Barberá, Messengué y
Jabardo Vs. España, Aplicación No. 10590/83. Sentencia de 6 diciembre de 1988, párr. 77.
38

que las autoridades judiciales deban fallar [con un criterio] más allá de
toda duda razonable para declarar la responsabilidad penal individual del
imputado, incluyendo determinados aspectos fácticos relativos a la
culpabilidad del imputado10.

Por ende, la Corte resalta que el principio de presunción de inocencia es


un eje rector en el juicio y un estándar fundamental en la apreciación
probatoria que establece límites a la subjetividad y discrecionalidad de la
actividad judicial. Así, en un sistema democrático la apreciación de la
prueba debe ser racional, objetiva e imparcial para desvirtuar la
presunción de inocencia y generar certeza de la responsabilidad penal.

Cabe señalar que, desde el momento de los hechos, dicho principio se


encontraba reconocido en Perú en el artículo 2, inciso 24 e) de la
Constitución Política de 1993, el cual establecía que: “[t]oda persona tiene
derecho […] [a] la libertad y a la seguridad personales. En consecuencia
[…] es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente
su responsabilidad”.

Además en el sistema normativo infra constitucional peruano, el Código


Procesal Penal, Artículo Vll del Título Preliminar, regula la legitimidad de la
prueba, indicando que 1. Todo medio de prueba será valorado sólo si ha
sido obtenido e incorporado al proceso por un procedimiento
constitucionalmente legítimo. 2. Carecen de efecto legal las pruebas
obtenidas, directa o indirectamente, con violación del contenido esencial
de los derechos fundamentales de la persona. 3. La inobservancia de
cualquier regla de garantía constitucional establecida a favor del
procesado no podrá hacerse valer en su perjuicio.

La incorporación de pruebas en un proceso penal, definitivamente tiene


que ser dentro de un procedimiento constitucional legítimo, dentro de los

10
Caso Ruano Torres Vs. El Salvador, supra, párr. 128.
39

estándares de un debido proceso, sino carece de valor considerando


además que el debido proceso constituye una garantía constitucional que
respalda al procesado.

En el artículo 157° -medios de prueba-, se establece que los hechos


objeto de prueba pueden ser acreditados por cualquier medio de prueba
permitido por la ley y excepcionalmente pueden utilizarse otros distintos,
siempre que no vulneren los derechos y garantías de la persona, esto nos
indica que en caso se utilicen medios de prueba distintos, no deben
afectar derechos del procesado, en epecial el derecho al debido proceso

Respecto de su valoración el artículo 158.3 CPP exige que “La prueba por
indicios requiere: a) que el indicio esté probado; b) que la inferencia esté
basada en las reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia; c) que
cuando se trate de indicios contingentes, éstos sean plurales,
concordantes y convergentes; y, d) que no se presenten contraindicios
consistentes”. Éste dispositivo no es un concepto legal de prueba por
indicios – que es un complejo constituido por varios elementos ( STSE de 11-
3-1991) –, sino un enunciado de sus diversos requisitos: prueba del indicio y
su pluralidad, un determinado razonamiento –de carácter deductivo– y la
plasmación de tal proceso deductivo en la sentencia.

Claramente lo indica la norma que en la prueba indiciaria, el indicio que lo


compone tiene que estar probado y que la inferencia tiene que estar
respaldada en reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia.

Así y de esta manera en las presunciones judiciales o prueba por indicios,


corresponde establecer (reglas internas): 1. Que el hecho indicio esté
acreditado, que sea considerado cierto, en virtud de prueba –es el
requisito primordial de la prueba indiciaria: certeza de la circunstancia
indiciante–. No debe ser un dato meramente hipotético, sino conocido a
través de la prueba –en esta perspectiva la afirmación del hecho indicio se
erige en un objeto de prueba [PARRA], y solo acreditado el mismo,
40

constituirá un elemento de prueba–. La acreditación del indicio lo ha de ser


de acuerdo con los principios y garantías de aplicación a la prueba en el
proceso penal [ASENCIO], con pleno respeto de la garantía de presunción
de inocencia. En este sentido, pero solo en éste, el indicio acreditado
conceptualmente no es otra cosa que lo que modernamente se considera
“elemento de prueba”, a partir del cual, mediante un razonamiento lógico,
se infiere otro hecho desconocido [JAUCHEN].11

Está prohibido para el órgano jurisdiccional utilizar fuentes o medios de


prueba obtenidos con vulneración de los derechos fundamentales de las
personas, como el debido proceso, dentro del cual se encuentra el
procedimiento para la aplicación de la prueba indiciaria y sus requisitos.

Conforme se puede verificar de las normas procesales establecidas en la


normativa del sistema jurídico penal peruano que están vinculadas a la
tutela procesal efectiva (artículo 4° del Código Procesal Constitucional) y
al debido proceso constitucional (artículo 139° inciso 3 de la Constitución
de 1,993), la prueba pericial será necesaria cuando se requiera de
conocimientos especializados de naturaleza científica, técnica, artística o
de experiencia calificada, lo cual constará en un informe pericial en donde
se exponga detalladamente lo que se ha comprobado, fundamentando el
examen técnico y los criterios científicos y otros que sirvieron al examen, y
las conclusiones que correspondan. Sobre esto se debe examinar al perito
sobre todo de la conclusión a que arriba.

Al respecto la Corte IDH, enfatiza que el derecho a la prueba incluye no


solamente la certidumbre de que, habiendo sido decretada, se practique,
sino también de que se evalúe y que tenga incidencia lógica y jurídica,

11
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/7381930042e946a29f8bbfd49215945d/Articulo+-
Cesar+San+Martin.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=7381930042e946a29f8bbfd49215945d

 Texto de la VII Conferencia Anticorrupción organizada por la Coordinación Nacional del Sistema
Especializado en Delitos de Corrupción de Funcionarios. Ponencia dictada el 27 de septiembre de 2017
por el Doctor Cesar E. San Martín Castro en el auditorio Carlos Zavala Loayza, Lima.
41

proporcional a su importancia dentro del conjunto probatorio, en la


decisión que el juez adopte.
 
Por lo anteriormente dicho, una de las formas -y de las más graves- de
desconocer el debido proceso, atropellando los derechos de las partes,
radica precisamente en que el fallador, al sentenciar, lo haga sin fundar la
resolución que adopta en el completo y exhaustivo análisis o sin la debida
valoración del material probatorio aportado al proceso, o lo que es peor,
ignorando su existencia. En este sentido, cuando un juez omite apreciar y
evaluar pruebas que inciden de manera determinante en su decisión y
profiere resolución judicial sin tenerlas en cuenta, incurre en vía de hecho.
 
En consecuencia, se puede producir también una vía de hecho en el
momento de evaluar la prueba, si la conclusión judicial adoptada con base
en ella es contraevidente, es decir, si el juez infiere de ella hechos que,
aplicando las reglas de la lógica, la sana crítica y las normas legales
pertinentes, no podrían darse por acreditados, o si les atribuye
consecuencias ajenas a la razón, desproporcionadas o imposibles de
obtener dentro de tales postulados

7.3.2. Deber de motivación

La Corte IDH ha sostenido que “el deber de motivación es una de las


‘debidas garantías’ incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el
derecho a un debido proceso”12. “[…] Es una garantía vinculada con la
correcta administración de justicia […] que protege el derecho […] a ser
juzgados por las razones que el Derecho suministra, y otorga credibilidad
de las decisiones jurídicas en el marco de una sociedad democrática” 13.
12
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No.
182, párr. 78, y Caso Flor Freire Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2016. Serie C No. 315., párr.182.

13
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela,
supra, párr. 77 y Caso Flor Freire Vs. Ecuador, supra, párr.182. Ver también, TEDH, Caso de García
Ruiz Vs España [GC], Aplicación No. 30544/96, Sentencia de 21 de enero de 1999, párr.26.
42

“Las decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar
derechos humanos deben estar debidamente fundamentadas, pues de lo
contrario serían decisiones arbitrarias” 14.

De este modo la Corte subraya la relevancia de la motivación, a fin de


garantizar el principio de presunción de inocencia, principalmente en una
sentencia condenatoria, la cual debe expresar la suficiencia de prueba de
cargo para confirmar la hipótesis acusatoria; la observancia de las reglas
de la sana crítica en la apreciación de la prueba, incluidas aquellas que
pudieran generar duda de la responsabilidad penal; y el juicio final que
deriva de esta valoración. En su caso, debe reflejar las razones por las
que fue posible obtener convicción sobre la imputación y la
responsabilidad penal, así como la apreciación de las pruebas para
desvirtuar cualquier hipótesis de inocencia, y solo así poder confirmar o
refutar la hipótesis acusatoria. Lo anterior, permitiría desvirtuar la
presunción de inocencia y determinar la responsabilidad penal más allá de
toda duda razonable. Ante la duda, la presunción de inocencia y el
principio in dubio pro reo, operan como criterio decisorio al momento de
emitir el fallo15.

Asimismo, la Corte ha resaltado la necesidad de que “el fallo de condena


proporcione una fundamentación clara, completa y lógica en la cual,
además de realizar una descripción del contenido de los medios de
prueba, exponga su apreciación de los mismos y se indiquen las razones
por las cuales los mismos le resultaron, o no, confiables e idóneos para
14
Caso Yatama Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127, párrs. 152 y 153, y Caso Flor Freire Vs. Ecuador, supra,
párr.182. Ver también. TEDH, Caso de Hadjianastassiou Vs Grecia, Aplicación No. 12945/87. Sentencia
de 16 de diciembre de 1992, párr.33, Caso de Ivan Stoyanow Vasilew Vs. Bulgaria, Aplicación No.
7963/05. Sentencia de 4 de junio de 2013, párr. 33, y Caso Boldea Vs. Romania, Aplicación No
19997/02. Sentencia de15 de febrero de 2007, párr. 30.

15
El Tribunal Constitucional peruano ha señalado que “tanto la presunción de inocencia como el
indubio pro reo inciden sobre la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer caso, que es algo
objetivo, supone que a falta de pruebas aquella no ha quedado desvirtuada, manteniéndose incólume, y en
el segundo caso, que es algo subjetivo, supone que ha habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para
despejar la duda (la suficiencia no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y
cualidad que deben reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria”. Sentencia del Tribunal
Constitucional del Perú de 13 de octubre de 2008, expediente No. 00728-2008-PHC/TC, párr.37.
43

acreditar los elementos de la responsabilidad penal y, por lo tanto,


desvirtuar la presunción de inocencia”16.

Por su parte, el artículo 139 apartado 5 de la Constitución Política del Perú


de 1993 contempla como principio de la administración de justicia y
derechos de la función jurisdiccional, “la motivación escrita de las
resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de
mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los
fundamentos de hecho en que se sustentan”.

De igual forma, la Corte hace notar que el Nuevo Código Procesal Penal
amplía los requisitos de la motivación de las sentencias 17, así como el
Acuerdo Plenario No. 2-2005/CJ-116, exige que las pruebas sean
determinadas desde parámetros objetivos o de la sana crítica,
razonándola debidamente (supra párr. 134).

En el caso –materia de la presente demanda de Habeas Corpus- se


constata que las sentencias denunciadas carecen de una debida
motivación, porque al evaluar la prueba pericial que ha servido de
fundamento para imponerme una sentencia condenatoria, se ha hecho sin
que se evalúe y que tenga incidencia lógica y jurídica, proporcional a su
importancia dentro del conjunto probatorio, como se ha desarrollado en
detalle supra, incurriendo, los órganos jurisdiccionales denunciados, en
falta de motivación interna del razonamiento por el hecho que existe
incoherencia narrativa y porque han sustentado su decisión en una prueba
inconducente; y en deficiencias de la motivación externa., puesto que si
las premisas se sustentan en una prueba indiciaria, inviable como tal,

16
Caso Norín Catrimán y otros (Dirigentes, miembros y activista del Pueblo Indígena Mapuche)
Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de mayo de 2014. Serie C No. 279., párr. 288.

17
A su vez, el artículo 394 del Código de Procedimientos Penales señala que una sentencia deberá
contener i) la motivación clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias que se dan
por probadas o improbadas, y la valoración de la prueba que la sustenta, con indicación del razonamiento
que la justifique; ii) los fundamentos de derecho, con precisión de las razones legales, jurisprudenciales o
doctrinales que sirvan para calificar jurídicamente los hechos y sus circunstancias, y para fundar el fallo;
y iii) la parte resolutiva, con mención expresa y clara de la condena o absolución de cada uno de los
acusados por cada uno de los delitos que la acusación les haya atribuido.
44

entonces no existe justificación válida de las premisas utilizadas llegando


a una conclusión inválida.
 
Por lo anteriormente dicho, una de las formas -y de las más graves- de
desconocer el deber de motivación de las sentencias, atropellando los
derechos de las partes, radica precisamente en que el fallador, al
sentenciar, lo haga sin fundar la resolución que adopta en el completo y
exhaustivo análisis o sin la debida valoración del material probatorio
aportado al proceso, o lo que es peor, ignorando su existencia. En este
sentido, cuando un juez omite apreciar y evaluar pruebas que inciden de
manera determinante en su decisión y profiere resolución judicial sin
tenerlas en cuenta, incurre en vía de hecho.
 
En consecuencia, se puede producir también una vía de hecho en el
momento de evaluar la prueba, si la conclusión judicial adoptada con base
en ella es contraevidente, es decir, si el juez infiere de ella hechos que,
aplicando las reglas de la lógica, la sana crítica y las normas legales
pertinentes, no podrían darse por acreditados, o si les atribuye
consecuencias ajenas a la razón, desproporcionadas o imposibles de
obtener dentro de tales postulados.

En ese sentido, si bien el dictado de una sentencia condenatoria per se no


vulnera derechos fundamentales, si lo hace cuando dicha facultad se
ejerce de manera arbitraria, esto es, cuando no se motivan debidamente o
en todo caso legítimamente las decisiones adoptadas y/o no se observan
los procedimientos convencionales, constitucionales y legales establecidos
para su adopción. La arbitrariedad en tanto es irrazonable implica
inconstitucionalidad. Por tanto, toda sentencia que sea caprichosa; que
sea más bien fruto del decisionismo que de la aplicación del Derecho, que
esté más próxima a la voluntad que a la justicia o a la razón, que sus
conclusiones sean ajenas a la lógica, será obviamente una sentencia
arbitraria injusta y, por lo tanto, inconvencional.
45

Respecto de la relevancia de la motivación, la Corte IDH ya ha señalado


que “la motivación de la decisión judicial es condición de posibilidad para
garantizar el derecho de defensa”18, demuestra a las partes que éstas han
sido oídas, y, en aquellos casos en que las decisiones son recurribles, les
proporciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo
examen de la cuestión ante las instancias superiores 19.

En este mismo sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha


sostenido que un tribunal tiene la obligación de realizar un examen
adecuado de las alegaciones, argumentos y pruebas presentados por las
partes20. Asimismo, las sentencias deben exponer con suficiente claridad y
de manera adecuada las razones a partir de las cuales toman sus
decisiones, en reflejo de un principio relativo a la correcta administración
de justicia y para permitir que la determinación sea susceptible de una
revisión posterior por un Tribunal de alzada 21. Asimismo, el Comité de
Derechos Humanos ha señalado que, respecto a la eficacia de un recurso
de apelación en cuanto al fondo requeriría necesariamente un fallo por
escrito, a fin de no eliminar la posibilidad de presentar un recurso ulterior 22.

En vista de todo lo anterior, podemos apreciar que se ha violado el


principio de presunción de inocencia lo cual además quedó evidenciado
con la falta de motivación de las decisiones judiciales denunciadas,
vulnerando la obtención de un fallo debidamente razonado, el cual
garantizara la posibilidad de una adecuada impugnación. Por tanto, se han

18
Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007, Serie C, No.170, párr. 118.

19
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs.
Venezuela, supra, párr 78, y Caso J. Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de noviembre de 2013. Serie C No. 275, párr. 270.

20
Cfr. TEDH, Caso Boldea Vs. Rumania, Aplicación No. 1997/02. Sentencia de 15 de febrero de
2007, párr. 28.

21
Cfr. TEDH, Caso de Hadjianastassiou Vs Grecia, supra, párr. 33.

22
Cfr. ONU. Comité de Derechos Humanos, Caso Hamilton Vs. Jamaica, Comunicación No.
333/1988, CCPR/C/50/D/333/1988, 23 de marzo de 1994, párr. 8.3 y 9.1.
46

violado los artículos 8.1 y 8.2 de la Convención Americana, en perjuicio de


mi persona.

7.3.3. Debido Proceso

Los artículos 10 y 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y


el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
consagran el derecho al debido proceso legal al desarrollar los principios
de igualdad, presunción de inocencia, legalidad, doble instancia e
independencia e imparcialidad judicial.

La Convención Americana de Derechos Humanos, contempla en los


artículos 8 y 25 el derecho al debido proceso legal en el sentido de
establecer las garantías judiciales propias de este derecho y los principios
de la protección judicial. Al igual que en la Declaración Universal de
Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, se consagran el derecho a ser oído, la presunción de inocencia,
el principio de legalidad, y la independencia e imparcialidad judicial, y
además el derecho de defensa, el derecho a recurrir el fallo ante juez o
tribunal superior, el principio de non bis in ídem.

En virtud de lo anterior la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha


definido el debido proceso como “el conjunto de requisitos que deben
observarse en las instancias procesales, a efectos de que las personas
estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante
cualquier acto del Estado que pueda afectarlos, adoptado por cualquier
autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial” ( Sentencia del 25
de noviembre de 2013- Caso de la Familia Pacheco Tineo Vs. Estado Plurinacional
de Bolivia).
 
En estos términos, la Corte dispuso que el debido proceso es aplicable a
todos los procedimientos que signifiquen la toma de decisiones que
afecten los derechos de las personas vinculadas al mismo, por lo que
47

consideró que en virtud del mismo deben observarse determinadas


garantías mínimas.
 
Conforme a lo anterior, toda persona sujeta a un juicio de cualquier
naturaleza ante un órgano del Estado deberá contar con la garantía de
que dicho órgano sea imparcial y actúe conforme con el procedimiento
legalmente previsto para el conocimiento y la resolución del caso que se le
somete. (Corte IDH: Sentencia del 2 de julio de 2004 (Caso Herrera Ulloa contra Costa Rica)
 
En este sentido, diversas opiniones consultivas de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, se han referido a la importancia y el alcance del
debido proceso, dentro de las cuales cabe destacar la OC-11 del 10 de
agosto de 1990

“23. La protección de la Ley la constituyen, básicamente, los recursos que ésta


dispone para la protección de los derechos garantizados por la Convención, los
cuales, a la luz de la obligación positiva que el artículo 1.1 contempla para los
Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas
las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público,
de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno
ejercicio de los derecho humanos.
 
24. Ese deber de organizar el aparato gubernamental y de crear las estructuras
necesarias para la garantía de los derechos está relacionado, en lo que a
asistencia legal se refiere, con lo dispuesto en el artículo 8 de la Convención.
Este artículo distingue entre acusación (es) penal(es) y procedimientos de orden
civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. Aun cuando ordena que toda
persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías (…) por un juez o
tribunal en ambas circunstancias, estipula adicionalmente, en los casos de
delitos, unas garantías mínimas. El concepto del debido proceso en casos
penales incluye, entonces, por lo menos, esas garantías mínimas. Al
denominarlas mínimas la Convención presume que, en circunstancias
específicas, otras garantías adicionales pueden ser necesarias si se trata de un
debido proceso legal”.
 

Concretamente en materia penal, se ha reconocido que en caso de la


comisión de una conducta punible es deber del Estado realizar una
investigación seria, imparcial sujeta a las exigencias del debido proceso
48

para esclarecer los hechos Corte IDH: Sentencia del 8 de julio de 2004
(caso Gómez Paquiyauri contra Perú)

Los defectos del análisis probatorio, la ausencia total del mismo y la falta
de relación entre lo probado y lo decidido, vulneran de manera ostensible
el debido proceso y constituyen irregularidades de tal magnitud que
representan vías de hecho.
 
En este sentido, las anomalías que desconozcan de manera grave e
ilegítima el derecho a la prueba, constituyen un defecto fáctico que, al
vulnerar derechos fundamentales, pueden contrarrestarse a través de la
acción de habeas corpus.  Al respecto dice el TC

De acuerdo a lo establecido en el artículo 4° del Código Procesal Constitucional,


el hábeas corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma
manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva. En ese sentido,
debe entenderse que el proceso de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en
abstracto el derecho al debido proceso, en su componente del derecho a la
prueba, como manifestación de la tutela procesal efectiva, sino que la "supuesta"
violación de este derecho tiene que producir efectos lesivos en la libertad
personal para que se pueda aplicar lo establecido en este precepto normativo.

Se parte de la base de que el juez es libre para apreciar y otorgar un valor


a las pruebas que obran dentro del proceso, pero es claro también que
por vía de tutela se puede reparar -ante situaciones abiertamente
contrarias a las reglas constitucionales, al debido proceso y a la ley- la
lesión sufrida por la parte afectada que carece de otro medio de defensa
judicial o que afronta la inminencia de un perjuicio irremediable.
 
Es posible entonces interponer una acción de habeas corpus cuando no
hay ningún examen probatorio, o cuando se ignoran algunas de las
pruebas aportadas, o cuando se niega a una de las partes el derecho a la
prueba, o también cuando, dentro del expediente, existen elementos de
juicio que con claridad conducen a determinada conclusión, eludida por el
juez con manifiesto error o descuido.
 
49

Los defectos que dan lugar a una vía de hecho, como lo es el defecto
fáctico, habilita la procedencia de la acción de habeas corpus contra
resoluciones judiciales de naturaleza penal, se configura cuando existen
fallas sustanciales en la decisión de la autoridad competente, atribuibles a
la actividad probatoria, que comprende el decretarlas, practicarlas y
valorarlas. Dichas deficiencias, en efecto, pueden producirse como
consecuencia de: (i) la falta de decreto y práctica de pruebas conducentes
a la solución del caso, (ii) la errada valoración de las pruebas allegadas al
proceso, esto es, una interpretación errónea de las mismas y (iii) la
valoración de pruebas que son nulas de pleno derecho o totalmente
inconducentes, es decir, ineptitud o ilegalidad de la prueba. En todo caso,
para que la acción proceda por defecto fáctico, el error en el juicio
valorativo de las pruebas debe ser ostensible, flagrante y manifiesto, con
incidencia directa en la decisión que se cuestiona.

En ese orden la Corte IDH, recuerda que el sistema jurídico peruano,


regula en el artículo 394° del CPP los requisitos de una sentencia, la
misma que deberá contener: 3. La motivación clara, lógica y completa de
cada uno de los hechos y circunstancias que se dan por probadas o
improbadas, y la valoración de la prueba que la sustenta, con indicación
del razonamiento que la justifique.

En el caso que nos ocupa, es claro que un parte de grafotecnia


conteniendo una opinión (según su propio autor) y el examen o
interrogatorio del perito que lo elaboró y que no llega a ninguna
conclusión, puede en forma alguna constituir un indicio que integre una
prueba indiciaria o prueba indirecta.

Siendo así, las sentencias bajo comentario no han valorado debidamente


este contexto, otorgándole al Parte Policial y a la prueba personal una
interpretación contradictoria y forzada distinta a lo que contienen los
mismos.
50

Debe quedar plenamente establecido que si bien el juzgador constitucional


no puede invadir el ámbito de lo que es propio y exclusivo del juez
ordinario, en los términos que aquí se exponen, dicha premisa tiene como
única y obligada excepción la tutela de los derechos fundamentales, pues
es evidente que allí donde el ejercicio de una atribución exclusiva vulnera
o amenaza un derecho reconocido por la Constitución, se tiene —porque
el ordenamiento lo justifica— la posibilidad de reclamar protección
especializada en tanto ese es el propósito por el que se legitima el
proceso constitucional dentro del Estado constitucional de Derecho (Cfr.
Expedientes N.°s 0174-2006-HC/TC; 088-2007-HC/TC; 5157-2007-HC/TC; 2245-2008-HC/TC,

entre otros).

 VIII. DOCUMENTALES:

Estoy presentando, en copias simples, las siguientes piezas procesales:

a) Resolución N° 29, que contiene la Sentencia de fecha 15 de agosto


del 2,016 expedida por el Juez del Tercer Juzgado Penal
Unipersonal Transitorio De La Corte Superior del Santa, mediante la
cual me condena a tres años y cuatro meses de pena privativa de
libertad suspendida en su ejecución por el periodo de prueba de tres
años bajo reglas de conducta, 120 días multa, por la suma total de S/
15,000.00 y el pago de S/ 90,000.00 por concepto de reparación civil,
por la presunta comisión de los delitos de defraudación modalidad
estelionato (art. 197° numeral 4 del Código Penal), contra la fe pública,
en la modalidad de uso de documento privado falso (art. 427, segundo
párrafo del Código Penal) en agravio de Justy Jibinny Caballero Araujo,
Leonor Caballero Vargas y Darwin Grimaldo Medina Alarcón, por derivarse de
un proceso judicial-penal irregular.

b) Resolución N° 44, que contiene la Sentencia de Vista de fecha 31


de mayo del 2,017, expedida por la Primera Sala Penal de Apelaciones
51

de la Corte Superior de Justicia del Santa, mediante la cual se confirmó


la sentencia supra indicada, apelada.

POR TODO LO EXPUESTO:

Solícito a usted señor Juez se sirva ADMITIR a trámite la presente demanda y


en su oportunidad, la DECLARE FUNDADA, conforme a nuestra Constitución
y a la Corte IDH.

PRIMER OTROSÍ DIGO: De conformidad con el inciso 14 del artículo 139° de


la Constitución Política del Perú, en ejercicio del derecho de defensa, acredito
al Letrado que autoriza para que patrocine el presente Hábeas Corpus.

SEGUNDO OTROSÍ DIGO: Solicito se sirva oficiar a la Primera Sala Penal de


Revisiones de la Corte Superior de Justicia del Santa, a efectos de que
remitan copias certificadas de las sentencias de primera y segunda instancia
y de las demás piezas procesales emitidas en el EXPEDIENTE Nº 00650-
2014-7 -2501 – JR – PE – 02 , si es que la presente judicatura lo considera
necesario.

TERCER OTROSÍ DIGO: Adjunto copias suficientes de la presente demanda


de Habeas Corpus para notificar a los magistrados emisores de las
sentencias cuestionadas, así como al Procurador Público del Poder Judicial.

Trujillo, 09 de Octubre del 2,018

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